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III CONGRESO ANUAL

"Consolidación del modelo productivo. Propuestas para


la nueva década"

29, 30 y 31 de agosto 2011

Trabajo:
El “modelo productivo” argentino. Fortalezas y debilidades
de un modelo económico con aristas heterodoxas

Autores:
Julio Fabris (Instituto de Investigaciones Económicas, FCE – UBA)

José Villadeamigo (CEPED, Instituto de Investigaciones Económicas,


FCE – UBA)
EL “MODELO PRODUCTIVO” ARGENTINO. FORTALEZAS Y DEBILIDADES
DE UN MODELO ECONÓMICO CON ARISTAS HETERODOXAS

Julio Eduardo Fabris


José Villadeamigo

INTRODUCCION
La República Argentina, está atravesando una etapa de alto crecimiento, impulsado
por una demanda agregada dinámica, en un contexto de expansión del empleo y por ende de
la masa de salarios, con un fuerte impulso del valor de las exportaciones tradicionales (bienes
primarios y MOA) y, en menor medida, de las MOI. También se experimentó un aumento de
la producción manufacturera y creció en cierta proporción la sustitución de importaciones,
dada la devaluación de la moneda nacional luego del default de 2001. Asimismo, se recuperó
el nivel medio de inversión bruta interna –muy disminuido luego de la recesión y crisis de
fines de los ’90- y hubo una ampliación del gasto público, con una impronta en éste último del
gasto social.
Este proceso económico1 ha sido denominado “modelo productivo” y plantea
esencialmente la recuperación de la actividad de los sectores productores de bienes,
especialmente los de la industria. La producción de este sector había sido reducida muy
significativamente -afectando, en particular, a las ramas existentes de bienes de capital y
varios bienes intermedios- durante la última década del siglo XX, en la cual la apertura de la
economía, la liberalización financiera y la vigencia de un tipo de cambio real bajo, impulsaron
la sustitución de la producción doméstica de bienes manufacturados por la importación.
Los economistas ortodoxos2 coinciden en señalar la correlación entre la actual
bonanza económica y el aumento del precio internacional de los “commodities”, enfatizando
de tal modo las condiciones favorables de la demanda externa y quitándole la debida
significación al comportamiento dinamizador de otras variables macroeconómicas
domésticas. En cambio, señalan varios puntos débiles en la situación económica y en las
políticas aplicadas, a saber: una inflación que ha venido creciendo desde un 10 % anual, en
los primeros años del modelo, a un 23 % anual, en 2010, según las estimaciones privadas; una
insuficiencia en la oferta energética que genera frecuentes racionamientos y cortes; la
existencia de elevados subsidios que recargan el gasto y controles de precios que
desestimularían la inversión, la persistencia de núcleos significativos de pobreza e indigencia
y la escasa mejoría en la distribución del ingreso.
Sin embargo, a pesar de las variadas críticas al modelo3, los resultados
macroeconómicos obtenidos (crecimiento sostenido, reducción de la carga de la deuda y del
desempleo, superávit fiscal y externo continuados, etc.) permitirían caracterizarlo como
exitoso, aunque esto no justifica desestimar sus debilidades.
En esta ponencia se realiza un análisis del “modelo productivo” a los efectos de
identificar sus fortalezas y limitaciones. Se hace especial hincapié en el abordaje de la
aceleración de la inflación, uno de los problemas que suscita fuertes críticas por parte de los
detractores del modelo.

1
Comenzó en 2003 con la llegada al poder de Néstor Kirchner y se continúa con la presidencia de su mujer
Cristina Fernández de Kirchner.
2
Así como no pocos analistas alineados con la oposición política.
3
Gran parte de las cuales es recogida por varios medios masivos de comunicación.
Respecto de dicho problema, se considerará la hipótesis de una tasa media de
inversión menos dinámica de lo necesario, así como también una composición inadecuada de
la misma. Este comportamiento incide en la perpetuación de cuellos de botella ya existentes y
en la creación de otros.
También, se evaluará la incidencia de la hipótesis del conflicto distributivo en la
aceleración de la inflación. Este conflicto estuvo ausente, hasta el año 2006, debido a las
adversas consecuencias de las políticas adoptadas en los 90 y al retroceso reivindicativo de los
sectores del trabajo, agudizado por las crisis que afectaron a la economía argentina hasta
principios de este siglo.
Respecto de la aceleración del gasto público, especialmente en lo debido al
crecimiento de la masa de subsidios, se intentará demostrar la inconsistencia inter-temporal de
las políticas de abaratamiento de la fuerza de trabajo vía los subsidios a algunos bienes y
especialmente, al consumo de ciertos servicios. Esta política implica, por una parte, destinar
para este fin una magnitud muy importante de recursos, lo cual podría resultar imposible de
sostener debido a su dinámica creciente. Por otra parte, la posibilidad de realizar una política
de estímulo basada, en buena medida, en las retenciones al agro, no debería considerarse
como sostenible en el tiempo.
Teniendo en cuenta que las retenciones son tributos no necesariamente permanentes,
deberían utilizarse, preferiblemente, para implementar una política de promoción de tipo
focalizada. y dirigida a aquellos sectores que permitan, en el futuro, ampliar la gama de las
exportaciones. La recurrente restricción externa que en el pasado frustró varios procesos
incipientes de crecimiento, podría reaparecer, probablemente, en el mediano plazo cuando el
sistema económico mundial logre redirigir la masa de fondos destinada a la adquisición de
“commodities”. Si así sucediera, volverían a plantearse problemas asociados a una
modificación adversa de la demanda externa (manifestada, por ejemplo en términos de
intercambio desfavorables).
Es en este contexto que se manifiesta una de las limitaciones más importantes del
modelo y es la falta de un plan de promoción de la diversificación productiva, de sectores
industriales con capacidad exportadora, etc. Para poder diseñar e implementar estas políticas
sería necesario poner en discusión el perfil productivo deseable y su viabilidad económica y
política, temas que en la vorágine de la coyuntura no están siendo discutidos con la amplitud y
la seriedad que el tema requiere.
Los temas planteados se abordarán a partir de un enfoque analítico e intentando
aportar evidencias a partir de la presentación de datos empíricos que apoyen las conclusiones
del análisis. Se realizará, también, una revisión de la bibliografía reciente referida a la
temática abordada.

LA EVOLUCION RECIENTE DE LA ECONOMIA ARGENTINA.


EL PRODUCTO
La evolución de la economía argentina desde la severa crisis económica de 2001-2002
presenta rasgos que nos interesa destacar.
En primer lugar la relativamente rápida recuperación de la producción, especialmente
si se toma en cuenta la prolongada recesión que la precedió y la muy acentuada caída del nivel
del producto una vez que estalló la crisis. Esta crisis fue originada por la combinación de: i)
una crisis de pagos - un factor muy conocido por la economía argentina-; ii) una crisis
cambiaria que arrastró consigo al sector financiero –particularidad vinculada al régimen
monetario-cambiario sostenido durante una década y de un modo artificial en los últimos tres
años-; iii) una caída de la demanda efectiva asociada a una severa redistribución regresiva de
la renta. Esto estuvo vinculado a la transformación productiva propiciada por las políticas
económicas implementadas en el proceso aperturista de los años 90 del siglo pasado.
La recuperación se basó, especialmente, en un fuerte dinamismo de la producción de
bienes. Ello tuvo que ver con un aumento del uso de la capacidad instalada que fue seguido
por una ampliación de la capacidad productiva (incremento de la inversión) en varias áreas de
la producción de mercancías así como con la continuidad de la introducción de mejoras y
tecnología, en otras (sector primario). Hubo un dinámico crecimiento de la demanda agregada
y particularmente, de las exportaciones. Así, la demanda externa dirigida a la producción
doméstica en la que la economía nacional tiene mayor capacidad competitiva (bienes
primarios alimenticios y MOA) tuvo un comportamiento destacado.
El aumento de los precios internacionales de estas mercancías se aunó al notorio
incremento de las cantidades producidas en Argentina de varios de estos productos (soja y
derivados, por ejemplo). Este incremento tuvo que ver con la introducción de tecnologías
avanzadas y capital en el agro, el consiguiente aumento de la productividad de la tierra y del
trabajo y también, con una modificación de las áreas dedicadas a la producción de los
diversos bienes agropecuarios. Estas modificaciones afectaron negativamente el
abastecimiento de diversos bienes alimenticios de consumo difundido, como la carne vacuna4.
GRAFICO 1

Evolución del PIB en miles de millones de pesos de 1993


Miles de millones de $
450,0

430,0

410,0

390,0

370,0

350,0

330,0

310,0

290,0

270,0

250,0

230,0

210,0
I-93

I-94

I-95

I-96

I-97

I-98

I-99

I-00

I-01

I-02

I-03

I-04

I-05

I-06

I-07

I-08

I-09

I-10
III-93

III-94

III-95

III-96

III-97

III-98

III-99

III-00

III-01

III-02

III-03

III-04

III-05

III-06

III-07

III-08

III-09

III-10

Trimestre
a precios constantes de 1993 serie desestacionalizada

Fuente: INDEC
Tal crecimiento de las cantidades producidas en el sector agropecuario fue
acompañado por dos características: una, la concentración de la producción en las grandes
propiedades5; la otra, la sustitución de trabajo por capital-tecnología. Hubo, así, un fuerte

4
La oferta de carne vacuna se restringió debido, en no poca medida, al corrimiento de una parte de la producción
ganadera desde zonas destacadas de la pampa húmeda hacia los márgenes de ésta. Luego, el consumo de carne
se redujo debido al alto precio alcanzado por el producto.
5
Estas resultaron “ampliadas” por la modalidad del arrendamiento y las nuevas formas de explotación (por ej.
los “pool” de siembra) asociadas en buena medida a los cambios tecnológicos (la siembra directa y la
biotecnología en el caso de la soja) y la capitalización del sector. Así, se estima que alrededor de 2.500 unidades
incremento de los ingresos sectoriales que tendieron a concentrarse en una porción
relativamente reducida de propietarios6. Este comportamiento contribuyó a la permanencia del
patrón distributivo regresivo ya establecido a fines de siglo pasado.
El otro sector productor de bienes que mostró un nítido crecimiento de la producción
fue la industria manufacturera. La salida de la crisis 2001-2002 fue rápida dado que la elevada
capacidad ociosa sectorial permitió tasas de crecimiento muy altas (14,3% en promedio
considerando cinco trimestres desde I-03 a I-04). En los trimestres siguientes se logró una tasa
media de aumento menor que la anterior aunque igualmente elevada (8% entre IV-04 y IV-
07) En su conjunto, la industria manufacturera aumentó su producción en un 64% entre 2002
y 2007 y en 16 puntos porcentuales más entre 2007 y 2010 (totalizando un 90% en ocho
años).
Con esto, el PBI Manufacturero per capita se ubicó algo por encima de la media
registrada en 19757 Si se comparan el PBI manufacturero per capita de 1975 y 1997, dejando
de lado los valores afectados por la prolongada recesión de fines de la década del 90 y la
aplastada cifra de la crisis de 2001-2002, se observa que tuvo lugar una caída del orden del
17,6%, lo cual refleja el efecto conocido como des-industrialización de los ‘90.

Cuadro: Variaciones del PBI y de la producción manufacturera


En números índice. Año 1994 = 100
AÑO INDICES
PBI PBI Manuf. PBI PC PBI Manuf PC
1975 73 91 97 122
1994 100 100 100 100
1997 111 108 107 100
2002 94 80 86 74
2007 143 131 125 115
2010 169 152 141,6 127
Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA, INDEC y O. J. Ferreres

Finalizado 2007, el avance del proceso de reindustrialización, medido según el


aumento de su producción, enfrentó ciertas limitaciones del lado de la oferta de sectores
abastecedores y en alguna medida de personal especializado8, una desaceleración de la
demanda global de la economía doméstica y también una disminución del ritmo de inversión,
en particular, en ciertas ramas de la producción del sector. A ello se sumó el impacto de la
crisis internacional de 2007-2008 la que acentuó la tendencia descendente de la demanda y el
debilitamiento de la inversión sectorial. El año 2010 trajo consigo una reactivación de la
producción manufacturera (y de toda la economía).

productivas son responsables del 60% de la producción de soja. Si se le suma el resto de los granos, puede
concluirse que cerca del 80% de la producción de cereales se concentra en menos de 5.000 unidades productivas.
6
Aunque el arrendamiento favoreció a propietarios medianos y algunos pequeños, ello no alteró demasiado este
panorama.
7
En este año tuvo lugar el movimiento tipo bisagra en la realidad económico-social argentina; desde entonces se
produciría un cambio que en varios aspectos fue sustancial, generando una degradación en las condiciones de
bienestar de núcleos importantes de la población argentina.
8
En otras palabras, comenzó a colisionar con obstáculos por el lado de la oferta, vinculados a las deficiencias
estructurales que configuran la matriz productiva del país.
Cuadro 2: Contribución de los sectores al crecimiento del PBI

Composición del En % respecto a diferencias en


PBI En millones de $ 1993 PBI a precios de productor
Actividad 2002 2007 2008 2009 02‐07 07‐08 08‐09
Bienes 71.486 116.198 119.603 115.422 40,63 16,39 ‐128,25
Agro ganad. Etc. 14370 19037 18523 15601 4,24 ‐2,47 ‐89,63
Pesca 433 465 484 427 0,03 0,09 ‐1,75
Minas y canteras 4916 5195 5250 5193 0,25 0,26 ‐1,75
Industria Manuf. 36176 59153 61842 61503 20,88 12,94 ‐10,40
EGA 7182 9542 9863 9954 2,14 1,55 2,79
Construcción 8410 22806 23641 22744 13,08 4,02 ‐27,52
Servicios 154.498 219.014 236.874 244.560 58,63 85,97 235,76
Comercio 27325 46219 49870,3 49751 17,17 17,57 ‐3,66
Hoteles y
Restaurantes 6152 8745 9417 9486 2,36 3,23 2,12
TAC 20664 37568 42129 44860 15,36 21,95 83,77
Inst. Financieras 12755 17280 20279 20436 4,11 14,43 4,82
Act. Inmobiliarias 37238 46017,8 48902 50878 7,98 13,88 60,61
Adm. Pub. 14004 16133,8 16.758,0 17609 1,94 3,00 26,10
Enseñanza 22.400 26.996 28.223,0 29.426 4,18 5,91 36,90
Otros servicios 13960 20054 21296,0 22114 5,54 5,98 25,09
PBI p.prod. 235.236 359.170 383.444 386.704 100,00 100,00 100,00
Fuente: Elaborado sobre la base de INDEC, Cuentas Nacionales.
El proceso de reindustrialización encierra varios aspectos a destacar. Por una parte,
aparece su impacto sobre el producto total; por otra, está la composición de la producción
manufacturera y su dinámica; y luego, el rendimiento medio del trabajo sectorial y su
evolución.
En cuanto a su contribución al crecimiento nacional, fue el mayor entre los sectores
productores de bienes (explicó casi el 21% del incremento del PBI entre 2002 y 2007 y el
13% en el 2008). Hubo un acrecentamiento de la producción de las actividades estrechamente
vinculadas al sector primario (las MOA), también un aumento de las ramas de las MOI que
habían logrado sobrevivir al proceso de “reformas estructurales” implementadas en los ’90 y
por último, la reaparición de subsectores de la producción que no resistieron la apertura
comercial de los 90 y que disminuyeron al mínimo su producción o bien, procedieron a cerrar
sus establecimientos.
Si bien el ritmo de crecimiento de tales agrupamientos fue diverso9, lo cual no
plantearía peculiaridades significativas, debe destacarse la existencia de diferencias notorias
respecto al grado de desarrollo de tales actividades y el agrandamiento de las brechas entre los
valores medios de productividad de unos y otros respecto a la media sectorial.

9
“En un principio, las ramas productivas que reaccionaron con mayor impulso fueron las que ya estaban
claramente orientadas al mercado exterior... se trató, en general, de ramas productoras de insumos intermedios de
uso difundido, en algunos casos ayudadas además por buenos precios internacionales (aceites, metales básicos,
combustibles, cueros). Dada la posibilidad de colocar sus saldos exportables en el exterior, estos rubros
intensivos en el uso de capital no sólo fueron los que menos cayeron durante la recesión, sino también los que
más rápido se recuperaron. En otro momento del mismo período, el mayor dinamismo lo tuvieron ciertas ramas
orientadas al mercado interno que habían sufrido una intensa competencia de la importación durante los últimos
años de la convertibilidad, destacándose entre otras la industria textil y la metalmecánica”. CEP, La industria
argentina. Balance 2003-2007.
Cuadro 3: Industria Manufacturera
Indices : Productividad Horaria del Trabajo (IPHT) Indice de Obreros Ocupados en la Industria (IOO)

Fecha IPHT IPHT IOO IOO


Base 1er Tr. Var. Anual Base 1er Tr. Var. Anual
1997=100 % 1997=100 %
1er Trimestre 1990 57 126
3er Trimestre 1997 102,0 100
1er Trimestre 2003 116,4 71
4to Trimestre 2007 139,1 97
1er Tr.1990/ 4to. Tr. 2007 5,15 ‐1,44
1er Tr.2003/ 4to. Tr. 2007 3,82 6,79
Fuente: CEP Ministerio de industria
El aumento de la producción de la industria manufacturera implicó tanto un
acrecentamiento del empleo de mano de obra como una adición de capital y mejoras
organizativas, lo cual fue más importante en una parte de las ramas que la integran. La
variación de la productividad media del trabajo correspondiente a todo el sector, según lo
muestra el cuadro 3, experimentó un crecimiento apreciable no sólo respecto al bajo nivel del
primer trimestre del año 2003 sino también al guarismo alcanzado en 1997 (antes de la
recesión iniciada en el tercer trimestre de 1998).
Este incremento de la productividad se logró aún con el aumento del empleo del
conjunto de las actividades manufactureras (Cuadro 3). Pero, la descomposición por grandes
ramas revela diferencias muy marcadas del rendimiento del trabajo. Esto indica la existencia
de heterogeneidad en las condiciones de la producción de las diversas ramas integrantes del
sector. Esta característica no se circunscribe al sector industrial sino que se aprecia en el
conjunto de las actividades productoras de la economía, constituyendo una de las condiciones
estructurales típicas del menor grado de desarrollo económico.
Cuadro 4: Productividad por hora* Base 1993=100
Descripción 2006 2007 2008 2009
Nivel general 128,6 134,2 140,3 149,3
15 Alimentos y Bebidas 133,7 142,0 152,5 164,3
16 Productos de Tabaco 79,6 98,0 124,5 128,0
17 Productos Textiles 83,1 87,0 82,1 81,9
18 Confeccion de Prendas de Vestir; Terminacion y Teñido de Pieles 105,7 109,1 119,6 120,1
19 Curtido y Terminacion de Cueros, Fab. de Productos de Cuero 169,7 191,3 205,0 225,1
20 Produc. de Madera y Fab. de Productos de Madera y Corcho 130,6 131,2 129,6 130,7
21Papel y Productos de Papel 155,1 166,2 171,0 164,3
22 Edicion e Impresión; Reproducción de Grabaciones 136,5 148,7 169,8 161,6
23 Fab. de Coque, producto de la refinacion del Petroleo 113,6 112,9 106,5 96,9
24 Sustancias y Productos Quimicos 118,5 119,0 126,3 140,6
25 Productos de Caucho y Plastico 145,8 146,9 147,6 161,0
26 Productos Minerales No Metalicos 141,2 143,5 149,0 158,6
27 Metales Comunes 130,3 130,7 143,1 141,4
28 Metal, Excepto Maquinaria y Equipo 114,9 114,2 111,5 113,7
29 Maquinaria y Equipo NCP 121,6 133,1 137,7 140,5
31 Maquinaria y Aparatos Electricos NCP 101,3 110,2 116,3 119,5
32 Equipos y Aparatos de radio, Television y Comunicaciones 95,1 98,8 106,8 144,7
33 Instrumentos Medicos y de Precisión 111,1 139,5 144,4 146,7
34 Vehículos Automotores, Remolque y Semiremolques 131,8 135,1 125,1 127,3
35 Equipo de Transporte NCP 82,3 82,8 71,4 71,3
36 De Muebles y Colchones, Ind. Manufactureras NCP 81,7 83,1 79,5 74,3

Fuente: CEP Ministerio de industria


El otro sector grande, dentro de la producción de bienes, es la construcción (aportaba
el 6,17% del PBI en 2008). Su crecimiento fue muy alto si se compara el valor agregado bruto
del año 2002 con el del año 2008 (aumentó un 181%) y en 2007 fue el tercero, después de la
industria y las actividades del sector ‘Transporte, almacenaje y comunicaciones’, por su
contribución al incremento del PBI. En 2008 cedió el tercer lugar al Comercio, aunque sin
distanciarse mucho de éste (Ver Cuadro 2).
Una parte importante del PBI del sector de la Construcción corresponde al rubro
Vivienda. Debe señalarse que si bien hubo una cierta recuperación de la construcción de
viviendas destinada a los sectores de menores ingresos, cuyas necesidades insatisfechas se
acrecentaron significativamente en los últimos tres lustros del siglo pasado, el grueso de lo
edificado son viviendas dedicadas a los sectores medios-altos y altos de la población.
En alguna medida más o menos significativa, estas unidades son adquiridas con
ingresos excedentes generados en las actividades productivas de la economía, constituyendo
una forma de desviación respecto de la inversión en otros rubros10. Esta conducta reitera un
comportamiento tradicional de la economía argentina, la que ha destinado cifras acumuladas
relativamente importantes a la construcción de las llamadas ciudades-dormitorio en el país y
el exterior11.

LA EVOLUCIÓN DEL EMPLEO


La tasa de desempleo adquirió niveles altos (dos dígitos) a lo largo de los ’90; en 1994
la tasa de desempleo ascendía al 13,3%, elevándose al 19,8% como consecuencia de la
retracción ocasionada por la crisis Tequila. Si bien hubo una recuperación en los dos años
siguientes, en 2002 se alcanzó un nuevo récord, generándose una tasa de desempleo abierto
cercana al 23%, lo cual significaba que, por lo menos, 3,8 millones de personas estuvieran
buscando emplearse sin conseguirlo.
La recuperación del nivel de empleo constituye una característica distintiva de la
macroeconomía posterior a la crisis. La tasa de desempleo se redujo en forma sustancial
durante la primera década del siglo, de tal modo que en 2010 se estima que estuvo en el 7,6%
de la PEA. Cabe destacar, entonces, la fuerte diferencia entre las dos últimas décadas respecto
a la incorporación de trabajadores a la producción: en los ’90, a un crecimiento del PBI del
orden del 49%, le correspondió un aumento del personal empleado del 19% mientras que en
los ocho años de la primera década del siglo XXI, este guarismo fue del 48%, siendo el
incremento del PBI del 77%.
Cuadro 5: Variación del PBI y de la PEA ocupada
Entre los años extremos de los períodos indicados
Período Var % PBI Var % PEA
1990‐1999a 48,81 18,78
2003‐2010a 76,72 48,21
Fuente: elaboración propia sobre la base de cifras de INDEC
Los sectores de la economía que más contribuyeron a la generación de empleo
registrado o formal son la industria manufacturera, el comercio, las actividades inmobiliarias

10
Debe tomarse en cuenta que el cómputo de la Inversión Bruta Interna incorpora a la construcción civil junto
con el título Equipo Durable (compuesto por Maquinaria y equipos y Material de Transporte).
11
Toda la costa bonaerense (Mar del Plata, Pinamar, etc.) y Punta del Este en Uruguay.
y la construcción, siguiéndoles, aunque en proporciones mucho menores, el transporte,
almacenaje y comunicaciones, hoteles y restaurantes y la actividad financiera.
El empleo informal o no registrado también se acrecentó en los ’90. Una parte
importante de esa modalidad de trabajo se localiza en actividades de baja productividad
aunque también existe en otras cuyo rendimiento es mayor. El fuerte incremento de la
informalidad laboral fue, parcialmente, una consecuencia de las políticas de flexibilización del
mercado de trabajo y además del proceso de retraimiento de la producción de bienes y la
desocupación resultante.
Cuadro 6: Tasas de desempleo y de variación del PBI
Período Tasa de Variación
Desempleo del PBI
1991 6,7 10,5
1992 7,8 10,3
1993 10,0 5,5
1994 13,3 5,8
1995 19,5 ‐2,8
1996 19,8 5,5
1997 15,5 8,1
1998 13,8 3,9
1999 14,3 ‐3,4
2000 15,7 ‐0,79
2001 16,8 ‐4,41
2002 22,7 ‐10,9
2007 8,8 8,65
2008 7,8 6,76
2009 8,8 0,85
2010 7,6 7,5
Fuente: elaboración propia sobre la base de cifras de INDEC
Desde 2003, si bien inicialmente hubo un aumento de la informalidad en números
absolutos, luego comenzó a apreciarse un descenso de su proporción relativa dentro del total
del empleo como consecuencia de la reactivación económica y del abandono paulatino de la
llamada flexibilización laboral. A pesar de ello, todavía, existe un 33% de personal empleado
informalmente. El subempleo, por su parte, presenta actualmente una magnitud reducida
respecto a sus niveles de fines de los ’90.
Es posible atribuir el dinámico comportamiento del empleo a varios factores. Por un
lado, está el ritmo de crecimiento de la economía y el tipo de actividades que componen la
producción (con el mayor peso adquirido por las más intensivas en el uso de mano de obra).
La reactivación de la industrialización manufacturera incidió positivamente en la generación
de empleos así como, en los ’90, el proceso opuesto (la desindustrialización) incidió
significativamente sobre el desempleo global generado en tal período12.
Finalmente, debe tomarse en cuenta la activa política de empleo que encaró el Estado
nacional desde el estallido de la crisis 2001/200213, lo que fue calificado como rol de
“empleador de última instancia”14 desempeñado por el Gobierno Nacional.

12
Se ha estimado que la caída del empleo completo industrial representó 3,88 puntos de los 5,86
correspondientes al total pertinente observado en la RMBA entre 1990 y 2001 (Damill y Frenkel, 2006).
13
Nos referimos aquí a los planes de empleo: Trabajar, Jefes y jefas de hogar, etc.
14
Según la denominación de Randall Ray,2005 Levy Institute :
Es preciso señalar, sin embargo, que en los últimos ocho trimestres estarían
apareciendo indicios de una desaceleración de la incorporación de empleos a la producción
(una reducción de la elasticidad empleo-producto). Este comportamiento no marca, todavía,
una tendencia nítida. Dado que ello se relaciona con diversos aspectos que influyen en la
incorporación de trabajo a la producción, entre los cuales se cuenta el nivel de actividad, el
efecto de la crisis internacional puede constituir un factor a considerar. Otro, es el
comportamiento del nivel de la inversión y la conformación del rubro bienes de capital -
comprados o producidos- en la economía. Un tercero, es la composición sectorial de la
producción15.

LA EVOLUCIÓN DE LA INVERSIÓN
En lo que sigue se realiza un análisis de la evolución de la inversión en la economía
argentina. Se tratará de demostrar que si bien la tasa de inversión se ha recuperado luego de
varias décadas de mostrar valores reducidos respecto de la media de los países de
Latinoamérica, el retraso acumulado agravó los componentes de heterogeneidad estructural de
la economía, existiendo en la actualidad una gran cantidad de sectores con baja productividad.
Por otra parte, si bien los coeficientes actuales parecen aceptables desde un punto de vista
macroeconómico, incluyen componentes de inversión no reproductiva (vivienda para sectores
de altos ingresos, por ejemplo) de modo tal que la proporción de equipo durable permanece
estancada en un 40 %. Además, en el componente de equipo durable se verifica una
disminución del porcentaje de fabricación nacional del mismo, manifestándose de esta forma
las limitaciones de la producción nacional, que por otra parte no logra aumentar
significativamente su gasto en investigación y desarrollo ni siquiera para igualar a economías
similares como la de Brasil.
Una mirada al comportamiento de la tasa de inversión de la economía argentina en la
segunda mitad del siglo pasado (Gráfico 2), permite distinguir dos subperíodos: el que se
extiende desde 1950 hasta fines de los ’70 y el que abarca las dos últimas décadas de dicho
siglo. En el primero, se detecta una tendencia resueltamente creciente del coeficiente medio
de inversión mientras que en el segundo tiene lugar un marcado decrecimiento relativo de la
inversión (a lo largo de los ’80) y luego, en los ’90, aparece una recuperación tímida.
Así, es predominante el número de años en los que el coeficiente se ubica por debajo
de la media en la última década del siglo, cuando se implementaron las reformas. En el nuevo
siglo, la culminación en la profunda crisis de 2001-2002 de la recesión iniciada en el tercer
trimestre de 1998, provoca caídas muy acentuadas de la tasa media de inversión (11,3% en
2002). Frente a este antecedente, se ubica el pronunciado ascenso de la inversión desde 2003,
haciendo que rápidamente aparezcan coeficientes superiores a la media de largo plazo.
Es interesante realizar una comparación con A. Latina y con Brasil y Chile (Cuadro 7).
Puede apreciarse que en la segunda mitad de los ’70 había una aproximación entre los
coeficientes de Argentina y los otros países latinoamericanos, siendo Chile el caso de una
economía con una tasa de inversión bastante menor. En cambio, en los ’80 tiene lugar una
igualación de los coeficientes medios de la región, ubicándose Argentina por debajo de ellos.
La crisis que afectó en general a AL en esa década, se tradujo en un descenso de la inversión
media (salvo en Chile en donde tuvo lugar un aumento); sin embargo, la reacción favorable
acaecida durante los ’90 no logró que se restablecieran los niveles de inversión media de los

15
No le atribuimos significación al efecto ocasionado por la modificación del precio relativo del trabajo pues el
efecto sustitución no constituye un factor trascendente en el corto plazo.
’70, a excepción del caso chileno. Argentina fue la economía que experimento el peor
desempeño inversor desde 1982 apareciendo la reacción sólo después de la variación del
contexto macroeconómico doméstico e internacional desde 2003.
La explicación de tal comportamiento debe buscarse, por un lado, en las condiciones
del contexto internacional (la estanflación de los ’70 y las medidas de ajuste adoptadas en las
principales economías industriales avanzadas16 con la consiguiente reducción de los precios
de los bienes primarios y el alza de las tasas de interés, el estallido de la crisis de la deuda que
afectó particularmente a las economías en desarrollo) y por otro, en el comportamiento de las
variables domésticas. Para enfrentar la crisis de la deuda externa, en Argentina, también se
adoptaron políticas económicas de ajuste aunque a ellas se sumaron otras cuestiones
particulares.
GRÁFICO 2

Coeficientes de Inversión 1950-2010 A precios constantes


En %
30,00

25,00

20,00
Porcentajes

15,00

10,00

5,00

0,00

Años
IBIF/pbi Mediana

Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos de INDEC

Cuadro 7: Comparación internacional: Coeficiente de INVERSIÓN (Inversión/PBI)


PERIODO ARGENTINA BRASIL CHILE AL
23,80
1974‐82 (21,92) 24,18 16,90 23,85
1983‐91 17,38 20,50 20,10 20,00
1992‐01 18,91 21,25 24,90 21,40
2003‐10 20,30
Fuente: Plan Fénix, Argentina

Entre estas cabe señalar las políticas monetario-cambiarias que implicaron


revalorizaciones excesivas de la moneda nacional (la famosa “tablita” de Martinez de Hoz
entre 1978 y 1982 y el Patrón dólar vigente en los ’90) aunadas a una significativa reducción
de aranceles (apertura comercial), la introducción de reformas financieras que terminaron
acentuando las dificultades para el financiamiento interno de las actividades productivas (la

16
Los EE.UU. , la OCDE y el Japón.
ley de entidades financieras de fines de los ’70, el apartamiento del Estado y el cierre de la
banca de desarrollo) y la fuerte fluctuación de las principales variables macroeconómicas
(generando una situación de gran volatilidad).
Sin embargo, este último aspecto encierra, en cierta medida, el problema de la mutua
influencia entre las variables inversión y renta; es decir, sobreviene la necesidad de establecer
el orden de causalidad existente entre una y otra para rastrear el origen de la fluctuación de la
producción. Entonces, la volatilidad de la inversión puede constituir, si no una causa única y
eficiente, al menos un factor al que cabría analizar, en sí mismo, cuando se alude a la
variación de la renta.
Si bien el enfoque del acelerador plantea la influencia del crecimiento de la renta sobre
la inversión, cuando se encuadra el punto dentro del fenómeno del ciclo económico puede
distinguirse mejor la necesidad de entender a la inversión como una variable causante de
aquél. En tal caso, el énfasis sobre el comportamiento empresarial en relación a la inversión
procuraría incursionar en las razones de la existencia o no de innovadores en una magnitud
suficiente para encausar la inversión y de ello, conseguir el crecimiento o desarrollo
económico17.
Es posible, de todos modos, considerar que ciertas políticas y contextos
macroeconómicos confluyen en una suerte de acentuación de la incertidumbre, la que
afectaría más intensamente a las decisiones de inversión de una economía en desarrollo
aunque capitalista como la argentina.
Asimismo, es preciso tomar especialmente en cuenta otros aspectos de importancia
cuando se trata de encontrar explicaciones a un comportamiento, como el señalado, de la
inversión: a) el proceso de fuerte redistribución regresiva de la renta nacional, experimentado
desde mediados de los ‘70, b) la creación de condiciones para el desenvolvimiento de una
acendrada especulación financiera18 en varios años a partir de dicha década; c) La compra de
activos externos (y con menor significación el atesoramiento de divisas), característica típica
en la economía argentina19.
Asimismo, cabe señalar que la IED no muestra niveles importantes y su aparición
tiende a inclinarse a la compra de activos existentes (el llamado cambio de mano en la
propiedad de los activos no financieros)
Tanto las políticas económicas del período 1976-82 como las del período de reformas
de los 90 provocaron un descenso del salario real respecto a 1974, decreciendo también la
masa de salarios, lo cual repercutió en la distribución funcional del ingreso, modificándola
notoriamente de forma regresiva (Ver Gráficos 3 y 4). A su vez, durante los ’90, el alto
desempleo se nutrió en una parte no despreciable por los despedidos de la industria
manufacturera reestructurada y de los sectores rurales y poblaciones del interior del país, a lo
cual se sumó la privatización de los monopolios estatales, con efectos depresores sobre el
nivel de empleo y la política de “flexibilización” laboral o de desregulación del mercado de
trabajo generadora de empequeñecimiento salarial. La pobreza y la indigencia se hicieron, así,

17
La teoría schumpeteriana del ciclo económico trata a la inversión como estrechamente asociada a la
innovación. Por ello, la crítica de Schumpeter al enfoque keynesiano de la inversión enfatiza el carácter estático
de ésta y plantea que este carácter torna totalmente imposible realizar un tratamiento convincente de la inversión.
(King : 2009)
18
Se ha señalado por otra parte que varias medidas de promoción de las actividades productivas degeneraron, en
el contexto de una fuerte inestabilidad macroeconómica, en la explotación de “oportunidades” generadoras de
rentas extraordinarias y que además desalentaron las exportaciones y el entrelazamiento industrial (Aspiazu, )
19
La fuga de capitales existe desde hace muchos lustros, fluctuando y agudizándose en ciertos períodos.
presentes como un problema de significación cuantitativa, el cual había estado ausente,
prácticamente, en el modelo ISI. Todo ello provocó la declinación del factor que otrora
sustentara el consumo y que ahora reconocería, en su raíz, elementos de carácter estructural.
Gráfico 3

M asa de Salarios y Consumo P rivado P eriodo 1950-2007


250.000

200.000
Millones de $ 93
150.000

100.000

50.000

0
1950

1955

1960

1965

1970

1975

1980

1985

1990

1995

2000

2005
Años

Masa de salarios Consumo Priv

Debe señalarse que la expansión del consumo, en los ’90, si bien se apoyó en la
demanda de los grupos de alta renta también recibió, en buena medida, el efecto de la
ampliación del crédito personal cuya fuente eran los préstamos bancarios20. Así, cuando se
resquebrajaron las columnas que sostenían al esquema monetario-financiero de la
convertibilidad, la repercusión de la reducción del crédito sobre el consumo fue nítida y puso
en evidencia la base debilitada de aquél.
Gráfico 4: Proporción de Salarios en el PBI

Salarios en PBIcf Período 1950-2005

0,6

0,5

0,4
Participación

0,3

0,2

0,1

0
50

54

58

62

66

70

74

78

82

86

90

94

98

02
19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

19

20

Años
Salarios en PBIcf

Fuente : Elaboración propia con datos de BCRA(1974; 1986) INDEC, Cuentas Nacionales y CEPED‐FCE‐UBA.

20
La parte principal de este crédito fue usufructuado por los sectores de ingresos medios.
Por otro lado, el fomento del endeudamiento externo entre 1978 y 1982 y luego, en la
segunda mitad de los ’90, chocaron con la generalizada crisis de la deuda de principios de los
’80 y con el cierre de las fuentes de financiamiento, después. En ambos casos se desembocó,
finalmente, en políticas de restricción del gasto público a fin de sostener el pago de los
servicios de la deuda.
Todo ello había generado estancamiento cuando no empequeñecimiento y fragilidad
de la demanda agregada, la que no pudo ser neutralizada por el crecimiento de las
exportaciones (Gráfico 5). Esto tuvo una repercusión desfavorable sobre las expectativas de
inversión al introducir un factor de achicamiento de la economía doméstica.
A partir de la salida de la convertibilidad, la imperiosa necesidad de enfrentar la crisis
de 2001-2002 obligó a implementar políticas para revertir la situación de desempleo,
reinstaurar las condiciones para modificar las pautas salariales, reducir el nivel del gasto
dedicado a los servicios de la deuda pública21, ampliar el gasto social de emergencia y
acrecentar la muy reducida inversión pública. Esto se sumó a la mencionada modificación del
sistema monetario-cambiario con la consiguiente suba del tipo de cambio nominal. Todo ello,
como se dijo más arriba, apuntó a un fortalecimiento de la demanda agregada doméstica que
confluyó con el dinamismo de la demanda externa dirigido hacia los bienes de producción
tradicional de Argentina. La tasa de inversión comenzó a recuperarse, ascendiendo con
bastante rapidez y alcanzando, en promedio, un 20,3% del PBI entre 2003 y 2010.
Gráfico 5

Demanda Agregada e IBIF EN ÍNDICES 1950=100


900,0

800,0

700,0

600,0

500,0
Indices

400,0

300,0

200,0

100,0

0,0
1950
1953
1956
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
1983
1986
1989
1992
1995
1998
2001
2004
2007
2010

Años
Demanda Agregada IBIF

Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA (1974, 1986) e INDEC Cuentas Nacionales.

Finalmente, es necesario enfocar la cuestión de la composición de la inversión en


bienes de capital. Tal como puede apreciarse en los cuadros 8 y 9, la inversión en
construcción ha constituido la porción predominante del rubro mientras el equipo durable es
el complemento dentro del total (en los 90, la participación de la construcción osciló entre el

21
Merced al default y la reestructuración de la deuda externa, lo cual coincidió con un descenso de las tasas de
interés vigentes en los centros financieros internacionales .
56% y el 66%). Las variaciones en la participación del equipo durable aparecen asociadas al
nivel de la inversión, de tal modo que cuando esta crece tiende a ser mayor la parte dedicada a
este rubro. La proporción de Construcción pasó del 61% en el trienio 1993-95 a 57% en 2008-
2010 (tocando el 54% en este último año).
El equipo durable tuvo un comportamiento opuesto. El coeficiente de inversión en
maquinaria y equipo fue en 1990-99, el 5,36% del PBI y en 2007-2008, el 6,42%. El aumento
alcanza a poco más de un punto porcentual, lo cual señala la necesidad de acrecentar este
nivel, dado que es el modo predominante de incorporar avance productivo en los diversos
sectores de la producción nacional y en la industria manufacturera, en particular.
Cuadro 8: INVERSIÓN BRUTA INTERNA FIJA: CONSTRUCCIÓN Y EQUIPO DURABLE
Construc‐ Equipo Construc‐ Equipo
YEAR TOTAL ción durable ción durable
Millones de Millones Millones de % %
$ 93 de $ 93 $ 93
1993 45.069 27786,5 17283,0 61,7 38,3
1994 51.231 30529,6 20701,9 59,6 40,4
1995 44.528 27510,9 17017,3 61,8 38,2
1996 48.484 29222,5 19261,4 60,3 39,7
1997 57.047 33338,3 23709,2 58,4 41,6
1998 60.781 35270,4 25510,3 58,0 42,0
1999 53.116 31444,2 21672,1 59,2 40,8
2000 49.502 29772,7 19729,5 60,1 39,9
2001 41.750 26961,7 14787,9 64,6 35,4
2002 26.533 18283,0 8249,9 68,9 31,1
2003 36.659 24674,7 11984,8 67,3 32,7
2004 49.280 31037,2 18242,3 63,0 37,0
2005 60.458 37385,7 23072,8 61,8 38,2
2006 71.438 44288,6 27149,6 62,0 38,0
2007 81.187 47899,0 33288,0 59,0 41,0
2008 88.553 49853,0 38700,0 56,30 43,7
2009 79200,0 48081,0 31446,0 60,46 39,54
2010 96409,0 51000,0 44380,0 53,97 46,03
Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC Cuentas Nacionales.

La otra característica destacada es el aprovisionamiento externo del equipo durable y


de la maquinaria y equipo. El ascenso de la tasa de inversión, significativamente
correlacionada con el incremento de las erogaciones en equipo durable (el coeficiente de
correlación es 0,8995), entraña un aumento de las importaciones de bienes de capital. Es decir
que la producción doméstica de tales bienes presenta un menor nivel y abarca una gama más
reducida que la demanda respectiva22.

22
“La existencia de capacidad de producción doméstica de medios de producción es fundamental para aliviar la
restricción externa al crecimiento en la medida en que permite el control de la propensión marginal a importar, al
igual que con el crecimiento de la tasa de inversión. Así, cuanto mayor es la proporción de los medios de
producción que ya se producen internamente, menor es la propensión marginal a importar asociada a una dada
tasa de inversión, lo que genera una considerable holgura en la situación de la balanza de pagos. ” Serrano &
Medeiros (2000)
Otro aspecto importante es el destino sectorial de la inversión. Las cifras disponibles23
indican que ha existido, además de un aumento en la utilización de la capacidad instalada, un
incremento de la inversión en varios sectores de la producción. Si bien las actividades
manufactureras han generado una parte importante de los bienes de capital importados, entre
un 23% y un 28% en el período 2003-2009, parece que se hubiera alcanzado un cierto “techo”
en este concepto.
Cuadro 9: INVERSION BRUTA INTERNA FIJA:
Equipo durable y Maquinaria y Equipo, nacional e importado
YEAR Equipo Durable Maquinaria y Equipo
Total Nacional Importado Total Nacional Importado
1993 100,0 64,33 35,67 100,0 60,89 39,11
1994 100,0 57,23 42,77 100,0 53,27 46,73
1995 100,0 58,92 41,08 100,0 57,20 42,80
1996 100,0 54,56 45,44 100,0 54,50 45,50
1997 100,0 47,99 52,01 100,0 47,01 52,99
1998 100,0 45,60 54,40 100,0 45,16 54,84
1999 100,0 47,60 52,40 100,0 44,84 55,16
2000 100,0 46,77 53,23 100,0 43,06 56,94
2001 100,0 48,59 51,41 100,0 48,10 51,90
2002 100,0 71,79 28,21 100,0 75,84 24,16
2003 100,0 60,67 39,33 100,0 62,90 37,10
2004 100,0 48,92 51,08 100,0 52,64 47,36
2005 100,0 45,27 54,73 100,0 48,46 51,54
2006 100,0 43,14 56,86 100,0 45,14 54,86
2007 100,0 39,70 60,30 100,0 41,24 58,76
2008 100,0 36,04 63,96 100,0 38,41 61,59
2009 100,0 41,36 58,64 100,0 43,89 56,11
2010 100,0 35,29 64,71 s. d.
Fuente: Elaborado sobre la base de INDEC, Cuentas Nacionales.

Cuadro 10: IMPORTACIONES DE BIENES DE CAPITAL totales y por la industria


En millones de u$s y porcentajes
Total de Importaciones
Importaciones Importaciones de la
de la industria de bienes de industria/
AÑO capital Total de M
Millones u$s Millones u$s %
2003 712 2495 28,54
2004 1.240 5331 23,26
2005 1.591 7011 22,69
2006 1.889 8201 23,03
2007 2.583 10396 24,85
2008 3.103 12668 24,49
2009 2.016 8652 23,30
2010 2.820 11999 23,50

Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación e INDEC

23
Las Cuentas Nacionales no proporcionan información acerca de la distribución sectorial de la IBIF, razón por
la cual es necesario realizar estimaciones indirectas de este concepto.
Sin embargo, debe remarcarse que la cifra absoluta de importaciones de bienes de
producción por parte de la industria manufacturera ha superado ampliamente los valores del
año 1998. En la medida en que este rubro incide en la acumulación de capital e incorpora
tecnología a los procesos de producción, está favoreciendo el avance productivo. Pero,
también, denota que el ritmo de sustitución de las importaciones en este tipo de bienes –un
factor de significación respecto al avance hacia la transformación industrial - no muestra el
progreso deseable hacia la diversificación productiva sectorial.
Otro aspecto relacionado con dicho progreso, imprescindible para reducir las brechas
de productividad existentes entre las diversas ramas de la producción nacional, es el gasto
agregado en I+D (Cuadro 11). Su magnitud relativa es reducida y la reactivación
experimentada en la economía argentina desde 2003 no ha conseguido todavía acrecentarlo lo
suficiente como para esperar que asuma las proporciones adecuadas.
Cuadro 11: Gasto en I + D en distintos países
Pais 2006 2007 2008
Alemania 2,53 2,54 -
Argentina 0,49 0,51 -
Brasil 1 1,1 -
Canadá 1,97 1,9 1,84
Estados Unidos 2,65 2,72 2,82

Cuadro 12 : Gasto en I + D en la industria


Año Indice 1998=100
1998 100
2001 121
2002 171
2003 210
2004 311
Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación

LA HETEROGENEIDAD ESTRUCTURAL DE LA ECONOMÍA ARGENTINA

El pensamiento estructuralista latinoamericano elaboró el concepto de heterogeneidad


estructural aplicado a la caracterización de las economías subdesarrolladas. La definición del
término refiere a la estructura productiva de la economía, enfatizando las diferencias
existentes entre las economías del Centro y las de la Periferia.
También, se puede definir atendiendo a la estructura ocupacional. La estructura
productiva se dice heterogénea cuando coexisten en ella sectores, ramas o actividades en los
cuales el rendimiento del trabajo alcanza los niveles propios de una producción con
tecnologías avanzadas y que, en general, incorpora elevadas dosis de capital, con otras en que
la productividad es mucho más baja. Se señalaba, también, que esa diferencia es mucho
mayor en la periferia que en los centros (Aníbal Pinto, 1976).
Asimismo, a la estructura productiva le corresponde cierto tipo de estructura
ocupacional, de tal modo que una se refleja en la otra. Resulta, así, que en las economías
subdesarrolladas (de la Periferia) la fuerza de trabajo empleada se divide entre la que obtiene
rendimientos elevados y la que sólo logra magros resultados de su esfuerzo. Entonces, puede
diferenciarse al empleo según su rendimiento y determinar las magnitudes de mano de obra
ocupada en condiciones de productividad alta o normal y la que trabaja obteniendo
productividades muy reducidas (la masa de subempleados).
La otra característica propia de dichas economías es la elevada magnitud del
subempleo, mucho mayor que el observado en las desarrolladas (el Centro). Y esta
característica atraviesa a amplias franjas de la producción, determinando que el rendimiento
medio del trabajo, en su conjunto, sea relativamente bajo. Es decir, la conformación
estructural típica de la economía en desarrollo (o periférica) explica su baja productividad,
contrastando con la de las economías avanzadas (o centrales).
Cuadro 13 : Población económicamente activa por estratos de producción

TOTAL ECONOMÍA Personas %

Capitalismo Desarrollado 1.548.541 10,1%


Asalariados ENGE (>500) 445.980 2,9%
I
Asalariados Grandes - Medianas (200-500) 545.087 3,6%

Profesionales Independientes 557.475 3,6%

Capitalismo en vías del desarrollo 6.461.786 42,3%


II Productividad Media Superior 2.934.115 19,2%

Productividad Media Inferior 3.527.671 23,1%

Sector Informal 5.520.246 36,1%


Productividad Baja - Marginal 1.932.086 12,6%
III
Subsistencia 2.539.313 16,6%
SS Doméstico 1.048.847 6,9%

IV Núcleo duro de Desempleo 1.763.507 11,5%


V Actividades Ilicitas -- --

PEA Ampliada sin sector público 15.294.080 100,0%


PEA Ampliada Total 18.493.065

Fuente : Coatz et al : 2010

Así, se identifican las actividades como propias de un capitalismo desarrollado, de un


capitalismo en vías de desarrollo y las de productividad baja, y por ello muy alejadas de los
guarismos correspondientes a los otros dos rubros (Coatz et al : 2010). Se ha estimado que en
Argentina, hacia el año 2006, un poco menos de la mitad de las personas en condiciones de
trabajar y que decidieron hacerlo (PEA) estaba empleada en ocupaciones de productividad
muy baja o bien, no tenía empleo. Y que, tomando en consideración a las actividades que
ostentaban un rendimiento del trabajo similar o aproximado al de las economías desarrolladas,
un cuarto de la PEA estaba empleada en las actividades más productivas. Si se adicionara a
este último grupo la PEA ocupada en el sector público, dicha proporción alcanzaría a
alrededor de un 39%-40% del total de la población económicamente activa24

24
Este total, denominado PEA ampliada, comprende a los desocupados que han dejado de buscar empleo, debido
al desaliento u otras razones próximas a esto, sin que tal conducta indique que hayan decidido permanecer
ociosos.
LA REINSTAURACIÓN DE LA INFLACIÓN

La tasa de inflación de la economía argentina entre 2002 y 2010, de acuerdo a los


índices elaborados oficialmente, es de 9,33% anual. A partir del año 2007, se produjo una
modificación de la metodología de recolección y elaboración de datos relevados por el
organismo oficial que dio lugar a serias dudas respecto a la verosimilitud y validez de los
índices informados. Por esta causa aparecen estimaciones alternativas realizadas por entidades
privadas. De acuerdo a éstas la tasa de inflación es mayor que la medida por el INDEC.
Ambas estimaciones se muestran en los Cuadros 14 y 14 Bis. Así, la tasa media de
alza de precios al consumidor en el período 2007-2010 pasa a ser de 15,3% anual. Lo que está
indicando esa diferencia en las estimaciones es una aceleración más pronunciada del
crecimiento medio de los precios de la economía desde el año 2007. Luego, el impacto de la
crisis económico-financiera internacional y los efectos de una sequía bastante severa, aunado
al conflicto por los impuestos al agro, determinaron una fuerte desaceleración del crecimiento
económico y también, una reducción del alza media de los precios domésticos (2009). En
2010 se recuperó el crecimiento de la economía y tuvo lugar una nueva aceleración del alza
de precios, arrojando un índice más alto (tanto en la estimación oficial como en las privadas).

Cuadro 14: EVOLUCIÓN ANUAL DE INDICADORES SELECCIONADOS ‐ INDICES Base 2002=100

Tipo de IPM Salario Salario


Año IPC PBIpm cambio NoAgropecuario nominal real Desempleo
2002 100 100 100 100 100 100 24,3
2003 116,22 108,84 93,35 119,1 121,42 104,47 22,4
2004 121,1 118,67 93,35 127,91 136,67 112,86 18,1
11,58
2005 132,17 129,56 92,7 139,3 161,15 121,92
(13,18)
10,18
2006 146,58 140,52 97,28 151 194,57 132,74
(12,0)
159,48 144,89 8,5
2007 152,68 98,6 167,31 231,07
(176,63) (130,8) (9,7)
170,96 163
2008 163,0 108,1 192,53 280.18 7,9
(218,14) (128,44)
184,13 177,56
2009 164,39 119,14 207,31 326,94 8,7
(250,86) (130,32)
204,196 202,28
2010 179,45 125,06 237,8 413,05 7,5
(312,39) (132,22)
Fuente: Elaboración propia sobre datos de INDEC y estimaciones privadas de precios al consumidor.
El tipo de cambio se calculó comparando el último día de diciembre de cada año.
El salario nominal desde 2008 corresponde al nivel general (registrado, no registrado)
Los valores entre paréntesis corresponden, para precios, a las estimaciones privadas y para desempleo, a los
valores que incluyen los planes públicos de empleo.

El examen de la situación integrando en el análisis otros indicadores (producción agregada,


salarios nominales, precios al nivel minorista y mayorista, con y sin productos primarios, tipo
de cambio y nivel de empleo y desempleo) permite apreciar mejor las razones que conducen a
una explicación consistente y coherente con los hechos
Cuadro 14 bis: VARIACIÓN ANUAL DE LOS DISTINTOS INDICADORES. PORCENTAJES.
Tipo IPM Salario
IPC IPC PBIpm Salario Salario
Año de NA real Desempleo
(1) (2) real (4)
cambio (3)
2002 24,3
2003 16,22 ‐ 8,84 ‐6,65 19,10 21,42 4,47 4,47 22,4
2004 4,20 ‐ 9,03 0,0 7,40 12,56 8,03 8,03 18,1
11,58
2005 9,14 ‐ 9,18 ‐0,70 8,90 17,91 8,03 8,04
(13,18)
10,18
2006 10,90 ‐ 8,46 4,94 8,40 20,74 8,87 8,87
(12,0)
2007 8,80 20,50 8,65 1,36 10,80 18,76 9,15 ‐1,46 8,5 (9,7)
2008 7,20 23,50 6,76 9,63 15,07 21,25 12,50 ‐1,80 7,9
2009 7,70 15,00 0,85 10,21 7,68 16,69 8,93 1,464 8,7
2010 10,90 24,53 9,16 4,97 14,71 26,34 13,92 1,458 7,5
Fuente: Idem cuadro inmediatamente anterior

La explicación del proceso inflacionario argentino toma en cuenta los siguientes aspectos:
1.- Aumento de los precios internacionales de los bienes primarios (alimentos y del
petróleo). Existencia de restricciones de oferta en algunos puntos estratégicos de la
economía y establecimiento de subsidios a los usuarios de servicios clave.
El ascenso de los precios internacionales de la producción primaria nacional provocó
una presión alcista del precio de los alimentos. La crisis internacional produjo una baja de
precios de los ‘commodities’, pero desde la segunda mitad de 2009 éstos se recuperaron y, en
varios casos, llegaron a los niveles existentes hacia 2007. Si bien las retenciones a la
exportación vigentes aminoraron el alza doméstica, subsisten otros efectos importantes que
inciden sobre los bienes-salario.
Uno, es el resultante de la reasignación espacial de la producción ganadera y de la
modificación de la rentabilidad relativa entre esta actividad y la agricultura. Otro, es el
proceso de concentración de la propiedad de la tierra, las alteraciones en el número de
establecimientos y los rendimientos relativos de la ganadería en el contexto de diversos tipos
de establecimiento dedicados a tales actividades.
Estos hechos, que no se circunscriben a la primera década de este siglo, desembocaron
en la caída del stock ganadero y la consiguiente disminución de la oferta de carne vacuna.
Hay así una presión alcista sobre los precios de la carne vacuna que repercute rápidamente
sobre los sustitutos más próximos (carne porcina y aviar y pescado) y luego en diversos
puntos de la cadena del consumo alimentario (lácteos y derivados, harinas, etc.) Además,
debe tomarse en cuenta la relativa estrechez de la capacidad productora de rubros de
utilización bastante generalizada como los insumos energéticos –derivados del petróleo, gas y
electricidad- y la prestación de servicios directos a la producción y las familias (transporte).
Este hecho constituye un aspecto que pesa sobre los costos de las empresas incidiendo más
fuertemente en el caso de las que los demandan con mayor intensidad relativa25.
Cabe recordar que una de las medidas adoptadas para enfrentar la crisis 2001-2002 fue
la instauración de subsidios que abarcaron a dichos servicios (dado que la devaluación del

25
En el caso del transporte, la generalización del uso del automotor para las cargas implica un encarecimiento
dado el creciente costo del petróleo. Asimismo, el modelo de transporte de pasajeros, con una significativa
incidencia del automóvil particular, plantea costos crecientes, potencialmente mayores.
cambio habría tenido una incidencia importante sobre sus precios, lo cual, asociado al
empobrecimiento sufrido por grandes grupos de población, significaba un peso adicional al
que ya estaban soportando).
Una parte de estos subsidios fue disminuida, lo que supuso acrecentar costos (al
excluir a grandes usuarios dedicados a la producción, en el caso del servicio eléctrico y del
gas así como a ciertos grupos de consumidores cuyo consumo excede determinadas pautas);
sin embargo, todavía, representan una magnitud importante, sobre todo si se tiene en cuenta
su peso sobre las cuentas publicas y el gasto de las familias. El efecto en este último caso
consiste en acrecentar su ingreso, después del pago de los servicios subsidiados, respecto del
que recibirían si estos se abolieran.
Un ejemplo a tener en cuenta es el de aquellas personas cuya localización espacial les
obliga a incurrir en traslados onerosos frente a sus ingresos (en general, son familias
pertenecientes a los grupos de más baja renta, habitantes del segundo y tercer cordón del
conurbano bonaerense).
2.- Incremento de la producción (y pari-passu del empleo) sin que se introdujeran
suficientes mejoras organizativas, adecuación tecnológica y dotación adicional de capital
en varias ramas de la producción.
Tal como se dice más arriba, la fuerte recuperación de la producción industrial y la
restauración de actividades abandonadas, así como el cuadro de heterogeneidad productiva,
implicaron el aumento de los costos. A medida que los salarios fueron recuperándose, el
incremento de costos unitarios se hizo sentir, especialmente en varias ramas de actividad cuya
característica es su menor utilización de capital y el uso de tecnologías menos eficientes. Ello
implicó que el incremento de los costos marginales se manifestara en precios en ascenso al
aumentar la demanda agregada.
3.- Estructura oligopólica de la producción
La concentración tanto en la producción de bienes como en diversos servicios,
fenómeno que se fue intensificando desde la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado y
se perfiló muy nítidamente en los años 90, facilita la fijación de precios por parte de las
empresas con mayor dominio de los mercados. Una tendencia de incremento de los costos
(como el aumento de los salarios o el precio de insumos importados) será trasladada, toda vez
que la estrategia empresarial adoptada sea compatible con ello. En general, la conducta
empresaria es transferir a precios las alzas de los costos variables, dado el generalizado
mecanismo de “mark up”.
4.- Aumento de la demanda de bienes de consumo y de inmuebles suntuarios
Este aumento se financia con beneficios y rentas excedentarias que, por ende, no se
destinan a la ampliación del stock de capital productivo de la economía y finalmente,
repercuten presionando sobre los precios de los bienes respectivos, al menos, en el corto
plazo.
5.- Acentuación de la puja distributiva en un contexto de alza de precios creciente.
La visión de la inflación como un conflicto distributivo26 aparece como una
interpretación que se adapta al comportamiento de la aceleración inflacionaria indicada más
arriba. Como lo señalara Keynes las fuentes de la inflación pueden asociarse con el

26
A pesar del olvido en que cayeron los trabajos que intentaron explicar la inflación durante los ’50 y 60 como
un resultado del choque de sectores sociales, hoy en día ha renacido el interés por este enfoque.
comportamiento no-cooperativo de los grupos sociales cuando se encuentran en medio de
condiciones de la realidad que amenazan sus posiciones en la distribución del ingreso27.
El análisis de los hechos en los que la visión de la disputa por la renta se muestra
como una interpretación válida o si se quiere, más aceptable aparece, especialmente, cuando
una interpretación rigurosa rechaza otros planteamientos (por ejemplo, los muy frecuentes de
raíz monetarista o las versiones más o menos vinculadas a esta teoría). Las versiones
relativamente recientes de este enfoque han desembocado en una formalización más acabada
y con ello, se ha facilitado el tratamiento económico del problema (dado que el cariz
sociológico de los trabajos anteriores constituía para algunos una limitante de la teoría).
En el caso argentino, la cuestión de la espiral precios-salarios (asociada a los “efectos
difusores” ligada a ciertos factores generadores del alza de precios (“presiones básicas”),
tiene una tradición conocida. El enfoque estructuralista de la inflación fue frecuentemente
aplicado para explicar la naturaleza de la inflación argentina. Sin embargo, el tratamiento del
alza de precios surgido de tal interpretación teórica chocó con diversas limitaciones, varias de
naturaleza no estrictamente económicas, por lo que las estrategias anti-inflacionarias
pertinentes no lograron su objetivo. Tal limitación fue trasladada, entonces, a la propia teoría,
considerando como una inefectividad de ésta lo que cabía atribuir a la instrumentación
adoptada28.
El proceso inflacionario argentino actual puede ser bien entendido de acuerdo con el
enfoque del conflicto distributivo. La espiral precio-salario aparece como un elemento central
de la inflación a partir de 2007. La aceleración del alza de los precios tiene lugar en un
contexto macroeconómico en el que se cumple lo siguiente:
a) la cuenta corriente del balance de pagos arroja superávit “legítimo” de tal modo que
el déficit del rubro Rentas se enjuga dejando un excedente neto de divisas. El BCRA compra
este excedente para constituir reservas. Existe exportación de capitales del orden del 3.1%-
3.6% del PBI por año. El tipo de cambio refleja una abundancia relativa de divisas
enfrentando una acelerada alza de precios, lo cual tiende a generar una cierta revaluación de
la moneda argentina;
b) el presupuesto nacional muestra superávit primario y el resultado financiero es
positivo29;
c) aumento del PBI a un ritmo alto y sostenido, sólo interrumpido en 2009, por las
circunstancias señaladas más arriba. El aumento de las exportaciones, muy asociado en
términos físicos a la modificación de la estructura de la producción de bienes primarios30,
mantiene una influencia negativa sobre la oferta de carnes y de allí sobre el precio de la
canasta de los bienes-salario;

27
Keynes : 1940. Los trabajos de Holzman, Aujac y Smitihies avanzaron en la dirección sugerida por la
interpretación de J. M. K. , planteando con bastante detalle las características de una situación en la que la
disputa por la renta y las circunstancias de poder relativo de los grupos sociales pertinentes, confluyen en un
proceso de alza de precios generalizada.
28
Se afirmado que las políticas anti-inflacionarias aplicadas durante el período boyante de las concepciones
estructuralistas fueron de naturaleza similar a las propugnadas por la ortodoxia.
29
Se ha señalado por los inclinados al enfoque de raíz monetarista que la compra de divisas que alimentan las
reservas, no son financiadas, en su totalidad, con el superávit presupuestario y que, en su lugar, el BCRA las
adquiere con emisión monetaria. Pero, el banco central esteriliza gran parte de esa liquidez incrementada
colocando bonos en la plaza (LEBAC y NOBAC). Aparte de esto, está la objeción fundamental a la concepción
monetarista de la inflación (J. Robinson, N. Kaldor, Harcourt, entre varios otros)
30
El mencionado fenómeno de la “sojización” y sus repercusiones sobre la oferta de carne vacuna.
d) el alza de precios se inició, a partir de 2002, en condiciones de una muy elevada
tasa de desempleo. La recuperación del empleo tuvo lugar en el plazo de ocho años, de tal
modo que en 2010 la tasa de desempleo fue del 7,5%. Los salarios nominales aumentaron y
hubo una recuperación del salario real medio;
e) luego de la declaración del default y la reestructuración de la deuda externa, no se
experimentó un ascenso de los servicios y tuvo lugar un desendeudamiento. Las
importaciones crecieron y aumentó la presión tributaria;
f) aumentó la masa de crédito otorgada por el sistema financiero.
Los hechos citados pueden encuadrarse dentro de un modelo de puja distributiva en el
cual el alza de precios (tasa de inflación) es función del salario real al que aspiran los
trabajadores, el margen bruto deseado por los empresarios y la productividad del trabajo 31
El mecanismo por el cual la estructura oligopólica puede generar una espiral
inflacionaria surge en el contexto de la lucha por la recuperación del poder adquisitivo de los
salarios. Es claro que si el sector asalariado no puede imponer sus reivindicaciones de
aumento salarial, no habrá puja. Pero cuando el desempleo cede, se regularizan las
negociaciones sectoriales (paritarias) y el clima social e institucional es favorable a la
recomposición de los salarios (como en el caso argentino), el sector trabajador generalmente
consigue aumentos salariales por encima de la inflación pasada. Si la estructura del sector
que concede los aumentos es predominantemente competitiva, la incapacidad de coordinar
subas en los precios llevará a que los incrementos sean pagados de la ganancia empresarial.
Sin embargo si la estructura es monopólica u oligopólica, los incrementos serán trasladados a
precios generando una dinámica inflacionaria. Ni el sector oligopólico estará en condiciones
de negar los aumentos ni el sector trabajador podrá impedir que un subsecuente aumento de
los precios erosione rápidamente el incremento del poder adquisitivo concedido.
Una solución de corto plazo (y generalmente poco eficaz) es el control de precios. En
nuestro país el reciente fracaso de la Secretaría de Comercio Interior en detener el alza de los
precios así lo confirma. Una solución más estructural vendría de la mano de la promoción de
la competencia en los sectores más concentrados. Incluso dicha competencia podría estar
representada por empresas estatales o mixtas que se conviertan en referencia de precios para
el mercado. Sin llegar a este caso es evidente que el crecimiento de la inversión y su
direccionamiento por parte del estado podría ser la base de una solución de largo plazo de este
mecanismo inflacionario.
Este enfoque de la inflación por puja distributiva, se corresponde bien con los hechos
destacados para el caso de Argentina en estos últimos años. El importante aumento del nivel
de empleo y el crecimiento del PBI, el crecimiento del salario nominal y el restablecimiento
de las discusiones salariales por vía de los convenios colectivos de trabajo, el alto grado de
concentración del lado de las empresas y el fortalecimiento sindical, una situación de auge
económico sostenido y la ampliación del crédito asociado a ello32, son elementos propios de la
explicación de la inflación cuya base es el conflicto. A ello debe agregarse el efecto del
aumento de la presión tributaria y el impacto de la compra de activos extranjeros por parte de
los grandes tenedores de dinero de la economía. Además, es preciso tener en cuenta el
comportamiento de la inversión, detallado antes, y las peculiaridades de la economía
argentina en tanto “economía en desarrollo”.

31
La formalización del modelo de puja distributiva puede encontrarse en Vera :1997
32
Debe tomarse muy en cuenta que los modelos de inflación por conflicto consideran al dinero como endógeno,
lo que implica que éste se adecua a las variaciones del ingreso nominal. (P. Davidson)
Ante ello, una política anti-inflacionaria debería tomar debida nota de la naturaleza de
la inflación en curso y de la necesidad de adecuarla a un proceso de crecimiento y desarrollo
que requiere de acciones de intervención estatal.

EL PROBLEMA DE LOS SUBSIDIOS


Como ya se explicó más arriba la política de subsidios a la energía, al transporte y a la
producción de bienes alimentarios, tiene su racionalidad en la idea de un subsidio
generalizado a la industria mediante la disminución (en un contexto inflacionario,
disminución relativa, con respecto al nivel de precios general de la economía) del salario real.
Esta política, que aparece como un congelamiento de determinadas tarifas en un contexto
inflacionario, y cuya magnitud puede verificarse comparando los índices de precios
mayoristas vis a vis con los minoristas, resulta en una disminución de los costos relativos de
la mano de obra que fomenta el empleo y abarata los costos de producción de la industria 33.
Es una política que podría muy bien caracterizarse como de conciliación entre los intereses de
las patronales nacionales y las reivindicaciones de los sindicatos.
Como ha sido señalado repetidamente 34 desde variados enfoques, estas políticas son
posibles, a contramano de las visiones más extremas que plantean una contradicción
irreductible entre los intereses del capital y el trabajo 35, pero también son de naturaleza
transitoria. En general, este tipo de medidas permite el redespliegue de la industria en el caso
en que la misma se encuentre trabajando con bajos coeficientes de utilización, y en un
contexto de desempleo. A medida que la actividad económica se reanima y se incorporan
trabajadores a la producción, el gasto en los bienes subsidiados crece también, aumentando el
monto de los subsidios establecidos. Asimismo, la existencia de la inflación redunda en que el
congelamiento o retraso de las tarifas, se convierta, en los hechos, en un aumento del subsidio,
dado que los precios congelados o retrasados se alejan cada vez más de los precios de
mercado que resultarían de su liberación.
PRECIOS MAYORISTAS Y MINORISTAS EN LA POSCONVERTIBILIDAD ‐ Base 100 : Enero 2001

Fuente : Elaboración propia con base en datos de INDEC

33
Ver Basualdo : 2008
34
Ver Canitrot : 1975, Bhaduri and Marglin : 1990
35
Ver Katz : 2010
Como ha sido señalado repetidamente 36 desde variados enfoques, estas políticas son
posibles, a Por otra parte, podría pensarse que al establecerse estos congelamientos de precios,
hicieron las veces de un ancla para la inflación. Sin embargo, su influencia actual como
contención del alza de los precios es claramente poco efectiva. La situación es aún peor si
pensamos que la liberación de los precios subsidiados, ahora sí, tendría un efecto importante
en el nivel de precios y también en el poder de compra de los salarios, con los consiguientes
efectos disruptivos, a saber, la desaceleración de la demanda, la acentuación de la puja
distributiva y probablemente el debilitamiento del apoyo de los sindicatos hacia el plan
económico.
Es por eso que la política de subsidios, de ser un arma anti-recesiva, ha pasado a
convertirse en una de las espadas de Damocles del modelo y probablemente, deba
reemplazarse. Para estudiar alternativas a la misma vamos a separar los efectos de esta medida
ya que, posiblemente, se deban implementar no una sino varias políticas para reemplazar a la
política de subsidios.
Por una parte, los subsidios conllevan un aumento del poder de compra de los
trabajadores ya que al mantenerse congelados los precios de varios importantes consumos, el
poder adquisitivo del salario crece o, alternativamente, se mantiene, aunque los aumentos
salariales no vayan al ritmo de la suba del resto de los precios. Por otra, los subsidios tienen
un efecto de estímulo a la industria vía el abaratamiento relativo de la mano de obra respecto
del resto de los costos de la economía.
En cuanto al primer efecto de los subsidios, su desaparición implicaría un fuerte golpe
para el poder de compra del salario por lo que, si se los anulara, la medida debería
implementarse de una manera gradual. Además, surge el interrogante de qué política podría
contrapesar la pérdida del poder adquisitivo que sobrevendría a partir de su anulación.
Probablemente, la única respuesta fuera un aumento salarial compensatorio. Estamos
hablando de un incremento del salario por encima de la inflación, de modo de restablecer el
poder de compra anterior, ahora con los precios sin subsidios. Sin embargo, en las
circunstancias actuales es muy difícil lograr que los empresarios no trasladen ese mayor costo
a los precios, por lo que un aumento salarial que sobrepase a la inflación llevaría al
establecimiento de una espiral inflacionaria que expresaría esa puja distributiva.
Sin embargo en en el mediano plazo es posible salir de este aparente laberinto. Por una
parte el incremento de la inversión y la implementación de políticas de competencia desde el
gobierno podría conseguir que los aumentos salariales no se trasladen a precios sino que
surjan de las ganancias empresariales. En el caso de lo sectores concentrados que trabajan en
la actualidad con altos márgenes de ganancia este proceso redistributivo sería perfectamente
viable.
En otros sectores donde existe mayor concurrencia, los aumentos salariales podrían
inviabilizar la ecuación económica de las empresas, llevándolas al cierre, con el efecto
indeseado de un aumento del desempleo. Para estos sectores, la única salida viable consistiría
en un aumento de la productividad que permitiera hacer frente a los aumentos salariales. Pero
esto no es algo que pueda realizar facilmente una empresa o un sector por propia iniciativa y
además, por ser del interés general que esto se produzca, posiblemente el estado deba
involucrarse en un plan de desarrollo que permita el incremento de la productividad general

36
Ver See Canitrot : 1975, Bhaduri and Marglin : 1990
de la economía, para permitir a su vez una elevación sostenida del poder adquisitivo del
salario.
En el corto plazo, la sintonía fina de las políticas económicas y sociales y la puesta en
juego del ascendiente político del gobierno son los instrumentos que pueden permitir el
mantenimiento de un equilibrio que permita el tránsito hacia los nuevos escenarios.
Respecto del segundo efecto, la anulación de los subsidios eliminaría uno de los
factores de estímulo a la industria. Dado el tradicional problema argentino de una estructura
productiva desequilibrada y los estrangulamientos debidos a los problemas de escasez de
divisas, parece poco adecuado desaprovechar la oportunidad que brinda un contexto externo
favorable para poner las bases de un cambio en el perfil productivo. Este tema ya ha sido
planteado por varios economistas adversos a la política económica vigente 37, mientras que los
más afines al gobierno, ahogados por la coyuntura, no lo han tenido en cuenta hasta ahora 38.
Desde un punto de vista académico, existen en Argentina estudios centrados en la
problemática del desarrollo económico que expresan diferentes visiones frente al problema
del desarrollo productivo y más específicamente, industrial. Nos interesa referirnos al tema
porque en nuestra visión la puesta en marcha de un plan de desarrollo forma parte de la
solución de varios de los problemas del modelo económico vigente y plantea, además, una
alternativa a la dependencia presente respecto de la demanda externa de commodities, con su
actual peculiaridad de altos precios internacionales.

LAS PROPUESTAS DE DESARROLLO PARA LA ARGENTINA POST-CRISIS


Comenzaremos haciendo referencia a algunas de las disyuntivas que se plantean y a la
respuesta que proporcionan los especialistas en desarrollo económico. Esto nos permitirá
hacer referencia a los viejos debates, cuyas problemáticas reviven en el momento actual y a la
vez, plantear nuestra visión sobre el tema.
Para abordar el problema desde el inicio, cabe señalar que las características
geográficas, demográficas y de tenencia y propiedad de la tierra, en Argentina, hacen posible
pensar en una economía basada principalmente en la producción agricolo-ganadera39 ,
fuertemente exportadora de productos primarios e importadora de bienes industriales. En
principio, desde el punto de vista de los equilibrios macroeconómicos, esa estructura
productiva, altamente especializada, sería sustentable 40, excepción hecha de la importante

37
En realidad el reproche es retórico, ya que ninguna de las facciones opositoras ha tenido una política pro
industrial a la hora de su llegada al poder. Se lo utiliza como un señalamiento (correcto) de las limitaciones de la
política del gobierno, pero no ha resultado en aportes constructivos.
38
Luego de la renuncia del ministro de economía Enrique Lavagna lo sucedió en el cargo Felisa Miceli. Ella
anunció en mayo de 2007 el lanzamiento de un “Plan Productivo Nacional” . Al poco tiempo (16 de julio de
2007) Miceli debió renunciar por un episodio de supuesta corrupción, con lo cual el lanzamiento del plan
anunciado no se concretó. La renuncia de Miceli derivó en una sucesión de ministros de economía con funciones
más bien protocolares, mientras el manejo de la economía se concentró en las manos de Nestor Kirchner hasta su
muerte en octubre de 2010. En febrero de 2011 el gobierno convocó a la elaboración de un plan industrial (Plan
Industrial 2020) del que todavía se sabe poco, pero que podría ser cambio auspicioso en el manejo de la
promoción industrial. Hasta ahora el balance de la misma es muy crítico (Ver Baruj, Kosakoff y Ramos : 2009)
39
Ultimamente ha comenzado a desarrollarse también la industria minera, con las mismas características, es
decir en este caso extractiva y exportadora de mineral casi sin elaboración.
40
Nos referimos aquí a una sustentabilidad de las variables macroeconómicas, ya que posiblemente la reacción
social frente a un intento de establecer este tipo de modelo sería incompatible con el sistema político
(democrático), como se insinuó durante los últimos años del siglo con el surgimiento de combativos
movimientos sociales
cuestión de que una buena parte de la población quedaría sobrante (especialmente, la dedicada
a no pocas ramas de la producción industrial).
En el año 1910, Argentina era un país con 7 millones de habitantes 41, con una muy
importante producción agrícola para la exportación y el consumo interno, especialmente carne
y cereales, una industria casi inexistente, y una gran concentración de la riqueza por parte de
los grandes propietarios (clases poseedoras). El problema de la escasez inicial de población
que realizara el trabajo agrícola y de servicios fue, en parte, compensado por la gran afluencia
de inmigrantes (sobre todo italianos y españoles) que entre 1890 y 1910 dejaron un saldo
inmigratorio positivo de más de 1 millón y medio de habitantes.
La primera guerra mundial, con sus efectos adversos sobre el comercio mundial y el
declive de Inglaterra, principal socio comercial de Argentina quebraron este esquema y
Argentina emergió en la posguerra como un país semi-industrializado. Sendos períodos de
desindustrialización en 1976-1983 y 1992-2001 generaron un cambio en la estructura
productiva argentina que evocaba aquel modelo.
Este perfil productivo alternativo permanece, aparentemente, en la memoria de
algunos sectores de las clases dirigentes argentinas y recientemente, tuvo ocasión de
manifestarse cuando se celebró el 2do. centenario de la independencia nacional en mayo de
2010. En ocasión del festejo los sectores ligados a la producción agraria y otros sectores de la
oposición expresaron, en una serie de notas periodísticas y en otros medios de comunicación,
su marcada nostalgia por el primer centenario.
A partir de la experiencia de la década del 90 del siglo pasado, el conjunto de la
población tuvo la vivencia de que un desarrollo de este tipo estaría acompañado de exclusión
y desempleo, por lo cual una propuesta de reprimarización exportadora carecería de sustento
político. Esta experiencia traumática hizo que el empleo haya pasado a ser en Argentina uno
de los “fundamentals”, por lo menos en el terreno de la economía política. Es por eso que, en
general, los teóricos del desarrollo económico se inclinan por un perfil industrial que
acompañe a las industrias agrarias y extractivas.
Los economistas Porta y Bianco plantearon en un trabajo 42 denominado “Las visiones
sobre el desarrollo argentino. Consensos y disensos” el “mapa” de acuerdos y desacuerdos
entre los dedicados a la especialidad. Utilizaremos su análisis para organizar nuestra
exposición y apuntar nuestros puntos de vista.
Según estos autores existe acuerdo en que los principales problemas del desarrollo
económico argentino se expresan en:

• Desequilibrios internos.
• Desequilibrios externos
• Crecimiento no sustentable

En el primer rubro figuran las desigualdades del ingreso, que se profundizaron durante
los períodos de desindustrialización (1976-1983 y 1992-2001) y que privan al sistema
económico de una demanda robusta; las desigualdades de acceso a los bienes públicos como

41
Hoy son 40 millones según el reciente Censo Nacional.
42
Porta y Bianco : 2004
salud y educación, agravadas luego del período de liberalización de los 90, debido a la
progresiva privatización de esos servicios; la ya mencionada insuficiencia del empleo y la
poca sustentabilidad de las economías regionales.
En el segundo rubro se listan las restricciones comerciales, que aluden a la incapacidad
relativa de la economía para generar, por la vía de exportaciones, las divisas necesarias para
financiar los requerimientos de la producción; la restricción financiera, que se presenta
cuando, como consecuencia de las perspectivas de una crisis de balanza de pagos en los
momentos de la exacerbación de la restricción comercial, el país encuentra dificultades para
acceder a una refinanciación y la espiral de endeudamiento externo generado por los dos
problemas anteriores.
Finalmente, el crecimiento no sustentable hace referencia a que los problemas de
escasez de divisas se agravaron, históricamente, por la emergencia de un período de
crecimiento, que tornaba a la industria crecientemente demandante de importaciones. Así, la
solución temporal del desequilibrio interno provocaba el desequilibrio externo, mientras que
la resolución de este último, generalmente a través de una devaluación que comprimía la
capacidad de absorción doméstica, impulsaba impactos recesivos y regresivos y, por lo tanto,
reinstalaba los problemas de falta de equidad distributiva. Como resultado de estos procesos,
la economía asumió históricamente una dinámica de crecimiento de tipo “stop and go”.
Las causas estructurales de estos problemas mencionados suelen atribuirse a: una
estructura productiva desequilibrada (la heterogeneidad estructural), en la que los elementos
más dinámicos aparecen como enclaves con escasa capacidad de derrame; serios déficit de
competitividad, a nivel de firmas y sectores, pero también como una resultante del tipo de
inserción internacional de la economía; y finalmente, una macroeconomía frágil, muy
vulnerable frente a shocks externos. Esta última sería la responsable de una elevada
incertidumbre, de raíz estructural, que alienta la vocación cortoplacista y conservadora de los
agentes económicos 43.
Porta y Bianco analizan en este contexto quince propuestas de desarrollo y las agrupan
en función de los siguientes cuatro ejes:

• Fuentes del crecimiento


• Tipo de especialización productiva
• Forma de regulación y coordinación
• Agentes del proceso de acumulación

En función de los mismos identifican cuatro enfoques, el primero, que los autores
denominan AUTÁRQUICO, aparece enunciado por la CTA (Central de Trabajadores
Argentinos), una central sindical disidente de la central tradicional y que agrupa a gremios
combativos y el grupo EDI (Economistas de Izquierda), un grupo académico de orientación
marxista. El segundo, nominado NEODESARROLLISTA DE BASE INDUSTRIAL, es
sostenido, con diversos matices, por la Unión Industrial Argentina (UIA)44, por los integrantes
del denominado Plan Fénix, un grupo de académicos de la Universidad de Buenos Aires con

43
En otros análisis esta escasa vocación de liderazgo y la mencionada visión cortoplacista del empresariado ha
sido explicada por razones históricas (Sabato: 1991) o políticas (Peña, 1973)
44
La mayor cámara industrial empresarial
una visión económica ligada al estructuralismo latinoamericano, por la Fundación de
Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), y por los autores Hugo Nochteff (Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO), Rubén Lo Vuolo (Centro Interdisciplinario
para el Estudio de Políticas Públicas -CIEPP) y Andrés López (Centro de Investigaciones para
la Transformación -CENIT).
El tercer enfoque es denominado NEODESARROLLISTA DE BASE AGRARIA y se
expresa en las propuestas del Grupo Consultores en Economía y Organización (CEO), la
Fundación OKITA y los autores Jorge Forteza (Booz, Allen & Hamilton) y Martín Redrado
(Fundación Capital).
En los dos últimos enfoques mencionados, la denominación neo-desarrollista remite,
como antecedente, a la concepción y experiencia de desarrollo liderada en Argentina por el
presidente Arturo Frondizi, a fines de la década del cincuenta y principios de la década del
sesenta del siglo pasado. Esta experiencia se basó en el desarrollo de las industrias básicas de
la mano de la inversión extranjera sobre todo en la producción de automotores, petróleo y
siderurgia. Si bien hubo algunos logros importantes, el desarrollo buscado no se materializó,
en parte porque la instalación de filiales de empresas transnacionales concentró la actividad
industrial en beneficio del capital extranjero y esto generó descapitalización debido al giro de
ganancias a los países de origen. Por otra parte los inversores extranjeros exigieron al
gobierno "seguridad" para sus inversiones, reclamando la subordinación de la fuerza laboral y
el control de las tendencias combativas del sindicalismo. Esto llevó a enfrentamientos del
gobierno con los sindicatos que debilitaron al gobierno de Frondisi, el cual fue derrocado
mediante un golpe de estado militar antes de cumplir su mandato.
Sus diferencias con las ideas originales del desarrollismo, residen en la incorporación
de criterios de economía abierta y en la priorización del desarrollo de cadenas de valor en
torno a los bienes finales y los servicios. En tanto, la diferencia básica entre las dos versiones
“neo-desarrollistas” consiste en el sector elegido para liderar el proceso de crecimiento y
desarrollo. En el caso de la primera de ellas la industria debería ser la fuerza motriz del
crecimiento económico. En el caso de la segunda, el desarrollo estaría basado en los sectores
en los que el país presenta ventajas naturales, especialmente en el sector agropecuario, a
través de un mayor grado de industrialización de los productos primarios.
Finalmente se menciona la visión llamada NEOLIBERAL, expresada en los trabajos
de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), el Instituto de
Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación
Mediterránea (IEERAL), y del economista Ricardo Arriazu. Este enfoque comparte en líneas
generales los postulados del llamado “Consenso de Washington” y propone la apertura franca
a la economía mundial, la reducción de la esfera económica pública, la desregulación de los
mercados de productos y factores y la profundización de las funciones de asignación por parte
del mercado como el camino adecuado para inducir el crecimiento y el desarrollo. Este es el
enfoque que inspiró las reformas de los noventa del siglo pasado en Argentina, que tuvieron
un claro resultado negativo.
Agentes del
Fuentes de Especializacion Regulación y
Vision Propuesta proceso de
crecimiento productiva coordinación
acumulación
Consumo interno por Sectores maduros Estado productor,
shock de intensivos en mano de fuerte inversión Estado, PyMEs,
Autárquica CTA ; EDI redistribución y obra y fuerte pública y control de los cooperativasy gestión
redefinición de la sustitución de flujos y la asignación social de la producción
integración regional importaciones de la IED

Redes de
Desarrollo de cadenas
Fuerte estímulo a la Intervención del aprovisionamiento, en
de valor industriales,
FENIX ; FIDE : inversión y el consumo estado a través de donde se incluya
Neo‐desarrollista sistemas locales de
Nochteff : Lo en un mercado interno políticas activas de preferentemente a las
(base industrial) innovación y
Vuolo ; UIA ampliado hacia el promoción, PyMEs, y estímulo a la
producción de bienes
MERCOSUR competencia e ingreso transferencia desde la
diferenciados
IED

Sistemas Redes y cadenas de


Diversificación
agroindustriales y Intervención del valor lideradas por
exportadora con
cadenas de valor estado a través de empresas de gran
Neo‐desarrollista Forteza ; CEO ; orientación al
regionales para la políticas activas de tamaño (nacionales o
(base agraria) Redrado ; OKITA mercado mundial y
producción de bienes promoción y extranjeras) con
estímulo a la
agrícolas con mayor competencia racimos de PyMEs
localización IED
valor agregado proveedoras.

El mercado, libre de
Apertura al mercado Productos en cuya restricciones e Los mecanismos de
mundial de modo de producción el país intromisiones es el mercado deben
FIEL ; IEERAL ;
Neoliberal incrementar cuente con ventajas encargado de la seleccionar aquellos
Arriazu
exportaciones y recibir comparativas asignación de los que lideren el proceso
nuevos flujos IED (estáticas) recursos de la de acumulación
economía

Cuadro 5: Visiones, propuestas y ejes del debate – Porta y Bianco (2004)

LOS MERCADOS PARA EL DESARROLLO


La utilidad del análisis de Porta y Bianco es que brinda una radiografía de las
respuestas de distintos sectores a las preguntas que surgen apenas se pone en discusión el
problema del desarrollo en el país. Por una parte aparece el interrogante del espacio de
despliegue de las industrias que se proponen, claramente resaltado por una de las limitaciones
de los procesos latinoamericanos de sustitución de importaciones de mitad del siglo XX, que
fue la insuficiencia de escala de las industrias que en ese momento se crearon.
Aquí las respuestas son variadas, la visión neoliberal propone la reinserción del país en
el esquema de división internacional del trabajo con base en las ventajas comparativas
estáticas; el enfoque neo-desarrollista con base agraria propone desarrollar la exportación al
mercado mundial de las manufacturas de origen agropecuario y minero y el neo-desarrollista
con base industrial refuerza la apuesta por el MERCOSUR 45 como ámbito de despliegue de
las industrias que se crearían.

45
El Mercosur (Mercado común del Sur), es una unión regional integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay e incluye a Venezuela en proceso de incorporación. Tiene como países asociados a Bolivia, Chile,
Colombia, Perú, Ecuador y México. Fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción,
estableciendo la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, el establecimiento de
Para el enfoque neo-desarrollista con base industrial, el desarrollo debe estar basado
en el mercado interno, es decir que la industria no sería puramente exportadora, lo cual lo
diferencia de los dos enfoques antes mencionados, sino que debería tener un claro basamento
en el mercado interno y a partir de este anclaje proyectarse al ámbito del MERCOSUR. Esta
disyuntiva expresa dos estilos de desarrollo distintos que suelen ejemplificarse oponiendo los
casos de los países desarrollados de occidente (Europa, EEUU, Canadá, Australia) con los
países orientales (Japón, Corea, los llamados tigres asiáticos y actualmente China). Si bien los
ejemplos de Corea, Japón y ahora China parecerían señalar que este es el camino de
desarrollo actualmente viable, no es menos cierto que la imposibilidad de Japón por dinamizar
su consumo interno parece estar en la base del prolongado estancamiento que sufre. Por otra
parte China, según varios análisis de su economía, enfrentará en el futuro próximo este
desafío, con final por ahora incierto.
Es que en las condiciones velozmente cambiantes de la economía globalizada, un
desarrollo liderado por exportaciones puede quedar frustrado por la creciente volatilidad de
los mercados. De hecho las recientes experiencias de Irlanda y Portugal con la exportación de
servicios son una muestra de la fragilidad de esta vía.
Recientemente ha habido una revalorización de los desarrollos basados en la creación
de un fuerte mercado interno, el cual permitiría sobrellevar las oscilaciones de la demanda
mundial. Un desarrollo basado en la producción agropecuaria y en las manufacturas de origen
agropecuario (y obviamente importadora de bienes industriales debido a su especialización y
a los equilibrios predominantes del tipo de cambio) probablemente no estaría en condiciones
de sobrellevar un retorno del precio de los commodities a los niveles del siglo pasado.
Finalmente, el enfoque denominado autárquico también propone la construcción de un
vigoroso mercado interno mediante el impulso de procesos de distribución del ingreso y
propone además la ampliación del espacio de despliegue a una suerte de Mercado Común
Latinoamericano. Esta última cuestión se relaciona con una crítica al MERCOSUR que es
visto como un diseño a la medida de la división del trabajo de las empresas multinacionales
localizadas en la región (el caso paradigmático es el de la industria automotriz) y también
cuestionado como una imposición de la poderosa industria brasilera para asegurar mercados
semi-cautivos. La discusión incluye también el fracasado intento de Estados Unidos por
establecer ALCA46 y la propuesta del gobierno venezolano de Hugo Chávez para la expansión
del ALBA47. Los tres ámbitos coinciden en proponer una unificación de mercados pero sus
implicancias geopolíticas son claramente distintas.
El MERCOSUR es un mercado común creado y gestionado por los gobiernos de
Brasil y Argentina, con fuerte influencia de las grandes empresas industriales; tiene un
funcionamiento efectivo y ha sido clave para el crecimiento de la industria automotriz en
Argentina y para la protección de la región durante la crisis económica mundial en curso. El

un arancel externo común y la adopción de una política comercial común, la coordinación de políticas
macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes y la armonización de las legislaciones para lograr el
fortalecimiento del proceso de integración. Estos ambiciosos objetivos se cumplen sólo parcialmente.
46
Área de Libre Comercio de las Américas, una iniciativa de Estados Unidos para expandir el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (Estados Unidos, México y Canadá) al resto de los estados del continente
americano excluyendo a Cuba. A partir de la cumbre de 2005 en Mar del Plata el ALCA entró en crisis, al punto
que muchos ya lo consideran como un proyecto muerto.
47
La Alianza Bolivariana para las Américas, ALBA, es una organización regional promovida por Cuba y
Venezuela como contrapartida del ALCA. Actualmente incluye como estados miembros a Cuba, Venezuela,
Bolivia, Ecuador, Nicaragua, y los pequeños estados caribeños de Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y
las Granadinas,
ALCA fue un intento de Estados Unidos de poner a la región bajo su tutela comercial,
mientras que el ALBA, creado en contraposición al anterior es una herramienta de unificación
regional de los nuevos gobiernos nacionalistas surgidos al calor del rechazo al neoliberalismo.
El enfoque autárquico cuestiona al MERCOSUR por sus limitaciones y por su dependencia de
las presiones de la gran industria transnacional y apuesta a una reformulación del mercado
regional que refleje una alianza económica de los nuevos gobiernos latinoamericanos48.

LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA
Pasando al segundo gran tema de análisis, la especialización productiva, debemos
considerar varios aspectos. Por una parte y como reflejo de gran desocupación que generaron
las experiencias neoliberales y que no ha terminado de reabsorberse, se ha incorporado como
un valor en los análisis económicos el hecho de que las actividades deban ser intensivas en
mano de obra.
Es así como se cuestiona a la producción agrícola que en Argentina se encuentra muy
tecnificada, con utilización de siembra directa, desmalezantes y semillas genéticamente
modificada, a pesar de ser altamente rentable, debido a que no absorbe mano de obra. Así los
resultados económicos se distribuyen entre los propietarios de la tierra y las empresas
proveedoras de los agroquímicos y la maquinaria agrícola, generalmente empresas
multinacionales, especialmente las primeras.
Este esquema de remuneraciones de la actividad productiva genera exclusión y un
patrón de consumo suntuario que en general dirige su demanda a los bienes importados,
habida cuenta de la disponibilidad de divisas como resultado de la exportación. Esta particular
configuración generaría un tipo de “enfermedad holandesa” , al retirar los recursos y la
demanda de la actividad industrial. Actualmente, como ya se explicó, se morigeran estas
consecuencias mediante las retenciones y el sostenimiento de un tipo de cambio alto.
Estas razones cuestionan la especialización productiva propuesta por los enfoques neo-
desarrollista con base agraria y también el neoliberal, toda vez que el mercado seleccionaría la
inserción de Argentina como productor de materias primas.
El planteo opuesto, sostenido por el enfoque autárquico, al poner el acento en las
actividades mano de obra intensivas, conlleva el peligro de reeditar el sostenimiento y la
promoción de industrias con baja eficiencia productiva, otro de los problemas de la
sustitución de importaciones que se implementó en el país a mediados del siglo pasado. Este
problema, que se vivió tanto en las empresas públicas como en las empresas privadas
protegidas, resultó en un proceso de atraso productivo del país, especialmente a partir de los
años setenta del siglo XX, y resultó ser una de las bases del consentimiento con que la
población receptó las propuestas de apertura económica que tan dañosas resultarían. Además
la baja productividad de la industria sería incompatible con un objetivo de incremento del
poder adquisitivo de los salarios.
Sin embargo, la experiencia de los años 50 y 60 del siglo XX mostraba una realidad
diferente, con empresas públicas y privadas en crecimiento, aunque con disparidades, por lo
que cabría sostener que el resultado negativo posterior observado no constituía un fatalismo.
Es posible que una gestión diferente tanto de los instrumentos de promoción como del manejo
de las empresas estatales hubiera desembocado en un resultado más favorable.

48
Katz : 2008
Esencialmente se trata de evitar la claudicación de los gobiernos a las presiones de las
empresas49 y también la utilización de las empresas públicas como arma del clientelismo
político. Sin la confianza en que puedan revertirse estos comportamientos no valdría siquiera
la pena el debate sobre el estilo de desarrollo deseable. Lo que resulta necesario es no
subestimar estos peligros, lo cual parece ser una de las carencias del enfoque autárquico.
En este sentido, la propuesta del neo-desarrollismo con base industrial de de cadenas
de valor industriales, sistemas locales de innovación y producción de bienes diferenciados se
distancia de la anterior en el sentido de considerar el incremento de la productividad por la vía
de la innovación, apuntando mediante esta puntualización un camino de reversión a uno de los
problemas experimentados en anteriores experiencias industrializadores.
Otra disyuntiva que se presenta al momento de identificar los productos y sectores
sobre los que se apoyaría un proceso de industrialización es si el esfuerzo de la promoción
debe volcarse sobre los sectores que actualmente tienen un buen desempeño ó si se debe
definir un conjunto de sectores a promocionar con base en consideraciones más generales
(encadenamientos productivos, absorción de mano de obra, externalidades positivas y
sinergias, etc.). En las propuestas analizadas en el trabajo de Porta y Bianco este tema no
aparece, debido a que la mayoría de ellas fue escrita luego de la crisis de 2001, cuando
todavía no se visualizaban sectores industriales dinámicos y con capacidad exportadora.
En la actualidad estos existen (actividad vitivinícola, producción de maquinaria
agrícola, aceiteras, servicios empresariales, etc.) y algunos analistas opinan que un plan de
desarrollo realista debería basarse en ellos por varias razones. Por una parte porque ya existen,
es decir no hace falta crearlos; por otra han probado ser competitivos y generadores de
divisas; por lo tanto la apuesta debería ser al desarrollo de los mismos50. Otros analistas
consideran que el progreso de estos sectores se debe a la particular coyuntura económica, por
lo que, de variar la misma, la actual eficiencia y capacidad exportadora se vería dañada. Por
otra parte señalan que dejar al funcionamiento actual del mercado el diseño del perfil
productivo equivaldría a renunciar a un desarrollo planificado. En las actuales circunstancias
eso llevaría seguramente a un desarrollo con sesgo ricardiano (es decir basado en ventajas
comparativas estáticas), en lugar de los sesgos keynesiano (ampliación del mercado interno) o
schumpeteriano (basado en la innovación), considerados más deseables 51 .
Posiblemente una industrialización con base en manufacturas derivadas de los
productos primarios sería más rápida que cualquier otra, pero no robusta ante el cambio en las
condiciones internacionales que determinan el alto precio de los commodities. Al bajar el
precio de los mismos, descendería también el de las manufacturas asociadas. Sería también
una industrialización orientada al mercado externo, con la ya señalada vulnerabilidad a las
oscilaciones de la demanda mundial, que parecen ser la norma en la economía global actual.
Si, en cambio, desde el estado se llevara adelante una planificación del desarrollo,
sería posible identificar los productos y las cadenas productivas que, siendo viables o
existentes, pudieran contribuir mejor a los objetivos macroeconómicos y sociales de un
mediano plazo. Un ejemplo en este sentido es un reciente trabajo elaborado por los
economistas del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA) 52.

49
El popularizado concepto de “rent seeking” utilizado por los economistas neoliberales para justificar sus
propuestas privatizadoras y liberalizadoras del comercio internacional y de los mercados laborales. Ver Ann
Krueger…..
50
Kosakof : 2009
51
Yoguel : 2009 y Dosi : 1988
52
Coatz et al : 2010
En un trabajo inspirado en la teoría de los encadenamientos productivos de
Hirschman, Rasmussen y otros el CEU realiza un análisis basado en una matriz de insumo
producto actualizada por ese equipo53. El método, tomado de Rasmussen, consiste en
comparar para cada sector la intensidad de sus vínculos directos e indirectos contra el
promedio de la economía. La terminología utilizada describe las características de los
encadenamientos 54. Un sector es de “altos encadenamientos hacia delante” (AED) o “altos
encadenamientos hacia atrás” (AEA) si su grado de articulación en estas direcciones es mayor
que la del promedio de la economía, de “alta integración nacional” (AIN) si se cumplen
ambas condiciones, y de “baja integración nacional” (BIN) si no se cumple ninguna. En el
gráfico, que reproducimos, se incorpora la importancia en la generación de valor agregado,
reflejada en el tamaño del globo. El círculo central indica el VAB total de la economía55.

La estructura de la industria manufacturera


Encadenamientos Productivos en relación al promedio de la economía

Fuente: CEU‐UIA: 2011

La planificación de la economía ha sido menospreciada debido a los fracasos de los


procesos de desarrollo del siglo pasado y aún más por la debacle del bloque socialista. Sin

53
La matriz de insumo producto disponible se publicó en 2001 y contiene datos de la economía argentina
fechados en 1997. Tal atraso estadístico señala a las claras la escasa voluntad planificadora de la actual
administración.
54
El concepto de encadenamiento o enlace hace referencia a las relaciones productivas que un determinado
sector tiene con el resto. Los encadenamientos hacia atrás comprenden a las relaciones que establece
determinado sector como demandante de insumos, en tanto los encadenamientos hacia delante abarcan los
vínculos que el sector establece como proveedor de bienes o servicios intermedios.
55
El promedio de la economía se ubica en el origen de los ejes, normalizados sobre el punto (1,1). A la derecha
(izquierda) del eje de las abscisas se encuentran los sectores con encadenamientos hacia atrás mayores a 1, es
decir, mayores (menores) al promedio de la economía. Por sobre (debajo) el eje de las ordenadas se encuentran
los sectores con mayores (menores) encadenamientos hacia delante que el promedio.
embargo, no debe olvidarse que ha sido su antítesis, la guía del mercado, la causante de las
más recientes frustraciones de intentos de desarrollo. Nos referimos a las experiencias de las
propias economías latinoamericanas durante la apertura de los años noventa del siglo XX y a
la reciente experiencia de los países periféricos europeos.
Posiblemente la planificación económica del siglo XXI deba ser mucho más flexible
que la del siglo anterior, tenga que incluir varios aspectos que no se tenían del todo en cuenta
en forma explícita, como ser la inducción de actividades focalizadas, la influencia de las
variables geopolíticas, las posibles reformulaciones a la luz de los cambiantes escenarios
mundiales, etc.
Por otra parte, llevar adelante políticas de desarrollo sin una formulación explícita de
los objetivos puede resultar exitoso en un inicio, cuando el plan se basa en medidas sencillas
que deben sostenerse con firmeza 56, pero cuando el caso es que deben llevarse adelante una
serie de medidas complejas para las que se requiere soporte político, ya sea de la población o
de otros partidos, porque atacan privilegios establecidos, parece más prudente elaborar un
plan de mediano plazo sobre el que basar los apoyos y las coincidencias.
Por otra parte, no hay que olvidar que debe reclutarse personal idóneo y claramente
consustanciado con los objetivos explicitados en el plan para que lleve adelante las medidas
con firmeza, sobre todo cuando estas consisten en exigir determinados comportamientos del
sector privado (compromisos de inversión, formalización del empleo, cumplimientos
impositivos, etc.). De lo contrario se estaría confiando el éxito y la coordinación de las
medidas a las lealtades políticas y a la hiperactividad de los líderes 57.

EL ROL DEL ESTADO


El siguiente eje clasificatorio del trabajo de Porta y Bianco apunta al rol que debería
tener el estado en el desarrollo, según los distintos autores analizados. Las visiones van desde
la prescindencia propugnada por el enfoque neoliberal hasta la postura fuertemente
intervencionista pregonada por la visión autárquica. Es de destacar que ambas visiones tienen
historia en la economía argentina. La visión prescindente, que en realidad es un eufemismo
para aludir a una importante intervención del estado pero en un sentido pro empresarial, se
implementó durante las reformas de los 90 del siglo pasado. El razonamiento justificador de
este rol del estado se encuentra en una visión apologética del mercado como mecanismo
asignador eficiente. La regresión de la industria durante dichos años y la posterior quiebra del
estado lo cuestionan como un mecanismo adecuado para el desarrollo.
Con el intervencionismo estatal la situación es más compleja. Es que el proceso de
industrialización argentino de mediados del siglo pasado fue liderado por el estado, mediante
la creación de grandes empresas estatales de energía, siderúrgicas, etc. Si bien luego de la
etapa peronista también se fomentó la radicación de filiales de empresas extranjeras, la

56
Posiblemente este sea el caso de la primera parte del crecimiento argentino durante la posconvertibilidad,
donde el rol central era jugado por la política de tipo de cambio real alto. Las limitaciones que surgen del éxito
de esa política, ya hemos señalado en este trabajo, requieren de un explicitación y análisis superior.
57
Esta descripción no es imaginaria, sino que se corresponde con el funcionamiento de la economía argentina,
que tuvo a partir de 2005, con el despido del ministro Lavagna y aún más luego de la renuncia de la ministra
Miceli en 2007, una implementación directamente dependiente de la llamada “mesa chica” de funcionarios que
rodeaban al presidente Kirchner y a su esposa y luego presidenta Cristina Kirchner.
inversión en infraestructura siguió estando a cargo del estado. Esto generó la existencia de
poderosas empresas estatales que en un principio lideraron el desarrollo58.
Sin embargo a partir de los años setenta la desinversión generó una gran pérdida de
eficiencia de estas empresas. Los manejos políticos y la burocratización sindical terminaron
por desprestigiar completamente a las empresas públicas hasta el punto de que su
privatización fue aceptada por la población como la única vía para el mejoramiento de los
servicios.
Los procesos privatizadores tuvieron suerte diversa. En el caso de la telefonía el
servicio mejoró aunque a costa de un enorme aumento de las tarifas. En el resto de los casos
el balance es aún más negativo. Algunas empresas quebraron y fueron re-estatizadas, como es
el caso de Aerolíneas Argentinas y los servicios de Correos y Obras Sanitarias. En otros
casos, la regulación de tarifas y la renegociación de los contratos luego de la crisis de 2001
llevó a procesos de desinversión que generaron fuertes deterioros. Los casos más graves son
los ferrocarriles y el servicio eléctrico de provisión y distribución.
De todas maneras, el deterioro de las empresas públicas anterior a su privatización fue
muy profundo y el gobierno privatizador utilizó en forma extrema esta situación con fines
propagandísticos para justificar la venta de las empresas. Por lo tanto en el imaginario
ideológico colectivo todavía existe cierto rechazo a la idea de la existencia de empresas
estatales. Es por eso que el actual gobierno se cuida de ir en contra de este prejuicio y
promueve la progresiva estatización y nacionalización de las empresas de un modo vacilante,
generando aún así enormes críticas de los sectores opositores. Últimamente el clima político
ha ido cambiando y el gobierno ha podido incluso comenzar a hablar de un Banco de
Desarrollo cuya función venía en parte cumpliendo calladamente el ANSeS59, con los fondos
estatizados de las jubilaciones privadas.
Desde el enfoque autárquico se propone profundizar este enfoque estatista, excediendo
incluso el ámbito de los servicios públicos, planteando un esquema productivo en el que las
grandes empresas sean estatales o, en el caso de las empresas privadas, que tengan un fuerte
control estatal, más aún en el caso de las empresas extranjeras.
En este esquema, la acción estatal promovería la existencia de pequeñas empresas y
cooperativas autogestionadas que actuarían como proveedoras de las mismas o utilizarían
como insumo los productos elaborados por las grandes empresas para producir en pequeña
escala bienes diferenciados, con elaboración adicional o con pequeños mercados de demanda.
El control estatal no se extendería a estas PyMEs sino que ellas serían objeto de promoción y
creación de condiciones favorables a su desarrollo. En este esquema aparecen implícitos dos
conceptos importantes desde el punto de la economía política.
Por un lado el estado no estaría interesado en promover la existencia de grandes
empresas mientras no tenga la capacidad de controlarlas o influir en sus decisiones. Esto tiene
su origen en la experiencia reciente de la industria argentina, crecientemente
desnacionalizada, donde las decisiones tomadas en las casas matrices (generalmente en el
extranjero) resultan en ocasiones desfavorables para las necesidades del país. Traslados de
producciones a otros países, utilización de insumos importados en lugar del desarrollo de
proveedores locales, utilización de los dividendos para financiar inversiones localizadas en el

58
Entre ellas: Ferrocarriles Argentinos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Gas del Estado, Obras Sanitarias de la
Nación, Aerolíneas Argentinas, Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Empresa Nacional de Correos y
Telégrafos, Vialidad Nacional, Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires, Empresa Líneas Marítimas
Argentinas, Administración General de Puertos, Agua y Energía, etc.
59
Administración Nacional de la Seguridad Social
extranjero, etc. han producido conflictos entre las grandes empresas y el gobierno, quien
vacila entre inmiscuirse en estas decisiones60 o tolerarlas.
Por otra parte, especialmente para el EDI, subyace la idea de que el poder político de
la clase empresarial podría reducirse en la medida en que las grandes empresas privadas de la
economía estén fuertemente controladas, y el resto del aparato productivo esté constituido por
un enjambre de PyMEs cuya influencia se encuentre atomizada. Esta racionalidad política de
la propuesta económica es entendible a la luz de las experiencias anteriores de
industrialización (primer peronismo, desarrollismo y peronismo de los años 70) que
invariablemente se frustraron por medio de golpes de estado que fueron apoyados por los
sectores empresariales más concentrados.
La visión de las PyMEs en este enfoque es en parte idílica, se trataría de empresas con
gran absorción de mano de obra, con escaso poder político debido a su dispersión y que
funcionarían como flexibles sujetos de la promoción estatal. La realidad de las PyMEs en
Argentina es un poco más matizada. En general hay una gran polarización entre empresas que
operan con trabajo formal calificado, incorporación de tecnología y adopción de estándares
internacionales de calidad y otras que operan con baja eficiencia, trabajo informal en
ocasiones semiesclavizado y producción de baja calidad. Es dudoso que la mejora en las
condiciones económicas produzca una transformación virtuosa de unas en otras, en ausencia
de una acción estatal dirigida, ya que se trata de problemas constitutivos de estas empresas.
Una posibilidad interesante sería una acción estatal por la formalización del empleo,
dado que el incremento de costos laborales producido por esta formalización impulsaría
seguramente el cambio tecnológico y al incremento de la productividad. Razonablemente esto
debería implementarse luego de que se complete la reabsorción de los desocupados producto
de la crisis.
Por otra parte es posible mencionar, aunque su tratamiento requiere de un trabajo
separado, que cada propuesta económica se asocia implícitamente con una alianza política de
sectores que la implementarían. Es así como la apertura de los 90 fue impulsada por el capital
internacional presionando a través de los organismos internacionales y encontró en el
empresariado argentino un apoyo decisivo 61, mientras que el primer peronismo impulsó la
masificación de los pequeños sindicatos socialistas existentes y la creación de otros nuevos en
ramas que no estaban sindicalizadas para darle apoyo obrero a la acción de gobierno.
Entre los extremos del estatismo, propuesto por el enfoque autárquico, y el
predominio del mercado propugnado por el enfoque neoliberal, se ubican las visiones neo-
desarrollistas. El rol del estado en estas últimas visiones no es el del estado empresario sino el
del estado promotor.

EL SUJETO DE LAS POLITICAS


Finalmente en el trabajo de Porta y Bianco aparece el análisis del sujeto de las visiones
propuestas, es decir cuál es el sector que lideraría el desarrollo propugnado. En el caso de la

60
Recientemente se produjo un conflict por la decision gubernamental de nombrar directores en las empresas en
las que el estado tiene participación accionaria. Siderar, una de las grandes compañías del holding Tenaris,
rechazó la decisión y apeló a la justicia contra la misma.
61
A pesar de que la propuesta implicó el cierre de numerosas empresas. Antes del lanzamiento del plan, el
ministro Cavallo destinó varias semanas a recorrer las cámaras empresariales para buscar apoyo. Las empresas
que aparecían como las destinadas a ser perjudicadas por la apertura se reconvirteron en gran parte en
importadoras de los productos que antes fabricaban.
propuesta autárquica los protagonistas serán, según el EDI, los trabajadores agrupados en las
empresas estatales, en las PyMEs y en las cooperativas, mientras que la CTA identifica a los
sectores privados, especialmente las pequeñas empresas. Para el enfoque neoliberal debe ser
el mercado el que elija los sujetos que impulsarán el proceso.
Los neodesarrollistas apuestan a las redes productivas integradas por grandes y
pequeñas empresas, con el liderazgo de las empresas grandes o enfoques más igualitarios
dependiendo de los autores.

CONCLUSIONES : LA NECESIDAD DE UN PLAN DE DESARROLLO


En resumen y retomando las consideraciones que nos llevaron a acompañar el análisis
de Porta y Bianco con nuestros propios conceptos, las limitaciones del actual modelo en
cuanto a la alta inflación y la imposibilidad de sostener una masa de subsidios creciente, nos
lleva al análisis del siguiente estadio del proceso de desarrollo. Esto surge de considerar que
solo un incremento en la productividad sistémica de la economía puede hacer sustentable un
incremento del poder adquisitivo del salario y solucionar las limitaciones de la oferta que
motorizan la inflación. Este objetivo podrá lograrse en la medida en que el tejido productivo
se consolide y densifique, generando las cadenas de valor necesarias para lograr sinergias
positivas.
El logro de este objetivo no puede esperarse de la acción asignadora del mercado,
antes bien, es necesario evitar que el mismo estimule la consolidación de un patrón de
crecimiento basado en exportaciones primarias y sus manufacturas asociadas. Es por eso que
existe un espacio para la acción del estado como guía de un desarrollo basado en el mercado
interno y desplegado en el espacio comercial latinoamericano. En este desarrollo las empresas
estatales y mixtas deberían tener un rol fundamental, tal como lo han tenido en el pasado,
convirtiéndose en impulsoras del crecimiento. Otros organismos estatales como las
universidades y las agencias científicas y tecnológicas serían las promotoras del
aprovechamiento y la difusión de la tecnología disponible, así como del impulso a la
investigación y el desarrollo.
En nuestra visión esta etapa debe ser guiada por un plan de desarrollo explícito,
surgido de un debate amplio promovido desde el estado y con la participación de todos los
sectores de la sociedad (trabajadores, empresarios, académicos, etc. ). Es necesaria también la
recuperación del sistema de estadísticas, ya que no puede pensarse un plan que excluya el uso
de las mismas. En ese sentido habrá que desandar un camino transitado durante la apertura
económica, cuando se perdieron muchos centros de estudios estatales debido a las
privatizaciones. Pero también habrá que cambiar el fallido enfoque actual de manipulación de
las estadísticas como arma de la política.
Finalmente deberá trabajarse en la recuperación crítica de las experiencias de
desarrollo de la segunda mitad del siglo XX, tanto de Argentina como de América Latina,
rechazando la visión condenatoria que impuso el liberalismo pero sin cerrar los ojos a sus
evidentes problemas. También habrá que enriquecer este acervo con las experiencias exitosas
más recientes de los BRIC y con los fracasos de los tigres europeos.
Por una vez en muchos años podemos decir en Argentina que estamos frente a una
oportunidad. Esperemos estar a la altura del desafío.
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