3
; €onstantin von Barloewen
Elclovin estima figura universal Desde hace siglo, sa salidaa escenia
refleja nuestra lucha covidiana, a memiida tragleomica, La carctia-
da del publico es Fruto dela vanidad del ser fhumano y su constante
fracaso ante los contratiempos de la vida. Au asi los clowns no sot.
solo sitiros payatos, sino también heroes que se rebelan contra la
indiferencia, et aburrimiento ya fala de omaginacion.
Clowns profundiza en esta figura arquetipie en diferentes
culeuras y€pocas;o mismo en el arte a mitologis, «icine ofa lite:
ratura, Es una fascinante Inmnersioi lox resoveens de la psigue
y la naturaleza humana ala vez que un hromenaje alas figuras que
han encarnado este arquetipo y su arte humanisticn
La presente edicin contiene imagenes de diferentes clowns,
selecclonadas por la actriz Sonia von BaHloswen, especialista en el
didlogo intercultural einterretigioso
Constantin von Barloewen
Constantin von Barloewen es un antropéloge ¢ hstortador cal
tural germano-argentino. Ha sido. profesor de antropologia del arte clownesco
29
121
2125
131
BT8 Suncare
23, Hacia el rol clownesco en la Edad Moderna ...... 143
24, BI dualismo clownesco en el mundo tecnolégico:
cconfiguracién de una contratuerza ....... 4.004. 145
25, Do la alegria de topezar 153
26. En el zeino de lo posible 5
Bibliogratia eee 17
TRES NOTAS PRELIMINARES
DE ANDRE HELLER
I
BI sentimiento imperante con el que se topa mi memoria al
evocar mi infancia es el de una extrafieza absoluta, como si
tun ser poderoso me hubiese arrancado del amparo de otra
esfera y me hubiera arrojado a la amarga realidad de mi su-
puesta familia, los edificios y paisajes de Viena y la melodia
de Ia lengua alemana. En ei fondo, no soy quien ereen que
soy, pereiba yo en aquel entonces, No soy este nilo que res-
onde al peculiar nombre de Francis Charles Andcé Heller-
Huart. Tampoco tengo cuatro, cinco ni seis aio, y mi voz
aguda y caida y las palabras que esta forma cuentan cosas
completamente dstintas ao que oigo en mi interior. La fami
Tia, el servicio, los demas nifios, Ia vendedora dela lecherfa,
cl caricero, el capellés, fa maesta del jardin de infancia, el
revisor del tranvia.. fodos son, cuando me cruzo con eos,
clementos integrantes de esa persistente carencia de patria,
[No dejo de esperar que alguien venga a buscarme y me de-
vvuelva, Me devuelva, ;adénde? A mi bendito origen,
Entonces, una tarde de doraingo de 1952 o 1953 dice la
nifiera: «Nos vamos al circo Rebernigg», En la Oberen Ma:
riahilferstraBe, cerca del Museo Tecnalégico, han despejado
provisionalmente un terreno bombardeado, vestigio de la Gran
Guerra, y entre unas casas de alquiler de los arrabales, de un
aris expeluznante o que estin pintadas de verde camuflaje, se0 Crowns
alza una enorme earpa a rayas azules y blancas, engalanada
‘con guimnaldas de Ioees. Del interior emana una misica de or
{questa atronadora, Cuando onto en Je pista con baneos de
rmaciera y palcos huele a caballo. A continuacién, dos Tilipa-
tienses tren un eaniche realy le ponen un sombrero anstriaco,
‘Una balarina baila una polea en la cuerds floja, un prestidigi
tador eojo conviertepaduclos en palomas yun jefe amerindio
lanza cuchillos con los ojos vendados contra una dama de
‘uniforme de almirante, que esta eclinada en una enorme tabla
‘oja de madera; los cuchillos se quedan solo a un par de centi-
metros de su cuerpo, La funciGn entera me parece desoladora.
‘Lnego tropiezan en Is psta lena de serin dos seres grotesc0s,
ceuyo atuend y proceder contravienen totalmente las rgias el
‘buen gusto y los modsales que imperan en casa. Parecen unos
iconcebibies altos recién nacidos que, por momentos, van
descubriendo el mundo con creciente y desmedido asombro,
y, desde su ingesuidad, este les parece una locuray una dests-
‘Ghatez. Son los seiores clowns: prueban la vida; todo aquello
{que se puede realizar con las pieras, las manos, tos ojos. Lo
fio o lo bajo que se puede modular; c6mo funciona la fuerza
‘de la gravedad y ses posible engafarla. Cuno rato puede wn0
asustarse as mismo y alos dems lo asombrosamente idicolo
‘que puede legata ser lo absurdo, «Son emisaros precisamente
del lugar que aforo>, pienso yo. Aparece en escena un treet
‘hombre, con la cara pintada de Blanco y las orejas rojas. Viste
tuna obra de arte dela confeeci6n: un traje dorado de homibros|
lanchos con gorgvers, evajado de lentejuclas. Es un virtuoso
del saxofén, el violin, la guitara, la trompeta, el acorde6n; y,
‘como colofén, con el arco del violin le arranca a una sierra cl
“Ave Maria de Franz Schubert. Ami entender, los dos primeros
‘apenas saben nada de la vida terrenal, pero el tercero proba
Dlemente lo sepa todo de ella. Astque, para pasmo dela niera,
‘que tard ait en reponerse del susto, salto del paleo a a pista
“Tars NoTAS PRALIMUNARES DE ANDRE HELLER uw
yy le pregunto al omnisciente: «Por favor, ,puedes decisme
‘eémo i ali, donde no es agus? ;Al fugar donde vive mi ver-
‘ladeca familia?y, Else queda unos segundos mirando seria
rmeate al nfo pido y flaco vestido de domingo, y contesta
‘eNingtn problema, Primero, con la laut travesera tocaré para
¢l piblico entregado la cancidn de laluciémaga y luego los
cuatro, mis amigos Grippo y Bohumil, 6 y yo, volaremos a la
luna y nos zamparemos un bocadillo de salami de diecisicte
iets», Lo siguiente que novo son las manos ésperas de la
nidiera que me agarran como & un animal huid y me sacan a
rstras de la pista y de la carpa, mientras grito horrorizado:
‘jSocorto, payasos, salvadme!>. Recorremes el camino de
‘tela a case apie y todavia oige la vor de mi guardiana, que
repite una y ua ver: «jJnsolente, qué vergienza! Virgen San-
tal ,Qué vergtenzat»,
‘Una vez en casa me mandaron a mi habitacin y al dfa
siguiente mi padre me dej6 una nota encima del plato del
desayuno escrita con su letra poquefiay atildada: « Acabaré
‘con todas tus pamplinas; te lo aseguro». Nunca lo consiguis,
{ttn hoy creo que me hubiese evitado mucha melaneolia y
‘rastornos animicos sien aque! momento me hubiese ido a la
luna con Grippo, Bohumil y el omniscient, y hubiese con-
templado la Tierra desde la perspeetiva de un pro.
w
En ofofio de 1970, emprendi junto con mi esposs en aquel|
‘entonces, la atriz Erika Plubar, una heterodoxa peregrinacisn
rambo a Pacific Palisades, a casa de Henry Miller En su casa
‘de Ocampestreet, 444, bajo el californiano cielo azul eobalto
pasamos dos tardes entraables con el maestro, que me recor-
‘dab a un anciano chino muy égil. Nos retamos al ping-pong,2 Chowes
‘cantamos canciones de Charles Trenet y hablamos, entre
ftras cosas, del denominade personaje cémico en el teatro,
Miller coments que habla un libro de Wallace Fowlie tulad
Clowns and Angels y quo srnbos, clowns y éngeles,procedian
de wn arquetipo. A continuaci6n nos ley6 el epilogo de su ma-
ravilloso poema La sonrisa al pie de la escala, que dice:
1 cico abe un diminuto agujero en la pista del olvido. Por
tun breve lapso de tempo no est permitido perderos,di-
solvers en la mirvilay la Beatin ranstonnados por el
mistero, Volveros a sali de él desconcertados, flgidos y
Iortoxizados por el osteo cotidiano del mundo, Per este
und cotidisno que tan bien ereemos conocer es el mis
‘mo mundo, el nico, un mundo Teno de magia, ene de
inagotable encanto, Al igual que el clowa, ejecutamos los
movimientos, simulamos, nos esforzamos para posponer el
augusta acontecimiento. Morimes en la contacciones de
"vesto paro. Nena hemos sido, ampaco ahora somos. Es-
‘amos en constantetansformacin, permanentemente so10s
1 desligados, Para siempre fuera,
Mw
Menuda satisfaccién que mi hermano de corazén y amigo
Constantin van Barloewen, al ue tengo por uno de fos hom
bres més eruitos de auesio tiempo, voelva a publicar su obra
de los clowns, agotada desde la década de Tos 1980. HistSrica
yy eulturalmente contiene todo lo relevant sobre este tema, que
barca muchos siglos y cultura, jal iluste también a una
‘nueva generaciéa de cutiosos y siga suscitando pensamien-
tos, como a mi amigo y a mf en su moment.
INTRODUCCION
De veren ewondo se practic el encanta
nibpnicn Nieresexe
«EL hombe solamente juege cuando es hombre en el més
absoluto sentido de la palabra, y solo es plenainente hom
bre cuando juega». Friedrich Schiller formula una consian-
te watropoldgica que sigue feniendo tascendenci en el mn-
do moderne. En ato pasaje explica: «El provecho es el gran
Iolo de nuestra época, al que se someten todas las fuerzas
¥ vinden tributo todos los talentos. En esta burda balanza,
cel mérito expritual del ate carece de valor y, privado de
todo estilo, el arte abandona el ruidoso mercado del St
lo»: Aparece aguf un miedo a la wbarbarie» de Ia Edad Mo-
dem que se expeesa a tawés de la uniformidad y la estabi-
li
{No es acaso una preocupacién Kigica que en el moderno
mundo de fa teenoeraca ya nose doje patciara las personas
que juegan? Hoy en dia experimentamos una fragmentacion
del saber en todos los dbitos dela vida y,consecuentemen=
te, también una disociacin de ser humano, su anoeieizaci6n,
swalomizacin, Hace ya tiempo que el dictdo dea sad
Yn eficienciay no afecta solo ala economia, sino tambien
‘lo privado. La Edad Modema yano juga, Yano tiene cabi-
«da para la hermosa inutilidad, para la gracia del instante4 crowns
Inrmopuccrdx 15
‘ceador. | mundo modemo se asemeja aun sistema hermé-
tico que solo obedece ala racionalidad de objetivo y el uil-
turismo. La preponderanci de la rizin de Descartes alland
el camino a esa racionalidad instrumental que més adelante
Max Weber daria en lamar ,
tropezando y levantindose de nuevo, demostrando la grande-
za dela caida. Los cuadros de Velazquez nos recuerdan que
un gran hombre también es grande cuando muerde et poivo.
Charlie Chaplin es la mejor prueba de ello, Lo demuestra en
Candilejas, aquctla obra maestra del clown moribundo, que
ceonoei tanto el éxito como el fracaso, tanto Ta querencia ala
ingenuidad y la juventud como el adiés a los escenarios y a
la vida sin més. Lo mismo sucede con Jacques Tati en Mi to
¥ Trdfico, Woody Alten, Charlie Rivel o el gran Grock, Pi-
‘casso y sts héroes clownescos, Georges Rovault y el clown
trigico, con Goya o las figuras de Oskar Schlemmer y,natt-
ralmenie, con Samucl Becket, testigo de To grotesco y un
‘mundo mudo absurdo. El juego es siempre libertad, sobre
{odo libertad sin coaceién; un conoeimiento antropoligico al
ae apunis coeretamente Johan Huizinga en sa clisio Homo
Judens, El juego abreespacios de libertad. La.caltura qe pier-
‘desu capacidad de juego se torna violenta
“Elelown és un gran erftico de la cultura y la civilizacién
‘que se rebeia contra toda clase de utilidad simple como prin-
cipio de relidad, que casi con temnura aboga por fa entrega a
logue es soto presuntaménte init lidico, en ver de por una
perseverancia téenica que seneillamente angulosa ls capaci-
dad de las personas para hablar. Hl jucgo asciende a categoria
de salvaguardia de toda libertad, donde en cierto modo se
halla la dimensiénfilosdtica det clown, en la que este defien-
de el fin atistico en si mismo. Donde se tienden puentes ha-
cia El hombre unidimensional, la csitica ala eivilizacién de
Hresbert Marcuse; hacia Ia preocupacién de Alexis de Tooque-
ville por una etianta de la mayoriay; hacia Ontega y Gasset,
{que en su tratado La rebelidn de las masas se opuso a un
‘mundo exénime que funcionara como una maquina; hacia
David Riesman y Amold Geen (Die Sele im technischen
Zeitater)y tambiéa hacia la critica del mundo digital de Paul
Viritios. Volviendo a Friedrich Schiller: «Es a través de la
belleza como se Hega ala liberiad>.
El clown revindica un juego Hbre de pensamientoy ac-
cién, 26 tna Mera «cultura teérica» de Ia cienca, sino una
«vida vivida>. Se resisié a la orfandad retaffsica én que ac-
tualmente vivimos
Por eso también hoy da, mas que aunca, el clown ocupa
‘on Iga ij: es un adversario que nos da esperanza, un «at~
lequin perenne, una figura intemporal, ni mds ni menos que
siti humanist, Es asf desde las figuras arcaicas de las
‘colturasindigenas hasta los angeles caidos de La sonrisa al
pie de fa escala de Henry Milles, desde la pintura de Max
‘Beckmann hasta Auguste Renoir o Edward Hopper, desde los
‘personajes de Shakespeare hasta Alfred Kubin o La nave de
Tox necias de Sebastian Brant
Risueio ya un tiempo admonitori, el clown nos pon
‘spejo delantc, un testigo contemporsneo de nuestra mem:
sia cultural y dl recuerdo, que abs setala el abismo, pero que
impide, protector, la eafda; por eso le estamos agradecidos.
Claude Lévi-Strauss basa la necesidad de su apreciacién cien-
tifics en la inquietud de que een nuestra sociedad Ia ciencia6 crowns
std totalmenteseparada del art, es decir, de todo aquello que
atin guarda relaciGa con nuestra sensibilidad
Este ensayo sobre el clown oscilaintenefonadamente entre
lo perceptivo y lorepresentativo. Conciere a distinta disci=
plinas al mismo tiempo. Los elementos narrativos alteman con
laf analtico, Mediante el procedimientologico, la cimen-
tacién cientifica va scompafiada de una confjguracién intuiti-
‘va, y viceversa; ambos planos se condicionan mutuamente.
El oditor Heinrich Ellermann goza de mi especial afecto y
amistad por lee y glosar el manuscrto en sus diversas etpas|
de gestacién.
Paris, enero de 2010,
Cus
ro feeanes
|
'
1. EL PICARO DE LOS CICLOS
MITOLOGICOS IND{GENAS
[En el margen del hiimedo bosque reiné una desolaci6n tr
pidante cuando, procedentes del shipapu, ese remoto reino de
Jos muertos, puerta durea del origen y a su ver srvéfago de la
finitud, los seres humanos saleron a la superficie de este mun-
o, Eran indios tehuanos del sur de Rio Grande, ea la Améi-
ce precolombina.
‘Bajo el cielo noctumo, los diosesadvrtieron las debitida-
des dol ser humano y ondenaron a Mesua, el jefe de ta tibu,
‘que condajese a esta eumbo al sur, allf donde refulgfa un sol
luminoso y ardients, en los jardines del mundo, donde los
cactus florectan, donde habla enormes e indolentes hojas so-
bre Ins que uno podta dejarse Leva:
Acompaiaba al séquito un hombre que se distingufa por
un Hamativo maquillaje blanco y rojo. En lugar de Tas habi-
tuales plumas, sobre su cabeza se amontonaban tnas hojas se
ceas de cereal. Avanzaba hasta la cabeza de la comitiva, que
se acrastraba penosamente por campos espinoses, y cuando
la marcha se detenia, este hombre se ponia de pronto asaltar,
bailar, canary dar traspés, bromear,dejando que Tos frutos
‘mustios maduraran, hasta que la qibu, a catcajeda limpia,
recobraba el dnimo y lo seguia al lugar donde se asentarfa
¥y repos
Ese hombre era el foshare una figura clownesea, que exis-
16, con ua amplio abanico de formas, en maltitud de culturas|
indigenas. Su funcién venfaa ser a del mediador, ue ayunaCows
_¥ se mortifica, que reza hasta que bajo el pido cielo encapo-
‘ado la tierra fer se abre, dejando crecer las flores amarilas|
como el membrillo. El koshare estaba entze los mundos: se
hallaba en Ia lucha con el orden terronal y, al mismo tiempo,
interceda con os dioses en favor de los integrantes de la
bu. En el ceremonial pablico asistéa al chamén; en el tejido
social, el hoshare ere temido,
En otras culturas indigenas tienen al picaro diving, una
figura picara que ~creadora y destructora ala vez— se presen=
1 con apatiencia areaica. Enearna la contradiceién: en tn
‘primer momento parece que da y deniega sin ton ni son, y al
‘mismo tiempo se erige en la encarnacién de los valores mo-
rales.
Larisa y la ironfa impregnan la xecién pfeara, que produ-
‘ce un temor reverencial. El picaro divino se convierte en un
speculum imaginationis en el que se reflea 1a lucha del ser
‘humano consige mismo y la materia, ala que fue erojado sin
su voluntad ni su aprobacién.
Entre las figuras de picaros divinos de los ciclos mitol6gi-
0s indigenas nos encontramos también con el personaje pi
caro de los Winnebago, una tibu de habla sioux de Nebraska,
‘que se establece una larga temporada en un pueblo para criar
‘sus hijos, De repente, una madrugada antes del ala el pica
10 parte. Los nitfos han crecido y el trabajo esté hecho. En-
‘re las parcelas de Tos campos de espigas recorre el Misisipi
‘fo arriba, por la olla que alin dia hab de habitar su tri-
‘bu recuerda la misién por Ia que el creador lo ha enviado a
ste mundo y se dispone a eliminar todas los obstieulos que
los sucesivos indigenas probablemente se encuentren en el
‘Cuando en su caminsta se topa con una cascada que bor-
botea dentro de una gruta donde retumba de forma atrona-
dora la desafia y alisa las ondas con garrotes de colores. El
i
|
;
1B p/CARO DE LOS ICL.O08 MITOLGICOS INDIGENAS 19
hlito del agua, que espumes y burbujea junto alas cas in-
feriores, fuye hacia otras terras entre serpicntes de agua,
‘sculls pétteas y corceles encabritados, ransportado por
claire fosforescente.
El ciclo mitol6gico se cierra cuando el picaro se pone en
marcha por tltima vez en la noche de un plomo desvaido, ala
velocidad del astuto relémpago y bajo el dominio de fs in-
‘uietantes asiros. Se acucilla sobre una roca, balanceando
las brazos como trallas, se cocina en cuencos de piedra una
carne verde accitosa y deja impresas las posadérasy los tes-
ticulos a modo de huellas
Las sombras del bosque flotan en la paz de la maiiana y
bajo el gris azulad del alba se mete en el agua, que, cual pila,
‘contiene un Iiquido indolente y verde opaco, Desde all as-
ciende a otro orden, lejos del mundo en tinieblas donde resi-
de el cteador de la Tierra, hacia la claridad, hacia un raunde
que se halla al otro lado de este y esti supeditado al piearo,i
i
i
i
i
:
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2. EL DUALISMO DEL P{CARO:
HEROE CULTURAL Y ADVERSARIO
I pfcaro indigens surge inicialmente como una deidad de
alma escindida: no es una fantasmagoria, ni cetae héroe cul-
tural ni como foco adversari. En ningtn caso es un ser inreal,
su existencia permanece en el yo primigenio. Vaga tan tran-
guile por Nanuras arenosas y campos cultivados, busca frutos|
‘que den gotas de leche entre espadas de San Jorge duras como
la goma, por las nochesestira sus cansades miembros, pesados
‘com el plomo, en campos de cereals segados, pero también
‘se encuentra con una naturaleza hostil: entre amenazadores|
rmonolitos oscilantes emerge el ropas de la protesta contra un
‘entorno opresor € impositivo. Su conocimiento del mundo
exterior y de sf mismo sigue siendo limitado. En los mitos|
hay un ciclo que deseribe al picarodivino, cOmo entre irios de
agua amarillos este se lava la suciedad negruzca de la cara
‘como si fuese polvo dorado y toma la imagen especular de
los lias por las propias flores: un primer indicio claro de una
percepeién clownesea de a realidad.
‘Wakujunkaga, el pfcaro divino de los Winnebago, era de
caricter bondaddoso y no se metia en asuntos bélicos. Querfa
construir, destruir menos; se asemejaba a ua demiurgo y suge>
rfa.aun clown senescent.
Los adeptos al rito del peyote practicaban un ritual det
pfearo que resaliaba poderosamente el elemento saténico.
Herebgunina era el nombre del gran espivitu maligno de los
‘Winnebago, que ya en tiempos arcaicos era tan conocido2 Crowns
como el ereador, su antagonista, La interpretacin del nom-
bre hace referencia a lo luciferino: aul cuya existencia es
inci. El pice en cuanto adversari diablo aparece aqui
como figura elemental
‘inatin sfmbolo picaro es esttico, al margen de la tradi
cin que més se enfatice. Los seres pieazos transforman el
smundo de un fuerte resoplido psan fuerte ysilenciosemente,
siempre estin peregrinando, son objeto de socarronas trope-
lias, ellos mismos engafan a ots. En algunas tribus pa-
even estar en glorioso contacto con deidades actin como
espiritu del contramanéo.
En cuanto «loco genial» y héroe cultural, el picao ind
‘na exhorta a seguieloastutamente por bosques prhistéricos,
enteehelitropos primigenios. La cultura de los hop pone de
‘manifiesto que, como oponente que deniega, en las ceremo-
nias pablicas también puede representar un rol social, inte-
grado en la delicada estructura de su cultura, aunque como
adversatio deforme los rtuales y ceremonias sagrados hasta
lo busleseo.
En el ritual de fos danzarinessagrados, los hopi constitu-
‘yen una prucba aplastante de la posible conexiGn entre am-
bos roles elownescos.
“Mientras los Kachina, los dioses de la fertilided, éanzan
como dervieies en el alumibramiento rotatorio del dia dado
vueltas alrededor de la plaza color arena, bordeada por los
pueblos de color barro de los hopi, la ceremonia sagrada es
interrumpida por la figuras de aspecto sobrenatura de 10s
clowns chi wimya, que, bajo a luz crepuscular, se distri-
buyen por los tejados que circundan la plaza. Los cuerpos de
los clowns estén recubiertos de barro color higado, sobre la
cabeza llevan unos andrajosos goros de piel verde grisicea,
{os ojos enmarcados por unas pronunciadas «aves» negras
Bailotean en los faldones de los tejados, sobre el abismo, are-
EL puaLswo Det. ncano 2B
‘polinéndose cual polvo volador, ingen caersey provocan las
carcajadas del pblico, aie de pronto pierde el interés en los
builessagrados mira embobado hacia las tablas de las cu.
teras, ue; eoih sino se atara de un tejado, hace ls ve-
es de toboganes, En la plaza, los payasos chili imi
‘bali extasiadosalotios de calls al palope y se mues-
tran perplejos ante lv aparoién de los kackinas. Enseguida se
rnezcli con ellos; elven a eroceder de golpe, se colocan en
fila tcinan enérgicament los cantos de los kachinas y se en-
tretienen esponténeamente haciendo el berzotas. Durante el
infermedio, en el gue los kachinas recuperanluerzs, los pa-
yss0ssiguen bailando en formacisn indica pas finalmen-
te sumarse al ritual y lanza los danzavines graos redondos
como guijartos y royectles Vegetales. Los clowns disfratan
del libertad que se oman yacaban intereambiando alimen-
tos yregalos con el publico hoquibierto: un palativo conta
Ja permanencia de las ataduras
“También en el «Canto ovturno» de los indios navajs se
‘eestiona Ia ortodoxia, Los clowns se untcipan esponténea-
mente ala actaci6n, hacen seas alos danzarines sagrados,
serpentean como lombrices de ina berms para arise
paso on las ceremonias, erojan cenizas himedas y crtezas
desmigajadas fos espectadres, montanacaballo a horeaja-
das y clebran con regeijo su avitd de oposcin. Una ver
‘mis, Ia magia se conviert en una farse. Los milagrers, como
Tos ilotas, no dejan que caga el faimo.
La caraceratica esencal de los clowns indfgens es la ir-
me inclusion en la estrucaza cultural. Figurassinbivalentes
stn & caballo entre un profundo arsigo en la realidedy el
ac00%0 a ls planes divinos. :
‘Los clowins Ne'wekwe dé los indios zunituvieron, ade-
ands, fncionesterapéuieasy sanadoras,y se dedicarontam-
bigs a ln magia negra™ Crowns
En las culturas supeditadas a esrictos c6digos morales, &
‘veces imperaba entre las clowns un soberbio simbolismo f=
Tico, Con unos genitals falsos e hinchadas (del tamafo de Tas
€ajas que levan os vendedores ambulantes) colgando, tenfan
Ia funcin de valvula de escape; las carcajadas que provocs-
‘ban los tables producfan un efecto liberador.
‘Los variopintes clowns conservan la funciin comin de
««entretene,independientemente de que sean teridos, obje-
10 de mofa o Venerados como figuras que rayan elo sobre-
natal
‘Lo sobrenatural se pone de manifiesto en la tendeneia cha-
‘manistcay une contatos: 1 aerobético alterna coa los ape-
titosatavicos a fin de escandalizar.
sia existencia en distintos eampos, dems del rol de apo-
‘yo y de inegraci6n, proporciona también la libertad de atacar
bborlonamente a las insttuciones y los personajes fundamen-
tales de la cultura
En au rol de apoyo, los clowns velan por el exsenal de ar
‘mas, mientras que los danzarines sagrados permanocen en
{ance viastwales. Lo indios whatulabal de California val-
‘aban tanto el elixir vital del dislogo picaro que designaban a
lun nuevo jefe tribal cuando este entraba en conflcto con los
sentretenedores, y la cordial obediencia dio paso a una mu-
tua animosidad,
Precisamente, a fase de aculturacién durante el choque
con Ia eivilizacién blanca invasora puso de manifiesto el rol
cesencial del picaro ind/gena en su cultura. Se opusieron com
desdén a los habitos de los blancos, parodisron clementes de
lacivilizcién fordnea y, con ceremonias que evocaban danzis|
cspirituales,reforzaron el ego colectivo mediante la desacre-
litacién del enemigo,
EL profundo arraigo del adversario clownesco en el colec-
tivo social responde ala inexorabilidad de la aculturaci6n, que
EL ppauaswo nes lean 28
aspiraba a la destruccign sistemstica precisarente de aque-
Tos vitiales ¥ €eremonias,ewya eseheia elownesca acentuaba
ss ientdad cultural. La confesin del letargo debi ser arran-
‘ei del alma de los clowns, esas alegres craturas.
Figura diving bicho fantistico ~corneja alicafda 0 haledn
farioso-, ser humane —lacayo e héroe eterno, buf, ser que
niega, afiema, destraye y cres-... el picaro de los cielos mi-
toligicos indigenss alberga en s{ esa tupida concentracién y
rmultiplicidad metafrica3, HERMES: UNA HIPOSTASIS
DELO CLOWNESCO
Las dos caras de la doble naturaleza de lo clownesea, el ele-
‘mento milagroso y el diabélico, que coresponde al adversa-
rio, que hace de defensor del contramundo, pueden encon-
trarse tambien en otras culturas, como en la mitologfa griegs,
En la figura de Hermes, hijo de Zeus y de la pica ninfa
‘Maya, que viviaen una cueva sumamente sombria, en el Mon-
te Cilene (Arcadia), se da una afinidad entre el pfearo const
mado, el picaro divino arquetfpico de las culturas indfgenas
yy la mitologia griega, Mediante el énfasis en lo drdstico se
‘caracteriza aquello arcaico tardio que surge con Arist6fancs
‘on larepreseatacién de los fiaces, la comedia grotesea gre
‘28, y que asimismo predomina en las duraderas historias de
plearos divinos de los Winnebago.
Como todo pfearo, Hermes actia completamente al mar-
gen de ls limites establecidos y legitimos; lucia en un rein
Jntermedio hermético, una suerte de tierra de nade.
La confusisn que alberga todo pfcaro divino también for-
‘ma parte del conjunto de la vida arcaica. Entre los estipulados|
limites de lo permitido posibilita la experiencia de lo prohibi-
do, que coatiene una inmensa fuerza vital. Es el espritu de
‘una forma de vida que se repite en diversas circunstancias y
que, ademas de Ja bondad, conoce también la complacencia~
‘maliciosa, La totalidad de leas difuinadas como caminos,
‘como espacio de juego hermético, lo fortuito como factor
hhermético, su transformaci6n (mediante hallazgo o robo) en.2B Crowns
‘obra de arte hermética y en toda indole de salidas para huir de
In obediencia opresora y la restriccién mediante leyes y cos-
‘tumbres... Eso no son fuerzas esféricas, sino postales de la
constelacsn de estrcllas a la que accede Hermes,
Con éxito certero, parece haber encontrado un parimetro
que comprende lo equiveco como principio de toda zealidad,
1 pfearo de los dioses, cuys esencia se abre hacia todas par
tes, no eouoce determinacién de género conereto alguno ¥, en
‘easiones, se asemejaa.unSngel pidpico. Hl enor alo, que
tambign es caracterstco de los picaros de las culturas in
_genas, compensa la univocidad sexual.
En cierto mito, Wakdjunkaga es novia y madre aun tiem-
1 y también la comedia antigua cuenta con el fanfare6n que
se distraza de novia: en Casina, de Plauto, en las farsa atela-
nas o en las comedias de situaci6n de Arist6fanes. Hombres
ue imitan a mujeres, conocidos ya por su culto a Artemisa
‘Coniaca, se contonean suavemente entre tintineos en el teatro
‘popular helenistico, acentuande con algazara el propio sexo,
Parece, pues, que Ia neutralidad sexual caracteristica del
lowen posterior se remonta a un origen temprano,
El picaro indigena no dispone atin de la poderosa varita
‘mégica con la que Hermes, en cuanto mensajeroe interme
diario vagabundo, acompana a las almas entre los mundos,
arraigado en un reino propio, manifestacién de la fuerza di
nna que prevalece sobre la picaresca,
El pfearo como figura mitica se converte en un personae
colectivo en el que se sefleja la parte oculla, por asf devito,
seereta, de la concieneia humana.
Al final del mito del pfearo hay un presentimiento recon-
fortante, pero el anfelo de un sanador nace de la soleédad de
lo «infernal. Fsta metafora elemental recosre todos Ios gra
sos de eivilizavi6n, desde In Edad Media hasta los fenéme-
nos clownéscos dé la Edad Moderna: Bn la figura indigena
Hlsxwes: Usa HIPSSTABS DE LO CLOWNESCO 2
el ploaco dino y en Hermes se encuentran ya tanto el ad-
‘ersario como el sanador,siendo ambos personajes facetas de
sm arguetio.
La racionalidad y la sensuaided profusas van de la mano,
porque en la unidad constitayen una ofensiva contra un orden
{nto cSsmiee como mundano.
En ambas hipGstasis aparecen rasgos de seres que no per-
tencen eningtn sitio. No es de extrafiar que en Ja astologia
‘del Renacimiento el simbolo de Hermes sea representativo de
Tos comediantes y Ia figura del buida. La espada de madera
del arlequines andognalcadvceo la vara de heraldo con dos
serpientes entrlazagas de Mercutio, homdlogo romano del
sriego Hermes.
I simbolo falco de un dios multiforme conduce a ls al-
ras al mundo de as sombrasireales, a gual que el flautista
de Hamelin, vestido de arlequin de la Edad Media, atrae alos
‘ios al inframundo con una flat
"Es manifesta la conexidnéel clown con la figura diab
ca como adversara de un orden eGsmico al que ella misma
pertenece :
Lucifer se asomeja aun monsruo desfiguradoy es un dies
110 rabula que hace que el orden divino se tambalee. Caliban
«al santo de Préspero lo que un diablo ana figura divina
aprende évidamente ta lengua y Ta vuclve contrac] maestro,
El adversario, el defensor de oto lado, estaria perdido de
10 exists lo divino del mismo modo que fa figura del picaro
<é a comeia antigua no sera un pardsito entre los paticios
envuelios en tnicas Blancas com la leche en Tas mesas o5-
‘entosemente vestidas de las sociedades romanas sin unos co-
pisos banquetes.1
;
4, PARODIA BLASFEMA
Y CLOWNERIE HERETIC:
FIESTA DE LOS LOCOS
Y SOCIETES JOYEUSES
cos de los primeros misioneros que vvieron el desmem-
tramiento de las ageupacionesclownescasadversras de as
calturasindigenas podtan saber que durante mis de cuatro-
ientos aos la Ilesn catlie suncionaria conraculturas s-
nilares en Europa
[La Fiesta de fs Locos germiné en un ambiente que evo-
caba lo andzquico, ponieno de manifesto la conexin entre
el orden dvinoy el eontramundo dihstico.
"En F445, faalad de Teologta dela Universidad de Pais
‘oid uua carta a las catedralesfrancesas,oponigndose 8 un
fendmeno que gozaba de un elevado grado de popularidad
en las iglesias. Ente los silos ity XVM, pado presenciar-
seen ella, en inteneiny praxis, una misa del diablo, del
iversario, a modo de parodia blesfema de la Santa Mis, Ea
quella epoca, el bao cleco pod esalar en la erargua; du-|
zante lo gue duraba fa festa expulsaba de la iglesia al ato |
lero, nombraha 8 sus propios papas, obispos y sacendots,
bra botellas, bebta hasta el amanecey,levaba méscaras de
olor castao,hacfa muecas monsimosasy se engalana el
‘cuerpo con ropa de mux. En las nares del sacerdote que
equivale a loco, mimo, bufin.o anni. De hecho,
preci de colonus y cod, que sixifcaban spatén. Elclown
£1 cuanis «paid», compose le conoce por la comedia paso-
capeare Como gust,
‘eaten un ctetp airs ei comin Ba
és tienea ‘el término Kliinne, en frisén Kidnne y en danés
lunes y Clods son sinsnimosy significan clown,
‘Los clowns ingleses de aquellaépocaincufan metéfors.
biliasy selipiosas en su representacion. Unos pastores con
‘oveuras manchas de tabaco en fas yemas de los Jedosiban
to syo mientras el paeto retozabaente ellos, de nuevo en
galanado cual personaje cémicoen una féerieautéaticamente |
satinjca y acicalado con una nariz escarlata, euernos picudos
‘y una cola deshilachada y combada.
‘Este ambiente predominante se fltra incluso en la literatu-
+2, se ve, por ejemplo, en la novela picaresca, Rabelais rebiisa
todo constrefimiento y con la espada del picaro se opone alas
‘formas medievales de vida tutelada. En Espafa, la novela pi-
ccaresca supuso una oportunidad insclita de rebelién contra el
‘orden jerirquico establecido; mis adelante, Goethe esesibirfa
su Reineke el zorvo durante Ia, Reyoluci6n faticesa, creanilo
‘una epopeya memorable sobre Ia figura del piearo, en cuya
uwailicidn adversaria Thomas Mana pudo esbozar al estafador
Felix Krull como un picaro burgués.
‘convertiré indudable-0 Cows
La imeraccién entre el ro de héroe cultural y el de adves-
sario adopta en su altemancia formas pecoliares que se pas-
‘man en las diversas manifestaciones intelectual de una cul-
ua,
EL crudito humanista Sebastian Brant publics en 1494 sa
Nave de los necios, una exitosisima sicesion de descripcio.
nes aisladas que abordaban el fensmeno de la necedad por
capfulos, acompefiados de xilografis a modo de iustracion
_ifiea. Entre sombras deslizantes, la nave de los locas era el
‘exponente de un viaje hacia fo deseonocido y, en su simbois-
‘mo, exhortaba a la probidad eristiana, El loco vuelve a dar
{estimonio de su trascendencia como figura universal y,
ciendo eabriolas, representa a la humanigad.
EL Bosco esboza entre 1510 y 1516 su propia versién de
La nave de los locos: un vehieulo que sures aguas revuelta,
entre orillas de terra baldia, abarrotado de todos los grados
dde necedad. El loco como oponente, como adversario de un
‘onden, se perfila aqui también como una disociaciéa de la
imagen de lanave de los cristianos, que calma la marea y, ras
unos oseuros velos, se dirige alas puerta del cielo, Si bien la
have de os locos tiene un méstil de madera en cuyo extremo
se ha entallado una calavera con cuchillos de piedra un ent
cifijoen el midst! de una nave cristina junto a una polea sin
clavija simbotiza, sega Wynandus de Stega, la inmolacién
de Cristo. En la bandera de la nave de Tos locos aparece una
luna ereciente que simboliza ls deambulacisn erriticas apa-
zecen hombres que son Mevados al purgatorio. A igual que
Sebastian Brant tambign quiere ef Bosco, ejemplarmente en
Ja imobservancia del Viernes Santo, haces una eritca de st
época.
Es verdad que el loco de la nave de los necios ocupa el
lugar del timonel, pero, entumecido como si estuviese hela-
do, da la espalda a los wipulantes y, volvigndose, rehiye esa
|
“TENDENGIAS CLOWNESCAS EN LA EDAD MEDIA a
responsabilidad; ante s{ solo est Ia larga noche, En la meta-
{rica representacidn vernes un pez en el mar turbo, simbolo
de Cristo, del que, sin embargo, el atormentado loco no se
apercibe, Enel siglo xx, el Bateau fre de Rimbaud evoca la
smetifora de la nave de os locos y apunta al siempre recurren-
tey problemético terreno del often divino y a eontrafuerza
adversatis
En la transicign hacia la Edad Moderna, Ia figura de! loco
arvoja iia 1uz singular sobre la necedad como fuecza eultu-
rly social. Ernst Cassier trza en Tdividuo y 2osmos en la
{lasofia det Renacimiento una panorémica dei Renacimiento
'y muestra cémo en l ilosofia del Cusano ~punto neurélgico
‘del pensamiento de quel tiempo- se reflejan las principa-
les fuerzas espirituales de I época. El ethos de una cultura
‘es elfelén de fondo en el que se manifiestael engarce solo
aparentemente informe de Ia historia de Ins ideas y la isto-
sia real
Enel dislogo dota de Sapienta del Cusano, el loco sulte
de manera anéloga al lego indocto~ un reencuadre indireeto
yal mismo tiempo crucial con respecto al cientfico pedante.
El regreso al antiguo significado griego de la palabra hace
inteligible el experimento. Fl énfasis en el empirismo indivi-
‘dualmente experimentado y dejrse llevar por su propia raza
crigian al uidiota» en individuo autGnomo e independiente
Los fondamentos de la experiencia deben conformarse con
tina dindmica paradgjica, Se lleva a cabo una descripeidn
‘conereta de la relidad social, una ceduecién a las relaciones
hhummanas basicas, a una existencia mnima, que perdora in
El ennoblecimiento del pensamiento independiente denota
tuna disociacin respecto alas tradiciones escosticas medie-
vales, con su dependencia de las autoridades legales, que se
cconsideraban prwvativas de poder2 Cowes
El paso de la dependencia a Ja autonoma foe siempre la
coiiguista del loco y establece una clara analogta
Ef clown del Cusano es un anciano que tala una cuchara
Cada uno a su estilo, Alberto Durero y Leonardo da Vinci
dibujan al lego indocto como una figura pensante respotada,
que por su «octa ignorancia», tal como expresa Peter-Klaus
Schuster en Unter der Maske des Narren, parece rozat las
eras el eo gravis su poiién marginal con respect
ao divino.
La autoconciencia crstiana provoea la aparcién del men-
tecato cristiano, como en la xilograffa Elisabeth de 1490, en
[Nairemberg, donde aparece un necio con ores de asno aris
‘easy habito de monje, a boca cerrada con candado: el men-
fecato de una nueva teologia y, por tanto, duende danzarin de
toda ortodoxia, que Ieva los estigmas de la subversiGn como
sell comin,
Las crecientes dudas sobre una cuantiicncién de a figura
divina, cuys inconmensurabilidsd conduce precisamente a su
medici6n, hacen que el Cusano establezea un dictado teolé-
_gico negativo y desemboque en el planteamiento de una «ig-
Torancia sapicnte». Lego, mentecato y loco soa términos se-
‘cularizados de este enfoaue ¥ adquieren un cardeter social
revolucionario de manifiesta oposiviéa al orden existent
‘Una vez més se establece la dialéctica deP loco en calidad
de adversario que, a través de Ia reivindicaciéa étiea de su
acto, adquiere rasgos de héroe cultural. La polémica di
gue al mentecato ignorante y le confiere estas de sabi
Se desmonta la pirdmide existencial agustina, la relaiviza-
‘cin de la cosmovisidn escoléstca conduce ala acentuacién
al inicio del
salmo 53: «Dict insipiens in corde suo non est deus» (Dice
el necio en su corazsin: Dios no existe). Enel sigho xv, este
verso se ust con un loco con cetro y gorto. La relacién
andloga com el texto del salrio no presenta tanto al 19c0 como
‘bufdn ingenuo; se convierte mis bien en un negador de Dios
‘quo, como necio impfo, serebela contra un orden e6smico de
tun modo tal que el hombre medieval solo concibe en el opo-
pente de Dios mismo: el diablo.
[La historia del arte est lena de testimonios de la vision
ela Figura de Cristo como mentscato. Erasino de Rotterdam
estigmatiza en 1509 su Blogio de la Tocura, complementado
agrificamente por Holbein: «,Acaso el propio Jesueristo, a
ppesur de todo, sabiduria det Padre, no se convirti en cierto
‘modo en un necio por querer salvar a la humanidad de su
necedad y adoptar una forma humana? También se conviris
‘en pecado para redimirel pecado, aunque no quisiera redianir
‘ns que mediante la nesedad de la eruz, por medio de unos
_apSstoles simplones y rudoso.
La figura crstiana del mentecato también aparece a gran-
des rasgos en Niemand (1507) a xilograta a pligo entero de
Jorg Schan, de Memmingen. Una vez ms, al personaje e le
mpide hablar mediante un candado, ¢saeribillado a burlas
por parte de unos cuantos domésticos y sufre, igual que el
personaje de Cristo, un martrio infinito, Durante esa época
de sransci6n, el personaje de Nadie (Niemand) adquiere una,
selevancia extraordinaria en calidad de victima con su denta-
do sombrero de plumas verde grisdiceo. Carga con la culpa y,
‘aungue es inocente, intercede en favor de Jos culpables ante
instituciones y autoridades. Aleja la culpa de los seres lam
nos antes de que esta condene al sueto. La inclusion de Nadie
cen las tradiciones de la historia del pensamiento deja entrever
“un enovado y considerable abundono de la preponderancia de
Jarazén, que dominaba la teologfa escotistica, El elemento46 Crowns
de a needa se eaterpreta como sida. La cocienia de
Tareaidad ye cistaniamient de esi se unen, Un caro
de principio det siglo xv mesa todavia Nadie ere
‘ua servidumbre gue vive sin sobresaltosy Jespojos putes.
cents evocand ls metifora del personae de Cristo.
La comprensn rad de a propia needa ya a conc-
| ‘bi6 el Cusano como sabiduria. La locura’y el positive afianza-
reno dl profmia ya gmorancia-inclogo dea ter
| enciero modo esometn sn farsa debt fem lex
tigma de a marindcin como una paradoja de (impetus
| erst, como Une prosecacién dena eoca comeraa
| inesiable. Giordano Branoexpesinents una iteaconen a
Aseuccién de a Bove elestey ena Cen delle Cenerie
concise mundo sities como consesuenia eh
seinfnitas.