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Facultad de Humanidades

Sección de filología
Curso 2023/2024

Título: La Generación etílica y su visión sobre la muerte

Asignatura: Literatura Contemporánea

Alumna: MARIANA MORALES PADRÓN

Curso: 2º Grado en Español: Lengua y Literatura


La Generación etílica y su visión sobre la muerte

Se conoce como ‘generación etílica’ a la generación de los años 50. Son aquellos
nacidos en torno al 1924. Fueron los niños de la guerra; aquellos que, desde la retaguardia,
sufrieron las peripecias y consecuencias de ella; un entorno caracterizado por la violencia y
miseria. Dejaron de ser niños forzosamente, teniendo que aprender a convivir con
situaciones y aceptar realidades crueles e impropias para la edad infantil; fueron conocedores
de la muerte a temprana edad. Se les imponen las catástrofes colectivas y dejan de ser niños.
Gran parte de su vida, durante sus años de formación, vivieron bajo una dictadura; la
literatura estaba sometida a una sólida censura gubernamental. A esto se le suma el exilio al
que se vieron llamados muchos escritores de la época. Se puede decir que, tras la Guerra
Civil, en España existía una escasez narrativa y que en los años 50 se restablece.
En la década de los 40, en muchas novelas como Nada, de Carmen Laforet, se aprecia
un carácter existencialista, propio de la incertidumbre del destino y la reflexión sobre el
sentido de la vida de aquellos que fueron testigos de las calamidades de la guerra. Sin
embargo, a partir de los 50, los que habían sido niños durante la guerra ponen el foco en la
sociedad española en su conjunto. Se enfrentan a las realidades sociales adquiriendo actitudes
críticas sobre la división social entre vencedores y vencidos; estos autores apuestan por una
novela realista-crítico-social. Antepusieron lo político a lo literario, lo ético a lo estético.
Demuestran en sus obras un compromiso con la sociedad y exponen su denuncia social a
través de temas como: el recuerdo de la guerra y su consecuencia en los niños (Matute); el
ocio vicioso de la burguesía española (frecuentemente representado a través de estudiantes),
frente a explotación laboral representadas en obreros.
Como dijimos antes, esta llamada generación etílica perteneciente a la burguesía española,
fue conocedora de la muerte a temprana edad y, por ello, demuestran en sus obras ausencia
de compulsión afectiva; la fatalidad, la irreversibilidad del tiempo y la mortalidad del
hombre se representan a través de recursos expresivos desdramatizadores.

Uno de los máximos exponentes del realismo social en los años 50 es El Jarama
(1956), de Rafael Sánchez Ferlosio. En la novela, Ferlosio representa la muerte con cierta
indiferencia. Esto se evidencia en los comentarios en boca de los personajes tras la muerte de
Lucita como “aquí le traigo el regalo” (el guardia a Vicente cuando le lleva el cuerpo de
Lucita); “Ande, compóngase, muchacho. Son desgracias. Hay que arrastrar con ellas. Sean
hombres.” (a los amigos de Lucita, que lloraban su muerte); “No he querido meterme en
dibujos de andarle contando nada de esto, no siendo que se alarmen tontamente”. “oyen la
palabra ahogado y hacen conjeturas estúpidas” (cuando Josemari llama a las casas para decir
que llegarían tarde); “no es excusa para insultarle a las personas. Y menos a nosotros , que
representamos lo que representamos” (cuando el guardia discute con Mely, que la amenaza
con tomar medidas cuando ella está sobresaltada). Y también, mediante acciones, como por
ejemplo, que sea un un niño quien lleva un farol acompañando al juez hasta donde está el
cadáver. Los personajes no se sobresaltan al presenciarla y lo amigos de Lucita, Aunque
entristecen, siguen con su vida con naturalidad. En Juegos de manos, de Juan Goytislo, los
protagonistas son adolescentes que, en tiempos de posguerra, no tienen juicio ni sentido
moral. Y movidos por inquietudes políticas asesinan a un hombre.
Entre las autoras de esta generación, destaca Ana María Matute y su peculiar manera
de manifestar la muerte. Esta autora une a la muerte con los niños. En Los niños tontos, se
describe la crueldad infantil; los niños aparecen como conocedores de las atrocidades de la
vida, de la muerte. Se representan como ‘pequeños adultos’ donde la inocencia que
caracteriza la infancia no existe, se elimina forzosamente. Un microrrelato de este libro es El
niño al que se le murió el amigo, “ le dijo la madre: «El amigo se murió. Niño, no pienses
más en él y busca otros para jugar»”. También, en Algunos muchachos se evidencian estos
‘adultos pequeños; en el cuento Cuadernos para cuentas, una niña que no tiene reparo en
asesinar a su padre en busca de una vida mejor, de riquezas; o Noticia del joven K, El
protagonista es violento desde la niñez con un niño de clase superior a la suya, que resultó ser
su hermano y que asesina cuando decide que iba a repartir la herencia de su padre con él.
Movido por el rencor llega a cometer un crimen.Por último, en la novela Fiesta en el noroeste
Dingo el titiritero, que regresa al pueblo de su infancia y atropella a un niño, envidia la
muerte en la infancia, porque es una liberación de los problemas del mundo adulto. La muerte
del niño es tratada por los demás niños como un bautizo, como si el niño realmente fuera un
afortunado por morir. Además, en la novela se refleja la muerte como entretenimiento para
los niños, “ niños sin juguetes que ríen detrás de las manos y bajan al río a ahogar las crías
excesivas de los gatos”.
En conclusión, como se ha explicado, en la Generación de los 50, la muerte es un
tema muy frecuente en casi todas las obras de la época. Sin embargo, no aparece como tema
principal sino que se recurre a ella para realizar la crítica social que pretende esta generación.
Al tratarse de una literatura realista, los autores la incluyen como ellos mismos la han vivido;
como instrumento político y social, o como consecuencia de la represión durante el periodo
franquista. También, la visión de la muerte como personas testigos de una guerra,
conocedores de la violencia y de su uso, donde no había reparo en asesinar a aquellos
juzgados como opositores del régimen. Viviendo en este contexto, es lógico que en la
literatura se plasme la realidad sobres las inquietudes del momento; una preocupación social
donde la muerte no era más que una consecuencia, o remedio, para la desigualdad que existía
en ella.

Mariana Morales Padrón

VÍDEO: https://youtu.be/izTRB8u2840?si=PlZIu78thCDk7PpK

References

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