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03.

2023

LA PESCA LÍBANO,
ILEGAL VS AV E F É N I X D E
LA TOTOABA ORIENTE MEDIO

LOS BOSQUES
SUMERGIDOS DE
ARGENTINA
U N FA RO D E E S P E R A N Z A PA R A L A

C O N S E R VA C I Ó N D E L M E D I O A M B I E N T E
Los bosques sumergidos
del fin del mundo

Un faro de esperanza para


El velero Ksar permane-
ce fondeado, mientras el
equipo realiza inmersio-
nes en los bosques de
macroalgas gigantes de
la Península Mitre, en
Argentina.
la conservación marina
FOTOGRAFÍA: ARMANDO VEGA P O R C R I S T I A N L AG G E R
De la misma manera que
los bosques terrestres,
la estructura tridimen-
sional de estos bosques
submarinos, sustenta
un elevado número de
especies.
FOTOGRAFÍA: JOEL REYERO
“Como
una
hoja suelta
en una
tormenta”,
así me sentía en el caos previo que reinaba horas
antes de nuestra expedición. En ese mismo mo-
mento suena mi celular y escucho las palabras
mágicas de nuestro capitán: “Confirmado, Cris-
tian. Zarpamos mañana con las primeras luces
del día”. Había planificado esa expedición duran-
te un año y no diré que no sentí cierto temor al
pensar en todas las cosas que podrían salir mal a
Azotada constante-
partir de aquel momento. Sin embargo, cuando mente por tormentas,
giré mi cabeza y observé a todo mi equipo atento esta región del planeta
a las novedades, como niños que esperan los re- es una de las latitudes desde el puerto de esa ciudad, la más austral de que rodean la ciudad, tiñendo de un naranja ro-
más peligrosas para la
galos de Navidad, automáticamente me tranqui- navegación. En la Argentina. Normalmente, los días previos al co- jizo el puerto de Ushuaia. Un paisaje digno de un
licé. Había formado un equipo multidisciplinario imagen, el capitán del mienzo de una expedición científica son muy cuadro impresionista. En el muelle, flotando en
de 11 profesionales, entre ellos biólogos marinos, velero, Atilio Mosca, caóticos y yo sabía que esta no iba a ser la excep- un mar bastante agitado, nos aguardan el Ksar y
navega bajo un
oceanógrafos, buzos científicos, fotógrafos, do- temporal de lluvia y ción. Compras de último momento, puesta a pun- el Pic La Lune, los veleros que serán nuestro hogar
cumentalistas, artistas audiovisuales, educadores fuerte viento para to de todo el instrumental científico, revisión de por los próximos días. Todos los miembros del
y apneístas. Cómo líder de la expedición, confia- llegar a una bahía los equipos de buceo, carga de víveres y bolsos en equipo estamos listos y cargados de adrenalina.
segura, en las costas
ba plenamente en cada uno de ellos. Conocía de Península Mitre. los barcos, reuniones con autoridades, solicitud Pasadas las ocho de la mañana soltamos el último
perfectamente sus habilidades, pero, más aún, la FOTOGRAFÍA: ARMANDO VEGA de permisos para zarpar, etc. Nada podía quedar cabo de popa que nos retiene al muelle y zarpa-
fuerte determinación que tenían todos para llevar al azar en una expedición en la que 13 personas mos. Mientras avanzamos por el canal Beagle van
a cabo el proyecto que nos convocaba: explorar e conviviríamos en dos veleros de 12 metros de es- desapareciendo detrás de nosotros los últimos
investigar uno de los ecosistemas más inhóspitos lora durante una semana completa en los confi- rastros de presencia humana para darle lugar a
e inexplorados del planeta, los bosques de ma- nes de la tierra. uno de los paisajes más salvajes y prístinos que
croalgas gigantes del fin del mundo. Jueves 15 de septiembre de 2022: amanece frío quedan en nuestro planeta. Durante parte del
Tres días antes de zarpar, todo el equipo ya ha- y algo ventoso. Los primeros rayos de sol comien- recorrido nos escoltan grupos de delfines austra-
bía arribado a Ushuaia. Zarparíamos justamente zan a asomarse por detrás de las altas montañas les que surfean las olas que producen los veleros

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Los veleros Ksar y Pic La Lune
fondeados en una bahía segura
para resguardarse de las
inclemencias del tiempo en su
recorrido desde Península Mitre
al puerto de Ushuaia.
FOTOGRAFÍA: ARMANDO VEGA
El día había amanecido calmado, algo inusual
en esa región. Apenas una leve brisa marina que
mecía suavemente nuestros veleros de un lado al
otro. Podía ver a través de una pequeña ventana
cómo la cubierta del barco estaba todavía tapiza-
da de escarcha de la noche anterior. Por suerte,
dentro del barco teníamos una estufa que nos
abrigaba del frío exterior. Atilio, nuestro capitán,
y el primer valiente en incorporarse, rápidamen-
te preparó el desayuno para todos. Aprovechamos
el momento para trazar el itinerario del día y pro-
gramar el primer buceo. En mi cabeza no podía
dejar de pensar en lo fría que estaba el agua: nues-
tro sensor subacuático marcaba 5 °C. Cuando
salimos a cubierta, quedé hipnotizado con lo que
veían mis ojos. Enormes manchones de bosques
de macroalgas gigantes extendían sus frondas
(hojas) varios metros sobre la superficie. Se su-
perponían unas con otras para formar una sola
alfombra interminable que seguía el dibujo que
marcaban las olas. Estábamos flotando, literal-
mente, sobre “las copas” de enormes bosques
sumergidos. Era hora de volar el dron.
Conocidos con el nombre de “bosques de kelp”,
Cristian Lagger, líder
de la expedición, los bosques de macroalgas submarinos se en-
bucea entre macroal- cuentran entre los ecosistemas más biodiversos
gas gigantes para y productivos del planeta. Actualmente ocupan
documentar la enorme
biodiversidad de los 28 % de las costas del mundo, lo que significa que,
bosques sumergidos agrupados en un solo lugar, ocuparían un espacio
de Península Mitre. similar al de los bosques tropicales del Amazonas.
Estas macroalgas lle-
gan a medir más de 20 De la misma manera que los bosques terrestres,
metros de alto y pesar la estructura tridimensional de estos bosques de
más de 100 kilogramos. macroalgas sustenta un elevado número de es-
FOTOGRAFÍA: JOEL REYERO
pecies. Brindan refugio y funcionan como zonas
de cría, guardería o áreas de desove, promovien-
do significativamente el reclutamiento de una
gran cantidad de organismos. Estos bosques
al avanzar. A lo lejos podíamos ver también los mar revuelto, rodeados de enormes montañas de Julio Verne, El faro del fin del mundo. Prácti- poseen un altísimo valor debido a su gran biodi-
resoplidos de varias ballenas jorobadas que se cubiertas de nieve en sus picos más altos, eviden-cia camente deshabitada, a excepción de unos pocos versidad y alto porcentaje de endemismos, pero
asomaban a la superficie para respirar. de un crudo invierno que aún se sentía en el aire. puesteros y un destacamento de la armada argen- también porque ofrecen servicios esenciales que
Después de 15 horas de navegación a vela y mo- Sin embargo, nuestros pensamientos esta-ban tina, la Península Mitre es un ambiente tan salva- benefician de forma directa e indirecta a los hu-
tor por uno de los mares más fríos e impredecibles enfocados plenamente en lo que pasaba de-bajo del je como hostil. Azotada por tormentas, vientos manos, incluidos la protección contra las mare-
de la Tierra llegamos finalmente a nuestro primer casco de nuestros veleros. Habíamos ido a explorar impredecibles y corrientes fuertes, sumados a las jadas ciclónicas y el aumento del nivel del mar,
sitio de buceo: Punta San Gonzalo, en la Penín- “ese” mundo, el que permanece oculto debajo de la grandes distancias que la separan de puertos se- el reciclado de nutrientes, la provisión de seguri-
sula Mitre. Todavía recuerdo perfectamente las delgada línea azul. guros, esta región es una de las latitudes más pe- dad alimentaria para comunidades costeras o la
caras de asombro de todo el equipo al ver esos Situada en el extremo oriental de Tierra del ligrosas para la navegación. A su vez, la baja recreación turística.
paisajes de película, típicos de cualquier episodio Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, la visibilidad producida por la neblina o las precipi- Por otro lado, estos ecosistemas de vegetación
de El señor de los anillos. No importaban las olas Península Mitre abarca una superficie aproximada taciones que esconden de imprevisto sus afiladas costera contribuyen a mitigar el cambio climáti-
de agua salada que nos golpeaban en la cara o el de 350 000 hectáreas. El estrecho de Le Maire la costas con rocas sumergidas han convertido este co al almacenar grandes cantidades de carbono
cansancio tras una navegación agitada. Ahí está- separa apenas 30 kilómetros de la isla de los lugar en un gran cementerio lleno de naufragios. orgánico a escala global. Esta capacidad les ha
bamos: habíamos llegado a uno de los sitios más Estados, donde, entre otras maravillas naturales, se Estas duras condiciones han determinado que la valido el reconocimiento como depósitos de “car-
australes del planeta. Nuestros veleros parecían encuentra el famoso faro de San Juan de Salva- Península Mitre sea uno de los lugares más inex- bono azul” y, en los últimos años, se han incre-
dos cáscaras de nueces diminutas flotando en un mento, inspiración para la novela de aventuras plorados y poco estudiados del hemisferio sur. mentado significativamente los esfuerzos para

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La estructura
tridimensional
de estos bosques
alberga una enorme
cantidad de
especies.

Un pulpo colorado
patagónico (Enterocto-
pus megalocyathus),
se aferra con sus
tentáculos a una Mac-
rocystis pyrifera.
FOTOGRAFÍA: URIEL SOKOLOWICZ
incluirlos en los presupuestos globales de carbo- Sin embargo, esto implicaba un alto costo logístico,
no. Las marismas, los manglares y las praderas ya que al muestrear sitios expuestos al mar abier-
de pastos marinos han sido señalados como gran-
des ecosistemas de almacenamiento de carbono;
to (y totalmente desconocidos, incluso para nues-
tros experimentados capitanes) resultaba
Península Mitre, Argentina
AMÉRICA
sin embargo, los bosques de algas marinas han peligroso quedar fondeados durante la noche y DEL SUR
Río Grande
sido ignorados en las evaluaciones de este carbo- exponerse a posibles cambios repentinos en la
ARG.
no azul, subestimando significativamente el al- rotación o intensidad de los vientos. Por lo tanto,
Península
macenamiento y secuestro de carbono potencial al finalizar los buceos, debíamos navegar por varias Mitre
Mar Argentino
de estos ecosistemas. Actualmente, la incorpora- horas para retornar al reparo de las bahías más
ción de las algas marinas gigantes en la contabi- cercanas.
lidad del carbono azul es algo imperativo, sobre Al llegar a cada sitio de buceo, inmediatamen- Lago Fagn Tolhuin Bahía
ano
Policarpo Bahía Thetis
todo al considerar que los bosques de algas ma- te después de equiparnos, nos lanzábamos al Estrecho
rinas son ecosistemas que dominan extensas agua como niños que se tiran del trampolín de la de le Isla de los Estados
Maire
franjas costeras alrededor del mundo. pileta del barrio. Saber que esos sitios no habían RESERVA
sido explorados por nadie más nos dibujaba una Ca na l NATURAL
Una de las principales especies de estos bos- Be ag le
ques de macroalgas es Macrocystis pyrifera. En sonrisa inmensa en la cara. Mi sensación era la Bahía Buen
Argentina, si bien esta especie se distribuye a lo de entrar por un portal a una dimensión desco- Bahía Suceso
Aguirre
Bahía
largo de la costa patagónica, la Península Mitre nocida, donde el asombro ganaba cada vez más Sloggett
constituye uno de los sitios con mayor concen- protagonismo conforme descendía. Sentía que
tración de estos bosques. Conjuntamente con podía “volar” entre cientos de columnas forma- Océano Área Natural Protegida
M. pyrifera existen otras especies de macroalgas das por enormes macroalgas de más de 15 metros Península Mitre

pardas de menor tamaño, como Lessonia flavi- de altura. Era como hacer tirolesa entre las copas Atlántico
cans y L. searlesiana, que constituyen la base y la de los bosques tropicales. A medida que seguía
estructura de los bosques de esta región. A esca- descendiendo empezaba a descubrir un fondo
la global, 38 % de los bosques de macroalgas se minado con invertebrados de todos los tamaños
han reducido en los últimos 50 años. Las causas y colores: esponjas tubulares amarillas, colonias
de esta disminución incluyen el incremento de de ascidias con forma de almohadones, erizos
la temperatura global, olas de calor, sobreexplo- rojos como bolas de Navidad, estrellas de mar más la cinta. Al mismo tiempo, otro de los buzos do- que experimentábamos durante y después de las
tación, contaminación, introducción de especies grandes que la palma de mi mano, cangrejos pe- cumentaba la abundancia de todas las especies inmersiones. Esta faena, que repetíamos después
exóticas, alteraciones en las redes tróficas o cam- queños asomándose entre las grietas, algas de de invertebrados que observaba a lo largo de la de cada buceo que realizábamos, dejaba nuestros
bios en las concentraciones de nutrientes en el color rosado que tapizaban las rocas del fondo, cinta. Detrás de nosotros, un tercer buzo fotogra- dedos de las manos y los pies casi congelados. Sin
agua. Sin embargo, investigaciones a escala re- etc. La sensación de bucear en esos bosques era fiaba superficies de 50 por 50 centímetros a los embargo, también dejaba en nuestros rostros una
gional, utilizando series temporales de imágenes mágica, como viajar en una máquina del tiempo, costados de la cinta, para luego estimar densida- enorme sonrisa por haber logrado los objetivos
satelitales, fotografías aéreas y estudios in situ, entendiendo que nada ahí había cambiado en des por metro cuadrado. propuestos.
no han evidenciado cambios en las últimas déca- cientos de años. No encontramos ningún rastro Después de estar sumergido por más de 45 mi- En la “oficina” del mar, ningún día es igual al
das en la cubierta del dosel, en la densidad o en de presencia humana bajo las aguas. Éramos solo nutos en aguas frías podía sentir cómo mis extre- anterior. El último día de muestreo fue uno de
la distribución de estos bosques a lo largo de las nosotros, privilegiados por haber sido testigos de midades comenzaban a entumecerse. Pero aún esos que nunca se olvidan. Fondeados en el pun-
costas de la Península Mitre y sus alrededores. esas maravillas submarinas. no habíamos terminado nuestro trabajo, de he- to más lejano de nuestro recorrido, estábamos
En un planeta donde la gran mayoría de los eco- En la superficie, la planificación y coordinación cho, todavía teníamos que tomar algunas medi- literalmente rodeados de inmensos manchones
sistemas marinos está en alerta roja, estas eviden- de la metodología científica es fundamental. De- ciones de los grampones (“raíces de fijación”) de de bosques de macroalgas. Había volado el dron
cias temporales convierten estos bosques bajo del agua, la comunicación es muy limitada, ejemplares de M. pyrifera. Tomar notas bajo a más de 400 metros de altura y, aun así, no podía
sumergidos en uno de los ecosistemas marinos por lo que antes de cada inmersión teníamos una el agua ya de por sí es un desafío, pero hacerlo abarcar los límites de toda su extensión. El mar
menos perturbados de la Tierra y, por lo tanto, en breve charla grupal para enumerar y detallar cada con los dedos entumecidos es un reto estaba tranquilo, pero el viento comenzaba a au-
un área marina prioritaria para desarrollar planes una de las actividades que debíamos realizar, y tremendo. An-tes de subir definitivamente a la mentar su intensidad. Era hora de saltar al agua.
de conservación. el papel de cada uno de los buzos. Básicamente, superficie, nos quedaba la pesada tarea de A medida que descendía, noté la increíble visibi-
Previo a la expedición habíamos trazado nuestra mi función consistía en descender hasta la pro- desprender del fondo algunos ejemplares de lidad que había en ese lugar: más de 20 metros
hoja de ruta y elegido los posibles sitios de mues- fundidad máxima (alrededor de 15 metros), don- Macrocystis para luego medirlos y pesarlos en de agua sorprendentemente clara, algo inusual
treo con base en tres requisitos básicos: 1) debían de comenzaba a desplegar por el fondo una cinta la cubierta del barco. Du-rante nuestra para la región patagónica. En el momento justo
albergar densos bosques de macroalgas, 2) tenían métrica de 20 metros de largo, siguiendo el rum- campaña llegamos a medir ejem-plares de M. que terminé de desplegar la cinta métrica, noté
que estar frente a costas expuestas al oleaje (no en bo trazado con mi brújula de buceo. Una vez que pyrifera de más de 22 metros de altura y 120 un rápido movimiento delante mío que llamó mí
bahías cerradas) y 3) que no hubieran sido estudia- la cinta quedaba firme, retomaba su recorrido y kilogramos de peso húmedo. Estas maniobras atención. Al levantar la mirada, me encontré con
dos previamente. Estos requisitos eran fundamen- comenzaba a recorrerla para contar las especies de medición y pesaje no eran para nada un pulpo colorado patagónico a pocos centíme-
tales para la originalidad de nuestra investigación. de macroalgas y su abundancia a ambos lados de sencillas, teniendo en cuenta además el es- tros de mi cara. Debo confesar que pensé que
pacio reducido de la cubierta del velero y el frío
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La Isla de los Esta-
dos y Península
Mitre podrían
convertirse en
verdaderos refu-
gios de agua fría
para esta especie,
amenazada por la
“tropicalización” de
los mares de otras
regiones del mundo.

En la imagen se
observa un racimo
de huevos de cala-
mar adheridos a la
Macrocystis pyrifera,
la especie de mac-
roalga gigante que
domina en los bosques
sumergidos.
FOTOGRAFÍA: CRISTIAN LAGGER
aquel encuentro duraría apenas unos pocos se-
gundos. Estaba equivocado. Lejos de eso, el pulpo
permaneció flotando en el mismo lugar, con la
misma postura e, incluso, sosteniéndome la mi-
rada. Casi sin pensarlo, extendí la mano con mi
palma hacia abajo, como quien se acerca para
acariciar por primera vez a un animal que no co-
noce, en señal de sumisión. En ese mismo mo-
mento, el pulpo trepó por mi brazo y se aferró con
sus tentáculos a mi muñeca, para no soltarme
sino hasta unos pocos minutos antes de terminar
el buceo. Quedará por siempre en mi corazón la
felicidad de haber vivido un encuentro tan cer-
cano y auténtico con un animal que demostró no
tenerle miedo a otro, de mayor tamaño y que con
seguridad nunca antes había visto en su vida.
En colaboración con la fundación Por el Mar
(PEM), Unplastify, el Instituto de Diversidad y Eco-
logía Animal (IDEA/Conicet) y el Centro Austral
de Investigaciones Científicas (CADIC/Conicet),
este proyecto de National Geographic Society bus-
có obtener resultados científicos relevantes, pero
también poder comunicarlos más allá de las fron-
teras del ámbito académico. De esta manera, a lo
Manuel Novillo,
largo de toda la expedición, nos propusimos ela- Cristian Lagger y Diego
borar contenido audiovisual y material artístico Giménez descargan
subacuático para crear empatía y concientizar los datos y las imá-
genes subacuáticas
sobre la importancia de conocer y proteger estos obtenidas durante las
increíbles ecosistemas submarinos. Siento un pro- inmersiones realizadas
fundo orgullo por mi equipo, por lo que hemos en el día. Aprovechan
también para planear
logrado. Estoy convencido de que todo el equipo el día siguiente,
supo capturar momentos que ayudarán a propor- considerando las
cionar nuevas y emocionantes formas de ver el condiciones climáticas.
FOTOGRAFÍA: ARMANDO VEGA
mundo submarino, así como motivar a una mayor
cantidad de personas para convertirse en verda-
deros protagonistas de la conservación de nues-
tros océanos.
A lo largo de toda la Península Mitre y la isla de las profundidades y contribuyen de manera sig- natural protegida. De los 10 000 kilómetros cua- del mar argentino continental está protegido, lo
los Estados se extienden miles de hectáreas de nificativa al almacenamiento de dióxido de car- drados protegidos por ley, 6 800 corresponden a que significa que Argentina aún está muy lejos
bosques de macroalgas que almacenan grandes bono atmosférico en el océano profundo. Por otro la parte marina, que se suman a los 15 483 kilóme- del 30 % que se propone internacionalmente
cantidades de carbono orgánico, lo que les ha lado, según los modelos predictivos, el sur de tros cuadrados de superficie costera protegida ya como superficie mínima protegida para 2030. Con
valido la reputación de ser uno de los grandes Sudamérica se convertiría en uno de los pocos existentes en Argentina. La reciente declaración esta reciente declaración, la provincia de Tierra
bastiones naturales para mitigar de forma natural lugares donde el calentamiento progresivo de los del Área Natural Protegida Península Mitre se une del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur ha
la actual crisis climática. Estos ecosistemas ma- océanos sería más lento que en otras regiones del a los esfuerzos de conservación marina que ya se mostrado el liderazgo ambiental que se necesita
rinos costeros no solo están estrechamente rela- globo. De esta manera, esta región es un verda- han realizado en zonas adyacentes del sur de en estos tiempos de crisis planetaria, al posicionar
cionados con las zonas circundantes, sino dero refugio de agua fría para estos bosques su- América Latina, como la declaración de las áreas la Península Mitre como un ejemplo de conser-
también con los ecosistemas más profundos. mergidos, amenazados por la “tropicalización” marinas protegidas Namuncurá/Banco Burd- vación y un faro de esperanza para la protección
Cuando las macroalgas se desprenden del sustra- de los mares en otras regiones del mundo. wood, Yaganes y Diego Ramírez-Paso Drake, lo marina a escala global. j
to, o se rompen en fragmentos más pequeños, son El 6 de diciembre de 2022, después de tres dé- que permite extender este corredor biológico
transportadas largas distancias por corrientes cadas de trabajo en conjunto con la comunidad marino que alberga una elevada biodiversidad y Cristian Lagger es explorador de National
superficiales a zonas de mar abierto. Allí, una vez local, la legislatura de Tierra del Fuego, Antártida constituye una parada obligada para muchas es- Geographic Society (NGS), investigador del
CONICET y director científico de PEM.
que se hunden, representan una enorme fuente e Islas del Atlántico Sur, anunció finalmente la pecies que realizan sus migraciones anuales. Este proyecto se realizó gracias a un Grant Meridian
de residuos orgánicos para las comunidades de declaración de la Península Mitre como área En la actualidad, menos de 10 % de la superficie de NGS.

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Camila Jaber, apneista
mexicana, se desliza
sobre las macroalgas
gigantes de Península
Mitre durante una
sesión fotografica
realizada durante la
expedición científica.
FOTO: LAURA BABAHEKIAN / SOA

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