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Había una vez un pequeño bosque mágico, donde los árboles susurraban

secretos al viento y las flores bailaban al compás de la luz de la luna. En ese


bosque vivía un duende llamado Luminoso, conocido por su risa contagiosa y
su amor por las historias.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Luminoso encontró un libro misterioso.


El libro brillaba con una luz suave y parecía contener historias que nunca antes
había escuchado. Intrigado, el duende abrió el libro y, de repente, una brillante
luz mágica lo envolvió.

De las páginas del libro emergió un personaje encantador llamado Estelar, una
estrella fugaz con ojos curiosos y destellos resplandecientes. Estelar y Luminoso
se hicieron amigos instantáneamente, compartiendo risas y explorando juntos el
mágico bosque.

A medida que caminaban, descubrieron criaturas maravillosas: hadas que tejían


sueños en telarañas de luz, árboles que contaban historias antiguas y mariposas
que pintaban arcoíris en el cielo con sus alas de colores.

Juntos, Luminoso y Estelar emprendieron una misión especial: llevar alegría y


magia a todos los rincones del bosque. Organizaron noches de cuentos bajo las
estrellas, donde cada criatura del bosque compartía su historia única. La risa y la
luz de la amistad llenaron el aire, creando un ambiente de pura magia.

Una noche, mientras miraban el cielo estrellado, Estelar suspiró y dijo:


"Luminoso, cada estrella tiene su propia historia, ¿verdad?". El duende asintió y
respondió: "Sí, y cada historia es única y especial, como cada uno de nosotros".

Desde ese día, Luminoso y Estelar continuaron explorando el bosque mágico,


llevando consigo el brillo de la amistad y compartiendo historias que
iluminaban el corazón de todos. Y así, en ese rincón encantado, la magia de la
amistad y las historias se convirtieron en la luz que guiaba a todos los
habitantes del bosque a través de días y noches llenos de encanto.

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