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Introducción.

£1 turismo
en el proceso de internacionalizado!!*

Marie-Françoise Lanfant

El turismo internacional constituye un nuevo desafío en el proceso de transfor-


mación de las sociedades contemporáneas hacia lo que algunos llaman "un nuevo
orden" a escala mundial.
E n una primera aproximación y según la definición convencional, el turismo
internacional es simplemente el hecho de que u n individuo cruce, las fronteras
nacionales para ir a viajar o a residir durante cierto tiempo, y por razones n o
profesionales, en un país distinto del suyo. El turismo se considera pues, por lo
pronto, c o m o una actividad individual. Pero cuando los individuos se cuentan
por millones, ese simple hecho adquiere otra dimensión: la sociológica. E n efecto,
a través de ese movimiento de desplazamiento de personas y de penetración
masiva de turistas extranjeros en las sociedades nacionales se realiza un proceso
de internacionalización que pone en marcha por su dinámica cierto tipo de cambios
en un número creciente de regiones del m u n d o .
Durante el año 1977 se desplazaron en el espacio internacional 244 millones
de personas1, cifra que aumenta cada año pese a una coyuntura que se juzga
desfavorable. Se prevé, en efecto, que esos movimientos se ampliarán en los años
próximos con una tasa de crecimiento del 2 al 3 por ciento anual; desde ahora
hasta el año 2000, losflujosturísticos internacionales se habrán duplicado2.
Este fenómeno suele presentarse y apreciarse de una manera ambigua por
los pensadores sociales. El crecimiento de los desplazamientos provoca a la
vez euforia y temor. Euforia, porque la posibilidad de viajar por el m u n d o es
interpretada c o m o un progreso al que aspiran las sociedades modernas, y porque
además el turismo se considera c o m o una fuente de enriquecimiento gracias al
comercio que suscita. Temor, porque este fenómeno, en sus componentes subje-
tivas, aparece vinculado a impulsos y a motivaciones oscuros que podrían engen-

Marie-Françoise Lanfant, encargada de investigaciones en el Centre d'études sociologiques del


Centre national de la recherche scientifique, 82 rue Cardinet, 75017 Paris, trabaja en el campo de
la sociología del ocio y de la cultura. Dirige un grupo de trabajo en sociología del turismo interna-
cional que ella misma ha creado en 1975. Ha publicado Les théories du loisir, sociologie du loisir
et idéologies (1972), que ha sido traducido al holandés, al italiano y al español.
* Este articulo se apoya en las investigaciones rea-
lizadas en cooperación con Marie-Hélène
Mottin, Michel Picard, Daniele Rozenberg
y Jacques Weerdt, en el Collectif de recherche
en sociologie du tourisme del C N R S .
Rev. int. de cienc. soc, vol. X X X I I (1980), n.» 1
Introducción. El turismo 15
en el proceso de internacionalización

drar a escala social u n a movilidad generalizada y sin freno. A este respecto,


conviene notar que el aumento de los desplazamientos suele considerarse en las
publicaciones oficiales c o m o la expresión de una demanda casi incontenible,
que se trata de canalizar y de controlar.
Pero el turismo, contra lo que se dice con demasiada frecuencia, n o es u n
fenómeno espontáneo. N o se produce desordenadamente, por obra de una
demanda incontrolable. Es resultado de una voluntad.
Este fenómeno se desarrolla impulsado por u n potente aparato de p r o m o -
ción turística que recibe el apoyo de las m á s altas instituciones internacionales:
la Organización Mundial del Turismo, el Fondo Monetario Internacional, las
Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Unesco, etc.
Las instituciones económicas internacionales atribuyen una gran impor-
tancia a los flujos turísticos internacionales por cuanto provocan movimientos
monetarios cuyas repercusiones n o son desdeñables en los pagos en concepto de
comercio exterior mundial, en el que los ingresos procedentes del turismo inter-
nacional representaron en 1976 el 3,6 por ciento, siendo su ritmo de aumento
más rápido que el del conjunto de las exportaciones3.
Esos organismos intervienen también directamente en la concepción y la
determinación de los movimientos turísticos. N o sólo trazan verdaderas estra-
tegias de promoción y de planificación, sino que además elaboran una doctrina
social cuyas implicaciones para la concepción del ocio merecen notarse1.
L a difusión del turismo internacional se desea por razones que son ante
todo de orden económico. Es bien sabido que los países m á s desarrollados fueron
sus primeros beneficiarios. Así sigue siendo ahora. Los países ricos recibieron la
mayor parte de los 36 000 millones de dólares de los Estados Unidos en que se
cifraron los ingresos del turismo en 1976. Los Estados Unidos de América ocu-
paban el primer lugar, con 6 375 millones de ese total, Francia el segundo lugar
con 3 613 millones, y a continuación venía la República Federal de Alemania
con 3 211 millones5. Los países occidentales son pues los primeros interesados en
estos desplazamientos, aunque su balanza turística sea deficitaria.
. Pero, a partir de 1960 surgió la idea revolucionaria de que el turismo inter-
nacional debía beneficiar también a los países subdesarrollados: el argumento
esgrimido era que la venida de numerosos turistas occidentales a esos países
aportaría divisas, lo que reduciría en consecuencia el déficit estructural de su
balanza de pagos.
E n 1963, las Naciones Unidas hicieron suya esta tesis y proclamaron solem-
nemente: "el turismo puede aportar y aporta efectivamente una contribución
vital al crecimiento económico de los países en vías de desarrollo"8.
E n los años siguientes se presencia una intensa campaña de persuasión
dirigida hacia los países en desarrollo, a los que se invita a abrir sus fronteras a
los turistas, : a atribuir en su economía u n lugar prioritario al sector turístico, a
acoger los capitales extranjeros deseosos de invertir en esta esfera y a concederles
16 Marie-Françoise Lanfant

ventajasfiscalesy garantías. M u c h o s países subdesarrollados, sostenidos finan-


cieramente por el Banco Mundial, se lanzan a la empresa con entusiasmo, espe-
rando encontrar allí una solución para su pobreza endémica. Se inician grandes
proyectos para responder a la demanda creciente de desplazamientos y a la bús-
queda de lo exótico por parte de las poblaciones industrializadas.
¿Iba a establecer el turismo un puente entre el m u n d o desarrollado y el
m u n d o subdesarrollado? Es verdad que, si se consultan las estadísticas de los
flujos turísticos internacionales y su distribución geográfica en la superficie del
globo, se comprueba que los países del tercer m u n d o no participan sino m u y
débilmente en estos movimientos, en comparación con los países industrializados
del continente europeo y de América del Norte. Europa sigue siendo el continente
m á s visitado, con 175 millones de personas llegadas a sus fronteras en 1977, es
decir casi las tres cuartas partes del total registrado a nivel mundial. Es también
el continente de donde parten hacia otros países u n mayor número de turistas,
ocupando Alemania Federal el primer puesto con 36 millones de salidas3. Y es
asimismo el continente que recibe m á s extranjeros procedentes de los demás
continentes: 3,5 millones de ciudadanos estadounidenses entraron en Europa
en 1976, junto a 900 000 canadienses, 300 000 japoneses, 150 000 australianos,
sin contar a todos los venidos de otros países cuyo número se desconoce1. El
tercer m u n d o , por su parte, sólo recibe una proporción mínima. El número de
llegadas de turistas extranjeros a las fronteras del continente africano no llegaba
a 5 millones en 1976, es decir el 2,2 por ciento del turismo mundial; en Asia
meridional la cifra era 1 millón, y en Asia oriental 5,5 millones en 1974.
Estas cifras, por elocuentes que ' sean, n o deben ocultar las nuevas direc-
ciones del turismo internacional: la parte creciente de los países de la cuenca del
Mediterráneo en la recepción de los turistas extranjeros, así c o m o la progresión
todavía débil pero sostenida de los países del tercer m u n d o . E n 1976, varios
países del litoral experimentaron u n crecimiento en las llegadas m u y superior a
la media: Grecia (35,4 por ciento), Turquía (8,8), Yugoslavia (7,3), Portugal (7,8),
Italia (6,5 por ciento)5. E n algunos de estos países el crecimiento fue rapidísimo,
c o m o en Túnez que recibía 250 000 turistas en 1965 y 2 250 000 en 19757. Es
sabido que los turistas que acuden a esas regiones del m u n d o proceden de las
grandes metrópolis de América del Norte y de Europa Occidental, y más recien-
temente del Japón.
E n las sociedades occidentales se está adquiriendo el hábito de ir a residir
a u n país extranjero durante la época de vacaciones. Gracias a encuestas nacio-
nales, se conoce la proporción de estos viajes al extranjero en relación con el
conjunto de las salidas de vacaciones, proporción que pasa del 50 por ciento
en la República Federal de Alemania, Países Bajos, Suiza, Dinamarca; se sitúa
entre el 40 y el 50 por ciento en Bélgica y Austria; pero que es menor en Francia
(17 por ciento) y el Reino Unido (menos del 20 según las últimas estadísticas)8.
L a apertura de los países en desarrollo al turismo internacional obliga a
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en el proceso de internacionalización

reconsiderar este fenómeno desde una perspectiva enteramente nueva. E n esta


nueva coyuntura, n o es ya posible imaginar los flujos turísticos internacionales
c o m o una simple extensión del turismo interior que traspasaría las fronteras
nacionales bajo el empuje de una irresistible propensión a viajar, ni reducir su
efecto económico a una simple contribución al comercio exterior. Porque de lo
que ahora se trata es de articular el subdesarrollo al desarrollo de las sociedades
más ricas por medio del turismo. Y esta opción halla eco en estas últimas socie-
dades, cuando hacen del turismo un factor de desarrollo para las regiones econó-
micamente débiles de su propio territorio.
Es fácil percatarse de que n o se trata de u n simple cambio de escala, sino
de u n verdadero cambio de sentido, pues estas opciones traen c o m o consecuencia
la inscripción del fenómeno de las vacaciones en unas estrategias económicas
que abarcan en u n m i s m o programa al m u n d o desarrollado y al m u n d o sub-
desarrollado.
Esta visión de conjunto es la que adoptan ahora los organismos interna-
cionales al presentar la expansión turística a escala mundial, ya que afirman que
el turismo responde simultáneamente a dos necesidades: ofrecer a las masas
trabajadoras y urbanizadas de las sociedades industriales una vuelta a la vida
natural y de aire libre durante el tiempo de vacaciones; ofrecer a las regiones
periféricas la ocasión de entrar en el circuito de los intercambios exteriores y de
atenuar así su separación de las sociedades m á s ricas.
Las sociedades desarrolladas y los países subdesarrollados están en adelante
llamados a mantener nuevas relaciones de interdependencia a través del turismo;
esto es precisamente lo que el economista italiano Alberto Sessa, experto inter-
nacional en la materia, formuló sin ambigüedad en una conferencia de la Unesco
reunida sobre este tema en 1970. A partir del m o m e n t o en que las sociedades
industriales convencen a los países en desarrollo para que opten por el turismo
c o m o instrumento prioritario de desarrollo —decía el autor citado—, están a
su vez obligadas a realizar ciertas opciones en su economía, para responder a las
exigencias del mercado que han creado. E n particular deberán, mediante una
política adecuada del consumo privado y del tiempo libre, mantener y aumentar
la demanda turística en dirección al extranjero9. E n este argumento se ve que,
en su alcance internacional, la política turística forma parte de un plan económico
de conjunto que cubre, con unas finalidades que quieren ser convergentes, las
economías desarrolladas y las subdesarrolladas, y que une en una misma lógica
el aumento del tiempo libre y del ocio en las sociedades industriales y el desarrollo
económico y social del m u n d o subdesarrollado. Estimamos que esta lógica debe
inscribirse en los datos del "nuevo orden económico mundial".
18 Marie-Françoise Lanfant

El planteamiento dominante y sus presupuestos


El fenómeno se comprende todavía mal. Se analiza de manera superficial y parcial,
en función de esquemas conceptuales inadecuados. Apenas hay un campo en las
ciencias sociales en el que sea m á sflagrantela discrepancia entre las elaboraciones
políticas o científicas y la realidad de los hechos. H a y aquí algo inquietante, pues
no sólo se evalúa mal este fenómeno en sus efectos en el interior de las diversas
sociedades y en su influencia periférica en las relaciones internacionales, sino
que sobre todo se adopta una falsa perspectiva.
El pensamiento sociológico sigue siendo prisionero de una conceptualización
heredada de la economía de mercado que hace del turismo internacional u n
hecho económico en primer término, interesándose esencialmente por sus efectos
en las balanzas de pagos y relegando a u n segundo plano el problema de sus
implicaciones sociales y culturales.
Este planteamiento se encara con el turismo en términos de oferta y demanda.
Hace de la demanda turística un fenómeno vinculado a la industrialización cuando
ésta llega a cierto nivel de desarrollo y, gracias a su tecnología, permite disponer
de u n tiempo libre que se puede utilizar para los desplazamientos y crear medios
de transporte cada vez m á sflexiblesy rápidos. Hace depender así la expansión
del turismo a escala mundial de una demanda turística registrada en los principales
países industriales, y lo esencial de su trabajo conceptual consiste en hacer que
las determinaciones de esta demanda correspondan a una oferta potencial que
hay que suscitar en los países no industrializados.
Esta consideración de la oferta y la demanda, derivada de la economía
de mercado, constituye a nuestro juicio uno de los principales obstáculos meto-
dológicos y epistemológicos para el conocimiento sociológico del fenómeno
turístico. E n efecto, el sistema de conceptos en que se basa invade insidiosamente
el campo de la sociología, a la que se invita a alinearse a este planteamiento de la
oferta y la demanda.
Es preciso analizar a este respecto.la noción de "flujos turísticos interna-
cionales", que está en la base de toda concepción del turismo c o m o hecho inter-
nacional. Esta noción procede de la economía de mercado, que asimila las
personas desplazadas a mercancías, y que contabiliza las salidas y las llegadas de
turistas en las diversas sociedades c o m o operaciones de importación-exportación
que obedecen a las leyes de la oferta y la demanda. D e esta manera, la demanda
turística se analiza a escala social c o m o un fenómeno coyuntural, sometido a los
azares y a las variaciones de u n mercado competitivo, y a escala individual c o m o
una opción discrecional sin responsabilidad en lo que se refiere a las finalidades
a que tiende. C o m o la demanda se erige en principio de explicación, es el conjunto
m i s m o del fenómeno el que queda impregnado de ese carácter coyuntural, lo que
conduce a la negación de sus implicaciones de orden estructural.
Esto es tan cierto que, en el lenguaje económico, las personas que se des-
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en el proceso de internacionalización

plazan son "invisibles", término consagrado para los intercambios turísticos en el


vocabulario contable de la balanza de pagos.
El carácter coyuntural de la demanda repercute en la noción de espacio
turístico internacional que, bien considerada, se reduce a la idea de u n espacio-
plan, recortado según las salidas y las llegadas de los turistas, y dividido aproxi-
madamente en dos por la bipartición de las sociedades emisoras y de las
sociedades receptoras. Este espacio de relaciones, definido por la proyección
de los datos coyunturales de una demanda y de una oferta fluctuantes, n o tiene
ninguna consistencia sociológica.
Estas observaciones sobre el vocabulario no son redundantes. E n efecto,
toda esta terminología transpuesta del lenguaje económico al lenguaje oficial
del turismo internacional conduce a privar al hecho turístico de sus bases sociales
y a separarlo del conjunto de los procesos en que está inmerso, considerándolo
c o m o una variable exógena cuyos efectos podrían medirse con ayuda de algunos
factores separados de su contexto.
Pero hay m á s . Esta conceptualización lleva en sí los gérmenes de u n a
ideología de la que conviene adquirir conciencia. A estas nociones se vinculan
toda una serie de otras nociones que, entretejidas por el juego de asociaciones n o
elaboradas, conducen a u n a construcción conceptual inconsciente del turismo
internacional en cuanto sistema de intercambios entre sociedades.
L a idea del turismo internacional, expresada por la voz de científicos, de
expertos o de responsables políticos, descansa en una serie de oposiciones entre
sociedades emisoras y sociedades receptoras, sociedades industriales y sociedades
subdesarrolladas, llegadas y salidas de turistas, etc. Estas oposiciones organizadas
en sistema de conceptos constituyen la osatura de u n modelo de intercambio
internacional con rango de teoría.
Este aparato conceptual designa implícitamente un modelo del intercambio
en donde las relaciones que el turismo permite entre el m u n d o desarrollado y
el m u n d o subdesarrollado parecen instaurarse en reciprocidad de perspectivas.
Según esta lógica, se consideran las sociedades exclusivamente en su función de
oferta y demanda: los países subdesarrollados, en los que se presumen recursos
turísticos, se asimilan a la oferta, mientras que las sociedades desarrolladas son
consideradas esencialmente c o m o reservas de una d e m a n d a virtualmente exten-
sible. Este modelo hace funcionar la relación entre ambas partes según el principio
de los vasos comunicantes, pues ya que los turistas venidos de las sociedades
emisoras traen divisas, se supone que las sociedades receptoras, al ofrecer su
territorio a los turistas, se enriquecen a su vez.
El turismo internacional aparece en definitiva c o m o un medio de redistribuir
a las sociedades m á s desheredadas las rentas de las sociedades mejor provistas.
Así pues, en todos sus planteamientos, este sistema de intercambios parece
realizarse mediante dones recíprocos.
Los equilibrios entre sociedades receptoras y emisoras, entre oferta y
20 Marie-Françoise Lanfant

d e m a n d a , se basan en un doble postulado que permite a este sistema funcionar


sin desajustes. El primero afirma que el turismo es u n factor de crecimiento para
las regiones en que se implanta; el segundo declara que la demanda está en la
base del fenómeno turístico, haciendo de la oferta una consecuencia de aquélla.
Si se analizan estos dos postulados, se advierte que a m b o s se articulan en el
concepto de crecimiento.
El crecimiento, en efecto, está antes y después del fenómeno turístico: si
la d e m a n d a turística prolifera, ello se debe —se dice— al crecimiento económico
de las sociedades industriales, que engendra una renta disponible, discrecional,
que será empleada por lo tanto en opciones preferenciales, es decir en ocio-
consumo.
E n el otro extremo, el turismo internacional, al penetrar en las sociedades
subdesarrolladas, aporta dinero en divisas y capitales que constituyen factores
de crecimiento, y por lo tanto de iniciación al desarrollo.
Se llega así con toda naturalidad a esta ecuación: el crecimiento del turismo,
es decir los desplazamientos de las poblaciones industriales, es u n factor de
crecimiento, o sea de desarrollo de las sociedades subdesarrolladas. Y por esta
necesidad del crecimiento de las sociedades desarrolladas y de las sociedades
subdesarrolladas se encuentran encadenadas unas a otras en una implacable
circularidad de condicionamiento: porque lo que es preciso en todos los casos
para dar a esos intercambios su eficacia es que se produzcan los efectos multi-
plicadores del crecimiento suscitando las salidas de las sociedades ricas y a u m e n -
tando las llegadas a las sociedades pobres.
Crecimiento

demanda <-*• oferta


países desarrollados <-> países en desarrollo
salidas de turistas •*-> llegadas
salidas de divisas <-> entradas de divisas
gastos <-> ingresos
sociedades emisoras «-> sociedades receptoras

Desarrollo

Este marco de referencia teórico, que es el de la visión oficial del turismo inter-
nacional y que h e m o s encontrado igualmente en muchísimos planteamientos
que sin embargo pretenden apartarse de aquélla, nos parece particularmente
inadecuado para captar la realidad de la internacionalización en la que participa
el turismo. Este modelo teórico conduce, en efecto, a imaginar las relaciones
entre el m u n d o desarrollado y el m u n d o subdesarrollado dentro de un sistema
de intereses complementarios, ocultando sus eventuales contradicciones. A l
reducir esas relaciones a simples ajustes entre la oferta y la demanda, el modelo
prescinde de toda la serie de mediaciones por las que se realizan esos ajustes, y en
Introducción. El turismo 21
en el proceso de Internaclonallzaclón

particular del papel desempeñado por los aparatos de promoción turística con
sus efectos en los engranajes de las economías nacionales en las que actúan.
Asimismo, el modelo ignora las repercusiones en los sistemas culturales y sociales
de las sociedades industriales y tradicionales provocadas por las estrategias
ofensivas de la comercialización turística en dirección de la oferta y de la demanda.
Y puede decirse en general que lo que se escamotea con este planteamiento es
todo el problema de las implicaciones sociales y culturales, sobre todo respectó a
las sociedades receptoras subdesarrolladas, en las que la penetración del turismo
internacional queda reducida a una simple transferencia de tecnología.
Este marco de referencia, la economía de mercado, además de constituir
un obstáculo por su inadecuación para el estudió sociológico del turismo, asigna
a la sociología una función particular.
E n virtud de esta lógica de doble entrada, la sociología se ve doblemente
solicitada: del lado de la demanda y del lado de la oferta, independientemente
uno de otro.
E n las sociedades emisoras, se pide sobre todo al sociólogo que profundice
en el conocimiento de la demanda y de sus motivaciones subjetivas*. L a sociología
queda entonces confinada a encuestas de comportamiento, de actitudes o de
motivaciones, limitándose en general a describir estos fenómenos y a clasificarlos
sin poder referirlos a u n principio de explicación, ya que tales encuestas suelen
estar disociadas del análisis macrosociológico de los conjuntos sociales y cultu-
rales. L o m á s frecuente es considerar el comportamiento turístico c o m o u n ocio,
es decir un empleo particular del tiempo libre que obedece a una lógica de opciones
individuales derivadas de las propiedades del ocio: deseo de evasión, de distracción,
de realización personal, etc. Esto hace que la sociología, pese a su e m p e ñ o por
situar el análisis de la demanda en el contexto de la evolución de las sociedades
industriales, tenga tendencia a subestimar la influencia determinante de la industria
turística sobre el consumo del tiempo libre y a no ver el cambio de sentido que se
deriva de la ocupación de ese tiempo en desplazamientos. Pero sobre todo la
sociología se ve así empujada, sin darse cuenta, a producir una concepción del
turismo adaptada al ideal occidental del ocio, desconociendo las contradicciones
que aquél suscita al penetrar en sociedades que siguen otros modelos culturales.
Del lado de la oferta, el papel del sociólogo es m á s difícil de desentrañar,
pues rara vez se le consulta en la preparación de las operaciones de ordenación

* Así lo hemos comprobado al informarnos sobre


diversas investigaciones internacionales en
torno a "los aspectos sociológicos del tu-
rismo internacional", en especial el pro-
grama T O U R , coordinado por el Centro
Europeo de Coordinación de Investigación
y de Documentación en las Ciencias Sociales
de Viena (Austria), en el que participan inves-
tigadores de Europa oriental y occidental.
22 Marie-Françoise Lanfant

turística. Es al margen de las estructuras oficiales de la investigación, casi siempre


mediante trabajos universitarios, c o m o se estudian los problemas de las impli-
caciones sociales y culturales. Pero los resultados de estos estudios rara vez se
integran en la concepción del turismo internacional elaborada en los órganos de
decisión. L a consideración de los aspectos sociales y culturales del turismo es por
lo demás una preocupación reciente. Los modelos de evaluación destinados a
captar los efectos del turismo en las sociedades receptoras estaban concebidos,
en u n principio, en términos puramente económicos, limitándose a registrar las
entradas de divisas, los puestos de trabajo creados, y los efectos inducidos sobre
los niveles de vida y el consumo. El problema de las repercusiones de una implan-
tación turística en el medio social no se planteaba, por la razón de que el turismo
se consideraba c o m o una actividad marginal, desarrollada en una economía
cerrada, concepción a la que corresponden las soluciones de "turismo enclavado"
preconizadas en esa época. Esta situación se ha modificado en los años setenta,
sobre todo a raíz de ciertas reacciones negativas registradas entre las poblaciones
receptoras. Estas reacciones debían suscitar inquietudes en los medios oficiales
de la promoción turística internacional, m á x i m e cuando durante ese periodo se
lanzaban operaciones de envergadura, por iniciativa de aquellos, en numerosos
países subdesarrollados. El problema de las implicaciones sociales y culturales
se agudizaba cada vez m á s . El congreso reunido en Washington en 1976 por
iniciativa conjunta de la Unesco y del B I R F sobre el tema "Impacto del turismo
internacional en los países en desarrollo" es m u y significativo a este respecto,
pues traduce el desasosiego de ciertos expertos ante un fenómeno que n o consi-
guen vincular al conjunto de las transformaciones experimentadas por el m u n d o
contemporáneo 10 - ".
E n las filas de los propios economistas está despuntando esa inquietud.
Se reconoce que la rentabilidad inmediata de una operación turística no basta
para garantizar su contribución al desarrollo económico del conjunto. Se discuten
los criterios y los instrumentos de evaluación. Se denuncian los datos estadísticos,
a m e n u d o falseados por el prejuicio favorable de que goza la actividad turística12.
Se critica el modelo de crecimiento que sólo tiene en cuenta los factores cuanti-
tativos sin relacionarlos con los criterios de desarrollo. U n economista c o m o Erbes
llega a recusar la pertinencia del análisis. económico y propone contemplar la
actividad turística c o m o medio y c o m o obstáculo para el desarrollo, lo que equi-
vale a considerarla c o m o una actividad económica con implicaciones extra-
económicas 13 .
E n esta perspectiva se propondrán nuevos modelos de evaluación que revelan
un ensanchamiento del enfoque económico en dirección al análisis social, con la
preocupación de integrar en los cálculos unos factores sociales y culturales no
tomados hasta ahora en consideración; se invitará entonces al sociólogo a dar
su opinión sobre "los indicadores sociales" que el economista habrá de tener en
cuenta14.
Introducción. El turismo 23
en el proceso de internacionalización

Conviene, n o obstante, comprender bien la finalidad de la operación. El


economista quiere tratar los factores extraeconómicos en cuanto limitaciones y
ventajas, siendo su objetivo adquirir el dominio del fenómeno acentuando los
efectos positivos y reduciendo los negativos. Esta manera de dar u n valor eco-
nómico a elementos n o económicos, para hacer que su modelo sea m á s realista
integrando en él nuevas variables, es considerada por él c o m o u n progreso.
Pero para el sociólogo, este enfoque sigue siendo reductor, pues pretende
sopesar los datos sociales según una lógica de rentabilidad y de crecimiento que
falsea su sentido, el cual es de orden cualitativo. E n efecto, evaluar los factores
sociales en términos positivos o negativos es una manera de extraerlos del c a m p o
social, sin prestar atención a la causa que los engendra, para hacerlos entrar en
un modelo en el que se les asignará u n peso numérico relativo. Y es también
subordinar la apreciación sociológica a una criteriología normativa. Se advierte
que en este movimiento se define a priori u n lugar para la sociología: un lugar
circunscrito por el análisis económico, que aborda la actividad turística c o m o
una actividad económica principalmente y que n o ve en las implicaciones sociales
de esta actividad sino unas limitaciones que hay que asumir, es decir que hay
que compensar mediante ganancias económicas. Por supuesto que, encerrada
en esta lógica, la sociología n o puede profundizar en esas interrogaciones15.

El planteamiento de la internacionalización

Nuestra manera de concebir la investigación se aparta del enfoque antes descrito.


, Pensamos que el planteamiento basado en el intercambio internacional,
que analiza las relaciones entre sociedades en términos de oferta y d e m a n d a y
de sociedades emisoras y receptoras, debe ser sustituido por u n planteamiento
de la internacionalización que analice esas relaciones n o sólo en cuanto sistemas
de relaciones sino también en cuanto procesos. Nuestra hipótesis es que, por
medio del turismo, las diversas sociedades nacionales se encuentran progresi-
vamente vinculadas a redes económicrs, sociales y culturales que se organizan a
escala internacional a partir de una decisión central desintegrando los sistemas
de referencias nacionales.
H e m o s detectado este proceso de internacionalización a través de toda una
serie de indicios, pero m á s particularmente prestando atención a dos categorías
de agentes que contribuyen a la promoción turística internacional y que a nuestro
parecer desempeñan un papel determinante en la organización turística a nivel
mundial: los organismos internacionales y las agencias turísticas agrupadas en
firmas transnacionales. .
H e m o s abordado el análisis de esta organización con hipótesis de trabajo
relativamente precisas, apoyándonos en los principios metodológicos del análisis
sistémico16. H e m o s destacado.lo que llamamos el sistema de acción turística
internacional, es decir, un conjunto de agentes coordinados entre sí por lazos
24 Marie-Françoise Lanfant

voluntarios o involuntarios, constitutivos de redes de acción que dan su fuerza


y su coherencia a esta forma de actividad particular que es el turismo internacional.
Porque nos interesamos por esos agentes no c o m o piezas montadas en un sistema
de manera mecánica, sino c o m o actores animados de un proyecto que introducen
sus prácticas en las estrategias, es por lo que hemos podido captar la relación
que el turismo internacional mantiene con los demás sectores de actividad de la
vida social, y en especial su papel específico en la internacionalización de los
sistemas económicos, sociales y culturales, gracias a las mediaciones que dichos
agentes introducen en esos sistemas.

La industria turística: una industria transnacional

E n el marco nacional y en lo tocante al turismo interior, la actividad turística


tiene todavía m u y a m e n u d o un carácter artesanal. Esta opinión no puede mante-
nerse cuando se trata del turismo internacional, el cual es explotado por una
potente industria transnacional con técnicas de comercialización m u y elaboradas,
en la vanguardia del marketing. El eje de esta industria es la agencia turística o
"tour operator". C o n este nombre se designa la empresa que prepara el producto
y lo distribuye en el mercado.
Pero la agencia turística n o es un simple fabricante o agente de viajes,
c o m o se cree a m e n u d o . Porque, por la índole de su función que consiste en coor-
dinar numerosos servicios, ese agente económico se convierte en un punto de
articulación privilegiado en las múltiples conexiones que se establecen entre los
diversos agentes cuando cooperan en la promoción de un producto en el mercado,
y es su situación en la encrucijada la que le destina a ser el órgano esencial de la
promoción turística internacional.
A nivel de la organización, n o nos encontramos ante una serie de acciones
aisladas, sino ante actos verdaderamente coordinados. H e m o s observado movi-
mientos de integración horizontales y verticales y de concentración entre los
diversos agentes e instrumentos de la actividad turística, movimientos que se
han multiplicado considerablemente estos diez últimos años para conducir a la
formación de sociedades transnacionales que reúnen bajo su control el m á x i m o
de actos necesarios para sus actividades1'1 "• "• 20 .
M á s allá de las fronteras y de las soberanías nacionales se constituyen redes
plurinacionales de agentes económicos. Estos agentes se adhieren a cadenas
internacionales y se encuentran juntos en sociedades anónimas transnacionales,
con participaciones difícilmente identificables por su gran movilidad.
Estas transnacionales turísticas tienen una posición m u y fuerte, por disponer
de muchas antenas en las diversas sociedades nacionales a causa de la índole
misma del producto turístico; por su posición bifronte, conectadas a la vez con
la oferta y con la demanda, lo que les permite guardar y controlar los parámetros
de la decisión en las sociedades emisoras y receptoras; por su posición de m o n o -
Introducción. El turismo 25
en el proceso de internacionalización

polio que resulta de sus estrategias de concentración y de integración; pero m á s


todavía por el lugar m u y especial que ocupan en el interior de un m o d o de pro-
ducción, ya que lo que venden es nada menos que la sociedad, la cultura: "Vender
Francia a los extranjeros", "Grecia nos pertenece"; tales son, entre otros, los
eslóganes de la promoción turística.

El producto turístico

A través de la definición de su producto, se comprende que la industria turística


no sea una industria c o m o las otras. Porque el producto turístico no existe. Su
materia prima empieza siendo indeterminada. El producto turístico es una combi-
nación de elementos heteróclitos: servicios (alojamiento, comidas, transportes y
servicios conexos, en especial relativos al ocio), objetos culturales (patrimonios
culturales y artísticos, folklore,fiestas),particularidades geográficas (lugares de
interés, paisajes) y muchos elementos menos palpables c o m o la hospitalidad, el
ambiente, las curiosidades étnicas, las costumbres, etc. Estos diversos elementos
se amalgaman en u n "producto" que es en s u m a un paquete de servicios y de
imágenes seductoras. C o m o hace notar J. Krippendorf, experto en comercializa-
ción21, el producto turístico deriva de una práctica simbiótica —symbiotic market
es la expresión consagrada— que reúne en un mismo concepto, traducible en
mensaje publicitario, todos los factores que por su naturaleza no tienen una
relación directa con el turismo, pero que se convierten en objetos turísticos por
el hecho m i s m o de ser promovidos para el consumo.
Pero este producto, uno y múltiple, es el espejo de una estructura, la de la
industria turística que lo coloca en el mercado.
L a informática, que ha encontrado en el turismo su c a m p o existencial,
confiere a esta industria medios m u y poderosos de organización y de gestión.
Es sabido que las primeras sociedades que se dotaron de computadoras fueron
las compañías aéreas y las cadenas hoteleras. Las agencias turísticas debían a su
vez aprovechar m u y pronto las enormes posibilidades que ofrecía la informática
para hacer frente a la tarea complicada que representa la conexión de las redes
de viajes, de alojamiento y de los diversos servicios para llegar a la venta de u n
producto turístico en u n solo paquete. L a introducción de la informática ha
desempeñado un papel decisivo en la organización de la industria turística y en
su dominio del mercado, por una parte porque provocó la interconexión de
agencias que trabajaban hasta entonces m á s p menos individualmente, una concen-
tración del capital a causa de las masas presupuestarias necesarias para la insta-
lación de los circuitos computadorizados y una nueva etapa en su extensión
mundial, y por otra parte porque contribuyó a acelerar el proceso de racionaliza-
ción de la demanda turística permitiendo a la comercialización refinar conside-
rablemente su técnica de segmentación del mercado y por consiguiente lograr
una articulación cada vez m á s fina de la oferta y de la demanda. E n efecto, gracias
26 Marie-Françoise Lanfant

a sus posibilidades de memorización y tratamiento de una infinidad de datos,


la computadora debía permitir identificar cada vez m á s sutilmente los compor-
tamientos de los consumidores potenciales y constituir bancos de datos sobre los
que pudieran basarse las decisiones. :
Esta industria se diversifica actualmente por sus diferentes ramas en las
sociedades que escogen el turismo c o m o actividad económica de desarrollo o
que refuerzan, c o m o ocurre en Francia, su producción turística. E n efecto, el
aprovechamiento de una región requiere la instalación del aparato multinacional
de la industria turística y la creación de servicios de índoles diversas con arreglo
a técnicas idóneas. Penetran así en los países o las regiones receptoras un conjunto
de prácticas económicas y de organización características de un m o d o de pro-
ducción industrial en una fase m u y avanzada de desarrollo.
Para lanzar a u n país o una región al mercado internacional del turismo es
preciso equiparlos previamente con una infraestructura elaborada: aeropuertos,
servicios hoteleros vinculados a las cadenas internacionales, red de carreteras,
telecomunicaciones, sistema de reserva electrónica, gestión computadorizada,
sistema de seguridad, seguros. Respecto a los propios servicios, se impone la
modernización: automatización de la industria alimentaria y de los servicios de
restaurantes y hoteles, creación de instalaciones elaboradas para el empleo del
ócio por medio de las industrias mecánicas y electrónicas.
Cuando estas prácticas penetran en un medio económicamente poco desa-
rrollado y alejado de las grandes metrópolis económicas e industriales, crean
automáticamente las condiciones para un paso hacia el m u n d o industrializado.
Al implantarse en las diversas zonas receptoras, el turismo internacional
suscita la creación de puntos de conexión en los niveles local, regional o nacional,
que estarán en contacto con el sistema internacional, en el sector específico del
turismo, pero también fuera de este sector (por ejemplo: artesanía,fiestaslocales,
festivales, peregrinaciones, etc.). El turismo asienta así progresivamente la eco-
nomía y la cultura de los países o de las regiones que optan por él sobre datos
económicos, sociales y culturales extraterritoriales.

La promoción turística y el Estado

Esta industria internacional con sus diversas ramificaciones en las sociedades


emisoras y receptoras n o debe considerarse c o m o un sistema de acción capaz
de funcionar de manera autónoma, independientemente de los poderes políticos.
Entre aquélla y éstos existen numerosas interacciones. Los Estados tienen que
intervenir de manera cada vez m á s activa en este c a m p o , no sólo porque les
corresponde definir la política turística en función de objetivos nacionales, sino
también porque asumen cada vez m á s funciones de promoción, de coordinación,
de planificación, e intervienen en cuanto prestamistas. N o hay que creer que la
industria turística y el Estado son entidades mal avenidas. A decir verdad, es
Introducción. El turismo 27
en el proceso de internacionalización

m u y difícil trazar una línea de demarcación entre el sector privado y el sector


público, pues hay interpenetración recíproca.
L a actividad turística, que produce una integración de las sociedades
nacionales en los datos del sistema internacional, va acompañada de una trans-
formación de las estructuras estatales que se modifican desde el interior por la
penetración de nuevos agentes y de nuevos métodos propios de la comercialización
turística. E n los países en desarrollo, el turismo internacional implica la creación
de un cuerpo administrativo nuevo en el Estado, formado en las escuelas pro-
fesionales de turismo de categoría internacional.
E n los países abiertos de antiguo al turismo, c o m o Francia, se observa
actualmente una transformación interna de la administración pública, por la
intrusión de agentes técnicos y comerciales en el aparato del Estado. Se advierte
asimismo una reestructuración de los eslabones administrativos, regionales o
locales, necesaria por la extensión de la organización internacional y las exigencias
de la competición22.
Los agentes del sector privado que aspiran al lucro y los del sector público
que buscan un crecimiento de la riqueza nacional coinciden en estructuras de
gestión, de financiación, de planificación, con poderes mitigados.
H a y que recordar que los intereses privados y los del Estado estaban unidos
desde el principio dentro de la U I O O T la cual, inicialmente, se constituyó c o m o
asociación de derecho privado antes de convertirse en Unión Internacional de
los Organismos Oficiales de Turismo, reuniendo a organismos estatales y a pro-
fesionales del turismo antes de su transformación bastante reciente en Organiza-
ción Mundial del Turismo, órgano de las Naciones Unidas 23 .
A decir verdad, el papel del Estado en el turismo es difícil de definir. L a
pluralidad de los regímenes políticos que se expresan dentro de la organización
mundial que los representa debería traducirse en una diversidad de enfoques
políticos del fenómeno turístico. Ahora bien, aunque los diversos países conserven
ante el turismo su personalidad propia en función de su ideología, la armonización
de los métodos de planificación, de gestión y de promoción tiende a borrar esas
diferencias de manera que cabe establecer analogías entre políticas turísticas
que derivan n o obstante de opciones contrapuestas.

La centralización de las políticas turísticas

L o que observamos, en cuanto tratamos de comprender el funcionamiento de la


acción turística en su dimensión internacional, es una voluntad m u y claramente
enunciada de centralización de las políticas a nivel de los organismos interna-
cionales. Las declaraciones de la O M T son a este respecto m u y significativas;
la O M T quiere ser "organismo internacional de coordinación, de cooperación
y de armonización de las políticas nacionales e internacionales"24. S u nueva
condición jurídica refuerza su capacidad centralizadora. L a O M T , nacida de la
28 Marie-Françoise Lanfant

voluntad de la U I O O T , es una organización pluripartita que comprende miembros


efectivos —los Estados soberanos—, miembros asociados —los territorios ö
grupos de territorios que no tienen la responsabilidad de sus relaciones exteriores—
y miembros afiliados —los organismos gubernamentales y n o gubernamentales
que se ocupan de intereses turísticos especializados, a los cuales se añaden orga-
nizaciones comerciales o asociaciones a condición de que su candidatura sea
apoyada por el Estado bajo cuya jurisdicción esté situada su sede.
C o m o ya hemos subrayado, la O M T n o es la única organización guberna-
mental o n o gubernamental que toma partido por el turismo. Entre las diversas
instituciones internacionales que pueden citarse, hay m u y pocas que n o estén
interesadas en este fenómeno desde algún punto de vista. L o que hay que notar
es que entre esas diversas entidades existen numerosos vínculos, institucionales
e informales, que autorizan a preguntarse sobre la formación de un sistema
supranacional de decisiones. E n el estado actual de la información, es difícil
captar perfectamente el organigrama. Se requerirían investigaciones para c o m -
prender cual es la estructura de este conjunto, su política y1 su influencia. Pero
en el análisis de las estrategias de esas distintas entidades, lo que llama la atención
es la voluntad c o m ú n que las anima. Esas estrategias abarcan en un m i s m o proceso
de desarrollo las diversas sociedades interesadas en el turismo y en el límite, en
la óptica de la O M T , todas las sociedades existentes en el planeta. Claro está
que esos organismos se atribuyen ante todo el papel de centralizar las informa-
ciones recogidas a nivel de las sociedades particulares, para transmitirlas después
a los órganos nacionales públicos o privados; pero son también lugares donde se
elabora una política del turismo que aspira a superar las multiplicidades nacio-
nales. Todos esos organismos han publicado numerosos documentos que mani-
fiestan su voluntad de unificar la diversidad de las iniciativas locales y nacionales
y de coordinarlas según un plan concertado. Esos documentos no son simples
escritos técnicos. Contienen recomendaciones a los gobiernos de los Estados,
que tienden a orientar sus opciones en función de una cierta concepción del papel
del turismo en el desarrollo general de las sociedades y de sus intercambios
recíprocos. Se observa entonces que, en países m u y diferentes por su contexto
económico, social, cultural y político, se generalizan instituciones y prácticas
similares.
L a tendencia a la unificación puede detectarse en múltiples indicios: cen-
tralización de la información y de la investigación por las organizaciones inter-
nacionales y las oficinas de estudios subvencionadas por ellas o con las; que
conciertan contratos; preparación de planes básicos turísticos, en el marco de la
cooperación y de la ayuda al desarrollo; recomendaciones y directrices enviadas
a los gobiernos de los países y regiones receptores respecto a las normas de inver-
sión,1 las garantíasfiscales,el establecimiento de balanzas de pagos, la creación
de un cuerpo administrativo, etc.25; formación de los profesionales del turismo,
y en especial del personal de dirección, en escuelas de fama internacional patro-
Introducción. El turismo 29
en el proceso de internacionalización

cinadas por las organizaciones internacionales; intervención de oficinas de estudios


y de expertos internacionales en situaciones m u y variadas.
:; L a promoción turística organiza lazos entre distintos poderes, cada vez
m á s incapaces de actuar, por separado., Los organismos oficiales instan a los
Estados a crear estructuras de cooperación que permitan obtener en el plano
plurinacional una concertación de los diversos agentes que contribuyen a la
expansión turística. Estas estructuras se establecen en todos los niveles de inter-
vención: intercambios bilaterales y multilaterales entre los Estados de las socie-
dades emisoras y/o receptoras, así c o m o entre las regiones dentro o fuera de los
espacios nacionales. :
Esta concertación puede abrirse a sectores extrínsecos al turismo y coor-
dinar diferentes entidades: los representantes de los gobiernos, el sector público
y el sector privado, lucrativo y asociativo (por ejemplo los comités de empresa,
las asociaciones voluntarias).
Asimismo, la O M T insiste sobre la necesidad de organizar "nuevas formas
de cooperación entre países de salida y países de llegada".
Las vacaciones son ya objeto de negociaciones internacionales entre
agencias turísticas, pero estos problemas se tratarán cada vez m á s a nivel inter-
gubernamental.

De la planificación sectorial a la planificación global

Observamos paralelamente cambios notables en la concepción de la planificación


turística2*. :
L a planificación es precisamente el método preconizado para alcanzar
los objetivos de la promoción turística internacional. Gracias a este método, los
organismos oficiales intervienen en los diferentes países, orientándolos en sus
opciones.
Desde hace veinte años, la planificación turística h a ampliado, considera-
blemente el c a m p o de sus aplicaciones. A l principio se hablaba únicamente de
planificación sectorial. Se trataba de racionalizar opciones de inversiones, cuyas
ventajas recaían ora en la firma de explotación ora en el Estado; para ello, se
realizaban arreglos según una concepción puramente sectorial que ignoraba las
interacciones de la actividad turística con las demás actividades del entorno.
Estas soluciones llamadas de "turismo enclavado" siguen siendo actuales, por
lo demás. L a estación turística situada en u n lugar aislado forma u n m u n d o
aparte, que vive en un espacio cerrado, al margen de la vida ordinaria. L a clientela
es¡agrupada en un hotel o en un complejo hotelero que contiene todos los servicios
que se estiman necesarios para su manutención y su placer con arreglo a una
concepción rudimentaria—hay que confesarlo— de sus necesidades, popularizada
en el famoso eslogan de las 4 S: sun, sea, sand, sex (sol, m a r , arena, sexo). Estas
instalaciones suelen estar situadas lejos de los centros vitales existentes y sin
30 Marie-Françoise Lanfant

lazos directos con el entorno social y cultural de la sociedad hospedante. Se


destinan sobre todo a captar a una clientela solvente y a canalizar sus gastos.
A partir de 1965, el acceso a las vacaciones anuales de nuevas capas sociales
dio lugar a proyectos de mayor amplitud, pero concebidos siempre con el m i s m o
espíritu, destinados a acoger a miles de turistas en vacaciones. Inmensos centros
turísticos brotaron de la tierra en las regiones m á s diversas y aisladas: en las
costas españolas, en las arenas de la costa búlgara y rumana del M a r Negro,
en Túnez, en Marruecos, en Grecia, y más recientemente en las montañas francesas.
Algunas de estas estaciones n o tienen m á s función que la de recibir durante el
verano su contingente de veraneantes que llegan en masa en fechasfijasy en
vuelos "charter". Fuera de ese periodo, los lugares quedan completamente desiertos
y parecen extrañas ciudades difuntas, detenidas en plena juventud por una muerte
brutal.
L a industria turística vive de esta concentración que le permite aplicar
técnicas de explotación y de gestión según los principios m á s modernos de racio-
nalización del trabajo en que basa sus ganancias. '
N o obstante, con las nuevas orientaciones que se dibujan en los años
sesenta y que marcan la apertura de los países en desarrollo al turismo interna-
cional, la planificación turística cambia progresivamente de sentido. M u c h o s
países declaran prioritario el sector turístico en su economía nacional. Es un
medio de hacer venir capitales extranjeros y de recibir una ayuda del Banco
Mundial, pero de esta manera van a producirse también cambios m u y profundos
en la manera de abordar el problema. Los Estados, en efecto, se ven obligados a
asumir responsabilidades que les incumben en opinión de sus pueblos. A partir
del m o m e n t o en que el turismo deja de ser una actividad complementaria para
convertirse en una primera necesidad, se plantea la cuestión de su rentabilidad en
términos enteramente diferentes. N o se trata ya de una contribución secundaria
a la economía del país, sino de su instrumento esencial. Es preciso pues considerar
la validez de esta opción que hace del turismo u n factor de arrastre del conjunto
de la economía. Se comparan las actividades del turismo con otras actividades
reales o posibles en cuanto a sus ganancias eventuales, y la necesidad de esta-
blecer las correlaciones de esas actividades entre sí conduce a nuevos procedi-
mientos de evaluación; la idea de planificación intersectorial viene así a sustituir
la de planificación sectorial.
Pero hay más. A partir del m o m e n t o en que el turismo se convierte en
objetivo prioritario decidido por el Estado, se modifican susfinalidades.N o se
tratará ya únicamente de hacer entrar divisas. Se trata de integrar los beneficios
del turismo en planes de desarrollo de interés nacional, encontrándose así las
finalidades del turismo medidas con criterios de desarrollo, lo que obliga a los
planificadores a formularlas teniendo en cuenta consideraciones morales, ideo-
lógicas y políticas. T o d a esta evolución conduce a un cambio total de la situación.
El sector turístico, que podía considerarse al principio c o m o una actividad, se
Introducción. El turismo 31
en el proceso de internacionalización

hace m á s o menos impreciso en cuanto a sus relaciones con las m o d a s , llega a ser
parte integrante de las economías nacionales y, m á s todavía, es el eje m i s m o en
torno al cual las demás actividades esperan desplegar su dinamismo. D e ahí que
la noción m i s m a de planificación intersectorial deje paso a la de planificación
global.
A esta evolución interna se añade una evolución paralela en las relaciones
que esos países mantienen con los instrumentos internacionales de la planificación.
Al estar destinadas a clientelas extranjeras las operaciones de ordenación de los
territorios nacionales, se impone la necesidad de acuerdos entre distintas partes.
A instancias de las organizaciones internacionales — O M T , Banco Mundial— o
de los gobiernos occidentales que son con frecuencia las antiguas metrópolis
coloniales con las que se han firmado acuerdos de cooperación, los Estados
emprenden estudios para planificar las inversiones en el marco de u n a progra-
mación a largo plazo teniendo en cuenta la interacciones internacionales. Se
preparan activamente planes básicos con arreglo a un esquema uniforme, confián-
dose los trabajos preparatorios a oficinas de estudios norteamericanas y europeas
que tienen u n c a m p o de aplicación internacional y operan en varios países. D e
esta manera las políticas turísticas nacionales se encuentran cada vez m á s vin-
culadas a los datos internacionales. Se emprenden además estudios prospectivos
a largo plazo para que cada país pueda situarse en u n mercado que se disputa
la clientela.
Esta planificación global adquiere pues una dimensión internacional coor-
dinando las iniciativas aisladas o particulares de un país e integrándolas en una
estrategia de conjunto á la vez nacional y plurinacional.

Del turismo enclavado al turismo integrado

Paralelamente evolucionan también las concepciones de la ordenación de conjuntos


en el sentido de una mayor integración de cada acción en operaciones globales
de ordenación de los territorios nacionales. Se está realizando un movimiento
que tiende a insertar m á s profundamente las actividades turísticas en el tejido
social y cultural de las diversas sociedades a las que llega el turismo, reaccionando
frente a las fórmulas de turismo enclavado que provocan actitudes negativas entre
las poblaciones hospedantes.
Bajo la expresión "turismo integrado" se estudian actualmente numerosas
soluciones. Estos estudios apuntan a englobar el centro turístico en el contexto
social acercándolo a lugares vivos existentes o vinculándolo m á s íntimamente al
entorno social y cultural mediante conexiones urbanísticas. El turismo integrado
puede adoptar modalidades diversas. Pero en todos los casos de lo que se trata
es de organizar los encuentros y permitir que las actitudes de los visitantes y los
visitados evolucionen en u n sentido más positivo. Se desaprueba ahora al turista
que va en pos del sol, el mar, la arena y el sexo. Se trata de promover u n nuevo
32 Marie-Françoise Lanfant

tipo de turista, que muestre curiosidad y respeto ante las particularidades cultu-
rales y sociales con que tropieza en su camino. Se emprenden así; campañas de
educación en gran escala en las sociedades emisoras, mientras en las .sociedades
receptoras se inventan múltiples experiencias de animación. •. / •
Al m i s m o tiempo, el producto turístico se diversifica e incorpora en una cierta
simbiosis práctica de encuentros, de convivencia, de comunicación, de comunión,
así c o m o toda clase de acontecimientos festivos que refuerzan la cohesión social.
, L a m i s m a idea inspira las acciones experimentales llamadas- de; "turismo
comunitario integrado", c o m o la de Casamance. en Senegal, que "procuran
asociar a los turistas a la vida cotidiana del medio que les acoge"?!. Todas estas
iniciativas denotan la preocupación de mejorar las relaciones entre las diferentes
nacionalidades llamadas a convivir y a reducir los conflictos que podrían nacer
de sus contactos28. Pero esto permite también a la acción turística internacional
penetrar cada vez m á s profundamente en las estructuras sociales y culturales de
los países hospedantes.
Nuevos indicios, perceptibles en su lenguaje en torno a temas culturales y
socioculturales, revelan de manera, m á s significativa todavía el proceso de inte-
gración de la promoción turística internacional en lasfinalidadesculturales de las
diversas sociedades. Los signos de identidades sociales se exhiben en los productos
turísticos en cuanto expresión de las, diferencias y las singularidades nacionales,
regionales o locales. Esto puede observarse tanto respecto a las producciones
culturales m á s arraigadas en las memorias colectivas c o m o respecto, a las expre-
siones m á s vivas de las culturas contemporáneas,.que se convierten en pretextos
para operaciones de comercialización de gran envergadura. Esta evolución es
preconizada por las propias organizaciones internacionales, que justifican la
consiguiente comercialización de la cultura y su exhibición artificial alegando
que los ingresos así obtenidos podrán servir para restaurar los patrimonios cultu-
rales en descomposición y para reanimar las culturas en trance de extinción.
Es conocido el caso de Borobudur en Indonesia, transformado con ayuda de la
Unesco en uno de los grandes centros del turismo cultural. Otros lugares están
llamados a seguir la m i s m a suerte: Herat en Afganistán, Fez en Marruecos, etc.
Acciones de animación de gran amplitud extendidas a regiones enteras, tales
c o m o el A ñ o del Románico y el A ñ o del Gótico, se programan a nivel interna-
cional, y se invita a las poblaciones a protagonizarlas convirtiéndose en actores
de un vasto teatro. Se organizan así reconstituciones históricas, desfiles, fiestas...2".
También los acontecimientos del folklore, y m á s aún las celebraciones religiosas,
son resucitados o explotados por la industria turística internacional.
A estas acciones, que conducen a la escenificación de la culturarse les
atribuye u n alto valor, pues se piensa que deberían permitir a las sociedades
interesadas salvaguardar.su identidad cultural,, incluso recuperarla, al m i s m o
tiempo que aportan su singularidad al fondo c o m ú n de la cultura universal?0.
Introducción. El turismo 33
en el proceso de internacionalízación

Un ejemplo de planificación turística: Marruecos

Ilustraremos esta argumentación con un ejemplo, el de Marruecos, país en desa-


rrollo que ha sido uno de los primeros en adoptar la estrategia de la promoción
turística internacional. Desde el primer plan quinquenal de 1960-1964, el turismo
constituyó una opción prioritaria.
Al final de los años sesenta, cuando numerosos países del litoral medite-
rráneo están equipándose activamente para recibir turistas extranjeros, Marruecos
decide lanzarse m á s de lleno a la competición internacional y estima necesario
inscribir su resolución en una planificación a largo plazo. Así en 1970, en el
marco de la Cooperación, se firma u n acuerdo bilateral entre el gobierno de
Marruecos y la República Federal de Alemania para el establecimiento y la
financiación del esquema rector del turismo marroquí. Se llega así en 1975 a la
publicación de un enorme documento en nueve volúmenes, titulado "Masterplan
touristique du Maroc", que lleva —cosa significativa— la doble firma del Reino
de Marruecos y de la República Federal de Alemania 31 .
H e m o s tenido la posibilidad de examinar este documento con ocasión de
dos misiones realizadas en Marruecos y en la Alemania Federal, donde tuvimos
oportunidad para hablar con personalidades e investigadores que contribuyeron
a esa obra. ,
El Masterplan turístico marroquí no es único en su género. Al contrario,
en muchos aspectos nos parece u n buen ejemplo de la orientación general que
determina la elaboración de las decisiones turísticas en el marco de los planes
nacionales de desarrollo de los países en vías de desarrollo. EI Masterplan turístico
de Marruecos ilustra m u y vivamente la realidad de la internacionalización de la
que el turismo constituye un pretexto. Esto es lo que trataremos de poner de
manifiesto. :
: E n 1971, el gobierno marroquí pide al alemán que centre los estudios pre-
paratorios del plan principalmente en el análisis de la demanda turística inter-
nacional .y en la oferta de los países competidores. Esta opción suponía, por
consiguiente, que los estudios se realizarían fuera del territorio marroquí. E n 1972,
el gobierno alemán confía la responsabilidad de esos estudios a dos oficinas de
investigación alemanas, el Institut für Planungskybernetik (IPK) de Munich y
el Steigenberger Consulting de Frankfurt, que buscarán la asistencia de M a r o c
Développement, oficina de estudios privada marroquí que empleaba en esa
época a investigadores alemanes y franceses en concepto de cooperadores. Para-
lelamente, Marruecos participa en una investigación internacional sobre "las
previsiones de la demanda turística internacional en la cuenca del Mediterráneo",
financiada por varios bancos de desarrollo de los países del litoral, lanzada bajo
la égida y con la ayuda del Banco Mundial (BIRF) y confiada a una oficina de
estudios suiza, Battelle. Todos estos estudios están coordinados por diversas
autoridades de decisión y de investigación de los países interesados. Así pues, se
34 Marie-Françoise Lanfant

constituye una estructura operacional internacional en la que están comprendidos


representantes de los Estados, bancos de desarrollo, organizaciones internacio-
nales y expertos científicos; y, a través de los procedimientos de la planificación
turística, se monta una red internacional de consultas y de decisiones en las que
intervienen europeos y africanos.
L o que llama la atención ante todo, al examinar el contenido del Masterplan
turístico marroquí, es la importancia atribuida a los parámetros de la demanda
turística internacional, es decir a la opinión de las poblaciones de las sociedades
proveedoras de turistas, para iluminar las decisiones nacionales marroquíes.
Mientras que el análisis de la oferta se limita a un inventario bastante sumario
de los productos turísticos que pueden presentarse en el mercado mediterráneo,
el análisis de la demanda se apoya en una batería de encuesta m u y elaboradas,
efectuadas simultáneamente y con procedimientos uniformes en los países hos-
pedantes y en los países de origen. Estas encuestas son relativamente complejas.
Se refieren a las características sociológicas de las clientelas turísticas actuales
y potenciales, a sus comportamientos durante las vacaciones, a sus opciones y a
sus opiniones sobre los países visitados.
Las encuestas en el país hospedante, es decir entre los turistas en los lugares
mismos de estancia, se realizaron en todos los países del litoral mediterráneo,
del norte y del sur, con excepción de Albania y Francia, este último país por
razones mal explicadas.
Por otra parte, en los países de origen se realizaron encuestas con muestras
representativas de la población nacional aproximadamente en la misma época
del año y con el mismo cuestionario: en la República Federal de Alemania, en
Francia, en los Estados Unidos de América, en el Reino Unido, en los Países
Bajos y en Dinamarca.
Los resultados de estas diversas encuestas, reunidos por I P K de Munich
y memorizados en sus computadoras, se consignan en uno de los volúmenes
titulado "Atlas de la demanda", que presenta el conjunto de las respuestas en una
visión sinóptica de la demanda turística internacional en la que las diferentes
clientelas nacionales con todas sus particularidades encuentran su lugar en un
modelo de expresión global.
Tal masa de informaciones sobre el origen, los comportamientos, las
motivaciones, las opiniones, las posibilidades de los turistas, actuales y poten-
ciales, no deja de impresionar. El objetivo sobrepasa evidentemente los deseos
del gobierno marroquí, e indudablemente así lo entienden los responsables del
estudio, que insisten en el "carácter fundamental de su investigación" en la que
se tienen en cuenta según ellos "puntos de vista del marketing moderno en el
marco de la cooperación económica" y que proporciona "un instrumento de
sondeo utilizable durante años, apto para conservar los cálculos de tendencia
en el marco de estrategias a plazo medio de la ayuda a los países en desarrollo".
Y en • efecto las estrategias propuestas al gobierno marroquí se deducen
Introducción. El turismo 35
en el proceso de internacionalización

directamente del análisis de la demanda. Así, los motivos de insatisfacción regis-


trados entre los turistas en los lugares mismos de su estancia se consideran c o m o
indicios reveladores de la inadecuación de la oferta a la demanda y por consi-
guiente c o m o defectos que el país receptor debe corregir. Asimismo, las fijaciones
imaginarias de los turistas en potencia se interpretan c o m o signos de atracción
de un país y de su nivel de competencia en el mercado.
L a clientela potencial de Marruecos se evalúa en 18 millones de turistas
extranjeros para 1980. Se establece que el 25 por ciento de esta clientela pertenecerá
a una clase superior cuyas nueve décimas partes procederán de Francia y de
los Estados Unidos, el 45 por ciento a la clase media superior formada en su
mayoría por alemanes, y el 30 por ciento a las capas sociales medias de diversas
nacionalidades.
L a necesidad de adaptar la oferta marroquí, preconizada por los autores,
sin lo cual Marruecos n o podría resistir a la competición internacional, impone
una lógica verdaderamente vertiginosa y compulsiva, ya que llegamos a la situa-
ción paradójica de que el plan nacional de desarrollo de un país subdesarrollado
se encuentra condicionado por la demanda de ocio de las poblaciones m á s ricas.
Todas las recomendaciones al gobierno marroquí sobre el mejoramiento
de su producto turístico, el programa de animación destinado a los turistas, el
clima social general deseable, proceden de este análisis de la demanda. Pero
sorprende en cambio comprobar que en ningún m o m e n t o se menciona de qué
manera el país podrá apropiarse de esa demanda e integrarla en sus estructuras
sociales y culturales. Es flagrante el contraste entre el análisis de la demanda,
relativamente pormenorizado, que conduce a tomar en consideración las aspi-
raciones y motivaciones de los futuros turistas inquiriendo el menor de sus deseos,
y el.análisis de la oferta que es puramente descriptivo, sin ninguna referencia a
lo que esperan y prefieren las poblaciones receptoras o a las reacciones de éstas.
Este ejemplo traduce bien toda la ambigüedad de la situación en que se
encuentra un país en desarrollo cuando ha optado por basar su desarrollo en la
actividad turística, sobre todo si se trata de una opción prioritaria que movilice
todas las fuerzas disponibles del país. L a competición obliga a ese país a definir
su política sobre bases internacionales y a conformarse a la n o r m a impuesta por
la tecnología de la comercialización que actualmente concede un lugar prepon-
derante a los parámetros de la demanda para la conquista y la expansión del
mercado. Cientamente, c o m o se ve en este ejemplo, la internacionalización no
excluye una participación de los dirigentes de los países en desarrollo en los actos
de decisión a nivel internacional. Pero ¿tienen la capacidad de orientar los obje-
tivos de la promoción turística internacional en u n sentido compatible con los
imperativos del subdesarrollo? Es ésta una pregunta que dejaremos abierta.
36 Marie-Françoise Lanfant

Ejes teóricos y metodológicos


Se precisan estructuras y procedimientos de investigación en armonía con ese
proceso de internacionalización. E n una primera etapa hemos abordado el
proceso de internacionalización a partir de una organización central. H e m o s
hecho hincapié en el impulso dado al turismo internacional y a su despliegue a
escala mundial por obra de los organismos internacionales del turismo y de las
firmas multinacionales.
Esta reflexión se apoya pues principalmente en la organización del turismo
y en sus estrategias de unificación y de integración. U n a de las consecuencias
metodológicas de esta situación de hecho está clara:
Si queremos comprender los problemas suscitados en los planos local,
regional o nacional necesitamos, so pena de no captar la causalidad que los ordena,
poner esos planos particulares en relación con las acciones y las decisiones corres-
pondientes en el plano internacional. El análisis sociológico del turismo y de sus
implicaciones locales debe rehacerse según esta perspectiva.
Ese proceso de internacionalización actúa, en efecto, en lo m á s profundo
de las sociedades. N o se limita a obrar sobre las economías nacionales. Es un
proceso de resocialización y de aculturación. C o n el turismo, nos encontramos
ante u n fenómeno social total que se traduce en el establecimiento de nuevos
sistemas de relaciones en todos los sectores de actividad, lo que da lugar a cambios
estructurales en todos los estratos de la vida social, cambios que alcanzan pro-
gresivamente a todas las regiones del m u n d o .
Es importante por consiguiente analizar el hecho turístico dentro de un
marco teórico y metodológico que tenga presentes a la vez su globalidad y su
pluridimensionalidad, si se quiere estar en condiciones de descubrir la lógica de
su "deslocalización" y de su implantación en sociedades sumamente diversas.
Captar el movimiento turístico en su pluridimensionalidad implica situar
de entrada el análisis en los diferentes niveles de la realidad social. Esto implica
también n o aislar esos niveles unos de otros, trátese de lo cultural o de lo econó-
mico, de las sociedades receptoras o de la organización turística internacional;
al contrario, hay que recogerlos en una metodología fundada en u n plantea-
miento de conjunto, teniendo en cuenta las relaciones que se establecen entre
ellos.
Contemplar el turismo c o m o un hecho social total equivale a considerar
que todo lo social está siempre en el objeto de análisis. Dicho de otro m o d o : n o
puede tratarse de hacer del turismo una variable determinante con objeto de
estudiar sus efectos, investigando eventualmente su especificidad. Al contrario,,
será posible captar el fenómeno turístico y sus implicaciones a partir de lugares
múltiples inquiriendo sobre situaciones y prácticas sociales diversas, pues lo
importante es poner de manifiesto una lógica de funcionamiento que permita
analizar el hecho turístico en su proceso generador de lo social.
Introducción. El turismo 37
en el proceso de internacionalización

El enfoque adoptado ha podido dar, no obstante, la impresión de que las


estrategias de los aparatos y los nuevos poderes que éstos suscitan son absolu-
tamente determinantes en el devenir de las sociedades receptoras del turismo
internacional.
N o es éste nuestro punto de vista.
N o quisiéramos caer en una concepción mecanicista del sistema social. Si
bien pensamos que analizar el turismo en términos de redes de agentes es u n
progreso analítico, creemos también que este enfoque abre el camino a su vez
a una ideología que con razón podría calificarse de "maniquea" si condujera a
hacer creer que el sistema en cuanto tal posee un poder de determinación que
hiciera vana toda capacidad de los sujetos, individuales o colectivos, para domi-
narlo y transformarlo.
El sistema se compone de actores guiados por estrategias en situaciones
atravesadas por contradicciones.
E n el estado actual de nuestro trabajo, hemos captado un fenómeno en
formación, pero no estamos en condiciones de decir c ó m o se encama en las
situaciones concretas de los medios receptores. Gracias a esta hipótesis de Ínter-
nacionalización hemos podido poner de manifiesto algunos hechos que, en u n
primer análisis, escapan a una observación del hecho aislado; hemos esbozado
así un planteamiento de los problemas de los cambios; pero, a falta de observa-
ciones detenidas sobre el terreno, a las que procedemos actualmente, no podemos
analizar las prácticas reales a través de las cuales se están operando esos cambios,
ni los procesos intermedios en virtud de los cuales surgen nuevas estructuras y
se afirman nuevas identidades culturales resistentes al turismo internacional.
N o ignoramos, en absoluto, las simplificaciones a que puede conducir
lógicamente la hipótesis de la internacionalización si se la lleva demasiado lejos.
Ante todo no hay que olvidar que el turismo internacional no es el único vector
de cambio en las sociedades tradicionales. A d e m á s , en los casos en que puede
ser considerado c o m o el principal, se plantea todavía el problema de la especi-
ficidad de las transformaciones que provoca, n o sólo en los m o d o s de producción
sino también en los sistemas culturales.
El turismo internacional ofrece la oportunidad de una aculturación entre
otras. Pero es preciso definir las condiciones y los marcos sociales de esa acultu-
ración, y eso no se ha hecho.
S o m o s m u y conscientes de que los conceptos mismos con los que nos
proponemos analizar este proceso de internacionalización, en sus implicaciones
sociales y culturales, son todavía m u y imprecisos y habrán de revisarse necesa-
riamente al continuarse nuestras investigaciones en contacto con el terreno. E n
concreto los conceptos de m o d o de producción, clase social, estado, ocio, iden-
tidad, elaborados en y para el contexto cognitivo de las sociedades occidentales,
son problemáticos y se ven sometidos a prueba cuando se trata de observar u n
fenómeno social que se difunde en sociedades totalmente diferentes en cuanto
38 Marie-Françoise Lanfant

a los sistemas de referencias económicas, políticas, sociales y culturales, y cuyas


diferencias se basan en dicotomías que el fenómeno turístico, en cuanto proceso
de internacionalización, tiende precisamente a superar dialécticamente.

El turismo internacional: agente de difusión


de un modelo económico y cultural

El planteamiento en que se basa nuestra metodología reconoce que el turismo


internacional es un agente de difusión de u n modelo económico de desarrollo
a escala mundial; esto implica que existen interdependencias de objetivos entre
las sociedades desarrolladas y subdesarrolladas.
Este modelo económico, que se articula en una consideración del creci-
miento por medio del consumo, se apoya en el postulado de que el turismo es
en sí mismo u n factor de crecimiento y de desarrollo en los países y las regiones
subdesarrollados. ; .'• < \:
E n virtud de este planteamiento se elaboran políticas a nivel interna-
cional que tienden a aumentar los desplazamientos, a repartirlos por las diversas
regiones del m u n d o y a planificarlos de manera que los beneficios resultantes
sean encauzados hacia los sectores productivos de la economía, en provecho de
los intereses nacionales.
Por una parte, las regiones y los países subdesarrollados participan en ese
modelo cuando invierten prioritariamente en el sector turístico, previendo que
los efectos inducidos por esa actividad acelerarán su desarrollo económico.
Por otra, los países desarrollados, al orientar las ocupaciones de tiempo
libre de las clases asalariadas hacia un consumo de desplazamientos fuera de
las fronteras nacionales, provocan una "deslocalización" parcialdel consumo,
temporal pero masiva.
Este modelo de desarrollo presenta ciertos rasgos característicos. Se basa
en la explotación de recursos que no existen, o m á s bien que sólo existen a condi-
ción de ser creados en imaginación y convertidos en u n producto turístico que,
para que tenga valor, necesita el aparato de producción multinacional de la
industria turística, y cuya valoración —en el sentido monetario del término—
sólo tiene sentido en el sistema monetario internacional, ya que la actividad turís-
tica se funda en el mercado exterior.
Este modelo económico derivado de las sociedades industriales desarro-
lladas tiene u n valor casi universal, ya que se propone a países o regiones de
desarrollo económico desigual. Se extiende, en efecto, tanto a los países sub-
desarrollados c o m o a los desarrollados. E n estos últimos por ser considerado
c o m o un medio de reequilibrar el nivel de desarrollo de las regiones económi-
camente débiles, y también porque permite entradas de divisas n o desdeñables.
Pero para que este modelo funcione se requieren varias condiciones: por
una parte, es preciso que las instalaciones turísticas sean productivas y que los
Introducción. El turismo 39
en el proceso de internacionalización

beneficios derivados de su explotación se reinviertan en la economía del país.


Por otra parte, hace falta que el tiempo libre de los asalariados de las sociedades
industriales —ese tiempo libre arrancado a los imperativos de la productividad
del trabajo— se reinscriba en u n cálculo de productividad.
Para aumentar la rentabilidad de los servicios, los promotores privados o
públicos se ven en la necesidad de realizar ciertas opciones; su tentación es
aumentar cada vez m á s la llegada masiva de turistas extranjeros sin tener ver-
daderamente en cuenta las perturbaciones que causa al medio receptor u n a
población,suplementaria de varios millones de personas en territorios a m e n u d o
mal preparados para soportar tal carga. E n cuanto a los países receptores, deben
plegarse a las exigencias de las agencias turísticas y de esas clientelas importadas,
con el consiguiente riesgo, c o m o ya h e m o s comprobado, de hacerse cada vez
m á s dependientes de la industria turística multinacional.
Las consecuencias de tales opciones en él devenir de las sociedades siguen
siendo una gran incógnita. Este modelo económico encierra en sí m i s m o contra-
dicciones. Ante todo, la rentabilidad del turismo es una cuestión m u y contro-
vertida. Se reconoce que, en su fase de despegue, la actividad turística exige
enormes inversiones. El esfuerzo que se pide al principio a los países receptores
es m u y considerable, incluso cuando reciben una ayuda financiera del Banco
Mundial. M á s tarde, al desarrollarse, esta actividad llamada "de exportación"
segrega sus propias necesidades y acarrea en los países receptores gastos de
importaciones de bienes de consumo destinados a los turistas, lo que reduce y
eri último extremo anula el saldo positivo de la balanza turística.
L a lógica de este modelo está igualmente llena de ambigüedades.
E n principio, la política turística aspira a articular el desarrollo potencial
de las sociedades subdesarrolladas con el desarrollo relativo de las sociedades
industrializadas, inscribiendo a unas y otras en una m i s m a lógica unificadora.
Pero el turismo internacional vive de sus antinomias. L a industria turística extrae
su.beneficio del juego de las disparidades económicas entre los países. Es así
c o m o puede reducir sus costos de explotación.
H a y también una contradicción flagrante cuando se pretende llevar la
modernización a las sociedades tradicionales al m i s m o tiempo que se las incita
a un proceso de "involución cultural", empujándolas a cultivar sus tradiciones
para mantener su imagen propia en el mercado turístico internacional.
Pero hay m á s , porque con el turismo lo que se importa en el país n o son
simplemente turistas con una provisión de billetes de banco, sino que es sobre
todo un modelo de sociedad. Este modelo n o sólo influye sobre las prácticas
económicas, los métodos de gestión, las modalidades de división y de organiza-
ción del trabajo, los modelos de formación profesional, etc., sino que además
actúa sobre las prácticas sociales en todos los niveles de la sociedad, hasta sus
m á s profundas raíces.
Ese modelo económico es un modelo cultural.
40' Marie-Françoise Lanfant

Interrogaciones sociológicas
Expondremos para concluir este artículo algunos problemas de orden teórico
y metodológico que jalonan nuestra reflexión y que podrían constituir orienta-
ciones para la investigación.

Orientaciones conceptuales. El concepto de internationalization

El enfoque de la internacionalización ofrece u n instrumento conceptual parti-


cular capaz de guiar la interrogación sociológica que es inherente a las relaciones
sociales y los sistemas culturales. Ahora bien, la reflexión sobre la internaciona-
lización procede principalmente de la economía y de la economía política. A la
sociología corresponde ahora profundizar en este concepto, sin dejar de articularlo
con el concepto de internacionalización forjado en el c a m p o de la economía.
Porque, si bien parece necesario despegarse de una economía que impone res-
tricciones a la sociología en función de sus propios límites, n o parece menos
necesario, desde nuestra perspectiva, apoyar el planteamiento sociológico de la
internacionalización mediante el análisis de los sistemas económicos en que
participa la actividad turística.
H e m o s abordado este problema a través de ciertas teorías actuales que se
interrogan sobre el fenómeno de las multinacionales y, siguiendo a numerosos
autores, hemos hecho una distinción entre las teorías neoclásicas del intercambio
internacional y las teorías de la internacionalización. E n particular ha retenido
nuestra atención la obra de C . A . Michalet, Le capitalisme mondial*1.
El autor pone de manifiesto las estrategias de "deslocalización" por las
que las firmas transnacionales logran aumentar sus beneficios, y descubre en
esta tendencia el signo precursor de un sistema económico mundial en formación33.
Este fenómeno aparece también en la industria turística: las firmas trans-
nacionales turísticas tienden igualmente a deslocalizar su aparato de producción,
ramificando sus redes en las sociedades donde son bajos los costos de explotación.
Con.el turismo nos encontramos además ante una deslocalización de un tipo
m u y particular, ya que se trata también de una deslocalización de personas que
se desplazan por millones para ir a consumir su tiempo libre en los países donde
los precios de los servicios son inferiores a los pagados en sus países de origen.
Puede pues formularse la hipótesis de que el turismo internacional desem-
peña un papel específico en la formación del sistema económico mundial. Pero
¿cuál es ese papel?
N o es posible en el estado actual de nuestro conocimiento responder de
manera precisa a esta pregunta. Constatamos que esta actividad económica n o
se toma en consideración en las obras recientes que tratan de la internacionaliza-
ción y n o sabemos c ó m o se inscribe esta actividad en la economía internacional.
Parece pues m u y necesario proceder a análisis empíricos y descriptivos para
Introducción. El turismo 41
en el proceso de internacionalización

descubrir mejor la red organizativa de la industria turística, a la vez en su unidad


y su diversidad, así c o m o en sus relaciones con los demás sectores de la economía
que proceden a organizarse sobre una base internacional.

El problema del tiempo libre

El problema del tiempo libre debe reconsiderarse también, a nuestro parecer,


a la luz del análisis económico de la internacionalización. L a doctrina que hace
del turismo u n factor de crecimiento para los países en vías de desarrollo supone
que el porvenir de esos países depende del desplazamiento, durante su tiempo
libre, de la población de las sociedades industriales. El tiempo libre se convierte
pues en la condición del enriquecimiento de ciertas sociedades. Queda entonces
englobado en la teoría del crecimiento por el consumo e introducido en los cir-
cuitos económicos en los que, a través de diversas mediaciones, vuelve a ser
productivo y. fuente de beneficios.
A u n q u e la cuestión de la productividad del' tiempo libre no se plantee
actualmente, puede comprenderse no obstante a partir de algunos indicios que
el tiempo libre cambia de sentido. N o es ya tan sólo el tiempo liberado por la
productividad del trabajo o el tiempo conquistado por la combatividad de los
asalariados: es un tiempo necesario para el consumo de desplazamientos. L a
promoción turística exige que el tiempo libre de las sociedades industriales aumente
y se invierta en el aparato de producción turística, lo cual engendra nuevas limi-
taciones en el empleo del tiempo libre que habría que analizar.

Hipótesis de la tecnoestructura turística internacional

E n un m o m e n t o dado de nuestra investigación hemos formulado la hipótesis


de que el turismo internacional nos coloca ante una tecnoestructura en formación.
T o m á b a m o s este concepto de Galbraith, sin hacer nuestras por ello todas sus
convicciones. L o que nos interesaba en la obra de Galbraith, La science écono-
mique et Vintérêt général3*, era ante todo su enfoque y las cuestiones que plantea
a propósito de la internacionalización. Galbraith hace hincapié en la potencia de
las sociedades transnacionales en cuanto organizadoras de una tecnoestructura.
Según su concepción, la tecnoestructura se apoya en la interpenetración de la
tecnología y de la gestión burocrática, las cuales, al reforzar sus efectos, conducen
a la formación de un poder transnacional distinto del capital: el de los gestores.
H e m o s abordado el análisis de la organización internacional del turismo
con esta hipótesis. Los criterios señalados por Galbraith —transnacionalidad,
concentración, integración, fragmentación y circulación del capital, planificación,
estrategia ofensiva y defensiva de las firmas transnacionales, comercialización,
técnicas de persuasión— resultaron ser puntos fuertes en el análisis del fenómeno
turístico. -
42 Marie-Françoise Lanfant

Galbraith, notaba que la tecnoestructura no se interesa por los países en


desarrollo en cuanto mercado por conquistar. N o se esfuerza por integrarlos en
el mercado planificado. Tales países permanecen, según el autor, sometidos a las
leyes del mercado de competencia. Nosotros constatamos, al contrario, que
mediante el turismo internacional ciertos países en desarrollo entran en los
aparatos multinacionales. Adoptan los métodos de planificación y de gestión de
la organización internacional y llegan a ser partes en un sistema de acción inter-
nacional al lado de los agentes económicos de las sociedades desarrolladas.
Según que se analice el turismo internacional c o m o una extensión del
sistema capitalista a países que habían permanecido anteriormente apartados
de él o c o m o la formación de una tecnoestructura a escala internacional, habrá
que plantearse cuestiones diferentes.
E n el primer caso, se verá en la difusión del turismo internacional uña forma
disfrazada de apropiación de los territorios nacionales por el juego de las expro-
piaciones y de la espsculación inmobiliaria y la organización de una dominación
por la apropiación de los medios de explotación de los recursos turísticos. L a
difusión del turismo internacional en los países en desarrollo será considerada
c o m o la expresión neocolonialista del capitalismo. M u c h o s autores hacen este
análisis.
C o n el planteamiento basado en la tecnoestructura, lo que se considera
importante es la penetración, por medio de la promoción turística, de los métodos
de organización, de gestión y de planificación económica en una economía
retrasada, para organizar en ella el crecimiento.
El capital se interesa por los mecanismos de explotación para beneficiarse
de ellos. L a tecnoestructura tiene c o m o segundafinalidaddesarrollar sus técnicas
de gestión. El primero tiende principalmente hacia el lucro, la segunda hacia el
control.
:
N o hay que perder de vista que el turismo es u n pretexto para montar
redes de transportes y de telecomunicaciones, entre ellas la informática. U n
país que posea una agencia turística de difusión internacional o que negocie con
ella se asegura una parte de control sobre los instrumentos de la economía inter-
nacional. L a implantación de los aparatos productivos de la industria turística
puede constituir una de las palancas de u n proceso de reorganización de la eco-
nomía según un modelo determinado.
Estas hipótesis deben examinarse con m á s atención.

Turismo internacional y relaciones sociales

Galbraith insiste en que se está produciendo una disociación, por la organización


de una tecnoestructura internacional, entre los poseedores del capital y los gestores
de los medios de producción.
Después de otros autores, recalca la formación de una nueva clase social
Introducción. El turismo 43
en el proceso de internacionalización

dominante, la clase de los gestores, en cuyas m a n o s están, gracias a su organiza-


ción y a su saber científico y técnico, los instrumentos de la dominación.
Esta idea, que puede parecer chocante desde una ortodoxia marxista,
merece ser examinada en el caso que nos ocupa. L a industria turística, en la
medida en que toma la forma de un sistema organizado y planificado, obedece
en cierto m o d o a esta tendencia.
N o seguimos a Galbraith en su concepción de las clases sociales, pero
conviene interrogarse sobre las implicaciones del turismo internacional en la
organización de las relaciones sociales. L a formación de u n aparato turístico
internacional produce u n acercamiento entre las capas dirigentes y el m u n d o
capitalista. E n los países en desarrollo, la penetración del turismo internacional
sacude las estructuras sociales tradicionales. Se observa una doble mutación en
las capas sociales que poseen el poder económico y político. L a planificación
turística internacional reclama empleos administrativos y técnicos de alto nivel
que son ocupados por hombres formados en las escuelas de reputación inter-
nacional. Esta nueva capa social tecnoburocrática, m á s directamente centrada
en la estrategia internacional de integración, tiende a distinguirse de una nueva
clase social acaudalada que se está desarrollando y que se enriquece por la mani-
pulación de los capitales, por la especulación inmobiliaria y por el fraude fiscal
facilitados por el turismo.
Estas dos capas sociales están igualmente interesadas en el acceso al poder
político, pero tienen distinta orientación en cuanto a lasfinalidadesde la economía
internacional. D e ahí que aparezcan contradicciones secundarias dentro de la
clase dominante. Pueden nacer divergencias entre los intereses turísticos m á s
íntimamente ligados al proceso de internacionalización del capital y los intereses
nacionales o regionales m á s directamente centrados en u n m o d o de producción
organizado sobre una base nacional.
A falta de trabajos suficientes, no podemos profundizar en las implicaciones
del problema del turismo internacional a nivel de las relaciones sociales.

Orientaciones metodológicas

Sabemos m u y bien que los problemas teóricos que acabamos de evocar no pueden
tratarse según los métodos de análisis comparado clásico en las ciencias sociales,
que consisten en explorar sistemáticamente un conjunto de variables en su relación
de dependencia é interdependencia y en proyectarlas en situaciones diferentes para
observar sus variaciones concomitantes.
El turismo internacional se propaga en sociedades cuyos m o d o s de pro-
ducción y cuyos sistemas socio-simbólicos difieren. El análisis debe integrar estas
diferencias captándolas desde el interior. N o se trata ya por lo tanto, en nuestra
perspectiva, de querer explicar los cambios observados localmente, a partir
de un modelo económico de crecimiento, señalando sus efectos derivados en
44 Marie-Françoise Lanfaht

términos de repercusiones económicas y sociales. Se trata de captar un movimiento


real de "des-estructuración" y de "re-estructuración" que está actuando en lo
profundo de la sociedad, y para ello hay que estar atentos a las contradicciones
en que se basan las diferencias con que tropieza el proceso de internacionalización.
U n a metodología que sólo fuera sensible a los efectos de homogeneización
de este proceso, igualando las diferencias (sean éstas nacionales, regionales o
m á s individualizadas) en una identidad pretendidamente universal, neutralizaría
automáticamente la dialéctica concreta que el turismo internacional pone en
marcha al introducirse en las diversas sociedades y al alterar los procesos de
identificación y de diferenciación de los grupos h u m a n o s y de los individuos lla-
m a d o s en esta nueva coyuntura a forjar y afirmar su identidad.
Es precisamente en este punto donde se encuentra interpelada la sociología.

[Traducido del francés]

Notas

1
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1969, rapport 1970-1971, rapport 1971-1974, Tourisme du C N R S para la División de los
rapport 1976. Asentamientos H u m a n o s y el Medio Socio-
2
J. Lauriac, Étude pilote des perspectives touristiques cultural, Paris, Unesco, 1979.
12
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deuxième partie, I T A (Institut du Transport sibles et le compte voyages, études méthodolo-
Aérien), Paris, Commission Européenne de giques, Aix-en-Provence, Centre d'Études
:
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3
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1977. 126 p. ("Que sais-je".) des pays en vole de développement, Paris,
4
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14
1972. 254 p. R . H . Green, "Toward planning tourism in
6
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tional dans les pays membres de l'OCDE, rap- al Seminario Unesco/BIRD, "Les impacts du
port annuel; Paris, 1974, 1975, 1976, 1977. tourisme international sur les valeurs socio-
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rence de R o m e , 1963. positions et perspectives dans la recherche
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sur les populations des PVD; une étude de M . - F . Lanfant, M . Picard, M . H . Mottin,
cas : Sousse-Tunisle, Séminaire Unesco/ D . Rozenberg, J . d e Weerdt, C N R S , Paris,
B I R D , Washington, 1976. Centre d'Études Sociologiques, 1978, 110 p .
8 16
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'.'Le tourisme dans le Bassin Méditerranéen ; Éd. Dalloz, Paris, 1974, 424 p .
17
Évolution et prévisions", Aix-en-Provence, M . - F . Lanfant, y otros, "Signification du tourisme
1976. (Résumé:) international : fait et acte social", par
9
A . Sessa, Tourism as a factor of progress in the M . - F . Lanfant et J. de Weerdt avec la coll.
economy of developing countries, Frosinono, de M . H . Mottin et D . Rozenberg, rapport
Tipographia di Cosamari, 1974. de recherche, C N R S , Paris, Centre d'Études
10
U n e s c o / B I R D , "L'impact du tourisme interna- Sociologiques, 1975.
18
tional sur. les valeurs socio-culturelles", F . Asrier y J. Schecht-Jacquin, " L a produc-
Washington, 1976.. (Séminaire.) tion du tourisme", rapport de recherche,
11
M . Picard, Tourisme et société. Propositions pour C O R D E S , Paris, 1978.
111
la réflexion et l'action. Estudio realizado por el J. de Weert, Recherche sur la signification de la
Introducción. El turismo 45
en el proceso de internacionalización

Notas {continuación)

promotion touristique internationale, C E S T28, A . Haulot, Coloquio sobre "Tourisme et environ-


Paris, Université de Paris, 1976. nement", Séminaire de Tunis des 23-24 octo-
20
M . Hudson, "L'intégration verticale dans l'indus- bre 1976, Bruselas, Bureau International du
trie des voyages et des loisirs", ITA, Paris, Tourisme Social (BITS), 1976.
2
1972. (Estudio.) * F . André, " U n e opération de tourisme culturel.
21
J. Krippendorf, "Marketing et tourisme", Études L'année de l'art gothique en Picardie",
Bernoises de tourisme, Berne, 1971. (Cahier 7.) Centre d'Études Supérieures du Tourisme,
22
C G T , "Rapport d'activités 1971-1974", Paris, Université de Paris I, Paris, novembre 1976.
Commissariat Général au Tourisme. (Mémoire de recherche.)
23 30
U I O O T , " L e rôle de l'État dans le domaine du M . - F . Lanfant, Exposé introductif au IV« col-
tourisme", Information U I O O T , Genève. loque "Tourisme et patrimoine culturel";
« U I O O T , Documentation U I O O T SG/413, G e - "Actes du colloque Galerie Culturelle",
nève. organisé par le Musée des Arts et Traditions
25
C N U C E D , Les éléments de la politique du tourisme Populaires, Paris, juin 1975.
dans les pays en voie de développement, C o m - 31 , "Master Plan touristique du Maroc", R é -
mission des Nations Unies pour la Coopéra- publique Fédérale d'Allemagne et R o y a u m e
tion et le Développement, rapport du Secré- du Maroc. Études réalisées par I P K (Munich)
tariat, Nueva York, Nations Unies, 1979 et Steigenberger Consulting (Francfort/Main)
(réf. TD/B/C.3/89/rev.I); Directives pour assistés de Maroc Développement, Í976.
32
l'établissement des statistiques du tourisme, C . - A . Michalet, Le capitalisme mondial, Paris,
rapport du Secrétariat de la C N U C E D , P U F , 1976, 233 p .
33
Nueva York, Nations Unies, 1971. C . - A . Michalet y B . Madeuf, Hacia un nuevo
M
U I O O T , " L a planification touristique", rapport enfoque de la economía internacional,
D I approuvé par le Comité Exécutif, Revista internacional de ciencias sociales,
Mexico City, septembre 1970. vol. X X X (1978), n.» 2 .
27 34
C . Saglio, Essai d'intégration sociale et culturelle J. K . Gálbraith, La science économique et l'intérêt
du phénomène touristique, Londres, 1976. général, Paris, Gallimard, 1974.

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