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t¡ o Ilaltút urul uc.z rrn zoológico

Y a. ntedida que uayarnos auanzando por


Itts pdgints rle este, "zooLógico", cornprobare-
tnos que todos pertetlecemas ctl otro gron zoo-
lógico de la familia httntantt, donde codo cual
tiene su pcrticulnr modo de ser. y ctllí pode-
rttos disfrutor de Ia uidct, si sabemos aompor-
t&nros con sensatez y cort La conftataa puests
en Dios.
En el cnpitulo final de üt obro presentornos
ol "Cr¡rdero" y o1 "Leórt' como símbolas d"el
gran Dueñn del "zoológica". Incluirlo a él en es-
tas paginas es la mejor que podríamos ofrecer.
Índice
Primera parte Tercera parte
Lo positivo en el "zoológico" Contrastes en el "zoológico"
La inteligencia de las cabras ................... 13
El ejemplo de la abeja ........... 16
La pureza del armiño ............20
La oveja quebrada ................23
La hormiga y su puente .............. ...........27
La lechuza "defectuosa .......... 31
volar
El águila se decidió a ....34
La araña perseverante ............. ............... 37
El perro salvador .................. 40
Los camellos se arrodillan ........... ........... 44

Segunda parte Mas allá del "zoológico"


Lo negativo en el "zoológico"
La tortuga vanidosa .............. 5l
La boa traicionera ................ 55
La zona y las uvas
El ciervo orgulloso ................62
El murciélago fingidor .......... 65
El pájaro campana
El mono codicioso
................ 68
................72
ffiffiÁ,#r#w
ktili'#r,t?ryq
OMENCEMOS con la visita a nuestro
singular "zoológico" observando el
curioso comportamiento de las ca-
bras. A su manera, ellas tendrán algo para
decirnos.
Como animalitos montaraces, las cabras
a menudo avanzan por senderos muy angos-
tos y escarpados. ¿Qué hacen cuando dos de
ellas se encuentran frente a frente en una sen-
da que tiene de un lado una pared vertical y
del otro un profundo abismo? Retroceder no
puede, tampoco puede desviarse una de ellas,
porque el sendero es sumamente angosto.
Si las dos cabras insistieran en avanzar,
ambas caerían al precipicio. Entonces ¿Qué
hacen? El instinto les ha enseñado a echarse
l3
14 o Había una vez un zooligico Lainteligencia de las cabtas o L5

a tieffa, para que una de ellas pase por sobre Como la cabra que se agacha no piensa
el cuerpo de la otra, y así ambas puedan pro- que Ia otra la va a pisotear, ¿por qué pensar
seguir su camino. Thl vez nos preguntemos que en las relaciones humanas el ceder es
cual de las dos cabras toma la iniciativa de perder? Po¡ el conüario, saber ceder general'
agacharse. Pues, cualquiera de ellas. Lo im- mente es ganar; es adoptar la amplitud men-
portante es salvar la vida y seguir caminan- tal de quien comprende y busca la armonía.
do sin problemas. Y si debe reconocerse humildemeite el enor
¿No advertimos aquí una lección de con- propio, ¿no es esto una expresión de grande-
ducta humana? Como ocurre entre las cabras, za que hace rnás grata la existencia? Con ra-
el saber "agacharnos" ¿no asegura con fre- zón San Pablo escribió: "Sed benignos unos
cuencia el resguardo del bienestar propio y con otros, misericorüosos, petdonándos unos
ajeno? Cuántas veces frente a una discusión, a otros" (Efesios 4:32).
o cuando debemos arreglar nuestras diferen- La enseñanza cristiana nos exhorta a des-
cias con algrrien, saldríamos ganando si estu- pojarnos de nuestras preferencias egoístas y a
viéramos dispqestos a "agachar el lomo". pe- ponernos un poco en el lugar de nuestro pró-
ro nuestra naturaleza, viciada de amor pro- jimo, qüen tiene los mismos anhelos y nece'
pio, suficiencia y vanidad, nos impide tomar sidades que nosotros. Por eso la inmortal
la buena iniciativa, Y así, nuestra obstinación regla de oro presentada por el Maestro, dice:
y porfía nos lleva a insistir con nuestros ar- 'Todns lns cosas que querdk que los hombres
gumentos. Con la cual quizá ganemos una h.agan con vosotros, así también hnced vo-
discusién, pero perdarnos a un amigo. so¿ros con ellas" (5. Mateo 7: 12).
O si se trata de hacer las paces con alguien, Esta ley de condescendencia humana y de
cuán a menudo preferimos seguir ofendidos, amor fraternal es la única que puede garan-
en lugar de pedir o de ofrecer el perdón. tizar relaciones cordiales y constructivas. Des-
16 o Habia uno. vez un zooLógico

preciar esta ley divina equivale a no saber no pasa los cincuen ,:::::^::J::;::
convivir y a deslucir la existencia. De ahí el po alcanza a producA unos 25 gramos de miel.
inmenso valor de saber ceder y comprender.
Para llenar el recipiente de un litro de miel en
Tal la simple pero importante lección que nos
un día, ¿podemos imaginar cuántas abejas se
enseñan las modestas cabritas montaraces.
requieren? Se afirma que para producir apenas
Hemos comenzado así el paseo por nues-
medio litro de miel,las abejas hacen 2.700.000
tro "zoológico", para señalar en primer lugar
viajes de flor en flor, y recorren 8.000.000 de
la ley fundamental de la buena convivencia
kilómetros.
humana: la ley del amor, la comprensión y la
Frente a estos datos, cuán llamativo resulta
humildad. Si esta ley se cumpliera siempre
encontrar junto a la noble abeja la presencia
tan sólo en el ámbito del hogar, ¡cuiín diferen-
del ziíngano, el insecto macho que no produ-
te sería nuestro mundo! ¿No le parece?
ce miel, que no se gasta trabajando, y que es
un símbolo del hombre holgazán que vive del
El ejemplo trabajo ajeno. ¡Qué contraste entre la abeja y el
ziángano! Y este mismo üpo de contraste, ¿no
de la abeja se advierte también entre los seres humanos?
Mientras abundan las personas laboriosas,
.T T A TENIDO USTED la oportunidad que atienden con responsabüdad su trabajo
¿H de estudiar o de observar la vida de diario, están los otros, los que se creen "lis-
I I las abejas? Es admirable cómo vi- tos", los tristes viüdores, que sistemática-
ven y trabajan. Su insünto las lleva a trabajar mente rehuyen todo trabajo que demande al-
qasi sin cesar, con una perseverancia, una dili- gún esfuerzo. Los primeros luchan y traspi-
gencia y una productividad que asombran al ran, en tanto que los segundos pasan la vida
más indiferente. La vida de la abeja es corta: esquivando toda responsabilidad. Así está di-
18 o Habta una vez un zoológico EI eiempb de ln abeja o 19

vidida la sociedad: unos empujando el carro, locan injustamente sus responsabilidades so-
y otros siendo llevados pol é1. bre otros. Dentro de nuestra respecüva esfera
Pero como sucede en el mundo de las abe- de acción, todos tenemos una determinada
jas, quienes se rnueven constructivamente función que cumplir, a Ia cual no podemos
destilan la miel de sus buenas acciones, y con renunciar sin crear malestar en los demás. El
ellas endulzan la vida ajena y labran el bien- padre, la maüe, el hijo, el estudiante, el obre-
estar propio. Son como las abejas: se mueven ro, el empleado, el profesional, el empresario,
con empeño y laboriosidad. ¿Y qué diremos todos gozamos mucho más de la vida cuan-
de los otros? Sí, podrán llevar una vida más do ponemos el hombro y realizamos con efi-
liviana, aparentemente más placentera, pero ciencia nuestros trabajos cotidianos.
en el fondo sintiéndose inúüles y fracasados. Dios, el Tlabajador por excelencia, nos asig-
Cuánto más progreso y felicidad tendría la na cada día una cuota de actiüdades y tareas
gente, si no exisüeran los flojos y los holgaza- que es nuestro privilegio realizar con alegría.
nes, y si los que son realmente activos se ocu- Además, él mismo nos da las fuerzas y el estl'
paran en hacer sólo lo bueno. El rey Salomón mulo para üvir de esta manera. ¡Muchas gla-
declara que 'ldulce es el sueño detr tra,bajadol". cias por tu noble ejemplo, abejita laboriosa!
Pero no sólo descansa mejor por la qoche, si-
no que además durante ei día disfruta de un El ocio y el trabajo
espíritu tranquilo y satisfecho. Yal q-ue tiene El hieno de un bella arada,
alma de zángano, el mismo autor bíblico le di- después de lorgo reposo,
ce: "Vé a la hormiga, oh perezoso, mira sus se hnllabo muy empaftolo,
caminos, y sé sabio" (Proverbios 6: 6). atnndo uio pasar, Itutroso,
Dios bendice a quienes son diügentes en el a su hermnTw, que orgullnso
cumplimiento de su deber, y a quienes no co- uenío de ln faenn.
20 . Habíz" uno vez un zooligico La pureza del armiño o 21

Entonces con muchn pena Es increíble cómo el armiño se cuida a sí


Ie dijo: "Hermonn Eierida, mismo para no mancharse. Especialmente en
¿quién te hn puesto tan pulido, invierno, cuando su piel se torna blanquísi-
tan hermoso, tan brillnnte; ma. Y de esta característica del armiño, los ca-
quién ese lustre te hn impreso, zadores obtienen cruel ventaja. Cubren con
, mi.entras que yo me halto herida
barro la entrada de la cueva del pequeño ani-
por este femtmbre espeso
mal. Y cuando éste llega a su vivienda, en lu-
que me hace estar cabizbajo?"
gar de limpiar la puerta obstruida por el barro,
Y en tono limpio y sencilln,
*¡Este por no manchar su piel prefiere ponerse a lu-
contestó el otro: brtlln
char contra los perros de caza, ante los cuales
ln gd4uií en eI trabajo!"
siempre sale perdiendo. De esta manera, por
mantenerse limpio, el armiño pierde la vida.
Pequeño animalito de la selva, ¡cuán gran-

k3'l}fi# VANCEMOS unos pasos en nuestro re-


de lección enseñas! Que la pureza vale más
que la vida. Si los cazadores, los curtidores
y los confeccionistas que viven de tu piel
aprendieran esta lección, cuánta pureza po-
drían desarrollar en su vida. Y si las damas
corrido por el imaginario "zooló$co" que usan tu codiciada piel recordaran esta
de estas páginas. Detengiímonos aho- misma lección, cuán beneficiadas podrían ser.
ra frente a un armiño, ese animalito cuyo am- El ejemplo del armiño es una muda condena
biente natural son las selvas de Asia y Euro- a la impurezay la inmoralidad, cuyo amargo
pa, y que protege con singular celo su blanco resultado significa la ruina de incontables se-
pelaje. res humanos.
22 o Había una vez un zoológico La pureza del dnftiíto . 23

Al comienzo de su Sermón del Monte, (Proverbios 4: 23). Y ese corazón, que no es


Jesucristo declara: "Bienaventurados los de otra cosa que la mente, el pensarniento, el es-
limpio corazón, porque ellos verán a Dios,'. píritu, sólo puede conservarse puro y libre de
Mientras la impureza, en cualquiera de sus for- maldad cuando Dios lo dirige y controla. Por
mas, abre la huella dei dolor y la culpa tras el naturaleza, la mente üende a alojar malos pen-
placer fugaz que produce, la ümpieza del alma samientos e inclinaciones carnales. Pero el po-
proporciona genuina alegría. der transformador del Altísimo puede encau-
Cieftammte es bi-ennventurod"o. o feliz Ia zar la actividad cerebral por la senda segura de
persout que conserua la pureza de sa corozón, la limpieza espiritual.
y que a la vez repudia toda forma de bajeza La próxima vez que pensemos en el armi-
humana. Por otro lado, es imposible que un ño, ¿no renovaremos nuesüo deseo de vivir
hornbre o una mujer pueda ser feliz mientras con blancura interior? Thl comportamiento ase-
manche su conciencia con una conducta li- gura la bendición divina y la alegría de la vida.
bertina o carente de integridad, y pensar Que
abunda la gente que se empeña en demostrar
lo contrario, es deci¡ que "la buena vida', es
resultado de la conducta transgresora y licen-
La oveja
ciosa. Pe¡o así les va a los tales y a quienes quebrada
ellos contagian: se consumen en su propia
descornposición interior EAMOS AHORA el caso particular de
¿Por qué manchar el corazón cuando, apar- una oveja, cuya presencia deseamos
tado del mal, puede garanüzar paz y alegría? destacar en nuesüo "zoológico".
Salomón aconseja: "Sobre toda cosa guardada, El turista se encontraba de visita en una
guarda tu corazón; porque de él mana la vida:' zona rural de Suiza. Mientras observaba las
24 c Había una vez un zooligico Laovejaquebrado o 25

bellezas de la región, pasó frente a él un pe- Altísimo, en beneficios permanentes para la


queño rebaño de ovejas encabezadas por su vida. No es que Dios nos provoca el sufrimien'
pastor. Y al forastero le llamó la atención que to, pero sÍ lo permite como nuestro divino Pas-
una de las ovejas tuviese quebrada una de tor pa.ra pulirnos y ennoblecer nuestro carácter.
sus patas. Acercándose entonces al pastor, La felicidad que tanto anhelamos poseer,
le comentó el hecho. Y éste le respondió: "Sí muchas veces va precedida de dolor. Y si so-
señor, ya lo sé. Por extraño que parezca, yo mos buenos alumnos en esta escuela de la
mismo le quebré la pata. De todas mis ovejas, adversidad, ailí descubrimos por fin la mano
ésta era siempre la más atrasada. Nunca me bondadosa de Dios y la fuente del gozo per-
obedecía. Así que tuve que quebrarle la pier- durable. Como lo decía William James: "Las
na para que aprendiera a depender de mí. más fructíferas experiencias espirituales tie-
Cuando se sane, éste será el animal modelo nen un común denominador de sufrimiento y
del rebaño. Entretanto, está aprendiendo a desesperanzá. Esta condición debe presentar'
obedecer por medio del sufrimiento". se antes de que la persona esté dispuesta a
La experiencia de esta oveja nos lleva aceptar Ia medicina y la enseñanza de Dios".
observa¡ el comportamiento de los seres hu- La vida del antiguo patriarca Job es muy
manos. Como ocurrió con el animal, ¿no suele ilustrativa al respecto. El sufrió toda clase de
acaso el dolor fisico o moral convertirse en una pruebas. Perdió todo lo que tenía, aun su mis-
escuela efecüva para la vida del hombre? Sí, en ma salud. Incluso su esposa y sus amigos más
la escuela del dolor podemos aprender leccio- allegados le hicieron más pesada la carga, de-
nes que no seríamos capaces de aprender en bido a la incomprensión con que lo trataron.
circunstancias más favorables. Las adversida- Sin embargo, desposeído, afligido y consuriú-
des, las angusüas, las pruebas y aun la enfer- do como estaba, no desmayó en ningún mo-
medad pueden tornarse, bajo la dirección dei mento. La prueba lo acercó más a Dios. Y si
26 o Habta una uez un zoológico Laovejaquebrada c 27

antes había sido un hombre bueno, tras el do- como la luz de la aurora.
lor llegó a ser un hombre mejor. Finalmente, Y cuando mi transparencia
llegó a tener el doble de lo que había tenido semeje aI fino cristol,
en un principio (Job 42: 10). tu Sonto Espíritu entonces
Si usted estuviera atravesando un momen- fte guíe cual capiilin
to especial de quebranto y de dolor por los mares de lo utda
-como
tantas veces ocurre-, y há pensado que Dios lmsta que llegue a tu hogan
lo tenía abandonado, ¿no le agradaría recor-
S. Lara
dar ahora que el Todopoderoso está a su lado, -Delfín
y que él puede acrisolar su alma en medio de
los peores infortunios? La oveja de nuestro re-
lato inicial ilustra acabadamente esta verdad.
No estarnos solos en la hora del dolor. Cada
vez que gufrimos, Dios fortalece nuestro áni-
La hormigrd#\
mo y nos eleva con su paternal cornpañía. y su puenteir L {
¡Purifícame! AS HORMIGAS forman parte de nuesffo
"zoológSco". De ellas podemos extraer
¡Purifícame Señ.or!
en el cri.sol de Ia prueba, aplicaciones de valor prácüco.
pero tw dejes, ¡oh Dios! r Cierto día me puse a observar la vida de
que me mnsunur m elld las hormigas: sus movimientos, sus senderos,
Destruye en todo,mi ser sus hormigueros. Quedé asombrado al verlas
cada residtn de escoria, trabajar con tanto empeño y diligencia. Pero
hasto ser diófarw y puro una hormiga en particular atrajo mi atención.
28 o Había un& vez un zoológico La hnrmiga y su PuPnte . 29

Negra y de tamaño mediano, esta hormiga vertirse en puentes y peldaños que nos ayu-
llevaba como carga una pajita que era por lo den a triunfar.
menos seis veces más larga que ella misma. Una deficiencia cardíaca hace de un médi-
Después de avanzar casi un metro con se- co un famoso cardiólogo; el impedimento fí-
mejante carga, llegó a una especie de grieta, sico conüerte al joven en un excelente escri-
estrecha pero profunda, formada ent¡e dos tor; la ümidez del estudiante lo lleva a ser un
grandes piedras. Probó cruzar de una mane- destacado investigador; la falta de buena voz
ra y de oüa, pero todo su esfuerzo fue inúüI. incita a la joven a disciplinarse hasta conver-
Hasta que por fin la hormigalúzo lo insólito. tirse en buena locutora. La pobreza dio espi
Con toda habilidad apoyó los extremos de la ritu luchador al modesto empleado, y por fin
pajita en un borde y otro de la grieta, y así se alcanzó una posición económica desahogada.
construyó su propio puente, sobre el cual pu- ¡Cuántos otros ejemplos de esta índole
do cruzar el abismo. Al llegar al otro lado, to- podríamos mencionar! Todos para mostrar la
mó nuevamente la carga y continuó su esfor- misma verdad: que con frecuerwia debemas
zado viaje sin inconvenientes. pa.decer males pora disfrutar luego de bienes
La hormiga supo convertir su carga en un Í¿rtyores; que debemos llevar con valor nues-
puente, y así pudo continuar su viaje. De no tras cargas,I>ara converürlas luego en puentes
haber tenido esa carga, que bien pesada era de éxito y prosperidad.
para ella, no habría podido avanzar en su ca- ¿Está usted soportando en este momento
mino. La moraleja se desprende por sí sola. algún problema o adversidad? Nada consegui-
¡Cuántas veces nos quejamos por los proble- rá con quejarse y angusüarse. Si usted confia
mas, las cargas y las pruebas que debemos en Dios, él no permitirá que la prueba lo des-
soportar! Pero sin darnos cuenta, esas mis- truya. Más bien, le dará fuerzas para seguir
mas cargas tomadas- pueden con- con valor y lograr mayores alturas.
-bien
La Lechuza "defectuosa" c 31

La lechuza
"defectuosa"
ENTRO DE NUESTRO "zoológico",
esta vez nos encontramos en un ta-
ller de taxidermia. Y allí está de visi-
ta un hombre entendido en embalsamar ani-
males. En una de las mesas del taller hay
toda clase de animales disecados, que el due-
ño ha procurado mostrarlos tan reales como
le fue posible. Pero el desconocido visitante
concentró su atención en una lechuza. Y en
seguida comenzó a criticar: "Esta lechuza no
está bien disecada. La cabeza no está conec-
tamente elevada, el cuerpo no está bien ba-
lanceado, y las plumas no están bien arregla-
das. ¡Si yo no pudiera disecar mejor una le-
chuza, abandonaría este oficio!" Pero ni bien
terminó de decir estas palabras, la lechuza
parpadeó y cambió de posición. ¡Era el único
animal vivo en todo el taller!
32 o Habia uno vez ut z,oológico La lechuza "defectwsa" t 33

Cuán equivocado estuvo este hombre. Thn hombre malo, examina tu propio corazón".
dispuesto a criücar y encontrar defectos, para ¿Por qué examinar nuesüo corazón? Porque
a
luego terminar burlado. Y su errada acütud, menudo las faltas de los demás son bien pare-
¿no se asemeja á la qPe adoptan muchas otras cidas a las nuestras, sólo que solemos ser cie-
personas cuando juzgana su prójimo? Y ante gos para verlas en nosotros mismos. Por algo
esta debilidad universal brota ia reflexión: Jesús enseñó: "No juzguéis, para que no seáis
Con cuánta facilidad podemos señalar en los juzgados. Porque con el juicio con que iuz-
demás sus posibles defectos _.quizámás ima- gáis, seréis juzgados, y con Ia medida con
ginarios que reales-, mientras pasamós por que medís, os será medido. ¿Y por qué miras
alto los nuestros que tal vez sean peores. la paja que está en el ojo de tu hermano, y
A veces, tras una observación rápida y no echas de ver la viga que está en tu pro-
prejuiciada, podemos llegar al extremo de pio ojo?... ¡Hipócrita! saca primero la viga
condenar una acción en el vecino, que noso- de tu propio ojo, y entonces verás bien para
tros mismos no hubiéramos sido capaces de sacar la paja del ojo de tu herm¿¡1s:' (S. Ma-
hacer en forma mejor. Y en tal caso, ¿con qué teo 7: 1-3, 5).
autoridad podríamos constituirnos en jueces Quien desee desarrollnr y perfeccionor su
de las acciones ajenas? Además, puesto que cordcter debería primero admitir sus propios
es tan difícil conocer las intenciones y las mo- defeaos. Porque de lo contrario, ¿cómo podría
üvaciones que inducen a una persona a ac- luego combatirlos y vencerlos? Pero por nueJ-
tuar de una determinada manera, ¿no deberí- tra prbpia cuenta no solemos tener suficiente
amos ser más medidos y considerados al ha- humiidad y valentía para reconocer nuestras
cer nuestras críticas? fiaquezas personales. De ahí la necesidad de
Dijo Confucio: '*Cuando veas a un hombre acudir a Dios, para que él nosirevele median-
bueno, piensa en imitarlo. Cuando veas a un te ia voz de nuestra conciencia Ia verdadera
34 o Habia una vez un zoológico El dguiln se decídió aualar o 35

condición de nuestro corazón. y así, estando fin de volar, la pobre águila ya


sus alas con el
conscientes de nuestras imperfecciones, no crecida no pasaba de dar muy cortos vuelos
tendremos ya tanta inclinación a criticar o di- dentro de los límites del corral.
fama¡ al prójimo. Más bien, culüvaremos la Pero un día el águila tuvo su gran posibili-
autocrítica, y buscaremos la asistencia divina
dad. El amo la tomó en sus manos y, lleván-
para supera_rnos de día en día.
dola afuera,le dijo: "Tú eres un águila, ¡vuela
Cuando nos vuelva a la mente la lechuza
como águila!" Y así diciendo, la lanzó con
de nuestro "zoológico", ¿nos acordaremos de
gran fuerza hacia el cielo. Pero, tras unos po-
sacar primero la viga de nuestro propio ojo,
cos aleteos, el ave regresó a su lugar habitual.
antes de querer sacar la paja del ojo ajeno?
Entonces el hombre la tomó offa vez y, con la
misma orden, le dio un fuerte impulso hacia
las alturas, pero con idéntico resultado. Lue-
go, en una tercera tentativa, el amo subió a lo

5leáHi',?,,t alto de la terraza de su casa. Y nuevamente le


dijo al ave: "Tú eres un águila, ¡vuela como
águila!" Y esta vez, agitando su instinto dor-
mido, el águila conquistó la altura y se perdió
N EL 'ZOOLÓGICO" de la vida, pode- en la distancia.
mos aprender importantes lecciones ¿No abundan los seres humanos que se
de las aves. He aquí una de ellas. asemejan al águila del relato? Tienen condi-
Un cazador llevó cierta vez a su casa un ciones para elevarse y llegar a Ia altura del
pichón de águila. Allí lo c¡ió durante bastan- éxito. Pero por falta de esfuerzo, o falta de
te tiempo como un ave de corral. y como ja- confianza en sus propias capacidades, estas
más había tenido oportunidad de desplegar personas se limitan a realizaciones mediocres.
j6 e Habío unavez un zoológbo EI tfuuila se decidió o volar o 37

Si no confiamos en nuestras aptitudes y se que el Altísimo le ha dado condiciones su-


talentos, no podemos abrirnos paso con éxito ficientes para emprender buenas tareas. El
en la vida. Cuando desconfiamos de nosotros volat ln determinación y eI espírtta empren'
mismos, y desciende nuestra autoestima, nos dedor son dddiuas de Dios, accesibles a todos
volvemos reprimidos y vacilantes como el por igual, aunque exista diferencia de grado
águila del cuento. Pero, ¿por qué conformar- entre unos y otros.
nos con lo mediocre, cuando es posible alcan- Y si alguna vez hemos fracasado en nues-
zar la excelencia? tros nobles intentos, ¿no persistiremos en la
Ahora bien, ¿de qué manera podemos des- lucha? El águila de nuestro relato fracasó dos
arrollar una mayor confianza en nosotros mis- veces. Pero en la tercera vez conquistó la al-
mos, a fin de apuntar más alto en todos los ór- tura. ¿No podría ocurrir otro tanto con usted
denes de la vida? La verdadera confianza pro- y conmigo?
pia, que se opone a todo sentimiento de inferio-
ridad, procede de la confianza en Dios. Cuanto
más confiamos en é1, más recibimos su ayuda
.--\ J
divina para tener iniciativa y entusiasmo.
¿Se encuentra hoy usted indeciso o teme-
La araña Hft--
roso frente a sus obligaciones y responsabili-
dades? ¿Se siente por momentos disminuido,
perseverante- \ f \
y piensa que usted no podrá ilegar a la meta, NA SIMPLE arañita Procuraba tejer
o alcanzar el blanco que se ha propuesto? In- su tela, sin saber que con su acción
cluso, ¿hasta ha perdido Ias ganas de ascen- estaba hablando al corazón de un
der con éxito la cuesta de la vida? ¿Duda de rey abatido. Se trataba del rey Roberto Bruce,
su propia energía y voluntad? Entonces pien- de Escocia, quien estaba afrontando serias
38 o Habto una uez un -..oológim La arañaPerseverante o 39

dificultades. El rey de Inglaterra, con sus po- ¡Admirable persistencia la de aquella ara-
derosos ejércitos,lo había venóido ya seis ve- ñita, que no se dejó vencer por sus repetidos
ces, y su ejército estaba totalmente debilita- fracasos! Con su ejemplo llenó de valor al rey
do y desmembrado. abatido, quien finalmente atacó al enemigo y
El propio rey Roberto estaba escondido en lo venció.
una modesta casa de campo. Había perdido La experiencia de la araña y del rey de Es-
toda esperanza de rehabilitación. pero mien- cocia, de alguna manera representa la expe-
tras descansaba en ese escondite en una ma- riencia de todos los seres humanos. ¿Quién
ñana lluviosa, miró hacia arriba y alcanzó a en su lucha por abrirse paso no debe sopor-
ver sobre las vigas del techo a esa araña te- tar pequeños y grandes fracasos? Pero feliz de
jiendo su tela. aquel que no desmaya, que no desespera an-
Al observarla detenidamente, notó que te el primer obstáculo, y que persevera hasta
seis veces la araña quiso tender su tela entre triunfar. Y esto se aplica a todos los órdenes
una viga y otra, pero que siempre el hilo prin- y actividades de la vida: al estudiante que re-
cipal se le caía. Sin embargo, en el séptimo prueban en un examen, al empresario que
intento la araña venció y pudo asegurar y ten- necesita superar una crisis económica, o a los
der todos los hilos de su tela. padres que deben ser constantes en su esfuer-
Al ver la constancia triunfadora de la ara- zo pot enderezar a un hijo descarriado.
ña, el corazón de Roberto Bruce se ¡eanimó. Darnos por vencidos es aceptar el fracaso
Entonces se levantó, y dijo: "yo también lo in- y ser aplastados por é1. Pero a menudo el pro-
tentaré por sépüma vez". y saliendo de su es- bar una sola vez más puede significar la con-
condite, organizó a sus soldados, libraron la quista del éxito. ¿Cómo se siente usted en es-
batalla y lograroq vencer a los ingleses y arro- ta hora del día? ¿Desalentado, frustrado, o im-
jarlos de Escocia. paciente por llegar en seguida a la meta? En
40 o Había uno. úez un zoológico El perro salvadar o 41

tal caso, quizá un esfuerzo adicional, un in- Cierto hombre que quería deshacerse de
tento más puede asegurar la üctoria. Si. naes- su peffo, no tuvo mejor idea que ir con su bo-
tros sueños e ideales guardan proporctón con te hasta el medio del río para tirar allí a su
nuestras capacidndes persono-les, no hoy ra- despreciado animal. Esto ocurría en la ciudad
zón para temerle al fracaso. de París, sobre el río Sena.
Dijo Jesucristo: "El que persevere hasta el Cuando el hombre ya se encontraba en la
fin, éste será salvo" (S. Mateo 24: 13J. Estas parte.más profunda del úo, dejó los remos, se
palabras aluden tanto a la conducta de la vi- paró en el bote, tomó a su peffo y lo arrojó al
da como al estado del corazón. Perseverar en agua. Pero el pobre animal comenzó a nadar
el esfuerzo, en el correcto proceder, y espe- alrededor del bote para salvarse, mientras el
cialmente en la fe puesta en Dios. Este es el hombre sin corazón trataba de impedÍrselo gol-
camino que transitan los verdade¡os triunfa- peándolo repetidamente con uno de los remos.
dores. Así lo confirma la constancia de la cita-
Hasta que de pronto el hombre resbaló y cayó
da araña que no se dio por vencida.
al agua. Como casi no sabía nadar, comenzó a
bracear desesperadamente. Entonces el perro,
sin vacilar, lo tomó de la ropa y lo sostuvo has-

El perro ta que varios observadores de ia costa pudie-


ron auxiliarlo. De esta manera, el perro despre-
salvador ciado llegó a sel el salvador de su amo cruel.
¿No actúa a menudo el hombre con Dios
T OS PERROS no podrían faltar en nuestro como aquel amo con su perro? Durante largo
L"zoológico". Aquí deseamos detenernos tiempo muchos llevan a Dios en la embarca-
en uno de ellos para destacar su comporta- ción de su vida. Pero llega la hora cuando
miento ejemplar. quieren desentenderse de é1. Piensan que
42 c Habia una vez un zoológico El perro salvador o 43

pueden depender sólo de sí mismos, y que po- ¡Cuán necia fue la actitud del hombre que
drían pasarlo mejor desconectados de.Dios. quiso deshacerse de su perro, y cuán leal y
Hasta se esfuerzan por arrancar de su mente perdonadora fue la disposición del perro!
la idea de Dios y la fe en é1. ¿Y qué ocune Adecuada ilustración del hombre que a
como resultado? Simplemente que los tales, menudo reniega de Dios, y a la vez de un
en lugar de mejorar su condición personal Dios que hace por amor todo lo posible en
por desalojar al Señor de la vida, terminan en favor del hombre.
frustración, amargura y fracaso. El mundo es- El profeta bíblico Isaías declara: "Buscad a
tá lleno de jóvenes y adultos afectados por Dios mientras puede ser hallado, llamadle en
esta mentalidad equivocada. tanto que está cercano" (lsaías 55: 6). Y en
Pero frente a este naufragio espiritual, Dios otro sector de su Palab¡a, Dios mismo dice:
se acerca a quien quiso prescindir de é1, le ha- "Buscadme, y viviréis" (Amós 5: 4). Esta es
bla a su conciencia, y le extiende su mano sal- una invitación a acercarnos al Altísimo y per-
vadora para restaurar su errático proceder. Lo manecer junto a é1. Una invitación a darle el
saca del pozo de su fracaso, lo perdona y le primer lugar en nuestra vida. Aceptar esta
salva la vida. No importacwinto rws alejem.os propuesta proporciona vida plena y los goces
de Dios, o cuánto la rechacemas dóndole la más hermosos de la amistad con Dios. ¿Se
espaLdn, éI se a.cerca a Tnsotros con amor. Si encuentra usted en esta onda de bienestar es-
estamos en crisis, él quiere librarnos de ella. piritual?
Si estamos en peligro, nos da la seguridad de
su protección. Y si hemos dejado de amarle,
él igualmente nos rodea con su amor inson-
dable. Su paciencia es infinita, y su amor ina-
gotable.
44 c Había una vez un zooligico Los comellns se anodillnn o 45

cada jornada nos toca colocarnos la carga de

t8'"r?ffif,tlffh nuestros trabajos, afanes y preocupaciones. Y


es entonces cuando
mellos-
-asemejanza de los ca-
deberíamos saber arrodillarnos ante
nuestro Amo divino, para que él coloque sa-
biamente el peso de nuestros deberes coüdia-
UESTRO 'ZOOLÓGICO" nos lleva
nos, y no desfallezcamos abrumados en el ca-
ahora a observar la vida de los ca-
mino.
mellos.
Es señal de cordura postrarnos ante Dios
En las caravanas de los mercaderes orien-
tales existen dos tareas que deben realizarse -a lo menos en espíritu-, de
en busca de ayu-
cada jornada.
da y fortaleza al comienzo
cada día, mientras atraviesan los calurosos y
dilatados desiertos. Una de estas tareas con- ¡De cuántos problemas podríanos librarnos,
siste en hacer arrodillar a los camellos tem- y de cuántos beneficios podríamos disfrutar,
prano por la mañana, para colocar y ajustar si hiciéramos de la oración nuestra primera
sobre sus lomos la carga que llevarán duran- labor matinal! Puede ser a solas y en silencio,
te todo ese día de travesía. La otra tarea es la o como práctica colecüva del grupo familiar.
inversa. Se realiza al fin del día, cuando toda Pero lo importante es encomendarnos al Al-
la caravana se detiene para descansar; y con- tísimo y rogar con fe su dirección divina- En-
siste en hacer arrodillar nuevamente a los ca- tonces, ¡cuánto más seguros y protegidos nos
mellos para quitarles la carga. Hasta que lle- sentiríamos! Se aliviarían nuestras cargas, y
gan a destino, los mercaderes repiten cada todo nos saldría mucho mejor. Con razón, la
día esta doble operación. autora crisüana Elena G. de White escribe:
Como viajeros de la vida, bien haríamos "Conságrate fbusca, encomiéndate) a Dios to-
en actuar como los camellos. Al comienzo de das las mañanas; haz de esto tu primera tarea.
46 ¡ Había uno- uez un zoológico Los camellos se atodillnn o-47

Sea tu oración: 'Tómame oh Señor como ente- nuevo día de vida que me dos- Dome fuer-
ramente tuyo. Pongo mis planes a tus pies... za y sabiduría para vivirla bten' Bendice mi
Mora conmigo"'. trabajo de lny. Hazme amablé con los
Y transcurrido el día de labor, con todas deruis- Darws saludy bimestar ennuestro
sus demandas y obligaciones, de nuevo imi- famílio. Ayúdome a conseruarte enmi cota-
tar a los camellos del desierto: arrodillar el z.ón durante todo el día.
alma frente al Eterno, para quitarnos las car-
gas del día y asegurar el buen descanso de la Oración de la noche
noche. Señar, muchns grocias por eI día que me
Cuando adquirimos este doble hábito dia- diste. Perdano caalquter mold'sd" qtrc hnyo
rio, parecería luego que nos faltara algo en la cometidQ. Dame unn conciencia en poz y
vida si no comenzamos y terminamos la jor- un descaruo reparador. Cuida de mi famt-
nada en diálogo con Dios. En una pequeña tia. Y Ete m.oñonn aL despertar, tenga eI
tarjeta que siempre llevo conmigo, se leen es- espíriru radiarúe para. ellfTentar el nuevo
tas dos palabras: "¡ESPERA! ¿ORASTE?" Un día. Dame ln capacidnd de hncer siempre tu
simple recordativo que pone el acento en el divitwvoluntad.
valor de la oración. Pero además insinúa que
antes de realizar cualquier tarea, y al comien-
zo y final de cada día, es altamente saludable
buscar la dirección divina. "Orad sin cesar",
aconseja San Pablo.

Oración de la mañana
Muchas gracias, Señor, por tu protección
durante ln noche. MiI gracias por este
La tortuga
vanidosa
N NUESTRO peculiar "zoológico" tam-
bién hay tortugas. Observemos la ini-
ciativa de una de ellas'
Según la fábula de Esopo, había una tortu-
ga que, al observar cada año las migraciones
de las aves, cierta vez les pidió a dos pájaros
que la llevaran consigo. Para ello sugirió la
idea de que los dos pájaros sujetasen un palo
desde sus extremos con sus picos, y que ella
se tomaría con su boca del medio del palo'
Como las aves mostraron buena voluntad
hacia la tortuga, aquel extraño trío remontó
vuelo y emprendió el viaje. Pero al poco tiem-
po un agricultor levantó la cabeza,y alcanzó a
ver ese extraño cuadro. Enton\es dijo con ad-
miración: "El que tuvo esa idea'fue muy inte-
ligente". Al escuchar esas palabras,la tortuga,
5r
52 o Había una vez un zoológico Latortugauanidnsa o 53

que era muy vanidosa, no pudo permanecer consigue aprender o adquirir algo nuevo, se
callada, y exclamó: "¡Esa idea fue mía!" Y así, volverá tan exhibicionista al mostrar su nueva
por abrir su boca, cayó en tierra y murió. adquisición, que esa misma acütud des-
La curiosa tortuga de la fábula no es más merecerá sus logros.
que una semblanza de la gente que se destru- Pero lo más lamentable es que la vanidad
ye a sí misma por causa de la vanidad. Hom- aleja de Dios. Porque al Altísimo sólo lo buscan
bres y mujeres tan conscientes de sus propias quienes reconocen sus limitaciones y necesi-
capacidades, que incurren en actitudes ridí- dades. Es decir, se requiere un grado elemental
culas de autoaiabanza. Los tales parecen no de humildad para buscar a Dios, para pedir su
tener otro afiín que el de pregonar sus virtu- perdón y para solicitar sus bendiciones. Y el
des, supuestas o reales, con lo cual revelan vanidoso carece de humildad, porque es auto-
el grado de orgullo que llena sus corazones. suficiente y egocéntrico. El cree que puede de-
Cuántos se dan aire de importancia, buscan pender sólo de sí mismo, sin necesidad de la
el reconocimiento de los demás, y viven en- ayuda divina. Y por eso así le va. Aunque apa-
greídos creyéndose superiores a los demás. Y rente ser fuerte por fuera, es débil por dentro.
todo por encarnar el necio espíritu de la cita- Cuán valiosa es la gacia de la humildad.
da tortuga, cuyo fin es la iuina inevitable. Quien la posee desarrolla su fe en Dios, ora a
El vanidoso es egoísta, vive autoengañado, él y suple sus necesidades. El ltumlLde es reol-
es despreciativo hacia los demás. Y como re- mente grande aLa.uista del Altísima, mientras
sultado, ¿qué cosecha sino la indiferencia y el qae elvoni.doso es peqtrcrw y ciego porauerse
repudio del projimo? Pero esto no es todo. El va- en su justa dimensión. ¿Estamos conscientes
nidoso, además, prospera muy poco, porque de que Ia vida plena sólo se consigue con hu-
piensa que todo lo sabe y que nada necesita mildad? Si lo dudamos, volvamos a la tortu-
aprender. A é1, ¿quién le va a enseñar? Pero si ga y veamos su triste final.
La boa traicionera c 55

La boa
traicionera
AS SERPIENTES integran la población
de nuestro "zoológico". Concentremos
nuestra observación en una de ellas.
Hace algunas décadas, en una sala de es-
pectáculos de la ciudad de Nueva York, un do-
mador de animales realizaba sus audaces de-
mostraciones. Para empezar la función, apare-
cía dentro de una jaula, decorada de tal mane-
ra que parecía un trozo de selva verdadera.
El domador permanecía en el centro, rígi-
do como una estatua. De pronto una enorme
boa constrictora aparecía por un lado de la
jaula, y comenzaba a dar vueltas alrededor
del hombre. Poco a poco lo iba estrechando,
hasta que al fin la serpiente se enroscaba en
el cuerpo del domador, y terminaba posando
su horrible cabeza sobre la de su amo. Tal de-
mostración siempre arrancaba del público los
más sonoros aplausos.
56 . Habia una uei un zoológbo Laboatraicionera' 57

Perc un día, cuando la exhibición estaba


en la disimulada trampa del placer libertino'
finalizando, de repente cesaron los aplausos.
El mal nunca muesüa de entrada su verda-
Un terrible espanto brillaba en los ojos del dera naturaleza de corrupción y degradación'
domador. Y ante el horror de todos los pre-
Como afirrna San Pablo, hasta "el mismo
sentes, la boa, que siempre se había mostra- luz" (2 Co-
Satanás se disfraza como ángel de
do tan dócil, comenzó a estrujar al domado¡.
rintios 11: 14). La suüleza con que se presen-
Se oyeron los ruidos de los huesos que iba
ta la tentación pecaminosa, y su postrer efec-
rompiendo el cruel abrazo del gigante reptil.
to desintegrador sobre la víctima, dicen a las
Un rnomento después, el cuerpo yacía en el
claras que no podemos jugar con el mal, y a
escenario como un montón de carne sangui-
lavezpretender que nos vaya bien. Tbl es la
nolienta, mientras el espantoso animai volvía
dramática lección que nos enseña la boa
a desaparecer por donde había entrado.
constrictora del relato. Por un tiempo pode-
La acción traicionera de la boa bien puede
mos coquetear con el mal sin sentir de inme-
ilustrar la forma como la maldad actúa sobre
diato su efecto destructor. Pero llega la hora
el corazón humano. La mayoría de las veces el
cuando el mai, no importa cuál sea, descom-
rnal se presenta con un manto de inocencia,
pone y arruina la vida, si no sabemos apartar-
como una forma de libertad, como una nove.
nos a tiempo de é1.
dad excitante, o como una simple curiosidad.
Feliz de aquel que sabe rechazar el mal,
Pero 1o que en un principio parece tan seductor
por mas cautivante que se muestre. Elque op-
y enfetenido, a menudo termina siendo la rui-
to. por ln sorw, y procurohacer Lo"uoluntad de
na de la üda. Y esto vale indistintamente para
Díos, siempre Sozo nuis de loutda' El pecado
cualqüer desviación de ia conducta: sea para podrá ofrecer Ia fugaz sensación del placer;
quien se inicia en el consumo de la droga alu-
pero la'conducta limpia garantiza contenta-
cinógena, o para aquel que ingenuamente cae
miento estable al corazón.. Con razón, el sal-
58 o Había uno. uez un zooLógico La zorroY lns uvas t 59

mista David aconseja: 'Apártate del mal, y La fábula del gran escritor español pone al
haz el bien". Y en su oración de arrepenti- descubierto la debilidad humana del amor
miento y confesión, declara: "Crea en mí, oh propio. Ese defecto que malogra cada día el
Dios, un corazón limpio, y renueva un espíri- carácter de multitud de personas. Es el hom-
tu recto dentro de mí" (Salmos 34:14;51: 10). bre o la mujer que, en lugar de reconocer su
Junto a Dios es posible rechazar el mal y error o su incapacidad, prefiere pasar por im-
obrar el bien. pecable, mientras echa sus culpas sobre el
prójimo cercano. No puede sufrir la idea de
que se le descubra su incapacidad' La zorra
dijo que no quería comer las uvas porque es-
La zorra taban verdes, pero no porque no las alcanza-
y las uvas ba, cuando la verdad era justamente al revés'
no en la zo-
¡El problema estaba en el racimo,
rra!, según ella quiso hacer creer.
\ TUESTRO PASEO por el gran zootóg- Y pensar que abunda la gente que insiste
I \l co de la vida, nos lleva ahora a con- con esta ciase de comportamiento' Quizá son-
.I. ! templar la zona de Samaniego. Esta
familiar historia se concentra en una zorra riamos, o nos indignemos, frente a semejante
que quería comer las uvas del racimo. Y para actitud. Pero esta vileza de encubrir las faltas
ello saltó y probó de diversas maneras. Pero propias, para carga-rlas sobre los demás, ¿no
sin éxito, porque la parra era muy alta. Hasta se encuentra entre las peores miserias huma-
que por fin, comprendiendo la zona que no nas? ¡Error tan común e inútil! El lenguaje de
podría alcanzar las uvas, por no reconocer su la zorra tendría que haber sido: "Las uvas es-
impotencia, dijo: "¡No las quiero comer! ¡No tán maduras. Quisiera comerlas, pero yo soy
están maduras!" muy baja de estatura para alcanzarlas"'
60 o Había uno. vez un zoológico LozorrayLasuvas o 61

¿Cómo llamaríamos a quien no sabe o no do". La muchacha descuidada en su vestir po-


puede llegar a la meta, y termina diciendo que drá "disculparse" a sí misma, diciendo acer-
eso era poca cosa para Menüroso, mezqui-
é1? ca de su amiga: "Ella se viste así por vanidad.
no y enfermo de amor propio. Se trata de ai- A mí no me gustan sus vesüdos"' Y el dueño
guien que incurre en el mecanismo mental de un auto viejo, quizádesprecie labios
-de
de autodefensa, Ilamado raciornlización. Me- paraafuera- el coche nuevo de su vecino- El
diante este recurso, la persona siempre expre- poüá comentar: "Viejo y todo, yo me quedo
sará algún pretexto, motivo o excusa para de- con mi auto, que me ha dado un gran resui-
fender su ego. Siempre tendrá una explicación tado". ¿Qué decir de estas tres persQnas? En el
para "justificar" su demora, su infidelidad o fondo, este üpo de desprecio, ¿no estará teñi-
su fracaso. Con lo cual querrá pasar por impe- do de codicia.y envidia?
cable, aunque haga el ridículo papel del co- La zona de la fábula debía sincerarse y
barde que no sabe decir la verdad. ¡itiste imi- decir la verdad. Así también debemos funcio-
tación de la zorra del cuento! nar los seres humanos. Si tenemos una medi-
¡Cuán contradictoria es esta ciase de peno- da elemental de amor fraterno, jamás menü-
na! Siente una cosa, pero üce otra diferente. remos, despreciaremos o calumniaremos al
Admira a alguien, pero a lavez lo calumnia. prójimo. EI amor y la verdad siempre llegan
¿A qué obedece esta forma de proceder? Al más lejos y más alto. Dice San Juan: 'Amé-
egoísmo y al orgullo que, cuando penetran en
monos unos a otros; porque el amor es de
el corazón, echan a perder todo el ser interior.
Dios... El que no ama, no ha conocido a Dios;
El mal estudiante quiere explicar porque Dios es amor" (S. Juan 4: 7, 8).
-que
sus bajas calificaciones-, podrá decir de su
buen compañero: "Bah, él saca esas califica-
ciones porque se pasa todo el día estudian-
62 o Habia una vez un zoológico El cieruo orgullnso c 63

mientras que los cuernos que tanto orgullo le


habían dado, fueron la causa de su destruc-
ción.
El pobre ciervo del cuento, al igual que los
El ciervo oüos animales que desfilan por el "zoológi-
co" de estas páginas, encierra una importan-
orgulloso te lección humana. Bien puede representar a
las personas que desprecian ciertas caracte-
N NUESTRO singular "zoológico" nos
rísticas de su üda, y a la vez se enorgullecen
encontramos ahora con un ciervo. El
por las virtudes que dicen poseer. Y como re-
animal había llegado hasta una fuente
de agua cristalina. Y mientras bebía del agua,
sultado de semejante acütud, cuántas,veces
observó cuán hermosos eran sus cuernos, las tales personas cosechan en su propia ex-
qué gracia y distinción le daban. Pero además, periencia el triste fin del ciervo.
también vio reflejadas en el agua sus largas A menudo, lo que parece despreciable en
patas. Y pensó para sí: "¡Cuán largas son, y la vida propia puede abrir las puertas del éxi-
qué pies tan chicos tengo!" to, como también, lo aparentemente merito-
Pero no terminó el ciervo de pensar en sus rio, puede ser apenas una carga inúül de arro-
cuernos y en sus piernas, cuando a la distan- gancia y vanidad. El que se queja de su salud
cia apareció un león. Rápidamente el ciervo precaria, de su timidez, de sus pocas luces
echó a coffer con sus veloces patas. Pero con intelectuales, o de sus modestos recursos eco-
tan mala suerte que sus cuernos se enreda- nómicos, puede encontrar en tal condición un
ron al pasar por los arbustos del bosque, y esümulante desafío para superarse y alcanzar
el león lo alcanzó y lo devoró. Los pies que un noble ideal. En cambio, aquel que confia
tanto había despreciado lo salvaron del león, exageradamente en sus pretendidas apütudes
64 o Habío una uez un zoológico EI ciervo orgulloso o 65

puede perder el espíritu de lucha, y quedar por nosotros, si se 1o pedimos con fe en ora-
por fin alazaga de quien parecía menos apto. ción. Porqu e "lo que es imposible parobs hom-
¿No vemos cada día todos los órdenes para Dios" (S. Lucas 1'8l. 27) '
bres, es posibte
-en la lección
de la vida- a personas que con lo poco ¿No le parece que fue valiosa
que tienen, igualmente triunfan, mientras que que, a través de su error, hoy nos recordó el
otras mejor dotadas llo¡an su fracaso? Este es ciervo de nuestro relato?
un tema digno de reflexión y del mejor auto-
análisis: por qué unos llegan, y otros quedan
detenidos en el camino.
¿Qué tal si en este día hiciéramos una lista
de todos nuestros defectos y virtudes? Tál vez
nos sorprenderíamos al vernos retratados en
dicha lista. Pero lo importante será no enva- fii,tHá:iéragó.lt
necernos ante las virtudes, ni desalentarnos
frente a los defectos que descubramos, Toda ¡4inCUn¡OS nuestro paseo por el imagi
virtud debe ser acompañada de sensatez y \n"rio "zoológíco" de la vida, presentan-
modestia; y todo defecto puede superarse pa- l¡rf ao ahora la baja acütud de un despre-
ra embellecer el carácter. ciable murciélago' El fabuüsta Esopo cuenta
¿De qué manera es posible lograr esta cali- que cierta vez se desató una guerra entre las
dad de üda espiritualS El empeño y la fuerza aves y los animales terrestres. Y el murciéla-
de voluntad son insuficientes, Pero como dije- go, que era muy cobarde, ideó un ardid para
ra San Pablo, "todo lo puedo en Cristo que me librarse de ir a la guerra. Cuando estuviera en-
fortalece'1;... él "suplirá todo lo que os falta" tre las aves, abriría sus alas y volaría parecién-
(Filipenses 4: 13,19). Sí, Dios 1o puede hacer dose a un pájaro. Pero cuando se encontrara
66 o Habío una uez un zoológim EI murciélago ftngidnr e 67

con los animales terrestres, plegaría sus alas y ceden de un amigo, de un compañero de tra-
simularía ser un ratón. bajo, o de un pariente cercano. Sin duda, Ju-
Y al comienzo le fue bien con su engaño. das es el clásico prototipo del hipócrita y fin-
Sin embargo, al cabo de un tiempo sucedió lo gidor. Durante años viüó simulando, hasta
inevitable. Las aves repudiaron al murciéla- que por fin traicionó a su mejor Amigo. Y si
go, porque consideraron que é1 no era un pá- usted y yo no nos esforzamos por culüvar la
jaro. Y los animales tenestres hicieron lo mis- verdadera sinceridad, a la puerta de nuestro
mo, porque el murciélago no era como ellos. corazón puede estar asechando el repudiable
Hasta que finalmente, todos arremetieron con- espíritu de Judas o del murciélago fingidor.
tra él y lo destruyeron. Decir una cosa, pero sentir lo contrario;
¡Cuántos hombres y mujeres se parecen al prometer algo, sabiendo que no se lo cumpli-
murciélago de la fábula! Durante cierto tiem- rá; aparentar bondad genuina, pero teniendo
po mantienen dos caras, que las acomodan dentro el veneno de la maldad calculada.
según la conveniencia del momento. Y apa- ¿Qué son estas vilezas,.sino el fruto
de un al-
rentemente les va bien: engañan y prosperan. ma descompuesta? ¡Cuán hermoSo es tetnr
Pero llega la hora cuando ia verdad sale a la uno soln cara, trn soLo corazón, 7uw soln mi-
luz,y se descubre la doble cara del fingimien- ra.do, stn doblez de ningunn especig! La con-
to. Entonces sobreviene el repudio de los de- ducta limpia y transparente todavía sigue
más, y el hipócrita queda autodestruido. ,siendo una elevada virtud. Esta es la cualidad
La simulación, la doblez-y la hipocresía del buen cristiano, que lo disüngue por enci-
son debilidades humanas muy comunes. Las ma del cobarde y el engañador. El apóstol
encontramos por doquier en todo nivel social, Santiago destaca que la verdadera sabiduría
económico, cultural y hasta religioso. y tales de la vida es "sin incertidumbrc ri hipocte-
bajezas nos lasüman mucho más cuando pro- sí4" (santiago 3: I7).
68 o Había uno. uez un zoológico El pdjaro campano o 69

Cuando permitimos que Dios conduzca guiarse por medio de él para encontrar el ca-
nuestra vida, se acaban el engaño, la menti- mino de salida. Le parece estar escuchando
ra y la hipocresía. En reemplazo surge la in-
aiguna campana verdadera que suena a la üs-
tegridad, que proporciona paz al alma y nos
tancia. Y así, sin darse cuenta, la vícüma co-
permite mirar siempre de frente al hermano.
mienza a caminar trazando grandes círculos.
Tlansparencia o doblez. ¿Con cuál de las dos
Hasta que llega el momento en que Ia razón
nos quedaremos?
se desequilibra, y la única obsesión de la per-
sona es llegar al lugar donde suena la campa-
na. Finalmente, el desesperado queda por
completo a merced de la selva. No es rato,
El pájaro entonces, que más de un viajero perdido haya
campana encontrado la muerte en tales circunstancias.
¿Encontramos aquí alguna lección? De
la
ETENGÁMONOS por un instante a misma manera que el pájaro campana atrae y
observar al pájaro campana. Esta es engaña en medio de la selva, en todo pueblo
un ave que vive solamente en Suda- y ciudad de la tierra existen muchos "cantos"
mérica y en América Central. y recibe ese que engañan a incontable número de perso-
nombre porque su canto es una imitación per- nas, jóvenes y adultos por igual. A veces ese
fecta del sonido de una campana. Este pájaro canto seductor procede de una simple invita-
habita en los rincones más profundos de la ción para ir a cierto lugar, o para probar por
selva tropical. Y su canto produce un miedo primera vez la droga. Y aceptada con inge-
casi supersticioso ent¡e los indígenas. nuidad, esa invitación puede convertirse en
Cuando una persona perdida en la selva la trampa fatal de la vida. Esta es ia dolorosa
escucha el canto del pájaro campana, procura experiencia que suelen sufrir los alcohólicos,
70 t Había una vez un zool.ógiro El pdjaro camPana o 71

los drogadictos y aun los "elegantes" fumado- ella, o después de escucharla hacemos cual-
res que terminan siendo víctimas del vicio ta- quier oüa cosa? Si desechamos las indicacio-
báquico. Muchos seres desorientados, fraca- nes de esa voz, ¿debería extrañarnos que lue-
sados y renegados de Dios han llegado a tal go fracasemosS En cambio, si regimos nuesüa
condición por haber escuchado ese triste uid^ po. la palabra rectora de Dios, presente
canto engañador. en la conciencia y en la Sagrada Escritura,
Pero en medio de tantos cantos y voces podremos avanzar seguros hacia la prosperi-
discordantes, que marean y confunden el al- dad y la redención.
ma, existe una voz diáfana y apacible que El canto del pájaro campana puede con-
ofrece seguridad. Es la voz de la conciencia fundir y extraviar. Los cantos seductores del
individual. Por medio de ella podemos cono- mal pueden amrinar la vida de millones. Pero
cer dónde están los peligros, cómo debemos Ia voz suave y apacible de la conciencia,
cuando es la voz de Dios se convierte en el
comportarnos, y qué camino debemos tomar.
gran canto que alega y sanüfica la vida ente-
Es como lo dice el antiguo profeta Isaías: "Tirs
ra. ¿No procuraremos, entonces, escuchar y
oídos oirán a tus espaldas palabra que diga:
obedecer siempre este canto de amor divino?
Este es el camino, arú.ad" por éI; y na echéis a
la mano derecha, ni tampoco torzáis a la ma-
no izquierda" (Isaías 30:,21). ¿No es admira-
ble que Dios mismo nos hable así a Ia con-
ciencia
-el fino oído del alma-, para mos-
üarnos la buena senda e impedir que tome-
mos un rumbo equivocado?
La pregunta clave es ésta: ¿Solemas obede-
cer eso, voz diuina? ¿Nos dejamos guiar por
72 c Había una vez un zooligico El mono codirioso o 73

ta a una estaca cercana, y desaparecen de la


vista.

El mono Pero no pasa mucho üempo antes de que


un mono aparezca por el lugar y vea el coco.
codicioso Entonces meterá su mano en el agujero para
sacar algo de la blanca puipa del coco, que
tanto le agada comer. Pero al ceffar su mano
N ToDo ¡annÍu zooróclco, los mo-
para extraer el alimento, descubrirá que así
nos siempre constituyen la mayor atrac-
ción. A la gente le gusta ver cómo sal- cerrada no la puede sacar. Esto lo vuelve muy
tan, juegan, comen y actúan en general. Y así airado, pero a lavez rehusa soltar la parte de
como todo zoológico tiene sus monos, en pulpa que üene en la mano. De este modo, el
nuestro curioso "zoológico" tampoco podían pobre mono queda aprisionado. Y rnientras
estar ausentes. no abra su mano, no podrá comer Io que üe-
Los monos suelen ser müy codiciosos. Por ne en ella, ni podrá escapar. No se da cuenta
ejemplo, cuando arrancan un coco de la pal' de que si sólo soltara la porción de coco que
mera, se aferran tanto a él que no hay mane- tiene en la mano, podría recuperar su liber-
ra de quitárselo por ninguna nzón. Y los na- tad, Pero la codicia del mono es tan grande
tivos que cazan monos para venderlos, apro- que allí queda condenado, hasta que lo toma
vechan esta característica para apresarlos el cazador para ser:vendido.
vivos. Lo que hacen estos cazadores es tomar ¿Cree usted que existe mucha diferencia
un coco de regular tamaño y efectuar en él un entre la acütud del mono y el necio compor-
agujero, como para que entre ajustadamente tamiento de muchos seres humanos? De un
la mano del mono. Luego atan el coco al ex- irracional, con su natural limitación, podemos
tremo de una cadena, y el otro extremo de és- admiür diversidad de erro¡es. Pero, ¿cómo po-
74 t Había una vez un zooligico EI mono coditioso c 75
i
dríamos admitir que en el gran "zoológico" de acumul.a. pero Tw sabe comparf¿rl ¿Es esto ga-
la familia humana, haya seres tan coüciosos nar, o realmente es perder? Jeslis contesta con
que sólo se ocupen en acumuiar y acaparar? esta pregunta: '¿Qué aprovechará al hombre
A los tales sólo les interesa acopiar bienes si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"
materiales. Se aferran a ellos como a la vida (S. Marcos 8: 36). Volüendo a la historia de
misma, para descubrir por fin que la trampa los monos, ¿no valdrá la penarabrir la mano
de la codicia los ha esclavizado y destruido. de la generosidad, a fin de evitar la autodes-
trucción? Dice la divina promesa: "El que
¿No conoce usted a personas enfermas de
materialismo? Estas almas no pueden con- siembra generosamente, generosamente tam-
bién segará" (2 Corintios 9: 6).
cebir la vida, sino a través de lo que ganan y
compran, y lo que luego exhiben con insen-
sata vanidad. ¡Cuántos de estos seres pasan
por el mundo sin contemplar otros intereses
que los de su propio bolsillo! Y así viven:
quizá llenos por fuera, pero vacíos por den-
tro. Sin disfrutar de los valores superiores de
la vida, porque sistemáücamente los ignoran
en su diario proceder. ¿Es esto realmente ü-
vir? Jesucristo ya había advertido al respecto,
cuando dijo: "La vida del hombre no consis-
te en la abundancia de los bienes que posee"
(S. Lucas 12: 15).
¡Qaé estrecho el horizonte, qué egoísta eI
mrañn, y W.e triste eI alma dc quien sólo
Las dos
cotorras
T-f N NUESTRO RECORRIDO por el"zoo-
fi togi.o", nos toca ahora observar el
I-lcomportamiento de dos cotorras. Una
de ellas tenía la fea costumbre de decir conü-
nuamente malas palabras. Las había apren-
dido de su propio dueño, quien era un hom-
bre bastante malhablado. Sin embargo, éste
debía pasar vergüenza cuando llegaban visi-
tas a su casa, y a la cotorra se le ocurría decir
sus picantes palabras.
Al ver la gran preocupación del hombre,
una de sus vecinas quiso ayudarlo. Para ello,
le sugirió que él dejara su cotorra durante al-
gún tiempo en la casa de ella, donde había
otra cotorra, que sólo depía palabras buenas
y que aun sabía rezat. "Quizá juntándolas
79
80 c Habío una vez un zooLógico Las dos cotonas c 87

adquieren malas costumbres y se conompen


-dijo la señora-, la cotorra malhablada
olvide su lenguaje y aprenda los rezos de la moralmente, por causa de influencias nocivas
mía". Y así se juntaron las dos cotorras. Pero de compañeros mal enseñados! Por lo tanto'
debería vigilarse que la vida social del hijo
sea
¿cuál fue el,resultado? Simplemente, que una
cotorra decía sus malas palabras de siempre, un medio formativo, y nunca corruptor de sus
y la otra'respondía 'Amén". Un efecto total- buenos hábitos.
mente contrario al que se había buscado. Y Io que decimos acerca de los hijos' ¿no
Real o irreal, el incidente encierra una bue. debería tomarse en cuenta también para
na moraleja. ¡Cuán dominante puede ilegara protección"de los adultos? Es imposible que
ser la influencia neg-aüva sobre los dernás! A nos mantengamos Iimpios si deliberadamen-
rnenos que una persona tenga una gran fir- te convivimos con el fango de la maldad' El
meza de carácter, fácilmente puede ser con- t
mal üene tai fuerza de penetract?n' se in-
que es
tagiada por el prójimo inmoral o por el mal troduce con tanta suüleza en el alma,
ambiente del lugar. Por desgracia, así como menester permanecer alertas para impedir ser
es la eafermedad la que contagia, y no la manchados por é1. Además, deberíamos ma-
salud, en el terreno de la convivencia diaria nejar con tanta destreza nuestras virtudes'
el mal influye más que el bien sobre las per- que nos convirtamos en una fuerza construc-
Í'No seas venci-
sonas. tiva. Como 1o dice San Pablo:
¡Qué advertencia para los padresl Cuando do de lo malo, sino vence con el bien el mal"
los hijos se relacionan con oüos niños y jóve- (Romanos 12 2I)'
nes, ¿no deberían los padres conocerlos, para He aquí una fórmuia efectiva para evitar
asegurarse de que no recibirán una influencia que el mal nos manche: EI barro sóln se ad-
perjudicial, que púdiera echar por üerra la hiere en ln pared' rryosl., mientras que resba-
buena formación del hogar? ¡Cuántos hijos ln sobre eI mdrmol pulido' ¿No habremos de
82 o Había una vez un zooLógico El león y el cordero ' 83

pedirle a Dios que pula nuesüa alma, para Era imposible que dos animales de natura-
que ninguna forma de lodo moral se adhiera leza tan diferente puüeran vivir tranquilos en
en ella? El lo puede hacer, si usted se lo pide. la misma jaula. El pobre cordero siempre sa-
Es posible evitar que la cotorra del mal nos
lía perdiendo. Y esto, que lo entendemos fá-
transfiera su maldad.
cilmente, cuántas veces lo olvidamos en nues-
tra manera de vivir. Con frecuencia alterna-
mos y convivimos a sabiendas con el mal, pe-
'***xffi'Úr
.Drrsurr rr rD *¡n ro pretendemos que no nos afecte' Podemos
parecernos a aquella dama que descendió
y el cordero fT. con su vestido inmaculado a la profundidad
de una mina de carbón, y luego se extrañó de
L REY DE LA SELIA, fuerte y podero- que el vestido se le ensuciara tan feamente'
T-f
ro, también tiene su lugar en nuestro Quien desee mantenerse limpio, ¿no debe-
H
.Ll"zoológico". Lo veremos en contraste ría evitar el contagio con la impureza? Quien
con el manso cordero. no quiera quemarse, ¿no debería ser prudente
Cierto profesor de biología intentó que con el manejo del fuego? Quien no desee ser
convivieran en la misma jaula un león y un devorado por ei león del mal, ¿no debería
cordero. El queía demostrar que era posible guardar buena üstancia de él? De ahí la ex-
que ambos animales se acostumbraran a vi- presión de San Pablo: "iQué compañerismo
vir juntos y enpaz. Al cabo de un üempo, al- tiene la jusücia con la injusticia? ¿Y qué co-
guien le preguntó al profesor: "¿Y cómo le va munión la luz con las tinieblas? ¿O qué parte
con su experimento?" A lo cual respondió: el creyente con el incrédulo?" (2 Corintios 6:
"Ah, muy bien; sólo tengo el inconveniente de 14, 15). Y San Peüo advierte: "Sed sobrios,
que a menudo debo reemplazar al cordero". y velad; porque vuestro adversario el üablo'
84 . Había una vez un zooligico o
EI león Y el cordero 85
como león rugiente, anda,alrededor buscando
demás es sólo una pantalla o una máscara,
a quien devorar" [1 S. pedro 5: g).
tras Ia cual se esconde la pobreza moral con
Frecuentemente, se nos ofrece en la misma
sus inevitables consecuencias. ¿Con cuál de
bandeja la bondad y la corrupción. y no siem-
estas dos opciones nos quedaremos?
pre es fácil disünguir entre lo bueno y lo malo.
De ahí que se deje de aborrecer el mal y de
amar el bien. Este üempo nuestro exige de ca_
da persona la capacidad de saber decirle NO al
mal, y decirle SI a lo correcto, aunque esto pue_
da demandar valo¡ para ir contra la corriente.
El profesor del relato pretendía un imposi_ Ii"-r"Hift"k*,#,*ry
ble. El león siempre te¡minaba comiéndose al
cordero. Y cuando deliberadamente nos expo-
-f E SIGUE agadando hasta aquí nues-
nemos al mal o jugamos con é1, pensando que t; I tro "zoolósico"? De cada animal he-
no nos danará, comemos el mismo fin que el LJmos extráo alguna lección aplica-
indefenso cordero. ¿eué esperamos de la vi- ble a nuestra vida. Y ahora nos toca observar
da? ¿Prevenir los estragos del mal en nuestra a aquella gallina, debajo de la cual se habían
colocado varios huevos de pato para que los em-
experiencia, y asegurarnos bienestar y prospe_
pollara. A su debido tiempo nacieron los pa-
ridad? Entonces ya conocemos el carnino de la
titos, y comenzaron a dar sus paseos acompa-
seguridad. Ese comirw se recorre con rectitud-,
ñados de la gallina.
integridad- y hmpi.ezo m eI comportamiento
La gallina madre no se explicaba por qué
dinrio.
sus polluelos eran tan diferentes de ella. Y
lbdo lo que sea decencia y corrección lle-
ocurrió que cierto día llegaron a las cercanías
va la bendición de Dios, y procede de é1. Lo
de un estanque, y los patitos, instintivamente,
86 o Hobta una vez un zooligico La gaUina Y lns Politos c 87

se fueron en línea recta hacia el agua. La po- fijamente hacia el sol naciente, y diciendo
bre gallina, creyendo que estaban en peligro estas palabras: "¡Cuán hermoso eres, oh sol!
de ahogarie, hacía desesperados intentos para ¡Cuiínto más grande y hermoso debe ser el
llamarlos y salvarlos, pero sin ¡esultado. No que te hizo! Yo no lo conozco; pero si tú lo
importaba que se los hubiese criado en tierra ves, llévale un beso de mi Parte".
seca, nadie pudo borrar de aquellos paütos su Sí, la convicción de la existencia de Dios
natural inclinación hacia el agua, porque era forma parte de nuestra naturaleza. Es un ins-
parte de sus propios instintos. ünto humano, como lo reveló el niño de este
¿No llevamos los seres humanos, también experimento; o como lo ilustraron los patitos
por instinto, a Dios en el alma? Negar su exis- de la historia. Por instinto,la gallina permane-
tencia equivaldría a desnaturalizarnos. Sería ció en üerra seca, y por igual tazónlos patitos
resisürnos a aceptar algo que de todos modos se vieron atraÍdos por el agua. ¿Nos dice nues-
se impone en el corazón. El rey David decla- tro corazón que Dios existe, que él es todopo-
ró que Dios estaba "impuesto" en todos sus deroso, y que podemos confiar en su conduc-
caminos, y que no importaba adonde fuera, ción de amor?
allí advertía la presencia divina. Mímtras el sol mantewe su brillo; mien-
Cierto filósofo francés afirmaba que los tras la tierra siga gtrandn sobre su eiq mien-
hombres creen en Dios sólo porque se les in- tros lns nubes del ciel,o tws regalen su lluvia;
culca esta creencia desde niños. Y para de- mtentras tengamos aire pora lktwr nuestlos
mostrar su pensamiento, llevó a un niño a su pulmnrws; mimtras nuestro corazin siga la-
finca para educarlo con la orden expresa de tiendo... Mienfras ocuÍTo. toda esto, podremos
que nadie le hablara de Dios. Pero al poco saber qtrc Dios existe, y que "en él uiuimos, y
tiempo de iniciada su educación atea, el filó- Íws tnoverm,t y somos" (Hechos 17: 28). Ade-
sofo encontró al niño cierta mañana mirando más, cada expresión sincera deafecto humano
88 o Había una uez un zoológíco Los dns ranas c 89

no es otra cosa que un reflejo del amor divino, virtió en manteca. Entonces, sentándose so-
instalado en nuestros corazones. bre esa base firme, pudo respirar bien y mo-
Es señal de cordura espiritual confiar en mentos más tarde se libró de su prisión.
Dios y rogarle que él dirija nuestra vida. Si él
¡Dos ranas en contraste! La primera, sím-
rige sabiamente sobre el universo infinito, ¿có- bolo del pesimismo; la segunda, fiel semblan-
mo no habría de regir üernamente nuestro ser za del opümismo. Y al igual que estas dos ra-
individual?
nas, ¿no solemos caer nosoüos también en si-
tuaciones de estrechez y de angustia? En tal
caso, podemos reaccionar como los batracios
del cuento. O nos dejamos estar' dándonos
por vencidos; o hacemos algo para saiir del
pozo donde estamos.
Muchos se asemejan a la rana pesimista
UENIA una fábr¡la que cierto día dos ra- que, sin ánimo de lucha, se dejó aplastar y se
nas cayeron al mismo üempo en dos di- echó a.morir. ¿No conocemos a personas que
ferentes cántaros de leche. Una de frente al primer probiema que les aparece; lo
ellas, en seguida comenzó a sentirse sofocada, ven todo negro y ya se preparan para fraca-
y se dijo a sí misma: "Yo no puedo respirar sar? ¿O no sabemos de gente que después de
aquí, y tampoco puedo salir porque las pare- un traspié cualquiera se sienten fracasados
des del cántaro son muy altas. Me voy a mo- por el resto de su vida? A veces puede tratar-
rir". Y efectivamente, poco después se murió. se de un enfermo .que, creyéndose afectado
La otra rana también tenía dificultad para de una enfermedad incurable, renuncia erró-
respirar. Pero con toda decisión comenzó a neamente a la vida y dice: l'¿Para qué seguir
moverse y agitarse, hasta que la leche se con- sufriendo? Déjenme morir".
90 o Había una vez un zoológi.co Las dos ranas o 97

Todas éstas, y muchas otras parecidas, son David escribió: "Gustad, y ved que es bueno
formas de abandonar la lucha o de salir per- Jehová; dichoso el honibre que confia en é1".
dedores en ella. En cambio, el que no se deja Y además dijo: "Onndo elhnmbre coyere, na
aplastar, el que aun sin ver claro el horizonte quednni postrado, porque Jehnvd sostiene su
se esfuerza con esperanza, éste tiene las me- mano" (salmos 34: 8;37:24).
jores posibilidades a su favor. Su mismo áni- ¿A cuál de las dos ranas se parece usted?
mo, su constancia, su valor y su fe le ayudan El verdadero creyente es siempre optimista.
a sobreponerse a cualquier conüariedad, por Como resultado, goza de un espíritu radiante,
más amarga que parczca. tiene mejor salud y comunica alegría a sus
Así actúa el cristiano, con un optimismo allegados.
permanente. Porque recuerda que para toda
necesidad puede encontrar en Dios una ayu-
da poderosa. Y así se torna cierto el dicho de
que "Dios escribe derecho sobre líneas torci-
das". Realmente, el Señor puede enderezar el
Er-sa-oo.
y la luciérnagá W
@t
camino sinuoso, iluminarlo si está oscuro, y
allanario si tiene obstáculos. Dios puede "es- IGUIENDO nuestro recorrido por el
cribir" derecho en nuestra vida si la coloca-
¡I
\ "zoológico", detengámonos ahora fren-
mos con fe bajo su diüna conduccién. \-f te a dos animalitos de la noche.
Onnlo conftamns en Di.as y en su arTwr En una calurosa noche de verano, junto a
potemnl, rnda puede echarnns abajo o trrnn- un charco de agua descompuesta, en pleno
tenernas m el fondo del pozn. Con él es posi- campo, croaba ufano un enorme sapo, cuan-
ble resolver todos los problemas, o aliviar el do vio en lo alto de una roca vecina la hermo-
peso agobiante de ellos. Por eso, el salmista sa luz de una luciérnaga. Y pensando que
92 c Había uno uez un zoológico El sapo y la luciémaga o 93

nadie podía exhibir cualidades que él mismo lece el carácter. El rey Salomón la llama "car-
no poseía, el sapo saltó sobre la pequeña lu- coma de los huesos", es decir, la descompo-
ciérnaga, y la cubrió con su frío vientre. sición que corroe la vida interior.
El pobre insecto, entonces, así aprisionado Tán deplorable es el sentimiento del en-
y casi muerto, le preguntó a su agresor: "¿Por vidioso, que estaría saüsfecho si pudiera
qué me tapas y me aplastas?" Y el sapo, car- ver fracasar a otros en los puntos en que él
gado de envidia, le respondió: "Y tú, ¿por qué ha triunfado. O bien, le molestan a tal grado
brillas?" Al sapo no le dañaba la luz de la lu- los triunfos ajenos que si él mismo no es ca-
ciérnaga. Lo que le molestaba era que otro ser paz de lograrlos, comienza a echar sombras
tuviera algo que él nunca podría poseer. Era sobre quienes los han alcanzado. Y con eso
envidioso. no pretende otra cosa que desmerecer al pró-
¿No cree usted que abundan los seres hu- jimo y aparecs él como el más virtuoso.
manos que se comportan como el sapo de la Pero esta forma de obrar y de senür, ¿tiene
fábula? Los taies no pueden soportar que razón de ser? Es simplemente imita¡ la insen-
oúos tengan virtudes, logren cierto éxito o satez del sapo de la fábula. Porque si vamos
posean algún bien que ellos mismos no tie- a incomodarnos por cualquier superioridad
nen. ¡Cuán lamentable y mezquina es Ia con- que veamos en los demás, tendríamos que
ducta del envidioso! De los defectos huma- envidiar a todos, ya que en algún aspecto to-
nos, quizá sea la envidia el que más robe la dos son superiores a nosotros, así como no-
aiegría de la vida. Separa al hombre de sus sotros a ellos.
hermanos y amigos, le produce amargura, y ¿Existe algún preventivo o antídoto para la
lo induce a la calurnnia y la difamación. envidia? Las Sagradas Escrituras afirman que
Hija del egoísmo, la envidia es una enfel- "el amor no üene envidia". ¡Qué fuerza cons-
medad espiritual que rilancilla el alma y envi- tructiva üene el amor! En un corazón carga-
94 o Había una vez un zoológico El saPo Y ln ltrciémaga c 95

do.de amor a Dios y al prójimo no puede te- ... Y Dios diio No


ner cabida ningún mal sentimiento. El amor Le pedí a Dios que me quitara eL orgilln,
genuino se goza en el bien y en la prosperi- y Di.os diio No.
dad de los demás. Pondera las virtudes ajenas Me üjo que tn era algo U::::
y rehusa manchar la buena reputación de ter- ,que
/que quitarme,
ceros. sirw que yo tenía que entregar.
Lo clave de Ia excelmrin humano yace m el Le pedí a Di.os que me concedicra paciencin,
amnr fratemo Ete ptrcdo llennr eI corozin. Por y Dins dtio No.
lo tanto, euien desee vivir libre de envidia Me d:i1o que lnPaciencia es Produüo
hará bien en culüvar el amor y todo otro noble /de lnnibulnción.
senümiento. San Pablo aconseja: "Todo lo que No se concedz, se cnnquista.
es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, Le pedí o Dios que Írc diera feliridad",
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de y Di.os dijo No
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo Me dijo que éI dabm.diciarrcs.
digno de alabanza, en esto pmsad" (Filipenses La felicid.od" depende de mí.
4: 8). ¿No es ésta una sabia manera de embe- Le pedí a Dios que me anitara todo dalac
llecer la vida interior? ¿De qué otra forma se y Dins diio No.
podría vivir con pazy alegría? Me dtjo que eL dobr Y eI sufrimimto
En el gran "zooló$co" de la familia huma- /me opartan
na no tiene cabida la envidia. La vida agrada- de Lo,s preoatpacinnes, ! me aceratn mts a é1.
ble y constructiva sólo se deriva del amor Le pedí o Dios que hiciera trecer mi espíritu;'
nacido de Dios. ¿No beberemos hoy entonces y Dins diio No.
un sorbo del amor divino? Me dijo que debo crecer persorvilmeüq
pero que éI podoría de vu, en annd'a.'
96 o Habia una vez un zooLógico El Lobo Y eI cordero c 97

Le preganté o Dios si me amnba, beber en la parte más baja de la corr,ientei Y


y Dios dijo que Sí. el lobo, por el contratio, se fue a la parte
Me dijo que me hnbía dndn a su único Hijo más alta.
que hnbío muerto por mí, Buscando un pretexto de riña, el lobo le
y que un dío estaré junto o él porEte tengo fe. dijo al cordero: "¿Por qué has enturbiado el
Le pedí a Dios que me ayudara o amor o otros agua mientras yo bebía?" "¿Estás loco?
-re-
como élme amn amí. puso el inocente cordero-, ¿cómo podría en-
Y Dios dijo: "Por ftn estas mmeraondo turbiarla, si el agua corre desde tu lado hacia
/a entmdef el mío?l' Ante tal argumento, el loo"o debió
Viocort callar y morderse los labios. Pero luego, repo-
-Bucalcide
niéndose, le dijo al cordero: "Has de saber
que hace seis meses me llenaste de injurias:'.
"¿Seis meses? el cordero-, si no
-contestó
tengo más que cinco de vida':. "Bien, enton-
ces habrá sido tu padre". Y arrojándose sobre
El lobo io-t",Lñ\ el pobre cordero, lo devoró.
La moraleja que el autor exüae de su rela-
y el cordeio' F3# to, es la siguiente: "Cuando los fuertes se em-
peñan en tener razón, pobres de los débiles".
E NUEVO nos encontramos con una La narración descubre el increíble contras-
de las narraciones de Esopo, el anti- te entre los débiles y los prepotentes. ¿No ve-
guo fabulista griego. Cuenta él que, mos todos los días este contraste en el "zoo-
acosados por la sed, llegaron a cierto arroyo lógico" de nuestra sociedad moderna? Es el
un lobo y un cordero: El cordero se puso a fuerte que se abusa del alma dócil; el adulto
98 o Había uno. vez un zooLógiro EI Inbo y eI cordero o 99

que arruina al joven con la droga maldita; el La mentalidad del lobo feroz nos recuerda
rico que le quita al pobre lo poco que éste üe- a los enemigos de Jesús, quienes hicieron lo
ne; el atropellador irrespetuoso que avasalla indecible por encontrar alguna falta en el
sin razón; el funcionario que se sirve abu- Maesüo. Pero no encontrándola, torcieron la
sivamente del subalterno... En fin, cuántos verdad y presionaron sobre ei gobernador ro-
otros ejemplos dolorosos de esta misma espe- mano, hasta que dieron muerte al Dador de
cie poüíamos citar. la vida. Como lobos enfurecidos acomeüeron
Incluso, dentro de la convivencia matrimo- conüa "el Cordero de Dios que quita el peca-
nial no es extraño encontrar al hombre que do del mundo".
disminuye y humilla a su mujer. Es el esposo ¿Hemos hecho alguna vez el papel de lo-
que hiere de palabra, y a veces con sus ma- bos? Quizá, deseosos de ganar algún favor,
nos, al ser que le promeüó amor y protección. ¿le hicimos una fea zancadilla a nuestro her-
Y cuando un esposo cruel de esta clase domi- mano? En tal caso, cuán amargo sabor nos
habrá quedado en el alma, ¿verdad? Porque
na y somete a su cónyuge, repite la triste his-
la vida dulce y dichosa se consigue amando
toria del lobo destructor. Resultado: la agre-
al prójimo, respetándolo y haciendo por él lo
sión y la amenaza arruinan el hoga¡ y por fin
que quisiéramos que él hiciera por nosotros.
se quiebra la sociedad matrimonial.
Este es el noble desafío que Dios coloca de-
El mnl.o, por ser mnln, no puede tolerar al
lante de cáda uno de sus hijos. En esto con-
buerw. Frente o éI se siente reprochado. Y no
siste la vida superior del crisüano. ¿No le pa-
descansará hasta que destruya o saque de su
rece?
vista al inocente. Pero esta persona "podero-
sa" está enferma de pequeñez. Por eso suele
gritar y amenazar sin moüvo, para tratar de
imponerse sobre los demás.
LaranaY elbueY c 191

La rana
y el buey
N NUESTRO Peculiar "zoológico", nos
encontramos ahora con otros dos ani-
males en contraste: la rana y el buey'
Corpulento y majestuoso se paseaba el buey
por el campo, cuando acertó a pasar junto a
él una pequeña rana' Al ver al buey tan impo-
nente, la rana sintió deseos de ser como él'
¿Por qué ella habría de ser tan pequeña, y los
otros animales tan grandes?
Y la rana llegó a pensar que podría aumen-
tar su tamaño con sólo proponérselo' Así que
comenzó a hacer la prueba. Abrió bien su bo-
ca, aspiró todo el aire que pudo, y se infló bas-
tante... Entonces les preguntó a sus compañe-
ras: "¿Soy tan grande como el buey?" Y ellas le
dijeron: "¡Oh, no! ¡Ni la sombra!" De inmedia-
to, la rana volvió a tragar tanto aire como pu-
do, y se hinchó un poco más. "Y ahota, ¿cómo
estoy?" volvió a preguntar a sus compañeras'
]02 o Hobía uno 1)ez un zoológico LaronaY elbucY o 10j

Y ellas le respondieron: "¡Te falta mucho toda- modo de ser sólo se llega a la autodestruc-
vía!" ción, como le ocurrió a la rana de la fábula'
Luego, la rana hizo la prueba por tercera ¿Qué importa que el oüo
sea más acaudalado,
vez. Pero con tar mala suerte que su piel, más atrayente o más favorecido? ¿Vamos a
que estaba tan tirante, no aguantó más y esta- ensuciarnos de codicia o de envidia por eso?
lló con el esfuerzo. Y así murió la pobre rana, ¿O vamos a resentir nuestra
autoestima, para
víctima de su necio agrandamiento. desembocar en un complejo de inferioridad?
Adondequiera vamos, nos encontramos Nada mejor que ser uno mismo, sin imitar
con hombres y mujeres tan insensatos como servilmente a nadie. Y con lo que somos y te-
la rana del cuento. Quizá se trate de personas nemos, conservar la mejor calidad y ser per-
rebeladas contra sí mismas, que están deses- sonas de bien. Ya lo decía el Poeta:
peradas por tener las ventajas del vecino.
Piensan en su tamaño, más que en la calidad Si no paedes'ser Pino en ln cumbre,
de su vida. Se preocupan por impresionar, sé ln mnta delvoLle, In mds lindn
más que por ser. Son seres que viven compa- de Ins m.atos que uan junto oL anoYo;
rándose cgn los demás, y que sufren cada vez sé eI arbusto, si el drbol esui arriba'
que se encuentran con aiguien de mayor De rw ser eL camino, sé el sendero;
prosperidad o notoriedad. si no eL sol, sé ln estrelln que titila;
ns buend observar los méritos ajenos, pero no btrquemos tamaña en La Pelea"
jamás para rivalizar con nuesüo hermano, sinn ser b meior en nuesnas ftlns'
sino más bien para imitarlo dentro de lo posi-
ble. Todo lo echamos a perder cuando quere- Esta es la única manera como podemos
mos ser grandes por simple vanidad, o para disfrutar de contentamiento y de paz interior'
conseguir beneficios egoístas. Con semejante Sin embargo, esto no significa que debemos
104 o Había una vez un zoológico Penos limpins y perros pulguientos o 105

renunciar a la sana ambición o al noble es- sin pulgas; y en la otra estaban los perros
píritu de constante superación. Simplemente, pulguientos a ia espera de un buen baño.
se trata de vivir con mayor sensatez, y con un A 1o largo de los años, los profesores de la
sentido equilibrado de autovaloración. Facultad advirtieron que los perros pulguien.
Gracias, Dias, por lo que soy. Ayúdome a tos estaban más tranquilos que los limpios.
a.ceptarme tal cual soy, mn mis flaquezas y ¿Cuál era larazón? Sencillamente, que los ani-
virtudes. Ayúlome también o" superotme, pe- males cargados de pulgas estaban ocupados
ro no poro competir o compararrne con nadie, en rascarse, mientlas que los otros, sin nada
sino pora ser y hacer lo mejor que puedn. Que que hacer, pasaban todo el tiempo ladrando y
siempre conserue la humildad. y Ia digntdad- creando problemas a los cuidadores.
de un buen hijo tttyo.
¿Habrá en este descubrimiento alguna lec-
ción aplicable a los seres humanos? ¡Sí! Con
ftecuencia, cuando nos sentimos bien y nada
nos molesta, tendemos a desperdiciar ener-
glas y a bajar el nivel de nuestros esfuerzos.

IfiffiruM
ARA TERMINAR este capítulo de ani-
Fero cuando las "pulgas" de las pruebas nos
aguijonean y nos producen dolor de alma,
podemos serenar nuestros impulsos y fortale-
cer nuestro espíritu.
males en contraste, lecordemos a los Cuando el camino es suave, se vuelve trai-
peffos que tenía cierta Facultad de cionero porque adormece al conductor. Pero
Veterinada con fines experimentales. Nor- cuando el camino es áspero, mantiene des-
malmente, estaban divididos en dos perreras pierto y alerta al viajero. Y en el camino de la
diferentes. En una de ellas estaban los perros vida hay molesüas, incomodidades y dolores
106 o Había uno uez un zoológico Perros límpios y perros pulguientos . 107

que ayudan a vivir. Por eso se afirma que "el mese con fe fuertemente de ella. El Señor no
alma no tendría arco iris si nuestros ojos no lo defraudará.
tuvieran lágrimas". ¡Cuántas veces las mayo- Precisamente, la hora de la prueba, bien
res satisfacciones, o los éxitos más ansiados, tomada, es la mejor oportunidad para buscar
van precedidos de alguna forma de dolor, y encontrar la ayuda del Todopoderoso. Decía
prueba o adversidad! El espíritu se vuelve Balzac: "La desgracia crea en ciertas almas
más profundo, las manos más diligentes, y el ün vasto desierto en el que resuena la voz de
corazón más sensible cuando se ha pasado Dios". Sí, esa impotencia del que sufre, en el
por la experiencia de la aflicción. cristiano siempre produce un mayor acerca-
Si usted hoy está soportando alguna pena miento a Dios, y consecuentemente una más
o aigún infortunio, no desmaye bajo el peso rica bendición.
de tal contrariedad. Más allá de las nubes Que podamos decir con el salmista bíblico:
siempre brÍlla el sol. Y tras la hora sombría, 'Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pen-
Dios podrá concederle la luz de la alegría sará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú".
y el bienestar. La confianza en el Altísimo "Qwtda elhombre cayere, no Etednni piostra-
puede sostenernos en la dificultad; puede do, porqtrc Jehovti sost¿ene su marw". "Los que
avivar nuestra esperanza crisüana de supera- bu.scan a lehauó, rc tmdrdn faho de ninsun
ción; y puede darnos fuerzas para salir de ble¿" (Salmos 40: 17;37:24;34: I0).
cualquier pozo de adversidad. ¿Ha perdido La próxima vez que pasemos por algún
usted algún ser amado o algún bien material? trance duro o amargo, ¿recordaremos la lec-
¿Tiene usted problemas en su ambiente fami- ción de los perros afligidos por las pulgas? Y
liar o laboral? ¿Siente a veces alguna depre- sobre todo, ¿recordaremos que en medio de
sión, alguna soledad, o alguna incompren. nuebtras pruebas Dios desea derramar una
sión? ¡Dios puede dnrle unn mana eficaz! Tó- bendición especial sobre nuestra vida?
Manso
como cordero
UESTRO "zooló$co" nos lleva ahora
a un sector particularmente interesan-
te. Hasta aquí hemos visto el compor-
tamiento real o fabulado de muy diversos ani-
males. Pero en esta página deseamos presen-
tar al manso cordero con su elevado simbolis-
mo espiritual.
Proverbialmente dócil y manso, el cordero
ha sido uülizado desde Ios albores de la hu-
manidad como víctima propiciatoria para la
obtención del perdón divino. Tbl fue la mo-
dalidad del culto hebreo durante muchos si-
glos. Pero el sacrificio diario del cordero den-
tro de la liturgia hebrea, era apenas un símbo-
lo del otro Cordero, de quien San Juan el Bau-

lll
112 o Habia una vez un zooligico Manso mmo cordero . 113

üsta dijo: "He aquí el Cordero de Dios, que crificio del Hijo de Dios, es la mayor adquisi-
quita el pecado del mundo" (S. Juan 1:29). ción que persona alguna pudiera hacer en su
Ya el profeta Isaías, setecientos años antes vida.
había anticipado la muerte expiatoria de Ternprano por la mañana, cierto granjero
Cristo, con estas palabras: 'Angusüado é1, y advirtió que una de las gallinas del corral es-
afligido, no abrió su boca; como cordero fue taba rQida e inmóvil, mientras varios de sus
llevado al matadero; y como oveja delante de polluelos piaban debajo de ella. ¿Qué le pasa-
sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su ba a la gallina? Una comadreja le había chu-
boca" (Isaías 53:7). "No abrió su boea". Co- pado toda la sangre. Pero el ave permaneció
mo el cordero no opone resistencÍa cuando sin moverse, para evita¡ que la comadreja
es sacrificado, así Jesús "Cordero de matara también a sus pollitos. Jesús también
-el
Dios"- tampoco se resistió para librarse de la permaneció inmóvil. Pudiendo librarse de la
muerle. El que habla venido Ípara dar su vi- cruz, prefirió quedar en ella y derramar su
da en rescate" de la humanidad (S. Marcos sangre para darnos su vida. El Cordero de
l0: 45), depuso su vida como una ofrenda de Dios murió por nosotros. "El fue herido por
amor para asegurar nuestra redención. nuestras rebeliones, molido por nuestros pe-
San Pedro afirma que fuimos rescatados de cados;... y por su llaga fuimos nosotros cura-
nuestra "vana manera de vivir... con la sangre dos" (Isaías 53:5).
preciosa de Cristo, como de un cordero sin Pero el que ayer murió por nosotros como
mancha y sin contaminación" (1 S. Pedro 1: un cordero, es hoy nuestro divino Pastor. Y
18, 19). La entrega voluntaria de su propia vi- en tal carácter, él desea guiarnos como ovejas
da, como un dócil cordero derramartdo su y corderos de su rebaño. Quiere seguir mani-
sairgre en el sacrificio, convierte a Jesús en el festándonos su amor perdonador y trans-
Redentor del mundo. Y aceptar por fe este sa- formador. Quiere ser el Salvador de nuestra
114 ¡ Había una vez un zoológico Fuerte como león o 115

vida. Por lo tanto, podemos allegarnos a él


en busca de ayuda y comprensión. Podemos
confiarle nuesüos problemas y necesidades,
Fuerte
seguros de ser auxiliados. El puede bendecir como león
nuesüas familias y nuestres trabajos coüdia-
nos. Quiere sostenernos en nuestras luchas, y
-\ YUESTRo "ZOOLÓGICO" sería incom-
aligerar nuestras ca.rgas. ¡Qué Cordero tan
amante, que nos dio su vida! ¡Qué Pastor tan N I pieto
i'r.ór,
si no presentáramos aqur al
bueno y poderoso, que nos rodea con su cui-
I \ de la tribu de Judá" (Apoca-
lipsis 5: 5). ¿Quién es este León? Así como el
dado paternal!
león común es "el rey de la selva", este León
El libro bíblico del Apocalipsis menciona
supremo es el Rey del universo, Creador de
muchas veces al "Cordero" como el Cristo vic-
torioso, reconocido y alabado por todos los los cielos y de la üerra, cuyo poder excede to-
redimidos. Que este mismo espíritu de gra- dos los poderes del mundo.
titud y alabanza domine cada día nuestra vi- El manso Cordero y amante Pastor, a quien
presentamos como tal en nuestro tema ante-
da. Esto llenará de gozo y de paz nuestro co-
razón. rior, es llamado también "León", en virtud de
su fuerza y su poder. Este es uno de los tantos
nombres que recibe Jesús, quien fue üerno pa-
ra morir, pero poderoso para resucitar. Y su po-
der ilimitado se advierte desde la misma crea-
ción del mundo. Su sola palabra trajo a la exis-
tencia todo lo que vemos. "El dijo, y fue he-
cho; él mandó, y exisüó" (Salmos 33: 9). "En
él fueron creadas todas las cosas, las que hay
116 o Había una uez un zoológiro Fuerte como león ' 117

en los cielos y las que hay en la tierra, visibles Dios estaba primero. El lo hizo todo. La fuer-
e invisibles; sean tlonos, sean dominios, sean za de este "León" en persona- no üe-
-Dios
principados, sean potestades; todo fue creado ne rival. Nadie puede arrebatarle su poder
por medio de él y para é1" (Colosenses 1: 16). creador y sustentador. '1El es antes de todas
Cierto día Miguel Ángel visitó el estudio de las cosas, y todas las cosas en él subsisten"
Rafael. Pero el gran pintor estaba ausente. Qo- (Colosenses I: 77).
mo el criado le preguntara su nombte, respon- Pero este Dios, Jesucristo, no sólo es el
dió trazando sobre la pared un rostro humano. Creador y el Sustentador de todo lo existen-
Al reglesar Rafael, el criado le dijo que había te. Es también el Redentor, quien provee vida
llegado un üsitante que no había querido de- eterna al que lo acepta como tal. Él tomó la
jar su nombre, pero que en cambio había he- naturaleza humana, para luego ofrendarnos
cho esos trazps sobre la pared. Cuando Raftel su vida. 'No lwy otro rwmbre bajo 9l cíeln, da-
observó tales trazos, exclamó admirado: "¡Só- do a los hombres, en eI cual pod.amos ser sol-
lo puede ser la mano de Miguel Ángel!" uos" (Los Hechos 4: I2).
Y así como esas líneas revelaban la mano Nadie ha vencido a este "León", ni lo ven-
inconfundible del gran artista, de igual mane- cerá. Es el eterno Vencedor. Venció a la muer-
ra el mundo natural revela el arte inconfundi- te, y a todas las fuerzas que se levantaron
ble del divino Creador. La perfección y la be- contra é1. Por eso, él mismo declara: lCon-
lleza, u.nidas a las leyes que las rigen, procla- fiad, yo he vencido al mundo" (S. Juan 16:
man la sabiduría y el poder de un Dios infi- 33). El poder de Cristo no ha menguado con
nito. ¿Quién sino él pudo habel creado tanta el paso del üempo. "Jesucristo es el mismo
maravilla? Las explicaciones del incrédulo, ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13: 8).
que descartan la acción creadora del Todopo- Y lo que llena el alma de confianza es que él
deloso, no alcanzan a convencer la razón. obra con su poder dentro de nuestro'corazón.
118 c Había uno. vez un zoológico El "zootógico" perfecta . 119

cnn su poder, cristo renuevo ntlestros pen-


samientos, transfomw nuestro cardcter y en-
rwblece nuestros acciones. Sólo él mediante El "zoológico"
su Espíritu puede darnos vida nueva y vida
eterna. Este üvino "León" nos libra del mal;
perfecto
nos protege ante cualquier agresión o peligro.
Y nos dice: "No temas, confía en mí. yo te
salvaré". ¡Vale la pena recordar cada día esta
preciosa promesa de salvación!
M-ffid,,'fww
LEGAMOS AL FINAL de nuestro "zoo-
iQué te daré, Señor? lógico", diciendo que todos los zooló-
Cantac Señnr, tus dones desearía; gicos de la tierra son incompletos e
cantarbs nn, gritarbs ante eI mund.o, imperfectos. Ninguno de ellos puede conte-
decirLos en un htmnn, tott profundo, ner todas las especies animales, como tampo-
que resorvro siempre, noche y dn. co ofrecer el ambiente ideal de libertad. De
Ast mi voz sirrcera llegaría todas maneras., un buen zoológico proporcio-
a eraalzar tu poder mngtn y fecundo; na un agradable esparcimiento y una valiosa
así también mi am.or, grato y profundo enseñanza para chicos y grandes.
estampa.do en íus rntas quedana. Pero será bueno saber que algún día deja-
Era yo na.da: nt de elln me sacaste; rán de exisür los jardines zoológicos de todos
manchado uine: y tú me redimiste; los países. Ya no habrá animales feroces ni
mucho pequé: mns tú me perdornste; encerrados en ningún rincón del planeta. El
maldito estabo: y tu me bendijiste. profeta Isaías predice ese tiempo de la si:
¡Gracias, Señar, por cuanto me otorgaste! guiente manera: "Morará el lobo con el cor-
¡Grocias sin ftn, por ln que tú me diste! dero, y el leopardo con el cabrito se acostará;
120 . Había una uez un zoológico El "zoológico" perfecto . 121

el beceno y el león y la besüa doméstica an- zón. Aun la vegetación, unida a la fauna re-
darán juntos, y un niño los pastoreará. La va- novada, participará de esta transformación
ca y la osa pacerán, sus crías se echarán jun- global. "Se alegrarán el desierto y la soledad;
tas; y el león como el buey comerá paja. Y el el yermo se gozará y florecerá como la rosa"
niño de pecho jugará sobre la cueva del ás- (IsaÍas 35: 1).
pid, y el recién destetado extenderá su mano En cuanto a los redimidos, "gozo perpetuo
sobre la caverna de la víbora" (Isaías 11: 6-8). se¡á sobre sus cabezas; y tendriín gozo y ale-
¡Qué zoológico tan maravilloso! gría,y huirán la tristeza y el gemido" (1d., 35:
Así será el mundo perfecto del mañana, el 10). Ya no habrá gente frustrada, desanimada
reino eterno de Dios, donde todos viviremos o deprimida. Todos seremos sanos, fuertés y
en paz y en la grata compañía de animales felices. "No habrá muerte, ni habrá llanto, ni
amigables. Allí desaparecerá toda forma de clamor, ni dolor; porque las primeras cosas
temor. Ninguno peleará conüa oüo: ni los se- pasaron" fApocalipsis 2I: 4). Así de gloriosa
res humanos, ni los animales entre sí. Nadie será la vida en el reino perpetuo que Dios pro-
usará la fuerza para defender sus derechos, o mete a sus hijos. Nadie tendrá aflicción ni en-
para hacer jusücia, porque Dios promete da¡- fermedad. ¡Viuíremos stn uer Ia muete jamds !
nos "cielos nuevos y tierra nueva, en los cua- Y todas los onim.aLes, desde eI aue canara has-
les rnora la jusücia" (2 S. Pedro 3: 13). ta eI apaciguado león, aumentardn nuesta di-
Quedarán atrás para siempre las odiosas cha mn su tiemn compoñía. Ante tanta per-
injusticias humanas que hoy manchan la tie- fección y belleza, bien podemos recordar las
rra de horor y de vergüenza. Allí nadie se palabras de San Pablo: "Cosas que ojo no vio,
quejará de nadie. Existirá la armonía de una ni oído oyó, ni han subido en corazón de
convivencia fraternal. La solidaridad y el hombre, son las que Dios ha preparado para
afecto serán Ia nota dominante de cada cora- los que le aman" (1 Corinüos 2: 9).
122 c Había uno vez un zool,ógico EI "zooLógico" perfecto '. 123

¿Cuándo se producirá toda esta maravillaS y levantad vuestra cabeza, porque vuestra
Cuando Jesucristo vuelva a la tierra redención está cerca" (S. Lucas 2I:28).
-según
él mismo prometió-, y haga "nuevas todas Estamos, pues, en vísperas del eterno ama-
las cosas" en su reino sempiterno. Su prome- necer de Dios. Y cuando llegue esa hora tan
sa dice concretamente: "Vendré otra vez" (S. ansiada, el mal y los malos desaparecerán pa-
Juan 14: 3). En forma directa o indirecta, esta ra siempre. La familia de los redimidos disfru-
misma prornesa de redención y transforma- tará del mundo nuevo y eterno junto al Crea-
ción aparece más de trescientas veces sólo en dor y Redentor. ¿Nos estamos preparando pa-
el Nuevo Testamento. Tlil,rgi{s¡¿ción aclara la ra morar allí? ¿Estamos viviendo cada üa en
índole de la promesa, y muestra la certeza de armonía con la voluntad de Dios? Si Jesús re-
gresara en cuaiquiera de estos días, ¿habría te-
su pronto cumplirniento.
mor o alegría en nuestro corazón? Con el final
Los acorúecimientos mun-dinles que octT-
mismo de toda la Sagrada Escritura, decimos:
rren en nuestros días son verdnd,eras señnles,
"Sí, uen, Señar Jesús".
qae anuncian el ftn del mundo artual y In in-
Por las pdginas d.e ntu;estro singulnt "z,oo-
minenteumidade Cristo. Así lo confirman las
lñgíco" han desftlnda üversos animnles.
numerosas profecías de los Evangelios. Por lo
Vm el índice para recordarlas wta vez má*
tanto, la exhortación divina nos insta a vivir
De todas ellns, con sus r¿tsgos posíüvos o ne-
preparados para la llegada de ese día. "No
gativos, hemos actroído provechosas refle-
durmamos,... sino velemos" espiritualmente,
xiones. Nuestra recorríd.n ho terminada. ¿Le
escribe el apóstol Pablo (1 Tesalonicenses 5:
agradó vísítar este "zoológico"? Vuelvo a es-
6). San Pedro añade: "Debéis andar en santa tas páginas todn uez qte pued.u para reví-
y piadosa manera de vivir, esperando y apre- u¿r s¿¿ eontenid.a aleccionndor.
surándoos para la venida del día de Dios" (2 Y que cuand.o estemos en el "zoológico"
S. Pedro 3: 11, 12). Y Jesús declara: "Erguíos perfecto del mund.a etema, podnmos resor-

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