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He sentido como el cielo se desprende de mi retina.

El hormigueo en caída libre deambuló por cinco habitaciones repletas de vacío.


Océano, extático, quieto,

Firmemente libre la encuentro situada en copas y copas de su propia existencia.

Aleteo sideral

Acaece la amanecida, el telón de estrellas decae y la briza de la vida nueva se levanta con el
ritmar del corazón de un pequeño ser sideral/celestial. Su inquietante movimiento choca
con el espacio, vibrante manto interminable de experiencias, el presente se inunda de
reciprocidad, sus ojos reviven y los instantes de distinción se esparce en su plano, con
algunos movimientos de danzas genera algunas olas de atención hacia el exterior y
retomando la consciencia de su identidad manifiesta la primera estrella del día (deleitable
sonido), proclama, como si fuese un dueño de todo lo cognoscible, que la armonía universal
retome su silenciosa pulsación. Al aparecer el alba, sus ojos destellan la raíz de su
procedencia, dando paso al infinito vuelo de su divinidad.

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