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SINOPSIS

Skyler dejó un hogar frío, distante y lleno de hostilidad. Estaba desesperada por huir y
en el momento en que quedó libre, juró que no dejaría que eso le volviera a pasar.
Entonces, ¿por qué el único hombre que se permitió tener sentimientos por ella
desapareció completamente? Jason era todo lo que ella quería y un día se fue. Cuando
un choque con un extraño la convierte en la damisela en apuros, se sorprende al
encontrar a Jason cerca como un toro enojado y celoso.

Jason hizo lo más difícil de su vida cuando se alejó de Skyler. Pensó que estaba
haciendo lo correcto, porque todo dentro de él gritaba para hacerla suya. Su amor
instantáneo por ella lo consumía y todo lo que quería hacer era asfixiarla con
atención. ¿Qué clase de vida es esa para cualquier mujer? Pero nunca se fue lejos. Sin
embargo, cuando le quitó los ojos de encima durante dos segundos, eso fue
exactamente el tiempo suficiente para que ella encontrara problemas. Cuando ella
aparece con su hermano en la cena familiar, finalmente se da cuenta de que ya no es
una opción.

Advertencia: La única razón por la que se echó atrás es porque LA QUERIA


DEMASIADO. ¿Puedes imaginarte lo maravilloso que es este héroe? Es el Mejor-Sobre
de Todo Loco-Enamorado y estamos viviendo para ello…Averigua por qué el hermano
mayor gruñón está tan enojado todo el tiempo.
SUSURROS: Es por la mujer que ama. Prometemos hacer lo correcto!
Tabla de contenido
Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Epílogo

Epílogo
Por los locos héroes alfa...
Nunca tendremos suficiente.
Créditos

Traductora
Jimena

Corrección y revisión final


Yareth

Diseño
Juli
Capítulo uno
Skyler

—E
n realidad estoy bien— intento decírselo de nuevo. Bueno, tal
vez no sea porque mis rodillas están latiendo al golpear la acera
de concreto y la quemadura de su café aún persiste en mi
estómago. No creo que ninguno de nosotros estuviera prestando atención cuando
chocamos.

Maldita sea. Esta era mi camisa favorita y ahora está definitivamente arruinada.
Ni siquiera es mía, pero el hombre al que le pertenece no va a pedir que se la
devuelvan. Se llevó parte de mi corazón con él cuando se fue, así que me quede con la
camisa, aunque sólo me dé dolor en el corazon. El olor de él hace tiempo que
desapareció, pero no hay manera de como voy a quitarle la mancha de café. Tal vez
este tipo me hizo un favor y puedo deshacerme de ella.

—La casa de mis padres está a la vuelta de la esquina. Déjame ayudarte al menos
a limpiarte— Levanta las manos, sin saber qué hacer. Puedo decir que quiere
ayudarme, pero está tratando de no tocarme. Hay algo en sus ojos azul oscuro que me
resulta familiar, que tiene que ser la razón por la que estoy de acuerdo en ir con él.

—De acuerdo— digo yo, y sus hombros caen en alivio.

Dijo que la casa de sus padres, así que al menos no es un lugar al azar. Mis
rodillas están empezando a latir y estoy bastante segura de que están sangrando.
Finalmente miro hacia abajo y veo sangre filtrándose a través del material de mis
mallas grises. Jadeo y sacudo la cabeza para mirar hacia otro lado, y al hacerlo me
siento mareada. Los brazos fuertes me envuelven para evitar que me caiga.

—Mierda, ¿deberíamos ir al hospital?— pregunta, y estoy segura que mi cara está


verde.

—No, es sólo la sangre— Aspiro profundamente y lo hago lo mejor que puedo.


Verlo siempre me enferma.
—Haremos que te curen. Apuesto a que mi madre o hermana tiene algo en la casa
que puedes usar si necesitas cambiar tus...— Se queda atrás por un tiempo. —
Pantalones—

Dejé salir una pequeña carcajada y volví a ver su mirada. Sus ojos son tan
inquietantes, pero no sé por qué.

—Soy Skyler. Tal vez deberíamos intercambiar nombres ya que me llevarás a casa
de tus padres y me traerás pantalones—

—Jon—se ríe mientras me ayuda a estabilizar los pies. —Realmente siento esto—
Comienza a guiarme por la acera y finalmente me libera cuando puedo arreglármelas
sola. —Intentaba no llegar tarde, pero parece que sólo lo empeoré—

—Si necesitas estar en algún lado, estoy bien— Dejo de caminar por un momento
y trato de no mirar hacia abajo a mis rodillas porque podría desmayarme. No hay
forma de que vaya a hacer un viaje en metro. Jesús, soy un desastre por un poco de
sangre. He tenido hemofobia desde.... Me detengo en mis pensamientos, sin querer ir
allí.

—No, está bien, sólo una cena familiar. Mi madre puede ser despiadada si te
pierdes una o llegas tarde— Lo dice con una sonrisa, haciéndome pensar que su
madre no es despiadada en absoluto. —Estaría muy enojada si supiera que dejé a una
mujer que necesitaba ayuda—

Me relajo. Sé que se va a asegurar de que yo esté bien aunque sea una mujer
adulta, si veinte y contando como adulta, pero sé que algunas personas no lo hacen.
Jason me viene a la mente, pero yo lucho contra esos pensamientos y los meto en la
caja que no quiero abrir.

—Pagaré por la camisa— Él mira mi camisa blanca que es un par de tallas más
grande para mí.

Sólo quería salir a tomar un café. Luego me dio ganas locas por por correr a mi
panadería favorita al otro lado de la ciudad y comprar algo dulce para más tarde. Iba a
pasar mi perezoso domingo comiendo pastel y perdiéndome en un libro y reestrenos de
reality TV.

—Está bien. Podría haber sido mi culpa— Él estaba saliendo de un taxi y yo


estaba perdida en mi cabeza y sin prestar atención. Era un mal hábito mío salir de la
banqueta y caminar justo por delante del lugar al que me dirigía. A veces me tomaba
dos cuadras darme cuenta de lo que había hecho. Que es exactamente lo que pasó
hoy.

—¿Fuiste allí?— Él asiente con la cabeza al logo de la universidad en mi camisa


que se ha desvanecido por haber sido lavada tantas veces.
—No—

La universidad no estaba en los planes para mí. En algún momento lo hubiera


pensado, pero la vida puede cambiar tan rápidamente. He aprendido esa lección
demasiadas veces como para contarlas. Cada día nunca sabes lo que vas a conseguir y
nunca puedes confiar en nadie más que en ti mismo.

Dimos vuelata a la esquina en un lindo vecindario que se parece mucho al de mi


infancia. Sólo vine hasta aquí por la panadería. Es la misma a la que Jason me llevó.
Me hice adicta al lugar con un sola probada, como lo había hecho con él. Eso es todo
lo que me llevó a caer bajo su hechizo, pero tan rápido como estuvo en mi vida, estaba
fuera de él. Es casi como si se hubiera desaparecido del planeta.

Sólo lo he visto una vez desde entonces, cuando fui a buscarlo a propósito. Fingí
encontrarme con él, lo que era patético, pero cuando lo encontré con otra chica fue
agridulce. Me hizo darme cuenta de que yo también necesitaba seguir adelante. Jason
no iba a volver y aunque intentara arrastrarse hacia mí, le pasaría por encima. Nunca
me he enamorado tan fácilmente de un hombre y la única vez que bajé la guardia me
quedé destrozada y sola.

Jon me guía por el camino de entrada y abre una puerta lateral. —¿Tienes
hambre? Mi mamá te va a pedir que te quedes a cenar—

Le echo una mirada a Jon mientras me abre la puerta. Es guapo y quizá un año o
dos más viejo que yo. Este podría ser mi momento de moverme hacia delante, pero no
hay chispa. Parece bastante agradable, pero no estoy segura de sí me está insinuando
que me quede porque su mamá se lo va a pedir o porque él quiere que me quede.
Parece un buen tipo, pero yo no siento nada romántico.

—Probablemente no debería— lo admito al entrar. El olor de la comida me golpea


y mi estómago hace un fuerte gruñido, causando que Jon se ría. Todo lo que he
tomado hasta ahora es café. Todavía no he recibido mi pastel y por lo que parece, no lo
recibiré pronto.

—No creo que tu estómago esté de acuerdo— Jon se burla de mí mientras


caminamos a través de una cocina donde una mujer está de pie junto a la estufa.
Tiene el pelo oscuro con algunas vetas grises y se vuelve para mirarnos.

—Llegas tarde— Sus ojos se llenan de sorpresa cuando me ve y sé que es su


madre.

—Necesito el botiquín de primeros auxilios, mamá— le dice Jon. Sus ojos vagan
sobre mí rápidamente antes de salir corriendo, gritando un “ahora vuelvo" por encima
de su hombro.
—Vamos a sentarte— Jon me saca de la cocina que huele delicioso y me lleva al
comedor. La mesa está puesta y lista para lo que tiene que ser una familia gigante. Si
no lo supiera, pensaría que es Acción de Gracias.

Miro cuando veo a alguien entrar desde otra habitación y todo el aire de mis
pulmones se congela. Jason se queda ahí parado con la misma impresión que yo. Nos
miramos fijamente el uno al otro por un largo momento, sin que ninguno de los dos
diga una palabra.

—¿Estás bien, Skyler?— Jon me pregunta.

Pone su mano en mi muslo justo encima de mi rodilla. No, no estoy bien. Tantas
emociones me inundan y luego la veo. La misma chica con la que vi a Jason antes.
Ella entra justo detrás de él y sus ojos se mueven hacia donde estoy con Jon y luego
hacia Jason.

Jason mira fijamente a Jon, y veo cómo la ira se apodera de su expresión de


asombro.

—¿Qué estás haciendo con mi chica?— Jason señala a Jon con el dedo y me doy
cuenta de que no sabía que tenía un hermano. Es otro recordatorio de que no valía la
pena confiar en mí. —Sky, ven aquí— ordenó, pero no me mira.

—No soy tu chica— contesto mientras miro a Jon y veo una pequeña sonrisa al
costado de su boca. Ahora lo veo, por qué sus ojos me eran tan familiares. —Estoy con
Jon— Las palabras salen de mi boca antes de que tenga la oportunidad de pensarlas y
para mi sorpresa la sonrisa de Jon se convierte en una sonrisa completa antes de que
Jason lo lance al otro lado de la mesa del comedor.
Capítulo dos
Jason

—¡ Sobre mi cadáver!— Grito mientras me tiro al suelo con mi


hermanito.

—Si le pones a Marco un ojo morado que no se cure


antes de la boda, los mataré a todos— Oigo a mi hermana
decir desde detrás de mí en algún lugar mientras siento que
los brazos me tiran de él. —¡Será mejor que lo dejes! Aquí viene mamá—

El sonido de los pasos de mi madre me hace entrar en razón lo suficiente como


para liberar el agarre que tengo sobre Jon y soltarlo. Marco se mete entre nosotros y
nos separa.

—¡Qué está pasando?— Mamá pregunta mientras mira alrededor de la


habitación. Finalmente sus ojos se entrecerraron sobre mí mientras se adelantaba.
—Jason ¿puedes ayudarme en la cocina un segundo?— Veo como ella le pasa un
botiquín de primeros auxilios a Jon y él se mueve hacia Skyler.

—Si le pones un dedo encima, te lo quito— le advierto, y se detiene en su camino.


Luego miro a Skyler y veo que le sangran las rodillas. —Mierda—

—Jason— La voz de mi madre es severa y no tengo elección.

Me acerco a Skyler y la recojo y luego le quito el botiquín de primeros auxilios de


la mano a Jon cuando voy a la cocina.

—Bájame— protesta Skyler, meneándose en mis brazos y casi me desmayo por el


placer de ella contra mí.

—No— me las arreglo para decir a través de los dientes apretados mientras la
siento en el taburete y abro la cajita.

—Jason, quería hablar contigo en privado— Mi madre se pone nerviosa cuando


se me acerca y me ayuda a abrir los hisopos con alcohol. —Déjame hacer esto, tus
manos son demasiado grandes—

Me pongo a un lado y observo como Skyler mira hacia otro lado y su cara
palidece. Le aterroriza la sangre, pero nunca me dijo por qué. Yo tampoco tuve la
oportunidad de preguntar y es otra cosa en mi lista de cosas que quiero saber sobre
ella.

—¿Alguno de ustedes quiere decirme de qué se trataba todo eso?—Mamá mira a


Skyler y luego a mí.

—Respira por la boca, Sky— Le tomo la mano y no se aleja de mí. La sensación


cálida de sus delicados dedos en los míos es como una inyección de heroína en mi
sistema.

Esta es la razón por la que la dejé antes. Este sentimiento ahora mismo es la
razón por la que tuve que dejarla ir. Porque con sólo tocarla, me convierto en algo
diferente por dentro.

Sus ojos se fijan en los míos como si sintiera mi sangre hirviendo. Donde debería
haber miedo y repugnancia veo anhelo y me revuelve el estómago. No podía decirle lo
que sentía porque sabía que se habría escapado gritando, pero tal vez debería haberlo
hecho porque tenerla tan cerca me está poniendo a prueba una vez más.

Estaba trabajando hasta tarde cuando hubo un golpe suave en mi puerta y ella
entró. Ella era parte del equipo de limpieza nocturna que trabajaba para el edificio al
que le alquilé mi espacio de oficina. Me había quedado hasta tarde muchas veces y
nunca la había visto antes. Era su primer día y se derramó cloro por todo el uniforme.
Terminé dándole mi camiseta vieja, diciéndole a su jefe que arruiné su uniforme para
que no se metiera en problemas.

Ahí es donde todo comenzó.

Hace un tiempo me arriesgué en un nuevo negocio y terminó en bancarrota. Fue


una experiencia que me cambió y me hizo ver todos mis defectos a la vez. Lo perdí
todo, pero de alguna manera me encontré a mí mismo. Me di cuenta de lo que tenía
que hacer para mantenerme en la cima y eventualmente volvería a escalar. Me llevó
tiempo, pero juré que si alguna vez volvía a donde estaba, nunca sería tan tonto como
para volver a perderlo. Cuando conocí a Skyler fue como si todo a mi alrededor se
hubiera disuelto, dejándola sólo a ella a mi vista.

No me importaba si lo había perdido todo o si estaba a punto de cambiar mi vida.


Todo lo que quería hacer era estar con ella y respirar el aire a su lado durante todo el
tiempo que me quedaba en esta tierra. Skyler me consumió y no hay otra forma de
decirlo. Ella era y sigue siendo todo mi mundo.

—Ay— silba y cierra los ojos con fuerza.

—Lo siento, cariño— Mamá sopla en los cortes y se inclina hacia atrás. —Sólo
estoy tratando de limpiarlo. No es nada terrible, sólo un montón de pequeños
arañazos. Creo que lo peor del sangrado ya ha pasado y puedo ponerle unas cueitas—
—Muchas gracias— dice Skyler mientras se estremece.

—¿Quién de ustedes va a decirme cómo se conocieron?—Mamá mira entre


nosotros y veo un pequeño tinte rosa en las mejillas de Skyler.

—Nos conocimos hace un tiempo— Skyler se encoge de hombros y aprieto los


dientes ante lo indiferente que es.

—Ella me pertenece—

Tanto mi madre como Skyler me miran fijamente y ahora es mi turno de encoger


los hombros.

—Tienes una manera divertida de demostrarlo—Skyler estrecha los ojos antes de


darse la vuelta y trata de sacarme su mano de las manos.

—No lo entiendes— suspiro y sacudo la cabeza.

¿Cómo puedo explicarle que quedarme con ella sólo la hará miserable? No puedo
estar con ella, pero no puedo dejarla ir y sé que eso me convierte en un imbécil.
Simplemente no me importa.

—Oh, lo siento, ¿Ibas a explicarme por qué desapareciste de la noche a la


mañana y luego te veo con ella...?— Ella cierra la boca, pero es demasiado tarde. Vi
cómo sus ojos se me salían por encima del hombro hacia Gia, donde sé que andaba a
hurtadillas detrás de nosotros, tratando de escuchar lo que estábamos diciendo.

—Mi hermana tuvo un poco de drama con su prometido, pero ahora están bien—

Sus cejas se juntan al mirarme de nuevo. —¿Por eso te fuiste?—

—No— No puedo mentirle, pero no sé si está preparada para la verdad.

Mueve los ojos y mira hacia otro lado. —Tengo que irme—

—¿Por qué no te quedas a cenar primero?— dice mi mamá, ignorando mis


sonidos de protesta. —Entonces me aseguraré de que llegues a casa sana y salva
personalmente—

—Eso no será necesario— digo mientras agarro a Skyler por la parte superior del
brazo y la ayudo a levantarse del taburete. Está toda vendada y necesito sacarla de
aquí. —Vamos—

—¿Jason?— Mi madre me llama desde atrás mientras saco a Skyler de la cocina y


la saco por la puerta trasera para que nadie más pueda detenernos.

—¿Qué estás haciendo?— Skyler me dice suavemente cuando la saco fuera al


lado de mi camioneta.
—Llevándote a casa— regaño, abriendo la puerta y recogiéndola. —Es donde
deberías haber estado para empezar, no encontrándote con mi hermano—

—Sólo intentaba conseguir un poco de tarta. Como si tuviera idea de quién era—
Ahora está bien y enojada, lo que por alguna razón me hace quererla aún más.

—Yo seré el único que te traiga tarta— Cerré la puerta de un portazo y caminé a
mi lado del carro. Me doy cuenta de que sueno como un loco, pero no puedo
contenerme. Soy una bala perdida cuando se trata de ella. Subo a la camioneta y
conduzco hacia su apartamento. —Nos detendremos en el camino y conseguiremos
una— Agarro el volante con más fuerza y me obligo a no mirarla. Si lo hago, no podré
dejarla ir.

—Jason, esto es una locura. Sólo déjame salir del auto y me ire a casa. No
necesito que me cuides—

—Bueno, ahí es donde te equivocas-

—Ugh— Levanta las manos y puedo oír la frustración en su voz. —No tiene
sentido. Dices cosas como si yo fuera tuya, pero me dejaste—

—¿Por mi hermana?— La miro y ella vuelve a poner los ojos en blanco.

—Puede que te haya visto con ella y asumido que era otra mujer, pero eso no
explica por qué diablos desapareciste. En un segundo tenías las manos puestas…—
Se sonroja cuando mira por la ventana y se aclara la garganta. —Parecías interesado y
luego no lo estabas. Sentí que algo cambió y no lo entiendo—

—Maldita sea, Sky— Golpeo el volante con el puño mientras aparco frente a la
tienda de pasteles que sé que le encanta. —Siéntate aquí y espera. ¿Crees que puedes
hacer eso?—

Ella no me mira mientras asiente con la cabeza y yo salgo. Trato de ser rápido
porque me aterroriza que vaya a correr. Me perdí en el trabajo durante una hora antes
de ir a cenar con mis padres. No estaba comprobando el seguimiento de ella tan de
cerca cómo debería haberlo hecho hoy. Se me escurrió entre los dedos por un segundo
y luego aparece de la nada con Jon. Voy a matarlo cuando vuelva a la casa, pero
puedo manejarlo. Lo que no puedo soportar es que Sky camine por el mundo sin mí a
su lado para protegerla de cosas que la golpeen y le raspen las rodillas.

—Necesito tres de lima, uno de limón, uno fresa y dos de cerezas— digo mientras
deslizo el dinero por el mostrador.

Miro por encima de mi hombro y cuando veo que todavía está en la cabina, algo
de la presión en mi pecho se libera.
Nunca estaré completo, no mientras no esté a su lado cada momento de cada día,
pero ella no se merece tenerme con ella así. Al menos con ella sabiéndolo.

No está bien que un hombre quiera estar con una mujer como yo lo hago con ella.
Tengo el impulso de acostarme encima de ella y protegerla de todos los demás en el
mundo. Quiero llevarla en mis brazos todo el tiempo para que esté segura y protegida.
Quiero saber cada pensamiento dentro de su cabeza y compartir cada momento de su
día con ella. Este tipo de obsesión es tan exagerada que sé que probablemente he
perdido la cabeza. Pero Sky es el centro de toda mi vida y si tengo que hacerlo desde
lejos para no apagar su luz, entonces lo haré.

Pensé que al dar un paso atrás de ella estaría mejor, pero el dolor en sus ojos
cuando me vio por primera vez me cortó un pedazo de mi corazón. No quiero que me
odie, pero ¿qué otra opción hay? Pensé que podría amarla desde lejos. Que sería
suficiente, pero hoy demuestra que eso nunca funcionaría. Cuando vi a mi hermano
tocarla, lo perdí. Habría sido sólo cuestión de tiempo antes de que ella tuviera una cita
y yo podría haberme desquiciado en ese momento. Eso era inevitable.

Agarro la pila de cajas y salgo a la camioneta. Los pongo entre nosotros y odio la
separación. Debería haberlos tirado en la parte de atrás y esperar lo mejor, pero quiero
que tenga todo lo que su corazón desea.

—¿Cuál es el mio?— pregunta suavemente y oigo su estómago gruñir.

—Todos ellos— Le respondo, sorprendido de que no se diera cuenta de eso al


principio. —Lo que quieras, es tuyo—

—Jason, no puedo comer todo esto— Pero me doy cuenta de que tira de la pila
más cerca de ella.

—Tienes que hacerlo. Estás perdiendo peso—

—¿Cómo lo sabes?— Suena ofendida de nuevo y es mi turno de poner los ojos en


blanco.

—No hagas preguntas tontas—

—Eres tan frustrante. Dices las cosas más bonitas y luego las sigues así. ¿Por
qué eres tan enigmatico? ¿Estás en la mafia o algo así?—

Por primera vez en lo que se siente como si fueran años, dejé salir una sonora
carcajada.
Capítulo tres
Skyler

E
stá loco. Eso es todo lo que puedo pensar mientras volvemos a mi casa. O
tal vez estoy loca porque no estoy tratando de escapar. Pero prefiero ir en
coche que en taxi o en metro. Esto es más barato, pero no estoy segura de
que sea más fácil. Mi corazón sigue latiendo al verlo y ahora estoy sola con él en un
espacio confinado. Todo sobre Jason me atrae, incluyendo su franqueza.

Juro que me lanzó un hechizo porque una vez más estoy cayendo. Hay algo en su
toque que me deshace. No lo entiendo, pero con el más mínimo toque de sus dedos
todo mi cuerpo se vuelve loco y todo lo que siento es una pulsante necesidad de estar
más cerca de él. Es aterrador y emocionante a la vez.

Creo que por eso mi vida se sintió tan vacía cuando dejó de hablarme. Justo
antes de el, yo vivía todos mis dias iguales. Estaba en una rutina y en un momento de
mi vida aburrida, que pensé que quería. Es por eso que me mudé a Chicago para
empezar porque me habían decepcionado demasiadas veces antes. Pensé que estar
sola haría que no pudiera pasar más.

Quería vivir una pequeña vida normal con un nuevo comienzo y funcionó hasta
que apareció Jason. Él trajo algo nuevo y emocionante a mi vida, pero tan rápido como
comenzó, desapareció. Una vez más me enfrenté a la realidad de que no puedo
apoyarme en nadie.

Su risa llena el interior del camión y me calienta la piel. Tengo que luchar con
una sonrisa y me recuerdo a mí misma que estoy enojada. Estoy tratando de
revolcarme en mi autocompasión y tengo que morderme el labio para no sonreír.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que esperas? Un día tus oficinas están llenas y ahora todo
ha desaparecido— Fue espeluznante cuando llegué al trabajo y me dijeron que ya no
necesitábamos limpiar los dos pisos de arriba y que el negocio había desaparecido.
Subí a echar un vistazo porque no lo creía. No quedaba nada. Ya nunca subo allí
porque está lleno de recuerdos de Jason y trato de mantenerlos alejados.

—A veces los negocios se hunden, Sky— Su risa se desvanece y un largo suspiro


toma su lugar.
—Lo siento— lo admito. No es poco común. He estado limpiando el edificio desde
hace algún tiempo y he visto varios ir y venir. Algunos negocios se hunden y otros se
mudan. No estaba segura de adónde había ido Jason, pero me convencí de que quería
estar tan lejos de mí que se mudó de oficina. Sé que es una idea tonta, pero es lo que
se cimentó en mi cerebro. Años de que mis padres se mantuvieran alejados de mí
dejaron su huella.

Me siento mal porque lo perdió todo; ¿por qué no pudo haber compartido eso
conmigo? Para ser honesta, ni siquiera sé qué fue lo que hacía porque todas las
oficinas son iguales. La única diferencia real con la de Jason era el olor. Siempre olía
como él. Era como miel de maple caliente y se me hacía agua la boca. Antes de
conocerlo me gustaba, y luego aún más una vez que pude ponerle un rostro a la
fragancia. Sé que es una locura, pero era adicta a ella antes de conocerlo y pensé que
tal vez estábamos hechos el uno para el otro o algo así. Supongo que él y yo no somos
tan diferentes después de todo, pero al menos yo no tengo dos caras, porque
claramente el sí. Pasa de caliente a frío en un instante y en un segundo no me deja ir
y al siguiente no puede alejarse de mí lo suficientemente rápido.

—Lo estoy arreglando— Se encoge de hombros y no lo explica.

Estoy casi agradecida por su corta respuesta porque me recuerda a la realidad.


Puede que sólo hayamos pasado una pequeña cantidad de tiempo juntos, pero había
algo entre nosotros y era grande. Puedo sentirlo todo a nuestro alrededor incluso
ahora en la cabina del camión, pero su calor y frío no va a funcionar para mí.
Finalmente estaba empezando a superarlo, pero aunque lo pienso, sé que no es
verdad. Puede que haya sido capaz de superarlo algún día, pero esto es un gran revés.

—Haz eso— lo corto, incapaz de ser amable. —Trabajaré para


comerme todo mi pastel— le disparo una mirada que no creo que vea porque sus ojos
están en el camino.

—Voy a arreglar eso también— agrega.

—¡No he perdido nada de peso!— Le grito a él. Me mira y sacude la cabeza.

No creo que lo haya hecho, pero no tengo una báscula. Esas cosas son el diablo y
no voy a dejar que nadie entre en mi casa.

—Cree en mí, lo sabría—

¿Qué es lo que realmente le importa? Si perdí algo de peso fue porque perdí el
apetito. Anduve deprimida durante semanas después de verlo con esa mujer. Quiero
tranquilizarme ahora que sé que era su hermana, me siento un poco mejor con esa
nueva informacion.

Aun así, han pasado meses desde que lo vi. Pudo haber habido otras y estoy
segura de que los hubo. Yo añado combustible a mi propio fuego en buena medida
porque necesito mantener mi enojo o me doblaré como una silla barata bajo su toque.
Muchas cosas volvieron corriendo cuando estaba sentada en la cocina de su madre.
Demonios, cuando había estado peleando con su hermano por mí, tuve una
satisfacción enfermiza al ver cómo pasaba todo.

No debería haber disfrutado de los celos que vi en la cara de Jason, pero me


encantó cada segundo. Me sentiría culpable si Jon no se hubiera reído de la pelea
después. Estoy segura de que crecer juntos podría haber sido normal. No es que yo lo
supiera. Antes de hoy no tenía ni idea de que Jason tenía hermanos porque nunca me
dijo esas cosas. Todo era de una sola capa cuando pienso en ello. Es casi como si
tuviera miedo de acercarse demasiado a mí o no quisiera hacerlo, pero no tiene
sentido con la forma en que está actuando ahora. Las cosas que dice suenan a locura
y no puedo entender nada de eso.

No debería juzgarlo por la parte de no compartir. Tampoco le había hablado de mi


pasado. Mi familia no está en mi vida y me mudé para alejarme de ellos. Gracias a
Dios que no han venido a buscarme. Por lo que sé, levantaron la nariz cuando me
encontraron y me dejaron en paz. Pero de cualquier manera no me importa porque no
quiero una relación con mis padres. No se parecían en nada a la madre de Jason. Ella
es de las mujeres que tienen madre escrita por todas partes y que es la clase de madre
que todo el mundo quiere.

—No confío en nada de ti— le digo porque no puedo contener lo que siento. —
Todavía no has dicho que no estás en la mafia— añado, y esta vez no se ríe.

—Aunque quiero tu confianza, no la necesito— Se encoge de hombros, pero esta


vez está rígido. —Me aseguraré de que te comas el pastel—

—No vas a entrar— Le señalo con el dedo mientras se acerca a un lugar frente a
mi edificio.

—Claro que no— Guiña el ojo antes de agarrar todos los pasteles que hay entre
nosotros y salir. Miro cómo se acerca y me abre la puerta.

—Robaste mis pasteles— murmuré derrotada.

Tendré que dejarle subir ahora si los quiero de vuelta. Extiende su mano para
ayudarme a salir del automobil, pero yo lo ignoro. Es mejor si no nos tocamos. Hago
un gesto de dolor cuando mis pies tocan el suelo y el dolor de mis rodillas raspadas
regresa. Jason lanza una maldición y le grita al tipo en el pequeño puesto de
periódicos cercano.

—Billy— grita, y el tipo viene corriendo.

—Hola, Sr. Fisher— Le sonríe a Jason. —¿Cómo estás hoy?—


Mis ojos se mueven entre ellos. ¿Cómo diablos se conocen? El hombre mayor
nunca habla y apenas lo conozco. Todo es siempre "sí", "no" o "se nos acabo".

—Me vendría bien una mano— le dice a Billy mientras le entrega las cajas de
pasteles. Luego me abraza con un brazo.

Voy a apartarme de él, pero él me levanta en sus brazos antes de que pueda
hacerlo. —Estoy bien— digo a través de los dientes apretados. Puedo caminar, pero se
siente bien estar en sus brazos otra vez. Dije que estaba bien, pero apoyo mi cabeza en
su hombro de todos modos y lo huelo.

—Billy no puede dejar su puesto. Vuelve por los pasteles — digo contra su cuello.

—Yo tampoco confío en ti, Sky— Jason corta las palabras pero no suena enojado
conmigo. En vez de eso, su voz está llena de odio a sí mismo. Levanto la cabeza para
mirarlo fijamente. —Si los dejo en el coche y vuelvo a por ellos, no me dejarás volver a
entrar a tu casa. Sé que cerrarías la puerta—

Lo haría. —Alguien podría robar de la caseta de Billy— respondo yo, no negando


que lo dejaría fuera. Pero entonces no tendria mis pasteles. Maldición, es un arma de
doble filo.

—Pagaré por cualquier cosa que se lleven. Además, esto sólo tomará un
segundo— Jason entra en mi edificio y va directo a las escaleras. Es un piso más
arriba para llegar a mi casa y el edificio tiene sólo cinco pisos de altura. Hay cuatro
unidades en cada piso y el mío es el más pequeño. No necesitaba mucho a pesar de
que crecí en un gran hogar. Todo ese espacio me parecía vacío y mi casa se siente
acogedora.

Me meto la mano en mi bolso y saco las llaves antes de abrir la puerta. Jason me
la abre y entra como si fuera el dueño del lugar. Me pone en mi sofá que se hace mi
cama, luego saca su billetera y le da a Billy algo de dinero. Billy le entrega los pasteles,
da las gracias a Jason y se va. El sonido de la cerradura es fuerte en mi pequeño
estudio mientras Jason se gira para mirarme.

—¿Por qué no estaba encendida la alarma?— Eso no fue lo que pensé que iba a
decir. Señala la pequeña caja en la pared al lado de la puerta principal.

—Pensé que sólo me iría un segundo— La aventura de la tarta no estaba


planeada y me metió en este lío.

—Enciendela siempre, Sky— ordena.

—Creo que deberías irte— Inclino mi barbilla hacia arriba en desafío.

—Claramente necesitas a alguien que te cuide— Esta vez soy yo quien se ríe. He
estado cuidando de mí misma toda mi vida. La idea de que alguien más lo haga es
ridícula. Suena maravilloso, pero Jason me recuerda que es algo que no puede darme.
Aprendí esa lección una vez y no quiero volver a pasar por eso. De mi familia o de él,
para el caso. Me sorprendí cuando me di cuenta de que su desaparición fue más
profunda de lo que mis padres jamás lo hicieron y sé que no puedo volver a pasar por
eso. Ni por un segundo me permito pensar que Jason podría ser mío o que quiere que
yo sea suyo.

Si realmente me quisiera de la forma en que dice que lo hace, entonces no me


habría dejado ir. Pero en realidad no estoy tan sorprendida porque nadie viene a
buscarme.
Capítulo cuatro
Jason

—¿ En qué estás pensando?— Me acerco a ella mientras veo una


tristeza cruzando sus ojos. —¿Qué pensamiento tuviste en ese
momengo?—

—No es nada— Ella mira hacia otro lado y no me gusta.

—Dime, Skyler. No puedo hacerlo mejor si no me dices qué es lo que te puso tan
triste— Veo lo que parecen lágrimas que se le forman en los ojos y maldigo mientras
me acerco a ella y me arrodillo junto a la cama.

—No es nada, está bien— Intenta alejarse de mí para mirar por la ventana, pero
no se lo permito.

—Estás enojada conmigo— digo, y es una declaración, pero ella asiente con la
cabeza como si le hubiera hecho una pregunta y aun así no me mira. —Crees que
desaparecí porque no te quiero—

—Bueno, si me querías, tienes una forma terrible de demostrarlo— dice ella.

—Me mantuve alejado para protegerte, pero nunca dejé de quererte—

—¿Para protegerme?— Sus ojos se entrecerraron, confundida. —Eso no tiene


sentido—

Trago con fuerza y contemplo por un momento cómo poner en palabras lo que
siento. Mis miedos y mi pasión giran en torno a ella y cada momento de mi vida
depende de sus movimientos. ¿Cómo describir cómo eso y cómo me controlo cuando
ella inevitablemente me lleva al limite? Retroceder y observarla a distancia era la única
forma de lograrlo. Pero verla hoy con Jon ha provocado algo que nunca pensé que
fuera posible. Podía empezar una vida con otra persona y aunque suene estúpido,
nunca pensé que eso fuera posible.

En mi mente y en mi alma no habría nadie más para mí, y sé que ella también lo
sentía. Antes de hoy no tenía otro plan mas que mantener la distancia. Ahora veo que
he hecho esto de la manera equivocada y que tengo que hacer lo correcto. Y para
empezar, necesito que entienda lo que siento por ella.
—Estoy obsesionado contigo— susurro mientras bajo la barbilla y miro mis
manos. —No sé cómo explicarlo, salvo que no puedo controlarme contigo—

—¿Entonces por qué te fuiste?—Parte de la ira en su voz se ha ido, pero puedo


sentir que todavía está indecisa.

—No creo que lo entiendas. Es incontrolable— La miro mientras tomo sus manos
en las mías. —Te quiero más de lo que quiero respirar y cuanto más tiempo estabamos
juntos, peor se puso. Tuve que dar un paso atrás, pero nunca dejé de mirarte y nunca
dejé de quererte—

Se queda callada mientras pienso en la tortura de observarla a distancia.

—Te dominare, te exigiré cosas y nunca te dejaré estar a más de un centímetro


lejos de mí. Me abriré camino en cada parte de tu vida y me enterraré tan
profundamente dentro de ti que no tendrás más remedio que llevarme contigo a donde
quiera que vayas—

—Jason— Su voz es más suave ahora y odio lo mucho que me gusta la forma en
que dice mi nombre.

—¿Te imaginas una vida así, Skyler— Una en el que siempre estoy dos pasos
detrás de ti o viéndote dormir. ¿Te gustaría vivir conmigo a tus talones como un perro
siempre dispuesto a amarte?— Cierro los ojos y sacudo la cabeza. —Nunca me
detendré y sólo empeorará con el tiempo. Sé en mi alma que cualquier cosa que me
des no será suficiente y pasaré cada momento de cada día deseándote—

—No sé qué decir— Siento que sus dedos se aprietan alrededor de los míos, pero
no puedo dejar que la esperanza arraigue.

—Perdí mi negocio y todo lo que había construido. Lo estoy recuperando, pero la


idea de no poder darte todo lo que querías me hizo pedazos. Te mereces un hombre
que te llene de riqueza, pero ni siquiera fui lo suficientemente bueno para dejarte ir—

—Desapareciste de la faz de la tierra. ¿Cómo es que no me dejaste ir?—

La miro con una sonrisa sarcástica. —Siempre estaba mirando. Hoy miré hacia
otro lado por un segundo y caíste en los brazos de mi hermano. ¿Qué se supone que
debo creer que pasará si te doy la espalda completamente? No es algo que pueda
hacer, pero el pensamiento me envía directamente a una pesadilla viviente—

—No fue así. Pero necesito que me digas a qué te refieres con que siempre me
estabas observando— Sólo hay curiosidad en su voz lo que me da un poco de alivio.

—Cuando nos encontramos en mi oficina esa primera noche y te di mi camisa,


supe al instante que no podía dejarte ir. Me pasé un poco de la raya y cuando me diste
tu teléfono para poner mi número, compartí la ubicación conmigo mismo. Desde
entonces pude ver dónde estabas y me aseguré de estar cerca. No vas a muchos
lugares, así que eso me facilitó estar cerca. Pero así es como te perdí hoy. Estaba
acostumbrado a que salieras a desayunar rápido y luego volvieras a casa, sin tener en
cuenta tu amor por los pasteles. Debí hacer que te entregaran una pila hace dos
semanas cuando te vino el período—

Su cara se ruboriza cuando sus ojos se abren de par en par. —¿Cómo...?—

Levanto mi mano para detenerla. —No hay nada que no sepa de ti—

—Jason, esto es una locura. ¿Me dices que te gusto tanto que tuviste que irte?
¿Qué supiste al instante que te pertenezco, y que me has estado observando todo este
tiempo? Pero siento que en cualquier momento vas a desaparecer de nuevo. ¿Cómo se
supone que voy a reaccionar ante esto?—

—No tienes que reaccionar— le digo, y ella suspira. Suelto su mano, coloco la
palma de mi mano en su muslo y la muevo lentamente hacia abajo. —Lo único que
tienes que hacer ahora mismo es sentir—

—¿Qué?— Se tropieza con sus palabras mientras le separo las rodillas.

—Te dije que me aseguraría de que comieras. Y lo único que quiero hacer ahora
mismo es cuidarte—

Me acerco y rozo suavemente mis labios contra los de ella. —No puedo esperar
que entiendas cómo me he comportado o cuán fuerte es mi necesidad de ti. Pero no
puedo seguir poniendo espacio entre nosotros—

Ella jadea mientras la beso y uso el momento para meter mi lengua en su boca.
La sensación de la suya contra la mía es cálida y suave y un escalofrío me recorre la
espalda. Si antes me sentía mal por ella, no hay nombre para lo que siento mientras
ella se recuesta en la cama y se abre para mí.

Tener su cuerpo debajo de mí establece algo dentro de mi alma y sé que es porque


finalmente soy capaz de protegerla. Si estoy aquí y encima de ella, entonces nunca le
pasará nada. No sé cómo voy a sobrevivir si no puedo hacerle esto en cada momento
de cada día.

Cuando se queda sin aliento, presiono mi frente contra la suya y respiro. —Sólo
siente— le recuerdo mientras me deslizo por su cuerpo y entre sus piernas.

Me acerco y tomo la caja de arriba de la pila de pasteles y la abro a su lado. Hay


un tenedor de plástico metido con él y yo lo saco y se lo doy.

Miro el pastel y me doy cuenta del sabor que tiene. "Perfecto". Lamo mis labios
mientras ella me ve mover mis dedos hasta el borde de sus leggings y luego jalarlos
hacia abajo.
Ella no lleva bragas con ellos y su coño desnudo está delante de mí, con una
pequeña tira de rizos que lleva directamente a sus labios suaves. Podría ser una flecha
de invitación, como si mi boca se abriera.

—Por cada mordisco que le des, yo también lo haré— le dije, mirándola.

—Oh, Dios— dice ella suavemente y envuelve sus dedos alrededor del tenedor.

—Parece que los dos vamos a comer cereza hoy—

Espero hasta que ella recoja un bocado del postre dulce y tome un bocado antes
de que me acerque y haga correr mi lengua entre sus pliegues. Los dos gemimos al
mismo tiempo, pero no sé si está disfrutando más el sabor o el sentimiento.

El dulce sabor de su coño me golpea en la lengua y no hay nada en el mundo que


haya probado que se compare con lo perfecta que es.

—Come— exijo porque necesito más. Cierro los ojos con ella y se apresura a dar
otro mordisco mientras caigo sobre su coño.

—Jason—gime mientras le chupo los labios y luego su clítoris.

—Sigue comiendo, no puedo parar—

Levanta las caderas cuando le meto dos dedos porque necesito más. Tengo que
conocer cada centímetro de ella y no puedo esperar más.

Sus dedos se mueven hacia abajo hasta dónde está mi boca y ella extiende sus
labios. El dulce sabor del pastel de cereza está untado en su clítoris y lo lamo con
avidez. Los dos hemos estado acercándonos a esta línea desde el día en que nos
conocimos y ahora que estamos aquí, no sé cómo podemos volver. No podremos
hacerlo. Es tan instantáneo como la gasolina y el fuego cuando nos tocamos y sé que
con sólo comerle el coño no será suficiente.

Sus piernas se abrieron más y mis dedos se movieron más rápido. Su coño
estrecho los aprieta y yo gimoteo mientras lamo su coño limpio. Está tan apretada y
mojada que su dulce coño me está rogando por mi polla.

—Quiero tu coño por toda mi cara antes de follarte— digo, metiendo mi nariz y mi
boca entre sus labios.

Ella grita mientras sus piernas se tensan y su espalda se arquea. Su coño


húmedo me agarra con fuerza y grita su placer. La miro y observo como sus mejillas y
su pecho se ruborizan. El orgasmo se apodera de todo su cuerpo y ella se agarra a mí,
aplastando su coño contra mi boca. Nunca he visto nada más hermoso en toda mi
vida, y mientras viva, esto quedará grabado en mi memoria. Es la primera vez que se
entregó a mí y ahora ya no hay vuelta atrás.
Me agacho y me desabrocho los vaqueros mientras me saco la polla dolorida. La
acaricio unas cuantas veces para intentar prepararme para la entrada apretada que
se avecina, pero es inútil. Nada puede prepararme para lo que sé que será el viaje más
duro de mi vida.

Me caigo encima de ella y la beso como si hubiera estado en el mar los últimos
diez años. El sabor de la corteza mantecosa y las cerezas dulces se mezclan con su
coño y yo gruño. Tengo hambre de ella y no puedo esperar más.

Empujo mi polla contra su apertura y siento el suave beso húmedo de su coño


contra mi punta. Pero justo cuando estoy a punto de meterme de lleno en el paraíso,
llaman a la puerta.
Capítulo cinco
Skyler

J
ason emite una maldición a medida que el golpeteo se hace más fuerte,
seguido por la voz de una mujer que grita su nombre.

—Maldito infierno— Jason se empuja a sí mismo y yo me visto


apresuradamente, preguntándome quién diablos lo está llamando y cómo saben que
está aquí. Odio el pequeño rastro de celos que me golpea al oír a otra mujer decir su
nombre.

—¡Jason! Sé que estás ahí— Reconozco la voz de Gia mientras golpea la puerta.

—Mi hermana es más ruidosa que mi madre. No es algo que ella admita— Veo
cómo se arregla la ropa y vuelve a meterse la polla dura en los vaqueros. Cierro las
piernas con fuerza a medida que crece el dolor por él.

—Si no contesto, ella seguirá llamando— Se lame los labios y sé que me está
probando.

Jason y yo compartimos unos besos antes, pero nunca habíamos llegado tan
lejos. Los besos fueron alucinantes, pero lo que acabamos de hacer me hizo olvidar
todo lo que él hizo y dijo. Me perdí en una mezcla de lujuria y pastel. ¿Quién podría
culparme? Pero la realidad de lo que dijo está empezando a establecerse en mi mente.
Necesito un momento para ponerme al día no sólo con mi cuerpo sino también con
mis emociones.

—¡No estoy jugando!— Gia grita desde el otro lado de la puerta. "¿No puedes abrir
cerraduras o algo así?" La oigo decir a alguien que está ahí fuera con ella.

"Si quieres", le dice la voz grave del hombre.

Tengo el presentimiento de que es el tipo, Marco, con el que estaba en la casa de


su madre. Le oí hablar de una boda, así que deben estar comprometidos. Estoy
bastante segura de que Jason también lo mencionó, pero ha habido mucho que
asimilar hoy.

—Ya voy— grita Jason, y puedo ver que está tratando de recuperarse. —O no—
murmura y mi cara se calienta.
Los ojos de Jason vagan sobre mí y miro hacia abajo para asegurarme de que no
parezca que me estaba vistiendo. Realmente no estoy causando una gran primera
impresión con su familia, lo cual es otro recordatorio de que no sabía que tenía una
hasta hoy. Son claramente una gran parte de su vida, así que ¿por qué me ocultaría
eso? Me recuerda cómo me trató mi madre. Si estaba fuera de vista, estaba fuera de la
mente.

Jason se acerca y quita el seguro de la puerta antes de abrirla. —No toques su


maldito candado— Jason regaña y Marco levanta las manos. ¿Realmente estaba
forzando mi candado para Gia? Lo encuentro a la vez molesto y lindo. Soy un desastre.

—Dejaste tus llaves en tu camioneta, imbécil— Gia se las arroja a Jason.

—¿Cómo supiste dónde estaba?— Las atrapa en el aire.

—Te seguí— Lo mira como si le hubiera hecho la pregunta más estúpida del
mundo. Supongo que el acecho es un rasgo familiar.

—Intenté disuadirla— suspira Marco encogiéndose de hombros. No parece que se


haya esforzado mucho. Desde que él está dispuesto a forzar la cerradura por ella,
supongo que hace cualquier cosa que Gia le pida.

—No puedes meterte en mis asuntos y pensar que no voy a meterme en los
tuyos— Se pone las manos en las caderas, lista para pelearse con Jason y es lindo. Me
molesto que nos interrumpiera, pero necesito un momento.

Jason pasó de cero a cien y necesito procesar eso. Mi cuerpo aún se encuentra en
la dicha del orgasmo que me dio. No tenía ni idea de que podía acabar así de duro. Me
he tocado un par de veces, pero nunca me he corrido de esa manera. Ni siquiera cerca.

—Sky, esta es mi hermana, Gia. Gia, ella es Skyler— La mirada que tiene sobre
su hermano se le cae de la cara cuando se vuelve para mirarme. Me recuerdo a mí
misma de dejar de pensar en los orgasmos porque este no es el momento.

—Por fin tengo a una chica de mi lado— Gia se me acerca. Me quedo quieta
mientras ella me da un abrazo y me sorprende el repentino afecto de alguien que no
conozco. Después de un momento, cuando ella no me suelta, levanto la mano y le
regreso el abrazo.

—Somos abrazadores— me dice antes de que finalmente se aleje de mí y una


sonrisa gigante ilumine su rostro. Es dulce y veo mucho de Jason en sus rasgos, pero
aparte de eso son dos criaturas muy diferentes. Jon y su madre son iguales. Son
dulces y suaves, pero Jason es el más raro.

—Las chicas debemos permanecer unidas— Ella me mira con seriedad mientras
hace gestos con los ojos hacia su hermano antes de decir las palabras de que él está
loco. Sé que está bromeando, pero no estoy segura de que sepa lo cerca que está de la
verdad. Jason admitió que tiene una loca obsesión conmigo.

No estoy segura de si lo creo o no, pero él sabe algunas cosas extrañas sobre mi
vida personal. Como cuando tenía la regla. Eso podría haber sido una broma exacta, o
podría haber sido muy serio. Sí, realmente necesito dejar que todo esto se asiente. No
sabía qué hacer con esa información. Tengo la sensación de que no está mintiendo.

—¿Eso es todo?— pregunta Jason. Mantiene la puerta abierta y deja claro que
está listo para que se vayan. No creo que su hermana haya venido a saludar. Tiene
que haber algo más en su visita.

—Jason— le regaño porque no quiero ser grosera, pero él no tiene el mismo


sentimiento. Quiere que se vayan y que los dos volvamos a mi cama.

—Mamá dijo que volvieras a la cena familiar— Gia se vuelve para mirar a su
hermano. Noté que incluso en el poco tiempo que estuve en la casa de los Fisher, lo
que su madre dice, se hace. Era una mujer dulce, pero vi que no hay que meterse con
ella. Gia se parece mucho a ella en este momento.

—Deberías irte— digo yo, rápido. Es mejor que Jason se vaya. Mi cuerpo no está
de acuerdo, pero no puedo ser la razón por la que se queda.

—No, ella también quiere que vengas— Gia extiende la mano y me coge la mano.

Vale, los Fisher son gente guapa y es diferente a lo que estoy acostumbrada. Su
familia está metida en los asuntos de los demás, así que ¿por qué me los escondió?
Como si escuchara la pregunta expresada en mi cabeza, Jason la responde.

—Por eso no quería que todos supieran de ella— Se mueve entre Gia y yo.

—Nunca se le ha dado lo de compartir— Le pone los ojos en blanco a Jason y yo


lucho para no reírme. No le importa que Jason parezca que está a punto de perder la
calma. Probablemente porque dos segundos antes de que ella llegara golpeando a mi
puerta él estaba a punto de deslizarse dentro de mí. Sin protección. ¿Cómo me había
quedado tan atrapada en el momento que me olvidé de eso? Puede que nunca haya
tenido sexo, pero no soy completamente ingenua.

Jason realmente me ha puesto en el limbo. —Tengo un millón de pasteles para


comer. De hecho, ustedes deberían tomar un poco— sugiero, recogiendo dos.
Probablemente debería darles más, pero no quiero deshacerme de más que eso. Los
voy a necesitar esta noche.

Se los entrego a Gia, que los toma rápidamente. —El favorito de mamá— dice con
una sonrisa.
—Son maravillosos— estoy de acuerdo. He intentado recrearlas varias veces y me
he acercado pero aún no las he perfeccionado.

—Dile a mamá que la llamaré más tarde— añade Jason.

—No, creo que tú también deberías irte— Me encuentro con los ojos de Jason y
su mandíbula se endurece por mi sugerencia.

—No voy a ninguna parte— Sus palabras se cortan cuando los ojos de Gia
rebotan entre nosotros dos.

—Sostén mis pasteles— le dice Gia a Marco y le entrega las cajas a su prometido.

—Jason— La voz de Marco es baja. —Quizá sea una buena idea que vuelvas a la
cena familiar. Gia ha estado emocionada por verte— Gia parece más emocionada de
ver cómo Jason y yo vamos a jugar ahora mismo, si me preguntas.

—No— responde sin dudarlo.

—Jason— trato de razonar con él. Me acerco a donde aún está parado y
mantengo la puerta abierta. —Sólo necesito una noche—

—No voy a ir a ninguna a...—Se detiene para corregirse e incluso intenta


suavizar su voz. —Ninguna parte—

—No estoy preguntando realmente— Levanto la barbilla para mirarlo a los ojos.
Es difícil ser severa cuando eres tan baja comparada con la otra persona. Puede que
necesite algunos consejos de Gia porque ella puede hacerlo.

—Tuviste tu tiempo. Ahora me toca a mí— le digo, y puede que sea un golpe bajo
tirárselo a la cara, pero es la verdad. Me arrepiento por un segundo cuando veo el
dolor destellar en sus ojos. Me acuerdo de lo sola que estaba mientras él no estaba y
eso me ayuda a mantenerme fuerte. Si no me alejo de él, no podré pensar con
claridad.

—Una noche— Jason finalmente cede. Debe haber visto algo en mis ojos.

—Podría cortar la tensión con un cuchillo— susurra Gia en voz alta. Olvidé por
un momento que están aquí.

—Encantada de conocerte— Miro a Gia y ella es toda sonrisas.

—Lo tiene bien merecido— dice ella, y suena engreída.

—¿Qué?—No tengo ni idea de lo que está hablando.

—Te lo diré en la próxima cena familiar. Las tenemos todos los domingos. Te veré
en la próxima.— Se me acerca y esta vez me da un abrazo. —Puedo contarte todo
sobre cómo mi hermano puede ser un imbécil— Estrecha los ojos sobre Jason por un
momento antes de que se forme una sonrisa en sus labios. —Pero tiene buenas
intenciones, te lo puedo prometer—

Ella entra al pasillo y Marco asiente con la cabeza antes de que él y Gia se vayan.
No estoy segura de que Marco sonría, pero sus ojos se iluminan cuando mira a Gia.
¿Jason también hace eso? Siempre me pierdo tanto en él que no estoy segura de ver
todo lo que debería.

Jason cierra la puerta detrás de ellos y de alguna manera sé que no van a ir a


ninguna parte y que todavía están parados en mi pasillo esperándolo. Se inclina y me
besa, y entonces me siento levantada del suelo.

Su lengua exige entrada y yo separo mis labios por él. Mi cuerpo sabe lo que
quiere y es él. Siempre lo quiere a él. El sabor de él es algo que nunca olvidaré,
aunque sólo nos hayamos besado unas cuantas veces. Lo envuelvo con mis brazos
apretados por un momento y me pierdo en nuestra conexión. Lo que empieza como un
beso duro y áspero, lentamente se vuelve menos precipitado. Saboreo cada toque de
su lengua mientras hace el amor con mi boca. Demasiado pronto me pone de pie y se
inclina hacia atrás.

—Una noche— dice de nuevo y puedo decir que quiere besarme de nuevo, pero
sólo me presiona la boca contra la frente. Probablemente no nos detendríamos si lo
hiciera de nuevo. —Pon la alarma— me recuerda cuando abre la puerta principal.

Asiento con la cabeza y lucho contra el impulso de decirle que se quede.

Gia y Marco siguen parados en el pasillo como pensé que estarían. Ella me hace
un pequeño saludo y yo se lo devuelvo antes de cerrar la puerta detrás de ellos y girar
la cerradura. Hago lo que me ha dicho y pongo la alarma. Lo conseguí un día después
de conocer a Jason. El propietario dijo que todos en el edificio estaban recibiendo una,
pero ¿podría haber sido una de las muchas maneras en que Jason nunca había
dejado mi vida? Me acerco a mi sofá cama y me siento. Mi mente está llena de cosas
diferentes y pienso en nuestro primer beso y en cómo tuvo que irse segundos después
de que sucediera. ¿Fue para tenerme bajo control?

Admitió abiertamente haber rastreado mi teléfono. Todavía no tengo ni idea de


cómo sabe cuándo es mi período. ¿A menos que me esté observando? ¿Rastreando mis
compras, tal vez? No tengo ni idea de cómo lo haría, pero ahora que lo pienso, esto
debería asustarme. Sé lo que es la obsesión porque la vi de primera mano.

La obsesión puede hacer que la gente haga locuras, pero aun así quiero saber qué
hará Jason después.
Capítulo Seis
Jason

Pasé toda la noche pensando en ella. No es diferente a todas las noches desde que
nos conocimos, pero ahora que he probado un poco de ella no puedo alejarme. Tengo
que aprender a controlar mis impulsos o haré que huya de mí. La quiero tanto, pero sé
que sólo la alejaré si sigo haciendo lo que hago.

Pasamos la tarde en casa de mis padres con todos golpeándome con preguntas.
Afortunadamente, mi recién comprometida hermana fue una distracción bienvenida y
Gia terminó siendo el centro de atención. Todo el mundo se centró en ella, en Marco y
en las próximas nupcias. No quieren esperar para casarse, así que necesitaban
finalizar las cosas inmediatamente para una boda rápida.

Mientras estaba sentado allí y pensaba en Sky, me preguntaba cómo sería


nuestra boda. Nunca fue si nos casábamos, sino cuándo. Incluso cuando me
mantenía a distancia, me masturbaba con la fantasía de que ella caminando para el
altar hacia mí con un vestido blanco, su vientre grande y redondo con nuestro bebé y
un diamante en el dedo. Tenerla atada a mí de todas las maneras posibles es lo único
que puede hacer que me corra y la única diferencia de anoche fue que yo sabía a qué
sabía su coño cuando me toqué.

Tomo las escaleras de a dos porque no puedo esperar más. El sol no ha salido del
todo, pero he traído el desayuno y el café para ayudar a suavizarlo.

Cuando llego a su puerta llamo y cuando no oigo nada vuelvo a llamar, más
fuerte. Después de lo que parece una eternidad, oigo movimiento al otro lado de la
puerta y veo que la luz cambia a través de la mirilla, haciéndome saber que ella está
allí.

—¿“Jason"?— Su voz está ronca por el sueño y la visión de cómo debe ser cuando
se despierta me calienta.

—Sí, sólo quiero hablar— Es una mentira blanca porque aunque quiero hablar
con ella, también quiero comerme su coño. —Traje el desayuno—

Abre la puerta un poco y me mira con los ojos entrecerrados. Cuando reconoce la
bolsa de su panadería favorita, sus ojos se abren de par en par y abre la puerta hasta
el final.
—No debería dejarte entrar después de todo el pastel que comí anoche— Ella se
hace a un lado y yo coloco las bolsas en el mostrador de la cocina mientras ella cierra
la puerta.

—¿Te hizo pensar en mí?— Pregunto cuando me doy la vuelta y me alegro


cuando veo sus mejillas enrojecidas.

Su pelo está sobre un hombro y desordenado por el sueño. No lleva maquillaje y


es desgarradoramente hermosa. La pequeña camisa de dormir se ha subido para
mostrar una tira de su vientre suave y sus pantalones cortos son diminutos y están
enrollados hacia abajo en la cintura. Todo en ella me da ganas de abrazarla bajo las
cálidas sábanas, pero mi necesidad de ella es mayor que la de todos los demás
pensamientos cuidadosamente planeados que iba a decir.

—Jas…—

La corté mientras me arroje hacia ella y le cubrí la boca con la mía. La levanto y
la tengo clavada a la pared en medio suspiro, y tarda el mismo tiempo antes de que
sus piernas me envuelvan. Ella gime en mi boca y yo me balanceo en contra de su
suavidad hasta que el borde duro de mi polla está moliendo en su coño.

—Tenía un plan— gruño mientras le beso el cuello y le subo la camisa. Cuando


toco el borde de su pecho desnudo, me acerco, desesperado por encontrar su pezón.
Mis dedos rozan el tierno pico y la pellizco ligeramente hasta que jadea. —Iba a ser
mejor en esto—

—Creo que lo estás haciendo muy bien en este momento— se queja y me frota
con su coño.

—Tenemos que hablar, pero te necesito demasiado— Mis dos manos están en sus
pechos y tirando de sus pezones debajo de su camisa. Aprieto mis dientes y los dejo ir,
agarrando su culo en su lugar. —Tienes que ponerte de espaldas—

La llevo en brazos mientras la llevo al sofá cama donde duerme y la acuesto. Sus
labios ya están hinchados por mi beso desesperado y la primera luz del día fluye por
todo su cuerpo.

—Nunca he visto algo tan hermoso— confieso, frotando lo abultado de mi pulgar


sobre su labio inferior. —Nunca he sentido tanto a la vez y no sé cómo controlarlo—

—¿Quizás no deberías?— dice ella, tocando suavemente mi muñeca y colocando


un beso en mi pulgar.

—No me digas eso— Me inclino y entierro mi cara entre sus pechos y presiono mi
oreja contra su corazón. —No me des permiso para convertirme en un animal.
Necesito averiguar cómo salvarte de lo que quiero—
—Dime, Jason— Siento sus dedos correr a través de mi pelo. —Dime de qué
tienes tanto miedo—

Miro a sus ojos y mi cuerpo se asienta. Me calma de una manera que nunca supe
que era posible. —Cuando nos conocimos, despertaste algo dentro de mí. No sé cómo
controlarlo ni cómo explicarlo, pero tengo miedo de asfixiar esta luz que llevas dentro.
Es lo que me llama como nada más y todo lo que quiero hacer es estar a tu lado—

—¿Y por eso desapareciste antes?—

Asiento con la cabeza y le doy un beso en el corazón. —Pero no puedo volver a


hacerlo. Intenté vivir contigo a distancia y era un zombi, pero peor—

Ella sonríe y mueve la cabeza a un lado. —¿Cómo fue peor?—

—Estaba de mal humor— Eso me hace reír un poco antes de meterle las manos
por los costados y debajo del culo. —Un zombi gruñón con una sola cosa para
satisfacerme— Le beso el estómago y me muevo entre sus piernas. —Gracias a Dios
que lo he encontrado—

Juego con el borde de sus pequeños shorts de dormir y el suave material se estira
muy bien. Ella levanta sus caderas en invitación y mi pecho se hincha de hambre.
Quiero ser tan grande para ella que nunca conozca el miedo. Que ella me busque a mí
por comodidad y seguridad porque soy yo el que detendrá todo antes de que la toque.

—Jason— gime mientras toco suavemente el material a un lado y revela su coño


reluciente.

—Mi bonita virgen— digo, inclinándome y separando sus labios con mi lengua.

Ella jadea mientras me tomo mi tiempo y saboreo lo que más necesito.

—Pero no por mucho tiempo— Abre más las piernas mientras meto dos dedos
dentro de ella.

Ella es tan jodidamente apretada y mi polla duele por su turno, pero la necesito
justo en el borde cuando la tome. He sido un buen hombre durante demasiado tiempo
y estoy cansado de intentar hacer lo correcto. He encontrado a la mujer con la que
quiero estar el resto de mi vida, así que es hora de dejar de fingir que puedo vivir sin
ella. Porque no puedo.

—Te necesito, Sky— digo contra su suave piel. —No puedo alejarme, y no lo
intentaré más—

Ella grita cuando le chupo el clítoris y luego le froto ese tierno punto dentro de
ella. Su espalda se arquea y trabajo mis dedos más rápido a medida que se acerca a
su clímax.
—Lo eres para mí, y no voy a ir a ningún lado nunca más—

Entre mi toque y mis palabras, ella grita mi nombre mientras su cuerpo cae sobre
el borde y cae en el paraíso. Siento su liberación y el apretón de su coño alrededor de
mis dedos mientras los deslizo perezosamente dentro y fuera de ella para sacar su
orgasmo. Quiero cada pedacito de placer de ella que pueda conseguir y no me detengo.
Su cuerpo se mueve con mis dedos y contra mi boca y ya está trabajando hacia otro
clímax.

—Todavía no— susurro contra su coño y ella se queja mientras deslizo mis dedos
de su coño apretado.

Los lamo, me siento y le quito los pantalones cortos y la camiseta pequeña. Me


quito la camisa y la tiro al suelo a nuestro lado y ella me acoge cuando me caigo
encima de ella. Muevo mi mano entre nosotros y empujo mis pantalones cortos hasta
que mi polla dura sale libre. Rebota desnuda entre nosotros, llena de necesidad
mientras gotea semen sobre los labios de su coño que la esperan.

—Nunca te dejaré ir— le digo, frotando mi polla en sus jugos y cubriendo mi eje.
—Te amo, Skyler— Sus ojos se abren de par en par y cuando abre la boca, sacudo la
cabeza y pongo un dedo sobre sus labios. —No tienes que decir nada ahora mismo.
Que sepas que siempre estaré contigo y que siempre te cuidaré—

Deslizo una pulgada de mi polla dentro de ella mientras me inclino hacia abajo y
beso sus labios suavemente. Mientras sus piernas se abren más y sus manos se
mueven hacia mi trasero, ella me empuja hacia ella y yo empujo todo el camino a
casa. Ella grita contra mi boca y yo agarro la manta con fuerza para no moverme. Es
la cosa más apretada que he sentido en mi vida y tengo que recordarme a mí mismo
que respire para no desmayarme.

Su aliento se le queda trabado en la garganta y yo le beso el cuello y le toco los


pezones para tratar de distraerla del pellizco del dolor.

—No puedo evitar que esto te duela, pero te prometo que lo haré bien— Siento
que se relaja un poco con mis palabras y poco a poco se funde en mí.

Después de lo que se siente como una eternidad, sus caderas se mueven


vacilantes y luego se balancea contra mí y exige que empuje.

Nos sonreímos el uno al otro mientras froto mi nariz contra la de ella, y luego nos
doy lo que ambos queremos. Es lento y tentativo al principio porque por mucho que se
sienta como el cielo absoluto dentro de ella, no quiero lastimarla.

—Duro, Jason— Levanta las caderas y siento sus uñas en mi espalda mientras
pongo mi mano en el colchón junto a ella y empujo.
Esta vez es profundo y con un propósito, y su agarre se estrecha a mí alrededor.
—Joder— Mi espalda se aprieta y mi pene se hincha mientras avanzo.

Mi cuerpo no me deja esperar mucho más y me tengo que correr. Sus paredes me
están apretando arriba y abajo y su crema está cubriendo mi polla. Con mi otra mano
rozo mi pulgar contra su clítoris y eso es todo lo que necesita para liberarse.

Alabado sea Dios porque ya no tengo que luchar más y agarro sus caderas
mientras me sostengo profundamente. El semen sale de mí y entra en su calor. El
calor pasa sobre mi cuerpo y me corro aún más fuerte con el conocimiento de que ella
está ovulando y yo estoy desnudo dentro de ella. No estaba mintiendo cuando dije que
no había nada que no supiera de ella y lo estoy usando en mi beneficio. La necesito
atada a mí de una manera inquebrantable y eso va a ser con nuestro bebé. Ella es mi
todo y siempre cuidaré de ella, y eso incluye a la familia que formamos.

Envuelvo mis brazos alrededor de ella con fuerza mientras nos doy la vuelta para
que esté sobre mi pecho. Mis piernas se mueven alrededor de las de ella, y acaricio
mis manos arriba y abajo de su espalda mientras beso la parte superior de su cabeza.

—¿Es siempre así?— susurra, trazando las delicadas puntas de sus dedos sobre
mi hombro.

—No para nadie más que para nosotros— respondo, mirándola a los ojos. —Esto
es diferente, Skyler. Somos diferentes— La beso suavemente antes de que ponga su
cabeza sobre mi pecho.

—Lo sé— está de acuerdo justo antes de que cierre los ojos y finalmente deje que
el sueño me lleve.
Capítulo Siete
Skyler

P
aso mi dedo por la mandíbula de Jason, viéndolo dormir. Se ve tan relajado
ahora mismo que no quiero despertarlo, pero sé que tengo que levantarme.
El sol está empezando a ponerse y sin tener que mirar el reloj sé que es
hora de prepararme para el trabajo. Me inclino hacia él y le doy un beso. Siempre está
tan serio que es agradable verlo así. Probablemente debería despertarlo porque se
pondrá gruñón conmigo más tarde por no hacerlo, pero está tan relajado que no me
atrevo a despertarlo. Necesita descansar; deja que las cosas pesen mucho sobre él.
Lentamente me resbalo de mi sofá cama.

Voy a necesitar una cama más grande si Jason se queda más tiempo. Pero luego
me olvido de esa idea porque me gusta lo cerca que tenemos que estar cuando la
compartimos y no hay espacio para que ninguno de los dos vaya a ninguna parte. Mi
cuerpo todavía zumba por hacer el amor y me muerdo el labio mientras lo miro
fijamente en mi cama. Es casi tan grande como la cosa, pero parece que pertenece
aquí, tal vez porque sí lo hace. Incluso dijo que me ama.

Debería haber dicho las palabras. Estaba tan sorprendida y sólo quería
empaparme de todo. Eran tan extrañas para mí, aunque oí a mi madre decírselo a mi
padre, pero no recuerdo que me los hubieran dicho nunca. Despejo mi mente de los
pensamientos de mis padres. Ya no son parte de mi vida y a partir de ahora Jason
será mi familia.

Voy al baño y me pongo el uniforme de trabajo. Agarro mi teléfono celular y las


llaves antes de cerrar la puerta y la cierro con llave detrás de mí. Jason dijo que
rastrea mi teléfono, así sabrá cómo encontrarme y no necesito dejar una nota. Estoy
segura de que me enviará un mensaje de texto cuando se despierte y sonreiré
pensando en la mirada gruñona que tendrá en su cara cuando se dé cuenta de que me
he ido. Ojalá pudiera quedarme, pero una chica tiene que trabajar para pagar sus
cuentas.

Durante todo el camino al trabajo sonrío pensando en todas las cosas que
habíamos hecho. Casi puedo sentir sus manos y su boca sobre mí y me hace sentir
tan ligera y libre. Es tonto comparar el amor que tenía por mi madre con el de Jason
porque era malvada y vengativa. Haría daño a cualquiera para conseguir lo que quería
y la única persona con la que no se enfureció fue mi padre. Eso fue porque tenía una
obsesión enfermiza y disfrutaba de la forma en que mi madre lo trataba.

No le importaba que ella me ignorara porque él sólo se preocupaba por sí mismo.


Yo fui el accidente y creo que mi mamá pensó que eso ayudaría a atar más a mi padre
a ella. No funcionó porque no le importaba si yo estaba allí o no. En todo caso, se
enfadó más si le quitaba la atención a mi madre.

Se suponía que tenía que hacer cola y apartarme del camino, pero cuando se
dieron cuenta del error que habían cometido al tener un hijo, fue fácil dejar atrás esa
vida. Me tiraban dinero para que no me metiera en sus asuntos, desde niñeras hasta
internados, y luego trataban de empujarme a la universidad. Lo superé y los superé.

Me fui y nunca vinieron a buscarme. Nunca miré atrás y eso fue hace casi un
año. Por alguna razón, pensé que en algún momento tal vez me encontrarían, pero no
lo hicieron. No creo que Jason sea así porque he visto cómo es su familia. Todos se
quieren tanto y él mismo dijo que intentarían acaparar mi atención y que aún no
estaba preparado para eso.

Ahora lo entiendo. Necesitamos estar solos porque somos recientes y nuevos. Me


costó todo no llamarlo anoche, pero fue bueno para mí. Tengo que dejar que mi mente
se calme y repensar todo, incluso algunas de las cosas locas que Jason había estado
haciendo todo este tiempo. Al final del día estaba haciendo lo que creía que era mejor
para mí.

¿No es eso lo que siempre es importante? Si realmente amas a alguien, lo pones


primero y eso es lo que ha hecho. Se fue porque pensó que era lo correcto, aunque
estuvo allí todo el tiempo. Me prometió que no volvería a hacer eso y le creo. No creo
que pueda irse si lo intenta. Anoche probé todo su control.

Llego al trabajo y cojo mi carrito de la limpieza. Cuando subo al ascensor miro al


botón del último piso. No sé por qué, pero lo presiono. Es la que solía ir al piso de
Jason. El botón se enciende antes de que la puerta se cierre y el ascensor comience a
subir.

Cuando se abre el ascensor me sorprende ver una recepción. Salgo y traigo mi


carro conmigo. Antes no quedaba nada en el suelo y cuando miro a mí alrededor
puedo ver que el lugar está lleno. Mis ojos se fijan en el letrero montado detrás de la
recepción, donde veo a Fisher & Taylor grabados en vidrio.

Realmente lo recuperó todo, no es que me importara. Estaría feliz acurrucada en


mi cama con Jason en mi pequeño estudio por el resto de mis días, pero Jason es un
hombre emprendedor. Él se enorgullecería de cuidar de mí y el pensamiento tiene mi
mano yendo a mi estómago. Podría estar embarazada ahora mismo por lo que sé y no
puedo evitar la burbuja de emoción que se levanta.
Nuestra familia sería tan diferente de la mía. Mi hijo y yo nunca estaríamos solos
porque ahora tengo una nueva familia. Había estado mirando a la deriva cada día y
ahora voy a tenerlo todo. Jason no va a ir a ninguna parte y el mundo es tan diferente
ahora que tengo a alguien en quien apoyarme. No me di cuenta hasta este preciso
momento y cuando me golpea sé lo que tengo que hacer. Cuando vuelva a casa voy a
decirle las palabras que ya debería haberle dicho. Yo lo amo.

Las campanas del ascensor suenan y yo giro para ver quién es porque ni siquiera
debería estar en este piso.

Mi boca se abre cuando veo a mi padre salir del ascensor y sus ojos vagan sobre
mí con mi uniforme de limpieza. Echa un vistazo al carro de limpieza antes de ver el
letrero detrás de la recepción y me mira con disgusto.

—¿Limpias para ellos?—

¿No lo he visto en más de un año y eso es lo primero que me dice? Su cara está
llena de confusión.

—Sí, lo hago— respondo, y sé que nunca ha limpiado nada en su vida.

Nada ha cambiado en él, excepto que no veo a mi madre, pero nunca está lejos de
su lado. Mi padre disfrutaba de la obsesión de mi madre por él, pero también
disfrutaba de otras mujeres por igual, algo que enfureció a mi madre. Ella nunca se
desquitó con él, pero yo no tuve tanta suerte. Pero sólo se preocupaba por sí mismo y
no por lo que me pasara a mí. Probablemente por eso le gustaba que ella estuviera tan
obsesionada con él. Juntos eran tóxicos.

—¿Hay algo que quieras?— Pregunto.

—Quiero saber por qué Marco Taylor y Jason Fisher están husmeando en mi
vida— Me levanta una ceja. Siempre hace eso cuando hago algo que le molesta.

—Ese sería yo— La voz de Jason resuena a través de la oficina y me doy la vuelta
para verlo parado en la puerta que da a las escaleras. Despeja la distancia entre
nosotros y se mueve para interponerse entre mi padre y yo. Tengo que moverme un
poco para ver la enorme forma de Jason y mi padre da un paso atrás.

—¿Haces esa minuciosa investigación de antecedentes? ¿Incluso revisando a la


gente que limpia tu edificio?— Su cara se contrae y todavía no me ha preguntado nada
más.

Ahora tengo una idea de lo que Jason pasó la anoche haciendo cuando no estaba
conmigo. No tengo nada que ocultar, pero no quiero hablar de ello. No hay nada que
decir realmente porque todo lo que hice fue ir a la escuela y mantenerme fuera del
camino.
—¿Eres dueño de este edificio?— Pregunto.

—Desde anoche— mi padre responde por Jason. —Su nueva compañía lo


compró—

—La gente por la que preguntas es tu hija— gruñe Jason y su voz es baja y
mortal.

—Sí, mi hija— Mi padre pronunció la palabra y puedo ver la tensión de Jason.

Mi padre da un paso atrás.

—Me metí en tu vida porque a mi chica le aterroriza la sangre. Quiero saber por
qué— Se acerca un poco más a mi padre.

—Porque es una chica tonta...—

Jason se lanza hacia adelante y lo tiene agarrado por la garganta antes de que
pueda terminar sus palabras.

—Te rompería los dientes, pero como dije, a mi chica no le gusta la sangre—
Golpea a mi padre contra la pared, haciéndolo parecer una muñeco de trapo. No
debería estar disfrutando esto tanto como lo estoy haciendo. No quiero que Jason vaya
a la cárcel.

Me acerco y pongo suavemente mi mano en su brazo. —No vale la pena. Él o mi


madre. Confía en mí— Sacude la cabeza y sé que no puede entender sus acciones. He
estado allí y a veces todavía me cuesta entender cómo alguien puede tratar a su hijo
de esa manera. Algunas personas no son buenas. Tienes que aprender a mantenerte
alejada de ellos y no dejar que su mierda te afecte.

—¿Quieres que se vayan?— pregunta.

—Por eso me fui. Los estaba dejando atrás— admito.

La única ventaja de que mis padres fueran tan fríos conmigo era que no
albergaba sentimientos por ellos. Sentí una pérdida, sin saber lo que los demás tenían
y lo que se sentía al tener una familia. Una parte de mí incluso pensó que tal vez era
como ellos porque los dejé atrás con tanta facilidad. Luego está Jason que ilumina
todo mi mundo y me hizo darme cuenta de que no soy como ellos. Jason da unos
pasos más antes de apretar el botón del ascensor. Las puertas se abren y él mete a mi
padre dentro.

—Sal de nuestra ciudad— le dice antes de que la puerta se cierre.

Me quedo en shock mientras mi padre se frota el cuello donde Jason lo sostiene y


asiente con la cabeza. Cuando veo que se cierran las puertas, me doy cuenta de que es
la última vez que lo veré, y estoy agradecida.
—Él no peleó contigo— digo con asombro.

—Eso es porque cavé en su vida, que no es tan brillante y agradable como a él le


gusta que la gente piense— responde Jason. Sinceramente, no quiero saber qué
significa eso. Terminé con ellos cuando salí hace más de un año.

—Siempre he tenido algo contra la sangre— lo admito, para cambiar de tema.


Creo que Jason tuvo la idea de que se trataba de algo que me pasó. Tal vez lo fue, pero
recuerdo caerme y despellejarme los codos. Fui a pedir ayuda a mi madre y tenía
sangre por todas partes. Le enojo porque había arruinado el vestido que se había
puesto para salir por la noche. Ella gritó y siguió sobre su vestido. Me quedé allí,
parada con sangre que goteaba por mis brazos. Sabía que en ese momento, incluso a
los siete años, mi madre nunca fue alguien con quien pudiera contar y estaba sola en
esto. Jason se vuelve para mirarme completamente mientras sus manos se acercan
para ahuecar mi cara en un agarre suave. Creo que es por eso que cuando Jason se
fue de repente, me dolió tanto. Finalmente tuve a alguien y luego no lo hice. Poco
sabía que él siempre estaba allí. Él siempre estaría ahí para mí y puedo contar con él.
Incluso ahora él apareció de la nada para enfrentarse a mi padre por mí.

—También te amo— le digo, y él me levanta en sus brazos.

—Debería azotarte el trasero por levantarte de la cama— Se inclina y me besa. —


Te amo más— Sus dulces palabras me hacen sonreír contra su boca y los
pensamientos de mi familia se han ido. Como debería ser.

—¿Cómo me encontraste tan rápido?— Debe haberse despertado justo después


de que me fui.

—Billy llamó— Ruedo mis ojos. Por supuesto que lo hizo. ¿Por qué no pensé en
eso?

—¿De verdad eres el dueño de este lugar?— Miro a mí alrededor mientras él me


pone en la recepción.

—Sí —

—Entonces, eres mi jefe— bromeo juguetonamente y él sonríe. Dios, se ve bien


así. Más relajado. Así es como quiero que seamos siempre.

—Tal vez deberíamos bautizar la oficina— Empieza a tirar de mi ropa.

—Pero mi jefe podría enojarse— bromeo, ayudándole a desabotonar mi uniforme.

—Créeme. Estará lejos de enojarse— Me río, pero se corta cuando me besa.

—Dilo otra vez— ordena mientras comienza a empujar su polla desnuda dentro
de mí.
—Te amo— Gimo las palabras una y otra vez mientras él le hace el amor a mi
cuerpo. Nunca volveré a dudar de este hombre. Él me ama y siempre lo amaré.

Podría haber huido de una familia, pero me encontré con otra. Pero ahora sé que
nunca habrá más escapadas.

Estoy en casa.
Capítulo Ocho
Jason

E
stá dormida en mis brazos cuando el sol se pone y la sostengo cerca.
Hablamos durante horas después de hacer el amor y la llevara a su casa.
Ella me contó tanto sobre su pasado que nunca supe o imaginé. Ella
parece pensar que mucho de eso no es un gran problema, y si bien no quiero que ella
se concentre en la negligencia que sufrió, prometo asegurarme de que nunca más
vuelva a sentirse así.

Me inclino un poco, tomo mis jeans del suelo y saco la pequeña caja de terciopelo
que tengo en el bolsillo. Quería hacer esto antes, pero nos dejamos llevar un poco
después de que ella saliera corriendo. Resulta que a ninguno de nosotros le importó el
azote después de todo.

La caja se abre silenciosamente y saco el anillo. Tomo su mano y llevo sus dedos
a mis labios y los beso antes de deslizar el diamante en su dedo anular y verlo brillar
en la luz tenue.

Un pequeño jadeo rompe el silencio y miro para ver a Skyler con los ojos abiertos
mirándolo. —¿Jason?—

—Sabes lo que significas para mí— Pongo su mano en mi pecho sobre mi corazón
que late. —Ambos sabemos que traté de protegerte y vemos cómo resultó eso— Ella
me sonríe y le beso la frente. —Lo que eres para mí y yo lo soy para ti—

—Sí— dice ella, con lágrimas formándose en sus ojos.

—Cásate conmigo, Skyler— Pasé un dedo por su mandíbula y ella asintió,


mordiéndose el labio. —Buena respuesta—

Cierro los ojos cuando la acerco a mí y la vuelvo sobre su espalda. Ella abre sus
piernas con facilidad mientras deslizo mi polla en su calor y ella gime. Empujo con
fuerza, tomando el control mientras sostenía sus brazos sobre su cabeza.

—Te amo tanto, joder— Toco mis labios con los de ella. Ella aprieta sus muslos a
mí alrededor y yo me muevo contra ella.
—También te amo— Su respiración se detiene en la última palabra cuando
inclino mis caderas para que mi polla se deslice contra su clítoris antes de que entre a
ella.

Es caliente y rápido, pero sé que tan pronto como esto termine, la tendré de
nuevo.

—No quiero un compromiso largo— Le sonrío, pero ella está perdida en el placer.
—Pero quiero que te muestres tu vientre redondo cuando camines por el pasillo.
Quiero que todos sepan que eres mía—

—Sí— gime ella mientras cierra los ojos e inclina la cabeza hacia atrás. —No te
detengas—

Muevo mi mano hacia su cadera para mantenerla firme. Empujo más y más
rápido para llevarla hacia el borde. Cuando siento que su coño pulsa a mi alrededor,
sé que es hora y me mantengo dentro de ella mientras nos juntamos. Su calor me
agarra y gimo mientras la presión aumenta y luego se libera una y otra vez.

Es perfecto y correcto y me recuerda una vez más por qué estamos destinados a
estar juntos. Nada en el mundo se siente tan bien como estar con Skyler, y sé que
aquí es exactamente donde pertenezco.

La beso por todas partes mientras nos giramos hacia un lado para poder
mantener mi polla en ella y todavía abrazarla. La miro mientras sus pesados ojos
intentan hacerla volver a dormir y una sonrisa perezosa tira de sus labios. Los
pensamientos de su familia se han ido hace mucho tiempo y me alegro de haber visto
a su padre. Pasé la información a un amigo mío en la fuerza policiales, así que estoy
seguro de que no pasará mucho tiempo antes de que su vida cuidadosamente
construida se derrumbe a su alrededor y el karma encuentre su trasero.

Es posible que Skyler no quiera tener nada que ver con su pasado, pero eso no
significa que sus padres deban quedar impunes. Los joderé a los dos por lo que le
hicieron a mi chica, y me aseguraré de que sean tratados tan bien como trataron a mi
ángel.

—No puedo creer que esto sea real— Ella mira la mano en mi pecho donde su
anillo brilla. —Esto es como un sueño—

—Todo es un sueño contigo a mi lado— Tomo su rostro y ella se inclina hacia mí


y cierra los ojos. —Duerme un poco. Tengo la sensación de que te voy a
despertar varias veces esta noche—

—¿Por qué esperar?— Ella me empuja de espaldas y mi mujer repentinamente


adormecida está completamente despierta.
—Tienes razón— le digo, agarrando sus caderas y ella las mueve encima de mí. —
Tenemos el para siempre, así que empecemos por eso—

—Trato— ella está de acuerdo mientras me hundí más profundamente en ella.


Epilogo
Jason

Un mes después…

E
stoy lista para verte en blanco. —Mi voz es baja cuando beso la delicada
piel de su cuello—

—Pensé que querías que me mostrara mi barriga primero— Skyler se


gira en mis brazos para mirarme

—No tardaras mucho tiempo— Mi mano va hacia su vientre y mira a su alrededor


rápidamente para asegurarse de que nadie me vea.

—Por favor. Ya estas usando mi anillo ¿Cuántas más pruebas crees que necesitan
las personas?— Le sonrío y la beso rápidamente.

—No le hemos dicho exactamente a tu familia ningún detalle— susurra cuando


entierro mi cara en su cuello.

—Me gusta tenerte toda para mí—

—Creo que después de hoy va a ser un poco más difícil— Se aclara la garganta y
levanto la vista para ver a Gia mirándonos.

—Sí, probablemente tengas razón— estoy de acuerdo, sabiendo que tengo


muchas cosas que arreglar con ella y Marco. No era exactamente acogedor con él
cuando lo descubrí por primera vez, pero me gustaría echarle la culpa al que estaba
separado de Skyler. No puedo imaginarme el monstruo en el que me convertiría si
tuviera que hacerlo ahora. Cuanto más tiempo estamos juntos, más difícil es para mí
pasar un momento lejos de ella.

Pero ahora que Marco y yo somos socios comerciales, todo ha cambiado. Hemos
enterrado nuestros pasados y creado el negocio que los dos siempre habíamos soñado.
No tengo miedo como solía hacerlo, porque sé que al final del día tengo a Skyler y
nuestro bebé en crecimiento a mi lado y siempre haré lo que sea necesario para
cuidarlos. No importa lo que se nos presente, lo enfrentaré y lo protegeré.

En cierto modo, el fracaso me dio el coraje de saber de lo que soy capaz. Cuando
lo perdí todo, trabajé más duro que nunca en mi vida para volver a la cima. Sé que
puedo hacerlo una y otra vez si eso significa darle a Skyler todo lo que siempre ha
soñado.

Compré el anillo en su dedo después de la primera vez que la vi. Supe al instante
que ella era la única, pero el miedo lo guardaba en mi bolsillo. Me prometí a mí mismo
que cuando la tuviera debajo de mí, me aseguraría de que no la dejaría ir.

—Te necesito— le digo y la atraigo hacia mí.

—¿Jason?— Ella me mira con los ojos muy abiertos. —¿Aquí? ¿Ahora? Tu
hermana está a punto de caminar para el altar—

—Ella siempre llega tarde— le digo, tomando la mano de Skyler y guiándola a


través de la multitud hasta el otro extremo del largo pasillo donde vi una puerta
privada.

Miro dentro y veo una pequeña oficina y jalo a Skyler conmigo. Ella se ríe
mientras cierro la puerta y luego la levanto en mis brazos.

—Levanta el vestido y quítate esas bragas, tengo hambre— La puse de pie y me


arrodillé frente a ella, lamiéndome los labios.

Mi mano va al frente de mi traje y lo desabotono. Saco mi polla y comienzo a


acariciarla, observando mientras se levanta su vestido, moviéndose a la velocidad de
un perezoso.

—Estás haciendo esto para fastidiarme— Acelero mi mano mientras mi dolorosa


polla exige liberación.

—Tal vez un poco— Ella juega con el borde de sus bragas y yo aprieto mis
dientes.

Mi control se rompe y con una mano extendida le arranco las bragas de un tirón
rápido. Ella jadea mientras mira hacia su coño desnudo justo cuando me inclino y lo
cubro con mi boca.

Su gemido es fuerte cuando extiendo sus labios con mi lengua y lo corro


alrededor de su clítoris. Sus piernas se ensanchan y agarro mi polla con más fuerza
para no correrme sobre mí mismo. Su coño es tan jodidamente bueno que no puedo
tener suficiente y mi boca siempre me duele por saborearlo.

—Maldita sea, mujer, cada vez es como si fuera la primera— Lamo varias veces
más hasta que siento que sus rodillas comienzan a temblar. —Siempre tan
jodidamente dulce para mí—

—No puedo esperar más— se queja y tira de mis hombros. —Dentro de mí.
Ahora—
—Sí, señora— le digo mientras me levanto y la abro a mis brazos. Presiono su
espalda contra la puerta y deslizo mi gruesa polla a su casa en su calor húmedo
esperando.

—Tu coño es más dulce con el bebé ahí dentro— Empujé lentamente hacia
adentro y afuera, saboreando la sensación de sus jugos pegajosos cubriéndome.

—Dios, ¿por qué me excita eso?— Ella inclina su cabeza hacia atrás, exponiendo
su cuello desnudo y me deleito con su suave piel.

—Porque fui desnudo y te embaracé— Mi polla se hincha pensando en eso. —


Porque no pude sacar mi polla de ti para correrme, y el único lugar en el que quise
que estuviera era aquí— Empujé y la sostuve allí mientras ella me apretaba su coño.

Ella gime y se mueve y sé que ella está tan cerca como yo. Simplemente lo
hicimos antes de salir de la casa, pero es como si no pudiéramos tener suficiente. Tal
vez el tiempo enfríe las cosas, pero no veo que esto suceda durante algunas décadas.

—Ahí mismo— dice ella suavemente mientras me meto lentamente en ella.


Conozco todos sus puntos dulces y esto no es una excepción ya que les doy a ambos
lo que queremos.

Su espalda se arquea y sus piernas alrededor de mí se aprietan mientras grita. La


beso profundamente para cubrir su grito y luego gruñí contra ella para sofocar mi
propia liberación. Es duro y rápido, pero mi polla está feliz de estar en casa y de
obtener lo que quiere. Su cuerpo responde tan fácilmente a mis demandas y es como
si estuviera hecha solo para mí.

Después de unos momentos, le beso las mejillas y luego, lentamente, salgo de


ella. Lo que quiero ahora más que nada es meterme en la cama y hacer una cuchara
contra ella hasta que nos quedemos dormidos. Pero aún nos queda por estar en esta
boda y podría ser una buena práctica para nosotros. Eso es si puedo hacerlo por más
tiempo y no la arrastrarla a la corte.

—Después de que esto termine, quiero un baño largo y agradable— dice mientras
la pongo de pie.

—Actúas como si no fuera a hacer eso de todos modos— La miro fijamente y


levanto una ceja.

—Es cierto, pero no quería que te olvidaras— Me guiñó un ojo y la azoté por el
culo antes de que volviera a poner el vestido en su lugar. —No empieces algo que no
puedes terminar—

Miro sus ojos traviesos y ella me devuelve la mirada desafiante. Pasará una noche
larga antes de que regresemos a casa, pero tengo la sensación de que va a terminar
con una explosión.
Epilogo
Skyler

Seis años después...

O
bservo la puerta trasera mientras todos los hombres corren jugando con
los niños. Jason recoge a nuestra hija menor y la lanza al aire antes de
atraparla. Su cabello rubio ondulado vuela con el viento y deja escapar
un ataque de risitas que son tan contagiosas que me río.

—Son buenos con los niños— Gia viene a pararse a mi lado para mirarlos
también.

Es cualquier otra cena de domingo normal, pero los números han aumentado
sustancialmente con los años. Con Aiden y Caroline, que son las mejores amigos de
Gia, junto con Savannah y Wyatt y sus hijos, somos un grupo gigante. Es una mini
cena de Acción de Gracias cada semana y me encanta cada segundo. Nunca hubiera
pensado que agradecería a mis padres si los volviera a ver, pero lo haría. La forma en
que me trataron me envió directamente a la familia Fisher: mi verdadera familia y mi
hogar.

—Lo son— estoy de acuerdo con una sonrisa.

Todos tienen contacto directo con los niños de aquí porque realmente hace falta
una villa para reunirnos a todos. Podemos luchar duro pero amamos más duro. No
sabía que era posible amar a tanta gente y ser amado al mismo tiempo hasta ellos. Es
todo.

—No puedo creer que haya comido tanto— Savannah suspira detrás de mí.

No tengo que mirar para saber que se está frotando su barriga muy redonda. Su
esposo Wyatt siempre lo está frotando si ella no lo hace. En muchos sentidos, me
recuerda a Jason con su posesividad. Han crecido cerca y si los hombres tienen
mejores amigos, lo son. Estoy bastante segura de que comparten consejos de acecho.

—Todavía podría ir por un poco de pastel— Caroline interviene.


Todas nosotras suspiramos pesadamente pensando en el pastel. La panadería
está a solo un salto de distancia. Ese lugar tiene tantos recuerdos para mí ahora,
entonces, ¿cómo podría no ir? Especialmente cuando todos quieren algo.

Me deslizo hacia atrás cuando todas comienzan a hablar sobre sus postres
favoritos, que no importa cuántas veces lo intentemos, nunca podemos hacer las
tartas igual que la panadería. Estoy bastante segura de que la panadería tiene algo
especial y no podemos recrear ese algo especial.

Agarro mi bolso antes de salir por la puerta principal. No está muy lejos y estoy
allí en cuestión de minutos. Miro fijamente el menú. Lo he leído mil veces, pero sigo
pensando en lo que debería obtener.

—¿Señorita?— Pregunta el hombre que está detrás del mostrador, yo digo mi


orden y pido demasiados. Pero hay una casa llena de gente, así que estará bien. —Eso
es un montón de pastel— el hombre se ríe y lo miro desde la pizarra del menú.
Entonces me doy cuenta de que no lo conozco.

Sé de la chica de la escuela secundaria detrás de él, llamada Kimmy, la veo reírse


mientras sacude la cabeza.

—Si te tuviera, no necesitaría un pastel para comer. Solo te comería a ti—

Estoy metiendo la mano en mi bolso y mi mano se congela. Estoy


momentáneamente sorprendida e insegura de haberlo escuchado correctamente. ¿Los
hombres realmente hablan así a las mujeres? Está bien, borra eso. ¿Los hombres
realmente hablan con mujeres que no conocen así?

Dejo escapar un pequeño chillido cuando una mano golpea el mostrador con
tanta fuerza que juro que todo el edificio tiembla.

—¿Qué diablos le dijiste a mi esposa?— La voz de Jason es baja pero mortal.

Un delicioso escalofrío recorre mi piel, pero no me siento mal por el chico. No


hablas con mujeres al azar de esa manera. También sé que cuando salgamos de aquí,
Jason me va a follar. Olvido el pastel. Mis pezones se endurecen, listos para lo que
vendrá.

Jason me lo da bien todos los días, pero cuando su posesividad se hace cargo,
todo va a otro nivel. Él intenta mantenerlo bajo control, pero sé que no va a suceder
hoy. Me muerdo el labio mientras trato de evitar que mi cara se caliente mientras lo
pienso.

—Yo... yo...— El hombre mira a su alrededor en busca de ayuda de alguien.

No es de extrañar que Kimmy se estuviera riendo y se fuera. Ella debe haber visto
a Jason entrar. No necesito que mi esposo se meta en problemas. No cuando hay un
pastel y el sexo salvaje que sé que tendremos. Me agacho y coloco mi mano sobre la de
mi marido para tratar de enfriar su ira.

—Tartas gratis. Lo siento— dice mientras retrocede y levanta las manos.

—No tartas jodidamente gratis— Jason se sacude detrás de mí y sé que está


sacando su billetera con la otra mano.

Conocemos a los propietarios y no nos llevamos todo ese pastel gratis porque
escogieron la nueva contratación incorrecta y obtuvieron un imbécil. Pero estoy segura
de que no tendrá un trabajo después de hoy.

Jason tira el dinero sobre el mostrador mientras Kimmy regresa un momento


después con pasteles en la mano. Estoy agradecida por lo rápida que es ella. No
necesito pararme entre estos dos. Tengo otros lugares para estar, preferiblemente en
mi espalda. Voy a recoger los pasteles, pero Jason me gana.

— Lleva tu culo a la camióneta —me dice.

Trata de ser severo pero yo ruedo los ojos. No puedo creer que haya conducido
aquí. ¡Son cuatro cuadras! Miro por encima de mi hombro por la ventana delantera de
la panadería y veo su camión gigante sentado allí bloqueando la carretera y aparcando
en doble fila.

—Estás estacionado doble— Señalo lo obvio antes de golpear su pecho y dirigirme


hacia el camión. Él me pisa los talones. Por mucho que él quiera golpear al nuevo
chico en la cara, él me quiere más. Lucho con una sonrisa cuando él me pega a la
camioneta y me abre la puerta.

—¿Manejaste?— Le pregunto cuando él entra y lo miro.

Está luchando contra sus celos y veo sus manos agarrando el volante con fuerza.
Esto me trae los mejores recuerdos y tengo la sensación de que lo vamos a recrear
ahora mismo. Tartas y orgasmos. Esta vez nadie nos interrumpirá.

—Tus pies se hinchan cuando estás embarazada— me recuerda.

Sí, lo hacen, y caminar en el calor no ayuda. Puede ser un hombre de las


cavernas, pero también es muy dulce. Es un buen equilibrio y una de las cosas que
amo.

Aparca en nuestro camino de entrada, que está justo al final de la calle de sus
padres. Me gusta estar cerca de ellos.

Jason se acerca al asiento trasero y toma solo una tarta.

—A la casa— exige, y esta vez no ruedo los ojos, salto del auto y hago lo que me
pide. —Prepara ese lindo coño para mí—
Mis bragas se pegan a mí mientras camino y no sé por qué siempre me prendo
cuando él dice eso.

Apenas abro la puerta y él está sobre mí, dándome todo el placer que mi cuerpo
puede soportar. Él conoce mi cuerpo como nadie más y me posee tal como yo lo hago.
En un momento le asustó lo mucho que sentía por mí y pensó que podría alejarme.

—Te amo, chica bonita— dice, empujando dentro de mí con fuerza. Quiere
marcarme lo más profundo que pueda, pero ya ha marcado hasta mi alma.

—Yo también te amo— gemí, ya que ambos nos ahogamos en el placer.

¡Fin!

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