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SUSCRIPCIÓN

P L U M A I N V I TA D A

Thalia escribe en
Vogue sobre
edadismo: “Hablar
de edad es
aburrido”
¿Qué define lo que una mujer debe de vestir a sus
cincuenta años? Es tiempo de abrazar la expresión a
través de la moda, sin esperar que todas tengamos que
vernos o actuar con respecto a la edad.

POR THALIA

3 de agosto de 2023

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BJORN IOOSS.

La cantante y actriz mexicana, Thalia, regresa a


Vogue como escritora invitada para hablar sobre
la discriminación por la edad y su íntima
experiencia.

H
ace unos meses me encontré con
tres artículos que llamaron mucho
mi atención. En estas publicaciones
me sorprendió ver un común denominador al
hablar de moda y edad. Me impresionó que en
los encabezados se utilizaban conceptos como:
‘El estilo al llevar tenis a los 50’, ‘Mira cómo
llevar pantalones holgados y tenis Nike a los
50’, ‘Una lista de los zapatos de tacón que son
perfectos a los 50+’, y más. Pero, sinceramente,
el que más curiosidad me dio fue uno que
sugería cómo llevar un vestido a los 50 años, de
acuerdo a un diseño que yo había llevado.

En mi cabeza muchas preguntas se agolparon:


¿Qué define lo que una mujer debe de vestir a
sus cincuenta años? ¿Por qué una persona de
cierta edad debería verse, vestirse y actuar de
una manera? ¿Por qué nos quieren decir lo que
debemos o no utilizar pasando cierta edad?
¿Qué es lo propio a los 50 años? ¿Qué es lo
impropio a los 50? ¿No es acaso la moda una
extensión de la expresión individual? ¿Que la
moda no es atemporal, asexual, no tiene raza,
no tiene idioma, pero de repente sí tiene edad?
Todas estas y algunas otras preguntas me
rondaban.

VER

Un día con el grupo de K-pop "ITZY" en


Nueva York

Dichos artículos causaron demasiada


curiosidad en mí, ya que los últimos años se ha
visto la inclusión en las pasarelas del mundo;
Milán, París, Nueva York y más, abrazando y
enalteciendo las diferencias de género, de
cuerpo, de raza y hasta de edad. Quise dar el
beneficio de la duda de que tal vez las personas
encargadas de redactar estas notas podrían ser
de otra generación –quizá más jóvenes–, pero
después pensé que estas siempre pasan por el
protocolo de revisión en los diferentes rangos
de la editorial antes de publicarse.

Por esta razón, me he atrevido a escribir estas


líneas acerca de este tema que nos pertenece a
todos. Sí, nadie se escapa de envejecer.
Hemos traído conjuntamente a la mesa
conversaciones sobre el sexismo, el racismo,
sobre la apariencia física o el body shaming,
pero tal parece que el tema de la edad sigue
quedándose de lado. Lo más cómico es que es
una espada que nos acecha a todos y, por más
que te quieras quitar o mover, siempre va a
estar colgada sobre nuestra cabeza, al acecho,
para caernos cuando menos lo esperemos.
¡Todos vamos para allá! Es de lo único de lo
cual nadie se puede escapar: la edad.

Es un tema muy escabroso y todos estamos


enredados en él. La misma palabra
antienvejecimiento conlleva a la negativa, al
rechazo. Usualmente, las palabras que tienen el
prefijo de origen griego anti nos llevan a
conceptos negativos: antihéroe, antihigiénico,
antisocial y, prácticamente, significa que es lo
opuesto o con prioridades contrarias; es decir,
es un rechazo... ¿y a qué? Pues a la edad.

P U B L I C I DA D

Tudo que você precisa


Americanas

En el mismo concepto antiedad que vemos en


millones de propagandas, bombardeándonos
en nuestros móviles, por la calle, en las
publicidades de la televisión o redes sociales, o
en las mismas revistas, va intrínseco en nuestra
autoestima, nuestra aceptación, nuestra valía,
dejándonos clarísimo que el crecer, el envejecer,
el cambio de cuerpo, de hormonas, las líneas
de expresión, las canas, la pérdida de energía
física, todo lo relacionado con el paso del
tiempo, está mal. No es comúnmente aceptado
por la sociedad.

“Tenemos que
cambiar la narrativa.
Tenemos que crear
diálogos seguros y
realistas donde
podamos informarnos
de la maravilla que el
paso del tiempo nos
regala”

Tenemos que cambiar la narrativa. Tenemos


que crear diálogos seguros y realistas donde
podamos informarnos de la maravilla que el
paso del tiempo nos regala. La sabiduría, la
inteligencia emocional, nuestra historia
siempre cambiante, nuestra creatividad infinita,
el regalo de poder empezar una nueva versión
de uno mismo todos los días, la claridad de ver
la vida desde la experiencia, la empatía ya
encarnada, las pláticas al desnudo –claras y
directas–, el reconocer el poder de decir no, el
adueñarte de tu sexualidad y mil cosas más que
solo con los años de vida uno entiende y
atesora. Va más allá de un láser o bótox, o de
un facelift o suplementos alimenticios –que,
ojo, cada quien tiene la libertad de elegir cómo
envejecer–. En mi caso, cuando se requiera, no
dudaré ni un segundo en visitar la cuchilla, o
probar el último láser para ese boost de
colágeno, o –incluso– continuar con las 30
pastillas que me tomo todas las mañanas para
elevar mi calidad de vida, o las visitas
mensuales al salón de belleza para cubrir mis
hermosas canas. No se trata de estas minucias.
Después de todo, estos son solo paliativos
temporales mientras tratamos de darle sentido
a todo el bombardeo de imágenes constantes
sobre el antienvejecimiento que nos rodean.

“Cada quien tiene la


libertad de elegir
cómo envejecer”

Estamos acostumbrados a hacer comentarios


como: ‘¡Pero, qué bien se ve para su edad!’,
‘Todavía puede verse increíble en esos jeans’,
‘No debería vestirse así para la edad que tiene’,
‘¡Ya siéntese señora!’, ‘Que alguien le diga que
ya se le pasó la pose de sexy woman’. Es por eso
que mujeres como Paulina Porizkova han
decidido levantar la voz expresando que el ser
sexy y auténtica a cualquier edad no debería ser
un tema para juzgar a una mujer; Martha
Stewart, recientemente en la portada de Sports
Illustrated en su ejemplar de trajes de baño,
reitera que hablar de edad es aburrido y que
mejor se debería enfocar la conversación en
cómo vivir tu vida a tope en todas sus eras.
Sarah Jessica Parker, la eterna chica sexy, en su
nueva versión de And Just Like That, enfoca
todos sus cañones a visibilizar las problemáticas
y complejidades de la edad. Jane Fonda
imparable, creativa, hermosa, hablando del
edadismo; Cher siendo Cher con todos sus
atuendos atrevidos, fantásticos e
incomparables, riéndose del número en el
calendario; Jennifer Lopez luciendo
espectacular, siendo ejemplo de constancia y
disciplina. ¡Y la lista sigue! El punto aquí es
entender que los conceptos y palabras que
constantemente utilizamos no son empáticos y
es algo que, si se ve desde afuera, no se percibe.
Es la clásica frase: ‘viendo el toro desde la
barrera’. Y más cuando te toca no estar desde la
barrera, sino en el centro de la plaza, cambia
totalmente la perspectiva.

Por eso siento que a los 50 arranca la edad


de fuego. Es el parteaguas en la vida donde
incendiamos lo que venimos arrastrando
emocional, física y espiritualmente. Es el
desprendimiento de lo que hemos acumulado,
es el quemar electivamente lo que ya nos
resulta obsoleto de nuestro ser. Es el
reivindicarnos ante nuestra propia historia de
vida y salir radiantes de entre las cenizas como
ave Fénix, volando más alto, más lejos y más
poderosas que nunca.

P U B L I C I DA D

La vida es compleja. Las batallas cotidianas son


demasiadas. Los estereotipos de género son
pesados. Las expectativas que se han planteado
por décadas sobre el rol de la mujer en el hogar
y en el ambiente laboral son demasiado
elevadas como para descartar sus cualidades, su
inteligencia, sus logros y su historia por el
número de años que lleva en esta Tierra. En
otras palabras, no es suficiente ser el sostén
emocional de la familia, ser maestra, chef,
doctora, psicóloga, amiga de juegos, y también,
ser esposa, amante, compañera, soporte,
trabajadora, creadora, emprendedora,
capacitadora y guía de compañeros de trabajo;
y –además– lidiar con sus propios traumas de
la infancia, regular las emociones, buscar la
espiritualidad y –encima de todos estos retos
constantes de cada día–, tener la espada de
Damocles amenazando con los estereotipos de
la edad… es demasiado.

“Es tiempo de abrazar


la expresión a través
de la moda, sin
esperar que todas
tengamos que vernos
o actuar con respecto
a la edad”

Es el momento de aprender que cada una tiene


su camino trazado, su visión personal de cómo
quiere verse a pesar de la edad que tenga. Es
momento de dejar el tabú que ser sexy
pertenece a ciertas edades, o de que el ser
alegre, divertida, diferente, emprendedora,
poderosa e indomable, no le va bien a mujeres
de más de 50 años.

Es tiempo de abrazar la expresión a través de la


moda, sin esperar que todas tengamos que
vernos o actuar con respecto a la edad. Esta
carta arrancó porque la moda es libertad sin
discriminación, la moda es expresión y
extensión del ser, la moda es identidad y nadie
tiene que decirte lo que debes o no llevar a tal
edad. La moda se reinventa y renace de las
cenizas constantemente. Al igual que nosotras,
la moda también es parte de la edad de fuego.
Ella tampoco se rige por dogmas ni leyes, la
moda solo es. ¿Podemos dejar a la mujer
solamente ser?

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