Está en la página 1de 132

Las Siete Verdades Clave

Principios Fundamentales para


la Iglesia del Nuevo Testamento
por los hermanos Glenn y Robert Ewing

Este trabajo es propiedad de Grace New Testament Ministries, cuya misión incluye la publicación
y distribución de los escritos y enseñanzas del hermano Robert Ewing y otros que tienen el deseo
de ver la restauración de la Iglesia de acuerdo al modelo del Nuevo Testamento. Todas las
regalías obtenidas a través de la venta de este libro serán usadas para cumplir esta misión.

Todas las citas de la Biblia, a menos que se indique de otra manera, son tomadas de la Versión
Reina Valera 1960.

Se concede permiso para reproducir breves citas o partes de este libro sin el permiso previo de
la Fundación mientras que el contenido permanezca inalterado y el título y el nombre del autor
sean mencionados. Los derechos para la publicación de este libro en otros idiomas son
contratados por Grace New Testament Ministries.
TESTIMONIOS

“Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres…” (1
Corintios 4:15). El hermano Robert Ewing fue más que un maestro de la Palabra para mí; él fue
a quien Dios usó para darle forma a mi caminar espiritual. Había sido creyente por más de 17
años antes de conocer al hermano Robert, y tenía un deseo de servir a Dios, pero también estaba
muy arraigado en el legalismo. Mi legalismo hizo que fuera muy cauteloso con el hermano Robert
la primera vez que lo conocí. (La gracia y el legalismo son como aceite y agua.) Aunque él
reconoció la batalla espiritual dentro de mí, continuó orando por mí durante un año completo
hasta que nos volvimos a ver. Para ese tiempo, el Señor había hecho una obra en mi corazón
que me preparó para escuchar las cosas que el Señor le había enseñado al hermano Robert.
Después de varias horas de escuchar al hermano Robert exponer acerca de la Palabra, el
legalismo que yo cuidadosamente había construido por muchos años comenzó a desmoronarse
mientras una mayor revelación de la gracia de Dios comenzó a iluminar mi corazón. Ese primer
estudio bíblico se transformó en un estudio que duró seis días, diez horas al día.
Durante ese tiempo la presencia de Dios era tan fuerte que yo sentí como si nunca antes
hubiera entendido la Biblia. Mientras tomaba notas meticulosamente durante esos seis días, el
hermano Robert nunca necesitó referirse a alguna nota escrita, sino que enseñaba
directamente de la Biblia.
Ese fue el comienzo de mi relación con el hermano Robert. Los siguientes ocho años lo
visité en Texas o él me visitó en Canadá o mientras le acompañaba en varios viajes a Europa,
mi caminar con Cristo se profundizó. Lo que tuvo un impacto aún mayor para mí que sus
enseñanzas fue observar su consistente y total devoción con el Señor. Nunca había conocido a
alguien tan totalmente comprometido con Cristo antes de ese momento. Dios lo usó para
nutrirme y guiarme espiritualmente. Él verdaderamente tenía una unción apostólica y sabía
cómo ser un padre espiritual.
Howard Katz
Open Door Church London, Ontario, Canada

Las 7 Verdades Clave no son algo que venga por fuera de la Palabra de Dios, sino son
siete verdades bíblicas principales. Como iglesia hemos sido bendecidos al aplicarlas tanto en
nuestra vida personal como en la vida de la iglesia. Es maravilloso experimentar como esas
enseñanzas nos ayudan a entender lo que leemos cuando abrimos la Biblia y también nos
capacitan para encontrar respuestas a cualquier problema personal.
Daniel Moser
Neutestamentliche Gemeinde Bern Berne, Switzerland

Tuve el privilegio de conocer al hermano Robert en 1971, y Dios tuvo la gracia de


permitirme tener un compañerismo muy cercano con él. Durante los últimos cinco años de su
vida estudiamos juntos la Biblia diariamente. Puedo testificar verdaderamente que el ejemplo
del hermano Robert era de un verdadero amor sacrificial por otros en mansedumbre y humildad.
Ese fue siempre el más grande y maravilloso de todos sus dones y talentos. En mi opinión
personal, esa es la razón por la que el Señor le abrió tantas puertas alrededor del mundo y
también la razón por la que Dios le concedió tanta gracia para entender el verdadero significado
de las Escrituras a profundidad.
Aunque siempre afirmó que él no entendía todo, si recibió, a través de la verdadera
revelación del Espíritu Santo, claves para ayudar a resolver los conflictos que vienen de las
diferentes interpretaciones equivocadas de la verdad que han dividido el cuerpo de Cristo por
tantos años. Estoy plenamente convencido que al examinar y recibir estas 7 Verdades Clave con
sinceridad de corazón poniendo a un lado toda idea preconcebida, abrirán continuamente
nuestro entendimiento para poder ser capaces de edificar una sana doctrina y aprender como
trazar correctamente la Palabra de Dios.
Eleazar Mendoza
Living Word Church, Irving, TX

Durante mis primeros años como cristiano, tuve grandes luchas con la inseguridad
concerniente a mi salvación. Parecía que Satanás usaba ciertos pasajes que hacían que dudara.
Después de que los hermanos Robert y Glenn Ewing me compartieron acerca de esto por algún
tiempo, Dios me ayudó a ver que los pasajes difíciles en la Biblia estaban, casi sin excepción,
hablando acerca de la santificación y no de la justificación. El darme cuenta de esto me liberó y
he sido libre de esas batallas desde entonces. Como el hermano Robert decía, “la justificación
y la santificación son como los dos rieles en los que corre un tren. Cuando tienes ambas, hay
REPOSO.” Y yo concuerdo completamente.
Richard K. Tison
Pastoreó en Hampton, Virginia.
Hoy en día sirve al Cuerpo de Cristo en Berna, Suiza y otros países.
PREFACIO
Como Albacea del testamento del hermano Robert Ewing, me han pedido que escriba el prefacio
para esta nueva edición de las Siete Verdades Clave por el hermano Robert Ewing, revisada y
editada por Eleazar Mendoza y equipo.
Tocaré varios asuntos que sentimos que es sabio aclarar para los lectores y estudiantes de las
valiosas enseñanzas adjuntas. Fue el deseo del hermano Robert que estas verdades, que
comprendían el núcleo de su edificación de la iglesia y la cimentación del ministerio, fueran
puestas disponibles para todos aquellos que tienen hambre de un caminar más cercano con
Jesucristo.
Para aquellos que observaron de cerca la manera de vivir del hermano Robert, era evidente que
no eran simplemente enseñanzas sino revelaciones inspiradas de la Palabra de Dios que el
hermano Robert estudiaba en oración las cuales, por medio de la aplicación práctica, habían
llegado a ser parte de su vida y ministerio.
Él enseñó que estas verdades nunca deberían ser vistas como “un fin” por sí mismas, o como
un sustituto de cualquier parte de la Biblia, sino simplemente como claves dadas para abrir un
entendimiento más claro de las Escrituras.
Él enseñó que si los tres principios cardinales de:
1.- El amor de Dios el Padre, que cubre multitud de pecados, nos guía al arrepentimiento y nos
capacita para evitar la condenación en nuestras relaciones,
2.- El Señorío de Cristo, que produce mansedumbre y humildad y nos libra de la tendencia de
enseñorearnos del rebaño, mientras mantenemos una actitud de siervos y,
3.- La Obra Eficaz del Espíritu Santo, Quien nos lleva a toda verdad y nos guía en nuestro diario
caminar y llamado,
Estuvieran operando en nosotros y en nuestras iglesias locales, seríamos exitosos y
continuaríamos creciendo en la Gracia de Dios.
¿Quién es al que el autor y aquellos que trabajaron en esta edición revisada buscan glorificar?
El Señor Jesucristo. Colosenses 1:18b “…para que en todo tenga la preeminencia.”
¿Y quién es responsable de la publicación de esta edición revisada?
El hermano Robert personalmente comisionó a Howard Katz, Eleazar Mendoza y Brad Kenyon
para trabajar juntos como un equipo, para ver que este material y otros libros sean revisados
según se necesita, traducidos, publicados y distribuidos. Este trabajo es hecho en obediencia a
la visión y comisión.
El cumplimiento de esta comisión continúa con la publicación del periódico “El Consejero de la
Gracia del Nuevo Testamento”, el trabajo conjunto de un equipo internacional de ministros
proveyendo compañerismo y la manera de rendir cuentas para iglesias locales en muchos
países, y la publicación de esta y otras compilaciones del trabajo del hermano Robert Ewing.
¿Cuál fue la motivación para la revisión del libro Las Siete Verdades Claves, y qué ha sido
añadido?
Ya que este material ha sido previamente publicado de una manera limitada y en diferentes
formas, era claro que se necesitaba una revisión a fondo con propósitos de legibilidad y claridad.
Hemos hecho todos los esfuerzos para mantener la intención original del autor, y lo hemos
logrado a través de mucha oración, investigando los archivos del hermano Robert y consultando
ministerios que estaban familiarizados con la vida del hermano Robert y con sus enseñanzas.
Esta edición revisada será la base de la traducción a otros lenguajes, a medida que Dios provea
los medios.
Tres enseñanzas del hermano Robert han sido agregadas a esta edición: “Redención”,
“Versículos Ubicados Correctamente” y “Doce Visitas de Cristo al Templo mostrando la
Estructura del Alma.”
¿Cuándo fue publicada originalmente esta obra?
Como se mencionó anteriormente, estas verdades han sido publicadas de diferentes formas los
últimos 30 años, más recientemente como una versión de bolsillo en 2000. Ya que Dios
continuó revelando y aclarando estas verdades al hermano Robert a través de los años, era
apropiado incorporar algunas de estas interpretaciones posteriores.
¿A dónde deseaba el hermano Robert que estas verdades fueran dirigidas?
A todos los creyentes e iglesias locales interesadas en aprender y experimentar más de la fe y
la práctica de las doctrinas del Nuevo Testamento y su aplicación práctica en nuestras vidas y
en nuestras familias hoy en día.
¿Cómo continuará el trabajo de publicación de las enseñanzas y escritos del hermano Robert
Ewing?
Este trabajo continuará por fe, como el Señor provea los medios (Filipenses 4:19).
Estas palabras son enviadas con el deseo de que edifiquen el cuerpo de Cristo y continúe
llevando fruto “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios…” (Ef. 4:13) para la gloria de nuestro Señor Jesucristo hasta que Él regrese por Su esposa.

Brad Kenyon
Atlanta, Ga.
Primavera de 2006

Si quisieras saber más acerca de este ministerio o recibir el Consejero de la Gracia del Nuevo
Testamento vía e-mail o correo, por favor contáctenos a: eleazarml@hotmail.com
ACERCA DEL AUTOR
Robert C. Ewing
1926-2001
El hermano Robert nació en Waco, Texas, el 4 de febrero de 1926 en una familia de
extracción Presbiteriana. Su padre, el hermano Glenn Ewing, había recibido la visión del orden
divino en las reuniones en el Antiguo Campamento Metodista que se llevaba a cabo anualmente
en Waco; después, recibió el bautismo en el Espíritu Santo en septiembre de 1929. En 1943,
Glenn aceptó el pastoreo de una iglesia tan pequeña que a veces predicaba solamente a las
bancas vacías. Sin embargo, permaneció fiel a la visión, predicando acerca del bautismo en el
Espíritu Santo y sanidad divina.
El hermano Robert experimentó salvación a los cinco años de edad y recibió la llenura
del Espíritu Santo en su octavo cumpleaños. Cuando la mayoría de los niños de su edad
preferían estar afuera jugando, el hermano Robert pasaba horas leyendo primero historias de la
Biblia, después la Biblia misma.
Durante su niñez y juventud, tuvo muchas experiencias humillantes debido a su
tartamudez. Cuando tenía 18 años, el decano de la universidad donde estaba estudiando le dijo,
“¡No sería predicador si yo fuera tú!”; el hermano Robert le contestó, “Gracias, tampoco sería
predicador si fuera por mí. Pero las cosas que son imposibles para los hombres son posibles
para Dios. Él hará un camino donde no lo hay.”
Durante esos días, ni siquiera las iglesias del “evangelio completo” creían en los
ministerios del apóstol o profeta. Tampoco creían en el don sobrenatural de la profecía. Creían
que la profecía era simplemente un sermón ungido. Pero Dios le había revelado al hermano
Robert que este don aún estaba en operación, por lo tanto, él lo buscó en oración por dos años,
hasta que el Señor en Su gracia se lo dio. Entonces, algo sorprendente sucedió. Antes de que
comenzara a profetizar, él no podía hablar sin tartamudear, pero cada vez que el Espíritu le daba
una profecía, él podía hablar con gran facilidad y calma.
Dios también le mostró que los ministerios del apóstol y profeta aún son necesarios para
el establecimiento del fundamento de la iglesia. Esto fue confirmado en 1946 cuando el
hermano Anderson Jardine, un obispo anglicano a quien Dios había llamado al ministerio
apostólico visitó la iglesia de su padre. Entre muchas otras señales que Dios llevó a cabo para
confirmar Su palabra a través del apóstol, el Espíritu habló una profecía diciendo, “Hay un
tartamudo entre ustedes. Tengo un trabajo para que él haga…pero primero debo sanarlo. Y lo
sanaré ahora si viene al frente y los ancianos imponen sus manos sobre él.” El hermano Robert
pasó y desde entonces nunca más tartamudeó.
El obispo Jardine tuvo la visión de edificar la iglesia de acuerdo al orden0.
divino. A través de sus enseñanzas se llevaron a cabo muchos cambios en la iglesia
local. El nombre de la iglesia fue cambiado a Iglesia del Evangelio de la Gracia, y comenzaron a
predicar que Jesús salva, sana, bautiza con el Espíritu Santo y viene pronto. Dios usó esta iglesia
local para extender la visión del modelo de la Iglesia Neotestamentaria en muchos lugares del
mundo.
Ese mismo año, el hermano Robert fue llamado por medio de la profecía al ministerio
profético. Dios permitió que él viera el cumplimiento de muchas profecías predictivas,
incluyendo algunas en circunstancias que parecían imposibles, porque cuando la profecía viene
de Dios tiene poder creativo.
El Señor trajo muchos jóvenes de todas direcciones para ser entrenados bajo el
ministerio del Hermano Glenn y muchos fueron enviados a campos misioneros para traer la
cosecha, llevando con ellos el mensaje de la gracia de Dios y la visión del modelo para la Iglesia
Neotestamentaria.
Ya que la lista de los ministros entrenados bajo él sería bastante larga, aquí están
mencionados solo algunos de ellos. Philip Stanley se fue a Japón por más de 20 años y después
entró en un ministerio profético internacional. Ray Jennings ministró con gran éxito como
evangelista en India y Paquistán. Bobby Martz trabajó en Haití y en las Filipinas. Wayne Crooke
se fue a Indonesia, Hong Kong y Taiwán. Earl Kellum y Daniel Brymer se fueron a México.
Por 22 años, la iglesia local publicó un periódico llamado “El Consejero de la Gracia de
Texas” en el cual las enseñanzas de los hermanos Glenn y Robert Ewing fueron publicadas,
revelando el orden divino para la iglesia; pero antes de que el hermano Robert se fuera para
estar con el Señor, él retomó la idea de su padre y reinició la publicación de artículos y
enseñanzas a través de lo que ahora se llama “El Consejero de la Gracia del Nuevo Testamento.”
También, se comenzaron dos reuniones anuales en los mismos terrenos del antiguo
Campamento de Santidad Metodista, cuyo nombre fue cambiado a Campamentos del Evangelio
de la Gracia.
Glenn Ewing fue conocido como un ejemplo de un ministerio apostólico maduro por el
evangelio que él predicó y por la gracia en la cual vivió, por su paciencia y su pasión al entrenar
y enviar misioneros, también por las señales del poder de Dios en su vida.
Después de muchos años de colaborar en la iglesia local, Dios también llamó al hermano
Robert a un ministerio apostólico para levantar nuevas obras en los Estados Unidos, México y
Canadá.
Muchas de estas iglesias continúan sirviendo de acuerdo al modelo mostrado en la
iglesia Antioquía, levantando y enviando ministros consagrados para el campo misionero, como
lo aprendió de “papá” Ewing, quien siempre animó a los jóvenes a ir a los campos blancos para
la cosecha tan pronto como pudieran ministrar, y testificar de la gracia completa de Dios en
Cristo Jesús. Nunca trató de conservarlos para su iglesia local.
Dios ha contestado sus oraciones y actualmente estamos viendo iglesia del tipo Neo
testamentario levantadas en Europa, incluyendo los países anteriormente comunistas. Por
muchos años, aún antes de la caída del Muro de Berlín, el hermano Robert visitó a los creyentes
en las iglesias clandestinas, llevando Biblias y enseñándoles los caminos del Señor. Después de
la caída del Muro, Dios continuó abriendo puertas, no solamente en países ex comunistas, sino
también en la Comunidad Europea y en el norte de África.
En 1966, Dios dijo que Él iba a visitar a los jóvenes de una manera especial y guio al
hermano Robert a publicar “Compañerismo en el Campus”, una revista dedicada a los
estudiantes, que primeramente fue publicada seis meses antes del inicio del movimiento
conocido como la “Revolución de Jesús.” Dios alcanzó muchos estudiantes universitarios por
medio de la revista. Fue una manera importante de extender las muchas revelaciones que el
Señor le dio concerniente al orden divino y las Siete Verdades Clave. Después de la muerte de
su padre en 1979, el hermano Robert se encargó de las reuniones del campamento, además
de viajar a muchos países del mundo ministrando iglesias y pastores. Su ministerio apostólico
fue reconocido por muchas iglesias no solo en los Estados Unidos, Canadá y México, sino
también en Europa, África, Asia y Centroamérica.
El Señor llamó al hermano Robert C. Ewing a Su presencia el 12 de septiembre de 2001,
un día después del ataque a las Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York. En medio de la
terrible confusión de esos días, el hermano Robert se fue a su hogar celestial de la misma
manera en que vivió, con paz y reposo en su corazón, siempre confiando en la Providencia Divina
y deseando ser parte de la Esposa del Cordero, la Iglesia del Nuevo Testamento, gloriosa y sin
mancha ni arruga.
Su vida fue un ejemplo en todos los sentidos. Él amó a Dios sobre todas las cosas.
También amó a las personas con todo su corazón. Nada brindaba mayor pasión a su corazón
que compartir a Jesús con un niño en la calle o con algún adulto que encontrara en sus muchos
viajes. Amaba a las personas y los mostró de miles de maneras. Para él no existían divisiones
por razones de cultura o denominación.
Las Siete Verdades Clave comprender el modelo principal que fue revelado al hermano
Robert el cual permitiría a un cristiano abrir y entender las Escrituras sin caer en aparentes
1

contradicciones (2 Ti. 2:15), y edificar iglesias con un fundamento sólido probado “hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios.” (Ef. 4:13). Oramos que
el Espíritu Santo les unja para recibirlas y disfrutarlas con muchos más que, con un corazón
sincero, las están aprendiendo y practicando por todo el mundo. También oramos que estas
verdades traigan un continuo avivamiento para sus vidas e iglesias como lo hace con otros. Que
esto continúe hasta que seamos “arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tes 4:17)

(1( Algunos artículos escritos por el padre del hermano Robert Ewing, Glenn Ewing, se incluyen en este volumen, y
están identificados con su nombre. Todos los demás artículos fueron escritos por el hermano Robert Ewing.
INTRODUCCIÓN
Un joven hermano de la iglesia local en Waco, Texas, se la pasaba pidiéndole a Dios que
le diera entendimiento acerca de lo que debería estudiar. Se había dado cuenta que muchos
cristianos se “especializaban” en verdades menores, perdiéndose así el efecto de la mayoría de
la Palabra de Dios.
Un domingo por la noche, después de orar cerca del altar, el Espíritu Santo habló estas
palabras a su oído bastante fuerte: “Hay siete verdades claves; y cuando una persona o una
iglesia las entienda y se apropie de éstas, podrán ir a cualquier lugar y enfrentar cualquier
emergencia y Yo les daré la victoria. Una de estas verdades es el significado del Tabernáculo;
otra es el entendimiento del espíritu y del alma. Casi al mismo tiempo que el hombre estaba
dividiendo el átomo, Yo le estaba enseñando al grupo aquí como dividir el espíritu del alma. Así
como lo primero es tan importante para el progreso material del hombre, el entendimiento y la
aplicación de lo otro es igualmente importante para su progreso espiritual”.
Muy contento, este hermano se levantó muy determinado, como María, a no mencionar
estas cosas a nadie, sino únicamente reflexionarlas en su corazón. Diez minutos después,
mientras hablaba en el pórtico delantero con algunos nuevos convertidos, otro hermano joven,
con su rostro radiante, lo interrumpió y dijo, “Dios me acaba de mostrar que Él tiene siete
verdades clave. Si alguno las entiende, podría abrir la Biblia en cualquier lugar y explicar
apropiadamente su significado. ¡Una de éstas son las Verdades del Tabernáculo; otra es las
Verdades de Espíritu y Alma!”. Ahora, el milagro de esto era que, en el mensaje del pastor no se
dijo ni una palabra que pudiera hacer pensar a alguien una cosa semejante.
Fue mucho como para que el primer hermano se quedara en silencio. Y ya que yo soy el
primer hermano, estoy dándole a usted una explicación adicional. No podemos hacerles justicia
a estas siete verdades con solo mencionarlas. También cada una de ellas está dividida en siete
partes. La Siete Verdades Clave que Dios nos reveló son las siguientes:
1.- Las Verdades del Orden Divino (Tabernáculo) – Muestran un panorama de cómo Cristo
mismo vino a cumplir toda la Ley y los Profetas en el Orden Divino. Estas verdades establecen
un modelo (de justicia) para el individuo y para la iglesia como un todo.
2.- El Mensaje del Reposo – El Reposo en Fe trata acerca de apropiarse de las muchas
promesas mientras descansamos en fe (Heb. 4:1).
3.- Las Verdades Vencedoras – Estas son vistas en el modelo de la Vida de Cristo. Uno
de los enfoques de estas se ve en “Los Siete Llamados del Espíritu” en la vida de Cristo.
4.- El Mensaje del Calvario – Los siete beneficios del Calvario están basados en los siete
sufrimientos de Cristo profetizados en Isaías capítulo 53, así mismo se ven en el Salmo 103:3-
6.
5.- El Mensaje del Dominio – Así como un policía tiene dominio legal sobre su prisionero,
así es este mensaje (Gn. 1:26). Vemos autoridad en su placa, pero tiene que imponerla con su
macana – una es a través de la autoridad, la otra a través de la capacidad.
6.- La Salvación Triple – Para el ser humano, muestra tres áreas.
A. Justificación (una salvación en tiempo pasado que aconteció debido al nuevo
nacimiento) nos liberó de la pena eterna del pecado (infierno).
B. Santificación (una salvación mayormente para el tiempo presente, y trata con el
compañerismo con Dios) nos libra del poder del pecado diariamente.
C. Glorificación (“ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando
creímos.” Rom. 13:11) nos librará de la presencia del pecado (2 Co. 1:10).
De la misma manera que al Lugar Santísimo del Tabernáculo solamente podía entrar el
Sumo Sacerdote, el espíritu del hombre es el Lugar Santísimo y solo puede ser ocupado por
Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. El espíritu de un incrédulo permanece vacío; y cuando él siente
ese vacío, busca en vano llenarlo con placeres. Cuando este vacío es verdaderamente llenado
por Cristo en el creyente, el espíritu es como “el fundamento que permanece seguro”, este es
Cristo en el hombre interior que es nacido de Dios y no puede pecar (1 Co. 3:11 y 1 Jn. 3:9).
El alma, a diferencia del espíritu, puede pecar y es como el primer lugar a donde se
entraba en el Tabernáculo, el Lugar Santo. En este lugar se requería realizar una labor diaria –
un trabajo de “renovación”. Nuestra alma es como ese Lugar Santo, que contenía tres muebles,
que son, la mesa donde se ponían los panes, el candelero para la luz, y el altar del incienso para
el incienso. El intelecto en el alma corresponde al Pan de Dios, la voluntad propia es para
alumbrar, la luz, y nuestras emociones son las que deben emanar hacia Dios como el dulce
incienso de adoración desde nuestro corazón. Mantenga en mente que el alma es un ser
emocional, social y mental.
Mientras que el espíritu es consciente de Dios, el alma, por naturaleza, es consciente de
sí misma o egocéntrica. Ya que somos hechos a la imagen de Dios y asimismo todos formamos
parte de la familia humana, el alma es también sociable y “consciente de otros,” pero siempre
en relación a uno mismo. Esto es visto en como Adán anheló una “ayuda idónea para él”, y
muestra que tan importante son las relaciones correctas para el alma. La Santificación también
la hace consciente de Dios, conformándola diariamente a la perfección de Cristo. El cuerpo es
consciente del mundo, es el tabernáculo que alberga al espíritu y al alma (2 Pe. 1:14).
Cuando una persona entiende la salvación triple; el pasado, el presente, y el futuro de la
salvación, entonces entenderá lo que de otra manera parecieran contradicciones. Por ejemplo,
1 Juan dice que “seremos semejantes a él” (3:2). Después, debajo de eso, y permeándose a
través del resto del capítulo, muestra que estamos siendo hechos como Él (3:2b-3). Luego, en
4:17, Dios ya nos considera ser como Él. Esto es así porque “como él es, así somos nosotros en
este mundo.” Primeramente, habla de la futura glorificación de nuestro cuerpo; el siguiente con
la santificación de nuestra alma; y el último con nuestro espíritu renacido, la justificación. Mucho
más podría ser agregado aquí, pero por el bien del tema presente continuaremos con la
siguiente verdad.
7.- Verdades de las Dispensaciones – El panorama general del tiempo y sus profecías
cumplidas. Estas verdades reflejan la revelación progresiva de Dios mismo para con la
humanidad.
Siguiendo la guía del Espíritu, una tarde fue utilizada para dividir cada una de las
Epístolas de Pablo a las iglesias y se descubrió que esas “Siete Verdades Clave” estaban
contenidas en cada Epístola. Por lo que deben ser importantes. Si es por medio del evangelio
de Pablo que seremos juzgados y establecidos (Rom. 2:16), es entonces el Espíritu quien
debería vivificar esas verdades en nosotros. Necesitamos estudiarlas y buscar la revelación del
Espíritu acerca de ellas, de la misma manera que lo haría un estudiante antes de su examen
final en la universidad.
La primera verdad clave, el Orden Divino (visto en el Tabernáculo), entendido y aplicado,
nos coloca en Su Voluntad. La segunda, el Reposo, prueba que estamos en Su Voluntad. La
tercera, las Verdades Vencedoras, nos dan la protección de Su Voluntad. La cuarta, el Calvario,
nos da la paz de Su Voluntad. La quinta, el Dominio, nos da el poder de Su Voluntad. La sexta,
la Salvación triple, nos muestra el propósito triple de Su voluntad. La séptima, las
Dispensaciones, nos revela la preeminencia o supremacía de Cristo a través de Su Voluntad.
José y Daniel fueron elevados al trono por interpretar las verdades de las dispensaciones
correctamente. El ministerio séptuple de la Sabiduría está llevando a cabo estas verdades clave
(Pr. 9:1-3).
Dios enseñó a Israel estas verdades. En el Sinaí Dios les dio las Verdades del Tabernáculo
(Éx. 25:8). El viaje de Israel en el desierto bajo la Nube fue la manera de Dios de enseñarles el
Reposo bajo las circunstancias más adversas (Is 63:14). Las Verdades Vencedoras fueron
practicadas cuando vencieron a las tribus de Canaán. Las Verdades del Calvario, que nos
muestran la redención del opresor, fueron vistas en los Jueces. Las Verdades del Dominio fueron
vistas en la expansión del reino en la época de los reyes. Cuando vino Jesús, cuyo nombre es
“Yeshua” o “Salvación”, y a través de Sus testigos aún hoy en día, Dios les ha declarado las
Verdades de la Salvación a Israel. Un día Israel entenderá el “plan de las edades” (las
Dispensaciones de Dios), y su parte en ese plan, cuando se cumpla lo que está escrito: “mirarán
a Mí, a Quien traspasaron” (Zac. 12:10). “sí, ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).
CAPITULO UNO
LAS VERDADES DEL ORDEN DIVINO
LAS VERDADES DEL TABERNÁCULO
Nos colocan en la voluntad de Dios por Su gracia posicional (Romanos 5:2)
Éx. 25:8; Ef. 2:22; Heb. 3:1-6; Stg. 4:6-7a
“Su camino…está en el santuario” Sal. 77:13 (Traducido de la Versión King James)

7 MUEBLES QUÉ REPRESENTAN: EL ORDEN DIVINO PARA:

A. EL ALTAR DE BRONCE El altar es figura de la cruz y sus La disciplina individual


EX. 27:1.8 caminos Lc.14:27; Heb. 13:10

B. LA FUENTE DE BRONCE El lavamiento de manos y pies La limpieza del caminar y


EX. 30:17-21 Servicio
Ef. 5:26 (lavar = lavacro en
griego) Jn. 17:17; Stg. 1:23

C. EL TABERNÁCULO Muestra: Edificar


EX. 26 1) hacer la cosa correcta; Mt. 16:18; 1 Co. 12:28; Ef. 2:20-
2) en el tiempo correcto; 22
3) de la manera correcta y
4) con la ayuda correcta (Éx.
40:16)

D. LA MESA DE LOS PANES Pan = Verdad, colocados en la La Doctrina


EX. 25:31-40 mesa calientes y divididos 1 Co. 5:8; 2 Ti. 2:15
correctamente

E. EL CANDELERO DE ORO Como las ramas son extensiones El gobierno de la iglesia


EX. 25:31-40 del tallo, así lo son los Ef. 4:11; Fil. 1:1; 2 S. 21:17
ministerios probados de Cristo

F. EL ALTAR DEL INCIENSO Espíritu y Verdad, representadas La adoración


EX. 30:1-10 por los carbones de fuego y el Jn. 4:24
incienso seco colocado sobre el
altar

G. EL ARCA DEL PACTO El Arca moraba bajo la gloria La gloria


EX. 25:10-22 Shekina 1 S. 4:21-22; Heb. 9:5

Hay un gran deseo en estos días sobre la tierra de encontrar el origen de todo. Los
científicos profundizan en el estudio del átomo. “Sus caminos notificó a Moisés, Y a los hijos de
Israel sus obras.” (Sal 103:7). Moisés oró “si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me
muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos;” (Éx. 33:13). Para
mostrarle Sus caminos Dios le dio el modelo de Su santuario. Sus “caminos” son como afluentes
que llevan a conocerle a Él quien es el Camino.
Pablo nos dice repetidamente que el tabernáculo revela lecciones del Nuevo Testamento
– “los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a
Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al
modelo que se te ha mostrado en el monte.” (Heb. 8:5). Notemos este modelo. A Timoteo le fue
dicho “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo
Jesús.” (2 Ti. 1:13). Aquí, podemos observar únicamente una porción limitada. Aun así, vemos
lo suficiente como para detectar un modelo y cada uno de estos aspectos del Tabernáculo
mostrará las diferentes fases o facetas del Orden Divino.
A. El Altar de Bronce
B. La Fuente de Bronce
C. La Construcción del Tabernáculo
D. La Mesa de los Panes de la Proposición
E. El Candelero
F. El Altar de Incienso
G. El Arca del Pacto
¿CÓMO ES QUE ESTOS NOS MUESTRAN EL ORDEN DIVINO?

A. El Altar de Bronce muestra el orden divino para la disciplina individual (Éx. 27).
Individualmente, necesitamos recibir la gracia de Dios para disciplinarnos a nosotros mismos
conforme a Su voluntad. ¿Cómo lo hacemos? Note los siguientes puntos que nos llevan a la
fuente de la gracia y de la auto disciplina:
1. Observamos que el altar estaba en el corazón donde se rociaba la sangre. El pecador
ofrecía el sacrificio a la puerta, y la sangre era salpicada alrededor del altar – haciendo “los
brazos” de la cruz. No era sino hasta que el sacerdote se lavaba a sí mismo en la fuente, cerca
del tabernáculo, que las marcas de sangre eran lavadas de sus pies (Lv. 1:3). El altar habla del
Calvario. El individuo viene al corazón de Dios cuando viene al Calvario.
2. Sin un sacrificio el pecador no podría venir al altar. Tampoco nosotros podemos venir
a la presencia de Dios sin Cristo como nuestro Sustituto.
3. El altar de bronce consistía de dos cosas. La rejilla, la cual era la base, y el altar, hecho
de madera dura del desierto revestida de bronce, que estaba alrededor de la base. La rejilla
ilustra la Cruz del Calvario porque sostuvo a Cristo, el verdadero sacrificio. La madera del
desierto ilustra a Cristo en Su humanidad, porque Él fue “raíz de tierra seca”, y llevó nuestro
juicio (el bronce tipifica juicio). La rejilla, que también sostenía el sacrificio, estaba a la mitad de
la altura del altar, haciendo así que el sacrificio sobre la rejilla literalmente estuviera “dentro del
altar”. Ciertamente, cuando Dios nos ve en el sacrificio, Él nos ve “en Cristo”. En cuanto a nuestra
posición, somos iguales a Cristo (tan justo como Él es) cuando Dios nos ve dentro del sacrificio
ofrecido. Esta rejilla estaba a la misma altura que el propiciatorio en el Lugar Santísimo, el cual
es un tipo de Cristo que ahora está en el cielo, ya que “propiciación” significa literalmente
“asiento de misericordia”. (Ex. 25:10; 27:5; Ro 3:25).
4. Se ofrecía un sacrificio diario. Debemos presentar nuestros cuerpos como sacrifico
vivo (Ro 12:1). Esto no habla de lastimarse o hacer algún tipo de daño a nuestro cuerpo como
un sacrificio para Él; esto significa que tenemos que separar un tiempo especial para presentar
nuestros cuerpos en oración y adoración ante Él diariamente.
5. El fuego nunca se debía apagar, tampoco nosotros debemos apagar al Espíritu Santo
(Lv. 6:13; 1 Ts. 5:18-20). La murmuración y la falta de alabanza apagarán el Espíritu.
6. Ninguna ofrenda defectuosa era aceptada. Nuestras oraciones (1 Pe 3:7), nuestro
ministerio, y nosotros mismos debemos estar libres de mala voluntad, interés propio o cualquier
cosa profana. El fuego de Dios que caía sobre los sacrificios, es figura de Su presencia
descendiendo en nuestro tiempo personal con Él, y muestra Su aceptación.
7. Tenía calderos para sacar las cenizas a un lugar limpio – esto nos habla de algo que
debe ser hecho en nuestras vidas regularmente. No podemos vivir de consagraciones pasadas.
Necesitamos deshacernos constantemente de la inmundicia e impurezas de la carne que son
quemadas cuando confesamos nuestros pecados en el altar diariamente.
8. El altar tenía otros instrumentos (paletas, tazones, garfios y braseros) – Dios tiene
instrumentos de disciplina: unos son juicios correctivos mientras que otros nos ayudan a
permanecer disciplinados.
9. El altar era cuadrado – el Calvario habla de la plenitud del amor de Dios (Ef 3:18-19).
Su entrega completa por nosotros debería también significar nuestra entrega completa por Él.
De otra manera, ¿en dónde está Su Señorío?
10. El altar con sus instrumentos era cubierto y transportado sobre los hombros de los
sacerdotes durante el viaje. “Ven, sígueme, tomando tu cruz” (Mr. 10:21). No debemos difundir
nuestra cruz, sino guardarla para el Señor, para que solamente Su gloria pueda ser vista.

B. La Fuente de Bronce muestra el orden divino para el caminar y el servicio del sacerdote. Ahora
nosotros somos los sacerdotes (Éx. 30:18; Ap. 1:6; 1 Pe 2:15).
1. La fuente de bronce estaba hecha de los espejos de bronce pulido de las mujeres (Ef.
5:26; Éx. 38:8; Stg. 1:23). La Palabra es nuestro espejo, y toda la Escritura nos provee de luz
para que podamos vernos a nosotros mismos y lavar nuestro caminar y nuestro servicio (la
fuente era para los pies y las manos). “Purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová” (Is
52:11).
2. Había muerte al ministrar sin lavarse. Ministramos muerte si no estamos limpios
delante de Dios (Éx. 30:20).
3. El Bronce habla de juicio. La fuente de bronce muestra que a veces, cuando estamos
esperando que una Palabra se cumpla en nosotros, se probará nuestro caminar hasta que sea
cumplida. Vemos esto en la vida de José (Sal 105:19).

C. El Tabernáculo muestra cuatro puntos del orden divino para edificar.


1. Hacer la cosa correcta – hacer el santuario.
2. En el tiempo correcto – en el caso de Israel, comenzar una nueva nación en el
cumplimiento del tiempo.
3. En la manera correcta – al obedecer la voluntad de Dios en detalles explícitos.
4. Con la ayuda correcta – Bezaleel con su ayudante Aholiab (tipo de Cristo y el Ayudador,
el Espíritu Santo) supervisaron el ministerio del cuerpo (todo Israel ayudó).
Estos principios son como las cuatro patas de una mesa; por lo tanto, si una de ellas falta
causa desequilibrio y consecuentemente falta de reposo y fracaso. En otras palabras, no
esperas que una vasija descanse de manera segura sobre una mesa cuyas patas no son iguales
en todos lados. El balance produce reposo.
La ejecución de estos cuatro puntos depende de dos elementos, la Verdad y el Espíritu
Santo. Si estás ministrando la Palabra de Dios, que es Su Verdad, estás haciendo la cosa
correcta. Si la estas obedeciendo, estas yendo por el camino correcto, es decir, la manera
correcta. Si estás permitiendo que el Espíritu Santo te guie, Él te hará sensible al tiempo
correcto, y aunque se necesite primero algo de intercesión con el poder del Espíritu, tarde o
temprano Él levantará la ayuda correcta.
Pablo, “el perito arquitecto”, muestra estos cuatro principios como “lineamientos”
divinos para sí mismo en 2 Co 2:11-13. Después de decir que, “no ignoramos sus
maquinaciones (las de Satanás)” (literalmente: “planes muy bien pensados”), como un perito
arquitecto ilustra inmediatamente las cuatro patas de la mesa.
“Pata” número 1: estaba haciendo la cosa correcta, “cuando llegué a Troas para predicar
el evangelio de Cristo.” Después, la “pata” número 2 fue puesta en su lugar; era el tiempo
correcto, el tiempo de Dios, “…aunque se me abrió puerta en el Señor”. Entonces, la “pata”
número 3 fue puesta en su lugar: sabemos que lo hizo de la manera correcta, en obediencia a
la voluntad de Dios, considerando el trasfondo del pasaje de Hechos 16. Sin embargo, faltaba
la “pata” número 4, la ayuda correcta: “no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi
hermano Tito; así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.” Más adelante, la “pata
número 4 fue puesta en su lugar: Tito vino a él en Macedonia (2 Co 7:5, 6). Fue allí, en Filipo,
que Dios edificó una buena obra, porque Pablo tenía cada una de esas cuatro paras en balance.
Él sabía que no debería ser atrapado por Satanás al construir una mesa de solamente tres patas
que pudiera ser echada abajo, perdiendo el contenido que descansaría sobre ella y
desacreditando así el nombre de Dios.
También vemos estos cuatro puntos básicos para edificar en Ro 15 y 16. Pablo estaba
haciendo la cosa correcta al decir: “con potencia de señales y prodigios … todo lo he llenado del
evangelio de Cristo” (15:19). Él se estaba moviendo en el tiempo correcto cuando dijo, “Mas
ahora voy a Jerusalén…Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto,
pasaré entre vosotros rumbo a España” (Ro 15:25, 28). Varios versículos muestran que él
estaba haciendo esto en la manera correcta al no edificar sobre el fundamento de otro hombre
(v. 20); al llegar “con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.” (v. 29); al solicitar su
intercesión (v. 30), y al llegar a ellos “con gozo…por la voluntad de Dios” (v. 32). El hecho de que
la “pata” número 4, la ayuda correcta, ya estaba esperándolo en Roma, se ve en todos los
ayudantes mencionados en el capítulo 16 que le sigue inmediatamente.
Si alguno de estos puntos necesita aclaración, sería el tercero, hacerlo en la manera
correcta. Los otros se explican por sí mismos. Esta “pata de la mesa” se divide a sí misma en
cuatro partes. Note los cuatro versículos usados para esto, primeramente; “…para no edificar
sobre fundamento ajeno.” Él había resuelto hacerlo en la manera correcta, para que las
relaciones correctas se mantuvieran. Un constructor puede edificar una casa hasta la mitad y
después, si existen relaciones equivocadas ya sea con aquel para quien está construyendo, o
con aquellos con los que está construyendo, la obra se estancará.
Enseguida, su llegada “…con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo.” indica
contar con los recursos correctos. Un constructor puede tener las relaciones correctas, pero si
edifica la casa hasta la mitad y se le acaban los recursos, ya sean las finanzas o las herramientas
para construir, tendrá que detenerse. Esto ha sucedido en muchas iglesias. Las herramientas
de Dios, Su gracia y Sus nueve dones del Espíritu, han sido suplantadas por programas y por la
suficiencia del hombre, de manera que Dios no podía edificar más con ellos.
Lo siguiente es una exhortación a ellos para “que me ayudéis orando por mí a Dios.”
Estos son los derechos de pacto correctos que nosotros llamamos promesas. El constructor
podría tener el edificio a la mitad, y alguien podría llegar diciendo que la escritura es falsa, y que
la propiedad le pertenece a él.
Finalmente, él iba a llegar a ellos “con gozo…por la voluntad de Dios” para que “sea
recreado” con ellos. Esto significa que el constructor puede no tener suficiente habilidad para
construir en la manera correcta y pierde los resultados correctos.
Las nueve manifestaciones del fruto del espíritu, hacen que tengamos las relaciones
correctas. Los nueve dones del Espíritu, cuando son manifestados, hacen que tengamos los
recursos correctos. Las nueve bienaventuranzas de Mateo 5, cuando son manifestadas, nos
permiten reclamar los derechos de pacto correctos. El obedecer los nueve puntos de la “gran
comisión”, nos dará las habilidades divinas para llegar a obtener los resultados correctos.
A propósito, de los nueve puntos de la Gran Comisión cuatro se encuentran en Mt 28:19-
20, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones…bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo…” y las cinco
señales de Mr. 16:17-18, completan la gran comisión: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas
partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían” – los
resultados correctos automáticamente vinieron.
El Tabernáculo era la cosa correcta, el santuario de Dios. Llegó en el tiempo correcto,
cuando estaban separados de Dios. Fue construido de la manera correcta, “como lo había
mandado Moisés”, y con la ayuda correcta.
Mientras que lo anterior muestra los principios del orden divino para edificar, 1 Co 12:28
muestra como el modelo para edificar es llevado a cabo progresivamente. Ya que el fundamento
es puesto primero, aquí vemos las capas del fundamento enlistadas; primero los apóstoles y
luego los profetas. Entonces, antes de que el edificio comience, alguien debe venir con la vara
de medir en su mano para confirmar la posición exacta para cada nueva piedra. Por eso el
maestro es el tercero en la lista. Después, las paredes son erigidas, representando el
evangelismo del Nuevo Testamento, que está representado por los milagros y los dones de
sanidad. Después siguen las trabes, vigas y soportes, representado por las “ayudas y
gobernaciones.” Finalmente, el edificio es embellecido y preparado para habitarse. Eso es
realizado por los nueve dones del Espíritu, los cuales son para la “edificación” (literalmente para
“construir”).
El hecho de que solamente es mencionado el don de “lenguas”, y que sea el último en la
lista, no significa que sea el menos importante; de hecho, es el “disparador” para todos los
demás dones. La iglesia en Éfeso ejemplifica este modelo. La iglesia es como una colmena, que
desarrolla estos principios progresivamente en condiciones normales. Sin embargo, Dios, bajo
condiciones anormales, le da a la colmena una gracia funcional especial para poder continuar
cuando este orden ha sido alterado. Él también hace lo mismo por sus iglesias locales. Por
ejemplo, consideremos el caso de una iglesia que en un inicio no fue edificada sobre el
fundamento de un apóstol. Dios puede extender una gracia especial para rectificar y remodelar
la iglesia. Solamente porque una iglesia no haya tenido la ventaja de tener con anterioridad el
fundamento apostólico, no significa que Dios no puede, al dar una gracia especial, remodelar la
iglesia para que llegue a ser una iglesia “según su especie” (Gn. 1:24-25). Sin embargo, un grupo
en esas condiciones, así como la vasija que fue estropeada y necesita ser remodelada en la
rueda, debe someterse en una manera especial a los cinco dedos de la mano del Maestro (Ef.
4:11).

D. Entrando desde el este hacia el cuarto de enfrente del tabernáculo encontramos la Mesa de
los Panes de la Proposición que muestra el orden divino para la doctrina (Éx. 25:23, Lv 24:5-9).
Este pan era:
1.- Sin levadura – Así debe ser nuestra doctrina.
2.- En doce panes (no once) – “…vivirá el hombre… de toda palabra...” (Mt 4:4).
3.- Puesto en orden – “que traza bien…” (2 Ti. 2:15 RV Antigua)
4.- Colocado sobre una mesa de cuatro patas – La mesa habla de Cristo, porque es a
través de Él que tenemos el pan para disfrutarlo, y los cuatro escritores de los Evangelios
sostienen el testimonio de Cristo
5.- El pan estaba cercado por dos cornisas de oro alrededor de la mesa – cualquier
doctrina que no esté dentro de los límites del Espíritu y de la Palabra es ilícita.
6.- Ungido con incienso – La adoración o la alabanza evitan que la doctrina se seque.
7.- Llamado literalmente “pan de la presencia” – Cuando la verdad es digerida hace a
Cristo parte de nosotros.
8.- Servido caliente – Las Escrituras fueron dadas por “inspiración” del Espíritu Santo; y
aún deben de ser dadas de esa manera (2 Ti. 3:16).
9.- Iluminado por la luz del candelero – Necesitamos un ministerio ungido para
interpretar las Escrituras.
10.- Comido en el Día de Reposo. Así como Cristo alimentó a los cinco mil cuando se
sentaron sobre el pasto verde, debemos estar en reposo para digerir Sus palabras.

E. El Candelero de Oro muestra el orden divino para el gobierno de la iglesia (Éx. 25:31-40). El
gobierno de la iglesia ha sido dejado en las manos del Espíritu Santo, y está representado por
el candelero de oro puro. Cristo dijo “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”, la caña central del
candelero de la cual se originan todos los brazos habla del trabajo del Espíritu llevando a cabo
el liderazgo de Cristo (Jn. 14:18). Las siete lámparas hablan de los siete espíritus o las siete
expresiones del Espíritu Santo (Is 11:2), que reflejan a Cristo. Romanos 12:6-8 nos da una lista
representativa de los siete ministerios que cada iglesia necesita. Como podemos ver, es el
Espíritu Santo y no el ministro quien está a cargo del gobierno de Dios en la iglesia local. Así
que es solamente a través de aquellos quienes son llamados y que se someten de todo corazón
a la dirección del Espíritu Santo, que el verdadero gobierno de Dios es establecido en la
asamblea local.
1.- Aunque su peso era de un talento de oro no se dan dimensiones. “Uno” habla de Dios,
y Él será tan grande en la iglesia local como se lo permitamos.
2.- El candelero completo estaba formado de sesenta partes, incluyendo el aceite (1),
platillos (2), despabiladeras (1), y platillos de aceite (1). Tenía su base (1), copas (22), flores (9),
manzanas (9), lámparas (7), y brazos (7, incluyendo la caña central). Escrituralmente, “sesenta”
habla de justicia. La letra hebrea “Samech” que se usa para el número 60 representa soporte;
el atrio del tabernáculo era soportado por 60 columnas, y la justicia le da soporte a nuestra vida
cristiana. También Pablo, el apóstol a los gentiles usa la palabra justicia (Griego: “dikaiosune”
Strong 1343) 60 veces al escribir a las iglesias gentiles. El gobierno divino de la iglesia es un
modelo de Su justicia en acción, y es llevado a cabo por Su gracia. Sesenta es el producto de
multiplicar cinco por doce, cinco es el número de la gracia, y doce es el número del gobierno.
3.- Las copas (22) eran “en forma de flor de almendro”. Ya que los almendros son los
primeros árboles en florecer, y eso ocurre al terminar el invierno, vemos por qué la palabra
hebrea “almendra” significa “vigilar, alerta”. Sus flores son blancas y puras. Las copas ilustran
plenitud o llenura, y ya que había veinte dos de ellas, no es sorprendente que el Nuevo
Testamento hable de veintidós cosas de las que podemos ser llenos.
4.- Las nueve manzanas representan los dones del Espíritu Santo (1 Co. 12:8-10). Una
manzana es un soporte superior decorativo en una columna, y los dones son para establecernos
en el ambiente espiritual (Rom. 1:11). La palabra hebrea significa “ornamentos”, y los dones
son para adornar a la esposa (Gn. 24:53; 1 Co. 1:7).
5.- Las nueve flores, que hablan del aroma de Cristo, muestran la importancia de los
nueve frutos en el gobierno de la iglesia. Es interesante que después del fruto registrado en
Gálatas 5:22-23, el contexto muestra como cultivar cada fruto. Por ejemplo, Gálatas 6:2 muestra
como cultivar amor.
6.- El candelero estaba hecho de una pieza de oro, con muchas partes variadas. Esto
muestra que rompemos el orden del gobierno de la iglesia si cada uno trata de edificar un reino
propio; rompiendo así la unidad del Espíritu. “Nuestro” ministerio no es nuestro, sino Suyo.
Somos uno con todos y con Cristo.
7.- El oro era “trabajado a martillo”. La iglesia solamente debe reconocer al ministerio
que ha sido probado. Note que no hay madera o elemento humano en el candelero. Esto significa
que, para ser usado por el Espíritu Santo para traer el orden de Dos a la iglesia el ministro tiene
que morir primero a sí mismo.
8.- Las lámparas ardían solamente en la noche (Éx. 27:20-21; 30:7-8). Necesitaban
aceite fresco continuamente. Después de decir “sois luz en el Señor”, Pablo nos amonesta, “sed
llenos del Espíritu” (Ef. 5:18 literal) – La iglesia temprana practicaba horas de oración
diariamente. Cuando llegue la madrugada milenial, no necesitaremos lámparas en el cielo.
9.- El candelero tenía despabiladeras para cortar las mechas, y platillos para depositar
los recortes (Éx. 37:23). Esto sugiere que al probar a los verdaderos ministros, Dios es fiel para
guardarlos, de la misma manera que nuestras lágrimas son guardadas en el cielo (Sal 56:8). El
recorte también puede mostrar la importancia de la disciplina de la iglesia.
10.- Había tenazas de oro (Éx. 25:38). Si algo de los recortes caía en el suelo, no podía
ser recogido por manos de carne. El orden divino se rompe cuando intentamos manejar a un
santo durante la prueba o la disciplina con cualquier otra cosa que no sean las tenazas de oro
del amor de Dios.
11.- Había vasijas para el aceite (Nm. 4:9). Existe una necesidad de tener reuniones de
oración y tiempos de alabanza con el fin de extraer de la reserva de Dios, y con el propósito de
llegar a estar “llenos” con la unción. Sin estas “vasijas para el aceite” las lámparas pronto
dejarían de brillar.
12.- En los viajes de Israel, el candelero y los utensilios eran cubiertos con un manto azul
y puesto dentro de una cubierta de pieles de tejones, se le colocaba puesto sobre una vara y
transportado en los hombros de los Coatitas. El mundo solamente ve la piel de tejón externa,
nada de belleza en nosotros, pero oh, ¡que riquezas hay dentro! (2 Co 4:7; Is 53:2). Sin embargo,
“el principado sobre Su hombro” (Is 9:6), y llevado por la vara del Espíritu.

F. El Altar del Incienso muestra el orden divino para la adoración (Éx. 30:1-20, 34-38).
1.- El altar sobre el cual era puesto el incienso, era de madera dura del desierto que no
se corrompe y cubierta de oro puro. Cristo, quien era ambos, Hijo del hombre e Hijo de Dios, es
la base para toda nuestra adoración.
2.- El altar, como el resto del tabernáculo, era rociado anualmente con sangre –
solamente a través de la sangre hay un camino hacia la presencia de Dios.
3.- Esta era la pieza más cercana al Lugar Santísimo; aunque no estaba directamente
dentro de él, pertenecía a éste (He 9:4). La palabra “incensario” significa “altar”, pero también
se refiere a la parte superior del altar de oro que era llevada dentro del Lugar Santísimo una vez
al año (Lv. 16:12-13). Esto muestra que la adoración debe estar centrada en Cristo, ya que este
altar estaba frente al arca, con el velo entre los dos.
4.- El polvo de incienso seco, cuando entraba en contacto con los carbones encendidos recién
traídos del altar, llenaba toda la casa con su nube. “y los que le adoran, en espíritu y en verdad
es necesario que adoren” (Jn. 4:24). Cuando existe este tipo de adoración, iniciada por el
Espíritu, toda la atmosfera se carga.
5.- Cuando Aarón prendía las lámparas en la tarde o las recortaba en la mañana,
entonces el incienso ascendía. Cuando comenzamos cualquier testimonio acerca de Cristo o
estamos siendo recortados por cualquier prueba, necesitamos pasar mucho tiempo en
adoración (Hechos 12:5).
6.- Ningún fuego extraño debía ser puesto sobre el altar. Ninguna adoración de un alma
carnal puede sustituir la conexión divina con Dios que la adoración “en el espíritu” nos da.
Tampoco puede cualquier celo mal dirigido o fuego extraño de espíritus extraños tomar parte en
esta adoración sin ministrar muerte al adorador (Lv. 10:1).
7.- Este altar, así como el otro, tenía también cuatro cuernos. La verdadera adoración
tiene poder en sí misma (los cuernos hablan de poder).
Aunque la comparación del tabernáculo está para ayudarnos a localizar y definir el orden
divino, recordemos que toda la Biblia está llena de esta enseñanza. Por ejemplo, Deuteronomio
16:21 le dice a Israel que no deben de hacer lo mismo que los paganos, y tener atracciones
mundanas extras como “huertos” (árboles decorados para atraer adoradores a su adoración).
La ira de Dios cayó sobre los reyes de Israel por esta razón más que por cualquier otra razón. No
debería haber entretenimiento especial o personalidades publicitadas como “cartas de
atracción” para la verdadera adoración, porque entonces la congregación no estaría adorando
a Dios con motivaciones puras.

G. El Arca del Pacto muestra el orden divino para la gloria (Éx. 25:10-22; Lv. 16:2). Primero,
veamos la gloria. Su gloria es tan grande que se necesita un reino cuádruple para revelarla.
Desde la creación hasta el Sinaí, que comprende la era de los Patriarcas, el Reino de Dios
mostraba la gloria de Su Nombre – una gloria de fama. Del Sinaí a la cruz, el Reino de Dios
mostraba la gloria de la Palabra – una gloria de fertilidad (porque la Palabra es “semilla” y trae
fruto). Del Calvario y a través de esta era de la gracia, el Reino de Dios ha estado mostrando la
gloria de Su vida – una gloria de favor. A partir de la venida visible de Cristo y a través del milenio,
estará la gloria de Su presencia – una gloria de compañerismo.
1.- Con lo anterior en mente, veamos como el Arca muestra Su gloria. De hecho, el arca
misma muestra la gloria de Su nombre (1 Cr. 13:3-6). Sus primeros dos contenidos, los
mandamientos y libro de la ley, representan la gloria de Su Palabra. La vasija de mana junto con
la vara de Aarón que reverdeció y dio fruto, junto con el propiciatorio salpicado de sangre,
representan la gloria de Su vida (y Su vida entregada por nosotros). Finalmente, la columna de
nube, donde el Señor moraba entre los dos querubines, muestra la gloria de Su presencia. ¡Que
gloria tiene Él para nosotros!
2.- El arca es una figura de Cristo (Col. 2:3; Rom. 3:25, “propiciación” significa
literalmente “asiento de misericordia”), y era la parte central en el campamento, y la guía
durante la jornada. La gloria de Dios viene cuando le damos a Él toda la gloria al dejarlo a Él ser
nuestro centro y nuestra guía.
3.- El arca estaba sola en el Lugar Santísimo. Dios guarda Su gloria celosamente. “y a
otro no daré mi gloria” (Is. 42:8).
4.- Las dos varas del arca con las que era llevada por los Coatitas nunca debían de ser
quitadas (Cristo siempre está listo para moverse con Su pueblo). Ellas nos hablan de dos cosas
que no pueden ser separadas de la gloria de Dios – el Espíritu y la Verdad. Y debía de ser llevada
por sacerdotes ungidos. Hay principios ungidos que deben ser establecidos en ambos, el
individuo y la asamblea si van a ser portadores de la gloria. Llevar la vara que corresponde al
Espíritu, debe ser hecho por los dos hermanos “Consagración y Manifestación” (o sea, el fruto
del Espíritu y los dones del Espíritu). Por otro lado, llevar la vara de la Verdad debe ser hecho por
los hermanos “Conoce la Palabra y Haz la Palabra”, pues Pablo dice “Y también el que lucha
como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.” (2 Ti. 2:5). Este balance es necesario
para la gloria de Dios, como está establecido en las Escrituras (2 Ts. 2:13-14). La iglesia de
Corinto tenía el “Hermano Manifestación” pero le faltaba el “Hermano Consagración”, así que
Pablo pone 1 Co. 13 entre los capítulos 12 y 14.
La miel es una figura de la gloria de Dios. No solamente es dulce, sino también está llena
de vitaminas y enzimas. Esta consiste de dos ingredientes – el néctar, representando al Espíritu,
y el veneno del aguijón, representando la letra de la Palabra que mata. La miel comercializada
ha sido expuesta a temperaturas de más de 40 grados. Y aunque es vendida como miel, se ve
como miel y sabe cómo miel, ha perdido las vitaminas de la miel y las enzimas han sido
“asesinadas”. Amado lector, el orden Divino para Su gloria no puede ser comercializado bajo la
alta presión de los mercaderes religiosos, sino que ¡debe ser obtenido directamente del apicultor
(Cristo)!

Este artículo fue publicado por primera vez en El Consejero de la Gracia de Texas en la edición de mayo de 1962
Orden Divino para el Gobierno de la Iglesia

Cristo
la Cabeza
Ef. 1:22; 1 Pe. 2:6-8;
Col. 1:18

Iglesia Congregación Asamblea


Local Reuniones especiales para
General
12 en Hechos, 7 en las el Cuerpo de Cristo en Conferencia de
Epístolas de Pablo y 7 convenciones Ministros
en Apocalipsis
1 Co. 14 Hechos 15:30-33 Hechos 15:1-29

7 Oficios
Ungidos
Ef. 4:11;
1 Co. 12:5, 28;
1 Ti. 3
________________________________

9 Dones
Ungidos
1 Co. 12:8-11
_______________________________

9 Gracias
Ungidas
(Frutos)
Mt. 7:16; Gá. 5:22-23
EL ORDEN DIVINO PARA EL GOBIERNO DE LA
IGLESIA
A. Cristo es la Cabeza de la Iglesia – Ef. 1:22; 1 Pe. 2:6-8; Col. 1:18. Con el Espíritu Santo
como administrador (Jn. 14:25-26; 16:13-14).

B. Tres expresiones de las reuniones de la Iglesia.


La Iglesia Local – La reunión local de los santos. Esta iglesia local se ve en las 12
principales iglesias en Hechos son: Jerusalén (cap. 2-7), Samaria (cap. 8), Damasco (cap. 9),
Cesarea (cap. 10), Antioquía (cap. 11 y 13), Filipos (cap. 16), Tesalónica y Berea (las iglesias
gemelas, como una doble porción, cap. 17), Corinto (cap. 18), Éfeso (cap. 19), Troas (cap. 20),
Tiro (cap. 21) y Roma (cap. 28). Otros ejemplos son las 7 iglesias en las epístolas de Pablo y las
7 iglesias en Apocalipsis.
La Congregación – La reunión general del Cuerpo de Cristo en convenciones (Hechos
15:30-33); la última será en el cielo.
La Asamblea General – La reunión de los líderes de la iglesia de diferentes iglesias
locales (Hechos 15:1-29).

C. Los Oficios Ungidos. Aunque son descritos independientemente más abajo, ninguno
de ellos va a operar aislado o sin dar cuentas a los otros. Como un ejemplo de esto vemos el
ministerio del apóstol Pablo; primero sometió el evangelio que estaba predicando a Jacobo,
Pedro y Juan (Gá. 2:1-10). Más tarde, con Bernabé, fueron enviados por la iglesia en Antioquía
y cuando regresaron reportaron todo lo que habían hecho (Hechos 13:3; 14:26,27). Otro
ejemplo se encuentra en Hechos 15 donde hubo una cuestión concerniente a la ley y a los
Gentiles, ambos, Pablo y Bernabé vinieron a los apóstoles y ancianos en Jerusalén para someter
el asunto a ellos. También es importante mencionar que las relaciones ministeriales que
incluyen el ejercicio de autoridad tienen que ser desarrolladas y mutualmente confirmadas por
el liderazgo del Espíritu Santo.
Apóstol – Coloca verdades fundamentales, establece nuevas asambleas, es capacitado
por el Señor Jesucristo a través de un llamado específico del Espíritu Santo y opera dentro del
ámbito y autoridad de ese llamado. Junto con el equipo apostólico, el apóstol mantiene el orden
de la iglesia y la doctrina operando a través del liderazgo de la iglesia local (2 Co. 10:8; 13:10),
estando disponible para que el pastor local y los ancianos rindan cuentas, “No que nos
enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo” (2 Co 1:24). También
puede confirmar pastores, y con la colaboración del pastor de la iglesia local, ordena ancianos
y diáconos en las asambleas locales. Su ministerio es respaldado por señales sobrenaturales y
maravillas, también confirma los dones del Espíritu por la imposición de manos. Sus principales
tareas son la oración y el ministerio de la Palabra. Es manso, humilde y sacrificial. Pablo,
Bernabé, Andrónico y Junias son ejemplos de apóstoles del Nuevo Testamento (Rom. 16:7).
Profeta – Trabaja junto con el apóstol para colocar verdades fundamentales y para
establecer nuevas asambleas. Prevé eventos futuros, exhorta y confirma a los hermanos, juzga
la profecía y prueba el espíritu de los profetas en la iglesia local. Tiene una unción especial para
moverse en el ambiente espiritual y es un ejemplo de sufrimiento, aflicción, y paciencia. La
oración y la adoración son sus principales deberes. Encontramos a Silas y a Agabo nombrados
entre los profetas del Nuevo Testamento.
Evangelista – Tiene un ministerio de alcanzar a los incrédulos y un amor por los enfermos
y las almas perdidas. Su llamado principal es predicar salvación con la ayuda de señales y
maravillas como se ve en el ministerio de Felipe en Samaria. Debe mantener una relación
cercana con los apóstoles para que puedan continuar el establecimiento de los creyentes en
una iglesia local. Debe tener una iglesia hogar en donde rinda cuentas y pueda recibir oración y
apoyo espiritual. El evangelista ministra no solamente a los perdidos, también ministra en la
iglesia local animando y entrenando a los santos para alcanzar a los perdidos.
Pastor – Alimenta al rebaño del Señor, consuela y guía a los creyentes en el camino del
Señor, discierne falsos ministerios, vigila las almas de los santos y da cuenta por ellas. Por la
salud de la iglesia y por su propia protección debe permanecer rindiendo cuentas a un equipo
apostólico y someter a ellos cualquier decisión mayor que pudiera afectar la vida y la doctrina
de la iglesia local. El pastor también busca el consejo de los ancianos de la iglesia local para
dirigir la iglesia.
Maestro – Recibe la doctrina del apóstol y la ministra en una manera sencilla para que
los santos la puedan entender y vivir de acuerdo a ella. Busca material bíblico para enriquecer
la enseñanza de la doctrina y ayuda al pastor de la iglesia local a desarrollar el crecimiento
espiritual de los creyentes.
Anciano – Un anciano gobernante ayuda al pastor a supervisar la iglesia local y a cuidar
de asuntos espirituales. Su autoridad delegada en la iglesia local es para buscar la edificación
de la iglesia. También enseña a los creyentes por palabra y ejemplo. Los ancianos son
considerados la columna vertebral de la iglesia Neotestamentaria.
Diácono – Lleva a cabo el gobierno de Dios sobre cosas materiales en la iglesia local.
Desarrolla las actividades necesarias para traer solución a las necesidades materiales de la
iglesia. Como Esteban, este ministerio requiere la llenura del Espíritu Santo, sabiduría y fe.
Ayudas – Es un ministerio básico en la iglesia que incluye, pero no está limitado a:
oración, música, cantar, cocinar, dar y servir.
Gobernaciones – Este es un ministerio de gobierno menor, cuyo propósito es mantener
el control y tiene responsabilidad en las diferentes áreas de la iglesia como el supervisor y
maestros de la Escuela Dominical, secretario y tesorero.

D. Los nueve dones ungidos – Todos éstos son dados y operados sobrenaturalmente por
el Espíritu Santo a través de la fe del creyente (1 Co. 12:8-11).
Palabra de sabiduría – Don de revelación (de Su sabiduría) hablado o actuado para
decisiones sobre cosas que decimos y hacemos y lugares a los que vamos para cumplir Su
propósito y plan.
Palabra de ciencia – Don de revelación que sobrenaturalmente muestra hechos acerca
de personas, lugares o circunstancias, pasadas o presentes.
Fe – Una unción especial de fe para creer en milagros; la palabra de autoridad sobre
leyes naturales; la palabra creativa de Dios en operación.
Sanidades – Unción sobrenatural del Espíritu Santo a través del creyente para operar
sanidades sobrenaturales de cualquier tipo de enfermedad, dolencia, debilidad o condiciones
anormales del cuerpo.
Milagros – Maravillas sobrenaturales fuera del ámbito de la sanidad, como la
restauración de miembros del cuerpo, va más allá de las leyes de la naturaleza como resucitar
a los muertos, caminar sobre el agua o la multiplicación de los panes y los peces.
Profecía – Canal de Dios para hablar con Su pueblo. Es el testimonio de Jesús y es dado
para edificación, exhortación y consuelo. Mientras que todos pueden recibir el don de la profecía,
no todos son llamados al ministerio quíntuple de profeta, ya que este es un ministerio de
autoridad en la iglesia como se explicó antes.
Discernimiento de espíritus – Capacidad de discernir o distinguir entre las obras de
Satanás y la obra del Espíritu Santo; capacidad de nombrar espíritus malignos y revelar actitudes
de las personas.
Lenguas – Mensajes de Dios a la iglesia en lenguas que son diferentes a los lenguajes
hablados en la localidad – Estas lenguas son como una señal para los no creyentes cuando son
interpretadas por el don de interpretación de lenguas y es algo diferente del hablar en lenguas
al recibir el bautismo en el Espíritu Santo o la adoración u oración en lenguas.
Interpretación de lenguas – Capacidad divina para interpretar mensajes que vienen a
través del don de lenguas de manera que el mensaje puede ser entendido.

E. Las nueve gracias ungidas, el fruto del espíritu – Son las características del Espíritu de
Cristo dentro de nosotros desarrolladas por el Espíritu Santo en nuestras vidas.
Amor – Ver 1 Co. 13 para observar las dieciséis características del amor.
Gozo – Completa satisfacción y contentamiento a pesar de circunstancias externas.
Paz – Reposo, relajación; libertad de pensamientos tormentosos, preocupación y miedo.
Paciencia – Resistencia; soportando las faltas de los demás con alegría.
Benignidad – Utilidad; tener un toque tierno; no áspero, controlado (gentileza).
Bondad – Manifestación de aquello que ayuda y es edificante para otros.
Fe – Manifiesta fidelidad, firmeza; se mantiene en fe.
Mansedumbre – Fuerza y valor bajo control con gentileza, suavidad, humildad y
disciplina; no defendiéndonos a nosotros mismos; ajustándonos a cualquier situación,
capacidad de ser guiado.
Templanza – Se enseñorea sobre las pasiones y los deseos; no es demasiado indulgente;
manifiesta dominio propio; aborrece el mal.
CAPITULO DOS
LAS VERDADES DEL REPOSO
Prueban que estamos en la voluntad de Dios por la
Paz de Su gracia (Romanos 1:7)
Heb. 3:7-4.-16; Sal. 37; Mt. 11:28
7 MANERAS DE ENTRAR EN EL REPOSO DE DIOS

A. FE EN LA PALABRA DE DIOS Heb. 3:19; Ex. 12:28; Heb. 4:3; Heb.


11:28

B. CESANDO DEL ESFUERZO PROPIO 1 Pe. 5:7; Ex. 6:6; Heb. 4:10; Ex. 14:14

C. VIDA EN EL ESPÍRITU Heb. 3:1; Ex. 17:12; Gá. 6:2; Flm. 7

D. ARMONÍA A TRAVÉS DEL MINISTERIO 1 Ts. 5:12-13; Nm. 8:5-26; Heb. 13:17;
DEL CUERPO Ex. 36:1-4

E. SUMISIÓN A LOS MINISTERIOS DE Mt. 11:29; Dt. 11:11-15; Stg. 1:4; Jer.
CRISTO 6:16

F. CRECIMIENTO Stg. 1:4; Jer. 6:16

H. RECONOCER LA PRESENCIA DEL Dt. 12:11-12; Sal. 132:13-14; Heb. 4:13-


SEÑOR 16; Jn. 6:21

7 FUENTES DE FALTA DE REPOSO


A. Incredulidad; Condenación
B. Esfuerzo Propio; Preocupaciones
C. Frustración Espiritual
D. Discordia en las Relaciones
E. Orgullo, Rebelión
F. Inmadurez
G. Temores
LAS VERDADES DEL REPOSO
¿Qué es reposo? Pablo dijo, “Pero de ninguna cosa hago caso” (Hechos 20:24). Eso es
reposo. La Sunamita, a pesar de tener a su hijo muerto, confesó, “nos va bien” (2 Reyes 4:26).
Sus ojos estaban en la promesa, no en las circunstancias. Eso es reposo. Pablo y Silas podían
cantar en la cárcel a media noche. Eso es reposo. Cristo nunca habló de Sus propios
sufrimientos mientras estaba en la cruz, sino que intercedió por nosotros. Eso es reposo.
Cuando el pueblo de Dios aprende a reposar, Dios trabaja. Cuando nosotros reposamos
Dios trabaja; pero cuando nosotros trabajamos – en esfuerzo propio, en ansiedad, luchando en
lugar de confiar – Dios descansa. Daniel descansó en el foso de los leones. Los jóvenes hebreos
descansaron en el fuego. Aún aquellos que murieron como mártires lo hicieron en reposo, y mire
como Dios trabajó para multiplicar la semilla sembrada.
El Reposo tiene tres aspectos generales para el creyente:
1. Reposo para el espíritu “Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar” (Mt. 11:28). Recibimos este reposo cuando venimos
a Cristo y nuestros espíritus lo reciben.
2. Reposo para el alma “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” (Mt.
11:29). Recibimos este reposo cuando nuestras almas se someten al yugo de amor de
Cristo diariamente.
3. Reposo para el cuerpo “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos
que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus
obras con ellos siguen.” (Ap. 14:13)
¿CÓMO PODEMOS ENTRAR EN ESTE REPOSO?
Hay siete áreas en las cuales los cristianos pueden salirse del reposo. Sin embargo, Dios
ha provisto la solución para cada una de ellas. Si estamos dispuestos a meditar en Su Palabra
y a disciplinar nuestros pensamientos para que se conformen a Su Palabra, entraremos en Su
reposo. Estudiemos en oración cada una de estas áreas. La plenitud de la revelación de Dios
llega cuando venimos a Él y le permitimos que nos la revele. Lo siguiente solamente es un
bosquejo.
A. Fe en la Palabra de Dios. Israel no entró en su reposo de Canaán porque limitaron
a Dios. “Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían límite al Santo de Israel.” (Sal. 78:41 RV Antigua).
“Limitaron” aquí literalmente significa “horizonte”. Trataron de meter a Dios en su pequeña caja
de cinco sentidos. Todo el tiempo Él estaba queriendo levantarlos a través de la fe en Su Palabra
hacia el “gran salón”, ese salón del trono en los cielos. La fe en la Palabra trae reposo (Heb. 4:2-
3). Muchos creyentes buscan el secreto del reposo. Sin embargo, tristemente vemos que a lo
largo de sus vidas nunca entran en la plenitud que Dios ha destinado para Su pueblo, ¿Qué nos
impide entrar en este reposo? Hebreos 3:18-19 nos dice que Israel no podía entrar en Su reposo
por causa de incredulidad. La incredulidad mantiene a muchos cristianos atrapados en el miedo
y la ansiedad y les impide recibir victoria.
B. Cesando del Esfuerzo Propio. En seguida vemos que aferrarnos a nuestros
problemas y no cesar de nuestras propias obras de esfuerzo propio impide el reposo en nuestras
vidas. En otras palabras, cualquiera que se aferra al mástil del esfuerzo propio, tratando de
“ayudar” a Dios, nunca tomará el mástil del reposo, porque están muy lejos el uno del otro. El
justo Job creyó que Dios lo bendijo en base a sus buenas obras, y se aferró a su propia justicia.
Casi murió, pero finalmente dejó ir su justicia, que simboliza lo que necesitamos hacer cuando
venimos al Calvario. Después se dio cuenta de que era solamente por gracia, y el reposo vino a
él (Job 27:6; 33:24). Otros, a través de la preocupación, se aferran a sus problemas. “Echando
toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pe. 5:7). Dios no tiene
problemas (Heb. 4:10). Cuando David estaba cargado con preocupaciones en el desierto, David
aprendió un secreto. El comenzaba a alabar a Dios en lugar de murmurar, y lo que podía verse
como un problema llegó a ser en realidad solamente una prueba de fuego. El fuego quemó
solamente lo que necesitaba ser quemado en él, y lo demás fue purificado.
C. Vida en el Espíritu es un secreto del reposo. “Porque en lengua de tartamudos, y
en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al
cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír.” (Is. 28:11-12). “Abundante lluvia
esparciste, oh Dios; A tu heredad exhausta tú la reanimaste” (Sal. 68:9). El reposo viene cuando
nuestras vidas están continuamente llenas del Espíritu Santo (Ef. 5:18-20). Hablar en lenguas
nos lleva a rendirnos a la guía del Espíritu Santo, lo cual nos capacita para entrar en el Reposo
(Rom. 8:6).
D. La Armonía a través del Ministerio del Cuerpo trae reposo. Tratar de meter un
cubo dentro de un agujero redondo será complicado. Cada miembro del Cuerpo de Cristo tiene
un ministerio particular (1 Co. 12:25-27). Cuando un miembro encuentra su lugar en el cuerpo
de Cristo, entonces encuentra reposo. Si un hueso fuera de su articulación pudiera hablar, diría
“¡AMEN!” a eso.
E. Sumisión a los Ministerios de Cristo. El Reposo llega a través de la sumisión,
primeramente, al Señorío de Cristo, y después como una extensión de eso a sus ministerios
(Heb. 13:7,17). Es obvio decir que cuando una oveja se somete a un buen pastor que sabe
dónde hay pastos verdes ese reposo le estará esperando.
F. El Crecimiento trae reposo. Imagine a un adolescente desordenado en un auto
viejo, corriendo por el camino, patinando alrededor de la esquina en dos llantas, después
rechinando al detenerse fuera de su casa. El sale con un brinco del carro, azota la puerta al
cerrarla y se acerca a la casa donde usted está parado en la entrada. Él se detiene y se para
nerviosamente cambiando de un pie al otro. Alguien podría decir “Dele tiempo y el madurará”.
En el ambiente espiritual, este tiempo de crecimiento puede ser acelerado o retardado
dependiendo de nuestra decisión de seguir a Cristo de todo corazón (Mt. 11:29). Algunas áreas
en el carácter de un creyente pueden ser más como una estructura pobremente construida que
necesita ser derribada y reconstruida. Estas personas solamente pueden encontrar reposo a
través del verdadero crecimiento en gracia (2 Pe. 3:18).
G. Reconocer la Presencia del Señor trae reposo. Cristo dijo “Yo soy; no temáis” (Jn.
6:20) cuando los discípulos – quienes estaban en medio de una noche tormentosa con el bote
casi zozobrando – pensaron que Él era un fantasma viniendo a ellos sobre el agua. La tormenta
cesó. Hubo reposo. “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” (Proverbios
3:6). Enderezar las veredas infiere que antes estaban torcidas.

EL REPOSO DE DIOS
Ahora le demos vuelta a la mesa. Hemos estado hablando acerca de cómo Dios ministra
reposo a nosotros. Ahora veremos que Él también desea que NOSOTROS le ministremos reposo
a Él.
¿Cómo podemos hacer eso?
Él nos dice que lo amemos con todo nuestro “corazón, mente, alma y fuerzas” (Mr.
12:30). Ya que somos hechos a Su imagen, Él también tiene Su corazón, alma, mente y fuerzas.
Veamos cómo se relaciona esto.
En los “capítulos del reposo” de Hebreos 3 y 4 (que se extienden al cap. 5) encontramos
cuatro cosas que le dan reposo a Él:
1. Su Casa (Su Habitación) Heb. 3:1-6; Sal. 132:14-15; Is. 18:4; 66:1; Hechos 7:49;
2 Co. 12:9.
2. Su Tierra Prometida, Canaán (Su llamado predestinado) Sal. 95:11; Heb. 3:7-4:3.
3. El Séptimo Día – El día de reposo (Reposo de Satisfacción) Heb. 4:4-13.
4. El Aroma del Sacrificio. “El dulce sabor [aroma] de Su reposo”. Heb. 4:14-5:8;
Gn. 8:21, etc. La palabra “dulce” viene de la raíz de la palabra raíz que literalmente significa
“reposar”.
También encontramos que ellos dan, respectivamente, reposo a Su corazón, alma,
mente, y fuerza.
1. Dios tiene puesto Su corazón en Su casa de reposo (2 Cr. 7:16.), “…para que
esté en ella mi nombre para siempre.”
2. Dios tiene puesta Su alma en la verdadera “tierra prometida”, la cual son esas
áreas de nuestra alma que se han sometido al señorío de Cristo. “He aquí mi siervo, a quien
he escogido; Mi Amado en quien se agrada mi alma” (Mt. 12:18). Un padre que vive una vida
pura disfruta viendo su propio carácter y características en su hijo.
3. Nosotros, como seres humanos, somos “formidable y maravillosamente hechos”,
para mostrar que “maravillosas son sus obras” (Sal. 139:14). Dios no podía reposar hasta que
el hombre, la última de Sus obras, fuera hecha. Su mente había diseñado la corona de Sus
obras, y entonces Él reposó el séptimo día. Satanás, sabiendo esto, y deseando traer falta de
reposo a la mente de Dios, atacó la mente del hombre con “¿Conque Dios os ha dicho?” (Pablo
le advierte a los Corintios contra lo mismo en 2 Co. 11:3).
4. Dios manifestó Su fuerza en el más grande sacrificio alguna vez hecho, el de Su
amado Hijo, el Cordero de Dios, clamando en la cruz “Consumado es”. Ese dulce aroma subió a
la presencia misma de Dios para traerle reposo de todas las transgresiones de la raza humana.
El manifestó Su omnipotencia cuando sacó a Jesús de la tumba después de que la expiación
por el pecado fue totalmente finalizada. Esto fue llevado a cabo cuando el alma de Jesús sufrió
por tres días y tres noches en el hoyo profundo (Sal. 18).
MINISTRANDO REPOSO A DIOS
1. El gran cofre del tesoro (el corazón) de Dios en Cristo es la Iglesia. Ya que nuestros
corazones son el cofre del tesoro y Dios encuentra reposo cuando Su iglesia cumple Sus
propósitos o que son sus tesoros. No queremos hacer lo que varios de los reyes de Judá hicieron,
que, bajo presión, ellos tomaron los tesoros del templo y se los dieron al enemigo. Podemos
conservar lo que Dios dio a la iglesia temprana y no permitir que nadie quite esas demarcaciones
antiguas dejadas por Cristo y los apóstoles, “la cual casa somos nosotros, si retenemos firme
hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (Heb. 3:6). Este reposo es mantenido
por (1) el Liderazgo de Cristo, incluyendo Su cobertura apostólica, y (2) estando en una correcta
relación con nuestro Sumo Sacerdote, quien nos da esperanza para perseverar hasta el fin, en
gozo. Ya que no solamente (1) la Iglesia en general es Su casa de reposo, sino también,
individualmente, (2) cada uno de nosotros somos el templo de Dios (1 Co. 6:19).
2. Le damos a Dios reposo en Su alma, al dejarlo ver en nosotros a Su Hijo ungido,
en quien Su alma aún se complace. El mismo Padre, quien se complació con Su Siervo, aún se
complace con Él en nosotros, cuando caminamos en las obras predestinadas, que son las
“buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10).
En otras palabras, nuestro caminar sacrificial de obediencia delante de Él cuando reclamamos
Sus promesas en contra de la oposición espiritual del enemigo, eso le da reposo al alma del
Padre. Vemos que los Israelitas, quienes por causa de la incredulidad fueron desobedientes a
esas promesas y no entraron. Vemos, a través del libro de los Hechos, que la iglesia temprana
obedeció “la promesa del Padre” (Hechos 1:4-5) inmediatamente después de la salvación. Ellos
obedecieron al recibir el Espíritu Santo en una manera sobrenatural. Es posible cruzar desde el
desierto a la vida en la entrada de Canaán viviendo por obediencia en esta área, pero aún
quedarse corto, como las dos tribus y media de Israel, quienes se asentaron en el lado este del
Río Jordán en lugar de hacerlo en el lado oeste. Podemos poseer todas las promesas, las cuales
“son en Él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” (2 Co. 1:20). Otra de
esas promesas es Filipenses 4:19, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Vemos que la aplicación de la doble porción de Su reposo
aquí es (1) nuestra alma estando en rectitud con Él, y (2) caminando en las obras predestinadas.
3. El tercer “Mi Reposo” es el reposo que le ministramos a Dios cuando cesamos de
nuestras propias obras y entramos al Día de Reposo. Muchos cristianos han comenzado en
Canaán, pero en lugar de dejar que Dios termine Su obra madurándoles, nunca han permitido
a que el “Alfa” sea también su “Omega”, ya sea por legalismo o por estar pasivos a través de la
flojera espiritual. Son como los Corintos y los Gálatas, quienes estaban contentos con ser como
los creyentes hebreos a quienes Pablo estaba escribiendo, “Porque debiendo ser ya
maestros…tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros
rudimentos…” “Primeros” denota que hay otras verdades que Dios quiere que sigamos, como lo
son las siete verdades clave que Pablo estaba enseñándoles.
Este tercer “Mi Reposo” significa que nosotros, de nuestra parte, vamos a dejar que la
espada de la Palabra haga una obra profunda cortando los deseos equivocados de nosotros.
Esto es en lo que Israel falló al no deshacerse de todos los canaanitas quienes llegaron a ser
después como espinos en sus costados. Sin embargo, ¡Qué gozo disfruta el Padre cuando
dejamos que la paciencia tenga su obra completa para que no nos falte cosa alguna! (Santiago
1:4).
Este tercer “Mi Reposo” de cesar de nuestros esfuerzos propios en el séptimo día, es
también una doble porción de reposo. Ya que el “séptimo día” tiene también un doble
significado. Sabemos que Pedro dice, “para con el Señor, un día es como mil años, y mil años
como un día” (2 Pe. 3:8). Por lo tanto, la aplicación profética de este “Mi Reposo” es que,
aquellos que permiten que una obra profunda de santificación sea finalizada en ellos, reinarán
y regirán mil años con el Señor cuando Él regrese con todos Sus santos a poseer los reinos del
mundo. Ya somos herederos de Dios como creyentes (de Su vida eterna y del cielo), pero
también somos “coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él” (Rom. 8:17).
4. El cuarto reposo es el “dulce aroma” o literalmente el “aroma del reposo”. El
primer uso de esto es cuando Noé y su familia construyeron un altar después del diluvio, desde
el cual ascendió este aroma del reposo de Dios (Gn. 8:21). También vemos a nuestro Sumo
Sacerdote oficiando. Su ministerio es ofrecer el Sacrificio que junto con su aroma envían el
reposo a Dios. Este sacrificio, que es la vida terrenal de Jesucristo, habla de “lo débil de Dios”
que “es más fuerte los hombres” (1 Co. 1:25).
Este reposo tiene una doble porción de aplicación. (1) Primero vemos a Cristo en Heb.
5:7-8, “ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas”, así “por lo que padeció
aprendió obediencia.” Getsemaní podría ser llamado el cerillo que encendió el fuego del
Calvario. Venimos a Dios no por nuestros propios méritos, sino a través del sacrificio de Cristo,
que nos hace aceptables. (2) Segundo, el mismo amor que permanece en Cristo, permanece,
en cierta medida, dentro de nosotros. Cuando dejamos que nuestro egoísmo sea quemado en
la cruz en el diario vivir, nuestro sufrimiento por él y nuestra adoración a Él es un dulce aroma
para Él (Heb. 13:15-16). “Suba mi oración delante de ti como el incienso” (Sal. 141:2). Pablo
muestra el contraste entre estas dos aplicaciones de la doble porción en Ef. 5:2-7. Entonces,
después de mostrarnos a Cristo siendo nuestro sacrificio con Su dulce aroma, él nos advierte
del hedor de una vida sin santificarse que podía impedir que este aroma ascendiera hacia el
cielo. Este hedor mencionado es: fornicación, toda inmundicia, codicia, suciedad, palabras
vanas y bromear demasiado. En lugar de eso, debemos enviar el dulce aroma de la acción de
gracias.
PLENITUD DE REPOSO
Pablo define el concepto “plenitud” en términos de perspectiva como “anchura, longitud,
profundidad y la altura” (Efesios 3:18-19). Este concepto estaría incompleto, sin embargo, “Dios
es amor”, y Su amor llena estas dimensiones.
1. En reposo, entramos en la “anchura” de la plenitud de Dios, la cual abarca mucha
gente.
2. En reposo, entramos en la “longitud” de la plenitud de Dios, la cual nos da la
capacidad de seguir la senda de justicia y de soportar a través de un largo tiempo.
3. En reposo, entramos en “profundidad” de la plenitud de Dios, la cual nos habla
de la penetración interna que hace en nuestras vidas personales.
4. En reposo, entramos en la “altura” de la plenitud de Dios, trayéndonos a la
extensión de Su presencia celestial, aún a través de guerra espiritual, si fuese necesario.
Al ver con detalle el pasaje de Hebreos 3:1-6 encontramos estas dimensiones:
1. Después de hablar de que el Nombre de Dios es glorificado en la Iglesia entre los
muchos hijos dados a Él (el Hijo), el autor habla de la iglesia siendo comparada con un edificio.
Cuando estas frente a un edificio, automáticamente ves su anchura.
El templo de Salomón, una de las grandes maravillas del mundo antiguo, era muy ancho.
En el futuro, el templo de Ezequiel será mucho más ancho. De la misma manera, la Iglesia
Universal, entre más grande su circunferencia, más grande será su rango para alcanzar números
mayores para Cristo; ya que nuevas piedras individuales, o creyentes, son multiplicados o
agregados a ella.
2. El reposo de Canaán era orientado a una meta. Fue su meta durante cuarenta
años mientras viajaban en la senda de la justicia (relaciones correctas) en el desierto. Aquellos
que cayeron fueron víctimas de su propia incredulidad a la Palabra de Dios y nunca terminaron
la “longitud” divina de la vida recta. Por lo que Josué, Caleb, y la nueva generación creyeron a
Dios y mostraron la longitud de Dios en sus vidas. Ellos prestaron atención a la advertencia de
“Hoy…no endurezcáis vuestros corazones…”
3. Este tercer “Mi Reposo” habla de “profundidad” en la vida de Cristo. Cuando
trabajamos (en esfuerzo propio), Dios reposa. Sin embargo, cuando reposamos (en Su vida),
Dios trabaja, pero no hasta que cesamos de nuestros propios esfuerzos de ansiedad. Este
reposo penetra la profundidad de nuestro ser. Es por eso que el ejercicio más hábil del ministerio
del sumo sacerdote es mencionado para describirlo.
“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante
ejemplo de desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos.”
Esto se refiere al hábil corte del cuchillo en las coyunturas para llegar a los tuétanos – la porción
de Dios. “…y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:11-12). ¡Oh, la
profundidad de esta dimensión! La profundidad de Su vida nos penetra por la Palabra.
4. La “altura” viene al último. “Por tanto teniendo un gran sumo sacerdote, que
traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión” (v.14). Él es como
Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo. Estos dulces aromas del sacrificio de Cristo para
nosotros, así como aquellos aromas de nuestros sacrificios para Él, ascienden hasta el cielo
para bendecir los atrios del cielo y nos elevan a Su presencia.
EL AMOR ES LA CONEXIÓN DE LA PERFECCIÓN
Verdaderamente nos unirá a Su reposo.
1. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” – Amor en Adoración: Después de
diez días de ese tipo de amor en el Aposento Alto, en el Pentecostés, Dios comenzó a enviarlos
para evangelizar muchas almas – ¡Oh, que anchura!
2. Lo amarás “con toda tu alma” – Amor de Afecto: Es necesario si vamos a
permanecer leales y a quedarnos en el Camino (Hechos 11:23) - ¡Oh, que longitud!
3. Lo amarás “con toda tu mente” – Amor de Actitud: Sin el cual hay muchas piedras
en nuestra mente que estorban a Dios para poder penetrar dentro de nosotros. - ¡Oh, que
profundidad!
4. Lo amarás “con todas tus fuerzas” – Amor en Acción: Es necesario para derramar
acciones de sacrificio delante de Dios para que (como en aquellas fiestas del Antiguo
Testamento en las cuales se ofrecían muchos sacrificios) la presencia de Dios nos levante en
una dulce comunión con Él - ¡Oh, que altura!
YO SOY LA PUERTA
Jesús muestra el camino para entrar completamente en este reposo. ¿Cómo entramos?
A través de la puerta, la entrada legal al REPOSO, la cual es representada por la entrada del velo
al Lugar Santísimo (técnicamente, las 4 basas de plata del velo, Éx. 26:32). El velo rasgado –
Su cuerpo inmolado – fue el resultado de Su experiencia en el Calvario. Debajo del velo estaban
escondidas estas cuatro basas de plata; la plata representa Su obra redentora por nosotros, la
cual es la base legal para entrar en Su reposo (Éx. 26:32).
1. El Reposo de Habitación – (La Iglesia es Su habitación) Hechos 7:49. ¿En qué
fundamento legal podemos nosotros, el cuerpo de Cristo (la Iglesia), venir delante del Padre?
De acuerdo con Salmos 139:14-16, cuando Dios vio Su simiente, a Jesús en el infierno, Él estaba
mirando a Su cuerpo En 53:10 leemos literalmente, “Cuando haya puesto su vida en expiación
por el pecado, verá linaje,” aun estando en el infierno. Y “Vivirá por largos días”, habla de la
resurrección que abrió Su reposo para Su Iglesia; la voluntad creativa de Dios es cumplida.
2. El Reposo de Canaán – Heb. 4:3. El reposo en los lugares celestiales: Su “órbita”
o voluntad justa para nosotros. El reposo es el producto de la sumisión y de entrar en Su voluntad
justa. Para que nosotros podamos legalmente (justamente) ser capaces de entrar en Su reposo
en los lugares celestiales, Su alma tenía que ser como la del macho cabrío que se enviaba al
desierto en el día de la expiación, teniendo una muerte tortuosa y lenta por nosotros. “Morir”
significa ser “separado, cortado”, como se ve en Is. 53:8a. “Muertes” es plural en el versículo 9.
Cuando fuimos muertos con Cristo, fuimos en esa muerte al infierno con Jesús para que
pudiéramos entrar a los lugares celestiales. Las obras pre-ordenadas de Dios para nosotros
están mencionadas en Efesios, que repetidamente habla de nuestra posición, aún aquí y ahora,
en “los lugares celestiales”. Debemos caminar en el reposo de su justificación y en sus
realidades.
3. El Reposo de la Obra Terminada – El Reposo de Satisfacción: Is. 53:11 muestra
que “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho.” Sin Su obra terminada, todas
nuestras obras específicas serían inútiles. Mientras nos derramamos como un sacrificio en los
muchos detalles de Su voluntad específica para cada una de nuestras vidas, traemos reposo a
Dios.
4. El Reposo del Milenio y Nuestra porción en Él – El Reposo de la Terminación y
Gozo. En Is. 53:12 el “despojo” que Cristo recibe siendo el Primogénito, Él se los da a “los
fuertes”, aquellos que reinarán con Él durante el Milenio. ¿Cómo puede Él hacer esto? “por
cuanto derramó su vida hasta la muerte.”
CAPÍTULO TRES
LAS VERDADES VENCEDORAS
Nos dan la protección de la Voluntad de dios por su gracia vencedora
(2 Corintios 12:9) Fil. 3; Heb. 5:11, Apo. 21:7
Los 7 Llamados del Espíritu
Los Llamados del En la vida de En la vida del El propósito Lo que Él hace Las bendiciones del
Espíritu Cristo discípulo con nosotros “vencedor” Ap. 2, 3

A. Llamado a la Mat. 2:15 1 Tes. 4:7; 2 Santidad Nos Corteja Comer del árbol de
salvación Co. 6:17 la vida

B. Llamado a la Lc. 2:49-52 1 Co. 1:9; 3:9 Compañerismo Nos Prueba Ningún daño de la
Responsabilidad segunda muerte
(delante de Dios y
del hombre)

C. Llamado a un Lc. 3:21-22 Gál. 5:13; 1 Libertad Nos Capacita Comer del maná
Sacerdocio Pe. 2:5; 2 escondido y un
Ungido Co. 3:17 nuevo nombre

D. Llamado a Lc. 4:1-2 1 Pe. 2:21; Sufrimiento y Nos Disciplina Poder para
Vencer la 3:9; Col. 3:15 Paz gobernar y la
Tentación Estrella de la
Mañana

E. Llamado a un Lc. 4:14-19 Fil. 2:22; Hech. Ministerio Nos Usa Vestido en
Ministerio Ungido 13:2; Jn. especial vestiduras blancas
y Aprobado 21:17 y no raer su nombre
del libro sino
confesarlo delante
de Su Padre

F. Llamado a una Jn. 12:24 Jn. 10:10; Col. Vida Eterna Nos Renueva Un pilar en la Casa
Vida Abundante 1:5-6 de Dios y un triple
Nombre:
a) El Nombre de
Dios
b) El Nombre de la
Nueva Jerusalén
c) El Nombre nuevo
de Cristo

G. Llamado al Hechos 1:10 1 Tes. 2:12; 2 Reino y Gloria Nos Mueve Sentarse con Cristo
Trono Tes. 2:14 en Su Trono
LOS SIETE LLAMADOS DEL ESPÍRITU
El Espíritu llamó a Cristo a un nivel más alto en siete ocasiones diferentes. Y debido a
que Él es nuestro ejemplo (1 Pe. 2:21), también nosotros debemos seguir el modelo y permitir
al Espíritu guiarnos en la senda manchada de sangre. Puede existir en una forma natural cierto
cambio en el orden de cómo nos llegan los siete llamados en contraste de cómo llegaron a
Cristo.
Un vistazo a la vida de Cristo nos ayudará a ubicarnos a nosotros mismos en donde
estamos cada uno de nosotros en el calendario de Dios para nuestras vidas. Necesitamos
recordar varias cosas cuando vemos como Cristo siguió estos llamados divinos tan fácilmente.
Antes que todo, Su deleite no era predicar o hacer cualquier otra cosa, sin importar que
tan buena pareciera ser; sino más bien, como lo dice el Salmo 40:8: “El hacer tu voluntad, Dios
mío, me ha agradado”.
Otro secreto de crecimiento fue que, aunque Él estuvo en un ambiente duro y
espiritualmente seco toda Su vida, no permitió que la dureza de otros lo endureciera a Él. “Subirá
cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca” (Is. 53:2).
Ahora, veamos los llamados:
A. El Llamado a la Salvación incluye no solamente la justificación sino también la
santificación para salir del mundo. Este fue el primer llamado que el Señor Jesús respondió
cuando fue llamado a salir de Egipto (Mt. 2:15), y también es el primer llamado del Espíritu al
que nosotros debemos responder.
B. El Llamado a la Responsabilidad vino después:
a. Delante de los hombres (sus padres terrenales)
b. Delante de Dios. Para hacer la obra que el Padre había planeado (Lc. 2:49-52). El
negocio de Su Padre estaba en el Templo del Padre en donde, a la edad de doce años, Él estaba
ministrando a los líderes del templo. Este llamado también es nuestro segundo llamado. Por
supuesto, este llamado incluye nuestra responsabilidad de seguir a Cristo en nuestro caminar
diario ahora que Egipto ha sido dejado atrás. Mira a Andrés, quien tan pronto como encontró a
Cristo, se sintió responsable de traer a su hermano Pedro hacia Cristo.
C. El Llamado al Sacerdocio Ungido vino en el río Jordán en donde el Espíritu Santo
descendió sobre Cristo a la edad de treinta años (la misma edad en que los sacerdotes de Israel
eran ungidos para el sacerdocio). (Lc. 3:21-22). Este llamado representa básicamente recibir el
Espíritu Santo para un servicio ungido. Esto viene a menudo con un llamado inherente a un
ministerio específico. Consideremos a David, quien fue ungido por Samuel para sentarse en el
trono, pero tuvo que pasar a través de un período de prueba antes de entrar en la plenitud de
su ministerio particular. Por esta razón es que el siguiente llamado es importante.
D. El Llamado a Vencer la Tentación es el cuarto llamado (Lc. 4:1-2). Este es un
“terreno de prueba”, ya que “muchos son los llamados” – a un ministerio, como en el llamado
número 3 – “pero pocos los escogidos”. ¿Por qué solamente unos pocos? Porque los demás
nunca pasaron este “grado” o llamado particular. En la vida de Cristo, este llamado vino durante
sus cuarenta días de tentación (Lc. 4:2). El pasó esta prueba porque guardó la Palabra en Su
corazón y fue guiado por el Espíritu. Así, Él fue capaz de continuar hacia el quinto llamado.
E. El Llamado a un Ministerio Ungido y Aprobado. (Lc. 4:14-19). El ministerio ungido
de Cristo duró tres años y medio. Él fue el principal apóstol, profeta, evangelista, pastor y
maestro, anciano, diácono, gobierno y ayuda (Él aún es; y cuando entramos en este quinto
llamado, Él está aún derramando Su vida de ministerio a través de nosotros). Podríamos decir
que estos llamados son como los bloques de construcción de los niños. Entrar a estos llamados
progresivos del servicio para Cristo no nos quita la responsabilidad de los llamados anteriores.
Cristo fue severamente tentado en el desierto inmediatamente antes de sus tres años y medio
de ministerio, y continuó siendo probado a través de este periodo.
F. El Llamado a la Vida Abundante, el sexto llamado, está compuesto por la muerte,
sepultura, y resurrección de Cristo. “De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo no cae
en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” (Jn. 12:24). En una manera,
este llamado es como el cuarto llamado repetido e intensificado, excepto que éste tiene el
aspecto adicional de la resurrección.
G. El Llamado al Trono (Hechos 1:10) es visto en el llamado de Cristo hacia arriba a
sentarse “a la diestra de Dios.” (Mr. 16:19). Ya que el Espíritu va a darnos una muestra de la
gloria venidera (Ef. 1:14), Dios quiere llenarnos de poder para sentarnos en el trono y tomar
dominio completo sobre el adversario; mientras estamos esperando el verdadero llamado hacia
arriba. Cuando lleguemos en nuestra experiencia diaria a lugar donde podamos decir; “y ya no
vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gál. 2:20), entonces experimentaremos esta vida en el trono.
Estos llamados no están limitados solamente a lo individual, pues Dios ha dado los
mismos llamados a la iglesia. Dios dividió la edad de la iglesia en periodos, mostrados por las
iglesias de Apocalipsis capítulos 2 y 3, en los cuales la iglesia está recibiendo estos llamados.
Por ejemplo, la iglesia de Laodicea recibe el llamado al trono, siendo la última. “Al que venciere,
le daré que se siente conmigo en mi trono…” (Ap. 3:21)
En el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo Testamento, un asunto o un hecho tenía
que ser probado por dos o tres testigos (2 Co. 13:1). El deseo de Dios es tener una iglesia que
sea ejemplo para el día de hoy, de la misma manera que las tenía en Hechos, para probar Su
gracia a todos. Estas iglesias ejemplo también siguen en la línea de los “siete llamados.”
Notemos primero los llamados de la iglesia “primitiva”:
A. El Llamado a la Salvación. Después del Calvario y la resurrección, Jesús llamó a
los apóstoles a salvación cuando Él sopló sobre ellos y mandó que recibieran el Espíritu Santo
(Jn. 20:22-23).
B. El Llamado a la Responsabilidad vino a través de la Gran Comisión (Mt. 28:19-20;
Mr. 16:15-18). Este llamado también los llevó primeramente al aposento alto (Hechos 1:4, 13).
C. El Llamado al Sacerdocio Ungido llegó en Pentecostés (Hechos 2:1-4). Este
llamado fue prefigurado en el Sinaí de Israel, donde Dios los llamó a ser una nación de
sacerdotes (Éx. 19:6).
D. El Llamado a Vencer la Tentación vino a través de la dispersión, debido a la
persecución (Hechos 8:1).
E. El Llamado a un Ministerio Ungido y Aprobado vino inmediatamente después del
llamado que le precedía, “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el
evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria…” (Hechos 8:4-5).
F. El Llamado a una Vida Abundante vino cuando Dios levantó a Pablo con su
mensaje de vida abundante y ministerio de gracia, como es visto en sus tres viajes misioneros
(Hechos 13-19).
G. El Llamado al Trono tal vez tiene su gran clímax en los martirios bajo el tiempo de
Nerón que siguieron a la persecución. Mientras tanto, el ejemplo de Pablo de la “vida en el trono”
se ve en su viaje a Roma y en las epístolas escritas en el camino.
Ahora, notemos los llamados progresivos repetidos bajo diferentes circunstancias en
esta última “Iglesia Ejemplo”, en la cual nosotros podemos tomar parte. Por supuesto, debemos
comenzar en la Reforma porque la raíz de estos llamados se remonta a ese tiempo:
A. El Llamado a la Salvación vino de la boca de los reformadores cuando llamaban
al pueblo de Dios a salir de Babilonia hacia una salvación genuina por gracia, no por obras. Por
supuesto, Dios aún está llamando a Su pueblo a ser salvos y a salir del mundo. No estamos
diciendo que estos llamados no pueden ser repetidos para los hijos de Dios ahora, sino que
estamos viendo un cuadro panorámico.
B. El Llamado a la Responsabilidad fue visto particularmente en el siglo XIX, tanto en
las grandes actividades misioneras (para con los hombres) y en las antiguas “reuniones de
espera” del movimiento original de la “Santidad”, donde esperaban (en Dios) para ser llenos de
poder. Estaban en el aposento alto en aquellos días y se sentían responsables de obtener la
preparación de Dios.
C. El Llamado al Sacerdocio Ungido vino simultáneamente al venir los
derramamientos Pentecostales sobre estos discípulos que esperaban por todo el mundo y
emergieron los grupos Pentecostales.
D. El Llamado a Vencer la Tentación vino cuando el Comunismo, las persecuciones
y las guerras mundiales afloraron por fuera, y en muchos casos con divisiones, dentro del pueblo
de Dios. (Recuerde, solamente aquellos que permanecieron llenos del Espíritu Santo y quienes
retuvieron la Palabra pura pasaron a través de esta etapa.)
E. El Llamado a un Ministerio Ungido y Aprobado vino inmediatamente después del
llamado anterior, cuando los verdaderos siervos de Dios fueron por todas partes predicando la
Palabra con las “señales que los seguían.”
F. El Llamado a una Vida Abundante, el cual tiene su precedente en los tres viajes
misioneros de Pablo y en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, puede ser resumido por
los tres remanentes que Dios está levantando hoy. Estos pueden ser vistos en una profecía que
Dios nos dio en 1948. Dice así:
“Estos son los días que son comparables con el tiempo de Gedeón. Hoy, como es
ese entonces, estoy levantando mis tres remanentes, uno a partir del otro. Ahora estoy trayendo
el Remanente de Mi Presencia, pero muchos se detendrán y estarán satisfechos aquí. Entonces,
en los días que vienen anteriores a la tribulación, Yo traeré el Remanente de Mi Paz. Y debido a
que están anclados en mi Palabra, tendrán una fe que recibirá cualquier cosa de Mí. Caminarán
sobre las calles de oro de Mi ciudad, porque son dignos. Entonces traeré el Remanente de Mi
Poder a través de quienes haré proezas que el mundo nunca ha visto ni escuchado. Estos son
mi ejército de Gedeón, dice el Señor”
Cuando esa profecía llegó, tuvimos que tomarla por fe. En ese tiempo el mover de Dios
comenzó cuando Israel llegó a ser una nación, y el avivamiento de Dios llegó con pureza como
si fuera una avalancha desde Canadá, por toda la tierra.
Corazones hambrientos estaban yendo a convenciones donde no había mezcla de la
carne con el Espíritu, sino que la presencia de Dios estaba sobre todo. Sin embargo, una cosa
es disfrutar de la presencia del Señor en tales reuniones y otra totalmente diferente es regresar
a la iglesia local, con sus problemas, y mantener la paz de Dios. Se necesita la Palabra en
nuestro corazón para permanecer en ese estado. Aunque podamos tener la revelación correcta,
y por lo tanto tener paz, es otra cosa tener la visitación del Espíritu con gran poder.
Este remanente de poder de los últimos tiempos es visto representado en los tres
remanentes de David, como el hombre los ve (con todas sus fallas, etc.). Allí vemos el
“remanente de la presencia” de David, los nobles de Judá, quienes disfrutaron Su presencia
como amigos. Después, estuvieron esos que eran tan débiles, que permanecieron en el torrente
de Besor (o en hebreo, “Torrente Fresco” – la revelación es refrescante), ellos son el “remanente
de paz”. Sin embargo, su “remanente de poder” fueron esos rudos compañeros que siguieron
al enemigo hasta que obtuvieron el botín. Tristemente, algunos mostraron un espíritu egoísta y
no quisieron repartir el botín (1 Sam. 30:9-26). Es por eso que decimos que el remanente de los
últimos tiempos es visto como el hombre los ve. El hombre ve todas las fallas, y muchos que se
identifican con el remanente de poder de Dios realmente no están en su remanente de poder.
G. El Llamado al Trono será escuchado por la Esposa vencedora (Lc. 21:36; Fil. 3:11,
2 Tes. 1:11, Heb. 9:28, Ap. 3:10 – todos estos versículos son condicionales). Mientras, la Iglesia
en general debe ser purificada por tres años y medio de tribulación. En el viaje de Israel a través
del desierto, la tribu de Judá subió primero. Luego, después de un gran espacio, los otros la
siguieron (Nm. 10:5, 14); pero todos llegaron a Canaán.
Estos llamados pueden ser seguidos por la asamblea local también, como se ve en
Antioquía. Note las siguientes referencias: Hechos 11:21, 23, 26, (“cristiano” o “pequeño Cristo”
significa que él debe tener el llamado al sacerdocio ungido, ya que “Cristo” significa “ungido”).
Los tres viajes misioneros de Pablo comienzan en Antioquía. Antioquía, en lugar de Jerusalén,
comienza a verse al frente. La historia registras muchos mártires de Antioquía más adelante en
la edad del materialismo. Tengamos oídos para oír el llamado del Espíritu de Dios.

Este artículo fue publicado primeramente en el Consejero de la Gracia de Texas en Julio de 1961. (Vol. XIII, No. 4)
CAPÍTULO CUATRO
LAS VERDADES DEL CALVARIO
Nos dan la paz de la voluntad de Dios por Su gracia redentora (Efesios 1:7)
Heb. 9-10; Marcos 10:33:34
7 SUFRIMIENTOS DE CRISTO Is. 53:4-7
SUFRIMIENTO REFERENCIA DONDE SE CUMPLIÓ TIPO DE PRESIÓN
(Palabras en Isaías 53:4-7)

A. Azotado En Getsemaní Mr. 14:34-42 EMOCIONAL, dolor, afligido

B. Herido Por Judas y la turba CONMOCIÓN, IMPACTO


Mr. 14:43-52 Zac. 13:7

C. Abatido Por Pedro y los Sumo Sacerdotes Lc. SU HUMILLACIÓN


22:54-65 Heb. “abatido”

D. Herido El Sanedrín y testigos falsos Lc. PERSONAL


22:66-71; Mt. 27:5 Zac. 13:6; Pr. 25:18

E. Molido Noche en vela ante los oficiales LAS CIRCUNSTANCIAS


Romanos “Cansado” lit. “Magullado”
Lc. 23:1-25; Dan. 2:40 Lc. 18:5

F. Castigado Sus azotes, llevando la cruz, la LA INJUSTICIA de ser castigado


crucifixión Lc. 23:16; 22-46 como criminal

G. Angustiado Su alma llevó una angustia SOBRENATURAL, la ira de Dios y


inimaginable en el infierno la de Satanás también.
Mt. 12:40; Sal. 16:10a; Sal. 18; Sal. 88

SIETE
BENEFICIOS
DEL PACTO
EL SÉPTUPLE PACTO DEL CALVARIO
Por Glenn Ewing
Los santos redimidos de Dios, que han ido a la gloria, llenan el cielo con sus alegres
canciones de redención. Una de ellas está registrada en Apocalipsis 5:9, “y cantaban un nuevo
cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y
con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.”
El Calvario, la fuente de esta redención ha puesto su sombra profética en las vidas de
los primeros patriarcas, quienes, sosteniendo a sus recién nacidos, profetizaban mostrando las
vidas que sus hijos vivirían, y los nombraron de acuerdo a eso. En todos sus nombres, una letra
del nombre de Jehová identificaba a quien lo llevaba como un hijo de Dios. Jehová se dio a sí
mismo siete nombres compuestos para denotar la séptuple obra que completaría Su Ofrenda
en el Calvario. Cada uno de los siguientes nombres establece una obra de pacto del Calvario:
Jehová-Tsidkenu Jer. 23:6 Jehová nuestra Justicia
Jehová-Raah Sal. 23:1 Jehová es mi Pastor
Jehová-Rapha Éx. 15:26 Jehová el que Sana
Jehová-Nissi Éx. 17:15 Jehová es mi Estandarte
Jehová-Shalom Jue. 6:2 Jehová es Paz
Jehová-Jireh Gn. 22:14 Jehová Proveerá
Jehová-Shamah Ez. 48:35 Jehová está Allí
Entendiendo esta gran salvación, el Salmista David escribió en el Salmo 103:1-2,
“Bendiga todo mi ser Su santo nombre…y no olvides ninguno de Sus beneficios”. Después, el
Profeta Isaías en su maravilloso capítulo 53 expone los siete sufrimientos de muerte (la palabra
muerte es plural en Hebreo en Is. 53:9) como Jehová “cargó en Él el pecado de todos nosotros”.
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por…
A. Azotado
B. Herido de Dios
C. Abatido
D. Herido
E. Molido
F. Castigado
G. Angustiado
En el Calvario, el Yeshuah Mesiánico Judío, clamó mientras moría, “Consumado es”.
El Apóstol Pablo, viendo a muchos cristianos descuidando los beneficios completos de la
redención de Cristo Jesús, escribió para advertirnos en Hebreos 2:3, “¿Cómo escaparemos
nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” La creación entera de Dios, el cielo, la
tierra y la vida sobre la tierra, es profética.
Memoriales de Su Sacrificio: Las sesenta constelaciones de estrellas que forman el
Zodiaco lunar y solar, narran cada año su maravillosa historia. Cada primavera toda la naturaleza
vuelve a contar la historia más grande de todas. Aún en la historia nacional de Israel, todos sus
mandamientos nacionales, leyes, ordenanzas, y fiestas no eran sino figuras de mejores cosas
que vendrían en la redención.
Vemos las sombras presentes de la séptuple redención del Calvario, a través de la raza
Adámica. Aún los primeros patriarcas tuvieron que llevar a cabo siete actos en adoración
mientras Dios se encontraba con ellos a solas en el sacrificio. Su ofrenda hubiera sido en vano
si hubieran fallado al obedecer a Dios acerca de poner sus manos sobre su cordero de sacrificio.
Ya que tuvieron que mirar hacia delante a la cruz, tan lejos como nosotros ahora miramos hacia
atrás, sus acciones de obediencia también eran acciones de fe. Al poner sus manos sobre el
sacrificio sustitutorio ellos sabían que era un sustituto del Cordero de Dios, el que Abraham
profetizó en Gn. 22:8, de la misma manera que el Cordero Mesiánico, el Hijo de Dios fue un
sustituto por cada uno de nosotros. El pecador, al poner sus manos sobre el pequeño cordero a
punto de morir en su lugar, primero tenía que confesar su pecado y necesidad, identificarse a sí
mismo con el sacrificio, y entonces profesar su fe, dándole cumplimiento a la Palabra de Dios.
En el Calvario, Jesús nuestro Señor cumplió todas las ordenanzas ceremoniales de Israel.
No solamente dio su vida física al derramar Su sangre; sino también Su alma, la cual no murió
en la cruz, sino que llegó a ser el macho cabrío para la expiación de Dios llevando todos nuestros
pecados y yendo hasta el infierno más bajo por nosotros. En el Salmo 88 vemos el alma de Cristo
en terrible tormento, muriendo en lugar del cuerpo y del alma de cada creyente. En el Salmo
139:15-16, vemos a la iglesia concebida en el infierno más bajo, en sus sufrimientos. También,
vemos que el infierno fue concebido en el cielo más alto, en el corazón de Lucifer (Ez. 28:12-19
e Is. 14:9-17). Pablo vio esta escena de Cristo yendo hacia abajo (Ef. 4:8-10), y David la vio en
el Salmo 68.
Jesús vino en Su ministerio terrenal a vivir el Modelo de Vida para Su iglesia. El siguió
adelante por fe, de la misma manera que Abraham, para reclamar y poseer el séptuple ministerio
de liberación del Calvario. Esto lo hizo aún antes de que fuera a la cruz. Por la misma fe, cada
cristiano se ha extendido hacia el Calvario y ha puesto sus manos sobre el Cordero de Dios a
través de la confesión, recibiendo así la impartición de la vida eterna.
Después vino el apóstol Pablo, predicando el Evangelio basado en la obra terminada del
Calvario. El recibió las Siete Doctrinas de la Biblia que fluyen del Calvario. Estas se encuentran
en Hebreos 6:1-2, y son las siguientes:
• La Doctrina de Cristo
• El Arrepentimiento de obras muertas
• La Fe en Dios
• Los Bautismos (a) de regeneración en el Cuerpo espiritual de Cristo, (b) del
Espíritu Santo y fuego, y (c) del creyente en agua
• La Imposición de manos
• La Resurrección de los muertos
• El Juicio eterno
Los siete beneficios del Calvario que conforman la Doctrina Apostólica, que es el
fundamento de la Iglesia apostólica primitiva, son: Justificación, Santificación, Sanidad Divina,
Salud Divina, Reposo de Fe, la Vida de Resurrección, y la Glorificación de Cristo. Mientras
examinamos estos siete beneficios del Calvario, los cuales dan al creyente Dominio completo
sobre todas las cosas que ahora le mantienen en sujeción; notemos que la primera que viene
es la Justificación y luego sigue la Santificación.
A. Justificación. Este primer beneficio da liberación al espíritu humano (pneuma) de
la culpa del pecado, mientras que el segundo le da a nuestra alma (psuche) o vida mental,
liberación del poder que los hábitos pecaminosos tienen sobre nosotros. La Justificación trae el
arrepentimiento y hace que el espíritu de Cristo habite en nosotros, el cual hace una nueva
creación de nuestro espíritu humano transformándolo en una nueva creatura sin pecado, “Todo
aquel que es nacido de Dios (nuestro espíritu) no practica el pecado… porque es nacido de
Dios.” (1 Jn. 3:9) La Justificación da seguridad al espíritu del creyente (1 Jn. 5:18), junto con
otras treinta promesas incondicionales, tales como, “Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás” (Jn. 10:28-29). Esto le da al creyente en Cristo que ha nacido de nuevo, una Obra de
Gracia del Calvario que le asegura una posición eterna en la familia de Dios, de la misma manera
que tienes una posición eterna como miembro de tu familia por tu nacimiento y sangre. Pablo
se refiere a nuestra posición perfecta como estar “en Cristo”. Martin Lutero, el sacerdote
católico, caminando sobre sus rodillas sangrantes (como algunas veces es visto en México hoy
en día) estaba esforzándose para sufrir en penitencia, y así permanecer salvo o redimido.
Entonces, Dios le habló, “El justo (justificado, aquellos que ya son redimidos) vivirá por fe” (Heb.
10:38). El Nuevo Nacimiento en Cristo acontece una vez para siempre, pero la Santificación, la
segunda obra del Calvario, es progresiva.
B. Santificación. Mientras examinamos el segundo ministerio de liberación, la
santificación forjada por Jesucristo para nosotros en el Calvario, la entendemos como el
apartarse uno mismo para Dios. Esta obra es hecha a través de nuestra alma o vida mental. Con
la Ley de la Mente que tiene su soberana voluntad de elección, encontramos una necesidad de
una consagración más profunda para continuar nuestro caminar en el espíritu, y no en la carne
(Rom. 7:23). Por lo tanto, al despertar a nuestra necesidad de una vida espiritual más profunda
para vencer la Naturaleza Adámica de pecado, regresamos al Calvario por fe y reclamamos
nuestras arras de herencia, el ser revestidos por el Espíritu Santo, que fue la última promesa y
profecía de nuestro Señor (Hechos 1:8). Esta obra del Calvario es imperfecta en nosotros hasta
que alcancemos madurez en Cristo. Comenzamos en el estado de infancia, y al ir obedeciendo
los 700 mandamientos del Nuevo Testamento, y al entrar en el poder de muchas promesas,
crecemos espiritualmente mientras que la vida de Cristo se va formando completamente dentro
de nosotros. Por lo tanto, nuestra posición (en nuestro espíritu) es eterna, pero nuestro estado
(en el alma) varía si obedecemos o desobedecemos la Palabra del Señor. Mientras escalamos
la Montaña invisible del Calvario para reclamar nuestra herencia en Cristo y beber de las fuentes
de la Vida, encontramos muchas piedras de incredulidad, las cuales debemos sacar. Después
de Pentecostés, el Espíritu Santo desea establecer algunos de los nueve dones espirituales de
1 Co. 12:8-10 en nuestras vidas llenas del Espíritu. El constituye a algunos de los hombres en
los cinco ministerios de Efesios 4:11, mientras Cristo edifica Su Iglesia del Nuevo Testamento
en Su Orden Divino. Después de Pentecostés, debemos lavar nuestras mentes constantemente
con la Palabra de Dios.
C. Sanidad Divina para el alma y el cuerpo, es la tercera de las fuentes de las que
cada creyente en Cristo puede beber. Hay muy poca predicación del Calvario en las iglesias
modernas, y las iglesias laodiceanas han llenado esta fuente de vida con muchas piedras de
incredulidad. Algunas de nuestras iglesias enseñaron la incredulidad que existe hoy en día, de
que los días de milagros se terminaron y que no es la voluntad de Dios sanar cuerpos enfermos;
algunos aún enseñan que es algo que no está de acuerdo con la Escritura. Podemos sacar estas
piedras de incredulidad al examinar el ministerio de Vida de nuestro Modelo Jesús, quien sanó
a los enfermos y envió a sus discípulos, mandándoles a hacer lo mismo. El Apóstol Pablo aún
estaba practicando la Sanidad Divina en Hechos 28:7-9. El Apóstol Mateo interpreta Isaías 53:4-
5, en Mateo 8:17, “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” Cristo
otorgó el ministerio de sanidad como un don a la Iglesia del Nuevo Testamento. También es
parte de la “Gran Comisión”, como se enuncia en Marcos 16:17-18, “Y estas señales seguirán
a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; …sobre los enfermos pondrán sus
manos, y sanarán.” Este es un mandamiento con promesa. Muchos miles de nosotros, en los
últimos cincuenta años, hemos sido llevados hacia arriba de la montaña de Dios a la séptima
posición que es la de la gloria del Calvario. Sin embargo, al ser espiritualmente ignorante del
beneficio completo del pacto del Calvario, el diablo nos arrastró hacia abajo; pero ahora,
estamos escalando con determinación para contender por nuestros derechos de nacimiento y
herencia. Si puedes ver tu enfermedad específica puesta en Jesús en la cruz, entonces pronto
serás liberado; pero si testificas que la enfermedad está en ti, en lugar de estar en Él, seguirás
sufriendo.
D. Salud Divina. Ahora, examinemos la cuarta liberación del séptuple pacto del
Calvario, que es la salud divina para el alma y el cuerpo, así como tenemos para nuestro espíritu
regenerado. Saquemos nuestras estacas y movamos nuestras tiendas a una tierra más arriba.
Aquí encontrarás el pozo de la salud divina lleno con piedras de duda, miedo, incertidumbre, e
incredulidad. La iglesia promedio ha fallado en suplir las necesidades de la gente, y ninguna
asamblea puede ir más arriba de lo que su pastor puede. En la ley de la impartición, cuando la
gente del Antiguo Pacto ponía sus manos sobre el sacrificio, ellos confiaban en Dios únicamente
en base a Su Palabra. Nosotros, por otro lado, tenemos que extendernos hacia el Calvario en
nuestra fe, confiando en Dios solamente en base a su Palabra, para obtener un entendimiento
más claro de esta liberación miremos hacia los sacrificios de Israel, que eran conmemorativos
del Calvario, y examinemos la Ofrenda de Paz. Este sacrificio tenía que ser siempre pasado por
fuego (que nos habla de la unción que rompe el yugo). Y proveía paz diaria, una calma en tiempos
de tormentas. Cuando se ponían las manos sobre el sacrificio, todos los castigos del pueblo eran
transferidos, por fe, sobre el cordero. Aún antes de que Israel entrara en Canaán, comenzaron
haciendo sacrificios diarios, ofreciendo un cordero en la mañana y uno en la tarde; y así, un
cordero siempre estaba ardiendo en el fuego sobre el altar que nunca se apagaba. El profeta
Isaías conocía esta liberación y escribió, “El castigo de nuestra paz fue sobre Él” (Is. 53:5). Y otra
vez, él escribió, “Tu guardarás en completa paz, aquel cuyo pensamiento (consciencia) en Ti
persevera, porque en Ti ha confiado” (Is. 26:3). Hoy, miles de cristianos son atribulados y
atormentados con disturbios mentales y físicos. Pero tú puedes dejar, por fe, todos los castigos
necesarios para tu paz sobre el moribundo Cordero de Dios en el Calvario.
E. Reposo de Fe, que es el Reposo de Dios, es el quinto pozo de las aguas vivas del
Calvario. La liberación anterior de “Paz”, trajo calma en las tormentas de la vida, pero este
Reposo de Fe te mantiene en reposo aún a través de todas las tormentas y problemas de la
vida, así como el gorrión escondiéndose en la hendidura de la montaña descansa mientras pasa
la tormenta. Pablo encontró este reposo y clamó, “pero de ninguna cosa hago caso”. Jesús
encontró ese reposo y estuvo en calma aún a través de la crucifixión y muerte. Consideremos
por fe lo que dijo Pablo; “porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en
Dios” (Col. 3:3). Debes encontrar reposo en cada una se estas siete provisiones del Calvario o
no podrás escalar y poseer ningún nivel más alto. Es tan importante que los cristianos
encuentren Reposo en su justificación o nunca podrán ser capaces de contender por medio de
ella, ni sostenerse en ninguna otra experiencia mayor del Calvario por mucho tiempo. Aquí
encontramos el Reposo de Dios. Cuando tú trabajas en tus preocupaciones, miedos, e
incertidumbres de la vida, Dios descansa; y cuando tú descansas, Él trabaja. Cada insecto, ave
y animal salvaje vive continuamente en la presencia de sus enemigos y aun así tiene reposo.
También tu puedes, porque Cristo desde dentro nos ha “sellado para el día de la redención” (Ef.
4:30) y esto asegura tu reposo cuando crees. Tu consciencia determina que tan despierta está
tu fe; y al darte cuenta conscientemente de donde se encuentra tu perturbación, si está en ti o
si está en Cristo, eso determinará el resultado. “Porque por tus palabras serás justificado, y por
tus palabras serás condenado” (Mt. 12:37). Y nuevamente, el Señor te ofrece reposo por medio
de otro mandamiento con promesa. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y
yo os haré descansar” (Mt. 11:28).
F. Vida de Resurrección es la sexta fuente de bendiciones eternas para los hijos de
Dios. La mayoría de la enseñanza tiene al creyente esperando la venida del Señor, cuando
nuestros cuerpos serán vivificados en la resurrección, sin considerar que hay Vida de
Resurrección para cada creyente ahora mismo. Jesús estableció esta verdad, una verdad por la
cual vivir. “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo” (Jn. 12:24). Aquí, la vida
de resurrección del Calvario establece el orden de cómo opera; en muerte, sepultura, y
resurrección. Aún la humilde oruga debe estar dispuesta a entregar su vida como oruga,
sepultada en su capullo, antes que la vida de resurrección lleve a cabo el milagro y la haga una
mariposa. En el momento de nuestra regeneración, entregamos nuestra vieja vida, y la
consideramos crucificada con Cristo, y sepultada, para que Él pueda así vivir Su Vida de
Resurrección en nosotros. Cuando encuentras hábitos mundanos o pecaminosos que vuelven a
aparecer en tu vida, es porque te has rendido al diablo. Él entonces vive su vida en ti, a través
de la naturaleza Adámica revivida, y a menos que juzgues este pecado con arrepentimiento,
serás castigado por medio de un juicio correctivo. Encontramos al Apóstol Pablo, yendo más
profundo en este poder de resurrección cuando exclama, “A fin de conocerle, y el poder de Su
Resurrección” (Fil. 3:10).
G. Gloria. Ahora examinamos el séptimo y supremo ministerio de Calvario, la Gloria
de nuestro Señor resucitado. Ezequiel, en los capítulos 8 y 9 nos habla de las cuatro
profanaciones de Israel, que causaron que la gloria de Dios se levantara de su vida nacional: a)
del Templo Santo de Dios, b) de Su Nombre, c) del Sacerdocio, y d) del pueblo en general. Debido
a estas mismas cuatro profanaciones en la vida del individuo y de las asambleas, la gloria de
Dios se ha ido. Año tras año, a través de los siglos, las masas sin fe del pueblo de Dios continúan
rodeando el monte del Calvario, pero nunca avanzan para contender por los siete pozos de vida
y porciones de la herencia. En 1ª de Pedro 5:4, Dios ha establecido una recompensa de gloria
con la cual Él corona la vida del vencedor completo en Cristo. En el Monte Sinaí, Moisés entró
en la gloria de Dios. En el Monte Carmelo, el profeta Elías vio la gloria de Dios descender. Jesús
llevó a tres de Sus doce discípulos, que tenían una consagración lo suficientemente profunda,
al monte de la Transfiguración para admirarlo en Su gloria. Cuando la oscuridad cubrió la cruz
del Calvario y a nuestro moribundo Señor, Dios sacudió la tierra; y los que crucificaban a Cristo
temblaron en presencia de la gloria de Dios. El Apóstol Pablo se esforzó para alcanzar esta gloria
suprema, a través de los sufrimientos de Cristo y clamó, “A fin de conocerle… y la participación
de sus padecimientos” (Fil. 3:10).
Ahora estamos entrando a la última vigila del Señor mientras cruzamos la séptima y
última frontera de esta edad de la Iglesia. El Espíritu nos llama a ir más alto y contender con el
enemigo en los siete pozos del Calvario, para que poseamos las alturas de Dios. Contendamos
por la fe del Credo de los Apóstoles y del Pacto Séptuple del Calvario: el cual puede darnos el
reposo completo del vencedor en Cristo. Recordemos que este Pacto nos establece en el orden
divino para tener dominio, para que así podamos tener dominio y victoria sobre todo lo que ha
tomado dominio sobre nosotros, y que el primer pacto de Dios con el hombre en Génesis 1:26-
28 pueda ser cumplido en el cuerpo de Cristo. El séptuple Pacto del Calvario tiene los siguientes
beneficios: Justificación (para el espíritu), Santificación (para el alma), Sanidad Divina (para el
cuerpo), Salud Divina, Reposo de Fe, Vida de Resurrección, y la Glorificación de Cristo, para que
Cristo pueda ser completamente formado en nuestras vidas.
“Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros” (Jos. 3:5)
Nota del Editor:
Para entender mejor esta verdad que nos enseña lo que Jesús dejó para que nosotros
disfrutemos, habiendo sufrido todas las cosas en nuestro lugar para ganar para nosotros tan
grande salvación, y para hacer que corresponda con su mención en el Nuevo Testamento,
hemos renombrado este artículo como “El Séptuple Pacto del Calvario”. Esto porque el Nuevo
Testamento habla de solo un nuevo pacto, el cual, dividido correctamente en siete perspectivas
a través de esta enseñanza, abrirá nuestros ojos para entender el amplio alcance de esta
verdad. También encontrarás en el artículo que algunos conceptos no son tratados solo en uno
sino en dos o más de los beneficios del Calvario, como paz, justicia, vida abundante, etc., lo que
es correcto porque todos los siete beneficios del Calvario están entrelazados bajo el mejor pacto
para darnos la plenitud de ellos (Heb. 8:6, 16; 9:15). Así que encontrarás la palabra beneficio
en lugar de pacto por cada una de las secciones de este estudio.

Este artículo fue publicado primeramente en El Consejero de la Gracia de Texas en Febrero/Marzo edición de 1955.
(Vol. IX, No. 6)
LA SENDA DE VIDA DEL CALVARIO
Cuando Dios desea mostrarnos la plenitud de alguno de sus atributos o verdades, nos
da una vista cuádruple y exhaustiva de ello, como en las cuatro dimensiones de Efesios 3:18:
A. La visión completa de su dominio; el alcance que tiene.
B. El proceso o “senda” que toma por medio de sus pasos progresivos.
C. El fruto que produce, particularmente en lo profundo de nuestras almas.
D. La gloria eterna de Dios que resulta.
Las siguientes cuatro palabras resumen estas cuatro dimensiones:
A. “El Principado”, es decir, su alcance
B. “El Proceso”
C. “El Producto” (su obra personal)
D. “La Alabanza” recibida de parte de Dios en el Tribunal de Cristo, al presentarla a
Dios habiendo sido llevada a cabo en nuestras propias vidas.
Antes que veamos Isaías 53, revisemos lo que queremos decir con “La Senda de la Vida”.
Hay siete en total.
Una vez, en un estudio de 3 meses del Salmo 119, Dios me abrió una de las razones por
la cual muchas diferentes palabras son usadas para hablar aparentemente de la misma verdad.
Estas diferentes palabras nos muestran la verdad de una manera exhaustiva:
1. “Ley” (torah) nos da la VISIÓN de la verdad, ya que la “ley” abarca todo el código
del deber.
2. “Testimonios” nos dan la experiencia, o el TESTIMONIO de ella.
3. “Caminos” (darakim = sendas andadas) están diseñadas para darnos el CAMINO
o principios de la verdad.
4. “Preceptos” (encargos de la verdad) están en realidad diseñados para darnos el
MENSAJE correcto que necesitamos personalmente.
5. “Estatutos” (ordenanzas decretadas con sanciones legisladas) sirven para hacer
que estos principios o verdades impartidas a nosotros, por medio de encargos paternales,
lleguen a ser algo habitual en nosotros. En otras palabras, para hacer que lleguen a ser un
MINISTERIO de verdad para nosotros.
6. “Mandamientos”, “juicios” y “caminos” todos están diseñados para mostrarnos la
VIDA que hay en nosotros, para nosotros, y a través de nosotros. Sus mandamientos deben ser
escritos dentro de nosotros y no solamente por fuera. Incidentalmente, los mandamientos son
direcciones emitidas con autoridad paterna. Los “Juicios” son enunciados judiciales o veredictos
dirigidos para corregir nuestro estilo de vida. Los “Caminos”, es la palabra hebrea “orach,” y que
significa “rutas habituales” (habla de las costumbres o tradiciones que pueden ser buenas, 2
Ts. 2:15), esta palabra es diferente a la palabra “caminos” del punto 3 que es “derekim” en
hebreo, y que significa “líneas prescritas de conducta.” La vida en nosotros refleja nuestra
naturaleza. La vida para nosotros desarrolla nuestro carácter, y la vida a través de nosotros
muestra nuestra influencia.
7. Hay cuatro palabras que son traducidas “Palabra”, (2 directamente y 2
indirectamente). Estas son: (1) “davar”, que significa la expresión de la mente y voluntad de
Dios, (2) “imrah” una palabra comunicada oralmente, (3) “bin”, entendimiento, y (4) “emunah”,
fidelidad, verdad, la constancia de la ley de Dios. Estas cuatro nos muestran la VOLUNTAD DE
DIOS: la voluntad de Dios es creativa, recta (o moral), específica y última.
La gran revelación de Isaías 53 comienza con Isaías 52:13, ya que el verso 13 muestra
tal exaltación divina (resultante del Calvario), que es la altura divina de la “alabanza” del
Calvario. El verso 14 muestra la máxima profundidad, o el “producto” de la humillación de Su
persona (especialmente en el original, donde muestra que ni siquiera era reconocible en su
apariencia (cuerpo), o en su forma (alma)). Después, en el versículo 15, encontramos el amplio
alcance del “principado” divino del Calvario, o la anchura divina. Ahora veamos en el capítulo
53 el “proceso” de la longitud divina del Calvario:
A. La Consciencia o VISIÓN del Calvario es vista en la primera parte del versículo 2,
“Subirá cual renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca”. Él llegó a estar consciente de la
doble visión de Su Padre para Él en el Calvario extendiéndose hacia arriba (la planta) y hacia
abajo (la raíz). Ahora, en la última parte de este versículo nos muestra la consciencia del hombre
o visión humana de Él, “no hay parecer en él, ni hermosura.” Lo a los ojos del Padre era “tierno”
y “profundo”, a los ojos del hombre era “feo” y “sin atractivo”.
B. La Crisis o TESTIMONIO del Calvario se ve en cómo fue creciendo delante de los
hombres, versículos 3-4a. “Despreciado” significa, “ser tenido en menos, desdeñar;” y
“rechazado” significa, “dejar de ser seguido como un pastor”. Él pasó esta prueba
valientemente, y salió con un testimonio limpio (1 Pe. 2:23).
C. El Cuidado o CAMINOS (principios) del Calvario es visto en el verso 4. Él “llevó”
nuestras enfermedades y dolores. Este principio del Calvario llegó a ser parte de Él. Sufrir por
otro es la manera de Dios de alcanzar los corazones de las personas; esta actitud les hace darse
cuenta del cuidado de Dios por ellos.
D. El Crisol o MENSAJE del Calvario es visto en Sus siete sufrimientos en los
versículos 4-7a. Los principios nacen dentro de nosotros, cuando son obedecidos, y nos enseñan
lecciones de verdad; en otras palabras, nos dan un MENSAJE. Cada sufrimiento denota una
presión diferente y tiene un significado diferente en el original, cada uno completamente distinto
del otro.
E. La Cura o MINISTERIO del Calvario, como se ven en los versos 5-6. El punto 3
enfatiza el acto de llevar la carga, mientras que aquí, se enfatiza la carga (es decir, lo que se
lleva o la carga en sí misma viene a ser el resultado). Su ministerio consistió en llevar nuestras
“transgresiones”, nuestras “iniquidades”, y todo lo que aflige nuestra paz, incluyendo las
aflicciones físicas. Él permanece en este ministerio de liberación. Previamente vimos que los
principios, cuando son obedecidos, llegan a ser el Mensaje de las Buenas Nuevas en nosotros,
el cual comienza a funcionar en y a través de nosotros, dándonos el MINISTERIO del Calvario
para liberar al oprimido de sus cargas para llevarlo a la libertad de Dios.
F. El Centro de VIDA del Calvario, como se ve en los versos 7b-9. (Hechos 8:33, en
la antigua versión Septuaginta dice, “En su humillación su juicio fue quitado; y ¿quién declarará
su generación? Porque su vida fue quitada de la tierra”). Antes que todo, conociendo que la vida
viene a través de rendir nuestra vida por Dios, Él rindió, en un sentido real (y en el sentido
sustitutorio de la palabra) Su vida espiritual al ser hecho pecado por nosotros. Esto se ve en el
verso 7 en el cordero yendo al matadero y en la oveja siendo trasquilada, representando la
justicia de Cristo, la cual Él entregó para que nosotros podamos tenerla. En segundo lugar, Él
también rindió Sus derechos naturales o del alma. Era el “derecho humano” de cualquier
hombre tener justicia; pero en Su humillación, aún eso le fue quitado. Aunque Pilato admitió no
encontrar ninguna falta en Él, por la presión popular ejercida sobre él castigó a Jesús como si
fuera peor que un cruel criminal. En tercer lugar, Cristo rindió Su vida física. “Fue cortado de la
tierra de los vivientes”. Su vida, cuando es ministrada en, para, y a través de nosotros, produce
VIDA abundante, la verdadera vida del Calvario, haciendo de nosotros Sus verdaderos
disciplinados o siervos.
G. La Corona o la VOLUNTAD de Dios en el Calvario está expresada en los versículos
10-12. Recuerda que la gloria de Dios es cuádruple (como se ve en Sus cuatro teocracias; Los
Patriarcas, La Ley, La Iglesia del Nuevo Testamento, y el Milenio). Por esta razón, La voluntad de
Dios también es cuádruple, ya que hay un estrecho vínculo entre las dos (su Gloria y su
Voluntad). Cuando la voluntad de Dios se cumple, la Gloria de Dios se manifiesta. Su cuádruple
gloria ha sido definida como la Gloria de Su Nombre, de Su Palabra, de Su Vida, y de Su
Presencia.
Su cuádruple voluntad consiste de; Su voluntad creativa, Su voluntad justa (moral), Su
voluntad específica (esto es, “¿debo hacer esto o debo hacer aquello?), y Su voluntad máxima.
a. Su Voluntad Creativa, involucra la Resurrección, y se ve en el verso 10 (“quiso” implica
“voluntad”). Él dio Su vida como una ofrenda por el pecado, después resucitó con una vida
eterna para ver Su linaje.
b. Su Voluntad Justa se ve en el verso 11; la justicia de Dios fue satisfecha por la obra
del alma de Jesús. A través conocer eso, tenemos justificación.
c. Su Voluntad Específica se ve en el verso 12a. Jesucristo recibe Su porción específica
asignada a Él.
d. Su Voluntad Máxima se ve en el verso 12b. Jesucristo divide Su porción con los
“fuertes”.
Hemos seguido la ruta de la vida del Calvario a través del capítulo 53, como siguiendo
un río. Este último punto tiene como si fueran cuatro cauces que salen de él y que conducen
este gran río al vasto océano de la Eternidad. Ya que mientras que vimos que la “Vida” estaba
en la última curva en el río, aquí vemos que la “Vida” finalmente llega a ser la Ley interna de
Dios escrita dentro de nuestros corazones, y el hacer la voluntad de Dios viene a ser la cosa más
natural (Flm. 2:13).
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que
os falte cosa alguna.” Santiago 1:4
REDENCIÓN

EL ESCLAVO TIENE NECESIDAD DE REDENCIÓN


¿Por qué necesitamos redención? El esclavo en el mercado de esclavos sabe porque.
Sin embargo, hay tantos esclavos hoy en día que no se dan cuenta que lo son. Ya que a través
de la transgresión de Adán, toda la humanidad quedó “vendida al pecado” (Rom. 5:16; 7:14).
Notemos lo que heredamos de él como se ve en Génesis 3.
Heredamos:
1. La Condenación de pecado (v.7)
2. El Camino equivocado de pecado (v.8, nos hace caminar apartados de Dios)
3. La Maldición del pecado (v.15)
4. El Conflicto de pecado (v15)
5. El ser Aplastados por el pecado (v. 15)
6. El triple Castigo del pecado (vs. 16-19)
7. La Cautividad del pecado (v.23)

EL SACRIFICIO PROVEE REDENCIÓN


“Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío…” (Gn. 22:8). Mira este gran
Sacrificio como se ve en Lv. 7:37. “Esta es (1) la ley del holocausto, (2) de la ofrenda (comida),
(3) del sacrificio por el pecado, (4) del sacrificio por la culpa, (5) de las consagraciones (cuando
el sacerdote la ofrecía para él mismo, especialmente el sumo sacerdote) y (6) del sacrificio de
paz.” Esto resume los capítulos anteriores, pero los capítulos 11-16 nos dan la cuádruple ley (7)
de limpieza (aquel afectado por el pecado y la muerte tenía que ofrecerla a favor de él mismo
fuera del campamento para limpieza). Todos estos muestran respectivamente los siete
sufrimientos vistos en Isaías 53 y mencionados más adelante.

LAS FUENTES QUE DAN VIDA DE REDENCIÓN


Los siete pactos del Calvario son como las siete fuentes de vida que Ponce de León
buscó. Porque, debido a la condenación de pecado, necesitamos Su (1) pacto de Justificación.
Debido a que Adán nos llevó por el camino equivocado, el curso equivocado, el del pecado,
necesitamos Su (2) pacto de Santificación. Debido a la maldición del pecado necesitamos Su
(3) pacto de Sanidad (pues no había enfermedad antes de la maldición). Debido al continuo
conflicto entre Satanás y la humanidad, entre la serpiente y la simiente de Eva, necesitamos el
(4) pacto de Cristo de Salud Divina. Este incluye no solamente victoria continua, cuando lo
aplicamos diariamente por fe sobre las plagas que Satanás lanza contra la raza humana, sino
también la victoria sobre el viejo hombre (la simiente de Satanás) por el hombre interior (“la
simiente de Eva”, Cristo dentro de nosotros).
Debido a la manera que tiene la serpiente de golpearnos y aplastarnos con
preocupaciones y con circunstancias apremiantes de una civilización impía, necesitamos la
expiación y la redención. Ante el ángel de la muerte necesitamos el (5) pacto de Reposo de Fe.
“Pero de ninguna cosa hago caso” (Hechos 20:24). Debido a la mano castigadora de la muerte,
que viene al dar a luz (Gn. 3:16), en la vida diaria, y en la muerte misma, necesitamos el (6)
pacto de la Vida de Resurrección. Madres, ustedes tienen derechos de pacto para esperar un
parto sin dolor al dar a luz. En 1 Tim. 2:15 la palabra “salvará” es “sozo” en griego, que significa
“mantener sano,” y se traduce como “sano” en cualquier otro lugar. Cuando estamos pasando
por un tiempo difícil necesitamos seguir el ejemplo de Pablo (2 Cor.1:8, 9) y reclamar la vida de
resurrección. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). Mientras que algunos están
erróneamente reclamando un cuerpo “que no muera” para esta vida, nosotros podemos esperar
junto con Pablo la “redención de nuestro cuerpo” (Rom. 8:23). Ya que el pecado nos llevó a
cautividad lejos de la presencia de la gloria de Dios, necesitamos el (7) pacto de Gloria por el
cual Su Reino puede irradiar aquí en la tierra.
Sin duda el lector ha bebido de algunas de estas fuentes vivas y radiantes en la forma
de estos pactos. Personalmente, Dios vivificó el sexto pacto a algunos de nosotros en ciertas
experiencias en México. Particularmente, hubo un fin de semana completo en las selvas bajas
en el que parecía que todo iba mal. La historia es muy extensa para contar excepto que Dios
nos dio la victoria más gloriosa allí. A pesar de solo cuatro horas de sueño durante ese fin de
semana (o un poco más o menos), a pesar de la terrible confusión en la convención de los
nacionales (la cual Dios la volvió en una paz gloriosa), a pesar de los animales salvajes rondando
alrededor por la noche, a pesar de las tormentas tropicales que amenazaron con mantenernos
encerrados, a pesar de los demonios gritando en los servicios (los cuales fueron reprendidos),
a pesar de que un joven Indio amenazó mi vida, estando yo solo, en un hermoso río tropical azul
(pero que a través del amor Dios dio dominio) y muchas otras cosas, Dios dio pruebas de que
estos beneficios funcionan. No solamente aquel fin de semana, sino que todo el prolongado
viaje estuvo lleno de tales experiencias. Un mover de la Verdad y del orden divino comenzó en
ese fin de semana y desde entonces, lenta, pero seguramente ha estado cubriendo todo México.

EL SUFRIMIENTO DETRÁS DE LA REDENCIÓN


Todos somos “siervos inútiles” aún si pudiéramos echar el sicómoro en el mar (Lc.
17:6,10). A menos que Dios reciba más de nosotros que lo que inicialmente Él pagó por esos
“siervos inútiles”. La sangre de aquel costo estaba acompañada de lo incalculable como se ve
en Isaías 53.
Él fue:
1. Azotado (tocado)
2. Herido de Dios
3. Abatido (humillado)
4. Herido (traspasado)
5. Molido
6. El Castigo de (para) nuestra paz fue sobre Él
7. Fue Angustiado, Oprimido (obligado) (Is. 53:4, 5, 7)
No creemos que estos sufrimientos están limitados a la siguiente comparación, pero
veamos cómo se relacionan. En Getsemaní lo vemos “azotado” con un intenso sentimiento por
toda la humanidad. “Azotado” denota un sufrimiento emocional intenso (por ejemplo, “azotado
por la tristeza o “azotado en la consciencia”). El corazón no podía bombear la sangre lo
suficientemente rápido, así que Él sudó como grandes gotas de sangre. Después, a la
medianoche, el verso fue cumplido, “Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.” (Mr.
14:27). Entonces fueron dispersas, pero no sin que antes la multitud llegara con toda clase de
palos para herirle, hasta que Judas lo hirió con un beso. Entonces fue humillado, “afligido”,
mientras Simón arrastraba su nombre hasta el suelo en esas horas de la madrugada en los
palacios de los sumos sacerdotes. Escrituralmente, hay más cosas dichas acerca de la aflicción
del alma que la del cuerpo, y mientras Cristo pudo haber tenido esta última aquí, ciertamente
tuvo también la primera. En seguida, al llegar el amanecer lo encontramos siendo juzgado en el
Sanedrín, estaba siendo “herido en casa de Sus amigos…” Ya que Proverbios dice “las palabras
del chismoso son como bocados suaves…” (la palabra hebrea para bocados suaves también se
puede traducir como algo que quema y tiene que tragarse) y; “Martillo y cuchillo y saeta aguda
es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio.” (Prov. 18:8, 25:18) y que “muchos
falsos testigos se presentaban” (Mt. 26:60). Después vinieron el azote de Cristo, el llevar la cruz,
y la crucifixión, todo eso lo hizo parecer como un criminal público porque estaba siendo
castigado por nosotros (Lc. 23:22). Finalmente, mientras Su cuerpo estaba en el sepulcro y Su
espíritu en el paraíso (Lc. 23:43), Su alma se convirtió en la víctima propiciatoria que fue al
infierno por nosotros (Sal. 86:13; Sal. 88; Ef. 4:9). Salmo 88 describe la más grande opresión
que el universo ha visto o verá jamás.
Cristo dice, “Yo soy el Pan de Vida” (Juan 6:35) y también Él era el trigo detrás de ese
pan (Jn. 12:24). Esto significa que Él experimentó el sufrimiento por el que pasa el grano de
trigo.
1. Ya que el sembrador oriental aprieta firmemente el grano en su mano al tomarlo de
su bolso blanco en la cintura y lo esparce. ¡Qué representación de cómo Cristo se debió haber
sentido cuando Su alma fue “azotada” en el Getsemaní!
2. Lo siguiente es que pisa sobre el grano. Así como este grano, Cristo fue “herido”.
3. El grano es enterrado con un arado afilado para cortar (Sal. 129:3, Jn. 12:24). Él fue
“abatido” o “humillado”.
4. Después de que crece, la hoz aguda lo corta – “herido”.
5. Entonces es trillado, pisoteado en el suelo – “molido”
6. Entonces es hecho uno al (a) sacudirlo (aventarlo al aire y atizándolo), (b) moliéndolo
entre dos piedras de molino hasta hacerlo harina, y (c) amasando la masa (aplastándola,
jalándola, deslizando un rodillo sobre ella, y agregando levadura, tomando forma). ¡Qué triple
figura de los castigos de Cristo por nosotros mientras estaba siendo azotado (por el látigo divino,
Lc. 23:22), llevando la cruz y siendo crucificado!
7. Después es puesto en el horno – “oprimido”. “No dejarás mi alma en el Hades”
(Hechos 2:27).
La Iglesia es también como un pan (1 Co. 10:17) con los sufrimientos involucrados. Note
esos últimos dos sufrimientos y compárelos con los últimos dos de los frutos del Espíritu,
mansedumbre y templanza o dominio propio. Los sufrimientos son maestros si los
aprovechamos. En el canal de amasamiento de Dios Él nos enseña docilidad o mansedumbre.
En su horno, mientras el fuego quema las impurezas, Él nos enseña dominio propio.

LA FUENTE DE LA REDENCIÓN – LA EXPIACIÓN


La expiación trae la provisión para la redención ya que es su base legal. El hombre tiene
su trámite necesario para liberar a alguien. Dios tiene el Suyo, la Sangre - ¡que contraste!
Expiación significa “cubierta”, mientras que redención significa “liberación”. Una te esconde, la
otra te libera. Hay una parte de nosotros que necesita ser escondida, hay una parte de nosotros
que necesita tener una expresión libre.
La expiación en el Calvario fue un ajuste de cuentas judicial hecho una vez y para siempre
de parte del Padre, pero tiene implicaciones presentes. Antes del Calvario el día nacional de la
expiación mantenía suspendida la sentencia de muerte hasta que pudiera venir Uno que pudiera
eficazmente “quitar el pecado del mundo”– esto es redención. No había redención de pecado
antes del Calvario, solo de casas, tierras, animales, etc. Las cuales eran una simple
representación de la redención. Recordamos la historia de Rut y como Booz tenía el derecho de
redimir porque era pariente y era capaz. Tal vez la figura de redención más grande en el Antiguo
Testamento fue la de la Pascua de Israel. Esta representa una verdad, que la redención es por
la sangre – la primera Pascua –, y también por el Espíritu – su paso debajo de la nube –. Pero
la redención por la sangre (cuando el ángel de la muerte pasó por encima) fue simplemente el
resultado de la cubierta de sangre, o la expiación. Ya que esa era la base legal en lo que al Padre
concernía. El Juicio es la línea de división entre la expiación y la redención. Antes de que el ángel
de la muerte pasara juicio, solamente era una cubierta. Pero después de eso, fue redención.
Otra vez decimos que mientras la expiación en el Calvario fue un asunto de una vez para
siempre, aún tiene implicaciones presentes. Ya que aunque el juicio básico, que es el que
canceló nuestra naturaleza de pecado como un ser legalmente existente (asegurando así la
justificación) es un juicio pasado (como Faraón, Satanás no tiene derecho para con nosotros
ahora), todavía Dios está juzgando la realidad presente de nuestra naturaleza de pecado en
cuanto a nuestro estado de crecimiento diario, (santificación), y un día nos juzgará por nuestro
servicio (glorificación, 2 Co. 5:10). “Él rompe el poder del pecado cancelado y hace libre al
prisionero.”
Las tres palabras hebreas para “expiación” muestran cinco figuras:
La primera palabra, “kaphar” (o kophar, “brea”) significa “cubrir”. Presenta la primera
figura, ya que “brea” es sinónimo, y es que el arca fue calafateada con brea (Gn. 6:14). Lo que
está cubierto está oculto a la vista.
La segunda palabra es “machah” o “manchar o tachar y así borrar un registro”. Así
encontramos la segunda figura, una substancia que mancha un libro, escondiendo el registro
de la ofensa. También la tercera figura es la del vestido, cubriendo al portador (vista en Neh.
4:5). La cuarta figura, usando todavía la palabra “machah” es vista en Isaías 44:22, donde la
nube esconde la tierra de aquel que esta sobre ella.
La tercera palabra es “propiciatorio” (Éx. 25:17, usada 27 veces) la cual en sí misma
hace la quinta figura, ya que esconde la enfurecida ley. (En Rom. 3:25 “propiciación”
literalmente significa “asiento de misericordia”).
Para concluir, estas tres palabras muestran tres cosas que están cubiertas:
1. Kaphar esconde la madera – nuestra vieja y difícil vida natural.
2. Machah nos esconde del pecado. Pero ya que el pecado es tiene tres partes debe
haber tres figuras de esta palabra.
a. El pecado es un acto – Su borrador lo borra.
b. El pecado es una naturaleza – entonces Su vestidura lo esconde.
c. El pecado es un estado de ser (ya que pecado significa “fallar al blanco”, un estado
del que todos somos culpables, 1 Juan 1:8) así que nuestras limitaciones terrenales son
escondidas de la vista del cielo.
3. Kapporet, Cristo nuestro propiciatorio (cubierto con la sangre, Ap. 19:13), es
nuestra propiciación, ya que ha satisfecho y nos ha escondido de la ira divina y de una ley justa
cuya ira está dirigida no hacia el pecador sino al pecado en el pecador.
Esta enseñanza puede ser solamente teoría calculada, fría. O puede ser una calurosa
realidad. Depende de si nos vemos a nosotros mismos como redimidos por la Sangre de nuestro
Señor, y redimidos de que tan grande esclavitud. Y recuerda, una vez que el esclavo era sacado
del bloque de esclavos, nadie tenía derecho de engañarlo para volver a la esclavitud. Como
redimidos, “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez
sujetos al yugo de esclavitud.”

Este artículo fue publicado por primera vez en El Consejero de la Gracia de Texas en septiembre de 1962.
CAPITULO CINCO
LAS VERDADES DE DOMINIO
Dan el Poder de la Voluntad de Dios por Su Gracia Reinante (Romanos 5:17, 21)
Gn. 1:26; Heb. 11; Lc. 10:19
DOMINIO SOBRE UN REINO SÉPTUPLE

A. Dominio Sobre el Reino Demoniaco Mr. 16:17b; Lc. 10:17

B. Dominio Sobre el Reino Propio Mr. 16:17c; Stgo. 3:8

C. Dominio Sobre el Reino Animal Mr. 16:18a; Lc. 10:19

D. Dominio Sobre el Reino Químico Mr. 18:18b

E. Dominio Sobre el Reino de la Enfermedad Mr. 16:19; Lc. 24:51

F. Dominio Sobre el Reino del Espacio Mr. 16:19; Lc. 24:51

G. Dominio Sobre el Reino Angelical 1 Pe. 3:22

7 CANALES DE DOMINIO

1. La Sangre – Ap. 12:11


2. La Verdad – Juan 8:32
3. El Espíritu Santo – Hechos 1:8
4. El Amor – Rom. 12:20
5. La Voluntad Sometida – Santiago 4:7
6. El Nombre de Jesús – Hechos 3:16
7. La Alabanza – Hechos 16:25-26
EL DOMINIO RESTAURADO DE DIOS
En tiempos prehistóricos, el gran Elohim, Creador de los cielos y la tierra, hizo una
declaración profética que se cumplió y que contiene una revelación para nosotros hoy en día.
Dios registra este extraño enunciado profético en Génesis 1:26, “Entonces dijo Dios: Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar,
en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre
la tierra.” Después Él continúa en el versículo 28, “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en … todas las bestias que se mueven
sobre la tierra…”
En el cumplimiento del tiempo la Palabra de Dios se cumplió; y Adán apareció en el
paraíso terminado, con completa posesión y dominio sobre todas las aves de los cielos y toda
bestia del campo. Todas ellas pasaron delante de él, y con el conocimiento y sabiduría dados
por Dios, nombró a cada una de ellas (Génesis 2:19-20). Toda la maravillosa creación de Dios
se movía al mandato de la palabra de autoridad de Adán, ya que Dios había sometido todas las
cosas a él excepto la vida misma de Adán. Aquí es donde la humanidad perdió una de las más
grandes herencias de Dios para la raza humana, ya que Adán falló en someterse él mismo; y a
través del pecado de desobediencia, traicionó a la raza humana y perdió el dominio del hombre
sobre toda la creación de Dios.
Dios había demandado completa obediencia para que Su divino orden no fuera
quebrantado, pero Satanás derrotó a Adán de la misma manera que sigue derrotando a la iglesia
Laodiceana; a través de la “transgresión voluntaria de, o la falta de conformidad a, la voluntad
de Dios”, que es lo que constituye el pecado. Satanás se acerca a las organizaciones
Laodiceanas del día de hoy como lo hizo con Adán con la pregunta, “¿Con que Dios ha dicho?”
(Génesis 3:1). El cuestionar la Palabra o los mandamientos de Dios provoca que dudemos en
nuestros corazones de la interpretación del verdadero significado de la Palabra de Dios. Esto
trae el fruto malvado del razonamiento mental, del cual vienen las interpretaciones intelectuales
del hombre acerca de la verdad espiritual. Esta es la causa primordial por la que el cuerpo de
Cristo está dividido en la tierra hoy en día.
Hoy observamos, por un lado, una obediencia incompleta como se ve en la vida del Rey
Saúl cuando perdonó al Rey Agag y lo mejor de las ovejas después de la batalla (1 Sam. 15:1-
15). También vemos obediencia parcial cuando los sistemas eclesiásticos se apegan
parcialmente a la Palabra de Dios y parcialmente a la tradición de los ancianos (Mt. 15:2). Dios
habla en serio en cada palabra que ha hablado, y no podemos apaciguarlo con obediencia
parcial. Cualquier cosa menor a la obediencia significa que el poder ungido de Dios se levanta,
y el hombre se queda con la letra muerta de la ley.

SIETE PASOS PARA RESTAURAR EL DOMINIO


A. Obediencia Total
La Biblia está llena, por un lado, con personajes que obedecieron completamente y
vivieron vidas vencedoras, y por el otro, con hombres y mujeres que fallaron al poseer su legítima
herencia por falta de obediencia total. En Noé, encontramos a un hombre de Dios que obedeció
completamente construyendo el arca exactamente con las dimensiones dadas por Dios. A
cambio de su completa obediencia, Dios le regresó a Noé ese regalo perdido, dominio sobre la
creación de Dios; y cuando el arca estuvo lista, Noé ejercitó la palabra de autoridad que Dios le
dio. Y al hablar la palabra, los animales vinieron de dos en dos al arca. Entonces, con la misma
palabra de dominio, Noé habló paz e hizo que los animales estuvieran en paz juntos en su larga
estadía durante el diluvio. Moisés también obedeció completamente la Palabra de Dios y
construyó el Tabernáculo en el desierto y Dios le dio dominio sobre las circunstancias, sobre el
ambiente, y sobre sus enemigos en el desierto. Este retorno a la obediencia total restauró el
orden de Dios en donde Dios liberó Su gracia completa; de la nube caían diez mil toneladas de
maná diariamente como comida, y de la roca que Moisés golpeó fluyó un río. Fue su obediencia
completa frente al sufrimiento y a la muerte lo que le dio dominio a Daniel en el foso de los
leones cuando su palabra selló las bocas de los leones. Con su dominio restaurado, los tres
jóvenes hebreos caminaron en el horno ardiente sin recibir ningún daño. Josué tomó autoridad
sobre el sol declarando “¡Sol, detente!”. Lo que el hombre perdió a través de la desobediencia
de Adán lo ha vuelto a ganar a través de la obediencia del Hijo de Dios, el Jesús Mesiánico. “Y
aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Heb. 5:8).
No tenemos registro de que Jesús llevara a cabo algún milagro sino hasta después de Su
bautismo en el Espíritu Santo en el río Jordán. Habiéndose vaciado a sí mismo, no de su divinidad
sino del poder de esa divinidad, Jesús llegó a ser expuesto a toda tentación, como cualquier
hombre lleno del Espíritu, pero Él se mantuvo sin pecado. Y salió bajo la poderosa unción de
Dios, la misma que reposa sobre cualquier vida llena del Espíritu y que se vive en completa
obediencia. Con dominio restaurado sobre la tierra, Jesús habló la palabra con autoridad y tomó
dominio sobre todo tipo de enfermedad, aflicción, circunstancia y medio ambiente. Habiendo
vencido al mundo, la carne y al diablo Él tuvo dominio sobre todas las cosas que han tomado
dominio sobre el pueblo de Dios como resultado de romper el orden divino a través de la
desobediencia. Jesús alimentó milagrosamente a los cinco mil, caminó sobre el agua, habló e
hizo que la higuera se secara, y tuvo señorío sobre toda la creación de Dios. Por medio de su
muerte en la cruz romana y por su resurrección, Jesús tomó dominio sobre la muerte y compró
para nosotros el llamamiento más alto de Dios, que es el mismo llamado al que proseguía el
apóstol Pablo (Fil. 3:14). Ahora, a medida que cada vencedor en Cristo camina de regreso para
restaurar este dominio a través del laberinto de los credos y mandamientos sin vida que
provienen de los hombres, estará redescubriendo los límites antiguos que fueron marcados por
las estacas que Pablo estableció reclamando las promesas de Dios. Estamos encontrando
nuestro camino de regreso a la promesa del dominio que Dios dio a aquellos que serían a Su
imagen y semejanza.
B. Seguridad en las Promesas
Nuestro primer paso es obediencia total, que restaura el orden de Dios para la adoración
y gobierno. El segundo paso es comprobar por nosotros mismos que este poder y dominio sobre
todos los desórdenes de la vida está vigente para el creyente lleno del Espíritu. Las iglesias
organizadas y regidas por el hombre nos están enseñando incredulidad, negando la experiencia
apostólica del Pentecostés como lo experimentó la iglesia primitiva, diciéndonos que los días de
los milagros se han terminado, y diciendo que los apóstoles, profetas y la profecía se han ido.
Quitan lo milagroso, dejando a sus miles de creyentes con revelaciones y doctrinas que no son
practicadas. Los cristianos quieren saber si esta autoridad de dominio es para ellos hoy en día.
Y lo es, ya que lo vemos en muchas de las más preciosas promesas de Dios en el Nuevo
Testamento. Cuando un cristiano tiene una necesidad apremiante, puede escoger una de las
preciosas promesas de Dios y tratar de aplicarla a su necesidad. Todos sabemos que nuestra
liberación está en la promesa, pero muchos son incapaces de apropiarse de ellas en sus vidas.
Su consagración superficial no liberará suficiente unción de Dios para hacer que la Palabra de
Dios obre liberación para ellos.
Examinemos solo algunas de las promesas. Entender los beneficios de la obra terminada
de Cristo en el Calvario es lo que sostiene el secreto de nuestro dominio hoy. En Filipenses 4:19
leemos, “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús.” Esta promesa obrando en tu vida te dará dominio completo sobre cada problema y
necesidad. Entonces, en Lucas 10:19 leemos, “He aquí os doy potestad… sobre toda fuerza del
enemigo, y nada os dañará.” Necesitas una fe práctica funcionando para liberar la promesa que
te de autoridad y dominio sobre todas las cosas que ahora tienen dominio sobre nosotros. Lee
Marcos 11:22-24 y cree que este dominio es para ti ahora, ya que fue comprado como un
beneficio del Calvario para cada uno de los hijos de Dios que han sido lavados con Su sangre.
Cree en la promesa de nuestro Señor de Juan 14:12, “El que en mí cree, las obras que yo hago,
él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre.” Una gran parte de la iglesia
hoy en día está detenida, como el antiguo Israel se detuvo en Cades Barnea, viendo la Tierra
Prometida desde lejos, pero incapaces de entrar y poseerla por causa de incredulidad.
“Mirándolo de lejos (a las promesas), y creyéndolo, y saludándolo…” (Heb. 11:13). Por lo que
muchos morirán sin recibir la promesa. Así que, “Temamos, pues, no sea que permaneciendo
aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado” (Heb.
4:1).
C. Entendiendo las Leyes
Hemos visto que la obediencia completa y la seguridad en las promesas nos dan entrada
a nuestro más alto llamamiento en Cristo, que es el tener dominio sobre el mundo, la carne y el
diablo. Ahora estudiaremos el tercer paso al examinar las leyes operacionales de Dios a través
de las cuales fluye la victoria. La palabra creativa de Dios puso todo lo que se ve en su lugar,
pero es Su palabra operacional, la que viene por Su Espíritu, que mantiene esas cosas creadas
en sus respectivos lugares a través de los siglos. Nuestro sol, luna, y la tierra fueron creados por
la palabra creativa de Elohim, pero Su Espíritu, quien mantiene Su palabra o voluntad en
movimiento, los ha mantenido orbitando desde entonces. Todo lo que Dios hace continúa a
través de Su ley operacional.
Existen leyes físicas, mentales y espirituales. El Apóstol Pablo presenta este estudio en
Romanos 5-8, donde nos muestra en revelación progresiva la primera causa del conflicto en
nuestras vidas. Dentro de nosotros, las naturalezas de Adán y de Cristo están combatiendo por
el privilegio del control. El poder de decisión está en las manos de la voluntad humana, de esta
manera llegamos a ser esclavos de la naturaleza a la que nos sometamos. La naturaleza de
pecado innato de Adán entró en nuestras vidas a través de los genes o portadores de la herencia
por medio de la transferencia física de generación a generación. La naturaleza de Cristo entró a
través del nuevo nacimiento por regeneración espiritual, y llegamos a ser una nueva creación.
Pablo muestra que la victoria espiritual viene al creyente solamente a medida que la vieja
naturaleza Adámica se mantenga en estado de muerte a través de la fe. En el séptimo capítulo
de Romanos, el apóstol nos muestra la confusión en la vida del cristiano mundano cuando estas
dos naturalezas (siendo el cuerpo el campo de prueba para el alma) luchan a través de las
cuatro leyes que Dios ha establecidos en la vida de cada creyente.
Las cuatro leyes operacionales son:
1. La ley del pecado y de la muerte que se originó por causa de la desobediencia de
Adán en el Edén donde no había pecado.
2. La ley de la mente (consciencia), que es el factor decisivo de nuestra voluntad
humana e inteligencia, es la que escoge cuál de estas otras tres leyes gobernará nuestra vida
cada día.
3. “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte.” (Rom. 8:2). Esta ley se originó en los sufrimientos del Calvario y librará
al creyente de todo el dominio del mundo, la carne, y el diablo. Esto viene cuando el creyente
aprende como detener una ley y como poner en acción la otra. Esto se logra a través de vivir en
esta cuarta ley operacional.
4. La ley de la fe. Algunos cristianos han encontrado dominio sobre la enfermedad y
la aflicción a través del estudio de las leyes de la sanidad que se encuentra por toda la Biblia,
aunque a menudo fallan en tener dominio sobre las leyes de la provisión. Por esa razón, muchos
tienen fe para los milagros de liberación para el cuerpo y el alma en grandes reuniones de
avivamiento, pero tienen que llorar y rogar por finanzas para llevar a cabo su ministerio. Si
estudiaran cuidadosamente las leyes de la provisión que fluyen de Jehová-Jireh, el Señor que
Provee, como lo han hecho con las leyes que fluyen de Jehová-Rapha, el Señor que sana, podrían
tener dominio sobre sus finanzas. Nuestra asamblea ha comprobado esto y no ha tenido
necesidad de pasar un canasto o pedir dinero a nadie por varios años. Ha tenido abundancia de
finanzas para todas las necesidades a través de una caja situada en una mesa en la parte de
atrás de la iglesia. Cuando nosotros, como creyentes llenos del Espíritu, fallamos en obedecer
al tomar dominio sobre algo, esto se convierte en un juicio de maldición en lugar de una
bendición y toma dominio sobre nosotros. Detente un momento y piensa. ¿Sobre qué tienes
dominio y qué tiene dominio sobre ti? Pablo proclama, “…los que no andan conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu.” (Rom. 8:1). Aquí, él quiere que sepamos que nuestra victoria o derrota
depende la ley que nuestra mente permite que opere en nosotros. Cuando nos preocupamos,
tememos, odiamos, envidiamos o nos volvemos celosos o codiciosos (y todos estos desórdenes
mentales son pecado), instantáneamente ponemos en acción en nuestra vida la ley del pecado
y de la muerte que comienza su obra de muerte a través de la enfermedad y la aflicción. Por
esta razón, muchas personas buenas que se preocupan año tras año, han puesto en acción la
ley del pecado, que a su vez pone en acción su propia muerte que lentamente nos suicida, y que
se manifiesta más adelante a través de reumatismo, parálisis, alta presión arterial, artritis, y
otras aflicciones crónicas.
A menudo vemos estas leyes obrando en los servicios de nuestra iglesia cuando oramos
la oración de fe sobre algún creyente enfermo, y la oración de fe instantáneamente detiene la
acción de la ley del pecado con sus sufrimientos y el creyente camina libre de dolor. Sin embargo,
si después él teme o deja de creer que ha sido sanado; ese pecado pone en acción
instantáneamente una vez más, la ley de pecado con su muerte.

D. Sé Paciente
“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria
la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos
10:35-36). Aquí vemos el lugar importante que la ley de la mente, o consciencia, juega al
controlar las leyes de la fe, del pecado, y de la vida en Cristo dentro de nosotros. Tu fe es la ley
que mueve la ley de Espíritu de vida en Cristo Jesús que nos ha hecho libres de la ley del pecado
y de la muerte (Rom. 8:2). Si puedes creer completamente y vivir en la consciencia de la ley de
la vida, la cual fluye del Espíritu de Cristo dentro del creyente, entonces puedes ser liberado
ahora. Esta creencia te libera de la culpa del pecado, la cual trae enfermedad y sufrimientos. No
permitas que el diablo te mantenga engañado, sino actúa sobre esta fe que trae DOMINIO, la
ha sido comprada para ti por medio de la obra terminada en el Calvario de nuestro Señor
Jesucristo. Otro factor que te asistirá para poner en acción en tu vida la ley apropiada y tener
dominio sobre los desórdenes de la vida que han regido sobre ti, es el ser capaz de entender la
división entre el alma y el espíritu dentro de ti. Cuando los científicos estaban tratando de dividir
el átomo y de obtener el poder de éste, yo estaba luchando para entender la división entre el
alma del hombre y su espíritu u hombre interior, porque sabía que en esta verdad estaba el
poder para la justicia de Dios. El Apóstol Pablo muestra que el espíritu y el alma están separados
(Heb. 4:12 y 1 Tes. 5:23). La vida mental es la vida del alma, que es también el lugar de las
emociones del hombre, de sus afectos, y sentimientos. Es el lugar donde nuestra inteligencia y
voluntad humana están situadas junto con los privilegios dado por Dios. La palabra “alma” viene
de la palabra griega “psuche” y trata con la parte mental o psíquica de nuestra vida. Nuestra
vida espiritual está centrada en el corazón de nuestro ser, en nuestro hombre interior o espíritu
humano. La palabra “espíritu” en griego es “pneuma”. Con el corazón o el espíritu el hombre
cree para salvación. Del corazón o espíritu mana la vida. Los calvinistas ven la salvación del
espíritu, la cual es la justificación por la sangre, y los arminianos ven la salvación de la vida del
alma, que trata con la santificación y la limpieza por la Palabra de Dios. Obtenemos dominio a
través del conocimiento y no de la confusión; así que necesitamos conocer el poder de la gracia
de Dios a través de la obra terminada del Calvario, para sellar el espíritu regenerado del creyente
“…con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Ef. 4:30). Juan vio el dominio de
Cristo dentro del espíritu sellado del creyente, y escribió en 1 Juan 3:9, “Todo aquel que es
nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede
pecar, porque es nacido de Dios.” Juan repite este concepto en 1 Juan 5:18. Esto nos ayuda a
saber que el Cristo morando dentro de nosotros tiene dominio sobre el pecado en lo que tiene
que ver con nuestros espíritus, pero nuestro privilegio de escoger determina la consagración y
santificación de nuestra alma junto con su ley de la mente.
Si el fruto de nuestra vida muestra la obra de la carne, debemos volver a examinar los
principios de nuestra vida a la luz de 2 Pedro 1:5-10, donde Dios establece los principios para
la fe. Los principios espirituales formarán hábitos de fe, los cuales a su vez crearán una
atmósfera en nuestro corazón o espíritu, una atmósfera de reposo y de fe, a través de la cual la
Palabra de Dios sea capaz de tomar dominio sobre todos los males de la vida.
E. Conociendo tu Posición de Adopción
Esto nos trae a nuestro siguiente paso de dominio sobre la tierra, el aire, y el mar; el
dominio que fue dado por Dios a Adán, el cual Jesús restauró para los creyentes. La liberación
viene a través del conocimiento de la “Seguridad en las Promesas”. El Apóstol Pablo, yendo a
mayor profundidad en el octavo capítulo de Romanos, nos dibuja un hermoso lugar de dominio
para el creyente en Cristo. En Romanos 8:18-23, Pablo nos muestra nuestro lugar de adopción.
Siendo un hebreo, Pablo estaba familiarizado con la vida de los primeros patriarcas. Él sabía
que el hijo primogénito siempre era el sacerdote del hogar y que también recibía una doble
porción de la herencia del padre. Los otros hijos, que habían nacido en el hogar, podían ser
situados en derechos legales iguales de herencia con el primogénito por medio de la adopción
(Gén. 48:5, 8-20). Así, vemos al Padre y al Hijo, siendo Jesús el primogénito, estar de acuerdo
en el Calvario para situarnos en la familia de Dios por adopción. Como resultado, tenemos una
porción igual con Jesús el primogénito en toda su vasta herencia. Miles de hijos nacidos de
nuevo no saben que son situados por adopción en un lugar de dominio con Cristo y continúan
viviendo como siervos, sirviendo a la misma creación sobre la cual Dios desea ponerlos. En el
antiguo Israel los hombres nacidos de la casa de Aarón, de la tribu de Leví, eran sacerdotes. Sin
embargo, no podían servir en el altar hasta que estuvieran ungidos para el servicio.
Los tres ministerios principales de nuestro Señor, de los cuales fluyen los demás fueron
aquellos de creación, redención, y restauración. Hubo un tiempo para cada uno de ellos, y ahora
estamos en este tiempo de restauración. Después de buscar las otras avenidas para restaurar
nuestro dominio sobre la tierra, regresemos a la ley de la fe. Un simple asunto de fe que nos
ayudará a apropiarnos de las promesas del Calvario es la fe de la niñez. En Isaías 11:6 se nos
dice que, “un niño los pastoreará”, y en Marcos 10:15, nuestro Señor nos muestra la manera
de entrar al reino de Dios, por su verdad, es llegar a ser como un niño. Por lo tanto, recordemos
las palabras de un antiguo poeta que dijo, “Regresa una vez más Oh tiempo, regresa en tu vuelo,
y hazme un niño otra vez, solo por esta noche.” De la misma manera que Adán, todos pasan por
la edad de la inocencia. Dios no imputa pecado a un pequeño niño. En nuestra niñez jugamos
juegos al imaginar, y todo era muy real para nosotros. Creamos imaginando que Jesús esta
frente a nosotros en este momento, con una fe como la de un niño, y entonces podremos
realmente verlo y escucharlo decir, “Eres liberado ahora; se libre.” Cuando los ancianos vienen
a orar por nosotros, de acuerdo con Santiago 5:14, podemos ejercitar esa fe y verlo y escucharlo
hablar palabras de fe a través de los ancianos. Podemos sentir sus manos atravesadas por
clavos mientras que los ancianos ponen sus manos sobre nosotros. Ahora, como niños,
visualizando fe, podemos oírlo decir, “Levántate, toma tu lecho y anda.” Así, tendremos dominio
sobre nuestra aflicción.
F. Identificación
Ahora, habiendo tomado cinco pasos hacia nuestra restauración completa del dominio
dado por Dios sobre todo lo que Dios le otorgó a Adán, tomemos nuestro sexto paso en el
despertar de nuestra consciencia a los derechos legales de nuestra herencia completa en Cristo,
a través de nuestra identificación con Él. En Efesios 5:30 leemos, “porque somos miembros de
su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” ¿Puedes de hecho creer esta declaración? Entonces
debes darte cuenta de que aún es el mismo Cristo, con el mismo dominio sobre todas las cosas
que Él ejerció en el ministerio a través de su cuerpo físico terrenal. También debes darte cuenta
de que aún sigue teniendo dominio sobre todas las cosas, ejercitando Su autoridad a través de
nosotros, Su cuerpo, Su carne, Sus huesos, y Sus miembros ahora en la tierra. De la misma
manera en que Dios sopló Su Espíritu eterno en el cuerpo inmóvil y sin vida de Adán, haciendo
que llegara a ser un alma viviente; así lo ha hecho a cada persona sobre la tierra. Esta porción
de lo eterno en épocas prehistóricas pasadas, era una parte del gran Espíritu omnipotente de
Elohim. Pablo trata de ayudarnos a ver nuestra identificación en Cristo antes de que el mundo
fuera formado. Lo hace recordándonos en Hebreos 7:9-10, que Dios vio y reconoció a Leví, el
hijo aún no nacido de Abraham, como si estuviera presente. Dios lo vio escondido dentro de la
vida de su abuelo Abraham, cuando Abraham le pagó los diezmos a Melquisedec. Si Dios pudo
ver a Leví muchos años antes de que naciera escondido dentro de la vida de Abraham, ¿porque
deberíamos pensar que es extraño que Dios conociera de antemano, a través del pre-
conocimiento divino, a todos los que nacerían en la tierra quienes aceptarían voluntaria y
libremente al Mesías como su Salvador? Dios sí los conocía y escribió sus nombres en Su Libro
de la Vida antes de la fundación del mundo.
Aquellos de nosotros que, voluntariamente recibimos a Cristo, estábamos predestinados
corporativamente, a ser un cuerpo a través del cual Su Espíritu administraría y tomaría dominio
sobre la tierra. Pablo vio a cada creyente escondido en la vida del Espíritu de Cristo cuando Jesús
fue a la cruz. Él escribió, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí.” (Gál. 2:20). Ahora estamos despertando a nuestro poder a través
de la condición de hijos y estamos llevando nuestro estado de crecimiento desde nuestra
posición; ya que todos tenemos una posición en Cristo a través de la sangre, pero algunos tienen
diferentes estados de crecimiento. Algunos están en un estado de bebés, algunos en la niñez, y
algunos han madurado en Cristo.
G. Toma Dominio
Hemos llegado a la séptima dispensación (o séptimo periodo) de la edad de la iglesia, el
periodo Laodiceano, y el tiempo está pasando rápidamente. La Palabra de Dios ha profetizado
que habrá un cuerpo de la iglesia preparado para llevar a cabo las aventuras de la fe. Debe
existir este séptimo remanente de vencedores por medio de Cristo para tomar dominio, “a fin
de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” (Ef. 5:27). Nuestro Señor siempre tiene mucho
que impartir a través del cuerpo que Él escoge usar, y su cuerpo conjunto de vencedores, que
salen de los órdenes humanos y del liderazgo humano, está formando un cuerpo lleno y guiado
por el Espíritu Santo.
Nuestro Señor Jesucristo ha restaurado Su dominio sobre el mundo, la carne, el diablo,
y sobre todo sufrimiento a través de la ministración de Su propia vida, dividida en los cinco dones
de la ascensión que son; apóstol, profeta, evangelista, pastor, y maestro (Ef. 4:11). Él aún
ministra victoria por medio de la habilitación de Sus nueve dones espirituales (1 Co. 12:8-10).
Dios está moviendo Su Espíritu para sacar adelante al remanente de Su cuerpo, para sacarlo de
la iglesia durmiente de Laodicea; y está comprobando Su milagrosa palabra de dominio por Su
obra milagrosa de liberación. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto (maduro), a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo” (Ef. 4:13). Al llegar a la unidad del Espíritu y regresar a su primer amor en Él; puede
esperar moverse hacia el orden divino, no solo el de la unidad del Espíritu, sino también el de la
unidad de la fe o revelación de Cristo y la plenitud de Su gracia.
“Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón
rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con
él…Y me dijo Jehová: He aquí yo he comenzado a entregar delante de ti a Sehón y a su tierra;
comienza a tomar posesión de ella para que la heredes.” Deut. 2:24, 31
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”
Hechos 1:8
Este artículo fue publicado por primera vez en el Consejero de la Gracia de Texas en el número de
Julio/Agosto de 1953. (Vol. VIII, No. 5)
GUERRA ESPIRITUAL
Israel es una figura de la Iglesia (1 Co. 10:1-6). podemos trazar lecciones de la historia
del Antiguo Testamento tanto colectiva como individualmente. Por ejemplo, el cruce del Mar
Rojo habla de la muerte de Cristo por nosotros; pero el cruce del Jordán ilustra la muerte de
nosotros mismos por Él. Esto se experimenta particularmente al recibir el Espíritu Santo. Allí es
donde somos iniciados en un ambiente superior de vida, tal como lo estaba Israel.
Nuevo poder significa tener nuevos enemigos. Por ejemplo, una era atómica significa
enemigos atómicos. Mientras que Israel había vencido a Egipto, y a los amalecitas en el desierto,
un tipo de la carne; ahora deben vencer al diablo. Cuando Cristo fue lleno con el Espíritu Santo,
inmediatamente fue guiado por el Espíritu para vencer al diablo. Hasta que Él realmente se
encontró con Satanás en combate, el valor de Su nuevo poder y armas no podía ser visto. Por
supuesto, el Espíritu sin la Palabra nunca habría derrotado a Satanás. Tampoco el creyente
derrotará a Satanás si descansa solamente en una experiencia del Espíritu Santo y no tiene
tiempo para la Palabra. Dios nos ha dado ambos, el Espíritu y la Palabra.
Pablo dice de Satanás, “…pues no ignoramos sus maquinaciones.” (2 Co. 2:11). Nuestro
propósito aquí es ver cuáles son las maquinaciones de Satanás. Para llegar a nuestra respuesta,
compararemos las siete tribus de Canaán con los espíritus satánicos mencionados en el Nuevo
Testamento.
Encontramos las piezas de la armadura enlistadas en Efesios 6. Aquí vemos que cada
arma es para nuestra defensa en contra del espíritu en particular que viene contra ella. “Vestíos
de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes.” (vs. 11-12).
Efesios 6 debería ser especialmente aplicable para nosotros hoy en día ya que toda esta
armadura es necesaria para el “día malo”. Estamos viviendo en una era espacial de misiles
voladores y de satélites enemigos espías. La palabra “acechanzas” en griego significa “los que
viajan encima” y dardos, significa literalmente “misiles”. Podríamos agregar que el rayo de
muerte más grande de todos será la aparición final y literal de Cristo cuando el anticristo será
consumido por la espada de Su boca, y toda carne se derretirá ante Su presencia (Ap. 19:15;
Zac. 14:12).
Note las comparaciones entre las tribus de Canaán y los espíritus malignos. Josué 3:10
enlista los nombres de las tribus a los cuales agregamos sus significados:
A. Canaanitas: Bajo, plano; de kana, que significa doblar la rodilla, de aquí que lleva
a esclavitud.
B. Heteo: Descendían de Heth, cuyo nombre significa terror, miedo.
C. Heveo: Pueblo, ciudad pequeña, de chavvah o lugar para vivir (Note la semejanza
a colmena de abejas en el idioma inglés).
D. Ferezeo: Rústico, habitante de campo abierto.
E. Gergeseo: Creador de hábitos; literalmente: viviendo en un suelo arcilloso.
F. Amorreo: del hebreo amar que significa decir; asociado con el sentido de
publicidad y prominencia.
G. Jebuseo: Habitantes de Jebus, que significa trillado.
Ahora note los malos espíritus de Satanás registrados en las Epístolas del Nuevo
Testamento, y vea como la armadura de Efesios 6 contrarresta estos espíritus:
A. El espíritu de esclavitud
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!” Romanos
8:15
Con razón Dios nos da la verdad como arma número uno (Ef. 6:14). “…y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres” (de la esclavitud). Podemos estar atados por esclavitud física,
mental y espiritual, la cual incluye estar atado a la letra de la Palabra sin el Espíritu.
B. El espíritu de temor
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de temor…” 2 Timoteo 1:7
El temor apunta al corazón. “…desfalleciendo los hombres por el temor…” (Lc. 21:26).
Por lo tanto, Dios nos da la coraza de justicia. El perfecto amor echa fuera el temor, así que el
amor es parte de esta coraza (1 Tes. 5:8)
C. El espíritu de adormecimiento
“como está escrito: Dios les dio espíritu de adormecimiento, ojos con que no vean y oídos
con que no oigan, hasta el día de hoy.” Romanos 11:8
Este espíritu estaba en Israel porque solo querían un reino terrenal, material, y no uno
espiritual. Habían comercializado la misma casa de Dios como resultado de ese espíritu (Lc.
19:45). Es suficientemente obvio que los canaanitas y los heteos, debido a su nombre, ilustran
el espíritu de esclavitud y el espíritu de temor. Sin embargo, ¿cómo es este espíritu de
adormecimiento ilustrado por el nombre “heveo”, que significa “ciudad pequeña”? ¿Qué es más
conducente al adormecimiento que la pereza o el no tener nada? Una ciudad pequeña tendría
menos actividad que una ciudad grande; y la casa propia del hombre, o lugar para vivir (la raíz
de la palabra para heveo), sería el lugar natural para el espíritu de adormecimiento, ya que ese
es su lugar para descansar. Muchos estudiantes extranjeros del ministerio vienen a los Estados
Unidos por entrenamiento; y por causa de las comodidades materiales, el espíritu de
adormecimiento les impide regresar a sus países. Esto muestra como el espíritu de
adormecimiento busca lo mejor para una persona en cuanto a lo material. Dos ejemplos en las
Escrituras muestran esto concerniente a la tribu de los heveos. Una en Génesis 34; la otra es
en Josué 9, donde los heveos de Gabaón buscaron la alianza con el pueblo de Dios por interés
propio. Ambos casos vinieron después de que el pueblo de Dios había ganado una gran victoria.
Después de que Dios ha usado a una persona, Satanás quiere que se deslice en la bendición,
para que comience a permanecer inactivo. Debemos mantener nuestros pies constantemente
calzados con el apresto del evangelio de la paz, y así ser animados por las señales y maravillas
que sigan. Esto cierra la puerta al espíritu de adormecimiento.
D. El espíritu del mundo
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido…” 1 Corintios 2:12
Dios no nos ha dado el espíritu del mundo. Este es un espíritu tosco, áspero y divisivo
lleno de odio (Lc. 6:22; 1 Jn. 3:13). La tribu de los ferezeos o “rústicos” ilustran este espíritu. La
palabra “rústico” tiene un significado ligeramente diferente que “rural,” por lo que también
puede significar “grosero, tosco.” La palabra viene del hebreo “perez” que significa “separar”. El
espíritu del mundo en una iglesia hará divisiones carnales. Dios nos otorga el poder sostener el
escudo de la fe, pues es nuestra fe la que vence al mundo (Ef. 6:16; 1 Jn. 5:4). “Vencer” y
“conquistar” son la misma palabra en griego. De la misma manera que Israel conquistó a los
ferezeos, debemos vencer al espíritu del mundo.
E. El espíritu de la mente
“Y renovaos en el espíritu de vuestra mente” Efesios 4:23
Pablo dice, “renovaos en el espíritu de vuestra mente”, o en este caso, en nuestra actitud.
Esto sugiere que nuestra actitud puede ser buena o mala, como la de Cristo o la de Satanás. En
una manera práctica, una actitud satánica es tan dañina como cualquiera de los otros espíritus
satánicos personales. Tal actitud genera malos hábitos. Esto es reflejado en el significado
mismo de los Gergeseos, “viviendo en suelo arcilloso”, como cuando Jesús le contestó a Pedro:
“Pero volviéndose Él dijo a Pedro: “¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres piedra de
tropiezo; porque no estás pensando en las cosas de Dios sino en las de los hombres” (Mt. 16:23
LBLA). El hombre fue creado y es comparado con el barro. Quien fija su mente en los intereses
del hombre se convierte en un “creador de hábitos” y está en oposición a la voluntad de Dios.
Por supuesto, Satanás, como un ángel de luz, puede darnos algún alto razonamiento, que puede
producir hábitos que sean morales, pero no espirituales. Esto, cuando vemos 2 Corintios 10:4-
5 es importante, porque nuestras armas no son carnales. La protección de Dios contra un
“espíritu de la mente” no renovado es una mente renovada por la esperanza de salvación, lo
cual consiste en colocarnos el yelmo de la salvación (Ef. 6:17; 1 Ts. 5:8); 1 Jn. 3:3). El yelmo es
tripartito, de la misma manera que lo es nuestra salvación.

F. El espíritu del anticristo


“Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este
es el espíritu del anticristo…” 1 Juan 4:3.
Este es un espíritu que usa la lengua y le gusta ser sobresaliente, como se ve por el
contexto de 1 Juan 4:3. El significado de “amorreos” (decir), es un tipo claro de este espíritu.
Recuerde, cuando Israel se acercó a Canaán, Sehón y Og, ambos reyes amorreos, trataron en
vano de detenerlos para que no entraran. Usualmente, cuando alguien comienza a tener hambre
del Espíritu Santo y de la Canaán espiritual, este espíritu maligno entrará en sus amigos y, a
través de sus lenguas, tratará de disuadirlo. Cuando este espíritu se mueve sobre una persona,
en lugar de alabanza, comienza con burla, mentira, blasfemia y todos los demás pecados de la
lengua (Ef. 5:4). Este es un espíritu triple (Ap. 16:13-14). La espada del Espíritu es el “rhema”,
o palabra revelada de Dios. Ya que la Palabra es el arma que Cristo usa contra el anticristo,
también debería ser nuestra arma contra el espíritu de anticristo (2 Ts. 2:8; Ap. 19:15).
G. El espíritu de error
“Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios nos oye, el que no es de Dos, no nos oye.
En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error. “ 1 Juan 4:6
Juan dice que este espíritu causa que una persona se niegue a escuchar a Aquel que
tiene el espíritu de verdad (1 Jn. 4:6). Esto nos recuerda a los jebuseos, quienes despreciaron
la autoridad de David. En 2 Samuel 5:7, vemos a David quitándoles el Monte de Sion. La maldad
espiritual en lugares altos caracteriza a este “espíritu de error”. “Error” en griego significa
“extravío, errante (como una trampa).” Por lo tanto, en la Biblia, una persona que se desvía se
le llama “impostor, engañador o alguien que guía mal”. De la misma manera que una persona
puede extraviarse en cualquiera de las cuatro direcciones, también hay cuatro tipos básico de
error. Estos son:
1. Error de Visión (Is. 28:7) Menospreciará la voluntad de Dios para servir en el
cuerpo de Cristo y de este modo arruinará su ministerio. (Pr. 27:8)
2. Error de Doctrina (Mt. 22:29) es errar en la Palabra. Esto arruinará su mensaje.
3. Error de Vida (2 Pe. 3:17) es errar del camino de la santidad. Esto hará que
algunos no lleguen a ser a la imagen de Cristo.
4. Error de Espíritu (Is. 29:24; Heb. 3:10) es errar de una adoración verdadera y
provocará que uno pierda el mover del Espíritu de Dios cuando los demás alrededor están siendo
bendecidos.
Podríamos notar que este espíritu de error, como es tipificado por los jebuseos, en lo alto
del Monte Sion, se manifiesta en dos cosas aparentemente diferentes: a) una organización
altamente centralizada, o b) un “aire” independiente. De la misma manera que Joab fue hecho
capitán del ejército de David para guiar en una lucha, así también hoy en día Dios está
levantando líderes en Su ejército que han vencido el espíritu de error. Joab tenía que pasar a
través de un profundo foso antes de escalar las paredes de Sion; de la misma manera, Dios
debe obrar grandes profundidades en nuestros corazones antes de que podamos vencer
completamente este espíritu; es doloroso, pero vale la pena. Cuando Dios sacó a los jebuseos
de Sion, pudo cumplir el deseo de Su corazón de traer a todo Israel al lugar sagrado. Es difícil
llevar a la muerte total a este espíritu de error, como se ve en la larga estadía de los jebuseos
en Sion; pero Dios tiene la respuesta. Debemos ejercitar el arma secreta de intercesión para el
cuerpo de Cristo; y, por lo tanto, ser bases de militares de Dios en contra de Satanás.
Deberíamos orar, primariamente, que el mensaje de Pablo sea completamente conocido (Ef.
6:18-20). “Amados hermanos míos, no erréis” (Stgo. 1:16).
A manera de repaso, note los resultados de rendirse a la influencia de estos espíritus
satánicos:
A. El Espíritu de Esclavitud quiere doblegarnos bajo su yugo
B. El Espíritu de Temor quiere quebrantarnos por violencia, confusión y miedo.
C. El Espíritu de Adormecimiento quiere que nos acomodemos bajando estándares
D. El Espíritu del Mundo quiere quemarnos con sus fieros dardos
E. El Espíritu de una Actitud Mental Incorrecta nos encadena con sus hábitos
F. El Espíritu de Anticristo quiere cortarnos con su lengua
G. El Espíritu de Error quiere pisotearnos impartiendo una falsa lealtad
No se olvide que Dios nos manda invadir esos enemigos con fuego (Deut. 12:3).
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
acechanzas del diablo” Efesios 6:11

Este artículo fue primeramente publicado en el Consejero de la Gracia de Texas en el número de Febrero de 1962
(Vol. XIII, No. 8).
CAPÍTULO SEIS
LAS VERDADES DE LA SALVACIÓN
Nos dan el propósito triple de la Voluntad de Dios por Su gracia salvadora (Hechos 15:11; Tito
2:11-12) Heb. 11:40-12:17; Lc. 19:10; Heb. 2:3
SALVACIÓN TRIPARTITA PARA UNA CREACIÓN TRINA
Nuestro Ser ------> ESPÍRITU ALMA CUERPO
Justificación Santificación Glorificación
Rom. 3:28; 4:5; 1 Jn. 3:9; Jn. 17:17; Hechos Rom. 13:11; 1 Jn. 3:2; 1;
Tito 3:5-7 26:18; Fil.2:12-13; Rom. 1 Cor. 15
15:16
A. Libertad de: La culpa de pecado El poder del pecado La presencia del pecado
Jn. 5:24; Rom. 6:23, Ap. Hechos 1:8; Gál. 5:16; 2 Deut. 32:24; 2 Pe. 3:7,
20:15; 2 Co. 1:10a; Ecl. Co. 1:10b; 1 Co. 15:31 10; 2 Co 1:10c
3:14; Jn. 3:16
B. Tres Bautizados en el cuerpo Bautizados con el Santo Bautizados en agua por
Bautismos de Cristo por el Espíritu Espíritu por Jesucristo ministros de Dios
Ef. 4:5; Heb 6:2 Santo 1 Co. 12:13 Lc. 3:16; Jn. 7:38; Hechos 8:38
Hechos 1:4-5; 2:4
C. Tres Testigos SANGRE de Jesús en ESPÍRITU de Dios en AGUA testimonio para el
1 Juan 5:8 testimonio para Dios el testimonio para el mundo. Hechos 8:12;
Padre Lc. 22:20; Rom. creyente Rom. 8:16; Ef. Hechos 18:8; Rom.
8:16; Ef. 1:14 1:4 1:16
D. Relación con En nuestro espíritu En nuestras almas Nuestros cuerpos son el
Dios tenemos una posición estamos en constante templo de Dios
segura como hijos estado de crecimiento presentados como
Jn. 1:12; Gál. 4:6 Mt. 13:23; 1 Pe. 2:2; sacrificio vivo.
Heb. 5:11; 6:6 Rom. 12:1; 1 Co. 3:16; 2
Co. 6:16
E. Los Cinco Fe, Esperanza, Amor, Razón, Imaginación, Vista, Oído, Gusto, Tacto,
Sentidos Temor de Dios Afectos, Memoria, Olfato Mr. 3:10; Mt. 6:22;
(adoración), Conocimiento Consciencia Mr. 2:8; 1 2 Sam. 18:12; Pr. 24:13;
Intuitivo (Revelación) 1 Co. Cro. 28:9; Sal. 145:7; 1 Ecl. 7:8
13:34; Heb. 12:28; Jn. Pe. 3:16; Rom. 12:10
4:24
F. Esfera de A través de nuestro A través de nuestra alma A través del cuerpo
Actividad espíritu somos somos conscientes de somos conscientes del
conscientes de Dios nosotros mismos mundo Núm. 13:27-33;
1 Co. 2:11-12; Gál. 6:16 Gál. 5:17; Sal. 13:2 Mt. 14:30
G. Comparación Simbolizado por el Lugar Simbolizada por el Lugar Simbolizado por la
con el Santísimo en el Santo. Heb. 9:2 actividad del Atrio
Tabernáculo Tabernáculo Heb. 9:3-4 (Santificación diaria) Éx. 27:16-18; Ap. 19:8; 2
(Una morada solo para Co. 5:1; 2 Pe. 1:14
Cristo) (Nuestro servicio diario a
Dios)
ESPÍRITU, ALMA, Y CUERPO
PARTE UNO
DEFINIDO Y ACLARADO
Después de Dios mismo, el hombre debe ser el más grande misterio, pues fue hecho a
Su imagen (Gn. 1:26). La ignorancia acerca de la manera en la que fue formado el hombre no
es culpa de Dios, ya que la Biblia está llena de palabras como: “mente”, “corazón”, “alma”, y
“cuerpo”. De hecho, las palabras hebreas y griegas (leb, lebab, y kardia) para “corazón” se usan
exactamente 1000 veces.
¿Qué importancia tiene esto? De la misma manera que un conductor se beneficiaría de
ser también un mecánico cuando su auto se descompone, podemos beneficiarnos grandemente
de entender estas palabras. Tal vez un beneficio principal viene de saber cuáles versículos se
aplican al espíritu, cuáles al alma, y cuáles al cuerpo. Los arminianos y los calvinistas cumplirían
la oración de Cristo por la unidad si entendieran esto (Jn. 17:23). En lugar de eso, pelean unos
con los otros, cada uno con bases bíblicas, para probar su punto de vista. Unos prueban la
“posición eterna” y otros prueban la “necesidad diaria de la salvación”. Si tan solo discernieran
que una posición se aplica al espíritu y la otra al alma, entonces verían que lo que cada uno de
ellos cree es sencillamente el lado opuesto de la misma moneda, y que uno sustenta al otro. Sin
embargo, la “Parte Uno” de esta serie no trata tanto con este aspecto sino más bien con definir
quiénes somos. Por supuesto, no estamos asumiendo que cualquier cosa que digamos nos
define exactamente; pero al menos Dios nos dará un vistazo de nosotros mismos.
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;” (Salmo 139:14). De la
misma manera que dividir el átomo es importante para el progreso del hombre, así lo es el dividir
nuestro ser, como se ve en las Escrituras, y la aplicación de ese conocimiento es importante
para el progreso espiritual. Por siglos el hombre fue incapaz de dividir el átomo, pero ahora
vemos el potencial que este nuevo conocimiento ha conseguido.
¿No son lo mismo el espíritu y el alma? No, ya que vienen de palabras enteramente
diferentes en ambos, el hebreo y el griego. Las palabras para “espíritu” son ruach en hebreo, y
pneuma en griego, y significan una fuerte ráfaga de viento, mientras que “alma”, nephesh en
hebreo, y psuche en griego, significan un aliento suave. La palabra “neumático” viene de
“pneuma”.
En la Biblia a menudo son mencionados como diferentes (1 Tes. 5:23; Heb. 4:12; Lc.
1:46). Si las dos palabras son sinónimos, entonces no hay diferencia entre este cuerpo
corruptible y el glorificado e incorruptible. Ya que, “Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo
espiritual.” (1 Co. 15:44).
La diferencia es también vista en el propio ministerio de Cristo, particularmente en su
muerte. Cuando el cuerpo yacía en la tumba, el alma descendió a “lo más profundo” del infierno
y Su espíritu, que había encomendado en las manos del Padre, fue al Paraíso – todo al mismo
tiempo.
Is. 53:10, 11; Sal. 88 y Hechos 2:27 son solo unos pocos de muchos versículos que
hablan acerca de Su alma yendo al infierno, habiendo llegado a ser la ofrenda por el pecado por
nosotros. Sus palabras agonizantes al ladrón fueron, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Había
rangos en el paraíso, de la misma manera que había diferentes ciudades de refugio en el Antiguo
Testamento. Los fugitivos mismos en el Antiguo Testamento son una figura de las almas en el
paraíso. Ellos tuvieron que habitar en cautividad en aquellas ciudades hasta la muerte del sumo
sacerdote, y entonces eran liberados (Núm. 35). Dios, que es rico para con todos los que le
invocan, debió haber tenido a muchos invocándole al arrepentirse en sus lechos de muerte
cuando el diluvio de Noé los barrió. Podría ser que ellos formaron uno de esos compartimentos
en el paraíso, a donde el espíritu de Cristo fue a ministrarles (1 Pe. 3:18,19). Cristo tuvo que
dividir su espíritu, alma y cuerpo en Su muerte para cumplir los tres diferentes tipos de el día de
la Expiación (Lev. 16). Su cuerpo tenía que ser el macho cabrío que derramó su sangre en el
altar como ofrenda por el pecado. Su alma tenía que ser el macho cabrío para expiación que
llevaba el pecado al desierto solitario, donde tenía una muerte en la soledad; Su Espíritu tenía
que ser la parte de Él que fue el Sumo Sacerdote ofreciendo estos sacrificios. Hebreos 9:14
habla literalmente de Él como nuestro Sumo Sacerdote, “…Cristo, el cual mediante el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios…” El hecho de que Su alma muriera por nosotros
también es visto en Isaías 53:9, donde, literalmente, la palabra muerte está en plural. ¡Oh, que
amor!
El cuerpo es consciente del mundo. El alma básicamente es consciente de sí misma,
pero a través de los cinco sentidos físicos también es consciente del mundo. El espíritu, cuando
no es bloqueado por incredulidad, es consciente de Dios. La Biblia muestra que vivimos en el
ámbito “carnal” (de la carne), “natural” (del alma), y “espiritual”. El alma es el verdadero “ego”;
es nuestra personalidad y por naturaleza es “animal” o “natural”. Pero el hombre natural no
percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Co. 2:14). ¿Esto entonces deja el alma
fuera del plan de Dios completamente? No necesariamente, porque es como una parcela de
terreno, “…y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.” (1 Co. 3:9, lit.). La maleza natural
la cubre hasta que es cultivada. Entonces la semilla (la Palabra) es plantada. Luego, la lluvia (el
Espíritu) desciende; y con el cultivo de la cruz en nuestras vidas, llega a ser un jardín fragante,
un lugar para que Dios more en él.
Hay dos palabras para “vida” en la Biblia; una significa vida natural (nephesh en hebreo,
y psuche en griego), y la otra significa vida eterna (chaiyim y zoe). Mientras que el cuerpo físico
solamente tiene vida psuche (Rom. 8:10), el espíritu solamente tiene o es capaz de tener vida
zoe. No hay ni siquiera una referencia bíblica que establezca que nuestro espíritu peca o va al
infierno. Sin embargo, hay referencias del alma inmortal y del cuerpo yendo allí (Job 33:28; Is.
38:17; Mat. 10:28). “y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Ecl. 12:7). La palabra “espíritu”, así
como la palabra “carne” tienen un significado dual. En su mayoría, se refiere a la actitud de una
persona (después hablaremos de esto). Ejemplos de esto son: “quebrantamiento de espíritu”,
“él tiene un espíritu malo”, o “él tiene un espíritu bueno”. Un contraste entre el significado
figurado y el literal se encuentra en 1 Corintios 5:5 (literal) y 2 Corintios 7:1 (figurado).
Cuando Dios hizo al hombre, puso el lugar del espíritu personal dentro de él para ser
reservado solamente para Él. Ni siquiera los demonios pueden entrar a ese lugar. Ellos saborean
el ámbito del alma, “porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”
(Mat. 16:23). Dios no entrará al lugar del espíritu a menos que se lo pidamos. Una vez que lo
invitamos, llenará toda la casa con Su presencia. Si alguna de estas declaraciones parece un
poco desafiante, invitamos al lector a hacer un lado cualquier juicio hasta que haya leído todo
el libro.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas,
y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo“ (Lc. 10:27; Mat. 22:37; Mr. 12:30). El
objetivo es que estemos tan enamorados del Señor que la totalidad de nuestras vidas llegue a
ser una ofrenda encendida, colocada sobre el altar (Lev. 1:8-9). La “grosura” ilustra nuestro
corazón (Sal. 119:70), los “intestinos” ilustran nuestra alma, las “piernas” ilustran nuestra
fuerza, y la “cabeza” ilustra nuestra mente.
El CORAZÓN es el centro y el trampolín de los Principios de Vida (incluyendo las “leyes”
de Rom. 6-8).
El ALMA es la Personalidad de la vida de uno (la naturaleza, voluntad, intelecto,
emociones, y el ego de uno con sus rasgos individuales). La Palabra a menudo se refiere a la
persona como un alma (“expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará
expiación de la persona.” Lev. 17:11). El alma tiene cinco sentidos. Vemos esto en el rico cuya
alma estaba en el infierno (Lc. 16:23-24). El alma tiene deseos y anhelos básicos, tales como el
anhelo de seguridad y atención (ver “Los 7 anhelos del Alma” más adelante en el “Conjunto del
Alma”). Mientras el hombre ha estudiado el psuche o alma (psicología), es ignorante en cuanto
a la parte subconsciente del hombre, la cual, además de incluir la parte más profunda del alma,
también incluye el espíritu. Dios ofrece la mejor información para el estudio de este tema, ya
que Él hizo al hombre y ha tenido mucha experiencia con él.
La MENTE consiste de las facultades de la vida o la Práctica de la Vida. En particular,
esto incluye los cinco sentidos del alma: consciencia, memoria, razón, imaginación y afecto. En
Efesios 4:17, “vanidad de su mente” significa “inutilidad de su mente”, la cual Dios considera
un pecado terrible. Dianoia o “mente” es una contracción de sustantivos, mente o voluntad, y
dia, prefijo que denota un canal de un acto. Así, debería de ser “algo que se pensó”, involucrando
las facultades.
La FUERZA es el carácter producido por el resto. Es el Producto de la Vida.
o El corazón es como un cofre de tesoro. ES LO QUE UNA PERSONA TIENE
o El alma es QUIEN UNO ES
o La mente es LO QUE UNO HACE
o La fuerza es LO QUE UNO PRODUCE
El corazón es comparado al corazón de la tierra, un núcleo o centro (por su nombre) y
también a la hechura de panes (por su palabra original hebrea). Es asemejado a un observatorio
o lugar cubierto (Job 38:36); riñones (RV 1609 Salmo 7:9; Ap. 2:23); grasa (por su riqueza)
(Salmo 119: 70; Lev. 1:8); un pozo (Prov. 20:5; Juan 4:14); pechos (Nah. 2:7); un tesoro (Mat.
12:35); tierra (Mat. 13:19); un lugar donde morar (Ef. 3:17), y una tabla para escribir (Heb. 8:10).
El alma es comparada a un suspiro gentil (por su significado original), un pájaro (Salmo
11:1; 124:7), las entrañas (Salmo 31:9; Prov. 26:22) cámaras de las entrañas (el alma tiene
posibilidades o cámaras ilimitadas), un ciervo bramando (Salmo 42:1), un niño destetado
(Salmo 131:2), tierra sedienta (Salmo 143:6), un huerto de riego (Jer. 31:12), la espalda (Is.
51:23), un cabrito para expiación (Isa 53:10), ovejas (1 Pe. 2:25), y como un barco (Heb. 6:19).
Hay seis palabras usadas para “hombre”; cuatro están en el Antiguo Testamento, y dos
están en el Nuevo Testamento. Dios es el maestro más excelente, así que El usa las lecciones
objetivas más excelentes. No estamos tomando mucha libertad si comparamos al creyente
individual con el tabernáculo (o templo), porque las Escrituras repetidamente hacen esto (Jn.
2:21; 1 Co. 3:16; 2 Co. 5:1-4; 2 Pe. 1:14). Después de todo, el propósito del tabernáculo era ser
un santuario para que Dios morara en él; entonces, de hecho, puede representar cualquier cosa
que sea Su santuario en el Nuevo Testamento, lo cual incluye a Cristo y a la Iglesia.
El Tabernáculo es una trinidad. Hay un atrio, un patio rectangular santificado, con una
entrada por el oriente. Dentro, está el tabernáculo con sus dos cuartos. Pablo llama al primer
salón (dos veces más grande que el interior) el “santuario”, mientras que salón interior cuadrado
es el “lugar santísimo” (Heb. 9:2, 3). El atrio exterior puede ser comparado con nuestro “hombre
exterior”, el cuerpo; mientras que el tabernáculo mismo, siendo el corazón del atrio, se
compararía, con nuestro “corazón”. De la misma manera que el tabernáculo tiene dos cuartos,
el “hombre interior” de nuestro corazón consiste también de nuestra alma, la cual es como el
lugar santo, y también de nuestro espíritu, que corresponde al lugar santísimo, donde solamente
el sumo sacerdote (tipo de Cristo) podía entrar, y eso solamente en el Día anual de la Expiación.
Pablo nos dice que esto representa un evento hecho “una vez y para siempre” (Heb. 9:12). Cristo
mora en el lugar santísimo del cielo, y también en Su lugar santísimo dentro de nosotros. Él
puede estar en ambos lugares por el Espíritu.
Nuestro Día de la Expiación “una vez y para siempre” ocurre cuando Él entra en nuestros
corazones. De la misma manera que ninguna carne podía trabajar en ese día de fiesta, tampoco
nosotros podemos trabajar por nuestra salvación “no por obras, para que nadie se gloríe“ (Ef.
2:9).
Tres cosas en el lugar santísimo ilustran a Cristo en nuestro espíritu. Entendemos, al
escribir esto, que no podemos edificar doctrinas sobre tipos del Antiguo Testamento. Sin
embargo, sabemos que son ilustraciones de verdades del Nuevo Testamento, y por lo tanto
válidas (Rom. 15:4; 1 Co. 10:11; Gál. 4:24; Col. 2:17; Heb. 10:1). ¿Cuáles son estas figuras de
Cristo? Primero, hemos visto que el sumo sacerdote lo ilustra; segundo, el Arca del Pacto lo
ilustra; y tercero, dentro de la nube, que descansaba sobre el propiciatorio del arca (Lev. 16:2),
estaba el ángel del Señor, quien era Cristo en el Antiguo Testamento (Éx. 14:19; Dan. 3:25, 28;
Hechos 27:23; 1 Co. 10:4). “Y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Ec. 4:12). El cordón
de amor de Dios, el cual une nuestro espíritu con El, es triple.
De lo anterior, ¿qué verdad práctica podemos aplicar a nuestras vidas? Cristo en
nosotros, como el sumo sacerdote, nos ha dado “una vez y para siempre”, desde nuestro “Día
de la Expiación”, una RELACIÓN POSICIONAL. El arca, con sus objetos de valor, ilustrando las
riquezas de Cristo disponibles para nosotros, muestra que Cristo en nosotros nos da una
PROVISIÓN de HEREDEROS. Si nuestra alma se apropia de las riquezas escondidas de la
sabiduría de Cristo, de su justicia, de su santificación, y redención, no faltará nada (1 Co. 1:30).
El maná, la vara de Aarón, la ley, y el propiciatorio las ilustran. El ángel de Dios dentro de la
columna de nube del Espíritu Santo representa a Cristo en nosotros, “la esperanza de gloria”,
que nos da COMPAÑERISMO PERSONAL.
El contraste entre el ministerio de los dos cuartos es una figura del ministerio de Dios
dentro de tu espíritu y tu alma. Incidentalmente, el tabernáculo ilustra una cruz. El Sumo
Sacerdote entraba en el lugar santísimo, y se paraba frente a Dios. Era Su responsabilidad,
porque Él dijo; “Consumado es”. Nuestra Justificación delante de Dios es una obra terminada.
“Justificación” significa declarado justo. “Declarado” significa que una sentencia judicial, legal
es pronunciada a favor nuestro; no significa una experiencia basada en nuestros sentimientos.
En nuestro “lugar santo”, o cuarto del alma, somos responsables de cooperar y caminar
diariamente con nuestro Sumo Sacerdote, pues el sumo sacerdote caminaba diariamente con
sus hijos, mientras ofrecían el sacrificio diario y ministraba a los muebles del santuario. Cortaban
las mechas, colocaban incienso fresco en el altar del incienso (no confundirse con el altar de
bronce en el atrio), y ponían pan fresco en la mesa cada semana.
Mientras que la justificación es una obra terminada de parte de Cristo es ilustrada por el
ministerio interior en el lugar santísimo; la santificación (“ser apartado” y “limpiado”) es ilustrado
por el caminar diario en el lugar santo. “Ser apartado” involucra un caminar. Si estas en un lugar
y quieres “apartarte” a otro lugar, normalmente caminas hacia allá. Mientras que la justificación
nos da vida eterna y una posición permanente en la casa de Dios, la santificación nos da una
herencia (algo más que un regalo) y desarrolla nuestro estado de crecimiento (Rom. 6:23; Col.
3:24; Hechos 20:32; 26:18). Las siguientes tres palabras griegas denotan etapas de
crecimiento en la familia de Dios: “teknon”, usualmente traducido como niños pequeños,
“paidion” o adolescentes, y “huios”, hijos maduros. En una familia, todos tienen la misma
posición, pero están en diferentes estados de crecimiento.
Debemos entender que al decir que el ministerio del sumo sacerdote en el lugar
santísimo ilustra la justificación, implica que una de las tres fases de la santificación fue
incorporada a la justificación. Somos santificados por la sangre y apartados en relación a
nuestra posición. También somos santificados por el lavamiento de la Palabra (Jn. 17:17), y esto
es usualmente lo que significa la santificación. Nos aparta en cuanto a nuestro estado. La
tercera fase es la de ser santificados por el Espíritu Santo (Rom. 15:16, etc.), quien nos aparta
en cuanto al servicio. En la experiencia normal, esto es cuando, como en el libro de los Hechos,
recibimos el bautismo en el Espíritu Santo después de la salvación (los sacerdotes del Antiguo
Testamento no podían servir hasta que el aceite era puesto sobre ellos). El nuevo nacimiento
ocurre cuando aceptamos que Cristo se ofreció a Sí mismo por nosotros y el derramamiento de
su sangre. Desde ese momento “…somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre...porque con una sola ofrenda hizo perfectos para
siempre a los santificados “ (Heb. 10:10, 14). Podríamos agregar que no solamente nuestro
espíritu fue santificado una vez y para siempre, ya que el sumo sacerdote también ilustra una
santificación completa cuando el rocía no solamente el propiciatorio, sino también el
tabernáculo y todos los muebles en él. Nuestros seres enteros se encuentran judicialmente
“completos en él” (Col. 2:10). El sumo sacerdote ponía aceite sobre todas las partes del
tabernáculo y sobre todos los muebles adentro, figurando lo completo de nuestro bautismo en
el Espíritu (bautismo significa ser sumergido). Después, hubo muchas veces cuando la gloria del
Espíritu o cayó sobre el sacrificio o llenó el santuario, porque hay “un bautismo” pero muchas
llenuras. Pablo escribió a los Corintios, que no se veían muy santificados en su caminar, pero
los llama “santificados en Cristo Jesús“ (1 Co. 1:2).
Una mirada al tabernáculo muestra que el atrio estaba rodeado por una pared de lino
blanco de dos metros y cuarto de alto. Esto es una figura de nuestras acciones, que deberían
ser tan blancas y puras que levantaran a Cristo. La esposa está adornada con “lino fino, limpio
y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.“ (Ap. 19:8). La única
entrada al atrio apuntaba hacia el este. De la misma manera, también nosotros siempre
debemos ver hacia el este, “con el sol naciente”, para que podamos recibir más luz de Dios. El
altar de bronce, usado para los sacrificios, estaba justo entrando en el atrio. A continuación,
estaba la fuente de bronce con su base hecha de los espejos de las mujeres. La fuente contenía
el agua con la cual los sacerdotes se lavaban antes de servir.
Más allá de la fuente estaba el tabernáculo mismo, con sus cuatro cubiertas. La cubierta
superior hecha de pieles de tejón, mostrando el hábito de Dios de guardar Sus más grandes
tesoros en apariencias opacas. Esto es cierto de Cristo, quien nació en un pesebre, y de Sus
ministerios de hoy en día, quienes no se exaltan a sí mismos. También es cierto de Sus iglesias
donde Él es la cabeza, porque ellas quieren que toda la gloria sea para Él. Dentro de la entrada
este (la única puerta del tabernáculo) estaba la mesa de los panes de la proposición a la derecha
en el lado norte, las siete lámparas sobresalen desde el candelero a la izquierda, y el altar de
oro de incienso de frente, justo en este lado del velo. Ya hemos mencionado el arca dentro del
lugar santísimo.
Dios le mostró a Moisés el patrón mientras estaba en el monte. De la misma manera,
debemos estar “en el monte” cuando los patrones de Dios para nosotros sean mostrados, ya
sea de manera colectiva o individual. El lector debe leer estas líneas seriamente antes de leer
la serie sobre el espíritu, alma y cuerpo, asegurándose que está “en el monte” y preparado para
recibirlo por el Espíritu.
PARTE DOS
EL TABERNÁCULO: EL ÁLBUM FOTOGRÁFICO DE DIOS
Cristo era el tabernáculo divino en el cual habitaba la deidad. “Y aquel Verbo fue hecho
carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de
gracia y de verdad.“ (Jn. 1:14)
Esta gráfica del tabernáculo puede verse sencilla, pero sobreabunda con riquezas
ilimitadas porque, en un sentido, la fotografía de Cristo esta en ella; la fotografía de la Iglesia
está en ella; y el creyente, quien va a ser como Él, también puede ver su fotografía allí. Ahora
nos ocupamos con la figura individual del creyente.

EL TABERNÁCULO

Para el beneficio de aquellos que no han estudiado las piezas del tabernáculo a detalle,
revisaremos las partes en la gráfica. El tabernáculo estaba en un “atrio” abierto (3), que siempre
apuntaba hacia el este. En este atrio había dos cosas, el altar de bronce (F), y la fuente de bronce
(E). Los sacerdotes lavaban sus manos y sus pies antes y después de ministrar en el altar, donde
eran puestos los sacrificios. El primer cuarto, llamado el “lugar santo”, tenía cinco pilares
sosteniendo la pantalla de la puerta frontal. En este cuarto (2) estaba la mesa de los panes de
la proposición (B), sobre la cual descansaban doce panes sin levadura hasta cada Sabbat,
cuando eran comidos por Aarón y sus hijos, los sacerdotes.
El candelero séptuple (C) estaba en el lado sur; sus lámparas eran recortadas y llenadas
en la mañana y encendidas en la tarde. El altar del incienso (D) pertenecía al lugar santísimo
(1), “el Lugar Santísimo, el cual tenía un incensario de oro“. De acuerdo a la Mishna hebrea, era
prestado al lugar santo debido a su uso diario. Este hecho es verificado por Pablo en Heb. 9:2-
4, donde el “incensario de oro” se refiere al “altar de oro”, de acuerdo con estudiosos confiables.
Pablo también habla de solo dos muebles en la primera parte: “en la primera parte
estaban el candelero, la mesa y los panes de la proposición”. “En” denota ubicación, pero “el
cual tenía” denota posesión.
El lugar santísimo contenía el Arca del Pacto. Cuatro pilares sostenían el velo que
separaba los dos cuartos. Un quinto, el pilar celestial, descendía de la nube del Espíritu arriba y
reposaba sobre el propiciatorio, que era la tapa sobre el arca (A).
Había cuatro cubiertas una sobre otra en el tabernáculo, que estaban por encima de las
paredes. Estas paredes estaban hechas de cuarenta y ocho tablas de diez codos de alto (un
codo tiene 45 cm.), cubiertas con oro, como los muebles. Solamente los muebles del atrio
estaban hechos de bronce, (la fuente era de puro bronce), y el candelero de adentro era de oro
puro.
Que el tabernáculo y su continuación, el templo, son tipos de verdades que nos
conciernen hoy en día está más allá de todo cuestionamiento para cualquiera que conoce la
Biblia. Su propósito es ser “un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Éx. 25:8). Esta
es una figura de nosotros como individuos. Así, el tabernáculo es un tipo no solamente de Cristo,
o de la iglesia, sino también de nosotros individualmente. Pablo, Pedro, y Cristo dan testimonio
de esto (Jn. 2:19; 1 Co. 3:16; 2 Co. 5:1-4; 2 Pe. 1:14).
Si el tabernáculo ilustra a Cristo, y si “la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo” (Jn. 1:17), podemos esperar ver estas balanceadas en él. En efecto, así es, ya que
los muebles están hechos de tres pares. Ellos son pares de “gracia y verdad”. El altar de bronce,
donde la sangre de los sacrificios era vertida, ilustra la gracia; la fuente ilustra el lavamiento de
la verdad. Literalmente, Cristo limpia Su Iglesia por “el lavamiento del agua por la Palabra” (Ef.
5:26). La mesa de los panes de la proposición (la verdad), dentro, encuentra el balance con el
candelero (la gracia). Este candelero, en contraste con el altar de bronce, donde la gracia es
mostrada como un “favor inmerecido”, aquí se ilustra como una “suficiencia divina” ya que el
aceite continuaba supliéndose diariamente. Finalmente, vemos el Arca del Pacto, dentro estaba
la ley y el maná (la verdad); y en contraste, el altar de oro ilustra la oración o alabanza, por la
cual la gracia es almacenada.
De hecho, veamos a Cristo mismo en el tabernáculo; ya que ÉL está en el creyente, quien
es una figura del tabernáculo. Juan enlista a Cristo siendo los siete “YO SOY”:
“YO SOY el Pan de Vida” (Jn. 6:35). Nosotros, como sacerdotes, comemos de Él, nuestro
“pan de la proposición”, o pan de la Presencia. “…porque es cosa muy santa para él, de las
ofrendas encendidas a Jehová…“ (Lev. 24:9). Era tomado del pueblo (v.8), y era puesto en platos
de oro hasta el momento de comerlo. Ministramos la verdad los unos a los otros; y ésta debe
venir por revelación, y debe ser descubierta.
“YO SOY la Luz del Mundo” (Jn. 9:5), y aún Él dice: “Vosotros sois la luz del mundo…“ (Mt.
5:14). No hay contradicción, porque Él brilla a través de nosotros. Esto es ilustrado por el
candelero.
“YO SOY la Puerta” (Jn. 10:9). Él es el velo rasgado por el cual venimos confiadamente
hasta el trono de la gracia (Heb. 10:20).
“YO SOY el Buen Pastor” (Jn. 10:11). Como tal, Él es ilustrado por Aarón el sumo
sacerdote.
“YO SOY la Resurrección y la Vida” (Jn. 11:25). Él es visto como el Ángel de Dios que
estuvo en la nube sobre el propiciatorio y quien, al levantarse con la nube, hizo que Israel se
levantara hasta que entraron en Canaán. Finalmente, Él los llevó a cruzar el Jordán, permaneció
como una semana, y entonces apareció como el Capitán de las huestes de Jehová.
“YO SOY el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn. 14:6). Él es ilustrado por el arca, la cual guió
a Israel (siempre permaneció bajo el ángel), por los artículos dentro de ella (la Ley, el maná
escondido, y la vara de Aarón que reverdeció y dio fruto), y por la Sangre rociada en el
propiciatorio.
“YO SOY la Vida verdadera” (Jn. 15:1). Debemos permanecer en Él. Tal como una
verdadera viña resguarda, aquí lo vemos ilustrado por las cuatro cubiertas: 1) La piel de tejones
del exterior ilustra Su cuerpo (hecha en realidad de tejones muertos, quienes alguna vez vivieron
sobre la tierra). Cuando Él dio Su cuerpo, se multiplicó en muchos más. 2) La piel de carnero
pintada de rojo ilustra Su sangre. “…y la misma sangre hará expiación (cubierta) de la persona“
(Lev. 17:11). 3) La cubierta de pelo de cabra en once cortinas, es una figura de Su alma dada a
nosotros. Las cabras hablan de la humanidad. Recuerde, era el macho cabrío que era enviado
al desierto (la víctima propiciatoria) que ilustraba la muerte de Su alma en el tiempo de la
Propiciación. 4) La capa de lino, blanca, bordada, en diez cortinas, con un querubín con colores
en ella, que actuaba como la base o fundamento para las otras cubiertas y como el techo del
tabernáculo. Era, de hecho, llamada “el tabernáculo”. Estamos “completos en Él” porque Él fue
dado completamente por nosotros. Si Él se hubiera quedad con alguna parte de Sí mismo,
entonces esa parte en particular de nosotros no hubiera tenido su seguridad delante del Padre.
Ya que le Padre mira el resultado final, nos mira como si ya estuviéramos glorificados (Rom.
8:29,30); Él, sin ningún esfuerzo, considera la vida de Cristo como nuestra (Col. 3:4).
Hay tres figuras de nuestro espíritu, alma y cuerpo en el tabernáculo. Acabamos de
mencionar uno de estos tres y vimos como el Padre nos mira “aceptos en el Amado”. Ahora
veremos las dos siguientes. El mundo nos mira de la misma manera que los extranjeros habrían
visto al tabernáculo y sus cuartos al pasar por allí. No hubiesen podido ver los cuartos interiores,
pero podrían haber dicho que había un “atrio” (esto ilustraría el cuerpo), y podrían ver las
paredes exteriores levantadas que albergaban esos dos cuartos. El lugar santo de enfrente
ilustra nuestra alma y el lugar santísimo nuestro espíritu. El mundo hoy en día, mirando desde
la creación externa de Dios, no puede, a través de sabiduría humana, ver la división entre el
alma y el espíritu. Así, la apariencia de ser solamente uno siendo tres interiormente, representa
la manera limitada en la que el mundo nos mira. ¿Nos vemos nosotros a nosotros mismos como
una trinidad? ¿Se muestra esto en el tabernáculo? Si.
Veamos ahora cómo reconocernos por medio de nuestros ministerios triples.
El altar de bronce sobre la rejilla del altar ilustra nuestro cuerpo sobre la cruz (el bronce
habla de juicio). Ya que el altar mismo es básicamente de madera, la cual habla de la
humanidad, y está en el atrio, que habla de nuestro cuerpo, representa alguna parte de nosotros.
Romanos 12:1 habla de nuestros cuerpos teniendo un ministerio de sacrificio.
El alma, en su ministerio lo vemos ilustrado por el candelero; y el espíritu, en su ministerio
de adoración, es ilustrado por el altar de oro. Esta no está en contradicción a la explicación usual
que damos en relación a que en este cuarto de enfrente o del “alma”, la mesa de los panes de
la proposición representa nuestro intelecto, que va a sostener el pan sin levadura de Dios, el
candelero representa nuestra voluntad; y el altar representa nuestras emociones. Sino que, por
el contrario, es una ampliación de nuestro entendimiento de estos tres muebles.
Ya que una mirada al ministerio del alma, ilustrado por el candelero, será más detallado,
veamos primero el altar de oro. No es difícil creer que nuestro espíritu tiene un ministerio de
enseñanza para nuestra alma de cómo adorar, pero lo que puede ser nuevo es que el altar del
incienso ilustra esto. ¿Contradice esto el punto de vista de que le espíritu personal en sí mismo
no peca; ¿sino que es la “actitud” en el alma, a la que a menudo se le llama con el término
“espíritu”, la que está sujeta a pecar? No, porque “lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn.
3:6), y “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios“ (1 Jn. 3:9). De hecho él “se
guarda asimismo, y el maligno no le toca.“ (1 Jn. 5:18). Esa semilla es incorruptible, producida
por la Palabra incorruptible (1 Pe. 1:23). Pablo habla de que nuestro espíritu ora cuando oramos
en lenguas. Esto forma parte de ese dulce incienso (cuando está centrado en Cristo) que se
eleva desde el altar del incienso (1 Co. 14:14; Ef. 6:18; Ap. 8:3). Ya que Dios es amor, y “el que
se une al Señor, un espíritu es con él“ (1 Co. 6:17), hay una profunda emoción en el espíritu
regenerado. El hecho de que ese espíritu es un ser racional y, por su enlace con unión divina,
tiene acceso al infinito, lo vemos en la interpretación literal de 1 Co. 2:11 “Porque ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él?“ Por medio de
los cinco sentidos del espíritu – fe, esperanza, amor, temor de Dios (adoración verdadera) y
conocimiento intuitivo (conocimiento de revelación) – y a través de los nueve dones del Espíritu,
Dios provee canales para bendecir a nuestras almas del almacén ilimitado del espíritu.
El ministerio del alma, como es visto en el candelero, es un ministerio intrincado. Mira a
las veintidós “copas en forma de flor de almendro“ (Éx. 25:33). La Palabra muestra que vamos
a tener la “llenura” de veintidós cosas. Hay nueve “manzanas” (columnas ornamentales) y sus
“flores”. El espacio no nos permite decir mucho, pero quisiera mencionar que este oro alguna
vez estuvo mezclado con otro metal (aleación); y así era nuestra alma, hasta que llegó a ser
renovada para ser como Su alma (el oro habla de una naturaleza divina). Los vasos especiales
que vienen con el candelero son las tenazas, las despabiladeras (aparentemente para recoger
las mechas), y los vasos de aceite. Dios nos da tenazas de amor para impedir que levantemos
el testimonio caído de otro hermano con dedos de crítica; las despabiladeras son para darnos
esperanza, para que podamos pasar por nuestras pruebas pacientemente; y fe para que
podamos echar mano del aceite.
Si no hubiera lámparas, el propósito del candelero sería nulo. Las siete lámparas ilustran
la voluntad en nuestra alma. Ya que la voluntad no es una facultad en sí misma; es, por un lado,
la expresión del deseo de uno, y, por otro lado, el llevar a cabo el misterio de Su voluntad y
propósito (Ef. 1:9). Hemos visto que la palabra para la mente en su totalidad, que incluye todo
nuestro intelecto (nous), y todas nuestras facultades mentales, es dianoia. Esta consiste de los
cinco sentidos de la razón, memoria, imaginación, consciencia y afectos. Sin embargo, la
voluntad del alma esta expresada en la frase, “deja de fluctuar entre varios pensamientos”;
porque cuando el alma hace esto, tiene la colección de las siete facultades mencionadas
anteriormente (o siete anhelos) para llevar a cabo lo que desea.
El alma crece por sí misma, de la misma manera que la base del candelero se extiende
hacia arriba y alarga sus brazos como un árbol. Hay anhelos o impulsos básicos (para seguridad,
atención, etc.) que son los que forman estas ramas; pero solamente puede hallar satisfacción
completa al sostener las lámparas, llenas del Espíritu Santo, brillando por Cristo. De hecho, es
Él brillando a través de ellas y llevando a cabo Su voluntad.
Debemos entrenar nuestra voluntad, por el Espíritu, para alinearse con la Palabra. Y
entonces nuestra voluntad es investida con autoridad. Ponemos a andar toda nuestra
maquinaria mental para llevar a cabo lo que deseamos hacer. Satanás se reveló por sí mismo a
través de sus cinco “Yo haré”, así que Dios lo echó fuera (Is. 14:12-14). Mientras que nuestra
voluntad es la séptuple máquina mental (las lámparas), ésta se originó desde el alma (el
candelero) “de corazón haciendo la voluntad de Dios” (la palabra traducida como corazón es
psuche en el original griego)” (Ef. 6:6).
El sentido del tacto del alma (afecto) es la actividad de las emociones. La carne puede
sustituir falsas emociones también. El sentido del gusto del alma (razón) es el intelecto operando
sobre nuestra alma. La palabra hebrea taam es usada intercambiablemente para “gusto” y
“razón”.
Excepto cuando es sustituido por Satanás o alguna secta, el sentido del olfato del alma
(consciencia) es el Espíritu Santo operando sobre nuestra alma para darnos discernimiento
entre el bien y el mal. La memoria es el oído del alma y recoge voces en nuestra alma del pasado.
La imaginación es el ojo de nuestra alma y, a diferencia de nuestra limitada definición de
ésta, las palabras antiguas del hebreo como del inglés nos dan su verdadero significado.
Visualiza objetos no vistos para el alma y da forma a los deseos del alma en propósitos definidos,
inspirándonos hasta que éstos se llevan a cabo. Ya que la imaginación es el alma operando
sobre sí misma para darle forma, así como a sus facultades mentales como sus deseos; la
imaginación puede ser comparada a la caña central del candelero, de la cual salían todas las
otras. David puso al Señor delante de sí mismo, para que no fuera conmovido. (Sal. 16:8).
Esta actividad combinada del alma, que mencionamos anteriormente, es “la ley de la
mente”. Cuando el alma se somete a la naturaleza de pecado, se llama “la ley del pecado y de
la muerte”; o cuando se somete a la naturaleza de Cristo, llega a ser “la ley del Espíritu de vida
en Cristo Jesús”; o cuando se somete a la Palabra sobrenatural, se llama “la ley de la fe”.
A veces se levanta una guerra civil en los miembros (Rom 7:23) Esto ocurre cuando
somos “de voluntad débil” en cuanto a las cosas de Dios y no preparamos firmemente todas
nuestras facultades para llegar a la meta de Su propósito, que debería ser seguir a Cristo. De
hecho, aunque ya hemos mencionado que nous significa intelecto y dianoia significa mente
completa, aún hay una tercera palabra principal para mente; y sugiere este mismo pensamiento,
el de disponer la mente de uno, inclinándola hacia un acto definido. El “nous” actúa como un
cernidor o una cámara de filtrado para eliminar todos los pensamientos conscientes que
considera sin importancia, y poner los otros en el alma.
La actividad combinada de nuestras facultades mentales, cuando están juntas, dan
fuerza. Este es el “espíritu” o actitud impersonal que necesita limpieza (2 Co. 7:1).
¿Dónde están las cuatro leyes antes mencionadas ilustradas en el tabernáculo? Aarón,
el sumo sacerdote, ilustra la “ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús”. Eleazar, su hijo, que
estaba encargado de todo el tabernáculo y de los muebles (Núm. 4:16), ilustra la “ley de la
mente”, que es primeramente responsable ante Cristo, pero también tiene responsabilidad
sobre nuestro diario caminar. Itamar significa “Costa de palmas”; las palmas ilustran la victoria,
y toda una costa llena de ellas ilustra toda una serie de victorias. Ya que la fe es la victoria (1
Jn. 5:4), es evidente que Itamar, el hermano de Eleazar, ilustra la “ley de la fe”. Como se ha
mencionado, estas leyes nos conducen en cuatro diferentes ámbitos o niveles. Son como las
velocidades de un carro. La ley del pecado solo puede hacer a uno alejarse de Dios; ir en reversa.
La ley de la mente ubica nuestro ser en el plano mental; la ley del espíritu de vida, en el espiritual;
y la ley de la fe, en lo sobrenatural, donde el Espíritu opera con poder. La “ley del pecado y de la
muerte” es ilustrada como la ofrenda por el sacrificio sobre el altar en el proceso de ser
consumida por el fuego.
Cuando la ley del pecado opera sobre las lámparas del candelero de nuestro ser, sobre
nuestras siete facultades mentales, manifestamos los pecados enlistados en Proverbios 6:16-
19. Estas son las cosas que “abomina Su alma”. Sin embargo, cuando la ley del Espíritu de vida
comienza a tocar las cuerdas del corazón del corazón de la vida, tenemos la armonía de 2 Pedro
1:5-7.
Para cerrar, compararemos la vida a un jardín con nosotros como los jardineros. Dios
provee la semilla correcta (la Palabra), la lluvia (el Espíritu), y la cruz en nuestras vidas con la
cual arar. ¿Cuáles son los utensilios del jardín? Aquí una vez más es donde los cinco sentidos
del alma son importantes; ya que los cinco sentidos, en relación al Calvario, son ilustrados por
los cinco utensilios mencionados en Éxodo 27:3 (el enrejado de bronce puro del altar, ilustra la
cruz). Los cinco sentidos, cuando son llenos del Espíritu, son ilustrados por el candelero como
ya ha sido mostrado.
Ahora veremos su relación con la Palabra, el pan, mostrada en Números 4:7 donde los
sentidos son ilustrados como “las escudillas, las cucharas, las copas y los tazones para libar”.
Su propósito era ayudar en la preparación y el consumo del pan de la proposición. Las
“escudillas” hablan de la imaginación, pues en ellas colocamos la Palabra al poder visualizarla
y nos damos un festín. Las “cucharas” son como el sentido de memoria; el cual cava hasta el
subconsciente, las capas más profundas de nuestra mente, y saca el maná escondido. Las
“copas” (de la palabra raíz “limpiar”) son como la conciencia, “que guarden el misterio de la fe
con limpia conciencia” (1 Tim. 3:9). No hay más vasos, entonces ¿dónde está ilustrada la
“razón”? Razón en hebreo (taam) es sinónimo con sabor; entonces la razón es ilustrada por el
saborear del pan. Finalmente, los afectos son representados por el incienso ardiendo que
mantenía caliente el pan.

PARTE TRES
APLICACIÓN PRÁCTICA
El conocimiento puede proveer los hechos, pero solamente la sabiduría puede aplicarlos.
Que el lector entonces le pida a Dios Su Espíritu de sabiduría.
Al principio de este capítulo escribimos acerca del espíritu, alma y cuerpo. Más adelante
en el capítulo, escribimos acerca de nosotros mismos ilustrados en el álbum de fotos de Dios,
el tabernáculo del Antiguo Testamento. Ahora veamos los beneficios prácticos que tal
entendimiento nos da. ¿Cuáles son algunos de los beneficios prácticos derivados de tal estudio?
EL REPOSO es uno. Hemos visto numerosas personas, incluyéndonos a nosotros mismos,
entrar en el reposo solamente por recibir estas verdades básicas. ¿Hay alguna duda de que,
igual que en la música encontramos el crescendo, también encontramos en Hebreos 4:12 el
mensaje culminante del reposo? Habla de otro beneficio práctico “Porque la palabra de Dios es
viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el
espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón.” Un mecánico es eficiente porque entiende cómo funciona un motor y, por lo tanto, se
ahorra mucho tiempo. La psicología humana trata con el comportamiento humano en un intento
de ayudar a solucionar el problema básico de todo, el hombre mismo. Sin embargo, la Palabra
de Dios da la respuesta completa a esto. Hemos hablado previamente de los ministerios de
nuestros cinco miembros del alma (Rom. 7:23). Si vemos cual miembro esta fuera de la voluntad
de Dios entonces podemos tratar eficientemente con él. Algunos permiten que Satanás tome
prestada su imaginación, pero si supieran lo que está sucediendo, podrían detenerlo
rápidamente. La imaginación (la capacidad de visualizar), la razón, los afectos, la conciencia, y
la memoria deberían todos jalar juntos.
LA UNIDAD es un resultado de ver estas verdades. La oración de Cristo en Juan 17, “que
ellos sean uno”, es respondida cuando, por la unidad del Espíritu, somos reunidos; y entonces,
por la unidad de la Verdad, somos mantenidos juntos. “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren
de acuerdo?” (Amós 3:3). La verdad siempre está en balance. Los así llamados Arminianos y
Calvinistas están viendo dos lados de la misma gran verdad de la Salvación. Uno mira la
justificación y dice con Cristo, “consumado es”, o con Pablo, “vosotros estáis completos en Él”
(Col. 2:10). El otro mira la santificación diaria de nuestra alma y mira que estamos siendo
terminados o, como Pablo orara por Epafras, “para que estéis firmes, perfectos y completos en
todo lo que Dios quiere” (Col. 4:12). Tales versículos aparentemente contradictorios de repente
se acomodan en su lugar, uno junto a otro, cuando esta verdad es entendida, así como veremos
más adelante.
ENTENDIMIENTO, con su subproducto de “pleno entendimiento” (Col. 2:2), viene cuando
vemos la figura completa. Esto resulta en nuestro entendimiento el uno del otro. Sin él, un
extremo es demasiado crítico del otro. El creyente legalista perderá, no sus convicciones, sino
su condenación; cuando la gracia le da una actitud favorable hacia el débil en la fe. Cuando
prevalece el entendimiento, Satanás no puede mantenernos bajo condenación; aunque aún
estaremos sujetos a la convicción del Espíritu. Al ganar entendimiento en la Palabra, echamos
raíces que nos sostienen a través de la tormenta y hará que crezcamos. Alguien que siempre ha
sido un bebe crecerá, tal vez por primera vez en su vida.
Podemos mencionar muchos más resultados de esta enseñanza balanceada, pero
ahondemos más en el área del entendimiento. Como se ha mencionado, la Palabra divide el
espíritu del alma; y ya que estamos hechos a la imagen de Dios, también nosotros debemos ser
trinos. Pablo oró que fuéramos “santificados”, que significa “ser apartados”, en nuestro
“espíritu, alma y cuerpo” para la venida de Cristo (1 Tes. 5:23). No vamos a ser como el cocinero
quien, después de haber sido vendado, va a la bodega y hace un “potaje” de cualquier cosa que
casualmente escoja. Aún si los ingredientes vienen de la mejor tienda, harán indigestión. De la
misma manera, muchos ministros fallan al no entender el llamado a dividir correctamente la
palabra de verdad (2 Tim. 2:15) y se preguntan porque la gente tiene “indigestión”.
En cierta ocasión, mientras pasaba por Phoenix, un niño lleno del Espíritu me dijo
confidencialmente que Dios le dio muchos mensajes, pero que no podía predicarles a los
adultos, porque no lo apreciarían. Le pedí que compartiera uno de ellos conmigo. Su respuesta
fue “¿Cuáles son la primera y la última palabra de la Biblia? “En y Amén” finalmente me dijo. “Ya
ve” continuó, “esto muestra que la Biblia entera está hecha para ser puesta dentro del hombre”
(En inglés las palabras son In y Amen, que si las separas en sílabas quedaría In A Men lo cual se
traduce En un hombre). Si la Biblia completa ha sido dada para que “el hombre de Dios sea
perfecto” (2 Tim. 3:17), y si ese hombre es trino, es lógico pensar que algunos de esos versos
tratarán con el espíritu, algunos tratarán con el alma, y otros con el cuerpo. Esto es
especialmente cierto concerniente a la salvación “le cual nos libró, y nos libra, y en quien
esperamos que aún nos librará, de tan grande muerte” (2 Co. 1:10). La Justificación, la
santificación, y la glorificación describen esta liberación triple. La Justificación resulta en
nuestra liberación, una vez y para siempre de la culpa eterna del pecado (1 Tes. 1:10) a través
de la Sangre; la cual, por supuesto, es la base para todo. La Santificación es el proceso de ser
liberado del poder del pecado (hábitos, tentaciones) a través de nuestro caminar diario, santo.
La Glorificación habla de nuestra liberación futura de la presencia del pecado, en Su venida.
La Justificación es un término judicial o legal, y la parte perdonada, que ha sido absuelta,
puede o puede no tener sentimientos. La Santificación significa que somos “apartados” y
usualmente involucra un caminar. Si estas en una puerta y deseas ser “apartado para” la otra
puerta, debes caminar. “Caminar” denota nuestra experiencia diaria y nuestros pasos de fe. Ya
hemos visto varios aspectos de la santificación:
a) Hemos sido apartados por la sangre, con respecto a nuestra posición eterna. Esta
fase de santificación, la cual está incorporada a la justificación, también es “una vez para
siempre” y nos deja en una posición perfecta en Cristo en espíritu, alma y cuerpo (Heb.
10:10,14).
b) “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). Esto es a lo que
generalmente se le refiere como santificación, y nos aparta con respecto a nuestro estado diario.
c) Cuando somos bautizados en el Espíritu Santo, Él nos santifica y nos aparta para
el servicio (Rom. 15:16) de la misma manera que a los Levitas
En 1 Ts. 5:23, Pablo desea que los santos sean completamente santificados, incluyendo
su espíritu. Él sabía que, a través del nuevo nacimiento, el espíritu es hecho perfecto, pero aún
necesita ser apartado para el servicio y no permanecer inactivo. “A [Dios] quien sirvo en mi
espíritu” (Rom. 1:9). Fe, esperanza y amor son las claves para esta “tan grande salvación”, en
la cual somos “justificados por la fe” (Rom. 5:1), purificados o santificados por la esperanza (1
Jn. 3:3), y “pulido” por amor por Su venida (1 Co. 16:22).
Estas son como piedras de construcción, una sobre la otra, de modo que la esperanza
divina incluye fe (Rom. 4:18) y el amor incluye las otras dos (1 Co. 13:7).
La salvación, en ambos, Antiguo y Nuevo Testamento tiene el sentido de ser “puesto en
un lugar seguro”. Muchas personas “salvas” necesitan ser “puestas en un lugar seguro”.
Sabemos, por el tiempo del verbo, cuales versículos se refieren a la justificación (tiempo
pasado), cuales a la santificación (tiempo presente), y cuales a la glorificación (tiempo futuro).
Ejemplos de esto se encuentran en Tito 3:5-7; Fil. 2:12,13, y Rom. 13:11. No se debe de
suponer que las palabras, “espíritu, alma y cuerpo” sean mencionadas cada vez que la Palabra
se refiere a ellas. Un ejemplo de esto se encuentra en 1 Juan 3:2-3 y 4:17, donde, por contraste,
dice que seremos como Él, que estamos siendo hechos como Él, y, con muchas palabras, que
ya hemos sido hechos como Él; “pues como Él es, así somos nosotros en este mundo”. La
palabra “como” es kathos en griego y significa lo mismo en cada sentido en particular.
Físicamente seremos como Él en la glorificación, pero ahora, nuestra alma está siendo hecha
como Él, sí, está siendo purificada por esperanza. Sin embargo, “el que se une al Señor, un
espíritu es con Él.”; y nuestro espíritu, nacido del Espíritu de Dios (Jn. 3:6), ya es como Él. Un
Sumo Sacerdote completamente desarrollado está dentro de nuestro Lugar Santísimo. 1 Juan
3:9 y 5:18 son versículos poderosos para mostrar que el espíritu es sin pecado y que el maligno
no lo puede tocar. “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado” está hablando más
que solamente del espíritu, ya que habla de Cristo y de la naturaleza divina. Aun cuando somos
bebes al comenzar (1 Pe. 2:2), Su naturaleza divina está echando raíces en las áreas de nuestra
vida del alma que sometemos a Él.
De hecho, de acuerdo con una interpretación literal de 1 Corintios 3:9, el alma es
comparada con tierra labrada. Tres cosas componen un buen jardín: cultivo (romper y limpiar la
tierra y fertilizarla), lo cual habla de la cruz en nuestras vidas; la semilla, la cual es como la
Palabra; y la lluvia, la cual es como el Espíritu, que refresca la tierra seca. El suelo fue cubierto
con vegetación natural antes de que fuera arado. Sin Cristo nuestra alma es natural, y “el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (1 Co. 2:14). A veces plantas
venenosas se arrastran dentro del alma y ésta se vuelve peor que natural, se vuelve “carnal”.
Sin embargo, al someterse al Jardinero Divino, Él la hace fructífera y espiritual. Quiera Dios
concedernos que la Palabra de Dios divida lo espiritual de lo natural y manifieste el valor de uno
comparado con el otro. Ya sea la alta liturgia o la música religiosa de jazz con bajo, aun cuando
pueda engañar al hombre sensual, no puede engañar al Espíritu de Dios.
Somos como una cámara que es enfocada hacia un objeto, en este caso Cristo. La
cámara debe permanecer inmóvil. Si en vez de trabajar para conseguir salvación accionamos el
disparador de la fe, encontramos una réplica de tamaño normal de Cristo estampada sobre el
negativo, en este caso, nuestro espíritu. Sin embargo, el negativo de nuestro espíritu debe pasar
por el cuarto oscuro, pasando a través de seis líquidos para revelarla, antes de que pueda ser
enmarcada. Así mismo, nuestra alma está en el cuarto oscuro de la vida, como se ha dicho
anteriormente, hay siete llamados al trono, siendo el séptimo cuando Cristo venga y seamos
“enmarcados”, por decirlo así, en nuestro cuerpo glorificado. La justificación es el ajuste de la
vida divina para nosotros de parte del Padre. La Santificación se trata de recibir diariamente la
vida del Hijo. La Glorificación es la revelación, por el Espíritu, de la vida del Hijo a través de
nosotros, no solamente ahora (Jn. 15:8), sino cuando Él cambie nuestros cuerpos para que sean
como el glorioso cuerpo de Cristo.
Hay tres juicios que particularmente conciernen al creyente individual. El primero fue en
el Calvario, donde Cristo “apareció para quitar de en medio el pecado” por nosotros (Heb. 9:26).
El segundo se está llevando a cabo ahora, mientras Él juzga nuestros pecados, “para
presentarse ahora por nosotros ante Dios” (9:24). Finalmente, en el tribunal de Cristo, seremos
juzgados de acuerdo a nuestro servicio, ya que Él “aparecerá por segunda vez” por nosotros
(9:28).
Ya hemos visto que la gracia y la verdad están balanceadas juntamente en nuestras
vidas. ¿Cómo se relacionan una con la otra? La verdad nos señala el camino correcto, pero la
gracia es la suficiencia de Dios (2 Co. 9:8), que nos capacita para llegar allí. También vimos que
el tabernáculo ilustra nuestro corazón y que los dos cuartos en él ilustran nuestra alma y nuestro
espíritu. El tabernáculo consistía en 32 artículos principales, también había 32 provisiones. Su
viaje en el desierto consistía de 32 paradas. Y ya que ilustra el corazón, no nos sorprende
encontrar que le valor numérico, en hebreo, para corazón (leb) es 32. Las dos consonantes “L”
(lamed) y “B” (beth) que significa, en hebreo, “enseñar” y “casa o tienda”. El corazón es la casa
donde Dios revela Su voluntad al hombre.
Alegóricamente, podemos decir que la palabra hebrea leb ilustra el corazón como una
casa donde somos enseñados. Jeremías vio el corazón como una casa, o tabernáculo, pues él
dijo, “Me duelen las fibras (paredes, en la Amplified Bible en inglés) de mi corazón” (Jer. 4:19,
literal). Somos como un universo diminuto. ¿Es incorrecto decir que somos ilustrados por el
universo? ¿no serían nuestros cuerpos ilustrados por la tierra? ¿No serían nuestros espíritus
ilustrados por los cielos ilimitados sobre la atmósfera de la Tierra? Después de todo, nuestros
espíritus están hechos para tener contacto con lo infinito. La palabra hebrea ruwach, espíritu,
también puede significar “una región” del cielo. En este caso, nuestra alma sería ilustrada por
los cielos atmosféricos alrededor de la tierra. En efecto, nuestra alma está sujeta a las nubes
de la vida y puede llegar a ser muy cambiante (de humor). A veces también con tormentas. El
espíritu de Nimrod está vivo hoy en día, porque una vez más vemos al hombre tratando de
construir sus torres de Babel al exaltar lo terrenal contra lo espiritual. La ciencia moderna puede
enviar naves espaciales al espacio, y desde allí enviar mensajes importantes hacia la tierra.
¿Cuánto más deberíamos, en nuestro universo personal, llegar a ser como Juan en Patmos,
quien “estaba en el Espíritu” (Ap. 1:10)? Tal vez hay todo tipo de paralelos aquí, pero el espacio
no me permite continuar. Cristo dijo que los hijos de este mundo a veces son más sabios que
los hijos de luz. Las inescrutables riquezas de los nueve dones del Espíritu son canalizadas
desde nuestro espíritu perfecto a nuestra alma, con el propósito de perfeccionarla.
Nuestro espíritu tiene tres funciones: Ser una habitación para que Cristo more dentro, el
enlace entre Dios y el alma a través de la cual la revelación es canalizada, y la respiración
“porque como el cuerpo sin espíritu está muerto” (Stgo. 2:26).
Nuestro espíritu fue creado, porque Dios sopló Su aliento creativo a Adán. Nuestra alma
fue “hecha” en el sentido que el “hombre fue un ser viviente”, “llegar a ser” y “hecho” (Is. 57:16)
involucra un proceso que no se detiene hasta la muerte. Físicamente, Adán fue formado “del
polvo de la tierra” (Gén. 2:7). Isaías lo resume cuando dice “para gloria mía los he creado, los
formé y los hice” (43:7).
Nuestro espíritu añora adorar a Dios, nuestra alma anhela caminar con Dios, y nuestro
cuerpo, si está sujeto al Espíritu, trabajará para Dios; así se unen para llegar a ser un testigo
para Dios.
Nuestro espíritu se originó arriba, nuestro cuerpo se originó abajo, y nuestra alma está
atrapada en medio, volviéndose el campo de batalla. Los puestos de observación que guardan
el alma son sus cinco sentidos. A veces el alma “tiene una mente propia”, pero es demasiado
débil para resistir contra dos fuerzas, y llega a ser un cautivo del uno o del otro. Cuando el
enemigo ha construido su estructura allí, debe ser derribada y limpiada. Este proceso es llamado
santificación, porque solamente allí el alma es apartada para ser usada por Dios. Entonces sigue
el proceso de consagración, donde es edificada nuestra vida nueva. La palabra en el Antiguo
Testamento para “consagración” viene de la palabra “llenar, o ser lleno de”. Al construir Dios Su
estructura de fe dentro de nosotros, llegamos a ser un poderoso baluarte llenos con la plenitud
de Dios. La palabra hebrea para “fe”, “fidelidad”, y “verdad” es “emunah”, y viene de la palabra
“aman”, que significa “edificar”. Amén viene también de “aman”. Ese niñito, mencionado
previamente, quien combinaba “En” (la primera palabra de la Biblia) con “Amen” (la última
palabra de la Biblia), para mostrar que la Biblia era para ser colocada “En un hombre”, ¡no
estaba tan equivocado después de todo! ¡Qué Dios nos dé una receptividad como la de un niño!
Cada nueva verdad que Dios (no solamente nuestro intelecto) pone en nuestra alma, nos llena
un poco más con la nueva creación. La primera de las piedras de verdad que fue puesta en
nuestros corazones fue la fe en que Dios es y “que es galardonador de los que le buscan”
(Heb.11:6). Dios quiere que Su estructura de la fe, Su nueva creación, llene toda nuestra alma.
Por un lado, en esta era atómica, los hombres naturales, sabios, aplican leyes naturales
para traer grandes maravillas; maravillas que a menudo terminan en destrucción. Por el otro
lado, Dios anhela hacernos lo suficientemente sabios para aplicar Sus leyes espirituales, lo cual
resultará en la poderosa Iglesia avanzando hacia el último gran campo de batalla antes de que
Cristo venga. Estas dos fuerzas están poniendo en orden de batalla toda la fuerza que tienen.
Satanás sabe que su tiempo es corto. Daniel miró a este tiempo de la historia y dijo: “Los
entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento” (Daniel 12:3). El llamado de la
trompeta está a punto de sonar. Cuando parezca que las cosas no pueden mejorar, nos vamos
a casa. “Sí, ven, Señor Jesús.” (Ap. 22:20)

Esta serie de artículos fueron primeramente publicados en el Consejero de la Gracia de Texas:


Parte Uno – En el número de septiembre de 1963 (Vol. XIII, No. 17)
Parte Dos – En el número de diciembre de 1963 (Vol. XIII, No. 18)
Parte tres – En el número de enero de 1964 (Vol. XIV, No. 1)
VERSÍCULOS TRAZADOS CORRECTAMENTE
VERSÍCULOS USUALMENTE MALENTENDIDOS Y TORCIDOS CON RESPECTO A LA SALVACIÓN
ETERNA
Un hijo de Dios que es honesto está deseoso de lo mejor de Dios, y de la Verdad. Hay dos
diferentes puntos de vista de la salvación, pero no debería de haberlos. Uno ve una salvación
incondicional eterna, el otro una salvación condicional. Hay almas sinceras que aman a Dios
fervientemente en ambos lados. Aun así, ¿por qué cada una deja a Satanás mantenerlas
divididas del resto del cuerpo de Cristo? La oración de Cristo era que todos fuéramos uno (Jn.
17:21), y Pablo exhorta a esforzarse para profundizar la unidad del Cuerpo en el vínculo de la
paz (Ef. 4:3). Aun así, por años, uno rechaza ser lo suficientemente flexible al Espíritu y a la
Palabra para ver que el otro puede también tener algo de verdad. Por supuesto, cada grupo
rápidamente opina que el otro está equivocado. No tienes que derribar uno para probar al otro.
Si dos niños visitaron la misma casa, pero cada uno solamente fue a un cuarto y fueron cuartos
diferentes; podrían pelear al describirlos después. Cada uno puede insistir que vieron la casa
como es. Pero no sigamos siendo bebes, vamos a crecer y a ver la verdad completa.
“Encaminará a los humildes por el juicio” (Salmo 25:9). Antes de que alguien lea más de
estas líneas, por favor ore pidiéndole a Dios que usted también sea suficientemente manso y
sumiso, para que, si Dios quiere agrandar su visión de la Verdad, Él lo pueda hacer, y usted no
cometa el pecado de rebelión. “Porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos
e idolatría la obstinación” (1 Samuel 15:23). Algunos de nosotros sabemos esto por experiencia,
porque hubo un tiempo en nuestra propia vida en que fuimos diametralmente opuestos a Su
Verdad. Pero en Su gran misericordia, viendo nuestra fervorosa oración por tener solamente lo
mejor de Dios, Él tomo control para cambiar nuestra tradición suplantándola con Verdad.
En nuestro ser hay dos lugares que representan el espíritu y el alma. Este artículo
muestra que el conjunto de pasajes acerca de la salvación que son usados hoy en día el uno
contra el otro en realidad están hablando de cómo la salvación obra en cada una de las dos
partes de la naturaleza humana. Hay un fundamento que permanece seguro y está terminado,
pero también, a través de la santificación diaria de la Palabra (Jn. 17:17), hay un crecimiento
diario en nuestra alma. Y es nuestra herencia, no nuestra dádiva de vida eterna, la que se mueve
en esta salvación diaria o liberación del alma.
Hay tres Aspectos de la Salvación. La salvación consiste en: Justificación, la cual es
nuestra posición delante del Trono; Santificación, que habla de nuestro estado de madurez
mientras caminamos ahora mismo en nuestra vida diaria, y Glorificación, que habla del fruto de
nuestro servicio, a través del cual Él es glorificado y con lo cual seremos recompensados en Su
venida.
Como dice Pablo en 2 Corintios 1:10: “el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos
que aún nos librará…” El tiempo pasado significa liberación del castigo eterno del pecado (1
Tes. 1:10 “Quien nos libra de la ira venidera” – Infierno). El tiempo presente significa que
estamos siendo liberados del poder del pecado (hábitos, etc.). El tiempo futuro muestra que
seremos liberados de la presencia del pecado. Cristo en la cruz nos dio salvación cuando lo
aceptamos, lo cual asegura la salvación total. Cristo en el trono nos da salvación presente. Y
Cristo en el aire nos dará salvación física, futura.
“Ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Rom.
13:11). Alguien pudiera haberle preguntado a Pablo; “Pablo, pensé que ya eras salvo, ¿qué
quieres decir?” Sí, él había sido justificado una vez y para siempre, “sellados para el día de la
redención” (no para el día de apartarnos de Dios, Ef. 4:30). Él estaba siendo santificado
(limpiado, apartado y hecho santo) en su alma cada día. Pero un día, físicamente, su cuerpo
sería salvo de la presencia del pecado.
“Ocupaos en vuestra salvación…porque Dios es el que en vosotros produce…” (Fil. 2:12).
Nuestra alma tiene una salvación condicional. Salvación significa “poner en un lugar seguro”.
Las condiciones existen en esta fase de la salvación llamada santificación. “la cual casa somos
nosotros, si retenemos…” (Heb. 3:6). Esto trae nuestras recompensas, buenas o malas.
Incidentalmente “casa” era mejor entendido por los hebreos, a quienes fue escrita la carta, que
por los gentiles. Ellos estaban familiarizados con la posición de las doce tribus alrededor del
tabernáculo, y que la casa de la tribu de Leví, la cual era la casa del Sumo Sacerdote, era la más
cercana al santuario. Hay muchos más versículos en la Palabra apuntando a la salvación eterna
del creyente que a una salvación condicional. Y si alguien trata de evitar estos versículos tan
evidentes sobre la salvación eterna (Juan y Romanos están llenos de ellos), encontrará muchos
problemas con esos versículos. Pero nuestro objetivo aquí no es mencionar estos que
directamente muestran el lado eterno de la salvación, sino en lugar de eso, explicar los que han
sido malinterpretados y ver que estos no contradicen a los otros.
Tome, por ejemplo, Hebreos 6. Muchos corazones honestos han tratado de hacer que
este capítulo hable de la justificación. Dicen que pierdes tu posición del nuevo nacimiento si
apostatas. Si el tema fuera la justificación, entonces se podría ver, pero ¿es ese el tema? Una
vista sin prejuicios observará que allí en Hebreos 6, sin duda, el tema central es la santificación
y no la justificación. Mire cuidadosamente.
En los últimos siglos el hombre puso la división de los capítulos y de los versículos. Donde
Dios en realidad comenzó el pensamiento de Hebreos 6 es en 5:11, y de allí sigue creciendo.
Estos hebreos habían estado bajo el legalismo por tanto tiempo (ver Hechos 21:20), que, a pesar
de las maravillosas experiencias, aún eran bebés. Hebreos 5:12 y 13 aún ilustran a muchos
santos de hoy en día.
Pero Pablo dice, “vamos adelante a la perfección (completo crecimiento) … y esto
haremos, si Dios en verdad lo permite.” (Heb. 6:1,3). Ahora la pregunta que naturalmente surge
es ¿Qué es lo que Dios permitiría? Siguiendo el pensamiento para ser consistente con él, la
respuesta sería “crecer completamente en Cristo”.
El Espíritu Santo naturalmente va a contestar esta pregunta en nuestra mente. Están
aquellos que han venido completamente a la luz y han caminado con el Espíritu Santo (ya que
esto es lo que en hebreo significa “hechos partícipes”, en Hebreos 6:4). Si ellos caen de este
alto llamado de crecimiento, llegará el tiempo en el cual el Espíritu de Dios dejará de luchar con
ellos para que crezcan, a esto se le llama contristar el Espíritu. Sin que el Espíritu le guíe a uno
hacia el crecimiento, la persona nunca crecerá. Pero puede tomar meses, o aún años, para que
alguien venga a la luz, por eso no podemos juzgar.
Satanás trata de usar este pasaje para espantar a muchas almas honestas, al torcerlo
en su contra, haciendo que teman haber cruzado la línea. Hebreos 4 muestra que en los 40
años en el desierto algunos cruzaron a través del desierto y algunos no entraron por causa de
incredulidad. Sabemos que fueron al paraíso cuando murieron en el desierto, no solamente los
llegaron a Canaán (Moisés en el Monte de la Transfiguración muestra esto). Así que tratar de
hacer que Hebreos 6 hable de la justificación al decir que uno puede dejar de ser justificado o
revertir el nuevo nacimiento, no es trazar correctamente la Palabra de Verdad.
“Más el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mt. 24:13,22). Note que está en
tiempo futuro así que trata con la salvación física, como lo muestra claramente el contexto. De
hecho, está claro que está hablando del remanente judío cuando su templo fue destruido. Una
de las preguntas había sido, “¿Cuándo serán estas cosas (la destrucción del templo)?” Por
supuesto, este pasaje también ilustra el tiempo de la gran tribulación, cuando el remanente
judío deberá huir del anticristo.
¿Qué sucedió en el año 70 d.C.? Tito guió las hordas romanas con sus abominables
estandartes de ídolos alrededor de Jerusalén para desolarla. Pero Josefo nos dice que el General
Tito vio una visión de un ejército montado en caballos blancos sobre Jerusalén. Temporalmente
retiró su ejército, lo que le dio al remanente tiempo para retirarse. Trazar una línea entre tu vida
eterna y tu herencia te llevará a trazar correctamente la Palabra, que es lo que debemos hacer.
Vemos esto claramente en 1 Corintios 3, donde todos los creyentes tienen la vida eterna,
su fundamento o posición, pero no todos tienen herencia. “Si la obra de alguno (en singular, su
trabajo de vida, incluyendo el trabajo de crecimiento en Dios en ellos) se quemare, él sufrirá
pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (1 Co. 3:15). Ciertamente los
hijos de Dios necesitan ser advertidos acerca de perder su herencia, y las escrituras están llenas
de tales advertencias. Pero cuando habla de herencia, no supongamos que significa vida eterna.

APARTARSE DE DIOS
Pablo, cuando habla de los creyentes regresando al pecado, no les dice que perderán su
vida eterna, sino su herencia. Efesios 5:5 prueba esto: “Porque sabéis esto, que ningún
fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”.
En Hebreos 10:30b, somos advertidos que “Dios juzgará a Su pueblo”. Aun así, como se dice en
Hebreos 12:8, este castigo en sí mismo es una señal de que uno es hijo y no un ilegítimo. Es por
eso (como Jonás lo descubrió) quien no está en compañerismo con Dios está realmente
recibiendo más castigo que aún el pecador en la tierra.
Una vez más, después de pasar por una lista, dice “no heredarán el Reino de Dios”.
Aquellos que rompen su compañerismo con Dios se están robando así mismos las riquezas de
la herencia de Cristo. Esta herencia incluye el crecimiento en Cristo en esta vida (Ef. 1:17-18,
Col. 1:27, Col. 2:3). El hijo pródigo no perdió su posición en la casa; su posición fue permanente.
La sangre de su padre aún estaba en sus venas. Pero si perdió su compañerismo y su herencia
(Lc. 15:11-32).
Ahora llegamos a Judas Iscariote. ¿Dónde dice en la Palabra que él alguna vez fue un hijo
de Dios? ¡En ninguna parte! De hecho, en el principio del ministerio de Cristo, ¿qué dice Cristo
de él? En Juan 6:70 leemos “uno de vosotros es (no dice será) diablo”. Acababa de implicar,
como diciendo, que Judas no creía (Jn. 6:64). El pecado de raíz era que nunca recibió a Cristo
Jesús como Salvador, esto es lo que envía a las personas al infierno. “También los demonios
creen (mentalmente) y tiemblan” (Stgo. 2:19). Aún si hubiera sido de otra manera con Judas, él
aún murió bajo la Ley, pues Cristo no había dicho “Consumado es”. En Hebreos, vemos que bajo
la gracia tenemos mejor sangre, mejores promesas, etc. que las que teníamos bajo la ley. Esto
nos trae a lo siguiente.

SIERVO VS HIJO
“Así que ya no eres esclavo, sino hijo” (Gál. 4:7; 5:4). ¿Por qué? Porque dice, no estamos
bajo la ley sino bajo la gracia. Es cierto que les dijo; “de la gracia habéis caído” (note que no es
“fuera de la gracia”), porque ellos buscaban regresar a la ley en lugar de vivir en ese alto nivel
de la gracia. Muchos cristianos hacen lo mismo hoy en día, pero Pablo aún les llama “hermanos”
nueve veces. Su posición como hijos de Dios era la misma (en contraste, Israel es llamado “Mi
siervo”; Is. 41:8; 44:21).
Ahora, desafortunadamente no eran el tipo de hijos que pudieron haber sido si hubieran
permitido que la gracia operara en sus almas. Aquí Pablo estaba enfatizando que ellos tenían
una posición de hijos a la vista de Dios. Si somos hijos desobedientes u obedientes, eso puede
ser algo diferente, pero aun así no eran menos en su posición en la familia.
¿Por qué Pablo se llama a sí mismo siervo en otra parte? Porque, como se muestra en
Malaquías 3:17, como hijos a través del amor, podemos estar sirviendo a otros hijos. Esto aún
no cambia nuestra posición como hijos, pero si trata con nuestro servicio, que será
recompensado sea bueno o sea malo.
Esto nos ayuda a entender las parábolas del siervo infiel y de las diez vírgenes (Lc. 12:37-
48; Mt. 25:24-30). Ya que las parábolas son ciertas, no están hablando de que alguien pierda
su posición, sino de lo que recibirá el servicio infiel; ya que la confusión es una oscuridad externa
que los rebeldes encuentran en su mente, y es una forma de castigo. El “crujir de dientes” es
visto en el Salmo 112:10 como algo que es posible aún ahora.
Tres hijos pueden estar sentados en la misma mesa con mamá y papá. Uno es un bebé,
otro es un adolescente, y el otro es un adulto joven. Lo que les da la misma posición en la familia
no son sus obras, buenas o malas, sino su nacimiento a través del padre y también su sangre
en ellos. Pero mira las diferencias de sus estados de crecimiento.
Así es con la familia de Dios. El nuevo nacimiento y la sangre de Cristo nos han dado a
todos, una posición perfecta en Cristo. Pero ¡qué diferencia hay en el estado de crecimiento y
compañerismo!. Hay vida y una “más abundante”. Como hijos tenemos vida eterna, pero como
discípulos tenemos vida abundante, ésta última es por lo que uno necesita la llenura del Espíritu
Santo.

BLASFEMIA CONTRA EL ESPÍRITU SANTO


Antes de dejar los evangelios, notemos una cosa acerca del pecado de blasfemia contra
el Espíritu Santo. Muchos creyentes honestos están detenidos por la condenación, ya que
Satanás les ha dicho que han blasfemado contra el Espíritu Santo por cualquier cosa que haya
pasado antes. En primer lugar, no hay registro escritural de alguien que haya tenido una fe en
Cristo de corazón que haya blasfemado. Así que estamos caminando en hielo delgado al asumir
que una cosa así sería posible.
Cuando la blasfemia contra el Espíritu Santo es mencionada, siempre fue a los fariseos
y a los líderes nacionales, a quienes Cristo llamó “hijos del diablo”. Pero aún si hubiera estado
hablando con gente que hubiera creído en Cristo, hay prueba positiva que esto no podría de
alguna manera tener efecto en su posición eterna. Pues en Mateo 12:32 leemos: “A cualquiera
que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra
el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”
¿cuál era “este siglo”? Y ¿cuál era el “siglo venidero”?
Desde la perspectiva de Cristo, “este siglo” era el siglo en el que Él estaba presente; la
Era de la Ley. “El siglo venidero” es la Era que le seguiría, la cual es nuestra Era de la Gracia, la
cual es la única explicación lógica, porque Israel, a través de sus líderes nacionales era culpable
de blasfemar contra el Espíritu Santo. Y en Zacarías 13:1, inmediatamente después del final de
esta Era de la Gracia, leemos de la fuente que será abierta a Israel por pecado e inmundicia.
Esa maldición no residirá más sobre ellos.
Otra fuerte indicación de que este pecado no puede ser cometido por el creyente es visto
en que no está registrado en Juan. Todos los estudiosos saben que Juan está específicamente
escrito para el creyente. Entonces no debió haber sido necesario para el creyente. Lo siguiente
es un verdadero punto clave para confirmar el estatus del creyente.
Cristo dice, en Juan 3:6, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es”. Juan continúa hablando acerca de lo que es nacido del Espíritu en 1 Juan
3:9, “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.” Aquí no está contradiciendo 1
Juan 1:8, el cual está hablando del alma – “pecado” en griego simplemente significa “fallar al
blanco” así que Pablo, comparándose con Cristo dice, “yo soy el primero (de los pecadores)” (1
Tim. 1:15) – algunos equivocadamente tratan de torcer este versículo para decir que significa
que, si uno peca, entonces no es nacido de Dios. Pero esto absolutamente no está permitido
por las leyes de la gramática. En 1 Juan 5:18, va aún más adelante y dice que “Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca”.
Una cosa debe ser mencionada aquí, y esa es que la palabra “espíritu,” así como la
palabra “carne” puede ser usado en un sentido dual. “Carne”, por ejemplo, tiene ambos
sentidos, literal y figurado. En Romanos 7:18, Pablo dice, “Y yo sé que en mí, esto es, en mi
carne, no mora el bien”. Obviamente, no se estaba refiriendo a la carne literal, el cuerpo, donde
habita el Espíritu Santo, sino que se está refiriendo a la carne siendo esta la vieja naturaleza. La
palabra “espíritu” puede ser usada en un sentido personal, significando nuestro espíritu
personal, o en sentido figurado, refiriéndose a nuestra actitud. Un ejemplo de lo último es Efesios
4:23, “y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Otro ejemplo de donde el espíritu significa
actitud es 2 Corintios 7:1, “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu”. El hecho
mismo de que aquí “carne” obviamente no es literal sino figurado, es prueba de que “espíritu”
es figurado también. En contraste encontramos las palabras carne y espíritu ambos usados en
sentido literal en 1 Corintios 5:5. Pablo había apenas mencionado la destrucción física (1 Cor.
3:16-17) y es obvio que en 5:5 es la carne física la que es destruida. Por lo tanto, tendría que
ser aquí el espíritu personal literal. “El tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne,
a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús”. La blasfemia en contra del Espíritu
Santo es definitivamente un pecado, así que obviamente existe esta parte del creyente que
nunca puede blasfemar o cometer cualquier otro pecado. Cuando los discípulos desobedecieron
tres veces el mandamiento de Cristo de velar y orar en Getsemaní, Cristo no les atribuyó esa
desobediencia a su espíritu, ya que “el espíritu está dispuesto pero la carne es débil”.

¿DE QUIÉN DEPENDE LA SALVACIÓN?


Algunos piensan que por nuestra propia voluntad podemos perder el nuevo nacimiento y
llegar a ser no nacidos. ¿Qué dice la Palabra de esto? En Juan 1:13 encontramos que no fue
nuestra voluntad – al menos no finalmente– sino la de Dios la que nos trajo a este nuevo
nacimiento, “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad
de varón, sino de Dios”. Si es la voluntad de Dios la que nos trajo a esto, es la voluntad de Dios
la que nos mantiene allí. “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que
me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6:39). ¿Es nuestra
voluntad más fuerte que la de Dios?
Pero ¿cómo será resucitado en el día postrero? Obviamente esto habla del Día de la
Resurrección. Pablo nos dice en 1 Corintios 15 que habrá rangos en la resurrección. El cielo no
será una democracia glorificada ni comunismo (1 Cor. 15:37-42). El Tribunal de Cristo es para
el creyente en ese tiempo. Mil años después vendrá el Juicio del Gran Trono Blanco, que es otro
juicio distinto, el cual incluye a los no salvos (Ap. 20:11).
EL TRIBUNAL DE CRISTO
El Tribunal de Cristo es ilustrado en 1 Cor. 3:11-15: “Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno
edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno
cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá
recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo,
aunque así como por fuego.”
Aquí vemos a dos creyentes delante de Cristo el Juez. Ambos tienen el mismo
fundamento. Esto ilustra nuestra perfecta posición y nuestro espíritu perfecto, el cual es sin
pecado y que todos los creyentes tienen en común. Pero note el contraste entre los dos. También
note que “obra” es singular, lo cual sugiere nuestra obra total de vida.
En 2 Corintios 5:10 leemos, “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos
ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba
en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” Así que las malas obras recibirán alguna forma de
retribución de la misma manera que las buenas obras.
El hombre tiene dos cosas que quieren ganar su voluntad, la cual determina sus
recompensas. Por un lado, está el espíritu sin pecado de Cristo innato dentro de él. Por el otro
lado está la “carne”, donde no hay nada bueno. Cada día debe determinar si camina en la carne
o en el espíritu. Pero recuerde que esto, como lo muestra Abraham, determina no nuestra vida
eterna (nuestra posición) sino nuestra herencia. Ya que en el gran capítulo de la fe de Hebreos
11 leemos en el verso 8; “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que
había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.“ Note que la herencia de Abraham
dependió de su caminar de fe, y así es con nosotros, pero nuestra vida eterna se sostiene de la
posición perfecta que la sangre de Cristo ha provisto eternamente.
“Mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23). Pero
en contraste, “sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo
el Señor servís.” (Col. 3:24). Uno es un regalo y la otra es una recompensa.
A veces uno teme que al aceptar la enseñanza de la redención eterna (un término
escritural, Heb. 9:12) inducirá a una vida desatada. Y si no se pone el balance, podría serlo. Pero
Dios no nos ha dado una gracia “grasosa”, sino una gracia que agradece. La promesa es de
buenas nuevas, y esto lo induce a uno a la gratitud. Cristo dice, “Y el esclavo no queda en la
casa para siempre; el hijo sí queda para siempre.” (Jn. 8:35). Dios no quiere que tengamos un
punto de vista sin balance.

EL BALANCE
La Justificación va a ser balanceada por nuestra santificación diaria. Algunas personas
piensan que son justificados por su santificación (el legalismo anima esto), otras personas
sienten que son santificados por su justificación. No comienzas a limpiar el pez si no lo matas
primero.
Otro incentivo hacia la santidad, la cual es frecuentemente malentendida pero aun así
es escritural, es este: Pablo buscó una mejor resurrección en Filipenses 3:11. La mayoría de los
cristianos hoy en día no están esperando algo más que la resurrección de la iglesia completa
subiendo simultáneamente. Por supuesto, finalmente toda la iglesia será resucitada, pero hay
muchos versículos condicionales que establecen condiciones especiales para una “resurrección
fuera de” mencionada por Pablo en este pasaje. Porque eso es lo que la palabra griega traducida
“resurrección” significa aquí. Algunos de esos versículos condicionales tienen que ver con las
cinco vírgenes prudentes en contraste con las cinco vírgenes insensatas, y los siervos fieles en
contraste con los siervos infieles.
En Lucas 21:36 uno lee: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por
dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del
Hombre”. Pablo se refiere a esto como una carrera en la cual debemos ir hacia delante hacia
“el premio del supremo llamamiento” (lit. “el llamado hacia arriba”) de Dios en Cristo Jesús (Fil.
3:13). Ya que Israel es un tipo de la iglesia y ellos tuvieron su mejor resurrección (Heb. 11:35),
¿por qué debería pensar la Iglesia que es menos que Israel?
Cuando Cristo les dijo a las cinco vírgenes insensatas “No os conozco”, la palabra griega
es más fuerte que solamente el hecho de conocerlas. Implica realmente conocer a alguien
subjetivamente, lo que implica conocerlas íntimamente, lo cual requiere amor. 1 Corintios 8:3
establece que “Si alguno ama a Dios, es conocido por él”.
La Fe, la Esperanza, y el Amor: la Fe es necesaria para la justificación (Rom. 5:1). La
Esperanza es la clave para la pureza o santificación (1 Jn. 3:3). Y el Amor es la clave para
prepararnos si esperamos que Cristo sea nuestro Esposo en la Glorificación (1 Cor. 16:22). Es
posible ser como la Iglesia de Éfeso, tener fe de salvación, mas haber dejado nuestro primer
amor.
Hay una diferencia entre la vida eterna y la corona de vida. La Palabra de Dios no dice
“para que ninguno tome tu vida eterna”, sino que dice enfáticamente “retén lo que tienes para
que ninguno tome tu corona” (Ap. 3:11). Las promesas para los vencedores están enlistadas en
Apocalipsis 2 y 3. El pueblo de Dios vendrá a la unidad por la cual Cristo oró para ellos, cuando
comiencen a tener humildad para ver ambos lados de la moneda de la verdad en lugar de solo
ver el lado de su posición actual

EL EJEMPLO DE ALGUIEN QUE RECAE


La gente tiene una idea equivocada acerca de la fe. Cuando Cristo le dijo a Pedro que
“pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”, se estaba refiriendo al tiempo del sacudimiento
cuando él negaría al Señor (Lc. 22:31,32). Si hubiéramos estado allí y juzgado las cosas por
nuestros cinco sentidos, imagine nuestra conclusión. Podríamos haber pensado, “si Pedro
alguna vez tuvo fe, seguramente ya no la tiene ahora.” Podríamos ser como el muchacho que
mira el suelo en invierno y dice, “El tulipán ya no está donde estaba antes”, y en la primavera
siguiente está sorprendido de verlo florecer allí otra vez. La vida está en la semilla. Si Pedro no
tuvo fe entonces, la oración de Cristo se habría quedado sin responder, y ¿cómo podríamos
confiar en Él otra vez? Pero Aquel cuyos caminos son más altos que los nuestros, así como los
cielos están sobre la tierra, podía ver profundamente enterrada bajo el lodo del dilema presente
de Pedro, una fuerte y escondida convicción que Jesús era el Mesías, el Cristo. En Pentecostés
Él floreció otra vez con fragancia completa.
El Rey Saúl, que recayó, nos muestra algo similar en el Antiguo Testamento. Ya que tres
veces Samuel (y la Palabra de Dios confirma repetidamente que era Samuel) fue llamado a venir
del Paraíso para hablar con Saúl. (Esto no podría jamás suceder ahora, porque el Paraíso ya no
está más bajo la tierra). Samuel reprimió a Saúl severamente. Le dijo “Jehová te ha hecho como
dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero,
David. Como tú no obedeciste a la voz de Jehová...” (1 Sam. 28:17-19). Pero entonces le dice a
Saúl donde él y Jonatán (uno de sus caracteres más dulces en la Biblia) en breve estarán: “y
mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos”. Sabemos que esto es más que una condición general;
es una ubicación definida: el Paraíso.
¿Y qué hay acerca de la “puerca y el perro” de 2 Pedro 2:22? Las escrituras nunca dicen
que alguno de estos haya sido alguna vez algo más que una puerca y un perro. El lavado de la
puerca no cambia su naturaleza interior. Cuando Cristo vino, Él dio conocimiento completo del
camino de rectitud a aquellos fariseos. Pero alguien pudiera preguntar, “¿Cómo podría Pedro
estar refiriéndose a gente no salva cuando esta palabra “conocimiento” en el versículo 20 es
epignosis, o “conocimiento completo”, en contraste a gnosis, o conocimiento de hechos? Pero
la misma palabra epignosis es usada para la humanidad en su condición depravada en
Romanos 1:28, y otra vez en Romanos 3:20, “ya que por las obras de la ley ningún ser humano
será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. El
conocimiento solo no salva, es solamente por fe.
La siguiente pregunta es, ¿Por qué Pedro usaría la palabra “escapar”? ¿No sugiere eso
que habían nacido de nuevo? No, si entiende lo que la palabra griega “escape” significa.
También puede significar “huir de”. Mire cuanta gente huye de la tierra de opresión, pero esto
no garantiza que han escapado completamente.
El Espíritu de Dios trae al pecador bajo convicción. El Rey Agripa era uno. Muchos
pecadores han escuchado el claro llamado del evangelio, pero frecuentemente cuando pasan
al frente a recibir a Cristo, les piden que firme sobre la línea punteada y llega a ser un miembro
de la iglesia en lugar de un miembro de Cristo. Y como la puerca que pensó que estaba lavada,
esa persona podía tener un trabajo de lavado externo, temporal y aun así perderse la salvación
misma, y por consiguiente aún confundir a otros. En otras palabras, es como el perro que regresa
a su vómito, porque sin un cambio de corazón solo se puede llegar hasta cierto punto.
Justo antes de este pasaje en 2 Pedro, se ha hecho mención en 2:17 acerca de “fuentes”
(manantial) sin agua; esto habla de alguien con una profesión de vida, pero sin la posesión.
Cristo dijo, y debemos depender de Sus palabras aquí, que el que cree en Él nunca tendrá sed,
lo que significa que siempre habrá agua profunda en la fuente en algún lugar (Juan 4:14). La
verdadera fuente es la de la salvación. “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.”
(Is. 12:3). Pero las fuentes de 2 Pedro 2:17 son fuentes sin nada de agua.

SANTIFICADOS POR LA SANGRE Y POR LA PALABRA


Antes de que veamos Hebreos 10, ya que la santificación por sangre es un tema favorito
allí, veamos la importancia del derramamiento de la sangre de Cristo. En Levítico 17:14 dice,
“Porque la vida de toda carne es su sangre”. La palabra “vida” es nephesh, que en Hebreo
significa alma.
Ahora entendemos porque Colosenses 3:4 dice, “Cuando Cristo, nuestra vida, se
manifieste”, ya que Cristo está cubierto por Su vestidura sumergida en Su propia sangre (Ap.
19:13). Es Su sangre al que se presenta en lugar de nuestra alma delante de Dios, de la misma
manera como la moneda de oro escondida se mantiene respaldando al frecuentemente sucio
papel moneda que está en circulación. Así que, cuando Cristo nos santificó por Su sangre, está
garantizando una posición justa para nuestra alma delante del Padre (Recuerde que hay una
diferencia entre nuestra posición y nuestro estado presente de compañerismo).
En Hebreos 10:10 dice que somos santificados a través de la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo (que implica Su sangre, versículos 19 y 29) una vez y para siempre. “Una vez para
siempre” es la palabra griega “hápax” que significa una vez y para siempre, que se refiere a algo
que está hecho de tal manera que tiene validez perpetua y nunca necesita repetición. Esto de
ser santificados por la sangre que fue simultáneo al nuevo nacimiento, está en contraste con la
santificación progresiva y diaria por la Palabra (Jn. 17:17). La continuación de este pensamiento
está en el verso 14, que dice, “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los
santificados”. Esto se refiere a nuestra posición perfecta, recibida en el nuevo nacimiento.
Ahora, con este trasfondo positivo, acerquémonos a Hebreos 10:26-29, “Porque si
pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no
queda más sacrificio por los pecados [esta es la manera misericordiosa de escapar], sino una
horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios [la
manera de escape del juicio].” Primero que nada, ¿cuáles son estos adversarios? El Padre del
hijo pródigo amaba a su hijo, pero una cosa que odiaba era la rebelión en el alma de su hijo. Eso
era lo que él consideraba su adversario. Y así es con Dios. “Porque de tal manera amó Dios al
mundo”. Pero es la rebelión, especialmente en sus hijos rebeldes, que Dios considera Su
adversario.
Dios ha prometido que Él va a destruir a Sus adversarios. Él nos invita a permitirle hacerlo
de la manera fácil, pero si no lo hacemos, Él lo hará de la manera difícil. Esto podría ser hecho
a través de la enfermedad, falta de bendición, o aún muerte prematura como casi ocurrió en 1
Corintios 5:5, o como se mencionó en 1 Juan 5:16. Pero cuando Dios interviene, Él es el
victorioso y no hay nada sino cenizas de lo que una vez era el enemigo en nuestras vidas, porque
el pecado no puede entrar en el cielo. Esto es ilustrado en la ley de limpieza del botín de guerra
(Núm. 31:21-24). Porque mientras que el botín suave solamente requería el lavado de agua
para limpiarlos; el botín de materiales duros, el botín de metal, no era limpiado solamente con
agua, sino que también requería la purificación por fuego. Quiera Dios mantenernos suaves para
Él, para que el lavado de la Palabra sea suficiente. Después de mencionar el peor tipo de
posibilidad de alguien que recae, en Hebreos 10:29, Dios aún les llama Su pueblo en el versículo
30. “El Señor juzgará a Su pueblo”.

VER A DIOS
La Biblia dice en Hebreos 12:14: “Sin santidad (santificación) ¿nadie irá al cielo? o ¿“verá
al Señor? Pedro también habla de aquellos sin ciertas virtudes como “ciegos”, y de vista corta
(2 Pe. 1:9). Hay muchas personas que son ciegas, pero eso no significa que estén muertas,
algunas están muy vivas. Pero la visión de fe y la percepción de Su grandeza está perdida sin la
santificación. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. “Ver” en
griego aquí significa “prestar atención, discernir”, y los que no son santificados no disciernen a
Dios. Es el ungüento de la unción (Ap. 3:18) lo que da visión clara (muchos cristianos sin esto
son ciegos a un camino más profundo). Un día sus ojos serán abiertos cuando los ojos de fuego
los penetren en el Tribunal de Cristo. Entonces será muy tarde para regresar y ser más
santificados, su caminar habrá terminado, y el día de la recompensa habrá llegado. Serán
“salvos, aunque así como por fuego”. Ellos eran como la “pequeña hermana” de la esposa cuya
fuente fue sellada (Cantares 4:12) y no como la Esposa que era una fuente de jardines, un pozo
de aguas vivas. Era la esposa quien vio al esposo en su vida más personal, no la pequeña
hermana. Es la santificación de Cristo dada a nosotros la razón por la cual cualquiera de
nosotros podemos ver a Dios (1 Cor. 1:30).
No todos los que son salvos habitarán la Nueva Jerusalén. Aunque todos los que son
salvos pueden tener acceso para entrar y salir, siendo el Cielo un gran lugar y la Nueva Jerusalén
solamente la “capital” de esta. Los “mentirosos”, aquellos que dicen que Cristo no es el Salvador
(1 Jn. 2:22) y los “perros”, solamente van a ser capaces de ver desde el infierno y ver a lo lejos,
si es posible, mientras los redimidos por la Sangre estén disfrutándolo. Incidentalmente, tan
pronto como Juan definió quien era el verdadero “mentiroso”, nos dice el propósito de la unción
(1 Jn. 2:27), “así como la unción…es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado,
permaneced en él.”

PERMANECIENDO EN ÉL
Hay dos significados en la Palabra para la frase “en Él”. Tal vez esto se ve mejor en Juan
15, donde habla del pámpano que permanece. Aquí muestra el permanecer condicional que
depende de nosotros. Pero ¿se ha detenido a darse cuenta de que, escondido debajo de eso,
hay un permanecer “en Él” que es su responsabilidad? Porque esa parte del pámpano, en el
corazón mismo de la Vid no puede ser cortada sin cortar la Vid completa en dos. Esa es la parte
fundamental del pámpano donde está su permanencia. Pero hay una parte de crecimiento de
la Vid, el “en Cristo” que es nuestra responsabilidad, que es donde está el fruto. Esto nos
muestra los dos lados de la misma moneda de estar en Cristo. Un lado es simplemente la obra
del Padre. Eclesiastés 3:14 dice, “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo”. Este
“En Cristo” posicional es contemplado en 1 Cor. 1:2 y 1:30. Esos corintios ciertamente no
estaban santificados en su conducta diaria. A pesar de eso, fueron “santificados en Cristo
Jesús”. “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, santificación y redención” (1:30). Esto es el tener una posición en Él, lo cual es la
obra del Padre. El otro lado de estar en Cristo es permanecer en Él en nuestra diaria experiencia.
Esto es lo que produce el fruto.

BORRANDO EL NOMBRE DEL LIBRO


A los vencedores de Sardis Dios les dice, entre otras cosas, “y no borraré su nombre del
libro de la vida, y confesaré su nombre…” Malaquías había mencionado el “libro de memoria”
(Mal. 3:16). Pero por todo Apocalipsis se menciona el libro del Cordero donde cada justificado
está registrado. Note siempre tres cosas en el estudio de la Biblia, que son las que forman la ley
del contexto: (1) ¿Quién está hablando? (2) ¿A quién le está hablando? (3) ¿de qué está
hablando?
Aquí el Señor está hablando, y no solo a la pequeña iglesia de Sardis, sino al gran número
de cristianos que vivirían en la Era de la Iglesia. Las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 ilustran la
Era de la Iglesia, dividida en siete periodos de tiempo (Ap. 1:1). La parte temprana de la Era de
la Iglesia fue el periodo de Éfeso, y durante el tiempo de la Reforma fue el periodo de Sardis.
¿Cuál fue el arma principal de Satanás para prevenir que alguien fuera un vencedor en aquel
entonces? La excomunión papal de aquel que abiertamente confesara a Cristo. Así que, si
hubiéramos vivido en ese entonces, ¿cuál [más] sería el más grande ánimo para nosotros que
Cristo diciéndonos lo que Él les dijo a ellos? “Dejen que la jerarquía religiosa borre su nombre
de su libro, pero Yo no borraré su nombre de mi libro”.
Tengamos la confianza de Pablo. Él dice por el Espíritu que somos sellados, no hasta el
día que nos apartemos, sino hasta el día de la redención (Ef. 4:30). Pablo está persuadido de
que “Él es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día” (2 Tim. 1:12). Algunos piensan
que “vida eterna” es como una joya preciosa que uno puede guardar o desechar. Pero es vida
eterna en un sentido mucho mayor que solo eso. Pablo dice que él había depositado este regalo
en el banco celestial, así que no puede perderse. Una persona cuerda no pondría en manos de
un bebé una joya muy rara. Él dice en un lugar que no solamente somos sellados por el Espíritu,
sino que estamos en Cristo, y ya que Él está en el Padre, esta vida eterna está en un depósito
tan seguro que Satanás no pude subir y robarla. Pero en contraste, en 2 Tim. 1:14 dice “Guarda
el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros” y así ser recompensado. Así que
otra vez, no es nuestra posición o vida eterna en Cristo la que tenemos que retener. Cuando Él
dijo, “Consumado es”, Él lo hizo. Es nuestro compañerismo con Él lo que vamos a guardar. “Para
que ninguno tome tu corona” (Ap. 3:11).
“Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del
libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” (Ap. 22:19).
La palabra “parte” es un término de herencia y es la misma palabra usada cuando el hijo pródigo
despilfarró la “porción” de su padre. Así que es la porción del árbol de la vida abundante, y no
el árbol mismo lo que se pierde. En Apocalipsis 2:7 el árbol está en medio del Paraíso de Dios y
su fruto es para el vencedor.
Antes de que dejemos completamente el tema de vencer, recordemos que de la misma
manera que Israel venció a Egipto, al desierto, y a los canaanitas, así éstas muestran tres cosas
que deben ser vencidas hoy en día. Todos los creyentes a la vista de Dios (tal vez no a la vista
del hombre), han vencido posicionalmente al mundo. Ya que Egipto ilustra el mundo y todo Israel
venció a Egipto en el Mar Rojo. “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios”
(1 Jn. 5:1). “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es
el Hijo de Dios? (1 Jn. 5:4,5).
A continuación están aquellos que han vencido la carne (Gál. 5:16). Finalmente, están
aquellos que han vencido al diablo (Ap. 12:11). En conjunto forman el ejército de Cristo, quienes
son “llamados, y elegidos y fieles” (Ap. 17:14). Mientras estamos en 1 Juan, notemos otro
contraste triple. (A) En 3:2 “Seremos semejantes a Él”. El siguiente versículo, 3:3 declara, (B)
que estamos siendo hechos como Él. Pero vemos en 4:17, (C) “…pues como él es, así somos
nosotros en este mundo”, o que ya hemos sido hechos como Él. Esto puede aplicarse solamente
a nuestro espíritu renacido. Y muestra que hay un Cristo completo dentro. Él es perfecto, y de
acuerdo a esto, ya hemos sido hechos perfectos, justificados, santificados, y glorificados (como
también dice Rom. 8:30) porque Él es así, y si nosotros somos como Él es, también hemos sido
hechos así. Esto habla del Cristo nacido en nuestro espíritu, y también de nuestra posición
perfecta, completa en Cristo. Pero nuestro camino de santificación, que requiere de la esperanza
para purificarnos, nos está haciendo como Él ahora, en la vida de nuestra alma. Y un día, Él va
a venir y entonces nuestros cuerpos serán como el Suyo, ¡Aleluya! Es como enfocar a una
persona con una cámara. Instantáneamente, cuando tomas la foto, hay una réplica completa
de la persona en el negativo. Éste es como la justificación. Al activar el disparador de
arrepentimiento y fe instantáneamente coloca al Cristo completo en nuestro espíritu. Entonces,
el filme es sujeto a diferentes químicos en el cuarto oscuro, pasando por un proceso de revelado.
Esto es como nuestra alma en el mundo oscuro, al someterse a los líquidos espirituales de la
gracia de Dios. Pero un día, el Señor vendrá y nuestros cuerpos serán como Su glorioso cuerpo.
Esa será la glorificación.

EL PACTO DE LA GRACIA DE LA SALVACIÓN ETERNA


Juan nos dice que no solamente estamos en la mano de Cristo, Juan 10:26-29, sino que
al mismo tiempo estamos en la mano del Padre. De hecho, estamos grabados en la palma de
Sus manos (Is. 49:16). En los días de antaño las dos partes que sellaban un pacto se daban las
manos como muestra de que este pacto no podía ser roto. A la fecha, Dios había hecho seis
pactos con el hombre, pero el hombre ha roto cada uno de ellos. Ahora Él hace este Pacto de
Gracia para que no pueda ser quebrantado. Lo hizo entre Él y Su Hijo, quien es nuestro
apoderado. El Hijo lo selló, primero por Su sangre, y en este pasaje de Juan 10 con el apretón
de manos, y usted creyente, amigo, está en medio de él. “Y yo les doy vida eterna (¿alguna
condición aquí?); y no perecerán jamás (en griego es mucho más fuerte, un doble negativo en el
versículo, doble no por uno nuestro), ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Jn. 10:28).
Recibamos las palabras de gracia que vienen de Su boca. Amén. “Tu Palabra es Verdad”.
Como se mencionó arriba, “Salvación” en el contexto de ambos, Antiguo y Nuevo
Testamento, significa “ser puesto en un lugar seguro”. Esto significa que hay mucha gente que
aún necesita “ser puesta en un lugar seguro”. La Salvación en tiempo presente casi siempre se
refiere a la Justificación. “…nos salvó…por Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados
por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna” (Tito 3:5-
7).
La salvación en el tiempo presente casi siempre se refiere a la Santificación. “…ocupaos
en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Fil. 2:12b-13).
En Romanos 13:11 dice, “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos
del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.”
Él estaba refiriéndose a la venida de Cristo, la Glorificación, cuando Cristo “transformará el
cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3:21).
“Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.” (Ap. 22:20).
LA ESTRUCTURA DEL ALMA
INTRODUCCIÓN
Encontramos en las Escrituras que el alma es el campo de batalla entre el espíritu y la
carne, para que no podamos hacer las cosas que queremos hacer (Gál. 5:17). El resultado de
esas batallas define si llegamos a ser cristianos espirituales o carnales.
Este tema es extremadamente importante, afectando nuestra vida eterna y nuestras
recompensas en el cielo; por lo tanto, quisiéramos enfatizar fuertemente la necesidad de
entender cómo funciona el “sistema del alma” para obtener victoria en cada área de nuestras
vidas.
El Señor ha revelado la estructura básica del alma, que llamaremos la “Estructura del
Alma”. Esta estructura nos mostrará las diferentes facultades de las que está hecha nuestra
alma. Al identificarlas, entenderemos la manera en que deberían comportarse de acuerdo a la
Palabra de Dios, y al someter cada una de ellas al Señorío de Cristo, nuestra vida espiritual se
desarrollará hacia la madurez.
Cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, nuestro espíritu humano
fue regenerado, o nacido de nuevo, y un Cristo completo vino a morar allí para siempre. Esto
significa que nuestros espíritus son totalmente perfectos desde el mismo día de nuestra
salvación. Sin embargo, en nuestras almas tenemos que crecer y ser transformados a la
semejanza de Cristo. Es por eso que la mayoría de los escritos del Nuevo Testamento tratan con
el proceso de criar bebés espirituales para que sean cristianos maduros, enseñándoles a
someter cada miembro de esta “Estructura del Alma” a un rol específico de Cristo. La esencia
de nuestra vida cristiana es permitir que Cristo llene cada una de las facultades de nuestra alma
para que podamos crecer y llegar a ser cristianos verdaderos y reales.
Cada vez que nos rendimos para obedecer la Palabra de Dios por la obra del Espíritu
Santo, nuestra vida espiritual crecerá y se hará más fuerte y la carne más débil. Ya que esto
también es verdadero al verlo del otro lado; necesitamos ser muy cuidadosos en no dar lugar al
diablo, quien usa recursos astutos a través de los cuáles constantemente trata de hacernos
caminar en los deseos de la carne, para que pueda devorarnos.
Nuestros cuerpos humanos entonces cosecharán los beneficios de que el Príncipe de
Paz reine en nuestra alma. Los pactos de sanidad divina, salud, y vida de resurrección fluirán
libre y continuamente desde el espíritu, donde el Señor mora en todo Su poder, a través de
nuestros miembros o facultades del alma santificada hacia la parte necesitada de nuestro
cuerpo. Cada cristiano lleva dentro de su espíritu al Poderoso Sanador, pero el alma incrédula
obstaculiza el fluir de los pactos de Dios a los cuerpos enfermos.
Dios, para hacernos vencedores y para que podamos recibir esa doble porción de la
herencia en Su Reino, está mucho más interesado en sanar nuestras almas eternas que
nuestros cuerpos mortales. Así, a través de las disciplinas del Padre y la convicción del Espíritu
Santo por la Palabra de verdad, aprenderemos como controlar nuestra Estructura del Alma
“llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” y activaremos el proceso de
sanidad para nuestras almas.

LAS DOCE VISITAS DE CRISTO AL TEMPLO MUESTRAN LA ESTRUCTURA DEL ALMA


Jesús tenía un propósito específico cada vez que visitó el templo. De igual manera, ahora
Él visita nuestra alma con un propósito: construir un templo para su habitación.
Las doce visitas de Cristo al templo son una figura de cómo Jesús trata con nuestros
miembros del alma (o facultades). Cada una de estas visitas nos enseña lo que el Señor espera
en esa área del alma. Cada visita esta ejemplificada por una palabra clave. Al rendir cada parte
de nuestra alma al dominio de Cristo, nuestra vida espiritual florecerá para Su gloria.

1. La primera parte de la estructura de nuestra alma es el Corazón, la caja del tesoro de


nuestra alma. En ella guardamos nuestros deseos y lo que más estimamos. Las fuentes de la
vida provienen de nuestro corazón (Prov. 4:23), y están relacionadas con los 12 Principios
Biológicos de la vida. Estos principios biológicos enseñan que cada ser viviente: 1) ha recibido
su vida de otro ser viviente, es decir, la vida se recibe; 2) tiene una respuesta, una reacción; 3)
se reproduce a sí mismo; 4) se repara a sí mismo; 5) se adapta a sí mismo a los cambios; 6)
está hecho de células vivas; 7) crece; 8) tiene energía; 9) revierte el caos hacia el orden; 10)
tiene una proteína llamada ADN la cual lleva la información genética a todo el cuerpo; 11) tiene
una carga eléctrica, y 12) tiene enzimas que disparan o controlan nuestras reacciones
bioquímicas.
La palabra calve para el corazón con sus 12 principios es Dedicación, la cual se ilustra
en la primera visita de Jesús al templo como infante (Lc. 2:22-38, v. 27). Jesús era la ofrenda
voluntaria de José y María para Dios tal como Isaac fue la ofrenda de Abraham. Esto reveló su
corazón para con Dios. Más adelante, otros corazones fueron revelados (v. 35): el deseo del
corazón de Simeón era ver al Mesías antes de morir; y fue cumplido. Jesucristo puede cumplir
los deseos de nuestro corazón también. Es significativo que esta visita al templo siguió a Su
circuncisión, la cual se llevó a cabo a los ocho días. Él no tenía naturaleza de pecado (aunque
fue tentado en todo como nosotros); sin embargo, Su circuncisión trató con el pecado y habló
de la cruz. El alma de Jesús, habiendo sido hecha pecado por nosotros (2 Cor. 5:21), tomó
nuestro lugar y llevó nuestro castigo. Por lo tanto, como está escrito en Romanos 6:6, vamos a
considerar nuestro viejo hombre como muerto. De la misma manera que nuestro Señor se
levantó (ilustrando el reconocimiento legal de Dios para con nosotros como resucitados y
perfectos en Él), así Dios nos ve resucitados “en Cristo” en el trono (Col. 3:3-5). Nuestra
naturaleza de pecado, a la vista de Dios, fue dejada en el infierno donde pertenece.
Aunque todos los cristianos serán iguales en su posición en Cristo en el Tribunal de Cristo,
serán muy diferentes en su condición espiritual como se verá en cuanto a su vida en el alma (1
Cor. 3:10-15). Por consiguiente, las recompensas variarán, ya que son adecuadas a la condición
del corazón del creyente. Apliquemos los 12 principios biológicos del corazón de nuestra alma
como sigue: 1) El Autor (dador) de vida (Hechos 3:15) fue dedicado en el templo. Esto ilustra
rendir nuestros deseos a Él para que nuestro corazón llegue a ser Su templo. Esto es clave en
cómo recibir Su vida abundante. 2) Jesús fue la respuesta de Dios a las iniquidades del hombre.
Necesitamos responder de acuerdo a Su manera en nuestro corazón. 3) La nueva creación
comienza a reproducir la vida de Jesús (Is. 53:10) en el corazón de nuestra alma y produce el
fruto del Espíritu. 4) Aunque la espada lo perforó para muerte, Su vida de resurrección lo
restauró (reparó); el proceso de muerte, sepultura y resurrección restaura nuestra alma. 5) El
Hijo de Dios se hizo hombre y se adaptó a este estado humilde. Necesitamos aprender a ser
humildes. 6) Aquellas diminutas células en Su cuerpo de bebé representan los millones de
creyentes que ahora forman Su cuerpo espiritual. Nuestros corazones deben estar en unidad
con el Cuerpo. 7) Su crecimiento (v. 40). Su Cuerpo espiritual de creyentes crece ahora. Nuestro
corazón es ensanchado en nuestra angustia (Salmo 4:1) y llega a ser una gran habitación para
él. 8) La Gloria es la energía divina en acción. Simón llamó a Jesús “la gloria de Tu pueblo Israel”.
Llevar el oprobio de Cristo prepara nuestro corazón para ser un vaso limpio donde Su gloria
puede brillar. 9) “Tu Salvación” habla de revertir el caos al orden. Cuando la santificación entra
en nuestro corazón, el caos que había se revierte al orden. 10) El plan maestro de Dios (ADN)
es llevado a cabo a través de la vida de Jesús cuando le permitimos reinar en nuestro corazón.
11) Su carga eléctrica es vista en Él siendo una “luz a los Gentiles” (v.32). Cuando nuestro
corazón brilla con la carga eléctrica de le “gozo del Señor”, llegamos a ser la luz del mundo. 12)
Sus enzimas disparan muchas reacciones positivas y negativas – “caída y levantamiento de
muchos” (v. 34). Cuando la vida de Cristo fluye a través del corazón de nuestra alma, Sus santas
“enzimas” producen el aroma de la vida entre aquellos que son salvos y el aroma de muerte
entre aquellos que perecen (2 Cor. 2:15-16).

2. La facultad de la comunicación está comprendida de los Cinco Sentidos del Alma. Estos
son: imaginación, razón, memoria, conciencia y afectos. La palabra clave es Comunicación.
Lucas 2:41-50 registra la segunda visita de Jesús al templo a la edad de 12 años. Él estaba
tanto “escuchándolos (a los maestros) como preguntándoles”. Para tomar parte en los
“negocios de nuestro Padre” es necesario comunicar usando los cinco sentidos de la manera
correcta. Jesús ejemplifica esto en v. 46:
1) Razón – Él escucha, pregunta, y contesta a los maestros (v. 49).
2) Conciencia – (v. 46, 47, 49 y 51b).
3) Memoria – Él les recuerda Su propósito en la tierra (v. 41 y 49).
4) Afectos – Sus prioridades eran correctas porque Él amó al Padre sobre todo
(v.49).
5) Imaginación – La frase “los negocios de mi Padre” revela los pensamientos de Su
imaginación (v. 49; Salmo 18:2). El uso equivocado de esto es mostrado por María en v. 48.

3. La tercera facultad (o miembro) de nuestra alma está formado por las 4 Leyes registradas
en Romanos. Ellas son:
A. La ley de fe (3:27).
B. La ley del pecado y de la muerte (7:23; 8:2).
C. La ley séptuple de la mente (7:23).
Esta consiste de a) atención, b) atracción, c) decisión, d) acción, e) posesión (siendo
poseído por nuestras decisiones), f) naturaleza (lo que hemos llegado a ser después de caminar
en nuestras decisiones) y g) establecer dirección (el punto de no retorno).
D. La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús (8:2).
La palabra clave es Protección. La tercera visita de Jesús es cuando fue tentado en el
pináculo del templo (Mt. 4:1-11, v. 5; Lc. 4:1-13, v.9). Ya que Jesús permaneció dentro de los
límites de las leyes de Dios experimentó protección total.
La primera ley que vemos en acción es la ley de la mente. Esta ley puede obrar ya sea
positivamente, si llenamos nuestros pensamientos con la Palabra de Dios, o negativamente, si
rendimos nuestros pensamientos a las mentiras del diablo. Jesús se negó a rendir Su mente a
Satanás, quien trató de tentarlo como lo hizo con Eva. Jesús firmemente estableció Su mente
en la Palabra de Dios (Lc. 4:8, 12b) y venció el poder de esta ley. Rendirse al engaño lo hubiera
hecho cautivo a Satanás. Esta ley de la mente obró negativamente en Eva cuando ella fue
tentada. Ella no permaneció en la Palabra de Dios, sino que se enganchó en el razonamiento de
Satanás acerca de lo que Dios había dicho. ¿Cómo sucedió esto?
a) La serpiente que habla llamó su atención.
b) Ella fue tentada (atraída) por las palabras “seréis como Dios”.
c) Ella decidió en su mente tomar del fruto cuando lo consideró.
d) Actuó tomando el fruto.
e) Lo poseyó y lo comió.
f) Su naturaleza fue cambiada, así como la de su marido; recibieron la naturaleza
pecaminosa, estaban avergonzados y se escondieron de Dios.
g) Había una sola dirección establecida para ellos la cual era ser expulsados del
jardín. Perdieron comunicación directa con Dios.
Santiago explica este mismo proceso en su carta (1:13-18).
La segunda ley en acción es la ley del pecado y de la muerte, la cual fue vencida cuando
Jesús se negó a tentar a Dios. Si Jesús hubiera sucumbido a la ley del pecado, la naturaleza de
Satanás hubiera sido inyectada en la naturaleza humana de Jesús y Su plan entero de redención
no hubiera tenido éxito.
La tercera es la ley de la fe. Fe bajo presión = fidelidad. Él permaneció fiel a su Padre,
honrándolo en lugar de buscar reconocimiento personal. La adoración es vivir en el ambiente
de la fe.
La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús (Jn. 6:63) es la cuarta. Jesús se mantuvo
escogiendo ser guiado por el Espíritu, venciendo así cada tentación.

4. La cuarta facultad de nuestra alma es vista en los 7 Anhelos del Alma. Estos son nuestros
deseos naturales por:
A. Preservación propia
B. Expresión propia
C. Seguridad
D. Lealtad
E. Control
F. Conocimiento Triple – Vía experiencia, proceso mental y revelación
G. Aceptación Cuádruple – Vía identidad correcta, criterio correcto, amistad íntima y
elección
Estos pueden ser vistos en la primera limpieza del templo registrada en Juan 2:13-22.
Donde Celo es la palabra clave.
A. Preservación propia – Es vista en la Fiesta de la Pascua y en la limpieza de Jesús
a la Casa. Si Jesús no la hubiera limpiado, hubiera llegado a ser como la casa leprosa que tenía
que derribarse cuando la lepra no podía ser quitada de allí (Lev. 14:44-45). Jesús tuvo celo para
preservar pureza.
B. Expresión propia– Jesús subió a Jerusalén y encontró cambistas de dinero en el
templo = expresión propia equivocada. Los cambistas de dinero estaban pervirtiendo la
expresión de la adoración. Jesús hizo un látigo y reprendió a los cambistas limpiando así la Casa.
En este ministerio de limpieza la expresión propia de Dios fluyendo a través de Él. Él tuvo celo
para expresar solamente lo que agradaba a Dios.
C. Seguridad – La Justicia da seguridad. La autoridad de Jesús vino del Padre quien
lo había comisionado para hacer esto. El pecado y el dinero dan falsa seguridad (Pr. 14:34).
Cristo les ofreció verdadera seguridad, pero ellos la rechazaron. Su celo por la justicia lo mantuvo
dentro de la protección de Dios.
D. Lealtad – Sus cuerdas trenzadas, unidas, que Él usó para echar fuera estas
sanguijuelas espirituales, hablan de la lealtad y de la unidad que tenía con Su Padre. Vemos el
celo de Jesús por Su referencia al templo como “la Casa de mi Padre”.
E. Control – Él echó a los cambistas fuera del templo. Esta pasión por la adoración
correcta contrasta con la deslealtad de los ladrones que le robaron al pueblo de Dios su dinero
en nombre de la religión. ¿Quién controla tu alma? ¿El dinero o Dios? (Mat. 6:24). Jesús mostró
Su celo por una total dependencia de Dios.
F. El anhelo de conocimiento triple (v. 15-16):
a) El conocimiento por medio de la experiencia es visto en Su limpieza del templo.
Cuando tenemos celo por experimentar a Dios en nuestras vidas, quitaremos todo obstáculo
para obedecerlo. Esto quita la confusión.
b) Conocimiento por medio del uso de la razón. Jesús citó la palabra de Dios: “el celo
de Tu casa…” Esto está en contraste con lo que los judíos le entendieron cuando habló de
levantar el templo den tres días. Necesitamos celo para estudiar la palabra de Dios y trazarla
correctamente.
c) El conocimiento por revelación es visto en Su proclamación: “Destruid este templo
y en 3 días lo levantaré”. Él estaba hablando de Su muerte, sepultura y resurrección.
Necesitamos celo por las cosas profundas y secretas de Dios.
G. El anhelo de aceptación cuádruple:
a) Aceptación por medio de identidad. Esto se ve en el mismo versículo que habla
del Su celo (Sal. 69:9). Después de que Él cita esta frase, se lee: “Y los denuestos de los que te
vituperaban cayeron sobre mí.” Aunque los Fariseos lo rechazaron, Su Padre lo aceptó.
b) Aceptación por medio del criterio correcto. El criterio que le dio aceptación con
Dios fue el cumplimiento de la Palabra de Dios. Los falsos criterios de los ladrones religiosos
fueron las falsas tradiciones religiosas de las cuáles eran esclavos. Necesitamos el celo para
manifestar la palabra de Dios en nuestras vidas.
c) Aceptación por medio de amistad íntima. Jn. 15:14 “Vosotros sois mis amigos, si
hacéis lo que yo os mando”. Esto define quien es un amigo de Dios. Llegamos a ser amigos de
Jesús y de Su Padre cuando nuestro santuario interior acepta la presencia de Dios y somos
obedientes a Sus mandamientos. Necesitamos el celo para ser puros para Él.
d) La aceptación por medio de la elección es vista en el v. 22. “Por tanto, cuando
resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto”. Esto ha sido
pasado a nosotros. Necesitamos el celo para permanecer junto a Él hasta el final, como Elías y
Eliseo. La elección significa caminar en y cumplir Sus propósitos eternos que Él había
predestinado de acuerdo a Su voluntad; ya sea para Israel o para la Iglesia (Rom. cp. 9-11; Ef.
1:1-14). Elegido es aquel que alcanza éxito a la vista de Dios, así que cuando somos llamados
elegidos es porque por la gracia de Dios hemos caminado en el plan predestinado de Dios para
nosotros.

5. Nuestro intelecto, voluntad y emociones componen nuestra facultad directiva. La palabra


clave para esta facultad es prioridades. Todo lo que decidimos es de acuerdo a las prioridades
que hemos establecido en nuestra facultad directiva; el carnal dice “yo primero”. La dirección
de Jesús fue subir a Jerusalén para la fiesta (probablemente la Pascua) en el templo (Jn. 5:1-
18, v. 14). Allí se encontró con alguien que había sufrido por 38 años. Él era uno de muchos
enfermos quienes querían ser el primero en meterse en las aguas. (Se creía que el primero en
entrar en el agua después de que el ángel agitaba las aguas era sanado). Aquí vemos que Jesús
interrumpió Su viaje a Jerusalén porque Su prioridad era predicar el evangelio a los pobres. Otros
podrían haber pensado que era una distracción. Cuando nuestro intelecto está lleno con la
palabra de Dios al meditar en ella día y noche, nuestros corazones estarán llenos de Su
compasión por los necesitados y seremos dirigidos a hacer Su voluntad. La prioridad del hombre
inválido era, por supuesto, ser sanado. Pero cuando Jesús le preguntó si quería ser sanado el
intelecto del hombre le hizo que diera todo tipo de excusas de porque no podría pasar. No hay
duda de que el desánimo llenó sus emociones, su voluntad fue débil, estaba cansado de esperar
por tanto tiempo y por lo tanto se había resignado a sí mismo a morir en esa condición. Jesús
sanó al hombre y le dio una orden directa a su voluntad. Cuando obedeció al someter su vano
razonamiento y corazón lastimado a la obediencia a Cristo, llegó la sanidad. La sanidad para
nuestra facultad directiva comienza al obedecer Su palabra. Cuando Jesús encontró al hombre
en el templo, alimentó su intelecto con verdad y sus emociones con el temor de Dios (5:14),
resultando en que su voluntad fue dirigida a las prioridades de Dios.

6. Nuestra sexta facultad es la vida del alma que consiste de tres cosas:
A. Naturaleza cuya palabra clave es origen (Jn. 7:14, 28). Las dos naturalezas son
vistas en estos pasajes: la del no regenerado (los hermanos incrédulos de Jesús) y la de Cristo.
Los hermanos de Jesús lo acusaron falsamente de tener orgullo. Pero Cristo consistentemente
demuestra en esta visita al templo que Su origen era del Padre. Después dice en Juan 8:28,
“cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy” (literalmente “YO
SOY” que corresponde al hebreo YHWH). Esta era una proclamación de Su naturaleza divina,
caracterizada por amor, el cual fue evidente en la cruz. En las seis veces que habló en el capítulo
7, el contraste entre Su naturaleza y la naturaleza pecaminosa del hombre es clara. Nuestras
acciones tienden a originarse desde nuestra naturaleza pecaminosa. Debemos aprender a vivir
en nuestra nueva naturaleza. Nuestras acciones deben tener su origen en nuestro Padre.
B. Carácter, el cual en este caso es una doble porción. La palabra clave para esto es
operación. (el proceso de transformación). Jesús está lleno de gracia y de verdad. Estos dos
elementos son necesarios para la transformación del carácter de nuestra alma. “La Gracia y la
Verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn. 1:17) Sin la gracia el carácter llega a ser legalista.
Sin la verdad al carácter le falta la columna “vertebral” para permanecer firme bajo presión. Así
que no deberíamos estar sorprendidos de que el ministerio de gracia de Jesús hacia la mujer
adúltera precede a Su ministerio de verdad para los orgullosos escribas y Fariseos (Jn. 8:2, 13,
20). La gracia fluyendo de los labios de Cristo es tan evidente que no requiere mayor explicación.
Él muestra un corazón misericordioso en Su trato con ella, contrastando el carácter crítico de
los Fariseos. En la segunda porción vemos la enseñanza de Jesús en el lugar tesoro. “En la casa
del justo hay gran provisión; pero turbación en las ganancias del impío” (Prov. 15:6). “…el temor
de Jehová será su tesoro.” (Is. 33:6). En Marcos 10:21 Jesús le dice al joven rico, “toma tu cruz
y sígueme.” Esto muestra el contraste entre los tesoros de Dios y del hombre. Jesús contrasta
este tesoro en Mr. 12:41. La viuda pobre tenía riquezas de carácter, la gracia de dar, así como
la virtud de negarse a sí misma. La luz del carácter de Cristo expone la oscuridad del carácter
religioso de los Fariseos. Cuando el carácter de Cristo opera en nuestra alma, tenemos paz
celestial y la paloma del Espíritu Santo reposa sobre nosotros (Jn. 1:32). Es “obligatorio”
permanecer en Su presencia para desarrollar el carácter de Cristo. “Y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres” (Juan 8:29-32). Un vistazo más de cerca a este capítulo revela diferentes
tesoros para poseer Su carácter. Algunos son: conocer a Cristo como los “siete YO SOY” (v.28),
depender absolutamente de Él, escuchar las palabras “rhema” del Padre, tener fe, (v. 30, 47),
ser un discípulo, madurez (V. 35), y permanecer en Su llamado. Todas estas son “riquezas”
escondidas (Ap. 5:12) que brillan en nosotros como “oro probado por fuego” a medida que el
carácter de Cristo opera en nosotros por nuestra fe en Él.
C. Influencia, la cual se mide por su resultado, es decir, los resultados correctos (Jn.
10:22-42). En el templo Él se muestra a sí mismo como un modelo de influencia, no de acuerdo
a la manera del hombre sino de acuerdo a la de Dios. Él viene al templo en invierno para la
Dedicación donde enfrenta la oposición de los críticos religiosos. Habla del rol del Buen Pastor
y como nada puede separarnos de estar en Él y en las manos del Padre con quien tenemos una
relación de pacto de sangre. Él entonces enseña cómo conseguir los resultados de Dios (llevar
fruto para Su gloria) en la vida del creyente. A aquellos a quienes Él había influenciado les dice,
“YO SOY la puerta y YO SOY el Buen Pastor”. Después de esto, los judíos querían apedrearlo,
pero Él escapó y regresó a donde Juan el Bautista comenzó su ministerio de bautismo. Para el
hombre, parece que Él perdió una gran oportunidad de ganar influencia entre los hombres; sin
embargo, tenía influencia con Su Padre. De la misma manera, cuando ganamos influencia con
Dios perdemos influencia con aquellos que no le pertenecen a Él. Esto prueba nuestro deseo de
tener el tipo correcto de influencia. Aquellos que son de Dios se juntarán con nosotros, aquellos
que no, nos odiarán y rechazarán. Cada vez que alguien ha intentado detener el cristianismo
viniendo en contra de cristianos débiles “como el Cordero”, ha resultado en la multiplicación de
sus números que incrementa su esfera de influencia, trayendo mucho fruto para la gloria de
Dios. De la misma manera que una semilla cae en la tierra y muere y después trae fruto, así
vemos el tremendo resultado de Su influencia, aun cuando aparentemente estemos perdiendo
influencia con aquellos a nuestro alrededor.

7. La última de nuestras facultades de nuestra alma es llamada los Cuatro Temperamentos.


Aquí encontramos las cuatro últimas visitas de Jesús al templo antes de ser crucificado. Esto
muestra como Jesús se estaba moviendo en los cuatro temperamentos de Su alma que estaba
sometida al Espíritu.
A. Marcos 11:1-11 (Mt. 21:1-11; Lc. 19:28-40; Jn. 12:12-19) registra a Jesús
subiendo al templo después de Su Entrada Triunfal. (Marcos es el único evangelio que menciona
que Su visita al templo ocurrió en la víspera del mismo día que fue proclamado Rey). Esto
muestra el temperamento extrovertido de Jesús. La palabra clave es compañerismo (la anchura
de Dios). Con alabanzas y regocijo las multitudes son atraídas a Él. El que la ciudad completa se
haya movido muestra el impacto de este temperamento (Cuando Jesús entra en le templo
solamente mira alrededor y sale hacia Betania. No hace ninguna limpieza ese día). El
temperamento extrovertido de Cristo es expresado cuando tenemos compañerismo con Él
donde quiera que estamos.
B. El temperamento centrado en la meta es visto cuando visita el templo para
limpiarlo (Mt. 21:12-17; Mr. 11:12-12:37; Lc. 19:45-48; Jn. 2:13-22). El pasaje de Marcos
muestra que esto ocurrió el día después de Su Entrada Triunfal. El milagro de la higuera que se
secó muestra este temperamento en acción, cuya palabra clave es logro (longitud de Dios). La
limpieza del templo es una señal clara de la meta de Dios de tener una habitación pura. También
nos enseña que el temperamento centrado en la meta de Cristo lo mueve para limpiar a Su
Esposa con Su sangre y Palabra.
C. El temperamento introspectivo de Jesús es revelado cuando visita el templo otra
vez y es cuestionado por los sumos sacerdotes y los escribas sobre Su autoridad y otros asuntos
(Mt. 21:23-22:46; Mr. 11:27-33; Lc. 20:1-44). Es maravilloso ver la respuesta de Jesús a cada
una de las preguntas no dejando duda alguna de que Él tiene cada respuesta. La palabra clave
para este temperamento es buscar (la profundidad de Dios). La sabiduría y el conocimiento de
Dios no se encuentran en la superficie; es necesario buscar en las Escrituras a profundidad para
entender realmente la mente de Dios.
D. La última visita al templo muestra Su temperamento visionario (Lc. 21:5-38). Esta
vez Él revela la visión profética para el futuro. Esta visión incluye a Israel, la Iglesia y las Naciones.
La palabra clave para este temperamento es anticipación (la altura de Dios). Cristo muestra Su
temperamento visionario tanto a través del cumplimiento de todo lo que dijo, como a través de
Sus siervos ungidos quienes hablan Su palabra y tienen visiones y sueños.
La Estructura del Alma Los Roles de Cristo
1.- El corazón El Cordero, el corazón de la obra redentora de Dios.

2.- Los 5 sentidos del alma Isaías. 9:6, será llamado:


a) Imaginación a) Admirable
b) Memoria b) Dios Fuerte
c) Razón c) Consejero
d) Conciencia d) Príncipe de paz
e) Afecto e) Padre Eterno

3.- Las 4 leyes 1 Cor. 1:30, Cristo nos ha sido hecho:


a) La ley de la mente con sus 7 etapas de atención, a) Sabiduría con sus 7 pilares (Pr. 9:1)
atracción, decisión, acción, posesión, naturaleza y
dirección establecida
b) La ley de la fe Rom. 3:25-28 b) Justificación
c) La ley del pecado y de la muerte Rom. 7:23; 8:2 c) Santificación
d) La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús Rom.8:2 d) Redención

4.- Los 7 anhelos del alma Los 7 Yo SOY en el evangelio de Juan:


a) Preservación propia a) Yo soy el Pan de Vida. Jn. 6:35
b) Expresión propia b) Yo soy la Luz del mundo. 8:12
c) Seguridad c) Yo soy la Puerta de las ovejas 10:7,9
d) Lealtad d) Yo soy el Buen Pastor 10:11
e) Control e) Yo soy la Resurrección y la Vida 11:25
f) Conocimiento por: f) Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida 14:6
experiencia
razón
revelación
g) Aceptación por g) Yo soy la Vid Verdadera 15:1
identidad
criterios correctos
amistad
elección

5.- Las facultades directivas: El Señorío de Cristo Fil. 2:11. Cristo como Señor
Intelecto debe ser el conductor detrás del volante. Las dos
Voluntad y manos sobre el volante indican el intelecto y las
Emociones emociones y nuestra voluntad es el volante mismo, la
gente tiene colisiones cuando no permiten a Cristo
ser el conductor detrás del volante.

6.- La vida Los tres ministerios principales de Cristo como:


a) Naturaleza a) Profeta – (Deut. 18:15) Él nos mostró la naturaleza
b) Carácter divina y en la cruz nos la entregó.
c) Influencia b) Sacerdote – Santificando a Su pueblo.
c) Rey - Extendiendo Su dominio a través de nosotros
hacia todo el mundo.

7.- Los 4 Temperamentos Las cuatro criaturas vivientes de Ezequiel y


Apocalipsis mostrando la gloria cuádruple de Cristo
a) Extrovertido a) El León, visto en el evangelio de Mateo
b) Orientado a la Meta b) El Buey, Marcos
c) Introspectivo c) El Hombre, Lucas
d) Visionario d) El Águila, Juan
EL ALMA REFLEJADA DE CRISTO
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree... “ (Gén. 1:26).
En este pacto anterior a que hubiera diferentes razas, Dios estableció Su propósito divino
al crear al hombre. Cuando Adán y Eva, quienes tuvieron el privilegio de la elección y la opción
de escoger, pecaron y cayeron de su estado sin pecado, la naturaleza pecaminosa de Satanás
fue impartida a su raza de una generación física a otra. Entonces, por fe, Dios el Padre ofreció a
Dios el Hijo en un Calvario por venir, para proveer al hombre caído una redención que restauraría
a Cristo a la vida del alma. En el tiempo señalado, Jesucristo, el Cordero de Dios, fue ofrecido
para que Su Sangre (vida) pura pudiera pagar el precio de la redención por todos los que le
recibieran como su sustituto. También dio Su vida y Su naturaleza divina, a través de la
regeneración, para aquellos quienes creyeron; y aquellos nacidos de nuevo se encontraron con
dos naturalezas. Así el hombre se convirtió en la única criatura con dos naturalezas. Por los
actos de nuestra voluntad humana, escogemos el bien o el mal, formando así nuestro carácter
y personalidad y decidiendo nuestro destino.
Aunque las computadoras hechas por el hombre son complejas y delicadamente
balanceadas, no son nada comparadas a la maquina mental del hombre perfectamente
balanceada. Este maravilloso sistema del alma, esta hecho de millones de diminutas células
cerebrales, estrechamente balanceadas y sincronizada con otro complejo sistema de nervios
que mueven los músculos de nuestro cuerpo. Nuestra mente tiene tres facultades
fundamentales: el intelecto, la voluntad humana, y el corazón o centro de nuestro ser. Lo que el
hombre considera importante, es guardado en nuestro almacén o semillero, el corazón. “Del
corazón mana la vida” (Prov. 4:23). Nuestra voluntad humana es la parte directiva de nuestra
mente. Dios lucha con Satanás cada día, a través de cada uno de esas naturalezas conflictivas
y a menudo a través de las leyes de la sugestión, para influenciar los actos de nuestra naturaleza
humana. Lo que nuestra mente permite entrar a nuestros órganos mentales y permanece allí es
o de Dios o de Satanás; y lo que alimenta una naturaleza hace que la otra muera de hambre,
resultando en la formación de buenos o malos hábitos.
El hombre trino vive en tres planos de la vida: el espiritual, el mental, y el físico.
Cada una de estas fases de nuestra vida tiene cinco raíces; cada una de las cuales esta
establecida en nuestra vida trina como puestos de defensa contra el diablo. Veamos esas cinco
raíces o facultades o sentidos. En nuestra vida natural o física tenemos los sentidos o facultades
de la vista, oído, gusto, olfato y tacto. En nuestra vida espiritual tenemos los cinco sentidos de
fe, esperanza, amor, temor de Dios (verdadera adoración) y conocimiento intuitivo (conocimiento
de revelación). Examinemos los cinco sentidos o facultades del calma mas de cerca, ya que a
través de ellas nuestro cuerpo actúa y nuestro carácter es formado, cambiando poco a poco. En
el momento de nuestra salvación o nuevo nacimiento, Dios restaura a Cristo a nuestra
conciencia, refleja la naturaleza de Su vida completamente en nuestro espíritu, y delicadamente
nos pone en armonía con Dios otra vez.
A menudo, espíritus malos oprimen y poseen las mentes de personas con
voluntad débil, como ladrones, borrachos, o apostadores, cuyos intelectos han sido entregados
a los hábitos carnales, mundanos. Aún bajo esas circunstancias, nuestra alma que es
auto/consciente es eterna y debe pasar la eternidad en algún lado. En el infierno, el hombre rico
de Lc. 16:19-31 aún retenía todos esos cinco sentidos o facultades. El primer pecado entró en
la mente de Lucifer en el cielo más alto (Is. 14:14), y la Iglesia fue concebida en los sufrimientos
del alma de Cristo en el infierno más profundo.
Las vidas de las almas de los pequeños niños inmaduros a menudo son arruinadas y
enfermadas por padres orgullosos, quienes los estropean siendo demasiado complacientes o
por falta de cuidado, con palabras y acciones indisciplinadas en el hogar. La televisión ha llenado
las mentes de nuestros pequeños niños con mundanalidad y pone pistolas en los niños
pequeños, quienes montan triciclos en las banquetas. Los hogares cristianos necesitan
restaurar el antiguo altar familiar y enseñar la obediencia a Dios y a practicar la negación propia.
Una profunda consagración salva el alma de los desórdenes mentales de la preocupación,
miedo, etc.
Una ilustración de una voluntad fuerte controlando una voluntad más débil o
sometida se ve en el caso de la hipnosis. Esto frecuentemente sucede dentro de nuestras
propias facultades mentales cuando, después de prestar descuidadamente una o mas de estas
cinco facultades mentales a Satanás al satisfacer placeres mundanos, etc., resulta una guerra
dentro de los miembros de nuestra propia mente o facultades. Esto trae nuestra mentes a un
estado de indecisión, o una incertidumbre que termina en confusión y frustración. A menudo no
encontramos la raíz profunda del problema. La Biblia contrasta el bien y el mal en nuestras
experiencias de la vida diaria. En el 7º. y 8º. capítulo de Romanos, el Apóstol Pablo ilustra el
contraste entre el creyente con una guerra llevándose a cabo en sus sentidos o miembros de su
mente, y el creyente lleno del Espíritu, quien esta en reposo. El creyente mundano, débil de
mente en el capítulo 7 esta terriblemente frustrado y derrotado, porque ha perdido la fuerza de
voluntad para resistir al sentido de la vida de su alma (facultad o miembro) que es controlado
por Satanás. Examinemos estos cinco sentidos (facultades o miembros) de nuestra mente mas
de cerca. Ellos son la imaginación, afecto, conciencia, razón, y memoria.
¿Qué dice la Biblia concerniente a cada una de esas facultades antes
mencionadas, que ministran vida o muerte a nosotros y a otros, y también son las raíces de los
problemas?
1. IMAGINACIÓN – Esta facultad se encuentra 19 veces en las Escrituras y tiene un
ministerio de inspiración a tu amor, fe, y obediencia hacia Dios. Te ayuda a imaginar a Dios
contestando tus oraciones y necesidades. Sin embargo, Satanás gana control; y las
imaginaciones malignas de miedo, dudas, etc. toman el control. El Apóstol Pablo nos da el
camino a la victoria en 2 Corintios 10:5, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2. AFECTO – Esta facultad se encuentra 9 veces en las Escrituras. A través de esta
facultad, Cristo ministra Su amor. Cuando Satanás gana control, se convierte en una pasión que
nos derrota. El Apóstol Pablo nos da el camino a la victoria en Colosenses 3:2, “Poned la mira
en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” El afecto puro es visto en la vida intacta de
cualquier niño pequeño.

3. CONCIENCIA – Esta facultad se encuentra 23 veces en las Escrituras. Su


ministerio es advertir y clamar contra el pecado y traer convicción a nuestro corazón de cualquier
maldad a la que se le permite entrar. El Apóstol Pablo nos da el camino a la victoria en Hebreos
9:14 “¿cuánto más la sangre de Cristo…limpiará vuestras conciencias de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo?
4. RAZÓN – Su ministerio es seleccionar cosas importantes de nuestras vidas y
establecer nuestros intelectos con conocimiento comprobado. Nuestros intelectos son
entrenados con la sabiduría y el conocimiento del hombre. El razonamiento humano neutraliza
la fe espiritual y causa que la verdad llegue a ser solo letra muerta. Por lo tanto, es esencial que
nos guardemos para no basar nuestro sentido de razonamiento en el testimonio de nuestros
cinco sentidos humanos, en lugar de en las promesas del Dios Todopoderoso. En Isaías 1:18
leemos, “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la
grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser
como blanca lana.”
5. MEMORIA – Esta facultad se encuentra 25 veces en las Escrituras. Tiene un
ministerio maravilloso de retener el conocimiento que el intelecto ha ganado.
En un examen de las Escrituras acerca de cada una de estas facultades, obtenemos un
conocimiento perfecto y una instrucción para su uso apropiado para nuestra mente. También
veremos las maravillosas promesas de Dios, Su fidelidad, y la garantía de Su Palabra Inmutable.
El Apóstol Pablo nos da enseñanzas especiales en el tema de nuestros “miembros” mentales,
los constructores de nuestro carácter, en varios pasajes. Debemos notar que él usa la palabra
“miembros”, en lugar de la palabra “sentidos” o “facultades”.
Examinemos algunas de estas:
“Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros
a Dios como instrumentos de justicia.” (Rom. 6:13)
“así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia”
(Rom. 6:19)
“Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley
[Mosaica] obraban en nuestros miembros [sentidos] llevando fruto para muerte” (Rom. 7:5)
“pero veo otra ley en mis miembros [facultades mentales]… y que me lleva cautivo a la
ley del pecado que está en mis miembros [sentidos].” (Rom. 7:23).
En la carta de Pablo a los Corintios él compara las semejanzas de la iglesia y sus
miembros al cuerpo humano y sus miembros. Pablo menciona estos “miembros” 14 veces en 1
Corintios 12:12-27. Este pasaje esta primordialmente enfocado a la iglesia y la manera en que
vemos el uno al otro en el nivel de los sentidos del alma. Pablo, en colosenses 3:5, dice, “Haced
morir, pues, lo terrenal en vosotros”, y entonces nombra seis terribles pecados, que vienen bajo
la ira correctiva de Dios para purificar nuestras mentes.
Cuando descubrimos que nuestros cinco sentidos han traído pecado a nuestra mente,
deberíamos confesar los pecados a nuestro Señor Jesús y, en arrepentimiento y tristeza piadosa,
volvernos, disciplinando nuestra mente por medio del lavamiento con la Palabra de Dios. Los
pecados sin juzgar, causados por ignorar los las advertencias de peligro para el alma
permitiéndoles permanecer, se convierten en nuestros adversarios de la justicia; y Dios promete
en Hebreos 10:27 destruirlos de nuestras mentes y vida a través de pruebas y tribulaciones
difíciles. El apóstol escribió otra vez, “pero el alimento sólido es para los que han alcanzado
madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y
del mal.” (Heb. 5:14). Finalmente leemos en Santiago 4:1 la razón de las divisiones y guerras
de los cristianos carnales. “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es
de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” ¿Cómo podemos localizar
un sentido rebelde, facultad o miembro de nuestra mente o sistema del alma (uno o más que
Satanás ha capturado y puesto contra nosotros)? Por medio de nuestros pensamientos y de los
hechos de nuestra voluntad humana.
Él “nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Cor.
1:30). Cada día, debemos buscar de nuevo la justicia de Cristo, hasta que nuestros cinco
sentidos mentales sean enraizados en la gracia de Su ministerio de “amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza [auto control]” (Gál. 5:22). Esto nos da los
límites espirituales de los setecientos mandamientos del Nuevo Testamento, el último de los
cuales resume a los otros “conservaos en el amor de Dios” (Judas 21). Todos los héroes de fe
de la Biblia, con mentes disciplinadas y facultades controladas, confesaron la verdad bajo todas
circunstancias. Pablo confesó, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13). El profeta
Isaías confesó “El castigo de nuestra paz fue sobre Él” (Is. 53:5). El Apóstol Mateo, cuando se
enfrentó a la enfermedad, confesó, “El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras
dolencias.” (Mat. 8:17). El Salmista David, quien también conocía este camino de victoria para
el intelecto entrenado y los sentidos disciplinados, nos da el remedio para restaurar y reflejar
una vez mas la imagen de Cristo en nuestras mentes, “Confortará mi alma” *(Salmo 23:3)

Este artículo fue publicado por primera vez en Maná Escondido III, en septiembre de 1981
CAPÍTULO SIETE
LAS VERDADES DISPENSACIONALES
Nos dan la preeminencia o supremacía de la Voluntad de Dios
por Su gracia gloriosa (Efesios 1:6)
Heb. 12:25-28; 13:8; Hechos 3:21; Ap. 1:19

LAS CUATRO TEOCRACIAS


Los Patriarcas La Ley La Iglesia El Milenio
La Gloria de La Gloria de La Gloria de La Gloria de
Su NOMBRE Su PALABRA Su VIDA Su PRESENCIA

LAS CUATRO DIVISIONES DEL TIEMPO


Desde Adán Desde Moisés Desde la Muerte Desde la Segunda
hasta Hasta Cristo de Cristo hasta Venida de Cristo
Moisés Su Venida Hasta el Juicio
Final

LOS SIETE PACTOS


A.- Con Adán D.- Con Moisés G.- Con la Iglesia,
Gén. 1:28; Éx. 19:5-6, El Nuevo Pacto
3:14-15 34:10-28 Heb. 8:8-13

B.- Con Noé E.- Con Israel


Gén. 9:1-17 Deut. 29

C. Con Abraham F.- Con David


Gén. 15 2 Sam. 7:16
LAS VERDADES DISPENSACIONALES
El Eterno Elohim, en Su vasta presciencia, determinó que regiría a la humanidad en
dispensaciones. Las dispensaciones son periodos de prueba del Señor, y el Señor probará la
raza humana bajo ciertos pactos por cierto periodo de tiempo.
Hay siete pruebas básicas a través de las cuales Dios prueba a cada generación, y
aquellos que experimentan victoria en ellas llegan a ser vencedores. Las siete pruebas básicas
con:
1. Obediencia a la Palabra de Dios
2. Separación del mundo
3. Sumisión
4. Preparación
5. Posesión
6. La prueba de triple prioridad que incluye
a. Reposo
b. Fidelidad a la visión
c. Gracia
7. La prueba cuádruple de la Fe
a. Fe creativa
b. Fe doctrinal
c. Fe perseverante
d. Fe consciente de Dios
Cada dispensación termina con el juicio y la caída de las masas incrédulas y el llamado,
por el Espíritu Santo, de un nuevo remanente a través de quien Dios ministra Sus ministerios
escogidos de liberación. Durante el periodo de transición entre una dispensación y la siguiente,
Dios desafía a Su pueblo con Su Palabra; y las masas que se acercan a una nueva frontera de
la experiencia de Dios, se aferran fuertemente a la tradición de los ancianos, regresándose para
morir en el desierto en el cual han vagado.
Vemos estas masas organizadas literalmente bajo una jefatura humana. Habiendo
despreciado los ministerios y dones espirituales, buscan propagar el evangelio (o leyes dadas
por Dios) siguiendo órdenes y jefaturas humanas. Siempre ha habido un cuerpo minoritario de
gente llena del Espíritu y con dones que está escondido dentro de este cuerpo vasto y visible, a
quienes Dios ha confiado el ministerio de su dispensación en particular.
Los mandamientos de Dios para cada dispensación son las fronteras de protección, por
las cuales las promesas de los pactos funcionan, cumpliendo así los propósitos de Dios para
esa generación. Un pacto tiene dos partes: los mandamientos o conjunto de leyes que lo regirán
y las promesas que resultarán al guardar dichos mandamientos. En cada dispensación
encontramos al menos un pacto.
Hay cuatro dispensaciones mayores (o teocracias) para la humanidad que nos ayudarán
a entender los caminos de Dios y Su plan para las edades; desechando, así, contradicciones o
confusiones al definir claramente como Dios esta probando y rigiendo a cada individuo
específico por ese periodo de tiempo.
Una gran parte del malentendido de la Palabra de Dios viene precisamente de no
discernir los cambios de leyes para la nueva dispensación, lo que resulta en atribuirle injusticia
a Dios. Pablo tuvo que pelear contra el error de traer la ley de Moisés a la Iglesia, porque muchos
judíos no habían entendido la Nueva Dispensación de la Gracia para Su Iglesia del Nuevo
Testamento.
LA DISPENSACIÓN PATRIARCAL
La primera dispensación mayor es llamada la Edad Patriarcal. Esta comienza con el
primer hombre, Adán; continúa a través de los doce hijos de Jacob; la cautividad en Egipto,
donde Moisés nació; y cubre el periodo de todo el libro de Génesis. Génesis muestra que en esa
dispensación, Dios está tratando con individuos, no con naciones o congregaciones. Aquí, cada
individuo tiene que establecer su propia relación con Dios y someter su vida y decisiones a Dios
de acuerdo con lo que se le había revelado a él. La obediencia resultó en bendiciones; la
desobediencia resultó en maldiciones (ver a Caín y Abel, Esaú y Jacob, etc.).
En esta primera dispensación encontraremos siete hombres quienes fueron parte del
remanente fiel que Dios tenía en ese periodo específico de tiempo. Al leer sus historias,
encontraremos grandes desafíos de fe por los que tuvieron que pasar para ser aprobados por
Dios en esa dispensación específica. Estos siete hombres o Patriarcas son: Abel, Enoc, Noé,
Abraham, Isaac, Jacob, y José.
Es interesante notar que en la carta del Nuevo Testamento a los Hebreos, en el capítulo
11, estos nombres, y en esta secuencia, son mencionados como ejemplos para la nueva
generación de creyentes, quienes harían frente a nuevos desafíos de fe.
Ahora, también veremos tres pactos especiales que Dios hizo con los Patriarcas. El pacto
Adámico, encontrado en Génesis 1:28, es el primero; y en él, Dios le da al hombre dominio total
sobre toda Su creación, incluyendo la serpiente. Para guardar este pacto con fuerza en sus vidas,
solamente tenían que guardar un mandamiento, “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal
no comerás, porque el día que de él comiereis ciertamente morirás.” Adán fue una “criatura
perfecta”; y ni así pudo guardar un sencillo mandamiento, aunque representaba su “salvación”.
¡Cuánto menos podrían los escribas y fariseos hipócritas guardar la suya a través de obras
religiosas!
Una vez que Adán quebrantó el pacto de Dios a través de la desobediencia, la maldición
vino sobre él; pero – ¡Gloria al Señor! – dentro de la misma maldición encontramos un nuevo
pacto para reemplazar el que se había quebrantado; ya que la simiente de la mujer, la cual es
Jesucristo, heriría la cabeza de esa “antigua serpiente” (Gén. 3:14-15). Ya que Adán no fue
capaz de pasar la primera prueba, la cual es la prueba de la obediencia, su hijo Abel recibió la
revelación de que solamente a través del sacrificio de un cordero podía ser restaurada la
comunión con Dios. Por lo tanto, decidió establecer su propia relación con Dios, obedeciendo lo
que Él le había revelado y no siguiendo el ejemplo de su hermano mayor de adorar a través de
las obras. Él pasó la prueba de la obediencia, aunque, en aras de la verdad de Dios, esto le
causó ser el primer mártir en la historia.
En seguida encontramos a Enoc, estableciendo también su propia relación con su Dios
en un mundo que comenzó a volverse al pecado. Él guardo su caminar puro delante de su
Creador, y pronunció una profecía acerca de la prueba que fue desafiado a pasar (Judas 14,15),
la prueba de la separación del mundo. Finalmente, fue llevado al cielo como un testimonio de
su fidelidad a la verdad. Él estuvo tan separado de este mundo en cuanto a su estilo de vida,
que aún el fin de su vida en la tierra fue diferente que la del resto de la humanidad.
La maldad registrada en las Santas Escrituras en los tiempos de Noé nos muestra que,
para detener la propagación del mal, el Señor tuvo que derramar Su juicio sobre la tierra por
medio del agua (2 Pe. 3:5-6). La tercera prueba que tuvo que ser pasada por esta dispensación,
antes de avanzar a la siguiente, era la prueba de la sumisión. Eso fue precisamente lo que Noé
hizo. A pesar del desprecio de aquellos alrededor suyo en cuanto al proyecto en el que estaba
involucrado, humildemente se sometió a sí mismo a las instrucciones dadas por Dios acerca de
cómo, donde, y cuando construir el arca. La manera en que Noé construyó el arca muestra la
bendición de la sumisión, ya que la sumisión completa concede protección completa. Después
de este diluvio universal, un nuevo pacto fue hecho entre Dios y el hombre. Noé recibió las
promesas de este segundo pacto de la era Patriarcal por el cuale Dios lo bendijo a él y a su
simiente, dándole una nueva oportunidad de regir sobre Su creación y de propagarse y llenar
toda la tierra (Gén. 8:21-9:17).
No mucho después de esto, la humanidad se rebeló otra vez, demostrado por la
construcción de la torre de Babel. Sin embargo, para mantener el pacto con Noé, Dios no los
destruyó, sino que solamente confundió sus lenguajes para esparcirlos por toda la faz de la
tierra. Recuerde que, en esta primera dispensación, Dios trató con la humanidad de acuerdo a
los pactos que hizo con individuos específicos. En este caso, ya que el propósito del Señor no
había sido cumplido, no trajo juicio sobre aquella generación, sino que ejerció paciencia.
Cuando llegamos al capítulo 12 de Génesis, encontramos que la mayoría ha olvidado al
Dios de sus padres y que la idolatría concebida en Babilonia estaba rigiendo sobre la
humanidad. Así, Dios tuvo que llamar a otro individuo para restaurar la verdadera adoración que
se había perdido. Abram fue llamado de una ciudad famosa por la idolatría, Ur de los Caldeos.
Note otra vez el contexto general de esta dispensación; Dios estaba llamando solamente a
Abraham y a su esposa, y el resto de su familia tenía que ser dejada atrás.
Abram tuvo que pasar la prueba de la preparación. Veremos esto muy claramente a
través de todos los detalles de los tratos de Dios con Abram, aún con el cambio de su nombre a
Abraham en preparación para el tercer y más extenso pacto de esta dispensación, el cual se ve
en Génesis 12:1-3; 15:1-21; 17:1-6; y 22:15-18. Cuando Dios llamó a Abraham para que dejara
su tierra y su familia, todavía no estaba listo (o preparado) para el llamado a ser el padre de
multitudes y el canal de bendición para muchas naciones. Fue a través de la obra de la
preparación que Abraham llegó a confiar en Dios hasta el punto en que podría dar a su amado
hijo como un sacrificio para Él. A través de los 7 Pasos de Fe de Abraham él fue preparado por
Dios para responder exitosamente a este llamado.
Ahora llegamos a Isaac, de quien poco hay escrito en comparación a todo lo que está
escrito acerca de su padre. La preparación de Abraham involucra muchos detalles, pero la
prueba de Isaac fue la de la posesión. Isaac es llamado el hijo de la promesa y el único heredero
de todas las riquezas de su padre Abraham. Ciertamente, esto habla de posesión; y a primera
vista, parece que la única cosa que Isaac tenía que hacer era recibir, recibir y seguir recibiendo.
Ahora regresemos al pensamiento principal de esta dispensación. Hemos dicho que cada
individuo tuvo que establecer su propia relación con Dios, así que la pregunta aquí es, ¿cómo lo
hizo Isaac?
En el pasaje de Génesis 22, donde Isaac fue ofrecido en sacrificio por su padre, él estaba
siendo una figura del evento más grande en la historia, el sacrificio del Cordero de Dios. Con
respecto a la prueba de posesión, encontramos que no hay mayor posesión que nuestra propia
vida. Cuando Isaac fue amarrado y puesto sobre el altar, recordamos esa hermosa profecía
registrada en Isaías 53:7: “como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” Isaac rindió totalmente su vida para hacer la
voluntad de su padre, mostrando por este hecho que la posesión que era la más preciada para
él, no era su juventud, o sus riquezas, o las promesas de Dios para él, sino hacer la voluntad de
Dios. Con razón él recibió todo. El gran secreto detrás de poseer todo es tener un corazón no
posesivo. De esta manera, Dios podrá bendecirlo y darle en abundancia.
Ahora llegamos al sexto hombre en la dispensación Patriarcal, Jacob. Él no fue el
primogénito, no fue la “niña de sus ojos” de su padre Isaac, y su mismo nombre revelaba los
motivos equivocados que tenía en su corazón. A los ojos del hombre Jacob no debía recibir nada
porque los privilegios de la primogenitura le pertenecían a su hermano mayor Esaú. Sin
embargo, a través de la presciencia, aun antes de que nacieran, el Dios Todopoderoso habló
acerca de que el mayor serviría al menor. ¿Por qué sucedió esto? La prueba de prioridad es la
respuesta. Una y otra vez a través de su vida, Esaú manifestó las prioridades equivocadas. Por
ejemplo, vendió su primogenitura por un plato de lentejas, y se casó con una mujer extranjera.
Por otro lado, Jacob deseó lo mejor. Por ejemplo, la primogenitura y la bendición de su padre.
Esta prueba de prioridad es una prueba triple, la cual incluye (1) reposo, (2) fidelidad a la visión,
y (3) la prueba de la gracia.
Con esto en mente, examinemos como Jacob, siendo el último, llegó a ser el primero. La
prueba de Jacob comenzó cuando, después de recibir la bendición de su padre Isaac, tuvo que
huir de su hermano Esaú. En camino a la casa de los parientes de sus padres, durmió en Betel
(casa de Dios), donde recibió la visión de la escalera y los ángeles de Dios subiendo y bajando.
Después de ver la visión, hizo un voto que incluía tres aspectos básicos (Gén. 28:20-22). La
primera parte de su voto tiene que ver con el reposo “E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios
conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para
vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre…”
La primera parte del voto, que tiene que ver con el reposo, es el campo de prueba para
nuestras prioridades. Un hombre de prioridades correctas está en reposo cuando sabe que está
haciendo lo correcto, sin importar del tamaño de la oposición que lo esté atacando. Aquí, Jacob
desafía a Dios a cuidarlo en el camino y en el regreso a la casa de su padre en paz. En todo el
proceso de su matrimonio y en los tratos con Labán y Esaú, tuvo que aprender a confiar en Dios
y dejarlo a Él hacer el trabajo, mientras él descansaba. Aquí tenemos un ejemplo del hecho de
que cuando nosotros trabajamos, Dios descansa; y cuando descansamos en Él, Él trabaja por
nosotros. Jacob tuvo que luchar y trabajar 14 años por Raquel, pero el Señor Jesucristo vino
desde Lea quien le fue dada en reposo. Cada vez que Jacob confió y descansó en Dios, Él lo
bendijo y lo protegió.
La segunda parte del voto de Jacob tiene que ver con fidelidad a la visión, “…Jehová será
mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios.” Él quería conocer a Dios
personalmente y tener una experiencia personal con el Dios de sus padres Abraham e Isaac.
Jacob pasó suficiente tiempo en la casa de Labán para olvidarse de la visión y del Dios que se
le apareció allí; pero cuando el Señor le pidió que regresara a Betel, la primera cosa que hizo
fue limpiar toda su casa de dioses extraños. Recordó la fidelidad de Dios hacia él y mostró que
tenía las prioridades correctas en su corazón al edificar un altar a su Dios (Gén. 35:1-4).
El tercer aspecto de la prueba de prioridad es la tercera parte del voto y es la prueba de
la gracia (Gén. 28:22). Esto es visto muy claramente en todas las bendiciones y riquezas que
Dios le dio a Jacob, aún al punto de cambiar su nombre por Israel. Todo esto vino por la gracia
de Dios. Para la mente natural, la vida de Jacob no califica para los privilegios y recompensas
que Dios le dio; pero necesitamos recordar que la gracia no es ganada por los méritos, es un
regalo gratuito de Dios; de otra manera, la gracia no es gracia. Dios escogió un hombre indigno
y lo transformó a ser el “príncipe de Dios”. Él lo hizo guiándolo a través de un proceso de
humillación, primero con Labán y después con Esaú, para que él reconociera su bajo estado y
así recibiera la gracia de Dios sin orgullo (Gén. 33:1-7).
El último vencedor en esta dispensación de los Patriarcas es José, quien también fue
desafiado a vivir una vida piadosa al final de la primera dispensación de la humanidad. La fe es
la prueba que él tuvo que pasar al final de este periodo del gobierno de Dios. Cuando él nació,
su madre Raquel dio una palabra de fe en su mismo nombre, diciendo que Dios le daría otro
hijo; “José” significa “Él añada”, lo cual Él hizo en Benjamín. La Fe es cuádruple:
a) Fe creativa – Cuando esta opera, nuestro Dios creativo produce lo que se cree en
las circunstancias más adversas; este es el don de fe.
b) Fe doctrinal – Ésta nos establece en la verdad eterna de Dios; y por esta fe,
descubrimos el engaño y las tentaciones del enemigo permaneciendo firmes en fe.
c) Fe perseverante – Ésta es el fruto de fe y obra a través de perseverar en la
confesión de las promesas de Dios, la cual nos ayuda a vencer la oposición.
d) Fe consciente de Dios – Esta es la fe que nos hace más conscientes de Dios que
de las circunstancias. Aún en el peor dolor, nos regocijamos en Él; porque estamos más
conscientes de Su presencia que del dolor.
Estos cuatro tipos de fe son vistos claramente en la vida de José. Primero, los sueños de
José dados por Dios parecían imposibles de cumplirse; pero Dios creó las circunstancias
correctas, las pruebas, y en Su tiempo, las puertas de escape correctas a esas pruebas. José, a
través de la fe creativa, creyó; y cuando el tiempo de Dios para José se cumplió, la interpretación
del sueño del Faraón le dio a José el cumplimiento de sus sueños.
El segundo tipo de fe, la fe doctrinal, se encuentra en el comportamiento de José. Esta
fe doctrinal es la que establece los principios de nuestra vida; y mientras caminemos en ellos,
se volverán más entendibles para nosotros. La fe doctrinal no está basada en cuanto sabemos
de “las cosas profundas y secretas” de la Palabra de Dios; está basada en cómo vivimos en los
principios que hemos aprendido de las Escrituras. La manera en que nos comportamos mientras
estamos pasando por las pruebas, revela no lo que sabemos, sino lo que verdaderamente
creemos. Tener la victoria a través de esta fe es la única manera en que seguiremos recibiendo
más y más revelación de la doctrina de Dios. Podríamos seguir recibiendo conocimiento, pero
se convierte en doctrina cuando lo vivimos. Si lo que nos es revelado de la Palabra de Dios no
nos lleva a mejorar nuestra manera de vivir, es solamente un conocimiento sin beneficio.
José mostró la ley de Dios escrita en lo profundo de su corazón al hacer estas cosas de
la manera correcta. Además, la ausencia total de rebelión, amargura o venganza en contra de
sus hermanos o la esposa de Potifar; la manera en que se comportó delante de su padre, sus
hermanos, Potifar, la esposa de Potifar, y el guardia de la prisión. Es uno de los grandes ejemplos
en la Biblia de cómo vivir por fe; en este caso la fe doctrinal.
José aplicó la fe perseverante en cada asunto. Hay gente que es muy útil bajo
circunstancias favorables, pero cuando la prueba de la fe llega, escogen rendirse en lugar de
mantenerse firmes en las promesas de Dios y así progresar en Su Reino. Este es el tipo de fe
que tiene que ser probada por fuego, porque su propósito es transformarnos a Su imagen, al
hacer morir al viejo hombre y hacer que surja la vida del hombre resucitado, perseverando en
las promesas de Dios. La vida de José pasó por el proceso de la muerte, la sepultura y la
resurrección; pero a través de todo esto, nunca olvidó lo que Dios le dijo; y perseveró confesando
victoria en cada circunstancia. La fe perseverante fue tan intensa en la vida de José que el murió
mandando que sus huesos fuesen llevados a la tierra prometida en el cumplimiento del tiempo
de Dios. Esto nos recuerda lo que Dios le dijo a Marta “Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque este muerto vivirá.”
En el capítulo final de esta primera dispensación, encontramos el cuarto tipo de fe en
acción, la fe consciente de Dios. Cuando ambos, el copero y el panadero tuvieron sueños, José
hizo la siguiente pregunta: “¿No son de Dios las interpretaciones?”. La respuesta de José y su
presteza para interpretar el sueño del Faraón sin dudar mostraron la fe consciente de Dios en
acción. Si no se hubiera mantenido a sí mismo en la fe consciente de Dios, hubiera dejado ir el
tiempo de Dios y la oportunidad de pasar la prueba y reinar. Aún vemos a gente preciosa ser
entrenada por Dios para reinar y regir con Cristo; pero a través del resentimiento o las quejas,
pierden el contacto con Dios; y cuando llega la oportunidad, no están listos para responder al
llamado. Recuerde que el esposo llegará en un momento que no sabemos (Mt. 25:13) ¿estás
listo? Camina a la luz de Su presencia, estando consciente de Él en todo tiempo, y no perderás
el arrebato de los vencedores.
Esta dispensación terminó con justo 400 años de silencio y esclavitud hasta que Dios
recordó a Su pueblo. Este silencio no era sin ningún propósito, ya que ellos se multiplicaron
como la arena del mar.

LA DISPENSACIÓN DE LA LEY
Ahora vamos a ver al Espíritu Santo llamando a un nuevo remanente, el pueblo de Israel,
quienes seguirán a Dios. En esta segunda dispensación, vemos un cambio en la manera en que
Dios rigió la tierra, y lo hizo a través de entregar nuevas leyes y pactos. Veamos la transición de
la Era Patriarcal a la Era la Ley. Moisés, la figura principal durante esta transición, fue usado
por Dios para guiar a Su pueblo a la dispensación de la Ley.
Ya no vemos pactos individuales, sino pactos nacionales entre Dios y Su pueblo escogido,
Israel. ¿Por qué Israel? Porque los vencedores de la última dispensación llegarán a ser los que
rigen en la siguiente.
Hay cuatro temporadas principales en la vida de Israel bajo esta dispensación. Estas son:
(1) el Éxodo de Egipto y el período de vagar en el desierto bajo Moisés, (2) el periodo de conquista
bajo Josué, (3) el tiempo de los jueces, y (4) el tiempo de los reyes y los profetas; terminando
una vez más en un periodo de silencio, que duró aproximadamente 400 años. El común
denominador durante los cuatro periodos de tiempo de esta dispensación fueron los sacerdotes,
quienes eran los que guardaban la ley. Ellos fueron llamados a ser testigos de Dios, para
testificar de acuerdo a la ley escrita que tenían en sus manos, si Israel había cumplido su parte
en el pacto de Dios o no.
¿Qué podemos aprender de todo esto? Al aplicar las cuatro dimensiones de Dios del trato
con la gente (la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de los propósitos de Dios) a esta
dispensación, veremos que cambiar el reinado humano no mejoró el comportamiento de la
nación. Las temporadas de victoria en cada periodo, no dependieron del gobernante humano,
sino del reconocimiento de Israel al señorío de Dios sobre ellos y del cumplimiento de Sus leyes.
Estos son los vencedores, pero aquellos que no se someten ni obedecen con los que han sido
“vencidos”.
La primera dimensión fue la anchura dada por Dios a la ley, la cual alcanzaba cada
aspecto particular a detalle de la vida de Israel. Era como una cubierta enorme alcanzando cada
esquina de la amplia necesidad de Su pueblo. Encontramos conjuntos completos de leyes y
mandamientos para la nación, sus gobernantes, la familia, las relaciones interfamiliares, el
individuo, sus clases, ocupaciones, comidas, aún el trato para los extranjeros, etc. ¡Oh que
anchura!
La longitud dada por Dios a la ley es revelada en las palabras de Jesús en Mateo 5:18:
“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” ¡Oh que longitud!
La profundidad dada por Dios a la ley es vista en que alcanza los pensamientos más
profundos y los secretos del corazón y los revela abiertamente ante los jueces y la presencia de
Dios. Un ejemplo de esto es el caso de los celos en Números 5:12-31.
La altura dada por Dios a la ley es vista en que su intención fue acercar al hombre a Dios
(Romanos 7:14).
Las siete pruebas en la dispensación de la ley son vistas cuando un líder escogido por
Dios guió a Su pueblo Israel a pasar la prueba respectiva. A veces vemos que un líder ayudó a
la nación a pasar varias pruebas; pero otras veces vemos que, aunque varios líderes fueron
levantados, ninguno ayudo a Israel a pasar una sola prueba.
Durante el tiempo de las diez plagas, Israel, bajo Moisés, pasó la prueba de obediencia.
Esto fue especialmente verdadero con la décima plaga, donde la gente tuvo que obedecer hasta
el último detalle de las instrucciones de Moisés para que el Ángel de la Muerte pasara de ellos
y así evitaran la matanza de sus primogénitos. La obediencia trae liberación.
Cuando Moisés sacó a todo Israel de Egipto hacia el desierto, pasaron la prueba de
separación del mundo. En el desierto, Dios tuvo que sacar a Egipto de sus corazones a través
de juicios y disciplinas.
Pasaron la prueba de la sumisión en el Monte Sinaí, donde se llevó a cabo el cuarto pacto
para la raza humana (el primero en esta dispensación). Note en Éxodo 19, la voluntad del pueblo
para someteré y hacer todo lo que Dios había dicho. Este pacto, aunque fue dado a través de
un hombre, Moisés, era un pacto con una nación completa. Éxodo 19:5-6 es el principio de este
pacto; y los Diez Mandamientos, en el capítulo 20, fueron establecidos como la base del pacto.
Si Israel hubiera cumplido su parte, Dios los hubiera bendecido (Éx. 34:10-28).
La prueba de la preparación también la pasó Israel bajo Moisés. Moisés preparó al
pueblo de Israel, incluyendo a Josué y Caleb, junto con los 70 ancianos y Eleazar, el sumo
sacerdote, para entrar en la Tierra Prometida. En esta prueba encontramos el quinto pacto, uno
especial que Dios hizo con Su pueblo Israel (Deut. 27-29). Este pacto haría de Israel una
posesión especial para Dios. Hasta este punto vemos que Moisés estaba haciendo muy buen
progreso al hacer que Israel pasara de prueba en prueba, hasta que falló al santificar a Dios a
los ojos de todo Israel y falló en cuanto a la prueba de la posesión. El libro de Deuteronomio es
el discurso de preparación, dado por Moisés a Israel antes de que muriera para estar con el
Señor.
La prueba de la posesión es vista principalmente en la vida de Josué, quien recibió
excelente entrenamiento bajo la mano de Moisés y venció a cada enemigo para darle a Israel
posesión de la Tierra Prometida. En el libro de Josué encontramos muchas lecciones valiosas
acera de cómo poseer la tierra. Si está interesado en poseer sus promesas, es esencial que
aprenda y aplique las lecciones de este libro. En cada una de estas historias hay mucho que
aprender acerca del proceso de cómo Israel, bajo Josué, fue guiado a cumplir los propósitos de
Dios y de cómo tuvieron éxito en esta prueba de la posesión.
Israel, bajo los jueces, no tuvo éxito en ningún punto de la sexta y triple prueba de la
prioridad. En el libro de los Jueces encontramos a Dios llamando a Su pueblo a pasar esta
prueba, pero vez tras vez, después de que Dios fielmente levantó a alguien para mostrar Su
grandeza y poder y los libró de la opresión de sus enemigos, ellos regresaron a la idolatría. Que
maravilloso es ver a aquellos líderes, cada uno ilustrando diferentes aspectos de la salvación,
anticipando al futuro Salvador de Israel. Aquellos líderes les dieron la visión necesaria para
capacitarlos para reconocer al Hijo de Dios, que vendría a salvarlos de sus pecados. Cada uno
de ellos falló al traer paz absoluta (reposo), fidelidad a la visión, y gracia a Israel. Después de
una temporada de victoria sobre sus enemigos, el pueblo regresó a la idolatría, la cual no era
buena ante los ojos de Dios. Hay una frase en el libro de los Jueces que habla del fracaso
continuo de esta prueba de parte de Israel, “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía
lo que bien le parecía.” (Jueces 21:25).
Antes de llegar a la sexta prueba, recordemos que, por causa de su idolatría, Israel perdió
control de la Tierra Prometida y para el tiempo en el que aparece Samuel, los filisteos estaban
reinando en Israel. Es importante entender aquí que, si existe un retroceso una vez que hemos
pasado una prueba, entonces, para movernos hacia delante, debe haber una restauración hacia
el estado de victoria en el cual estuvimos antes de retroceder.
En la vida de Samuel, primero que nada, vemos una restauración en la posesión de la
tierra que Israel había perdido; segundo, vemos la continuación hacia el resto de las pruebas en
esta dispensación.
Dios, a través de Samuel, llamó a Israel a arrepentirse y hacer un lado los dioses extraños
y Astarot. El resultado de esto fue una gran victoria sobre los filisteos y la restauración de la
tierra y su gobierno a Israel una vez más (1 Sam. 7:3:15).
Ahora que vemos a Israel restaurado y poseyendo la tierra Prometida una vez más,
veamos como Samuel introdujo a Israel a la primera parte de la prueba de prioridad, la cual es
la prueba del reposo mencionada al final del verso 14. Una suave transición desde el señorío
de Samuel hasta Saúl hubiese permitido a Israel pasar la prueba del reposo; pero encontramos
que, por causa de Saúl, esto no sucedió.
El propósito de Dios era darle a Israel un reposo absoluto de todos sus enemigos. El
primer hombre llamado a cumplir este llamado fue Saúl; pero, como hemos dicho, falló en
vencer a los enemigos de Dios y terminó su vida siendo asesinado por un Amalecita, un hombre
de una nación que Dios había mandado destruir completamente. En la omnisciencia de Dios, Él
sabía que Saúl iba a fallar, aun cuando al principio de su reino Él cambió su corazón para darle
la oportunidad de cumplir la voluntad de Dios para Israel en esta dispensación y prueba. Cuando
Saúl fue aprobado en el área de su libre voluntad, falló. En vez de reaccionar con
arrepentimiento como lo hizo David, reaccionó con egoísmo, pervirtiendo su corazón con orgullo.
Aquí tenemos una lección muy importante para nuestras vidas. Dios no muestra favoritismo en
cuanto a quien pasará o fallará en alguna prueba, sino que Él proporciona a cada persona
maneras y oportunidades para tener éxito en Su llamado. Sin embargo, si alguien
voluntariamente rechaza la manera de Dios y hace lo que está mal delante de Sus ojos, su
corazón terminará por contaminarse por esas acciones equivocadas, y resultará reprobado.
Dios escogió otro líder para su pueblo Israel, un hombre conforme a Su propio corazón,
quien los lideraría como nación, para pasar las pruebas restantes. David, un hombre de guerra,
fue enviado a restaurar la paz y a continuar con las pruebas restantes. Necesitamos entender
que la paz es un resultado de haber sometido a los enemigos de Dios. David comenzó a traer
paz a Israel cuando derrotó Goliat; entonces siguió ganando batalla tras batalla hasta que
finalmente llegó al trono y restauró el dominio y la paz de Dios en la Tierra Prometida, pasando
así la prueba del reposo (2 Sam. 7:1; 10,11).
David pasó la segunda parte la prueba de prioridad, la fidelidad a la visión, encontrando
un lugar de habitación para el Dios altísimo (Sal. 132). No es coincidencia que la visión de Jacob
en la dispensación anterior también fuera construir una casa para Su Dios en Betel.
Este propósito o visión era correcto delante de los ojos de Dios; pero como hemos dicho,
en esta dispensación cada prueba puede ser pasada a través de dos o más gobernantes. Dios
escogió a Salomón, hijo de David, para construir ese templo. Al pasar esta prueba encontramos
el sexto pacto global, el que Dios hizo con David y con su descendencia, la cual es Jesús, el
verdadero rey de Israel (un pacto con la nación de Israel no estaría completo sin un pacto con
su rey). Este pacto se encuentra en 2 Samuel 7:12-16, donde la simiente de este rey va a regir
en un reino eterno.
Que sorprendente es darse cuenta de que todos los pactos anteriores, los cuales
incluyeron la simiente serían cumplidos en Nuestro Señor Jesucristo. Las genealogías de Jesús,
encontradas en los evangelios de Mateo y Lucas, mencionan a Adán, a Abraham, y a David,
como los personajes sobresalientes al establecer a Jesús como el receptor de los pactos. Note
que Lucas traza la genealogía de María confirmando el cumplimiento de Su palabra dada en
Génesis, que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente.
Note otra vez aquí que, en esta dispensación, quien tiene que pasar la prueba no sólo es
el individuo sino la nación completa. Vemos que la prueba de fidelidad a la visión fue pasada
por Israel cuando estuvo bajo dos líderes; primero David, quien les dio reposo de todos sus
enemigos y comenzó la preparación del templo de Dios y después Salomón, quien continuó el
trabajo de su padre David. Finalmente, Dios descendió a ese hermoso templo para llenarlo con
Su gloria y mostró su aprobación, confirmando así que ellos habían pasado la prueba.
La tercera parte de esta sexta prueba de prioridad es la prueba de la gracia. Aquí aún
encontramos a Israel bajo el mandato de Salomón, y realmente no podemos encontrar un mejor
ejemplo de la súper abundante gracia de Dios que lo que Él le dio Israel a través de Salomón.
En el inicio mismo del reinado de Salomón, Dios en su gracia le pregunto: “¿Qué quieres que yo
te dé?” Dios nos solamente le dio la sabiduría que él pidió, sino que, de su abundante gracia, le
dio muchísimo más. El tiempo de más riqueza para Israel fue durante el reino de Salomón.
Podemos ver aquí claramente que Israel pasó la prueba de la gracia porque Salomón no pidió
algo para sí mismo personalmente, sino que pidió sabiduría para reinar la nación que Dios le
había dado. Este es un gran ejemplo de cómo funciona la gracia. Cuando estamos llenos de
deseos egoístas, la gracia huye de nosotros, pero cuando humildemente reconocemos nuestra
necesidad de Dios y queremos ayudar a otros, la gracia abundantemente nos da no sólo lo que
pedimos sino también lo que necesitamos y más.
Después de este tiempo próspero, tristemente encontramos a Salomón tomando la
gracia de Dios en vano porque siguió los dioses extraños de sus esposas. Aunque se arrepintió
al final, falló en la siguiente prueba, la prueba de la fe. La fe de Salomón ya no estaba en su
Dios; por lo tanto, fue expulsado, y su reino dividido.
Después de Salomón, varios de los reyes no siguieron las leyes y los estatutos de Dios,
como David lo había hecho. Dios tuvo que pronunciar el veredicto de fracaso vez tras vez, hasta
que Israel se fue en cautividad. Una nación dividida nunca pasaría ninguna de estas pruebas
(Mr. 3:24-25), de otra manera sólo una parte de la nación sería reconocida por Dios como Su
nación.
También sabemos que nuestro Dios no es un Dios de división sino de unidad y de amor.
Esto también ilustra la situación actual entre algunas iglesias cristianas, las cuales son un reino
dividido por causa de intereses egoístas y una interpretación parcial de la palabra de Dios y no
pueden alcanzar la unidad de la fe. Para algunos, las tradiciones y las denominaciones llegan a
ser más importantes que la unidad del cuerpo de Cristo; y es por esto, que nunca irán más allá
en los propósitos de Dios; y la venida del Señor les tomará por sorpresa. La división es la obra
del diablo; la multiplicación es la obra de Dios.
Esdras y Nehemías fueron los líderes de la restauración. Si examinamos sus vidas de
cerca encontraremos que ellos tuvieron que ir a través del proceso de restaurar a Israel a un
estado de unidad, dominio y victoria antes de moverse hacia delante a la siguiente prueba. En
este punto, Israel está trabajando para pasar la primera parte de la prueba cuádruple de la fe,
la prueba de la fe creativa.
La Creación llego cuando la tierra original se encontraba en caos, y por la Palabra de Fe
Creativa hablada por el Todopoderoso, todo vino a la vida. De la misma manera, la fe creativa
está obrando aquí para suplir y restaurar todo lo que Israel necesitaba para llegar a ser una
nación otra vez. Vemos como a través de las dificultades y la oposición, las cuales son el
ambiente para la fe creativa, finalmente a Israel se le permitió morar y regir en la Tierra
Prometida. Aquí encontramos a Esdras y a Nehemías creyendo continuamente en Dios por una
provisión y protección sobrenatural, hasta que finalmente reconstruyeron el templo y los muros
con sus puertas.
La fe doctrinal es puesta en el corazón de Israel a través de Esdras y de los Levitas,
mientras enseñaron a la gente la ley para restaurar no sólo al templo físico sino también el
templo del corazón. Cuando se dieron cuenta de qué tan gravemente habían quebrantado la ley
de Dios, llegó un tiempo de limpieza poniendo la fe doctrinal de Dios por obra al desechar a las
esposas extranjeras y también a todos aquellos que no pudieran demostrar su linaje. Cuando la
fe doctrinal está presente, la gente se purifica a sí misma caminando en Sus caminos de todo
corazón. Esta fe doctrinal no es producida únicamente por el conocimiento mental de la verdad
de la palabra de Dios sino también por la convicción del Espíritu Santo, y debe ser probada a
través del sufrimiento.
La tercera fase de la prueba de la fe es la fe perseverante. Ésta fue traía a través de los
profetas Hageo, Zacarías, y Malaquías, quienes animaron a Israel durante este tiempo de
restauración para seguir buscando al Señor y no olvidarlo como sus padres lo hicieron.
Podríamos decir fácilmente que estos Profetas Menores (un profeta es uno que tiene la
revelación de la palabra “rema” para ejercitar la fe perseverante), tenían esta misión en común,
llamar a Israel a esa fe perseverante para que pudieran alcanzar la meta del llamado que Dios
tenía para ellos. El Antiguo Testamento termina con estos profetas desafiando a Israel para
continuar buscando al Señor, de manera que pudieran ser completamente restaurados, y así Él
pudiera cumplir todas Sus promesas para ellos.
No hemos olvidado la cuarta parte de la prueba de la fe, que es la fe consciente de Dios,
pero tenemos que hacer paréntesis en la vida de Israel. La razón es que Jesús, su Mesías, era
el líder designado, quien los llevaría a través de esta prueba; pero ellos no le reconocieron.
Tristemente, Israel nunca pasó esta última prueba, por qué no se dieron cuenta del día de su
visitación. Sin embargo, la caída y ceguera de Israel no fue sin propósito. Romanos 11:25-36
nos muestra que todo esto pasó por causa de la misericordia y la profundidad de las riquezas,
ambas de la sabiduría y del conocimiento de Dios. Su propósito era dar una oportunidad a las
naciones Gentiles para ser parte del reino grande y eterno que Dios está estableciendo, a saber,
su Iglesia Gloriosa. Este gran paréntesis nos trae a la siguiente dispensación, la Era de la Iglesia;
en la cual la gracia es la manera de Dios para reinar, y el Nuevo Testamento de Nuestro Señor
Jesucristo es nuestra guía, ya que contiene todos los mandamientos necesarios e instrucciones
para nuestras vidas diarias. El pacto de esta dispensación es el último de los siete pactos, el
Nuevo Pacto. En este pacto, nuestra parte ya ha sido cumplida por nuestro Señor y Salvador,
dejándonos la responsabilidad de reclamar las promesas de Dios por fe. Recordemos que está
escrito “el justo por la fe vivirá.”
Antes de considerar la tercera dispensación, sentimos una necesidad de mencionar los
“tiempos de los gentiles”. Este periodo superpone el Antiguo y el Nuevo Testamento y es con el
propósito de dar a cada lengua, nación y pueblo una puerta para entrar, para ser parte de la
iglesia Vencedora y Gloriosa, la cual será Esposa de Cristo. Israel como nación tendrá que
esperar al reconocimiento de su Mesías en su Segunda Venida, después de la “Gran
Tribulación”. En ese tiempo, Él finalmente los liberará de la esclavitud a través de la fe
consciente de Dios que ellos perdieron en la dispensación de la Ley y hará de ellos una vez más
“Cabeza de las Naciones” en el Milenio, la cual es la cuarta y final dispensación de la humanidad
en esa Tierra.
LA DISPENSACIÓN DE LA GRACIA – LA ERA DE LA IGLESIA
El anciano apóstol Juan recibió una visión completa de la era de la iglesia dividida en
siete dispensaciones o etapas del crecimiento cristiano (esta visión se encuentra en el libro de
Apocalipsis). Cada mensaje es separado e independiente de los otros y habla acerca de un
periodo específico de la Era del Iglesia, de un creyente en lo individual, o de una asamblea en lo
particular. A través de toda la Era del Iglesia o la Dispensación de la Gracia, hay algunos que se
encuentran así mismos viviendo dentro de una de estas siete etapas el testimonio cristiano y
quienes tienen el deseo de advertir y despertar a otros para ir a un nivel más alto en su vida
cristiana en Cristo. Este extraño libro Apocalipsis es como las parábolas del Maestro dadas
muchos años antes, y su inspiración divina ha sido probada por el cumplimiento de muchas de
sus verdades y profecías a través de toda la dispensación de la era de la iglesia.
Mirando hacia atrás, de la misma manera que Juan miro hacia delante, vemos que cada
periodo exitoso de la iglesia ha cumplido literalmente cada profecía escrita. Sólo aquellas
asambleas o aquellos individuos que han tenido un “oído para oír” (espiritualmente) se han
beneficiado de este gran grupo de misterios proféticos; pero para todos los demás, este libro ha
estado cerrado como una visión sin significado. Este gran mensaje séptuple a las siete iglesias
en Asia, dado a través del apóstol Juan, ya había salido a las siete iglesias existentes en los días
del apóstol Pablo por medio de las epístolas de Pablo. Exactamente las mismas siete etapas de
testimonio cristiano están escondidas en el mensaje a las siete iglesias a las cuales Pablo
escribió casi un cuarto de siglo antes. Todavía más atrás, este mismo mensaje séptuple de
advertencia puede ser visto escondido entre las parábolas del Salvador.
Hoy el mismo mensaje de las siete etapas de crecimiento cristiano está siendo
ejemplificado en la vida de cada iglesia local. En el libro de Apocalipsis, los vencedores dentro
de cada iglesia reciben un llamado a una vida más profunda de santificación y poder espiritual.
Hay evidencia histórica que muestra que el anciano apóstol Juan había servido por varios
años como pastor de la iglesia en Éfeso en el tiempo en el que fue desterrado a la Isla de Patmos
porque se negó a inclinarse delante de la imagen del Emperador. Como pastor en Éfeso, debió
haber estado inusualmente interesado en el mensaje, el cual vino primero a Éfeso. Ésta era la
asamblea que Pablo había fundado y había pastoreado; y es la única a la cual ambos mensajes,
el mensaje de Juan y la epístola de Pablo llegaron. Cada mensaje habla de cosas que hay que
ponerse y de cosas que hay que quitarse; y cada uno comienza con “YO CONOZCO TUS OBRAS”,
mostrando que el ojo que ve todas las cosas del Juez Mesías continuamente vigila sobre sus
iglesias.
ÉFESO, que significa “permitido,” habla de los creyentes que estaban viviendo vidas de
testimonio vencedor y ya estaban, por fe, sentados en los lugares celestiales con Cristo. Esto
habla también del periodo apostólico de la historia de la iglesia cuando, con corazones rendidos
y obedientes, los santos fueron a “predicar el evangelio y sanar a los enfermos”, como les había
mandado su Señor, y les seguían señales y milagros.
En este mensaje a Éfeso, vemos las obras de los fieles, en contraste con las obras de los
infieles, manifestadas junto con su trabajo de amor, paciencia, resistencia ante del mundo, y su
disciplina e intolerancia con aquellos Nicolaítas con sus falsos profetas y falsos maestros. La
palabra Nicolaíta viene de dos palabras, “Nico” (vencer), y “laos” (gente), y se refiere a gente de
la iglesia vencida por el amor del mundo. Y le sigue la hermosa promesa a los santos fieles
quienes viven una vida separada de verdadera santidad, permaneciendo en su “primer amor”,
aún en una iglesia donde la persecución y los grandes periodos de tribulación estaban pasando
sobre ellos.
El siguiente mensaje es para ESMIRNA, que significa “mirra”, el primer ingrediente del
aceite santo de la unción. Esta iglesia corresponde al periodo de la historia de la Iglesia que le
siguió a la dispensación de la iglesia apostólica. Habla de grandes pruebas de fe, ya que ellos
pasaron a través de tiempos de gran sufrimiento y pobreza en cuanto a los bienes de este
mundo, aunque ellos eran ricos en la fe y en bendiciones de su Señor resucitado.
No hay palabras de reprensión para la iglesia en Esmirna o para la iglesia en Filadelfia,
lo cual las ubica en la misma categoría, sólo con una pequeña diferencia en su testimonio. El
Señor dice, “Yo conozco tus obras y tu tribulación y tu pobreza”, y Él también conocía la
blasfemia de los miembros de la iglesia que no eran salvos, quienes trataban de debilitar la fe
y de destruir el testimonio de otros. El Espíritu les advirtió de un periodo especial de 10 días
(años) que llegó a suceder, y en el cual los fieles fueron cazados y asesinados como animales
salvajes. Él prometió la corona del mártir a aquellos que fueron fieles aún hasta la muerte.
El mensaje a la iglesia en PÉRGAMO, lo cual significa, “altura o elevación”, trata con el
período de la iglesia después de que es establecida en Roma, bajo Constantino. Durante el
principio de este periodo la Iglesia recibió al mundo pagano junto con muchas ceremonias
paganas, credos, y supersticiones. Por esta razón la iglesia fue trasquilada de sus 7 guedejas
de poder espiritual, de la misma manera que Sansón perdió su poder físico y sus siete guedejas
fueron trasquiladas.
El Juez Mesías promete pelear contra este formalismo mundano con su espada afilada
de doble filo, que es la palabra de Dios. Sin embargo, Él también ve a su remanente fiel dentro
de esta iglesia, muchos de ellos muriendo como mártires por causa de su testimonio fiel. Él
llama a este remanente fiel que moraba “dónde está el trono de Satanás”, Su mártir Antipas.
Esta palabra “Antipas,” viene de dos palabras, “anti”, que significa “en contra” y “pas”, que
significa “padre”. Esto muestra que sus pocos fieles están contra toda la maldad en los lugares
altos, y Él promete una recompensa por su amor y obediencia aún hasta la muerte.
A continuación, el mensaje va para la iglesia en TIATIRA, la cual es la ciudad de donde
vino Lidia, la vendedora de púrpura. Usted recordará que Lidia fue convertida por el apóstol
Pablo en Filipos, y sin duda regresó a su casa Tiatira para establecer la primera iglesia cristiana
allí. Ahora vemos a la iglesia en un estado más profundo de declive espiritual, al entrar al
período romano con vestiduras purpuras de riqueza.
“Tiatira” significa “sacrificio de trabajo” y habla del sumo sacerdote de Roma al
demandar este en un formalismo muerto y frío, muchas obras de sacrificio y “penitencia”.
De la misma manera que la anterior Jezabel había mezclado su fe con la de Baal y los
Nicolaítas, así la iglesia en Roma mezcló la suya con el mundo pagano alrededor de ella, para
“fornicar (espiritualmente), y comer cosas sacrificadas a los ídolos”. Ella era fuerte en obras y
débil en fe. El Espíritu llama al arrepentimiento y a los fieles a que salgan de en medio de ella.
Nuestro siguiente mensaje es para la iglesia en SARDIS que significa, “los rojos”. Hemos
observado un triste declive espiritual desde el mensaje a la primera iglesia hasta llegar a esta.
A medida que la era de la Iglesia avanzó en mundanalidad en lugar de avanzar en espiritualidad,
y el gran ciclo se movió hacia abajo, el Señor dice, “yo conozco tus obras, que tienes nombre de
que vives y estás muerto.”
Hasta este punto hemos atestiguado el mundo, la carne y el diablo infiltrándose para
tomar cautiva a la iglesia; pero en cada era o dispensación, Cristo siempre ha tenido un fiel
remanente que vive para El y que brilla como luces en un mundo oscuro. El habla de, “unas
pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras”. La palabra “Sardis” también
significa “escapar de”, lo cual aplica este grupo. La Iglesia madre en Roma borraría sus nombres,
pero Cristo promete no borrar sus nombres de Su gran libro de la vida.
El siguiente mensaje es para Filadelfia, que significa “amor fraternal”, y habla del gran
avivamiento que comenzó en los días de la Reforma. Cristo deja una puerta abierta, la cual
ningún hombre puede cerrar, delante de este gran grupo que escapó de la tumba de la muerte
de las Edades de Oscuridad. Esta puerta ha estado abierta desde entonces. Él ve su victoria a
través de la fe y promete a este grupo de vencedores que serán guardados de la hora de la
tentación y serán parte del rapto de las primicias.
Esto nos trae al último mensaje de la última dispensación de la era del Iglesia. el cual es
para la iglesia en Laodicea. Esta es la última generación, la misma en la que estamos viviendo
hoy en día, la cual “no pasará hasta que TODAS estas cosas sean cumplidas” y culmine con el
retorno de Cristo por Sus santos que le esperan. La palabra “Laodicea” significa “gente simple”,
o aún aquellos que no son “ni fríos ni calientes” en asuntos espirituales, sino indiferentes.
En este periodo llega la apostasía o tiempo de un gran “retroceso” espiritual, donde los
creyentes estarán satisfechos en sus iglesias ricas y no tienen necesidad, según ellos piensan,
de la fe de antaño. Son ricos en los bienes de este mundo, no sienten la necesidad de orar, ya
que pueden comprar lo que quieran. Este es un tiempo donde las iglesias, divididas en cientos
de organizaciones, están construyendo sus torres de Babel para su propia magnificencia.
Recuerde que cada uno de estos periodos dispensacionales de la historia de la iglesia
también representa siete etapas de crecimiento espiritual. Querido lector, examine cada una de
las cartas a las iglesias y determine en CUAL ESTÁ VIVIENDO AHORA.

LA IGLESIA PASANDO LAS SIETE PRUEBAS


Del estudio anterior, fácilmente podemos ver las siete pruebas pasadas por el remanente
fiel en cada una de estas iglesias:
En ÉFESO, la prueba de obediencia solamente es pasada por los corazones rendidos y
obedientes de los vencedores. Dios no está satisfecho con la obediencia externa; Él mira el
corazón.
En ESMIRNA la prueba de la separación del mundo solamente es pasada por los
vencedores, aquellos que guardan su testimonio puro a través de un gran tiempo de sufrimiento
y no contaminaron sus vidas con los falsos cristianos impíos.
En PÉRGAMO, la prueba de la sumisión solamente es pasada por los vencedores.
Santiago 4:7 muestra que solamente a través de la sumisión a Dios podemos hacer huir al
diablo, lo cual fue un principio muy importante para aquellos que vivían donde moraba Satanás.
El martirio es otra señal de la sumisión total.
En TIATIRA, la prueba de la preparación solamente es pasada los vencedores. Pablo
estableció y preparó la iglesia. Jezabel aparece para probar cuan bien preparados estaban para
guardarse a sí mismos de la fornicación. Después de una temporada de preparación, Dios
permite las pruebas para establecernos en Su verdad.
En SARDIS, la prueba de la posesión solamente es pasada por los vencedores.
Encontramos la iglesia de Roma amenazándolos con sacarlos del compañerismo y borrar sus
nombres de su libro. Sus corazones tuvieron que estar establecidos en la recompensa de su
Señor y sus nombres en Su libro de la vida; de otra manera, las posesiones terrenales y las
relaciones los habrían engañado. Muchos cristianos hoy en día escogen poseer un buen nombre
en sus iglesias y entre sus amigos, en lugar de seguir la verdad del orden divino.
En FILADELFIA, la prueba triple de la prioridad solamente es pasada por los vencedores.
La prueba del reposo es vista en la puerta abierta que ningún hombre puede cerrar. Ellos
guardaron la palabra de su paciencia, la cual muestra su prueba de fidelidad a la visión. La
prueba de la gracia es mostrada por la recompensa que ellos recibirían, la cual era la más
grande de todas, no por su propia fuerza Sino por la gracia de Dios para el humilde.
En LAODICEA, la prueba cuádruple de la fe es pasada solamente por los vencedores. Esta
iglesia había olvidado la “fe de antaño”. Ellos solamente podían pasar la prueba de la fe
creativa, al darse cuenta de que estaban en un estado de caos (Ap. 3:17) y que tenían necesidad
de “logos” eterno (la Palabra de Dios), quién es el principio de la creación de Dios. Este “logos”
creativo es la Palabra de Dios que es más preciosa que el oro. La fe doctrinal es vista otra vez
en el vestido blanco. Recuerde que este tipo de fe se refiere a la doctrina en acción purificando
nuestros vestidos para llegar a hacer la Esposa sin mancha del Cordero. La fe perseverante es
vista en el ungimiento del colirio. Este ungimiento es necesario para que podamos ver las
palabras “rema” y caminar en ellas. Finalmente, la fe consciente de Dios se encuentra en el
llamar a la puerta. Aquí vemos a Cristo fuera de Su iglesia, manifestando así la ausencia de Su
presencia dentro de ella. La fe consciente de Dios va a ayudarnos a darnos cuenta de nuestra
necesidad de pasar tiempo íntimo con Él, como cuando los dos discípulos en el camino a Emaús
lo reconocieron cuando partió el pan delante de ellos.
Cuando todos los vencedores de estas siete Iglesias hayan llegado al cielo en el Rapto
de las Primicias para tomar parte de la ceremonia de bodas como la Esposa de Cristo, entonces
los últimos siete años conocidos como la gran tribulación llegarán como se muestra en el
siguiente estudio. En medio de esta semana de años, el resto de los cristianos, quienes han sido
purificados durante los primeros tres años y medio de tribulación, serán arrebatados para pasar
a través del Tribunal de Cristo. La madera, el heno y la hojarasca serán quemados; y finalmente,
llegarán a la Cena de las Bodas del Cordero. Habrá dos eventos simultáneos con una duración
de siete años; uno en el cielo con Cristo y Su iglesia, y el otro en la tierra con Israel siendo
engañado, bajo el anticristo. Al final de este período comenzará la cuarta y última dispensación
de la humanidad, el Milenio, que veremos con más detalle a continuación

LA DISPENSACIÓN DEL MILENIO.


Después de la gran tribulación con todos sus juicios terminados entraremos a una nueva
dispensación donde Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, reinará en paz por mil años.
En esta futura dispensación, todas las promesas hechas a Israel, Abraham, y David para hacer
de Israel la cabeza de las naciones serán cumplidas.
La escena antes mencionada será restaurada en la tierra al principio del milenio. Un
temblor dividirá al monte de los olivos; la fuente de agua fluirá debajo del altar del templo de
Ezequiel (como desde la roca en el desierto durante el tiempo de Moisés) y se moverá hacia el
este, hacia el mar muerto. El río lo limpiará de su sal y su muerte y continuará camino abajo a
través del gran cañón hacia el mar como lo hizo hace mucho en los días del Huerto del Edén.
Ezequiel, mirando hacia ese día de mil años, vio el río de la vida con sus árboles de la
vida con 12 diferentes frutos y hojas para la sanidad de las naciones.
En esta dispensación, después de que Satanás sea atado (Apocalipsis 20:1-3),
discernimos cuatro eventos principales que se llevarán a cabo durante esos 1000 años de paz:
1. Israel finalmente reconoce a Jesús como su Mesías-Rey quien viene y la salva del
anticristo (Is. 40:9-11; Zac. 12:10-14; Mt. 22:39).
2. Los 144.000 judíos son sellados como las primicias para Dios para llegar a ser los
misioneros del milenio (Is. 66:19-20; Ap. 7).
3. La herencia de Israel es restaurada, como fue prometido a Abraham y a David, con
Jerusalén como el centro del mundo. La adoración del templo también es restaurada (Ez. 40-
48; Zac. 14:16).
4. Jerusalén es entonces amenazaba por Magog al final del milenio, y fuego del cielo
consume al enemigo. Cada dispensación necesita de un tiempo de prueba en donde la gente
decida si ellos, por su propia voluntad, seguirán al Señor o escogerán la mentira de Satanás. Así
que al final de la dispensación encontramos a Satanás suelto otra vez para tentar a las naciones
para pelear contra el Señor, aquellos que sigan a Satanás serán derrotados y se llevará a cabo
el Juicio Final enviando a Satanás y a todo el mal al Lago de Fuego, y aquellos que han seguido
al Señor entrarán en la eternidad, “así estarán para siempre con el Señor.” ¡Amén!

VISTA CUÁDRUPLE DE LAS VERDADES DE LA DISPENSACIÓN


Las verdades de la dispensación tienen un patrón cuádruple.
Las primeras dos maneras de ver las verdades de las dispensaciones son:
a. Las cuatro teocracias con las cuatro voluntades y
b. La vista panorámica de las profecías que estás dispensaciones cubren con los pactos,
que son las fronteras de las dispensaciones.
Las otras dos perspectivas son:
a. Los diferentes juicios – Dios da al hombre una mayordomía para cada dispensación
(dispensación = mayordomía). En Hebreos 6 la dieta de la leche para las Verdades de la
Dispensación es el juicio eterno (juicio de las edades), donde nuestra mayordomía va a ser
recompensada o reprobada.
b. Los últimos siete años incluyendo el “BEMA” (Tribunal de Cristo), llevando a la última
voluntad de Dios, y el destino final del hombre – cielo o infierno.

Estas cuatro son vistas en las cuatro “V” utilizando el patrón de la Senda de la Victoria.
Visión – Las cuatro teocracias nos dan una vista total de las dispensaciones.
Visitación – Las profecías con los siete pactos muestran la manera en que Dios trata con
Su pueblo. Sus visitaciones a través de los apóstoles y los profetas por el espíritu de profecía
son para exhortar a Su pueblo a aferrarse al pacto en turno.
Veredicto – En Hebreos 6:2 los “juicios eternos” nos muestran los diferentes tribunales
donde se llevan a cabo los veredictos.
Victoria – El Cielo y el Infierno son los destinos finales de las edades. La Victoria siempre
es el resultado final para Dios y para Su pueblo; el resto son los hijos de Satanás, enemigo de
Dios, y terminarán donde su padre va.
LAS CUATRO LA VISIÓN DE LAS LA VISITACIÓN DE EL VEREDICTO DE LA VICTORIA DE
DISPENSACIONES DISPENSACIONES LAS LAS LAS
GENERALES DISPENSACIONES DISPENSACIONES DISPENSACIONES
Era Patriarcal Dios reinando a Dios visitó a Juicio por Redimidos por la
Voluntad Creativa través de los Adán, Noé, desobedecer Su fe en Su promesa
patriarcas Abraham voz (Gn. 3; Rom. (Rom. 4:3-13)
5:14)
Era de la Ley Dios reinando a Dios visitó a Israel Juicio por Redimidos por la
Voluntad Moral o través de Israel a través de sus desobedecer la fe en Sus
Justa profetas Ley de Moisés ceremonias
(Rom. 10:5) (Levítico; Rom.
9:30-32)
Era de la Gracia Dios reinando a Dios está Juicio por Redimidos por la
Voluntad través de la visitando a la desobedecer la fe en sacrifico
Específica Iglesia Iglesia a través ley de Cristo (2 verdadero (Heb.
de los apóstoles y Co. 5:10; Gál. 9:11-15)
profetas 6:2)
Era del Milenio Dios (Cristo) Dios visitará la Juicio por la Redimidos por la
Voluntad Final mismo reinando tierra por Sí rebelión (Ap. fe en el Cordero
mismo 20:7-10) (Mt. 25:31-46; Ap.
21:22-46)
LA VENIDA DE CRISTO

Hay mucha confusión acerca de glorioso tema de la venida de Cristo. Ya que mucha de
esta confusión proviene de la ignorancia en cuanto a lo que Dios dice acerca de Su venida, aquí
haremos un acercamiento escritural.
Primeramente, hay tres palabras griegas que las escrituras usan para este tema:
1. Epifanía, que significa “una aparición”, aunque es traducida una vez como “brillo”.
La palabra aparece en 2 Tesalonicenses 2:8; 1 Timoteo 6:14; 2 Timoteo 4:1,8; y Tito 2:13. Esto
simplemente trata con el hecho o el evento de Su venida.
2. Apokalupsis, que significa “descubrir”, y “revelación”. Es usada con referencia a
Cristo en 2ª. Tesalonicenses 1:7; 1 Pedro 1:7, 13; 4:13; en referencia a los hijos de Dios en
Romanos 8:19, y en referencia al hombre de pecado en 2 Tesalonicenses 2:3, 6, y 8. Esta
palabra sugiere visibilidad, y en contraste con la primera palabra, la cual denota un hecho, esta
denota la fuerza o impacto de Su venida.
3. Parousia, que significa “presencia personal”. Esto denota el compañerismo que
nosotros como creyentes experimentaremos en Su venida. Por supuesto, Parousia no significará
compañerismo para el pecador sino significará la furia de Dios. Es usada para Cristo en 1
Corintios 15:23 en 1 Tesalonicenses 4:14 y 17, y en 2 Tesalonicenses 2:8 para la destrucción
del hombre de pecado.
Una línea recta, cuando se desvía ligeramente y después se continúa en esa dirección
equivocada por algún tiempo, automáticamente nos guiará muy fuera de curso. Consideremos
la venida de Cristo desde varios puntos de vista, para que podamos estar seguros de no variar
el curso.
Primero, consideremos el término “ser hijos” porque esta es una importante línea de la
verdad. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” (Rom.
8:14). La palabra “hijos” aquí es “huios” en griego, lo que significa “hijos maduros” en contraste
a “teknon” en griego, que significa “niños pequeños.” Dios está levantando hijos maduros a
través de quienes Él manifestará a Cristo en una manera mayor que nunca haya sido vista. Y a
Satanás “le tiemblan las rodillas”.
Ahora, ¿cuál es esa “línea recta” que es vista en la Palabra? Un entendimiento de nuestra
posición triple en Cristo clarifica mucho, ya que somos espíritu, alma, y cuerpo. Esto está
relacionado a “ser hijos” a través de una palabra, “adopción”, que simplemente significa, “la
colocación como hijo (maduro)” – “huiothesia”. Esta se utiliza en tres maneras totalmente
diferentes en relación con el creyente individual.
Estas tres maneras son:
1. Ya hemos llegado a ser un “huios”, debido al nuevo nacimiento. Cristo en Su
plenitud vive mora dentro de nuestro espíritu con todas las implicaciones que ese hecho incluye.
“Para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de
hijos [huiothesia]. Y por cuanto sois hijos [huios]…” (Gál. 4:5-6). ¿Qué? ¿Esta Pablo cometiendo
un error? Pues en el mismo capítulo él dice, “Hijitos míos [teknion], por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (ver. 19). No, Pablo sabía que su
espíritu, que había experimentado el nuevo nacimiento (Jn. 3:6) y albergaba la vida divina, y sin
pecado (1 Jn. 3:9) tenía al Cristo completamente maduro, el Hijo, viviendo dentro. Juan sabía
esto y escribió “pues como él es, así somos nosotros en este mundo” (1 Jn. 4:17). Por la ley de
la eliminación, no podía estar hablando de nuestro cuerpo. No podemos atravesar las paredes
cuando la puerta está cerrada, como si puede hacerlo el Cristo resucitado. No está hablando de
nuestras almas, donde aún se necesita crecimiento y conformidad ( 1 Pedro 2:11). Solamente
puede estar hablando de nuestro espíritu (Rom. 8:10). Nuestro espíritu ha sido “adoptado” o
“ubicado como un hijo”. Esto cuenta para el hecho de que ambos cristianos, espirituales y
carnales, tienen el mismo fundamento – Cristo (1 Co. 3:11).
2. En seguida viene la fase de “adopción”. Ya que el alma es nuestro “ego” humano
o identidad individual, y por lo tanto tiene su caminar diario; este es el ambiente de conformidad
en tiempo presente a Cristo, donde la “adopción” ahora ocurre. Nuestro espíritu ya ha sido
considerado, ya que “más el espíritu vive a causa de la justicia” (Rom. 8:10), como dice una
traducción; pero Romanos 8:14-15 muestra que el Espíritu de adopción esta ahora, en tiempo
presente, llevándonos a ser hijos maduros al rendirnos a Él.
3. No solo toda la creación aguarda la manifestación – revelación – de los hijos de
Dios, sino Pablo dice que los cristianos llenos del Espíritu, nosotros también estamos
“esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” (Rom. 8:23). Esta es futura y es física.
Entonces “la manifestación de los hijos de Dios” (Rom. 8:19) ocurrirá.
La “Adopción” es como una cámara:
1. Se enfoca en una persona u objeto y se toma la foto, resultando en una imagen
completa que se estampa sobre el negativo.
2. La foto misma es procesada y está tomando la forma de esa misma imagen.
3. Al finalizar, si es una foto excepcional, es enmarcada para que todos la vean.
De la misma manera, el Cristo completamente maduro está en nuestro espíritu, está
desarrollándose en nuestra vida del alma, y un día, cuando aparezca “seremos semejantes a Él;
porque le veremos tal como Él es” (1 Jn. 3:2) Él nos enmarcará en nuestros cuerpos glorificados
“a la final trompeta” cuando “seremos transformados” (1 Co. 15:52).
Ya que Apocalipsis menciona el sonido de las siete trompetas, algunos concluyen
que la iglesia debe pasar por toda la gran tribulación; pero antes de tomar una postura
dogmática acerca de eso, deben ser consideradas varias cosas. La “última trompeta” podría
referirse a Números 10; en donde el primer sonido de las trompetas reunía a Israel, pero la
última trompeta señalaba un éxodo hacia Canaán. Después de todo, los Corintios no sabía nada
acerca de las siete trompetas ya que esa revelación vino después.
Otra consideración es que Israel subía hacia tres veces al año; en la Pascua, en
Pentecostés, y en la fiesta de los tabernáculos. Hay siete fiestas; Y la última trompeta, hablando
anualmente, era la que introducía a la última de las fiestas, la Fiesta de los Tabernáculos.
Sion habla del reposo de Dios (Salmo 132:14). Él también tiene su reposo triple para
nosotros:
1. “Venid a mí… y yo os haré descansar” (Mt. 11: 28). Nuestro Espíritu descansó
cuando venimos a Cristo en nuestra primera fiesta, en la Pascua. (“cuando pasamos al otro
lado”)
2. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí… y hallaréis descanso para
vuestras almas” (ver. 29). La llegada del Espíritu en Pentecostés para guiarnos nos ayudó a
entrar en este reposo (Is. 28: 12). También entramos en reposo cuando aprendemos a soltar
las cosas y a dejar que Dios trabaje nuestras almas.
3. El tercer reposo – nuestra tercera fiesta principal, la cena de las bodas del
cordero, es vista en el cielo. “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en
el Señor…descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen…“(Ap. 14: 13). Este
es un reposo físico de la labor en la tierra. Estos tres constituyen el reposo de la culpa, del poder,
y un día, de la presencia de pecado. Este tercer reposo está ilustrado por las fiestas de los
tabernáculos de Israel. Algunos toman esta fiesta para ilustrar otra experiencia “como hijos” en
la que podemos entrar aquí y ahora. Pero esta analogía no se sostiene a la luz del hecho de que
esta fiesta en particular, a diferencia de las otras, vino después de la cosecha y después del
trabajo. Debemos “ocuparnos entre tanto que vengo.” De la misma manera que en esta fiesta
de Israel recordaba la fidelidad de Dios en todos los viajes de su peregrinaje; así en el tribunal
de Cristo y en la cena de las bodas, seremos capaces de hacer lo mismo.
Otra consideración es que las siete trompetas no se refieren solamente aquellas que
están del futuro. La verdad es como una moneda, que tiene dos lados, uno sosteniendo al otro.
El mensaje del libro de Apocalipsis tiene un cumplimiento histórico de prácticamente todo lo que
está contenido ahí.
Por ejemplo, para algunos estudiantes de la Biblia, históricamente hablando, el sonido
de la sexta trompeta terminó el 11 de agosto de 1840. Esto significa que la séptima trompeta
podría comenzar a sonar en cualquier momento. Notemos que Apocalipsis 10:7 usa un verbo
que expresa una acción continua (“comience a tocar”) en cuanto al séptimo ángel.
¡Oh, que el amor de Dios tome firmemente a los suyos para que estén expectantes del
bendito evento de Su venida de la misma manera que Cristo lo hace! La palabra griega para
esperanza, elpis, significa “anticipación con gozo.” (1 Tes. 4:13)
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que
vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes
para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tes. 4:16-17).
“Arrebatado” también puede ser traducido como “raptado”. Moffat traduce Apocalipsis
4:2 como “Me encontré a mí mismo raptado en el cielo “. Algunos sienten que la “teoría del
rapto” es una cosa del pasado. Se han movido del extremo de poner gran importancia en una
esperanza aún por venir a “la manifestación de los hijos de Dios”. Creen que Cristo ya ha venido
o vendrá repentinamente en ellos para dominar, a través de ellos a las potestades reinantes, en
lugar de arrebatarlos primero y después regresar con ellos para derrocar al mal.
Por otro lado, entre aquellos que son ortodoxos y esperan un regreso literal, todavía hay
áreas de confusión. Dios no quiere que sus hijos estén confundidos acerca de algo tan preciado
para Su propio corazón. ¿Habrá un rapto universal para toda la iglesia en una sola vez, o muestra
la Escritura una división entre los cristianos carnales y los cristianos espirituales?
La resurrección no sólo está representada en 1 Tes. 4:13-18, sino también en Mateo
24:37-41 y en Lucas 17:23-37. Por ejemplo, “Dos mujeres están moliendo en el molino la una
será tomada y la otra será dejada”. La que es tomada, han racionalizado algunos, no es tomada
hacia arriba, sino llevada a juicio.
La base para esto es que el tiempo del fin es como fue en los días de Noé; y ya que “…vino
el diluvio y se los llevó a todos” en juicio, esto automáticamente significa que “la una será
tomada”, es llevada a juicio. Este razonamiento se derrumba, sin embargo, cuando entendemos
que estas dos son dos palabras en griego enteramente diferentes.
La palabra “tomó” en la historia de Noé significa simplemente “quitar o sacar del
camino”, como en Juan 15:2; pero la palabra “tomada” en “la una será tomada”, tiene
exactamente el significado opuesto. Es la palabra “paralambano”, que significa “recibir cerca”,
eso es, asociarse uno mismo en algún acto íntimo o relación. Además, en el caso de Lot, ¿quién
fue el tomado? Lot fue sacado del juicio, no así los pecadores quienes fueron dejados para
destrucción.
Ya que Cristo particularmente compara el tiempo del fin a los días de Noé y Lot,
observemos el contraste entre estos dos. Las dos veces que Lot es mencionado en el Nuevo
Testamento (Lc. 17:28-32 y 2 Pedro 2:7), es precedido por la mención de Noé. Noé significa
“reposo” y Lot significa “un velo”. Hay do tipos de cristianos: el que simplemente es creyente,
quien mantiene velado a Cristo por su carne; y el discípulo quien está sometido a Cristo y de
este modo puede ilustrar el reposo de Cristo. Noé fue un buen testigo, no así Lot. Existen las
“María” (un tipo de reposo) y las de “Marta” (su velo eran sus obras).
También note que cuando Noé entró en el arca la puerta de salvación aún estaba abierta,
pero el mismo día en que Lot salió de Sodoma (pero no antes de entrar en Zoar) llovió fuego y
azufre del cielo, y destruyó las dos ciudades y la llanura. La destrucción de Sodoma ilustra el día
de la ira de Dios de tres años y medio (Ap. 13:5). Esto indicaría que aún los “Lot” deben salir
antes. Pablo confirma esto cuando dice “Porque no nos ha puesto Dios para ira…” (1 Tes. 5:9).
Muchos otros versículos ilustran este principio (1 Cor. 11:32; Éx. 8:22; Salmo 37:33).
En Apocalipsis vemos dos periodos de tres años y medio cada uno, uno justo antes del
otro (Ap. 11:3; 12:6, 14) en contraste al reino del anticristo al final (13:5). El hecho de que el
periodo de los dos testigos es primero es evidente en que ellos, no el hombre de pecado, están
ejerciendo influencia sobre la tierra. Cuando él viene, Dios le dará poder sobre el mundo durante
tres años y medio. Este periodo de siete años – aunque de alguna manera acortado (Mt. 24:22),
está en armonía con el punto de vista aceptado de los últimos siete años de Daniel.
“Y por otra semana [siete años], [el hombre de pecado] confirmará el pacto con muchos;
a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio…” (Dan. 9:27).
Este mismo evento es referido por Pablo en 2 Tesalonicenses 2:4, donde el hombre de
pecado se sienta en el templo mostrándose a sí mismo como Dios. Esto sucede en medio de la
“semana”, cuando Israel repentinamente se da cuenta de que han sido engañados y que él no
es su Mesías.
Mientras tanto, los dos testigos, que han atestiguado fielmente en las calles de
Jerusalén, hacen su salida en este momento. “Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía:
Subid acá. Y subieron al cielo en una nube…“ (Ap. 11:12). Este es el tiempo lógico para que la
iglesia sea arrebatada, ya que esto es justo antes de los tres años y medio de la ira de Dios.
Además, como ya se señaló antes, esto no es necesariamente una nube de lluvia; porque la
iglesia, ascendiendo a los cielos en sus vestiduras blancas sin mancha, tendrán la apariencia
de una nube. (Ver Hebreos 12:1, donde los creyentes son ilustrados como una nube.)
Ya que el mundo fue enfurecido por los dos testigos durante la primera mitad de la
semana, podemos asumir que la misma actitud fue expresada hacia la iglesia. Sin embargo,
detenernos aquí sería dejar incompleta la figura.
Dios, a través de Malaquías, anticipó que Elías vendría justo antes del día del Señor
grande y temible; haciéndolo a él, de esta manera, uno de los testigos (Mal. 4:5). Es verdad que
el juicio debe comenzar por la casa de Dios (1 Pedro 4:17). La iglesia será colocada sobre la
tabla de planchar de Dios durante estos días para quitar toda la mancha y arruga; pero ¿podría
ser verdad que antes de este rapto algunos ya hayan participado en una resurrección de las
primicias?

LA RESURRECCIÓN DE LAS PRIMICIAS


Inmediatamente algunos dirán “no” a la posibilidad de una resurrección de las primicias
por causa de un prejuicio –que significa juzgar de antemano. Aunque los fariseos conocían la
letra de la Palabra perfectamente; fallaron al entender Su primera venida, confundiéndola con
Su venida final. Hay versículos que indican firmemente que habrá una fase de primicias de la
resurrección justo al principio de los últimos siete años. Esto contestaría muchas preguntas que
de otra manera quedarían sin respuesta.
Aunque a los Corintios solamente se les podía dar leche; parte de su leche consistía en
el discurso sobre la resurrección, donde el Espíritu apunta a una diferencia en rangos (1 Cor.
15:20-58). Antes de que Pablo diga, “todos seremos transformados”, primero lo aclara diciendo
“pero cada uno en su debido orden”. “Cada uno” está en contraste a “todos” y la palabra “orden”
viene de la palabra griega “tagma”, que indica “rangos sucesivos”, militarmente o de manera
similar
Contrastemos cuidadosamente Mateo 24:27 – la Venida de Cristo como un relámpago,
repentinamente – con Mateo 24:31 y Marcos 13:27. Notemos que son claramente dos
diferentes fases. Una podría suceder repentinamente; la otra viene después de días oscuros de
prueba de la tribulación de la iglesia. Una es secreta, la otra está abierta para todos. ¿Que
querría decir Lucas 12:36 si no hubiera una división como esta?
“y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las
bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida “
Este versículo muestra que la Esposa y el Esposo ya se han casado en los cielos y que el
novio regresa a aquellos que esperan.
Las escrituras claramente enseñan que no todos forman la Esposa de Cristo, si no
solamente la “iglesia gloriosa.” Mientras que todos los creyentes constituyen ”la iglesia la cual
es su cuerpo” (Ef. 1:22-23; Hechos 2:47), “su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha
concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones
justas de los santos“. (Ap. 19:7-8).
En contraste están aquellos que “caminarán desnudos” [denotando aún una existencia
terrenal] después de la venida de Cristo (Ap. 16:15). Pablo muestra que la Esposa es la “iglesia
gloriosa que no tuviese mancha ni arruga” (Ef. 5:27). Él muestra que ser parte de la Esposa es
condicional: “pues os he desposado [prometido] con un solo esposo, para presentaros como
una virgen pura a Cristo“ (2 Cor. 11:2). Él les advierte de no coquetear con falsos amantes. Esta
es la razón por la cual la unión con cualquier grupo que niega el señorío de Cristo tendrá al final
efectos trágicos sobre nosotros, a menos que Dios nos haya enviado temporalmente aun campo
de cosecha dentro de tal iglesia. En ese caso, nos negaremos a comprometer la verdad por el
compañerismo. Una identificación falsa puede robarnos el hecho de ser identificados con el
grupo de la Esposa, así que debemos considerar que la eternidad dura mucho tiempo antes de
que seamos identificados con un grupo así.
Antes de pecar, Adán era un tipo de Cristo (Rom. 5:14). De la misma manera que Dios
formó a la esposa del cuerpo dormido de Adán, así está formando Dios otra vez la Esposa de
Cristo del cuerpo durmiente de Laodicea.
¿Acaso la enseñanza de la resurrección de los vencedores nos saca de la gracia? No,
porque necesitamos gracia más que nunca para calificar. De otra manera, para ser consistente,
tendríamos que decir que todos los “si” y las condiciones en la Palabra expresan legalismo.
“Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el
fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza“ (Heb. 3:6). Este, como muchos otros pasajes,
muestra dos tipos de cristianos, aquellos que son vencedores, y aquellos que no lo son. Los
Hebreos sabían que la tribu sacerdotal de Leví era la tribu “más cercana” que rodeaba
inmediatamente al tabernáculo (Núm 1:53). El sumo sacerdote ministraba a todo el
campamento, pero tenía su casa en una posición privilegiada dentro de aquellos de la tribu de
Leví. Este versículo se refiere a la casa especial de Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, y
establece que somos esa casa SI es que dependemos únicamente de su gracia.

VENCEDORES
¿Qué constituye ser un vencedor? Cristo, nuestro modelo, es visto como “He aquí que el
León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro… Y miré, y vi que en
medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un
Cordero como inmolado…” (Ap. 5:5-6). Juan vio una figura de impotencia total, un Cordero que
estaba inmolado. Esto representa al vencedor. Si sentimos nuestra impotencia total y por Su
Espíritu nos entregamos únicamente a Su gracia, Él hará de nosotros un vencedor.
Pablo sabía que existen fases de resurrección para cada creyente. Aparentemente
entendió que ser parte de la resurrección de los vencedores era condicional. Por eso es que él
clamaba “si en alguna manera llegase a la resurrección [literal] de entre los muertos…Prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.“ (Fil. 3:11, 14).
En 1 Cor. 9:24 él habla otra vez de esto como un premio al final de la carrera: “¿No sabéis
que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio?
Corred de tal manera que lo obtengáis.“
Una objeción es que la enseñanza de los vencedores dividiría el cuerpo de Cristo. Sin
embargo, Cristo, la Cabeza, ascendió hace 2000 años. Cada día hay creyentes muriendo y Dios
aún nos ve como un solo cuerpo. Otra crítica es que los pasajes del “rapto” implican una fase y
no dos. Recordemos que algunos pasajes establecen hechos sin mostrar una secuencia de
tiempo.
Por ejemplo, Juan 5:28-29 habla de “Porque vendrá hora cuando todos los que están en
los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los
que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”
Este versículo, junto con Daniel 12:2, podría ser aprovechado para “probar” una
resurrección general; excepto que ambos establecen un hecho, no un tiempo.
Las Escrituras muestran en otro lugar que habrá 1,000 años entre la resurrección de los
buenos y de los malos.
Imagine la escena de la gloriosa Boda del Cordero donde todos estarán a la expectativa
de la entrada de la Esposa. Ella finalmente llega, desdichada, miserable, pobre, ciega y desnuda.
Tristemente, esta es exactamente el panorama de la iglesia de Laodicea.
Sin embargo, consideremos la posibilidad (no es una doctrina) que durante los tres años
y medio de la preparación del desierto, Dios ejercitará un misericordioso “tratamiento de
asombro” para despertar a aquellos dejados atrás. Cuando Israel terminó el viaje en el desierto,
todos los rebeldes habían muerto (Deut. 4:3). Israel, un tipo de la iglesia, muestra que lo mismo
sucederá en la iglesia.
Además, dos terceras partes de los judíos deben morir durante los tiempos del fin. Ya
murió un tercio bajo Hitler, otro tercio morirá, y Dios hará que salga adelante el tercio restante
como plata purificada y oro refinado (Zac. 13:8-9).
Algunos llegan a tiempo para la boda y otros llegan tarde, pero el amor de Cristo es rico
para con todos (Lc. 12:36-37).
Si es cierto que Cristo viene por Sus vencedores primero, ¿qué beneficios prácticos daría
esta verdad?
Le daría balance a la tendencia de perder una aguda sensibilidad al Espíritu y al
relajamiento en nuestra búsqueda de una consagración más profunda. Esto es especialmente
cierto donde se enseña un énfasis fuerte sobre la gracia. Note todos los siguientes pasajes en
las epístolas que muestran condiciones para permanecer siendo las primicias o la resurrección
de la Esposa.
Lee Romanos 8:11 cuidadosamente. “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos
a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”.
Compare ahora 1 Corintios 15:23 y Gálatas 5:24. El viene por “los que son de Cristo” y
“los que son de Cristo han crucificado la carne…”
Pablo escribe en Filipenses 1:10 que ellos deberían “ser…irreprensibles para el día de
Cristo”. Por lo tanto, algunas de las condiciones son:
1. El Espíritu debe morar en ti (Rom. 8:11).
2. Debes pertenecer a Cristo (1 Cor. 15:23).
3. Debes crucificar la carne (Gál. 5:24).
4. Debes ser irreprensible para el día de Cristo (Fil. 1:10).
Recuerda que Cristo viene por una iglesia gloriosa, una Esposa sin mancha ni arruga.
“Mancha” sugiere pecado, y “arruga” malas relaciones.
La ascensión de Cristo de esta tierra se dio en dos fases. ¿Sería extraño que siguiéramos
Su ejemplo? “Jesús le dijo [a María]: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre…Subo
a mi Padre [presente, no futuro]” (Juan 20:17). Él evidentemente ascendió, porque poco
después permitió a Sus discípulos tocarle (Mt. 28:9). Siguiéndolo salieron de sus tumbas los
santos del Antiguo Testamento quienes habían obtenido una “mejor resurrección” (Mt. 27:52-
53; Heb. 11:35). Sin duda, estos santos lo siguieron en la primera ascensión. La segunda
ascensión fue cuando ascendió en una nube (Hechos 1:9). Las dos fiestas del Antiguo
Testamento ilustran estas dos ascensiones: 1) La Fiesta de las gavillas de las Primicias (Lev.
23:10), y 2) el Día de la Expiación (Heb. 9:24).

EXHORTACIONES A LA IGLESIA
Primera a Tesalonicenses puede ser llamado el patrón de hechura para el vestido de
boda de la Esposa. Después de que Pablo les ilustró la resurrección y les aseguró que estaban
calificados en ese tiempo, aun así, les animó a no quedarse dormidos. “Pues los que duermen,
de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.” (1 Tes. 5:7).
Luego, cuando tenían alguna “inactividad” espiritual, les escribe; “…en aquel día…Por lo
cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos
[literalmente considere que tienen derecho] de su llamamiento…” (2 Tes. 1:10-11). También
Pablo dice en 2 Tes. 2:13; “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a
vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio [o,
como aparece en muchos manuscritos antiguos, “como primicias”] para salvación [refiriéndose
a la venida de Cristo, no al nuevo nacimiento], mediante la santificación por el Espíritu y la fe en
la verdad.”
Santiago nos menciona como “primicias” potenciales (Stg. 1:18) y advierte, en vista de
la venida de Cristo, “no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados…” (Stg.
5:9).
Cristo y Pedro sugieren que la experiencia de la transfiguración era una figura de la
venida de Cristo (Mt. 16:28; 17:1-2; 2 Pedro 1:16-18). En la transfiguración, Cristo se llevó a
alguno y dejó a otros.
Mientras que a la iglesia de Laodicea se le promete “fuego”, a la iglesia Filadelfia – “Amor
Fraternal” – se le promete ser librada. “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora…” (Ap. 3:10).
Los cuatro evangelios están llenos de tales exhortaciones. Lucas 21:36 dice, “Velad,
pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas…y
estar de pie delante del Hijo del Hombre.” Escapar: aquí significa “escapar de” algo, no “a través
de algo”.
Dios muestra este principio en la Parábola de las Diez Vírgenes. Lo que sea que
representen, el principio se sigue siendo verdadero. El grupo que entraría a la boda debería
tener aceite, pero cinco fueron dejadas fuera, “porque nuestras lámparas se apagan
[literalmente, se están apagando]” (Mt. 25:8). Esto muestra que eran cristianos. Esta parábola
contrasta el “ser arrebatados” con “el alejarse” a la media noche de nuestros tiempos. La
primera palabra de la Parábola de las Diez Vírgenes, “Entonces”, se refiere al capítulo previo,
Mateo 24:42-51. “Entonces” es la palabra clave que ubica esta parábola al inicio de los últimos
siete años, no a la mitad o al final.
Cuando algunos de los Israelitas se perdían la primera Pascua, Dios daba un “examen
de recuperación” (Núm. 9:6-12). En la mente del hombre había dos Pascuas; en la mente de
Dios solamente una. Hay un canto espiritual de los esclavos negros que dice; “Me voy en el tren
de la mañana. ¡El de la tarde podría venir muy tarde!”
Ya que Israel es un tipo perfecto de la iglesia, la misma “mujer” en Apocalipsis 12 que
ilustra a Israel también ilustra a la iglesia. Primero, la mujer “dio a luz un hijo varón, que regirá
con vara de hierro a todas las naciones: [esto se refiere a los vencedores y a Cristo (Ap. 19:15;
Sal. 2:9)] y su hijo fue arrebatado para Dios y para Su trono [El Cielo es Su trono (Is. 66:1)]”
(vers. 5) después ella es escondida por tres años y medio.
“Arrebatado” está literal y se usa con Felipe en Hechos 8:39, y con Pablo en 2 Cor. 12:2,
4, y con la resurrección (1 Tes. 4:17). Felipe y Pablo no solamente fueron arrebatados a un
estado figurado de la mente. El cielo es un lugar real (Jn. 14:3). Este hijo varón al ser
“arrebatado” 1,260 días antes de que termine la jornada de la mujer, a la mitad de los últimos
siete años, confirma que los vencedores son arrebatados al principio de los siete años (Ap. 12:5-
6).
Otro contraste ilustrado entre los dos grupos es visto en Apocalipsis 13:6-7 donde el
anticristo está blasfemando en contra de Dios “y de su tabernáculo, y de los que moran en el
cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos y vencerlos…”
En contraste con los 144,000 del Israel literal quienes son sellados para pasar a través
de la tribulación (Ap. 7), vemos que aquellos en el capítulo 14 están sobre el alto e invisible
Monte de Sión y son “redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el
Cordero.” “Primicias” sugiere una cosecha. Hay un canto en el tiempo de la cosecha, así que
cantan una nueva canción; David también cantó después de una victoria especial.
Mientras el grupo de almas en el capítulo 7 debe ser por necesidad literal, ya que Israel
es un pueblo literal; los 144,000 del capítulo 14 podría ser un número figurado, ya que la iglesia
es espiritual. Ya que las “primicias” de Israel están vivas literalmente ahora, ¿por qué no
podríamos concluir que los 144,000 del capítulo 14 son una foto especial de Dios de aquellos
viviendo en nuestra generación para ser “redimidos de entre los hombres”? Al menos ésta es la
indicación.
Considera que, si hay primicias, debe haber también una cosecha general. En los
siguientes versículos vemos a Cristo cosechando Su iglesia (Ap. 14:14-16) y viniendo con una
canción (15:2-4). Han salido de los tiempos de tribulación. Como en el caso de Israel al salir de
Egipto, el hombre de Satanás no puede soportar el éxodo de la iglesia. Muchos serán
martirizados cuando suba al poder el anticristo. A esos mártires de la tribulación Dios les da una
promesa especial de 1,000 años de reinar en la tierra (20:4).
En Lucas 21:28-36 vemos varias maneras en que necesitamos velar:
1. Se nos dice que levantemos nuestra cabeza (vers. 28), que es necesario para ser
guiados (Salmo 32:8).
2. Se nos dice que miremos alrededor (vers. 29), necesario para estar alerta a los
tiempos (Mt. 16:3).
3. Se nos dice que miremos hacia adentro (vers. 34), necesario para la pureza
(Salmo 139:23).
4. Se nos dice que velemos en oración, o miremos hacia Dios (vers. 36), necesario
para fuerza (Is. 40:31).
“Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada
uno su obra, y al portero mandó que velase.” (Mr. 13:34).
Es lógico que el portero normalmente sería el primero en ver a su Señor en Su regreso.
Finalmente, vemos a Cristo guiando Sus ejércitos desde el cielo y poseyendo la tierra
después de los siete años (Ap. 19:14.16). Hasta este punto, Armagedón, toda la creación ha
gemido por su liberación y por la manifestación de Cristo, el Hijo, en los “hijos” (Rom. 8:19).
“Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús” (Ap. 22:20).
La primera venida en Cristo, en un sentido general, establece el paso para Su segunda
venida. Ambos, Salomón e Isaías (Ec. 3:15; Is. 41:22), así como como la misma profecía,
confirman la antigua máxima, “La Historia se repite a sí misma; adelante esta el ayer.”

LA PRIMERA VENIDA DE CRISTO FUE TRIPLE


1. Su nacimiento fue secreto (Lc. 2:1-38). Solamente los fieles estaban preparados
para recibirle entonces.
2. Malaquías 3:1-3 lo muestra viniendo como el “mensajero del pacto” en tiempo de
juicio a la casa del Señor. En Juan 2:13-17 lo vemos haciendo esto. Es interesante notar que la
boda de la Esposa y el Esposo ya ha ocurrido en los versículos anteriores.
3. Entonces lo vemos montando como un rey sobre un pequeño asno (Zac. 9:9), Sus
discípulos y niños siguiéndole.
Una mirada honesta a la Segunda Venida de Cristo mostrará tres conjuntos de versículos,
cada uno enteramente diferente de los otros. Cada uno debe ser cumplido en su manera propia
y única, pero aún son notablemente paralelos a las tres fases de Su Primera Venida. Estos tres
conjuntos de versículos muestran la venida de Cristo como:

1. Un ladrón o como un relámpago (Mt. 24:27, 43)


2. En la nube (Mt. 24:30; Ap. 14:14)
3. Como Rey (Ap. 17:14)
En conclusión:
1. Cristo “se presentó para quitar de en medio el pecado” (Heb. 9:26)
2. Cristo está ahora en el trono “para presentarse ahora por nosotros ante Dios”,
dándonos santificación diaria (Heb. 9:24)
3. Cristo en el aire nos salvará en la glorificación de la presencia del pecado. “…y
aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a lo que le esperan…” (Heb.
9:28).

Este artículo fue publicado por primera vez en el Consejero de la Gracia de Texas en el ejemplar de Agosto de 1967.
(Vol. XVII, No.2)

También podría gustarte