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 Fernanda Castillo

 Vanessa Molina
 Joselin Nuñez
 Azul Quintana Q
DE QUE MANERA AFECTO EL COVID-19 A LA CIUDAD DE
CUAUHTEMOC, CHIHUAHUA.

MARCO TEORICO

El virus que forma parte de la familia de virus “Coronavirus”, que reciben su


nombre por su forma en “corona”. Es el más reciente de los coronavirus, identificado en
el 2019 y causa la enfermedad llamada COVID-19, responsable de la actual pandemia.
(GOBIERNO DE MEXICO, 2024)

A finales de diciembre del 2019 se reportaron una serie de casos de neumonía


atípica, en ese momento de origen desconocido, en Wuhan, China. Días más tarde se
identificó al agente etiológico como un nuevo coronavirus. A este nuevo coronavirus se
le llamó SARS-CoV-2, y a la enfermedad que produce se la denominó COVID-19.

Debido al acelerado número de contagios y muertes que se produjeron primero


en China y posteriormente alrededor del mundo, la infección de este virus pasó
rápidamente de ser un brote aislado en una región china a convertirse en una
emergencia sanitaria de preocupación internacional, y posteriormente en una
pandemia.

Existen diferentes tipos de coronavirus, los cuales pueden llegar a causar


múltiples afecciones respiratorias, gastrointestinales o incluso la muerte. Entre los
síntomas respiratorios, pueden causar desde un resfriado común hasta una neumonía,
aunque en la mayoría de los casos los síntomas suelen ser menores y mitigables con
facilidad. (Crespo, 2020)

Las consecuencias que está generando esta pandemia, y ello más allá de que
las consecuencias sean coyunturales y momentáneas o permanentes. Las
consecuencias más específicas e inmediatas, por supuesto, se dieron a través de los
procesos de salud/enfermedad/atención-prevención, es decir, en términos de
morbilidad, mortalidad y discapacidad, pero también en términos de eficacia/no eficacia
médica, y de su relación con morbilidades preexistentes.
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Así, incidió también en la disminución de la vacunación especialmente a niños,
en la reducción de la atención a pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, y
en la disminución de acciones preventivas respecto de la malaria y la tuberculosis
broncopulmonar, como también repercutió negativamente en el abastecimiento de
equipos y fármacos.

Todo lo cual tiene que ver con que los recursos de todo tipo del sector salud se
concentraron en la atención de las consecuencias del coronavirus, lo que ha sido
especialmente desastroso para países como México, cuya inversión en salud ha sido
en 2019 y 2020 de entre 2,5% y 2,7% del PBI, cuando debería ser por lo menos del 6%
según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020).

Las consecuencias con mayor significación, como ya señalamos, remiten a la


crisis económica y a la desocupación, que conducen a un incremento exponencial de la
pobreza, así como a su repercusión en la alimentación que predice el desarrollo de
“hambrunas sin precedentes” (AP, 2020) en los países periféricos, pero también en los
bolsones de pobreza de los países centrales. Más aún, según el secretario general de
las Naciones Unidas, en el segundo trimestre de 2020 se dio a nivel mundial “la mayor
caída de los ingresos per cápita desde 1870” (Press, 2020).

La pandemia ha conducido a transformaciones definitivas o momentáneas en los


campos de la educación, de la atención médica, de los usos y consumos culturales, del
trabajo, que se han convertido en forma masiva en actividades “a distancia”. Si bien el
desarrollo de estos procesos venía incrementándose, lograron un impulso decisivo
durante la pandemia, proceso que, junto con la robotización que se desarrolló en
numerosos campos, incrementó aún más la desocupación actual y futura.

Los pacientes durante y después de la infección por coronavirus tienen un riesgo


alto de desarrollar depresión y ansiedad. Aproximadamente un mes después de la
infección, 31 a 38% de los pacientes tienen síntomas depresivos, 22 a 42% síntomas
de ansiedad y 20% síntomas obsesivo-compulsivos (por ejemplo, temor a contaminarse
y necesidad de lavarse repetidas veces las manos).
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Los síntomas depresivos y de ansiedad son más frecuentes en mujeres y en
aquellos con familiares infectados, malestares físicos residuales, infección severa,
marcadores inflamatorios elevados y diagnóstico psiquiátrico previo.

El trastorno de estrés postraumático está presente en un rango de 20% a 30%


de los pacientes, aunque poco más del 96% de los pacientes asiáticos tuvieron
síntomas de este trastorno, en pacientes británicos la cifra fue del 38%. Son las
mujeres jóvenes que requirieron estar en terapia intensiva y con historia de algún
trastorno mental las que presentan con mayor frecuencia síntomas de trastorno de
estrés postraumático o propiamente el trastorno.

Los pacientes con trastornos mentales previos corren un riesgo mayor en su


salud física, debido a las barreras de acceso a los servicios de salud y en su salud
mental por su susceptibilidad emocional a los eventos estresantes y la pérdida de
continuidad en su tratamiento. (MA, 2020)

Los pacientes con trastornos mentales previos muestran empeoramiento de sus


síntomas cuando han contraído la enfermedad, y si no ha sido así, al temor al contagio,
a tener algún familiar enfermo o debido al fallecimiento de un ser querido.

La pérdida de trabajo, disminución o pérdida de ingresos son otros estresores


importantes, al igual que el trabajo excesivo (home office) y cuidar de los hijos y de su
educación (clases en línea). La violencia intrafamiliar y el aumento del consumo de
alcohol y drogas empeoran las condiciones de las familias y la salud física y mental de
sus miembros. Un último factor de estrés es la información insuficiente o inexacta
proporcionada por los medios oficiales y las redes sociales. (Leon, 2021).
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Planteamiento del problema

El confinamiento por el COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud


mental de muchas personas, especialmente aquellas que ya tenían problemas de salud
mental. El aislamiento social, la incertidumbre, el miedo y la falta de contacto humano
pueden aumentar los síntomas de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales.
Además, la interrupción de rutinas, la falta de acceso a servicios de salud mental y la
preocupación por la salud propia y de los seres queridos también pueden contribuir a la
carga emocional.

Es importante recordar que cada persona puede experimentar el impacto de


manera diferente, pero es fundamental buscar apoyo y cuidar de nuestra salud mental
durante tiempos desafiantes. (Spiegel, 2022)

Bibliografía
AP, R. S. (17 de Julio de 2020). Prensa Latina . Obtenido de
https://www.scielosp.org/article/scol/2020.v16/e3149/es/#:~:text=La%20pandemia%20ha
%20conducido%20a,en%20actividades%20%E2%80%9Ca%20distancia%E2%80%9D.

Crespo, R. M. (Junio de 2020). ELSEVIER. Obtenido de https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-


familia-semergen-40-articulo-pandemia-covid-19-nueva-emergencia-sanitaria-
S1138359320301714

GOBIERNO DE MEXICO. (2024). GOBIERNO DE MEXICO. Obtenido de https://coronavirus.gob.mx/covid-


19/#:~:text=Es%20un%20virus%20que%20forma,de%20producir%20enfermedad%20en
%20humanos.

OMS. (27 de Noviembre de 2020). SCIELO. Obtenido de Eduardo L Menéndez:


https://www.scielosp.org/article/scol/2020.v16/e3149/es/#:~:text=La%20pandemia%20ha
%20conducido%20a,en%20actividades%20%E2%80%9Ca%20distancia%E2%80%9D.

Press, E. (2020). La Agenda 2030, en riesgo de sufrir un atraso de décadas. Europa Press.
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