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LA LITERATURA REALISTA.

LA NOVELA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

TEMA 4. LA LITERATURA REALISTA. LA NOVELA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX


―Características
―Principales autores: Valera, Pérez Galdós, Clarín y Pardo Bazán [Estudio particular de
uno de ellos, a elección del profesor]

1. MARCO HISTÓRICO Y CULTURAL


• Aspectos políticos, económicos y sociales.
La literatura realista se da en la segunda mitad del siglo XIX, una época en la que los gobiernos progresistas consa-
graron derechos democráticos e impulsaron reformas. Es el tiempo en el que se consolida el estado liberal y la burguesía.
También es ahora cuando se desarrollan las organizaciones obreras.
• Aspectos ideológicos y culturales.
Las corrientes de pensamiento más destacadas fueron el krausismo ―que propugnó una filosofía práctica, raciona-
lista que hacía hincapié en el carácter ético de la conducta individual, en la creencia en la perfección del hombre y en la
evolución dela sociedad― y el positivismo ―un sistema filosófico que solo admite los conocimientos que se fundamentan
en la experimentación; por ello se basa en la aportación de las ciencias físicas y naturales―.

2. EL REALISMO: DEFINICIÓN Y ORIGEN


El Realismo surge como un movimiento opuesto al Romanticismo e intenta trasladar la reali-
dad al arte, es decir, representarla lo más fielmente posible y con el máximo grado de verosimilitud.
El Realismo surgió en la Francia de la primera mitad del XIX. Se inició con autores como Bal-
zac y Stendhal, y se desarrolló con Flaubert.
En España, el inicio realista coincidió con acontecimientos históricos capitales. Surgió hacia
1870, después de “La Gloriosa”, y tuvo su apogeo en la década de 1880.

3. CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA REALISTA


El género literario por excelencia del Realismo es la novela realista que tiene como ANTE-
CEDENTES en España La Celestina (siglo XV), El Lazarillo de Tormes (siglo XVI), el Quijote (siglo
XVII), las Cartas Marruecas (siglo XVIII), el “costumbrismo” de la primera mitad del siglo XIX, los Ar-
tículos de Larra o la “novela histórica” de Romanticismo.
Podemos fijar unos RASGOS COMUNES a todas las novelas realistas. Los escritores se sir-
ven de la observación y documentación para reflejar la realidad/sociedad con el propósito de trans-
formarla. Esto explica que existieran dos tendencias de ideologías encontradas dentro de este movi-
miento. Por un lado, los conservadores, que se decantan por la vuelta al mundo preindustrial, defen-
diendo el mundo rural y mostrando la parte amable de la realidad. Por otro lado, encontramos a los li-
berales, que abogan por la sociedad industrial reinante, pero más justa, y la muestran tal como es.
Desde un punto de VISTA TEMÁTICO, esta novela girar en torno a la vida burguesa (sus
comportamientos, sus inquietudes, sus desazones, sus matrimonios, el dinero,...). Pero también se
hace el retrato de los sectores más pobres de la sociedad urbana y del mundo rural. Sus personajes
suelen ser individuos (inadaptados) que se enfrentan a la sociedad y son derrotados por el mundo
que los rodea. Normalmente son numerosos y representan a diferentes clases sociales.
Desde el punto de VISTA FORMAL, el rasgo que define a esta novela es la búsqueda de la

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verosimilitud, para ello se vale de diferentes recursos, como pueden ser las descripciones muy por-
menorizadas; los personajes que evolucionan a lo largo de la obra y aparecen en varias obras del
mismo autor. Por este mismo motivo, en la novela realista se unen los hechos históricos con la fic-
ción; los personajes reales con los inventados. También por esta causa la acción transcurre en luga-
res conocidos, se alude a fechas coincidentes con el momento en que se escribe la obra y se hace
que los personajes hablen conforme a su condición social.
Otro rasgo formal es la utilización de un narrador, que aun adoptando diferentes formas, sue-
le aparecer como ultraomnisciente (con el papel de cronista). Aparte de la narración tradicional y el
estilo indirecto sobresalen el diálogo (caracterización de personajes) y el monólogo interior (subjetivi-
dad). Se busca la naturalidad estilística.
Dentro del Realismo encontramos una derivación que se conoce con el nombre de Naturalis-
mo. Este movimiento pretendió llevar hasta sus últimas consecuencias los postulados del Realismo,
por lo que intentó retratar la realidad con un método científico, para lo que hizo de la observación y de
la experimentación su método de trabajo. La conclusión a la que llegaron sus cultivadores es que el
hombre es pura materia y que no tiene libertad de actuación, porque su existencia se halla determina-
da por la herencia genética (Mendel) y las circunstancias sociales. Todo lo anterior explica que las no-
velas naturalistas estuvieran protagonizadas por tarados, alcohólicos, psicópatas, seres que obedecí-
an a impulsos primarios,...; esto es, personajes dominados por su origen biológico o por la sociedad
opresiva en la que vivían. El mayor exponente del Naturalismo fue Émile Zola. Esta tendencia, aun-
que contó con seguidores como Emilia Pardo Bazán, Blasco Ibáñez o el mismísimo Clarín, no se de-
sarrolló plenamente en España por el peso del catolicismo, que era incompatible con el determinismo
naturalista.

4. PRINCIPALES AUTORES
Entre los novelistas españoles del Realismo cabe destacar a Juan Valera y su Pepita Jimé-
nez, Emilia Pardo Bazán (muy influenciada por el Naturalismo) y su obra Los Pazos de Ulloa y Leo-
poldo Alas, “Clarín” y su La Regenta, novela que narra la búsqueda del amor ideal en un ambiente
hostil y mediocre, es en resumen, la historia de una carencia de amor y de amistad.
Sin embargo, el novelista en el que nos vamos a centrar es BENITO PÉREZ GALDÓS, autor
de tendencia liberal. Su producción literaria intenta novelar todo el siglo XIX.
Al pasado histórico del XIX dedica Galdós los Episodios nacionales, narraciones breves dis-
tribuidas en cinco series. En ellas el autor toma una etapa del pasado inmediato del siglo XIX y lo
transforma en una novela. Utiliza personajes históricos para dar verosimilitud a la historia. Sin embar-
go, los protagonistas carecen de importancia y su intervención es simplemente como testigos o jue-
ces de los acontecimientos. Su propósito es hacer historia sin componer tratados históricos (El 7 de
julio, Trafalgar, Arapiles,...)

El otro gran grupo de novelas es aquél en el que Galdós trata de retratar su mundo contem-
poráneo. Dentro de este apartado de las novelas de su actualidad encontramos:

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 Las novelas de la primera época o de tesis . El tema y los personajes están sometidos a
las ideas del autor. Los personajes son los portavoces de esos pensamientos, mientras
que los antagonistas se caracterizan por adoptar una postura contraria, y al final quedan
en evidencia. Todos ellos son planos. El narrador, omnisciente, realiza continuos comen-
tarios moralistas con los que apela al receptor. Entre las técnicas narrativas usadas so-
bresalen las cartas y los diálogos. Un título destacado Doña Perfecta.

 Las novelas contemporáneas. Galdós inventa un mundo ficticio en el que se cuentan las
preocupaciones, bajezas, etc., de la burguesía española del XIX. Muestran la realidad de
la época. Para ello hace un retrato del Madrid de la época y, por extensión, del resto de
España. Los personajes son complejos y evolucionan a lo largo de la obra; además, es-
tán influenciados por el Naturalismo. Predomina el narrador omnisciente que funciona
como cronista. Encontramos diálogos, monólogo interior, estilo indirecto libre y modo tea-
tral. Emplea el humor, la ironía y la parodia.
Dos obras muy famosas son Miau y Fortunata y Jacinta. En esta última se presenta el conflic-
to de un triángulo amoroso, muy adecuado para expresar el conflicto entre el amor y la sociedad. Las
mujeres, Fortunata (símbolo de la naturaleza, el pueblo, la rebeldía frente a las reglas y la trasgresión)
y Jacinta (personificación del ideal burgués, respeto a las leyes y a las convenciones), son las verda-
deras protagonistas. La primera se enamora de Juan Santa Cruz, pero éste se casa con Jacinta. En
un principio Fortunata ingresa en una orden monacal, pero más tarde se casa, aunque sigue enamo-
rada de Juan. Antes de morir ésta da a su hijo a Jacinta, que era estéril. El desenlace de la historia re-
presenta el fracaso de todos ellos. De esta forma se expresa el conflicto entre amor y sociedad.

 Las novelas espiritualistas. Están marcadas por unos claros valores evangélicos que
abarcan el amor y la caridad cristiana. Manifiestan la desilusión del autor al ver que los
esfuerzos de la burguesía por cambiar la sociedad han sido vanos, de ahí que su obra
tome un carácter trascendental. Los personajes son humildes, pero con alta moral y senti-
do del deber. Están ambientadas en los barrios más miserables de la época. Aquí habría
que destacar Misericordia.

 Últimas novelas. Mezclan el realismo con elementos de carácter maravilloso y fantástico


y están en contacto con el conocimiento y la vida cotidiana de los seres anónimos. Este
es el caso de El caballero encantado.

5. Misericordia (1897)
5.1. Argumento
La obra nos sitúa en el ambiente de los mendigos que piden limosna a la puerta de la parro-
quia madrileña de San Sebastián. Entre ellos sobresale Benina, una anciana que pide limosna
para mantener a su antigua ama, doña Francisca Juárez de Zapata, una mujer rica venida a me-
nos. Cuando la suerte de esta última cambia no duda en deshacerse de su antigua criada con las
excusas más falsas.

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5.2. Personajes
5.2.1. Benina o la caridad no recompensada
Esta figura galdosiana personifica una virtud sublime: la caridad. Es, pues, la criatura per-
fecta.
Su espíritu evangélico llega a tal extremo que, después de ser expulsada de la forma más
indecorosa, no guarda rencor a la familia.
Sin embargo, las cualidades de la protagonista no le impiden aparecer a nuestros ojos como
una criatura de carne y hueso (sisa, se muestra crédula ante la magia de Almudena,…).
Por último, Benigna es por antonomasia la personificación de la vida en libertad. No vacila
en convivir con Almudena cuando la caridad así se lo exige.

5.2.2. Otros personajes


En esta novela la realidad social se presenta con sus rasgos más acusadamente torturan-
tes. Ya en las primeras páginas hace acto de presencia el inframundo de los mendigos. Junto a
sus miserias físicas vemos también las morales.
Las clases medias nos ofrecen también la perspectiva más degradada de su fisonomía.
Doña Francisca Juárez de Zapata representa a esa galdosiana clase media venida a menos, pero
que intenta conservar los privilegios sociales y el ritmo de vida que tuviera en sus años de apo-
geo. Su actitud respecto a Benina es francamente reprobable. De sus delirios participa también su
hija Obdulia. Completa el cuadro la decadente figura ridícula y cursi de don Francisco Ponte y
Delgado. Esta tronada familia tiene una rama próspera: don Carlos Moreno y Trujillo. A través de
él Galdós expresa su repulsa de la caridad hipócrita e interesada.
Observemos, por último, la figura del cura don Romualdo, el de carne y hueso. Aunque no
podemos reprocharle nada concreto, tampoco se nos presenta como un modelo de vida; quizá el
lector advierte en él una cierta frialdad y la falta del impulso auténticamente cristiano que mueve a
Benina.

5.3. Sentido de la obra


Para muchos Misericordia es una novela de tesis, en la que Galdós pretende mostrar al
desnudo la diferencia abismal que media entre las creencias que profesan sus contemporáneos y
su forma de actuar, «la vaciedad que se oculta tras las grandes palabras como honor o caridad».
Del comportamiento individual y colectivo se deduce que «la caridad, aunque como valor adscrito
al código ético está presente en la sociedad española, es absolutamente desconocida como senti-
miento solidario y humano».

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