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El contexto

La Nación es un periódico argentino de una tradición más que centenaria. Fue fundado
por Bartolomé Mitre, en enero de 1870, y desde el inicio hubo un proyecto editorial claro,
sintetizado en el epígrafe que figura hasta hoy en la página editorial. “La Nación será un
tribunal de doctrina”. Debe entenderse en términos de será tribuna de difusión de la
doctrina liberal De hondo arraigo en la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX.
Junto con La Prensa (de una historia más complicada) son los dos grandes proyectos
editoriales argentinos de fines del siglo XIX.
Ambos diarios se caracterizan por llegar a las capas más formadas de la sociedad porteña.,
a quienes les fijaban una perspectiva en relación a las diferentes temáticas que se
abordaran. ello no significa que no hayan tenido avances políticos propios de los
momentos que tuvieron que atravesar a lo largo del siglo sino más bien que se trató de
periódicos de información pero también de formación de la capa intelectual dirigente
argentina.
Es interesante apuntar por otra parte que las páginas de opinión dominicales han ido
evolucionando. Así como los editoriales nunca aparecen firmados ya que se los considera
la voz oficial del diario opinando sobre temas específicos, la columna política no llevaba
firma hasta que se comenzó a producir en el periodismo escrito argentino la valoración
de las firmas. estas mutaciones se dan en un marco de fuertes cambios tecnológicos del
periodismo a nivel general pero también son el fruto de las transformaciones que opera la
democracia en la medida en que se busca la opinión de algunos periodistas que tienen y
pretenden tener una relativa independencia respecto de los poderes constituidos. Y, se
sabe, los medios no son sólo inmensas maquinarias destinadas a informar, también actúan
en términos de factores de presión y de poder. El descrédito de los políticos ha significado
la ocupación de ese sitio vacante por parte de protagonistas massmediáticos que ofrecen
una supuesta garantía y objetividad que no se puede encontrar entre los políticos.
En este marco, ya no se lee el diario que contiene la columna política, económica, cultural,
etc., sino que se lee a Mariano Grondona, a Julio Crespo, a Walther Graciano, a Joaquín
Morales Solá, etc., que escriben en La Nación o en cualquier otro diario.
Se puede seguir la evolución del proyecto editorial de la nación al ritmo, por un lado, de
los cambios político-culturales y la repercusión que ellos tienen en las páginas y, por otra
parte, las transformaciones Que se dan en la actividad periodística que un medio como
este está necesitando de mantener para poder subsistir en un ambiente altamente
competitivo. Resulta interesante advertir las adecuaciones que ha debido realizar a lo
largo de los años un periódico con una tradición y una perspectiva tradicional y
conservadora típicas. en los decenios de los 70 existía una exclusión manifiesta de temas
que hoy deben ser incluidos no sólo porque la realidad los ha posicionado para que así se
haga sino también porque la posibilidad de subsistencia del vínculo con los lectores
depende también de la adecuación que se haga a los tiempos que corren. Temas como la
familia, la sexualidad, la juventud, el cambio social, la violenciam han ido cambiando de
manera clara y manifiesta a lo largo de los años. Algo que también se nota y de modo tal
vez más ostensible en relación a la perspectiva política.
Marafioti, R. (2002), Recorridos semiológicos (pp.239-240). Buenos Aires, Eudeba.

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