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La Independencia de México

La Independencia de México fue un proceso político y social que se desarrolló a lo


largo de once años. La primera etapa inició con la Conspiración de Querétaro de
1810, un movimiento organizado por Josefa Ortiz de Domínguez, Miguel Hidalgo,
Juan Aldama e Ignacio Allende, estos apoyaban la vuelta al poder del rey
Fernando VII.

Los planes de rebelión que preparaban los conspiradores fueron descubiertos el


10 de septiembre de 1810. Como respuesta, el día 16 de septiembre Hidalgo
convocó al pueblo de Dolores a llevar a cabo un enfrentamiento armado en contra
del gobierno, promulgando el famoso Grito de Dolores: “¡Viva la Virgen de
Guadalupe! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII!”.

Los rebeldes fueron vencidos por primera vez en enero de 1811 en el Puente de
Calderón, cerca de Guadalajara. Sus líderes: Hidalgo, Allende y Aldama fueron
capturados en su huida hacia el norte y fusilados meses más tarde en la ciudad de
Chihuahua.

Tras la muerte de Hidalgo, los líderes encargados de continuar la rebelión fueron


el sacerdote José María Morelos e Ignacio López Rayón. En 1812, las fuerzas de
Morelos ocuparon provincias en el centro y sur de México. Morelos convocó
el Congreso de Anáhuac en 1813.

Para octubre de 1814, el Congreso de Anáhuac concluyó la redacción del Decreto


Constitucional para la libertad de la América Mexicana, o Constitución de
Apatzingán. No obstante, los insurgentes continuaron siendo perseguidos por el
General español Félix María Calleja.

Las tropas realistas al mando de Agustín de Iturbide capturaron a Morelos a


finales de 1815 y lo fusilaron el 22 de diciembre del mismo año en Ecatepec, los
rebeldes que sobrevivieron se dispersaron y buscaron refugio en la Sierra Madre
del Sur.

Los insurgentes se dispersaron y lucharon separados, formando guerrillas. El


ejército realista tuvo ventajas, por lo que recuperó y ocupó pueblos y ciudades
antes controladas por las fuerzas independentistas, no obstante, la resistencia
continuaba ahora bajo el liderazgo de personajes como Vicente Guerrero,
Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo.

El panorama no cambió hasta 1820, cuando el militar realista Agustín de Iturbide


vio con desagrado lo que acontecía en España. En el viejo continente el rey
Fernando VII se vio obligado a admitir y respetar la Constitución de Cádiz debido a
la inestabilidad política de su país.

Iturbide consiguió el apoyo de los sectores conservadores de Nueva España. La


iglesia, el ejército y los criollos de la alta sociedad querían mantener los valores
tradicionales. Aunque fueron adversarios durante años, Agustín de Iturbide y
Vicente Guerrero convinieron terminar su lucha, en febrero de 1821 tuvo lugar el
Abrazo de Acatempan.

El 24 de febrero Iturbide expuso su Plan de Iguala para la independencia de


México. Quedaba claro que se unirían las fuerzas de ambos bandos y que
pasarían a formar el Ejército Trigarante, o ejército de las tres garantías. Las
garantías eran la defensa de la independencia, la religión católica y la unidad.

Al llegar al país, Juan O' Donojú (el último virrey enviado por la corona), notó que
el plan de Iturbide era ampliamente aceptado por la sociedad novohispana. En
agosto de 1821, los ejércitos ratificaban su alianza y firmaron los Tratados de
Córdoba, mediante estos se estableció el retiro de las tropas españolas de Ciudad
de México.

Finalmente, el 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entró a la ciudad


de México con Iturbide al frente y con Vicente Guerrero en la retaguardia. Pronto
se firmó el Acta de la Independencia y con esta se selló el proceso que dio
nacimiento al Primer Imperio Mexicano (1821-1823).

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