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Nuestro Tiempo REVISTA MENSUAL

CIENCIAS Y ARTES " POLÍTICA Y HACIENDA

Año XXIV Madiñd, E n e r o d e 1924 Núm. 801

SUMARIO DE ESTE NUMERO:


E n justicia y p o r la justicia, por Ángel Ossorio y Gallardo 5
U n a o b r a d e d e cultura (I), por José Subirá 23
Revista d e R e v i s t a s : Datos sobre la parte económica de la coloniza-
ción española; Santa Teresa de Jesús; El último libro de Papini,
El porvenir de la Sociedad de Naciones; Rusia; Una gran poetisa
americana; Grecia; El problema democrático, etc B6
Revista Bibliográfica: Libros de Moro Muza, José M.* de Acosta,
Zadíz, José Más, Guillermo Graell, Calderón Escobar, Margarita
Nelken, etc 81
C r ó n i c a g e n e r a l : Tánger.—Las elecciones inglesas y la situación
de Europa, por Salvador Oanals 101
C r ó n i c a financiera.—Impresión sintética del año pasado.—Bolsa
de Madrid 120

PRBCIOS:
Etactrai n j e r o

Suscripción de un afio 24peBetaa. 80 pesetas.


f ** « [de un "semestre. 12 » 16 >
Un ejemplar suelto 8 » 5 »

Director: SALVADOR CANALS. Marqués de Riscal, 12.


SOCIEDAD DE ALTOS HORNOS DE VIZCAYA
BILBAO
FÜBRiefiS EN BflRHeflLDO V SESTHO
LIN60TE al cok de calillad superior para fun-
diciones y tornos Martín Siemens.-ACEROS
Beesemer y Siemens Martín en las dimensio-
nes usuales para el comercio y construccio-
nes.~CARIHLES VI6N0LE, pesados y ligeros,
para ferrocarriles, minas y otras industrias.
CARRILES PHOEMIX 6 BROCA para tranvías
eléctricos."VI6UERlA para toda ciase de cons-
trttCciones."CHAPAS gruesas y f¡nas.-CONS-
TRUCCIONES DE VI6AS armadas para puen-
tes y edificios. -- FABRICACIÓN especial de .
HOJA DE UTA.->CUBOS Y BAÑOS galvaniza-
dos.- -LATERÍA para fábrica de conservas.
ENVASES de hoja de lata para diversas apli-
: : : : : : : : : caciones. : : : : : : : : :

Dirigir toda la correspondencia í


ALTOS HORNOS DE VIZCAYA
(BII-1SA.O)
NUESTRO TIEMPO
Nuestro Tiempo
REVISTA MENSUAL

CIENCIAS Y ARTES-POLÍTICA Y HACIENDA

Director: SALVADOR CANALS

I
DE ENERO A MARZO

SfP

MADRID
o p i e l N A a : M A n a u t a D K niacAUt ia

IMPBBHTA DB « A L R K D S D O B D S I . UUaOO»
U a r t l n d« l o s H e r o i , K
Nuestro Tiempo
CIENCIAS Y A R T E S — P O L Í T I C A Y HACIENDA

AÑO XXIV M A D R I D , ENERO DE 4 0 3 ^ NUM. 30-I

EN JUSTICIA Y POR LA JUSTICIA


En pueblos, oamo el españlol, de mucha pasión y escasa cul-
tura, es matural que sea poco amada la justicia. Como cualidad
calecti\^, la ponemos muy por debajo de la belleza, de la fuer-
za y del ingenio, y admiramos más a quien ia biiirla diestro que
a quien, austero, la practica. Como poder político, tampoco la.
reconocemos primacía. El barullo piarlam©ntario>, los esplendo-
rea oorbesamos, la eficiefncia de la fuerza armada, el desenvolvi-
miento de la Economía nos interesan más. Eso del Derecho nos
parece un tecaiiicismio acoéado en favor de los licenciados y doc-
torea en la Facultad; cosa tan ajena al interés general como
puede serlo la claeificación de los coleópteros o el mecanismo de
U31 inisbrumento músico.
Y, sin embargo, el sentido jurídico es como «1 aire respira-
ble o di aguia potable. Sin uma buena Ad¡ministra<ción de Justi-
cia no hay Parlamento digno, ni Ejército útil, ni construcción
de Obras públicas, ni vida municipal, ni libertad, ni cultura.
Cuando el pueblo ee persuade de que la Justicia es palabra vana
y de que las malas acciones no tendrán sajnción, todb se resque-
braja y perece. El gobernante prevarica em beneficio de su pan-
dilla, ©1 elector vende ©1 voto, el profesor no asiste a la cátedra,
el capitalista huye de interesarse en emipresas, el patrono y el
obreno sólo discurren su destrozo ¡recíproco, el militar se desmo-
raliza, el periodista calumnia a mansalva. Nadie respeta nada,
porque no ama nada ni teme nada^ Brota e impera un patrio-
tismo de oropel, verbalista, vacuo, constituido por liuigares co-
6 KDESTRO TIEMPO

muiies, oeneníanias arcaicasi y vítores hueros. Si la patria no es


ima supreina oristalizaición de la. justicia, queda reducida a una
mera eventualidad geográfica.
Dícese que ahora se advierte cierta corriente interesada en
las cosas de la Justicia. Así sea. Por si, en efecto, se da tan in-
esperado fenómeno y el afecto d)el público va más allá de leer
las informaciones periodísticas de los juicios orales ruidosos,
departiré 'un rato con los suscritores de NUESTRO TIEMPO sobre
aspectos de lá vida judicial

LAS LEYES

Lo primero con que tropezamc© en nuestras demandas de


justicia es oon el arcaíanio de las leyes. Ninguno de los Códigos
sustamciales sirve hoy para su objeto.
El civil haibía <áe ser, según el propósito de sus autores, una
cosa viva, mudable periódk«miente para estar ajustado siempre
a la realidad. Un, Oódigo, no SÓÍO con airtículos, sino oon axticu-
laciones. Oada diez aüos había de ser revisado, según su tercera
disposición adicional, para recoger las enseñaoizas de la juris-
pr.uideincia y de la clínica. Treinta y cuatro años van¡ tranacu-
rridos desde la publicación y ni una sola revisión se ha hecho.
Lo3 estudiantes aprenden en la Universidad que todo el mundo
está obligado a cumlplir sus promesas, excepto el Estado español.
También ofreció solemnememte el legislador (ley de Bases de
11 de Mayo de 1888) presentar los lapénidices en que se cíontu-
vieran las instituciones forales que conviniese conservar en loe
territorios díe Derecho peculiar. Tampoco se ha hecho; y la. pa-
sividad, bien explotada por paircialidades de buena y de mala
fe, contribuye a complicar los problemas nacionalistas y a dar
•pie para que se diga que es inútil tratar con> ei Estado español
porque el Estado español no tiene palabra. No se arguya que a
esta situación se ha llegado taoito por las dificultades maliciosas
dfel catalanismo cuanto por la desidia del Poder, pues el obliga-
da, en la ley aludida, a ipnesentatr ios apéndioeig no era d catala-
nismo militante, sino el Gobierno de S. M.
EN JUSTICIA T POK LA JUSTICIA 7

Y ahí eská nuestro Góóigo, oom su criterioi vejatorio para las


muijeres, con su veto a la investigación dte la patemidiad, con su
(Jefinición napoleónica de la propiedad, con las complioaciones
de su famoso artículo 811, con su absurda armazón de la' socie-
dad económica conyugal, con sus cinco articiáitos para encerrar
toda la doctrina sobre el arrendamiento de aervicios, ai que no
se atreve a Uaanar contrato die trabajo... mientras que las mate-
rias más propias de un Código de esta especie aparecen tratadas
cada día por disposiciones de loa Ministerios de Fomento, dlel
Trabajo y de Grobemación.
Si del iOódigo civil pasamos al de Comercio, el caso es toda-
vía más sangrante. Data de 1885. jQaé enormes avalices, qué
inieape¡rad<« progresos no ba sufrido la vida miercantil en esos
cuarenta años? Especialmente, la organiz?ación y la actividad d©
las sociedades ha alcanzado dtesarrolloe sorprendentes, huérfanos
de toda tutela legal. El contrato de opción, los initerea^ llama-
dos bárbaramente intercálarios, la ándioadión de aoeioines, el
régimen dte las obligaciones, las partes die fundador, loe cargos
inamovibles, la responsabilidad limitada, ¡ nueve décimas partes
de lo que hoy constituye la vidai de los negocios viven al margen
del Código, amparadas en prácticas de los comerciantes y en
doctrinas de los jurisconsultos, y huyendo, caso de controversia,
de los Tribunala^ ordinarios que no tieoien textos aplicables a
esas contiendas ni visiósi exacta del mundo mercantil, con sus
tratos incoercibles y su febril temperatura!
Miremos al Código penal que alcanza ya cincuenta y cuatro
añog de existencia. Todo es en él heirrumbroso, inhumano. El
concepto de la responsabilidad, ajeno a losi descubrimientos de
la psiquiatría,; el de la pena, que conserva un saibor de vengan-
za ; la dogmática definición de eximentes, atenuantes y agravan-
tes que, acogida por los jueces oon ahna de hielo, es causa d©
enormes crueldades, porque se empeíía en regir con tesis infle-
sables la cosa más lelástica y dúctil del mundo, que es el alma
humana; la rígida aplicación de los castigos con sus años y sus
meses y sus días que, en fuertza de aspirar a igualitaria e impa-
sible, viene a consagrar desigualdades bójrbaras, tratando del
mismo modo al padre de familia extraviado un momento que al
8 irCÜSTBO TIK&IPO

mozo encanallado y libare, al traibajaidor para quien loai destierro


es la miseria y al poderoso para quien vm. destierro es un veraneo.
Si de los cuerpos sustantivos pasamos a los procesales será
tanto como si cruzamos del orden del error al del escándiaio.
Nuestros trámites son la imposibilidiad dé la justicia y la glori-
ficaciión del enredo... voiumitariamente buscado para cebo de
curíales. ¡ Tan sencillo como es acudir a un Tribunal, contar la
cuita, doicumenitarla y esperar el fallo! No se trata dte un' inven-
to dudoeo ni de una ilusión inasequible, sino de lo que ge prac-
tica con éxito en varios órdenes de la vida judicial. Así, con
esa sencillez u otra muy aproximada se ventilan los juicios ver-
bales, los de responsabilidad die funcionarios púbHoos, los del
Tribunal industrial, lios pleitos conitencioso-administrativios...
Con ser eso tan expedito y hallarse tan acreditado, tod'avía el
régimen ordinario de nuestro Enjuiciamiento civil es la discu-
sión en cuatro tiempos (demanda, contestación, réplica y dii-
plioa), cottnio una sinfonía de prietensiones, y los dios períodtos de
prueba, y el ampuloso, ridículo e inútil escrito de conclusiones,
y las dos instancias y las cuestiones incidentales y toda la in-
mensa y tupida red en que se pierde la fe, se volatUiza el dine-
ro, se pavonea la desvergüenza y se esteriliza la jrasticia aun en
loe casos de ser lograda.
.Sólo el' hecho de que haya instancia dable ya es algo así como
una ofrenda votiva al dios Barullo. Si la verdadera garantía
está en el Tribunal colegiado, acódase desdé luego a él sin per-
d!er años en impetrar un juicio unipersonal del que no se hace
caso.
Y así en todo. Guando surge una cuestión incidental, ¿para
qué formar un rama separado, y dar traslado de contestación
por seis días y abriri ,un período de prueba por veinte y 'celebrar
luego una vista? Lio lógico sería tener por presentada la de-
manda, entregar la copia al demandado y llamax desde luiego a
las partes a juicio verbal.
En el recurso de casación, ^a qaé conduce dar traslado de ins-
trucción al recurrente, para que se entere de un escrito 'quei él
mismo acaba de redaictar quince o veinte días antes, ni al recu-
rrido, pa/ra cuya ilustración baistalría pasarle la copia del re-
EN JUSTICIA T POK LA JUSTICIA 9

curao, mn nieoesidáid de protvidteincias, traslaidos ni escritoH? En


realidad, todo el trámite del recurso dte casación debería quísdar
circunBcrito a esta sola providieacia á "iSe tiene por interpuesto
éí recutrso; enitréguese la oopáa a la pairte recuimildla, la cual, si
lo juzga conveniente, pcd'rá impugnarle con otro escrito en tér-
mino de quince días; se nombra ponente al Magistrado D. Fu-
lano; y se señala para la vista el día tantos, antes del cual el
Secretario de Sala entregará a los Srts. Magistrados una nota-
extracto del asunto". Total de gastos del trámite, cinooi pesetas.
Total de tiempo, .un mes o dos.
IY (qué monserga es esa de que en lo civil la jurisdicción es
rogada, artificio mediante el cual es Tribunal no puede pipoveer
nada mientras las partes no se lo pidan? Hipótfesis por hipó-
tesis, es mucho más discreta la d^e que, sólo con acudir al Tri-
bunal ya le tienen las partes rogado, de una vez para siempre,
que recorra todo el camino d d pleito mientras expresamente y
de común acuerdo no le pidan que se detenga.
Pues lo criminal adolece de insensateces idénticas o mayores.
Terminialda el suaniario y elevaidio a la Audiencia, p'asa al Po-
nente (que no lo desata siquiera, ni tiene pana qtJé), luego al Fis-
cal para que diga si necesita que se practique alguna nueva dili-
gencia, revocándose en tal supuesto él auto de conclusión y vol-
viendo la causa al instructor. Si no necesita ningún nuevo ele-
mento de información, se entrega la causa lal Ponente otra vez.
Con su informe, la Sala confirma el auto de conclusión y trae la
causa a la vistilla (acto soilemne en que eil Fiscal dice si cree
que la causa ha dé ser sobreseída o llevada ali juicio oral, puesto
de pie, fumando un cigarro y hablando con los señores del mo-
vimiento del escalafón). La Sala no tiene libertad para acordar
cosa distinta de la que el Fiscal pida. Por consiguienite, dicta
auto sobreseyendo o abriendo el juicio oral, d¡e acuerdo con aquél;
y en el segundo caso, vuelve a. pasar el proceso al Fiscal pana que
haga el escriito de calificación.
El sentido común reduce muy fácilmente tanta faramalla. El
Juez instructor, antes de terminar el sumario preguntaría al
Fiscal si juzgaba indispensable y urgente alguna diligencia, y
una vez satisfechas las propuestas legítimas de aquél, ©levaría el
10 NUESTRO TIEMPO

proceso a la Audiencia, la cual, desde luego, conferiría traslado


al Ministerio público para que pidieis» el sobreseimienito o for-
mulase ©1 escrito acusatorio. Sólo con eso se ahorraría miles de
toneladas del na.useabundo papel de oficio, y una mitad del tiem-
po que ae invierte boy en sustanciar una causa, criminal.
He señalado, al correr de la pluma, unos cuantos casos típi-
cos que han acudido a mi memoria. Pero lea ejemplost podrían
multiplicarse hasta lo infinito. Así, las reglas para la persecu-
ción de los delitos flagrantes, que están en la ley y no se aplican
nunca, podrían alcanzar a todas las| causas en cuanto hubiera
auto de procesamiento. Los delitce contra el honor deberían que-
dar sancionados en poquísimos días, cesando el escándalo de que
el procedimiento judicial, por su enorme dUaíción, sirvia comió
caja de resonancia. Los pleitos en quie( sólo se busca una declara-
ción doctrinal, por hallarse los litigantes conformes en loS he-
chos, habrían dte empezar por el final, planteándolos ante el Tri-
/bunal Supremo. En todos los negocios serían k s términos im-
prorrogables. Los casos de suspensión de vistas quedarían limi-
tadísimos. La defensa oral podría ser libre para el interesado en
todos los casos, y la escrita! en muchos, dejando de ser forzosa la
intervención de Letradk).
Todo eso es sencillísimo, faictible, elemental. Basta querer.
Mejor dicho, basta enterarse díe que la justicia es para ios justi-
ciables y no para ese monstruo de cien bocas y mil tentáculos
que se llama curia.
La revisión de los cuerpos legales está archiestudiada por
la Comisión de Códigos. Una reforma del Enjuiciamiento, llegó
a ser votada por el Senado y comenzó a ^ser discutida en el Con-
greso. Todo o casi todo está a punto. Solo falta la voluntad:
que los españoles apetezcan de veras tener Códigos arreglados
a sus necesidades y a la demanda de los tiempos.

EL ARBITRIO JUDICIAL Y LA JURISPRUDENCIA


Con ser las leyes buenas, cosa tan principal y característica
de una civilización, no constituyen sino parte mínima de lo que
requiere un eficaz régimen de justicia. En tiempos pasados, cuan-
EN JUSTICIA Y POR LA JUSTICIA 11

do no entraban en cuestión otros problemas que los del la pro-


piedad privada y, por excepción, las desavenencias familiares;
cuando el comercio internacional era rudimentario; cuando los
poderes políticos se ooncentrabaix en la voluntad del Eey, las
leyes eran recipiente adecuado para contener todas las realida-
des que en una Sociedad podían originar controversia. ¡Pero
hoy! L/Os fines y los medios del Estado Mllanse en crisis, y
aun para loa elementos más mesurados y conservadores, las de-
terminaciones de la Administración pública, están sujetas a cen-
sura y revisión judiciales. TrasatMnticos y ferrocarriles, telé-
grafos y teléfonos, cables y aviones, comunicaciones inalámbri-
cas, automóviles y submarinos, establecen nuevos e inesperados
vínculos universales, borrando fromteras a la. contratación y
dando a la economía de cada país solidaridades internaciona-
les. La elevación de los menesteroaos destruye con piqueta o ba-
rreno conceptos del Derecho clásico y hace surgir cuerpos lega-
les, tribunales y procedimientos que diez años atrás hubiecran
parecido desvarios vesánicos. Los hombres no tienen la man-
sedumbre de seguir admitiendo el brutal aiübagonismo entre el
legdlismo y la justicia y buscan justicia a todo trance, como
único punto de convergencia de las almas, separadas por tanta
disparidad, tanto egoísmo y tanto odio. Nadie ama la justicia
como tecnicismo, sino como sentimiento. Y una Humanidad afli-
gida, turbulenta, revolucionada, vuelve los ojos al concepto de
San Ambrosio y tiene a la justicial como "fecunda generadora
de las demás virtudes".
En tan trágica convulsión, ¡ qué pobre cosa ea el derecho es-
crito ! Toda la sabiduría de todos losi hombres nacidos d^de la
creación del Universo, no alcanzaría a prevenir en los globuli-
llos de los Códigos los mil oonifliictos que al minuto se producen
en cada familia, en cada trabajo, en cada ilusión. Sólo una cosa
puede ser tan granide como el hombre: el hombre mismo. Por
eso, al fracasar en el titánico combate los monumentos legisla-
tivos, los precedentes históricos, las exégesis die los sabios y las
minuciosidades de los hermeneutas, queda en pie, grande, re-
fulgente y soberana, la conciienicia d'el juez, único texto sin colo-
fón, único espacio sin fronteras, que puede amar el bien, y bus-
12 NUESTRO TIEMPO

carie y discernirle como reflejo de la divinidad, damdo la paz y


la calma a lofl hombres atribulados, oon las leyes, o al margen
de las leyes o por encima de las leyes.
^Amarquiamo? No. Eendimiento a la realidad y homenaje a
lo que en el liombre hay de imagen del su Creador. Esclavo de
las leyes ha de ser el Juez en h> adjetivo y procesal, porque eso
es norma que a todos puede ser aplicada y en la que todos ha-
llan garantía duranite el régimen de lucha. Pero en el fondo de
los conflictos, en la sustancia íntima de las controversias, j qué ley
lo preverá todo ni qué Juez se podrá atener sólo a, ella?
El legalismo experimentó un golpe die muerte y el arbitrio
judicial recibió el bautismo cuando se abolió la prueba tasada y
se confió a la libérrima apreciación de los Magistrado^. "En con-
ciencia estimam.os que Juan debe dinero a Pedro." "En con-
ciencia entendemos que la dedlaración de un mendigo es más
cierta que veinte escrituras que le desmienten." "Apreciadas las
pruebas en coniciencda, declaramos que X es el matador de Z."
Y contra ^ o no hay nada. (Comparado con esa soiberanía, a cuyo
amparo caben desde la mayor abnegación hasta la mayor infa-
mia, j'qué otro arbitrio judicial puede haber peligroso? Después
de todo, lo que es prapio del un Jurado y de un Consejo de Gue-
rra, i por qué no ha de serlo de un tribunal togado, que ofrece
mayores garantías de serenidad y de competencia?
Una escuela muy respetable se indina hoy a deferir el seña-
lamiento de las penas al criterio judicial en luigar de la aritmé-
tica de los Códigos. Las huelgas dejaron de ser delito, por sen-
satez de los jueces muchos años antes de que desaparecieran del
Código penal. El juego y el duelo tampoco son perseguidos,
porque de nada sirve el dierecho escrito frente a estados de
compacidad social. El depósito de los hijos durante el pleito
de divorcio de sus padres, está regulado en el Código de cierto
modo taxativo, y en la conciencia de loa juzgadores con otro-
sentido más liumano y absolutamente distinto. La barrera en-
tre ©1 interés normal y el usurario del dinero, los jueces libre-
mente la señalan en cada caso. Por el imperio del jiropio Código
ciril, los jueces pueden moderar, ^ g ú n su albedrío, las cláusu-
las penales de los contratos. La fijación de lo que en los oon-
KN JUSTICIA T POK LA JUSTICIA 13

tratos va contra lo moral es otro patrimiOínio inooericible; y la


de la buena y la mala fe; y la de la temeridadL. Por doquieír,
el derecho positivo se oontrae y amedrenta, reoonociendo su im-
potencia, limitándose a bases, orientaciones y conceptos gené-
ricos, para dejar pasd a la 'libertad de xmog varones ecuánimes
que, individualizando los casos, digan lo qu© en cada uno es
mejor... o menos malo.
Nuestra Magistratura, asustadiza y débil, se defiende, con
modestia ejemplar aunque no útil, de asumir función tan enor-
me, y úni'oamiente ante llamamientos miiy marcados se resuelve
a buscar lo j.usito a expensas de la legal. De aíhí ©1 gran pajjel
que a la jurisprudencia está reservado.
Porque tampoco ha ée, entenderse que estoy yo aquí pr<eco-
nizando el sistemático a,tropello d!e las 'leyea y la necesidad de
qflie los Tribunales ste diváerttan piaoíteámdioílas. lío. Uo que digo
es que la vida es tan compleja, tan varia, tan mudable, que no
hay leyes de suficiente alcance para regularla; que el principio
"dtea lex sied lex" es una aitPocidad én pueblos dtei cultura refi-
nada; y que, al lado de las leyes, debe caminar celoso, vigilante
y resuelto el arbitrio judicial quie las haga prácticas, amaMefe,
humanas, cumpliéndolas con rigor, o dulcificándolas, o reoor-
táoidolas, o arrinconándolas; quie eduque al puleblo a respetar-
las no por temor de su fuerza, sino por amor a su bondad; y
que enseñe al legislador el camino de la reforma.
Dicho queda con esto que al Tribunal Supremo está reserva-
da una funcióln capitalísima, y que, para diesiempeñarla, nece-
sita unos alientos superiores a los que hoy muestra. Caso ex-
traño. Mientras las Salas de lo contencioso se mueven con des-
enfado y desautorizan a la Administración en un cincuenta
por ciento de los pleitos, en las de lo civil y lo criminal siguen
siendo rarísinaas las casadones. Dígase en justicia, que las Au^
diencias yerran mucho menos que los Ministros; mas aun con
ese descuento, es indudable que se casan muchas menos senten-
cias de las que merecían serlo. ¿Por injusticia? No. Por pereza.
Por amor a la tranqmlla. Por temor dé afrontar la responsabi-
lidad moral de sentar doctrina.
Todavía se pierden muchos recursos en lo criminal porque al
14 NUESTRO TIEMPO

recurrente se le olvidó "cáitar el número del artículo 849 del


Enjuiciamiento criminal que lo autoriza", y en lo civil "por-
que no se impiugnó el error em la apreciación de.1 documento
auténtico, citando, cual era diebido, el número T.° del artícu-
lo 1.692 del Enjuiciamiento civil". Y así, por este orden abun-
dan los tópicos para eludir la declaración que se pretende. Unas
veces es "porque mada && puede hacer cuando la Audiencia
aprecia 4a prueba en conjunto". Otras porque "no se da re-
curso contra los considferandos, simo contra el fallo". Otras por-
que "no se cita con exactitud la doctrina legal infringida". Si
S€) puede huir de estudiar el fondo de los pleitos, indefectible-
mente se huye.
Es ello una faceta del inmenso poliedro de lai desidia buro-
crática. ÜTtieetros Magistrados no suelen entender <jue su sacer-
docio es tan augusto que loa coloca entre Dios y los hombres.
Prefieren estimarse como unos buenos funciomarios, con pocas
responsabilidades, pocos disgustos y i>ooo quehacer.
El ideal del empleado es no opinar. Si se puedte dejar el ex-
pediente sin resolver porque no informó una dependencia, ¡qué
encanto! Si se puede repeler una instancia por falta de un
timbre móvil, ¡ qué deücaa! Die igual manena el juez se ©njajenia
si puede fugarse del estudio porque hay una falta de persona-
lidad, o una prescripción de acción, o una irregMlaridad adje-
tiva que lo consiente. No hay sino ver lo quie abundan las pro-
videncias dIe no ha lugar sin explicación de ningún género, lo
cual en los pleitos tiene la apariencia de una resdución y en
cualesquiera otros órdenes de la vida no pasaría de ser una
grosería irracional.
No. Administrar justicia no es hurtar el cuerpo a los pro-
blemas. Es convencer, es enseñar, es devolver la paz a loa espí-
ritus. No importa tanto fallar como persuadir, ni ser obede-
cido por laS borlas del bastón como respetado por la ecuanimi-
dad del discurso. Jueces y Magistrados habrían de debatir con
los Letrados, pidiéndoles aclaración de los puntos oscuros y ele-
ment<re de convicción que no encontrarían en los autos. Las pro-
videncias fara mejor proveer no debieran ser raros fenómenos
como son hoy, sino medidas constantes para el hallazgo de una
EN JUSTICIA Y POR LA JUSTICIA 15

dlaridad que no brotase de los autoe. Singularmiente, el Tribu-


nal Supremo debiera tener más d© laiboratorio que die pretorio.
Después de la solemnidad del debate, cabría insistir en unai
busca de la verdad y del acierto por parte de Magistrados y
Leifcradosi, iluminando puntos dudboos, comipulsando datoa y
citas, ooncretando extremos de especial ioiterés; en suma, sin-
tiéndose todos biólogos antes que guerreros y deponiendo el
vajiidoso hieratismo para sustituir!© por la cordialidad.
Imposible realizar el ensueño sin amar la justicia a plenitud
de corazón, y sin dar a los Tribunailes organización muy dis-
tinta die la que ahoraJ tienen.

EL BBOLUTMIIENTO

Nada tan absurdo como lo quie Ite ocurre al Estado para la


recluta de su personal Jurídioo. MonlOpoliza la cooicesión' de los
títulos de Lioenoiado en Dejiecho; y, no obstante, cuando nece-
sita dé um Lácettiiciadio «tu Deirtecihuo paira cuaUquieír mienester (judi-
catura, registros, notarías, cuerpo jurídico-miiitar), tiene que
devajiarse loa sesos buscando fórmulas dfe oposiciones y concur-
sos, con loa ejercicios más varios y las precauciones más com-
plejas para averiguar quién tiieine el mínimo de oonocimientos
indispensables para el servicio de que se traté. Ello acredita la
enseñanza universitaria. Se explica la oposición para provew
una cátedna porque ©n\ tal caso precisa elegir, de entre veinte
Doctores que saben muidio, al que sepa más. Pero la busca de
cincuenta o cien jueces cada año sólo requiere asegurarse de que
poseen un nivel medio de oampetencia. Eso debe garantizarlo
la Universidad. Y la disposición moral—más interesante que la
otra—itampoco está discernida en la oiposición.
En otros órdenes procede el Estado miás discretamente. ^ Quién
tiene la capacidad indisfpensable para mandar veinticimco sol-
dados a caballo? El teniente salido die la Acadiednial die Valla,-
doilid. ^ Quién tiene la aptitud precisa para planear una carrea
tera o informar un expediente de cono^ián die aguas? El' inge-
16 NUESTRO TIEMPO

niero salido de la Escuiela die CaaniniOis. Luego, de entre esas filas


saldrán, los ra^vos de la guerra y los dominadioTes de la Natura-
leza. Pero el tipo medio de su servidor vulgar, no necesita bus-
carlo con fórmulas ingenioBas; lio oonioicie el Estado en el mo-
mento de expedir el título.
De manera análoga, el Estado no debía organizar loterías
para ©1 hallazgo de jueces, sino presidir su formación. Los licen-
ciadas en DerecbjO que quisierain ingresar en la judicatura pasa-
rían a una Escuela dooide en dos o tres cursos se completase su
formación técnica con estudios especializados, se iniciase la
práctica sirviendio como auriliariee de jueces, magistrados, fisca-
les y secretarios, y se cuidase también la moral can adecuada
formación educadlora. De la escuda) pasarían a ocupar los car-
gos vacantes según la numeración obteaiida al acabar los es-
tudios.
Partiendo de ese principio, las bases orgánicas dtel personal
judicial podrían ser las siguientes:
1.* Unificación del Seoretariíadio con ©1 Cuerpo judicial. Esto
por varias razones.
a) Porque urge aca,baT con los secretarios remunlerados por
arancel. Administrar justicia no debe ser para nadie negocio
privado ni profesión libre, sino disciplina estrechísima dfel Po-
der público. La gente soporta con repugnancia el pago artan-
oelario de quien oanJtribuye a que le hagan justicia y que, natu-
ralmente, no podría dar de icomeír a sus hijos si esa justicia fue-
se sencüla y rápida. Por otra parte, es diesmoralizador que el
secretario del Tribunal gane tres o cuiaitro veces más que el Tri-
bunall mismo (1). No cabe argüir que se retrasarían los asuntos
por la falta d© interés particular del secretario en llevar dili-
gientemerate sus complicados trámites. No existe el arancel para
remunerar los trámites. Existen los trámites para justificar el
arancel. Y ya hemos visto cuan fácil sería suprimir el 90 por 100
de aquéllos. !
1) Porque es peligroso que un jovien recién salido de las

(1) Sobre la organización del geeretarío judicial y del cuerpo de ofi-


-cíales de justicia, publiqué un estudio extenso en la «Revista general de
Legislación y Jurisprudencia» el año 1912. A él me remito.
BN JUSTICIA r POR Uí JUSTICIA 17

aulas comienoe su carrera judicial dictando senteaicias. Miisión


tan grave r©q.uÍ6re una preparación práctica que en ningún sitio
puede alcanzarse mejor que en una Secretaría judicial. Nume-
rosos e ilustres ejemplos lo aoredita.n acbualiiieint©.
2." Dotación excepcional. Aidviértase que no digo suficiente,
ni hastanie, ni decorosa. Digo excepcional, porque loa llamados
a administrar justicia tienen obligaciones más esti"©chas que los
demás funcionarios públicos y han de estar remunerados con
arreglo a lo tnamsoeindieintal dte su función. Son los verdade-
ros fiadores de la paz, del ordien, de la civiliziación. No les
es lícito ayudiarse a vivir con ningiuma dtra ocupación. No
tienen siquiera derecho a un hogar fijo, porque han de ser tras-
ladados en cuanto contraigan amistades en e!l punto en que sir-
ven. Deben reunir a la ciencia y a la virtud' un temple heroico.
Por no tenerle, hemos visto en estos años últimos ejemplos deso-
ladorea y se han complicado no poco las violencias de la lucha
social. Ministerio tan singular y tan distinto de todos los demás,
no debe ser sencillaimiente bien retribuido, sino pagadlo de tal
manera que los alumnos más brillantes de la Facultad aipetezcan
con entusiasmo ir a servir en la judicatura mejor que en ninguna
otra parte. .
3.* Asignación de los sueldos con independencia de las fun-
ciones. Frecuentemente ocurre que un Juzga)do de entrada tiene
problemas más arduos que una Audiencia Provincial. Ser Juez
en Madíid, Barcelana, Valencia y Bilbao, es mucho más difícil
que ser Presidente de la mayor parte de las Audiencias Terri-
toriales. El escalafón debe regir las categorías, pero no loa ser-
vicios. A veces, conviene que un gran Magistrado, encanecido y
glorioso, se convierta en Juez de mi modestísimo pueMo donde
importa restablecer los fueros de la Justicia o ventilar pleitos
dificilísimos, o librar batalla contra el caciquismo.
4.' Movilidad de la residencia. Ya se implainte la instancia
única, oomo parece natural, vista la casi unanimidad de opinión
en su favor, ya se mantegia el régimen actual, será indispensable
aminorar los Juzgados y Tribunales boy existentes, muchos de
los cuales no tienen verdadeira razón' de ser. Y a fin de no causar
grandes molestias a los ipooos justiciables de una comarca, deberá
18 NUESTRO TIEMPO

el Tribunal constituirse en ella periódicamente para ventilar sus


negocios. En los proyectos dtel Sr. Montero Ríos se planteba más
al detalle esta orieintación.
5." Conaervación del régimen del pei-sonal en manos del per-
sonal mismo con indeipendencia dtel Ministerio, según reciente-
mente a<íalba de implantarse; pero dando mayor proporción en
la Janta organizadora a los jueces, pues en lugar de haber uno
solo, como hoy ocurre, debe haber uno de entrada, otro de ascen-
so y otro de término.
6.* Establecimiento de una distinción honorífica destinada a
premiar les servicios prestados a la justioLa; en condiciones
tales que sea un timbre de honor, sin (proporcionar A'entajas eco-
nómicas directas ni indireotas.
7.* Instauración de tumos de ascenso mediante oposición en-
tre los funcionarios de la carrera. Una die las cesas que matan
todos los estímulos y anquilosan las mejores aptitudes, es la se-
guridajd de recorrer toda uma escala sin más esfuerzo que estarse
quieto. De ahí que en todas las carreras dtel Estado escaseen los
hombres estudiosas, ya que está asegurado el mistmo éxito e idén-
tico porvenir a los laboriosos que a los hoilgazanies. Y como los
turnos de méritos desembocan siempre en un favoritismo corro-
aivo, háoese forzoso volver la vista a aquel otro sistema que ya
ha dado resultados magníficos en el oueripo notarial. El joven
licenciado que gana una notaría de última clase no suele echarse
a dormir, sino que continúa estudiando para vencer en nuevas
oposiciones y conquistar plaza mejor. Si se hiciera otro tanto
oon las funciones dte justicia, veríaimos a los jueces estudiar afa-
nosos para ganar en uam opoáción plaza die Magistrado, y a los
aiecreitarios de Juzgado (para ganarla también de Magistrado o
Secretario de Saña. Huelga decir que los Tribunales juzgadores
de esas oposiioionies habían de estar constituidos en su mayor
parte por etementos ajienoa al peraonai judicial.
8.» Separación del Tribunal Supremo oon relación a los de-
más organismios judiciales. Por las razjonfis apuntadas al tratar
de la Juriaprudiencia, se advierte que él Trifeumal Supremo eff
cosa esencialmente distinta de todos los diemás. Sobre la. misión
genérica que a todos incumbe de sentenciar en justicia pleitos j
BK JUSTICIA r FOK l A JU8TICU 19

causas, tiene aquél otra eapeciaJísima cual es el de formar ei de-


recho del porvenir, ©nnaendar yerros del vigente y educar no sólo
a los tribumaleg inferiores, sino a los ciudadanos todos y aun a
los otros Poderes del Estado. Asunto tan grave no puede ser
confiado a hombrea de una sola formaicián, pues aun siendo to-
dos excelsos, sólo con responder a \m mismo origen, a una mis-
ma carrera y a una misma edad, ya están imposibilitados para
elaborar sustancia tan varia como la j.urisprudencia. Todos los
magiistradios que han servido en la carrera cuarenta años, que
tienen entre sesenta* y setenta d)e edad, que han vivido en pobla-
ciones semejantes, que han des6m,peñado análogos destinos, tie-
nen una cristalización igual ded pensamiento. Preciso es que esa
modalidad tenga su representación en el Tribunal Supremo,
pero €8 igualmente necesario que la tengan también los idearios
y las culturas oorrespondiientite a otras edades, a otras formacio-
nes. Muy bueno es que ilustren el derecho los ancianos encaneci-
dos en la Magistratura, pero no lo es menos que colaboren a la
misma función muchachos brillantes dfe los que ganan Cátedras,
Oficialías diel Consego de Estado y grandies Notarías, es de^ir, los
que se encuentran en la plenitud' de las ilusiones, los que ven la
vida de modo distinto, los que apartan un bagaje de novísima
cultura que los veteranos ya no pueden adquirir. De modo que
debiera haber aposiciones directas a magistrados dd Tribunal
Supremo, para concurrir a las cuales bastase ser licenciado en
Derecho y tener veinticinco años. Por motivoe análogos dfel'iera
haber tumos dé oposición reservada a los funcdionarios de la ca-
rrera, sin distinción de caitegorías, y otros—^los que estableció la
Ley orgánica del Poder judicial y oorromlpió la política^—paira
los catedrátioos y k e abopidos. E n esto de los abogadoa habría
que andar con mucho pulso, porque el pagar las primeras cuotas
conitribiujtivas no es por sí solo indicio de óompetencia científica,
ni tampoco es fácil que loe abogados que han tenido éxito en su
profesión se presten a abandioinanla para pasar al servicio del Es-
tadio. Es difícil trazar reglaa Si se adiecentaibain las costumbres,
est» desigmación tendiría gran éxito. Sá aeguían tan vicáosas oomo
híaeltia aquí, habría de oontiniuar cerrado a piedra y áodia eiste
tumo.
20 NtJESTKO TIEMPO

No es preciso explicar que para la jurisdioción contencioso


a.(Inuimstrativa tendrían que mantenerse también los tumos hoy
existentes en favor de los altos fuanciionarios de la Administra-
ción.

LA PRIMERA MATERIA

Renovaciones tan profundas no pueden ser acometidas con-


tando sólo con la Gaceta. Todo cuanito| en ella, se escriba es com-
pletamente inútil mientras no haya elementos sociailee capaces
de servir el pensamiento.
¿Existen hoy entre la gente de toga? Digamos con orgullo
que sí. Nuestros magistrados no suelen ser muy competentes,
porque no tienen estímulo para el estudio, ni tampoco muy in-
dependientes, ¡porque, hasta ahora, no han podido hacer su ca*
mino más que cultivando a loa personajes políticos. Desde la su-
misióin al diputado del distrito cuando reciben el primer d^tino
hasta la tertulia del alto personaje cuando haa arribado a las
altas categorías, no ha habido vejación que se les escatime. Este
era el ambiente y no se puede pedir que se sobrepongan al am-
biente sino los héroes y los mántires.
Pero en cambio la honradez, en su sentido de resistencia a
toda tentación venal, llega a los límites de lo prodigioso. En
toda la magistratura española habrá a lo sumo docena y media
de hambres capaces de veadierse. El resto soporta estados de
verdadera miseria con indomable imcorruptibilidad. Los abo-
gados ipodiemos dar fe de esto. Todos loa días ae ventilaai en los
Tribunales pleitos de Empresas poderosísimas para las cua-
les supondría muy ipooo regalar un millón de pesetas al magis-
trado ponente. Sin embargo, su reputación está en este punto
tan limpia que ni aun los dientes más maliciogos se atreven a
preguntamos si tal cohecho cabe en lo /posible. Inquieren to-
dos—es dolorosamemte cierto—de quién es cada magistrado, bus-
cando el sello infamante que les presenta como obedientes a las
üídenes de un señor feudal de la política, aunque, en verdad,
EN JUSTICIA T POR l A JUSTICIA 21

tampoco suelen serlo en los términos que la maledicencia pro-


palfv. Pero la eficacia de la dádiva es cosa que ni merece la pena
de ger consultada.
Pues bien, esos hombres que secularmente han sabido resistir
a la tentación de la codicia, no suelen tener ni para mantei.ier a
sus familias. Los casos en que hay que enterrar de limosna a un
funcionario judicial, son relativamente abundanites. Hace po-
cos meses fué abierta suscripción pública para socorrer a la fa-
milia de un juez die Madrid. No hace mucho mi magistra-
do del Tribunal Supremo, que lo haibía sádo taimbién de la
Audiencia de Madrid y qne había presidido las Audiencias
de Burgos y Pamplona (es deoir, ¡los pingües negocios de Viz-
caya y Guipúzcoa!) al día siguiente de recibir la: jnbilación tuvo
que vender unos pobres cuadros y unos pocos libros que con-
servaba en su casa para arbitrar dos o tres mil pesetas sin las
cuales no podía entrar en la nueva y reducidísima vida. Los que
heredaron una pequeña fortnna de sus padres la consumen has-
ta el último céntimo en el curso de su carrera, sufragando tras-
lados, instalaciones, cambios de matrículas, etc. Los que no pue-
den hacer esto han do pasar por el bochorno de pedir billete*
regalados a las Compañías de ferrocarriles. Y algunos que no
se prestan a hacerlo, tienen que viajar en tercera. Juez ha ha.-
bido cuyos hijos no podían salir simultáneamente a la calle por-
que eran ocho y los pares de botas sólo cuatra Hay poblaciones
donde no puede ir ningún juez porque su sueldo no alcanza a
pagar la casa. Si España conociese las intimidades trágicas^ de
tuTilcs y tantx» jueces y ma^strados, quedaría horrorizada y
edificada a un tiempo.
Ahora mismo, cuando hemos visto destrozarse podridos ele-
mentos y Cuerpos que parecían dignos, cuando todas las repu-
taciones e?tán justificadamente en entredicho, la Comisión ins-
peotora dtel Poder Jiudiciial no ha podido hallar sino casos con-
tatlísimos de venalidad. La mayor parte de los castigos impues-
tos lo han sido por incompetencia, por desidia, por irregulari-
dades en la vida social o por faltas leves en el cumplimiento de
3os deberes oficiales.
Cuando se mantiene incóhime ese tesoro moraJ, puede decirse
22 NUESTRO TIEMPO

que hay terreno muy finne para cualquiera oonstnicción. Esti-


múlese el estudio, auméntese la indeipendeiicia, págueae con am-
plitud y aquel caudal ético dará su renidimiento máximo.
Para la obra regeneradora hay que oontar taimbién con la
aportación de dos elementos principalísimos: la Notaría y el
Foro. En ©1 espacio de veinte o treinta años el notariado ha in-
fluido (poderosamente en la tranquilidad pública y en el dc-sen-
vollvimiento de la economía nacional. Antea eran constantes los
pleitos sobre interpretación de escrituras y testamentos. Hoy es
muy raro hallar uno de esos caeos. Los notarios escriben como
deben escribir, son maestros en Derecho, conocen bien las ma-
nifestaciones de la riqueza pública y aconsejan a sus consultan-
tes con prudencia y utilidad.
Por su parte, el Foro ha experimentado en igual lapso de
tiempo mudanza semejante. Antes, el más honesto de los abo-
gadee era un buen combatiente. Hoy hasta el más incorrecto y
trapacero juzga inexcusables las funciones de patriarca. Por
cada pleito que un abogado promueve evita diez. Los arreglos
privados y los Tribunales de amigables comiponedores ocapan
de día en día mayor lugar en los bufetes. Los pleitos sólo por
excepción son enredosos. La moral ejerce sobre los ájiimos de
la gente de toga saludable pesadumbre.
Ya sé que alguien se ríe de este viejo criterio optimista que
he (propagado siempre y piensa que todo esto son lirismos. Yo
aseguro que mi lirismo tiene asideros muy sólidos en una reali-
dad venturosa. Y, además, añadió que ián un matiz de lirismo—
es decir, de ilusión, d^l fe, de creencia en la bondad posible en
los hombres—'la vida no merecería ser vivida.
ANOEL OSSOBIO

31-12-923.
Una gran obra de cultura patria

La Junta para ampliación de estudios

ANTECEDENl'ES HISTÓRICOS.—LA ETAPA DECISIVA

E!l encauzamiento e initensifioación de la cuILbura en nuesbro


país d'ua-'anitie estos últimos añ'Os, h,a con^tituíidio la mira ptriiKipal
de la "Junta para ampliacián d© eludios e imivieQtigaciiones ciem-
tíficas". Propúsose este ctpgaaiiamo, 4esdie él primer mamento,
condenigar en dos (puntos eaenciíallea su aobuación: a la vez que
aspiraba a provocsar una ooíririente de camunicaición científica con
el extranjero, queiría agrupar en núclieoB de trabajo intenso y
desinltieíreBado loa elememitog disponibles <fentro de Esipaña. Ello,
a los ojos de muchos, creaba un régimen excepcional por dos ra-
aones: en primer 'lugar, la Junta debía desempeñar fuaicionea
téonioaa •que representaban una novedad en la vida axiministra-
tiva díel mimiiáterio die Inatruoción pública; por otra parte, debía
tener una prudente autonomía en la aplioación de los fondos del
Presiflpuiesto.
Sin embargo, la reforma que se introd'ujo oreando este orga-
nismo, no constiitiuía ni coon muciho uma innlovaciión audaz. Los
principales países, es deoir, tedios aquieillos que figuran en las
vaniguairdias de la ciuflitura cienitífioa, artística, docente y peda-
gógica, «freoíam vairiadios modelos, avaloradoa ipor tpm expe-
riencia de provechos fecundos. Comoiietá'ndoiKS ahora a lais pen-
24 NUESTRO TIEMPO

siodies «n €¡1 estramjera, debemos recoixiar qtie a la saizón se ha-


U'aJbaa estiabl'ecddas en nuimerosas naoianes, tanto las adelantadas
oomo 'las rezaigadias, oosteáindoae ora por cueaiita de fundaciones
o centros docentes capitalistas, oomo pasaba en Iniglaterra y
les Eatiados Unidos, ora por cuenta dlel Estado, como acontecía
€n Franoia desde 1883 y en Bólgioa desde 1890. Mientras Italia,
Rumania y el Japón habían formado su cultura moderna sobre
la base de las pensiomea en el extranjero, China enviaba a-nual-
mente pensionados por oenltenaa'es a Em-opa y por millaires ai
Japón. 'Chile y la EepúMioa Argentina adaptaron iguial siste-
ma, y este último país llegó a instituir en París unía Deilegación
para atender a los becarios residentes en el Viejo Mundia Los
miamos Estados Unidos, no obstanite él aflltísimo nivel cultural
de sus cenítroB docentes, vieroin cómo abamdonaiban su suelo mu-
ehísimios estudiantes que venían a frecuentar las aulas univer-
sitarias de Francia, Alemania e Inglaterra. Ese movimiento
emigratorio general llegó a ser tan grarade, qu© el número de
alumnos extranjeros en las Universidades alemanas, durante el
curso de 1904-1905, se elevó a unos 7.000, dfe les cuales estaban
matriculados oficialmente más de 4.000.
No han faltado en España eapíriitus clarividentes que señala-
sen la comveniencia de adoptar egtos procedimientos en beneficio
dte nrueatros intereses intAtítuaks. Así, por ejemplo, hace ya un
siglo bien JaiPgo, es decir, en 1813, apenas libre nuestro país de
la dominaoión napoleónica, propuso D. Maniuél José Quintana
en la Junta de Instruiooión pública, quie se concediesen' pensiones
"para Saür fuera del reino y adquirir en las naciones saibias de
Europa el coimplemeinto ide la instrucción". En las postrimerías
del pasad:o siglo firmó Gamazo, cc¡n fecíha de 21 de Septiembre
de 1898, un Real decreto disponiendo que los Tribunales dé
reyálida de grados en las Normales lemitieran al Minisltro de
Fomento la lista de mérito relativo, para que de las nueve per-
sónicas primeras se eligiesen tiies a quienes se concedieran otras
taratas pensiones con oibjeto de perfeocionar sus estudios en el
exitramjeipo. EníonioeQ dio el primer paso en el terreno de la prác-
tica la idea que ya a comienzos del mismo s i ^ o tuviera^ un d¡e-
ferosor saigaz en el seno de un organismo oficial español. Apenas
LA JUNTA PARA AMWJAOlÓN DE ESTUDIOS 25v

liabían transicnirrido abroa tr«s años, ouamido García Alix. por


Real deoreto de 6 de Julio die 1900, oanicedía al Profesorado de
las Eacuelas Normales la posi'bilidad die obtener lioeaiciae, con.
el sueldo íntegiTO, paira ampiliar eStiidioa fuiera dé España, y agre-
gó que el Gobierno podría ofrecer, por añadidtara, una subven-
ción cuando hubiera fondos dispcoiiblies. Y con la, misma fecha
36 aiprueba un Eeglaimeribo orgánico de prümeira enseñanza, por
d que obtienen los Eeotorados la facuDtad de coniceder a los
maestoxys y auxilliares de las escuelas públicas la autxxrización
necesaria para que umos y oitax)s pudiesen ampliar por su cuenta
estudios fuera de nuestro país. Hasta ahora, oomo se ve, el bene-
ficio de la cuíltura extiranjera en su propio am.biemite sólo era
accesible ¡ai Proferado de escuelas primanias y Noranales.
Dio un nuevo paso el Condie de Eomanones, el 12 de AbrH
de 1901, al disponier que aquiellos alumnos a quiemes se hubiera
concedido premio extraordinario en la reválida o grado, po-
drían hacer oposiciones a las pensiones cuya creación estaba en
esitudio a la sazón, para realizar estudios en eJ extranjero. Esas,
pensiones quedaron estatuidas, varios meses diespués, por el Eeal
decreto de 18 de Julio, destinándose una cada año para cada
una de k s Facullitades de Derecho, Medicina y Farmacia; otra,
per tumo, para las Escuelas Normales centrales dé maesttros y
maestras, y otra, por turno también, para las Escuelas de Inge-
nieros. Sólo se podría aspirar a ellas teniendo la nota de sobre-
saliente en el Doctorado y premio exibraordinario en el Docto-
rado, Licenciatura, o ejercicios de ñnal dé carrera en aquellos
estudios donde no existieran dichos grados, y sería preciso hacer
varios ejercicios de oposición, erotre los cuiales no podrían faltar-
los de idiomas. Los elegidos obtendrían 4.000 pesetas anuales
máis los gastos de viaje en segunda dase; se obligaban a pre-
SMitar una Memoria, cuya aprobación podría valerles una pró-
rroga de un año en ei disfrute de la pensión y una plaza de
auxiliair en las ensleñanzas coorespondienltes a gu carrera. POÍP
otra parte, se haicía extensivo a todos los profesores la facultad'
que para los d)e Escuelas Normales se había otorgado ©n el de-
creto de García Alix. El 11 dé Abril del año aiguienlte se inta*o-
dHjjo uma /pequieña modificación mediante Eeal decreto; ahora
26 inXESTBO TXEHPO

las pensiones serían de 4.500 peseitas «iDuales y con esa cantidad


debía sufragar sus gastos d© viajie el pensionado.
AUendesalazar modificó el servicio de pensiones mediante U 'm
lieal diecreto die 8 dle Mayo de 1903. Mientras en el Real diecreito
de dos años anltes él Triibtunal dle cipagicioinies iproponía sá Mi-
nistro los pmvtOH de pesidiencia y materias de estudio de los alum-
nos que sdicitaseai pensiión, aliora se aibolió esa. traba, recono-
ciéndose que la base fundívmenital deibía ser "la libertad com-
pleta y absal'Uita para (la e'.ccción de la materia que ha de ser
oíbjeto de la amipliación de estudios, y did puinito del extranjeiro
•donde Se ha de efectuar, a fin de que los interesados puedan rea-
lizar sin limitación ailguma su cometido". Se crearon ©ntoiocies,
también, suibíiemoianies para los Prafesoíres oficiales, por un año,
con. 3.000 pesetas, mediante concurso que resolvería el Consejo de
Instnjoci'ón. pública elevando ai Ministro propuesta unipereo-
nal. Se maMtnvieron las peosionies para aluimruas que hubieren
termimado lia ca>rrei"a, y se ciieairon, además, otras ipaxa obreros
alttronos que la estuvieseni ounsando, exigiendo a unos y otros
la oposición y la presentación de Memoria al final de su pensión,
ipero negando los derechos que se habían» otorgado por ei die-
oreto del Conde de Romamones a quienes obtuviesen la aproíba-
oión de la Memoria referida. Además, se instituyeron sulbven-
cáonea para Delegados en Conigrescs científicos, cada una con
1.750 pesetas. En ia lista dé centros docentes cuyes proíesores
y alumnos podirían acogerse al expresado benleficio cultuírail, figu-
Tabam Univeiraidaides, Esouedaa Normales, de Cooneroio, Veteri-
naria, Ingienieax)B, etc., quedamdo exdiuiídlas las de Bellas Altes
^n atención a que ya exi^íian pensiones eapeciales ¡para la Aca-
demia Eapañola de Bellas Artes de Eoona. (dios para pintuTa de
historia, una para pintura d'e paásaje, dos para escultuTa, una
piara grabíwio en hueco altermando con él grabado en dulce, dos
para arquitectuna y una paira miúsica), las cuales se regían por
ei R ^ a m e n t o de 26 de iSeptiembre de 1894. El Presuipuesto de
1904 consignó para todas esas atenoiomes la cantidad de 100.000
pesetas.
Este siftema tenía el triple inconveniente dé que no era posi-
ble enteraarae dé los trabajos de los pensionados, ni cabía aiyu-
l A JUNTA PABA AMPUAClÓN DE ESTUDIOS 27

darles en su laibor, ni itaniipooo titílizaa" el frulto de ¡la pensión en


beneficio directo de la cuibura patiriía. El propósáto que había
inapirado aquella obra requería ujia mayor ampliltuíd en cuanto
a los moldea direcitivos y una mayor flexibilidad en cuanto ai
procedimiento buroerátdoo. Además, adoüedíi, de nioltorias defi-
ciencias, pues olvidaiba la necesidad de iniciar trsübaijoe de inveeí-
tilgación cieotífica, en los que ae estudiase la materia primera
que el país ofrecía con sus archivos, monuanentos y suielo. me-
dianite la colaboración de personas que aquí sintiesen afición a
esa •dlaae de tareas, die proíesores exitraoiíjeros eapecializados en
alguna de las ramas respectivas y de ex pejisiomiadog quie pudie-
ran aportar el provechoso fruto de su esltanoia en el extranjero.
Era necesario, pues, crear um orgamismo enoargadio de realizar,
en ese co-den, una misión a la vez apolíticaj téanica y permanien-
tía. y para que pudiera vivir con decoro ese organismo, era pre-
ciso diotarl© de fondee, airmoimz.anldo la indlependencia y sustan-
távidiad de sus funciicsniea técnicas con las facultades y la respon-
sabilidiad minilsteriai en lo referente a la aipücación de esos fon-
dos. Esto, que parecía exitraño a mudios, tenía precedentes no
sólo en otros países, sino en el nuestro, demxJe ap oontaJba con
entidades como cfl. Instituto d)e Reformas Sociales, el Consejo de
Emigración y la Coonisaría de Seguoios, cuya actividad venía
desarrollánidose sin el miemor choque con los rapresentanltes su-
premos d d Poder ©jecutávo. Y aun dentro del mismo ministe-
rio dle Instrucción pública, los diversos Oentrofe docentes poseían
facultadies disorecionales en la aplicación de algunos recursos;
los trübuaiales examinadlores concedían gradoB, y los de oposi-
ciones designiaban la peirsona merecedoira de obtener la cátedra,
no siendo, por tanto, suig funciones meramente consultivas, y
viéndose oibligaidio el Poder central a sancionar esos acuerdos.

* « *.
28 NUESTRO TIEMPO

Paa-a desempeñar tal misión, se creó por el minigtro D. Ama-


lio Gimeno, en virtud dieil Eeal dieoMo de 11 d« Enero de 1907^
la "Junita para ampliacióin de estudios e inviestigaciones cien-
tíficas", conocida vulgarmente con el título "Junita de pensio-
nes", poirque gran parte de la opinión sólo vio mxo die sus aspec-
tos, el del envío de ipeiisionados al exitrainjero, pasándoles inad-
vertidos otros que también aparecían eiiglobados y como bosque-
jados en su denominación oficial. En el preámbulo de diciho Real
decreto sie expon-e la neo^idad dé formar el personal docente, ex-
poniendo quie este problema está íntimamente enlazado con el
del fomento de loa estudios oienitíficos, y que otros países lo han
resuelta enviaiodo al extraaijero la juvenitud estudiosa. Así lo ha-
cían a la sazón-—eatabliecácindo un initercambio intelectual pró-
digo en beneficios—^Franda, Italia, Inglaterra, Alemania, Tur-
quía, los Estados Unidos, Chile, China y ei Japón, es decir,,
pueblos de distintas razas y distintos oontineínites. Y así se ha-
bía hecho entre nosotros en pasadas centurias. "La comunica-
ción con moros y judíos y la mantiemida en pierna Edad Media
con Francia, Italia y Oriente; la venida de los monjes die d u -
ny; la visita a las Universidades d© Bolonia, París, Moritpe-
llér y Tdl'osa; los premios y estímulos ofrecidos a los clérigos
por los Cabildos para ir a estudiar al extranjero y la fumidación
del Colegio de Sam Clemente en Bolonia.—dice el preámbulo de
dicho Eeal decíeto—, son testimonio de la rdación que en tiem-
pos remotos mantuvimos con la cultura umvereal".
y a continuación se lee el siguiente párrafo: "La labor inte-
lectual de Qios reinados de Carlos I I I y Carlos IV, qu« produjo
la mayor parte de nuestros actuales Centros de cultura, tuvo
cottno punto d!e partida la tenminación del aislamiento em que
antes haibíaanos caído, olvidando nuestra tradición envidiable,
y esrtaMeció la coanunicación con la cienoia europea, que, inte-
rrumpida luiega por diveirsas causas, no conserva ahora samo
manifestaciones aisladlas, como las pensiones para viajes con-
cedidas a los becarios de Salamanca y el Colegio d« Bolonia,"'
Tratábase, en suma, d© iniciar un nuevo método para la? re-
formas dé Instruccióin pública, con eaíos caracteres:
1." No crear ninjguna función sin "preparar" ^ antemano
LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 29

el ".pei-sonal" que haibría de desernipeñai^la. Ello significaba que


dti iiinigún modo diebíaoi haoerae dieipender la cieacia y la edu-
cación de planea de estudios y de material, sino de inteligen-
cias que umiesen lia vocacióin y la aiptiifcud.
2." No initax>duicir nimiguinia reforma die caráotier general abs-
tracto y uniforme, sino prooedler por ensayos que sirvieren para
coatrastar coin la reallidad todos y cada uno de los proyectas.
Ello signifiícaiba. que la aparición de un proyecto en la Gaceta
no tenía muchas veces la efidencia necesaria para darle vida.
3.° Utilizar el "personal" disponible, sáai distinción alguma,
para oonetituir pequeños núcleoe donde se cultivase la ciencia
con métodoig modernos y diesinlteresadamente. Ello significaiba,
por uma parte, que no debían establederse düstinciones enitre
personal universitario y exbrauíniveraiitario, ni entre personal
nacional y extiranjero, ni enitre personal que poseyera títulos
académicos o que careciese de elloe, y por otra parte, que loe in-
teresados íuo debían subordinar el esfuerzo a exámenes, venta-
jas oficialea ni fines económicoa
4." Mantener un oontaúto más freculenAe, oomsbante e inme-
dialto con la produioción oienibífica y las personas y organdsmos
que la representaban en los principales países. De esta suerte Se
ampliaría la visión, irttensificándose la calidad del fruto re-
cogido.
5.° Dar a conocer en la América eapañotta aligunios dé nues-
tros espedalisfcas, para que con su presencia pudiera elevarse el
prestigio dé España ea aquél Contimente. Oon ello, logrará lle-
gar a ser nuestro país el guía y portavoz de tod'a nuestra raza
en él Viejo Mujido.
6." Conisidierar toda esa labor oomo empresa nacional, es de-
cir, estableciendo una continuidad y permanencia que sólo po-
dría conservarse mediamte una independencia absoluta ante loe
intereses de los partidos polítiooa Ello requería el COMCUTSO dé
personias pertenecientes a las idíeías más opuestas, peiro que so-
pieran aibsteinerse de cuainibo significase dánrásión y luidia, para
evitar que loa Taivenes políticos reperoutieisen en la obra, resin-
tiéndola, debilitándola o anuláoidola sin fruto para los altos
fines culturales diel país.
30 NtrESTEO TIEMPO

La " Jumita para amlpliaioióii die estudios" nació, merced al


Beal decreto de D. Amalio Oimeno, constitayendo na organis-
mo especial con ciexffca independlencia d© íunciiomies en el orden
técnico y pediagógioo, con oapacádad de adiquirir y jKxseer bienes
y ocn derecho a elegir nuevois vocales en casos de vacante. Ten-
dría faoultad dte enviar penisioniados, cuya sefleccióii ya no se
haría mediante un examen dooidle siemipre lo aleatorio deisempe-
ñaba—como sigwe desempeñandb hoy—^un gran papd, sino me-
diante ooncursoa que permitiieran contrastar a la vez que cir-
cunstaaciías individuiales de orden científiíco y moral, de aptitud
y vocucióri, variadas oonaideraciones de orden, nacional, social y
pedagógiico. Se adoptaba una flexibiiidiad que rompía oon el cri-
terio unifoirmie ©n cuanto a la duración de las pensiones en ©1
extranjero, y se adtmitía ell prinicipio de qu© pudieran conceder-
se también pensiones en España. Otras fundones propias detl
nnevo organismo eran lasTCÍlacionadascon la instaüación de Se-
minarios y Lalbcratcirios; y la creación de inetütueiones de ca-
ráctier edlicaitivo qu© noáa tarde había de tener un excelente mo-
dielo en las "E-esidencias d© estudianites".
El 15 d© Enero de aquel año quiedaba constituida la Jirnita
bajo la presidencia del ©minenit© histólogo D, Saratiaigo Ramón
y OajaJ. Entre sus vocales figuraban los Sres. Azcárate, Cos-
ta, Echegaray, Menéndiez y Pelayo, Sorolla, Simarro, Bolívar,
Torres Qnievcdo, Menóndez Pidial, Alvareiz Buylla, Casares, Ro-
dríguez Carracido, Samitamaría dé Paredes, Marvá, Ribera Ta-
rrago y otroig hasta cubrir la cdíra de veinto. Oomo se vé, tenían
ahí su xeipresenitación las Artes y las Ciencias por initermedio de
personalidiadteg prestigiosísimaa Poco después, la naciente Junta
presentaba su Reglamento. Trazado éete de acuerdo con el prin-
d.pio inspirador que la diera el ser, mereció la aprobación uná-
nime del Consejo dte Eatado; pero hulbo un cambio ministerial
y el nuevo titiular del Departataiento dé Inatruoción pública,
saltando sobre lo dispuesto en él art. 20 diel Real decreto orgá-
nico de Ja Junta, considteiró que j>odía,, no ya sóilo aiprobar el Re-
glamento, sino modificarlo, e hizo estol iWtimci, introd'uiciendo
alteracioinies esenciales, que llevó a la Gaceta con fecha 16 de
Junio. Una de esas reformas era la de exigir que la Junta pre-
LA JUNTA PAEA AMPLIACIÓX DE ESTUDIOS 31

sentase en ternas las propii^tae die personal (pensionados, de-


legados en' Coiígriesos cienitífiícos y vocales dte la Junta), reaer-
vándose al ministro la facuíltaxi de efectuar nombramientos ún
propuesta algTina, sino con mera consulta a la Junta, Ello creó
im régimen de exceipción ouya consecuencia inmediata, a poco
que se pi^olongase tal estadio de ccisas, habría de ser 'la d'esapari-
ción del nacienite organismo como entidad téonáca y su conver-
sión en una oficina, bui'ocráitica sin personalidad propia-
Durante ¡ágán tiempo se mantuvo esa situación crítica, dic-
tándose, eratre ta-iíto, nuevas dils)poBÍciones encaminadas a mam-
tener el criterio establecido por aquella época. Una dte ellas fué
el Eeall decreto de 29 de Enero dte 1909, que vino a confirmar
Iveales órdenes anteriores, en vitrtod de las enaltes las convoca-
torias para la conice=ióri de penisflioines se debían hacer, no libre-
mente, sino para temas especiales y determinados de antemano,
lo cual daba Lugar a que algunos quedasen) desiesrtos y a que se
quedasen sin solicitar pensión personas merecedoras de obte-
nerla para eil estudio de maiteirias que no habían sido induídas
en aquellos temas.
Púsose fin a tan lamentable estado de cosas con el Real decre-
to de 22 die Enero de 1910, cuya Exposición, firmada por don
Antcnio Barroso, declaraba la necesidad! dé introducir algunas
i-eformias em el decreto orgénáeo, a fin de aumentar las faculta-
des y funcionamienito dé la Junitia. Allí se le^eai, entre otros (pá-
rrafos, los que a continuación transcribo:
"Importa, sobre todo, completar las dispoedcionies del Real
decreto citado, desíiindanido bien las dtis formas de aotividlad que
atribuye a 5a Junta: uina, en que aotuanido como Coiipoii'ación
de carácter público, laiplica. los recursos que eS Estado o los par-
ticulares le hayan eaicomendiado, y otra, por la cual, como ór-
gano de la Administración, desempeña una función técnica para
cooperar a la realización de un servicio.
"La JuiMta debe tener en, el primer caso la responsabilidad
plena del servicio, y en ©1 segumdo, la de la dtecásióai de su espe-
cialidad técnica, oonservandio eJ miiniatro la sanción suprema,
siempre que sea preciso disponer de los fondos del Presupuesto,
cuya alplicación le está encomeradada, y en todo caso, la funcdón
•3'i NUESTRO TIBSMPO

tutelar y de alta inspección aohre la actividad total de la Jimta.


"Por otra parte, es oonveniente otorgar a la labor hecha por
nuestros pensionadas en eil extranjero las suficientes garantías
di© que no dejará de ser fruotííera, facilitóndoles el aooeso a loe
puestos desde donde la cultura ha de difundirse, todo ello sin
perjuicio áél ástema fundannenítal que la Ley establece para
la selección del Cuerpo docenite (^cial."
A partir de este momento, comenzó para la Junta un perío-
ido d© expansión que debía ir creciendo año por año. También
a partir de entonces comenzaron a tomar cuerpo alguoM» de los
gérmenes contenidos en su deoreto conefcitultivo.
E l año 1910 no pudo ser nms favorable para la obra inicia-
da en 1907. Por Eeal decreto de 18 dé Marzo se creó un Centro
die Estudien Históricos; por Real ord^n de 16 dle Abril ae en-
comendaron a la Junta ciertos servidos para fomentar las re-
laciones científicas con los países hiapanio-americanos; por Beal
decreto dle 6 de Mayo se creó una residlencia y un Patronato de
Eatudiantes; por otro d© 27 de Mayo se constituyó un Instótu-
to Nacional de Ciencias físico-nartiuraies; otro de 3 de Junio
•estabdeció una Escuela Eispañoila en Roma para Estudios de
Arqueología e Historia, y una Real orden dle 8 de Jumo sentó
las bases para una Asociación de Laiboratorios. De los organis-
mos quft con posterioridad han ido naciendo, así como d© la
proeipeiridad que han adiquirido todos los existentes entonces y
los que nacieron diespués—entre loa ouiales figuran algunos tan
valiosos como el Inatituto-Escuela—, nos ocuparemos detalla-
«damente em los siguientes captoilos.
LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 33

II

ESTUDIOS Y MISIONES EN EL EXTRANJERO

Compréndese bajo este epígrafe las pensiones cooicedidas por


concurso, el envío de repetidores a Escuelas Normales france-
sas, las Delegaciones en Oongresoe ciemitífioos o para Misiones
especiales, las relaciomes oon ios países hiapano-americanios, la
obra de la Escuela Española en Eoma para eludios arqueoló-
gicos e históricos y ©1 Patronato de Estudiantes para el envío
de jóvenes por cuenta de sus faanillias, todo ello neailiziado bajo
la direocióh, o por cuerata de la Junta.
Las pensiones en el extranjero ©xperiroenibaron, en 1910 al-
gunas modificaciones en cuianto a las reglas para au concesión,
siendo las principales, según ipued© leerse en las Memorias de
la JuBlta, las que a contimiaoión se transcriben: elegir los pen-
sionados mediante un concurao dtode cada aspirante presen-
ta los trabajos y documentoe que pueden acreditar su aptitud
y vocación, y realiza como complemento, cuando se estima ne-
cesario, .pruebas de suficiencia ante las personas designadas por
la Jumta; hacer potestativo ed inform© de las autoridades aca-
démicas qne puiedé llevarse al expediente ipor inicáativa de los
sdiicitarateía, o a peticñión dte la Jumta; confiar al cuidado de
ésta la determinación, en cadia caso, de si los ooncursos han de
ser con fceanas obligatorios o dte libre elección; eetablecer las
propuestas umipereonales, y dar faeálidades para qufe el profe-
sorado de nuestros Centros dooeiUtes puieda, ooax cieita periodi-
cidad, salir al extranjero o inoorporarse temporalmienibe a !o8
wuevos Centros d© inviestilgadión diestro dte España.
El iWiimero dé pensñoines solicitadas diesde la fundación de
!a Jun*a h«jsta 1921 intclusive, d&ó un total de 4.422 ira^ancias,
y el <Je las canoedidaa, un total de 810 con un promedio de 54
34 MUESTRO TIEMPO

anuales, siendo de advertir <jue en 1907 no se otorgó ninguna,


a pesar de haber propiieato la Jamia al MúiistJerio la oancesión
de 74% Puede verse el detalle en el siíguiente cuad'ro:

Número de Fenaioneii
AÑOS •olicitndu oonoedidaí

1907 206 »
1908 134 52
1909 74 36
1910 359 70
1911 455 110
1912 468 127
1913 609 110
1914 553 28
1915 224 20
1916 169 35
1917 174 22
1918 110 25
1919 267 10
1920 257 55
1921 363 110

Oomo se observa exainiinaindo esas cifras, en los años rie la


guerra euiropea hubo una dásminución considerable de pensio-
nes solicitadas y de laa concedidas. Ello se debió a la insegiari-
d!aid reinante por doquier y la paralización de la actividad cien-
tífica en los países que antes venían x^ecogiendo la más alta ci-
fra de pensianadoe.
lias pensicnes otorgadas lo han sido, ora individualmente
paira las más variadias manifestaciones oiénitíficas, artísticas y
técnicas, ora en grupo, bajo la dirección dte personaa conupeten-
ties pai«. el examen de medtionea pedagógicas, sociales y aun
artísbicias, ooono la concedidia al Cuarteto Renacimiento. La
cuantía de íkB cantidades asignadas para gastos dfe viaje y es^
tancia es verdaderamente reducida, constituyendo un estímulo
UL JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 35

iasa sollo para aqu«ílloe qme dieseen deddioar «1 tiempo al trabajo


y al esttwüo. Su du¡raciáa, v-airiabl©, depende die la materia. Bas-
tajites se han ipronrogado, en vista d^ loe hiatos que Tenjan a ga-
rantizar el i>rovecho, por haiber reeuütado «Bcaso el tiemipo con-
cedido previainenit* para alcanzar todo el finito, sieaido de ad-
vertir qiie existe el criterio de mo traspasar el plazo de un año en
la primera conceeióii. Para los pensioniados que habían de ir
en grupo, se han organizado, cuamdo se creyó ojyortano, cursi-
llos previos en Madrid, com lo cual se aseguraha el éxito de 1«
excursión. Siempre ooneidera la Junta como finalidáid primofr-
diail dte las pensiones la formación científica y el aprendizaje
de una técnica: y está convencida de que loe viajes de iníorma-
ción sólo repcirtaai positivo beneficio en loe casoB de i)er9onaB
con una sólida preparación teórica y práctica, que además ocu-
pen posiciones doaidie los problemas se susciten, aipremáen solu-
ciones y sean susceptibles de recibiríais. La Junta, abre las puer-
tas de siia laboratorios y centros dte investigaición científica para
todos aquellos pensionados que regresan con preparación sur
fidente y que, por la índole especial de loe estudios emprea-
didoB y su menguado o nulo rendimitento económico, verían mar
logrados los eaPuerzos, a falta de estímulos, sin' esa ayudia que,
en último término, favorece a la cultura paAria, ensanchaindo
el campo en que ésta se movía. Muchos de esos ex pensionados
van pasando luego al Profesorado de los Ctentros oficiales (Uni-
versidades, InstitxBtos, Escuelas especiales, etc.). Acentúase cada
vez más, por otra parte, k. tendencia a no concedter pensiones
si no cuando «1 sclicitainte efectuó previaimente en nuestro país
una etapa de preparaciómi práctica lo más oeiroajaa ipoeible a la
actividad científica que se propone desairroUfiar dtaramte «d dis-
frute de su beca.
Habiendo concedido el Presupuesto del Estaido a las Uni-
versidades oonsignacianes para que envíem pensionados al ex-
tranjero, ha sido segregada en 1922 esta facullbad a la Junta,
quedando por consiguiente excluido eíl peirsoiBál unáversátario
de obtener pensión por cuenta del organdamo cuya actividad
venimos exaiminandó prolij amenté.
Según se puede leer en la convooaltoria de 1923, entre las con-
36 NUESTRO TIEMPO

daiciones generales para aoliciitax penaión figuram ahora lab 3Í-


gaienitea:
"lics aspiraivtes harán conafcar die un modo razonado loa ©a-
tudios o trabajos que ae proiponigain readizar, los lugares del ex-
tranjero dcodle deseen residir, el tiempo qm cálcuien emplear
y la ciiBiütía d« la penáón que, a su juicio, necesitarán, si pue-
den aducir datos para determinairla. También dteiberán hacer
constar loo idiomas qu© conozcam y si han disfrutado anterior-
mente pensión o residido sin efUa ©n el extranjero y cu5nto tiem-
po. Se duidará d« no omitir ©1 domicilio del aspirante para man-
tener en tiodo caso «MI él la raecesaria oorreapondtencia.
"Deberán aooanpañar a la solicitud copias autorizadas dé
todo género de documentos, y originialies de trabajos que déaeen
sean tenidos en cuenta, entendiéndose que la propuesta d© la
Junta se basaalá preifereníteaneíate en esas pruebas de vocación y
aiptitud que loa solicitantes aduzcan y én el aciéiito dled plan «Be
estudies que propongan. La presentación de eatos documentos
o trabajos es oibligatoria para todos los solioiitanites no pertene-
oientís a)l profesorado, y sin ese requisito no podrán ser cursa-
dal9 sus sciliciitudes.
"Siendo las pensiones un auxilio para que salgan al extran-
jero las personas que no puedan hacerlo con sus propios recur-
sos, la Junta pide a loa pensionados qu© acepten el compromiso
de honor de contribuir a sostener en el extranjero nuevos pen-
sionados si alguna vez sus medios de fortuna les permiten 'dies-
prenderae de toda o pairte dé la suma recálbdd'a.
"Los pensioniadiofl ae obUitgan a comunicarse con la Junta para
tenerla al corriienlte dIe sus estudios durarate el disfrute de su
pensión, y ima vez itemmxadia é^sa, presentarán a aquélla, dien-
tro de um plaao de deis meses, un trabajo dé investigación refe-
rente a aüigÓB pumto de las materias para que fué concedida, o,
en su caso, una obra a^rtiístilca o literaria, fruto de su labor en
el extranjero.
"La JuiVta, ea» virtud de lo que prescribe el ait. 11 del Eeal
^ecsréto «itado, podki, en cualquier momeniboi, declarar caduca-
da una pensión, si la oondiuicita dtí pensionfudo no fuese satisfac-
toria. A e ^ efecto, y para que lá Junita pueda tener un oonocd-
LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ISTÜDIOS 3T

miento suíicientie de la laibor diel pensioiDaido, éste enviará mea-


suaiLmente, oon el oertdfioado consular, una note, explicativa de
sus trabajos, com indicación de las clases, laiboraiborioB, talleres,
etcétera, que haya frecuentado desde una a otra oomujiicacióiL
"Los pensiomadloa, cujaindo no sean, personas <jue estén ya al
servicio dfei Estado, se obligan a. prestar su ooncuTSo diuvante
cierto tiempo, al regreeair del exitranjeiro, ipaira los tra4>a¡jos dé
investigación y enseñanza que la Junta acuerde, mediante una
retribucdón, según iprescribe el art. 39 de su Beglamiento."
A las personas que obtengan la aprobacióii de las Memorias
presentadas, una vez concluidas sus ponsiones, les otorga la
Junta un' "Oertificado de suficiencia" que les permite haícer
oposiciones a cátedras en ed turno dfe auxiliares.
La Junita concede la "Consideiración de pensionado" a quie-
nes deseen salir por su propia cuenta al extranjero para am-
pliar estudios, y loe ayuda en lo relacionado con la oirganización
die sus estudios. Si la persona, favorecida eon dicho título man-
tiene con la Juiuta una relación noinnal, envía mesneua'lmente el
certificado consular que acredite su residencia en el extranjero
y presenta al regreso un¡ trabajo mereoedor de la aprpbacióin,
también se le otorga el expresado "Certificado de suficiencia".

* * *

Ha concedido la Junta, dtorante varios años, pensiones para


estudiar en la Esoueia Española d© Arqueología e Historia esa.
Boma. Esta Escuda fué creada por Real decreto de 3 de Junio
de 1910, con la miira de coardinar la actividad de niuestra ju-
•"•entud e incorporarla a la obra ciejutáfica die los demás países
«n las investigaicionies históricas y arqujeológicas. Bespondió a
«na necesidíwi recílamada por la Eeal Academia de la Historia.
"Sabido €63—dice la Exposición que precede a dicho Real de-
38 NDESTBO TIEMPO

ci«to—que, para ciiertoa estudios arquealógioos e históricos, fco-


dcs los pueblos se dan cita en los hogares oomuraes donde se ela-
boró la cultura aiutiigua, sitn que ninguno renuncie a participar
d!e los dieacubrimientos, a aportar su peculiar criterio y los au-
xilios de su propia historia, ni a asimilarse los resultados de la
labor totail. Italia, como lugar donde se compendia y reoonoen-
tra la historia antilgiia y donde se elabora, en gran parte, la
vida medioe\^al, es también uno de los sitios preferidos para es-
tas investigaciones. Basta recordar la abundancia de Institutos
qaie de u¡n modo permanente, y sin iperjuido de misiones espe-
ciales, timen allá establecidos las demás nacionies."
La expresada dislposicióin legal asignó a la Escuela Eapaño-
la en Roma los siguientes fines:
1." Proporcionar a sus miembros medios para las investiga-
ciones arqueológicas e históricas.
2." Estudiar en loa Arohiivos, Bibliotecas y monumentos las
fuentes de nuestra historia paitria, nuestras relaciones con Ita-
lia y el desarrollo de nuestro arte, nuestra literatura y nueatra
ciencia en las antiguas provincias italianas, preparando la pu-
blicación de coleooionies de documentos, obras y monografías.
3." Tomar parte en las exploraciones arqueológicas que se
verifiquen en Italia y hacer excursiones oon el mismo objeto a
las costas mediterráneas.
4.° Comunicarse con los centros análogos que otros países
tienen en Boma y con las Academias y Sociedades italianas de
arqueología e historia.
5.° Servir de centro a los españoles que trabajen en cuestio-
nes similaTes en Italia y mixilliair a las Corporaciones y parti-
culares que se dedique a esos estudios en España.
La Escuda quedó colocada bajo la inmediata dirección del
Centro de Estudios Históricos, instalándose en el Palacio de
Montserrat, que la Junlta de la Obra Pía cedió generosamente.
Estuvo al frente de ella D. José Pijoan, quien, en unión dé don
Ramón Menéndez Pid'al, había sido uno de sus más entusiastas
organizadores. Mantuvo dicha Escuela relaciones con las repre-
sentaciones científiícas de varios países en la capitaü de Italia, y
oranenzó a formar una biblioteca, de obras españolas.
LA JUNTA PABA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 39

Coimplicaciones de oixien initernacional, no por esperadas me-


nos temidas, repeixnitieron sobre la vida de eáíe organismo pues
habiendo intervenidlo Italia en la guerra mundial, hubo que ce-
rrar ese Oenitiro, cosa que acaeció en los primeros días d© Jumio
die 1915. Auinque en 1920 intentó lia Junta reanudar la labor
interrumpida cinco años antes, no pudo realizarse tal propó-
sito, porque el antiiguo local de la Escuela había sido tomado por
la Administración die la Obra Pía para darlo en arriendo a par-
ticulares.
Las Memorias más interesaníes de les pensioinados se publican
en toónos quie llevan el epígrafe común "Anales", coniteniendo
cada uno un número variable de trabajos. Van ya publicados
15 tomos, y además algunas Memorias sueltas, que abarcan las
materias miás variadas. A su vez, el fruto de loa trabajos de la
Escuela Española en Koana se ha recogido en cuaibro cuad<».moB
d^e traibajoB y en varias obras, algunas de ellas tan interesantes
oomo la del P. Lucia,nio Serrano, "Correspondencia diplomática
entre España y la Santa 'Sede, durante efl. pontificado die San
Pío V", la cual forma cuatro tomos con un total de unas 2.500
páginas.
Las Denegaciones en Congresos científicog se conceden por
Eeail orden a propuesta de la Junta, rigiendo para su concesión
el Real decreto y Eeiglamento dte 22 de Enero de 1910. Hace la
Junta las propuestas sin concurso ni petición de los aspirante,
procurando elegir las personas que se encuentren en mejor sátua-
eión para reodger e incorporar a nuestro país los resultados de
la labor científica de aquellas asambleas intiemacionaJes. Cada
delegado recibe una subvención única, determinada teniendo en
ciienta los gastos de viaje y estancia. Y al final debe presentar
una Memoria que puede ser publicada por la Junta. También
se conceden en la ^másma forma delegaciones para misiones espe-
ciales, siendo algunas de ellas sin retribución por parte de la
Junta.

if * *
40 NUESTRO TIEMPO

Necesitándose en varias Escuelas Nomnales, Primarias y Lá-


ceos del Sur de Framcia jóvenes españoiies de uoiio y otro sexo
para aTixiiiax la enseñanza de la lengua española bajo la direc-
ción de los profesores reapeotivog, utilizó la Junto, este recurso
para promovier los estadios en el extranjero. Aquellos estable-
cimieiítog docentes recaten gratuitamente en su internado a nues-
tros Eepetido(res de español, loe cuales puedten seguir también
gratuitíumente las enseñanzaig compatibles con el tiempo dte sus
servicios, y la Junta les abona los gastos de viaje.
Hizo la Junta oficiosamente, em sus primeroB tiempos, la de-
signación de algunos candidatos, así como la de Lectores de espa-
ñol en Universidiades francesas. Iniciada más tarde una negocia-
ción ccin d. Goibiemo francés para noirmalizar este servicio, cul-
minaron esas gestiones en un "Convenio relativo al cambio dte
asisítentes para los Institutos, Escuelas Normales, dé Coanercio
e Industriaflies die Esipaña, y para log Liceos, Colegios, Escuelas
Normales primarias y Primarias superiores de Francia", que
fué ñrma.do em París en 1.» de Mayo por el Presidente del Con-
sejo de Ministros y Ministro de Instrución pública Mr. Barthou,
y en Madrid, quince días más tairde, por ©1 Ministro del ramo
Sr. L(>pez Muñoz.
En virtud de dicho Convenio, son 'la Junta en España y el
Museo Pedagógico en Francia las entidades encargadas de todo
lo relativo ail servicio.
Desdé hace varios años, se pide a la Junta con fnecueaicia, de
varios paísea—y muy especialmente die loe Estados Unidos, don-
de cada día se concede más ianportancia al conocimiento del
idioma español—^indicación de peraonaa quie pudieran enseñar
nucstira lengua en Centros oficiales o partioiílares. A esa expan-
sión que tanto nos favorece ha contribuido con suma eficacia la
"American Association of Teachers of Spanish", presidida por
Mr. L. A. Wilkins, la cual constitaiyó a la Eevista "Hispania",
que dirige el iprofesor D. Aurelio M. Espinosa, como órgano die
publicidad y comunioaciión.
y la Junta creó curaos eapecialeg paira la enseñanza del espa-
ñol «n el extrangero, a fin de poder atendler aquellae peticiones <sn-
vdaiivdio persoinias ajptas para ed desempeño de eaa. misióln docente.
LA JUNTA PAHA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 41

Oon posterioridad, la Jtiinta presentó las baaes de un intercam-


bio entre atmbos paíaes, inispiradlae en los intereses positivos dé-
las respectivas naiciones dientro dtel orden iiíteleotual. A falta d©
uma Oficina federal de los Estados Unidos oon pedieres suficien-
tes para eataMeoer relaciones internacionales, se ha creado ahí,,
en Febrero de 1919, vm "Instituí© of Intemaitional Education",
(jue tiene su asiento en Nueva York y a cuyo frente se halla
Mr. Stephen P. Duiggan. Una de las fundaciones Caj'negie sub-
venciona este organismo. Han sido varias las profesoras y beca-
láaa qrae han venido a dar o seguir cursos en Madrid, y también
han sido varias, a su vez, las iprofesoras y becariag españolas
qne han e^ado en los Estados Unidos oon análogos fines, a pro-
p u l s a de la Junta. Creado en Madrid más tarde, oomo conse-
cuencia de la labor d^ aiproximación realizada por la Junta, un
Comité para la concesión de ibecas en Univeraidades o Escuelsüs
Superiores femeninas de los Estados Unidos, la Junta auxilia a
las personas elegidas, costeándoles el viaje en algunos casos, y
dando cierto carácter oficial a su estancia en aqulellos centros do-
centes que tan generosa y cordialmente acogen a las señoritas es-
pañolas.
Creóse en Marzo de 1920 una I>elegia¡ción permanente dé la
Junta en Nueva York, para que sirviese de órgano de relación
con los Ei^ados Unidos, transmitiendo las necesidadies y deseoB
de aquel país, y auxUiase a los estudiantes españoles en el mis-
mo. Varios meses diespués quedaba, constituida la Delegación en
el domicilio social dtel "Institute of International Education",
como '"'Spanish Burean" del organismo acogedor. Poco después
se creaba, también bajo la dependencia dé la Junta, el "Instituto
de las Españas", eátaMeciéndoee una oficina unificada que reco-
gía las actividiadés de los precitados organismos.
Tiene por objeto el "Instituto de las Eapañas en los Eíítados
Unidos" doitar a este país de un oemitro para el estudio de la cul-
tura hispánica en sus diversas manifestaciones; promover un
interés más amplio y activo por la lengua, literaltura, arte, cien-
cia y civilización española y poituigueea, e initensifiíoar las rela-
ciones ouiltutrades entre loa Estadios Unidos y todas las naciones
hxspénicaa Para realizar mejor taJea propósitos, ha dividido «is
42 KÜESTRO TIEMPO

aotividíides dlel siguiente modoí oonferenciaa, literatura, arte,


jnúsica, draana., asujntos sociates y publicidad. La Oficina de In-
formadán, que es al mismo tieimpo la Oficina I^apañala (Spa-
nish Burean) del "Institute of International Educajíion", dirige
los asuntos de carácter international.
Entre las diTersas instituciones norteamericanas que se han
interesado por la Junta, hemos de mencionar también al "Rocke-
feller Institute for medical Research", de Nueva York. Ha en-
viado dos delegados para que se informasen de la actividad des-
plegada por la Junta, j con la intervención de ésta, ha conce-
dido tres becas a otros tantos Inspectores de Sanidad al servicio
del Estado español. Es de espei'ar que a su vuelta esos f imcio-
narios traigam proyectes de reforma cuya, implantación podrá
•mejorar la sanidad pública.
Las relaciones, cada vez más iiutensas, de la Junta con los paí-
ses americanos iniciárotnse merced a una Real orden de 16 de
Abril de 1910 que encargaba a aquel organismo de fomentar
el contacte científico con los pueblos de la Aimérica, española,
empleando los medios siguientes: otorgar a los estudiantes ame-
ricanos plazas en nuestros centros de estudios e investigación,
enviar a América ipensionados, establecer c'l intercambio de pro--
fesores y alumnos y fomentar la publicación de obras sobre
América, así como el canje con publicaciones de aquellas Repú-
Wicas ulta-amarinas.
En esta, misión ha sido para la Junta un poderoso auxiliar la
""Institución cultural española" creada en Buenog Aii^es, el año
1914, con Un capital social inicial de 120.000 pesos procedentes
de donativos. Dicha corporación provee ai sostenimiento y dota-
ción de una cátedra que deberá ser desempañada por intelectua-
les españolles, pidiendo para ello a la Junta, cada año, la desig-
nación de las personas que hayan dé diar los cursos y de los
temas que hayan de tratar. En caso de disolverse dicha Insti-
tución, estatutariamente pasarán sus bienes a la Junta para que
ésta continúe en cuanto sea iposible los fines sociales; y a falta
de la Junta, los bienes se entregarán all Oofoierno español, eJ
cual habrá de constituir un fondo de pensiones a fin de que
^gunos estudiantes españófles perfecionen sus estudios en el ex-
LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 43

tranjero. Han desfilado ya por laquella cáibedra los iSr«s. Menén-


deíz Pidail, Ortega Grasset, Key Pastor, Pí y Suñer, Cabrera y
F^eilip©, González Posadla, Góm'ez Moreno y Rodríguez Lafora.
En Agosto de 1919 se oooistitiiyó en Montevideo otra Insti-
tución culitural española, oon un. fin análogo al del organismo
que en Buenos Aires lleva un luxmibre similar, enooonendando,
igualmente, a la Junta el encargo d« diesilgnar los profesiores.
Otras muestras de alta estima y aprecio ha recibido la Junta
desde el otro lado del Atlánitioo, así como también diversos do-
nativos de gran cuantía cuya eniiimeración haremos en otro ca-
pítulo.

Por Real decreto d^e 6 de Mayo de 1910—«!l mismo que dio


vida a la Residencia de estuidiantcs d^i que nos ocuparemos ex-
tensamente después—86 oreó, recogiendo y apoyando la inicia-
tiva de la Junta, un Paitroaiato de estudiantes. Dice la Exposi-
ción que precede a dicha disposición legal: "En eate propósito
de fomentar la cultura y de proteger a los estudiantes, no podía
el Ministro que suscribe olvidar a todios aquellos que, bien con
pensión oficial, ya por cuenta de las mismas familias, vayan a
perfeccionar o ampliar sus oonocimienitos al extranjero, y tam-
bién a los que vengan diel extranjero a estudiar entre nosotros.
Felizmente, el intercambio con el extranjero va. extendiéndose
de un modo considerable, y eg forzoso encauzaír, proteger y vigo-
rizar ese movimiento, no sólo con pensiones y recursos pecunia-
rios, sino también con aquellas instituciones de protección eficaz
y positiva que sirvan de guía y orientación a los estudiantes y a
sus familias, que nos informen documentalmente del movimien-
to educaitivo en otras naciones que haga fecundos y más prove-
chosos los viajes, las enseñanzas y loe desembolsos que hoy hace-
mos? y que habreñaos de hacer en mayor escala, si queremos al-
44 KÜESTRO TIEMPO

canzar el nivel die cultutra de otros pairea Para ello oonsidieira»


el Miiiistro firmante que es de innegable conveniencia, y aiuai do
verdadera necesidad, la creacdón de un Patrooiato y de Delega-
ciones en el extranjero que vigüen, secundien, orienten y prote-
jan a nuiestros pemsionadce y a cuiantos soliciten el conounso del
Estado en esta obra, de intercambio esoolar.
Al Patronato para estudiantes españoles fuera de España y
extranjeros ©n nuestro país, se le encomendaron las siguientes
funciones:
1.* Reunir una amiplia infoi^naición acerca de los Centros do-
centes y las condiciones de la vida en los principales países,
especialmente en aquellos aspectos que puedan interesar más
directamente a nuestros estudiantes.
2." Hacer en España, mediante puiblioaciones, conferencias
e informes privados, una obra de propaganda y vulgarización
acerca de la educación en el extranjeiro y de los Centros que
principalmente la reperesantan.
3.' Evacuar consulitas referentes al envío de jóvenes al ex-
tranjero, a la organización dte estudios, elección de país y esta-
blecimientos docentes, método de enseñanza, coste de la vida,
etcétera, eitc.
4.» Organizar un servicio qu« permita a las familias enviar
sus hijos al extranjero con las garantías convenientes, en épocas
dieterminadas, e instalarilos en 'las debidas condiciones.
6." Tener «n los principales paiaes Delegados o Comités en-
cargados de velar por nuestros estudiarates, prcfbege¡nIoa, dirigir
sus estudios, influir en sus ooebiimbres y «proiporcionarlesi rela-
ciones dentro dieil país.
6." Ofrecer a los estudiarates extranjeros en España las in-
formaciones que necesiten y todas las posibles facilidades para
sa instalación, en las condiciones más favorables, dentro á»
nuei^a paitráia.
Mediante este organismo se tiende a encauzar la. actual emi-
gración española, a/umentaifla nioita¡blelm«nite, evitar los riesgos
que suele correr quien a ciegas elige los lugares de estudio o
los centros docentes, adaptar su dirección en todo lo posible a
las neceeidiadee, así como taxoibién a las tradiciones espafiolas, y
liA. JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE BSTCTDIOS 45

obtener d© esta forma, aia gravameía para el Estado, beneficios


a¡u4iogos a los perseguidos con las penisionies en ei ejotranjero.
Ardua era la tarea etucoim'endadia al Paitroniato de Estudiantes,
pues no bastaba de ningún modo oon acumular anuiarios, diccio-
narios, folletos y prograimaa de escuelas, institutos generales y
(bécnioos, oentroQ docentes, univeirsitarioe y de carreras estpecia-
les, etc.; requeríase adieoniás la visita a esos diversos centros y la
relación con las persanas que en cada país encauzan el moivi-
mienlto pedaigógico para tílasifioar a cada uno en atención a su
carácter, valor y eficiencia en reladón con laa necesidades i-epa-
ñolas. Por otra parte, era frecuente el caso d d nrüo o del joven
que, ora por anoronal, díscolo o uicorregi'ble, ora por su; vida de
disipación y libertina!] e, no sacaba de su estancia en el extran-
jero el fruto deseado: en el primer caso, porque se negaban a
admitirlo las buenas escuelas y f atalmeinte quedaiha internado
en ailguna de bajo tipo, dedicada por cierto a esta industria; en
el segundio oaso, porque sus nocivas aficioiies le alejaban del
estudio. Aun ios mucshachoa nomiialea y aplioadios, solían ver
malogrados sus eafueraos por falitarles la preparación adecuada
para los fines previamente impuestos a su actividad estudiantil.
Y no faltaban los jóvenes que, por Tiaber permanecido largos
años fuera del país natal, resultaiban al regreso unos inadaptados,
eaterilizándose ios beneficiosos resultados que se esperaban de su
gran aplicación y de sus manifiestas aptitudies.
Para evitar todos esos riesgos y males, el Patronato de Estu-
diantes da orientación clara y segura, en cada caso concreto, a
requerimiento de laa familias que sóüdtan sus servicios, Y sá
la desorganización de loa centros docentes extranjeros <iue trajo
ooinsigo aparejada la guerra perturbó la labor de este organis-
mo, uma vez restaiblecida la paz se ha oomenzado a renovar la
in,foTmac!Íón, paia. poner en lo poáble al día tan importante
seotoíT de la Junta.
46 NUESTRO TIEMPO

III

EL INSTITUTO-ESCtrELA

Mucho se ha hecho en nuestro país con el intento de proteger


la eínseñanza seciuidaria, pero, a juzgar por el resultado, todos
loe esfuerzos reaJdzados para mejorar el plan de enseñanza en
nuestros ünstitutos temían menguada transcendencia, limitán-
dose, cuaindo más, a naodificflir Ice títulos de las aágnaturas y el
número d© horas que a cada una debía dedicarse.
Nu/estro país reiquería, sin embargo, planes de estudios y mé-
todtos de educación, bien distintos de los usuales en Esjpaña.; y a
fin de ensayar aquellos que mejor se adaptaaen a nuestras nece-
sidades, oanveniendas y tradicianee, se creó, en virtud d'el EeaJ
decreto de 10 de Mayo dte 1918, un "Instituto-Escuiela de se-
gunda enseñanza" con ios «fleltnentoe del profesorado oficial y
bajo Ja inspecciótoL y dirección dé la Junta, Dos meses despaiéa,
es decir, el 10 de Julio del mismo año, se aiprofoaron p<xr Real
orden que firmaba él Ministro D. Santiago Alba, las reglas a
que débesría someterse el fumcionamiento del nuevo organismo.
Advertíase en la Exposición que precedió al expresado Real
diecreto, cuan ipoco eficaces son las refonroas de loa centros do-
centes intentadas mediante una disposicáón general y unifonn«,
prescribiendo planes o mátodos todavía no ensayados y dirigi-
dos a um personal docente que a veces no está identificado con eJ
pensamiento del reformadoír y otras veces se encuentra sin me-
dies para secundarle, y por ello las que ahora se iban a iniciar
evitarían todo carácter general y preceptivo, cirounscribiéndose
a un solo centro, dé nueva creación, y bajo la dirección de un
organismo oficial cuyas funciones ipresenitaban el doble carácter
LA. JUNTA PASA. AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 47"

tle técnicas y adlminástrativaa Asuniamo se declaraba en dicho-


docutaiento oficial qu« el ensayo de tm nuevo centro de enseñaJi-
za secmndaria sería incompleto, y en .gran parte ineficaz, si no
le acompañase otro ensayo relacionado con la formación del per-
sonal docente futuro.
El plan de estudüos, prácticas y ejercicios adofptodio eoi el Ins-
tituto-Escuela distribuye las enseñanzas en tres grados prepa-
ratorios y seis de bachillerato, ooonpTendierttdo xuna paxte obli-
gatoria y común paira todos ios alumnos y otra electiva, con lo
cual habrá bachilleratos múltiples. Se concede gran importan-
cia a los trabajoa manuales, al experimento y a todas las formas
de correlación entre el pensar y el hacer. El número de alum-
nos en las clases no pasa de 30, haciénd.ose tantas suibdivisione&
en grupos cotmo lo exija la cifra total de alumnos en cad'a grado,
y se los retiene en estudios, práctica y ejercicios un promedio
de ocho horas diarias. Eae plan de estudios gujpriimió el concepto
"asignatura", que tra-dicionalmente venía constituyendo algo im-
prescindible en todos nuestros centros docentes.
Las enseñaiizias deben proponerse estog dos fines primordia-
les: desarroillar, mediante un adeouaxio ejercicio de las facul-
tades mentales de loe niños, su poder de observación y com-
prensión, su firmeza de juicio, au originalidad, su pluralidlad de-
interés, sus aptitudes para la aodón, etc., y hacerles adquirir la
suma de oonocdm-ientos, que sea a un tiempo contenido de cul-
tura general, adecuada a las resipectivas edades y preparación
para los estudies superiores.
Los primcipaíles medios de enseñanza son la acción, el estudio
directo de la Naturaleza o de las cosas y el ejercicio de coordi-
nar las observacionjes, las lecturas convenientemente reelabara-
das y asimiladlas, el diálogo entre profesor y alumno y la expo-
sición hecha po¡r el maestro.
Los métodos de enseñanza se inspiran en loa siguientes prin-
cipios : despertar en el niño la curiosidlad hacia las cosas y ba-
sar ©n ellas el papoceso didiáctico; evitar en cuanto sea posible
*oda ficción que tienda a profvocax un interés artificioso e inade-
cuado, y redamar por parte del alumno un esfuerzo de su tra-
bajo, que será tanto más intenso y eficaz cuanto más procied)».
48 NÜISTHO TIEMPO

de una motivación infeema (la curiosidad, el instinto de activi-


dad creadora, la conciencia moral, la satisfacción dte alcanzar
un fin, etc.)
He aiquí las normas generales establecidas ©n dicho Regla-
mento para las diversas materias de estudio:
La enseñanza de la. Religión áe ajustará, en la sección prepa-
ratoria, a las diaposiciones vigentes para las escuelas elemen-
tales públicas, y en la secciófli secundiairia, a las disposiciones
que rigen en los institutos oficiales de segunda eneeñajiza.
La enseñanza de la lengua castellaina, preceptiva literaria e
Historia de la Literatura comenzará con intensidad en la sec-
ción preparatoria como ejercicio de interpretación, de relación
de ideas y de expresión en el niño. En su total desarrollo deberá
atender al dominio del idioma como medio fiel y dócil de ex-
presión del pensamiento y la formación del raciocinio utili-
zando él análisis lógico del lenguaje, y a la educación del gusto
mediante el oomocimiento de obras selectas d© la Literatura pa-
tria y extranjera.
La eiíseñanza de las Lenguas clásicas debe proponerse mane-
jarlas para poder traducir loe textos corrientes sin auxilio de
diocioinario y familiarizarse con las obras maestras de las lite-
raturas clásicas, iniciándose de paso en el conocimiento de la
cultura de Grecia y Roma,
La enseñajiiza de las Lenguas vivas tendrán para loa países
modernos un fin análogo; pero debe también aspirar al uso
fácil oral y escrito.
La enseñanza de la Geografía se unirá, por un lado, a las
Ciencias Naturales, para dar una visión sintética de nuestro
planeta y de loa grandes procesos de su formación, y por otro,
a la Historia y la SocioBogía, para hacer comprender las rela-
ciones mutuas entre el medio físico y eil hombre.
La enseñaniza die la Hiatoria, que comenzará con narraciones
sueltas alrededor de los grandes momentos o dé las grandes
figuras de España y del mundo, debe orientarae en estas direc-
ciones principales: analizar la oomp'lejidad infinita de los he-
chos humanos y ensayo d* sa clasificación, relación y compren-
•sión; formar síntesis de períodos de la vida de lá humanidad
LA JUNTA PARA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 49

desde los varios parntos de vista de la cuiltura humana (políti-


jca, social, aitíatica, filosófica, científica, religiosa, etc.), y edu-
car el sentido histórico, para ver cada realidad actual como ma-
nifestación última de un- proceso.
Laa enseñanzas filosóficas tenderán a dar una expücaoión ele-
mental de ios fenótaienos anímioos, de los procesos del pensa-
miento y de los ideales que orienten a la hum,anidlad. En la es-
pecialización se podrá iniciar un estudio die las doctrinas filo-
sóficas, como sistema, en su evoílución hisbórioa y en cuanto as-
piran a la fundamentacdón de lasi ciencias.
La eneefianiza matemática, que oomenzará con egercicios de
cálculo elemental y escrito, debe poner las leyes abstractas de la
•cantidad al servicio de las necesidades cotidianias y de loe pro-
blemas técnicos; pero paralelamente a. esa dirección aplicada,
iha de eduioar la mente del niño para la lógica paira del mímero
y del espacio. Con loa alumjiios eapecáaJlizados eni Ciencias se lle-
gará, a las nociones funidamentalea del cálculo infinitesimal y 9.
las bases de los sistemas geamétrioos de representsación.
La enseñanza de la Física y de la Química tratará de fami-
liarizar a los niños con las leyes de la materia mediante las ma-
nipulaciones en que sensiblemente se re\"elan; de aclararles, me-
diante experimenitos, los procesos dé los fenómenos naturales y
de los productics industriales más corrientes, y de abrir en su
^espíritu la visión lejana de los grandes problemas científicos que
en ese orden tiene ante sí la humanidad.
Las Ciencias naturales, en la Sección preparatoria, incluyen
¡nociones de Cosmografía,, Geología (con Geografía física) y
Biología (Botánica y Zoología). En el período del Bachillera-
to se hace una división, quedando a un lado, bajo él nombre tra-
dicional de Historia Naitural, la Geología (que incJuy© la Greo-
grafía física) y la Biología, y a otro la Física, Cosmografía y
^uimica. Se estudiaron las ciencias naturales en los gabinetes
y en el campo. La parte descriptiva y clasificadora, que los ni-
ños débeai hacer mediante dibujos al natural y colecciones, se
"ownpletará con observaciones y experimentos dte Fisiología y
Biologíia. Además del conocimiento de los grupos principales
<ae seres, debe aspirarse a que el niño adquiera una dará con-
so NXJBSTHO TIEMPO

<áeDioi& de los criterios que sirven para dasifioarloe, así como dft
las lineas fundameiitales de la evolución de las especies. Esto»
estudios deben ser, además, instrumerntos para educar el poder
de observación y el cuidado de loa detallea
Los traJ>ajos mamualee coonprendemn: la, caügraiía; y los tra-
ibajos «n cantón, papel, alaimbire, mimlbres, etc., para los niñoft
más pequeños; el modelado, la carpintería, la mecanografía y
las labores para niñas, en los grados intermedios; la fotogra'
fía; los trabajos en metal y las labores y economía doméstica
para niñas, en log grados superiores, y el dibujo en todos los
grados. Se usará» los trabajos manuales como medios eficaces
para la educación de loa sentidos, para alcanzar la perfecta co-
rrelación entre la. mente y la mano y como auxiliares para el
desarrollo mental; además dfe oíreoer excelente ocasión para
estudios con los cuales piieden combinarse, v. gr.: las Matemá-
ticas, la Física y las Ciencias naturales, sentirán, por último, de
contraste para apreciax las aptitudes de los niños y de motivo
para que se revelen.
La Gimnasia y los juegos, además de atendter al desajToIlo fí-
sico, serán medios dle educación social, disciplina e inhibición^
La Múisáca y el Canto tratarán de educar la voz y el oído, for-
mar el gusto y familiarizarse con las canciooieg populares nacio-
n'bles.
Habiéndose establecido el sistema de admitir los bachilleratos-
especializados, pero sin prefosmarfoB ni mucho menos impo-
nerlos, en los tiltimos años de estudios, la® familias y la Junta
de profesoires del Instituto f o r m a i ^ para cada niño un plan
'de maiterioB, a n más reeriiiriccionies que las señaladas por el [Re-
glamento para garantir un mínimo de trabajo. Transcriíbimoa-
lo que a este respecto dice un folleto de información del Insti-
tuto-Escuela :
"Las combinaciones ,podi"án de ese modo ser bastante nume-^
rosas para satisfacer todo razonable proyecto. Cuando se quie-
ra que el bachillerato sea todo él una preparación general qu©'
prolongue la escuela primaria, se elegirán en los dos últimos
años, en ponderadla propomón, materias científicas y literarias,
contíaiuaindla el proceso cíclico de los siete años precedentes. Si
l A JUNTA PAHA AMPLIACIÓN DE ESTUDIOS 51

se desean eepecializaciones más o menos pronTuiciadas, podrán,


T, gr., elegirse:

"En una dirección dasicista:

Latín Latín Latín


Griego Gri«go Higtoriia
Historia LitenatuTa española. Literaitura española
Filosofía Una lengua y lite- Filosofía
' ratuira mfodema

"Como preiparación para Ciencias o Ingeniería:

Matemáticas Ciencias naturales Matemáticas


Física Física Quiíimica
Química Química Dos lenguas mo-
Filosofía Una lengua moder- demás
na.

"Cuando el númeiro 'áe horas d© clases, lalboratorios, taller y


trabajos personales lo permita, podrá un alumino trasipasar ese
mínimo de cxiatro majteriías, tomando, verbigracia, más lenguas
modemas, perfeccionando k a estudiadas en los cuatro años ante-
riores, ampliandío aus conocimientos dte Geograífía o intentando
la continuiación de otras ramas que no se crea conveniente aban-
done al especdailizar.
"Las varias ocanbinaciones indicadas son meros ejeoniplos. que
no exdiiyem otras cualesquiera, oon tal que Ja Junita de profe-
sores las consádeaie acertadiae, atendiendo a las condiciones del
alumno."
Es d© advertir que cualquiera de los ha,cliilleratos elegidos
«inferirá iguaíee derechos para él inigreso «n la enseñanza su-
perior.
El Instituto mantiene la mayor comimicación posible con las
familias de los alumnos, a fin de conseguir la oooperación de la
Escuela y el hogar en la obra de la edoiciación de los niños. Tam-
bién fomenta enitre ellos las Asociaciones pajm juegos, lecturas.
52 NTTESTRO TIEMPO

excursi(xn«3, mutualidades, cooperativas y otros fines cultura-


les, eoonómicos o recreativos propios de su edad.
Básase fe disciplina en el asceii'dien'te de los maiestros, el ejem-
plo, el poder del amibienle y el sano espíritu corporativo. Como
el ñn primordial de la eduicación es la formación del cairáoter,
la vida normal de la Escuela se desenvuelve en un ambiente de
libertad y de mutua ccnfianzia. Para corregir las faltas de los
alumnos se procura, ante todo, suprimir las causas o excitantes
que las motivan o favorecen. Cnando es necesario intervenir di-
rectamente, se usa la amonestación privada. Siempre que la es-
cuela carezca de acción bastanite sobre un alumno, o cuando no
se obtenga de él el fruto que podía esperarse, se indica a sm fa-
milia la conveniencia de retirarlo.

:|e * l|c

Según dispone el Eeal decreto constitutivo, las enseñanzas


del Instituto-Escuela estarán a cargo de catedráticos numera-
rios o auxiliares de Institutos .generales y técniioos y de aspi-
rantes al Magisterio secundario. A la sección preparatoria po-
drán ser llamados maestros superiores. Las enseñanzas de idio-
mas vivos podrán enoomenidarse a subditos extranjeros. Para
dirigir la formación died Profesorado secundario podrá la Jun-
ta proponer él noambramieinto de profesores especiales. Los ca-
tedráticos de Instituto serán designados por el Ministerio de
Instrucción pública a propuesta unipersonal dte la Junta para
Ampliación de estudios e investigaciones científicas, a medida
que imponga su necesidad el sucesivo establecimiento de los gra-
dos. Este personal será agregado al servicio de la Escuela por el
tiempo que dure ei ensayo pedagógico.
Para ser admitido en la Escuiela como aspirante al Magiste-
rio secuBdario, se requiere ser español, mayor de diez y siete
LA JXTNTA PAKA AMPLXACIÓN DE ESTUDIOS 53

años y haber hedió o estar siguieiiido estuidios universitarios en


las Faoultad^ de Ciemcias o Filosofía y Letras.
La formación de dichos aspirantes se ensaya combinando,
sea simultánea, sea suicesivamente log estudios universitarios,
las prácticas docentes en la Escuela, la crítica, lectura, traba-
jos personaies y experimentales de seminario pedagógico, y los
estudios y prácticas complementarios en centros extranieros.
Los aspirantes al Magisterio secundario podrán, ser encarga-
dos de clases y correcciones de ejercicios, cooperarán en la vi-
gilancia, juegos y excursiones y serán llamados a las reunio-
nes de profesores cuando se trate de asuntos en que deben in-
tervenir.
La misión del profesorado en los diversos grades y en las di-
versas graduaciones, abarca una esfera de acción mucho más
ampHa, delioada y compleja que en los Institutos ordinarios.
Oblíganse loe profesores a llevar el trabajo de la clase, direc-
ción de laboratorio y ejercicios prácticos hasta un máximo de
veinticuatro horas semanales, a corregir los ejercicios escritos
de sus alumnos, a cooperar en la vigilancia y en los juegos, así
como en las excursiones, tanto si éstas se hacen en días' labora-
bles como en los fesuvos, y por último a participar en lai? re-
uniones de profesores y en cualesquiera otros trabajos comu-
nea. Cada catedrático podrá ser encargado de enseñar materias
diferentes siempre que pertenezcan a, la Facultad de dbnde él
proceda.
En sus "Instrucciones y consejos para los aspirantes al Ma-
gisterio secunidario" expone la Junta que, para poder dar sufi-
ciente eficacia al plan de trabajo de dichos aspirantes, fué nece-
sario declararlo incompatible con toda otra ocupación que ab-
sorbiera de un modo continuo su atención- y sius fuerzas. Por
consiguiente, no deben encargarse dfe dar enseñanzas fuera del
Instituito-Eecuela, ni aceptar ocupaciones díe oficina u otras se-
niej antes que, si por el momento reportan una pequeña venta ja
económica, serán en definiti'va un motivo dfe agotamiento y
atraso. Ha adoptado, por otra parte, un esterna de estudios y
practicas que llena para cada aspirante tantas horas como pru-
uentemente puedan dedicarse a un esfuerzo intelectual y acón-
54 NUHSTHO TIEMPO

seja que ae consagre el resto del día al descanso y al ejercicio


físico, cuyo diescuidb tanto aminora la viitaüdiaidl y él rendiiimiea'
to (inclíuso, claro estó, el cienitífioo) de nxieatra razu.
A cada aspirante se le encarga de enseñanzas encajadas den-
tro de su egpecialidad, procurando que no sean enseñanzas suel-
tas, ni mucho menos sustituciones ocasionales del profesorado,
sino permanentes y concretas, y se le asigne un grupo de niños,
a fin die permitirle iniciativa, ofrecerle estiímulo y exi^rle res-
ponsabilidad. En colaboración con los ppolfesoreg, ha dte ejer-
cer una aioción educadioria basada en el ejemip^lo y en el presti-
gio moral del maestro. "Una ropa nmncihada, una cara sin acei-
tar, revelando pereza o despreocupación, una frase de mal gus-
to, un ademán de ira—dicen estas Inatrucciones—, quitan de
tal modo autoridad ante la miradla penetrante (aunque gene-
ralmente irreflexiva) die loe niños, que ajcaarean a veces el fra-
caso de un maestro, cualesquiera que sean su ciencia y su labo-
riosidad." Ha de hacer su preparacióin científica en la especia-
lidad a que ¡piense dedicarse, uitEizando los laboratorios de la
Junta, así como también estudios pedagógicos y filosóficos, y
al menos los de dos lenguas vivas, escogidas entre el francés
inglés y alemán, para poder leerlas sin dificultaíd. Los aspiran-
tes aventajados que lleven por lo menos dos años dte prácticas
podrán ser enviadas al extranjero para completar su prepara-
ción.
Expresamente me he detenadlo en el examen dte las normas
establecidas para profesores y aspirantes al Maigisberio saeun-
dario, pues su exposición revella el celoso interés con que estu-
dió la Junta los problemas relacionadlos con la creación del
Instituto-Escuela. Y por n© haber cuidado solamente del as-
.pecfco teórico, sino por haber traído a dicho Centro docente un
personal selectísimo, se ha granjeado la confianza y respeto de
los padres die familia, ascendiendo ahora a unos seiscientos el
número de alumnos que ahí acuden para recoger los frutos de
este ensayo pedagógico tan útil para los intereses científicos
del país como provechoso para la población escolar que se nu-
tre con esas enseñanzas.
ni Instituto-Escuela ha comenzado la publicación dé una
LA JUNTA PARA AUFLUCIÓN DB ESTUDIOS 55

""Biblioiteea literaria del Estudiamibe", que tiende a proporcio-


nar textos de lectura para la enseñanza de la lenlgua y de la li-
teratura española en sus primeros grados. De treinta vioilúme-
nes constará esta Biblioteca, dirigida por D. Raanón Menén-
dez Pidal, y en ella se incluirán, extractadlas oonvenáentemente
para que cumiplan su fin pediaigógico, las produociones cuyo co-
nocimiiento ae ooiisidiera más esencial u opoartuino ©n los prime-
ros años de la enseñanza, ordenándolas bajo el dioible aspecto
•de, géneros y épocas. Hasta ahora se lüan puiblicado tomos dé
cantares de gesta y leyendas heroicas, de fábulas, relatos geo-
gráficos dte exploradores y conquistadores de Indias, novela pi-
caresca, prosistas modernos y lalgunos otros, en cada uno dé
los cuales se acoge un solo autor: Lope de Vega, Cervantes, Tir-
so de MofLina...
Tal es la laibor realizada per el Instituto-Escuela en unos
cinco añoa de vida, veniciendo no pocas dificultades de las más
variadas índoles. El impulso creador que estruícturó este orga-
nismo está henchido de mayores promesas, cuya realización ire-
anos vÍ€fndo, sin duda, en loe sucesiv(« años.

José SUBIRÁ

{Concluirá.)
REVISTA DE REVISTAS

DATOS PABA LA HISTORIA ECONÓMICA DE LA OOLONIZACIOIT


ESPAÑOLA

Beviita Nacional de Economía


El muy erudito esoritor Cairoelo Viñas May, inicia una s«rÍ€ de inte-
resaaitísimos estudios de carácter sintótieo en Jos que aicoge lo más esen-
cial de las investigaciones recientes acerca die la historia económica de-
América, vulgarizando el tesoro d« noticias que encierran las obras de
nuestros historiadores y naturalistas de Indias, para reieonstituir con la
posible fideíidad la obra de Esipaña en los tres siglos de colonización. Nos
propoiíeimos extractar algo de lo mucdio bueno que encierrain dichos es-
tudios para conocimiento de los lectores de NUESTRO TIEMPO. He
aquí algunas noticias sobre el régimen dIe la propiedad del suelo, mate-
ria acerca dte la cuial sólo existen estudios parcáailas faltando una mono-
grafía hisitóriea completa^ Las Ordenanzas de descabrimientos' y pobla-
ciones y otras varias leyes de la Becopilaciámi de Indias, organizaron la
propiedad agraria colonial gobre las scguienties bases: 1.» Que t<odas las
tierras de Amiérica pertenecen como único propietario ai Estado. 2.* Que
una vez conoedidais por él a loa particulaTCs mediante el pag» anual de
la "composición", la cesación o negligenela en el cultivo e;9 causa inme-
diata, de la pérdida de las tierrais y de su adjudieaeión a quien se oMi-
gue a labrarfag. 3." Que la metrópoli proporcionaría a cada indígena el
respectivo lote de tcerra para su sustento y el de su famüia, mediante
reparto de tierras y miedSos de cultivo, y 4.» Que las autoridades eolo-
nialeg ejeroerían la intervención e insipeceión necesarias para asegurar-
«1 cultivo pemmanente de las tierras y el cumplimiento de esta obliga^
dÓD por parte de los poseedores.
Por Iey«s dfi 1578, 1589 y 1591, dicitíiidas por Felipe II se formula el
prineipio de lo qne hablando en técnica cdectiviata podríamos llamar-
HEVISTA DE EBVISTAS 5T

"nacionailizactón del suelo aimericanio" declaranido que "por haber Nos


sucedido enteramenite en el Señorío de las Indias" ipertenecerían todas
sus tierras al Estado, el cual sefiaRaiba una parte como propiedad comu-
nal a los pueblos; otxa para repartir a los indios y ell resto a lots espa-
ñolas en "coaniposición". El nunca bastante Uorado Joaquín Costa¡ de-
cía en au " Colectavismo agrario", que los españoles organizaron el suelo
americano inisipirándose en ideas semicolectivas, constituyendo parte
esencial d)e esta organización 'las tierras leoncejües, de propiedad y apro-
veohaimiento comunal para todos los vecinos.
También, d|esde principios del siglo XVI establecióse que fuesen co-
munes en Aaniérica los m o n t ^ , pastos y aguas, y qu(e todas las tiierras-
una vez "alzado el pan", fuesen de pasto común.
Respecto a las tierras entregadas en "composición" a los eapafioles
hallábamse obligados a laborarlas, ponierias de plantas y poblado de
ganado, las que fuesen de pasto, dentro del término indicado, so pena
de perder el repaTtimiento de tierras y cierta canijidlad d|e maravedíes
para la reipúbiiea. En las ordenanzas de Hernán Cortés—que constitu-
yen en frase d¡?l mejicano Alamáim—el fundamento de todas las insti-
tuciones de Nueva España, se estatuye que cualquier vecino que tuvie-
se indios de repartimiijentio sea obligado a poner con ellos en cada año
con 100 indios que tuvise 1.000 sarmientos de plantas de la tierra esco-
gidloB de los mejoiiM que pudiese bailar... so pena quie en el primer año
que no los pusiere era cultivo pague medio marico de oro y por la, s í ^ m d a
la pena doIMada y por la tercfera pierda los indiosl que tuviere.
Respecto a política agraria ías autoridades coloniaJles debían indus-
trial a ios indios en alguna ocupaición u oficio y en que se aprovechen
de la tierra laibtóndolia. A este fin d/s'ben proveerles de tierras y de todo
lo necesario piara 'hacer sus sementeras y crianzas, procurando que ten-
gan bestias con que aliviar •e\ trabajo de las persona®.
E n él Archivo histórico se han hallado importantes datos acerca de
los repartos idte tierrais. En 1644 procedió el Virrey de Méjico, Marqués
de Mancera, a verificar uno entre los pueblos recién convertidos de
Panuco y Taimipico, dietamdo ordenamzas, por las que conforme lo man-
dado por «1 superior Gobierno, adjudicaba 5.000 vanas a cada pueblo,
útiSes a todos log vientos, para que en ese espacio y tierra puedan tener'
los indios, sus mil paisos, huertas, labranzas y pastos p a r a sus ganados..
El aeomodamilento de lindes entre las tierras de los españoles y las de los
indios y las frecuentas usurpaciones de que aquellos hacíami víctima a
éstos, oriíginaban constantes diferencias, germen de pfleitos y de luiehas;
y para evitarlo dispúsose por cédula di3 1646, para, más favorecer a los
indiois y que no reciban perjuicio, que las composiciones de tierras n a
sean de las tierras que los españoles hubiierati adqxtiirido de indios, con-
t r a las iieaües cédulas o poseyeran con título vicioso, poique es nuestra
voluntad que loB fiscales o Jas Audienidas hagan su justácia y el derecho
que les compete para pedir ntilidacü contra semejantes contratos, encan.
•58 NUBSTBO TIEMPO

gando a los virreyes, pneádentes y audieaeias dieram toda su asistencia


para su enit«ro emnpílimieiQto. En ei Amshivo custodióis^ inteiresante do-
cumentación «oenca de uno de esos pílieitoa, digno de nota por la enérgica
Titüizaeión que do esboa recur&os legales hicierain loa indios.
Efectuado reparto de tileoraa a log indios de la conviersión de San An-
tonio de las Lagunillas (Méjico 1685), vairioB españolea (poderosos ob-
tuvieron de la Andieníia redujese a mil pasos las tiernas otorgadas a
los indígena», quiedamdo los otros cuatro mil para los eapañdl'es. Los
indios con gran enei^a acudieron ai icnstodio P. Mairtín Herrén, en
última reíaeión de que «a "al^^pparíara" si no los defendía en sm derecho,
y en compañía de los alcaldes indígenas partió el cusitodio a Méjico a ¿n-
íormar al Virrey Marqués de Mondova. Los alcaldes pusieron lag varas
de su Gobierno en últíma resolución, que d« no ampararCes se retiraría-i
a los montes, desiafmiparando sus pueblos. El "Virrey le» hizo cumplida
justicia, diespuiés de haberlos oídb con gran coiopiaoenieta.

DESARROLLO DE LA AGRICULTURA DURANTE LA ÉPOCA


DE LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA EN AMERICA

Hevixta Saci-naide Economía


Seguimos extractando datos valiosos del estudio d«l Sr. Cairmelo Viñas
May aeerca dte hk histaria económicaí de nuestra colonizaciÓM. He aquí
^ estado do la producción coloniall: La prodiiceión d© cereales llegó al
mayor iqeremento en los territorios del Perú y El Plata» La valoración
tributaria de las encomiendas peruanas, hecha a miedliadoB del sig'lo XVI,
nos da la cifra aproximada de la iproduoeió». La cantidad global d|e trigo
,y maíz en que pagaban los indtos el tributo era de 300.000 faunas. En
una información practicada en 1570 sobre el ©stado de la agricultura se
encuentran abundantes noticias. En el distrito de La Parrilla, tierra de
lluvias, se da el trigo con tanta abuindancia, que de una fanega han
salido más de 150. Lo mismo conidta del Vaille <fe Oropesa, Trujillo, Cuen-
ca, Santa Fe, Cañete y Quito. El valor de los diezmos, 19.000 pesos oro
en eH Perú y 42.472 en C^te, es exspilesivo de su desarrollo.
En el Valle de Lima prodlucíanse, en 1600 la cantidad de 100.000 fa-
negas de trigo anuales, y cincuenta años después escribía Cobo que te-
nían los comestibles el mismo precio, a pesar de haberse tripllicado la
población.
REVISTA DE BEVI8TA8 89

JJOS oilivarea eran una «le las principales riqueass Aei Perú. Sólo em
•el Valle de 'Lima obteníanse a mediados del siglo XVIII de dos a tres
mil arrobas ^ aceite aniialies, sin contar la aceituna consxunida. En el
tpranscTurso diei mglo XVIII esa riqueza crece eonsideralblemente^ pues, se-
gún dlatos deíl "Mercurio Peruano", em 1912, sóJo en la proviacia de ArL
ea cogíanse anuaLoienite 400.000 arrobas de aceite. Las viñas constituíian
tanibién una de ías primeras ramas de producción, fuente de riquezas
y origien de la plaga alcoihólica de ios indios, agravada por la inconti-
nencia de los indígenas.
Para dar idea de la pujanza de loe viñedos, basta aipuntar que, según
Acosta, BÓlo en el distrito dle La Paz se obtenían de 14 a 15.000 arrobas
januales en 1586.
La eéllebre encomienda de 'Ohteatma (Chile) producía en 1620 más de
mil litros de vino anuales.
La embriaguez causalba graves malíes): morían prem'aifcuramenfce mu-
«hog "hombreis, y los tumultos, agresiomee y homicidios originados por e'.
exceso en las ibebidas 'eran frecuentísimos. AllguLen, como cd P. Josef de
Acosta decía que los indios beibían como si su cuerpo fuera una odre y
«u garganta un caño perenne. Para remediar esrtos mal|ets se* adoptaron
medidas muy semejantes a lag moáemas. iSe creó una policía guberna-
tiva que evitara las excesos y se determinó legaümíenitie el ntoero máximo
•de establecimientos do bebidas.
Reapecito a cultivos hortícolas, el alemán Humlboildt, decía, al finaíizar
«1 siglo X V m : "La cumbre central dle Nueva OEsipaña produce con aJbun-
da'neia cerezo», oiruelas, albairicoques, higos, uvas, manzanas, membrillos
y peras. Adinira al viajero ver en Méjico, Perú y Nueva Granada servir
a la mesa die las personas acomodadas con las frutas de Europa las pi-
fias die Indias, rayotes y guayabas."
El azúcar, según Ajooata, era granjeria miuy general, y haibía ingenios
de gran eojitrat ación. Del de Nasca le aflrmarofla que solía rentar de
30.000 arrobas para arriba cada año. A fines d|el isiglo XVIII, el consu-
mo total de azúcar en Nueva España era de 34.775.000 libras y de
48.359.000 la cantidad que se exportaba.
M algridón fuó, entre las plantas texiilea, «II que alcanzó mayor des-
urrollo, impulsando su cultivo .el Poder público mediante compesáón de
tierras al efecto. La producción alcanzó &a mayor pujanza en di si-
glo X v i l l , diurante el cual la exportación del algodón americano a la
•Metrópoli fué cansa del resurgimiento de las mftnufacturas españolas, en-
gendrando la proeiperidaíí industrial dle Cataluña y un faeibor dte gran
potencia indusfiriafl que todavía dura. Sólo en el año de 1789 se expor-
taron por el puerto de Veraoruz 896.000 arrobas.
La seda se desarrolló extraordintóamente en Méjico. Sólo en el Valle
dle Misteca oakuMbaise la ccsecha anuall en 15.000 libráis.
También el cultivo del cáñamo fué eapccialmente fomentado por la
TUJetrópoli.
60 NUESTRO TIEMPO

De árboles maderables ison de citar los oediHW en Tierra rimne y Nueva


España, y los castaños y abetos en CMe y Nueiva Gíranada. *
En materia de iplantas indianas men&een mencionarse lae plantas nati-
vas del Nuevo continente: las especies tintóreas americanas, que die-
ron a las manufacturas «spañolas de Segovia, Falencia y Toledo los co-
lorea que las hicieron tan apreciadas en Europa. Se exportaban a
España grana, palo del Brasil, quiína, -cacao y café. Desde 1773 a 1792
introdujéronse en España 303.691 fanegas de cacao; y pasando a otras
producciomies más liumildes, el "agi", la más rica especialidad del Perú,
ouya producción se calculaba en 50.000 arrobas anuales, segTÍn datos <11'
Tabeada.

LAS A N A L O G Í A S PREDILECTAS DE SANTA TEKJ3SA DE JESÚS

La Ciencia Tomista (1)

Fr. Luis D. Urbano, O. P., viene publicando en la doictísima, revista,


de los dominiLcoB eispañoles una serie de artículog sobre ei tema enuncia-
do en este extracto que acreditan profundo conocimiento de la litera-
tura tíeresiana, avalorado por nada comunes dotes de liablista.
Dice—con razón—^que en el poeta sentimental bay una visión doble de
laa cosas, y que bajo el manto de luz que las enicubre siente palpitar UK
corazón inmjenso, de donde brotan corrientes de vida que todo lo infla-
man y viviflcaai.
EB—añade—©orno un "pamvitaJismo" lírico que hace vibrar sus cuer-
das y exalta sus canciomes.
Los paisajes castellanos despiertan en el corazón la "sensapiómi" di'
Dios.
Reproduce bellos fragmienitos poéticoo de Oalián, Ricardo León y dp!
autor die "Los nomibreg de Crésto", y dice que la contemplación de Ir,
Naturaleza causaba en el alima tierna de Teresa dle JesTJs la deleitable-
simpatía que esipresaii estos versos del gran lírico agustino:

(1) NoTiembre-Diciembre.
REVISTA DE REVISTAS 61

^'Aquí v«ré «1 conitjento;


-r aquí reinia la paz; aquí, asentado
en rico y alto asiento,
está é- amor sagrado
de honra y de dieleites rodeado."

La subliine monja amalia tanto la Naturaleza jxwque era "hechura de


las manos de su divino esposo". Cusuntas cosas vieran los ojos de Santa
Teresa, aquellos ejos que "en riyéndose olios se reían todos", como dice
el P. Ribera, cuantas cosas vieran sus ojos enamorados, servíanle de
comiparación porque veía las coisas con la visión de los ojos y con la del
allma. Entre las analogías que prodigaba y que por tener su raíz en la
naturaleza pueden Uamairs^ físicas estudia el alustrado artiouCisita t r e s :
ed camino y la senda; el agua viva y el sol, el diamantie y el espejo. Ha-
blando de ciertas monjas que habían comenzado a icaminar gozosas la
jornada d|e la vida y que presto deafallecierom escuchando ios consejos
die Tina prudencia demasiado egosíta para ser dte Dios, dice con graciosa
ironía refiriéndose a sus pemitencias. "No hayáis miedo que se maten,
porque su razón está muy en sí: no eistá aún el amor paxa sacar la ra-
zón. Más querría yo que la tuviésemos para no contentarnos con esta
manera de servir a Dios, siempre a un paso pero que nunca acabaremos
de andar estie caanrlno. El camino del rdigioso—dice en su vida—nos
aoerca a Dios. Por eso le daba consuelo oir el reloj, "porque me parece
que allego un poquito más para ver a Dios, de que Vieo ser pasada aque-
lla hora de mi vida." Por esto cuandío miraba el término de la vida "que
es muy amarga porque no se goza el Señor", le parecía insufrible, y ex-
clamaba:

¡ Ay qué larga es esta vida,


qué duros estos destierros,
esta 'CÓreel y estos hierros,
en que el alma eatá m'etida!

Habla de las propiedades del agua con entusiasmo. Vela la caira deJ
Esposo, en «Ha. Además era smnaimente limpia y por tanto amiga deil
agua. La fuente d¡e las aguas vivas es para Santa Teiresa, Jesús. A él se
dirigen las súpflieaa de «a corazón de fuego. "¡Oh, vidia que la dais a to-
dos, no me negaéís a mí esta algua dulcísima qu« prometéis a los que la
quieren. ¡Oh fuenltes vivas de las llagáis de mi Dios! Como maoiaTéis
siemipre con gi^n albundianieia para nuiestiro manbenimiento y qué s ^ u r o
irá por los peligros d« esta miseralble vida el que procure sustentarse de
este divino licor.
Las analogías luminosas ique brillan en las obrata de Santa Teresa pue-
62 mJBSTRO TIEMPO

den reducirse a dos, ana eantenida ea la otra, (ponjue ai el "diamante"'


brillaría, ni las imiág«aea ee retorataríam «n el "espejo" si no vinieran en
!os rayos del "sol". Amante de la üuz era djevotísima de todos los auto-
res que la miraban como símbolo de la divinidad «>mo Fray Luis de.
Granada y San Agusitín. En su "Vida» tace con el sol admirables y poé..
ticas comparacioniea y lo nñamo con ©1 diamante y ¿ espejo.
"Eafcamdo una v,ez en ú'as Horas—dice—con todas, de presto se reco-
gió mi aílma y parecióme ser como un espejo claro toda, sin haber espal-
da» ni lados, ni alto ni bajo, que no estuviese toda ciara; y en el centro
de ella se míe presentó Cristo Nuestro Señor como le suelo ver. Parecía-
me en todas las partes de mi alma le veía claro, como en un espejo, y
también este «apejo, yo no sé decir cómo se esculpía todo en el mismo
Señor, por una eomunicacióa que yo no sabré diecir muy amorosa... Dió-
seme a entender que estar este alma en pecado mortal, es cubrirse este
espejo de gran mebla, y quediar muy negro, y así no se pued¡e represen-
tar ni ver este Señor, aunque esté siempre jKrsiSlante dándonos el ser; y^
que los herejes es icomo si fuese quebrado, que Cg muy peor que oseure-
cúdo. Es muy diferente el cómo se ve a decirse, ponqué se puede ma". dar
a e n t e n d í ' . Dios está dentro de nosotroa y allí debemos buscarlo, re-
cordando las palabras del OWapo de Hipona y aquella hermosa medíta-
«•ón de Fray Luis de Granada "ded temer gozo que el ánima recibirá con
la visión clara de Dios". Fray Luis D. Urbano afirma y prueba que l;t
Estética físiea debe considerar a la Vii^gen de Avila como una de suí^
miás insignes cultivadoras.

EL ULTIMO LIBRO DE G. PAPINI

Bevue Mondialt (1).

M. Zíjppa de Nolva escri'bie un buen airtíoulo acerca del movimiento-


literario en Italia, y esipecialmente del libro dte dog catóücos miEtantes
ej famoso Giovanni Papiní y Domenico Giuliotti. Se trata dea "Diccio-
nario ^ homlbre salvaje", cuyo primer volumien (letras A y B) acaba

(1) KoTiembre.
BEVI8TA DE BEVISTAS 63-

de aparecer. Se trata/—dic« el ilustrado articulista—de una especie de


ContrarEiiuxeloipedia. Nosotras también ci<eemos que Papiní, ha querido
haoer algo diaimetraiment* opuesto & lo que hieiieromi Diderót, Voltaire^
etcétera y demás filóeoíos é& movimiento pre-revolueiooaxio de Fran-
cia. Ya en la vida de Cristo, Papiní señaió claramente ei camino por d|6n-
áe mardhaba su nueva ideoSogía. Aromado d|e una netóirica <pomiposa, im~
petuoso, agresivo, exaspirante y feroz, Papiní hoy icomo ayer, es decir,
como antes de su eonveísión, flagela despiadadamentie a sus contempo-
ráneos. Antes lo hacía en nombre de una ideaffllosáfloao estética y hoy
lo hace en nombre de la r,evi6lacióin divina. La inapirawión! de Paptní ha
cambiado, peio sus pirooedSmientos san loe mismas. El lilbeliata ateo se
ha trofladk) en un libelista paeudo-^Ksbiano. DecimoB paeudo-cristiaTWy,
recordando qvno no pu|ede ser crisitiano quien maltrate a sus enemigos.
Su trabajo abunda, como antes, en conceptos crudos, en brutalidad y
violencia. Mas no puede negarse que la aparición de la Vida de Cristo
que oponía el mundo evangélico al mundo modjemo, demuestra que la
preocupaetén manifestada en éJ resiponde a una necesidad del aílna ita-
liana. Grandemente se «quivoca quien sólo rea en ei libro de Pa.piní mé-
ritos literarios. En Italia ei renacimiento del egpíritu religioso marcha
al compás de la renovación fascista, y se acusa cada día más. Los impe-
rativos legales de orden y disciplina que formíini la sustancia de fondo
míafcico did faieismo, se correisponden exactamente oon la ^tíca' social
cristiana. Fascósmo y criatiandsmo Se «oimipletan. En este sentido puede
decirse, como añrma «il docto escritor Zeppe de Nolva, que Papiní es eJ
homibre del día, un peíPsonaje representativo. Más Papiní, enemigo sdem-
pre de log términos medios y de la modieración no se coloca eni el justo
lugar, edno que salta por cima die loe siglos a lo que llama el artienlista.
edad de oro de la creencia Así él nuevo cristiano retrocedíe en su libro
a lois bosques antedSlnvianoa, y en edloe encuentra al buen salvaje idola-
trado por Rousseau y le llama su hennano, aía;ba su ignorancia y no va-
cila en negar la civilizacióni. Oae en la anarquía cristdana, deepué.s de
haber creído saJir de la anarquía sin Dios. He ahí su libro, irritante, hi-
riente y escandaloso, bien represlenitattvo de la agitada época en que-
vivimos. Em él niega todo lo que se ha venido mirandlo como conquistas^
^ pensamiento humano y de la organización social. 'K hombre no es
'''"As que un "gorila bien vestido", y la sociiedad está en^'enenada por la
peste de sus ocwitos pecados. Ella ha producido al "ibui^ués", biestia in-
munda, monlatmo perfecto. Entre cristianos como entre judíos no se in-
t^'^nunpe el drama del Góigota. La mujer es un instrumento de perdS-
*i^i; los mxmdíuios siguen /crucificando a Jesús y lo» católicos timoratos
'''Alen lo mismo que los burgueses. La banca es el templo diabólico de los
lEtimos habitantes de la tiierra; el dinero de^ asesino, del avaro, del pro-
pietario, del escritor en boga, en suma, de todos los enemigos del pobre •
•ís Que liaMa el Evangfalio afluye allí incesantemente, ee multiplica y-
fructiflea. Para Papiní, comercio, arte, indhistria y humanismo son fan-
^64 MTJBSTBO TIEMPO

tasmagorías del dialblo. La verdad€ra sabiduría eaoige repudiar toda mo-


dernidad desde el tranvía hasta el ciniematógrafo. No deiben existir de-
portes ni diversiones y deben eerrairse los laboratorios, y sin duda las
«seuelas. La eieneia no vale nada ante e'l milagro. Debe aboiir&e toda
política, todo programa de civiilizaeión, reinando sollo la ignorancia y la
pobreza. Todo esifcá ya dicho; todo está diesieuibierto, el sólo programa
•que al mundo importa fué formulado hace veinte siglos sobre la Cruz.
Este cuadro dal mundo ofrece la imagen dte una anarquía incurable a
despecho de todos los esfuerzos de la f«. Papiní es en todo caso un pro-
pagandista antisaeial como la doctrina que le inspira y procede, sin
duda, de lais fuentes del esoepticisimo. Papiní es como diría Emerson, un
"no conformista" pero desprovisto absoluitamente de lógica. En el mo-
mento mismo en que ItaSia se esfuerza en fundar una doctrina políti<'a,
moral y social subordinando el individuo a las necesidades del todo na-
cional y en que el partido dominante reclama de todos loe ciudadanos la
abdíicaeión personal en homenaje a la jerarquía de los valores sociales,
y la Ig'Iesia del brazo del fascismo, coopera al restabüecimiento del prin-
cipio de aTitoridad, dos librepensadores, enfermos del mismo íibre pen-
sam'iento qu« condenan, s^ nos presientan praponiendo como principios
salvadores del mxmdo renovado la ignorancia y la pobreza.

SOBRE EL PORVENIR BE LA SOCIEDAD DE NACIONES

Nuova Antología (1).

Cario Sehanzer, senador, estudia en eomeienzudo airtí<;ulo d equívoco


fundamental de la Sociedaid de las Naoionas. Nos habla de su origen,
naturaleza, defectois consbitucionaleQ y falta de saneiones 'efl'caeeg que le
permitan desenvolver la propia actividad con medios propios. Trata de
l a s dificultades que isurgieron en Paa-ía al piíetienidler poner a salvo el
principio de goiberanía de los estados adherentes al pacto internaaional
y s« apuntaron las disiconformidades entre la iletra d|e'l acuerdo y gu es-
píritu que a juicio israyo son las causas do la dificultad aotTial de funcio-

(1) NoTiambra.
REVISTA DB REVISTAS 65

Jiamiento ean que Imíia, la Sociediad «Je las Naoioaes. CJon todo no cree
«1 ilustre alenador que eate oi^anismo sea inútil y dañoso y que deba ser
•auprimido. Por q contrario, afirma que ouauído se afirme y robu0tez«a
su carácter de universalidad podrá rendir a la humanidad preciosos ser-
vicios.
Conviene distinguir entre unas y otras atribucáones de la Sociedad.
Muohas de laa conferidas por ett paoto pueden ejercitarse con gran bene-
ficio para la coJectividad internacional. Y no sie entienda que se habia
sólo de proyectos humanitarios o puramente técnicos, sino de las mis-
mas cuestionas políticas, icuando éstas sio refieran a casos concretos re-
lacionados con ¡as potencias interesadas. Bajo este aspecto la Sociedad
de Naciones es un nmevo organismo elle la vida internacional que puede
ser puesto en acción «On evident;e utclidad.
Becuérd'e3e su reisolucáón en él conflicto die la Alta Silesáa, en el d3
Dantzig; la admirable obra llevada a calbo por la sociedad para la re-
construcción dé Austria; la cuestión de la Albania, y los demás en que
intervino en concepto de ártiatro. Mas cuando se trata de grandes cues-
tiones quie tocan diiíectamenite a los vitales intereses de los estados so-
beranos y a los fundamentos de la política europea o mundiaíl, no es po-
sible recomendar a Ja iSociedad de las Naciones la misma prudencia ni
sus prooedimdentos usuaJies. Su autoridad no ha dIe crecer al confiarle
absoflutamente todos los problemas que puedan surgir, sino aquellois que
la lenta evolución de los progresos internacionales permita.
Existe—dice Schaiiizer—una contradiioeión entre la pretensión d? ha-
cer de la Sociedad el tribuii'al del pueblo y ei hecho de que ise le asigne
propia autonomía. Una iSociedad de las Nacioneg para podler ser el tri-
bunal del pueWo, debiera aer una organización "superestatial", dotada
de acciones y medios adiecuados y provista de una fuerza coercitiva ca-
paz de imponerse a las soberanías singulares. Mientras esto no sea po-
•siblle o ne se quiera llegar a ello, es necesario que los mayores Estados
Se hallen sinceramente dispuestos a Qeder a la Sociedad! de Naciones
una parte de su propia soberanía, para facilitar así su benéfica y con-
ciliadora aciedón intemaeional. Debe trabajarse por una más rápida
evolución de la conciencia int;eTnaeionail en eíl sentido de una mayor
solidaridad «ntro Jos pueblos y de una miás acentuada tiendencia a en-
tregar al los órganos de la Sociedad! un niúmiero icada vez mayor de casos
y controviersiais. No parece que los momientos actuales sean loe más
adecuadas para olio. La ¡Sociedad diescansa soibre el supuesto de una
Europa pacificada en la cual ae hayan resuelto raicdonalmente todas Has
cuestiones sraacitadlas por Ha guerra. Semejante supuesto no se ha verifi-
cado en lo9 hechos. El de«aiotíerdo franccvgiermánico es profundo y sus
repercusiottes han debilitado la icotifrateímidlad generaJ. La Europa
"Oriental hállai^ en estado de poco estaíble equilibrio. Las relaciones
«ntre Rusia y el resto die Ja Europa no están aún reguladas, y el con-
traste entre ÍOB Estado» disgregados por la guerra y étnicamente d£fe-
C6 NUESTRO TIEMPO

íientes es muy señalado. La Soci-edaid die Nacioíies representa un con-


cepto d« solidiaridaid intemacioiíail y mientras subsistan tendencias a n -
tagónicas entre las naciones, ningiin país parece diapuesto a ceder a la.
Sociedad lia más piequeña ¡poreión de su soberanía. Y no vaíen argucias.
No se concibe un organismo intemacdonal aparente y eficiente mientras-
los Estados singuiarea no se bailen propicioa a diéliegar en él a lo me-
nos para ciertas maitierias, una parte do sus poderes. Esta deficiencia
actual—repite el docto artiiculisita—no es irremediable n¿ por ella debe
condenarse inapelablemente tan imiportant© insrtitución. Por ed contra-
rio, las na;CÍones deben esta-r presentes en ella y luchar por el mantie-
nimiento de la política que reeiamam los tíemjpos y sus propias necesi-
dadles. No olvidemos ©1 hedho, por de más significativo y eloi?uente, de
que formen parte de la misma 50 naciones; de que nuevas naieion-es quie-
ren adiherirse a sus acuerdos y de que hasta en los Estados TTnidos exis-.
te hoy una fuerte corriente de opcnión favoraMe a su entrada ^TI ella,
El principio del verdadero florecimi'ento de la Sociedad coincidii-á fou-
ú momento de un verdadero consorcio internacional entre los iniebcos,
igual al en que viven los individuos deintro de un Estado* .particular.
El ideal de una vigorosa expansión individualista^—dici3 sabiamente
el senadoír—de lais naciones singulares, no puede signifli^ar el descoim-
«smiento de Ha interdependlencia de ¡os intereses de todas las naciones-
en eil mundo moderno.

ALGO SOBRE LA RUSIA ACTUAL


Nttova Antología (1).

Manfredi Qraviné estudia con datog irrecusables y gran inuparcialidaif


la situación pollítica, económica y militar dte Rusia. Su estudio es diigno-
de ser ínitegramentie reproducido, pero en la imposibilidad de hacerlo
así, daremos cuenta al lector de las principales deduce:ones que de él
se despííeiiden. Económicamente la Kusia actual está exhausta por los
enormes sacrificios que le impusieron sucesivamente la guerra y la r&-
yolución y pi<ede asegurarse que por mucho tiempo no podrá contarse-

(1) •Ootiibre.
HEV18TA 1>B REVISTAS 6T

con ella como un factor de potencia decisiva en los asunitos dfe Europa.
El ejército ruso, reeometátuído con admiralble perseverancia y manteni-
do con supuestos alardes de próximas amenazas al erfcerior es capaz de
asegurar sujSicdentemente la defensa dei territorio nacional y la auto-
ridad del gobierno leniniano, pero la falta d* poderosa artidlería y mu-
niciones, de grandes recursos técnicos y medtos de comunicación, la es-
casa instrucción de loa oficiales y, sofbre todo, de medios flnaaeieros. no-3
autorizan a diesechar como ridícuJamente absurda la liipó.tesis de la in-
tervención de este ejército más aillá de los confines naetonaJes y contra
los ejércitos reguEares de los mayores Estados europeos. Cuesta trabajo
eifeer en la posibilidad de una marcha dtel ejército ruso al través de la
Europa eentraü, contra la Entente y la paz imperialista de Versalles.
Los reeieml^ heichos dej Ruihr ban demostrado qoe ninguna mejor
ocasión se preeientaba que esta para la intervención derecta de Rusia
a favor de la Alemania. El golpe de escena del acuerdo ruso-tudesca
de Bapello, no bizo impresión alguna a los que estaban al corriente de
la situación. Resipeeto a Jas probabüidadieB de díuración de la dictadura
comunista y de la permaraenioia en el poder d;el Gobierno de Lenin,
cree eS autor, de acuerdo con lo que le manifestó d ingeniero Kra.rsin,
que la clase de los "señores" nada podrá intentar contra !a estalbilidad
de las instituciones porque vale muy popo y tiene un pasado bochor-
noso. Los contadioa que conservaai tierras están contentos con e'l régi-
men actual y son opuestos a cualiquier aventura capaz de implicar la
•pérdid'a de sus actualeis posesdones. La industria, falta de direeeión ad-
ministrativa y técnica, languidece. Las empresas mineras lo mismo. La
tierra produce m^nos, y la falta de medtoa de cotmunicación paralliza los
eamlbios intenprovineialea. La terriMe icarestía que ha asoilado a vastas
regiones del Volga y que tan no/bleg propósitos humanitarios han ins-
pirado al doctor Nanseni, ha venido a agravar la ya desdichadísima s¿-
tuaeión interna d|el antiguo inuperio. Los tres remedios más urgentes y
vitaües para la Rusia de hoy son: pan para nutrir la poiblación entera,
medios de comionccaeión para el tráfico, y dinero. No se ve en Rusia,
por aihora, partido ni agnipaiíión política algunia en aptitudes de susti-
tuir a Lenin y de arbitrar los recursos que piden laa tjes necesidades
«itadas. En ias actuafleg circunstancias cualquier revuel.i?a interior, gol-
t^ de estado o conmoción político-social no conídíneirfa a otro resultado
<í«e a nuevas miserias y sufrimientos de un pueblo abrumado qu;e sólo
quiere pem. y tranquilidad. Así el sufrido proletaiiio ruso castigado con
t*ntos males profiere soportar el gobierno que tiene y eaperar tiempos
''•^^rea. No puedo negaríse a Lenin entre otros méritos, el áe haberse
^iiostrado vigoroso tutor de la integñiad naeiomal. Es su gobierno fuerte
* to'd'as luces, y ai las escgenicias de la revolución han creado camarillas
y homlbres indignéis de figurar en él, existen también hombres de valía
y «8 voilTinfad enérgitca, como el propio Lenin, muy capaces de intere-
sarse por él y de saeario de su profunda postraeión y miseria actuales.
68 NUESTRO TIEMPO

Una debilitación <iei gobierno leniniano convertiría a Rusia «a «stado


caótico y anánqnico, y sería como eil prólogo del hundimiento del )ex
imperio. Podrán discutirse las medidas de Lenin; la falibilidad de sus
dedaracioneg y el mayor o menor regultadlo de la utopía comunista,
pero es ¿ndudialble qu« el actual gobierno tiene por largo tiempo asegu-
rada su vida, y que ésta ©3 absolutajmiente necesaria para la reconstruc-
ción naeional.
El experimiento ruso—'dice con gran verdad Graiwiné—^ha sido un
ejemplo terrible y amedrientador para la civilización europea, y debe-
mos d,ar gracias a la ProvidenerLa que ío ha limitado exclusivamente
hasta hoy al país donde tuvo ;su origen, librando ai resto de las nacio-
nes de su d'evastadbra influicncia. Es difícil profetizaír lo que suoediená
cuando la reconstruoción rusa sea un be<!lio, del mismo modo que tam-
bién lo es predtecir log r^ultados de la aiproxiraaci'ón roso^germánic.i
y los leambioB que eeto pudiera trajer en «il orden político Hoy por hoy,
la situación no parece peligrosa para Europa, y los hetíhos únicamente
podrán decir si puede llegar a serlo.

UNA GRAN POETISA CHILENA CONTEMPORÁNEA


GABRIELA MISTRAL

Expaña y América {1).

El agustino P. Pemaindo Vargas escribe un buien artículo, en elogio


razonado del magnífico übro de versos "Desolación", original de la
insigne poetisa chüíena, 'honor de nuestra raza, Gabriela Mistral.
Esta ecdjraordin'aria mujer, que a su talento literario une fanailtadiea
brillaintísiniiaB de educaidora, es menos oamoeida die lo que sus excelsos
méritos piden.
El P. Femando Vargas fuatága la pereza de la orítica, que, con do?
o tnes «xeepciones, no ha haiblado aún de ese admirable libro eo. el que
la ppoíundidad de 1«« ideas casa fleJiemiente con la galana forma d^e
que están revestidas. No ea el suyo uno de tantos libios frivolos o in-

(1) Ootnbr*.
KBVI8TA DE BEVISTA8 69

genuos qule se loen «a u a par de horas y se eecri'beii en un ipar de se-


manas.
Las causas d» que "DesolaeiÓD!" no se poipularicie rápidamente, como
obrais obra® a todas luces inferiores a ésta, aon, segiúji el docto agusti.no,
la superficialidad de los lectores, atentos aólo a la música del verso;
«1 carácter melaaicóllieo e inquietante de la iproducción, y el culto exce-
sivo que la crítica oficial tributa a un clasicismo trasmocliado que todo
lo basa en la perfección de las formas externas.
"Desolación" es una obra modiema, un triunfo de la nueva lírica;
un libro Heno de idieas y de emoción, de atrevida^ icomparaciones y de
audaicias retoricas.
No estudia todos los poemas que integran el volumen dado a luz por
la gran escritora, limitando su análisás a uno solo de ellos. "Desolación"
se divide en siete partes: "Vidla, La eseueía, Infantitas, Dolor, Natu-
raleza, Prosa" y "Prosa escolar". Las cinco primeras son versos, y entre
ellas la titulada "Dolor" es la más bella y eujundiosa die todas.
Un crítico ilustre de Cbile, Hernán Díaz Arrieta, explica el origen
de esto dolor: "Y de boca en boca—^dic©—corría la historia de su anior,
el único y trágico: un liombre que s© fué; llevó mala vida, regi'esó;
viósie desdieñíaido y, vottvdiendo al sitio de su perddeión, dtetaipóse los s2-
sos de un balado. Aquel suicida era la sombra envenenada que le hacía
cantiar, ia obseisión que le arrancaba del peaho esos gritos pasionales,
ese ruego insistente, ese sollozo ronco y csítremecedor."
El P. Femando Vargas escribo un comientario a "El Ruego", que ha
elegido entre los demás porque sintetiza mejor que ninguno el fondo
de su poesía. Comienza invocando a Dios y después, con inspiración
altísima, le dirige una plegaria por su lloradlo muerto, a quien llama
"mi vaso dle frescura, el x>anal dte mi boca, gorjeo de mi oído y du2ce
razón de la j a m a d a . " Después traza su retrato moral. Dios le replica
que por un snicida no Se debe orar, y la poetisa le arguye que no se
olvida que "su corazón dulce y atormentado" era tan suave "c<;«no la
seda del capullo naciente". Dios le recuerda que fué cruel con ella, ce-
gando la fuente dle su alegría, a lo qn© contesta «Ua con el gran ar-
gumento de los enamorados:
"¡No importa! Tú comprende: ¡Yo le amaba, le amaba!"
Bespuéa haMa del amor, no del sensual y fuigitávo, sino dej arraigado,
d«l que nos .j^oaee por entero, davándoee en el «orazón como una saeta;
y> por último, humíllat^e ante Dio», " y con l a cara caídia solire el polvo",
t r a t a de entemeceiCe así:

"Fatigase tu oído de preces y soUozoa,


lamiendo, lebrel tpnidio, los bordjes de t u m a n t o ;
y ni pueden huirme tus ojos amorosos,
ni esquivar t u pie «1 riego caliente de mi llanto.
70 NUESTRO TIEMPO

¡Di oí i>ewlón, dilo al fin! Va a esparcir con el viento


la palabra, el perfume de ei^n pomog de olores,
ad vaciarse; toda agrua será deslumbramiento:
e-l jnermo ec^hará flor y el guijarro esplendores."

Salvando ta.1 oual verso vulgar o pensamiento oscuro, el poema, como


todas 'as composiciones de Gabriela Mistral, es de gran belleza.

LOS J A £ D I N £ S D £ BOMA

Le Correspondant (Ij.

Gabriel Faure escribe nn hermoso artículo sobre ios jardines de la


Ciudad Eterna.
Die« que en los tiempos de Augusto erain escasos entre los artisitas
y escritores por su modesta condición económica. 'Sólo alg-ún qiie otro
privilliegiado, como Plinio, podían perm'itirse el lujo de poseer nume-
rosas casas de campo en diversas regiones de Italia. Nos habla de al-
gunos grandes jardines de la época del Imperio, cuyos emplazamientos
son conocidos, entre ellos el de Lúculo, que hizo trazar los suyos sobre
tí\ Pincio, trayendb del Asia nuevas especies de árboles.
En la época del Renacimiento se plantaron muehos admirables, como
la Borghes«, la Fomariiia y la Doria-Paimiptuli.
Dioe que loa Montes Albainos atraían a los habitantes de Roma, que,
huyendo d« un suelo voLcátiico, conmovido por temblores de tierra, y
de los malsanos olores caniculai'es, sie amparaban de sus sombras.
De todas las vülas romanas que debieron cubrir las colinas no se
conoce con certidumbre otra que la emplazada x>or Cicerón en Túseulo,
deapoa de la' moderna Fraenati. Desgraciadlamente, aipenas queda de ella
otra cosa que vestigios de muros. E r a una antigua propiedad de Syla,
que el gran orador había adquwiLdo al comienzo de su fortuna política
e iba agrandando y embelleciendo a medida que aquélla crecía. Había
encargadta a su amigo Ático ve remitiera de Grecia, sin reparaír en los

(1) Oo^, . b r o .
REVISTA DE REVISTAS 71

•gastos, los laármoleg y bronces más praeiosos. El mismo labraba su jar-


dín con él mismo ee!o y esmero que componía sus magníficas oraciones
forenses y poífticas.
Las montañas de la Sabilna, rama de los Apeninos centrales, taanbién
atrajeron a los romanos. Tibur, que ocupaba «i lugar de la actual Ti-
vali, adquirió rápida notoriedad desde que Mjecenas la puso dte moda.
Nada más ddi-cioso que su situación.
Bien protegida contra los vientos del Norte y del Mediodía, y re-
cibiendo directamente las salutíferas brisas marinas, rodteada de so-
berbios oHvaiies, abroidante «n cascadas y a pocas millas de Roma» re-
unía todo lo que 'los miás refinados gustos podrían desear. Los poetas
y artistas la ihicieron objeto de sus cantos y creaciones.

"L'Anio murmure encoré


la doux nom de Cynthie aux roders dte Tibur"

no es una sencilla fantasía poética: la querida de Proipercio murió


y fué seipultada en la villa que el autor de "Las Elegías" poseía
en las cercanías d«il Anio. El dulce Horacio cantó a menudo a Tibur,
aunque no posieía en él villa alguna. Mas numerosos amigos y admira-
dores suyos, sin contar a Mecenas, le llevaron allí con frecuencia. Su
casa estaba al éste de Tibur, Conocemos su exacto emplazami'.ento
gracias al abate Caipmartin de Ohampy, admiradbr aipasionadísimo del
gran poeta, el cual se jactaba de haber encontrado en las obras de
Horacio hasta el anuncio de la Revolución francesa.
Los restos más curiosos y seductores de casas de campo y jardines
d e la vieja Boma se encuentran a las puertas de Tivoli, la ciudad de
Adriano, aquel emperador dliletantrl, artista y literato, que fué en algu
na ocasión él primer turista. Después de correr el mundo retiróse a sus
dominios de Tibur, sin que le poseyera ninguna otra ambición que
•agrandar y bermosear la villa. Su situaa'.ón era encantadora, al pie
de una colina, sobre la que está la ciudad entre dos ríos Í\\K vierten
sus aguas en él Anio. Ante sus ruinas extensas la imas'inación queda
confundida. Apartando d granidlioso Coliseo, no existe testimonio más
•complejo die lo que eran eapRces de realizar la potencia romana y la
voluntad de un emperador que la evocación exaicta de aquella mag-
"HÍflca construcción y las maravillas que la rodeaban.
T2 NTJESTHu TÍEiU'O

LA GRECIA Bu HOY

itevue Mondiale (1).


G. Peytavi ée Paugenes habla en la imjportaiite revista sobre la si-
tuación actual de esta na<jión, amenazada por Venizalos con el Go-
bierno rewlucioiiiario del coronieil Gonotos, que sueña en establecer una
Bepúbliea de cinco cabezas. Esto último, eu opinión del ilustrado au-
tor de es'ije artículo, sería para Grecia una verdadera catástrofe. El
pueblo DO siente sinjpatías por este régimen de federación. Si se con-
sulta la opinión, diesde sus más ínAtnais capas sociales a las más eleva-
das, de cien ciudadanos, 85 dirán: "¡Que s« no« dé un régimen netar
mente constitiieioaal, con un rey a la cabeza!" Dividir la Ghraeia en
cineo repúblicas, como lo fué fla Grecia de Ha antigüedad, y como, se-
gún todos Jos indicios, tratan de hacerüo Venisselos y sus partidarios.
es una ilusión cuyo resultado, si ello se ensaya, se tradu^'irá en disen-
siones intestinas que no tendtrán término.
Estas coffnplieacioinies interiores die Grecia acalbaríají también por
repercutir fuera de ella. No es indiferente para los franceses saber que
Gíeoia, en lugar áe soñar en establecer una esfpecce de hegemonía polí-
tica en lois Balkanes, sueña en instaurar dentro de ^í misma un régi-
men de paz y de laboriosidad. No puede serles indiferente saber que,
satisfecha de Jas decisiones de Laussaíie, no busca ocasion'es de con-
flicto con Turquía.
Es conveniente para la eeguridiad die Europa la existencia de una
Grecia tranquila en los Baflkajies. El conflieto reciente <'0n Italia, oca-
sionado por el odioso crimen del Epiro, donde cínico miembros italianos
de la Comisión interaliada han encontrado la muerte, muestra los da-
ños de la política belieosa y al mismo tiempo provocadora, ñ'el Gobierno
revoluoionario. Europa, tiieine rteoesi'dad' de garantía de paz en Gre-
cia. A este resulta-do, el gen'eral Metaxas, que se ha puesto a la cabeza
áe su gran partido político, capaz de eontrabalancear Oa acción del ve-
iiizeliismo, se pronuncia por un programa pacífico. Eí general reprueba
la política agresora de V^nizielos y de sus comiprometedorcs amigos.
He aquí lo más sastaneiaJ de su programa: "Nosotros sentimos, con
todo el pueíblo griego, la neeesidad de crear una situación interior que»

(1) Octubre.
REVISTA DE REVISTAS 73^

nos asegure la tranquilidad y el progreso; nosotros sentimos la nece-


sidad 'de acabar diefinitivameíntíe con las convulsiones que uan quebran-
tado el alma helénica; nosotros sentimos, en fin, la necesidad d'e recons-
tituir Un régimen interior que garantice el progreso nacional y social
del pueblo; progreso que nosotros consideramos como el factor princi-
pal del predominio del hei'emeimo en Oriente^ Nosotros reprobamos a:b-
soiutamente los métodos gubernamentales y adtministxativos del pasa-
do—métodos tara severamente condenados por la conciencia popular—y
pero también reprobamos absolutamente toda restricción impuesta a
las libertades popuiaires, oonsidterando imposible el desarrollo y digni-
fieaeión del ciudadano heleno sin una eomipleta libertad individual y
política. Estamos dispuestos a servir los intereses de la masa nacio-
naJ, especialmente d,e la clase agrícola y de la pequeña burguesía, igual-
mente que los de la Oíase obrera, en tanto que estos intereses no se
opongan al régim;en social establecido por las clases legislativas do-
minantes. Nosotros estimamos que los intereses de la nación exigen el
mantenimiento de la realera, bajo el régimen dinástico nuevamente
instituido; pero ail propio tiempo nosotros nos esforzaremos en acre-
centar, tanto como sea posible por la Carta constitueionaü, la influen-
cia dtel factor popular die taH suerte que el carácter democrático del ré-
gimen se solidifique todo lo posible."
"He aihí—dice Peytavi—elementos constructivos que en vano se han
buscado en el programa de los d'emiás partidos. En eil estado actual de
cosas, un gabinete neutro, es deicir, no infeccionado por los viejos par-
tidos y libre die querellas malsanas, pai'ece iser la única solución, me-
diante la obra de unas elecciones libres y honradas que restablezcan
la paz interior en Grecia."
Log mejores, los miás autorizados e imparciales estiman qno el par-
tido de Metalas podrá conquistar 250 aliados entre los 320 que com-
ponen la Asamblea Nacional.
El Sr. S. Pieytavi de Paugeres eomcluye su artículo con esta inte-
rogaeión: "La Palas Atenea, que Re.nan invocaba, gozoso, diesde lo alto
de la Acrópolis, i inspirará a los griegos y a sus golbemantes del maña-
na aquellos consejos die eterna sabiduría que prevalecieron en la asara-
VÍ«A de los dioses del Olimpo?"
Los diosies lo hagan.
74 NUESTBO TIEJirO

LA SENILIDAD NOEMAL Y PATOLÓGICA

Revista Argentina de Filosofía (1).

Xuestro distánguido coaupatriota -tí doctor Lafora ha dado en Buenos


.AÍT«s interesantísimas conferencias sobre materias de su especialidad,
que han eido unániímemente oeSLebradais. Ifieprodueimos—dle la Revista
de Filosofía—algunos de los apuntes tomados en las conferencias del
muy culto profesor. He aquí unas cuantas observacion)e¡s del doctor La-
fora sobre la senilidad en su aspecto psicológico y paitológico. La vejez
—dÍKse—63 un proMeima biológico que preocupa desde hacie mucho tiem-
•po a los 'homibres de ciencia. La vida, bajo el punto de vista de su alar-
gamiento ha sido siempre uno de los problemas más apasionantes de la
medicima. La lectura de libros arcaicos nos pone en conocimiento de
•que el hombre de entonces alcanzaba miayoiles edades que el actual. De
BÍhi el deseo de reconstituir las condieionea que favorecían la longevidad
en otros tiempos. Mencionó la teoría die Matcbenikoff sobre la vejez
como causada por intoxicaciones intestinales que van destruyendo las
células nobles del organismo hasrtfa llegar a un momento incompatible
con la vida. Analizó a continuación ¿1' proaeso cíclico celular y la teo-
r í a endocrina de Lorand y otros; teorías combatidas poh Biedl que con-
sidera simultáneas las alteraciones de las glándulas de sccrección in-
terna a las del cerebro y demás órganos.
Estudia después en suis rasgos más oaraoterísibieos Ja vejez patológica
del cerebro que lleva a la feliz comprensión de la vejez normal; descri-
bió los síntomas físccos y ípsíquieog consideráradolos como exagieraeio-
nes de loa observados en la vejez normal. Al estudiar las lesiones ana-
tomiopatológioas del cerebro de los demiantee seniles, hizo una descrip-
ción con la proyección de mica-ofotografíae de las llamadas placas de
Fiseber y die los ovillos flbrilares de Algheimor en las neuronas d'e !n
corteza cerebral, tan caracterísitieos de la demieneia senil.
Hizo observar qu/e estas lesiones de la demencia senil Se las encuen-
t r a en mayor número en la presbiofrenia, otra forma de diemencia sie-
n i de desarrollo más agudo, y con grandes trastornos de la memoria
que originan las pseudo reminiscencias o fabulacioines earaetteríetícas de
esta enrtidad miorbosa. Añadió que estas lesiones aun sie l:as encuentra
"en mayor núnieiK» en la senilidad' precoz p a t o l ^ e a que sle presenta con

(1) Agosto.
REVISTA DE REVISTAS ió

violeacia inusitada entre Los cuarenta y cinco y cincuenta y cinío años.


Es particularmente curioso el 'hecho <ie qufe eetaa misimas ¡lesiones de la
senilidad ipatol^ica del oerebro ge la ha encontrado en las investiga-
ciones qu« ae han hecho sobre la senilidad normaü, pero así como en
los casos patológicos dichas lesiones «omienzan a aparecer en edades
muy temipranias reüatjvaimeiiibe (cincuenta a aeeenta años), en la seni-
lidad normal no empiezan hasta loa ochenta y cinco o noventa años,
batoiénidoáélas encontrado tiamibién en viejos rdatóvamiente dle ciento >'
cinco años. El desarrollo lento y moderado del proceso en estos últimos
•contrasta coa los intensos trasbornos de la sieitiUidád patológica. Es muy
probablle que las lesiones no gean la causa de los síntomas, isino un efec-
to más de la intoxicación que determina el cuadro clínrlco de la aenüidad.
La preferencia de las lesiones seniles por ciertas regiories dtol ceirebro
«6 expUoa por la teoría de la paitoolisiis de Vogt o afinidad lógica de
ciertos grupos celulares 'por ccertos venenos.
Disertó después extensamenibe sobre la topística y trató de las lesio-
nes descubiertas por éi en tos perros seniles y estudiadas luego en los
diemás animales por Del Río Ortega analizando eJ mecanismo de su pro-
ducción.
Finalmiente entró a analizar el posible mieoanisimo tóxico de la seni-
tidlad y trató de las lesiones tiroideas en los casos de enfermedad de
Alz'heimer. En relación con esto metneionó la influencia rejuvenecedora
de la operación de Steineoh, que anula la gC'ánidiula sexual die seerecáón
externa, aetivamdo la glándula initetrsitácial de siecreción interna, la que
probablemente modifica a las demás glándulas endocrinas.

LA DESPOBLACIÓN EN SU ASPECTO MEDICO-LEGAL.


LEGISLACIÓN SOBRE EL MATRIMONIO
La Medicina de los Niños ( 1 \
Los doctores L. Avendaño y Ghiillermo Fernández Dávila vienen es-
tudiando eslíe interesantísimo tem,a en la Revista baroelonesa que dirige
el docto profesor A. Martínez Vargas. Extractamos algo de lo mucho
baeno que dicen en materia de Jegialiacióii sobre el' matrimonio. No se

(1) Agsto.
76 NtTESTRO TTEIMPO

céLábiraia—afirramn'—itaotos matrimonioig «xxsno fuera de desear en los


países de la América, latina, porque las disposiciones de los Códigos
eon neapecto ail conyugio no ae conforman con las enseñanzas científl-
cas, y iporqu'e la pro|>aganda engénioa, no ge ha intemsifleado •etn propor-
ciones razonables. Bmunenan las eansaa q«e produoen la redncción de
matrimonios tales como la sitnaccón económica precaria die muchos jó-
venieis; la inanidad y el lujo que gastan perscwias de mediocre situación,
acostumbrando a soia hijas a una vida que pugna con sus recursos; la
sensuaüidad, ej ceíiibaito voluntarLo amtitógiéniíeo y que produce muchas
defunjcion«s, el relligioso, digno también d« lieprobación, el relativo de
los militares, que s© «lejam del matrimonio por escasez de habieres y so-
bre todo el pirejuicio muy extendido en el puaMo dl:i que el "hombre R-3
I)orta mejor como amante que como marido". E n t r e las causas produc-
toras die la esicasa feeundidiaid matrimonian eitan: la cortia edad dli ios
contrayentes engiendrad!ores <J.6 .seres raquíticos; las enfermedades eoiis-
titucdonalea de los oónyug'es que se transmiten directa o indirectamen-
te a la descendienciia, y la edad de los casados alrededor de los cuarenta
años, época die la vida em. que ha disminuíidlo sensiMemente su. aptitud
proereadora, con el aditamento de los peligros qne acarrea el parto en
laa mujeiles que están cerca de la menopausia. Existen además proeesos
morbosos que reibajain la fecundidJad de ta® umonee y que ja ley no ha
prohibido. En el Perú, como en laa demias nacrlones latdno-amerioanas
no han faltaido espíritus cultos que toan protiesltado contra las anaeró-
nieas disposiciones de la legislaeión. El doctor Mamid C. Barrios en
1872 al optar el gnado die baichiller en Medicina las pus© en relieve pa-
•ttentizando lois mates que acarrea el matrimonio entre tuberculosos y
ttiais enfermiedaides hereditarias. El docitor Adolfo Olechea hizo también
la crítica de algunos artículos diel Códi^ro, proponiendo que el relativo
a la oposición al matrimonio por enfermiíidad contaíriosa se mofllifieara
así: Procede la opo«eión al matrimonio ©n los estados mórbidos capa-
ces de hacer repugnante el coneubito, los que se a ^ a v a n o exn'-'erban
por -el mismo acto comprometiendo las funciones de la vida, los que se
transmiten a la prole, los contagiosos incurabtes y la deisproporción
de los órg'amos genitales. También el ilustra doctor Avendaño, en Lima,
disertó brillantemente sobre la necesidad de la reforma legislativa,
afirmando que se debía proíhibir el matrimonio a los tuberculosos, sifilí-
ticoig y alcobóHeOiS, proponiendo que se preceptuara e^ el Código la
rotura diel víneuClo, la nulidad del matrimonio, en vez de la simple se-
paxa-cáón d© eueirpos, que hoy se preceptóa en los casos de sífilis o alco-
holismo adquiridos dtespués del matrimonio y como argumento en favor
de esta reforma se espresó a s í : esta disposición correspondería perfec-
tamente a los fines dtel matrimonio, pues si«ndo ambos males conse-
cuencia del libertitíaje, el icónyuge que voduntariamenté ha adqudrido la
dolencia que ha de enveneraaír su hogar, h a perdido los derechos que le-
conceítü? la ley, y ea en verdad poco juisto obligar aC consorte irrespon-
REVISTA JDE REVISTAS 77

sabio a i>eírma)iiec«r en la oomidieióa dif íeii de un divorciado en los tér-


minos de la l'Bgislaiedón peruana, o sino tener que resdgnarsie a los pe'Ii-
groa evidentes que acarrea la compamía de un ailcolióilieo o dejarse in-
fleoeionar por un libertino; la disyuntiva es nmy dura: o los casados
dejam de contribuir a la propagaeióm de la especie, o conscientemonte
se conviertien en eleimentos de degemerajeión,
HJalblan también de log procedimientos anticoncapeionales, represen-
tados por el nieonxaithusianiamo, bijo 'djel egoísmo, que ipospone el inte-
rés oolwtivo a la isatisfiacción del placer inddvidual, "embotando las
flechas del aanor", según fraise feliz de un gran médico.
La proípaganda nieomaltlhusiaua causa horribles daños: no sólo es fac-
tor de la despoblación, sino causa, dte imnoralLdidíud. Antes las manú-
obras anticonoepcionistaa ise practioaban con recato; hoy se ostentan y
propagan con inaudito desoaro por miedlo diel libro, del periódico y d*
la venrta, sin traba alguna, de los "instrumentos" quie se bautizan hi-
pócritamente con el nombre de "objetois de tociadtor", y hasltja no
faltan "profesoras" que enseñan eon la palabra y con la acción tales
proeedimienitos, e individuos de cierta cultura que tratan de justificar-
los, y entre ellos Clemeneeau y Mantegazza. Alegan otros que tales
prácticas desempeñan importante papel en la prevención de algunas
enfermedades, como las venéreas!, y también para evitar la herencia
de I'a psicopatía, cuya transmisión debe evitarse, aunque para lograrlo
fuera preciso recurrir, como ee hace en ciertos Estados de la Unión
Americana, a la castración de loa «Degenerados. Mas convilene advertir
que en esos «asos no se t r a t a de medios antiiconcepeionaliesi, sino de
procesos higiénicos; y aun en este supuesto no se justdficaí la vergon-
zosa tolerancia de las autoridades al oonsentir la complleta libertad
de que gozan los comerciantes sin pudor (numerosísimos, por desdicha")
para el reelamoi y la wnba de los instrumentos neomalthusianos.
En el Perú se ha promulgado nna ley p a r a reglamenitaJT la expend"-
ción idle las isubstaniecas estupefacientlcis, similar a la dictada en otrns
naciones de América latina, y lo propio debe haberse respecto ?. '•"•
útiles que a diario s/3 usan paira evitar la condepción.
78 NUESTRO TIEMPO

SOBRE LA MUERTE DEL GENERAL ALVAREZ DE CASTRO

Bailetin de la i>UKietéa'Aiudt.s de.v Fiofftitur


Ue Langues laenUionaleis (1).

Nuestro muy distinguido coHaboisaxlor el renombrado crítico y cultí-


simo hispanófilo Camilo Pitollert escribe en la seccióii de "Varietés" de
eslíe docto boletín una nota crítica acerca de la eueistión, tan contro-
vertida, de lia muicrte diel heroico defensor dle Greroua, a que se refiere
en uno dle sus "Episodios Nacionales" nuestro insigne Galdós.
Cuando él ®e resistió a ñrmar la capitulación de Geroma, en 1809, fué
conducido 'Por los franoeses .a ta cindadela de Kgueras, donde murió
un año diespués.
Cuando el héroe de la noveüa dSe Galdós, Marijuán, se dirige a una
de los asistentes pidiendo noitici'as sobre la cautividad del héroe, escu-
elia las más diversas interpretaciones acerca de su muerte. Uno afirma
que fué envenenaido; otro, que ahorcado; quién sostiene que arrojado
en la cisterna die la fortaleza; otro, qu© a bastonazos; no faltando quien
opine que de hambre.
Galdós dice valientemente: "Si es cierto qUe fué asesinado, como has-
ta aquí se ha «•eído, la reaponsa.bilidaxi de los que t oí eraron, sin casti-
garlo, semejante acto de barbarie, sería suficiente a poner a Francia
fuera de las leyes de la guerra y de todo lo que ellas puedlan tener de
humianaa."
Cita el Sr. PitoUet él paisaje de la edición original dle Gerona, donde,
hablándose fl!e la muerte del insigne español, sie ha:bla de aquel cadáver
amoratado que el pueblo de Figueras eomtemiíó una mañana diel mes
áe Junio die 1810.
Este ee—añade noestiro eolaboiradoír—el origen principal de la le-
Tanda relativa a Alvarez de Oaatro, que, a pesar de su absurdidad, con-
tinúa siendo aetualmente erplotada eonitra Francia.
Nosotros hemos leído en la "Historia de la guerra die la Independen-
cia españoJa", escrita por D. Migue} Agustín Príncipe, iguales sospechas
aoorea 'de la muerte deC; general AJvarez de Castro, no obstante lo cual
no creemos que tin ejército de una nación como la Francia, a cuyo
frenlte estaban es(^arecido8 eaudillos, di,s)nois de Nafpoleón^, pudiíeira
mancharse con semejairttle» abominable acto de crueldad y cobardía, dic-
no de los inldfios, pielesrojas, etc. No lo crceroois, porque los sentimien-

(1) Dioiembre.
^ REVISTA DE REVISTAS 7&>

tos que detoía inspirar la sobrelituifliaiiia emergía y itcetítud militar del


héroe de Gerona no eran eiertítmente de rencor y de venganza, sino
de ealuroaa admiración.
D. Camilo PitoUlet exíhuma, pai» combíitir la a tedias Itiees calumi-
uiosa especie, é. texto áe iin rediaetor de "L'Aotion Frangaiise", M. Mau-
rioe Talmeyr, y un artíeuCo de D. Gairios BaJiola, el oual caJifica de in-
genuos a los turistajs que dan capédito la la esplecie diel envenenamiento
o suplicio del ilustre generaJ.
Acusa a TalmieyT de taber ciieaido uoa nueva Qieyenida al destruir otra,
y reproduce una carta del Conde de Damas, hijo d d Barón de Damas,
donde ee afirma que, habiéndose rendidlo la ciudadela de Figueras, re-
putada por intomable, a los franceses en 1809, loe españoles condena-
ron aC. traidor qute la había rendido a la pena de miierte.
•Sigue aoumu'landofcesitiimioniosen pro de su afirmación, entre los cua-
les cita uno de calidad extraordinaria, que se encuentra ^ la Biblioteca
Nacional, es eü discurso en elogio del teniente general D. Mariano Al-
varez de Castro, que el notabilísimo escritor español geíieral D. José
Gómez de Artieche y Moro, especiaiista de las guerras de la Indepen-
dencia española, ILeyó en sesión de la Academia de la Historia el 9
Mayo <ie 1880, y que fué impreso el mismo año en Madrid en la edi-
torial Aribau (volumen en 4.°, con 154 páginias ilustradas con dos gra-
baíJos).
La lectura de este discurso no permite dudar un momento del origen
de 'la leyenda que, con flagriantea contradicciones, sostiene ique el de-
fensor de Gerona—como repite en su obra el Conde de Toreno—fué o
muerto por estrangulación o envenenado, a fin de evitar ser fusilado,
como expresamente ihaibía dispuesto el 'propio Naipoleón.
Arfcedhe ha coleccionado en las páginas 125 a 154 dte su trabajo la ma-
yoría de los documentos conocidos que sie refieren a esta muerte.
Declara PitoUet no haber encontrado mención de la indecisión de
la Junta Oenítral, por lo que toca al fin del general, ni en las "Memorias
fie J. A. Nieto y Samaniego", apajrecidas en Tarragona en 1810.
Alvarez de Castro, Uevado a Peiipiñán y diespués a Narbona, había
llegado él 19 de Junio a Figueras y el 22 había muerto.
"Se comprenáe—dác» PitjoUet—el efecto dramático—^romántico o"'-
había de prodiucir entre los escritores patrioteros de España este suce--
so, y cómo hiabía de exfflltareie al fantasear sobre lo ocurrido en' aquellas
jomadas."
Sobre esta Iteyenda Castaños hizo colocar Ca famosa lápidia, destruida
durante la exipedición d« los cien mil hijos de iSaní Luis por Moncey, y
•vuelta a ¿mprimirse por suscripción pública, iniciada por los subordi-
nados del gobernador de la cindadela, donde se afirmia ifiemerariamente-
que el general murió envenen'ado.
"No es éste el mejor modo—dicte Püo/Ueft—de fomentar las relaciones:
amistosas entre Francia y Eispaña."
80 NUESTRO TIEMPO

Lafuente, historiador eemánimie, calla su juicio ei hablar de üa muerte


del héroe, el gran tratadista milit'ar «itado, Gómez d)e Artieciie, afirma
•que "un aecidjente, nada extraordinajrio en el estado de la- salud d« Al-
vaipez, tan quebranibada, y de su ánimo, agitadísimo por fuerza, cortó el
hilo die sus precioeoe días".
Eli odio mortal a Napoleón justificaba estas y otras calumnias.
Si los franoeses hubieran querido, «orno ha demostrado bien el g-í»-
neral Artleehe, deisliacerse del heroico eapañol, le hubieran dado muerte
cuando se encontraba en Francia, y nunoa en tierra de España, «n re-
gueras. El juicio de Artecíhe, autoridad indliscutible en esta materia, pa-
neee definitivo, g^egún dice el distin^ido escritor Garios R-ahoia.
El iSr. Pitollet «oncluye manifestiamdo que cualquier otro comentario
sería impertinente, y remite a los liectores curiosos a su artáculo, de Jur-
•nio de 1923 {pág. 254). inserto en NUESTRO TIEMPO.

THE EEADEB
REVISTA BIBLIO(;;RAFKA

UN ASPECTO OLVIDADO DE LA ACTUACIÓN DE ESPAÑA Y FRANCIA EN MA-


RRUECOS, por el Moro Muza.

Bl moro Muza es un honnbre ©euánime y sereno que no juzga por


apariencias ni se dieja ofuscar por la pasión. Además posee ingenio y
cultura y escribe icon gracioso desenfado.
En este folleto de 31 páginas, que aiciabamos de leer con gusto, se pro-
pone diefender al ejército español de dos pecados capitales que se le han
cargado por ipairiotas an'e'batados o espíritus ligeros: la cobardía y la
ineptitud.
En ios días siguientes al desastre de Anmiai ed ddlor y la ira cega-
ron Cas mentes y arrancaron a los iaibiois de muebos eapañolieg concep-
tos irreverentes y apostrofes injuriosos contra nuestros soldados.
Al pueblo español, siemipre romántico, le importa poco la muerte con
tal d.ie que efl morir vaya acompañado de Un gesto bello.
Hubiéraanos querido que los vencidos d'e Annual cayeran en la actc-
tud gallardísima en que cayeron los solidados del mariscal Fuentes en
Roerod. Nos dolía, como a las mujeres de Esipairta, que nutestros hijos
y hermanos hubieran recibido las heridas en la espalda. Y con esa
vehemencia e impulsividad característóca de nu|estro genio les llaima-
Jflois cobardes, confundiendo la cobardía con el miedo insuperable No
contentos con inerepaír a los soldados de Annuad, motejándoles de pu-
flilánimies, extendimos la ofensa a todo el ejército qtie luohaba en Afri-
**• Y, sin lembargo—como dice muy bien d moro Muza—, los héroes
^ 1 combate de Tizzi-^Assa, los bravos jiaetes de Alcántara y los arro-
,iados infantes de la Corona eran bermianos de los mianos que, empu-
jadlas i>0T un piánico lindante con 3a locura, huían como mísero rebaño
y eran fusilados a mansalva por la horda rifeña. La situación psicoló-
gica de unos y otros era muy diversa, y el valor, que no es otra cosa
IW la presencia de ánimo ante el p^iigro, marcha unido a factores dt
•ordenflsioCiógicoy ético, sin los cuales no se concibe.
82 NTJESTRO TIEMPO

Cajal ha dicho qii« el vdloT es una resnltante de la salud, y un hom~


bre sedienito, mal nutrido y coa la retina impregnada de macabras vi-
«Houes «s presa segura dd deeifaUecámiento.
Hemos sido injustos con nuestros soldados y oon cágunos de eos je-
fe». Yo he dicho antes de ahora, y lo repito, que no creo capaz de
ninguna acción bellaca o dolosa al general Beitengaer, militar enten-
dido y pundonoroso y espíritu hidalgo si iog hay.
El moíTO Muza, que sospecho debe de vestir el uniforme del soldado
españ<d, diefiende con energía y elocuencia a nuestro ejército d« la in-
famante acusación lanzada sobre él por majadteros y energúmenos.
Esos politiquillos de alma judaica y eoonereiantes logreros que, des-
de los divanes de un ©asino o jirnto a la mjesa de un café ha«ían chistes
necios o crueles, «on motivo de la derrota de Annual, a costa de
nuestros infantes, no hubieran sedo capaces ni aun de huir, porque
el miedo de siluro hubiera paralizado sus miembros. Que hubo fla-
quezas e infracciones diel deber militar en Animal, nadie lo ha negado;
pero die eso a tildar de cobarde a una eoleotividad miüitar d)e honrosa
historia media un abismo. Tampoco es justa la imipntación de inepti-
tud que se nos ha lanzado por los idólatras dte IVamcia, que estiman
perteta la obra por ella realizaida en Argetlia y Marruecos y no® juzgan
totalmente incapaces d« llevar a cabo otra igual.
El moTV) Muza demuestra con textos franioeses que no es oro todo'
lo que reluce. Siniljetizairé sus afirmaciones, comprobadlaB documental-
mente: »
Primera. La gran kabila poblada por bereberes, hermanos de raza
de los indómitos rifeños, que está en las inmiediaciones de Argel, tar-
daron veinte y dos añoa en domiinorla, siendo caliificados por su ilus-
tre compaitiríoita el general Bugeaud de impotentea
Segunda. La zona francesa africana, s i ^ n testimonio del francés
TaUlis, es un país fácil de r©con*e!r y (cultivar y agradable dIe habi-
tar, y la nueíatra, salvando pequeñísimas porciones de terreno, es un
verdadero infierno.
Tta*oera. Loa frajoceses tardaron noventa y tres años en poder crear
un ejército die afrioanoa con el que someter a lo» marroquíes; y
Cuarta. EE protectorado, para loa colonistas franeeses, ha venido
siendo, con la aprobaieión/ hácita de su Gobierno, un término cortés que
significa "aneoáón".
Nosotros lo hemos entendido de otro modo practicándolo con arre-
glo a la letra de los tratados. ¡ Grave error cuando sie trate de pueblos
incultos y fanáticos que necesitan ser domeñados primero para poder
ser, con fruto, civilizados después! Kiecomiendo a los cronísitasi de pa-
cotilla y humajnitaristjas de trcg al cuarto tean Jo que escribió el Hustre
alemán Blunstoh respecto ai la aplicación d!e loe piíjicipios diel derecha
internaeionial a las hordas y tribus salvajes.
El moro Muza ponie fin a su interesante y patriótico trabajo afirman-
KEVISTA BIBLIOGRÁFICA 8^

do que los íraxuxse^ en Marruecos se hau baitido^ en general, sólo con


tra ios árabes desoigaiaiziados; y nosotros ooiatm los bereberes y... coii>-
tra los propios fra!nicieses< Los rifeños, ea en maiyor panbe, uscm el fusil
francés Lebel. Los franxaesea han proolaimaxlo ¡por la boca de Kuntz que
el único pabellón que debe penuanoer eufadiesto diesde ILa Trípoli tania al
SenegaH es el triooHor francés, y se bam quegado por la de Sainte-Cha-
pelle de que lata coilummas framicesas no pueden, a ve«es, perseguir a eu&
enemigos quie se internan en nuestra zona. Evidentementie entre los rí-
fenos comibatierntes no se vie un solo uniforme dJe soldado francés; pero
¿quién suministra a aquéllos armamento y munjaiones?
Se dirá quie éatie es siólo el seíntido y el programa den partido colo-
nista francés, ed cual no es toda Francia; ¡pero ¿por qué «il Estado fran-
cés tolwa esas bélicas alharacas y esos contrabandos y esas descocadas
protecciones de sus coanpaitriotas a Sos asiesinosi de /-v,„„i »•
iSitoipre hemos admirado a Franicia, a la nación cuna d^^ genios, tie-
rra de artistas, patria de bravos, vanguardia en el ejército del progreso;
pero, ¡ayl, que Ja moderna Francia pelea hoy máe por d hujevo qu*
por el fuero, y muchos dé srus hijos se hallan poseídos de un espíritu
imperialista o rencoroso indigno de la nación do San Luiis. Nos dwle
profuadameníe eí fenómeno y a ratos, ¿por qué negarlo?, nos indigna.
Quisiéramos ver a Francia en el alto plano que pide su gloriosa histo-
ria. AnheUaríamos que siempre fuera aquel puebilo que no concebía el
reino de la libertad divoroiadb del reino de Dios. iSu cacareada revo-
lución ha dtegcristianÍ2sadoi al mundo. Predicó la práctica de muchos de-
rechos—Husorioa líos más^—sin ordenar un solo deb|er. Olvidó que la
libertad poüítica tiene por cimiento la libertad moral, y que no puede
haber fin bueno con medios maJoia. El asesinato die Luig XVI, a quiet»
la Igllesia trata, con justicia de canonizar, bas.taría por sí solo para
dwhonrar una revolución que, a partir de Rousseau, el más temib'e re-
volucioniario, ha sido germen fecundo del anarquismo corntemporánoo. Y
en la hora presente, ¿hay algo ™iás injusto, más feroz y aievoso que
el cerco puesto por Francia a la vida del gran pueblo a'.iemán? No dis-
enlipané yo—a pesar de ser, como soy, sincerísimo germamófilo—las tro-
pelías y vioHaciooes de la sdldadesoa aClemana en abamos lugares d/1
teatro de la pasada Inicha; pero los vandkulismos perpetrados en la gue-
rra nunca repugnaai ni hieren tanto a las conciencias honradas como
los fríos rencofres y lais inicuas vtea^anzas que se están iconsumando en
la« horas de la paz a la sombra de un pacto interpretado iwhumana-
™«n*e. Siento como cosa propia el dolor y la miseria de esa nación ale-
mana, a quien tanto deben !La cciencia y el mtindo civilizado. Quien abusa
de una victoria demuestra no miereeerla. Por la hidalguía de su estirpe,
por el decoro dte su brillante historia, la Francia debe volver a ser lo
que fuié: !a nación magnánima y criistiana. Favorecer encubiertamente
a un aventurero como Abd-elB-Krim y trabajar en la poco noible tarea de
desmembrar y arruinar a Alemania son laborea execrables. No olvide
84 NUBSTKO TIEMPO

Praaicia que aito cuando no funciona todavía el Tribunad die demecho in-
ternacional, exiabe otro tribunal que no ha vacado ni vacará nunca:
el Tribunal ée Dioa.

PORVENIR MILITAR DE ALMERÍA. (Conferencia dada por el ComEuadante


de Ingenieros don José M.* de Acosta, en el salón de! actos del Ex-
celentísimo Ayuntamiento de Almería, el 16 de Febrero de 1923.)

Nuestro amigo el aiplaudido aiutor de "La Saturna", es un alnxeriense


entusiasta. Como tai sie revela «n la intertesante y erudita conferencia
que sobre el porvienir miJitiar de esa ciudiad, boispitalaria icomo ninguna
y cullita ooano ¡pocas, h« diado en el saílán de actos de aquel Ayuntamiento
y que éste ha acordado imiprinrir a sus expensas, obaequiando al confe-
ranieiante con un bamquieite a la orilla del mar. Por cierto (y perdónese
«I paréntiesis) que eáe banquete me Recuerda otro, a orillas del mar tam-
bién, qnie dieron loa almenienises oonspieuos a dOn. Miguel d'e ünamu-
no •ú iciual hizo en él tan cumplido honor a das uvas del país, que por
poco ee muene de un cólico. El señor Acosta en su discnirso nos habla
d* la privilegiada situación de la beflla eiudiad para ser depósito de las
reservas mlás importantes de M«liUa, una vez vencida la reaistenoia de
Alihuoeimas y duramente castigados los feroces y traidores beni-urria-
gmeleis. Con este motivo traza un aciaJbado retrato del ilustre generai
Soto Mayor, aEima del proyecto, en ^ cual colaboró modestame(nt« el se-
ñor Acosta. Se extiende en atinadas conisid«rajcio'niss acerca de la con-
veniencia no local is¿no coliectiva dM misimo, y tabla del porvenir comer-
cial die Almiería, de las 'extíelentes condiciones que i^eune el campo de
Viator bajo el punto de vista militar, recomocidasi por S. M. don Al.
fonso X m en su reciente visita a la ciudad, y de los ferrocarrilies ma-
rroquíes cuya proionigación interesa a la piliaza llamada a aer centro de
activísimo tráfico. Al final die su oración fuistcga enérgif?amenfe la mus-
límica pereza de iguis paisanos, que estando dotados por la niaturalieza de
bellas prendas do discueción y de ingenio las malgastian en vanos rego-
deos y disputas de campanario. Ea triahe verdad.
Los mayores enemigos die Alm/ería acaso sean los propios almerien-
ses, i*eos dé neglig'encia inexcusable, die moruna pereza, dfe' abandono pu-
nible de los inteíeges ciudadanos. ¡Quién piensa en trabajar allí bajo
aquél cielo de incomparable trampairenieia, cerca de 'lias mujenes más
lindas de España, sobre una tierra tan rica en uvas de parra y frente a
un mar tan pródigo en especies nutritivas! El allmeriense eg un español
BEVI8TA BIBUOGRÁFICA 85

caisticísimo, mezcla de estoico y eipieuieo, ¡qae con un racimo de uvas


y un trosso de pescado sostienie su vida física, y aun 1« quedlan le'servaB
orgánieais y •espirituales para rendir homenaje a las hijas de Eva, y
haoer chistes superioires a ios de Muñoz Seca en la famosa puerta de
Ptixchena.
Yo en parte disculpo a loe hijos de Almería de su desidia, pero tam-
bién reconozco que la sobriedad, el humor festivo y los agasajosi a Venus
fecunda no riñen con el eumpiümien'bo de los deíberes cívicos. El coman-
díint» Aíosta dioe a sus paisanos, que si ellos sie proponen firmemente
que su pequeña patria siea grande lo será. Y yo modiestamente añado,
quie si quieren poner en acción tan laiudaMes propósitos, deben comen-
zar por «legir su diputado a don José María ée Acosta. ¿Por qué no?
¿ Acaso no miereee e«e honor quien es como lo pinta, mi antiguo condis-
cípulo don David Esteban Oómez, deikicado poeta y probo secretario (¡ oh
la armonía de los contrarios!) de aquel Ayuntamiento?
OigamoH a David, que no sólo sabe tocar el arpa y rediatetair el acta
del día, sino también manejar con soltura y garbo, niuteta-a lengua in-
mortal. Como el cuierpo—diee—es tíi espíritu die Acosta; recio y eleva-
do. Leal en la amistad, sincero en el afecto, correcto en la conducta,
pundonoroso en el deber, cristiano en las .creencias, perseverante en el
trabajo, hidalgo en los sentimientos, agudo en las ideas, prudente en '1
juicio, sencillo en las maneras y afable en las palabras.
Nada, nada, a llevar a las Cortes al señor Acosta., diputadlo de ma-
yor cuantía, no só5o por su inteligencia, siuo por su imponiente volumen
y dieispuiés a trabajar un poco más por Almería, sin perjuicio d© holgar
unos ratos, correr la pólvora otros y se^rr llaimánidoee "cipottes".
i Incomparable ciudad, mitad latina, mitad mora, con «uánto placer
vería tu 'engrandecdmiento estie modesto escritor, que no siendo hijo
tuyo, recibió 'd|e tu noble espíritu hospitaliario todos los afeetois propios
de una madre!

APUNTES PARA UNA ORIENTACIÓN EN LA POLÍTICA DE ESPAÑA EN MA-


RRUECOS, por Zadig. (Tánger, Imprenta de El Porvenir.)

EE autor die este folleto es persona que oonoqe iconcienzudamente el


problema marraquí. Su trabajo representa el deearrollo de las ideas que
«o palaibra y ¡por escrito viene «siponiiendio hace tiieimipa Zadig posee una
instnneeión nada vulgar y, sobre todo, una gran pomdieración de espí-
ntn. No es "civilista" acérrimo ni tampoco "militarista'* recaicitraote.
86 NUB8TB0 TIEMPO

En África hay qiie Uevar ea una mano la oiiva y la ieejMwia en la otra,


procuTando, eso ai, que ios llamaimiientoa a la concordia no ee cimeu-
ten en una dielbilidad dje «anácter qu« pudisira tradntcárae' por impoten-
cia manifiíeatia. La semibradtoa de odios prodiiOe frutos de gtterra o dis-
cordia; pero la zalamiería y ÍLos pactos humillanbes suelien interpretarse
por el enemágo eomo isíntomas de ptmlainimidad.
El autor dio©—oon razón—que la soluoión dlel problema de Marruecos
está en loa ihoonbrea djel ejército; pero no «n «1 ejéncdto como elemento
de guerra, y que log técnicos de la guerra han de elaborar la paz del
protectorado. En esnfce sentido se dirige a ios honrados españoles que
forman el Directorio, y espera que di nombramiento d)el general Aizpu-
ru, hombre enérgico y düsereto, rectcfique rumbos torcidos que lian
entorpecido, sino agravado él estado de cosas en el África marroquí.
"SuavTítieír ¿n modo: fortiter in re" es ©1 procedimiento curativo que
hay que seguir con uai enférmio lo bastante indulto y huraño para ver
en los medicamentos más que un paliativo do la dotceiticia un casbigo abru-
mador o una traba impuesta a su bratvía voluntad.
Nosotros creemos que el erapleo de las virtudes Uamadas teologales—
prudencia, justicia, fortaleza y temipianza—son xaás necesarias en Áfri-
ca que ®n parlje alguna; y, por desgracia, hasta hoy, sólo hemos aere-
ditadb ailí la imprevisión, Ca incuria, la flaqueza y el rigor arMtrario,
que niunica fuieron virtudes en. la gueirra ni en la paz.
Zadig conduye su intartósante eatuddo con estas palabras: "Hay que
haoer da operación quirúrgica •que decía Jordana y después cicatrizar
la herida; curar al enfermo e imponierile un ejercicio progresivo hasta
que pueda y .siepa trabajar. He aquí el sumario del foUiebo escrito «on
gran sencüleiz y claridad sin el énfasis y ej retorieismo, tan frecuentes
«n las plumas españolas: Antecedentes.—iEl conoepto que tiene el pue-
blo de la miadón de protectonado.—La cuestión militar.—^Lo que ent-
seña la hisitjaria.—Orientaciones para el porvenir.—^Clascfleación de las
region«s.— ÍLa zona die Mellilla.—nLa defenza de la zona die Melilla,—.La
zona otocidenitialL—El resto die la zona.—La acción económica.—El valor
económico de la zona.—(La obra de valorización.—Tánger español—El
régimen actual de ÍLa ciiudad no afecta a ®u desenvolvimiento económico.
Tánger españoü o Tánger francésj—Si Tánger no es (español, puede ser
el protectorado para quien lo quiera.
EEVISTA BIBUOGRÁFICA 87

NARRACIONES MISTERIOSAS, por José Más. (Editorial Rivadeneyra.)


¡NARRACIONES TRÁGICAS, por el mismo. (Editorial Pueyo.)
Son d'os lindos tomitos en qu« el siiopático y aplauídido •escritor sevi-
llano eoleociona unos cuantos trabajos huevea ipertienwienteis al género
macabro o fantástioo tan d|d gusto dio nninerosoa leetores. Todos ellos
interesan o emocionan, aobresaliendo "ÍEl secreto de Homunexülaa" ins-
pirado en la novela del ñustre don Benito Más y Prat, pad(re dei autor,
•"La sangría" y "Noche de Rteyes".
En el volumlen titiáado "Narraciones trágicas", inserta una nota cri-
tica de las novelas sevillanas de José Más guscrita por el notable escri-
tor italiano Ettorc de Zuani, y que vio la luz en la Ejevista "H Oonei-
Siio", pde Foligno. En ella se hace cumiplido ellogio die las dotes de colo-
rista y observador que adornan ai autor de "OBI rastrero". El mundo de
las noviélaa de Más—dice—es el de las criaturas que sufren y caeu ven-
cidas por el destino; x>ero la materia inqnieta y oscura esil)á consolada
por el altísimo amor qxte él pone siíamipre en el corazón de algunos do
«ns personajes, .el ouafl, aunque tai vez no lo aparezca lOsi en él fondo el
protagonista ideal dte la narración, aquiefl que recoge la simpatía espon-
tánea del autor y la luz de su imaginación nativamente romántica.

LA CRISIS ALGODONERA. SU RELACIÓN CON LA GENERAL DE ESPAÑA.


OBRAS PÚBLICAS INDICADAS COMO REMEDIO, por don Guillermo Graéll
(Barcelona, Imprenta de Casanovas.)

Se trata de un eruditp y doeumienitado follieto en que el reputado eco-


nomista don Ghiillermo Graell expone la grave situación de la industria
algodonera y, ein general, de todas las textiles. Eli 40 por 100 de los obre-
*0i3 qme viven de la ioduistria dIe algodón estén sin trabajo y se teme que
aiuaente su número muy en breve. Esta crisáa de las industrias más im-
portantes de España que cuentan leon 7.500 fábricas de las cuales per-
"l^neoen a Barcielona más de 3.800, está ligada con la crisis mercantil y
agrícola que .aiflige a la nacdón y con la erisis de Europa entera, provo-
cada por ,1a caída de AJJemiania. El gieñor Graell, habla de la carestía del
algodón, de la falta de vientas y redluie«ión de los salarios, diel supuesto
exceso de husos y telares, y de otros aspectos de la vida económica na-
88 ITOBSTRO TIEMPO

cionaJ «D relación con la industria algodonera. No cree éí autor que el


mal que padeaen las indusitrias haya de curar radieaimenite con sólo
promover una campaña de obras púbüíeías, facilitando trabajo al sin-
número d!e obreros en forzosa huelga, peno sí afirma que «lias consti-
tuirán un alivio y una orientación nacional para lo porvenir. Las tres
cuartas partes dlel territorio nacional están sin cultivar principalmente
por falta áe comunicaoones. El ferrocarril y la icarretera son ios ve-
hículos qu« ponen en movimiento la riqueza die las comarcas, y entre
nosotros—dice el señor Graell, refiriéndose a Cataluña—hay provincias
como la de Lérida y buen número de porciones de otras provincias ca-
talanas que están materialmente inicomunicadais. Acude al Directorio
excitándole a crear en España una gran industria mjetalúrgica, y a po-
ner en explotación esas provincias aMadas, sin olvidar a los' muchos
millares de obreros «n paro cuyo triistísimo estado redama inmediato
auxilio. Los bien inteneionadioa españoles que hoy nos gobiernan aten-
derán seguramente las cristianas súplicas del distinguido ex senador
y publicista catalán. Decimos que las atenderán porque su labor pasada
y preisente es la mejor garantía de eiUo.
Han devuelto a España la paz social y hecho huir a las mesnadas de-
voradoras del presupuesto. Han desahuciado, con el aplauso de los es-
pañoles dignioa, a todlos log pedigüeños, mereadleres y camaleones de la
política, l^oa cuales creían como los antiguos reyes absolutos, que la na-
ción era su patrimonio. La prueba más eloieuente de loa aciertos y la
justicia que informa la obra del Directorio, «(stá en la ira mal disimu-
lada que transpiran los escritos de algunos corifeos del "antiguo ré!!;i-
men". Es xm espectáculo regocijante eH de sus tragicómicos despechos.
¡DioB salvie a la libertiad! ¡Dios salve al progreso!, claman emulando
a Olózaga los turiferarios de la vieja mutualidad gobernante. Y la li-
bertad y el progreso se ríen dte la cantilena jeremiaiea, y el pueblo ríe
con •elloa de ¡tos afligidbs cantores! ¡Pobre don Melquiadeg condenado
como Tántalo a ver alejarse el poder cuando parece que va a cogerlo
oon las ansias do muchos añois de espera! (Pobre Alba, t-an puro, tan
fino, tan diesinteresado! ¡Pobre Romamones tan celoso del bien público,
tan desprendido y abnegado! ¡Cuan sineeramente «e icompadeoe este
modestísimo eispañol que no ha podido ser ni siquiera concejal por su
falta absoluta de méritos!
REVISTA BIBLIOGRÁFICA

IDEAL DE LOS CONQUISTADORES. Discurso leído en el Real Colegio du


Alfonso XIII, con motivo de la solemne distribución de premios
que preside el Excmo. Sr. Dr. Enrique Reig Casanova, el día 6 de
Diciembre de 1923, por el R. P- José V. Corraliza (Agustino). Im-
prenta Cogolludo, Real Sitio de San Lorenzo del Escorial.
El iluistradio proflesor R. P. José V. Corraliza estudia en este discurso
muy bien escrito y nutrido de pniebas documentales, la personalidad
áe nuestros oonquistadories de Indias y eCi ideal que dio vida a sus ha-
zañas memorables. Los Quijotes dp la epopeya americana (Cortés, Al-
varado, Balboa, Pizarro, Valdivia, Soto, etc.), eran un compuesto feliz
de guerreros y diplomáticos, <Jle hombres de acción y de hombres de eS'
tflido. Cortés, eobiie todo, tenía las icualidades del "héros" y del "d:s-
ereto", d« que nos habla el insigne aragonés Baltasar Gracián en su
libro del miaoM título. Nuestros conquistadores poseían ideas-fuerzas,
y empleando un término científico podía llamársieles "hipierbóuvicos"'
ya que la voluntad en ellos era la potencia predominante y solían ir
mis lejos aún d'e donde se proponían. El docto agustino divide su con-
cienzudo trabajo en tres parte. 1.» Leyenda áurea. 2.* ¿La crueldad? y
3.» El idieal. En la primera refuta la opinión o -prejuicio de los que ven
únicamente en la paieiflcación; de América un deseo maligno de afwde-
rarse d)e sus riquezas. No niega etl P. Corraliza que uno de lois móviles
iniciales de aquelloB heroicos aventureros fuera la de hacerse ricos, as-
piración humanísTtna después de todo, y hasta eivilizadlora, pues sin ei
oro no se conciben escuelas, ni hosipitales, ni barcos, ni cañones, ni ca-
tedrales, ni muBeos. Mas el conqui-stador español, tomaba con una mano
el dinero y con la otra lo gastaba en empreisas benéficas o útiles para el
paÍB conquistado. El agustino lo demuestra con hiecihos sacados fie las
más originaleis y verídicas fuentes de conocimiento, como la Colección
Muñoz, Cresoente Erranzuriz, El Tnpa Garcilaso, Cartas de Cortés y la
hermosa obra de vindicación hispana escrita por el ilustne ingles Char-
les Fr. Lummis, titulada "Loe exploradores españoléis dlel siglo XVI".
V4anise algunos ejemplos en aipoyo de la tesis sustentada por el españo-
lísimo fraáíie. Pedro do Alvarado inivLerta 13.000 castellano® en hacer
tina espléndidia armada y al morir deja sus hijos e hijas desnudos, y los
aci*eedo[pea recdamiam 50.000 pesos, todo gaetadto. en el Real Servicio
(Carta de Alvarado a Carlos V).
Valdivia, ademiáB de gastar sus tesoros en Chile, tiiene la delicndez'a'
^ f o r z a r a su hueste para que, hecha entrega de lo que con tantas
privaciones conscguieron vuelie con ello a utilizario por deflendier los
mtereaea de la carona; Hernán Cortés gasta de su peculio 30.000 pe?o3
en la «Xipeidición aS Panuco, y envía 8.000 a Córdoba, encargando que sie
gasten «n bastímenitiois y caballos a fin de llevar a cumplido término Kt-
^0 NtTBSTBO TDSBIPO

conquisrta de Honduras, recomiendando cristianaaneiit© al m'enisajero que


«n Ck» principios, por fsilta -die bastimieutos no fatigasen los naturales de
la tierra y *'que antee les diesen ellos de lo qxue llevasen, que tomarles
de lo suyo". Por lo demias no diebe extrañarnos que muelios expedicio-
narios fraeran a la eoivquista eon el proipósito de aliviar un tí\nto su an-
gustiosa situación económica. El botín es un premio al valor victorioso
aunqiule alguna« veK^ies degenere en- roibo franeo por la obra del vandalis-
mo die la soMadeaca. La necesidad carece cDe iey y entir* ledas las ne-
eesidadies huinainiaa «is lo más urgente la de alimentarse. Los soldados de
Cortés y Pizairro no eran entes die razón sino organismos vivos. Es posl-
We que algunos de ellos tuviera más hamibne de pan que de ideales y pu-
dieran dtecir con el inmortal Quievedo:

A la guerra me lleva
mi neoesidad
si tuviera dineros
no fulera en verdad;

pero es lo cie¡rto que «uando acallaron sus liambres físicas y tuvieron


bien provistas sus antea vajcíaa bolsas, siguieron guerreando por Cristo
y por Egpaiña, con tesóii y denuiedo ©jiemplaires. 13 P. Coaraüiza Se pre.
gunta en la segunda parte de su bella oración {, fueron crueles los con-
quistadores españoles? 'Se ha 'haiblado mucho de nuestra pretendida, in-
humanidad en América. Los hechos diemutestran quie los españoles min-
ea rayaron en orueüdad tan alto como los colonizadores de otras naeio-
nes que presum.€n de majestraa y se jactan die arquetipos dlel puro de-
rechos de gentes. No queremos hablar de ciertas "cdomizacioneB'" que
fueron ea puridad "asesinatos efectivos" perpetrados por esos pueblos
que la piedantería xenóflla llama pueblos "cumbres". Se menieioaia la
crueldad española pero se olvida mencionar la antropofagia indígena.
Se haWa die la matanza alevosa idle 3.000 indios cholultecas, de las vio-
lencias de Alyarado, del espíritu eamioero de Pizairro, del castigo ne-
Toniano impujesto por Cortés a ios tüasieíailteciaB y al cacique dte Tute-
peque, pero todas estas ejecuciones fueron eu ipuridad penas apropia-
das a los delitos de rebudia, traición y espionaje. Nunca hicieron los
españoflea en América lo quie ban heeho esos pueMos que se llaman cul-
tos en el trágico y aí par vergonzoso período dte 1914 a 1918, "matar
por matar". Lois sCldíudoa die Cortés no atacaban a homibres indefensos,
ni violaban loe fueroa de la hogpitalidlad ni mandiaron sus manos con
sangre de niños. Eü principio de que la guierra ^ ihace a los soldados
«nemigos, pero nunca al oiildadaiio desarmado y pacífico, fué cristia-
namente oibservado por los giierreros esipañoleig en America. {.Podrían
tiecir lo mismo mudhoB franjcleaes, alemanes e ingleses en la pasada pug-
na? Respecto al verdadero id«al que inspiró la magnífica empresa de
América no oabe ^dhida de quie ívá nobiñiíspimo: crisSamjíar y esipañolizar
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 91

un mundo idólatra e ignorante. QuiéraoJo o no los regateadofrBs de nues-


.gloriaa inacioin)al«s ©1 d'eseu'brimi«nito, «onquista y ooionizaición de Amí-
rijca por lois españoliáa, es no sóCo M mea glorioeía pá^pma do la historia
ée España, sino ia más bella y humianitaria obra reaLizada en el mundo.
Piteseindo d© pmebaa do autores ooeténieos. Voy a los hiechoa recientes
que son do una elocuencia oomnoviedtara. Abí están las veinte naciones
"Conquistadas por iEispaña. Todas disfrutan do merecida indiependencia,
todas progresan. ÍEntre los 80 milloniea de seres qu© las pueblan ni uno
«61o reniega de su vieja institutriz. Ninguno 'la llama nación opresora,
sino madre patria. Y esta fortisima manieomunidad espiritual latente
al través de loa siglos, demuestra que ¡España ni semlbró ilencores> ni pa-
trocinó explotaciones, ni esclavizó raizas, ni violó dereeíhas. Conquista-
dos y conquistadores son ¡boy bermanos y como tatos se buscan y con
•amoroso «mpeño se conciertan para las más elevadas aspiraciones. El
Padre <UorraIliza que debe de ser paisano die Cortés y Pizairo, dedica
buona parte del folleto, compuesto de 150 páginas, a la enumieración
y breve reseña biográfica dIe ios extremieños que se distinguieron allen-
de los mares (segíares y religiosos). Su número es extraordinario y sus
labores y ejemiplos edificantes. Tamaño alarde diel vigor y die las virtu
des de los hijos de osa región española ha arranciado a mi alma un en-
tusiaata ¡Viva Extremadhiira! Y con él cierro esta modesta nota biblio-
gráflca.

BOLETÍN DEL INSTITUTO GENERAL Y TÉCNICO DE LÉRIDA (Sección Pía


Almoyna). Coosideraciones acerca de los fundamentos de la se-
gunda enseñanza y finalidad de los Institutos, por don Trinidad
Amoldo Jordana, catedrático de iMatemáticas y director del Insti-
tuto general y técnico de Lérida.

Constituye un interesaaite opúsoullo dondie se aboga con firme diaiéc-


tioa por la doble misión instructora y ed^lCladora quo han de cumplir
«lertos centros de enseñanza preocupados hasta hoy sólo en la forma-
•oión de «studiantea memoriosos o eruditos a la violeta. El señor Jorda-
^* quietre que el Instituto sea. algo más que un toraieo de verbalistas;
' * ™ ^ que an él se atienda el espíritin de investógaeión personal de los
•estudiantíes y se rectifiquen sus viciosas tendencias morales mediante
Til'* sama gimnasia eapirdtuíá basada sobre tod^ en el buen ejemplo.
<x)imbate además con potísimas rasíonies 2ia manía "eapecialiista", la
plaga de los que creen saberlo todo «fon aalber "lo Buyo", olvidaindo que
92 NTTESTRO TIEMPO

en cieneia todo es soilidiario y qnie como dijo mi genial ipaiaano Leta-


mendi, S médico qiie sólo .sabe Médieiim, tened por cierto que ni atm
Medicina sabe. Lo que «11 gran patólogo dijo de los médicos lo aplico yo-
a los políticois que dleseonocien la historia y •el datieieho, a los abogados
que ignoran laflsioCiogíay a los liiteratos sin cultura y sin ideas que creen
saberlo todo con saber baoer pieríodos, dondle, si no escasea la sintaxis,
falta a menudo lia sindéresis.

BAJO LA TAPA COMBA... Poesías, por Juan Calderón Escobar (Juan EL


Calderón). San Juan de Puerto Rico.

El Sr. Calderón es hombre de fantasía y sensibilidad artísticas, y tie-


ne, por tanto, dos cnialidiades de vierdadero poeta. Pero no basta "pon-
Bar alto" y "sentir hondo" para merecer, con justicia tan honroso nom-
'bre; es preciso "hablar cflaro" y, sobre todo, no permitir que "la loca d©
la casa" (imaginiación) se lance oomo caibaUo desbocado por el campo-
de las incongruencias, las inverosimilitudíes y ¡Las despropósitos.
Tiene el libro del iSr. Calderón composiciones sentidísimas, aigumas die
las cuales nos han conmovido por en honda ternura; pero, desgraictada-
mente, en las más usa un lenguaje rimbombante, cuando no francMnente
oscuro, que despista o encocora. EiSto es lastimoso, pero no irremediable.
Yo creo que los poetáis son .los seres que más libertiadies pueden tomarse
entre todos los que escriben, pero guardando los debidos respetos a la
realidad de kta cosas y a los fueros de la gramática.
Ciento pledainte, de cuyo nombre no quiero acoirdarme, negó a los crí-
tioos autonidaid para juzgaa" dIe lo "emocional" en literatura; pero es lo
cierto que el crítico, si es digno dte serlo, no ba de caaeoer de sensibilidad"
artística, ni dtebe confundir los estadog de ánimo con el flato retórico o
la Terbomea.
M Sr. Calderón es un noble eapírito que sie interesa genierosameinte por
todo lo humiano y justo; pero a menaido ee viaJie de medios dIe expresión
totalmente imaid'eiciiadois paira tramsmitimoa siis anhelos y sensaciones.
Emplea, ademiás, en muohios easos una rima aubitrairiía y traza renglones
antimtiiaialeía y logomáquioos que ni aun d|el nombre áe prosa son dignos,
parque eareoen de «¡nitaxig y (hasta, ¡perdón!, die siodéresis. Sería dolo-
roso que esbe Calderón, que pOede bacler y lia hlecbo bellas poesíafi, se*
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 93

sumara a la falange elle los anatiquistaa modiemoe, qxte hian dodara^o ^^


guerra a la daridad, la sencillez y el buen, mentido.
iSu libro—donde repito hay fragmientoa poétioos muy estimables—se
i^vide «n dos partea: "Motivos de lo vario humauo" y ''¡El pájaro n^fro".
El autor dioe, len urna especie de prologo, que su opúsculo (así le lla-
ma) es un refleijo de cierto poema inédito en qutó se trata ^ describir sub-
jetiva y stntétioaiiiiienibe las pasiomas todas, teniendo por norma un par-
cial aniáiUisis psicológico dle ellas. Calderón es un hombre que ve en el
triunfo did bden «ólo la conseouiencia lógica dle la fuerza del mal.
En lel citadlo próflogo dáce:

"Bajo diversas formas


la verdad nos encubren
ñliásOfois o sabios;
pero oomo la tdema,
/bajo 0I azul o negro,
jamás la verdad cambia.
Estos trozos de un lübro
veoiídiico y sinoero
te la presemifcan
tal oomo es «lia:
oomaoncio enioquecientie;
una eeirpi|enii)e
quie tiene patas, patas de oveja;
una serpiíenite
que acaiicia icomo una madre
y nos destroza como un verdugo."

Algo «íe esto decía Leopardi, aunque, desde luego, mejor dicho. Las
pdeBÍas tituladas "Las Murallas", "Contagio de ébano", "Tentación",
"La Igliesóia" y otras me han agradado mudho, y en todas se advierte nn
tompieraaniemto de poeta nato extraviado por el culto a lo estfrafalario o
laberíntico. Oalderón no se para en barras. Puede decir, como el Sr. Gó-
mez dle la (Sema, que, al hacer !o que quiere le desvanes© de alegría.
Así, en la página 40 exprelsai que se encontró la más linda de las flores y

"sus pétalo triguieñoa


míe tomiaron su "lacayo".

En la página 64, diicie hablandlo die una oñcinia:

Cuandto así me aoonteoe, tiemblo y rujo;


tiemíblo cual pitomisia en su delirio;
rujo en risa» que cual papel estrujo."
dé NtnaSrCRO TIBMFO

"Evito oouaumánae oomo un cirio


({iM TÍenie mi jefe
eon. más tnaibajo
¡a moller «1 casíiajoj,
y en lia caima da Soniclio m» arrebujo."

iQuie BBted dieacanse! Ba !a poesía tituladla "A una tísica" nos ilus-
tra aobre "suispiros die iutensa resignación; brumosa", y en "La burla de-
laa saníbras" nos baMa de un "soanbrieiro sin ecléctica que quiere ser un
hoanbile", y todo «so porque es de nocthe y d cuarto del poeta está a
oscuras; en "Lo innominado" prorruimpie en el sigui'ente logogrifo:

"Milenario miaterLo
que estiemeoes las almias con lo aibismo
en la sangrientas becatombeis lóbrega®,
taü vez tenes la cuna del Principio;
acaiso nuestro Fin
en ti su tumba tieu'e,
creando 'así el Principio die su muerte."

¿ Está elairo ?, que diría nuestro ctiustre Maura.


Por último, en lia conupoisición tituüíada "Visiomes" dice, después de
interrogar a La Eafingie:

"Horribles llagan los grifos;


baonibrienitoa viienen loa buitres;
ae acierca Aquilón bramandb
y "gritara los adoquiniee."

Pues que griten cuanto quieran. Yo callo como un muerto»

LA TRAMPA DEL ARENAL, novela, por Margarita Nelken. Librería de los


sucesores de Heniando, Madrid.

Hadlándomo en Miállagia leí en "El Día'" numerosos artículos de cítoná'-*-


t'cr social y de crítiea artística, que fueran muy de mi agrado, con la flr-
toa de Margarita Nelben. Desipaés, «etando en Madrid, «upe de un
libro suyo por un traibago d^a Galbriel Alomar y de otros varios escrito-
REVISTA BIBU06BAFICA 95,

ree que Loiabaai sin leaeirvas el espiíita enérgico y refliexivo de ia dis-


tlngi^dia dama. Postmorzuente escuehé en el Ateneo una nottaib!!)» cou-
ferencia suya acerca die xm famoso escultor servto de cuyo nombre no
hago memoria, y asdistí a varias controvieiisiiaB publieas «n las cuales la
señora Ncilben mostró singolarea dotes de podemisba, avaloradas per
una grande eJev>ación de miras y un ardor y valentía poco comunes en
su sexo. También seguía con interés suis comentarios a las obras de
pintores y «scultoires oonbemponáneoe, ailguno de log cuales extracté
en las «oflumnae d* NÜESTEO TIEMPO.
Con freouieneia sabía do campañas 'sujias en pro dei los dlesposieídcs y
menospreciados y de raisgOH de hidalga protesta contra la mogigatería
düsfrazada de piedad y las injusticiais sexuales.
No necesité más para formular mi juicio a«|eT«a de ella. Margarita
Nelken era y sí.gue siendo para mí una mujetr de caMdad, un esplrllu
selecto, especie de Jorge Sand española, pero menos aloicada y acaso
más tierna que la autora de "Indiana".
No es por tanto, la sañora Nelben una dte esas damas bravias o des-
pechadas que guerreain contra ios horabres, tal vez poirqule no supieron
hacerse amar de ellos; ni una escritoiPa sensiblera de las que se limitan
a cantar las exeeliencias de la virtud o a deplorar los males sociales con
axsentos y suspiros de Traviata. La señora Nelken ©s tma dama llena
de fortaleza y ai propio tiemipo de honda feminidad, cuabidades «arac-
fleríaticas de tolda mujer que se aparta de lo vulgar, sin dejar de ser
mujer; porque no hay oposiición entre las virtudes, y se puedle tener
energía y botídlad ísin ser por ello un «aso de androginismo.
Pero él tiempo me reservaba aún otra soipresa. La señora Nelken
es algo más que nwa eseritoira intielfgente y laboriosa y que un alma de-
nodada; es trnia novelista áe aptitudes sobresalientes que, o mucho ni<v
«ngaño, o han 'dIe brillar en breve con luces inconfundibles en el campo-
de nuestras ütetras. { ' - '

n
"T^a trampa dd arenat" es tma novela cercana a la perfección. Nada
ae improvisa en el mundo del arte ná en oidien alguno de la vida, y Msir-
garita Nelken ha debádo piensar mux^o, observar miá» y sentir honda-
mente para componer su bella e interesantísima tragedia. He dicho tra-
gedia, y no rectifico. "La ijrampa del arenal" es trágica, intensamente*
trágica, aunque en ella no haya suicádios, ni duelos, ni corra la sangre
a torrentes, como en las novelas de Dnmiais y en los dramas do Echí-
garay. i Hay algo más trágtco que las juventudes rotas; algo más con-
movedor que íos esfuerzos sin objeto, ios anhelos sin eoncreeión y los
•96 NTTEaTBO TIEMPO

dolonets de xtaa vida que, según la exaetíaiina expresión die Sehopieníhavier,


-es un negocio que no cubre gastos? "La tranqxa del apeoal" •es la trage-
dia de la vida cotidiana en los que se casan pronto y mal; la visión lú-
gubre de Ose mundillo soccal llamadi» la «lase mjedda, condenada a per-
petuo funambuEsmo en la cuerda imeisitable de la realidad por no sen-
tirae franoameaxt* jmeblo y luohaír y vivir como éli; es la pintura del
90 por 100 de los jóvenes oonitemporánieos, reflejada en Luis, enfemio
d)e la voluntad, desorientado dlel deber, español die pura estirpe, qu«
todo lo espera del azar y d!el milano, que es la rel%ión de los pobres do
«spíiútu.
Luis, después de aeducir a una costuneriUa—que estaJba dispuesta a
dejarse seducir para dar pasto a au delirio de grandezas sooialfes—••, se
casa con ella, sin parar mientes en la diferencia d|e edkneación y de
ideales que separan a entramibos. Sucede lo que debía suoeder. Ni Luis
ni su mujer Be comprenden, ni aiun ae oonocen; y pasados los días de
lujuria, hace su entrada triunfal en el bogar «wnún el desencanto, cogido
al brazo de la pobreza.
Luis, que 'es un alma recta y un cerebro cultivado, quiere vencer al
destino luohamdb a brazo partido con él, pero no puede. De un lado la
heflencia y de otro la fuerza del níedio anonadan su voluntad, de por
sí paralítica; y deapués de intentos tan pronto acarictados como dados
al olvido y de un batallaír estéri entre su orgullo de arruinado aristó-
crata y las duras exigenjeias die xm presente preeairio, comprende que
todo será en vano, pues semejante al hombKe caído en la trampa del
arenal, auB esfuerzos y jadeos angustiosos sólo le sirven para hundir-
se más y más en ajquei sindesitro pozo de arenas, que parecen vivas y
oomo brazos de monstruos le aprietan hasta asfixiairle, y, vencido y
aibrumado, acepta tristemente su destino cuando su cónyuge le anun
cia, alborozada, el nacimiento del segundo hijo.
TJn solo rayo de luz ha ilumimado un tanto las nieblas die su existen-
cia al conocer a Libertad, una intrépida miujer, llena de bulen sentido y
de valor, que le comprende y acaso le ama, pero «que no se siente con
fuerzas para ster su querida matierial ni moral, porque le ha conocido
demasiado tarde para rectdflcar su existencia, y quiere "hacerse" su
propia vida sin subandünaria a los patronee ajenos.
El tipo de (Libertad y el dte Luis, su mujer y su suieigra tiraien firmeza
y colorido dé aguafuertes. Libertad no es tma heroína de Tbsen; es una
mujer fuerte pero generoisa, que sabe 'amar, pero no se resigna a com-
partir su amor con un espíritiu desfallecido qule vino a buscar el suyo
demasiado tarde.
La atmósfera que etiivu'elve la íiovela de la ,áeñora Nelken es densa-
mente sombría, y de ella emama fuerte pesimismo: /.pero acaso no es
la vida tal como e'lla la pinta? /.No es la vida esa "losa de los sueños",
-que dlijo el poeta y pintó con justog trazos deseomsoladores en una de
sus lindáis comietdios Jacinto Benaventef
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 97

He leído ia noviela con creciente liinterés y a ratos looii emoción. Las


observaciones sutiles, los conceptos justos, tto® aciertos de frase son en
eUa numerosos. El lenguaje ea correcto y a ratos galano, sin ampulosi-
dades ni retóricas de mal gusto. Guando el estado anímiico de los perso-
najes lo exige y la fuerza dramátijea d|9 losi ©pisodlios lo requiere, la se-
ñora Nettben demuestra su «istirpe de 'artista en bellos períodos, llenos
de poesía y dje amarga doeuencia. En la página 203 describe maravillo-
samente í,a crisis espiritual del pobre Luis teniendo en eus rodillas a su
niñita enferma: una, niáa que él trajo vdlxintariamente a ttn mundo de
horror y de injusticia, "donde sufren hasta los seres tnág inocentes".
El capítulo en que nairra la excursión a campo atravtjeisa de Luis y
de Libertad 'ea precioso y felicísima la observación del efecto causado
en la paxeja enamorada por aquel requiebro que a su paso les lanza urna
infeliz mereadera de amor.
La pintura de la vida de los burócratas y del endiosado eaeiquillo que
los dirigie, exacta, y rara es la página dleJ libro donde no se haille un
acierto de pensamiento o de fraJae. Eiscojo al azar el párrafo siguiente
de la página 205: "La niña ise restalbOjeoió con la prontitsud con qiíe se
reponen los niños, y pasaldos unos días de aquiellas horas en que la vida
de la caaa había estado susipendida en tomo a la cuna, sólo quedó en
*1 corazón de la mujer el afán irresistible die otra fecundacdón que ni-
velaiSe en adelante Jas zozobras sin consuelo del amor a un hijo único''
"La tram,pa del ainenal" está perfeotamiente urdida y trabada, y su
desenlace íes de una lógica terrible. Algún qne otro gadiósmo y obser-
Tación un tanto cruda o aiibitraria nadla cuentan al lado de muchos
atinados juicios. SLa señora Nellcen tiene el pudor de los literatos de
pura sangre, y no hace la m^enor conciesión a la chocarrería, la obsceni-
dad y al mal gasto. Se comprende bien. (El amor flisiológioo de por sí
es una violación brutal, y, por fortuna, existen mudias mujeres^ que
son algo miás que "utreros ambuíantes" o ingienuas dte ía sensualidad,
como las heroínas de Felipe Trigo.
Reoomiendo a ciertos escritores, llamados con más o menos justicia
"jóvenes maestroisi", aprendan en Margarita Nelken a sngerir o pintar
las escienas de erotismo con el dteooro quie piden las artes bellas, las
cuales, por sierlo, repugnan toda snoiledtó y riñen con toda exhibición
de laeearias orgiánicas y expanisiones de apiefjitos.
BI acto 'de la seducción de la. costurera por Luis lo dieseribe Marga-
Tita NeCken con cuatro frages irremplazables y pudorosas: "una ma-
dre ausente; caneo horas de absoluta goledad e indeipeodlemcda y la puer-
ta de ía alcoba deaeniiidladaimiente abierta..."
Libertad es una flgxiita sentida muy de veras por la señora Neilken.
Esta mujer, labariosa, M.-Ja de isiug obras, esoultora de sí misma y de
su destino, parece sier el ideal femienino para dbña Margarita, Sin
poderlo remediar asociamos «n nuestra mtente a Libertiad con la autora
de "La tramipa diel arenal". No son idénticas (nada hay iíéntico en
98 NTOESTRO TIEMPO

el mtmdo), pero se .parecen muobo. WJSÍÁ muy bi«n ¡puesto el nombre de


libertad a lamal mujer «orno aquélla, que «e Ihúo "sa propia YÍdiai"; que
ée resuel^ a abonar por ai misma y que «abe domieñar a la "bestia oi^á.
uioa que todos llevamos dentro, aeallandlo sus rugidos a la voz severa
d«l deber.
Esta «n)canit«dora "liibeaitaid" de la noveJa, que icioiiserva el "eterno
femenino, sin ivimmicdiar a la dignidad hxGmana; quie traibaja en la casa
y en el Ateoiea; qule mira al homibre como un eolaiborador y no exclu-
sivamente como un tdramuelo o un jayán, no es un tipo inverotsímil, pero,
desgraciadlaanieínitje, escasea. Y, sin embiaigo, como es ILábleTtad habrá de
eer la mujer, si ha dje cumplir plenamente su función afectiva y so-
«iiai: amante en las horas de juvenil vigor, madre a toda hora, consejera
en todo momento y reflecriva, sin dejar de ser abnegada, po!rquie el sa-
crificio y el heíoíamo nada valen ni som si no tienen su raíz en «1 pen-
samien)t,o emancipado de las superstíciones y los errores, y su motor en
una sana y bien regida voluntad. La mujer que Se va o ge caBa con Un
homíbre por gustar dej amor físico o satisfacer los caprichos de la va-
nidad es una esclava; pero la que Biabe el|egir un compañero digno de
eUa para crear una prole rabusta y educarla en cfl cultivo a la sinceri-
dad y la justicia, será siempre la mujer idteal, «oberama de los instintos
y sierva del dietoer. ¡ Cuántas de ellas necesita España en estos men-
guados tiempog de "Totós" y " Cocolinjss"; de niños detportistas y niñas
dieavergonzadais; de la cocaína y del culto a Safo; die ios cinematógra-
fos a oscuras y el descoco a pltena luz; dei honor a precio de tarifa; de
los fraudea sexuales; de la hipocresía con disfraz de religiosidad y la
estulticia, con hábitos de moda o de buen tono!

III

ConsidieTO un deberteshortaa*a la señora Ndken al cultivo de un gé-


nero iliterario para el quie cuenta, a mi humildie juicio, con ertraoidina-
á a s facultades. Saüvando tres o cuatro exceipciomiea, en d campo dte la
novela impera la mediocridad; el rteinado del lugar loomún, d|e la fábula
t|0rpe e insincera, vestida con arreos de hisitriónica retórica; el eterno
realismo gro^ffo, de zoleisca estirpe, o el candido o ñoño idee^smo a
flor de piel. Maa^arita Nelteu, mujer penisadoira, y esforzadia y artista
naita, puede llevar a esas regiones de la ficción aires puros y conforta-
doaleB, piuituraig veraces, auálisig juistoa y calor de vida.
Entile üias españolas, Concha 'Espina es la noveladora del dolor so-
ccal; Mai^arita Nelken puede sier la noveladora de las justas rebeldínsL
REVISTA BIBLIOGRÁFICA 99

Si .finueauíenitie se 'lo piroipome, haiiá obra fectiiiida y aneaao tmsoeademtal


y gk)rioaa y ae pom/dasá, no ai lad<>—que «so ya lo está—•, miM al frente
tal vez d« las baenaa esesñtoras dle IEe|>a£a.

L o s FUNDAMENTOS GB0GRAFIG0-ECX)NÓMIC0S DE LA CUESTIÓN DE LA


ALTA SILESIA, por el profesor Dr, Wilhelm Vols.

Ei aiator de este folleto, dg S6 páginas, a las que aeoampañan eineo


hermosa» cartas, trata en él con verdadera coumpetencáa, abundantes
testimoaiios y sereno espíritu d« la cuestión de la Alta Süesda, provo-
cada por el aartículo 88 del Tratado de Versalles.
Este artÍPulo preceptúa que la Comisión interaliada dtebe presentar
a las naciones aJiadas más especialmente interesadas una relación exacta
«¡om retferencia al cureo del plebiscito y una proposición respecto a 1«
línea de demapcación esipresivta de las condiciones geográficas y econó-
micas del territorio y de los deseoo de sus moradores resultantes de
la votación.
El plebiscito fué favorable a AJemiania, por la cual se deeMieran más
de Isa tres quintas partes de loa habitantes. Mas el problema ofrece
otro aspecto nnás eom.plieado por Cío que Ijoca al orden económico. La
estructura eoonómioa die una r ^ ó n es algo que moldea al hombre, y
éste es hijo de la tierra en que vive, de la mayor o menor fertilidad de
ella y de las riquezas y bentflcios creados con su esfuerzo.
ÍJI autor estudia la posición geográfica de !a Alta Sdiesia y su estruc-
tura económica; el proWemia del tráfico y de la alimentación del mi-
llón y pico de hombres que contiene, demostrando eon fuerte argu-
mentación que iracorporada a Poflonia perecería de hambre, pues dada
la abundancia de productos-industriaLeis y la mala organizjación de los
ferrocarriles podaeos, UQ podría aíimientarse, pereciendo irremisible-
mente.
A continuación analiza la estructura étnica de h, Alta Silesia (des-
abollo DimiiérLco Idie la pobJación desde 1781, las cansas internas de la
Baisma y él carácter prolífieo de la raza; su religión y la lengua y los
senitimienitos políticos de sus habitantes, favorabC'es a Alemania).
^1 ilustre profesor sie extraña, con razón, de que dupamtie seis siglos
los polacos no Bántieran efl menor interés hacia las tierras y los pobla-
dores de la Alta Silesia, que ahora desean con tamta vehemencia. No
«'•«e que la eausa de taüteg anhelos tenga un puro fundamento cristiano.
Faltando, como faltan, los estímuioa de orden psíquico que pudieran
100 MUESTRO TIEMPO

explicarlo, hay que atribuir este impulso a la codicia despertada en ei


pueblo poliaco por las grandes riquezas de !a AUta Silesia.
Comió la historia lea la mejoír escuela de la experiencia, el profesor
Wühelm Vols acude a ella para estudiar Las iatenciones de Polonia
demostrando que desde snis orígnes este pueblio ha sido partidario de-
cidido de un imperialismo fundado yia en la violencia mUitar, ya en las
artes úe la más refinada astucia. Su conducta actual es-—según él—con-
firmación de su conducta pasada.
Para hacer suyos territorios que deben su prosperidad la los esfner-
zofl de una raza inteligente y laboriosa, ha lesgrimido toda suerte de
armas reprobables; ha fallseado los resiulltados de la estadístida, alema-
na de la pdbliaeión de la Alta Silesia y Prusia orient(al para justificar
el plebiscito; ha violado el punto 13 de Wilson, porque partiendo del
derecho histórico, SÓJQ tiene derecho a la provincia Posuauda, que fué
anteriormente ^polaca, pero nunoa a territorios de población mezclada.
El plebiscito demostró, además, que las relaciones de naeionallidades no
pueden consideransie como plarangón de la voluntad popular.
Paasa justificar su afirmación de que Polonia es un Estado merodea-
dor se vale de un libro y una carta de origen polaieo. EH libro en. cues-
tión «a "lie Structure naitionale de 1'a Polognie", del doctor José Frey-
lick, publicado en 1918. De la oomipjaración de las cifráis de la pobla-
ción resultan, efectivamente, datos que, de ser ciertos, harían poco ho.
ñor al eapíritu de rectitud y justicia del pueblo polaco. La diferencia
numérica entre polacos y alemanes es muy escasa. Existen un 66 por
100 de 'loe primeroia y un 60 por ICO de alemlanes, y tan exigua propor-
ción no justifica eae descarado imperialismo de la Polonia, a la cual
llama «1 doctor Voílz fruta prematura del bolchevismo asiático.

PASCUAL SANTACEÜZ
CRÓNICA GENERAL
T1N6ER

Fingir sorpresa y manifestar enojo por el resultadio de las Con-


ferencias aeeraa del régimen de Tánger es en cuialquiera con
obligación dfe conocer esas cíosais una deplorable friviolidad, por
lo menos. Que el vullgo y los propagaindistas incaixscientes o
aproviecliajdcis de toda vulgaridad se llamen a engaño, puede te-
'ner disculpa. No es toleraible que los que hayaii pasado, a sabien-
das de lo que veían, oían o hacían, por la política de España, desde
hace veinte años, como actores o como críticos, pretendan asom-
brarse del suceso, y el Direotorito millitaír ha procedido con inine-
gable rectitud al endosar a sus predieoesores en el ^ b i e m o de
España la responsabilidiad dé lo ocuirridio.
El 3 de Octubre de 1904 firmó España un pacto con Francia,
incoiporado al que «;i Abril del mismo año cdeibrairon Frarncia
e Inglaterra y base de los aoueatdos de la ulterior confefrencia
de Algeciras; es decir, un pacto protoooilizado en todas las can-
cill^ías del mundo, y en el cuafl hay un aitículo 9.° que dice así;
"£a ciudad de Tánger conservará el carácter esfecial que le dan,
la preserwia del cvfirpo diplomático y siis instituciones mu/rdci-
pales y sanitarias." Es dieciir, que España se prestó a reconocer
y dejó estaiblecido qiuie la. ciudad de Tánger eira una soíluoión de
oonAinuidad en la línea dW Idtoiriaíl marroquí, dtesdle el Muluya ai
LucuB, q:ue se venía considerandlo seciulairmenrte como indispen-
sable para el resguardo de España y d)e su personalidad entre
las niacionieB. Oob la ciuidiad de Témgeir se prestiaiba España a
102 NUESTRO TIEMPO

que no i^zaira aiquelltoi de quie ea toda laquiella parte diel litorail


miajToquí no haibía dé hiaibier aiiltoridaid que no fuiera o la de un
sultán duieño die sí miamo o la d© España. IJa tesis de Tánger
español podía seguilr siendo uina tesáis reftórica: nia podía j% ser
•una reivindicaición que ostensiblemente amparasen los gober-
nanfees de España.
Pues en 27 de Noviembre die 1&12 fuimos mis lejos, porque en-
tonces firmamos, y las <3orteg del Eeinoratificaroin, un artículoVII
que dice así: "La ciudad de Tánger y sus alrededores estarán
dotados de vm, régimen especial que será deterrrwMtAo interior-
mente y formarán vma zona entre los limites debajo descritos."
Es dieoir, que ya la aoluicaióii de oontiiniuidiad e!n la líniea del lito-
ral djesd^e él Muluyia al Luicua no se limitaba a la ciudiad dte Tán-
ger,oomo en 1904, sino que abarcaba una gran extensión de terreno
enclarada en muestra zona, sustrayéndtomos en aiqulel litoral posi-
ciones de la miayior imiportainicia «^atégioa sobre el Atlántico y
las puertas dtel Mediterráneo. Eso fué lo que convino el Gobierno
de España y lo que ratbifioalríwi las Oolrtes de España. % No será,,
por lo menos, una ipuierálidlad fingir sorpresa e iindignación?
Poipque en 1912, además, babíain ocurrido hechos tan significa-
tiVos cotmio la sumisión de Aliem,aMÍa aJl esbablecilmiento preemi-
nente de Francia en Mairiruiecog y el Tratado franoomlarlroquí dte
30 die Mar^o tamlbién die 1912, que era el emifeudaimieinto inequí-
voco del sultán de Marruecos a la Eepúblioa, y, por oonsiguien-
te, al firmiar los unios y raltóíiicair líos ortiros aquel Tratado del 27
de Noviembíre, nio podíamos igivorar que dionde, como en Tán-
ger y en toda aquella zona que a Tánger reconocíamos, el sultáin
no estuvieira asistidlo y represeintado por nosotros, estaría asis-
tido y representadlo por Francia, hecho por el cual no sólo no
podíamos sasbener la tesis die Tánger español, sin» quie tamiHXjo
podíamos enifadainnos dlemasiado si idéramos alguma vez sos-
tenida la tesis die Tánger francés.
Olattio m que los Convenios imtiemacioinales no son fatalidades
históribas que de por vida hayan de pesar sobre el pueblo cuyos
gobernantes los suscribieran. A x>e8ar de un convenio intemaicio»
nal que lo ctohiba, el ideal nacáional die un pueblo puedle seguir
alentando, y no siemipre es indispensable recuirrir a las armas
CRÓNICA GENERAL 103

para ílibrarlio de aquellas liígaduras. La. hóáborila está lle&a. d»


•compromisos entre naoioaiea que aimistoaa y oordiallmieinlté se han
ido mod'ificiaindb en benieficio de una de las partes, <Xm la adia-
cuaida coiupensacáón para la otra. j^Es quie ©1 Trtaitado d!e 1904
entre Framóa e Inglaterna, pumto dte parltidia de tiodia la polítilca
que en Manrueoos ae vieine diesesDvoIviemcb, no es Bia rectdfioaciióitt
de posickaiieis hMórioamenite ocupadas, persievierajite y tenaz-
mente defendidas, por Inglateira reepecito de Marrueoos y la
boKja oocidemtal diel Mediterránieo, y por Framcda. respecto' de
Egi-pfco 3^ la. salidia orieintail del mar laititoo?
Así, €01 nuestipo asunito de ahora., ligada Españía por aquellos
comprcimisos respecto del f ut.uK> estatuto de Tánger y dfe la zona
oalificada oon el eufemismo dte "sus ainededoces", la opinión
española pudlo seguir abriganido el ideal de qiuie no htiibiera soliu-
ción alguma dte conltáaiiuid'ad en aquella línea del Muluya al Liu-
cus por la costa, y España pufdo seguir lalboranldo por la reali-
zación patulaitina de ese idteal, y reitrasaindo el naomeínlto de la
redaodótn de aquel Estatuto hasta que sus aspiraciootües eistuvie-
ran maduras o se presentara unía ocasión propicia a su logro;
IDero es evidienltie que ello IDO se podía •oomiseguir don campañas
vocingleras más o memoa indiieoretas, de limitado y fugaz alcan-
ce en la opinión, sino coin luma conducta que acreditara a un
tiempo la firmeza del designio nlaoioniaJl y la voluntad resuelta
de alcanzarlo tan pronto como fuera posible, sin daño mayor,
rescaltarlo de aquellios compromisos inrternsacionailes que lo tenían
en entredicho.
Esa políltioa rieivindiioaitoria de aquel ideal había de tlener
dos partes, una exclusivamente nacional, en la cuaíl, al amparo
precisamen/be dte aquellos Tratados, ipodíatoos desenvolvemos
«orno quisiéraimioe, y otra egencialmiente intemaoicnal, en la cual
teníamos que contar con la oportunidad y con la ocasión, sobre
la base de un conocimiento perfecto de loa faotopes exterLopes
que jugabaín on el asunto y sus suiceeivas posiciones y neceáda-
^"es. ^ Ha habidlo algo que se parezca a eso en la condiuicita de los
gobernantes españoíles a partir dte 1912, induyendloi entre lo»
gobernantes a aquellos directores de la opinión que, ipor asumir
muchas veces la iniciativa de loe acitog dte los gjoberoamtes, no
104 NUESTRO TIEMPO

piiedejí excusar la responsabilidaid dte sus coriíseouencias ? Es evi-


dente que no .
En ed orden nacional, ¿quién se aitreverá a sostener qne la
política seguida en Manmiecos, en toda aquella parte de Ma-
rruecos que Be nos recoaiocía 3^ se nots oonfiaiba, fuera buena bai3e
para pretender qué en esa porción del viejo imperio se incluyera
a Tánger o sus alrediedores tan liberaimente medidos y defini-
dos? Si el establecimiento de nuestra autoridad en la zona, al
través de las autoridades pi"otegidas, no a.va,nzaba o no se con-
solidaba, y, por consiguiente, la intesa labor civilizadora no
se iniciaba siquiera; si los éxitos constantes del Ejército, cada
A^ez que inequívocamente se le señalaba un objetivo, se malogra-
bajx, y can ellos los sacrificios del país; si dtesde las altunas del
Gobierno ^ exagierabia el alcance de esos sacrificios, imputando
cómodamente a ellos gastos y dtepilfarros que, por to.rpeza o por
desidia, se realizaban en otras cosas que nada tenían qwe ver con
Maimieoois: si desde todias las cumbres db niuestra vida pública
se diesacPeiditaba anltte di pueblo aquel empeño nacionaO, califi-
cándosele en docMmeintcs oficiaflies u oficiosos de verdadlero "cán-
cer" para e"! país, ; eooi qaié deredio podíamos reivindioar Tán-
ger? ¿Para ensanchar el escfenatrija en quie siguiéramos represen-
tando el desairaido papel del perro idel horttelainio? No.
Pues no desatinábamos menos, o no desatiníaibam menos nues-
tros gdbei'nianltíes y nuestros cjomidüctores dte opiínióm, em la otra
parte die acpiiella polítiaa reivinídSoatOriía,, o sea en su parte inter-
na cionial. En lugar de buscar precásajmeinte 'en París la solución
a que se dice que aspirábamos, y que nadia hacíamos por merecer
en Mnrruieoos, seguíaimoH aomifiando en qiue nos la diera, gratui-
taimeníte Ldnd'res, y ixo reltrooedíamicte siquieaia amte la torpeza de
decirlo, malquistándonos con aqud oon quien únicamente debería-
mos contar, y dando con ello, no solamente muestra de falta, de
tacto, sino tamabién de supina ignorancia de los rasgos más ele-
mentales dei probletma mismo que queríamos i-esolver.
Divmlgadio hace miuchos laños el Tratado Secareto entre Ingla-
terra y Francia en Abril de 1904, negociado por Delcassá, como
anejo a la dedanacáión públida de aquella inteligencia, no hay,
no pujedie haiher español aJgxwno oouBciteinte que tuviera dierecho a
CRÓNICA GENEHAL 105<

ci"e>er que ItígOiaierm pudiiera altravesairse a nuestro favor en el


oamiiiio qiiie Francia viene siguieandio en Marruecos. Para Iriigla-
teiTH, como pana, quien q-uiera quie temga cíonciencia (fe sus irate-
reses y oaipacidad paa^a servinlos, hay enltaie lo conveniente J lo
necemrio una distinxáón peroeptible, y, siempue qu© hace falta,
96 saorifioa a lo necesario lo conveniente, y en aiquiella coyuntura
de 1904: Inglaterra afiíinó que, en la órbita dte sus rozamientos
o puntos dte acnitacto con Framcia, lo die Maaruecos, es decir, lo
d!e que Francia no eetiuvieira en Marruieacis, era solamente lo con-
veniente, «sibandio lo necesario en que se dtesenitendiera de otros
terrifcariios, de otiras posiiciones. Por esto, en aquel Tratado se-
cT&to de 8 idie Abril de 1904 figura un artículo 4.° quie dice así:
"Si España, al ser invitaidla, a adherirse la las disposiciones del
artículo airuterior—Oas que idieron origen a nuestro Tratado oon
FraiDcia—, creyera deber abstenerse, el arreglo entre Frauda y
España, tal y como resulta de la Declamación de este día, no
dejará por eso de aplicarse inmediatamente^ Es decir, que In-
glaterra dieseaiba, que a Inglaterra convenía, que al lado de Fran-
cia estuviéraimos nosotros en Marruecos; pero que no lo necesi-
taba, quie no era dottidición sine qua non para que dejai'a a
Francia obrar.
Pues si tall era la actátud de Inglaiterra en 1904, sólo porque
había entrado en flirt con Francia; si ya en 1904 sus intei"eses
vitales en los punitos de rozamientio con Framcia no estaban en
el extremo occidental del Mediterráneo ni, por emdie, en el lito-
rail marroquí, isino en otras partes, ¿cómo creer ni esperar que
fútese de otro modo ahora, ouiando la omnipotencia miarítima de
Inglaterra en los mares europeos tiene por delante muchos años
de absoluta tranquilidlad respecto die ouallquier veleidad hostU
que contra ella, pueda nadie abrigar, y mucho menos cutindo
tanto hiéraos htecho era Ma¡rruecos y a propósito db Marruiecos
para que se nos oonsidere quantité negligeahle en tai trance, si
S8 presentara? Con Francia enclavada mediante la petite en-
tente en el centro de Europa y en posición de amenazar seria-
raente a "initereses vitales" dé Inigliateorpa; oon momentos difíci-
les a ca.da paso en él tiraito con Fraracia respiecto del arreglo eoo-
nomico de Europa, ^en qué calbeza caibeique pndifera el Foreign-
106 NUESTRO TIEMPO

Office seír «1 aJiberguie diel tío. de Indias que hiaibía dte oonsei-var-
nos y devoilvernlolg Tángeir?
Pues eso ca»bía hiollgaidlaimienitie eni las oabezías d© nuestros go-
l>erna.ntie3 die los últimios años, y no Taoilaran ©n dieeperdiciar la
ociasdóln qu« en 1919 y 1920 se pnesentora d'e una gran intimidad
con Franciía. Todavía en 14 de Fd>reiio dte 1921—^puede \'Brae ein
el últáimo Liflbno Rojo repartido a las CÜartes—, nos abría Fraa-
-cia las puertas para una cordml convengaoiióin sobre cuantos asun-
tos mMiabam entre nosotros, y ecti' /lugar de einltrar dte buen grado
en la comviertsación ¡pana -ajnpliarfia, ddgplicenitjemieinte la restrin-
gimios, auinquie reaolvienido a gusto de Fnamcia .umo dte l'os puntos,
y así Itegamoe, die inoonseiencia en inioonsciencá'a, a la ruptura
de rtelaciionies comerciales, sin iad\'€irtir quie ©lia tenía qiue dtesem-
booar en luin Tratado die ooimercio mudhísinio más coetloeo para la
economía nacional qne el que en sazón pudimos hacer un año
antea!
Tengo moltivos persowalles paira opeer que indliuso Soibre Tán-
ger tabiese sido posible una inlbelligemcia. Con motivo dte unas
declaracáonea reales o supuiestias del general Beremguer, nuie^ax)
Alto Comisario entcmoes, se había aoemifcuadb la tirainitez dte rela-
ciones, y requerido por el repreeentaaite de Le Temps en Ma-
drid, escribí una carta qufe ese periódico puWioó el 15 dte Step-
tiemlbre idte aquel año 1921:
"Olvidemos el incidente ilaimeinbable, dtecía yo, refiriéndlome
al indicado, prometdéndonos no oompromletier el porvenir con
indiscreciones tan extemporánieaia, ,poaiquie, e© nuiestax) recíproco
intterfe, conviene mucho que exista enltre Framoia y Esipañu, so-
bre la cuestión de Marruecos, uma intteOiigenoiía prácticia, efectiva,
operante y simoeramentie csordiall. Tenemos que oolaiboirar, querá-
moslo o no, en uma obra oomúm, y si no existe entre nosotros
esa íiítiima cordialidad, nos iperjudioaremoH los lunos a log otros
y oomprometeremos el éxito o parte del éxito de nuesí>rois es-
fuerzos. Para mí, es muy fácü esa inteligencia, incluso sobre la
cuestión de Tánger. Oreo que la opinión española comderde y
razonable acepltaría uina solución que oanástáera en suprimir a
'beneficio de España la zona internacional, agregándola a la
•sometida a nuestro Protectorado, reconociendo en compensación
CRÓNICA GENEBAL 107

•a Francia cuanta libertad de movimientos se la jmeda recono-


cer dentro de Tánger con wi territorio mumcípal capas de con-
tener todos los progresos ulteriores de la ciudad.
"Pero «i acueirdo no debería quediairae en el ¡papeL Debemos
«célelbrarlio .pana adtuar, paira llegar resuleltaimenit© a la pacifica-
ción de la totalidjad de iMiestoo tenrijtjoirio y a eabaibleoer en él
una autoiúidlad v-erdadiena. Ello sería de tal suieirte el primer paso
para la efectiiva instajlacdón del Proteotorado. Si no es para rea-
lizar esa obra oomún, es inútil que procuTemoa baeier más estre-
chtos lo3 lazos d^e amistad CKMI Francia. Pana obtemier en ese sem-
tido el resuütaídb indispensabl©, es preciso que miestros gobiier-
iwB se tracen un progi^aima fecundio, adaptadlo a lae realidadtes
del probleima, y qiíe estén deci'dádoB a realizairlo aueste 1» que
cueste. Nada nos oostará tain cairo como perseverar en la carencia
dte un métodlo y de um plan, como hasta aquí." (1)
La acogida de aquellas manifeatacionies, incluso por represen-
taxjiooiies autorizadas dte lots coionáistaB franceses, me permiite pen-
sar qne no hubiera sido imposible entonces esa solución de armo-
nía. No podíamos pretendter, sobre todo dtespués del desastre de J u .
lio de 1921 y de las vacilaciones que aún albrigaban nuestros Go-
biernos sobre el camino a seguir, reocaitar de .unía vez el compromi-
80 adquirido en 1904 y en 1912; pero podíamos modificar el se-
gundo rediuoiendio la zonia ad^xídílcada a Tániger a título die (¿h'e-
dedores dIe üa ciudad. Ooin uinia bolsa, por así decirloi, colgada,
por ejemplo, de punta Malabata y dle punta die loe Judíos, Tán-
ger hubiera tenidk) espacio sobrado para tódioa los desarrollos
ufllteriorea, y España habría reoobrad'o todos los puntos esencáa-
les de Ha costa, enifcre el Mukiyia y «I Irtieus, y se ha,biría reducido
la zonia inibemiaciottiíai y 1% línieía dle frlanfberia oon éslta, con todas
las venitajas quie para la vigilatncia y pana la axxáón ulterior die
nuestra m/incha de aceite ello habría represenitiadio. lios sacri-
fiicios eoomómicoa quie paila aquella dotridial liquidJacióai d© todas

(1) Y por cierto que ya entoneea decía yo en materia de responsabi-


lidades que «en las filas de los gobernantes había que buscar a los ver-
daderos responsables del desastre entonces reciente. Los militares no
hubieran podido incurrir en las faltas que se les reprochan si los gober-
nantes, todos en genaral, no hubieran carecido de programa y de volun-
tad para cumplirlo.
108 ITDESTEO TIEMPO

las difereoiicias huibióramios tenido que hacier, aiio baibríaai sdido


mayores quie los que estórilmente realizamos ©m Julio de 1922.
La solución de la cuestión de Tángeir, en suma, estaba para nos-
otros en Melilla y en París, y nos empeñamos en buscarla única-
mente en Londres. ¿ A qué sorprendemos del resultado? Ni el Di.
lectorio militar ni Grobierno alguno qiue tomara la cuestión en el
estado en que queda puntualmenite recordado, habría i)odido lo-
grar otra cosa. Los dados estaban echados. Aún hay que agradecer
al Marqués de Estella los esfuerzos realizados, con éxito, por me-
jorar en lo posible nuestra posición, procurando compensaciones o
atenuaciones para el sacrificio qu© nos imponen todas aquellast
equivocaciones que nadie puede echar en cara a nadie. ¡ Todos en
ello pusieron las manos ipecadoras!

LA CRISIS IHBLESA Y LA SITUACIÓN DE EUROPA

Es die uma sim;plicidad rayana, en la simpieza el no ver en las-


elecciones legislativas iniglesas diel pasado Didembne más que
uma lucha einitre el iprotecciíanásmio y el libre cambio en materia
araJicelaam aduaneiraj. Puesto quie dIe 14.186.438 votantes—di-
cen los quie así diaiurrein—, han votado 'por los ooniservadores
sólo 5.359.690 y por los liberales o los labaristas, 8.599.958, es
evidenlte que d pueblo inglés se hia pronumciado por ei librfe-
oamibio tradiciooial en frente del proiteccianisimo qu© tratalba de
implantar el Gobierno conservador. No puedle enjuiciarse tan
lliaaiaimeante sobre un hecho que ha de dar el tono y marcar el
paso a la política del mumdlo entero ©n 1924.
El espíritu liberal briltámáoo, diel oual es urna manifeeitacáión
entre muchas el librecambismo manchesteriano, viene sufriendo
desde el año 1910 redas embestidas ipor pairte de todos los Go*
biermoB ingilleses. Antes die la guiertm, el rtadicalliamo d© los úiti-
mlos GobilennoB nieitamente liberales o con la ooopefracálóin laibo-
CRÓNICA GENEHAL 109

rista, por mudio q\m respefcaira di libre cambio <x«n'e¡rcial, nada


tenía quB ver oom aquid tradiicioinal eeprntu. Duraait© ]ja guerra,
Inglaterra lleró el inltervesaciomismo del Estado a expensas dte
la libertad individuial, tati tejos como cualquier Gobierno dtoc-
triniariio del Cbntinienite. D d mero control de la ley y del Poder
público paiiu 'm'ainrtienier a oadla umo en su dieher a la vez qiue en
su derecho, se ipaaó a todas las iantervencionies y ooaccioines que
Se estimaron oomveínieinibes pama él initerés gemerañ. Y después de
la guerra, no hizo falta que llegara lai Poder solo el partido coai-
servador para quie se iniciaira, pirecisaineaite en el terreno de las
itíaciomeis mercamítücs intemaoioinalies, una. polítáoa proteocio-
niafca. Todias aquellas nuedidas en pro de las ind'uHtriías-ola've,
de salvaguardia y amiparo dtel trabajo inglés en él meircadb na-
cional y de ptrimaa o orédiltos para su fomnemto directo en los
mercados exteriores, ¿qué eran sino todo lo oanitrario de las pre-
dicacilones dé Manicheeibeír, verdadero e intenso ppobeicieiondsmo?
Pufes eso fué la obra, en ese orden de cosas, del Gobierno de
Lloyd Gieorge con los ooniaervadores.
Si éstos se hubieraoi decidido a utiliziar la ootiisideírable mayo-
ría con quie oontabají' en la CÉmiara. die los Comunes paira avan-
zar un poco más por ese camino del proteccionismo, que les pa-
recía de salvación lattilte la pertinacia de la crisis que significaban
los dos millones de trabaj adiares sin oou|pacdón, jno es verdad
que ello no haibría sádo más que seguir urna política ya iniciada
y en marcha? En la época de Chaanbterlain, a principios del si-
glo, la política de tarifas de aduanas por aqniél preconizada no te-
nía precedente ninguno inmediato en el Gobierno dé Inglaterra.
Ahora no sucedía lo mismo, y puede acusarse dle exagerado el pu-
ritanismo parlamentario y democrático, en el más sano sentido
de la palabra, de M. BaldVin al no querer adenitrarae por esas re-
formas sin previ'a consulta del cuerpo elieoboral.
Ello obedeció, sin duida, a una consciieinite o instintiva perple-
jidad frente a la eficacia dé la reforma para resolver él hondb
PTOblema económico que Inglaterra viene atuavcsándb. Acome-
terla y reaülziarla en medio dé la batalla que habrían de dar a
iitía el egpíritiu tradicioiniail librecambisita, lois intereses laBtima^
dos dentro y fuera dé la nación y la. pasión polítiba tan endonada
lio sxmefTRo TIEMPO

par paute d« los libenáes, rescoldo, ski dindia, muy humano d«.
la ooowiveaucm tan geneirosa. por paate <te los oosiservadores ea
loa diíias die la uimón sagrada; aoosiiieter y realizar la reforma en
miedlo de esa lucha paina adíventár lal oaix> que con aquélla no
(bastaba para reciipera¡r el bienestar perdido, como tipo medio
de vida para ed puebílo inglés, ¿¡no habría eddo tremeindla respooi-
sabilidad, que se asumiría mejor dfespuiés de una ratificación d©
oonfiainiKa por eil ipiropiiio pueblo llamado a los comdicios?
El mayor gimpo die votanltes, y efl más homogénieo en su ideo-
logía y en su oomposijcáán, se ha .pronujiioiado por los conser-
vadOires; pero mo oon fuiei'za, bastarnte para lasegurar una mayo-
ría a todo evenito en la Camaina de los Oomumes ni pana disi-
muiar el quebranto suifrido, d'eade la aaiterior consulta, amte el
sentir de ia opinión. Cieipto que menos que ellos.tienen esa ma-
yoría suficiente los laboristas, y menos aoin los liberades, a pe-
sar die haberse unido los de Asquith y ios de Uloyd George;
pero eso no basta para dieimoáar aquiel quebnanto ni la impoei-
bilidlad die quie sigain gobernando los oonserviadores, a i>esar de
representar, coimo digo, el mayor núcJeo y el más homogéneo-
dte la opinión aatuamite en las elecciones úiltimias.
Este hecho y tél die haberse aoentuiado la vienitaja dte los labo-
ristas, respecto de les 'libértales, cerca del cuerpo electoral, inte-
gpan ia maaifesitiaoión de una criéis profunida en el régimen par-
laanenitaipLo del país que fué su cuma, esn la ediad moderna, puesto
quie se ha qiui€ibran*adia lia base dtól si^íeima que era la ooexistein-
cia de dloa únicos grundles pantidos en rotación natural o artifi-
cial por di Poder: 'ha sur,gidlo «I /tercer paotido que mata toda
posilbUMad de uin diáüogo regular, y si las eleocionies se rexjitie-
ran sobre la misma base de difereaciaición de fuerzas, ganaríaa
puestos o ^perderían puesltos los tres, pero ya no volveríamos a
ver mii'guno que per sí solo se ihasitara para hacer freote » los
oltros dos unidos. El partido ootniservador sigue siendo capaz d'e
recoger uno dé los dos gramdes seotoreg de la opinión inglesa;
pero el partidlo liberal ya no basta pana recoger el otro, y ha
auttnentado la fuerza diel laboridta hasta el punto die darle por
segumdla vez la categoría cMsiea die oposiciióin de S. M.
Ello lino «s más que la comiprdhaicióni db algo que hace tiempo
CRÓNICA OENBRAI4 111

venimioB advirtienido y señalla¡ndjo en la política interior de casi


todas las naciooi'es: el eaupeñio de majítener, oomo puaoito de refe-
reiiciía. para ia difeíenciación de las fuierzas poiítáoas organiza-
das para «i gobdemo, «1 amtógiuia d© ooniaerviadoa-ea y Mberailee.
El pu«ibdo no se ha. quedado aibí, y los p^uiitidos se hain qxiedado
eatriechos para reooger sui sentido, singuüiarinieníie los partidos.
liberales, y, o cbien se ihan hxundddio todoe quedándioee sin subs-
tancia popiáair, o ibien han surgido tenoeros partádos <jue la re-
cojan y repreaenten, enca.uzándc(l!a hacáa el Oobierno.
Cuando hay en das preocupaciones y orieratacicMies ideológicas
o aentómentales del jMieblo dos cosas tan antagónicas, tan radi-
calmemjbe contrapuestas como ed mantenimáienbo de los dlerechoB
individuales en todtoe ios órdenes 'de la actividad, aunque evolu-
cionando hacia un respeto mayor oada día dei deiber social, y la
instantánea y absoluta y hasta violeoita absomóa de aqiieilos.
derechos individuales por el derecho social tal como una ciase
de la sociedad quiera imponerlo, ^qué valor (pueden tener dife-
rencias de matices ocasionalies como son lias que quedan enitre
liberales y conservadores? ¿Qué significa proteooionismo y libre-
aaflnbisano, aun en toda su iaDbegridad doafcrinial, no con las ate-
nuaciones de la prácüca, al lado de aquellas absoltatamente con-
tradictorias tendtencias die la argandzaoión social en su asiento
jurídico oottno en sus manifestaciones ©conómitcas?
En cuanto ese punto de refespeaiciaT airededior del cual se pro-
ducen en el pueblo las dríeremciaB sulbetanciaies respecto de la
política, fuere el vigente en ésta, dentro áe la másma Oámara
de ¡cg Comunes actual o dentax) de la que se elaborara en nuevas
«lecciones, volverían a surgir los dos únicos grandes paartidos,
deedobléndoee el liberal y acaso también el conservador en aque-
llas dos tendencias y reco(astit.u(yé»dose ambos para reaiwidar el
diálogo que ha quedado interrumpádo y que no podrá. soBtetuearafr
^^^iitre tres, si d régimen parlamentario ha de funcionar con efi-
í^acra práctioa. No se muestran propicios a rendiipge por ahora a
^^ realidlajdl aqueilog partidoB, y ajun parece como que se desea
por unos y por otros ensayar cuanto antea en el Gobierno al
Lahov/r Party, invoicándoBe en sui fa'vor la traditíón de que sea
en pro de la "oposición de S. M.", resuelta la crisis plantead'a.,.
112 NUESTRO TIEMPO

por íLa incapacidad del ministerio oomaeirvador para, ooratinuar


en eil Podler.
La aferma que esa peirspectiivia produce en elemeiiitos sociales
de los que no actúan direatamieoite en la podítica de los partidios,
no es canipartidia por éstos. En uinos responde esa actitud a la
confianza, casi sienire fracasada, pero muy cómoda, en que del
exceso de mai puede surgir el bien; en otros, a aquella perpleji-
daid sobre la eficacia de laa propias soluciones para el remedio de
los profundos males actuales; en algunos, tal vez, a la esperanza
de que hombres nuevos y nuevas ideas tengan el secreto de la sal-
vación para la huimanidad dolieente en toda la faz de la tierra.
* * >f:

Eli Reimo Unido dle la Gran Bretaña y de Irlanda, tenía antes


•de la guerra una población de 46.035.570 haibiitanies. El Eeiuo
Unido de la Gran Bretaña y á&\ Norte de Manda tiene una po-
blaioión d)e 44.148.000 halbitanltes. El sostenimiento del Estado
represenjbaba pa¡ra los ciudadanos de ese Reino, antes de ia gue-
Tra, unas cien pesetias por cabeza y año: representa ahora, unas
aeisoientas pesetas por oaibez^a y año;, suponiendo pesetas a la
par de 25 por cada libra esterlina. Si el coste de la vida colectiva,
por así decirlo, es seis veces el de la preguerra, y el de la indi-
vidual, dos veces, cuando menos, si al encarecimienito prome-
dio de las cosas se une el incremento del promedio de las neoe
sidadies, es evidenlte que la carga que han dle soportar lae fuer-
'zas productivas de ese país, paira su vida, propia y para IÍÜ dé
ios elementos pairasiütarioe, manteniéndose en un nivel equiva-
lente al de 1914, es enormemente superior. Bando por supuesto
que la capacidad prodiictirva intrínseca de «sas fiuerzas se haya
restableoidio y aun que se haya puesto al nivd dld esfuerzo que
se lee pide, j servirá ello dfe algo si el estadt» del mundo no oon-
«ente la precisa valorización comercial de tal rendimiento, en
un fecundo intepcattnibio?
He ahí los dos problemas que integran el de la crisis ingle-
sa, el interior y el internacional, eapecialmente etiiropeo: res-
pecto del prdimero, Ingílaterra necesita, o disminuir la carga o
poner a;l nivel de ella el esfuerzo para sobrellievarla sin peireoeír;
respecto del selgundio, Inglaterra necesita lun mundio, y sitogular-
CRÓNICA GENBataj. 113

mente ama Europa que pueda producir y ooinisumir tanto cuanto


es menester para liquidar los cinco años de la guerra. Las nacio-
nes diicas y modiestais llevan coimo las grandes sobre sí el fardo
de la 'Uiá\-'ersal solidaridad humana; pero iww les abruma íanto
oomo a las grasndes naoioaics. Tara aquéllíis, el intercambio es
cuestión de más a menea biemsytar. P a r a éstas, es cuestión de vida.
o muerte.
Frainioia tienía anites de la, guerra una pdblación de 39.60 i.509
liabiitiantes. L a victoria, le ha anexionado una población dte
1.709.749 almas. La población actual- de Francia., sin embargo,
no es más que 'de 39.209.518. E s decir, que sdni esas anexiones y
T'einiconporacdones, la población dJe Francia sería sólo dte
37.499.769 habitantes, más de dos millones menoa que en i913.
La deuda de'l Estado re(pre9enta.ba entonces unía carga de 830
francios por habitante; la de boy representa más dfe 8.000. A
]>esair de haberse elevado enoonememite, aunque no tanto como
en Iniglalterra, i'a carga tribiutaria, es mienester iir aiumentandio
aSo por año la dbuda, aiunque dteijándwla por ciuenita db la espe-
ranza de quie la pague Alíemaiáa.
Italia h a eleivado su población dte 35.238.997 a 38.835.941, co-
rrespondiendo a las adquisiciones de la. victoria 1.559.203 y a sru
propio creoimienito 2.037.741; pero la pesaidumbre de la deuda
d'el Esrtado sobre el país ha pa.sado dte 380 a 3.600 liras por cabe-
za, y taimbién oomo Fraincia y a.ún más q^ie Francia ha do lu-
char can una depreciación exterior de su moneda., que si la ayu-
da a vencer en alguinas competencias, le icrapone onerosísimo sa-
fi'ifioio en todo lo que ipara ou scstemimiento o su producoióíi ne-
cesita iimiportar.
Bóllgica ha logrado conipensar las baijas de la. guerra, pasando
de 7.423.784 habitantes en 1913 a 7.462.455; pero su deudía pú-
y^íca, Se h a elevado de 3.739 a 34.234 máillones, con el consiguien-
te incremenito en las cargas normales dtel Esttadb y la descompo-
sición monetaria que atenúa la eficacia ddl esifuierzo admirable
por restaurar eil país y restablecer la marcha, d© sus progresivas
industrias.
Las nadotoes nefutrales de Europa más progresivas y próspe-
ras, de más sólida complexión política, capaces de desafiar el
114 NÜESTHO TIEMPO

contaoto de aqaieHas a ouyo lado están, Sueda, Noruega, Dina-


marca, Hoiaaida y Sniiza, han visto oreoer su deuda en el trans-
curso de estos diez años, por efecto dte uiia guerra en, la que na
imfcervinieron, desde 4.245 hasta 12.943 millomieB de pesetas oro,
elevándose la carga fer capita para Suecia. de 149 a 336, para
Noruiega dte 211 a 691, para Diniaimarca die 176 a 503 para Ho-
Iiajuda de 37o a 799 y pana la Repúiblioa Helvótáica de 31 a 501..
Puies itauto íla aiitiuación de estos neuitraks como la de aque-
llos tres bt^ligerajites viotoriosos es llevadera, incluso excelen-
te, al lado lite la deil resto de Euroipa, que es deoir casi todla Eu-
ropa, la. que daba ©1 temo basta 1914, por así decirlo, a la eco-
nomía del Conitinemitie.
La oointruioi-ión de 08.000 kilómc/tros cuadrados en su super-
ficie, y la pérdida de cinco ¡níllon-es die habitantes en S'U pobla-
ción, y la elevación de su deuda cifrable de 96 a 7.057 marcos per-
capita no hubieran imjjedido a Alemania sobreponerse a la adver-
sidad, pneeto que sus medios die producción estaban en su ma-
yoría initaotos, aunque se le mermaran conisiderablemeinjte los
de tranaporíes, si no se hubiera dtescoanpuesto por completo su
«nidiad nacionial y casi sn unidad civil, y no se hubiera acen-
tuiadio en los comienzos del pasado año su estrangulación me-
dianite la ocupación del Rnir. Dado lo que Alemania represen-
taba en la economía del mundo, y especiadniieoite en la actua-
ción económica de la EuTopa CentraJ, sus verdaderas funciones
d)e metrópoli económica sobre todos loe pueblos circundlantes,
3a banearroita ein que se la ha sumido tiene que sea*, mientras no-
se remedie, cansa bastante para k. perturbación que a todas
partes alcanza. Gravísima es para la humanidad la substrac-
ción deil mundo ruso como fuenite de producción y como mer-
cado dte conisumo; pero es aúni más trascenden'tal la sitrtia.ción
de Alemania sin m<media, sin unidad in/terior, sin Poder públi-
co eficiente y san mañana.
Austria rieducida de 29 mili lomes a seis y medio de habitan-
tes, y mermadla precisamenite en alguna dfe Üas más vitales par-
tes, y Hungría reducida de 21 a ocho millones de almas, jcómo<
podrán sobrevivir eoooiómicanneinte a esas goJpes, con una deu-
da de 116.693 millones de coronas la primeira y dte 54.453 mi-
CRÓNICA GENBHAL 115

IDcaies la segunda, sin comtiar lo que l©g oomeepomidte en la ge-


nwaá del Imperio a,uatro-húiigi£urio? En M situacián eoonómi-
ca, iqué puede representar el alivio temporal ajportado a la
finatriciera partiouliaír de Aiistriía oon. ese empréstito initema-
oional que parece uno de los aniayores éxitos dte la Sociediad de
Nadones?
En la profundia oonanoción asodadora de Ktisia, ajcaso lo me-
nos maik) die cuanto le ha aoontieoido es la merma de su pobla-
ción en cerca de 47 mülones d'e habitantes; pera, ¿cómo desco-
nocer qiue oon ellos ha perdido precisamente algunos de los
miembros más valiosos de su poteniciailidad ©oonómica y más
adecuados para su expansión oomerciail, cuando allí se resta-
blezcan de un modo reigular lia produicción y ©1 tráfico?
Pero ¿será mejor la suerte de los nuevos Estados creados o
acrecidos por los venced ores de la guen-a, ya para romatar pin-
dosamente a. los vencidos, ya por recelai"se los unos a los otros ?
Trátase de una masa de unos 75 millon'es de hombres arranca-
dos a la soberanía pcilítdioa y a la personialidad ecionómioa qiue
integraban para constituir otras o agregarse a otras ya cons-
tituidas: las dos Ciudades-Estado de Danzig y de Fiume, con
365.000 y 50.000 habitantes: las cuatro naciones enclavadas
en lo3 costados de Rusia (Livadia, Fitnlandia, Lituania y
Estonia.) con oaice millones de almas; Ruananiia que pasa de
7.230.000 a 17.393.000; y las tres naciomeg nuevas o resucitadas
<íe Pokxnáa (27 millones) Checo-EsJofvaqnia (13.610.000) y Yu-
go-Eslavia (doce miilonies).
Precisameinite el último número d'e la Revue Economique In-
ternationale (25 de Dicdembre) está consagrado ai estudio de
la situación finianoiera de las ouaitro naciooes primcipales de ese
grupo: Polonia., Checo-Eslovaquia, Rumania y Yuigo-EslaVia,
y cauisa espanto el abismo die diéfi,oifts, die deudias interiores y
«xfteriores, d'e papel moneda á n valor, en que tienen esos pue-
blos que luchar paira el aprovecihaniienlto de sus riquezas natu-
rales y para dooninar los aategonismos dte raza, de rdiigión, dé
tradiciones, de intereses que separan a los acmniulados en cada
una de esas naoioraes. Hablando dte esto último uno de ios ar-
ticulistas de la Reime Economique Internationale, en reiacJó»
116 NUESTRO TIEMPO

oon las dificultades que a los checos crea la convivencia con alema-
nes y eslovacos, dice: "Estas dificultades son del mismo orden
que las que encuentran los servios en Croacia y Esiovenia, los
rumanos en Transílvajiia y, no lo ocultamos, nosotros, los fran-
ceses en Alsacia y en Lorenia: dos pueblos hermanos han estadb
separados por la historia y por las razas enemigas; al cabo de
raüohoi:? añois se encuentran; en el primer instainte imaginan
que son como eran, que fácilmenite se compenetrarán de nuevo,
bastándoles para ello con vdlver a tener un GWbiemo común.
¡ Error de psicología social! Son hermanos, pero cada uno si-
guió su camino durante años o durante siglos, y la seanejanza
o la identidad de sangre, el parecido del espíritu y de la lengua
se han transformado en medios geográficos, sociaies y guber-
namentales diferentes, y muy prontio suoed'e a la alegría de en-
contrarse, el choque de los initereses contrapuesbos, de las oos-
tum)bres dispares"...
En cnanto a deudas, ibaiate ver la lista de las que pesan sobre
Rumania:

Deuda interior leis 19.630.000.000


» a loj Estados ü n i l o a dóllares 43.628.944
» a Inglaterra ....... libruB esterlinas. .. 34.'2oO.OOU
» a franela franco 1 360.700.000
» a Italia liras 10 OOO.OW
Demás empréstitos e x t r a n j e r o s . , , . francos franoeseg.. 580.000,000
» » SUIZOS 40 000.000
» » belgas.. . . 25.0(X).000
» » oro 140,000.000
«
Estos datos iiecoigidos al azar, ¿no serán sobrados para apre-
ciar 'Ciuáll eS >la situación de Europa y cuál la magnitud dell pro-
blema que ella ha de orear a una nación como Inglaterra, tan
vibrante a la solidaridad ecomómioa universal?
Claro es que todos estos países tienen que "ir tirand'o" con
el sistema de "trampa adelante", que su moneda tiene en rela-
ción oon d oro ootízaciones irrisoriais. ¿Oómo no ha de ser te-
rrible la crisis que en tail medio atraviesa Inglaterra que rea-
lizó el esfuerzo necesario para apartarge, desd'e el primer ins-
tamte de la paz, de aquel sistema de trampa adelante, nivelando
CKÓNICA GENERAL 117

lo3 presuípuegtce dtel Estado y reauperaiido con una muy pe-


queña difcíreaiicia la paridad con el oro para su moneda? P o r
esto, a la restrioción del consumo, por efecto de la miseria rei-
nante en parte tan considerable de Europa, se añade la. dificul-
tad de consumir productos de aquel país cuya moneda, se hace
tan inaccesible, en tod'o aquello en lo cual puedan con él compe-
tir otros de moneda, depreciada, y esto explica de sobra d paro
de dos millones de obreros ingleses y cómo en problema tal no
puiede ser soilución suficiente la defensa dtel mercado interior
mediante las barreras arancelarias, puesto que el mal viene prin-
cipalmente de la pérdida o de la minoraci6¡i de Icis mercarlos exte-
riores, precisamente cuando mayor es la nece.-idp.d que de ellos
tiene Inglaterra si La de levantar las cargas eoonómioas que
asumiera por restaurar sus finianaas.
Combaitiendo a los conserva.doree y traitamido de amclrtiguar
el efeictto de sus aiiarmas f remite a l a crisis eoonómioa, se b a acu-
dido por los liberales ingleses a tod-a clase de propagandas.
Puesto que lentamente va. subiendo el valor del comercio inter-
nacional y reduciéndose di número de loe sin traibajo, que d 10
dé Diciembre pasado 710 errní más que 1.180.000, ^a qué tamta
alarma? E n mua de esas hojas de propaganda se insertan los
valores diel comercio exterior en los tres primeros tritmestares de
1913, 1922 y 1923, y la mej^ora de loe diel último año sobre los
dfel penúltimo es indudable; pero qué distaincia de los de 1913,
si se restablecen en la evaiuacdón de 1923 log precios de 1913
para poder percibir <.] ti-abajo y d negocio que representan! H e
aqpuí esos datos, evaluando para 1922 y para 1923 con arreglo
a loe precios de 1913, cifrándolos en millonies de libras ester-
linas : í
T

De Eniero a Septiembre 1913 1922 1923


Entradlas 657 477 528
Salidas 470 329 364
1 - 1

Saldo co7itrario 87 148 164


118 NUESTRO TIEMPO

Es midudabl© que en 1923 se acusa respecto de 1922 una e¿eva-


eión en las oi'fras dted valor d« laa enitradais y de las salidas, in-
oluiyendo en éstas las expoitaciones y las rtíexportaicLones; pero
como el crecimiento die las importaciones es superior, relati-
vamente, al de lias salidas, el déficit se hace mayor. Y sobre
todo, de esas cifras resulta que cuando el esfuerzo que han de
realizar las fuerzas producítivas de Iniglatema para levantar
la oairga de la vida individual encarecida en uin 100 por 100
y de la colectiva encarecidla en unos 500 por 100 necesitaría
ponerse a este nivel en los rendimientos, resultan ésitos, en el
comercio internacional, notablemente inferioires a los de 1913.
Piénsese como se quiera respecto del remedio, la enfermedad
es; notoria y muy grave.

¿Tendrá el Labour Farty la clave de esa situación, si a él


se loonfía como generallmente se cree el airdluo empeño do re-
solverla? Lo que es por aiqueillas medidas interiores que en el
ideario de tai partido figuran, evidenlteimente no, ipor mucho
que se atreva, y que por el pueblo se le consienta, a avanzar
poi- ese camino. El compromiso eleotoiral de proporcionar in-
mediatamente jomiaJl a loa obreros sin trabajo, traeiría consigo
un aiumenlfco de las cargas públicas, y esto agravaría la situa-
ción. La ineaiultacióm de una parte de las fortunas privaidas,
mediante una contribución extraordinaria, sobre el capital, no
prodiuciría a i)a lariga otro resultado que el que obtuvo el cam-
pesino codícdoHo que mató a la gallina de los huevos de oro.
La nacionalización de las raimas y de los ferrocarriles no mejo-
rará ni abaratará su producción, pero puede redundar en agra-
vación dte la crisis de la hacienda pública 'desde e^l punto de
vista del agotamiento del contribuyente. Pero, aunque así no
fuera, aumque estas aipreoiaciones fueran efecto diel prejuicio
ant.isociallista, y los socialistas tuvieran razón y tales medidas
CRÓNICA GENERAL 119

íueran eficaoes, i adonde llegaría su eficacia, dadas aquiellas cau-


sas estericr€3 de la crisis inglesa?
Vengo crej^endo y diciando hace ti«nnpo que sólo mediante
una aiotiuaición initemaicioniail, siimiultámea en todos o en casi todos
los pueblos europeos, será posible remediair la .pnesenite crisis de
Eui'opa y dial rauíndo. Sólo así podrán remeldiairae las ooose-
cuencias de la guerra y de la formia en qxie callaron las armas
y ae restaibleció la paz material, no la espiritmal, entre loa nacio-
nalismioa impeitucBos que riñeron la fannidiaiblie cooitienidla. No
lian desarmiado esos naoi<Malismias, ni loe derrotados paira, some-
terse a la ley db! vencedor, ni los triuníanites para renunciar a
imperialismos imiposiibles, y han venido a oompücaír las oonse-
ouencdas naciionalismoe nuevos traídos arbiltiraria o artificiialmen-
te a reailid'ad de Estados a expensas dte los vencidos, sin reparar
los amtiguos ni los nuevos en lia profunda dtescomposición de las
respectivas sociedades niacioai'aies al dictado de idieales qiue en la
lucha coa el malestar económico, en muchas paites con la mise-
ria misma, se difimdeai y envenenan.
Si el laborismo inglég hallara en el socialismo organizado de
las principales naciones d d Oointinente la fuerza initemacional
precisa paira acometer esa obra que los pairtádos Uaimados bur-
gueses na han podidb ni siquiera pil^antear, ni aun entrever en
el fracaso de todas las medidas adoptadas o iniciadas bajo aque-
lla oltra nuenltafliidad inaldieciuada paira los míales presentes, vol-
vería a ser Ingkterra la cuna dc grandes bienes y progresos para
la humanidad; pero, ¿tendrán aquiellos hombres, en el sesitido
práctioo que a los ingleses atriibuíimoe, la clarividencia precisa
para aid^rertir que sólo diespojándoee del espíritu de clase y sacri-
ficando algunos de los ideales que en ésta han sembrado, sería
posible que aquella obra internacional se realizaira sin proTocar
males que vendrían a esterizan^la por completo? Hemos de verlo
«tti el ouirao died aíío que comienza.
SALVADOR CANALS
Crónica financiera
KS P AÑA

Si no 2>iiede decirse que se haya intensificaido gravemente, pue-


(lie ¡¡segurarse <|.ue se ha extendido mucho {?n el año 19'23 la crisis
eccMTÓniicii que Esípaña ixtravesaiiu en 1922. E s naltural que nos
alcimce Li jicTtaii-bación ecoaiómica é&l mundo y singularmente
de Europa,, sobíi"e ímia cuianido a su repercuisión en España coad-
yuvan causas específicas miieatnas, aunque no exekisiiviaB de nues-
tro país, como son el incremento de los gaistos púMicoe con sus
efectos consiguientes de magnos gravámenes tribuibariog y de
crecimiento de la d'euda pública, como único medio de colmar
los déficits del presupaiesto, y la elevacáótti die ios precios de coste
por no entra.r la remuneración del trabajo, especialmente del tra-
bajo manual, en aquiella política de redüiociión directa o indirecta
que impone el reajuste de todas las economías a una normalidad
vividera.
Viene el Directorio militar reduciendo gastos, aunque no será
posible hacer un balance exacto dIe lo que las reducciones repre-
sentan hasta que se oonozca la liquidación, y abriga el propósito
de introducir, a partir de primero dé Abril, más sulbsitaniciiales
ecomoanías; pero sea cual sea nuestra oonfialnza en la mejora que
eso hia de aportar paira el año en ourso, d a r o es que de poco pue-
de influir €01 la reducción dtel déficit que al pasado correi?ponde>
CKüXICA FINANCIERA 1*21 .

en el presente ejercicio, ni menos en la desgravación de la carga


tribiiitairia.. También viene mejorando eO. r«ndimienito dfe los im-
iir.'estcs, aainqu© aígimo de manera tan doiorosa como el que re-
preseniuan los derechos de importación por efecto de la dIeTación
del valor del oro en relación con la moneda nacional, y es igual-
mente indicio de mejoras probables el saludable temor al fisco
qme se ha despertado en el país, y por el cual es de creer que dis-
minnya el aibsentismo tributario: pero repito qoie nada de eso
reza con lo pasado.
E l arrastre de O os déficits ináciados en 1910 y manit-enidos du-
rante estos catorce años, con una o dos interriupciones, ha dado
üngar a una dendia flatiante en ohligaciones del Tesoro que en 31
de Diciembre de 1923 representaba nn capital de 3.747 millones,,
a pesar de haberse hecho en 1917 una consolidación por 1.025
millones y medio y oitra en 1919 por 1.656 millones, siendo la
Deuda del Estada, también en fin del pasado año, de 11.822 mi-
llones. Entre ésba y la del Tesoro, coiTesponde a cada español
unas 750 pesetas, carga mucho más llevadera, que la qoie gravita
sobre los deimás pneblos dé Europa.
H a mejorado algo, si durante todo el año se mantiene d tono
dfe los ocho ipritaieros meses cuj'a estadística es conocida, la mar-
cha del paraeroio exterior en cuanto que se h a n repuesto un pocO'
las exportaicionies respecto de 1922: pero se majntiim¡e en hi ba-
lanza comercial el saldo contrario alrededor del cincuenta por
ciento, y con la consiguiente repercusián en el cambio intema-
ciooal, qaie a. sin vez ha repercnitido, en los últimos meses, en una
ligera elevación del coste de la vida, invocada naturalmente
como jnstificación dfe que no se reduzca la remunepación deil tra-
bajo.
E n los problemas áe éste, dte influeaicia tan decásiva eai la mar-
cha económica de un país, s© ha logrado, por el resbablecdmiento
díél princilpio de autoridad ail asumir ésita eil Directorio militar,
colccarfo en un terreno de normialidad, puesto qne han termi-
nado casi por completo los dieeafueros de la aocáón directa del
sindicalismo y llevamce una larga temporada sin huelga graver
pero comio no se ha hecho basta ahora más qne eso de restablecer
el principio dte autoridad, y reconozcamos que no ete poco dado»
122 NÜESTBO TIEMPO

el abiamo en que éste haibía caido, como mo se ha acometido


aim aquella política d)e co:axlin«ieión firme y jusitiiciera de inte-
reses y de idliases, soibre la base de preocupaioiones exclusivamente
económioas, es naturail que k mejora que aquello repiiesenita, no
se haya tnaduoido aún en un inci-emenbo de las Natividades in-
•díuatirialeg del país, que las |:)e.ituirbaiciones del Ira'bitjo \'enían
cohibiendo itaai gravemente.
Han mej:oirado 'alligo ías iiubietrias metaJúrgicas, aunque lu-
chando con fia oairastía del crédito: ipero vienen sufriendo honda
cr;-jis las textüles, sinigiüarmenite la algodcinera, por aer estas in-
dustrias aqueUaa que primeramente se resienitien de las vicisi-
tudes del meroado interior, sóinguiarmente del campo. JJSL baja
experimentadia en la importación de primierias materias que, de-
ducido del tabaco, excede de cuarenta millones en los ocho pri-
meros meses, se pi^od'uioe sobre todo en las destinadas a esas in-
dustrias textiles, bajando la de algodón dte 62.512 a- 39.161 tone-
Üiadas, y Ja de cáñamo die 3.306 a 1.441.
Aparenitemenlte, la actividad diel mercado dlel dinero ha pare-
cido smperior a la de 1922, puesto que se iham hecho emisiones dé
valores nuevas por valor de 1.394 millones contra 1.088 en 1922;
pero por la rettación que de esas emi-siones se pubHea, y las no-
ticias que acerca de algunias d© ellas tenemos, podíamos asegurar
que la cifra de lo verdaderamente aiblsorbidio por el mercado es
baiatantte inferior a aquellos 1.394 millonies. Más dW 72 por 100
de esta cajitidad corresponde a las aipelaciomes dteil Tesoro, de
Conporaciomea locales y dtel Banco Hipolteoairio, quedando para
la industria sólo un 27 por 100, según los áatcm de la Revista de
Economía y Hojdenda^ y siendo silempre superior al 6 por 100
el interés eifectivo dJe esos valores indlustriales.
La marcha de las Bdlsas naciomales en ed año, y como muestra
se recogen mlás adefliarate los datos dé los valorieg principaümente
cotizados en la dte Madrid, ha oorrespondidio a ese estaJdo de in-
decisióni y perplejidad, con escasas y tenues variantes en los va-
lores públicos. Mayores oscilaciones se han. observado en los
valores industriales die renta, manife^ndoae eni los bancarios la
«risis que niatnralmienite ha de traer a esa indwatria un floreci-
miento desproporcionado a la materia ibamcalbl© nacional, y en
CRÓNICA Í'INANCIEKA 12í>

IKJS f erroviarios la perpetuiacióiQ d d esta/do de iDJtedimdad eu que


viene siguieinldo ese grata probílienia de la eoonomíia ¡patria.
Y todos estos hechos se oorapendian en el proceso qu» ha se-
guido la ootizaición de 'la moaieda iHaoional en relación con el oro
y, por ende, con la moneda de los principales países al objet-o
de nmeat.ros intercamlbios. El pi'emio deil ciro, que en 1922 oscUó
entre urna míndmia de 22,56 por 100 en Ju'lio y urna máxima de
33,29 en Enero, se ha desenvueilito en 1923 entre una mínima de
23,29 y uma miáxima de 47,62 en Marzo y Diciembre, respecti-
vamente. Comenzaimos el año último al tipo de 23,79, mante-
niéndose en el entero 23 haata Abril, que pasó al 24, y desde en-
tonces siguió subiendo apemaa sin inflexicn'es dte baja hasta aí-
ri'ar él año a 47,62; es decir, algo más del doble del tipo inicial.
En el oiden monetario ello 3e ha traducido por el hecho de
que el quebrajiito de la peseta respecto dell dólar, que comenzó
el año 1923 .con un 23,35 por 100, termina con un 49,93, y res-
pecto dé la llibru, pasa dé 16,93 a 32,79. Eso ha oomiteinido la pri-
ma que, por el contrario, sigue teniendo niuestra moneda sobre
la lira y el franco. No es ya nuestra monleda la quinta de Eu-
ropa en eatimaoión inteimaciolnial, pues nos ha pasado delamte la
aueoa.
No se puede invocar para juistifioar ese quebranto de la mo-
neda la inflacióín fidueiaria. La ciroidaioión de billetes de Banco
no ha crecido en el año más que en unos 200 millones dé pesetas,
y como la cartera de operaciones ha subido en 160, eíl encaje oro
no ha disminuido sensilblemenite y la plata ha orecido algo, «s»
evidente que la marcha de la emisáón de billetes no puede inn^^o-
carse como explicación de aquella crisis monetaria que ha de
explicarse, de una parte, ipoír seguiT estancados y sin vislumbres
de solución loe problemas todos de la economía nacional, y, de
otra parte, por el saldo contrario de nuestra balanza, no solamente
"en las transacciones del comercio, sino también en las llamadas
invisibles. Bajo tales auspicios, que no llamaremos de inquietud,
pero sí de incertidumbre, comienza el año 1924 en nuestras
finanzas.
BOLSA DE MADRID
COTIZACIONES DE I§2 3
V A li O S E 8 ipertur». Cierre. Milim». Minimi.

Perpetua interior, 4 por 100. 71,40 71,30 72,26 69,75,


exterior, 4 por 100. 86,30 85,76 89 82,50
Amortizable, 5 por lOO, 1900. 96,26 94,40 97,90 93,86
1917. 96 94,10 97,70 94
4 por 100, 1917. 90,60 88,76 92,26 87,.50
Cédulas hipotecarias 6 por 100 100,75 98,65 102 98,40
hipotecarias 6 por 100 110 110,30 112 108
Acciones Banco España 590 670 600 568
Banco Hipotecario... 240,60 263,62 268 237
» Banco Hispano Ame-
ricano 196,38 170 195,50 170
» B a n c o Español de
Crédito 139 160 160 136
» Banco del Río de la
Plata 240 120 248,50 119
Tabacalera 244 242 256 237
Explosivos 296 342 389 296
» Azucarera preferen-
tes 71 82 94,60 71
» Azucarera ordinarias 34 30 42,25 30
Unión Alcoholera... 70 90 90,50 70
Norte 351,75 304 367,26 291
M. Z. A 352 302 366 281
OBLIGACIONES
Alicantes, 1." 273,26 285,50
2." 310 335
Córdoba a Sevilla 264 280
Ciudad Eeal a Badajoz 96,50 96,80
Norte 1.* serie 61 64,15
. 2.* . 67,60 62,15
, 3." » • 58 62,33
, 4.* . 57,75 62,50
, 6." » 59 62,50
Asturias, G-alicia y León, 1 . ' . 68,76 63 » »
Id. id. 2.* 57 62,25
Id.íd.3.'' 57 61,60 .
Valencia a Utiel 69,50 64
Bobadilla-Algeciras 69 72,26
Central de Aragón 75 77 » »
Metropolitano Alfonso X I I I . 104,50 106
Constructora Naval 92,26 99
Bonos 100 98,50 .
E'^sr2¡siiHSH3ii{iniiiii!¡sse¡¡!Sissii93iiiE!s¡:siiSiiiiiiiiiiHiiiiiniiiiigiiiiniiSiisrtai!iu'

I LR E Q U I T A T I V A |
I (FONOÜGIÓH ROSIItliO) I

I Cesionaria en España de ' l E HEU) \ m llfE INS. CO." I


«•I 25
S OOIVIICII-IO S O O I A I - . : =
S IVI o n t a l b á i n . núimero 2 8 . prlricipail S

I MADRID I
= El Consejo de Administración se complace en infor- 5
5 mar a los asegurados que los dividendos acordados para 5
s los mismos en el presente año son superiores en todos S
5 conceptos, tanto los de acumulación como los anuales, a ^
S los que repartió La New York en el año liltimo de su ad ~
= ministración en España, aumento que en las pólizas de 5
I dividendos anuales ES OOxMO PROMEDIO DE UN 50 |
= por 100 sobre el que dio La New Yok el año anterior a s
i la transferencia, contra UN 30 POR 100, que excedieron E
I los de 1923. =
I Del mismo modo LA SUMA TOTAL de dividendos |
^ anuales y diferidos a pagar en 1924 a los asegurados— |
s más de 2.000.000 de pesetas—excede cerca de un 50 por H
S 100 sobre la pagada en 1923 y supone más de un 26 por ~
S 100 del total de primas cobradas en dicho año. S
= Los negocios solicitados de la Sociedad en 1923 han s
1 excedido de 41.000.000 de pesetas. |
= Todo ello demuestra, de una parte, la ventaja de la na- B
5 cionalización de la cartera española de la New York rea- s
5 lizada por La Equitativa, y de otra, la forma cómo el S
S público responde con su favor al criterio administrativo a
5 de esta Sociedad. =
i Madrid, 1.» de enero de 1924.—El presidente del Con- |
2 ®®Jo de Administración, Marqués de Urquijo.—El direc- S
5 tor general, Rosillo Hermanos. S
^ÜIIIII!||||||g|i¡|||||in|||l!llIllllllllll!!IIIIiigillI9i!l!]SIH!lII!Ii!!]!SI¡ill!lll!tn!IIEi?
QACeTILLA5 RE/^ITIDA5

Gimnasia racional y juegos para niños normales y anormales, por F^


Marquebreucq, profesor de educación física y de gimnasia respira-
toria para pretuberoulosos pulmonares. Prólogo del Dr. Demoor. Tra-
ducción, ampliación y notas del Profesor Jacobo Orellana Garrid'o.
El título de la obra nos releva casi del trabajo de hacer notar su im-
portancia ; y el nombre del autor, notable e inteligente profesor belga,
cuya competencia en estas cuestiones está universadmente reconocida,
nos garantiza ed interés que despierta este libro en cuantas personas lo
ken.
La importancia de la gimnasia para el desarrollo fíisico, la de ios
juegos para el desenvolvimiento de las facultades, cosas son cuyo co-
nocimiento está universalmente extendido por todas las capas sociales,
habiendo influido poderosamente en las modernas normas educativas.
Para todos los niños, cuailquiera que sea el estado de su mentalidad,
Siu desarrollo físico, son necesarios 'la gimnasia y los juegos; pero és-
tos, como los medicamentos, no ejercen acción benéfica si no son apli-
cados por personas técnicas convenientemente facultadas.
Esta adecuación y empleo de gimnasia y juegos es lo que encontra-
mos perfectamente exlpresados en la obra del Profesor Marquebreucq,
y mediante ellos todas las personas, educadores, padres, cuantos velan
por Ja educación de los niños pueden poner en práctica los métodos ra-
cionales más escogidos de educacáón psicofisica.
Avaloran la obra el prefacio del Dr. Demoor tan competente y co-
nocido por sus escritos sobre educación, y la tradiícción diel Profesor
Orellana, una de nuestras autoridades en este punto, que ha puesto en
la versión un escrupuloso cuidado.
Pertenece este libro a la colección de Actualidades Pedagógica:: que
con tanto éxito viene publicando la Librería y Editorial de F. Beltrán.
La edición está hecha con el mayor esmero, formando tin (precioso vo-
lumen en 8.» con 44 grabados. Se venée en todas las librerías de Espa-
ña y dtal extranjero al precio de 5 pesetas en rústica y a 6 lujosamen-
te encuadernado en tela.
Pedidos al editor, Librería Española y Extranjera de Francisco Bel-
trán, Príncipe, 16, Madrid.
GACETILLAS REMITIDAS 12Z"

Si método Decroly, por Amélie Hamaidte, colat>oradora del Dr. Decro-


ly, en Bruselas. Prefacio deJ Dr. E. Claparéde. Traducción y prólo-
go dtel profesor Sidonio Pintado Arroyo.
El mejor comentairio que puede hacerse de este libro es decir que fi-
gura en su portada el nombre del Dr. Decroly, tan admirado por los-
educadores y psicólogos de todo el mundo; que está escrito por la me-
jor de sus discipulas, y que la versión eslpañola es debida a D. Sidonio.
Pintado, el escritor que con mayor entusiasmo viene divulgando las
teorias y experimentaciones pedagógicas del educador belga.
Pero es, además, Bl método Decroly, el documento más vivo y real
que pueda presentarse como divulgación de una intensa dabor consá-
grala durante tantos años ai estudio del niño y de la escuela, que ha
servido para indicar con toda seguridad los jalones de un nuevo cami-
no para la renovación de Ja escuela primaria.
No se trata de un libro de erudición o de literatura pedagógica, que,
por desgracia, abundan tanto; sino que es algo profundamente origi-
nal y nuevo: una doctrina de educación racional, que tiene como pun-
to de partida la observación para llegar a la experimentación y a la
exipresión, principios en que se funda la "escuela activa".
Con ejemplos prácticos, entresacados de los trabajos de los mismos
niños, «e van estudiando las características del método y programa del
Dr. Decroly. En presencia de esta labor, diespués de la lectura El mé-
todo Decroly se siente una mayor energía, un deseo y una fuerte de-
cisión para luchar en favor de la renovación de la escuela primaria y
de los métodos de educación.
El método Decroly debe interesar, no sólo a los educadores y psicó-
logos, sino también a los padres <Ie familia y a cuantas personas se in-
teresen por los problemas de la educación.
Pertenece este libro a la colección de Actualidades Pedagógicas que
con tanto éxito viene putulicando la Librería y Editorial de F. Beltrán.
La edición está hecha con el mayor esmero, formando un (precioso vo-
lumen en 8." con 26 grabados. Se vende en todas las librerías dfe Espa-
ña y del Extranjero al precio de 5 pesetas en rústica y a 6 lujosamente
encuadernado en tela.
Pedidos al editor, Librería Española y Extranjera de Francisco Bel-
trán, Príncipe, 16, Madrid.
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