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El catolicismo

de Lezama Lima
Fidel Sendagorta

L a visita del papa a cuba ha dado oca-


sión para examinar desde múltiples án-
gulos la situación de la Iglesia cubana y para
Lezama y a su grupo. Y ello porque Oríge-
nes significa mucho más que una brillante
generación de creadores cubanos de este si-
descubrir aspectos desconocidos de la fe re- glo: es un ambicioso movimiento fundador,
ligiosa en la Isla. Curiosamente, se ha pasa- el primero –explica Jorge Luis Arcos– «que
do por alto una de las cuestiones más suges- dotó a la poesía cubana de un carácter cos-
tivas de la cultura cubana de este siglo como movisivo, que profundizó en el conocimien-
es el catolicismo de José Lezama Lima y de to de la realidad desde un irreductible co-
la mayoría de los poetas del grupo «Oríge- nocimiento poético y desde él, fijó en
nes»: Ángel Gaztelu, Eliseo Diego, Cintio Vi- imágenes perdurables, universales, nuestra
tier y Fina García Marruz. «Catolicismo ines- sustancia, nuestro ser insulares».
perado –ha escrito Vitier– en un país sin La primera en vislumbrar el alcance y la
tradición de poesía católica, alterador a su hondura de este proyecto fue María Zam-
vez de todo catolicismo tradicional, abierto brano en su ensayo La Cuba secreta, en el que
a la voluptuosidad americana». también desvelaba su esencial afinidad con
Pero lo inesperado de este catolicismo va los valores estéticos de este movimiento. Jo-
más allá de la falta de precedentes literarios sé Lezama y María Zambrano comparten un
y se inscribe en una perspectiva histórica de- mismo fervor por San Juan de la Cruz en el
terminada. La Iglesia en Cuba había estado que la escritora malagueña aprecia su «ma-
estrechamente asociada a la colonia y en las ravillosa unidad de poesía, pensamiento y
guerras de independencia se había identifi- religión». En esta identidad entre poesía y
cado generalmente con la metrópoli. El religión y en la fascinación por la obra de
propio José Martí era masón y había sido ex- San Juan de la Cruz encontramos dos de las
comulgado, por más que mucha de su doc- claves para entender el catolicismo de los
trina estuviera impregnada de valores cris- poetas origenistas. Así, cuando el padre Gaz-
tianos. De ahí que, cuando la joven telu y Lezama fundan en los años 40 una re-
República empiece a dar sus primeros pasos, vista que sería directa antecesora de Oríge-
no podrá decirse que la Iglesia estuviera en nes, la llamarán Nadie parecía, con título que
el centro de la tarea de construcción nacio- procedía de la Noche obscura. Su subtítulo de
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nal; ni en el plano político ni tampoco en el «Cuaderno de lo Bello con Dios», habla por
cultural. Pero es entonces cuando surge la sí solo y constituye toda una declaración de
sorpresa. Lo católico, que parecía condena- intenciones poéticas.
do a la periferia de la cultura cubana, pasa a Esta inspiración de San Juan de la Cruz
situarse en su núcleo gracias precisamente a da lugar a una visión luminosa de la religión 73
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(Publicado en El País, Madrid, 23 de enero de 1998)
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encuentro
(Publicado en El País, Madrid, 21 de enero de 1998)

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El catolicismo de Lezama Lima

que comparten estos poetas, como si la servación de lo valioso, de cuanto ha signifi-


«tranquila posesión de la dicha» de los mís- cado creación, raíz, nexo entre el hombre y
ticos se hubiera encontrado naturalmente la divinidad». Tanto Lezama como Eliot son
con la alegría vital y con la sensualidad que dos personajes inclasificables y paradójicos
solemos identificar con el carácter cubano. de la cultura contemporánea y en el cubano
Pero la luz no se alcanza sin pasar antes por se da la misma circunstancia irónica que se-
una noche oscura y en ese descenso a los in- ñala el marqués de Tamarón a propósito del
fiernos previo a la resurrección reconoce- autor de The Waste Land: que siendo esen-
mos el componente órfico del catolicismo cialmente antimoderno se ha convertido en
lezamiano. un mito de la literatura moderna.
Otro aspecto fundamental del pensa- Los avatares de la Revolución cubana afec-
miento origenista se refiere al papel de la taron decisivamente al destino personal de
tradición. cada uno de los poetas origenistas. Algunos,
El proyecto de Lezama se resume en la como el propio Lezama, murieron en La Ha-
fundación de un imaginario insular y para bana en una suerte de exilio interior. Otros
ello se propone la creación, donde no la hu- eligieron el camino del destierro como Gas-
biere, de una tradición propia. Pero en su tón Baquero y más tarde el padre Gaztelu.
búsqueda de una expresión americana no Cintio Vitier y Fina García Marruz, por el
hay esas limitaciones previas que suelen las- contrario, han querido hacer compatible su
trar el discurso reduccionista sobre la identi- fe en la Revolución con su fe cristiana. Por
dad. En donde otros ponen mezquindad y vi- encima de estas vicisitudes, lo que me impor-
sión estrecha, Lezama apuesta por una ta destacar ahora es el magnetismo que el
generosa incorporación de lo español, de lo grupo Orígenes ha ejercido sobre las sucesi-
europeo, de lo africano, de lo católico, en de- vas generaciones de jóvenes lectores y escri-
finitiva, como vínculo entre lo nacional y lo tores y que éstos, cada vez que se han sumer-
universal. De él podemos decir lo mismo que gido en sus obras, se hayan encontrado y se
dijo Gastón Baquero de T. S. Eliot: «Él cree, sigan encontrando con este catolicismo ines-
para lo literario, en la continuidad de las ge- perado, chocante para algunos y conmove-
neraciones, y su adhesión a los maestros es dor para otros, estimulante para todos.
sincera; en lo histórico cree también fervoro-
samente en la continuidad de la cultura, en (Publicado en ABC,
la supervivencia, por agregación y por con- Madrid, 30 de enero de 1998)
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