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Pericia informática

Como abogados expertos en

Nuevas Tecnologías, o al menos interesados en ellas, hemos hablado de la

constante necesidad de formación en la materia; de la especialización a la que

voluntariamente nos hemos sometido para dar respuesta, soluciones u

orientaciones a los clientes que, de un modo casi imperceptible, se han visto

inmersos en la revolución de las tecnologías y nuevos canales de contratación y

relación personal y profesional.

Una de los mayores retos con el que nos encontramos los abogados es la

dificultad añadida de la tecnología, la informática, que requieren de la

aprehensión de ciertos conocimientos para poder entender y asesorar en la

materia. El derecho de Internet y Nuevas Tecnologías es una rama, si se me

permite el adjetivo, tan elitista y complicada que requiere tener unas bases

sólidas de tecnología. Es indiscutible que el abogado que ejerce esta rama del

derecho debe contar con ciertos conocimientos informáticos para saber


interpretar los hechos y asesorar o dar la mejor defensa posible cuando está en
sala. Es lo que ocurre por ejemplo en asunto por accidentes de tráfico, en los

que es deseable que el abogado sepa interpretar un informe biomecánico

aportado por la parte contraria (o por el mismo), o como ocurre en los casos de

negligencias médicas, donde tendrá que estudiar bien la materia para saber

cómo preguntar a los peritos de turno. Son solo unos ejemplos.

Con la tecnología pasa lo mismo. Si nos encontramos con un asunto (por

ejemplo, un procedimiento penal por injurias o estafa cometidas a través de la


Red) en el que consta un atestado o un informe pericial plagado de técnicas de

análisis forense digital, es importante que sepamos interpretarlos para dar la

mejor defensa a nuestro cliente. ¿Cómo si no vamos a poder plantear preguntas

o cuestionar la validez de las pruebas practicadas por el perito en el acto de la

vista?

Obviamente, para ello hay que estudiar y saber de qué estamos hablando. No

obstante, en este artículo me gustaría dar unas pequeñas pinceladas del

contenido de un informe pericial informático, haciendo mención a aquellos

puntos sobre los que tendremos que prestar especial atención.

Como paso previo antes de analizar un informe pericial, es interesante que

comprobemos los datos del perito que lo firma, qué experiencia tiene en la

materia. Esto nos va a ayudar a, llegado el caso, poner en duda el método

utilizado y las conclusiones obtenidas.

En informática forense tiene una especial importancia el principio de


Intercambio de Locard. Dicho principio viene a decir que “siempre que dos
objetos entran en contacto transfieren parte del material que incorporan al otro

objeto” (http://www.reydes.com/d/?q=Principio_de_Intercambio_de_Locard).

Cuando manejamos un equipo informático, se van dejando huellas que

investigadas de forma concisa y siguiendo un procedimiento concreto pueden

llevar a identificar al autor de un hecho delictivo, el equipo desde el que se

cometió el delito, etc. Esta investigación, que se lleva a cabo mediante

metodología informática muy cualificada, es la que como abogados expertos en

la materia tenemos que conocer y saber interpretar.

Todo informe pericial informático se basa en la obtención de evidencias

digitales que servirán para, finalizado el proceso de investigación, presentar

una serie de conclusiones con respecto al asunto de que se trate. En la recogida

y tratamiento de dichas evidencias digitales es muy importante respetar la

cadena de custodia y es ahí donde el abogado tendrá que estar muy atento para,

llegado el caso, impugnar el informe y solicitar incluso la nulidad del proceso.


El análisis forense digital se desarrolla a partir de tres fases fundamentales: la

adquisición, preservación y presentación de la prueba informática. Considero

que un abogado experto en la materia tiene que prestar especial atención a las

dos primeras fases: es en la adquisición de evidencias y en

su preservación donde se pueden cometer los mayores errores y nosotros

debemos saber identificarlos.

La adquisición de evidencias digitales puede realizarse sobre equipos


informáticos de muy distinta tipología (pc, ordenador

portátil, smartphone, tablet…) y según el dispositivo a analizar será necesario

actuar siguiendo un protocolo u otro.

Ej.: no es lo mismo recoger evidencias en un pc de sobremesa que integra un

lector de diskets, que de un portátil que normalmente ya no lo incluyen.

Es importante, por tanto, conocer cómo funciona cada dispositivo y cómo se

puede examinar sin alterar su contenido pues, si esto ocurre, la cadena de

custodia se romperá y podrá ser objeto de discusión la recogida de evidencias. Si


conectamos un pc apagado para acceder al contenido de su disco duro, ¿cómo

podemos estar seguros de que no se ha ejecutado algún programa para

modificar ese contenido? De todo el procedimiento seguido tendremos que

tener constancia y saber interpretarlo, saber que los pasos dados en la toma de

evidencias no han podido alterar el contenido del dispositivo analizado.

Una vez que se ha procedido a la adquisición de cualquier evidencia digital, es


muy importante la preservación de las mismas. Cualquier informe forense que
se precie debe contener una descripción detallada de las herramientas y

procesos utilizados en el análisis de la prueba. Una vez más, como abogados

expertos, tendremos que saber qué protocolo se debe seguir en estos casos y

conocer las diferentes herramientas existentes que ha podido utilizar el perito

para conservar e interpretar toda la información obtenida de un equipo

informático. Desde cuál es el procedimiento para clonar un disco duro (proceso

por el cual se hace una copia idéntica del disco duro, sobre la que siempre se

trabajará y no sobre el original) hasta el uso de herramientas

como Encase (software en el ámbito forense digital).

Por último, el informe incluirá unas conclusiones (fase de presentación) en las

que se detallarán los ficheros encontrados y que se consideran relevantes para

el caso y los datos de identificación del usuario que se hubieran podido

encontrar.

No se trata de que nos convirtamos en auténticos expertos informáticos, pero sí

de que dispongamos de nociones medias en este campo o al menos que

contemos con la colaboración de un experto en la materia que pueda


asesorarnos pormenorizadamente. Aunque cuanto mayores sean nuestros

conocimientos en la materia, mayor margen de maniobra y de posibilidad de

reacción tendremos en el momento de la vista.

Aun cuando para un abogado es una tarea ardua cambiar el chip y adentrarse en

una materia tan distinta a la nuestra, os animo al estudio de estas cuestiones.

¡Siempre nos serán de provecho!


Laura Giménez de Béjar

ICAMUR

Socio Enatic

@LauraGimBejar

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