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Contratos Parte General
Contratos Parte General
a. E v o l u c i ó n h i s t ó r i c a d e l a n o c i ó n d e c o n t r a t o .
b. C o n c e p t o d e c o n t r a t o e n e l CC.
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Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no
hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.
Por otra parte del art. 1437, que enumera las fuentes de las obligaciones, se
desprende que contrato o convención es el concurso real de voluntades de dos o más
personas.
Art. 1437. Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas, como los
contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se obliga, como en la aceptación de
una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o
daño a otra persona, como en los delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y
los hijos sujetos a patria potestad.
La definición legal es muy criticada por la doctrina, y entre las críticas más
frecuentes se encuentran:
c. R e f e r e n c i a a l p r i n c i p i o d e l a a u t o n o m í a d e l a v o l u n t a d .
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1
Los requisitos de existencia del contrato no están enumerados en el CC, y los requisitos de validez, aparecen
en el art. 1445.
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e. A u s e n c i a d e u n a v i s i ó n u n i t a r i a d e c o n t r a t o .
Dentro del concepto clásico, si bien los contratos admitían tipos o categorías, estos
tenían principios y cánones básicos.
Algunos sostienen que ha disminuido el ámbito unitario del contrato creado por la
doctrina clásica. Esto se expresa en el grado en que los poderes públicos han intervenido
en ciertos contratos, ya sea para proteger a los más débiles o para regular determinados
ámbitos de la economía (el contrato pasa a cumplir una función económica y social).
Como manifestaciones de esto, encontramos a los contratos dirigidos y a los forzosos, los
cuales son claras expresiones de la pérdida de vigencia del principio de la autonomía de la
voluntad, que es el sustento de la teoría clásica. Otra manifestación, es el establecimiento
de formalidades que atacan al principio del consensualismo.
2.1. C l a s i f i c a c i o n e s t r a d i c i o n a l e s .
2
El que “entiende” pertenecerle al contrato, es el legislador.
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a. A t e n di e nd o a l n úm e r o d e pa rt e s qu e re s ul t a n o bl i g a da s p o r e l
co nt ra t o.
ii. Por otra parte, el mismo artículo señala que un contrato es b i l a t e r a l , cuando
ambas partes contratantes se obligan recíprocamente.
La característica fundamental de estos contratos es la r e c i p r o c i d a d ; no es que
sólo nazcan obligaciones para ambas partes, sino que estas obligaciones son
además recíprocas e interdependientes.
Es muy relevante el carácter de interdependencia de estas obligaciones, porque lo
que afecte a la obligación de una de las partes, repercute en la obligación de la
contraparte. Esta característica justifica la existencia de los efectos particulares de
los contratos bilaterales, lo cual se traduce en las figuras de la excepción de
contrato no cumplido, la resolución por inejecución y la teoría de los riesgos.
En virtud de la e x c e p c i ó n d e c o n t r a t o n o c u m p l i d o , una de las partes
puede negarse a cumplir la prestación, mientras el demandante no cumpla o no dé
principio a la ejecución (art. 1552).
Art. 1552. En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir
lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y
tiempo debidos.
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Art. 1820. La pérdida, deterioro o mejora de la especie o cuerpo cierto que se vende, pertenece al
comprador, desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya entregado la cosa;
salvo que se venda bajo condición suspensiva, y que se cumpla la condición, pues entonces,
pereciendo totalmente la especie mientras pende la condición la pérdida será del vendedor, y la
mejora o deterioro pertenecerá al comprador.
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segundos, las obligaciones nacen, para una de las partes, del contrato, y para la
otra, de la ley3.
Además, en los contratos bilaterales, las obligaciones son interdependientes, en
cambio en los contratos sinalagmáticos imperfectos, las obligaciones son
independientes. Esto no implica una desprotección del acreedor, porque en
general, el legislador lo favorece con un derecho legal de retención; esto sucede
con el contrato de comodato, en los arts. 2191, 2192 y 2193, respecto del cual, la
ley consagra un derecho legal de retención a favor del comodatario.
Art. 2191. El comodante es obligado a indemnizar al comodatario de las expensas que sin su previa
noticia haya hecho para la conservación de la cosa, bajo las condiciones siguientes:
1. Si las expensas no han sido de las ordinarias de conservación, como la de alimentar al caballo;
2. Si han sido necesarias y urgentes, de manera que no haya sido posible consultar al comodante, y
se presuma fundadamente que teniendo éste la cosa en su poder no hubiera dejado de hacerlas.
Art. 2192. El comodante es obligado a indemnizar al comodatario de los perjuicios que le haya
ocasionado la mala calidad o condición del objeto prestado, con tal que la mala calidad o condición
reúna estas tres circunstancias:
1. Que haya sido de tal naturaleza que probablemente hubiese de ocasionar los perjuicios;
2. Que haya sido conocida y no declarada por el comodante;
3. Que el comodatario no haya podido con mediano cuidado conocerla o precaver los perjuicios.
Art. 2193. El comodatario podrá retener la cosa prestada mientras no se efectúa la indemnización
de que se trata en los dos artículos precedentes; salvo que el comodante caucione el pago de la
cantidad en que se le condenare.
b. A t e ndi e n d o a l a ut i l i da d q ue e l c o nt r a t o e s t á de s t i n a d o a pr o du ci r o
re p or t a r a l a s p a r t e s .
ii. Los contratos son o n e r o s o s cuando tienen por objeto la utilidad de ambas
partes, gravándose cada una en beneficio de la otra.
Respecto a los contratos onerosos es necesario mencionar una sub clasificación
que distingue entre contratos onerosos conmutativos y contratos onerosos
aleatorios45.
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Ejemplo de esto es que es la ley la que establece que si el comodatario resulta dañado por la cosa dada en
comodato, debe ser indemnizado.
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No se debe cometer el error de confundir a los contratos condicionales con los aleatorios, ello
principalmente porque en los primeros la incertidumbre afecta al nacimiento o extinción de la obligación, esto
en virtud de la voluntad de las partes al agregar un elemento accidental como es la condición. En cambio si se
trata de contratos aleatorios, la incertidumbre es de la esencia del contrato y no depende de la voluntad de las
partes, y además ésta apunta a los resultados económicos del contrato y no a si la obligación va a nacer o no.
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Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar o
hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el
equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio.
- En primer lugar, a partir de la ella parece ser que sólo pueden ser conmutativos
los contratos bilaterales, pues el legislador parte de la base de que ambas
partes se obligan recíprocamente; pero esto no necesariamente es así, ya que
según se verá, no en pocos casos el contrato oneroso (del cual una especie es
el conmutativo) es precisamente unilateral.
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Hay contratos que pueden ser conmutativos o aleatorios, por ejemplo, la compraventa que por regla general
es oneroso conmutativo, pero por la voluntad de las partes puede transformarse en oneroso aleatorio, cuando
se compra una cosa que no existe, pero se espera que exista (artículo 1813).
Art. 1813. La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha bajo la condición de existir,
salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del contrato aparezca que se compró la suerte.
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- C o nt ra t o d e c om od a t o ce l e b ra d o e n p r o de a m ba s p a rt e s , como
sería el caso, según el profesor MEZA BARROS, del préstamo de un perro de caza
con la obligación del comodatario de amaestrarlo.
En el art. 2179 se establece que si el comodato cede en beneficio de ambas
partes, el comodatario ya no responde de la culpa levísima (mayor cuidado),
sino que de la culpa leve, que es la propia de los contratos onerosos, por lo que
este contrato para este evento será un contrato unilateral oneroso.
Art. 2179. Sin embargo de lo dispuesto en el artículo precedente, si el comodato fuere en pro
de ambas partes, no se extenderá la responsabilidad del comodatario sino hasta la culpa leve, y
si en pro del comodante solo, hasta la culpa lata.
Art. 2220. Por el mero depósito no se confiere al depositario la facultad de usar la cosa
depositada sin el permiso del depositante.
Este permiso podrá a veces presumirse, y queda al arbitrio del juez calificar las circunstancias
que justifiquen la presunción, como las relaciones de amistad y confianza entre las partes.
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Se presume más fácilmente este permiso en las cosas que no se deterioran sensiblemente por
el uso.
Art. 2222. Las partes podrán estipular que el depositario responda de toda especie de culpa.
A falta de estipulación responderá solamente de la culpa grave.
Pero será responsable de la leve en los casos siguientes:
2. Si tiene algún interés personal en el depósito, sea porque se le permita usar de él en ciertos
casos, sea porque se le conceda remuneración.
ii. Tiene importancia respecto del ejercicio de la acción pauliana, pues respecto de los
requisitos que establece el legislador para dejar sin efecto un acto realizado por el
deudor por medio de esta acción, cobra importancia el hecho de que el acto que
se quiere dejar sin efecto sea gratuito u oneroso, ya que si se trata de un contrato
gratuito, los requisitos de procedencia de esta acción son menos estrictos, por
cuanto exige únicamente probar la mala fe del deudor; en cambio en los contratos
onerosos, se debe probar la mala fe del deudor y del tercero adquirente.
Art. 2468. En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso,
se observarán las disposiciones siguientes:
1. Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas,
prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el
otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.
2. Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, inclusos las remisiones y
pactos de liberación a título gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el
perjuicio de los acreedores.
3. Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en un año contado desde la
fecha del acto o contrato.
iii. Tiene relevancia en función de los contratos gratuitos, que normalmente imponen
ciertos deberes de reconocimiento para las personas que resulten beneficiadas, lo
que justifica la procedencia de ciertas causales particulares de ineficacia. Por
ejemplo, una donación se puede dejar sin efecto por ingratitud del donatario.
Art. 1428. La donación entre vivos puede revocarse por ingratitud.
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Se tiene por acto de ingratitud cualquiera hecho ofensivo del donatario, que le hiciera indigno de
heredar al donante.
Art. 324. En el caso de injuria atroz cesará la obligación de prestar alimentos. Pero si la conducta del
alimentario fuere atenuada por circunstancias graves en la conducta del alimentante, podrá el juez
moderar el rigor de esta disposición.
Sólo constituyen injuria atroz las conductas descritas en el artículo 968.
Quedarán privados del derecho a pedir alimentos al hijo el padre o la madre que le haya
abandonado en su infancia, cuando la filiación haya debido ser establecida por medio de sentencia
judicial contra su oposición.
Art. 1417. El donante de donación gratuita goza del beneficio de competencia en las acciones que
contra él intente el donatario, sea para obligarle a cumplir una promesa, o donación de futuro, sea
demandando la entrega de las cosas que se le han donado de presente.
iv. También es relevante en cuanto a ciertas obligaciones de garantía que pesan sobre
el deudor en un contrato oneroso, que se traducen en las obligaciones de
saneamiento de la evicción y de los vicios redhibitorios, las que son aplicables en
general a los contratos onerosos, no obstante que el legislador las trate sólo a
propósito de algunos de ellos como son la compraventa, la sociedad y el
arrendamiento.
Art. 1838. Hay evicción de la cosa comprada, cuando el comprador es privado del todo o parte de
ella, por sentencia judicial.
Art. 2085. El que aporta un cuerpo cierto en propiedad o usufructo, es obligado, en caso de
evicción, al pleno saneamiento de todo perjuicio.
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Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión
de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos
en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan
o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.
Art. 1964. El pacto de no enajenar la cosa arrendada, aunque tenga la cláusula de nulidad de la
enajenación, no dará derecho al arrendatario sino para permanecer en el arriendo, hasta su
terminación natural.
viii. En el caso del pago de lo no debido, si se paga una cosa o especie cierta y el que la
recibió la enajena, el dueño de la cosa podrá reivindicarla en manos de un tercero
adquirente, sólo si la enajenación fue realizada a título gratuito, ya que si ésta lo
fue a título oneroso, el dueño carece de esta acción en contra del adquirente (art.
2303).
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Art. 2303. El que pagó lo que no debía, no puede perseguir la especie poseída, por un tercero de
buena fe, a título oneroso; pero tendrá derecho para que el tercero que la tiene por cualquier título
lucrativo, se la restituya, si la especie es reivindicable y existe en su poder.
Las obligaciones del donatario que restituye son las mismas que las de su autor según el art. 2301.
c. Co n t r a t o s p r i n c i p a l e s y c o n t r a t o s a c c e s o r i o s .
Art. 1442. El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de otra convención, y
accesorio, cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal, de manera que no
pueda subsistir sin ella.
El problema de esta clasificación no es sólo de las definiciones, sino también del
criterio usado por el legislador para distinguir.
De acuerdo al art. 1442, el c o n t r a t o p r i n c i p a l es aquel que subsiste por si
mismo, sin necesidad de otra convención, y es a c c e s o r i o aquel contrato que tiene por
objeto asegurar el cumplimiento de otra obligación, de manera que no puede subsistir sin
ella.
Se critica esta clasificación, porque si el legislador quiso establecer un criterio, el
más lógico hubiera sido el de la existencia o inexistencia de contratos dependientes (que
requieren de otro para existir) o independientes. Sin embargo, el legislador contrapuso a
los contratos principales con los contratos accesorios, o sea, con las cauciones.
Para salvar este problema, diremos que el criterio utilizado en este caso, dice
relación, más que con la existencia, con la subsistencia del contrato. Así, los contratos
principales subsisten por sí mismos, sin necesidad de otras convenciones; en cambio, los
contratos accesorios o cauciones no pueden subsistir por si solos, pues se aplica el
principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, por lo tanto, si se extingue la
obligación principal, se extingue también la caución o contrato accesorio.
Si bien el criterio adoptado dice relación con la subsistencia, el legislador permite
que ciertas cauciones puedan contratarse incluso antes que la obligación garantizada por
ellas. La caución por si sola puede existir, pero no puede subsistir, esto, por ejemplo, en
relación con el contrato de hipoteca con cláusula de garantía general.
El contrato accesorio puede asegurar cualquier tipo de obligación, sin que sea
necesario que sea de carácter contractual, es decir, puede nacer de un delito o
cuasidelito, de un cuasicontrato o de la ley.
Estos contratos accesorios se relacionan con las cauciones, ya que la prenda, la
fianza, la hipoteca o cualquier otra caución personal o real, van a tener este carácter. En el
caso de la solidaridad pasiva y de la cláusula penal, si bien, por regla general, no tendrán el
carácter de contrato accesorio, puede darse la situación en que sí lo tengan, y se contrate
por separado de la obligación que deben caucionar.
Por otra parte, estos contratos accesorios no se deben confundir con los
co nt ra t os de p e n di e nt e s , los cuales si bien están supeditados a otra convención, no
tienen por objeto garantizar su cumplimiento. Por ejemplo, en derecho de familia, se
encuentran las capitulaciones matrimoniales que son dependientes, porque dependen del
contrato de matrimonio (art. 1715).
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Art. 1715. Se conocen con el nombre de capitulaciones matrimoniales las convenciones de carácter
patrimonial que celebren los esposos antes de contraer matrimonio o en el acto de su celebración.
En las capitulaciones matrimoniales que se celebren en el acto del matrimonio, sólo podrá pactarse
separación total de bienes o régimen de participación en los gananciales.
El art. 2516, señala que las acciones accesorias prescriben junto con la obligación
principal a la que acceden.
Art. 2516. La acción hipotecaria, y las demás que proceden de una obligación accesoria, prescriben
junto con la obligación a que acceden.
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en el art. 2413 inc. III, a propósito de la hipoteca, que señala que ella podrá
celebrarse antes de las obligaciones a que acceda.
Art. 2339. Puede afianzarse no sólo una obligación pura y simple, sino condicional y a plazo. Podrá
también afianzarse una obligación futura; y en este caso podrá el fiador retractarse mientras la
obligación principal no exista; quedando con todo responsable al acreedor y a terceros de buena fe,
como el mandante en el caso del artículo 2173.
Art. 2413. La hipoteca podrá otorgarse bajo cualquiera condición, y desde o hasta cierto día.
Otorgada bajo condición suspensiva o desde día cierto, no valdrá sino desde que se cumpla la
condición o desde que llegue el día; pero cumplida la condición o llegado el día, será su fecha la
misma de la inscripción.
Podrá asimismo otorgarse en cualquier tiempo antes o después de los contratos a que acceda, y
correrá desde que se inscriba.
Art. 815. Para que el acreedor prendario goce del privilegio enunciado en concurrencia de otros
acreedores, se requiere:
1. Que el contrato de prenda sea otorgado por escritura pública o en documento privado
protocolizado, previa certificación en el mismo de la fecha de esa diligencia, puesta por el notario
respectivo;
2. Que la escritura o documento contenga la declaración de la suma de la deuda y la especie y
naturaleza de las cosas empeñadas, o que lleve anexa una descripción de su calidad, peso y medida.
Se señala en el art. 1443 que el contrato es r e a l cuando para que sea perfecto es
necesaria la tradición de la cosa a que se refiere. Esta definición tiene un error, pues en
lugar de decir tradición, debió decir entrega, puesto que esta era la afirmación correcta
respecto de todos los contratos reales, ya que en dichos contratos no siempre la entrega
constituye tradición, únicamente constituye tradición en el contrato de mutuo, que es un
título traslaticio de dominio y en el cual quien recibe la cosa pasa a ser poseedor,
quedando obligado a restituir otro tanto del mismo género y calidad.
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Aquí la entrega es requisito para que el contrato se perfeccione, para que produzca
todos sus efectos, es decir, no forma parte de la etapa de cumplimiento, sino, de la de
perfeccionamiento; por ello, no debe confundirse esta entrega con aquella que se efectúa
en numerosos contratos en que forma parte del cumplimiento de las obligaciones, así
ocurre por ejemplo, en el contrato de arrendamiento en que el arrendador debe entregar
la cosa arrendada al locatario, o en el contrato de compraventa, en que el vendedor debe
entregar la cosa vendida al comprador, sin embargo, ni el arrendamiento ni la
compraventa son contratos reales, pues como se ha dicho, estas entregas forman parte
del cumplimiento o ejecución, y no del nacimiento o formación del acto jurídico.6
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En los contratos reales quien entrega la cosa, se hace acreedor de la típica obligación restitutoria. En relación
con estas obligaciones, los causalistas finalistas señalan que la causa de esta obligación que nace de los
contratos reales es, precisamente, la entrega de la cosa que le hace el acreedor de la misma y por la cual se
perfeccionó el contrato.
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Los c o n t r a t o s p r o p i a m e n t e c o n s e n s u a l e s corresponden a la concepción moderna del contrato
como pacto desnudo; en el derecho positivo actual es indiscutible que en la práctica no son tan escasos los
contratos verbales, desprovisto de todo tipo de formas, por ejemplo, cuando entramos a una fuente de soda y
encargamos algún refrigerio, o en las operaciones bancarias la apertura de crédito y otros actos jurídicos
suelen ser consensuales. Sin embargo, hay contratos que siendo consensuales, en cuanto no son solmenes ni
reales, están inmersos en el universo de formalismos, pues requieren para tener plena eficacia del
cumplimiento de formalidades habilitantes, de prueba, de publicidad o convencionales, por ejemplo, en la
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Art. 735. Los fideicomisos no pueden constituirse sino por acto entre vivos otorgado en
instrumento público, o por acto testamentario.
La constitución de todo fideicomiso que comprenda o afecte un inmueble, deberá inscribirse en el
competente Registro.
Art. 767. El usufructo que haya de recaer sobre inmuebles por acto entre vivos, no valdrá si no se
otorgare por instrumento público inscrito.
cesión de crédito nominativo, está la exigencia de notificar la cesión al deudor cedido o la exigencia de que
éste acepte, lo cual es una formalidad por vía de publicidad.
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Esto es discutible, ya que se sostiene por algunos que la inscripción sólo opera como tradición y la
solemnidad es la escritura pública (ver parte pertinente en derechos reales).
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Art. 2451. La transacción sobre alimentos futuros de las personas a quienes se deban por ley, no
valdrá sin aprobación judicial; ni podrá el juez aprobarla, si en ella se contraviene a lo dispuesto en
los artículos 334 y 335.
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Hay contratos dotados de algún nombre, consagrado por el repetido empleo, y que sin embargo son atípicos,
puesto que carecen de reglamentación legal particular, por ejemplo, los contratos de mudanza, de
hospitalización, de talaje, de hospedaje, de leasing ordinario (el leasing habitacional fue regulado por la ley
19.281 de 1995 , por ende es un contrato típico), etc..
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El contrato atípico, desde el punto de vista de su fuerza obligatoria, tiene el carácter de una ley para los que
lo celebraron, es decir, también se le aplica el art. 1545.
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b. A t e n di e nd o a l a fo r m a e n q ue na ce n y s e v a n e x t i ng ui e nd o l a s
obl i g a ci on e s c on t r a c t u a l e s .
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Recordar que las lagunas legales se colman con equidad, y las lagunas contractuales con analogía
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Lo normal es que el contrato quede agotado con el pago, pero puede recobrar
vigencia nuevamente la convención, si surgen problemas posteriores, por ejemplo, la
reivindicación por un tercero de la cosa vendida, recobrando todo valor la obligación de
saneamiento a cargo del vendedor.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la
enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba en
el título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
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en este caso estas sanciones operan hacia el futuro, desde la fecha en que quede
ejecutoriada la correspondiente sentencia declarativa; de hecho la doctrina llama
terminación a la resolución en los contratos de tracto sucesivo. Esto ocurre en
estos contratos, porque por lo general no es posible borrar los efectos que ya se
produjeron, así por ejemplo, el arrendatario no puede restituir el goce de la cosa.
No obstante, ésta es una solución doctrinal y el CC nada dice al respecto, por lo que
habrá que ver caso por caso a fin de determinar si se puede deshacer lo efectuado
por las partes. Por ejemplo, en un contrato de suministro podría operar el efecto
retroactivo cuando las cosas que se entregaron correspondían a unidades de un
sistema.
Art. 1950. El arrendamiento de cosas expira de los mismos modos que los otros contratos, y
especialmente:
1. Por la destrucción total de la cosa arrendada;
2. Por la expiración del tiempo estipulado para la duración del arriendo;
3. Por la extinción del derecho del arrendador, según las reglas que más adelante se expresarán;
4. Por sentencia del juez en los casos que la ley ha previsto.
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Respecto de estos últimos no existe claridad en el tema.
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d. C o n t r a t o s l i b r e m e n t e d i s c u t i d o s y c o n t r a t o s d e a d h e s i ó n .
Esta también es una clasificación más reciente. Según el profesor LÓPEZ SANTA
MARÍA, el c on t r a t o l i b re m e nt e di s c ut i d o es aquel en que las partes han deliberado
en cuanto a su contenido, examinando y ventilando atentamente las cláusulas del
contrato. Lo esencial, lo característico, es que es fruto de la negociación de las partes
llevada a cabo en condiciones de relativa igualdad.
El c o n t r a t o d e a d h e s i ó n por su parte, se define como aquel que ha sido
redactado por una sola de las partes, de manera que la otra se ha limitado a adherir a él.
Actualmente, y en función de lo dispuesto en la Ley 19.496 de Protección de los Derechos
de los Consumidores (LPDC), hay una definición legal de contrato de adhesión que tiene, en
todo caso, un alcance acotado, y que señala que es aquel cuyas cláusulas han sido
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quiere decir que el juez llamado a conocer de una determinada controversia no podría
desconocer el texto del contrato, aunque éste fuere manifiestamente abusivo. Por lo
tanto, si se desconoce que el contrato de adhesión es un contrato, no se aplica el estatuto
contractual, por lo que no rige la intangibilidad y se le dan más atribuciones al juez.
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Este autor plantea que hay que revisar si hoy día existe o no el principio de la
libertad contractual, porque en la práctica existe un contratante poderoso que puede
imponerle las cláusulas al contratante más débil.
Los tribunales han sido conservadores en esta materia, ya que han señalado que
no es posible revisar un contrato legalmente celebrado. Así, en la actualidad la tesis
dominante es la contractualista, existiendo diferencias entre los contratos de adhesión y
los otros comunes, sólo desde un punto de vista psicológico, pero no desde el punto de
vista técnico jurídico.
ii. H o m o l o g a c i ó n p o r p a r t e d e l a a u t o r i d a d p ú b l i c a d e c i e r t o s
c o n t r a t o s . Por regla general, los particulares celebran sus contratos sin
necesidad de intervención judicial en su cumplimiento, pero el legislador ha
dispuesto que determinados contratos que han sido previamente redactados e
impresos para ser propuestos a los adherentes, antes de ser ofertados al público
en general, deben ser aprobados por parte de una determinada autoridad; esto es
lo que ocurre en Chile, por ejemplo, en materia de contratos de seguros, ya que el
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Ocurre por ejemplo en Alemania, Suiza e Italia.
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iii. N o r m a s d e e q u i d a d e n l a s e s t i p u l a c i o n e s y e n e l c u m p l i m i e n t o
d e l o s c o n t r a t o s d e a d h e s i ó n . Los mecanismos de control están
destinados de la siguiente manera:
- M e c a n i s m o s q u e c o n t r o l a n e l a s p e c t o f o r m a l . Estos contratos
deben estar escritos de modo claramente legible, con un tamaño de letra no
inferior a 2,5 mm (art. 17). La exigencia está referida únicamente al tamaño de
la letra, esto es necesario aclararlo, ya que podría pensarse que también es una
exigencia el que el contrato fuese entendible, sin embargo, no lo es.
Deben ser otorgados en idioma castellano, salvo aquellas palabras de otro
idioma que el uso haya incorporado al léxico. Existe a este respecto una
excepción, ya que valen los contratos celebrados en otro idioma cuando el
consumidor lo acepta.
Art. 17. Los contratos de adhesión relativos a las actividades regidas por la presente ley
deberán estar escritos de modo claramente legible, con un tamaño de letra no inferior a 2,5
milímetros y en idioma castellano, salvo aquellas palabras de otro idioma que el uso haya
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incorporado al léxico. Las cláusulas que no cumplan con dicho requisitos no producirán efecto
alguno respecto del consumidor.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso anterior, en los contratos impresos en formularios
prevalecerán las cláusulas que se agreguen por sobre las del formulario cuando sean
incompatibles entre sí.
No obstante lo previsto en el inciso primero, tendrán validez los contratos redactados en
idioma distinto del castellano cuando el consumidor lo acepte expresamente, mediante su
firma en un documento escrito en idioma castellano anexo al contrato, y quede en su poder un
ejemplar del contrato en castellano, al que se estará, en caso de dudas, para todos los efectos
legales.
Tan pronto el consumidor firme el contrato, el proveedor deberá entregarle un ejemplar
íntegro suscrito por todas las partes. Si no fuese posible hacerlo en el acto por carecer de
alguna firma, entregará de inmediato una copia al consumidor con la constancia de ser fiel al
original suscrito por éste. La copia así entregada se tendrá por el texto fidedigno de lo pactado,
para todos los efectos legales.
29
.
30
.
2.3.1. C o n t r a t o d i r i g i d o .
31
.
2.3.2. E l c o n t r a t o f o r z o s o .
a. C o n c e p t o .
Se define como aquel contrato que el legislador obliga a celebrar, o que da por
celebrado. En general, el análisis de esta figura se hace a propósito del principio de la
libertad contractual, ya que implica un menoscabo o un quiebre de este principio; como
se planteó a propósito del contrato dirigido, este principio postula tres libertades:
contratar o no contratar, con quién contratar, y el contenido del contrato, y esta figura
rompe con la primera libertad (contratar o no contratar), ya que el legislador impone la
necesidad de contratar, dando incluso por celebrado un determinado contrato.
14
La creación del contrato dirigido aparece vinculada con el Derecho del trabajo, muchos utilizan al contrato
de trabajo como el paradigma del contrato dirigido.
32
.
b. C l a s i f i c a c i ó n .
33
.
Art. 2081. No habiéndose conferido la administración a uno o más de los socios, se entenderá que
cada uno de ellos ha recibido de los otros el poder de administrar con las facultades expresadas en
los artículos precedentes y sin perjuicio de las reglas que siguen:
1. Cualquier socio tendrá el derecho de oponerse a los actos administrativos de otro, mientras esté
pendiente su ejecución o no hayan producido efectos legales.
2. Cada socio podrá servirse para su uso personal de las cosas pertenecientes al haber social, con tal
que las emplee según su destino ordinario, y sin perjuicio de la sociedad y del justo uso de los otros.
3. Cada socio tendrá el derecho de obligar a los otros a que hagan con él las expensas necesarias
para la conservación de las cosas sociales.
4. Ninguno de los socios podrá hacer innovaciones en los inmuebles que dependan de la sociedad
sin el consentimiento de los otros.
Otro ejemplo se extrae del art. 662 del CPC, ubicado dentro de las normas del
juicio de partición, el cual consagra la figura de la hipoteca legal. En este caso, a
uno de los comuneros se le ha adjudicado un bien raíz que excede lo que le
correspondía (art. 660).
Art. 660. Salvo acuerdo unánime de las partes, los comuneros que durante el juicio divisorio reciban
bienes en adjudicación, por un valor que exceda del ochenta por ciento de lo que les corresponda
percibir, pagarán de contado dicho exceso. La fijación provisional de éste se hará prudencialmente
por el partidor.
Art. 662. En las adjudicaciones de propiedades raíces que se hagan a los comuneros durante el
juicio divisorio o en la sentencia final, se entenderá constituida hipoteca sobre las propiedades
adjudicadas, para asegurar el pago de los alcances que resulten en contra de los adjudicatarios,
siempre que no se pague de contado el exceso a que se refiere el artículo 660. Al inscribir el
conservador el título de adjudicación, inscribirá a la vez la hipoteca por el valor de los alcances.
Podrá reemplazarse esta hipoteca por otra caución suficiente calificada por el partidor.
34
.
respectivos impuestos, el adquirente deberá cumplir con lo dispuesto en los artículos 2.358 y 2.359
del Código Civil.
c. N a t u r a l e z a j u r í d i c a .
¿Por qué el legislador recurre a la figura del contrato forzoso, en vez de establecer
derechamente la figura de las obligaciones legales? La doctrina da bastantes razones para
esto:
ii. Los contratos son fórmulas flexibles que pueden ajustarse de mejor manera a las
necesidades de las partes.
iii. La regulación y estructura de las obligaciones legales es muy simple, en cambio las
del contrato es compleja y completa, abarcando todos los aspectos que se
pudieren suscitar.
iv. En general, las personas se sienten más presionadas a cumplir un contrato, que un
mandato establecido en la ley de manera general y abstracta.
35
.
v. Las obligaciones legales tienen como campo más propio de aplicación, el relativo al
derecho de familia y el de los derechos reales.
2.3.3. E l c o n t r a t o t i p o .
a. C o n c e p t o .
b. C a r a c t e r í s t i c a s .
i. Esta figura, al igual que todos los demás contratos, tiene fuerza obligatoria, es
decir, no es una fórmula vacía, carente de toda obligatoriedad. Eso si, la eficacia
concreta va a depender del contrato tipo de que se trate.
ii. Estos contratos pueden tener un menor o mayor grado de especificación, así
puede ocurrir que un contrato tipo contenga una fórmula contractual íntegra, o
que simplemente se encargue de reglamentar ciertas y determinadas cláusulas
que deberán integrarse en los contratos celebrados en el futuro.
iv. Permiten adaptar de mejor manera el derecho general de los contratos, a las
necesidades prácticas y concretas de los contratantes.
c. V e n t a j a s y d e s v e n t a j a s .
36
.
d. C l a s i f i c a c i ó n d e l o s c o n t r a t o s t i p o .
37
.
f. E f e c t o s d e l o s c o n t r a t o s t i p o .
g. C o n t r a t o t i p o , c o n d i c i o n e s g e n e r a l e s de la contrataci ón y
est andari z aci ón de l os cont rat os.
15
Según J. LÓPEZ, si las condiciones generales son el fruto de un contrato tipo unilateral, los contratos
ulteriores serán habitualmente contratos por adhesión. En cambio, si aquellas resultaron de la composición de
intereses divergentes, el contrato tipo bilateral que las establece aparece como remedio que evita la adhesión.
16
El contrato tipo bilateral es un antecedente de la adhesión, pero esto no significa que todo contrato de
adhesión tenga como antecedente un contrato tipo.
38
.
contratos tipo son una de las formas de redactar modelos de condiciones generales;
siendo el concepto de condiciones generales más amplio y sustantivo que el de acuerdos
normativos o contratos tipo. Así, la pre redacción de los contratos puede derivar no sólo
de un contrato tipo (unilateral o bilateral) sino también de la voluntad exclusiva de una
sola persona o predisponente, y cada contrato particular que se concluya calcando el
modelo predispuesto por el oferente, será un contrato de adhesión.
Al margen de la uniformación del contenido o efectos de contratos que se celebran
masivamente, por medio de la redacción anticipada de los formularios correspondientes,
en los que se establecen las condiciones generales de la contratación, otro fenómeno
distinto de e s t a n d a r i z a c i ó n e n l o s c o n t r a t o s se presenta a propósito del alcance
de determinadas palabras o términos de uso frecuente en ellos. Así, por ejemplo, en
materia de compraventa internacional, los INCOTERMS han formado el significado de
expresiones tipo como por ejemplo venta CIF, venta FOB, etc.
2.3.4. C o n t r a t o s l e y e s 17.
Esta figura surge como un mecanismo apto para lograr ciertas políticas económicas
y sociales que el Estado asume. En la consecución de estas políticas, el Estado concede
ciertos beneficios, para lo cual, crea un estatuto jurídico de excepción, cuya permanencia
depende de la autoridad legislativa, ya que ésta lo puede modificar o derogar en cualquier
momento; por lo tanto, la permanencia de este régimen se logra mediante la figura del
contrato ley, puesto que a través de éste se obtiene la inmodificabilidad e inderogabilidad
de dicho régimen, o su mantención por un cierto tiempo.
El Estado garantiza que en el futuro no se modificará ni se derogarán las
franquicias contractualmente establecidas. La ley puede dictarse antes o después, así,
puede que la Administración celebre un convenio respectivo con el beneficiado y después
una ley lo aprueba; o bien, la ley autoriza de un modo general la conclusión de un
determinado contrato, cuyos beneficios o efecto no serán susceptibles de modificación
posterior (ésta es la más frecuente)
Como ejemplos de contratos ley en el derecho chileno, se encuentra el caso del
DFL Nº 2 del año 1959, conforme al cual, el permiso de edificación de una vivienda
económica, reducido a escritura pública, suscrita por el Tesorero Comunal (en
representación del Estado) y por el interesado, tendrá el carácter de un contrato, el cual
será irrevocable en cuanto a las exenciones y beneficios concedidos por el DFL Nº 2, no
obstante cualquier modificación posterior que pudiesen experimentar las disposiciones
legales.
La jurisprudencia de la CS ha reconocido plena eficacia a los contratos leyes, y
señala que el Estado no puede desahuciarlos unilateralmente, en cuanto se trata de
convenciones que producen beneficios y obligaciones para ambos contratantes, y que
deben ser cumplidas de buena fe. Por lo tanto, la franquicia tributaria o demás beneficios,
constituyen para los terceros un derecho adquirido que incorporan a su patrimonio y que
no puede ser desconocido por la decisión unilateral del Estado contratante.
17
Esto no tiene nada que ver con la ley del contrato que se establece en el art. 1545 del CC.
39
.
En doctrina, han surgido posiciones que niegan la validez de los contratos leyes
(Eduardo NOVOA M.), ya que estos contratos importarían una enajenación de la soberanía
nacional, pues, no obstante que en Derecho público sólo se puede hacer lo que le ley
expresamente permite, sin una autorización legal el poder legislativo se cercenaría a sí
mismo la facultad de modificar o derogar contratos leyes preexistentes. A su juicio, la CS
cometería el error de visualizar únicamente desde una perspectiva individualista un
problema de interés nacional (establecer impuestos), aplicando criterios de Derecho
privado donde habría correspondido resolver según el Derecho público.
Con la reforma constitucional del año 197,1 en que se nacionalizó la gran minería
del cobre, se agregaron dos incisos finales al art. 10 Nº 10 de la CPR del 1925, en cuya
virtud los contratos leyes perdieron el atributo de intangibilidad que el tribunal supremo
les había reconocido. En la CPR de 1980 nada se dijo acerca de los contratos leyes, lo que
cabe interpretar como el restablecimiento de su pleno valor y eficacia. Durante la vigencia
de esta CPR se han dictado leyes en donde se contienen regímenes de excepción, así por
ejemplo, se encuentra la ley Nº 18.392 que establece por 25 años un régimen de
franquicias tributarias y aduaneras para las empresas que se instalen físicamente en el
territorio de la XII región del país, estableciéndose, por lo tanto, un contrato ley.
Teniendo presente que a la luz de nuestra CPR de 1980 existe propiedad sobre los
derecho personales que emanan de los contratos ordinarios y, por tanto, nadie puede ser
privado de esos derechos sino por una ley expropiatoria, menos podrá el legislador alterar
las regalías o franquicias obtenida por los particulares en virtud de un contrato ley, por lo
que sería necesario para la modificación del mismo, la dictación de una ley expropiatoria
teniendo derecho a la correspondiente indemnización.
2.3.5. E l a u t o c o n t r a t o o c o n t r a t o c o n s i g o m i s m o .
a. C o n c e p t o .
Es el acto jurídico que una persona celebra consigo misma, sin que sea menester la
concurrencia de otra, y en el cual ella actúa, a la vez, ya sea como parte directa y como
representante de la otra parte, ya sea como representante de ambas partes, ya sea como
titular de dos patrimonios (o de dos fracciones de un mismo patrimonio) sometidos a
regímenes jurídicos diferentes.
b. V a r i a c i o n e s .
40
.
Art. 2144. No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas que el
mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado
comprar, si no fuere con aprobación expresa del mandante.
iii. La situación de la pers ona que a ctúa como titular de dos pat rimoni os
distintos, sometidos a regímenes j urídicos diversos. A propósito de esto,
el profesor Jorge LÓPEZ SANTA MARÍA da dos ejemplos:
c. N a t u r a l e z a j u r í d i c a d e l a u t o c o n t r a t o .
41
.
iii. Jorge LÓPEZ SANTA MARÍA, señala que el autocontrato es siempre un contrato.
Razones de orden práctico permiten sostener que, jurídicamente, la personalidad
de un individuo puede desdoblarse manifestando dos declaraciones de voluntad
diferentes, o sea, una voluntad puede descomponerse en dos voluntades o en dos
declaraciones diferentes, lo que puede chocar con la lógica, pero no tiene
necesariamente que chocar con derecho, ya que se trataría de una ficción como
tantas que existen en el derecho.
Por otro lado, el contrato debe examinarse funcionalmente, es decir, como una
relación jurídica ya constituida (prescindiendo del análisis genético o del
nacimiento del autocontrato); además si el contrato forzoso heterodoxo es
contrato, con mayor razón lo será el autocontrato. Finalmente, señala este autor,
que técnicamente el acuerdo de voluntades en el contrato, no es de la esencia del
mismo.
42
.
Art. 412. Por regla general, ningún acto o contrato en que directa o indirectamente tenga interés el tutor o
curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de sus hermanos, o de sus
consanguíneos o afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de comercio, podrá ejecutarse
o celebrarse sino con autorización de los otros tutores o curadores generales, que no estén implicados de la
misma manera, o por el juez en subsidio.
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador comprar bienes raíces del pupilo, o tomarlos en
arriendo; y se extiende esta prohibición a su cónyuge, y a sus ascendientes o descendientes.
2.3.6. E l s u b c o n t r a t o o s u b c o n t r a t a c i ó n .
a. C o n c e p t o .
b. R e q u i s i t o s d e l c o n t r a t o b a s e o m a d r e .
43
.
ii. Además, el contrato base debe ser de tracto sucesivo o de ejecución diferida, ya
que en los de ejecución instantánea los derechos y obligaciones nacen para morir.
iii. Se agrega también que el contrato base no debe ser traslaticio de dominio, ya que
si así fuera, el adquirente que celebre un nuevo contrato similar en su naturaleza,
no sería un subcontrato, sino, que un nuevo contrato. Este último requisito no
queda tan claro, puesto que en estos contratos la traslación no siempre se produce
de manera inmediata, así, si pensamos en un contrato de construcción de nave, en
el cual no le son entregados al obligado los materiales para la construcción, entre
la celebración del contrato y la entrega de la nave, necesariamente se deberán
producir muchas subcontrataciones.
c. C ó m o o p e r a l a s u b c o n t r a t a c i ó n .
Las partes que celebran el contrato madre son dos, pero sólo una de ellas es parte
del subcontrato, y a su vez, el subcontratista no es parte de la relación madre o base. Si
bien lo anterior es efectivo, existe una estrecha vinculación entre los dos contratos, y por
tanto, lo que le afecte al contrato madre va a repercutir en el contrato dependiente.
Así, desde un punto de vista subjetivo, la subcontratación se caracteriza por la
presencia de tres partes: un primer contratante que sólo es parte en el contrato base o
contrato inicial; un segundo contratante o intermediario que es parte en ambos contratos
(es decir, en el contrato base y en el subcontrato); y un tercer contratante, ajeno al
contrato base, que celebra el subcontrato con el intermediario. Y desde un punto de vista
objetivo, aparece la dependencia del subcontrato al contrato base, ya que el primero nace
moldeado y limitado por el segundo, y por ende, terminado el contrato base, se extingue
el subcontrato.
Por su parte, para el cocontratante principal no es indiferente la persona del
tercero con que la otra parte subcontrata, por ello, generalmente en el contrato base se
indica la posibilidad de subcontratar y el contratante principal se reserva el derecho de
aprobar la persona del subcontratista propuesto por el otro cocontratante. Incluso, en
algunos casos, se deben indicar los posibles subcontratistas con los cuales se puede
celebrar el subcontrato, ya que para ciertos casos no es indiferente la calidad de ellos para
el cocontratante principal.
¿Qué ocurre frente al incumplimiento del subcontratista? ¿Puede ser planteado
como una justificación del consecuente incumplimiento del que subcontrato (segundo
contratante), o en otras palabras, podría oponerse el incumplimiento del subcontratista
por intermediario al cocontratante principal ajeno a la relación jurídica, para los efectos
de justificar su consecuente incumplimiento? Desde un punto de vista jurídico, el
intermediario no puede justificar su incumplimiento en el incumplimiento del
subcontratista, ya que como se ha dicho, la relación del contrato madre es independiente
a la del subcontrato. En la práctica, esta situación se salva con la inclusión de cláusulas de
fuerza mayor, en las cuales se incluye el incumplimiento del subcontratista como causal
justificativa del incumplimiento inimputable para el intermediario que se ve afectado.
44
.
Por lo tanto, si bien la relación derivada del contrato madre es independiente del
subcontrato, el incumplimiento de este último por parte del subcontratista puede afectar
o incidir en el cumplimiento por parte del cocontratante que subcontrató.
d. Ejempl os de s ubcontrato en el C C . 1 18
18
En la actividad empresarial la subcontratación es frecuente, por ejemplo, la fabricación de un automóvil
presupone la fabricación de numerosos componentes que al final se arman dando lugar a ese bien. Y las
razones que inducen a la subcontratación industrial, por lo general consisten en disminuir gastos o en lograr
una mejor calidad del producto.
45
.
Art. 2137. Cuando la delegación a determinada persona ha sido autorizada expresamente por el
mandante, se constituye entre el mandante y el delegado un nuevo mandato que sólo puede ser
revocado por el mandante, y no se extingue por la muerte u otro accidente que sobrevenga al
anterior mandatario.
e. S u b c o n t r a t o y c e s i ó n d e c o n t r a t o .
La cesión de contrato se trata de una figura afín, no reglada, que consiste en que
uno de los contratantes cede o traspasa a un tercero su posición jurídica dentro del
contrato, con acuerdo o asentimiento de la contraparte, pasando el cesionario a ocupar la
posición del cedente.
Aquí, a diferencia del subcontrato, tiene que haber voluntad del cedente, del
cesionario y también la aprobación del cocontratante del cedente, lo que es lógico,
porque en la cesión de contrato opera un traspaso total del haz de los derechos y
obligaciones del cedente; el cesionario pasa a ocupar el lugar jurídico del cedente. En
cambio en el subcontrato, el primer contratante no está directamente concernido, siendo
innecesaria su voluntad; el intermediario celebra el subcontrato con el tercer contratante,
empleando sólo una parte de los derechos y obligaciones derivadas del contrato base, así,
el primer contratante no queda desvinculado o no desaparece de la escena jurídica, a la
inversa de lo que ocurre con el cedente; a su vez, el intermediario mantiene sus derechos
y obligaciones emanados del contrato base, lo único que hace es encomendar parte de sus
obligaciones al subcontratista.
En la cesión de contratos no hay un nuevo contrato, sino que hay una modificación
desde el punto de vista de los sujetos, es el mismo contrato, pero uno de los
cocontratantes es el que se reemplaza. Por ejemplo, en el arrendamiento, el art. 1946
establece la misma regla que da para el subarrendamiento, es decir, la regla general es
que no esté permitida la cesión del arriendo.
En general, en los contratos se puede establecer expresamente la prohibición de
ceder el contrato o en otros permitirse, o bien, sujetarla a la aceptación del cocontratante,
o a la calificación por éste de la persona del cesionario.
2.3.7. E l c o n t r a t o p r e p a r a t o r i o .
a. C on ce pt o.
Esta categoría se ubica como una etapa previa a la celebración del contrato base.
El contrato preparatorio se define como un contrato por el cual los contratantes se
obligan a celebrar un determinado contrato posterior; también se define como un
acuerdo de voluntades en cuya virtud las partes predisponen las cláusulas de futuros
46
.
contratos; en otras palabras, las partes por intermedio de éste se obligan a celebrar un
contrato.
b. R a z ó n d e s u e x i s t e n c i a .
i. I m p e d i m e n t o s l e g a l e s p a r a c o n t r a t a r . Puede encontrarse un
impedimento legal, a propósito de la comunidad hereditaria, ya que si uno de los
herederos desea vender su cuota, pero aún no se han cumplido los requisitos
legales, éste celebrará un contrato preparatorio con la finalidad de obligarse a
celebrar el contrato definitivo querido, el que no se celebrará hasta que no se
cumpla los requisitos necesarios para la operación.
ii. I m p e d i m e n t o s e c o n ó m i c o s p a r a c o n t r a t a r . Un ejemplo de
impedimento económico se da si se quiere adquirir un inmueble y no se cuenta
con los recursos necesarios, caso en el cual, se deberá recurrir a una institución
bancaria o financiera a fin de que otorgue un crédito. En razón de que lo anterior
implicará un cierto lapso de tiempo, se celebrará un contrato preparatorio para
asegurar el negocio, sujetando la celebración del contrato definitivo a un
determinado plazo o condición para otorgar garantía y seriedad de la intención de
celebrarlo, a la parte vendedora.
47
.
2.3.8. C o n t r a t o p o r p e r s o n a a n o m b r a r .
Añade, ABELIUK, que esta figura puede existir al margen de un mandato o agencia
oficiosa, a pesar de estar íntimamente relacionadas, por ejemplo, una persona desea
efectuar un negocio, para lo cual no cuenta con capitales suficientes y necesita interesar a
otros sujetos que se los aporten; mediante esta figura puede realizarlo, dejando el
contrato abierto para que los capitalistas posteriores ingresen a él. Esta posición si bien es
aceptable, queda en duda si se analiza desde la perspectiva del derecho comparado, en
especial el CC italiano, en el cual se prevé expresamente esta figura exigiéndose como
requisito esencial, un mandato anterior en que se faculta al mandatario a reservarse la
persona por quien contrata, exigiéndosele, además, que la declaración que deber hacer el
mandatario acerca del verdadero contratante, deba efectuarse dentro de determinado
plazo, por lo que si la declaración fue hecha fuera de plazo o ésta no produjo efectos, el
contrato tiene fuerza obligatoria entre los contratantes originarios.
2.3.9. C o n t r a t o p o r c u e n t a d e q u i e n c o r r e s p o n d a .
48
.
ella será necesariamente reemplazada por otra que será, en definitiva, el verdadero
contratante, o sea, la parte real.
El elemento común entre la figura anterior y ésta, es que existe una variación en
torno a la persona de una de las partes. La diferencia va en la manera o forma en que se
produce la sustitución o reemplazo: en la primera, la designación viene dada por la parte
que se reservó la facultad de nombrarla, en el otro caso, la designación viene dada por un
hecho ajeno a las partes, como por ejemplo, por un acto de autoridad. Además, en caso
del contrato por persona a nombrar, si no se designa la persona dentro del plazo, el
contrato queda firme entre los contratantes originales, en cambio, tratándose del
contrato por cuenta de quien corresponda, necesariamente se debe producir el
reemplazo.
LÓPEZ SANTA MARÍA da un ejemplo de una situación concreta de aplicación en Chile,
del contrato por cuenta de quien corresponda, señalando que se produjo con motivo de la
dictación de la Ley de Presupuestos del año 1968, en la cual se le asignó a la Caja de
Empleados Particulares un excedente del Fondo de Asignaciones Familiares, autorizándola
para llevar a cabo un plan de construcción para el bienestar social; por otra parte, se dictó
una ley en que se facultó al Presidente de la República para fijar el estatuto jurídico al cual
quedarían sometidos los bienes que se adquirirían por la Caja. Pendiente la dictación de
este estatuto jurídico (reglamento) la Caja adquirió un bien raíz por cuenta de quien
corresponda, ya que en ese momento no se sabía a quien pertenecerían los bienes
adquiridos por ella con esos fondos que le fueron asignados. De esta manera, entre la
fecha de la compraventa y la dictación del reglamento, la Caja sólo tuvo el carácter formal
de parte compradora, existiendo indeterminación de la parte real. En definitiva, al dictarse
el reglamento se estableció que los bienes pertenecerían a la Confederación de
Empleados Particulares de Chile, produciéndose en ese momento el reemplazo de la parte
formal por la real en el contrato.
a. N o c i o n e s p r e l i m i n a r e s .
19
A veces se utilizan como sinónimos las expresiones “autonomía de la voluntad” y “libertad contractual”,
pero esto no es así.
49
.
b. F u n d a m e n t o d e l p r i n c i p i o .
20
La doctrina señala que la autonomía de la voluntad, junto con la propiedad privada, son las bases
fundamentales del derecho patrimonial chileno. Así, el profesor H. ROSENDE señala que no debe olvidarse
que en materia patrimonial todo el derecho clásico ha reposado sobre dos pilares fundamentales, cuales son
la autonomía de la voluntad con sus especiales proyecciones en el campo de la contratación, y por otra parte
el derecho de dominio.
50
.
la ley y del acto jurídico, de igual modo que una concepción liberal sobre el fin del
derecho, que sería la libertad individual.
Específicamente en relación a los contratos, esta doctrina clásica ha significado
concebir la autonomía de la voluntad como la fuente y medida de los derechos y
obligaciones derivados del contrato. A propósito de esto, un autor francés señala que el
contrato como paradigma de las manifestaciones de voluntad, es el fenómeno jurídico por
excelencia, el fundamento en el cual descansan todas las instituciones, es la explicación
universal de los derechos y obligaciones.
El principio de la autonomía de la voluntad “es la piedra angular de todo el edificio
jurídico”, lo que lleva a sostener a algunos que lo contractual es necesariamente justo.
Como ya se ha mencionado, los partidarios de esta doctrina tienden a exagerar su
real vigencia y aplicación, pretendiendo a través de este principio explicar cualquier
fenómeno jurídico, no limitándolo al derecho de los contratos. Incluso lleva a una
concepción voluntarista del derecho, explicando incluso las instituciones políticas a través
del pacto social. Así sostienen:
ii. En relación a la interpretación, señalan que esta función deriva de una presunción
de voluntad, es decir, el intérprete presume la voluntad de las partes frente a un
punto oscuro.
iv. En derecho sucesorio, la sucesión intestada se explica como una interpretación que
el legislador hace de la voluntad del causante y, así, al establecer los órdenes de
sucesión, los organiza en base a una voluntad presunta del causante.
v. En cuanto a la conversión del negocio jurídico, que opera en aquellos casos en que
se celebra un contrato pero no se cumple con todos sus requisitos legales y se
convierte en otro contrato, también se explicaría en función de una voluntad tácita
de las partes (art. 1701 inc. II).
Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y
contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun
cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una
cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del
funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por
las partes.
vi. También está presente la idea de voluntad tácita de las partes, en materia de
integración de contrato
51
.
i. Las disposiciones que rigen el contrato no son expresión de una voluntad presunta.
52
.
ejemplo, por aplicación del principio de la buena fe (de acuerdo a esta doctrina, la buena
fe rige en el campo de los efectos de los contratos).
La importancia de la autonomía de la voluntad, es servir de base a otros principios
orientadores, como el consensualismo y la libertad contractual (fase de celebración del
contrato), y también la fuerza obligatoria y el efecto relativo de los contratos (efectos del
contrato).
c. P r i n c i p a l e s m a n i f e s t a c i o n e s d e l p r i n c i p i o d e l a a u t o n o m í a d e l a
v o l u n t a d . Visión de conjunto.
Acá se debe recurrir al distingo acerca de las etapas o fases del contrato. En la fase
de formación o nacimiento de la relación contractual, se encuentra el principio del
consensualismo y el de la libertad contractual. Por otro lado, en la fase de los efectos, se
encuentra el principio de la fuerza obligatoria del contrato y el del efecto relativo de los
contratos.
E l p r i n c i p i o d e l e f e c t o r e l a t i v o d e l c o n t r a t o , se señala que el
contrato al ser una manifestación de voluntad que emana de las partes, sólo es
obligatorio para las partes que la manifiestan, no pudiendo generar derecho ni
obligación alguna que afecte a terceros ajenos a la relación contractual, es decir,
que no hayan concurrido con su manifestación de voluntad a su celebración.
21
En relación con el juez, esto se relaciona con la teoría de la imprevisión, y en esta materia la jurisprudencia
ha hecho primar la autonomía de la voluntad.
53
.
54
.
concepción clásica al pie de la letra, se debe concluir que cualquiera que sea el
incumplimiento, en cuanto a su importancia, haría procedente la resolución del
contrato. Sin embargo, de acuerdo a la doctrina moderna acerca de la autonomía
de la voluntad, en donde se acepta la existencia de elementos objetivos y
subjetivos, y que los efectos de los contratos no sólo tienen su fuente en la
voluntad, sino que también en el ordenamiento jurídico en general (por ejemplo,
por aplicación del principio de la buena fe), en virtud de este último principio, que
rige en el ámbito de los efectos del contrato, para que proceda la resolución por
inejecución se debe tratar de un incumplimiento de una cierta importancia, que
realmente cause un perjuicio para el acreedor, ya que en virtud de este principio,
los derechos deben ejercerse de buena fe. En esta materia, un elemento objetivo
del contrato es el que morigera la procedencia del ejercicio de esta acción de
resolución, limitándolo para casos en realmente se trate de un incumplimiento de
una cierta gravedad, limitación que sería imposible concebirla a la luz de la
concepción voluntarista.
Así como los individuos tienen facultad para crear contratos, también pueden,
mediante el acuerdo de voluntades, dejarlos sin efecto; esto implica que por regla
general, no puede una de las partes dejar sin efecto un contrato por su sola
declaración de voluntad. Esto no es absoluto, por ejemplo, el caso del contrato de
matrimonio, ya que éste no puede dejarse sin efecto por la sola voluntad de las
partes; esto es así por la naturaleza jurídica del matrimonio (institución) y porque
el acuerdo de voluntades no es suficiente para celebrar un matrimonio, sino que se
requiere la intervención de un funcionario.
Existen algunos contratos que por sus características especiales sí pueden dejarse
sin efecto por la decisión unilateral de uno de los contratantes, por ejemplo, el
contrato de mandato, en que a las formas ordinarias de terminación del contrato
se suman la revocación del mandante y la renuncia del mandatario, esto porque el
mandato es un contrato de confianza.
4.1. N o c i o n e s p r e l i m i n a r e s .
i. Tratos preliminares.
ii. Fase de la oferta.
55
.
ii. O f e r t a . Ésta debe ser completa, es decir, debe contener lo indispensable para
perfeccionar el contrato, y debe apuntar a la celebración de un contrato válido, sea
preparatorio o definitivo.
4.3. F o r m a c i ó n d e l c o n s e n t i m i e n t o e n l a l e g i s l a c i ó n c h i l e n a .
a. Normas en el CC.
El CC se limita a señalar en el art. 1445 Nº 2 que para que una persona se obligue
por un acto o declaración de voluntad, es necesario que consienta en ello y que el
consentimiento no adolezca de vicio. Este artículo ha sido criticado, puesto que confunde
los requisitos de existencia con los de validez de los actos jurídicos y, además, porque
omite a las solemnidades.
56
.
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario: 1º que
sea legalmente capaz; 2º que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de
vicio; 3º que recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o la
autorización de otra.
b. N o r m a s e n e l CCO .
Art. 98. La propuesta hecha por escrito deberá ser aceptada o desechada dentro de veinticuatro horas, si la
persona a quien se ha dirigido residiere en el mismo lugar que el proponente, o a vuelta de correo, si
estuviere en otro diverso.
Vencidos los plazos indicados, la propuesta se tendrá por no hecha, aun cuando hubiere sido aceptada.
En caso de aceptación extemporánea, el proponente será obligado, bajo responsabilidad de daños y
perjuicios, a dar pronto aviso de su retractación.
Art. 99. El proponente puede arrepentirse en el tiempo medio entre el envío de la propuesta y la aceptación,
salvo que al hacerla se hubiere comprometido a esperar contestación o a no disponer del objeto del
contrato, sino después de desechada o de transcurrido un determinado plazo.
El arrepentimiento no se presume.
Art. 100. La retractación tempestiva impone al proponente la obligación de indemnizar los gastos que la
persona a quien fue encaminada la propuesta hubiere hecho, y los daños y perjuicios que hubiere sufrido.
Sin embargo, el proponente podrá exonerarse de la obligación de indemnizar, cumpliendo el contrato
propuesto.
Art. 101. Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente la propuesta, el contrato queda en
el acto perfeccionado y produce todos sus efectos legales, a no ser que antes de darse la respuesta ocurra la
retractación, muerte o incapacidad legal del proponente.
Art. 103. La aceptación tácita produce los mismos efectos y está sujeta a las mismas reglas que la expresa.
Art. 104. Residiendo los interesados en distintos lugares, se entenderá celebrado el contrato, para todos sus
efectos legales, en el de la residencia del que hubiere aceptado la propuesta primitiva o la propuesta
modificada.
Art. 105. Las ofertas indeterminadas contenidas en circulares, catálogos, notas de precios corrientes,
prospectos, o en cualquiera otra especie de anuncios impresos, no son obligatorias para el que las hace.
Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la condición implícita de que al tiempo de la
demanda no hayan sido enajenados los efectos ofrecidos, de que no hayan sufrido alteración en su precio, y
de que existan en el domicilio del oferente.
57
.
c. E t a p a s n e c e s a r i a s .
- Debe ser hecha con la intención de producir un vínculo jurídico, es decir, debe
ser seria.
22
Se discute acerca de la causa o razón de esta indemnización, para algunos se encontraría en la equidad, para
otros sería una responsabilidad especialísima fundada en un abuso de derecho, y para otros sería simplemente
una responsabilidad precontractual.
58
.
- Debe ser pura y simple, porque debe aceptase bajo las bases propuestas por el
oferente, de lo contrario se le mirará como una nueva oferta propuesta,
denominada contraoferta (arts 101 y102 del CCO).
- Debe ser total y oportuna. Debe producirse mientras esté vigente la oferta, es
decir, debe darse dentro de los plazos dados por las partes o por la ley. La ley
fija plazos para esta aceptación, los cuales difieren según la oferta haya sido
verbal o escrita; si es verbal, debe aceptarse en el acto en que es conocida, y si
es escrita, dentro de las 24 horas si el destinatario de la oferta reside en el
mismo lugar del oferente, y si reside en otro, a vuelta de correo. Estas normas
son supletorias de la voluntad de las partes.
- La aceptación debe emitirse antes de que la oferta haya caducado. Las causas
de pérdida de vigencia son el vencimiento del plazo legal o voluntario, la
retractación del oferente, sin perjuicio de la obligación de indemnizar que le
pueda caber, y la muerte o incapacidad legal del oferente23.
iii. M o m e n t o e n q u e s e e n t i e n d e p e r f e c c i o n a d o e l c o n s e n t i m i e n t o .
Se debe distinguir: si se trata de contratos entre presentes, no hay problema en la
determinación del momento en que se entiende perfeccionado el consentimiento,
ya que éste se perfecciona en el momento en que la oferta es aceptada. Si se trata
de contratos entre ausentes, la doctrina chilena acepta la teoría de la declaración o
de la aceptación (art. 101 del CCO), lo que significa que el consentimiento se forma
cuando el destinatario acepta, aunque el oferente no conozca esta circunstancia.
Esta teoría ha sido criticada, porque en el destinatario queda entregada la suerte
de la convención, ya que es posible que el oferente no conozca la formación del
consentimiento.
LÓPEZ SANTA MARÍA se ha pronunciado en esta crítica, señalando que ésta no es sino
una concreción del principio de la autonomía de la voluntad llevada al extremo,
porque el consentimiento se forma por el simple acuerdo de voluntades y no por el
recíproco conocimiento de la voluntad de los declarantes.
En el CC, a propósito del contrato de donación (art. 1412) se acepta la teoría del
conocimiento, en virtud de la cual, el consentimiento se perfecciona cuando el
oferente tiene noticia de la aceptación del destinatario. Por su parte, en la
Convención de Viena sobre Compraventa Internacional de Mercaderías, se adopta
la teoría de la recepción.
Art. 1412. Mientras la donación entre vivos no ha sido aceptada, y notificada la aceptación al
donante, podrá éste revocarla a su arbitrio.
23
Sólo en el último caso se está en presencia de caducidad de la oferta. En el caso de la retractación, más bien
es una revocación, toda vez que la oferta es un acto jurídico unilateral.
59
.
iv. I m p o r t a n c i a p r á c t i c a d e l a d e t e r m i n a c i ó n d e l m o m e n t o e n q u e
s e f o r m a e l c o n s e n t i m i e n t o . Se refleja en los siguientes aspectos
- En relación al objeto del contrato, éste debe ser lícito al momento del contrato.
- En cuanto a los efectos del contrato, ellos comienzan desde el momento del
perfeccionamiento.
4.4. P r i n c i p i o d e l c o n s e n s u a l i s m o .
a. N o c i o n e s p r e l i m i n a r e s .
Este principio postula que los contratos nacen a la vida del derecho, esto es, se
perfeccionan, por la sola manifestación de voluntad de los contratantes, por el solo
consentimiento.
Si la voluntad es autónoma, si la voluntad se basta a si misma, debe reconocerse a
ésta el mérito para crear por si sola un contrato sin que sea necesario la concurrencia de
otros requisitos. Este principio consiste en que el contrato nace a la vida jurídica como
simple pacto desnudo, bastando la sola manifestación de la voluntad de las partes para
que el contrato exista y produzca sus efectos, sin necesidad de cumplir con ninguna
formalidad o ritualidad externa.
El consensualismo contractual se ubica en la etapa de formación del contrato y se
manifiesta en un adagio que reza el puro consentimiento obliga. Este subprincipio es una
clara manifestación del principio de la autonomía de la voluntad.24
24
En el CC francés no se consagró expresamente este principio, en razón de que se consideraba era obvio, e
incluso señalan que estaría consagrado por preterición.
60
.
b. P r i n c i p i o d e l c o n s e n s u a l i s m o c o n t r a c t u a l e n C h i l e ¿ T i e n e o n o u n a
consagración positiva?
Art. 1443. El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la tradición de la cosa a que se
refiere; es solemne cuando está sujeto a la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que
sin ellas no produce ningún efecto civil; y es consensual cuando se perfecciona por el solo consentimiento.
Por su parte, el profesor LÓPEZ SANTA MARÍA sostiene que los contratos que en Chile
se llaman consensuales, muchas veces son contratos formales, en cuanto precisan del
cumplimiento de alguna formalidad habilitante, de prueba o de publicidad; y es por ello
que se dice que son contratos consensuales formales. Incluso del mensaje del CC, se
desprende que en Chile el principio del consensualismo no tiene el carácter de
fundamental, puesto que las formas en los contratos se aceptan, en resguardo de
intereses superiores. En base a lo anterior, en Chile los contratos consensuales pueden ser
de dos tipos:
i. C o n t r a t o s c o n s e n s u a l e s p r o p i a m e n t e t a l e s . Corresponde a la
concepción moderna del contrato como pacto desnudo. La voluntad de las partes
exteriorizada, verbal e incluso tácitamente, basta para el perfeccionamiento del
contrato. En la práctica, esta clase de contratos son numerosos y están
desprovistos de toda forma. Por ejemplo, la compraventa de cosa mueble, el
contrato de transporte; y en el ámbito empresarial, la apertura de un crédito.
61
.
c. I n c o n v e n i e n t e s d e l c o n s e n s u a l i s m o ( v e n t a j a s d e l f o r m u l i s m o ) .
ii. El contrato consensual no deja huellas, y por lo tanto, pueden surgir más
dificultades con la prueba, las que pueden llegar a ser insuperables.
d. E x c e p c i o n e s y a t e n u a c i o n e s a l p r i n c i p i o d e l c o n s e n s u a l i s m o .
25
Aquí se produce una discusión por lo dispuesto en el art. 2410, el cual requiere la inscripción de la hipoteca,
sin la cual el contrato no tiene valor algún; esto ha llevado a que algunos planteen que la inscripción es una
solemnidad, pero esta tesis es minoritaria, ya que la mayoría señala que la inscripción es la manera de realizar
la tradición.
62
.
Art. 1801. La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa y en el precio;
salvas las excepciones siguientes.
La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan
perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se vende, los materiales de un edificio que
va a derribarse, los materiales que naturalmente adhieren al suelo, como piedras y sustancias
minerales de toda clase, no están sujetos a esta excepción.
Art. 2410. La hipoteca deberá además ser inscrita en el Registro Conservatorio; sin este requisito no
tendrá valor alguno; ni se contará su fecha sino desde la inscripción.
Art. 1921. Si se pactare que el arrendamiento no se repute perfecto mientras no se firme escritura,
podrá cualquiera de las partes arrepentirse hasta que así se haga, o hasta que se haya procedido a
la entrega de la cosa arrendada, si intervienen arras, se seguirán bajo este respecto las mismas
reglas que en el contrato de compraventa.
26
Una excepción al contrato de promesa, es el de promesa de compra venta al que se le aplica el art. 133 bis
de la Ley General de Urbanismo y Construcción, artículo que tiene aplicación tratándose de la venta de casas
y otros bienes que ahí se mencionan; aquí se requiere instrumento privado ante notario y caución.
63
.
Art. 255. No se podrá hacer donación de ninguna parte de los bienes del hijo, ni darlos en arriendo
por largo tiempo, ni aceptar o repudiar una herencia deferida al hijo, sino en la forma y con las
limitaciones impuestas a los tutores y curadores.
64
.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión
de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos
en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan
o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.
Art. 1709. Deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la entrega o promesa de
una cosa que valga más de dos unidades tributarias.
No será admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo alguno lo que se
exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho antes, o al tiempo o después
de su otorgamiento, aun cuando en algunas de estas adiciones o modificaciones se trate de una
cosa cuyo valor no alcance a la referida suma.
No se incluirán en esta suma los frutos, intereses u otros accesorios de la especie o cantidad
debida.
65
.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del
funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por
las partes.
El art. 2217 es otra norma en materia de prueba que presenta una alteración a lo
dispuesto en el art. 1708, este artículo se refiere al contrato de depósito27.
Art. 2217. Cuando según las reglas generales deba otorgarse este contrato por escrito, y se hubiere
omitido esta formalidad, será creído el depositario sobre su palabra, sea en orden al hecho mismo
del depósito, sea en cuanto a la cosa depositada, o al hecho de la restitución.
27
Aquí ya no hay una limitación de la prueba testimonial, sino que será creído el testimonio del depositario.
28
Este es un contrato naturalmente oneroso, y los intereses se pactan y suscriben para alterar los intereses
corrientes, o cuando se exonera del pago de intereses.
66
.
Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido
notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.
El art. 1707, fundamentalmente el inc. II, que señala que las contraescrituras
públicas no producirán efectos en contra de terceros, cuando no se ha tomado
razón de su contenido al margen de la escritura matriz, por ejemplo, se vende el
departamento 15 con el estacionamiento 15, y el comprador quiere cambiar el
estacionamiento 15 por el 13, para modificar esto hay que escriturarlo al margen
de la escritura matriz.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura
pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su
contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del
traslado en cuya virtud ha obrado el tercero.
Otro ejemplo se encuentra en el art. 8 de la Ley de Registro Civil. En este caso hay
una sanción especial, que es la ineficacia en el juicio29.
Art. 8. Las sentencias judiciales y los instrumentos que, en conformidad a esta ley, deben ser
inscritos o subinscritos en los registros, no podrán hacerse valer en juicio sin que haya precedido la
inscripción o subincripción que corresponda.
Los nacimientos, los matrimonios y defunciones ocurridos en el extranjero y cuya inscripción no
esté autorizada por los artículos anteriores, serán inscritos en los respectivos libros del Registro Civil
Nacional cuando ello sea necesario para efectuar alguna inscripción o anotación prescrita por la ley.
Estas inscripciones se efectuarán en el Registro de la Primera Circunscripción de la comuna de
Santiago, para lo cual se exhibirá al Oficial del Registro Civil que corresponda el certificado de
nacimiento, matrimonio o defunción legalizado.
Otro ejemplo se encuentra en el art. 225 inc. final, que reglamenta el cuidado
personal de los menores; el inciso I de este artículo establece una regla supletoria.
Este es un tema que sí les puede interesar a terceros, para saber con qué padre
van a tener que contratar, y para determinar quién tiene la patria potestad, hay
que pedir un certificado de nacimiento. La norma supletoria de la patria potestad,
en principio se le otorga al padre.
Art. 225. Si los padres viven separados, a la madre toca el cuidado personal de los hijos.
No obstante, mediante escritura pública, o acta extendida ante cualquier oficial del Registro Civil,
subinscrita al margen de la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días siguientes a
su otorgamiento, ambos padres, actuando de común acuerdo, podrán determinar que el cuidado
personal de uno o más hijos corresponda al padre. Este acuerdo podrá revocarse, cumpliendo las
mismas solemnidades.
En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, sea por maltrato, descuido u otra
causa calificada, el juez podrá entregar su cuidado personal al otro de los padres. Pero no podrá
confiar el cuidado personal al padre o madre que no hubiese contribuido a la mantención del hijo
mientras estuvo bajo el cuidado del otro padre, pudiendo hacerlo.
29
Aquí existe fundamentalmente un problema de prueba, por eso es que esta formalidad quedaría mejor
ubicada en las formalidades por vía de prueba.
67
.
Mientras una subinscripción relativa al cuidado personal no sea cancelada por otra posterior, todo
nuevo acuerdo o resolución será inoponible a terceros.
Otro caso se refiere a las sentencias recaídas en juicios de filiación (art. 221).
Art. 221. La sentencia que dé lugar a la acción de reclamación o de impugnación deberá
subinscribirse al margen de la inscripción de nacimiento del hijo, y no perjudicará los derechos de
terceros de buena fe que hayan sido adquiridos con anterioridad a la subinscripción.
La doctrina nombra como ejemplo al pacto del art. 1723, artículo que exige que
dicho pacto debe otorgarse por escritura pública y subinscribirse, y mientras no se
produce la subinscripción, el acto no producirá efectos ni entre las partes, ni entre
terceros.
Art. 1723. Durante el matrimonio los cónyuges mayores de edad podrán substituir el régimen de
sociedad de bienes por el de participación en los gananciales o por el de separación total. También
podrán substituir la separación total por el régimen de participación en los gananciales.
El pacto que los cónyuges celebren en conformidad a este artículo deberá otorgarse por escritura
pública y no surtirá efectos entre las partes ni respecto de terceros, sino desde que esa escritura se
subinscriba al margen de la respectiva inscripción matrimonial. Esta subinscripción sólo podrá
practicarse dentro de los treinta días siguientes a la fecha de la escritura en que se pacte la
separación. El pacto que en ella conste no perjudicará, en caso alguno, los derechos válidamente
adquiridos por terceros respecto del marido o de la mujer y, una vez celebrado, no podrá dejarse
sin efecto por el mutuo consentimiento de los cónyuges.
En la escritura pública de separación total de bienes, o en la que se pacte participación en los
gananciales, según sea el caso, podrán los cónyuges liquidar la sociedad conyugal o proceder a
determinar el crédito de participación o celebrar otros pactos lícitos, o una y otra cosa; pero todo
ello no producirá efecto alguno entre las partes ni respecto de terceros, sino desde la
subinscripción a que se refiere el inciso anterior.
Tratándose de matrimonios celebrados en país extranjero y que no se hallen inscritos en Chile, será
menester proceder previamente a su inscripción en el Registro de la Primera Sección de la comuna
de Santiago, para lo cual se exhibirá al oficial civil que corresponda el certificado de matrimonio
debidamente legalizado.
Los pactos a que se refiere este artículo y el y el inciso 2° del artículo 1715, no son susceptibles de
condición, plazo o modo alguno.
La regla general, es que los contratos tengan el carácter de consensual, pero por la
multiplicidad de las formalidades se llega a la conclusión de que la mayor parte de los
contratos, son contratos consensuales formales, porque respecto de su celebración basta
el sólo consentimiento pero deben observar una formalidad para que produzcan plena
eficacia.
4.5. P r i n c i p i o d e l a l i b e r t a d c o n t r a c t u a l .
68
.
a . M a ni fe s t a ci on e s de l p ri n ci pi o de l a l i b e rt a d c ont r a ct ua l (t ri pl e
fa cul t a d de l os cont ra t a nt e s ).
30
Hoy en día, el principio de la autonomía de la voluntad cada vez más penetra en otros ámbitos, no sólo en
el jurídico, sino que también en el económico, en la familia, etc.
31
En otras legislaciones este principio, a diferencia de la nuestra, es consagrado expresamente, advirtiéndose
que la libertad para contratar no es absoluta, sino que tiene como límites la ley, el orden público y las buenas
costumbres.
69
.
Art. 374. Para discernir la tutela o curaduría será necesario que preceda el otorgamiento de la
fianza o caución a que el tutor o curador esté obligado.
Ni se le dará la administración de los bienes, sin que preceda inventario solemne.
ii. Libertad para elegir a la pe rsona del cocontrata nte. Por regla general, se
tiene esta opción de elegir con quien se contrata, sin embargo, esto no es absoluto
y reconoce excepciones y limitaciones, como el contrato forzoso heterodoxo, o el
contrato dirigido (cuando el dirigismo determina a la persona del cocontratante).
En ciertas ocasiones es indiferente el cocontratante, pero en otras, por razones de
seguridad del crédito o por tratarse de un contrato intuito personae, tiene
relevancia este aspecto, ya que importan un grado de confianza en la persona del
cocontratante.
iii. L i b e r t a d p a r a f i j a r e l c o n t e n i d o d e l c o n t r a t o (libertad de
configuración interna o autorregulación). Sin duda que ésta es la manifestación
más evidente de la libertad contractual, aquí el particular puede ajustar
íntegramente su relación a lo dispuesto en el CC o en leyes especiales; también
puede utilizar alguna fórmula contractual expresamente reglamentada e
70
.
- Contrat o tipo. Ésta es una limitación discutible, porque las partes que han
suscrito este contrato, han consentido en observar las fórmulas existentes.
71
.
Por último, como límites naturales a la libertad cont ractual, operan los
siguientes, a pesar de que en Chile no estén consagrados expresamente (a diferencia de
otros ordenamientos jurídicos): la ley, el orden público y las buenas costumbres.
Por lo tanto, en nuestro ordenamiento el principio de la libertad contractual ha
sufrido modificaciones que lo han ido deteriorando, por lo que ninguna de las tres
facultades que de él se desprenden es plenamente válida hoy en día.
5. 1. 1. E l c o n t r a t o c o m o l e y p r i v a d a .
72
.
Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
En relación con la utilización del término “ley” en el art. 1545, es evidente que
mediante el uso de esta expresión no ha querido el legislador elevar a los contratos al
rango de una ley; el sentido de utilizar la expresión ley es simplemente metafórico, el
legislador ha querido decir que el contrato legalmente celebrado es tan obligatorio para
las partes como una ley, y esto se traduce en que las partes no deben solamente
cumplirlo, sino que además deben soportar en caso de incumplimiento, una serie de
consecuencias adversas sobre su patrimonio. Así, si las partes han observado los requisitos
legales y el contrato no atenta contra el orden público, ni las buenas costumbres, éste
tiene fuerza obligatoria normativa vinculante, y lo pactado debe cumplirse, aunque a una
de las partes le resulte perjudicial.
Asimismo, significa que una vez que las partes han consentido en un contrato, no
pueden, por regla general, dejarlo sin efecto por la sola voluntad unilateral de uno de los
contratantes, sino por causa legal o consentimiento mutuo, y en las causas legales
generales no se contempla la decisión unilateral de uno de los contratantes
(excepcionalmente puede dejarse sin efecto un contrato por decisión unilateral en el caso
del mandato, por ser éste un contrato de confianza).
Por lo tanto en virtud de esta metáfora, se desprende el principio de la
seguridad del cont rato, mediante el cual, ninguna de las partes puede eximirse del
cumplimiento literal de la obligación, sino por mutuo consentimiento o en virtud de una
causa legal; los efectos del contrato quedan regidos por las disposiciones que hubiesen
acordado las partes, las que van a tener la misma energía que una ley pública. En virtud de
este principio, el acreedor debe estar seguro y garantizado por el legislador que obtendrá
el cumplimiento íntegro y exacto de lo prometido, y su fundamento es el art. 1545.
En consecuencia, el art. 1545 compara al contrato con la ley para destacar su
obligatoriedad, ya que tanto la ley como el contrato son obligatorios pero con extensiones
distintas. Aquí, no existe identidad entre el art. 1 (que se refiere a la ley) y el art. 1545, ya
que existen diferencias en la forma y en el fondo, entre las cuales se destaca:
iv. En cuanto a su derogación, la ley puede ser derogada por otra ley, en cambio el
contrato no siempre puede ser dejado sin efecto por una convención en sentido
inverso, por ejemplo, el matrimonio.
73
.
Esta ley privada establecida en el art. 1545, tiene gran importancia en relación al
recurso de casación en el fondo, en cuanto a determinar si es posible recurrir por esta vía
cuando se ha violado la ley del contrato, y que esa violación haya afectado
sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia, es decir ¿es posible incluir dentro de la
expresión “ley” que utiliza el art. 767 del CPC, la ley privada del contrato del art. 1545?
Respecto a esto, la jurisprudencia ha acogido recursos de casación en el fondo contra
sentencias que infringen el acuerdo de las partes de manera sustancial en su parte
dispositiva, ya que se tiene por infringido el art. 1545.
Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y contra
sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación,
dictadas por Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia constituido por árbitros
de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios de la competencia de dichas
Cortes, siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y esta infracción haya influido
substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.
5.1.2. La invalidación del cont rat o por voluntad de las part es o por
causas legales.
De la lectura del art. 1545, podría inferirse que los únicos destinatarios de este
principio son las partes, sin embargo, éstas no son los únicos destinatarios, sino que
también lo son el legislador, el juez y otras autoridades administrativas. Pero es evidente
que el significado del principio de la fuerza obligatoria no es igual para todos los
destinatarios, sino que éste se recibe y se traduce de distintas maneras según el
destinatario.
En principio, esta obligatoriedad se traduce en que el contrato es intangible, es
decir, no puede ser alterado, modificado, ni derogado, por una parte (voluntad unilateral),
por el juez, ni por el legislador. Esto se manifiesta en que las partes deben cumplir
estrictamente lo pactado, el juez no puede apartarse de lo acordado por las partes, y el
propio legislador debe respeto a los contratos válidamente celebrados. Sin embargo, estos
tres cumplimientos no son absolutos.
i. Según el profesor LÓPEZ SANTA MARÍA, una primera excepción a este principio
vendría dada por la existencia de ciertas normas permanentes que forman parte
del derecho vigente al momento de contratar, en virtud de las cuales, el legislador
modificaría directamente determinadas cláusulas contractuales, es decir, el
legislador ha dictado normas en que se deroga la fuerza obligatoria, al interpretar
legalmente una cláusula contra texto expreso del contrato. Al revisar la
reglamentación de los contratos, es posible encontrar normas que modifican los
efectos o consecuencias de determinadas cláusulas contractuales, un ejemplo se
74
.
Otra situación es la del art. 2180, a propósito del contrato de comodato, en que el
legislador le otorga el derecho al comodante para pedir la restitución anticipada de
la cosa prestada, aunque esté vigente el plazo, si le sobreviene una necesidad
imprevista y urgente.
Art. 2180. El comodatario es obligado a restituir la cosa prestada en el tiempo convenido; o a falta
de convención, después del uso para que ha sido prestada.
Pero podrá exigirse la restitución aun antes del tiempo estipulado, en tres casos:
1. Si muere el comodatario, a menos que la cosa haya sido prestada para un servicio particular que
no pueda diferirse o suspenderse;
2. Si sobreviene al comodante una necesidad imprevista y urgente de la cosa;
3. Si ha terminado o no tiene lugar el servicio para el cual se ha prestado la cosa.
Art. 2003. Los contratos para construcción de edificios, celebrados con un empresario, que se
encarga de toda la obra por un precio único prefijado, se sujetan además a las reglas siguientes:
2. Si circunstancias desconocidas, como un vicio oculto del suelo, ocasionaren costos que no
pudieron preverse, deberá el empresario hacerse autorizar para ellos por el dueño; y si éste rehúsa,
podrá ocurrir al juez para que decida si ha debido o no preverse el recargo de obra, y fije el
aumento de precio que por esta razón corresponda.
El profesor LÓPEZ SANTA MARÍA consigna que éstas podrían ser una excepción a la
intangibilidad del contrato, pero reconoce que es sumamente discutible, porque el
legislador no podría modificar un contrato ya celebrado. Estas normas
permanentes son en el fondo las reglas del juego, son normas que en teoría todos
los contratantes debieran conocer y cumplir al momento de la celebración de un
contrato, por ende no hay aquí una afectación, y por esto es discutible que se trate
de una excepción a la intangibilidad de un contrato.
75
.
iii. Grupo de leyes perma nentes en que el l egislador ordena mante ner
una relación cont ract ual que a la luz del cont rato ha bía expira do. Por
ejemplo, la prórroga automática del contrato de arrendamiento de predios
urbanos, los cuales subsisten durante los plazos de restitución que señala la ley.
Estos dos últimos casos son leyes permanentes vigentes al momento de la
celebración del contrato, por lo tanto las partes las deben tener en cuenta.
Art. 22. En todo contrato se entenderán incorporadas las leyes vigentes al tiempo de su
celebración.
Exceptúanse de esta disposición:
1. Las leyes concernientes al modo de reclamar en juicio los derechos que resultaren de ellos; y
76
.
2. Las que señalan penas para el caso de infracción de lo estipulado en ellos; pues ésta será
castigada con arreglo a la ley bajo la cual se hubiere cometido.
77
.
En el derecho chileno lo que está prohibido al legislador, lo está también para los
jueces, por ende, el principio de la fuerza obligatoria respecto del juez también se traduce,
en términos generales, en la intangibilidad del contrato, pero en palabras más específicas
se puede decir que impone al juez dos grandes limitaciones:
78
.
permite la revisión de los contratos basados en la buena fe, ya que se eleva a un precepto
de carácter general en el CC desde 1974.
a. Concepto e hi pótesis.
Se le conoce también con otros nombres, como teoría del riesgo imprevisto y
como excesiva onerosidad sobreviviente. Esta teoría viene a romper la aplicación inflexible
del principio pacta sunt servanda, el cual puede llevar a resultados funestos e injustos
para una de las partes. Esta teoría, según sus partidarios, viene a dar una mayor justicia a
las relaciones contractuales, protegiéndose la buena fe y la equidad que deben reinar en
la ejecución de los contratos; no sería justo que el acreedor exigiera un cumplimiento
íntegro del contrato al deudor, si por causas sobrevivientes, ajenas a la voluntad de éste,
se le impone un sacrificio exagerado o excesivo.
Se puede definir como aquella que estudia los supuestos bajo los cuales los jueces
estarían facultados para entrar a revisar o incluso dejar sin efecto contratos en curso,
producto de una excesiva onerosidad sobreviniente. O como aquella que consiste en los
estudios de los supuestos básicos bajo los cuales los jueces estarían autorizados para
prescindir de la aplicación literal del contrato, comprendiéndose, además, el estudio de
las soluciones para poner término al desajuste producido.
Entre la celebración de un contrato y su cumplimiento acontecen, en forma
imprevista e imprevisible, hechos ajenos a la voluntad de las partes que hacen variar las
circunstancias existentes al tiempo de su celebración, originándose un grave desequilibrio
en las prestaciones de éstas, de manera que se hace excesivamente más oneroso el
cumplimiento para una de ellas. Se debe tener presente que en estos casos el
cumplimiento no se hace imposible, ya que de ser así, se estaría en presencia de un caso
fortuito o de fuerza mayor y operaría el modo de extinguir las obligaciones pérdida de la
cosa o imposibilidad de ejecución.33
Por ejemplo, se celebra un contrato entre una Sociedad petrolífera X y la ENAP, en
virtud del cual, la Sociedad X domiciliada en Venezuela, se obliga a suministrar a la ENAP
doscientas mil toneladas de petróleo crudo a 2.000 dólares la tonelada métrica puesta en
el puerto chileno de Quintero. Las entregas se efectuarán mediante 20 remesas
mensuales de 10 mil toneladas cada una, a partir de agosto de 2009. Sin embargo,
durante septiembre del mismo año, se produce el cierre indefinido del Canal de Panamá
(por un conflicto bélico, terremoto, etc.), por ende, el cumplimiento del contrato por la
Sociedad venezolana sin devenir en imposible, puesto que es factible transportar el
combustible por el Estrecho de Magallanes, resulta, consecuencialmente, excesivamente
oneroso, puesto que los costos por concepto de flete aumentan cinco o más veces. Ante
esta situación ¿cabe moderar el rigor de la fuerza obligatoria del contrato o corresponde
33
La lesión enorme se relaciona con la imprevisión, pero la diferencia se encuentra en el momento en que se
produce la desproporción: en el caso de la lesión enorme, esto se da al momento de la celebración del
contrato, en la imprevisión, en cambio, en la fase de los efectos.
79
.
b. Presupuest os.
Todo contrato siempre es un riesgo, y esta teoría no se hace cargo del riego
normal, sino del riego anormal, de aquel que las partes no previeron ni estaban en
condiciones de prever. Si se examinan los ordenamientos que han reconocido a la
imprevisión como una figura de aplicación general, es posible comprobar que estos suelen
establecer como requisitos los siguientes:
ii. Que se trate de un cont rato one roso conmutativo, esto porque el problema
que ataca la imprevisión, es la pérdida de equivalencia entre las prestaciones de
las partes, y la exigencia de equivalencia sólo resulta aplicable a los contratos
onerosos conmutativos y no a los contratos aleatorios, aun cuando existan
ordenamientos en los cuales se ha admito la posibilidad de revisar judicialmente
contratos aleatorios si estos resultan afectados por riesgos anormales.
vi. Para que tenga aplicación esta teoría, el supuesto esencial es que las partes no
hayan establecido en el cont rato una solución expresa para el problema
de la excesiva onerosidad sobreviniente. Normalmente en los contratos de
comercio internacional, son usuales las cláusulas en que las partes se hacen cargo
de los imprevistos, esto porque el riesgo en estos contratos es mucho mayor.
80
.
excesiva onerosidad sobreviniente, no se encuentra una facultad general del juez para
modificar o resolver contratos en curso. Sin embargo, no es posible sostener que éste es
un problema ajeno al CC, ya que pueden encontrarse casos en que el legislador ha
admitido la posibilidad de revisar contratos en curso, y también casos en los cuales el
legislador ha negado expresamente dicha posibilidad.
El legislador admite la posibilidad de revisión en el art. 2003 Nº 2, a propósito del
contrato de construcción a suma alzada (precio único y determinado).
Art. 2003. Los contratos para construcción de edificios, celebrados con un empresario, que se encarga de
toda la obra por un precio único prefijado, se sujetan además a las reglas siguientes:
2. Si circunstancias desconocidas, como un vicio oculto del suelo, ocasionaren costos que no pudieron
preverse, deberá el empresario hacerse autorizar para ellos por el dueño; y si éste rehúsa, podrá ocurrir al
juez para que decida si ha debido o no preverse el recargo de obra, y fije el aumento de precio que por esta
razón corresponda.
81
.
Art. 1983. El colono (arrendatario) no tendrá derecho para pedir rebaja del precio o renta, alegando casos
fortuitos extraordinarios, que han deteriorado o destruido la cosecha.
Exceptúase el colono aparcero, pues en virtud de la especie de sociedad que media entre el arrendador y él,
toca al primero una parte proporcional de la pérdida que por caso fortuito sobrevenga al segundo antes o
después de percibirse los frutos; salvo que el accidente acaezca durante la mora del colono aparcero en
contribuir con su cuota de frutos.
- Se dice que la revisión del contrato, contraría al principio moral del respeto a la
palabra dada.
- Representa un factor de inestabilidad e inseguridad del contrato.
34
Si bien el ámbito propio de la teoría de la improvisión dice relación con casos no expresamente previstos
por el legislador ni por las partes, no existe ningún inconveniente para que las partes puedan de antemano, en
caso de producirse un cambio en las circunstancias, estipular que el contrato se resuelva o modifique. En los
contratos de comercio internacional estas cláusulas son muy usuales, sobretodo en contratos de larga
duración, como son los contratos de suministros. La cláusula más conocida es la cláusula hardship, en virtud
de la cual se permite a cualquiera de las partes exigir una adaptación del contrato si se produce un cambio en
las circunstancias que la llevaron a vincularse; así, la parte afectada por un hardship, debe avisarlo al
cocontratante proporcionando detalles de la naturaleza del cambio en las circunstancias, el impacto
económico sufrido y sus proposiciones para resolver el problema.
Existen otros ámbitos, como el contrato de concesión de obra pública, en que el legislador ha admitido
expresamente la posibilidad de revisar judicialmente un contrato.
82
.
- Se dice que el respeto a la palabra dada debe conciliarse con otro principio
también muy importante, que es el principio de la justicia conmutativa.
- La revisión razonable permite la ejecución de muchos negocios, que de otra
forma ocasionaría la ruina de una de las partes.
83
.
contrato o dejarlo sin efecto, lo normal es que lo pacten (lo que las partes no
estipulan no puede darse por tácitamente convenido). Por lo tanto, esta corriente
no recibe mucho apoyo a nivel doctrinal.35
- Otro argumento también basado en la ley, que serviría para justificar una
revisión judicial del contrato, se extrae de lo dispuesto en el art. 1547, que
efectúa una graduación de la culpa, y en virtud de esta norma, por regla
general, el deudor solamente responde en la medida que el incumplimiento le
sea imputable a título de culpa leve, es decir, el grado de diligencia exigido al
deudor es el del hombre medio, por ende, al exigir al deudor hacerse cargo de
la excesiva onerosidad sobreviniente, se le estaría requiriendo más diligencia
de que la que le exige el legislador (doctrina de la fuerza mayor). Por lo tanto,
el deudor, en la hipótesis de la imprevisión, podría alegar la exención de
35
Dentro de las doctrinas basadas en la voluntad presunta, también está la teoría de la presunción y la teoría
de la laguna del contrato, sin embargo, ninguna de ellas ha sido viable para la solución del problema.
84
.
36
Estos últimos dos argumentos si bien permiten morigerar los nefastos efectos de la imprevisión, ya que
evitan que el deudor afectado responda de los perjuicios derivados del incumplimiento, en ningún caso podrán
llegar a eximirlo de la obligación contractual, en orden a cumplirla íntegramente.
85
.
Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo
que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.
37
J. LÓPEZ señala que en Chile el abuso del derecho no es una institución autónoma, sino que es una
manifestación concreta de la responsabilidad civil extracontractual, que permite demandar la indemnización
de perjuicios por delitos y cuasidelitos civiles. Y la teoría de la imprevisión es un tema netamente contractual.
38
En derecho comparado no existe una solución legal expresa al problema de la imprevisión, y para llenar
este vacío se recurre a los principios generales del derecho, en especial a la buena fe, la cual se encuentra
plasmada en la mayoría de las legislaciones.
86
.
Los autores nacionales señalan que a falta de norma expresa que de solución al
problema de la imprevisión, se debe optar primeramente por la revisión judicial de los
contratos, y sólo en casos excepcionales y graves, por la resolución de éste por excesiva
onerosidad sobreviniente (por lo tanto, la revisión sería la solución intermedia entre el
cumplimiento de la prestación excesiva y la resolución del contrato).
En general se señala que, a falta de norma expresa que solucione un problema, se
debe recurrir a los principios generales del derecho, y en este caso parece ser más
aceptable la revisión de los contratos a la luz de los mismos, principalmente bajo el prisma
de la buena fe, puesto que para la revisión del contrato se requeriría norma expresa.
39
El profesor Fernando FUEYO se refiere a este tema en su artículo acerca de la imprevisión.
40
En 1991 se presentó al Congreso un proyecto de ley que pretendía incorporar la figura de la revisión
judicial de los contratos mercantiles y civiles, pero este proyecto fue archivado en abril del 2004.
87
.
nulidad relativa o absoluta, y ello no necesariamente es así. Otros en cambio, señalan que
este vocablo se debe tomar empleado en un sentido amplio, de dejar sin efecto.
Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
Tiene lugar las partes, por un acuerdo mutuo, dejan sin efecto un contrato. La
resciliación es una convención que es manifestación del adagio de que las cosas en
derecho se deshacen de la misma manera en que se hacen.
Esta convención tiene como efecto el extinguir las obligaciones que han emanado
del contrato. Esta causal de terminación es una clara manifestación del principio de la
autonomía de la voluntad.
Por otro lado, se requiere para que opere la resciliación o mutuo disenso, que las
obligaciones no se hayan cumplido íntegramente, ya que de no ser así, habría operado
otro modo de extinguir las obligaciones. En cuanto al efecto de esta convención, ellos sólo
operan para el futuro.
Al analizar el art. 1567 inc. I, es posible detectar varias inexactitudes:
ii. El art. 1567 inc. I dice “toda obligación”, de lo cual da la impresión errada de que
toda obligación pudiese extinguirse por el mutuo disenso, lo cual no es así porque:
88
.
Aquí más propiamente se podría hablar de invalidación del contrato. Estas causales
son:
i. La nulidad absoluta.
vi. Caso fortuito o fuerza mayor. Con la salvedad de los contratos bilaterales (teoría de
los riesgos).
vii. Plazo extintivo. El cumplimiento del plazo va a poner fin al contrato, teniendo
efectos para el futuro. Por ejemplo, el contrato de sociedad que se pacta por cinco
años.
5. 2. 1. C oncepto.
Conforme a este principio se postula que los contratos solamente crean derechos y
obligaciones para las partes contratantes que concurren a su celebración, sin beneficiar ni
41
Se plantea la posibilidad de pactar con anticipación en un contrato, una cláusula de resciliación unilateral.
La regla general, es que está permitido, salvo en aquellos casos que la ley lo prohíba expresamente.
89
.
perjudicar a terceros. A los terceros absolutos los contratos ajenos no les empecen,
puesto que no se hacen deudores ni acreedores, para ellos los contratos ajenos son res
inter allios acta (brocardo tradicional expresivo del principio del efecto relativo).
No existe una disposición en el CC que recoja a este principio de manera general y
expresa, a diferencia del principio de la fuerza obligatoria; sólo hay manifestaciones
específicas, por ejemplo, el art. 2461 señala que la transacción no surte efecto sino
respecto de los contratantes. También el art. 1340, que se refiere al pacto entre los
herederos, en el que uno de ellos asume una cuota mayor en las deudas hereditarias y
testamentarias que las que le correspondía en virtud de su cuota o parte en la herencia;
este pacto sólo produce efectos entre los herederos, y no es oponible a los acreedores,
quienes podrán demandar a cada heredero por la cuota que legalmente le corresponda en
la herencia (esto también confirma el efecto relativo de los contratos, ya que el acuerdo
no les empece a los acreedores hereditarios o testamentarios).
Art. 2461. La transacción no surte efecto sino entre los contratantes.
Si son muchos los principales interesados en el negocio sobre el cual se transige, la transacción consentida
por el uno de ellos no perjudica ni aprovecha a los otros; salvos, empero, los efectos de la novación en el
caso de solidaridad.
Art. 1340. Si alguno de los herederos quisiese tomar a su cargo mayor cuota de las deudas que la
correspondiente a prorrata, bajo alguna condición que los otros herederos acepten, será oído.
Los acreedores hereditarios o testamentarios no serán obligados a conformarse con este arreglo de los
herederos para intentar sus demandas.
ii. El efecto expansivo o absoluto del contrato, en virtud del cual, se considera al
contrato como un hecho de la vida social que produce efectos erga omnes. El
contrato es un hecho que el tercero puede invocar como base para una
90
.
determinada pretensión, sin que esto llegue a constituir una excepción al principio
del efecto relativo.
En el derecho comparado se habla de la oponibilidad del contrato pero en cuanto a
hecho social, en virtud del cual, el contrato se proyecta a personas que no tuvieron
la calidad de partes del mismo.
Este es sin duda el principio que produce mayores dificultades, situación que viene
dada por distintas razones:
i. Para hacer operar este principio, se hace necesario determinar con exactitud a
quiénes se va a considerar como partes y a quiénes se considerará como terceros,
sean estos últimos absolutos o relativos.
iii. Existen algunas situaciones que sin ser excepciones propiamente tales, importan
un deterioro de este principio, y en algunas ocasiones son difíciles de pesquisar.
5 . 2 . 2 . L os s u j e t o s e n e l p r i n ci pi o d e l e fe c t o r e l a t i v o d e l o s c o n t r a t os .
a. Part es .
91
.
obligaciones contractuales del causante, no alcanzaren a ser satisfechas con el valor de los
bienes heredados.
Art. 1097. Los asignatarios a título universal, con cualesquiera palabras que se les llame, y aunque en el
testamento se les califique de legatarios, son herederos: representan la persona del testador para sucederle
en todos sus derechos y obligaciones transmisibles.
Los herederos son también obligados a las cargas testamentarias, esto es, a las que se constituyen por el
testamento mismo, y que no se imponen a determinadas personas.
b. L o s t e r c e r o s a b s o l u t o s .
En cuanto a los terceros, se puede decir en términos muy simples, que son todos
aquellos que no son parte, es decir, son aquellos que no concurren ni personalmente ni
representados a la celebración del contrato. Dentro de esta noción genérica, la doctrina
distingue dos categorías: los terceros absolutos y los terceros relativos.
Son t e r c e r o s a b s o l u t o s aquellos que no concurren ni personalmente ni
representados a la celebración del contrato y que no están ni estarán en relaciones
jurídicas con las partes (el contrato no les empecé). Estos son los verdaderos terceros,
respecto de los cuales un contrato celebrado entre las partes le es inoponible.
92
.
Art. 792. El usufructuario es obligado a respetar los arriendos de la cosa fructuaria, contratados por
el propietario antes de constituirse el usufructo por acto entre vivos, o de fallecer la persona que lo
ha constituido por testamento.
Pero sucede en la percepción de la renta o pensión desde que principia el usufructo.
93
.
El arrendatario de bienes raíces podrá requerir por sí solo la inscripción de dicha escritura.
Hay autores que entienden que tienen el carácter de terceros relativos los
acreedores de las partes (principalmente los acreedores comunes de las partes), y esto
debido a que siempre los contratos que celebren sus deudores, va a afectar su derecho de
prenda o garantía general.43
Los acreedores valistas son terceros absolutos en los contratos que su deudor
celebre con otras personas, ya que dichos contratos no generan derechos ni obligaciones
para los ellos. Pero si bien es cierto que no se generan efectos respecto de los acreedores,
en base al principio del efecto relativo, el legislador les brinda una serie de acciones para
los casos en que se celebren actos o contratos en su perjuicio por el deudor, por ejemplo,
la acción pauliana, de simulación. En virtud del ejercicio de estas acciones, se puede lograr
que caiga el contrato celebrado en perjuicio de los acreedores; sin estas acciones, el
derecho de prenda general del acreedor sería letra muerta.
Hay excepción toda vez que un contrato crea un derecho o impone una obligación
respecto de una persona que no tiene el carácter jurídico de parte, por ejemplo, los
contratos colectivos.
La importancia de éstas reside en que son verdaderas derogaciones del efecto
relativo, en el sentido de que un contrato impone derechos y/o obligaciones a un tercero
ajeno a él, es decir, un tercero absoluto a la relación contractual. Las excepciones son:
42
En relación a la cláusula de enajenar, la solución, tratándose de las convencionales, vendrá dada por la
solución que se adopte en relación a la validez o no de estas cláusulas, cuestión que en la doctrina no ha sido
resuelta de manera uniforme. En el caso de las prohibiciones establecidas por el ministerio de la justicia o en
favor de una institución financiera o bancaria, la solución es que sí les afecta, ya que ese contrato adolecerá de
objeto ilícito, y será anulable de nulidad absoluta (art. 1464).
43
El hecho de que se consideren como terceros relativos es sumamente discutible, porque la situación de que
se vean afectados es más bien por el efecto absoluto del contrato.
94
.
Son vinculantes para todos los acreedores del fallido, independiente de que hayan
votado en contra e incluso sin hacerlo, siempre que se apruebe según los requisitos que la
ley determina. Por ejemplo, los celebrados a propósito de las quiebras.
44
En cuanto a su e v o l u c i ó n h i s t ó r i c a , en el Derecho romano clásico se repudiaba la figura del contrato
a favor de un tercero, ya que el vínculo jurídico era personalísimo, ni siquiera se aceptaba la actuación del
representante respecto de su representado. Con el correr del tiempo el Derecho romano fue aceptando algunas
hipótesis de estipulaciones en favor de un tercero, por ejemplo, las donaciones modales.
En el derecho moderno existen legislaciones en que se reconoce expresamente esta figura. Así, en el Derecho
alemán se impuso el siguiente raciocinio: si la voluntad humana es soberana para crear efectos jurídicos, no
sólo debe protegérsela cuando actúa en interés propio, sino que igualmente cuando lo hace en interés de un
tercero; el art. 328 del CC alemán lo consagra al autorizar la estipulación en favor de un tercero, de manera
que este adquiera inmediatamente el derecho de exigir la prestación. En Francia, se adopta una posición
intermedia restrictiva de esta figura, pero no obstante ello, la jurisprudencia ha aceptado de manera amplia
esta figura.
95
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favor. Así, el promitente se compromete para con el estipulante a dar o hacer algo a favor
del beneficiario.
Se puede definir a esta figura de la siguiente manera: es aquel que realizado
válidamente entre dos personas, pretende atribuir un derecho a una tercera persona que
no ha tenido parte alguna, ni directa o indirectamente, en su tramitación y perfección, y
que, no obstante, logra efectivamente el atribuir a esa tercera persona un derecho
propiamente suyo; derecho que no puede estimarse como propio del que estipuló el
contrato y cedido luego al tercero o simplemente ejercido por éste en lugar de aquel.
Esta es una figura de gran aplicación practica, por ejemplo, en el contrato de
seguro de vida, el asegurador con el asegurado convienen que a la muerte de este último,
el primero pague la cantidad convenida en favor de un tercero; el seguro de
responsabilidad civil por daños causados por vehículos motorizados (éste lo suscribe la
compañía con el dueño del vehículo), el cual constituye una estipulación en favor de la
persona que sufre el daño; la donación con cargas, en el caso que ésta consiste en
imponerle al donatario la obligación de pagar una suma de dinero o cualquier otra
prestación en favor de un tercero; el contrato de transporte de mercadería, en donde el
que expide la mercadería contrata con el transportador obligándose a entregar dicha
mercadería a un tercero beneficiario que se denomina consignatario.
96
.
Sin embargo esta teoría resulta forzada, ya que en principio el estipulante actúa a
nombre propio y no como agente oficioso. Además, en la gestión de negocios
ajenos, por un lado, el interesado en ésta puede quedar obligado por la gestión
realizada por el estipulante, y esto ocurre si ha sido bien administrado el negocio; y
por otro, el agente no puede dejar o rechazar la gestión después de que ésta ha
sido iniciada, encontrándose obligado a proseguirla. En cambio, en la estipulación a
favor de un tercero, el interesado o beneficiario no queda vinculado con la gestión
que ha realizado el estipulante, pudiendo rechazar la estipulación, y además, el
estipulante puede revocar la estipulación de común acuerdo con el promitente,
mientras no acepte el tercero beneficiario.
97
.
figuras jurídicas y, además, tratan de evitar que aparezca como una excepción al
principio del efecto relativo de los contratos.
iv. Te o rí a de l a a d qui s i ci ó n di re ct a de u n de re c ho o de l d e re c h o
di r e ct o d e l be ne fi ci a ri o. El tercero beneficiario adquiere el derecho desde el
momento en que se celebra la convención entre estipulante y promitente, desde
que ésta queda perfecta. En esta teoría queda en el aire la aceptación que se
requiere del beneficiario en el derecho chileno, ya que la voluntad del beneficiario
no es necesaria para que el derecho ingrese a su patrimonio; y por otro lado, se
permite al estipulante y al promitente retirar el derecho que había ingresado al
patrimonio del tercero, mientras éste no lo acepte.
Según los que apoyan esta teoría, la aceptación sólo operaría como requisito o
presupuesto de exigibilidad de la prestación, habiendo ingresado el derecho a su
patrimonio directamente por el sólo efecto de la convención, en donde éste
nace.45
Por lo tanto, efectivamente en este caso estamos frente a una excepción al efecto
relativo del contrato, porque en virtud de la sola convención entre el estipulante y
el promitente, se logra atribuir un derecho a favor de un tercero, siendo la
aceptación de éste simplemente un requisito de exigibilidad del derecho. Sin
embargo, esta teoría no explica satisfactoriamente la naturaleza jurídica de esta
figura, comprobándose simplemente su existencia autónoma e independiente, que
constituye una derogación del principio del efecto relativo.
45
En el CC peruano se señala que el derecho del tercero surge directa e inmediatamente de la celebración del
contrato, sin perjuicio de la obligación que tiene éste de dar a conocer al estipulante y al promitente su
voluntad de hacer uso del derecho, que ya adquirió.
98
.
ii. Ef e c t os e nt re e l pr o m i t e nt e y e l t e rc e r o be ne fi ci a ri o. El promitente
es un obligado directo frente al beneficiario. El beneficiario es acreedor del
promitente desde el momento de la celebración de la estipulación, aunque la
ignore o no la haya aceptado todavía, y tiene acción para exigir el cumplimiento en
contra del promitente, una vez que haya aceptado expresa o tácitamente. Sin
embargo, la doctrina considera que el tercero beneficiario no podría demandar la
resolución, y esto porque el derecho conferido por el art. 1489 para demandarla,
es un derecho exclusivo para las partes, y el tercero no es una parte.
Si fallece el beneficiario antes de aceptar la estipulación, como el crédito ya se
encuentra en su patrimonio, trasmite a sus herederos la facultad de aceptar, y si ya
había aceptado, transmite a sus herederos el derecho a exigir el cumplimiento
forzado de lo que le debía el promitente.
46
El derecho nacería en el patrimonio del beneficiario bajo condición suspensiva de que sea aceptado expresa
o tácitamente. De esta manera se explica que se pueda revocar el derecho por las partes del contrato.
99
.
Tiene lugar cuando dos personas celebran un contrato en virtud del cual, una de
ellas se compromete a que por una tercera persona ha de darse, hacerse o no hacerse
alguna cosa a la otra, y esta última resultará obligada sólo mediando su ratificación, y en
caso que ésta no exista, el que se comprometió será obligado a indemnizar los perjuicios
sufridos por la otra parte.
Art. 1450. Siempre que uno de los contratantes se compromete a que por una tercera persona, de quien no
es legítimo representante, ha de darse, hacerse o no hacerse alguna cosa, esta tercera persona no contraerá
obligación alguna, sino en virtud de su ratificación; y si ella no ratifica, el otro contratante tendrá acción de
perjuicios contra el que hizo la promesa.
100
.
g . O p oni bi l i d a d de u n c o nt ra t o po r un t e r ce r o a l a s pa rt e s .
h. O p o n i b i l i d a d d e l c o n t r a t o p o r l a s p a r t e s a u n t e r c e r o .47
Esto es para algunos una manifestación del efecto absoluto del contrato.
Constituye precario la tenencia de una cosa ajena sin previo contrato y por mera
ignorancia o tolerancia del dueño; se trata de una situación de hecho que no está
amparada por un contrato. La CS ha resuelto que el contrato que ha celebrado el
precarista con un tercero ajeno distinto del demandante, es oponible al dueño de la cosa y
no da lugar a la acción de precario, ya que el precarista tiene título, que es el contrato, el
cual es oponible al dueño aunque no emane de él. Aquí la relación contractual se da sólo
ente el tercero que ratificó y el acreedor.
Art. 2195. Se entiende precario cuando no se presta la cosa para un servicio particular ni se fija tiempo para
su restitución.
Constituye también precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o mera
tolerancia del dueño.
5. 2. 4. E fe ct o a bs ol u t o o e x pa ns i v o de l os co nt ra t os ( opo ni bi l i da d de l
cont ra t o e n cua nt o he ch o).
Esto no constituye una excepción, sino más bien una atenuación al principio del
efecto relativo de los contratos. Al plantear el principio del efecto relativo, el contrato sólo
crea derechos y obligaciones para las partes, con la excepción de que en algunos casos se
crea un derecho a favor de un tercero. Sin embargo, es posible comprobar en la práctica,
que un contrato va a poder ser invocado por un tercero a su favor, u opuesto al tercero en
47
Esta excepción y la anterior, el profesor J. López las trata como manifestaciones del efecto expansivo de los
contrantos.
101
.
48
El efecto absoluto de los contratos, es un tema que la doctrina lentamente ha ido desarrollando, pero no está
agotado, a diferencia de otras legislaciones como la francesa.
102
.
vi. En el caso del contrato de empresa (art. 2003 Nº 5). Se refiere a la posibilidad que
tienen los trabajadores para dirigirse por sus pagas primero contra el empresario y
subsidiariamente contra el dueño, pero hasta la concurrencia de lo que éste deba
al empresario. Una situación similar se produce en relación al arrendamiento.
Art. 2003. Los contratos para construcción de edificios, celebrados con un empresario, que se
encarga de toda la obra por un precio único prefijado, se sujetan además a las reglas siguientes:
5. Si los artífices u obreros empleados en la construcción del edificio han contratado con el dueño
directamente por sus respectivas pagas, se mirarán como contratistas independientes, y tendrán
acción directa contra el dueño; pero si han contratado con el empresario, no tendrán acción contra
el dueño sino subsidiariamente, y hasta concurrencia de lo que éste deba al empresario.
49
El profesor LÓPEZ SANTA MARÍA ha señalado casos en los cuales al tercero se le ha reconocido un derecho
respecto de un contrato celebrado entre partes, por ejemplo, celebrar un contrato para que se arreglen los
frenos de un auto, el auto sale del taller y se le cortan los frenos y produce un accidente; en este caso se le
reconoce al tercero que sufrió el acidente la posibilidad de accionar en contra del taller mecánico.
103
.
ii. La nulidad produce efectos entre las partes que celebraron el acto y respecto de
terceros; la inoponibilidad dice relación sólo respecto de terceros.
iii. La nulidad es una sanción de orden público, por lo que no puede ser renunciada de
antemano; la inoponibilidad se encuentra establecida únicamente en beneficio de
los terceros, que pueden renunciarla.
i. I noponi bi l i da d po r om i s i ón de fo rm a l i da de s por v í a de pu bl i ci da d.
Son aquellos requisitos externos del acto jurídico que tienen por objeto poner en
conocimiento de terceros la celebración de un acto jurídico, o contrato o el
acaecimiento de un suceso de relevancia jurídica (su finalidad es poner en
conocimiento a estos terceros de lo ocurrido). Por ejemplo, en materia de cesión
de crédito, de conformidad con el art. 1901, ésta se verifica por la entrega del
título del cedente al cesionario, pero para que esta cesión sea oponible al deudor o
a terceros, es necesario que se notifique al deudor o que éste acepte (art. 1902).
Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a cualquier título que se haga, no tendrá efecto entre el
cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del título.
Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido
notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.
Otro ejemplo son las contraescrituras públicas, las que no producen efectos frente
a terceros si no se ha tomado razón de ellas al margen de la matriz (art. 1707); la
inscripción del embargo sobre bienes raíces u otra prohibición judicial (arts. 297 y
453 del CPC); subinscripción de la separación de bienes (en este caso la ineficacia
afecta a las partes y a terceros; art. 1723 inc. II); la sentencia que da lugar a la
prescripción adquisitiva de derechos reales que recaen sobre bienes raíces (art.
2513). Por último, otro caso se encuentra a propósito del contrato de sociedad
regulado en el art. 2114 Nº 2; aquí el legislador establece que por regla general,
para que se pueda hacer valer frente a un tercero la sociedad, es necesario que se
de aviso por medio de publicaciones.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura
pública, no producirán efecto contra terceros.
104
.
Art. 297. Cuando la prohibición recaiga sobre bienes raíces se inscribirá en el registro del
Conservador respectivo, y sin este requisito no producirá efecto respecto de terceros.
Cuando verse sobre cosas muebles, sólo producirá efecto respecto de los terceros que tengan
conocimiento de ella al tiempo del contrato, pero el demandado será en todo caso responsable de
fraude, si ha procedido a sabiendas.
Art. 453. Si el embargo recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos en ellos, no
producirá efecto alguno legal respecto de terceros sino desde la fecha en que se inscriba en el
respectivo registro conservatorio en donde estén situados los inmuebles.
El ministro de fe que practique el embargo, requerirá inmediatamente su inscripción y firmará con
el conservador respectivo y retirará la diligencia en el plazo de veinticuatrohoras.
Art. 1723. Durante el matrimonio los cónyuges mayores de edad podrán substituir el régimen de
sociedad de bienes por el de participación en los gananciales o por el de separación total. También
podrán substituir la separación total por el régimen de participación en los gananciales.
El pacto que los cónyuges celebren en conformidad a este artículo deberá otorgarse por escritura
pública y no surtirá efectos entre las partes ni respecto de terceros, sino desde que esa escritura se
subinscriba al margen de la respectiva inscripción matrimonial. Esta subinscripción sólo podrá
practicarse dentro de los treinta días siguientes a la fecha de la escritura en que se pacte la
separación. El pacto que en ella conste no perjudicará, en caso alguno, los derechos válidamente
adquiridos por terceros respecto del marido o de la mujer y, una vez celebrado, no podrá dejarse
sin efecto por el mutuo consentimiento de los cónyuges.
Art. 2513. La sentencia judicial que declara una prescripción hará las veces de escritura pública para
la propiedad de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos; pero no valdrá contra
terceros sin la competente inscripción.
Art. 2114. La disolución de la sociedad no podrá alegarse contra terceros sino en los casos
siguientes:
1. Cuando la sociedad ha expirado por la llegada del día cierto prefijado para su terminación en el
contrato.
105
.
Art. 915. Las reglas de este título se aplicarán contra el que poseyendo a nombre ajeno retenga
indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo haga sin ánimo de señor.
106
.
Art. 1757. Los actos ejecutados sin cumplir con los requisitos prescritos en los artículos 1749, 1754
y 1755 adolecerán de nulidad relativa. En el caso del arrendamiento o de la cesión de la tenencia, el
contrato regirá sólo por el tiempo señalado en los artículos 1749 y 1756.
La nulidad o inoponibilidad anteriores podrán hacerlas valer la mujer, sus herederos o cesionarios.
El cuadrienio para impetrar la nulidad se contará desde la disolución de la sociedad conyugal, o
desde que cese la incapacidad de la mujer o de sus herederos.
En ningún caso se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración del
acto o contrato.
107
.
Art. 93. El decreto de posesión definitiva podrá rescindirse a favor del desaparecido si reapareciere,
o de sus legitimarios habidos durante el desaparecimiento, o de su cónyuge por matrimonio
contraído en la misma época.
Art. 94. En la rescisión del decreto de posesión definitiva se observarán las reglas que siguen:
4. En virtud de este beneficio se recobrarán los bienes en el estado en que se hallaren, subsistiendo
las enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales constituidos legalmente en ellos.
v. I no p o ni bi l i da d e n r e l a ci ó n a l a d e cl a r a t o ri a de q ui e br a . Hay una
serie de actos que celebra el fallido que son inoponibles a los acreedores y no es
necesario, en todos los casos, probar la mala fe.
108
.
a. C oncepto.
109
.
Pese a que la palabra simulación tiene una carga negativa, no toda simulación
tiene un carácter ilícito o contraviene al ordenamiento jurídico, e incluso existen casos en
que el legislador protege especialmente hipótesis que llevan envuelta una suerte de
simulación, por ejemplo, el mandato sin representación, en virtud del cual se le permite
actuar al mandatario sin señalar a nombre de quien contrata (art. 2151); y también la
asociación o contrato de cuenta en participación. Por lo tanto, hay que diferenciar entre
una simulación lícita y una simulación ilícita.
Art. 2151. El mandatario puede, en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio nombre o al del mandante;
si contrata a su propio nombre, no obliga respecto de terceros al mandante.
Acá existe una divergencia entre aquello que las partes aparecen declarando
públicamente y lo que han declarado en el ámbito de sus relaciones privadas. El legislador
señala que en este caso, existiendo esta contraposición, las partes no pueden hacer valer
este pacto en contra de los terceros.
ii. Se requiere que esta divergencia sea conciente y deliberada, porque sino, se
estará en presencia de un caso de error.
110
.
iii. Se requiere que en esta divergencia exista acuerdo entre las partes, acuerdo que
se denomina “acuerdo simulatorio”.
iv. Este requisito es agregado sólo por algunas personas, y consiste en que exista un
perjuicio para un tercero. Sin embargo éste debe desecharse en el ámbito civil,
porque es un requisito que se extrae a partir de la tipificación que el Derecho penal
hace del delito, consistente en otorgar un contrato simulado en perjuicio de
terceros (art. 471 Nº 2 del CP).
Art. 471 Será castigado con presidio o relegación menores en sus grados mínimos o multa de once a
veinte sueldos vitales:
2. El que otorgare en perjuicio de otro un contrato simulado.
La simulación será ilícita cuando se recurra a ella para perjudicar los intereses de
los terceros, por ejemplo, si se celebra aparentemente un contrato de
compraventa, pero lo que realmente se persigue, es hacer figurar que ha salido un
bien del patrimonio, y con ello perjudicar el derecho de prenda general de los
acreedores. Pero además, para ser ilícita se requiere que el conflicto de voluntades
sea consciente y acordado por las partes.
111
.
A partir del art. 1707, la doctrina distingue los efectos de la simulación entre las
partes y respecto de terceros. Para entender los efectos de la simulación, se debe tener
presente que el sistema de interpretación del derecho chileno prefiere la voluntad interna
o real por sobre la declarada, por lo tanto, siempre se deberá optar por el acto interno u
oculto, ello una vez que la simulación ha sido alegada, probada y declarada.
La acción de simulación en si, es meramente declarativa, lo único que pretende es
que el órgano jurisdiccional declare que detrás del acto aparente existe un acto oculto.50
50
El caso de la acción por simulación absoluta, es distinto, pues tras ella no hay nada, por ende se confunde
este caso con la acción de nulidad absoluta.
112
.
113
.
que invoquen el acto aparente o el oculto según fuere su interés concreto. Pero a
partir de este derecho de opción, puede ocurrir que se produzca un conflicto entre
los terceros, ya que algunos pueden preferir el acto aparente y otros el oculto; este
problema no está resuelto en el CC, algunos creen que debe prevalecer el acto
aparente, pues en este caso el legislador precisamente protege la apariencia en
favor de los terceros; otros consideran que demostrada la simulación y la
existencia de voluntad por parte de alguno de los terceros en invocar el acto real,
éste debe hacerse prevalecer; pero hay consenso entre los autores en el sentido de
que debe ser preferido el tercero que estuviese en posesión del bien.
Para el caso que el tercero opte por el acto aparente o declarado, se estaría
haciendo excepción a las reglas sobre interpretación de los contratos, en donde se
prefiere a la voluntad interna por sobre la declarada o aparente. Esto es
independiente al efecto entre las partes, en donde siempre prevalecerá la voluntad
interna de éstas.
La norma se refiere a los terceros sin distinguir, pero se entiende que esta
protección solo puede extenderse a los terceros de buena fe, respecto de los
cuales rige la opción. En cuanto a los terceros de mala fe, a estos se les debe dar el
mismo tratamiento que a las partes, por ende, no pueden invocar el acto oculto en
su favor.
Art. 1709. Deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la entrega o promesa de
una cosa que valga más de dos unidades tributarias.
No será admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo alguno lo que se
exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho antes, o al tiempo o después
de su otorgamiento, aun cuando en algunas de estas adiciones o modificaciones se trate de una
cosa cuyo valor no alcance a la referida suma.
No se incluirán en esta suma los frutos, intereses u otros accesorios de la especie o cantidad
debida.
51
Parece difícil imaginar que una de las partes esté empeñada en probar la simulación, pero esto puede ocurrir
en todas aquellas situaciones en que una de ellas después de celebrar un acto aparente se desdice del mismo y
quiere hacer prevalecer el que corresponde a la voluntad real.
114
.
Art. 1711. Exceptúanse de lo dispuesto en los tres artículos precedentes los casos en que haya un
principio de prueba por escrito, es decir, un acto escrito del demandado o de su representante, que
haga verosímil el hecho litigioso.
El otorgamiento de un contrato simulado puede dar origen a dos acciones, por una
parte, una acción penal, concurriendo los elementos del art. 471 del CP, o bien una acción
civil, destinada a dejar sin efecto el acto aparente y obtener en ciertos casos
indemnización, cuando ésta proceda.
La acción de simulación en sí, es meramente declarativa, lo único que se puede
lograr con ella es que el órgano jurisdiccional declare que detrás del acto aparente se
esconde un acto oculto, aun cuando en el caso de la simulación absoluta la acción de
simulación se confunda en el hecho con la acción de nulidad, pues declarada la simulación
no existe acto oculto al cual las partes puedan subordinar su voluntad jurídica. No ocurre
lo mismo en el caso de la simulación relativa o por medio de interposición de persona,
pues en estos casos la acción de simulación sería un antecedente de la acción de nulidad
relativa o absoluta, en su caso. Estas acciones pueden incluso interponerse
conjuntamente.
La acción de simulación es personal, patrimonial, y por ende, transferible,
transmisible y prescriptible.
Los titulares de esta acción son, en primer término, las partes, según la doctrina.
Esto es polémico, pues existe el principio de que nadie puede aprovecharse de su propio
dolo, lo que sucedería en este caso. Pero se les da la titularidad por una cuestión práctica,
pues normalmente sólo ellos conocerán del acto simulado.
El problema se da cuando la simulación es relativa, pues en este caso la acción de
simulación es antecedente de una acción de nulidad que puede ser absoluta o relativa,
pero sucede que respecto de este supuesto se aplica el principio nemo auditor, pues no
puede ejercer la acción de nulidad, aquel que sabía o debía saber el vicio que invalidaba el
acto.
La doctrina considera que son titulares de la acción de simulación los terceros,
siempre que se demuestre que tienen un interés comprometido.
115
.
a. L a f u n c i ó n i n t e r p r e t a t i v a .
ii. El supuesto que hace necesaria la actividad interpretativa, es que exista una
controversia entre las partes respecto a los efectos jurídicos de la misma52. Las
causas que provocan la controversia son:
b . L o s s i s t e m a s s u b j e t i v o s y o b j e t i v o s de i n t e r p r e t a ci ó n c o n t r a c t u a l .
52
Hace mucho tiempo solamente se interpretaban los contratos oscuros, y en ciertos casos los claros; pero
esto no es lo relevante, lo relevante es que exista una controversia entre las partes, y esta controversia puede
plantearse tanto en contratos oscuros y claros.
53
Muchas veces la “trampa” de los contratos, es que sean excesivamente largos y la utilización de términos
demasiados técnicos para el común de las personas, y estas circunstancias pueden dar lugar a controversias.
Lo que normalmente ocurre, es que una parte demanda un derecho u obligación, puesto que la demanda no
consiste en interpretar un contrato, ya que la labor interpretativa la desarrolla el juez con ocasión de la
demanda.
116
.
117
.
Art. 1564. Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose a cada una el
sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad.
Podrán también interpretarse por las de otro contrato entre las mismas partes y sobre la misma
materia.
O por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de las partes con
aprobación de la otra.
Por lo tanto, las partes son las que deben lograr la convicción del juez acerca de la
voluntad común y real, y si ello no se logra, el juez debe recurrir al texto de la
convención.
54
Este sistema está fundamentalmente representado por el CC alemán (BGB) y aquellos que lo han tomado
como modelo, por ejemplo, el CC suizo. Esta doctrina está consagrada en los arts. 133 y 157 del BGB; el art.
133 ordena al intérprete investigar la voluntad real sin atenerse al sentido literal de las palabras. No obstante
el tenor de este artículo, voluntad real no es sinónimo de voluntad interna, por lo que para el sistema objetivo
el proceso psicológico interno de los contratantes carece de importancia a la hora de interpretar las
convenciones dudosas. Además, el citado art. 133 rechaza la interpretación puramente gramatical o literal de
contrato.
El juez, en este sistema, en su labor de interpretación debe considerar no sólo el texto de la declaración, sino
que también los elementos de hecho anteriores, coetáneos y posteriores a la convención, se trata de
circunstancias de la especie del contrato. Pero además se le agrega el elemento que aporta el art. 157 del
referido cuerpo normativo, que le ordena al juez interpretar los contratos como lo exige la buena fe, en
correlación con los usos sociales.
55
El criterio del hombre medio razonable siempre va a constituirse sobre la base de las circunstancias
objetivas del contrato, por ejemplo, es distinto un contrato celebrado entre agricultores que entre dos estudios
jurídicos; por lo tanto el criterio no es uno sólo, ha que estarse a las circunstancias objetivas.
118
.
ii. El rol que desempeñan las circunstancias de la especie en cada una de ellas. En el
sistema subjetivo éstas están destinadas a determinar la voluntad virtual o
probable, e incluso, si fuera posible, la voluntad real; en cambio en un sistema
objetivo, éstas determinan el sentido normal de una declaración.
119
.
120
.
El art. 1560 más que ser una regla de interpretación, es el principio rector de las
reglas que le siguen en el CC. Este artículo consagra el sistema subjetivo tradicional de
interpretación de los contratos, que como sabemos, consiste en la búsqueda de la
voluntad interna de las partes, esto en la medida que aparezca claramente manifestada, y
aunque fuere contrario a lo literal de las palabras. Si la voluntad interna de las partes no
logra determinarse de una manera clara e indubitada, se deberá estar al tenor literal del
contrato (texto de la declaración), y si aún así no se logra determinar esta voluntad, se
recurre a las voluntades probables o presuntas de las partes, las que se deducen de las
circunstancias de la especie o de los elementos extrínsecos o intrínsecos (utilizando para
ello las reglas de interpretación de los contratos contenidas en los art. 1561 y siguientes).
¿Qué son las reglas de interpretación? La doctrina señala que son los principios
que sirven de base a los razonamientos del intérprete, en la búsqueda de la intención de
los contratantes; que es el objeto del sistema subjetivo de interpretación.
Es importante determinar la naturaleza de estas reglas, en el sentido de que si se
tratan de meros consejos dados al intérprete o bien si se tratan de reglas legales. En el
primer sentido, si el intérprete no las toma en cuenta, no tendría ninguna consecuencia
jurídica, en cambio en el segundo sentido, el juez estaría obligado a observarlas, y si no las
observa infringiría la ley; así, en este caso se admitiría la procedencia del recurso de
casación en el fondo por errónea interpretación de la ley; y en el caso de que sean meros
consejos, la parte podría apelar si el juez no los sigue.
La doctrina distingue tres reglas de interpretación: las reglas de interpretación
intrínsecas, las reglas de interpretación extrínsecas, y las reglas subsidiarias de
121
.
interpretación. Es importante reiterar que estas reglas le sirven al juez, en principio, para
determinar la voluntad real, y si esto no fuera posible, la voluntad virtual.
Aún cuando estas reglas están en distintos artículos, no existe un orden de
prelación entre ellas, salvo eso si, las reglas subsidiarias de interpretación. El intérprete
atendiendo las circunstancias del caso, utilizará aquellas que le sirvan para determinar la
voluntad real o presunta.
122
.
estarse a la interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato; los
contratos son aquellos que su naturaleza y contenido determinan, y no lo que
las partes digan que son. Algunos autores dan ejemplos referidos al contrato
de arrendamiento sobre un predio urbano, en donde las partes establecen
cánones de arrendamiento pero no la periodicidad, y aplicando esta regla de
interpretación se llega a la conclusión que por la naturaleza del contrato el
periodo es de un mes.
Art. 1563. En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la
interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato.
Las cláusulas de uso común se presumen aunque no se expresen.
123
.
iii. R e g l a s s u b s i d i a r i a s d e i n t e r p r e t a c i ó n c o n t r a c t u a l . Se denominan
así, porque éstas se aplican en la medida que las reglas intrínsecas y extrínsecas no
hayan servido para determinar la común real intención de los contratantes.
Art. 1563. En aquellos casos en que no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la
interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato.
124
.
125
.
Art. 1243. Los actos puramente conservativos, los de inspección y administración provisoria
urgente, no son actos que suponen por sí solos la aceptación.
Art. 1244. La enajenación de cualquier efecto hereditario, aun para objetos de administración
urgente, es acto de heredero, si no ha sido autorizada por el juez a petición del heredero,
protestando éste que no es su ánimo obligarse en calidad de tal.
Art. 1956. Terminado el arrendamiento por desahucio, o de cualquier otro modo, no se entenderá
en caso alguno que la aparente aquiescencia del arrendador a la retención de la cosa por el
arrendatario, es una renovación del contrato.
Si llegado el día de la restitución no se renueva expresamente el contrato, tendrá derecho el
arrendador para exigirla cuando quiera.
Con todo, si la cosa fuere raíz y el arrendatario con el beneplácito del arrendador hubiere pagado la
renta de cualquier espacio de tiempo subsiguiente a la terminación, o si ambas partes hubieren
manifestado por cualquier otro hecho igualmente inequívoco su intención de perseverar en el
arriendo, se entenderá renovado el contrato bajo las mismas condiciones que antes, pero no¡ por
más tiempo que el de tres meses en los predios urbanos y el necesario para utilizar las labores
principiadas y coger los frutos pendientes en los predios rústicos, sin perjuicio de que a la
expiración de este tiempo vuelva a renovarse el arriendo de la misma manera.
Art. 567. Muebles son las que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose ellas a sí
mismas, como los animales (que por eso se llaman semovientes), sea que sólo se muevan por una
fuerza externa, como las cosas inanimadas.
Exceptúanse las que siendo muebles por naturaleza se reputan inmuebles por su destino, según el
artículo 570.
El art. 574, que determina el sentido y alcance de la expresión bienes muebles que
se utilice por la ley o por el hombre.
Art. 574. Cuando por la ley o el hombre se usa de la expresión bienes muebles sin otra calificación,
se comprenderá en ella todo lo que se entiende por cosas muebles, según el artículo 567.
En los muebles de una casa no se comprenderá el dinero, los documentos y papeles, las colecciones
científicas o artísticas, los libros o sus estantes, las medallas, las armas, los instrumentos de artes y
126
.
oficios, las joyas, la ropa de vestir y de cama, los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos,
caldos, mercancías, ni en general otras cosas que las que forman el ajuar de una casa.
e . R e f e r e n ci a a l p r o b l e m a d e l a c a s a c i ó n e n e l f o n d o p o r e r r ó n e a
i n t e r p r e t a c i ó n c o n t r a ct u a l y p o r v i ol a ci ó n d e l a l e y d e l c o n t r a t o .
Las normas de interpretación son de orden legal y, por tanto, no son meras
indicaciones o directrices para el juez, ya que la trasgresión de éstas por parte del juez
pueden dar lugar a un recurso de casación en el fondo por errónea interpretación de los
contratos, o simplemente por fallar contra ley expresa y que ésta afecte sustancialmente a
lo dispositivo del fallo.
El art. 767 del CPC, permite recurrir de casación en el fondo contra las sentencias
que se hayan pronunciado con infracción de ley, siempre que ésta haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo. Este es un recurso que se conecta
directamente con la función de la CS de informar la aplicación del derecho, sin embargo,
127
.
- El contrato es una ley privada de eficacia relativa obligatoria para las partes,
pero también para el juez. Los contratos, al igual que las leyes, son obligatorios,
por lo tanto si los tribunales aplican las leyes y los contratos por una misma
razón, si la infracción de aquéllas autoriza la casación, igual cosa debe suceder
con la transgresión de éstos. Aquí se aplica el aforismo jurídico donde existe la
misma razón debe existir la misma disposición.
- La historia fidedigna del establecimiento del art. 767 del CPC. Durante la
discusión del proyecto de ley, éste señalaba que la casación en el fondo
procedía contra sentencias pronunciadas contra “ley expresa”, con lo cual se
56
La inadmisibilidad por manifiesta falta de fundamento se ha incorporado hace unos 10 años, más o menos,
y hasta antes de incorporarse, la CS establecía que no concurrían los requisitos de formulación del recurso,
esto para evitar conocer determinados asuntos.
128
.
quería significar que este recurso no procedía por infracción a la ley del
contrato. Finalmente se eliminó esa expresión y se dejó constancia que
deberían ser los tribunales los que determinaran si procedía o no la casación en
el fondo por violación a la ley del contrato.
La doctrina actual se inclina por aceptar la casación por esta causa, y se señala que
para el caso de interponer el recurso, se debe invocar como norma legal infringida
el art. 1545 (ley del contrato). Esto no significa que el art. 1545 sea la única norma
que el juez infringe, porque probablemente también infrinja los arts. 1560 y
siguientes, y también producto de una errada interpretación o calificación pueden
infringirse las normas que reglamentan el contrato que el juez ha tenido por
celebrado, y aquellas que reglamentan el contrato que las partes han querido
efectivamente celebrar, por ejemplo, las partes han querido celebrar una
compraventa y el juez ha entendido que es una donación, en este caso se infringe
los arts. 1545 y 1560 y siguientes, y las normas de donación y compraventa.
ii. P r oc e d e n ci a de l a ca s a ci ón e n e l f o nd o p o r e r r ón e a
i nt e r pr e t a ci ó n de l c o nt ra t o ¿Si el juez se equivoca y realiza una mala
interpretación del contrato, qué ocurre? ¿Es fiscalizable este error por vía de
casación en el fondo? Básicamente pueden encontrarse opiniones en tres sentidos:
129
.
que las reglas legales de interpretación deben estimarse tan leyes como las
otras, y por lo tanto su transgresión, es motivo suficiente para la casación en el
fondo.
Por regla general, la interpretación es una cuestión de hecho en la que son
soberanos los tribunales de instancia, salvo que producto de una errada
interpretación el juez califique inadecuadamente un contrato, porque en este
caso la cuestión de hecho pasa a ser cuestión de derecho.
En todo contrato pueden darse cláusulas claras y oscuras, y según esta
doctrina, la interpretación de los contratos sin contravenir cláusulas claras, no
hace procedente la casación en el fondo; sí cuando se interpretan las cláusulas
claras se produce la figura de la desnaturalización de las mismas. Por lo tanto,
esta teoría acepta restrictivamente la procedencia del recurso en aquellos
casos en que el juez, a propósito de la interpretación, desnaturalice las
cláusulas claras del contrato, dándole un sentido distinto al querido por las
partes.
130
.
57
En el Derecho suizo existe un CC y un Código de las Obligaciones y el artículo que se ha citado se ubica en
el CC en su “pórtico”; en el CC español la norma que consagra este principio se encuentra en el título
preliminar, el que es de aplicación general a todo el ordenamiento jurídico, no estando restringido al ámbito
contractual. Por lo tanto, en estos ordenamientos jurídicos el principio de la buena fe es uno de carácter
general que no se encuentra restringido al ámbito contractual.
Tanto en el CC español como en el Suizo, se dispone que “el abuso de derechos manifiesto carece de
protección”, con lo cual queda vinculada la teoría del abuso de derechos con la buena fe, en cuanto los actos
abusivos importan una contravención a dicho principio.
131
.
La doctrina tradicional, para el estudio del principio de la buena fe, distingue dos
clases, o dicho de otra manera, en el Derecho civil la buena fe cubre dos aspectos de la
realidad jurídica: la buena fe objetiva (más relevante en los contratos), y la buena fe
subjetiva. Esto está en permanente revisión por parte de la doctrina, pues hay quienes
consideran que es una distinción arbitraria, pues la buena fe sería sólo una, pero con
distintas proyecciones.
a. Buena fe subjetiva.
i. El art. 706 pone de relieve el aspecto subjetivo de la buena fe, ya que la define
como la “conciencia” de haberse adquirido el dominio de una cosa por medios
legítimos exentos de fraude y de todo otro vicio, y en virtud de esta norma, el
poseedor no dueño que está de buena fe es protegido por el ordenamiento
jurídico, ya que éste lo disculpa de su error, permitiéndole llegar a ser dueño por la
132
.
Art. 1459. El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la ley. En los demás
debe probarse.
iii. En el derecho de familia existe una figura que encuentra su sentido en la noción de
buena fe, cual es, el matrimonio putativo, el cual se regula en la LMC. El matrimonio
putativo es un matrimonio nulo, pero que produce los mismos efectos jurídicos
que el válido respeto del cónyuge que de buena fe y con justa causa de error lo
contrajo.
Esta institución permite evitar el efecto retroactivo de la declaración de nulidad del
matrimonio.
133
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Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba en
el título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
Art. 1859. Si se ha estipulado que el vendedor no estuviese obligado al saneamiento por los vicios
ocultos de la cosa, estará sin embargo obligado a sanear aquellos de que tuvo conocimiento y de
que no dio noticia al comprador.
x. El art. 1013. En este caso hay un testigo putativo del testamento, el cual no vicia el
acto testamentario, ya que el error común que impide conocer la inhabilidad del
testigo, se funda en la buena fe.
Art. 1013. Si alguna de las causas de inhabilidad expresadas en el artículo precedente no se
manifestare en el aspecto o comportación de un testigo, y se ignorare generalmente en el lugar
donde el testamento se otorga, fundándose la opinión contraria en hechos positivos y públicos, no
se invalidará el testamento por la inhabilidad real del testigo.
Pero la habilidad putativa no podrá servir sino a uno solo de los testigos.
xi. En el mismo sentido anterior, es decir, error común fundado en la buena fe, están
las normas de los arts. 94 Nº 4, 1576 inc. II, y 2058.
134
.
Art. 94. En la rescisión del decreto de posesión definitiva se observarán las reglas que siguen:
4. En virtud de este beneficio se recobrarán los bienes en el estado en que se hallaren, subsistiendo
las enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales constituidos legalmente en ellos.
Art. 1576. Para que el pago sea válido, debe hacerse o al acreedor mismo (bajo cuyo nombre se
entienden todos los que le hayan sucedido en el crédito, aun a título singular), o a la persona que la
ley o el juez autoricen a recibir por él, o a la persona diputada por el acreedor para el cobro.
El pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en posesión del crédito, es válido,
aunque después aparezca que el crédito no le pertenecía.
Art. 2058. La nulidad del contrato de sociedad no perjudica a las acciones que corresponden a
terceros de buena fe contra todos y cada uno de los asociados por las operaciones de la sociedad, si
existiere de hecho.
b. Buena fe objetiva.
135
.
58
En el Derecho romano la bonna fides sirvió como recurso para colmar las lagunas legales y también para
corregir la inadaptación de las normas a la realidad jurídica cambiante. En el derecho moderno, la revisión y
resolución de los contratos por excesiva onerosidad, la creación de deberes accesorios, son expresiones de la
creación judicial del derecho por el recurso de la buena fe.
136
.
6. 3. A ná l i s i s de l a b ue na fe e n ca da u n o de l a s fa s e s d e l í t e r
co nt ra ct ua l .
59
El tribunal español en donde se ventiló este caso, acogió la demanda porque la moderación del principio de
la fuerza obligatoria, no puede llevar a que el actor no pueda ejercer el derecho a desahucio, pero sí puede
dispensar al demandado de la mora (en esto hay un reconocimiento de la buena fe). Aquí no se niega el
ejercicio de la acción, pero la buena fe hace que el deudor se vea dispensado de la mora. En cambio, en el
derecho alemán, se absolvió al arrendatario y se desestimó la pretensión del actor.
60
La mayoría de las legislaciones establecen la aplicación de la buena fe objetiva durante todo el íter
contractual, así lo contempla el CC italiano y el argentino.
137
.
En esta etapa, todo aquello que las partes han discutido en la fase de
negociaciones preliminares, debiera traducirse en el logro de un contrato, no
necesariamente en la suscripción de un documento. El principio de la buena fe objetiva en
esta fase, se traduce en que los contratantes deben esforzarse por obtener un documento
claro, válido y en lo posible justo.
La buena fe objetiva, en la fase de celebración, obliga a los contratantes a celebrar
o suscribir un contrato que debe ser la reproducción más fiel del acuerdo logrado en la
fase de las negociaciones preliminares. Este contrato debe ser lo suficientemente claro,
con el objeto de que los contratantes puedan tener un conocimiento lo más exacto
61
Por su parte el CC argentino señala que los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena
fe. En este caso la redacción es más amplia que los CC de Chile y de Francia.
Bajo la vigencia del antiguo CC español, en base a su art. 1258 (similar al art. 1546), una sentencia del tribunal
supremo español declaró que es precisamente en esta fase donde pueden darse con mayor frecuencia, que en
la post contractual, conductas que contradigan o falten a la buena fe, así cuando para tener un provecho se
dice ignorar lo que se sabe o se oculta la verdad al que pudo conocerla. Esta sentencia, a partir de una norma
similar a la del art. 1546, se permite regular la fase de los tratos preliminares remitiéndose a la buena fe.
138
.
posible de cuales son los derechos y las obligaciones que van a emanar de él. O sea, que
en esta parte los contratantes deben evitar la incorporación de cláusulas oscuras,
ambiguas, contratos largos o confusos, etc.
Una concreción de esta regla se encuentra en el art. 1566, dentro de las reglas de
interpretación de los contratos, en donde se establece la regla de interpretación en
contra del redactor
Art. 1566. No pudiendo aplicarse ninguna de las reglas precedentes de interpretación, se interpretarán las
cláusulas ambiguas a favor del deudor.
Pero las cláusulas ambiguas que hayan sido extendidas o dictadas por una de las partes, sea acreedora o
deudora, se interpretarán contra ella, siempre que la ambigüedad provenga de la falta de una explicación
que haya debido darse por ella.
En segundo lugar, esta regla impone a los contratantes el deber de esforzarse para
obtener la suscripción de un instrumento válido; esto se vincula con la información que las
partes deben darse en la en la fase de negociación.62 Un reconocimiento de esta idea, se
encuentra en materia de nulidad, en relación con el principio de nemo auditor (en este
caso el legislador priva de la acción, para demandar la nulidad, al demandante que celebró
el acto o contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba).
Art. 1683. La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aun sin petición de parte, cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto el
que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba;
puede asimismo pedirse su declaración por el ministerio público en el interés de la moral o de la ley; y no
puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por un lapso de tiempo que no pase de diez años.
62
Por ejemplo, implica declarar las inhabilidades de las partes, o ciertas limitaciones para disponer de ciertos
bienes.
63
En otros ordenamientos, en que la lesión es un vicio de carácter subjetivo, lo que se sanciona mediante ella
es a los contratantes que están de mala fe y que se aprovechan del otro contratante con el objeto de mejorar su
condición; en ellos el fundamento de la lesión es la protección de la buena fe.
64
En el CC italiano se establece la obligación de indemnizar los perjuicios por la parte que, conociendo o
debiendo conocer una causal de invalidez del contrato, no le ha informado a la otra que ha confiado en la
validez del acto. En el CC chileno el art. 1815 en relación al derecho de indemnización que tiene el comprador
a non domino, para el caso de ser evicta la cosa, podría ser vinculado con la buena fe objetiva, y
especialmente en relación a la lesión enorme, en donde se sanciona la explotación del estado de necesidad o
de la inexperiencia de la otra parte, obteniendo ventajas patrimoniales desproporcionadas o ilegítimas, aunque
139
.
Art. 16. No producirán efecto alguno en los contratos de adhesión las cláusulas o estipulaciones que:
g) En contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos efectos a parámetros objetivos, causen
en perjuicio del consumidor, un desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para las partes
se deriven del contrato. Para ello se atenderá a la finalidad del contrato y a las disposiciones especiales o
generales que lo rigen. Se presumirá que dichas cláusulas se encuentran ajustadas a exigencias de la buena
fe, si los contratos a que pertenecen han sido revisados y autorizados por un órgano administrativo en
ejecución de sus facultades legales.
en nuestro derecho la lesión enorme sólo procede en los casos específicos en que se establece y por una
desproporción enorme.
140
.
65
Si una de las partes, desconoce este deber, la contraparte incluso podría demandar indemnización de
perjuicios.
141
.
Art. 1546. Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos
se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la
ley o la costumbre pertenecen a ella.
Art. 1938. El arrendatario es obligado a usar de la cosa según los términos o espíritu del contrato; y no podrá
en consecuencia hacerla servir a otros objetos que los convenidos, o, a falta de convención expresa, aquellos
a que la cosa es naturalmente destinada, o que deban presumirse de las circunstancias del contrato o de la
costumbre del país.
Si el arrendatario contraviene a esta regla, podrá el arrendador reclamar la terminación del arriendo con
indemnización de perjuicios, o limitarse a esta indemnización, dejando subsistir el arriendo.
a. C oncepto.
142
.
Dada esta redacción y su referencia a la mora, puede pensarse que esta excepción
procede sólo cuando se demanda indemnización de perjuicios, la cual tiene como
requisito a la mora. Pero la doctrina señala que esta excepción puede interponerse no
sólo en este caso, sino que también cuando se pide la ejecución forzada in natura o la
resolución del contrato.
b. Requisitos.
Los requisitos que deben concurrir para que prospere la excepción, son:
143
.
c. Prueba.
66 A propósito del estudio de la buena fe objetiva, se vio como una variante de la excepción de inejecución, la
excepción de cumplimiento no ritual, que es la que el demandando funda en la circunstancia de que el
demandante no cumplió íntegramente la totalidad de su obligación. Puede ser que lo no pagado por el actor
sea insignificante y en este caso la excepción debe ser rechazada, puesto que estaría transgrediendo la buena
fe objetiva. La CS acogiendo un recurso de queja instituyó un criterio similar, aunque no hizo mención
expresa a la buena fe, en el sentido de que el art. 1552 no se aplica al incumplimiento de obligaciones
accidentales derivadas de la relación contractual.
Existen casos en que el cumplimiento defectuoso o parcial del demandante permite al demandado oponer con
éxito la excepción de cumplimiento no ritual y esto ocurre cuando el incumplimiento es de gran envergadura.
La significancia o insignificancia del incumplimiento o del cumplimiento defectuoso, la determina el juez del
fondo, caso a caso y en atención a la circunstancias de cada especie, aplicando el estándar flexible de la buena
fe, sin recurrir de manera determinante a la clasificación de esencial, natural o accidental de una obligación
emanada de un contrato.
En esta materia el CC italiano ha señalado que el deudor no puede rehusarse al cumplimiento si conforme a las
circunstancias de la especie la negativa fuese contraria a la buena fe, y se entiende que lo es cuando el
incumplimiento de la otra parte es insignificante.
144
.
Las pruebas consisten en instrumentos públicos o privados, testigos, presunciones, confesión de parte,
juramento deferido, e inspección personal del juez.
d. Efectos.
145
.
a. C oncepto.
Este tema fue tratado previamente en relación con la condición resolutoria tácita,
ya que la facultad del acreedor para demandar la resolución por inejecución, deriva
precisamente de la condición resolutoria tácita (opera por declaración judicial).
La doctrina define a la resolución por inejecución señalando que es la facultad que
se le confiere al acreedor de un contrato bilateral para pedir la resolución del mismo, en
caso de que el deudor no haya cumplido con su obligación y que el incumplimiento le haya
sido imputable. Es decir, si uno de los contratantes voluntariamente se ha abstenido de
ejecutar las prestaciones a que se encuentra obligado, si estuviera en mora, el otro puede
demandar el cumplimiento forzado de lo que se le adeuda o puede optar por desligarse
del contrato si lo prefiere, solicitando la resolución judicial que no es sino el
aniquilamiento retroactivo del contrato bilateral.
El art. 1489 entrega una opción, pues la condición resolutoria tácita da al
cocontratante afectado por el acaecimiento de esta condición, la posibilidad de pedir a su
arbitrio o la resolución o el cumplimiento forzado del contrato, amabas con indemnización
de perjuicios (la posibilidad de pedir la ejecución forzada, emana directamente del
contrato).
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato,
con indemnización de perjuicios.
b. Requisitos.
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.
iv. El demandado puede cumplir durante toda la tramitación del pleito. Lo cual es
demostrativo de que la resolución no opera de pleno derecho.
En cuanto a lo que sucede cuando el acreedor decide resolver el contrato y el
demandado enerva pagando, no existe una solución pacífica respecto de la eficacia
y procedencia de esta medida.
c. Efectos.
Respecto de los efectos relativos a terceros se aplican las normas de los arts. 1490
y 1491. En general los terceros están protegidos, pero hay que distinguir si el bien es
mueble o inmueble.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la enajena, no
habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba en el título
respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
67
El art. 1489 habla en general de incumplimiento, el que de acuerdo al art. 1556 puede ser total, parcial o
por retardo. Por ello, podría incluirse el incumplimiento insignificante o de poca monta, dados los términos
del precepto citado, lo cual no ocurre a la luz del CC italiano en que, con base a la buena fe objetiva, se
excluye el incumplimiento de poca monta.
147
.
148
.
a. Requis itos .
Los requisitos que deben concurrir para aplicar la teoría de los riegos, son:
ii. Que la obligación de una de las partes se extinga por caso fortuito o fuerza mayor.
Si la imposibilidad de ejecución fuera producida por culpa del deudor, no se
produce la extinción de la obligación; así, conforme al art. 1672, la obligación
subsiste pero varía de objeto (se debe el precio y la indemnización de perjuicios).
Art. 1672. Si el cuerpo cierto perece por culpa o durante la mora del deudor, la obligación del
deudor subsiste, pero varía de objeto; el deudor es obligado al precio de la cosa y a indemnizar al
acreedor.
Sin embargo, si el deudor está en mora y el cuerpo cierto que se debe perece por caso fortuito que
habría sobrevenido igualmente a dicho cuerpo en poder del acreedor, sólo se deberá la
indemnización de los perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito pudo no haber sucedido
igualmente en poder del acreedor, se debe el precio de la cosa y los perjuicios de la mora.
iii. Un requisito agregado por algunos autores, es que el contrato genere obligaciones
de dar, específicamente una especie o cuerpo cierto; este requisito se obtiene del
hecho de que el CC sólo trató el tema del riesgo a propósito de las obligaciones de
dar una especie o cuerpo cierto. Pero esto no es aceptable, pues hay un caso
reglamentado y en los demás sólo se colmaría la laguna legal con su aplicación.
68
En cuanto al dinero, no hay problema, pues es una cosa genérica, por ende, siempre se podrá cumplir con
una obligación de dinero.
149
.
Por lo tanto, la obligación puede ser de dar, hacer o no hacer, ya que esta
institución es más amplia que la pérdida de la cosa que se debe, que sólo se aplica
a las obligaciones de dar.
b. D i s t i n c i ó n e n C h i l e e n t r e o b l i g a c i o n e s d e d a r y n o h a c e r .
El CC se hace cargo del problema del riesgo, sólo a propósito de las obligaciones de
dar una especie o cuerpo cierto (art. 1550).
Art. 1550. El riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se deba, es siempre a cargo del acreedor; salvo que el
deudor se constituya en mora de efectuarla, o que se haya comprometido a entregar una misma cosa a dos
o más personas por obligaciones distintas; en cualquiera de estos casos, será a cargo del deudor el riesgo de
la cosa, hasta su entrega.
150
.
Art. 1672. Si el cuerpo cierto perece por culpa o durante la mora del deudor, la obligación del
deudor subsiste, pero varía de objeto; el deudor es obligado al precio de la cosa y a indemnizar al
acreedor.
Sin embargo, si el deudor está en mora y el cuerpo cierto que se debe perece por caso fortuito que
habría sobrevenido igualmente a dicho cuerpo en poder del acreedor, sólo se deberá la
indemnización de los perjuicios de la mora. Pero si el caso fortuito pudo no haber sucedido
igualmente en poder del acreedor, se debe el precio de la cosa y los perjuicios de la mora.
ii. Cuando el acreedor se hubiera obligado a entregar una misma cosa a dos o más
personas por obligaciones distintas. Esta es una hipótesis de sanción civil distinta
de las normales, que son la inexistencia, la nulidad, la inoponibilidad y la
resolución.
151
.
iv. Cuando las cosas se deban condicionalmente, en este caso, pendiente la condición
suspensiva, si la cosa perece por caso fortuito o fuerza mayor se extingue la
obligación, poniéndose de cargo del deudor de la obligación de entregar, el riesgo
de la pérdida. El art. 1486 lo establece, y es ratificado por el art. 1820 en materia
de contrato de compraventa, en cuyo caso el riesgo de la cosa que se vende es de
cargo del comprador, desde el momento en que se perfecciona el contrato, es
decir, el comprador debe pagar el precio aún cuando no reciba la cosa.
Art. 1486. Si antes del cumplimiento de la condición la cosa prometida perece sin culpa del deudor,
se extingue la obligación; y por culpa del deudor, el deudor es obligado al precio, y a la
indemnización de perjuicios.
Si la cosa existe al tiempo de cumplirse la condición, se debe en el estado en que se encuentre,
aprovechándose el acreedor de los aumentos o mejoras que haya recibido la cosa, sin estar
obligado a dar más por ella, y sufriendo su deterioro o disminución, sin derecho alguno a que se le
rebaje el precio; salvo que el deterioro o disminución proceda de culpa del deudor; en cuyo caso el
acreedor podrá pedir o que se rescinda el contrato o que se le entregue la cosa, y además de lo uno
o lo otro tendrá derecho a indemnización de perjuicios.
Todo lo que destruye la aptitud de la cosa para el objeto a que según su naturaleza o según la
convención se destina, se entiende destruir la cosa.
Art. 1820. La pérdida, deterioro o mejora de la especie o cuerpo cierto que se vende, pertenece al
comprador, desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya entregado la cosa;
salvo que se venda bajo condición suspensiva, y que se cumpla la condición, pues entonces,
pereciendo totalmente la especie mientras pende la condición la pérdida será del vendedor, y la
mejora o deterioro pertenecerá al comprador.
vi. En el caso del arrendamiento, éste termina por la destrucción de la cosa, por ende,
el riesgo es del cargo del arrendador. Algunos dicen que en tal caso se está en
presencia de la regla del res perit domino, pues el arrendador es el dueño, pero no
siempre es así, ya que se puede arrendar la cosa ajena.
152
.
El art. 1550 pone de cargo del acreedor los riesgos cuando la obligación es de dar,
pero se debe determinar qué ocurre con la obligación correlativa cuando se plantea la
imposibilidad de ejecución de una obligación de hacer o no hacer ¿Se extingue también
ésta, siendo el riesgo para el deudor? ¿Debe cumplirse la obligación correlativa, siendo el
riesgo para el acreedor? Por ejemplo, una persona encarga un retrato a un pintor, pero
posteriormente el pintor, en un accidente, pierde sus manos: la obligación del que
encargó la pintura ¿subsiste o se extingue? Este es un caso de laguna legal respecto del
cual existe divergencia en cuanto a la manera en que debe colmarse.
Si se aplicaran por analogía los arts. 1550 y 1820, se debe concluir que respecto de
esta especie de obligaciones el riesgo sería de cargo del acreedor, en el ejemplo anterior,
el que encargó el retrato deberá pagar al pintor. Pero sucede que en Chile las lagunas
legales no se colman por analogía, sino que se colman según la equidad.
El profesor J. LÓPEZ piensa que la alternativa anterior debe ser rechazada, ya que
frente al desprestigio de la regla del res perit creditori en el derecho comparado y a la falta
de reglamentación en el derecho chileno se debe optar por el res perit debitori,
fundándose en el principio de la interdependencia de las obligaciones correlativas, en
virtud del cual la extinción de una de las obligaciones acarrea la extinción de la otra.
Además, se llega a esta conclusión por aplicación de los principios de equidad y de buena
fe.
Por su parte el profesor J. Antonio GALVÁN señala que el art. 1550 tiene un campo
de aplicación muy reducido, en razón del gran número de excepciones que existe a la
regla del res perit creditori, por ende habría que optar frente a esta situación no reglada,
por la solución cuantitativamente más aplicada que es la del res perit debitori.
Finalmente, se debe agregar que la doctrina de la causa final que fundamenta toda
la teoría de los efectos particulares de los contratos bilaterales, sirve para optar por la
regla del res perit debitori, en cuanto al extinguirse una de las obligaciones, la otra
carecerá de causa
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