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ESTÁNDAR DE BELLEZA
¿Has conocido una de esas mujeres que parecen brillar con una
luz especial? Que cuando llegan a un lugar imparten paz, gozo y
optimismo. No hablamos de belleza exterior, maquillaje o ropa
lujosa. Tampoco hablamos de sonrisas forzadas y practicadas. Se
trata de esa belleza que refleja la paz de un corazón perdonado y
enamorado del Padre celestial.
ANA: esposa de un hombre llamado Elcana. Tiene otra esposa llamada Penina, que
tiene muchos hijos, pero Ana es estéril y no puede concebir. 1 SAMUEL 1: 17 Elí
respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. 18 Y
ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y
comió, y no estuvo más triste.
1 Samuel 2: 21 Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el
joven Samuel crecía delante de Jehová.
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LUCAS 7: Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo
entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. 37 Entonces una mujer de la ciudad, que
era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de
alabastro con perfume; 38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar
con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía
con el perfume.
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será
amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan 14:21)
LUCAS 1 26-38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo
conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
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1 SAMUEL 25: Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió
para que hoy me encontrases. 33 Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has
estorbado hoy de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano.
En el Antiguo Testamento, Abigaíl es una israelita, al principio mujer de Nabal y
después tercera esposa del rey David. David la toma por esposa al ver en ella una
mujer prudente y con entendimiento.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6)
¡Pidamos a Dios que nos ayude a ser mujeres que traen alegría a
su corazón!