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Lectura Complementaria Tema 2

TIPOS DE INTELIGENCIA
In
Curso de Especialización en Inteligencia Estratégica para el Sistema Nacional de
Seguridad
-INEES 2023-
Resumen: El tratamiento de cualquier materia induce muy pronto a clasificar todas
sus formas o modalidades. Este hecho es más acusado cuando se trata de una
materia como la inteligencia, cuya aparición en el dominio público es relativamente
reciente, aunque su práctica se remonte al principio de los siglos.

Este capítulo relaciona una amplia taxonomía de la inteligencia, que abarca las
dimensiones que puede presentar (a qué se puede referir el
concepto inteligencia: producto, proceso u organización); las clases que puede
presentar el producto según el nivel de decisión de sus destinatarios; la
identificación de ese mismo producto según su finalidad; los tipos de dicho producto
según la necesidad de información que satisface; las formas de determinar el
producto según el medio en el que se encuentre la información de la que parte; la
identificación del mismo producto en función del método de obtención de la
información de partida; las modalidades de la inteligencia según el territorio sobre
el que se elabora; y cómo se la puede identificar en función de la materia o campos
del conocimiento.

*****

1. Dimensiones de la inteligencia

Antes de abordar la clasificación de los tipos de inteligencia es preciso referirse a


las dimensiones o conceptos que se pueden expresar con el término inteligencia.

El primero que lo hizo, siempre referido a la inteligencia como componente de la


seguridad nacional, fue Sherman Kent en 1949[1], que identificó el término con tres
conceptos: a) el producto derivado de la transformación de la información y el
conocimiento en inteligencia; b) la organización que realiza esta tarea; y c)
el proceso mediante el que se lleva a cabo.

La inteligencia como producto es el resultado que se obtiene al someter los datos,


la información y el conocimiento a un proceso intelectual que los convierte en
informes adecuados para satisfacer las necesidades de los decisores políticos,
militares, policiales, empresariales, etc., así como para proteger a aquellos mediante
las tareas de contrainteligencia.

La inteligencia como proceso comprende los procedimientos y medios que se


utilizan para definir las necesidades de los decisores, establecer la búsqueda de
información, su obtención, valoración, análisis, integración e interpretación hasta
convertirla en inteligencia, y su difusión a los usuarios. También incluye los
mecanismos y medidas de protección del proceso y de la inteligencia creada por
medio de las actividades de contrainteligencia necesarias.
La inteligencia como organización se refiere a los organismos y unidades que
realizan las anteriores actividades de transformar la información en inteligencia y la
protegen.

2. La Inteligencia según el nivel de decisión

Una vez determinado el concepto de inteligencia como producto, su contenido


puede referirse a materias políticas y generales del Estado o más detalladas. Por
tanto, en función del nivel de decisión del usuario para quien se elabora, la
inteligencia puede ser de los siguientes tipos:

2.1. Inteligencia nacional

Es la que precisa el Gobierno de la Nación para definir y desarrollar su política en


el más alto de sus niveles de decisión. La inteligencia nacional la elaboran los
servicios de inteligencia de nivel nacional, cuya dependencia funcional suele ser del
Presidente del Gobierno, aunque administrativamente estén adscritos o integrados
en algún departamento ministerial.

2.2. Inteligencia departamental

Es la que necesitan los titulares de los distintos Ministerios del Gobierno de la


Nación para ejecutar la política de sus respectivos departamentos. La elaboran los
servicios de información e inteligencia dependientes de los respectivos
departamentos ministeriales, cuyos productos tienen una aplicación directa en la
ejecución de las correspondientes políticas ministeriales. A diferencia de la
inteligencia nacional, que se elabora para decisores externos, la departamental
constituye un insumo propio de los titulares y altos cargos de los Ministerios en su
responsabilidad de ejecución de la política ministerial, así como de los mismos
servicios que la elaboran.

2.3. Inteligencia operativa

Es la inteligencia que se genera y se utiliza para planear y ejecutar cualquier tipo de


operaciones, tanto de carácter militar como policial o de inteligencia. Su nivel de
elaboración y utilización es el más elemental y tiene una aplicación directa en el
desarrollo de las operaciones de cualquier organismo o unidad.

3. La inteligencia según su finalidad

De forma similar a la que se ha definido anteriormente según el nivel de decisión


del usuario para quien se elabora la inteligencia, esta puede tener distintas
finalidades, que permiten clasificarla de la siguiente manera:
3.1. Inteligencia estratégica

Es la inteligencia que se elabora para facilitar la definición de los objetivos de la


política y los planes generales de un Estado, para lo que debe tenerse en cuenta el
entorno en que se encuentra y las metas que ha fijado el Gobierno.

Para ello, la inteligencia estratégica debe identificar los actores que intervienen en
ese entorno, sus características y cómo pueden evolucionar. De esta manera presta
una atención especial a los indicios que pueden significar riesgos y derivar en
amenazas, o proporcionar oportunidades para la Nación.

La inteligencia estratégica se halla muy vinculada a la prevención y a la prospectiva,


advirtiendo de amenazas a los intereses vitales de la seguridad nacional y de las
oportunidades para el Estado, con lo que se convierte en la principal herramienta
en poder de los gobernantes para diseñar y desarrollar las políticas exterior y la de
seguridad nacional.

En el ámbito militar, la inteligencia estratégica tiene como finalidad facilitar la


elaboración de los planes relativos a la conducción de las operaciones de nivel
estratégico.

En el ámbito empresarial, la inteligencia estratégica tiene la finalidad de facilitar la


toma de decisiones de sus directivos ante las amenazas o riesgos para la empresa,
o aquellas que puedan facilitar un éxito u oportunidad de desarrollo. En concreto,
se especializa en el análisis de los competidores para entender sus éxitos futuros,
estrategias actuales, la posible evolución industrial y comercial, y sus capacidades.
También incluye la inteligencia sobre los principales clientes, proveedores y socios.

Un caso particular de la inteligencia estratégica lo constituye la


denominada inteligencia de alerta, que es la que tiene por finalidad prevenir al
usuario de las amenazas contra los intereses nacionales o empresariales, para que
pueda decidir con tiempo las medidas políticas, diplomáticas, militares, económicas,
industriales, comerciales o de cualquier otro tipo que puedan neutralizarlas o
hacerles frente.

3.2. Inteligencia táctica

La inteligencia táctica es la que se elabora para contribuir a la planificación y el


diseño de las acciones concretas que permitan alcanzar un objetivo de alcance
limitado, subordinado a los grandes objetivos de la inteligencia estratégica.

En el ámbito militar, la inteligencia táctica está destinada a la elaboración de los


planes que permitan la conducción de las operaciones tácticas.
En el ámbito empresarial tiene un carácter más operacional, al consistir en la
adopción de acciones concretas para conseguir un objetivo en una situación
inmediata. Incluye aspectos como los términos de venta de los competidores, sus
políticas de precios y los planes que tienen para cambiar la forma en que se
diferencian sus productos de los propios.

3.3. Inteligencias operativa y operacional

La inteligencia operativa es la que se elabora para permitir la organización y


ejecución de acciones para el cumplimiento de una misión, entendiendo por esta la
que le es encomendada a un oficial de inteligencia, solo o dirigiendo un grupo, para
lograr un propósito determinado.

En el ámbito militar, el término apropiado es inteligencia operacional y se encuentra


en una posición intermedia entre la estratégica y la táctica. Su elaboración tiene
como finalidad apoyar la planificación y la realización de campañas en el teatro de
operaciones, en el nivel operativo.

3.4. Inteligencia prospectiva

La inteligencia prospectiva se inicia a partir de la inteligencia estratégica y está


orientada a determinar de modo anticipado las opciones de evolución de una
situación y las posibilidades y probabilidades de actuación de los elementos
involucrados en ella, con objeto de reducir la incertidumbre por el futuro en entornos
caracterizados por la complejidad, el cambio y la inestabilidad.

El término de inteligencia prospectiva se emplea específicamente para precisar los


objetivos estratégicos de una organización y planificar las acciones necesarias para
lograrlos. Asimismo, se utiliza para adoptar decisiones que contribuyan a conducir
una realidad determinada hacia un escenario futuro deseable.

Tiene un alto componente de estimación, por lo que también se la conoce


como inteligencia estimativa o predictiva.

Se trata de una inteligencia muy compleja y costosa, por la necesidad de contar con
especialistas instruidos en las técnicas de la prospectiva y en los diversos campos
que influyen en el futuro de una organización, así como por la necesidad de contar
con tiempo para elaborarla. Ambas circunstancias condicionan de tal modo su
generación que no es habitual que se elabore en las organizaciones ni servicios de
inteligencia, más ocupados por los demandantes en elaborar inteligencia actual y
de inmediato futuro.
4. La inteligencia según la necesidad de información que satisface

La elaboración de inteligencia se produce como consecuencia de la aparición de un


requerimiento concreto, sea de los potenciales usuarios o del propio servicio de
inteligencia que debe elaborarla. De esta forma, la inteligencia puede ser:

4.1. Inteligencia básica

La inteligencia básica es la que se produce para satisfacer los requerimientos de


inteligencia permanentes y generales de la organización de que se trate.

Se emplea sobre todo para responder a las necesidades de información que se


plantean durante la producción de inteligencia estratégica e inteligencia prospectiva
o estimativa. Por tanto, se elabora atendiendo a los objetivos estratégicos de la
organización. Dado que se convierte en un importante almacén de inteligencia,
también se utiliza para atender demandas de información durante la producción de
inteligencia táctica, operativa y operacional.

La producción de inteligencia básica se realiza de un modo rutinario y programado


a partir de fuentes de información abiertas, generalmente obras de referencia,
estados y descripciones generales, guías de seguimiento, etc., como enciclopedias,
bases de datos, anuarios, directorios, etc.

Esta inteligencia tiene un grado de permanencia mayor que cualquier otra y a ella
se incorpora la que se extrae de la inteligencia estratégica que se ha elaborado
durante el desarrollo de la actividad de la organización, por lo que también suele
recibir la denominación de inteligencia general de la organización, convirtiéndose
en un activo informacional de esta.

4.2. Inteligencia actual

Es la inteligencia que tiene por finalidad satisfacer los requerimientos de inteligencia


puntuales y concretos de una organización. Presenta el estado de una situación o
de un acontecimiento en un momento dado y puede señalar opciones de evolución
en un corto plazo, así como indicios de riesgos inmediatos.

Se emplea principalmente para responder a las demandas de información que


surgen durante la aparición de un fenómeno o acontecimiento imprevisto, durante
un proceso de toma de decisiones sobre un acontecimiento de interés nacional o
durante la planificación y el desarrollo de una misión.

Suele ser la más demandada por los gobernantes, cuyos plazos de previsión y
decisión son generalmente cortos.
Como fin complementario, la inteligencia actual pone al día la inteligencia básica y
los análisis realizados por la inteligencia estratégica. Esto permite disminuir las
necesidades de información durante las gestiones de crisis.

Los productos de la inteligencia actual suelen adoptar la forma de informes


específicos para atender una demanda concreta y actual de información; o la de
informes breves y periódicos, muchas veces diarios, sobre cuestiones de interés
general y frecuente sobre las que los decisores políticos desean mantener un
conocimiento permanente.

4.3. Inteligencia crítica

Como un caso particular de la inteligencia actual surge el concepto de inteligencia


crítica, que es la que se elabora para satisfacer los requerimientos informativos que
se producen durante la gestión de una crisis.

El tiempo dedicado a la obtención y procesamiento de datos e información y a la


valoración, análisis, integración e interpretación durante una crisis se reduce al
mínimo imprescindible con objeto de dar a conocer el estado de la situación con la
máxima urgencia posible, que además suele evolucionar con rapidez. Por tanto,
elaborar inteligencia que permita al responsable político tomar decisiones rápidas y
acertadas exige tanto disponer de información concreta sobre lo que ocurre como
contar con unas buenas reservas de inteligencias básica y actual que permitan
contextualizar el sentido de la nueva información disponible y mejorar su
comprensión.

Los productos más habituales durante la gestión de crisis son alertas e informes de
situación sobre la evolución de los acontecimientos. La forma de materialización de
dichos informes se convierte muchas veces en modo de gráficos, mapas,
esquemas, croquis, etc., que, convenientemente ilustrados, permiten un rápido
conocimiento de dicha evolución de la situación.

En situaciones de crisis puede ocurrir que, ante la perentoria necesidad de tomar


una decisión, se suministre información a los responsables sin analizar ni interpretar
suficientemente, o con una estimación provisional muy sujeta a la evolución de los
acontecimientos. En estos casos se deja a dichos responsables la tarea de valorar
la información que se les suministra, en beneficio de la urgencia con que se puede
poner a su disposición. Esta excepcionalidad es motivo de debate, por lo que
supone de trasladar la responsabilidad del análisis de inteligencia a los decisores
políticos, modificando el funcionamiento habitual del ciclo de inteligencia.
5. La Inteligencia según el medio en el que se encuentra la información

La información de partida para la elaboración de inteligencia puede encontrarse en


muy diferentes medios, dando lugar a distintos tipos de inteligencia que reciben el
nombre de la que haya sido su componente principal. De esta manera, la
inteligencia puede clasificarse del siguiente modo:

5.1. Inteligencia HUMINT o de fuentes humanas

Es la que se elabora a partir de información recogida o suministrada directamente


por personas. Sus resultados dependen fundamentalmente de la actuación del
hombre mediante sus sentidos, ayudándose o no con medios auxiliares (cámaras,
grabadoras, fotocopiadoras, etc.).

En los servicios de inteligencia se consideran diversos tipos de fuentes humanas,


cuya actividad facilita en algún grado la obtención de información. En el CNI esta
diversidad ha dado lugar a la siguiente clasificación:

• Contacto: persona ajena a un servicio de inteligencia al que proporciona


información, de modo consciente o inconsciente y de forma ocasional o
regular, pero cuya dirección no es posible o conveniente realizar por parte
del servicio. Puede recibir algún tipo de contraprestación.
• Informador: persona ajena a un servicio de inteligencia al que proporciona
información, de modo consciente o inconsciente y de forma ocasional o
regular, bajo la dirección de un miembro del servicio. Suele percibir algún tipo
de contraprestación.
• Colaborador: persona ajena a un servicio de inteligencia, que coopera para
este, de modo consciente o inconsciente y de forma ocasional o regular,
realizando una serie de actividades, dirigidas por un oficial de inteligencia, en
beneficio de los cometidos asignados al servicio. También suele percibir
algún tipo de contraprestación. Por tanto, se diferencia del informador en que
no suele facilitar información, o al menos no es su cometido principal, sino
que facilita tareas que debe realizar el servicio.
• Agente: persona ajena a un servicio de inteligencia que realiza alguna
actividad abierta o encubierta en beneficio del servicio y bajo la dirección de
un miembro del mismo, tras recibir adiestramiento especial. Los agentes se
reclutan habitualmente para llevar a cabo o dar asistencia en tareas de
obtención de información y en operaciones de contrainteligencia.
Normalmente el agente recibe algún tipo de contraprestación. No debe
confundirse el tipo de agente como fuente humana, con la misma
denominación de agente con que se identifica a los miembros de los servicios
de inteligencia que realizan actividades secretas, abiertas o encubiertas,
generalmente encuadrados en unidades operativas de obtención de
información.
La información obtenida a partir de fuentes humanas es muy útil porque puede
proporcionar datos imposibles de obtener por otros medios. Para ello es necesario
que se encuentren situadas en el lugar y momento adecuados para adquirir esa
información, formación suficiente para apreciarla y poseer un buen y oportuno
sistema de comunicación para hacerla llegar al servicio.

La obtención de información por medios humanos, para que sea valiosa, debe
superar dos momentos críticos: a) la captación o infiltración de la fuente en el lugar
donde pueda acceder a la información deseable; y, b) la valoración de la información
adquirida por parte del oficial de relación y de los analistas; el primero es
responsable de evaluar la fiabilidad de la fuente, de la que debe conocer su
formación, capacidades, vulnerabilidades, intereses, posibilidades, condiciones
(facilidades y riesgos) en las que actúa, etc.; mientras que los segundos, los
analistas que reciban el fruto de su adquisición, son los principales responsables de
evaluar la calidad de la información proporcionada, así como de remitir al órgano de
obtención donde se encuentre el oficial de relación su valoración de la información
recibida y, unida a ella, la percepción sobre la fiabilidad de la fuente que la ha
proporcionado.

5.2. Inteligencia OSINT o de fuentes abiertas

Es la que se elabora a partir de información obtenida de recursos informativos de


carácter público.

Por fuente abierta se entiende todo documento con cualquier tipo de contenido,
fijado en cualquier clase de soporte que se transmite por diversos medios y al que
se puede acceder en modo digital o no, puesto a disposición pública, con
independencia de que esté comercializado, se difunda por canales restringidos o
sea gratuito.

La información que transmiten las fuentes abiertas se caracteriza por su


singularidad, su rápido modo de obtención, su fácil actualización, su bajo coste en
relación con la procedente de otras fuentes y su adquisición sin correr riesgos. Es
un axioma que no se debería recoger información pública mediante medios
clandestinos, complejos, arriesgados y costosos en términos económicos y
políticos.

La información procedente de fuentes abiertas es la más utilizada para la producción


de inteligencia estratégica, inteligencia básica, inteligencia económica e inteligencia
científica. Además, esta información es indispensable para analizar adecuadamente
la información clandestina.

La actual y creciente reivindicación de la importancia de la información OSINT se


debe a la confluencia de dos fenómenos: a) la aparición del concepto
de multinteligencia, que rechaza el uso de una única autoridad informativa para
crear inteligencia; y b) la ampliación del concepto de seguridad obliga a los servicios
de inteligencia a recabar, analizar y evaluar información de índole muy variada y en
materias donde las fuentes abiertas son imprescindibles.

Dada la amplitud y variedad de fuentes públicas, la tipología clásica la clasifica del


siguiente modo[2]:

5.2.1. Fuentes de información primaria

Son las que contienen información original, de primera mano y que, por tanto, no
han recibido ningún tipo de tratamiento. Dentro de este grupo se suele distinguir:
fuentes de información primaria editadas, que forman parte de los circuitos
habituales de publicación y distribución y cuya existencia queda verificada por
procedimientos legales (ISSN, ISBN, NIPO), entre las que destacan los libros, las
revistas, las películas o los discos; y las fuentes de información primaria inéditas,
que pertenecen a lo que se ha dado en llamar literatura gris, y que está compuesta
por tesis doctorales, presentaciones, pre-prints, actas de congresos o informes
científico-técnicos, entre otras, que por lo general tienen una visibilidad menor y
suelen carecer de control bibliográfico.

5.2.2. Fuentes de información secundaria

Son las resultantes del tratamiento documental de las fuentes de información


primaria y proceden de la aplicación de técnicas documentales que proporcionan
valor añadido (los resúmenes, la agrupación en clasificaciones de materias, la
correspondencia con otros idiomas y, sobre todo, la relación de unos documentos
con otros). Entre este tipo de fuentes se encuentran las bases de datos, los
catálogos, los repertorios bibliográficos y los repertorios legislativos.

5.2.3. Fuentes de información terciaria

Podrían asimilarse a las fuentes secundarias, pero el Programa General de


Información de la UNESCO les atribuye una finalidad específica: la consolidación
de la información mediante productos que analizan críticamente el conjunto de
unidades documentales propias de una disciplina, extrayendo de cada una de ellas
lo más relevante en cuanto a innovación y progreso. Formarían parte de este tipo
de fuentes las revisiones (review) y los estados de la cuestión.

5.2.4. Obras de referencia

Son las que fueron ideadas para la consulta puntual de algunas de sus entradas y
entre ellas destacan: enciclopedias, diccionarios, anuarios, glosarios, o las
modernas Frequently Asked Questions (FAQ).
Además de esta clasificación académica, otras tipologías se fijan en el emisor
(fuentes gubernamentales, parlamentarias, judiciales, policiales, académicas, etc.),
en el soporte (impresas, audio, video, informáticas, etc.), en el coste (venales o
gratuitas), en la periodicidad, en el destinatario o en el grado de especialización
(fuentes generales y fuentes especializadas). De esta manera se pueden clasificar
las fuentes OSINT de la siguiente forma:

5.2.5. Fuentes de información institucional

Publicaciones oficiales (boletines oficiales, del registro mercantil, etc.), estadísticas,


legislación, jurisprudencia, sistemas de seguimiento legislativo, documentación
parlamentaria, y documentación emitida por organismos internacionales.

5.2.6. Fuentes de información económica

Estudios de mercado, informes económico-comerciales de países, información


sobre contratación pública, etc.

5.2.7. Fuentes de información geopolítica

Barómetros de conflictos, documentos de comités de expertos y de think tanks.

5.2.8. Fuentes de información sociológica

Estudios de opinión pública, participación electoral, flujos migratorios, encuestas


demoscópicas, congresos de partidos políticos y sindicatos, etc.

5.2.9. Fuentes de información de seguridad y defensa

Blanqueo de capitales, tráfico ilícito, terrorismo, infraestructuras críticas, corrupción,


ciberdelincuencia, etc.

5.2.10. Fuentes de información bibliográfica

Bases de datos bibliográficas.

5.2.11. Fuentes de información de prensa

Editoriales y editorialistas, análisis de la prensa, servicios de seguimiento de


medios, recortes (clipping).

5.2.12. Fuentes de redes sociales y páginas web

Monitorización de redes y páginas informáticas.


5.2.13. Fuentes archivísticas

Destinadas a recoger la producción de documentación de las administraciones


modernas y de las empresas; están sometidas a procesos de selección y
constitución de colecciones.

5.3. Inteligencia SIGINT o de señales

Es la inteligencia que se elabora a partir de la obtención y el procesamiento de datos


provenientes de la detección, interceptación y descifrado de señales y
transmisiones de cualquier clase. Es un término genérico, pues dada la gran
cantidad de posibles orígenes de señales electromagnéticas y acústicas, una
primera clasificación de la inteligencia SIGINT puede diferenciar las siguientes:

5.3.1. Inteligencia COMINT o de comunicaciones

Es la inteligencia obtenida a partir de emisiones electromagnéticas de equipos y


sistemas de tecnologías de la información y de las comunicaciones (STIC); por
ejemplo, ordenadores, impresoras, faxes, teléfonos, télex, líneas de
comunicaciones, agendas electrónicas, tarjetas inteligentes, etc.

Un caso particular de inteligencia COMINT lo constituye la inteligencia cibernética o


CYBINT[3], que es la inteligencia elaborada a partir de datos, protegidos o no, del
espacio cibernético. Este, a su vez, está definido como el espacio virtual compuesto
por dispositivos computacionales conectados en red, donde las informaciones
digitales se transmiten, son procesadas o almacenadas. Un ejemplo muy claro de
inteligencia CYBINT es la que puede obtenerse a partir de datos adquiridos en las
redes sociales. La inteligencia cibernética está íntimamente ligada a la de fuentes
abiertas.

Cuando las emisiones de las que se obtiene la información son involuntarias o no


deseadas por el emisor se denominan TEMPEST, como por ejemplo las emitidas
por las líneas de conducción de comunicaciones, los teclados de ordenador, las
radiaciones de las pantallas, etc.

5.3.2. Inteligencia ELINT o electrónica

Es la inteligencia obtenida a partir de emisiones electromagnéticas de medios


ajenos a las telecomunicaciones (radares, equipos de ayuda a la navegación,
perturbadores de sistemas de comunicación, etc.).

Este tipo de inteligencia, a su vez se subdivide en las siguientes clases:

5.3.2.1. Inteligencia RADINT o de emisiones radar


Es la inteligencia que se obtiene a partir de las emisiones de los radares.

5.3.2.2. Inteligencia TELINT o telemétrica

Es la que se obtiene a partir de emisiones de equipos electromagnéticos de


telemetría.

5.3.3. Inteligencia MASINT o de medición de señales

Es la que se elabora a partir de la obtención y el procesamiento de datos


provenientes de sensores destinados a recoger las señales que emiten fenómenos
físicos distintos a las emisiones electromagnéticas, como el sonido, el movimiento,
la radiación, etc. Estas señales se denominan firma del equipo o equipos. Los
sensores se dedican a identificar toda característica distintiva asociada con la fuente
o el emisor y facilitar la detección y la localización de este último.

De acuerdo con la señal que mide se distinguen diversos tipos específicos de


medición de señales:

5.3.3.1. Inteligencia ACINT o acústica

Es la inteligencia derivada de la obtención y el análisis de los fenómenos acústicos


producidos por cualquier emisor (buque de superficie, submarino, torpedo,
aeronave, dron, vehículo terrestre, proyectil, maquinaria, etc.).

5.3.3.2. Inteligencia TELINT o telemétrica

Ya citada anteriormente (ver 5.3.2.2), permite el análisis de la firma de equipos


telemétricos, instalados, por ejemplo, en misiles, satélites, armas de precisión, etc.

5.3.3.3. Inteligencia NUCINT o de radiaciones nucleares

Es la que se obtiene a partir de la medición de señales procedentes de radiaciones


nucleares (bombas radiológicas o sucias, bombas atómicas, etc.).

5.4. Inteligencia IMINT o de imágenes

Es la inteligencia que se elabora a partir del análisis de imágenes adquiridas por


medios técnicos, como cámaras fotográficas, medios de grabación de imágenes,
radares, sensores electro-ópticos, visores térmicos o infrarrojos, ubicados en
plataformas terrestres, navales, aéreas o espaciales. En este tipo de inteligencia
destacan:

5.4.1. Inteligencia GEOINT o geoespacial


La observación geoespacial, identificada como GEOINT, es el resultado de la
explotación y análisis de la información de imágenes y geoespacial para describir,
valorar y visualizar características físicas y georreferenciar (situar) actividades en el
planeta.

5.4.2. Inteligencia PHOTINT o fotográfica

Es el tipo de inteligencia obtenida mediante el análisis e interpretación de la


fotografía aérea, realizada por aviones, helicópteros o drones (JSTARS) de
detección y seguimiento de objetivos terrestres o móviles provistos de
videofotografía y termografía. Los JSTARS son plataformas aéreas (aviones,
helicópteros o drones) que disponen de medios de detección, identificación y
seguimiento de objetivos terrestres y móviles, así como de medios de comunicación
y señalamiento a los vectores de lanzamiento para atacar a dichos objetivos
terrestres o móviles (aéreos y navales).

5.5. Inteligencia TECHINT o técnica

Es el tipo de inteligencia que se elabora a partir de la obtención y el procesamiento


de información mediante el uso de medios técnicos. Es un término genérico con el
que se designa el uso conjunto de datos provenientes de las inteligencias SIGINT e
IMINT.

6. La inteligencia según el método de obtención

La inteligencia también puede clasificarse según el método utilizado para obtener


los datos y la información que le sirven de base. Las denominaciones de estos tipos
de inteligencia coinciden con los descritos en el punto anterior, excepto que no
existe inteligencia OSINT, sino que esta puede obtenerse por métodos HUMINT,
SIGINT o IMINT, o varios de ellos simultáneamente.

De esta manera, se pueden clasificar los procedimientos de obtención de


información según el método utilizado para su adquisición y según el medio en que
se encuentra, dando lugar a la siguiente tabla comparativa:
La inteligencia según el método de obtención y comparación con el medio en el que
se encuentra la información que le dará nombre: procedimientos de obtención de
información.

La inteligencia que se elabora con la información obtenida según un método o


contenida en un medio determinado adquiere el mismo nombre. Por ejemplo, la
inteligencia elaborada a partir de información obtenida, única o predominantemente,
por métodos o en medios HUMINT se denomina Inteligencia HUMINT.

7. La Inteligencia según el territorio sobre el que se elabora

Aunque las amenazas sean globales, los servicios de inteligencia pueden


especializar sus tareas en el territorio nacional o fuera de él, dando lugar a una
nueva clasificación de la inteligencia por el lugar sobre el que se elabora. Asimismo,
la cada vez mayor intervención de organismos multinacionales en misiones
internacionales de mantenimiento de la paz ha obligado a generar un tipo de
inteligencia específico, adaptado a las necesidades de las misiones abordadas, en
el que intervienen varios de los servicios de inteligencia de los países que
conforman dichos organismos multinacionales.
Generalmente, los países desarrollados tienden a contar con dos o más servicios
de inteligencia de nivel nacional, mientras que la mayor parte de los países sólo
cuentan con uno que atiende las necesidades del Gobierno de su país en todo el
mundo. Una clasificación de la inteligencia según el territorio del que se ocupa es la
siguiente:

7.1. Inteligencia interior

Es el tipo de inteligencia que se ocupa de identificar y seguir la evolución de los


riesgos y amenazas a la seguridad procedentes del interior del Estado al que
pertenece el servicio de inteligencia, con el fin de apoyar el proceso de adopción de
medidas preventivas o de neutralización por parte del Gobierno.

Para ello, la inteligencia interior centra su atención en la investigación de las


intenciones, las actividades y la capacidad de individuos y organizaciones que
tienen o pueden evolucionar hacia finalidades desestabilizadoras o de franca
agresión al orden político establecido o a los intereses nacionales.

7.2. Inteligencia exterior

La inteligencia exterior se ocupa de identificar y seguir la evolución de los riesgos y


amenazas a la seguridad procedentes del exterior del Estado al que pertenece el
servicio de inteligencia, con el fin de apoyar la adopción de medidas preventivas o
de neutralización por parte del Gobierno, así como las que pueda diseñar para
promover los intereses nacionales.

Para ello, la inteligencia exterior centra su atención en la investigación de las


intenciones, las actividades y la capacidad de personas, organizaciones y naciones
extranjeras que puedan atentar contra la soberanía, el orden político establecido,
los intereses nacionales y la integridad territorial. Igualmente, se ocupa de detectar
oportunidades favorables para la promoción y defensa de los intereses nacionales
fuera de las propias fronteras.

7.3. Inteligencia multinacional

Es el tipo de inteligencia realizada sobre un conjunto de naciones o región


geográfica, en la que intervienen servicios de distintos países con una finalidad
común, como puede ser la que precisan organizaciones multinacionales, como la
OTAN, la Unión Europea, la ONU, los países integrantes del Acuerdo UKUSA, etc.
Los servicios que elaboran este tipo de inteligencia reciben el nombre de centros de
fusión de inteligencia.
8. La Inteligencia según la materia o campos del conocimiento

Los múltiples campos sobre los que tienen que actuar los servicios y otros
organismos que producen inteligencia, permiten identificar una nueva clasificación
de su producto en función de la materia o campo del conocimiento sobre el que se
centra. De esta forma, se pueden hallar los siguientes tipos de inteligencia:

8.1. Inteligencia geográfica

Es la que procede del estudio de las características naturales y artificiales de un


espacio o zona geográfica determinada. Generalmente es complementaria de otros
tipos de inteligencia.

8.2. Inteligencia política

Es la que trata la política interior y exterior de los gobiernos y las actividades de los
movimientos políticos. En los servicios de inteligencia de nivel nacional ocupa una
gran parte de su actividad productora.

8.3. Inteligencia sociológica

Se fundamenta en el conocimiento de la estructura y de todos los factores sociales


de una nación o zona determinada.

8.4. Inteligencia militar

Identificada como MILINT, es la que se elabora a partir de la información relativa a


naciones extranjeras, fuerzas o elementos hostiles o potencialmente hostiles y
áreas de operaciones reales o potenciales. Es un ámbito de la inteligencia propio
de las fuerzas armadas, por lo que la información que cobra mayor importancia es
la relativa a la doctrina, organización, orden de batalla, capacidades, fuerzas,
medios, estrategias y tácticas de fuerzas armadas u organizaciones de cualquier
tipo, que empleen o puedan emplear procedimientos militares, hostiles o
potencialmente hostiles.

La finalidad de la inteligencia militar es facilitar la toma de decisiones en los


procesos de dirección y ejecución de las operaciones militares, disminuyendo las
incertidumbres de los jefes y sus estados mayores, proporcionándoles la
inteligencia oportuna, pertinente, precisa, predictiva y adaptada sobre el enemigo y
otros aspectos del área de operaciones que permitan la planificación, ejecución y
conducción de las operaciones.

La inteligencia militar, en el siglo XXI, no es la mera descripción de las fuerzas


enemigas, de sus medios y capacidades de combate, sino que consiste también en
el entendimiento de su cultura, motivaciones, finalidad y objetivos que persiguen.
Es decir, no sólo se debe conocer y entender al adversario, sino que es
imprescindible conocer y valorar la población de la que surge o proviene, el apoyo
que recibe o puede recibir de ella y el apoyo que pueden recibir las fuerzas propias.
Se trata de entender el entorno en el que se realizan las acciones de una operación,
el llamado entorno operativo.

8.5. Inteligencia científica y tecnológica

Es la que se ocupa de la obtención y el procesamiento de información de carácter


científico y tecnológico en los ámbitos civil y militar de interés para la seguridad. Su
finalidad es detectar y efectuar el seguimiento de proyectos y actividades de
investigación y de desarrollo científico y tecnológico emprendidos por
organizaciones o países extranjeros, que puedan derivar en situaciones de riesgo
para la seguridad nacional e internacional, con objeto de poder adoptar
contramedidas efectivas. Mediante sus análisis puede valorarse el carácter y la
capacidad armamentística de posibles adversarios, así como los avances científicos
y tecnológicos que pueden derivar en la creación de armas u otros productos
susceptibles de representar una amenaza para la seguridad.

La inteligencia científica y tecnológica está ampliando cada vez más su objetivo de


atención tradicional, el armamento y los sistemas de armas, para abarcar los
campos de las inteligencias económica y competitiva, lo que supone que se ocupe
también de la identificación, seguimiento y evaluación de los avances científicos y
tecnológicos, dentro de los marcos legales, que se producen en los distintos
sectores de interés económico público o privado, con independencia de su posible
uso militar.

Una última finalidad de la inteligencia científica y tecnológica lo constituye la que


permite adoptar avances tecnológicos ajenos para evitar pasar por largas y costosas
etapas previas de investigación.

La inteligencia científica usa de modo intensivo las fuentes de información abiertas,


ya que se dedica a vigilar las investigaciones que se realizan en los mundos
académico y empresarial antes de que se efectúe su aplicación industrial. En
cambio, la inteligencia tecnológica, por estar más relacionada con el seguimiento de
las aplicaciones que realizan empresas y organismos públicos de investigación de
los conocimientos obtenidos en la investigación básica, también utiliza información
procedente del espionaje industrial o de medios técnicos, como la fotografía aérea,
la observación por satélite, la cibernética y la interceptación y escucha de señales
acústicas.
La inteligencia tecnológica no se debe confundir con la inteligencia técnica
(TECHINT), que, como se expresa en el punto 6, es la que se elabora a partir de
información obtenida por métodos técnicos (SIGINT e IMINT).

8.6. Inteligencia económica

La creciente integración de los asuntos económicos en el concepto de seguridad ha


dado lugar a la necesidad de elaborar inteligencia sobre ellos. Sin que exista
unanimidad en el concepto de inteligencia económica, esta puede entenderse como
la que se ocupa de la obtención y el procesamiento de la información financiera,
económica y empresarial de un Estado para permitir una eficaz salvaguarda de los
intereses nacionales, tanto en el interior como en el exterior.

En el mismo ámbito de la inteligencia económica también se incluyen otras acciones


complementarias más específicas, como la sensibilización de las empresas
nacionales sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas contra el espionaje
económico, la realización de análisis macroeconómicos de los Estados en los que
se pretende invertir o hay inversiones de empresas del país, la protección interna y
la promoción y protección externa en el mercado de la industria nacional, el control
del tráfico de material de defensa y de doble uso civil y militar, y la creación de una
cultura de inteligencia económica.

Las fuentes de información abiertas predominan para la producción de inteligencia


económica, pero también se hace uso, cuando es necesario, de información secreta
obtenida por medios encubiertos. Esto último es lo que diferencia la inteligencia
económica que realizan los servicios de inteligencia y la que producen otros órganos
de la Administración o empresas privadas especializadas.

La acepción «inteligencia económica» tuvo su origen en la década de 1970-80 en


Francia, entendiéndola como los conocimientos que precisan el Estado o las
empresas para alcanzar sus objetivos estratégicos. El Informe Martre [4] (1994),
enfocado esencialmente al desarrollo de la inteligencia económica y estratégica de
las empresas, definió la inteligencia económica como «el conjunto de acciones
coordinadas de investigación, tratamiento y distribución, en vista a su explotación,
de la información útil a los actores económicos −ya sean empresas u organizaciones
estatales−. Informaciones que se han de aportar mediante métodos legales, con
todas las garantías de protección necesarias para preservar el patrimonio
empresarial en las mejores condiciones de coste y marco temporal».

La inteligencia económica «implica ir más allá de acciones parciales provenientes


del análisis documental, de acciones de vigilancia, de la protección del patrimonio
competitivo, de acciones de influencia, etc., para lograr una intencionalidad
estratégica y táctica»[5]. De esta forma se entronca con la estrategia y su puesta en
acción (táctica), y es el elemento esencial de investigación e interpretación de las
intenciones y capacidades de los competidores, ya sea como defensa de la posición
actual del Estado o empresa que la práctica, o como medio para obtener una
supremacía concreta de acuerdo con los intereses estratégicos. La inteligencia
económica, por tanto, se apoya en la vigilancia del entorno competitivo,
diferenciándose de otros procesos o sistemas de inteligencia en tres elementos
principales: sus fines son exclusivamente económicos; trabaja con fuentes abiertas;
y debe ser ética en todas sus acciones.

No obstante, estas descripciones de la inteligencia económica en sus orígenes, en


el presente siglo se ha empezado a determinar la inteligencia económica como la
obtenida a partir de información financiera, económica y empresarial de un Estado,
diferenciándola de la competitiva o empresarial, que la realizan las empresas. De
esta forma, la inteligencia económica la llevan a cabo tanto los servicios de
inteligencia −que utilizan información secreta obtenida por medios encubiertos−,
como otros órganos de la Administración, fundamentalmente de los Ministerios de
Hacienda y de Economía (o sus órganos adscritos), y empresas especializadas, que
sólo utilizan fuentes abiertas.

8.7. Inteligencia competitiva

De la misma forma que se produce con la inteligencia económica, no hay


unanimidad en la definición de inteligencia competitiva, que, además, se ha visto
identificada en su definición como inteligencia empresarial, como término más
moderno que englobaría a la inteligencia competitiva y a la inteligencia de negocios
(business intelligence).

El Equipo Económico del CNI definió en 2009 la inteligencia competitiva como «una
herramienta de gestión o práctica empresarial que consiste en un proceso
sistemático, estructurado, legal y ético, por el que se recoge y analiza información
que, una vez convertida en inteligencia, se difunde a los responsables de la decisión
para facilitar esta, de forma que se mejora la competitividad de la empresa, su poder
de influencia y su capacidad de defender sus activos materiales e inmateriales».

Los objetivos de la inteligencia competitiva son planificar y adoptar medidas para


mantener la competitividad de la empresa y afrontar con mayores garantías los
rápidos y continuos cambios a los que se ve sometida toda organización. Para
lograrlo se ocupa de la obtención y el procesamiento de información sobre los
elementos que caracterizan la realidad política, social, económica, cultural, legal y
tecnológica que rodea a la empresa y sobre los agentes que actúan en ella. Presta
una especial atención a la identificación y el seguimiento de señales indicadoras de
cambios significativos en el entorno, por lo que trabaja con datos procedentes del
exterior de la organización, que obtiene sobre todo de fuentes de información
abiertas.
Por tanto, la diferencia principal entre la inteligencia económica y la inteligencia
competitiva es que la económica la realiza el Estado fundamentalmente, mientras
que la competitiva la realizan las empresas.

Por otra parte, la diferencia entre la inteligencia competitiva y la de negocios estriba


en que la competitiva analiza el entorno de la empresa, utilizando fuentes externas
e información abierta; mientras que la inteligencia de negocios se realiza a partir de
los datos internos de la propia actividad de la empresa, para mejorar su rendimiento,
fidelizar clientes y obtener beneficios.

La práctica de la inteligencia de negocios se basa en el empleo de tecnologías y


aplicaciones informáticas que permiten buscar, recuperar, analizar y visualizar de
modo unificado datos heterogéneos y dispersos entre diferentes sistemas, con
independencia de las aplicaciones empleadas para su creación y almacenamiento
y de que estén en ficheros de texto o estructurados en bases de datos. Estas
herramientas, haciendo uso de técnicas de minería de información, establecen
asociaciones entre los datos y desvelan patrones ocultos, de acuerdo con el
cumplimiento de unos criterios estadísticos y preestablecidos, que ayudan a la
interpretación. La inteligencia de negocios sirve de apoyo para la gestión de
diversas áreas de las empresas, como producción, finanzas, relación con clientes y
proveedores, ventas, recursos humanos o logística.

Dentro de la inteligencia competitiva se encuentra incluida la inteligencia de


mercados, que se obtiene a partir de la información relevante sobre el mercado en
el que la empresa desarrolla su actividad y cuyo fin inmediato es proporcionar
conocimiento permanente sobre el mismo, para facilitar el proceso de toma de
decisiones al trabajar sobre necesidades específicas de la empresa.

8.8. Inteligencia criminal

También este término concita varias interpretaciones y se presta a confusión con


otros conceptos, como inteligencia policial, inteligencia de seguridad pública,
investigación criminal, criminología, criminalística, etc.

Inicialmente se entendía como inteligencia policial a la destinada al mantenimiento


de la seguridad interior, el orden público y la persecución de la delincuencia. Pero
desde finales del siglo XX y en este XXI, la inteligencia criminal abarca un ámbito
mucho mayor que el estrictamente policial, al constituir una inteligencia que hoy
elaboran, en distintos países, los servicios de inteligencia, las fuerzas armadas,
unidades policiales, los servicios de aduanas, el sistema penitenciario, las
instituciones financieras e incluso empresas privadas de seguridad.

De esta forma, la inteligencia criminal es un tipo de inteligencia útil para obtener,


evaluar e interpretar información y difundir inteligencia necesaria para proteger y
promover los intereses nacionales de cualquier naturaleza (políticos, comerciales,
empresariales), frente al crimen organizado, al objeto de prevenir, detectar y
posibilitar la neutralización de aquellas actividades delictivas, grupos o personas
que, por su naturaleza, magnitud, consecuencias previsibles, peligrosidad o
modalidades, pongan en riesgo, amenacen o atenten contra el ordenamiento
constitucional y los derechos y libertades fundamentales.[6]

En cuanto a su diferenciación con la investigación criminal/policial, también


identificada como actividad de policía judicial, la diferencia principal estriba en que
esta se realiza al suscitarse un caso y se culmina con los logros investigativos
obtenidos, alcanzando su esclarecimiento y resolución, mientras que la inteligencia
es permanente; no reacciona ante la comisión de un delito, sino que opera
continuamente sobre toda persona, actividad u organización que pueda parecer
sospechosa de constituirse en una amenaza o implique un riesgo para la seguridad.
Cuando hay ausencia de inteligencia o las medidas que propone no se aplican, el
delito ya se ha cometido; el trabajo de inteligencia ha resultado infructuoso y el delito
efectivamente materializado pasa a ser objeto de la investigación criminal/policial.

Por consiguiente, la inteligencia no persigue la resolución de un hecho delictivo. No


opera en el ámbito de los tipos penales, sino en la esfera de las situaciones
predelictuales; intenta aportar conocimiento para anticiparse y permitir a las
autoridades neutralizar o disuadir las amenazas, riesgos y conflictos (carácter
preventivo). La investigación criminal/policial actúa de forma absolutamente
represiva, ya que interviene después de la comisión de un delito específico para
identificar a sus autores y aportar las pruebas legales que posibiliten su
procesamiento penal.

Otro aspecto que facilita la confusión de los términos lo constituye el hecho de que
una misma información puede tener una doble finalidad: constituir indicios y pruebas
para descubrir los elementos integrantes del hecho criminal para su enjuiciamiento
(investigación criminal/policial), o constituir insumos que empleará el analista de
inteligencia, que no el investigador policial, en la elaboración del producto de
inteligencia, con independencia del momento exacto en el que se produce el
conocimiento, sea este anterior o posterior al hecho delictivo. La afluencia continua
de nuevos datos fruto de la comisión de delitos genera la imagen errónea de que
siempre se llega tarde, resultando infructuoso cualquier esfuerzo por elaborar
inteligencia.

Esta confusión se produce porque la fase de recolección de información para la


elaboración de inteligencia (policial y criminal) y la fase de recolección de
información, indicios y pruebas de la investigación criminal/policial, en muchas
ocasiones discurren de forma simultánea versando sobre los mismos objetivos. Esta
circunstancia genera confusos episodios de solapamiento al resultar harto complejo
establecer las líneas de demarcación entre ambas, para identificar con nitidez donde
empieza una y acaba la otra, por lo que el elemento esclarecedor reside en
identificar sus utilidades y fines, que sí están bien diferenciados[7].

Por su parte, la inteligencia de seguridad pública, conocida por el acrónimo


CRIMINT, puede definirse como la que sirve para identificar y neutralizar las
amenazas reales y potenciales a la seguridad del Estado o a su orden constitucional
resultante de actos de subversión, terrorismo y espionaje cometidos por personas,
Estados o grupos nacionales o extranjeros. Asimismo, este término se aplica a las
actividades de apoyo a las funciones de la policía, el mantenimiento del orden
público y de la justicia criminal.

También relacionada con la inteligencia criminal y dentro de la CYBINT (ver punto


5.3.1) se encuentra la inteligencia de medios sociales (SOCMINT), que es la que
está referida a las redes sociales y medios de comunicación de plataforma digital y
los datos que las mismas generan. Contribuye a la seguridad pública a través de la
identificación de actividades criminales, de la alerta temprana sobre desórdenes y
amenazas al orden público, o a la construcción de conocimiento inmediato en
situaciones rápidamente cambiantes. Es un tipo de inteligencia reciente que precisa
un desarrollo legal.

8.9. Inteligencia sanitaria

Conocida como MEDINT y de aplicación fundamentalmente militar, es la que se


deriva de la obtención y análisis de los elementos de epidemiología y ambientales
en una determinada zona, así como los riesgos nucleares, biológicos, químicos y
radiológicos (NBQR) para las fuerzas propias; de las capacidades sanitarias
disponibles, propias y adversarias; de la infraestructura sanitaria y del personal
sanitario existente en el teatro donde se efectúan las operaciones, tanto para su
explotación en beneficio propio, como para la atención de la población civil de
futuras zonas ocupadas[8].

8.10. Inteligencia de objetivos

Identificada con el acrónimo inglés TARINT es el tipo de inteligencia que facilita la


selección de objetivos militares y realiza la evaluación de daños. En el apoyo a la
selección de objetivos, trata de describirlos y situarlos. En caso de un objetivo
compuesto por varias partes, o conjunto de blancos, indica sus vulnerabilidades,
importancia relativa y la elección más conveniente de medios y momento de ataque
para producir los efectos deseados. Los aspectos que deciden el ataque a un
objetivo son su facilidad para ser identificado, la importancia relativa para contribuir
a obtener el resultado final y el cumplimiento de la misión.

La evaluación de daños proporciona la información necesaria para conocer si se


han logrado los efectos deseados.
8.11. Inteligencia psicológica

Conocida como PSYOPS es el tipo de inteligencia necesaria para la planificación,


conducción y evaluación de las operaciones psicológicas, que proporciona
información relativa a opiniones, creencias, actitudes o aspiraciones de las
audiencias objetivo, así como sobre aspectos de carácter político, económico,
militar, social y cultural de interés para las operaciones y para determinar los efectos
que los productos y actividades de las operaciones psicológicas tienen en las
audiencias objetivo.

8.12. Inteligencia sociocultural

Identificada por el acrónimo SOCINT, se elabora a partir de la información sobre


asuntos sociales, políticos, económicos y demográficos para comprender las
creencias, valores, actitudes y comportamientos de un actor o grupo social
determinado, con el fin de prevenir y neutralizar amenazas a la seguridad. Es un
tipo de inteligencia complementario de otras.

8.13. Inteligencia cultural

Bajo el acrónimo CULINT se identifica la inteligencia elaborada a partir de


información social, política, económica y demográfica que proporciona un
conocimiento que permite comprender la forma de actuar y las motivaciones de
cualquier tipo de actor (aliado, neutral o enemigo), así como anticipar sus reacciones
ante determinados acontecimientos. Analiza su cultura para entender mejor su
visión del mundo, sus comportamientos y su forma de tomar decisiones. Ello hace
posible interpretar mejor sus acciones y, por tanto, diseñar estrategias de
cooperación o reacción mucho más efectivas. Es también un tipo de inteligencia
identificado recientemente, que se está desarrollando debido a las cada vez más
numerosas actividades multinacionales en respuesta a la globalización de las
amenazas.

8.14. Inteligencia holística

Es la que se elabora por cualquier servicio que debe abordar el análisis y la


interpretación de un asunto o de una situación con una perspectiva multidisciplinar,
integrando información proveniente de múltiples fuentes y realizada por un equipo
de trabajo de especialidades y procedencias diversas formado exclusivamente para
la ocasión.

El concepto de inteligencia holística es relativamente reciente y está motivado por


la continua ampliación del concepto de seguridad y, por tanto, el aumento de la
complejidad de los asuntos que atienden los servicios de inteligencia, a lo que cabe
añadir la sobreabundancia de información que se obtiene por medios técnicos.
Bibliografía

Díaz Fernández, Antonio M. (director): Conceptos fundamentales de


inteligencia. Tirant lo Blanch, Valencia, 2016.

Díaz Fernández, Antonio M. (director de obra): Diccionario LID INTELIGENCIA Y


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Esteban Navarro, Miguel Ángel (coordinador): Glosario de inteligencia. Ministerio de


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2012.

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Kent, Sherman: Strategic Intelligencefor American World Policy. Princeton, NJ,


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[1] Kent, Sherman: Strategic Intelligence for American World Policy. Princeton, NJ,
1949. Edición en castellano: 4ª Edic. Buenos Aires, Editorial Pleamar, 1986.

[2] Sánchez Blanco, E.: OSINT (inteligencia de fuentes abiertas), en Díaz


Fernández, A. M.: Conceptos fundamentales de inteligencia. Tirant lo blanch,
Valencia, 2016, pp. 274-276.

[3] Inteligencia Militar Terrestre-Manual de Fundamentos, Exército Brasileiro, 2015.


En línea, http://bdex.eb.mil.br/jspui/bitstream/123456789/95/1/EB20-MF-10.107.pdf
(consultado 24jun2017).

[4] Martre, Henri (1994), Intelligence économique et stratégie de enterprises.


Rapport du Commisariat Général au Plan. París. La Documentation franÇaise. En
línea, http://www.entreprises.gouv.fr/files/files/directions_services/information-
strategique-sisse/rapport-martre.pdf. (Consultado 02jul2017).

[5] Op. cit.

[6] Sansó-Rubert Pascual, D. ¿Inteligencia criminal?: Líneas de demarcación y


áreas de confusión. La necesidad de reevaluar su rol en la esfera de la seguridad y
en la lucha contra la criminalidad organizada, en Velasco, Fernando y Rubén Arcos
(eds.), Cultura de Inteligencia, un elemento para la reflexión y la colaboración
internacional, Plaza y Valdés. Madrid. 2012. pp. 347-360.

[7] Sansó-Rubert Pascual, D. Inteligencia criminal, en Díaz Fernández, Antonio,


(Dtor). Conceptos fundamentales de inteligencia. Tirant lo blanch. Valencia. 2016.
pp. 223-231.

[8] Jiménez Moyano, F. Manual de Inteligencia y Contrainteligencia. CISDE


Editorial. 2012. p. 33.

FUENTE:

Rafael Jiménez Villalonga

Emérito del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y profesor de Inteligencia


estratégica en el Máster on-line en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional
de la Universidad de Granada

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