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CLASIFICACIÓN
Y por otro lado, dentro de las enfermedades hepáticas que aparecen fuera del embarazo, y que pueden
coincidir con un embarazo, hablaremos sobre todo de las hepatitis virales, (tanto la A, la B, y la C), de los
hemangiomas, y de la colelitiasis.
CAMBIOS FISIOLÓGICOS
Muchas veces tomamos la decisión de inducir el parto entre las semanas 36 y 38, (varía ligeramente en
función de cada guía).
HEPATOPATÍAS GRAVES
Cuando vemos que estas pruebas empiezan a alterarse, y que se puede poner en riesgo la vida de la paciente,
hay que inducir el parto. Es razonable plantear un parto por vía vaginal si consideramos que el parto se va a
producir en menos de 24 horas, y que esto no va a comprometer la vida de la paciente.
HÍGADO GRASO
Y la mortalidad materna ronda el 20%. Y la mortalidad fetal, dependiendo de las series, el 10-50 %. Las
madres se suelen morir por coagulación intravascular diseminada, por pancreatitis, por fallo renal, o por
edema agudo de pulmón.
No existe un tratamiento para el hígado graso, y por lo tanto lo que tendremos que hacer es finalizar la
gestación, y dar medidas de soporte. En algunas pacientes puede llegar a ser necesario un trasplante hepático
de urgencia.
Tenemos que informar a las pacientes que han pasado un hígado graso de que el riesgo de recurrencia en
futuros embarazos ronda el 10-20%.
HEPATOPATÍA DE PREECLAMPSIA
SÍNDROME DE HELLP
El síndrome de Hellp, aunque puede cursar sin hipertensión, lo solemos agrupar dentro de los trastornos
hipertensivos del embarazo, porque tiene una fisiopatología similar.
Recordad que las siglas HELLP quieren decir: Hemólisis, aumento de las enzimas hepáticas (Elevated
Liver), y disminución de las plaquetas (Low Platelets). Por lo tanto, estos van a ser los criterios diagnósticos.
Suele aparecer como un dolor en epigastrio o en flanco derecho. Puede cursar con ictericia e hipoglucemia.
Para buscar esta hemólisis microangiopática, típica del Hellp, podemos buscar esquistocitos en sangre
periférica y pedir determinaciones de la haptoglobina y de la LDH, que suelen estar aumentadas. También
podemos medir los niveles de bilirrubina , que también se suele aumentar.
HEPATITIS VÍRICAS
La hepatitis A es la hepatitis viral más leve, y no
suele modificar su curso en las pacientes
embarazadas, (no aumenta la gravedad de la
hepatitis). En general, no se asocia con aumento
de riesgo, salvo que aparezca en el tercer
trimestre, (puede aumentar un poco el riesgo de
prematuridad). En cuanto a la lactancia, no está
contraindicada: se debe recomendar, como
siempre, la lactancia materna.
En la hepatitis B crónica, si hay un embarazo, el riesgo de transmisión al feto ronda el 10-20%. Pero
aumenta mucho en aquellas mujeres que tienen un antígeno E de hepatitis B activo, porque este antígeno E
lo que indica es actividad y transmisibilidad en la enfermedad.
Si una mujer se infecta de hepatitis B, al principio del embarazo, el curso suele ser normal. Lo que nos tiene
que preocupar es si se infecta en la segunda mitad del embarazo. Si al final del embarazo la mujer tiene
antígenos de superficie positivos, es decir que tiene una enfermedad activa, tanto aguda, como crónica,
deberemos vacunar al recién nacido nada más nacer, y administrar inmunoglobulinas anti hepatitis B, en las
primeras 12 horas de vida. Si vamos a poder hacer esto, no está contraindicado el parto por vía vaginal;
porque la cesárea no ha demostrado reducir el riesgo de transmisión vertical. De la misma manera, si vamos
a poder dar la vacuna y las inmunoglobulinas, no está contraindicada la lactancia materna.
La hepatitis C causa el 20% de las hepatitis agudas durante el embarazo. Además, la hepatitis C tiene un
riesgo de hasta el 90% de cronificarse, con secuelas que pueden ser muy graves. El riesgo de transmisión
vertical sin embargo es bastante bajo, ronda el 5-10%. Sin embargo este riesgo está aumentado si la
infección aguda se produce durante el tercer trimestre del embarazo, o si la carga viral es muy elevada. Si
esto ocurre, (si hay una carga viral muy alta), sí que puede estar indicada una cesárea, para evitar el riesgo
de transmisión vertical. Y con respecto a la lactancia materna, actuaremos de forma similar: si la infección
se ha producido al final del embarazo, o si la carga viral es muy alta, sí que deberemos recomendar a la
madre no dar la lactancia materna. Por el contrario, si la carga viral es más baja y la infección ya lleva más
tiempo instaurada sí que se puede dar la lactancia materna.
HEMANGIOMAS
Los hemangiomas son tumoraciones benignas,
relativamente frecuentes, pero que si son muy
grandes, (de más de 5 centímetros), tienen un
riesgo relativamente alto de rotura.
COLELITIASIS
Por último, la colelitiasis, (producida por cálculos
biliares), tiene mayor incidencia durante el
embarazo, porque la progesterona disminuye la
motilidad de la vesícula biliar, y porque los ácidos
biliares aumentan durante el embarazo.
El tratamiento quirúrgico intentaremos evitarlo durante el embarazo, por el riesgo de morbimortalidad, tanto
materna, como fetal. Aunque, si fuera necesario, se puede practicar una colecistectomía, sobre todo en la
primera mitad del embarazo. (Ver vídeo de cirugía en el embarazo)