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2- Oración Inicial: En el nombre del padre... “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones
de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.”
V. Envía Señor, tu Espíritu y todo será creado.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oh Dios, Padre nuestro, derrama los dones de tu espíritu sobre el mundo; enviaste el
Espíritu a tu iglesia para iniciar la enseñanza del Evangelio, que sea ahora tu Espíritu el que
continúe trabajando en el mundo a través de los corazones de todos los creen en Ti. Por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Según Catalina, durante la noche del 18 de julio de 1830 se despertó al oír la voz de
un niño muy hermoso que la llamaba "Hermana, todo el mundo duerme, venga a la
capilla, la Santísima Virgen la espera". Catalina se levantó, siguiendo al niño. Al
llegar a la capilla, escuchó el roce de un vestido de seda. Sor Catalina oyó como un
rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al
cuadro de San José. Vio que una señora, de extremada belleza, atravesaba
majestuosamente el presbiterio y "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del
altar mayor, al lado del Evangelio". Catalina al principio dudó si se trataba de la
Virgen o si era sólo una ilusión. Pero el ángel (el niño) le dijo a la futura Santa,
enérgicamente: "Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una
pobre criatura mortal en la forma que más le agrade?". Entonces, Sta. Catalina se
fue inmediatamente al lado de la Virgen y, arrodillándose, con la confianza que un
niño pequeño tiene para con su Madre, puso las manos sobre las rodillas de la
Madre de Dios. Allí, dice Sta. Catalina, "pasé los momentos más dulces de mi vida;
me sería imposible decir lo que sentí". La Virgen le dio a la joven consejos
provechosos para su vida espiritual. También le encomendó una misión: "Dios
quiere confiarte una misión; te costará trabajo, pero lo vencerás pensando que lo
haces para la gloria de Dios. Tú conocerás cuán bueno es Dios. Tendrás que sufrir
hasta que lo digas a tu director. No te faltarán contradicciones más te asistirá la
gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza, no
temas. Verás ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración".
«Luego me dijo la santísima Virgen: «Haz que acuñen una medalla según este
modelo. Todos aquellos que la lleven recibirán grandes gracias, especialmente si
la llevan pendiente del cuello. Las gracias serán copiosas para cuantos la lleven
con confianza»» (Santa Catalina Labouré).
Los legionarios harán muchísimo aprecio de esta medalla, que está tan
íntimamente asociada con la historia de la Legión. La imagen de la Milagrosa que
adornó la mesa de la primera junta no fue elegida deliberadamente con
preferencia a otras, y, sin embargo, sintetizó de manera maravillosa la
concepción espiritual de la organización, que nació, así, en torno de Ella.
Ya desde un principio se recomendó el uso de la medalla en el trabajo legionario.
La invocación que aparece en la Medalla se dijo ya en la primera junta, y ahora la
rezan diariamente todos los socios como parte integral de la catena. La Medalla
es parte integral del vexillum de la Legión.
El que la Medalla esté tan íntimamente ligada con la piedad legionaria es cosa
que invita a meditar. Y las consideraciones siguientes harán ver si esto es debido
a circunstancias fortuitas o a la delicada y admirable disposición de la
Providencia:
Podemos, pues, afirmar que la Medalla ha sido, como asimilada por la Legión; y
que la misión del legionario incluye la de la Medalla. El legionario es, por decirlo
así, una medalla viviente, un humilde instrumento en manos de la Virgen, para
derramar sus gracias por el mundo.
Hay algunos católicos ansiosos de mostrarse avanzados, intelectuales, que
desprecian esta Medalla, lo mismo que otras medallas y escapularios como si
fueran supersticiones. Esta actitud de falta de respeto hacia los sacramentales
aprobados por la Iglesia es una temeridad. Y además peca contra la evidencia de
los hechos, porque no hay duda de que el uso de la Medalla ha sido bendecido
por Dios milagrosamente.
Así como los legionarios deben considerarse como soldados, así también deben
tener la Medalla Milagrosa como su arma principal. No hay que dudar de que
María comunicará a su Medalla doble eficacia en manos de los legionarios.
Por medio del rito de su alistamiento en la Legión, uno queda convertido en
miembro de la Asociación de la Medalla Milagrosa, sin necesidad de una
inscripción oficial en ningún registro. El socio queda facultado automáticamente
para lucrar todas las indulgencias otorgadas a la Asociación.
La fiesta de nuestra Señora de la Medalla Milagrosa se celebra el 27 de
noviembre.
«María trajo al mundo a quien es la apostolicidad en persona, a Aquel que vino a
encender fuego en el mundo y quiso que ardiera. El oficio de la Virgen no habría
sido completo, si Ella no hubiese estado en el centro mismo de aquellas llamas de
fuego que el Espíritu de su Hijo hizo descender sobre los Apóstoles, para
inflamarlos con su mensaje hasta la consumación de los siglos. Pentecostés fue
para María un nuevo Belén espiritual, una segunda Epifanía, en la cual, como
Madre junto a la cuna del Cristo místico, le da a conocer una vez más, aunque a
pastores y reyes distintos» (Obispo Fulton Sheen, El Cuerpo Místico de Cristo.)
Antífona. ¿Quién es Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna,
brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?
Antífona. ¿Quién Esta que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna,
brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla?
OREMOS