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EVALUACIÓN PSICOLÓGICA Y ENTREVISTAS PRELIMINARES

Esperanza Hidalgo U*. y Beatriz Elena García A.**

Introducción

La importancia de la evaluación psicológica y de las entrevistas preliminares


está en que de la información que de ellas emerja va a depender
fundamentalmente el tratamiento que se elija con el paciente.

La evaluación psicológica es una pesquiza que permite un examen minucioso


sobre las condiciones del paciente; por su lado las entrevistas preliminares
incluyen también una evaluación sobre las condiciones del paciente para
definir, de entrada, si es un paciente que se recibe o se remite, y luego un
procedimiento que permitirá al paciente despejar las razones de su demanda
terapéutica, y por parte del terapeuta decidir del tipo de tratamiento a seguir o
incluso también la remisión o la interconsulta si se hacen necesarias.

Las entrevistas1

Las entrevistas psicológicas pueden clasificarse como entrevistas de


investigación, las cuales se inscriben en el amplio conjunto de los
comportamientos verbales denominados por D. H. Hymmes (1968) "speech
events" que se aplican a situaciones diversas como conferencias, conversación
en un bar, tratamiento psicoanalítico, etc. La entrevista de investigación se
orienta hacia la producción por parte de B de un discurso continuo acerca de
un tema determinado, lo que solo es posible si A se abstiene de plantear sus
preguntas.
La entrevista clínica es una práctica que pretende ser mitad terapéutica,
mitad investigación; el objetivo consiste en hacer emerger, gracias a la
coloración "terapéutica" de la actitud del entrevistador, unos contenidos

*
Profesora titular (docente interno) de la Universidad Pontificia Bolivariana, Magíster en psicoanálisis y
Campo freudiano
**
Profesora titular (docente interno) de la Universidad Pontificia Bolivariana, Magíster en psicoanálisis y
Campo freudiano
1
Tomado de Alain Blanchet. Entrevistar, en: Técnicas de investigación en ciencias sociales, Madrid,
Nacea, S. A. De Ediciones, 1989, p 87-129
temáticos que afectan a la intimidad, a "pensamientos privados", "fantasías
preconcientes", etc., que son utilizados después como datos para sostener una
perspectiva de investigación.
El autor plantea diferentes objetivos tanto para la entrevista terapéutica
como para la entrevista de investigación, señalando que ellos definen practicas
diferentes; se va a presentar algunas de ellas para analizar si en verdad se
oponen o pueden complementarse, dado que si estamos de acuerdo con
Michel Foucault2, la clínica para no desviar su objetivo tiene que ser una
practica ante todo de investigación.
Según Blanchet la entrevista de investigación pretende llegar al
conocimiento objetivante de un problema, aunque sea subjetivo, a través de la
construcción del discurso; se trata de una de las operaciones de elaboración de
un saber socialmente comunicable y discutible.
La entrevista terapéutica, por su parte, favorece, a través de la
construcción de un discurso, la construcción de un saber privado, poco
comunicable, gracias a la disposición y al juego de relaciones imaginarias
respecto del terapeuta. (el manejo de la transferencia sería aquí el elemento
diferencial). El dispositivo terapéutico descansa en la ausencia de un proyecto
de sentido identificable como tal por el paciente. Este se ve conducido a buscar
el sentido de su discurso en las respuestas que le supone. Este trabajo de
construcción es llevado a cabo en un tipo de contrato específico de
comunicación. La comunicación psicoanalítica tiene como efecto describir el
móvil del acto de palabra por la intención del acto de lenguaje. (Widlocher,
1986, p.32). Esto es posible si se excluye cualquier tipo de duplicidad del
terapeuta, con la garantía fundamental para el paciente de que su discurso no
será "objeto" de conocimiento.
La entrevista de investigación se define empíricamente como una
entrevista entre dos personas, entrevistador y entrevistado, dirigida y registrada
por el entrevistador; quien tiene como objetivo favorecer la producción de un
discurso lineal del entrevistado sobre un tema definido en el marco de una
investigación. Esta es utilizada para estudiar hechos de los que la palabra es el
vector:

2
Michel Foucault, El nacimiento de la clínica, México, Siglo XXI editores, 17'. Edición. 1997
Estudios de acciones pasadas (biografías, constitución de archivos
orales, etc.)
Estudio de representaciones sociales (sistema de normas y de valores,
saberes sociales, etc)
Estudios del funcionamiento y de la organización psíquica (diagnóstico,
investigación clínica, etc.)
La entrevista resulta ser un instrumento insustituible para acceder a
unos conocimientos cuyo interés queda constantemente reafirmado pero sigue
siendo una metodología inadmisible desde el punto de vista del ideal científico,
pues le es señalada sus fallos metodológicos tales como:
no hay regla alguna que justifique y defina las conductas del
entrevistador;
toda referencia a una noción forjada para el campo terapéutico como la
de "no directividad" o la "actitud clínica" no podrían otorgar validez al
dispositivo;
permanece indefinido el status científico de los datos producidos.
La entrevista de investigación compensa estas debilidades
esencialmente por los servicios prestados, cuando se considera la riqueza
heurística de las producciones discursivas obtenidas.
Este modo de aprehensión, a veces elevado al status de una
epistemología proporciona a las representaciones transmitidas por la palabra
una importancia primordial para comprender los hechos psicológicos y sociales.
El empleo de la entrevista presupone que el objeto temático de la investigación,
sea cual fuere, será analizado a través de la experiencia que de él poseen un
cierto número de individuos; perspectiva subjetivista completamente conforme
con el pensamiento de Dilthey (1942), para quien el mundo sólo existe en la
representación de los individuos.
Contrariamente a la repetición de la toma biológica que permite recoger
el mismo producto, Ia construcción discursiva es siempre singular, jamás
reproducible. De donde se deduce que todo análisis de contenido, incluso el
más riguroso, que ignore este aspecto fundamental de todo discurso supone el
riesgo de imputar a un individuo o a un grupo social unas características que
han sido introducidas con ocasión de la entrevista. Así el discurso de tal
individuo permitirá caracterizar un perfil psicológico estable a través de su
"sistema de mecanismos de defensa", O bien será portador de un conjunto de
representaciones sociales que se detectará como "sistema ideológico".
El desconocimiento de los mecanismos de co-construcción del discurso
en la entrevista por parte del entrevistador y del entrevistado resulta correlativo
a una tendencia a atribuir una causalidad interna a la expresión de los
contenidos discursivos analizados. Esta inclinación interpretativa favorece la
ocultación de las condiciones de producción de los datos por entrevista. La
pareja pregunta-respuesta del cuestionario es reemplazada por la pareja
discurso-contexto de la entrevista.
La entrevista para lograr su objetivo de producción discursiva lineal ha
de excluir la polémica: excluye, pues, que entren en el discurso las relaciones
de fuerza, de poder, de rechazo, etc., susceptibles de establecerse entre los
interlocutores.
Entre los dispositivos que favorecen la producción de un discurso lineal
por el participante están la carencia de la respuesta del entrevistador para
satisfacer el proyecto de sentido del entrevistado, carencia hábilmente regulada
para no suscitar la ruptura del contrato.
El eclipse del entrevistador conduce al entrevistado a elaborar un
discurso que hace intervenir más a los mecanismos de la "interlocución":
discurso cuyo destinatario es en buena parte imaginario. Este mecanismo es
impulsado hasta su conclusión en el dispositivo psicoanalítico:
Es la ausencia de respuestas a la información o a la interacción, pero
sobre todo a la interpretación, lo que confiere un sentido al acto de la palabra y
lo transforma en acción intencional. Así se establece progresivamente una
alianza de trabajo, gracias a la cual se desarrolla en el que analiza un modo de
funcionamiento mental que se modela conforme al del analista (Widlocher,
1986, p32)
Este desplazamiento desde "lo interlocutivo" hacia "lo intralocutivo"
constituye el origen del proceso de influencia indirecta que ejerce el
entrevistador sobre el entrevistado.
Se observa que la actitud del entrevistador tiende a ser interiorizada
como si fuese también la del entrevistado respecto de sí mismo. Cada
intervención es así interpretada por el entrevistado como reveladora de la
exigencia que debe tener consigo mismo en la producción de su discurso.
Examen Psiquiátrico3

La entrevista es el instrumento principal usado por el psiquiatra, para


conseguir un conocimiento del paciente y la naturaleza de su problema.
Obtener el estado mental, extraer una historia de la enfermedad y de la vida
pasada del paciente, y llevar a cabo una psicoterapia, dependen de una
entrevista dirigida de forma eficaz.
El examen formal tradicional, esbozo de la medicina general, se ha
sustituido poco a poco por la importancia de animar al paciente a que hable de
su historia personal con sus propias palabras. El uso exclusivo de la técnica
pregunta-respuesta conduce a respuestas breves y estériles, pero casi nunca
consigue extraer una elaboración de su experiencia de vida. La psiquiatría ha
retomado las enseñanzas de Sigmund Freud, quien iniciaba el tratamiento
pidiéndole a su paciente que le proporcionara la historia de su vida y de su
enfermedad, es por esto que “el psicoanálisis, que ha dado impetu al aumento
del conocimiento de las ciencias básicas de la psicodinamia y la psicopatología,
ha tenido gran influencia en el mejoramiento de las técnicas de entrevista" 4

La historia psiquiátrica y el examen del estado mental

“La historia psiquiátrica y el examen del estado mental constituyen los


fundamentos del proceso diagnóstico psiquiátrico. La palabra "proceso" se usa
en una forma informativa, pues la responsabilidad del clínico no está limitada a
la asignación del trastorno del paciente a una u otra categoría diagnóstica al
final del examen; su responsabilidad incluye el juicio acerca de la integridad de
la información recogida y todas las decisiones médicas y relativas a la
disposición que se requieren para la seguridad del paciente y para restablecer
su salud”5.

3
Tomado de Paolo Pancheri, Manual de psiquiatría clínica, México, Trillas, 1979
4
A. Freedmann et al, Tratado de psiquiatría, TI, p.803
5
Detre, Thomas y Kupper, David J. “Historia psiquiátrica y examen del estado mental” en Tratado de
Psiquiatría TI, p.813
“Una historia psiquiátrica se construye formulando preguntas para
sonsacar las quejas que presenta y para evaluar la gravedad de los deterioros
asociados en la competencia social y en el funcionamiento neurovegetativo”6.
Es importante tener en cuenta que tanto la historia clínica como el
examen del estado mental tienen una validez con tiempo limitado, eso lo
muestra la frecuencia con la que se hacen cambios de diagnósticos en la
práctica clínica.
Para la psiquiatría los trastornos del comportamiento pueden ser
provocados por causas orgánicas precisas que llevan a lesiones del cerebro, o
no tener ninguna base orgánica demostrable, el examen debe permitir
inicialmente juzgar si en la base de un comportamiento desviante existen
causas o lesiones orgánicas; en segundo lugar, debe brindar todas las
informaciones necesarias para encuadrar al paciente en uno de los grupos
diagnósticos significativos; y por último también debe permitir conocer las
interacciones entre el paciente y el medio que lo rodea, con el fin de influir
sobre este último si llegase a ser necesario. Todo examen del estado mental,
debe evaluar el nivel de ansiedad, la capacidad social y el control de impulsos
del paciente.
El examen del estado mental incluye la descripción de la apariencia, el
comportamiento general, la actividad motora, el habla, la atención, el estado de
ánimo, el funcionamiento cognitivo del paciente, la visión que tiene de su
situación, la actitud que adopta durante el examen, así como las reacciones
provocadas en el examinador por el paciente.
El examen del paciente psiquiátrico, aunque requiere algunas técnicas
que se emplean comúnmente en clínica médica y en clínica neurológica, está
centrado en el empleo sistemático de dos instrumentos: interrogatorio (la
entrevista coloquial) y las pruebas psicométricas.
A tales instrumentos semiológicos se puede agregar otro que concierne
sobre todo al paciente internado: la observación del comportamiento por parte
de las enfermeras y del personal de asistencia general.

Puntos a seguir en el examen psiquiátrico:

6
Ibid
Anamnesis ,
Examen objetivo
Examen neurológico
El interrogatorio (examen psicológico)
Examen psicodiagnóstico (pruebas psicométricas)
La observación del comportamiento
Exámenes paraclínicos instrumentales
Registro de datos (la historia clínica)

La anamnesis

Una buena anamnesis es fundamental" para operar un encuadramiento


diagnóstico correcto, aunque en psiquiatría la recolección de la anamnesis,
suele ser más difícil de la que ocurre en medicina general. De hecho un
paciente somático está casi siempre dispuesto a referir espontáneamente la
información relativa a su enfermedad actual, o sus trastornos previos, mientras
que en el caso de un paciente psiquiátrico la presencia de un trastorno emotivo
actual, de gravedad más o menos acentuada, puede impedir una comunicación
adecuada con el médico o brindar información subjetivamente distorsionada.

Por tanto los datos anamnésicos deberán ser recogidos; además de los
que directamente comunique el propio enfermo cuando es capaz de referirlos,
de todas las personas que han estado en contacto más o menos estrecho con
el paciente a fin de reconstruir una biografía. La historia generalmente se
extrae del paciente, sus familiares y sus amigos íntimos, en circunstancias
excepcionales (por ejemplo cuando hay criterios para un encarcelamiento
involuntario, o cuando el paciente está tan deteriorado que es incapaz de
suministrar la información necesaria para el clínico), de las personas que han
tenido oportunidad de observar al paciente en otros ámbitos. Los datos deben
ser redactados lo más fielmente posible, así como la fuente de tales datos,
indicando claramente la relación del informador con el paciente.

El interrogatorio (examen psíquico)


A través del interrogatorio psiquiátrico se recogen todas las
informaciones necesarias para objetivar la situación psicopatológica actual del
paciente. Así como la anamnesis permite trazar un cuadro longitudinal del
enfermo, el examen psíquico permite obtener un análisis "transversal" del
paciente en el momento de su encuentro con el psiquiatra.
Dado que el interrogatorio psiquiátrico es un caso particular de relación
interpersonal, tiende a verificarse en él los mismos fenómenos de interacción y
de influencia recíproca característicos de toda situación de relación entre dos
personas que se comunican entre ellas.
En una situación comunicativa entre dos personas A y B, las acciones
de una tienden en forma constante a modificarse en función de las reacciones
de la otra, y viceversa. En consecuencia, en cuanto más significativos sean
emocionalmente los mensajes transmitidos para el receptor, más probable será
que los mensajes de respuesta estén también caracterizados emotivamente, y
por tanto, sean susceptibles de influir más tarde en el comportamiento de otro
miembro de la relación.
En el plano práctico, esto se traduce en un compromiso emotivo cada
vez más profundo entre ambos sujetos de la situación, con desarrollo de
proyecciones recíprocas. Por tanto surge el problema, para el médico de
controlar en la medida de lo posible las dinámicas que se desarrollan en el
curso de la relación, de manera que una situación genérica de interacciones
entre dos personas (médico y paciente) se convierta en una situación-estímulo
en la que algunos comportamientos particulares del paciente puedan
estudiarse con más, facilidad.
Lo que se objetiva en la situación del interrogatorio psiquiátrico es la
resultante de la interacción dinámica entre el comportamiento del médico y el
del enfermo. No se habla de una objetivación o de un examen de un paciente,
sino de una situación comunicativa. Por tanto, el médico deberá
constantemente tener en cuenta que los comportamientos que observa en el
enfermo están condicionados en gran parte por sus preguntas, actitudes, su
ansiedad y su agresividad frente al paciente, y deberá pensar que si sus
comportamientos hacia el paciente hubieran sido distintos, habría obtenido de
él probablemente reacciones "objetivas" diferentes.
En la situación del interrogatorio se encuentran frente a frente dos
individuos, de los cuales uno (el paciente) tiene, a consecuencia de su
enfermedad una escasa capacidad de control sobre su propio comportamiento,
mientras que el otro (el médico) posee, por lo menos presumiblemente, tal
capacidad; por ende, el médico podrá, dentro de ciertos límites controlar la
situación comunicativa a través de intervenciones controladas, predispuestas y
finaliza con oportunidad.
El instrumento de objetivación del interrogatorio psiquiátrico está
constituido por el médico mismo. Dado que la situación del interrogatorio
compromete emotivamente a los dos miembros que se comunican entre ellos,
en muchos casos el médico podrá hacer importantes observaciones acerca de
los estados emotivos o el comportamiento comunicativo del paciente,
observando sus propios estados emotivos durante el interrogatorio mismo
(elementos contratransferenciales).
Naturalmente, cuanto mayores sean las capacidades de introspección y
de autoanálisis del médico, tanto mayor será el conocimiento que podrá
alcanzar de su paciente.
El clínico debe asegurarse que los datos básicos acerca del paciente
(anamesis: nombre, edad, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, educación,
ocupación, origen, domicilio y nombre, dirección y teléfono tanto del medico de
cabecera como de su familiar o amigo más cercano) han sido recogidos antes
de que finalice el primer encuentro.
Aunque el hacer la historia empieza generalmente con el relato del
paciente de su problemática, es necesario también explorar las circunstancias
que justifican su presencia en la evaluación.
Las quejas han de recogerse con las propias palabras del paciente,
incluso en el caso de un paciente evasivo, delirante o deteriorado
intelectualmente, pues la respuesta revela si comprende el propósito de la
evaluación, pero sería un error de principio, considerar la insistente negativa
del paciente de que no necesita una evaluación o tratamiento como si fuera
equivalente a una negación o falta de comprensión en todas las instancias.
Si la queja del paciente consiste en síntomas psicológicos, somáticos o
meramente un cambio en el estado de ánimo, en todos los casos es Importante
determinar de ser posible cual fue la última vez que el paciente se sintió
razonablemente bien, y el curso que esta queja ha seguido, y las relaciones y
efectos que se puedan seguir alrededor de este.
El interrogatorio debe incluir una evaluación de la competencia social del
paciente, de los cambios en su desempeño laboral, la calidad de las relaciones
con los miembros de la familia y con los demás, el manejo del tiempo libre y los
cambios en el funcionamiento neurovegetativo (hipersomnia, hiposomnia,
pesadillas, anorexia, peculiaridades de las preferencias alimenticias, perdida o
aumento de peso, cambios diurnos del estado de ánimo, consumo de
medicamentos o drogas psicoactivas y su prescripción).
Una vez que se han delineado las características de la enfermedad
presente, se debe preguntar al paciente si ha tenido un trastorno psicológico en
el pasado y si el episodio actual es parecido al que experimentó previamente.
El conocimiento de la historia natural de los trastornos psiquiátricos y de la
relación entre la edad y los síntomas es particularmente importante a este
respecto, pues ciertos trastornos suelen ocurrir repetidamente en formas
abortivas o atenuadas antes de que los síntomas llamados clásicos sean,
observables. La frecuencia y duración de los episodios pasados, la edad en la
cual el paciente fue visto en consulta por primera vez por un trastorno
psicológico, eI tratamiento que recibió, y cuando hay una historia de episodios
múltiples, el intervalo mas largo de tiempo en que ha pasado sin tratamiento
psiquiátrico, todo ello proporciona indicios para el diagnóstico y el tratamiento
futuro. También debe preguntarse qué información se le dio, si se le dio
información contradictoria entre los diferentes terapeutas, etc,
El examen mediante pruebas psicométricas7 es un complemento del
examen psíquico. Los test en psiquiatría no son absolutamente un sustituto del
examen psíquico pero representan un complemento indispensable, permitiendo
confirmar sospechas diagnósticas surgidas durante el interrogatorio, explorar
áreas de la personalidad no abordables mediante el examen directo, sugerir
indicaciones terapéuticas y controlar el curso de la enfermedad y los efectos a
distancia del tratamiento. Su uso en psiquiatría debe limitarse estrictamente a
fines clínicos, es decir, para fines relativos directamente a los problemas de
diagnóstico, pronóstico y tratamiento.

7
Todos los test conocidos se basan en el principio de la observación del comportamiento del sujeto
cuando se le somete a un estímulo en condiciones controladas .
Evaluación psicológica

No es posible hacer ciencia y menos aún en la tarea de


psicodiagnosticar, sino es posible organizar una predicción derivada del
diagnóstico del fenómeno que se estudia y una explicación que de cuenta de la
génesis de la organización actual. Esta predicción debe orientar las acciones
posteriores de acuerdo a los hallazgos, por ejemplo las acciones terapeuticas si
es que son necesarias. Puesto que una estructura sana o patológica tiene un
abanico de caminos posibles hacia donde evolucionar, una multiplicidad de
posibilidades íntimamente mezcladas y que pueden dar lugar a trayectorias
cualitativamente diferentes, lo que por supuesto marcaría un límite al
conocimiento certero, y con ello a todos los actos clínicos que impliquen tanto
una evaluación como una psicoterapia.
La complejidad del psiquismo y su modo de organización no van a
provenir de una teoría que contenga verdades cerradas y seguras
predicciones, sino de aquella que sea capaz de contemplar no solo las
complejidades de la estructura individual, sino también su relación con el
entorno inmediato y mediato, antes de pronunciarse con un pronóstico. Esto
permite seguramente pensar los conceptos de salud y enfermedad, normalidad
y anormalidad, pues si bien la realidad es en cierto sentido borrosa,
catastrófica, fractal y caótica, esto no significa que no pueda diagnosticarse, ni
pronosticarse, proporcionando así un nuevo modo de aprehender la realidad en
la complejidad del funcionamiento psíquico, y en consecuencia, de todos los
referentes de un diagnóstico, de una psicopatología y del lugar desde donde
formular las predicciones y orientar las intervenciones.
Sabemos que el problema de la unidad de la psicología es compleja,
pues si bien han aparecido corrientes integracionistas, aún se mantiene la
polarización entre dos tendencias fundamentales, que plantean objetos de
estudio distintos, y en consecuencia también difieren en el método y en los
instrumentos. Esto hace que cuando nos encontramos en el terreno de la
evaluación vemos como la polarización ya comienza incluso desde la manera
como se nombra este proceso, así nos encontramos con diferentes
denominaciones: psicodiagnóstico, evaluación psicológica, proceso
psicodiagnóstico, exploración psicológica, entrevistas iniciales, entrevistas de
evaluación, entrevistas preliminares, etc. Cada profesional podrá justificar
teóricamente porque utiliza una denominación y no otra, pero el asunto
importante consiste en tener claridad de (lo que se va a hacer con dicha
información) porqué y para qué se obtiene dicha información.
Llámese evaluar, explorar o diagnosticar, lo que se realiza es una
investigación en pequeña escala, que nos permite identificar las estructuras y
los procesos a través de los cuales el ser humano construye y analiza su
existencia cotidiana (Pugliese 1995)
La entrevista tiene como objetivo general aportar información objetiva
que permita una interpretación subjetiva, constituyéndose así como un
momento esencial en la construcción del conocimiento psicológico no para
imponer una teoría sino para integrar las informaciones relevantes en función
de una intervención específica.
Como objetivos específicos deben hacer una .construcción de la
complejidad psíquica con los elementos obtenidos aproximándose a su realidad
psíquica sin reducir su complejidad, que le permita inferir el pronóstico y la
acciones que debe seguir para lograr unos efectos, jerarquizando, y definiendo
las acciones a seguir. El psicólogo con los instrumentos que dispone hará un
relevantamiento de las complejidades de la organización psíquica y, a partir de
allí, inferirá el pronósticó y las acciones que deberá seguir para lograr
determinados efectos sobre aquella. Evalúa urgencias, necesidades, qué se
prioriza y en qué orden partiendo de la problemática que los ocupa. La
jerarquización no está dada la ciencia en general, sino desde las acciones que
dan origen al trabajo interdisciplinario.

El objetivo específico de las evaluaciones está dado según las


corrientes; para la TRE (Terapia Racional Emotiva) su mayor interés es
ayudarle a los clientes a solucionar problemas específicos, entonces busca la
información directamente relevante para la terapia. Esto es: descubrir las
filosofías, creencias o actitudes irracionales de los clientes y entender en qué
forma se entrelazan para ser la base de perturbaciones de los individuos. Por
tanto no se centran en buscar grandes cantidades de información a través de
los diferentes mecanismos de evaluación o de establecer diagnóstico.
El examen psicológico8

Considerado en sí mismo, el examen psicológico es un acto de


observación y tiende a una dirección concreta. El examen de un individuo
siempre es observación actual de la psicología del mismo. El examen
psicológico se caracteriza por ser un método corto, esta característica es
esencial y de ella se deriva su utilidad y justificación. En pocas horas o en unas
cuantas decenas de minutos se esfuerzan en reunir toda la esencia de la
exploración, trabajando sin pausa en detallar todos los aspectos significativos
del sujeto.
Sin pausa porque parece que la intensidad de la observación está ligada
a su duración con una relación de proporcionalidad inversa. Lo que hace
necesario contraponer dice Guillaumin no solamente la observación breve e
intensa del examen psicológico a la observación más relajada de la clínica, sino
también distinguir los exámenes en función de su propia duración: los cortos se
presentan como más intensos que los largos.
Lo que permanece como elemento central del examen es el mismo acto
de observar intensamente. Los tests pueden ser reemplazados por cualquier
otro artificio experimental que no tenga patrón de medida, e incluso puede faltar
totalmente la instrumentación material: la intensidad de la observación es
suficiente, en cuanto al fondo, para definir el examen como tal, dando por
entendido que implica un esfuerzo positivo para abarcar y clasificar todos los
problemas propuestos en el limitado tiempo en que se imparte. Los tests
constituyen el medio más cómodo de intensificar la observación. No se puede
entonces, dar el nombre de examen psicológico a toda observación psicológica
que fuese lo suficientemente larga como para que la atención del observador
no pudiera mantenerse en un nivel, no solamente igual, sino superior al que
podría esperarse de la atención de un observador tradicional, clínico o
pedagogo, durante el mismo período de tiempo con el mismo sujeto y los
mismos problemas. Así como también debe negársele el nombre de examen
psicológico a toda observación excesivamente breve, de tal forma que el

8
Tomado de Paolo Pancheri, Manual de psiquiatrÍa clínica, México, Trillas, 1979
observador se encontrase incapaz de reunir y controlar eficazmente, de
manera directa y personal, un número de informaciones superior al que
obtendría un observador en un examen de larga duración, colocado ante el
mismo caso, y debido a una concentración fortuita y diluida de su atención. (el
tiempo en consenso oscila entre 20 minutos y 2 horas). El examen psicológico
es el que se da en el cuadro de una situación dual de "cara a cara", compuesta
de un "observador" y un "observado" -es decir, de un examinador y un
examinado.
En el examen psicológico también se tiene en cuenta que las
condiciones corresponden a una situación de interacción, que todas las
circunstancias favorecen la influencia constante de cada uno de los
participantes sobre el otro. Ninguna técnica puede variar esto, ninguna persona
actúa sabiéndose observada, interrogada o juzgada de una forma cualquiera,
como si estuviera sola y totalmente libre.

Proceso psicodiagnóstico9

Institucionalmente el proceso psicodlagnóstico configura una situación


con roles bien definidos y con con un contrato en el que una persona (paciente)
pide que la ayuden y otra (psicólogo) acepta el pedido y se compromete a
satisfacerla en la medida de sus posibilidades. Es una situación bipersonal
(psicólogo-paciente o grupo familiar), de duración limitada, cuyo objetivo es
lograr una descripción y comprensión lo más profunda y completa que sea
factible de la personalidad total del paciente o del grupo familiar. Así mismo
enfatiza la investigación de algún aspecto en particular según la sintomatología
y las características de la derivación (si la hubiese). Abarca los aspectos
pretéritos, presentes (diagnóstico) y futuros (pronóstico) de esa personalidad,
utilizando para lograr tales objetivos ciertas técnicas (entrevista semidirigida,
técnicas proyectivas, entrevista devolutiva)
Una entrevista es semidirigida cuando el paciente tiene la libertad para
exponer sus problemas comenzando por donde prefiere e incluyendo lo que
desee. Es decir, que permite que el campo psicológico configurado por el

9
Tomado de Maria Luisa Siquier de O., Maria Esther García A y colab. El proceso psicodiagnósfico y las
técnicas proyectivas. Buenos Aires, Ediciones Nueva visión, 1974
entrevistador y el paciente se estructure en función de vectores señalados por
este último. Pero a diferencia de la técnica de entrevista totalmente libre, el
entrevistador interviene con el fin de:
Señalar algunos vectores cuando el entrevistado.no sabe cómo
comenzar o como continuar.
Señalar situaciones de bloqueo o paralización por incremento de la
angustia para asegurar el cumplimiento de los objetivos de la entrevista .
Inquirir acerca de aspectos de la conducta del entrevistado a los que
este no se ha referido espontáneamente.
Las razones para escoger la entrevista semidirigida son principalmente
dos, la primera es que se debe conocer exhaustivamente al paciente, y la
segunda, responde a la necesidad de extraer de la entrevista ciertos datos que
permitan formular hipótesis, planificar la batería de test e interpretar
posteriormente con mayor precisión los datos de los tests y de la entrevista
final.
Según las autoras, la entrevista clínica es “una” técnica, no “la” técnica.
Es insustituible en tanto cumple con ciertos objetivos del proceso
psicodiagnóstico, pero los tests (especialmente los proyectivos) presentan
ventajas que los hacen irremplazables e imprescindibles.

La hora de juego diagnóstica10

Constituye un recurso o instrumento técnico que utiliza el psicólogo


dentro del proceso psicodiagnóstico con el fin de conocer la realidad del niño
que traen a consulta.
La actividad lúdica es su forma de expresión propia, así como el
lenguaje verbal lo es del adulto. Se trata entonces de instrumentalizar sus
posibilidades comunicacionales con el fin de conceptualizar luego la realidad
que nos presenta.
Al ofrecerle al niño la posibilidad de jugar en un contexto particular, con
un encuadre dado que incluye espacio, tiempo, explicitación de roles y

10
Tomado de Ana María Erron, Ester Fairberg y otras, "La hora de juego diagnóstica" en El proceso
psicodiagnóstico y las técnicas proyectivas, op.cit
finalidad, se crea un campo que será estructurado básicamente en función de
las variables internas de su personalidad; reactualiza en el aquí y ahora un
conjunto de fantasías y relaciones de objeto que se impondrán al campo de
estímulo.
Hay una diferencia básica entre la hora de juego diagnóstica y la hora de
juego terapéutica, la primera engloba un proceso que tiene comienzo,
desarrollo y fin en sí misma, opera como una unidad y se la debe interpretar
como tal. La segunda en cambio, es un eslabón más en un amplio continuo en
el que van surgiendo aspectos nuevos y modificaciones estructurales por la
intervención activa del terapeuta.
En una fantasía lo que media es la verbalización, en el juego el
mediatizador es predominantemente el juguete ofrecido, que expresa lo que el
niño está vivenciando en ese momento. En la verbalización de la fantasía
interviene el proceso secundario, a través de las leyes del pensamiento lógico
formal. En el juego en cambio, se da una comunicación de tipo espacial, en la
que se incluyen más elementos del proceso primario a través de principios
como los de condensación, atemporalidad y desplazamiento, actuados en el
juego mismo.
Cada hora de juego diagnóstica significa una experiencia nueva, tanto
para el entrevistador como para el entrevistado. Implica el establecimiento de
un vínculo transferencial breve cuyo objetivo es el conocimiento y la
comprensión del niño.

BIBLIOGRAFíA
Blanchet, Alain. Entrevistar, en: Técnicas de investigación en ciencias
sociales, Madrid, Nacea, S. A. De Ediciones, 1989

Efran, Ana María, Ester Fairberg y otras, "La hora de juego diagnóstica"
en El proceso psicodiagnóstico y las técnicas proyectivas, op.cit

Foucault, Michel El nacimiento de la clínica, México, siglo XXI editores,


17a. Edición, 1997
Freedmann et al, Tratado de psiquiatría, TI

Pancheri, Manual de psiquiatría clínica, México, Trillas, 1979

Siquier de O., Maria Luisa Y Maria Esther García A. Y colab. El proceso


psicodiagnóstico y las técnicas proyectivas, Buenos Aires, Ediciones Nueva visión,
1974

ENTREVISTAS PRELIMINARES
Esperanza Hidalgo U*. y Beatriz Elena García A.**

Los artículos sobre la” Técnica psicoanalítica”11 en los que Freud


concentra sus indicaciones sobre los inicios del tratamiento, señalan que lo
esencial no reside en el vocabulario (paciente… enfermedad…caso…) -
preeminencia de la referencia médica- sino en la función asignada al
tratamiento de ensayo, lo que se resume de todas maneras en un propósito
matizado: La preocupación diagnóstica y la mira pronostica. Pero en Consejos
al Médico señala que “los mejores resultados terapéuticos se obtienen cuando
el analista procede sin haberse trazado con anterioridad un plan, se deja
sorprender por todo hecho inesperado, conserva una actitud desprendida y
evita toda idea preconcebida.”

*
Profesora Titular (Docente interno) Facultad de Psicología, Universidad Pontificia Bolivariana, Magíster
en psicoanálisis y Campo freudiano
**
Profesora Titular (Docente interno) Facultad de Psicología, Universidad Pontificia Bolivariana,
Magíster en psicoanálisis Campo freudiano
11
Sigmund Freud, Obras completas, “Trabajos sobre técnica psicoanalítica”, XII, Buenos Aires, Amorortu
editores, 1980
Se llaman preliminares a las primeras entrevistas del analizante en
potencia con el analista, las que tienen la tonalidad de un encuentro. Aunque
se haga un mayor énfasis en el prefijo pre como algo preparatorio y un
borramiento simultáneo de la referencia al limen, a la idea de un umbral. Es
sabido que preliminar se relaciona con prefacio, preludio, prologo; en este
sentido el término connota la idea de un tiempo de la relación analizante-
analista, que no sería parte integrante del trabajo analítico.
Es así como estas entrevistas están dadas como un momento de
observación en el curso del cual el analista tendría que tomar puntos de
referencia de la historia del sujeto y de los síntomas que alega y que concluiría
en la decisión de comenzar un análisis o de juzgarlo inoportuno.
Pero este mismo recorrido puede convertirse en un camino falso, puesto
que la experiencia confirma que ni la riqueza, ni la pobreza del material
anamnésico permiten concluir en la posibilidad o imposibilidad de un análisis,
esto sería extranjero a una visión adecuada y rigurosa de la experiencia
analítica y más bien se mantiene estrechamente dependiente del discurso de la
medicina.
La preocupación diagnóstica y la mira pronóstica no dejan de tener
incidencias sobre la modalidad de la decisión del analista que viene a cerrar el
periodo de ensayo o preliminar, decisión que lejos de ubicarlo en la posición de
árbitro lo hace responsable de su acto, está signado por su acto especialmente
en lo que pone en juego en su relación con el fantasma de omnipotencia
soportado por el lugar que le da al saber, a la técnica; de lo contrario
podríamos preguntarnos si el saber-hacer no corre el riesgo de ocultar la
sorpresa del encuentro. ¿no es más bien una capacidad de asombro, una
ingenuidad de buena ley lo que debe dar acogida a la dimensión poética de la
palabra cuyo sesgo hace posible que advenga un sujeto que al comienzo solo
existe potencialmente? Es por ello que centrar las entrevistas preliminares
sobre la preocupación diagnostica y la mira pronóstica conducen a un desvío
de la palabra canalizándola en los límites definidos por una demanda del
analista a mantenerla sobre el terreno que él ha escogido, donde tiene las
referencias de un saber hacer y/o de su técnica, objetivando su relación al
fantasma de omnipotencia de saber como un ávatar del discurso del amo,
imponiendo en lugar de dejar emerger, impidiendo que el material aportado por
el paciente sea recibido por una escucha que buscaría precisar, dar caza a la
pregunta del sujeto, asegurando posiblemente una estrategia envolvente que
apunta al mutismo de la palabra.
Es en este punto donde se puede situar la diferencia epistemológica que
marca la posición de aquel que pregunta y escucha, a quien corresponde
zanjar, pero en otro marco referencial, donde sea tomada la esencia del acto
analítico.
No es entonces la abundancia del material anamnésico ni el carácter
sucinto del mismo el que decide si se entra en un análisis; no es ello lo que
viene a significar la inminencia de la emergencia del sujeto, en el sentido del
inconsciente; justo allí donde se juega, más allá de los síntomas, una apuesta
de verdad. En cambio, aclarar por ejemplo lo que ha precipitado el dirigirse al
analista es seguramente abrir más certeramente la vía a un trabajo analítico,
donde el analista debe acordar toda su atención a este tiempo en el que se
explicita una demanda, el analista debe seguir el trayecto, le debe seguir el
rastro a ese dicho, pues es el tiempo de las escansiones discretas que harían
escuchar que los sueños, las ensoñaciones, los antiguos hechos biográficos
representan tantas articulaciones sobre las cuales un posible trabajo por venir
podrá efectuarse. Entonces las entrevistas preliminares deben prolongarse el
tiempo de retrasar paso a paso la apertura que iría hasta el reconocimiento del
“decir a medias” que es el decir del inconsciente, pues representan el tiempo y
las modalidades de una puesta en tensión del “arco” en tanto que el blanco
mismo no está aún dibujado, pues es una zona de sombra que deja escuchar
que es a partir de un no sabido y de un medio-decir, como el analizante trabaja,
y que es siempre la verdad la que se enuncia en el decir a medias del
inconsciente.
Pero cómo hacer hablar la palabra? Se ha dicho de alguna manera que
la palabra que habla en un análisis es la palabra de la verdad del inconsciente,
que corresponde al surgimiento de su otra faz, corresponde al franqueamiento
de este umbral, del limen, momento fugitivo sin duda, transitorio, que
corresponde a una asociación libre de un sueño, de un olvido, de un acto fallido
o de un lapsus -es decir de las formaciones del inconsciente- pero que dan el
ritmo al trabajo en el análisis pues jalonan de tiempo en tiempo el recorrido.
El eje alrededor del cual viran las entrevistas iniciales hacia el análisis
consiste entonces en un franqueamiento del umbral, es una palabra subvertida
que permite pasar más allá de la barra del sentido (es la emergencia del sin-
sentido), produciendo un desgarramiento en el tejido de las palabras, por
donde algo no sabido se manifiesta, marcando así el momento de la apertura a
la apertura del inconsciente12.
Este surgimiento toma en cada sujeto un camino singular que es
imposible anticipar. Una de las mayores dificultades de la conducción de las
entrevistas preliminares reside en la capacidad de acogida del analista a aquel
que viene, lo que no excluye de ninguna manera que sepa hacer o dejar salir lo
que no está aún más que en estado de germen en la palabra. Este arte
requiere un máximo de flexibilidad. El arte de la conducción de las entrevistas
iniciales consistiría entonces en “acompañar” y en los momentos oportunos en
los que le corresponde al analista ubicar, precipitar, el encaminamiento de la
palabra hacia la apertura.
Sería entonces un tiempo de acogida y de recogida de la palabra,
poniendo en juego en el analista su relación con el fantasma de saber, de
dominación que tiende a movilizar en él -si no se cuida- su saber teórico y/o
técnico, y solo dispone en esta peligrosa navegación de las únicas marcas que
provee su propio psicoanálisis o de aquellas que puede encontrar en un
control.*
Así estas constituyen el momento princeps en donde se franquea o no la
barra del sentido más allá del cual comienza un viaje en “terra incognita”, por el
cual la enunciación de la regla fundamental y de su corolario implícito la regla
de abstinencia, serían indispensables. La falsa simplicidad de estas
proposiciones no debe engañar. El analista está en presencia de un campo del
cual afortunadamente ignora todo, pero en donde sin embargo debe saber
entrar sin pisotearlo de ningún modo y así permitirle al paciente descubrir allí
con él, los lineamientos y comenzar a desplegar los pliegues y repliegues.

12
POSICIONES 1. Colección de textos psicoanalíticos. 1992, Bogotá Colocar las comillas donde deben ir
y el autor de la frase que se cita
*
Control o supervisión: Proceso de análisis y elaboración de cada caso clínico por parte del analista con
otro analista.
Se toca aquí con una cuestión fundamental, aquella de la conducta del
analista en las entrevistas preliminares: ¿cómo representar la posición del
Sujeto supuesto Saber (SsS) sin tomarse por el sujeto que sabe?
Las entrevistas preliminares tienen por función ofrecer la posibilidad de
enunciar y hacer escuchar la regla fundamental: “diga lo que le pasa por la
cabeza- no omita decir lo que le es displacentero-”.
El displacer, dice Lacan en su respuesta a André Albert, corresponde al
más allá del principio del placer que trabaja en la cura. “La trampa no es lo que
llamamos el placer. La trampa es el goce. El principio del placer, por decir
igualmente algo que a menudo es olvidado, el principio del placer para decirlo
claramente, es no hacer nada, es hacer lo menos posible.”13
Por esto podemos decir que la suposición de saber en el analista no
estaría del lado de la teoría o de la técnica, lo que significaría hacer lo menos
posible en la perspectiva de darle sentido a una anamnesis y a partir de ahí
precipitar,- demasiado pronto- al futuro analizante sobre el diván y constatar
con el paso del tiempo que el silencio de la palabra se ha instaurado y que el
analizante se hunde en el diván como otros se hundirían en una tumba. Por el
contrario, el analista desde su posición, es convocado a saber hacer en el
sentido de provocar la palabra, a la incitación a decir, que abre un camino al
displacer, aquel que se sitúa en el límite entre el silencio y la palabra
displaciente. Este displaciente implica la transferencia que se constituye sesión
tras sesión, en tanto el analizante se focaliza y después se desplaza en
relación a su síntoma.
En una respuesta de Lacan a Lucien Mèlèze, anota lo siguiente: “Si hay
psicoanálisis es porque el síntoma, lejos de ser de naturaleza mentirosa es de
naturaleza verídica…la primera presencia de la verdad está en el síntoma”. O
aun cuando continúa en su respuesta retomada anteriormente a André Albert:
“Si no hubiera simbólico, es decir esta especie de inyección de
significantes en lo real con el cual estamos obligados a arreglárnoslas, no
habría síntoma. Y el síntoma es la particularidad en tanto es lo que nos hace a
cada uno un signo diferente de la relación que tenemos en tanto que
hablanteseres, a lo real… es que de todas formas es el síntoma el que está en

13
Cartas de la Escuela No. 24, Julio de 1978. Respuesta de Lacan a la exposición de André Albert.
el corazón de esta regla. A lo que en el enunciado de la regla fundamental se
apunta, es a la cosa de la cual el sujeto cualquiera, está menos dispuesto a
hablar, es a saber, (...) de su síntoma, de su particularidad. Primer tiempo de
toda cura ya que es claro que cuando proponemos la regla fundamental
hacemos referencia específicamente a la particularidad y en tanto que ella
incomoda al principio del placer. El principio del placer consiste en no tener
nada de particular. El principio del placer es aquello a lo cual bastante gente se
aferra todavía: a lo cortés (educado), a lo normal (en dos palabras). El análisis
es algo que nos indica que no hay más que el nudo del síntoma por el cual hay
que sudar bastante para llegar a atraparlo, a aislarlo…”
Lacan señala que existe una cierta tendencia a hablar de la ética del
psicoanálisis, respecto al final de análisis, y de la técnica respecto al inicio, y
agrega Jacques-Alain Miller, sin embargo:
“...no hay ningún punto técnico del análisis que no se vincule con la
cuestión ética, pues en psicoanálisis los asuntos técnicos son siempre asuntos
éticos, por la sencilla razón de que nos dirigimos a un sujeto, y para el
psicoanálisis el sujeto no es una categoría técnica, lo que implica que la técnica
psicoanalítica no corresponda a unos patrones regulados y reguladores sino a
unos principios lógicos que regularizan la práctica y que se transmiten a través
del propio análisis o de la supervisión. A partir de ahí es como podemos
entender las entrevistas preliminares como el primer momento de la cura. El
que viene a vernos como analistas no es un sujeto, es alguien a quien le
gustaría ser un paciente, cosa muy extraña. Es un hecho que el paciente en la
práctica psiquiátrica, puede ser designado por los otros, por la familia, por el
médico, por la sociedad, por las instancias sociales que le dicen que ha de
tratarse. Y ése no es el caso de la práctica analítica, con excepción de los
análisis de niños, cuando generalmente el análisis es una elección de los
padres o de los otros, lo que plantea problemas específicos”14.
¿Qué significa, en psicoanálisis, que el psicoanalista se encuentre
delante de alguien al que le gustaría ser un paciente? En realidad, en análisis,
no hay paciente en rebeldía consigo mismo. Se puede decir que el primer
pedido en la experiencia analítica es la demanda de ser admitido como

14
J-A Miller, Introducción al método psicoanalítico, Paidós Buenos Aires, 1997 1ª. Edición
paciente. Esta demanda tiene una precedencia frente a las demás. Por tanto la
primera evaluación es hecha por el paciente, es él quien primero avala su
síntoma. Él llega al analista en la posición de hacer una demanda basada en
una auto-evaluación de sus síntomas y pide un aval del analista sobre esa
autoevaluación. Decimos que el acto analítico ya está presente en esa
demanda de avalar, en el acto de autorizar la autoevaluación de alguien que
quiere ser un paciente.
No toda demanda de ser un paciente implica que pueda llegar a ser un
paciente en análisis, en su demanda siempre hay un voto, pero no hay ninguna
garantía de cómo se transformará eso durante el trabajo analítico. De esta
manera el hecho básico es que todo paciente tiene el derecho de ser nuestro
paciente, pero en principio es un candidato. Pues el que pide un análisis puede
ser autorizado por el analista a entrar en la experiencia, esto es lo que aparece
en el inicio de cada experiencia analítica, a partir del primer minuto, del primer
encuentro, hasta de la primera llamada telefónica. El solo hecho de recibirlo,
aceptarlo o rechazarlo ya es un acto analítico, pues el analista responde a su
llamada con un espíritu de responsabilidad muy profundo, es por eso que a
partir de la primera cita, de la bienvenida, entra en juego el acto analítico. Esta
es la única razón por la que las entrevistas preliminares, hacen parte de la ética
del psicoanálisis en tanto es un acto, no solamente una manera de hacer de
Lacan, no un truco, ni un ardid. Por eso la práctica de las entrevistas
preliminares no tiene sentido alguno fuera de este contexto, esto es, sin decir
que ya se considera en juego el acto analítico y la ética del psicoanálisis desde
el inicio de la experiencia analítica.
Las entrevistas preliminares en la práctica psicoanalítica se constituyen
en un rasgo diferencial, casi en un patrón, pues son una consecuencia directa
de cómo damos una estructura lógica a las “Bienvenidas”, al hecho de recibir
un paciente en el consultorio. Como se ha señalado anteriormente significa
entonces, que el comienzo es aplazado, pues el analista se demora en iniciar el
proceso del análisis hasta que esté satisfecho en el sentido de poder autorizar
la demanda de análisis y consecuentemente avalarla, según razones que
deben ser precisas y lógicas. Cuando estas razones no están claras no se
debe avalar tal demanda, razones que deben aclararse en el recorrido del
propio análisis, razón por la cual las entrevistas preliminares pueden
prolongarse por mucho tiempo, en este sentido no hay ningún estándar,
pueden durar un mes, una semana, pero también puede durar un año, y en
ocasiones el analista se queda con el paciente varios años en una situación
preliminar, de tal forma que tendríamos ahí un preliminar permanente.
Entonces son una práctica de pertinencia analítica. Cómo organizar esto que
es textual para no tener que colocarlo todo como cita, pues es imposible una
cita tan larga, y no podemos no hacerlo, pues es evidente.
Las entrevistas preliminares entonces, es el nombre dado al momento
previo a un proceso propiamente psicoanalítico, que se caracteriza por una
búsqueda de la verdad inconsciente y los delineamientos del propio deseo, a
través del despejamiento de los imaginarios que obstaculizan la visualización
de las coordenadas que delimitan el actuar y en general la vida del ser
humano. Por tanto las entrevistas preliminares, refieren a un momento previo
donde se pretende una transformación en el discurso, en el pensamiento y en
el actuar, en el sentido en que la posición común y normal del sujeto es que la
verdad de sus actos, de su vivir lo busque fuera de sí, y le de los nombres que
encuentre, destino, padre, madre, semejante, suerte, o incluso terapeuta; el
paso que se exige en las entrevista preliminares, es que el sujeto comience a
buscar esas razones en sí mismo, en su inconsciente, pero ello implica que a
ese saber inconsciente se le dé lugar en calidad de sujeto, y es allí cuando el
terapeuta viene a instituirse como el soporte que encarna este saber,
constituyéndose lo que se llama la transferencia.
Al instituirse el analista como el soporte de ese saber inconsciente
(como Sujeto supuesto Saber), este podrá intervenir desde el lugar de
provocador de la emergencia del saber a través de sus intervenciones, y los
lugares podrán ser definidos, el que habla es el saber inconsciente y es el
analista quien sancionara con sus intervenciones la emergencia del mismo, de
esta manera será la única voz que se escuche, por tanto es condición que
cuando el analista hable, no lo haga en tanto sujeto particular, sino desde la
lógica discursiva del mismo analizante.
En las entrevistas preliminares se sucede lo que Freud avanza ya en “El
caso Dora” y que Lacan va a nombrar como rectificación subjetiva15, lo que

15
Esta expresión no es totalmente de Lacan, sino que la toma de un texto de Ida MacAlpine
sobre la transferencia, al termino rectificación de Ida él le agregó, subjetiva. En cuanto a Freud,
traduce la necesidad de modificar la relación del sufriente a su demanda,
producto de un viraje lógico en la mirada del sujeto respecto de sus propios
asuntos, de sus problemáticas. Podríamos explicarlo de la siguiente manera:
cuando el paciente durante las primeras entrevistas, en general durante la
primera expone su sufrimiento, lo hace a menudo de manera alusiva: “me
siento mal conmigo mismo…, estoy deprimido…, esto no marcha…, estoy
agresivo…, etc.”. Depende de la manera como el analista lo escuche, de la
forma de intervenir o de plantearle preguntas, preguntas particulares para que
el paciente comience a entrever otra forma de vivir su sufrimiento, otra forma
de manifestar su demanda de curación, y que implica de forma más vigorosa la
transferencia por venir, la instauración de la transferencia de saber. Es
necesario cernir lo mejor posible, durante estas entrevistas los lugares de
sufrimiento y sobre todo lograr hacer surgir otra queja que la queja dominada
por el yo. Este otro tipo de queja es una queja que se manifiesta “en mi”,
“contra mi”, en “mi desconocimiento”. Es decir durante las entrevistas
preliminares se tiene que a través de las intervenciones del analista, de las
preguntas, logra introducir una cuña en la relación del sujeto a su demanda,
(“no lo había pensado de esa manera”) introducir en ese discurso cerrado un
punto de rajadura, de división, que pueda tomar la forma de un enigma
propuesto al sujeto, un enigma que lo sorprende (“no había pensado en eso”).
Esto implica que el proceso que se realiza en las entrevistas
preliminares es bastante importante, y ya supone un logro terapéutico
supremamente representativo para la vida del sujeto mismo. Las entrevistas
preliminares constituyen pues, en sí mismas, un proceso terapéutico. Luego de
lo cual el sujeto entra en análisis y comienza a interrogarse por las razones que
sostienen su constancia sintomática, comienza a interrogarse por la lógica que
teje su proceder psíquico. Lo que supone otra posición respecto al saber
inconsciente: como un saber completamente hilado con una lógica de
funcionamiento coherente, y la cual se trata de descubrir, para lograr la
significación y explicación de la posición subjetiva frente al mundo y los otros

él no utiliza esta expresión, pero no porque no tenga ya una idea, y es siempre interesante
encontrar en él la marca original de enunciados muy actuales. Freud dice por ejemplo que al
inicio del tratamiento hay que ARRANCAR deliberadamente del paciente, un estado psíquico
favorable a la transferencia. Hay que sumergir al paciente en un estado psíquico particular.
Posiciones, Op cit
despejada a partir de la posición respecto a su propia condición de ser en falta,
de sujeto barrado por la represión.
Es claro que este recorrido se constituye en lo preliminar a toda entrada
en análisis, condición sine quoi non para el psicoanálisis, que no es necesaria
en ningún otro proceso terapéutico. “No hay entrada posible en análisis sin
entrevistas preliminares”16
Las entrevistas preliminares dan cuenta entonces, de una práctica
psicoanalítica absolutamente generalizada en el Campo freudiano y en la
Orientación Lacaniana. Y como señala Lacan de manera contundente, en su
seminario inédito “De un discurso que no sería del semblante”, cuando anota
que “Medir lo que se hace cuando se entra en un análisis, es algo que tiene
toda su importancia; en cuanto a mí, eso se indica en el hecho que yo procedo
siempre con numerosas entrevistas preliminares.”
Jacques Alain Miller en “Introducción al método psicoanalítico”, dice de
las entrevistas preliminares que significan que el comienzo está aplazado, que
el analista se demora en iniciar el proceso del análisis hasta que esté
satisfecho en el sentido de poder analizar la demanda de análisis y
consecuentemente, avalarla, según razones que deben ser precisas.
Se impone la lógica del verdadero alcance de las entrevistas
preliminares, en la medida en que se articule a la concepción de la entrada en
el análisis, es lo que Lacan señala en “La dirección de la cura y los principios
de su poder”, respecto al procedimiento de Freud con algunos de sus casos
clínicos.
Freud, en su caso clínico “El hombre de las ratas”, empieza por
introducir al paciente a una primera ubicación de su posición en lo real, aunque
ello hubiese de arrastrar una precipitación, no tengamos miedo de decir una
sistematización, de los síntomas (...) otro ejemplo: cuando obliga a Dora a
comprobar que ese gran desorden del mundo de su padre, cuyos prejuicios son
el objeto de su reclamación, ella misma ha hecho más que participar en él, que
se había convertido en su engranaje, y que no hubiera podido proseguir sin
complacencia (...). He subrayado desde hace mucho tiempo el procedimiento
hegeliano de esa inversión de las posiciones del alma bella en cuanto a la

16
Jacques Lacan, El saber del psicoanalista, Lección del 2 de diciembre de 1971. Inédito.
realidad a la que acusa. No se trata de adaptarla a ella, sino de mostrarle que
está demasiado bien adaptada, puesto que concurre a su fabricación. Pero
aquí se detiene el camino que hay que recorrer con el otro. Porque ya la
transferencia ha hecho su obra, mostrando que se trata de una cosa muy
diferente a las relaciones del Yo con el mundo”17.
Y a partir de ese momento ya no es al que está en su proximidad al que
se dirige, y esta es la razón de que niegue la entrevista cara a cara, se impone
ya el paso al diván. La entrevista preliminar debe funcionar como un tiempo
indeterminado donde de lo que se trata es de dar la oportunidad para que lo
imprevisto acontezca.
Se entra en análisis cuando la verdad está puesta en juego en la
relación que cada uno mantiene con el orden simbólico a través de los
síntomas.
La entrada en análisis consiste pues en consentir poner el goce en
cuestión dejándolo entrar en la dialéctica de la verdad. Es el pasaje del contar
al cifrar, del fenómeno que se sostiene en la palabra, a la marca que funda la
estructura. El anudamiento de la verdad al goce, soportado en el
consentimiento al Sujeto supuesto Saber, donde se enlaza al significante
cualquiera que encarna el analista, semblante del objeto. El consentimiento al
equívoco hace de la oportunidad contingencia, posibilitando la entrada en
análisis.
La calificación de preliminar solo la recibirá retroactivamente, tiempo que
apunta al cálculo de lo que no se sabe, al atributo ignorado del sujeto. Inicio
con relación al vacío central operado por la privación, al que debe apuntar el
analista para que el sujeto se relacione con esta verdad que, al consentirla,
hablará a través de él produciendo un nuevo sentido.
La entrada en análisis requiere la implicación del sujeto al discurso y su
decisión de ceder al goce, a la pasión por la ignorancia.
El tiempo y la duración en y de las entrevistas preliminares, están
referidos no al número de entrevistas, ni al tiempo cronológico necesario para
recoger una información, sin embargo y si bien no es sin este tiempo, es otro
tiempo el que interesa al psicoanálisis para operar, el tiempo lógico. El tiempo

17
Jacques Lacan, Escritos 2, México, siglo XXI editores, 1985, p.576
de la gramática, solo halla referencia en el acto de la palabra. “El corte de la
cadena significante es el único que verifica la estructura del sujeto como
discontinuidad en lo real”18. Prisionero de un sufrimiento que se repite y que
se tornó insoportable, quien consulta al analista espera obtener la llave que le
permita una salida saludable. Se entreabre así una puerta, franquear el umbral
es otra cosa.
La entrevista preliminar es un tiempo de espera por parte del analista en
que lo esperado es la implicación del sujeto en su discurso, y la precipitación
del síntoma –que no llama a la interpretación- en síntoma analítico –el que
siempre habla de otra cosa y por tanto llama a la interpretación. Hacerlo
analizable es sustituir ese goce –aquello que lo sostiene-, con el que se basta,
por una pregunta dirigida al Otro, al Otro que es el Inconsciente –que ya implica
el deseo..., de una renuncia al goce.
De lo que se trata en las entrevistas preliminares, como lo señala Pierre
Bruno19 es de transformar la demanda en una pregunta, más no cualquier
pregunta, sino la que toca aquello que, en el fantasma del sujeto, fue
desarreglado de tal manera que haya hecho ese primer paso, esa diligencia de
encontrar un analista.
Se produce así, el desplazamiento de la queja de su alineación
imaginaria a un saber supuesto. Momento crucial porque implica un primer
franqueamiento de lo imaginario.
La coyuntura que tenemos que tratar en las entrevistas preliminares es
que se trata para el analista de hacer que ese campo en el cual ninguna
pérdida de goce es posible, y que está por lo tanto cerrado, se abra así sea en
el espacio de una palpitación; por supuesto el analista no espera que ese punto
de represión sea levantado inmediatamente, puesto que es allí donde se
esconde el ombligo del saber inconsciente.
No es tanto la intensidad, ni la fuerza presumida de esa represión lo que
le preocupa, sino la determinación del yo a no someter esa represión a la
prueba del análisis.

18
Silvia Salvarezza y Azucena Zanón, “La sesión analítica”. Revista Los usos de una práctica XI
congreso internacional del Campo Freudiano, julio 2000, Argentina, Casa del Campo Freudiano.
19
Pierre Bruno, Demanda (...) comienzo, en Traducciones Demanda de análisis, análisis de la demanda,
Medellín, Fundación Freudiana de Medellín,1991, p.65-69
Es por las formaciones del inconsciente que lógicamente debemos
intentar circunscribir la entrada en análisis, como en el ajedrez, donde la
apertura es determinante para la sucesión de los acontecimientos, e inclusive
para sus conclusiones. Para el análisis se trata de la apertura del inconsciente,
es decir de una modificación subjetiva.
La diferencia entre la concepción de los posfreudianos y la de Lacan
respecto a las entrevistas preliminares está en que para los primeros, la noción
de contrato implica traer la particularidad del caso a la generalidad del
encuadre, por el contrario en el segundo, el algoritmo de la transferencia…

S  Sq Supuesto
___________ ___________

S(S1, S2, ... Sn) Sujeto … Saber

implica traer la generalidad del encuadre y de la demanda, a la


particularidad del sujeto, supone un primer franqueamiento de la resistencia
yoica. La suposición de un sujeto al saber atestigua que la imagen especular
(inconsciente) en la cual el yo goza con su ignorancia, oculta menos al Otro y a
la substitución significante. La llamada al SsS hace vacilar el imaginario: a
nivel del yo, la rigidez del desconocimiento y de la creencia se desestabiliza.
Las entrevistas preliminares obedecen a los mismos principios que la dirección
misma de la cura. Por tanto una entrada en análisis implica que el sujeto desea
saber de su inconsciente, es ya una renuncia al goce por la ignorancia, una
renuncia a buscar culpables de su padecer, es una apuesta por el saber que no
está en otro lugar más que en su propio inconsciente, lo que no va sin su
riesgo, como el riesgo mismo que implica apostarle a la vida a costa del tributo
que se ofrenda a la pulsión de muerte, al dejarse llevar por el goce alienante
del desborde y del desenfreno irresponsable de una vida sin más objetivos que
el gozar desenfrenado que no siempre implican hacer mucho y de muchas
maneras sino también hacer poco quejándose mucho.
BIBLIOGRAFÍA

Bruno, Pierre, Demanda (...) comienzo, en Traducciones Demanda de


análisis, análisis de la demanda, Medellín, Fundación Freudiana de
Medellín,1991, p.65-69

Freud, Sigmund, “Trabajos sobre técnica psicoanalítica”, T XII en: Obras


completas, Buenos Aires, Amorortu editores, 1980

Miller, J-A, “Introducción a un discurso del método analítico”, en:


Introducción al método psicoanalítico, Eolia- Paidós Buenos Aires, 1997 1ª.
Edición

Lacan, Jacques, El saber del psicoanalista, Lección del 2 de diciembre


de 1971. Inédito.

--------------------, Escritos 2, México, siglo XXI editores, 1985

POSICIONES 1. Colección de textos psicoanalíticos, Bogotá, 1992

Salvarezza, Silvia y Azucena Zanón, “La sesión analítica”. Revista Los


usos de una práctica XI congreso internacional del Campo Freudiano, julio
2000, Argentina, Casa del Campo Freudiano.

Vitale, Fernando y Diana Wolodarsky, "Las entrevistas preliminares".

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