Un capacitor es un dispositivo que almacena energía dentro de un campo
eléctrico. Esto se logra al tener dos conductores eléctricos cargados opuestamente separados por materiales dieléctricos.
Los capacitores de potencia están construidos de varios capacitores más
pequeños comúnmente conocidos como “elementos”, “bobinados” o “paquetes”. Estos elementos se forman a partir de múltiples capas de papel de aluminio (conductores) y película de polipropileno (dieléctrico) enrolladas juntas. Cuando están interconectados, varios elementos se combinan para funcionar como una sola unidad capacitiva. Los elementos se conectan en serie según el voltaje nominal y en paralelo según el kvar requerido. El módulo completado está encerrado en un tanque sellado herméticamente, y cualquier aire de la unidad se retira y se reemplaza por un fluido dieléctrico. Las unidades incluyen bujes con tapas de terminal, que se utilizan como puntos de conexión y para mantener los requisitos de fuga eléctrica y holgura.
En los sistemas de distribución, estos capacitores proporcionan energía
reactiva para compensar la carga inductiva de dispositivos como motores, hornos de arco y cargas de iluminación. La incorporación de capacitores en un sistema de distribución de energía ofrece beneficios económicos y operativos, que incluyen el aumento de la capacidad de carga del sistema, la reducción de pérdidas y un factor de potencia mejorado.
Partes de un capacitor Este dispositivo en cuanto a construcción es demasiado sencillo en comparación con otros componentes, ya que solo consta de tres partes esenciales.
Placas metálicas: Estas placas se encargan de
almacenar las cargas eléctricas. Dialéctico o aislante: Sirve para evitar el contacto entre las dos placas. Carcasa de plástico: Cubre las partes internas del capacitor.