Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De la Constitución española se desprende que el acceso a la función pública debe basarse en los
principios de igualdad, mérito y capacidad, a los que se ha añadido, íntimamente unido al de igualdad,
el de publicidad.
• así, el artículo 23.2 del texto constitucional proclama que «los ciudadanos... tienen derecho a
acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que
señalen las leyes».
• el artículo 103.3 que «La ley regulará el (...) acceso a la función pública de acuerdo con los principios
de mérito y capacidad...».
Tales principios, además de resultar una manifestación de la voluntad democrática y de igualdad de
oportunidades de nuestra Constitución, permite e impulsa a las Administraciones Públicas españolas a
incorporar a su servicio un personal con una alta cualificación.
Dichos principios han sido objeto de frecuentes sentencias del Tribunal Constitucional de las que se
pueden desprender la doctrina del alto Tribunal.
Así, respecto al principio de igualdad «...el artículo 23.2 de la Constitución española... no priva al
legislador de un amplio margen de libertad "en la regulación de las pruebas de selección de
funcionarios, y en la determinación de los méritos y capacidades que se tomarán en consideración",
pero establece límites positivos y negativos a dicha libertad que resultan infranqueables».
Desde una perspectiva negativa, se proscribe que la regulación de las condiciones de acceso a
funciones públicas «se haga en términos concretos e individualizados», que equivalgan a una
verdadera y propia acepción de personas (STC 185/1994, de 20 de junio).
El derecho a la igualdad implica para el legislador la prohibición de establecer diferencias que no
guarden relación con los principios de mérito y capacidad (STC 27/1991, de 14 de febrero).
Es un derecho de configuración legal que atribuye un derecho reaccional para impugnar toda norma o
aplicación que quiebre la igualdad (STC 185/1994, de 20 de junio).
No confiere derecho sustantivo alguno a la ocupación de cargos ni a desempeñar funciones
determinadas: solo garantiza una situación jurídica de igualdad en el acceso a las funciones públicas.
Actúa no solo en el momento del acceso a la función pública, sino también durante la vigencia de la
relación funcionarial (STC 353/93, de 29 de noviembre).
Debemos partir necesariamente del artículo 149.1.18.a de la Constitución, que reconoce al Estado la
competencia exclusiva para dictar las «Bases del régimen jurídico de las Administraciones Públicas y
del régimen estatutario de sus funcionarios que, en todo caso garantizarán a los administrados un
tratamiento común ante ellos».
Del precepto analizado deriva una doble competencia del Estado:
1. Competencia para regular los aspectos básicos de la situación personal de los funcionarios
públicos; y
2. Competencia para regular los aspectos esenciales de la organización de la burocracia de las
Administraciones Públicas.
Y al referirse a las comunidades autónomas advierte que «cada comunidad autónoma debe respetar,
en cualquier caso, las bases que, de acuerdo con lo establecido en el artículo 149.1.18.a de la
Constitución, corresponda fijar al Estado».
Es clarificadora al respecto la STC 76/1983, de 5 de agosto, que declara: «... la expresión Régimen
jurídico contenida en el precepto constitucional no se refiere exclusivamente al procedimiento y régimen
de recursos... y ha de entenderse incluida también en ella la regulación básica de la organización de
todas las Administraciones Públicas».
De la distinta jurisprudencia del Tribunal Constitucional se deduce que la competencia legislativa estatal
en esta materia, se concreta en el establecimiento de los preceptos básicos que permiten no solo
determinar los aspectos jurídicos de la relación funcionarial (concepto de funcionario, derechos y
deberes, situaciones administrativas, potestad disciplinaria, etc.), sino también las reglas que definen
el modelo de organización de la función pública (sistema de puestos de trabajo, régimen de selección
y carrera, formación, etc.).
Todo este contenido se reserva al legislador ordinario que concretará mediante normas con rango de
ley el contenido material y de principios de los preceptos constitucionales.
A partir de aquí debemos preguntarnos qué es lo que se incluye dentro del concepto de «bases».
• La STC 25/1983, de 7 de abril, parte de la consideración del concepto material de bases, cuando
dice: «...en sentido negativo, constituye un límite dentro del cual tienen que moverse los órganos
de las comunidades autónomas en el ejercicio de sus competencias...».
En el presente epígrafe vamos a analizar el significado del Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de
octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público
(LEBEP), así como su estructura y las principales novedades que aporta al régimen jurídico de la
función pública española en comparación con el anterior.
La LEBEP establece los principios generales aplicables al conjunto de las relaciones de empleo público,
empezando por el de servicio a los ciudadanos y al interés general, con la finalidad de mejorar la calidad
de los servicios que el ciudadano recibe de la Administración y contiene lo que es común al conjunto
de los funcionarios de todas las Administraciones Públicas, más las normas legales específicas
aplicables al personal laboral a su servicio; si bien el régimen general del empleo público continúa
siendo el funcionarial.
Al establecer que entre los factores organizativos de las Administraciones y entidades públicas el más
importante es, sin duda, el personal a su servicio, considera el sistema de empleo público como aquel
que haga posible atraer a los profesionales que se necesitan y que estimule a los empleados para el
cumplimiento eficiente de sus funciones y responsabilidades, proporcionándoles, al propio tiempo, la
formación adecuada y brindándoles suficientes oportunidades de promoción profesional.
Junto a la legislación básica de la función pública que debe crear el marco normativo que garantice la
selección y la carrera sobre la base de los criterios constitucionales de mérito y capacidad,
estableciendo un justo equilibrio entre derechos y responsabilidades de los empleados públicos, se
prevén los instrumentos que facultan a las diferentes Administraciones para la planificación y
ordenación de sus efectivos y la utilización más eficiente de los mismos. El régimen de la función pública
no puede configurarse hoy sobre la base de un sistema homogéneo; por el contrario, cada
Administración debe poder estructurar su propia política de personal sin merma de los necesarios
elementos de cohesión y de los instrumentos de coordinación consiguientes.
En desarrollo del Estatuto Básico, el legislador estatal y el de las comunidades autónomas, en el ámbito
de sus respetivas competencias, habrán de aprobar o modificar las leyes de función pública de sus
Administraciones, así como las normas aplicables a la Administración local, respetando en este último
caso la autonomía organizativa de las entidades locales, pudiendo ser dichas leyes generales o
referirse a sectores específicos de la función pública que lo requieran.
La negociación colectiva de los funcionarios públicos y del personal laboral se consagra como el
instrumento adecuado para concretar las condiciones de empleo de todo el personal al servicio de la
Administración.
El reciente texto refundido deroga la anterior Ley 7/2007 del Estatuto Básico del Empleado Público,
siguiendo los criterios que a continuación se exponen:
• En primer lugar, se ha procedido a integrar en un texto único todas las modificaciones introducidas
en la Ley 7/2007, de 12 de abril, a través de diversas leyes que, bien han dado una nueva redacción
a determinados preceptos, bien han introducido nuevas disposiciones.
• En segundo lugar, y de acuerdo con la delegación conferida, se han incluido en el texto las
disposiciones en materia de régimen jurídico del empleo público contenidas en normas con rango
de ley que la hayan modificado, entendiendo por tales únicamente aquellas normas con rango de
ley, y carácter de legislación básica, que de manera indiscutible afectan al ámbito material de la Ley
3.2. ESTRUCTURA
La LEBEP consta de un total de 100 artículos repartidos en ocho títulos, así como de 11 Disposiciones
adicionales, 8 disposiciones transitorias, 1 disposición derogatoria, y 4 disposiciones finales.
Los ocho títulos en que se divide la LEBEP regulan respectivamente:
• Título I. Objeto y ámbito de aplicación (arts. 1 a 7).
• Título II. Clases de personal al servicio de las Administraciones Públicas (arts. 8 a 12),
manteniéndose la ya clásica distinción entre funcionarios de carrera, funcionarios interinos, personal
laboral y personal eventual.
• Título III. Derechos y deberes. Código de conducta de los empleados públicos (arts. 14 a 54). Este
título desarrolla todo lo relativo a los derechos y deberes de los empleados públicos haciendo
especial hincapié en los derechos de promoción en la carrera profesional, los derechos retributivos,
los derechos relativos a la negociación colectiva, y los relativos a la jornada de trabajo.
• Título IV. Adquisición y pérdida de la relación de servicio, (arts. 55 a 68), regulándose lo relativo a!
acceso a la función pública y las causas por las que se pierde la relación de servicio de los
funcionarios públicos.
• Título V. Ordenación de la actividad profesional (arts. 69 a 84), que contiene la regulación relativa
a la planificación de recursos humanos, la estructuración del empleo público y los sistemas de
provisión de puestos de trabajo.
• Título VI. Situaciones administrativas (arts. 85 a 92).
• Título VII. Régimen disciplinario (arts. 93 a 98).
• Título VIII. Cooperación entre las Administraciones Públicas (arts. 99 a 100).
La LEBEP se aplica al personal funcionario y, en lo que proceda, al personal laboral al servicio de las
siguientes Administraciones Públicas:
La LEBEP dispone que las Administraciones Públicas actuarán y se relacionarán entre sí en las
materias objeto de la LEBEP de acuerdo con los principios de cooperación y colaboración, respetando,
en todo caso, el ejercicio legítimo por las otras Administraciones de sus competencias (art. 99).
La conferencia Sectorial de Administración pública (art. 100.1), como órgano de cooperación en materia
de Administración pública de la Administración General del Estado, de las Administraciones de las
comunidades autónomas, de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, y de la Administración local,
cuyos representantes serán designados por la Federación Española de Municipios y Provincias, como
asociación de entidades locales de ámbito estatal con mayor implantación, sin perjuicio de la
competencia de otras Conferencias Sectoriales u órganos equivalente, atenderá en su funcionamiento
y organización a lo establecido en la vigente legislación sobre régimen jurídico de las Administraciones
Públicas.
Se crea la Comisión de Coordinación del Empleo Público (art. 100.2) como órgano técnico y de trabajo
dependiente de la Conferencia Sectorial de Administración pública. En esta Comisión se hará efectiva
la coordinación de la política de personal entre la Administración General del Estado, las
Administraciones de las comunidades autónomas y de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, y
las Entidades Locales, y en concreto le corresponde:
a) Impulsar las actuaciones necesarias para garantizar la efectividad de los principios
constitucionales en el acceso al empleo público.
b) Estudiar y analizar los proyectos de legislación básica en materia de empleo público, así como
emitir informe sobre cualquier otro proyecto normativo que las Administraciones Públicas le
presenten.
c) Elaborar estudios e informes sobre el empleo público. Dichos estudios e informes se remitirán
a las Organizaciones Sindicales presentes en la Mesa General de Negociación de las
Administraciones Públicas.
Componen la Comisión del Empleo Público (art. 100.3) los titulares de aquellos órganos directivos de
la política de recursos humanos de la Administración General del Estado, de las Administraciones de
las comunidades autónomas y de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, y los representantes de
la Administración local designados por la Federación Española de Municipios y Provincias, como
asociación de Entidades Locales de ámbito estatal con mayor implantación, en los términos que se
determinen reglamentariamente, previa consulta con las comunidades autónomas.
La Comisión de Coordinación del Empleo Público elaborará sus propias normas de organización y
funcionamiento (art. 100.4).
Por lo que se refiere a la problemática de la coordinación del régimen general establecido en la LEBEP
con los regímenes forales especiales, se aplicarán las disposiciones de la LEBEP a la Comunidad Foral
de Navarra en los términos establecidos en el artículo 149.1.18.a y Disposición adicional primera de la
Constitución, así como en la Ley Orgánica 13/1982, de 10 de agosto, de Reintegración y Amejoramiento
del Régimen Foral de Navarra.
En el ámbito de la comunidad autónoma del País Vasco, la LEBEP se aplicará de conformidad con la
disposición adicional primera de la Constitución, artículo 149.1.18.a de la misma, y con la Ley Orgánica
3/1979, de 18 de diciembre, por la que se aprueba el Estatuto de Autonomía del País Vasco.
Las facultades previstas en la disposición adicional segunda de la LEBEP respecto de los funcionarios
con habilitación de carácter estatal serán ostentadas por los Instituciones Forales de sus territorios
La comunidad autónoma Valenciana ya cuenta con la LOGFPV, que se dicta tanto en desarrollo de la
LEBEP, en tanto que ley básica, como en cumplimiento de la competencia que al efecto le atribuye el
Estatuto de Autonomía en relación con la organización de sus instituciones de autogobierno (art. 49.1.1
del EACV), como de lo dispuesto en el artículo 50.1 del EACV, que dispone que «en el marco de la
legislación básica del Estado, y su caso, en los términos que la misma establezca, corresponde a la
Generalität el desarrollo legislativo y la ejecución de las siguientes materias: (...) Régimen jurídico y
sistema de responsabilidad de la administración de la Generalität y de los entes públicos dependientes
de esta, así como el régimen estatutario de sus funcionarios.
De especial importancia y trascendencia para la aprobación de esta ley ha sido la LEBEP, que tiene el
carácter de norma estatal básica para todas las Administraciones Públicas españolas y exige la
adaptación y ajuste de la legislación de la función pública valenciana a las previsiones básicas de la ley
estatal. La ley se ha aprobado de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 103 y 149.1.18° de la
Constitución española, el artículo 50.1 del Estatuto de Autonomía y conforme con el Consell Jurídic
Consultiu de la Comunitat Valenciana. Se trata de una ley dirigida a ordenar la función pública
valenciana, del todo punto necesaria como consecuencia del cambio estructural que supone, en
general, el nuevo modelo y, en especial, la creación de los cuerpos, escalas y agrupaciones
profesionales de la Administración de la Generalität y la implantación de las nuevas titulaciones
académicas vinculadas a estos.
La ley se estructura en once títulos y una extensa regulación, a los que debe añadirse un importante
conjunto de disposiciones adicionales y transitorias. Asimismo forman parte de la ley tres anexos por
los que se crean los cuerpos, agrupaciones profesionales funcionariales y sus correspondientes
escalas, en los que se integrarán, de una parte, el personal funcionario público de la Administración de
la Generalität, y de otra, el personal gestionado por la consellería con competencias en materia de
sanidad y organismos o entidades dependientes de la misma.
− El título I de la ley lleva por epígrafe «Objeto, principios y ámbito de aplicación de la ley» y engloba
los artículos 1 a 5. Este título establece el conjunto de principios y fundamentos de la actuación que
deben regir la función pública valenciana y concreta el personal de las diferentes Administraciones
Públicas de la Comunidad Valenciana al que le es de aplicación esta normativa.
− El título II, «Organización de la Administración de la Generalität en materia de función pública», está
dividido en 2 capítulos. El capítulo I, «órganos ejecutivos en materia de función pública», abarca los
artículos 6 al 11. El capítulo II engloba los artículos 12 y 13.
• En el capítulo I se regulan las competencias propias de los órganos ejecutivos. Se crea el
Consejo Interdépartemental de Retribuciones (CIR), bajo cuya dependencia inmediata existirá
una Comisión Ejecutiva (CECIR). El CIR se crea como el órgano colegiado encargado de
coordinar las actuaciones en materia de relaciones de puestos de trabajo y de retribuciones del
personal de la Administración de la Generalität. No obstante, ambos órganos están regulados
en el artículo 10 y, en este sentido, y según la disposición final tercera, este artículo entrará en
vigor en el momento que entren en vigor las disposiciones reglamentarias que lo desarrollen.
• Lo mismo ocurre respecto a los artículos 12 y 13, que regulan el «Consell Assessor de la Funció
Pública Valenciana». Se crea este órgano de carácter asesor, al que se le encomienda el
análisis, estudio y asesoramiento en materia de empleo público en relación con el personal
incluido en el ámbito de aplicación de la ley.
− El título III regula el personal al servicio de las Administraciones Públicas. El capítulo I (arts. 14 a
19) establece el concepto y clases de personal empleado público y contiene la regulación legal de
4.1.1. Objeto
El objeto de la presente ley es la regulación de la función pública valenciana y la determinación del
régimen jurídico del personal incluido en su ámbito de aplicación, con el alcance que, en cada caso se
establece, en el ejercicio de las competencias atribuidas por la Constitución Española y por el Estatut
d'Autonomia, en el marco de la legislación básica estatal.
4.1.2. Principios
Los principios y fundamentos de actuación que ordenan la función pública valenciana como instrumento
para la gestión y realización de los intereses generales que tiene encomendados la administración son
los siguientes:
a) Legalidad.
b) Economía, eficacia y eficiencia.
c) Igualdad de trato entre hombres y mujeres.
d) Objetividad, transparencia, integridad, neutralidad y austeridad.
e) Servicio a la ciudadanía y a los intereses generales.
f) Desarrollo y cualificación profesional permanente del personal empleado público.
g) Evaluación y responsabilidad en la gestión.
h) Jerarquía en la atribución, ordenación y desempeño de las funciones y tareas.
i) Negociación colectiva y participación, a través de sus representantes, en la determinación
de las condiciones de trabajo.
j) Cooperación entre las administraciones públicas en la regulación y gestión del empleo público.
k) Implantación progresiva de nuevas tecnologías de la información y de la administración
electrónica para garantizar el derecho de las ciudadanas y ciudadanos a relacionarse con la
administración y acceder a los servicios públicos por estos medios.
l) Ética profesional en el desempeño del servicio público.
4.2.3. El Consell
El Consell tiene atribuidas las siguientes competencias en materia de función pública:
a) Aprobar los proyectos de ley y los decretos en materia de personal, función pública y sistema
retributivo, y deliberar sobre las medidas que en esta materia elabore y le someta la consellería
competente en materia de función pública u otras consellerías.
b) Aprobar la oferta de empleo público y los instrumentos de planificación de personal.
c) Acordar la separación del servicio del personal funcionario de la Generalität.
d) Establecer las instrucciones y directrices a que deben sujetarse las o los representantes de la
administración de la Generalität en la negociación con las organizaciones sindicales en materia
de condiciones de empleo y aprobar los acuerdos adoptados.
e) Acordar, en su caso, previo informe del Consell Assessor de la Funció Pública Valenciana, la
elevación a la Comisión de Coordinación del Empleo Público, de los proyectos de ley de la
Generalität en cuestiones de personal y de función pública.
f) Previa consulta a las organizaciones sindicales representativas en el ámbito correspondiente,
aprobar los decretos de servicios mínimos para el caso de huelga del personal, a propuesta de
la consellería competente.