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Magistrado Ponente:
LUIS ERNESTO VARGAS SILVA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
1
En adelante la Universidad.
2
padres de familia de los estudiantes de pregrado le solicitaron al Consejo
Superior Universitario que el cobro de la matricula pagada en el segundo
semestre de 2011 fuera trasladado para el siguiente semestre que iniciaría
a principios del 2012, teniendo en cuenta que no se habían impartido las
clases y que, en una situación similar que se presentó en el 2008 en la sede
de Palmira se autorizó el no cobro de la matrícula para el siguiente
semestre académico.
3
1.9 Lo anterior constituye para el accionante una violación de sus derechos
fundamentales al libre desarrollo de la personalidad y educación, al
mínimo vital y a la igualdad y por lo tanto, solicitó al juez de tutela que le
ordene a la Universidad el no cobro del valor del semestre a cursar para el
segundo periodo de 2012.
4
que con el cierre de la clínica Carlos Lleras se afectaron gravemente las
prácticas clínicas de los estudiantes. (Folio 20, cuaderno de primera
instancia).
5
3.8 Copia del recurso de reposición interpuesto por los padres de familia,
contra el Oficio CSU-996-11, en el que reiteraron su solicitud de que la
matriculada cancelada para el II semestre de 2011, se tuviera en cuenta
para el I semestre del 2012. (Folios 53 a 63, cuaderno de primera
instancia).
3.11 Copia del Oficio 595 del 15 de junio de 2008 expedido por la Rectoría
de la Universidad, acerca de los parámetros para la aplicación de la
Resolución No. 733 de 2008 “mediante la cual se adoptó un acto
académico para la Sede Palmira y se declaró el no cumplimiento del
calendario académico y como consecuencia la no validez de las
asignaturas de los programas curriculares de pregrado ofrecidos por la
Sede”, en la que se dispuso como uno de los criterios a seguir que : “[n]o
habrá lugar al cobro del valor de la matrícula para el segundo semestre
de 2008”. (Folios 77 y 78, cuaderno de primera instancia).
6
accionante y, en consecuencia ordenó a la Universidad que "previo a
efectuar las operaciones aritméticas pertinentes, reconozca en forma
proporcional al accionante y de acuerdo a las asignaturas que no hubiera
podido cursar, el valor cancelado por concepto de matrícula en el segundo
semestre de 2011, como abono o imputación al pago que debe efectuar
por este mismo concepto en el segundo semestre del año 2012 (…)”
4.2 Impugnación
La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, con
ponencia de la Magistrada Sonia Martínez de Forero emitió sentencia el
25 de septiembre de 2012, en la que confirmó el fallo de primera instancia
que tuteló los derechos fundamentales invocados por el actor, pues
consideró que en efecto el derecho a la igualdad de los estudiantes si se vio
7
afectado, sin que existiese argumentación suficiente sobre la necesidad de
adoptar un trato diferenciado frente a la situación que se presentó en la
sede de Palmira algunos años atrás.
1. Competencia
8
4. No obstante lo anterior, cuando se trata de personas que se encuentran
en condiciones de debilidad manifiesta2 darles un trato diferencial y
positivo3, es no solo válido sino una obligación del Estado, pues éste no
debe escatimar esfuerzos en ayudarlas a superar las barreras que
encuentran al desenvolverse en sociedad, mediante la implementación de
un enfoque diferencial que disminuya sus dificultades. Bajo este supuesto,
ese trato desigual no solo es admisible sino necesario para realizar los fines
de un Estado Social de Derecho.
Por otro lado, un trato diferente otorgado a dos personas que en principio
se encuentran en igualdad de condiciones puede ser también válido si (i)
persigue un objetivo razonable, (ii) no es producto de un acto arbitrario o
discriminatorio, y (iii) se trata de una medida proporcional que no afecta
otros derechos fundamentales.
2
Tal es el caso de las personas en condición de desplazamiento, aquellas que tienen algún tipo de
discapacidad, las mujeres en estado de embarazo, los ancianos, las minorías étnicas y raciales, entre
otros.
3
Entre muchos otros ejemplos, encontramos la ley de cuotas o la asignación de cupos especiales para
aspirantes a ingresar a universidades públicas, provenientes de comunidades indígenas.
4
Ver, entre otras, las sentencias C-221 de 1992 M.P. Alejandro Martínez Caballero, T-230 de 1994 M.P.
Eduardo Cifuentes Muñoz, C-445 de 1995 M.P. Alejandro Martínez Caballero, C-022 de 1996 M.P.
Carlos Gaviria Díaz, T-352 de 1997 M.P: Eduardo Cifuentes Muñoz, C-563 de 1997 M.P. Eduardo
Cifuentes Muñoz, C-112 de 2000 M.P. Alejandro Martínez Caballero, T-577 de 2005, M.P. Humberto
Antonio Sierra Porto y T- 493 de 2010, M.P.- Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
5
Para una exposición completa de las dos metodologías puede consultarse César A. Rodríguez “El test de
razonabilidad y el derecho a la igualdad” en Observatorio de Justicia Constitucional, Universidad de los
Andes, Bogotá, 1996, pp. 257 y ss.
6
Sentencia T-577 de 2005 M.P. Humberto Antonio Sierra Porto.
9
6. La aplicación de dicho test ha llevado a la Corte a identificar
explícitamente cuáles son los puntos más importantes que estudia para
examinar los casos en los que un trato diferente vulnera el principio de
igualdad. Sin embargo, “[p]odría la Corte acudir a métodos de análisis
constitucional diferentes o, inclusive, no definir ni seguir ningún método.
No obstante, en aras de la seguridad jurídica, del respeto al principio
democrático, y de trazar derroteros de interpretación constitucional, la
Corte ha señalado que el juicio de igualdad tiene una estructura analítica
que permite identificar violaciones al principio de igualdad.”7
7
Sentencia C-741 de 2003 M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
8
M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
10
“[L]a Corte ha indicado en distintos pronunciamientos que [la
educación] (i) es una herramienta necesaria para hacer efectivo el
mandato de igualdad del artículo 13 superior, en tanto potencia la
igualdad de oportunidades9; (ii) es un instrumento que permite la
proyección social del ser humano y la realización de otros de sus
demás derechos fundamentales10; (iii) es un elemento dignificador de
las personas11; (iv) es un factor esencial para el desarrollo humano,
social y económico12; (v) es un instrumento para la construcción de
equidad social13, y (vi) es una herramienta para el desarrollo de la
comunidad, entre otras características”.14
11
disponibilidad del servicio, que puede resumirse en la obligación del
Estado de crear y financiar suficientes instituciones educativas a
disposición de todos aquellos que demandan su ingreso al sistema
educativo, abstenerse de impedir a los particulares fundar
instituciones educativas21 e invertir en infraestructura para la
prestación del servicio, entre otras22; (ii) la accesibilidad, que implica
la obligación del Estado de garantizar el acceso de todos en
condiciones de igualdad al sistema aludido, la eliminación de todo
tipo de discriminación en el mismo, y facilidades para acceder al
servicio desde el punto de vista geográfico y económico23; (iii) la
adaptabilidad, que se refiere a la necesidad de que la educación se
adapte a las necesidades y demandas de los educandos24 y que se
garantice continuidad en la prestación del servicio25, y (iv) la
aceptabilidad, la cual hace alusión a la calidad de la educación que
debe impartirse26.”27
condiciones para que funcionen dependen de numerosos factores, entre otros, el contexto de desarrollo
en el que actúan; por ejemplo, las instituciones y los programas probablemente necesiten edificios u
otra protección contra los elementos, instalaciones sanitarias para ambos sexos, agua potable, docentes
calificados con salarios competitivos, materiales de enseñanza, etc.; algunos necesitarán además
bibliotecas, servicios de informática, tecnología de la información, etc.|| b) Accesibilidad. Las
instituciones y los programas de enseñanza han de ser accesibles a todos, sin discriminación, en el
ámbito del Estado Parte. La accesibilidad consta de tres dimensiones que coinciden parcialmente: No
discriminación. La educación debe ser accesible a todos, especialmente a los grupos no vulnerables de
hecho y de derecho, sin discriminación por ninguno de los motivos prohibidos (véanse los párrafos 31
a 37 sobre la no discriminación);|| Accesibilidad material. La educación ha de ser asequible
materialmente, ya sea por su localización geográfica de acceso razonable (por ejemplo, una escuela
vecinal) o por medio de la tecnología moderna (mediante el acceso a programas de educación a
distancia);|| Accesibilidad económica. La educación ha de estar al alcance de todos. Esta dimensión de
la accesibilidad está condicionada por las diferencias de redacción del párrafo 2 del artículo 13
respecto de la enseñanza primaria, secundaria y superior: mientras que la enseñanza primaria ha de
ser gratuita para todos, se pide a los Estados Partes que implanten gradualmente la enseñanza
secundaria y superior gratuita.|| c) Aceptabilidad. La forma y el fondo de la educación, comprendidos
los programas de estudio y los métodos pedagógicos, han de ser aceptables (por ejemplo, pertinentes,
adecuados culturalmente y de buena calidad) para los estudiantes y, cuando proceda, los padres; este
punto está supeditado a los objetivos de la educación mencionados en el párrafo 1 del artículo 13 y a
las normas mínimas que el Estado apruebe en materia de enseñanza (véanse los párrafos 3 y 4 del
artículo 13).|| d) Adaptabilidad. La educación ha de tener la flexibilidad necesaria para adaptarse a las
necesidades de sociedades y comunidades en transformación y responder a las necesidades de los
alumnos en contextos culturales y sociales variados.”
21
Ver al respecto el inciso primero del artículo 68 superior.
22
En este sentido, el inciso 5 del artículo 67 de la Constitución indica que el Estado debe garantizar el
adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso.
23
En relación con la accesibilidad desde el punto de vista económico, cabe mencionar el inciso 4 del
artículo 67 de la Constitución, según el cual la educación debe ser gratuita en las instituciones del
Estado, sin perjuicio del cobro de derechos académicos a quienes puedan sufragarlos.
24
Al respecto, debe destacarse el inciso 5 del artículo 68 de la Constitución, de conformidad con el cual
los grupos étnicos tienen derecho a una educación que respete y desarrolle su identidad cultural. Así
mismo, el inciso 6 ibídem señala la obligación del Estado de brindar educación especializada a las
personas con algún tipo de discapacidad y a aquellos con capacidades excepcionales.
25
El inciso 5 del artículo 67 superior expresamente señala que el Estado debe garantizar a los menores
su permanencia en el sistema educativo.
26
Al respecto, el inciso 5 del artículo 67 de la Carta dispone que el Estado debe regular y ejercer la
suprema inspección y vigilancia de la educación, con el fin de velar por su calidad y la mejor formación
moral, intelectual y física de los educandos. Por su parte, el inciso 3° del artículo 68 ibídem establece
que la enseñanza debe estar a cargo de personas de reconocida idoneidad ética y pedagógica.
27
Sentencia T-428 de 2012, M.P. María Victoria Calle Correa.
12
10. Pues bien, la articulación de dicho contenido, evidentemente supone
una serie de obligaciones en cabeza del Estado al ser este el principal
responsable de la prestación del servicio de educación. Los deberes en esta
materia, fueron descritos en la sentencia T-308 de 201128, en la que esta
Corte especificó que el derecho a la educación “exige del Estado el
cumplimiento de tres tipos de obligaciones: de respetar, proteger y
cumplir. La primera demanda de los Estados la evasión de circunstancias
que obstaculicen o impidan el disfrute del derecho a la educación; la de
protección les impone la obligación de adoptar medidas que impidan su
obstaculización por parte de terceros; y la de cumplimiento, que
comprende las obligaciones de facilitar y proveer, exige de los Estados la
adopción de medidas positivas que permitan a individuos y comunidades
disfrutar del derecho a la educación, en la mayoría de los casos, mediante
la provisión directa del servicio o la autorización de particulares para el
efecto”.29
28
M.P. Humberto Antonio Sierra Porto.
29
Fundamentos 46 y 47 de la Observación General Nº 13 del Comité DESC.
30
Sobre el particular pueden ser consultadas las Sentencias T-236 de 1994 M.P. Antonio Barrera
Carbonell, T-527 de 1995 M.P. Fabio Morón Díaz, T-078 de 1996 M.P. Hernando Herrera Vergara, T-
329 de1997 M.P. Fabio Morón Díaz, T-534 de 1997 M.P. Jorge Arango Mejía, T-974 de 1999 M.P.
Álvaro Tafur Galvis, T-925 de 2002 M.P. Álvaro Tafur Galvis, T-041 de 2009 M.P. Jaime Córdoba
Triviño, T-465 de 2010 M.P. Jorge Iván Palacio Palacio, T-056 de 2011 M.P Jorge Iván Palacio Palacio
y T-941A de 2011 M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, entre otras.
31
Cfr. T-056 de 2011, M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.
32
Artículo 69. Se garantiza la autonomía universitaria. Las universidades podrán darse sus directivas y
regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley.
13
autoregulación filosófica y de autodeterminación administrativa de la
persona jurídica que presta el servicio público de educación superior”33.
14. Así las cosas, uno de los límites que se ha trazado a la actividad
autónoma que pueden desarrollar las Universidades, es precisamente el del
respeto por el debido proceso, pues esta Corte ha sido clara en establecer
que la autonomía no puede, bajo ninguna circunstancia ser sinónimo de
arbitrariedad, por esto, es obligatorio que en los reglamentos se señalen las
conductas que pueden ser consideradas como faltas, la sanción que
eventualmente acarrearían, así como el procedimiento que se debería llevar
a cabo en caso de que algún estudiante incurra en una de ellas.
33
Sentencia T-310 de 1999, M.P. Alejandro Martínez Caballero.
34
Ibídem.
35
Ibídem.
36
Ibídem, se refiere a la Sentencia T-933 de 2005.
37
Sentencia T-020 de 2010, M.P. Humberto Antonio Sierra Porto.
14
El debido proceso, es entonces una garantía que debe estar presente en
“toda clase de actuaciones judiciales y administrativas”38 entre las que se
incluyen evidentemente todos los procesos que adelanten las
universidades, pues si bien es cierto que estos centros de estudio cuentan
con una autonomía reconocida directamente por la Constitución, esto no
significa que puedan pasar por alto el ordenamiento jurídico que estipula
las bases de su funcionamiento, es decir, que bajo ninguna circunstancia
pueden dejar de lado “al conjunto de valores, principios, derechos y
deberes constitucionales, [así] como las prescripciones contenidas en la
ley.”39
38
Artículo 29 Constitución Política de Colombia.
39
Sentencia C-008 de 2001, M.P. Álvaro Tafur Galvis.
40
Sentencia T-845 de 2010, M.P. Luís Ernesto Vargas Silva.
41
C-131 de 2004; en el mismo sentido, T-248 de 2008.
42
Sentencia T-180 A de 2010, M.P. Luís Ernesto Vargas Silva.
15
sea el caso, quienes corran con todas las consecuencias que implica dicha
desestabilización.
16
participar permanentemente en los procesos decisorios no electorales
que incidirán significativamente en el rumbo de su vida. Se busca así
fortalecer los canales de representación, democratizarlos y promover
un pluralismo más equilibrado y menos desigual.
43
Sentencia C-180 de 1994, M.P. Hernando Herrera Vergara.
44
Cfr. Sentencia C-089 de 1994. M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
45
Ibídem.
46
Sentencia C-169 de 2001, M.P. Carlos Gaviria Díaz.
17
(…) a la democracia”. Por lo tanto, la jurisprudencia constitucional ha
indicado la necesaria y evidente concordancia que debe existir entre el
ejercicio de la autonomía universitaria y el respeto del derecho de los
miembros de dicha comunidad a la participación.47
47
Cfr. Sentencia T-024 de 2004, M.P. Álvaro Tafur Galvis.
48
Sentencia C-829/02 M.P. Alfredo Beltrán Sierra, citada en la Sentencia T-024 de 2004, M.P. Álvaro
Tafur Galvis.
18
3.1 Presentación de la situación fáctica
19
En su defensa, la Universidad afirmó que la declaración de la invalidez de
las asignaturas se dio dentro del ámbito de su autonomía universitaria
siendo “una figura única y particular como solución a un tema
coyuntural” que no se encuentra regulada y, cuyo efecto no puede ser la
devolución de la matrícula, puesto que esta únicamente procede en los
casos de cancelación del periodo académico, de conformidad con lo
dispuesto por el Acuerdo 08 de 2008 de la Universidad, además, estableció
que dicha decisión se tomó con el fin de beneficiar a los estudiantes pues
de lo contrario, hubieran perdido el semestre completo y su calidad de
estudiantes, pues habrían obtenido un 0.0 en todas las materias.
27. La Sala pasará entonces a resolver problema jurídico, que gira en torno
al estudio de la forma en la que la Universidad actuó frente a los
estudiantes de la Sede de Palmira en el 2008 y los de la Sede de Bogotá en
el 2011, para determinar si desconoció el principio de igualdad consagrado
en el artículo 13 constitucional. Para el efecto, a continuación se llevará a
cabo un análisis de las decisiones adoptadas por la Universidad, mediante
la aplicación del test de proporcionalidad, de conformidad con lo
explicado en los numerales 5 y 6 de la parte considerativa de esta sentencia.
28. La Sala encuentra que en este caso existen dos sujetos con las mismas
calidades: estudiantes de los programas de pregado de la Universidad
Nacional de Colombia, unos ubicados en la sede de Palmira y otros en la
sede de Bogotá, quienes se encontraron expuestos ante una misma
situación –esto es la declaración de la invalidación de las asignaturas del
semestre académico- y recibieron un trato diferente por parte de la
Universidad, pues como se relató previamente, con los primeros sostuvo
que frente a dicha contingencia procedía el reintegro de la matrícula
cancelada para el siguiente semestre académico, mientras que en el caso
de la facultad de medicina de la sede de Bogotá, estableció que no era
posible abonar la matrícula pagada al siguiente periodo académico.
49
Ver la reseña de la contestación de la demanda, numeral 2 del acápite de hechos.
20
constituye un criterio diferenciador válido para afirmar que las situaciones
descritas no fueron iguales, pues lo cierto es que en una y otra sede de
declaró la invalidez de las asignaturas y se les dio dos efectos distintos.
50
Folio 124, cuaderno de primera instancia.
21
en esta oportunidad el efecto que tuvo fue el no reintegro de los valores
cancelados de la matrícula, en el siguiente semestre académico (2012 – I),
máxime si lo anterior obedeció a la postura según la cual “mal puede dejar
la Universidad únicamente situaciones exclusivamente favorables para los
estudiantes y que no se reconozca las consecuencias que genera para el
Estado, el que se paralicen sus servicios de manera caprichosa, lo anterior
sería premiar este tipo de actividades (…)”51.
51
Folio 125 del cuaderno de primera instancia.
22
(ii) Por otra parte, teniendo en cuenta que en el pasado la
Universidad ya había utilizado la figura de la “invalidez o no validez” de
asignaturas para un caso que se presentó en la sede de Palmira en el año
2008 y, en dicha ocasión, de acuerdo con los parámetros dados por el
Rector de la Universidad52 no hubo lugar al cobro de la matrícula
cancelada por los estudiantes en el siguiente semestre, se dio paso a la
configuración de un precedente propio que les generó a los estudiantes de
la sede de Bogotá la confianza de que ese (el no cobro de matrícula en el
siguiente semestre) era uno de los efectos de la declaratoria de invalidez
de asignaturas, además, como es una figura que no está contemplada en el
reglamento, no existía certeza sobre sus consecuencias, más allá de la
forma en la que actuó la Universidad en la sede de Palmira.
52
Ver numeral 3.11 del acápite de pruebas.
23
uso se su derecho a la participación53 mediante la instalación de la
denominada asamblea permanente, derecho que, por lo demás se encuentra
consagrado en el Acuerdo 044 de 2009 expedido por el Consejo Superior
Universitario “por el cual se adopta el Estatuto Estudiantil de la
Universidad Nacional de Colombia en sus disposiciones de Bienestar y
Convivencia”54, que establece:
(…)
53
Ver, supra numerales 18 a 24 de la presente sentencia.
54
Disponible en línea en: http://www.unal.edu.co/estatutos/eestud_db/eestud_bc1.html
55
Ver supra numeral 5, de la parte considerativa.
24
el derecho a la participación y asociación56 de los estudiantes y, que una
actuación como la observada en este caso, en la que frente a una
manifestación de justificada inconformidad por parte de los estudiantes,
optó por desincentivar la práctica de este derecho mediante una sanción
económica, afectando no solo a los estudiantes, sino en general a todo su
núcleo familiar, al verse obligados a cancelar un semestre completo más a
los inicialmente presupuestados, es absolutamente reprochable, y excede
el ámbito de su autonomía universitaria, pues la sanción no era necesaria
y, resultó siendo desproporcionada en tanto fueron afectados otros
derechos constitucionales, tal como se dijo previamente.
3.4 Conclusiones.
34. De acuerdo con lo que hasta aquí se ha expuesto, la Sala encontró que
la Universidad Nacional de Colombia les dio un trato diferente a los
estudiantes de la sede de Palmira y a los de la sede de Bogotá al conceder
efectos distintos en uno y otro caso a la figura de la invalidez de
asignaturas. De igual forma, esclareció que con lo anterior se vulneró el
principio de igualdad consagrado en el artículo 13 constitucional, toda vez
que pese a que la medida persiguió un fin constitucionalmente válido, la
misma no fue adecuada, necesaria, ni proporcional.
56
Este derecho se encuentra consagrado en el artículo 38 de la Constitución que establece: “se garantiza
el derecho de libre asociación para el desarrollo de las distintas actividades que las personas realizan
en sociedad.” A nivel internacional, la Declaración Americana de los derechos del hombre y el
ciudadano, suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969 que entró en vigor el 18 de
julio de 1978 y, fue adoptada en Colombia mediante la Ley 16 de 1972. En su Capítulo Primero, artículo
XXII consagra: “Toda persona tiene derecho de asociarse con otras para promover, ejercer y proteger
sus intereses legítimos de orden político, económico, religioso, social, cultural, profesional, sindical o
cualquier otro orden”.
25
36. Finalmente, la Universidad vulneró el derecho a la educación de los
estudiantes, en tanto desconoció una de las obligaciones que existen para
el ente prestador: el respeto por los derechos fundamentales de toda la
comunidad académica. Por el contrario, en este caso fueron desconocidos
los derechos la participación y asociación de los estudiantes mediante la
implementación de una medida claramente desproporcional.
37. Así las cosas, la Sala encuentra vulnerados los derechos a la igualdad,
la educación, la participación y a la asociación del accionante Richard
Andrei Mancera Basto. Por lo tanto, las sentencias de primera y segunda
instancia que concedieron el amparo y ordenaron a la Universidad
Nacional de Colombia que “previo a efectuar las operaciones aritméticas
pertinentes, reconozca en forma proporcional al accionante y de acuerdo
a las asignaturas que no hubiera podido cursar, el valor cancelado por
concepto de matrícula en el segundo semestre de 2011, como abono o
imputación al pago que debe efectuar por este mismo concepto en el
segundo semestre del año 2012.”, serán confirmadas.
III. DECISIÓN
RESUELVE:
26
MARÍA VICTORIA CALLE CORREA
Magistrada
27