Imposición de la ceniza

Oremos al Padre con la oración que Jesús nos enseñó: MIÉRCOLES DE CENIZA 2024
Padre nuestro

Luego toma con toda reverencia la ceniza bendecida y dice: “A través del desierto
Dios nos guía a la libertad”
Acerquémonos, pues a la gracia de este signo en el cual el Señor
nos invita a la conversión.

“Conviértete y cree en el Evangelio”

“Que esta ceniza exprese tu deseo de conversión”

Oración final

Inspira, Señor, nuestras acciones

y dirígelas con tu gracia,
para que todo cuanto emprendamos
lo iniciemos en tu nombre
y podamos llevarlo a término por tu amor.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

Bendición

El Señor nos bendiga,

nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Celebración de la Palabra
Moderada por un Laico
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Monición
Queridos hermanos:
Nos hemos reunido para iniciar el tiempo de la Cuaresma, un
tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el lugar del
primer amor, pues el Señor nos atrae nuevamente hacia sí para
que abandonemos nuestras esclavitudes y experimentemos el
paso de la muerte a la vida. Vivamos este momento en la escucha
de la Palabra y en la recepción piadosa y humilde del signo
penitencial de la Ceniza.
Se omite el acto penitencial, ya que en esta celebración es sustituido
por la imposición de la ceniza.
Oración colecta
Dios nuestro, acompaña con tu benevolencia
los comienzos de nuestro camino penitencial
para que nuestras prácticas exteriores
expresen la sinceridad de nuestro corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Lectura de la profecía de Oseas 2, 16. 17b-19
Así dice el Señor:
«Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y
me responderá allí como en los días de su juventud, como el día
en que la saqué de Egipto. Aquel día —oráculo del Señor—, me
llamará Esposo mío, no me llamará Ídolo mío. Retirare de su bo-
ca los nombres de los ídolos, que nunca más volverá a invocar».
Palabra de Dios.
Reflexión
Dentro de los muchos significados a los que alude el número 40
de la cuaresma, podemos detenernos en aquel que nos lleva a
meditar en los 40 años que paso el pueblo de Dios a través del
desierto para llegar a la libertad de la tierra prometida. La
cuaresma es precisamente un éxodo de la esclavitud a la libertad
de la pascua.
Este éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino
abstracto. Para que nuestra Cuaresma sea concreta es necesario:
• Querer ver la realidad, para detenernos a acoger la Palabra
de Dios y detenernos como el samaritano, ante el hermano
herido.
• Confesar que aun seguimos bajo el dominio del faraón,
pues, a veces somos como el pueblo de Dios que en el
camino por el desierto hacia la libertad añoraba la
esclavitud que paraliza e impide avanzar.
Cuaresma es un tiempo propicio para hacer este éxodo y atrave-
sar el desierto, en el que se nos da el espacio propicio para que
nuestra libertad madure y no retorne en la esclavitud. Para ello,
la Iglesia nos da tres ejercicios de un único movimiento de aper-
tura y de vaciamiento:
• El ayuno: que nos ayuda a ser libre, de los apegos que nos
aprisionan.
• La oración: que nos ayuda a ser libre, de los ídolos que nos
agobian.
• La limosna: que nos ayuda a ser libre, de los egoísmos que
nos aíslan.
En este año de la oración, acojamos pues, el signo de la ceniza
como la decisión de entrar en este tiempo de conversión, de
lucha y de acción que nos prepara para llegar a la libertad de la
pascua.