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CAAPPÍÍTTUULLOO 44
E OG
ESSTTUUDDIIO GEEO
OLLÓ
ÓGGIIC
CO YG
OY GEEO
OMMO
ORRFFO
OLLÓ
ÓGGIIC
COO
El occidente colombiano exhibe rocas que relatan, quizá, uno de los capítulos más interesantes de la historia
geológica del país. La cordillera Occidental nace como un amalgamiento de unidades litodémicas
mesozoicas, producto de las cuñas acrecionarias provenientes de la convergencia entre las placas de Nazca
y Suramérica, evidente en la fosa marina y en la sismicidad registrada como consecuencia de una subducción
regente en el oeste de nuestra geografía. La litología soporta esta interpretación, muestra amplios conjuntos
de rocas sedimentarias marinas intercaladas con basaltos, aglomerados y otros productos de actividad ígnea
provenientes de las profundidades del océano Pacífico. A posterioridad, los cuerpos intrusivos, subproducto
de la orogenia andina, hacen su aparición; al cortar, metamorfizar y configurar nuevos relieves, brindan plus y
contraste geomorfológico, evidentes en la topografía reciente. Los últimos 2,5 millones de años, al partir de
las pretéritas glaciaciones andinas Pleistocénicas, los ríos y los subproductos del deshielo de estas altas
cumbres, que descienden y bañan los valles intramontanos, acumulando y erodando las rocas aflorantes,
transportando estos clastos hasta sus amplias terrazas y valles aluviales, enmarcan la acción Cuaternaria
tanto lejana como reciente en tiempos humanos. Esta diversidad de materiales y de paisajes configuran hoy
la fisiografía del occidente antioqueño, punto de interés particular a evaluar, con el fin de brindar un panorama
veraz del subsuelo y de las laderas, a fe de apoyar la evaluación geotécnica y el trazado de las obras civiles y
de los aprovechamientos de la comunidad antioqueña y colombiana en general.
4.1 GEOLOGÍA
Fase Básica
- Recopilación y análisis bibliográfico de libre consulta de entidades como el SGC, el IDEAM, la UNGRD, la
Gobernación, el IGAC, las Alcaldías Municipales, el INVÍAS. Hace énfasis en aspectos de cartografía
geológica, en datos estructurales, en procesos morfodinámicos, en información geotécnica,
climatológica, hidrológica, hidrogeológica.
- Interpretación geomática. Tiene dos objetivos principales; el primero aportar a la cartografía geológica
y al conocimiento de relaciones litológicas regionales y el segundo reconocer la evolución
morfodinámica y los cambios morfológicos, cometidos alcanzados gracias al análisis multitemporal.
Permite articular la información, producir los mapas geológico y geomorfológico locales, enlazar los
elementos particulares medidos directamente y determinar grandes rasgos del estilo estructural que
opera en las cuencas y que ha sido el responsable tanto de la geomorfología actual como de parte de
los procesos denudativos.
Está fundada en fotografías aéreas e imágenes satelitales tomadas desde la década de los 80 (del
siglo XX) hasta la primera década del siglo XXI. Unas y otras son escogidas o por su escala, o por su
calidad en mostrar rasgos morfoestructurales y morfodinámicos (con el fin de tener un inventario de
procesos) o por contener información sobre momentos en el tiempo que pudieran ser representativos
de hechos que expliquen la respuesta actual de las laderas. En esta tarea se usan estereoscopios de
espejos (de 2 y 4 aumentos), que permiten puntualizar los puntos de interés.
- Adquisición de planos topográficos a escala 1:10.000, disponibles en el IGAC y en otras entidades.
- Auscultación del terreno. Compila las investigaciones de campo destinadas a reconocer e identificar
(en el orbe básico) las unidades de roca y de suelo, e idealizar la estratigrafía del corregimiento, así
como delimitar los potenciales procesos de inestabilidad y de sus mecanismos de falla, y coadyuvar en
la planificación de la fase de campo.
4.1.2.1 ESTRATIGRAFÍA
La descripción de las unidades proviene, en gran parte, de los trabajos previos de Gonzáles y Londoño
(2003), publicado por el Servicio Geológico Colombiano. Se proyecta y elabora, a escala 1:10.000, con el fin
de vislumbrar los materiales y el modelo estructural que configuran e inciden, directa o indirectamente, en el
corredor vial y en las subcuencas de los ríos Nore y de Herradura, y en las microcuencas que interseca, y en
la incubación de los eventos y de los escenarios de amenaza que inciden en su permanencia y en la de sus
usuarios y residentes. Allí se vislumbra un amplio dominio de rocas sedimentarias de edad Cretácica, junto
con extensos y, en ocasiones espesos, trazos cuaternarios de suelos residuales, de aluviales y de coluviales
reinantes, cerca y en el área de influencia directa. El detalle de estas unidades se desglosa en adelante, en
orden estratigráfico, desde la más antigua hasta la más joven, y el Plano 3A y el Plano 3B ilustran la
configuración litológica prevista para el polígono de trabajo.
4.1.2.1.1 Cretácico
K2U NDMG
QTA
SW
FOTO 4.1 CERRO MORROGACHO Y TERRAZAS ALTAS DEL RÍO HERRADURA. VISTA DESDE EL LA QDA LA PONTONCITA.
4.1.2.1.2 Neógeno
Estas unidades, aunque poco o nada cartografiables, se abordan puesto que componen los diversos bloques
de las unidades Cuaternarias aquí referidas.
4.1.2.1.3 Cuaternario
K2U
QTA
QTA
QALR
QT
SW
FOTO 4.2 TERRAZA BAJA DEL RÍO HERRADURA Y DEPÓSITOS ALUVIALES DE LA QUEBRADA MORROGACHO
QT
QT
QAL
NW
FOTO 4.3 ABANICO ALUVIAL EN LA DESEMBOCADURA DE LA QUEBRADA POTRERO GRANDE
SE
QTB
FOTO 4.4 BLOQUES HETEROMÉTRICOS DE GRANDES DIMENSIONES QUE CONFORMAN LAS TERRAZAS .
Dentro de este gran esquema acrecionario se diferencian diversos terrenos tectonoestratigráficos que
representan el crecimiento del territorio hacia el occidente, como producto de la colisión de arcos insulares o
fragmentos de dorsales y corteza oceánica, junto con depósitos marinos de diversas características. La Figura
4.1 expresa la visión de diversos autores acerca de estos bloques tectónicos, cada uno difiriendo en límites
regionales y nomenclatura, pero reflejando la idea común de colisión y aglutinamiento de diversos terrenos
geológicos, limitados por grandes fallas.
Las particularidades mencionadas hacen imperante la necesidad de tomar puntos de control con una
densidad alta, con el fin de controlar los cambios litológicos, y no levantar columnas estratigráficas con
aceptable resolución, debido a los efectos de las fallas locales y las repeticiones estratigráficas consiguientes.
La Foto 4.5 refleja a precisión los efectos de una falla inversa de alto ángulo, en las sucesiones más
resistentes; los niveles de litoarenita presentan repetición en ambos bloques, además que el aparente plano
de falla, de difícil discernimiento y control cinemático, deforma y modifica la estratificación planoparalela de las
intercalaciones lodosas; estas rocas, aprovechando su menor resistencia, favorecen el movimiento entre
bloques.
NE
K2U-LT
K2U-lg
K2U-LT
QDP
FIGURA 4.2 EL GRAN TRAZO DE LA FALLA QUE CONTROLA EL CURSO DEL RÍO HERRADURA.
Los municipios de Frontino y Abriaquí, y por consiguiente la vía que los une, son reflejo a escala de este
complejo marco vislumbrado en el numeral anterior; el control estructural está definido por dos sistemas de
falla ortogonales entre sí, uno con orientación marcada N-S y el otro con rumbo E-W, control expresado en el
fracturamiento de las unidades de roca, su plegamiento, y en la existencia de brechas de falla y de laderas
estructuradas, junto con el marcado direccionamiento de los cursos de agua. La Figura 4.3 representa la
disposición de las diversas fallas de carácter regional. Las descripciones se enfocan en los trazos de falla que
se configuren como de incidencia directa al proyecto.
FIGURA 4.3 FALLAS DE CARÁCTER REGIONAL QUE PUEDEN TENER INCIDENCIA EN LA VÍA
Falla Herradura
Recibe su nombre del río Herradura, tiene dirección predominante N-S, y hacia el sur hace parte del sistema
de fallas de Urrao (Page, 1986). Es interrumpida por el intrusivo del Páramo de Frontino, en el que no se han
encontrado efectos tectónicos, y hacia el norte termina en el cañón del río Cañasgordas contra la falla que
controla esa corriente al norte del área cartografiada.
Afecta en toda su extensión las sedimentitas areno arcillosas del Miembro Urrao y se caracteriza por una
alineación prominente de corrientes y boquerones en las crestas de las colinas; produce plegamientos y
clivaje milonítico en las rocas menos competentes y fracturamiento en las arenitas y wacas líticas (arenitas
líticas con 30% de matriz lodosa). Según Page (1986), 20 km al noreste de Urrao, la falla parece desplazar un
valle aluvial en el que es notorio un escarpe con frente hacia el oeste, de unos 10 m de largo y 50 m de altura
en el aluvión, y aunque el escarpe puede ser en parte erosional, su rectitud indica un control tectónico con un
desplazamiento hacia el este.
Falla Abriaquí
Está situada 10 km al sur de Abriaquí con rumbo N50W y buzamiento subvertical, con traza moderadamente
recta. Se extiende por 35 km desde Abriaquí hasta Dabeiba. Al norte de Abriaquí tiene una expresión
morfológica clara, definida por el alineamiento de corrientes, boquerones, cambios bruscos de pendiente y
ríos desplazados en sentido lateral izquierdo. En esta área, Page (1986) indica que dos ramales de la falla
principal desplazan abanicos de escombros del Cuaternario y considera para ella un grado de actividad bajo a
moderado.
NMCF
K2U
K2U
N
FOTO 4.6 FACETAS TRIANGULARES EN EL VALLE DEL RÍO NORE Y LA QUEBRADA LIMOS.
Falla Cañasgordas
Es conocida también como la Falla de Tonusco (Page, 1986) o como la Falla de Guasabra (Álvarez y
González, 1978); recibe su nombre de la población de Cañasgordas, en la que tiene dirección N50°W y se
extiende por 50 km desde Giraldo hasta Dabeiba. Su presencia se manifiesta por el marcado contraste
geomorfológico y topográfico tanto en el campo como en fotografías aéreas e imágenes de satélite y aunque
éste puede haber sido originado principalmente por la erosión de rocas poco competentes; cerca de
Cañasgordas desplaza antiguos flujos de escombros por lo que Page (1986) la considera como activa con un
grado de actividad probablemente bajo.
El potencial sismogénico del occidente antiqueño, derivado de las estructuras referidas en los párrafos
previos, se aborda a partir del acopio de información relevante de los rasgos morfotectónicos, de manera tal
que se provea un panorama de la actividad litosférica, de su dinámica y de su cinemática durante el Neógeno
y el Cuaternario. En este contexto, a pesar de encontrar fuentes sismogénicas principalmente asociadas con
la falla de Abriaquí, no se descartan otras estructuras circundantes, o en casos extremos, lejanas. Antioquia,
en términos generales, se encuentra en amenaza intermedia a alta, correspondiendo el occidente del
departamento y al Urabá Antioqueño la más elevada categorización de amenaza (NSR, 2010). La infografía
aunque con algunas deficiencias en términos, de la situación de amenaza sísmica para el departamento de
Antioquia se ilustra en la Figura 4.4.
Dentro de los eventos sísmicos notables auscultados en la recopilación bibliográfica primigenia, cabe resaltar
el sismo de Frontino 1903, cuya fuente se asocia a la falla de Abriaquí (Noriega y Caballero, 2015). El casco
urbano del municipio sufrió afectaciones de consideración, caso contrario de poblaciones circundantes, cuyos
perjuicios fueron leves comparados con el municipio; las anteriores particularidades soportan la suposición
que este evento fue de carácter local y superficial, no disminuyendo esto su potencial como desencadenante
de actividad, por el contrario, aumenta su relevancia al ser eventos aparentemente cercanos a superficie,
cuyo efecto en las laderas y el trazo de la vía puede traducirse en inestabilidad y menoscabo de la integridad
de los macizos. Cabe anotar que la actividad sísmica del occidente antioqueño, cercana en el tiempo al siglo
XXI, fue perceptible y ha quedado registrada para la posteridad; Elejalde (1986) en una monografía referente
al municipio de Frontino, compilada por Cifuentes y Sarabia (2016) para el SGC (Servicio Geológico
Colombiano), narra que “No hubo ninguna explicación científica para estos temblores y como no había medios
de comunicación las gentes de fuera no pudieron enterarse. Parece que el epicentro de ellos fue "El Chuscal".
Después de doce días empezaron a calmarse los temblores y ya se sentían esporádicamente, pero
alcanzaron a llegar hasta principios del año siguiente. Años más tarde, en el año de 1987, el 18 de marzo, en
la noche de este día y hasta el siguiente, hubo una serie de temblores de gran intensidad... las campanas
tocaban solas, aquí se sintieron como cuatro temblores, en Nutibara se sintieron cerca de 80 y en Murrí más
de 100. En ambos casos (1903 y 1987) muchas casas se dañaron o simplemente se destruyeron”.
En sectores donde la obra en cuestión se trace sobre depósitos cuaternarios, con evidencias de neotectónica
y deformación cuaternaria, debe postularse un particular interés referente a la exploración del subsuelo, con el
fin de vislumbrar planos de debilidad o transgresiones en la física y resistencia de los materiales, cuyo efecto
último implica la integridad de la infraestructura.
FIGURA 4.5 DEFORMACIÓN EN CUERPOS CUATERNARIOS DEL VALLE DEL RÍO HERRADURA
Esta región de tectónica muy activa, se encuentra a menos de 200 km del tramo vial. Si bien no es una fuente
cercana, es pertinente evaluar sus efectos en las laderas por efectos remotos y como detonante sismo para la
inestabilidad de taludes, apartados que atañen al capítulo de evaluación y zonificación de la amenaza por
movimientos en masa, en sitios críticos y dificultosos.
El trabajo de Sánchez y Giraldo (2014) evalúa varios trazos de falla que constituyen una amenaza
sismogénica importante para el departamento de Antioquia. Dentro de sus conclusiones se destacan las
fuentes sismogénicas postuladas en los numerales 0 y 0, y adicionalmente los sistemas de falla del
piedemonte del Cauca (falla de Cauca – Romeral) y del piedemonte del magdalena (falla de Palestina). Los
criterios para evaluar estas fallas como posibles fuentes de eventos sísmicos se basan en; morfotectónica, la
cual refleja actividad cuaternaria reciente, referente a silletas de falla, facetas triangulares y depósitos
cuaternarios desplazados; la otra evidencia que soporta estas interpretaciones se fundamentan en análisis
geoestadísticos (Sánchez y Giraldo, 2014).
La definición del marco regional parte de la fotointerpretación de los vuelos C2530 y C2137, gracias a que
contienen la escala idónea, y abarcan la totalidad del corredor vial a intervenir; los otros vuelos si bien se
revisaron sólo sirven de referencia, en especial para las fracturas, v.g. pliegues, lineamientos de falla, etc
(espectro acopiado en la Tabla 4.1). Su escala restringe y hace imprecisa la diagramación de los cuerpos
litoestratigráficos, y de los procesos morfodinámicos. Junto a esta fotointerpretación, se utilizan en paralelo
otros productos de sensores remotos, para este caso el hillshade obtenido de sensores como el P ALSAR, en
donde es posible distinguir unidades de suelo, roca y sus particulares subdivisiones.
El área de interés hace parte de la vertiente oriental de la cordillera occidental, tallado en rocas sedimentarias,
volcánicas y metasedimentarias de edad cretácica, propias de la Formación Penderisco (K2p), Miembro Urrao
(K2pmu), cubiertas discordantemente por depósitos coluviales, aluviales, terrazas bajas y altas,
genéticamente ligadas a los ríos La Herradura, Las Juntas y Abriaquí, registrados para el Cuaternario, por
prejuicio. Unas y otros afectados por intrincados sistemas de fallas, con direcciones predominantes N-S y E-
W, sistema patente en la enorme cantidad de laderas estructurales, en las cuencas intramontanas, pliegues
en chevron, y en los trazos rectilíneos de algunos cursos de agua. En adelante se hace una descripción de
las unidades de la más antigua a la más reciente:
La evidencia que refleja la edad de las unidades cuaternarias, al menos relativamente unas con respecto a
otras, es su posición topográfica; se aprecian tanto terrazas bajas como altas, además grandes llanuras
aluviales que representan la migración y depositación de materiales cuando estos afluentes aumentan
considerablemente su caudal (arquetipo delineado en la Figura 4.7).
Se identifican también abanicos aluviales producto de las descargas torrenciales de los tributarios hacia los
dos ríos principales; el casco urbano el municipio de Abriaquí se ubica en unas estructuras que relatan
eventos torrenciales del río Herradura y la quebrada Monos. Las laderas coluviales y los materiales ya
citados, correspondientes a la actividad sedimentaria del último periodo geológico, propiamente se separan de
las rocas sedimentarias del denominado Miembro Urrao de la Formación Penderisco (K2u), mediante criterios
texturales y topográficos; la vista estereográfica aporta contraste sustanciales, donde los depósitos
cuaternarios se ven rellenando valles y sectores aledaños a los grandes cauces, presentando relieves
suavizados, casi planos, limitados por ligeros escarpes en algunos casos. Las rocas del Miembro Urrao
componen los cerros circundantes, con pendientes escarpadas a muy escarpadas, exhibiendo en muy pocas
ocasiones planos de estratificación claros o remarcables, esta última particularidad dando atisbos de las
litologías posiblemente aflorantes o al menos también de los procesos exógenos que han actuado sobre los
macizos, donde la poca exhibición de planos estructurales refleja rocas blandas o una fuerte meteorización de
las litologías, la cual enmascara y difumina estructuras sedimentarias primarias visibles a pequeña escala
(elementos trascritos en la Figura 4.8).
NN
QQAAALLL
QQTTTBBB
QQAAAAAA QQTTTAAA
Está integrado por las unidades líticas del Miembro Urrao, unívocamente por las intercalaciones de lodolitas y
de areniscas diseminadas a lo largo y ancho de las superficies libres. A continuación se reseñan las
propiedades de las unidades de roca y del macizo rocoso.
Intercala sucesiones de arcosas de grano fino a medio, de resistencia blanda a moderadamente dura,
NN
KK22UUU
QQAAAAAA
QQCCC KK22UUU
QQAAALLL
QQAAALLL
La Foto 4.7 representa el aspecto típico de las arcosas en afloramiento, donde las tonalidades rojizas y
naranjas son las predominantes. Sobre estos materiales suelen desarrollarse suelos residuales, que en este
caso, rondan el metro de profundidad, desfavorecida su profundidad por la alta pendiente de las laderas.
NW
K2U-AF-SR
K2U-AF
Nivel que comprende intercalaciones de lodolitas abigarradas y arcosas, donde no se presenta una
predominancia de un material u otro, representando un cambio transicional entre los niveles arenosos y
lodosos. Este material es evidente en gran parte de los tramos, pero se concentra principalmente en el
descenso del alto El Pontón hacia el valle de la Quebrada La Pontoncita. Presenta varios problemas de
estabilidad, pero relativamente, menos que los niveles donde predominan las arenitas arcósicas. Las
intercalaciones principalmente se presentan con lodolitas abigarradas, con entremezcla de capas
centimétricas y otras decimétricas, donde los materiales de granulometría mayor se aglomeran en las capas
de mayor potencia.
Agrupa lodolitas abigarradas (de tonalidades rojizas, amarillentas y naranjas), de resistencia blanda y en
laminaciones de 5 a 8 mm, de aspecto onduloso, con manchas de óxidos en las discontinuidades. Intercalada
también niveles de arcosas. Continuando con el descenso del alto El Pontón, estos materiales presentan
mayor abundancia, superando ya el trazo transicional hacia el sur, donde su terminación se pierde por debajo
de los cuerpos Cuaternarios; el otro sector que evidencia altos contenidos de este tipo de materiales,
corresponde a la circunscripción más cercana a Abriaquí, comprendiendo las abscisas Km19 a Km20, donde
algunos cuerpos coluviales enmascaran la relación con las litologías circundantes, principalmente arcósica.
Congrega lodolitas grises, de resistencia blanda y en laminaciones de 5 a 8 mm, de aspecto onduloso, con
manchas de óxidos en las discontinuidades. Intercala también niveles de lodolitas abigarradas, litoarenitas y
grawacas. Tanto en el ascenso, como en el descenso del alto El Pontón, se encuentran afloramientos de este
material, principalmente intercalando con lodolitas abigarradas de similares características, para este trabajo
identificándose ambas unidades por separados, pero aclarando que uno u otra pueden tratarse de la misma
unidad, con ligeras variaciones composicionales que brindan un tono más grisáceo o más abigarrado.
Engloba litoarenitas y grawacas de grano medio a fino, de resistencia variable, abarcando de dura a
moderadamente dura, controlado por la aparición de niveles mejor cementados, comúnmente de cemento
silíceo. Exhibe un color amarillento a gris, en intercalaciones de 50 a 20 cm, donde predominan las litoarenitas
típicamente. En el tramo más próximo a Abriaquí, desde la abscisa K17+250 hasta la K18+280, y desde
K21+160 hasta la K22+300, domina este tipo de material, presentando intercalaciones con lodolitas, tanto
abigarradas como grises, exhibiendo diferencias en resistencia por la aparición de niveles, especialmente
concentrados al sur, mejor seleccionados y con cemento silíceo. Es de singular anotación apuntar que en
estos tramos se exponen afloramientos afectados por un fuerte tectonismo, reflejado en micropliegues y fallas
de carácter local que corresponden a trazos de estructuras mayores.
En el tramo del alto El Pontón, se manifiestan materiales de estas características, diferenciándose de las
intercalaciones al sur, por presentarse con arenitas arcosas, chert y localmente niveles de liditas.
NW
K2U-LT
K2U-LG
K2U-LT
Agrupa liditas y cherts, grises a amarillentas, de resistencia dura, en intercalaciones de 20 a 10 cm, donde
predominan las liditas. Estas rocas afloran de manera muy particular y en sitios muy puntuales: únicamente se
han logrado identificar en la parte baja del alto El Pontón, ascendiendo desde el cauce del río Nore, por la
carretera principal; allí se explota para agregado pétreo de vías terciarias, especialmente de carácter privado,
además que en el frente de explotación, se exhibe una fuerte afectación del material por efectos tectónicos,
mostrando pliegues locales en chevron y sucesiones en un ángulo de buzamiento alto, superando los 60°.
El único afloramiento que se posee de este nivel presenta una alta afectación por tectonismo, mostrando la
sucesión en un buzamiento alto, casi vertical este. Los pliegues son por flexura, auspiciados por el
volcamiento de la sucesión. Las afectaciones y las alteraciones ocasionadas al plano de estratificación, en el
que se pierde su tendencia principal y exhibe azimuts de buzamientos dispersos, con tendencia preferencial
hacia el NE, aunque manteniendo aparentemente el mismo rumbo en la capa (patrón develado en la la Foto
4.9). El frente de explotación facilita la acumulación de derrubios por la alta pendiente del talud (Qdp).
QDP
NE
K2U-LC
QDP
FOTO 4.9 AFLORAMIENTO DE LIDITAS Y CHERT. FRENTE DE EXPLOTACIÓN, ASCENSO ALTO EL PONTÓN DESDE EL RÍO NORE (PC295)
En este acápite se relacionan las principales propiedades físicas y mecánicas de los paquetes de menor
consolidación diagenética, que yacen en las laderas de la vía, y que son detectados en las columnas y en los
apiques, la que se complementa y adapta a los hallazgos en geología y en geotecnia. En resumen se tienen
los siguientes tipos de materiales:
Aglutinan bloques, y gravas gruesas y medias subangulares a redondeadas, de rocas ígneas en suelos
arenosos finos o limosos. Son matriz soportados, la selección del tamaño de grano es mala, su compacidad
es suelta a media y su espesor supera los dos metros. Están circunscritos a las planicies alargadas y
estrechas de inundación de los principales cuerpos de la región y rellenan algunos espacios de los cánones
forjados por los cursos de agua. Sus mejores exposiciones entallan el cauce mayor de los rios Herradura y
Abriaquí.
FIGURA 4.9 APIQUE AP-42: SUPERPOSICIÓN DE DOS EVENTOS COLUVIALES SOBRE UN SUELO RESIDUAL
Agrupa guijos de litoarenitas, dioritas, lodolitas y gabros, en una matriz limosa, de color gris, con esporádicos
restos de micas y cuarzos. Comprende los depósitos actuales de canal de los tributarios del río Herradura,
entre estos la quebrada Piedras, Morrogacho, Nancuí, Nore, Limos y La Pontoncita. Su extensión y espesor
se correlacionan al caudal y extensión en la lateral del tributario en cuestión, siendo mayor cuando estos
igualmente son mayores en ancho y caudal.
Comprende guijos de litoarenitas, dioritas, lodolitas, liditas y chert, en una matriz limo-arenosa, de color gris,
con esporádicos restos de micas y cuarzos. Este material compone un agregado pétreo de gran importancia
para el reafirmado de vías terciarias para la región. El trazo del río Herradura, en el segmento vial a estudiar
cercano a la cabecera municipal de Abriaquí, exhibe muy cercanos a este tipo de depósitos, los cuales en
algún punto se pierden en la vista de planta, reflejando que el río viene en una constante acción de
socavación.
FIGURA 4.10 PERFIL DE METEORIZACIÓN TÍPICO DEL MIEMBRO URRAO. NÓTESE EL RELLENO VIAL SUPRAYACENTE
De las deformaciones locales evidentes en los afloramientos, junto con los datos estructurales con
buzamiento variable, a gran escala, se deduce una gran cantidad de pliegues y micropliegues, los cuales,
estructuralmente y a nivel de amenazas geológicas para los trazos viales, componen un ítem de gran interés
para ser abordado.
Los datos variables, descendiendo hacía la quebrada La Pontoncita, y descendiendo hacía el río Nore,
reflejan la presencia de un sinclinorio, compuesto por sucesivos replegamientos, por lo menos de
dimensiones locales, que deforma, quiebra y repliega las rocas representadas principalmente en litoarenitas,
arcosas y lodolitas. Descendiendo hacia una vertiente y otra, se refleja una repetición estratigráfica como
producto del trazo de esta estructura. El sinclinal posee flancos con buzamiento aproximado de 28° al este y
31° al oeste, con un eje orientado de orientación 143/21 (trend/plunge) de eje y aparente cabeceo.
4.1.3.3.2 Deformaciones
En este apartado se brinda una corta visión acerca de las estructuras de deformación evidentes a escala de
afloramiento. Con estas breves descripciones se pretende reflejar la situación local de los diversos macizos
rocosos aflorantes, con el fin de aportar información relevante a los levantamientos estructurales, entender los
fenómenos tectónicos a escala local y por consiguiente, a posterior y fuera de los alcances de este trabajo,
plantear modelos evolutivos tectónicos locales.
Se caracterizan por un punto de charnela estrecha (punto de máxima curvatura; Fossen, 2010). Son
frecuentes en sucesiones sedimentarias bien estratificadas, refiriendo al área de estudio, las litoarenitas y sus
intercalaciones con lodolitas abigarradas o grises. Típicamente mantiene un espesor constante en los
estratos, difiriendo a medida que se acerca a la zona de charnela y su cresta, donde el espesor se amplifica,
en algunos casos, al doble del espesor original. Dentro de estas zonas de charnela la integridad del material
rocoso es precaria, reflejando altos fracturamientos; localmente pueden ser zonas susceptibles a caída de
rocas y de derrubios. De acuerdo a su estilo, se clasificarían como pliegues de tipo Chevron.
La Foto 4.10 muestra un claro ejemplo de este tipo de pliegues; dentro de esta sucesión de litoarenitas, los
flancos del pliegue exhiben diferencias menores en el espesor de las capas, pero conforme se acerca a la
cresta del pliegue, el espesor se amplía en un factor aproximado de 1,5. Por la inclinación de su plano axial,
se interpreta que es de carácter inclinado, mientras que el ángulo interlimbo (de aproximadamente 30°),
indica que es isoclinal (Fossen, 2010). La parte superior de sus flancos presenta otros plegamientos, algo
complejos de discernir por el alto grado de fracturamiento; estos plegamientos, se infiere, pueden ser el reflejo
de esfuerzos posteriores al principal que formó los chevron.
NW
Plano
axial
ÁÁnngguulloo IInntteerrlliim
mbboo
Las sucesiones de liditas y cherts también exhiben este tipo de estructuras. La Foto 4.11 muestra un pliegue
de estas características, con un punto de charnela y una cresta no tan apretados, conservando con poca
diferencia, el espesor original de los estratos, tanto en la zona de charnela como en los flancos. La inclinación
del plano axial refleja que es un pliegue inclinado, y su ángulo interlimbo de aproximadamente 60°, indica que
es de carácter cerrado (Fossen, 2010).
FOTO 4.11 PLIEGUE EN LIDITAS Y CHERT. FRENTE DE EXPLOTACIÓN DE AGREGADOS PÉTREOS PARA VÍAS TERCIARIAS .
Las arcosas dominantes y en intercalaciones con lodolitas suelen presentar este tipo de estructuras, aunque
estas no son algo común; la respuesta de estas unidades a esfuerzos compresivos se traduce en un alto
fracturamiento, una respuesta más frágil que dúctil. La Foto 4.13 refleja la acción de los efectos compresivos
en rocas blandas, donde las discontinuidades se presentan dispersas, con poca persistencia, aberturas
variables y con tendencias dispersas, traduciendo esto a la descripción de macizos brechados. Estas
litologías deben gozar de especial atención, más aun si se encuentran cercanas a los trazos de fallas y ejes
de pliegues mayores.
K2U-LT-SR
K2U-LT
Qdp
4.1.3.3.2.1 Discontinuidades
Las discontinuidades, compendio integrado por las diaclasas y la estratificación, son descritas a partir de la
información abstraída de los afloramientos, y de las columnas estratigráficas (denominados aquí estaciones
de levantamiento estructural), es decir de los trabajos (y apuntes) de campo, para dar cumplimiento a este
objetivo se toma como base los procedimientos sugeridos por la Sociedad Internacional de Mecánica de
Rocas, ISRM (1981). La totalidad de las mediciones es interpretada mediante sus polos y sus vectores
directores, con la red de proyección equiangular y una hoja de cálculo, según la posición (i.e. de la
localización) de las estaciones, de la geología, de la tendencia de la información y del tipo de dato. El
procesamiento de los datos estructurales se adelanta gracias a la aplicación de los métodos de círculo
flotante y vectorial. El flujo de agua en una u otra discontinuidad, se desglosa en el Anexo D.3.1; ahora bien,
al ser un parámetro local, es erróneo extrapolar los registros de la escala general, o al menos local.
Diaclasas
Su tratamiento y análisis se subdivide en concomitancia con los tramos y la cercanía geográfica de los datos,
quedando constatado el tramo más cercano a Frontino como Tramo Norte (TN), y el tramo más cercano a
Abriaquí como Tramo Sur (TS).
determinar si este segmento puede subdividirse en secciones más discretas, con el fin de no introducir error
en el análisis; los errores pueden introducirse al concentrar una gran cantidad de datos y forzar un resultado
de densidad erróneo y sesgado. Se determina al Tramo Norte como un corredor con un dominio estructural
homogéneo, en cuanto a la dispersión de sus datos, sin mayores variaciones al este u oeste del Sinclinorio
del Alto El Pontón. El análisis de densidad aglomera 90 datos, consignados en el Anexo D.3.2.
D1 154 85
D2 097 39
D3 319 77
D4 209 35
D5 063 76
D6 011 85
D7 247 79
FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA
FIGURA 4.11 ANÁLISIS DE DENSIDAD (A LA IZQUIERDA) Y PLANOS DE LAS DIACLASAS DEL TRAMO NORTE (A LA DERECHA)
La Foto 4.14 expone el aspecto típico de los macizos rocosos aflorantes en este tramo; varias
discontinuidades, entre ellas estratificaciones identificables por estructutas primarias sedimentarias, se hayan
con poco espaciamiento y persistencia, componiendo macizos desajustados, susceptibles a caídas de roca y
deslizamientos, auspiciados por los planos que poseen un rumbo paralelo al trazo de la vía y el rumbo del
talud en cuestión.
D8 103 39
D9 015 37
D10 037 84
D11 334 75
D12 277 58
D13 223 74
D14 182 80
D15 148 88
FIGURA 4.12 CONTORNOS DE DENSIDAD (IZQUIERDA) Y PLANOS DE LAS DIACLASAS (DERECHA) DEL TRAMO SUR
Las características físicas visibles en campo referentes a propiedades de las diaclasas, tales como rugosidad,
espaciamiento, rellenos, etc, se exponen en un único apartado, debido a que estos atributos no difieren en
gran medida a lo largo de las laderas circundantes en la vía, favorecido esto por el predominio de un único
material geológico denominado Miembro Urrao.
Persistencia
La persistencia o continuidad se define como la extensión superficial del trazo de la discontinuidad, tomada
como la longitud, según la dirección del plano y según su buzamiento (Vallejo y otros, 2002). No superan los
50 cm, siendo esta cifra considerada como persistencia baja a muya baja; el dato mencionado es algo atípico
y de caso extremo, debido a que la presentación típica de la continuidad o persistencia, como regla
relativamente general, no supera los 20 cm en afloramiento.
Espaciamiento
Este parámetro condiciona el tamaño de los hipotéticos bloques que podrían, bajo estímulos o desgaste
natural de los taludes, ceder a la fuerza gravitatoria y desprenderese (Vallejo y otros, 2002). Los
espaciamientos no son homogéneos, rondando, en las lodolitas y rocas de mayor resistencia, los 15 a 30 cm;
en las sucesiones de rocas más blandas, como arcosas y litoarenitas, es de diversos valores, encontrándose
de 5, 6, 7 y hasta 15 cm. Estos espacimientos se clasifican como cerrados a moderados, y no se encuentra
divergencia en cuanto a las distintas familias identificadas.
Rugosidad
Término usado en un sentido amplio para referenciar a la ondulación de la superficie en cuestión, y sus
irregularidades a pequeña escala. Como principal finalidad y uso de esta descripción, se tiene la evaluación
de la resistencia al corte de los planos. Una superficie que goce de una alta rugosidad, aumenta su
resistencia al corte (Vallejo y otros, 2002). En cuanto a este parámetro, las unidades litoestratigráficas
presentan divergencias; las rocas blandas exhiben rugosidades onduladas-lisas, en ocasiones ondulada
rugosa; las rocas duras presentan rugosidades de ondulodas-lisa a escalonada-lisa.
Abertura y rellenos
Antagónico a la clasificación de la rugosidad, conforme aumenta la abertura, definida como la distancia en
paralelo que separa dos planos de discontinuidad, la resistencia al corte decrece (Vallejo, 2002). El espesor y
tipo de rellenos, juegan un papel circunstancial en la integridad del macizo. Las aberturas reportadas rondan
los 2 a 5 mm (abierta a moderadamente amplia), en especial en las discontinuidades que se encuentran
cercanas a un buzamiento horizontal. Los rellenos, no muy espesos, se componen esencialmente de óxidos
de hierro y limo, cuya génesis se haya en el flujo de agua producto de la precipitación. Estos rellenos son
prueba fehaciente que, aun en periodos de estiaje, los macizos se encuentran parcialmente humedecidos, sin
encontrar flujos de gran relevancia para los lapsos de tiempo mencionados. En periodos de abundante
precipitación el flujo de agua debe aumentar en una medida considerable.
Estratificaciones
El análisis de las estratificaciones devela los diversos plegamientos locales que se entallan en las sucesiones
de rocas aflorantes, y un detalle minucioso de su distribución evidencia posibles estructuras a nivel regional.
En los tramos se interpretan al menos 10 conjuntos distintos de estratificaciones; para su descripción se
procede de igual manera que las diaclasas, con la diferencia sustancial que para el tramo norte se aumenta la
resolución de la descripción, por motivo de ser un tramo que va perpendicular a las estructuras, y cuyo
aquilatamiento refleja la presencia de un conjunto de pliegues anticlinales y sinclinales englobados en un
sinclinorio de dimensiones locales.
E1 089 32
E2 181 24
E3 228 66
E4 266 66
FUENTE: ELABORACIÓN PROPIA
Alto El Pontón
El análisis individual de cada uno de los flancos del Alto El Pontón se presenta en la Figura 4.13. Las
estratificaciones para el flanco oeste tienen como tendencia preferencial 090°/31°, mientras que el flanco este
posee una tendencia de 189°/28°, mostrando un trazo de este sinclinorio de aproximadamente 143°/21°
(trend/plunge) de eje; esta información se abstrae de la Figura 4.14.
FIGURA 4.13 ANÁLISIS DE DENSIDAD DE LOS FLANCOS OESTE (A LA IZQUIERDA) Y ESTE (A LA DERECHA)
Las características físicas visibles en campo referentes a propiedades de las estratificaciones, tales como
rugosidad, espaciamiento, rellenos, etc, se exponen en un único apartado, debido a que estos atributos no
difieren en gran medida a lo largo de las laderas circundantes en la vía, favorecido esto por el predominio de
un único material geológico..
Persistencia
La persistencia de las estratificaciones, tanto para un tramo como para otro, pueden tratarse en conjunto. Esta
discontinuidad únicamente se ve interrumpida por fallas locales y por los ejes apretados de los plegamientos
locales. La clasificación de su persistencia es alta a muy alta.
Espaciamiento
Esta observación difiere en cuanto a la litología dominante; los sucesiones con prevalecencia de lodolitas y
arcosas exhiben espaciamientos que rondan desde los 10 cm, hasta los 2 a 1 mm. Esto incurre en que la
clasificación del espacimiento, al menos para estas sucesiones en específico, se registre como cerrado a muy
cerrado. El rocas de mayor compotencia, como las litoarenitas, cherts y liditas, el espacimiento se registra de
aproximadamente 5 a 20 cm; el intervalo propuesto clasifica al espacimiento en estas sucesiones como
cerrado.
FIGURA 4.15 ANÁLISIS DE DENSIDAD (A LA IZQUIERDA) Y FAMILIAS PROMEDIO (A LA DERECHA): TRAMO SUR
Rugosidad
La rugosidad de las estratificaciones a nivel macroscópico se clasifica como ondulada, mientras que su
comportamiento micro varia de lisa a rugosa, presentando así al menos dos clasificaciones: Ondulada-rugosa
y ondulada-lisa. Para la obtención de estos parámetros se utilizó la inspección visual básica de campo,
utilizando los perfiles estándar de rugosidad propuestos por el ISRM (1981).
Abertura y rellenos
El espesor de los rellenos no supera los 5mm, como valor máximo observado en campo. La composición
textural y mineralógica del relleno se relata propiamente como limos de color naranja a amarillento, con
influencia de los óxidos de hierro principalmente. No se registran aberturas pronunciadas.
4.2 GEOMORFOLOGÍA
La geomorfología es una disciplina que analiza los paisajes y los factores que los producen y modifican, con
el propósito de definir y estructurar soluciones a los problemas condicionados o desencadenados por cambios
en las condiciones de equilibrio. La incubación, el desarrollo de surcos y de cárcavas, fruto de la alteración o
de la suplantación en la cobertura vegetal, y los cortes y los rellenos en las laderas con fines urbanísticos o
para el emplazamiento de vías o de cualquier infraestructura, son algunos ejemplos de los eventos que
promueven el desequilibrio.
El modelamiento es el producto entre la expresión superficial del terreno y la acción de los procesos
geomorfológicos modeladores tanto endógenos como exógenos, a través del tiempo geológico y bajo
condiciones climáticas cambiantes. Como resultado, se originan relieves diferenciables y por ende
clasificables, que permiten estructurar un sistema de jerarquización geomorfológica, de lo regional a lo local, a
partir de parámetros morfogenéticos, morfodinámicos, morfográficos y morfoestructurales. Bajo esta
perspectiva, y acorde con los alcances del estudio y de la escala de trabajo, la interpretación y la definición (o
la delimitación) de los elementos geomorfológicos, el nivel más riguroso de la jerarquización geomorfológica
(estructura ilustrada en la Figura 4.16), se realiza al amparo de los rasgos morfoestructurales y de la
adaptación, complementación y refinamiento de las propuestas de Van Zuidam (1984) y, de Carvajal (2012 y
2013), de Villota (1991) y del Servicio Geológico Colombiano (SGC, 2016), destinadas a la generación de
mapas geomorfológicos aplicados a la zonificación de amenaza por movimiento en masa.
Los rasgos fisiográficos de pendientes, la geometría del relieve (Morfografía) y su contraste, la longitud de
laderas, los agentes modeladores del medio (es decir la morfodinámica), el origen y la evolución de las formas
del terreno (morfogénesis) y de la ladera, son los pilares principales en los que se apuntalan las
características de los elementos geomorfológicos vigentes en las subcuencas de los ríos Nore y Herradura, y
en las de las quebradas Nancui, Caña Honda, Piedras, la Pontoncita y Tierra Adentro.
La inclinación y la forma de las laderas depende en gran medida del material que las constituye (i.e de la
litología), de esta manera en horizontes competentes las pendientes son fuertes, las liditas y las litoarenitas
del Miembro Urrao es el caso convencional, mientras que, en paquetes blandos, caso particular de los suelos,
predominantemente los de las laderas coluviales, las pendientes son moderadas (Van Zuidam, 1985,
estructura de clasificación recapitulada en la Tabla 4.6). El paisaje de las subcuencas de los ríos de Nore y
Herradura, son el producto principal, de la combinación de eventos, por una parte, erosivos y de depositación
promovidos por las corrientes de agua, y tectónicos relacionados con el levantamiento de la Cordillera
occidental y por otra parte, denudativos recientes, que han dado lugar a terrazas estrechas, alargadas y a
vertientes, articuladas por laderas muy abruptas a extremadamente escarpadas.
INCLINADA 4–8
INCLINACIÓN DE LA PENDIENTE MODERADAMENTE INCLINADA 8 – 16
ESCARPADA 16 – 35
MUY ESCARPADA 35 – 55
EXTREMADAMENTE ESCARPADA > 55
4.2.2.1 DENUDACIONAL
Su morfología está matizada por colinas redondeadas, de poca altitud, y laderas coluviales gestadas en los
niveles blandos de la Formación Penderisco. Son el producto de los procesos erosivos y de remoción en
masa que lavan y transportan el material. Entallan las vertientes detonantes de los ríos Herradura y Abriaquí,
y se circunscriben a la periferia de la vía Frontino – Abriaquí.
Responde a una prominencia topográfica con una altura menor de 200 metros sobre su nivel de base local,
con una morfología alomada y elongada, laderas cortas a muy cortas, convexas y pendientes muy inclinadas
a muy abruptas. Su origen está ligado con los procesos intensos de meteorización y de erosión diferencial.
Se caracteriza por presentar algunos movimientos en masa.
4.2.2.2 ESTRUCTURAL
Entrelazan altas y conspicuas laderas estructurales, chevrones, filos, y cañones; evolucionaron sobre
unidades litoestratigráficas duras – Formación Penderisco, Miembro Urrao – y son el resultado de la marcada
influencia estructural y tectónica que produjeron el levantamiento de bloques (durante los pulsos orogénicos
del Cenozoico) si se trata de las laderas estructurales; o pusieron en contacto unidades litológicas con
respuesta mecánica diferente en lo que atañe a los filos y cañones. Son retrabajados por deslizamientos
planares en roca, y caídas de roca, detonados por erosión o por saturación.
SSLP
FCA
FPI
SE
FOTO 4.16 GEOFORMAS DE LA LLANURA ALUVIAL DEL RÍO HERRADURA
4.2.2.3 FLUVIAL
control estructural marcado por el trazo de fallas. El cauce del río Herradura presenta particularidades con
respecto a su dinámica; la confluencia de las quebradas Santa Teresa, Morrogacho, Piedras y La Nancui,
supone una transformación importante en su comportamiento, abandonando un comportamiento
anastomosado y “encañonándose”. Se infiere este cambio por efecto del estrangulamiento del cauce por
cuenta de los conos de deyección que descienden de los afluentes (véase la Figura 4.17).
FIGURA 4.17 ESTRANGULAMIENTO DEL RÍO HERRADURA POR CONVERGENCIA DE DEPÓSITOS FLUVIOTORRENCIALES
FTA
SE
FOTO 4.17 TERRAZAS DE ACUMULACIÓN DEL VALLE DEL RÍO HERRADURA
4.2.3 MORFODINÁMICA
En este apartado se abordan los procesos que modifican el relieve y los agentes que inciden en estos
cambios, principalmente aquellos que tienen algún grado de importancia para la vía. Cada unidad de
morfodinámica posee rasgos morfológicos particulares que dependen, entre otros elementos, de los agentes y
de los eventos denudativos que en ella se desarrollan. Tales rasgos permiten dilucidar el tipo de fenómeno
esperado, las causas intrínsecas y extrínsecas (o detonantes), y su estado de actividad y desarrollo, variables
y características definidas acorde con los derroteros fijados por Varnes (1978), IAEG (1990), Cruden y Varnes
(1996) y Vargas (1999). Entre los más procesos más relevantes se tienen: flujos de lodos y deslizamiento
traslacionales.
Es el grupo de eventos por medio de los que el material rocoso o los suelos son desprendidos y removidos
con influencia de agentes externos a lo largo de un eje lineal. La erosión Hídrica es un fenómeno ocasionado
por acción de fuerzas hidráulicas, que actúan sobre las partículas del terreno, produciendo su
desprendimiento, transporte (flujo superficial) y posterior depositación (Varnes 1978).
Del análisis multitemporal se dilucida que, bajo influencia del río Herradura, la vía posee procesos de
socavación puntuales que pueden comprometer en menor medida la integridad del trazado. La Figura 18
expone el trazado del río en diferentes periodos, abarcando desde el año 1984 al 2018; refleja que el cauce
principal se ha mantenido estable en gran parte de su tramo; la excepción se constata en las abscisas
Km17+390 a km17+290, donde el análisis mediante sensores remotos refleja una migración importante del
río, de aproximadamente 50 m, en un periodo comprendido entre los años 1984 a 2011; del 2011 al 2018 no
se presentan migraciones importantes del canal. La visita a campo del 2021 reporta que el río Herradura se
encuentra a aproximadamente a 30 metros en horizontal de la banca. Este punto resulta de vital importancia
para estudiar la integridad del trazado a futuro, con el fin de garantizar su perdurabilidad.
La evaluación de amenaza, abarca en las primeras páginas las tesis y los axiomas fijados para la llevar a
cabo el análisis de estabilidad. Tiene como eslabón de partida la auscultación del inventario de los procesos
morfodinámicos, quehacer que permite justificar las secciones de análisis, la definición de los mecanismos de
deslizamiento y coadyuva en el futuro planteamiento de las alternativas de mitigación.
Este apartado pretende vislumbrar y priorizar sectores donde la inestabilidad de taludes conjugue una
amenaza para la integridad del tramo vial. Comprendida la priorización realizada mediante la consulta de
fuentes secundarias, cuyo fin se enmarca en la ubicación espacial de dichos eventos consultados, y una
posterior evaluación de su actividad y descripción minuciosa de las condiciones geológicas y geomorfológicas
locales, a posterioridad se pretenderá puntualizar sitios de énfasis para la exploración del subsuelo.
Sus expresiones hoy día son de amplia representatividad y significado, puesto que ponen en manifiesto la
susceptibilidad de las laderas y dan una idea (gruesa por demás) de los estadios de amenaza. A la luz de la
interpretación de sensores remotos, resaltan dos tramos de crucial actividad en las laderas; estos se
comprenden entre Km4+430 a Km6+060, que comprende gran parte del Alto El Pontón y Km16+850 a
Km20+830, al sur del caserío de Potreros. Cubren una gran extensión, rondando los xxxx m2. Las amplias
coronas de actividad se ponen en manifiesto cerca de las abcisas km, donde se relatan retrogresiones
antiguas cuya cúspide alcanzan las divisorias de aguas (esta puede estar facilitada por el trazo de estructuras
de dimensiones regionales como el sinclinorio descrito en el numeral 4.1.3.3.1). Tanto su ascenso como su
descenso delinean y revelan escenarios de amenaza alta. La Figura 4.19 representa el trazo de los
movimientos en masa, principalmente de los deslizamientos traslacionales, de los flujos de tierra, identificados
en una imagen de Sas Planet (2018) e IGAC (2014).
Sus expresiones hoy día son de amplia representatividad y significado, puesto que ponen en manifiesto la
susceptibilidad de las laderas y dan una idea (gruesa por demás) de los estadios de amenaza. A la luz de la
interpretación de sensores remotos, resaltan dos tramos de crucial actividad en las laderas; estos se
comprenden entre Km4+430 a Km6+060, que comprende gran parte del Alto El Pontón y Km16+850 a
Km20+830, al sur del caserío de Potreros. Cubren una gran extensión, rondando los xxxx m2. Las amplias
coronas de actividad se ponen en manifiesto cerca de las abcisas km, donde se relatan retrogresiones
antiguas cuya cúspide alcanzan las divisorias de aguas (esta puede estar facilitada por el trazo de estructuras
de dimensiones regionales como el sinclinorio descrito en el numeral 4.1.3.3.1). Tanto el ascenso como el
descenso de este alto, proponen escenarios de amenaza alta. La Figura 4.19 representa el trazo de los
movimientos en masa, principalmente de deslizamiento traslacional, identificados en una imagen de Sas
Planet (2018) e IGAC (2014).
Este análisis alimenta y complementa las unidades geomorfológicas trazadas, donde los tributarios del río
Herradura, como la quebrada Potrero Grande y Piedras, despliegan sobre su desembocadura amplios
abanicos, producto de su actividad torrencial pretérita. Las obras hidráulicas planteadas, deben considerar
estos puntos; al menos, desde 1984, no reportan nuevos eventos torrenciales, y la consulta de información
tampoco refleja registros antiguos o recientes de estos fenómenos para los cauces mencionados.
FIGURA 4.19 MOVIMIENTOS EN MASA; TRAMO NORTE (IZQUIERDA), TRAMO SUR (DERECHA).
La consulta del Sistema de Información de Movimientos en Masa (SIMMA, SGC), refleja pocos reportes de
actividad en las laderas (véase la Figura 4.20). Dentro de los fenómenos registrados por la entidad se tienen
principalmente deslizamientos, esencialmente rotacionales. La descripción provista del SGC, para el
movimiento ocurrido en límites de las veredas La Antigua y La Timotea (ID 1) y el movimiento de la vereda
Nore, Km 4, se compilan observaciones referentes a este en la Tabla 4.7.
Aunque el catálogo y el inventario del SIMMA, al menos para el sitio de interés, son escuetos y pobres de
registros, presentan observaciones importantes referentes al material condicionante, el o los detonantes y su
actividad primigenia. La compilación de esta fuente revela que los movimientos se presentan a lo largo y
ancho de las intercalaciones del Miembro Urrao, inmiscuyendo sus diversas variaciones composicionales,
además que los extensos periodos de lluvia (v.g. Fenómenos de La Niña 2011), resultan ser detonantes
importantes de actividad, dejando en un segundo plano detonantes como acción antrópica y sismos; la acción
antrópica debe tomarse mejor como un factor condicionante. El compilado de información para los municipios
de Frontino y Abriaquí, en toda su extensión, se presenta en el Anexo D.5.1.
La UNDRR (por sus siglas en inglés), Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de
Desastres y secretariado de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastre, reporta afectaciones
en la vía Frontino – Abriaquí, para el 22 de mayo de 2013, donde se consigna pérdida de banca, con casi 6
km de afectación. Al no poseer georreferenciación de este evento, se menciona de manera breve, con el
propósito de vislumbrar y contextualizar la amenaza por movimientos en masa registrada por distintos entes
de control, enfatizando en que la mayoría de registros, indistinto de la entidad, abarcan el periodo
comprendido entre los años 2010 y 2013 aproximadamente. El Anexo D.5.3 consigna el largo de este
reporte.
El compilado de los reportes de prensa, que reposa en el Anexo D.5.4, expresa y confirma las anotaciones
planteadas en los inicios de este apartado, en los que los periodos de lluvia son gestores y detonantes de los
movimientos en masa, con transgresiones principalmente expresadas en la pérdida de banca. Secuelas que
en el Urabá Antioqueño, ambiente ampliamente susceptible, engloban el corredor Frontino-Abriaquí, a pesar
de que son pocos las noticias que circulan o se han publicado.
La información levantada en campo reposa en el Anexo D.5.4. El recorrido de campo, cuyo ámbito secundario
se enfatiza en la evaluación de los movimientos en masa, confirma las observaciones realizadas en el
numeral tal; el Alto El Pontón, tanto en su ascenso como su descenso hacia la Qda La Pontoncita, exhibe una
sucesión de deslizamientos traslacionales y flujos de detritos; los pies de estos movimientos conforman
amenazas latentes que pueden obstruir la vía, mientras que las retrogresiones, más comunes en la parte alta,
conforman susceptibilidades a pérdidas de la banca.
La Foto 4.18 plasma un movimiento activo, de tipo deslizamiento traslacional, entallado en los suelos
residuales del nivel de arcosas del Miembro Urrao (K2u-af-IC), evidente en la vívida coloración rojiza del
material desprendido. Sus dimensiones rondan los 10 m, desde la banca hasta la corona, mientras que su
extensión en la horizontal abarca aproximadamente 5 a 8 metros, de un extremo a otro. Este movimiento
reviste acotaciones necesarias a comentar; no solo se compone de un movimiento retrogresivo, cuyo pie
podría generar una obstrucción, sino que su parte baja refleja una posible retrogresión, continuando aguas
abajo. La morfología de esta transgresión de la ladera describe un zurco, evidencia del descenso de flujos
superficiales encausados, cuya acción en los deslizamientos podría estar relacionada al humedecimiento del
material aflorante. La parte superior de la ladera que contiene este fenómeno, presenta flujos lentos de
material, a fe, futuras retrogresiones a tener en cuenta.
FLUJOS LENTOS
CORONA
ZONA DE
DEPÓSITO
NE
FOTO 4.18 MOVIMIENTO EN MASA EN LA ABSCISA XX
A vista general, el ascenso desde el río Nore al Alto El Pontón, representa una seguidilla de deslizamientos
traslaciones y flujos de lodos, algunos ya de vieja data, como la corona que llega hasta la divisoria de agua,
presentada en la Foto 4.19. Varios de estos fenómenos requieren de una evaluación y una minuciosa
inspección en la exploración geotécnica, debido a que no solo se está comprometiendo el trazo vial a
intervenir, sino cultivos y por consiguiente, afectaciones a la economía local de los pobladores; hasta casos
extremos, pérdida de vidas.
RETROGRESIÓN ANTIGUA
SE
FOTO 4.19 DESCENSO DEL ALTO EL PONTÓN HACIA EL RÍO NORE. NÓTESE LA SEGUIDILLA DE DESLIZAMIENTOS.
La parte alta de El Pontón, presenta una retrogresión importante, exhibida en la Foto 4.20; se levanta un
movimiento en masa de tipo deslizamiento traslacional, auspiciado por la alta pendiente y los planos
estructurales evidentes. Se desarrolla sobre una sucesión de lodolitas abigarradas y arenitas feldespáticas.
Aguas abajo se relata actividad pretérita de esta sección de ladera, donde el valle del afluente relacionado en
esta microcuenca, se rellena por varios flujos de lodos, que componen un depósito aparentemente espeso.
Resulta vital plantear puntos de exploración geotécnicos en este sector, cuyo fin último sea determinar su
temporalidad en actividad (a grandes rasgos activo, por la vegetación incipiente en los escarpes muy
marcados), y las condiciones geomecánicas que controlan su aparición.
RETROGRESIÓN ACTIVA
VÍA SENTIDO
FRONTINO - ABRIAQUÍ
FOTO 4.20 DESLIZAMIENTO TRASLACIONAL DEL ALTO EL PONTÓN. NÓTESE LA RETROGRESIÓN QUE AMENAZA LA VÍA
SE
El tramo sur presenta una menor densidad de movimientos, aunque no una total ausencia de estos. A pesar
que en este sector geográfico, paralelo al río Herradura, no sean evidentes grandes coronas de retrogresión,
la pendiente auspicia y facilita la movilización de las laderas, adicional que estructuralmente, se presentan
evidencias de fallas locales, traducidas en secciones litológicas translocadas e intensos fracturamientos, que
favorecen deslizamientos traslacionales, conos de derrubios y flujos de lodos locales. La Foto 4.21 ofrece una
visión de los conos y movimientos referenciados, donde se entalla un cono de derrubios facilitado por la alta
pendiente. Las condiciones geológicas del sitio relatan un predominio de rocas duras, referenciadas como
litoarenitas del Miembro Urrao (K2u-lt-IIB), afectadas por una falla inversa de carácter local, y medianamente
meteorizadas; estas condiciones, a pesar de entallarse en rocas duras, por su condición estructural la hace
susceptible a movilización de masas.
NE
ZONA DE DEPÓSITO
VÍA SENTIDO
FRONTINO - ABRIAQUÍ
FOTO 4.21 CONO DE DERRUBIOS EN LA ABSCISA XXXX. SUR DEL CASERÍO DE POTREROS
Las acotaciones planteadas, expresadas ampliamente en este apartado mayor, y con inferencias observadas
y consultadas desde la construcción de la geología regional y local, junto con la geomorfología regional,
tienen como fin último plasmar sectores de amenaza por movimientos en masa relativa, en estadios
intermedios y altos, donde se vislumbre y se enfaticen sitios a densificar con exploración, con el propósito de
asegurar la integridad del tramo vial. Para fines prácticos los tramos críticos se presentan en el Alto El Pontón
y al sur del caserío de Potreros. El Alto Pontón presenta susceptibilidad por factores litológicos; las
intercalaciones de arcosas y lodolitas, y la potencia de los suelos residuales, junto con las complicaciones
estructurales presentes, reflejadas en el número de discontinuidades y su amplia dispersión, constituyen hitos
a tener en cuenta para la estabilidad de este tramo vial. El sur del Caserío Potreros, si bien posee menos
problemas geotécnicos, presenta relevancia por cuestiones estructurales, referidas a la identificación de fallas
locales y plegamientos intensos, relacionados a conos de derrubios, deslizamientos desde la parte alta y
caída de rocas.
CONTENIDO
4 Capítulo 4 ............................................................................................................... 1
4.1 GEOLOGÍA________________________________________________________________ 1
LISTA DE TABLAS
LISTA DE FIGURAS
FIGURA 4.1. DIVERSOS MODELOS DE BLOQUES TECTÓNICOS PARA EL NOROCCIDENTE COLOMBIANO ____ 7
FIGURA 4.2 EL GRAN TRAZO DE LA FALLA QUE CONTROLA EL CURSO DEL RÍO HERRADURA. ____________ 8
FIGURA 4.3 FALLAS DE CARÁCTER REGIONAL QUE PUEDEN TENER INCIDENCIA EN LA VÍA _____________ 9
FIGURA 4.4 INFOGRAFÍA SOBRE RIESGO SÍSMICO PARA EL DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA ___________ 11
FIGURA 4.5 DEFORMACIÓN EN CUERPOS CUATERNARIOS DEL VALLE DEL RÍO HERRADURA___________ 13
FIGURA 4.9 APIQUE AP-42: SUPERPOSICIÓN DE DOS EVENTOS COLUVIALES SOBRE UN SUELO RESIDUAL
_____________________________________________________________________________________ 21
FIGURA 4.10 PERFIL DE METEORIZACIÓN TÍPICO DEL MIEMBRO URRAO. NÓTESE EL RELLENO VIAL
SUPRAYACENTE _______________________________________________________________________ 23
FIGURA 4.11 ANÁLISIS DE DENSIDAD (A LA IZQUIERDA) Y PLANOS DE LAS DIACLASAS DEL TRAMO NORTE (A
LA DERECHA) __________________________________________________________________________ 27
FIGURA 4.12 CONTORNOS DE DENSIDAD (IZQUIERDA) Y PLANOS DE LAS DIACLASAS (DERECHA) DEL TRAMO
SUR _________________________________________________________________________________ 29
FIGURA 4.13 ANÁLISIS DE DENSIDAD DE LOS FLANCOS OESTE (A LA IZQUIERDA) Y ESTE (A LA DERECHA) 31
FIGURA 4.18 ANÁLISIS MULTITEMPORAL DEL RÍO HERRADURA: 1984 A 2018. _____________________ 41
FIGURA 4.19 MOVIMIENTOS EN MASA; TRAMO NORTE (IZQUIERDA), TRAMO SUR (DERECHA). _________ 42
LISTA DE FOTOS
FOTO 4.1 CERRO MORROGACHO Y TERRAZAS ALTAS DEL RÍO HERRADURA. VISTA DESDE EL LA QDA LA
PONTONCITA. __________________________________________________________________________ 4
FOTO 4.2 TERRAZA BAJA DEL RÍO HERRADURA Y DEPÓSITOS ALUVIALES DE LA QUEBRADA MORROGACHO 5
FOTO 4.4 BLOQUES HETEROMÉTRICOS DE GRANDES DIMENSIONES QUE CONFORMAN LAS TERRAZAS. ___ 6
FOTO 4.6 FACETAS TRIANGULARES EN EL VALLE DEL RÍO NORE Y LA QUEBRADA LIMOS. ______________ 10
FOTO 4.8 AFLORAMIENTO DE LITOARENITAS EN INTERCALACIONES CON LODOLITAS GRISES (PC301) ___ 19
FOTO 4.9 AFLORAMIENTO DE LIDITAS Y CHERT. FRENTE DE EXPLOTACIÓN, ASCENSO ALTO EL PONTÓN
DESDE EL RÍO NORE (PC295) ____________________________________________________________ 19
FOTO 4.11 PLIEGUE EN LIDITAS Y CHERT. FRENTE DE EXPLOTACIÓN DE AGREGADOS PÉTREOS PARA VÍAS
TERCIARIAS.___________________________________________________________________________ 25
FOTO 4.14 MACIZO DESAJUSTADO POR CUENTA DE LAS DIVERSAS DISCONTINUIDADES _____________ 28
FOTO 4.17 TERRAZAS DE ACUMULACIÓN DEL VALLE DEL RÍO HERRADURA _________________________ 39
FOTO 4.19 DESCENSO DEL ALTO EL PONTÓN HACIA EL RÍO NORE. NÓTESE LA SEGUIDILLA DE
DESLIZAMIENTOS. ______________________________________________________________________ 45
FOTO 4.20 DESLIZAMIENTO TRASLACIONAL DEL ALTO EL PONTÓN. NÓTESE LA RETROGRESIÓN QUE
AMENAZA LA VÍA ________________________________________________________________________ 46
FOTO 4.21 CONO DE DERRUBIOS EN LA ABSCISA XXXX. SUR DEL CASERÍO DE POTREROS ____________ 46
LISTA DE ANEXOS
LISTA DE PLANOS