completaba dia a dia, al parecer sobre los acontecimientos
transcurridos en la estancia donde cometié su homicidio. Yo
espiaba en sus paginas cuando él caia preso de sus alucinaciones
febriles. Lo hacia movido por una curiosidad malsana, pero,
ademas, porque temia que, tarde o temprano, aquel relato también
sucumbiera a las llamas, Como todo lo que él ereaba, seguramente
también esas paginas serian objeto de su odio mis ciego.
En una de aquellas lecturas tuve la revelacién sobre unos dibujos
enfermos que solia trazar y que eran como la sombra de una mujer
sobre la orilla del mar. Estaba dibujandolos involuntariamente y, de
golpe, cuando lo notaba, se ponia fienético y convulso. En sus
escritos pude ver al fin a relacién entre esas figurillas y Maria
Aparentemente, se conocieron en una exposicién y ella se fascind
contemplando una escena parecida, Por supuesto que no podia
imaginar la clase de ser con la que acababa de erwarse. Castel es
un rumiante, un hombre al que fa naderia més insignificante podia
despertarle un universo de significaciones extrafias y violencias.
Lo conozco en sus recovecos mis remotos, como sélo puede
conocerse a alguien con quien se esti ls veinticuatro horas al dia
durante aitos; por eso sé que él, a veces durante una partida de
cartas, a veces a raiz de una conversacién casual, podia comenzar
una larguisima cavilaciin y ponerse a interrogarme como si hubiera
insultado a su madre,
Me aterraba su sensibilidad; aunque parezca absurdo sentir miedo
por la fiagilidad de alguien, uno no podia saber cémo le afeetaria la
mis sutil de las ironias 0 el comentario mxis inocu, Y aparecia
entonces esa deformacién en sus ojos, con la que presagiaba un
‘nuevo homicidio; en ese momento mi ea era que, silk fuera dada
1a capacidad, aquel individuo habria hecho satar al mundo por el
aire sin remordimientos. Por eso me apenaa ahora esa pobre chica,
por eso creo que fueron aquellas mistras ideas extraviadas las que
Jo guiaron a una enfermedad de celos. La locura es como un felino
camicero agazapado tras unos matorrales, Slo se la descubre, en
general, después de una kirga observazion del individuo que la
padece, Y aunque ella intento un distaaciamiento, seguramente
precavida de la furia que la acechaba, me temo que el salto mortal
sobre la presa ya se habia consumadlo,
Es cierto, como se dive, que traté de estrangularlo dos veces, en
distintas circunstancias. La primera, ofuscado al leer sus
dedueciones sobre las supuestas infidelidades de Maria Iribame, lo
{que me enfisrecié rabiosamente, por el grado inmenso de su locura,
yy de lo que lo salvé la oportuna preseacia de un guardia mientras yo
|e apretaba el cuello. La segunda oportunidad marcé el cambio de
celda y la separacién defintiva, que perdura hasta hoy y sobre la
que prefiero evitar todo detalle. Diré al respecto que las condenas a
perpetuidad a veces permiten liberar ciertas pasiones al dar, tras
ells, todo absolutamente fo mismo, Por supuesto que él tiene razén
cen lo que dice, que cada uno de nosoiros habita una especie de
‘tinel soltario y fio, desde el que se ve pasar a la distancia a los
demés, a los que, por unos instantes de confusién, creemos
proximws y que, después, siguen su marcha como si nada; por