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EL ECO DE LA AUSENCIA

Cortometraje Ficción

Ernesto Hernández

INT. HABITACIÓN DE NOHEK - TARDE FLASHBACK


El eco de la ausencia

ESC0. INT. HABITACIÓN DE NOHEK - TARDE FLASHBACK


NOHEK (28), chico alto, complexión musculosa, cabello
ondulado y ojos rasgados, viste con un pantalón y una playera
completamente negros, tenis negros. Se encuentra en una
habitación con una cama destendida, ropa tirada por los
suelos, con cuadros de pinturas relacionadas con soledad en
las paredes. La única luz proviene del ventanal frente a él.
NOHEK está sentado en un banco de madera con los pies
encogidos frente a su lienzo. Está encorvado, sosteniendo en
su mano izquierda su paleta vieja manchada de colores,
principalmente con pintura negra. En la mano derecha sostiene
un pincel que pinta la silueta de un hombre en un campo
grande, con un tornado yendo directo hacia su cabeza. Se
escucha solo el sonido del pincel corriendo la pintura sobre
el lienzo. Después de unos minutos, coloca sus utensilios
para pintar en el suelo, se levanta y comienza a caminar en
círculos por la habitación. Patea la ropa del suelo, dejando
un hueco en el medio de la habitación donde se sienta con las
piernas cruzadas. Luego se deja caer con las piernas y brazos
abiertos, mirada perdida en el techo. Suspira, cierra los
ojos por un momento, luego sube la mirada para ver los
cuadros en sus paredes uno por uno. Los analiza, entrecierra
los ojos cada vez que ve uno, y comienzan a rodar lágrimas
por sus mejillas, conteniendo el llanto. Se cubre el rostro
con sus manos temblorosas. Su respiración se acelera, traga
saliva y baja sus manos, murmurando lo más bajo posible:
Nohek
(Derrumbado)
Estoy cansado de la vida...

NOHEK se sacude el cabello, se frota los ojos, encoge las


piernas, deja salir un suspiro largo, se levanta y se sienta
nuevamente en su banco de madera, recogiendo con cuidado sus
utensilios para pintar y continúa pintando su lienzo.

Entonces: SAYA (20), lleva puesta una blusa blanca, pantalón


de mezclilla gris entubado y tenis de tela. Toma el picaporte
de la habitación de NOHEK con delicadeza, empuja la puerta
despacio para no alertar a NOHEK. Al abrir por completo la
puerta, ve a NOHEK pintando, luego cierra la puerta con mucho
cuidado, suavidad y silencio extremo. Se recarga en un buró
que está al costado de la cama destendida, mira detenidamente
a NOHEK, haciendo una cara de asombro. Procede a sacar la
cámara de NOHEK del cajón del buró donde se recargó. Toma la
correa con su mano izquierda y la lleva hacia su cuello
mientras hace gestos aguantando una risa quisquillosa,
llevando su mano derecha a su boca para cubrirla. Luego toma
una foto de NOHEK. El sonido de la cámara hace que NOHEK abra
los ojos con asombro sin voltear, baja las manos a sus
piernas encogidas, suspira con alivio y voltea la cabeza con
delicadeza mientras su cabello sigue la inercia del giro. Su
cabello le cubre los ojos, los cierra y con una sonrisa dice

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El eco de la ausencia 2.

Nohek
(Con ternura)
Eres tan sigilosa como los gatos.
Si no fuera por el sonido de la
cámara tomando la fotografía, jamás
me habría enterado de que entraste.
¿Qué estabas haciendo?

Saya
(Risueña)
Solo apreciaba tu concentración al
pintar. Por un momento parecía que
veía a un noble pintando en los
Campos Elíseos, jaja. ¿Qué pintas?

Nohek
(Atonito y dulce)
Nada con importancia... Por cierto,
hoy conseguí algo que sé que te
encantará. Acércate y cierra los
ojos.

SAYA se levanta del buró en el que estaba recargada, rodea la


cama y salta por encima de la ropa tirada en la habitación,
da unos pasos y se pone justo enfrente de NOHEK, que sigue
sentado en el banco. Cierra los ojos y estira su mano
izquierda. Una sonrisa nerviosa se forma en su rostro. NOHEK
pone su paleta y su pincel en el suelo, gira sobre el banco
hasta quedar de frente a SAYA, hurga en sus bolsillos
delanteros por unos segundos y del bolsillo izquierdo saca
una pulsera de piedra volcánica con cuarzos. NOHEK se ríe
cariñoso, baja la mano izquierda de SAYA y sube la derecha.
Acomoda la palma de la mano hacia arriba y comienza a ponerle
la pulsera en su muñeca mientras se ríe dulcemente.

Saya
(Fascinada)
¿Qué haces, NOHEK? Me dan
cosquillas en la muñeca, basta,
jaja.

Nohek
(Risueño)
Deja de quejarte, ni que te fuera a
cortar la mano, quejumbrosa.
¡Listo! Puedes abrir los ojos.

Saya abre los ojos apresurada y levanta su mano para ver lo


que Nohek puso en su muñeca
Saya
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El eco de la ausencia 3.

Saya
(Encantada)
¡Muchas gracias Nohek!, me encantó,
por eso eres el mejor hermano que
pueda existir, aunque debo de
admitir que un poco raro.

ESC1. INT. HABITACIÓN DE SAYA - NOCHE


SAYA está sentada en una silla frente al escritorio de su
habitación. La habitación tiene una ventana con una cortina
negra, la cama está en medio de la habitación, recogida con
colchas negras. A los costados tiene burós con cajetillas de
cigarrillos vacías, encendedores y algunos libros de
psicoanálisis de Sigmund Freud. En el lado derecho de su
escritorio hay un cenicero con un cigarrillo consumiéndose.
En la esquina del fondo derecho hay una lámpara de luz cálida
que alumbra directamente un cuadro que tiene una pequeña
pulsera de piedra volcánica con cuarzos sobre ella. El marco
contiene la foto que le tomó a NOHEK pintando frente al
ventanal. SAYA toma su cigarrillo, fuma y mientras saca el
humo dice:
Saya
(Triste)
Supongo que las mejores personas no
se quedan para siempre...

SAYA apaga el cigarrillo en el cenicero presionándolo fuerte


contra el mismo, mientras sus ojos comienzan a llenarse de
lágrimas y sus manos tiemblan incontrolablemente. Avienta con
fuerza el cenicero hacia un costado del cuarto y este
revienta. A su vez, se levanta de su escritorio lanzando la
silla y llevándose la mano hacia su cabello para presionarlo
con fuerza con ganas de arrancarlo. Entre gemidos y
temblores, apaga la luz que ilumina el cuadro, toma la
pulsera y comienza a caminar hacia su cama. En el transcurso
del camino a su cama, jala la cortina con su mano. Entra la
luz de una lámpara callejera de luz fría. Al tocar el filo de
la cama con sus rodillas, se deja caer boca abajo, con brazos
abiertos. Sube sus manos temblorosas para poder tomar su
almohada, la toma y la lleva a su rostro. Entonces, SAYA
grita con la almohada en su rostro, sigue gimiendo, llora
descontroladamente, patalea encima de la cama y grita:
Saya
(Dolosa)
¡Llévame contigo!

INT. HABITACIÓN DE NOHEK - NOCHE


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El eco de la ausencia 4.

ESC3. INT. HABITACIÓN DE NOHEK - NOCHE


NOHEK entra a su habitación con la cabeza cabizbaja. En sus
ojos se pueden ver ojeras y la mirada cansada. En su mano
derecha lleva una jeringa junto con una bolsa de heroína.
Camina hacia su lienzo, lo mira por unos momentos hasta que
comienza a llorar. Camina hacia su ventanal y cierra las
cortinas. Se sienta al filo de la cama, prepara su jeringa
con heroína y del cajón de su buró saca una liga. La pone en
su brazo izquierdo y con la boca sostiene una punta de la
liga mientras con su otra mano la enrolla por encima de la
flexión de su codo. Deja pasar unos minutos para que la
sangre se acumule. Una vez acumulada la sangre en su brazo,
se inyecta y se acuesta sobre su cama, quedando boca arriba.
La aguja queda enterrada en su brazo y comienzan a temblar
sus ojos vidriosos. Sus extremidades tiemblan mientras tiene
espasmos en ellas. Comienza a salir espuma de su boca. NOHEK
gime con desesperación, su respiración es agitada. Poco a
poco su respiración va mermando hasta que deja de respirar.
Entonces, SAYA entra corriendo, cae de rodillas frente a él,
acomoda su cabello hacia atrás de sus orejas para que su cara
quede descubierta. Toma a NOHEK entre sus brazos, le sacude
la cara, toma su mano con fuerza, llora y grita:
Saya
(Abrumada)
¡NOHEK, por Dios, respóndeme, no me
dejes! ¡Alguien, ayúdame! ¡Por
favor, no me dejes! ¡NOHEK!
¡NOHEEEEEK!

ESC4. INT. HABITACIÓN DE SAYA - NOCHE


SAYA está acostada en la cama en posición fetal, abrazando su
almohada con fuerza, llorando y gimiendo:
Saya
(Melancólica)
Te extraño...

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