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La segunda dispensación es llamada la Dispensación de la Conciencia, y duró como 1,656 años desde el
tiempo de la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, hasta el Diluvio (Génesis 3:8-8:22). Esta
dispensación demuestra lo que la humanidad hará si se le deja a su voluntad y conciencia, la cual ha sido
contaminada por su heredada naturaleza pecaminosa. Los cinco aspectos más importantes de esta
dispensación son 1) una maldición sobre la serpiente, 2) un cambio en la feminidad y la maternidad, 3)
una maldición sobre la naturaleza, 4) una imposición de trabajo sobre la humanidad para producir
comida, y 5) la promesa de Cristo como la simiente que heriría a la serpiente en la cabeza (Satanás).
La tercera dispensación es la Dispensación del Gobierno Humano, la cual se inició en Génesis 8. Dios
había destruido la vida sobre la tierra con el Diluvio universal, salvando solo una familia para reiniciar la
raza humana. Dios les dio las siguientes promesas y mandatos a Noé y su familia:
Los descendientes de Noé no se dispersaron y repoblaron la tierra como Dios les ordenó, por tanto,
fracasaron en su responsabilidad en esta dispensación. Cerca del 325 años después del diluvio, los
habitantes de la tierra comenzaron a construir una torre, un gran monumento a su solidaridad y orgullo
(Génesis 11:7-9). Dios puso fin a la construcción, creando diferentes lenguajes y forzando Su mandato de
repoblar la tierra. El resultado fue el nacimiento de las diferentes naciones y culturas. A partir de ese
momento, los gobiernos humanos han sido una realidad.
La promesa básica durante la ‘Dispensación de la Promesa,’ fue el Pacto Abrahámico. Estos son los
puntos clave de ese pacto incondicional:
1. De Abraham, saldría una gran nación que Dios bendeciría con prosperidad física y espiritual.
4. En Abraham, todas las familias de la tierra serían bendecidas. Esto fue cumplido en Jesucristo y Su
obra de salvación.
6. Este pacto, que fue repetido a Isaac y Jacob, está reservado para el pueblo hebreo y las 12 tribus de
Israel.
La quinta dispensación es la llamada Dispensación de la Ley. Duró casi 1,500 años, desde el Éxodo, hasta
que fue suspendido después de la muerte de Jesucristo. Esta dispensación continuará durante el
Milenio, con algunas modificaciones. Durante la Dispensación de la Ley, Dios trató específicamente con
la nación judía, a través del Pacto Mosaico, o la Ley, que se encuentra en Éxodo 19-23. La dispensación
incluyó la adoración en el templo dirigida por sacerdotes, con la dirección adicional dicha a través de los
voceros de Dios, los profetas. Eventualmente, debido a la desobediencia del pueblo al pacto, las tribus
de Israel perdieron la Tierra Prometida y fueron sujetos a servidumbre.
La sexta dispensación, la que estamos viviendo ahora, es la Dispensación de la Gracia. Comenzó con el
Nuevo Pacto en la sangre de Cristo (Lucas 22:20). Esta “Era de la Gracia” o “Era de la Iglesia” ocurre
entre la 69 y 70ª semana de Daniel 9:24. Comienza con la muerte de Cristo y termina con el
Arrebatamiento de la iglesia (1 Tesalonicenses 4). Esta dispensación es mundial e incluye tanto a judíos
como a gentiles. La responsabilidad del hombre durante la Dispensación de la Gracia, es creer en
Jesucristo, el Hijo de Dios (Juan 3:18). En esta dispensación, el Espíritu Santo mora en los creyentes
como el Consolador (Juan 14:16-26). Esta dispensación ha durado ya más de 2,000 años, y nadie sabe
cuándo terminará. Lo que sí sabemos es que terminará con el Arrebatamiento, y todos los creyentes del
mundo nacidos de nuevo, irán al cielo con Cristo. Después del Arrebatamiento, tendrán lugar los juicios
de Dios que durarán siete años.
La séptima dispensación se llama El Reino Milenial de Cristo y durará por 1,000 años mientras Cristo
Mismo gobierna sobre la tierra. Este Reino cumplirá la profecía para la nación judía, de que Cristo
regresará y será su Rey. Los únicos a quienes se le permitirá la entrada al Reino, son los creyentes
nacidos de nuevo de la Era de la Gracia y los justos que sobrevivieron los siete años de la tribulación. A
ninguna persona no salva se le permitirá el acceso a este reino. Satanás es atado durante los 1,000 años.
Este período termina con el juicio final (Apocalipsis 20:11-14). El viejo mundo es destruido por fuego, y
dará comienzo el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra de Apocalipsis 21 y 22.