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DIONISO Y EL VINO EN SOBRE ISIS Y OSIRIS DE PLUTARCO

MARÍA LÓPEZ CARRERA


Universidad de Lleida

ABSTRACT
The present study aims to explain different aspects of the conception and global vision of Dionysus
and wine in the opuscule On Isis and Osiris written by Plutarch. We commence with the origins of
Dionysus and viticulture in classical times of Greece and Rome, considering that mythology around
Dionysus do not experience connotation changes between these historical periods. Thus, the inter-
pretation of Dionysus and wine and its importance in society will be analysed through the sympo-
sium and its moral relevance in the miasma to the first Christians, who will take the Greco-Roman
tradition to develop the Christian morality, which demonizes paganism. The part that interests us
most about On Isis and Osiris is the explanation given of Dionysus, who is identified with Osiris
and Hathor, from which receives the attribute of madness, related to inebriation. With these two
identifications the mythological tradition of Dionysus is built, and its origins are found in the Egyp-
tian culture. Finally, we will see the most relevant aspect of the Dionysian manifestations: wine and
banquet, where the author promoted moderation in the consumption of wine and its positive effects
as a relaxing and pleasant nourishment.
KEYWORDS
Wine, Dionysus, Plutarch, Isis, Osiris

1. INTRODUCCIÓN
Si la viticultura nació en el Medio Oriente, y, desde allí, se difundió hasta
Occidente gracias a los comerciantes de vinos fenicios y griegos, fueron los ro-
manos quienes le dieron un sentido social, cultural y religioso en todos los terri-
torios de su Imperio. El culto al dios Dioniso o Liber Pater estuvo muy extendido
y quedaría patente en la cultura antigua y en las representaciones cristianas de la
Edad Media. El presente estudio pretende explicar aspectos de la concepción y
visión global de Dioniso y del vino en el tratado Sobre Isis y Osiris de Plutarco,
partiendo de los orígenes de Dioniso y de la viticultura en época clásica griega y
en Roma, habida cuenta de que, en la mitología en torno a Dioniso no se perciben
cambios de connotación entre dichos períodos históricos.
Así, se analizará, en primer lugar, la interpretación de Dioniso y el vino y su
importancia en la sociedad, a través del simposio y su relevancia moral en la
míasma hasta los primeros cristianos, quienes tomarán la tradición grecorromana
para desarrollar la moral cristiana que demoniza el paganismo, para intentar evi-
denciar cómo se aplican dichas interpretaciones clásicas de Dioniso en Sobre Isis
y Osiris de Plutarco.

J. A. Clúa Serena (ed.), Mythologica Plutarchea. Estudios sobre los mitos en Plutarco, Madrid, Ediciones
Clásicas, 2020.
216 MARÍA LÓPEZ CARRERA

El Sobre Isis y Osiris de Plutarco es un opúsculo sobre la religión o rituales


egipcios desde un punto de vista totalmente helenístico. El conocimiento que te-
nía Plutarco sobre la religión egipcia no era profundo y las fuentes utilizadas para
la redacción deesta obra fueron autores como Heródoto y Diodoro Sículo. No
obstante, ningún otro trabajo de autor griego -a excepción de Heródoto- va a ser
tan utilizado por los egiptólogos como el Sobre Isis y Osiris1. La estructura de la
obra no presenta un orden estricto, sino que relaciona la egiptología con sus re-
flexiones, dando la dificultad al lector de seguir el hilo del tratado2. La parte que
más nos interesa de la obra es la explicación que se da del dios Dioniso y del vino
para poder ver como se aplica los cánones helenos – y romanos que veremos a
continuación- en la obra de Plutarco.

2. ALGUNOS DATOS SOBRE LA INTERPRETACIÓN DE DIONISO Y EL VINO DESDE


ÉPOCA GRECOLATINA HASTA LOS PRIMEROS CRISTIANOS

El origen del cultivo de la vid y de la elaboración del vino se sitúa en las tierras
comprendidas entre el Cáucaso y la India. Los primeros indicios se encuentran en
los alrededores de Ararat y en Godin Tepe, donde se encuentra la bodega más
antigua descubierta hasta la fecha (3500/ 3100 a.C.) En la tradición griega y ro-
mana la introducción de la viticultura vino de Dioniso, -con un gran parecido al
Osiris de Plutarco que desarrollamos en esta comunicación-que habría traído el
cultivo de la India.
En Egipto, las primeras menciones escritas de la viña se sitúan circa el 3000
a.C., aunque también vemos esta continuidad en los restos de ánforas vinarias, en
las abundantes pinturas encontradas en las tumbas de los faraones – en algunas
de las cuales se describe tanto el cultivo de la vid como el proceso de elaboración
del vino. Su consumo en Egipto debió empezar siendo un privilegio para la alta
sociedad, pero con el paso del tiempo se popularizó hasta convertirse en elemento
básico de la dieta. Su comercialización debió empezar sobre los años 2900/ 2700
a.C., tal y como muestran las pepitas de uva encontradas en Palestina, o las ánfo-
ras, vasos y alguna prensa encontradas en las islas del mar Egeo -sobre todo en
Creta- datadas del 2200/ 2000 a.C. Las primeras evidencias de su comercio a gran
escala por vía marítima son unas ánforas en un antiguo almacén, que datan del
año 1500 a.C., encontradas en Ugarit, ciudad portuaria de los cananeos.
Los griegos debieron empezar a comerciar con vino de manera contemporánea
o algo más tarde. Ya en Homero -en su obra la Odisea- se confirma el vino como
bebida apreciada y como objeto de comercialización con los bárbaros, y es por
ello que Ulises lo llevaba en sus naves para poder intercambiarlo con los pueblos
que visitaba3.

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1 PLUTARCH, Moralia V, J. HENDERSON (ed.), The Loeb Cassical Library - Harvard University
Press, Cambridge 1936, pp. 3-5.
2 PLUTARCH, Über Isis und Osiris: nach neu verglichenen handschriften, G. PARTHEY (ed.), Nabu

press, Berlin, 2013, pp. V-XII.


3 J. PIQUERAS, 2014, pp. 25-27.
Dioniso y el vino en Sobre Isis y Osiris de Plutarco 217

El culto de Dioniso/Baco merece particular atención, aunque este dios no


forme parte de los grandes Olímpicos. Etimológicamente, Dioniso significa “hijo
de Zeus”, y se conocen hasta tres nacimientos para nuestro dios del vino. Sabe-
mos que es hijo de Zeus y Sémele. Zeus le prometió a Sémele que le concedería
cualquier cosa que pidiera, y ella quiso que se le apareciera en su forma divina.
Pero cuando Zeus se le apareció, el fuego de su rayo la consumió, y fue entonces
cuando el dios le arrebató el feto de la matriz (primer nacimiento) y se lo cosió
dentro del muslo, de donde nació (segundo nacimiento).El tercer nacimiento ven-
dría cuando Dioniso fue descuartizado por los Titanes y revivido por Rea, quien
reunió sus miembros4.
El rasgo característico de la esencia divina de Dioniso es la locura, que para
los antiguos tenían una connotación negativa de quienes sucumbían a ella, ya que
introduce el caos en las vidas ordenadas, la intranquilidad y el dolor, en definitiva,
el salvajismo del Ser. Esta demencia encuentra la máxima expresión en la música
y la danza. La exaltación dionisíaca sería despertada con el embriagador vino,
enmarcado en el culto a Dioniso. Lo que distingue al vino del resto de los pro-
ductos de la tierra es su poder embriagador. El vino es una metáfora del propio
dios, ya que en la vid crece la locura de Dioniso y se contagia a todos los que la
disfrutan. Por eso es el símbolo más importante del dios y de su presencia5.
Dentro del contexto de la transformación del Imperio Romano, Dioniso se-
guirá con sus rasgos característicos una vez se forma la mentalidad prefeudal, por
tanto, no veremos una ruptura con la tradición clásica, aunque se van a acentuar
sus aspectos negativos hasta desvirtuar el significado clásico y construir la men-
talidad medieval occidental cristiana. Los autores que hicieron de puente entre el
pensamiento clásico y la moral medieval se encontraron con la problemática en-
torno a la nueva visión del mundo y del hombre que impusieron los Padres de la
Iglesia. Se formarán conceptos como el peccatum y el demonio, muy vinculados
a la figura de Dioniso.
La tradición mitográfica y la religión pagana divinizaban el mal, que era el
contrario al bien supremo traído por el cristianismo, por tanto, la cristiandad re-
conduciría el alma de los hombres hacia la “ciudad celestial”, liberándola de la
mitología pagana6. así, la mitografía se relacionó con el demonio, y las divinida-
des paganas quedaron reducidas a seres oscuros, inmorales e irracionales que es-
taban bajo la influencia de una manipulación demoniaca. En La ciudad de Dios
de San Agustín vemos lo siguiente:
“¿Cómo se puede atribuir el poder de dar la vida eterna a ninguna de estos dioses,
[…]? En todo lo cual se conoce que, o fueron hombres y que conforme a la vida y
muerte de cada uno les ordenaron sus peculiares ritos y solemnidades, insinuán-
doseles y aun asegurándoles eterno error y ceguera los demonios, o realmente fue-
ron unos espíritus inmundos […]7.
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4 J. A. CLÚA, 2010, pp. 25-26.
5 W. OTTO, 1997, pp. 44-46.
6 D. MARIÑO 2006, p. 364.
7 SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios, F. MONTES DE OCA (ed.), México, 1994, p. 8.
218 MARÍA LÓPEZ CARRERA

Debemos tener en cuenta que el uso de la tradición mitográfica por parte de los
autores cristianos se debe a que son autores que pertenecen al mundo grecolatino,
conocen su literatura y una vez convertidos al cristianismo dieron argumentos
para convencer de la superioridad de la religión cristiana atacando al paganismo.
Lactancio en las Instituciones Divinas describe a Dioniso como inventor del vino.
El hecho de reducir al dios a un inventor es una manera de ridiculizar el paga-
nismo, ya que el dios cristiano sería el inventor de la propia facultad de inven-
ción8:
“Puedo demostrar, recurriendo a las Sagradas Escrituras, que el vino y los cereales
eran utilizados por los hombres antes del nacimiento del Cielo y de Saturno. Pero
imaginemos que fueron efectivamente inventados por éstos; ¿acaso puede parecer
más y más grande recoger el grano y enseñar a hacer pan mediante la trituración,
o exprimir las uvas recogidas de las cepas y hacer de ellas vino, que el hacer que
germinen y salgan de la tierra esos mismos granos y vides? Sin duda que Dios dejó
para el talento humano la facultad de descubrir esto, pero lo que no puede suceder
es que no sea todo ese mismo que concedió a los hombres la facultad de descubrir
y las cosas que podían descubrir”9.
Finalmente, Dioniso fue comparado con un demonio. Sus ritos estuvieron en
constante debate en los discursos cristianos, los cuales veían en la mitología dio-
nisíaca una muestra del vicio pagano: criminalidad, tiranía, ebriedad, lascivia y
juegos10. Es por esto que Orígenes, en su obra Contra Celso, afirma que Dioniso
es un demonio capaz tan sólo de venganza, y no de castigo justo, el cual sólo es
posible para un dios omnipotente, omnisciente y omnipresente como el dios cris-
tiano:
“Pero no sé cómo, bien contra su voluntad, Celso, que poco antes ha exaltado a
démones y dioses, ahora nos los presente como seres malísimos de hecho, pues
castigan a quien los insulta más con ánimo de venganza que de corrección. Dice,
en efecto, que “quizá no te fueras tan alegre de haber insultado a Dioniso o Hera-
cles en persona”. Explique quien quiera cómo oiga el dios sin estar presente y por
qué unas veces lo está y otras se ausenta; ¿qué ocupación apremia a los démones
para trasladarse de lugar a lugar?”11.
Por tanto, los autores cristianos son parte de la tradición clásica. Se sirven de
la mitografía con una intención estratégica de mostrar como los dioses paganos
son inferiores al dios cristiano, por esto Dioniso fue en la doctrina cristiana un
inventor ridiculizado, un lascivo y un demonio.
Como veníamos desarrollando, el elemento principal de Dioniso es el vino, el
cual se convierte en la base social de la Antigüedad en el contexto de los simpo-
sios. El vino tenía un papel preponderante entre los miembros del simposio, como
elemento que revelaba los sentimientos verdaderos y facilitaba el habla. En los
juramentos de fidelidad mutua y en las declaraciones contra el enemigo común,
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8 C. DE ALEJANDRÍA, Protéptico, Mª C. ISART HERNÁNDEZ, Madrid, BCG, 1994, pp. 15-16.
9 LACTANCIO, Instituciones divinas, E. SÁNCHEZ SALOR (trad.), Madrid, BCG, 1990, pp. 18-20.
10 D. MARIÑO, 2006, p. 370.
11 ORÍGENES, Contra Celso, D. RUIZ BUENO (ed.), Madrid, La Editorial Católica, 1967, p. 42.
Dioniso y el vino en Sobre Isis y Osiris de Plutarco 219

el vino tenía la función de bebida sagrada12.También debemos tener en cuenta la


figura de los coperos, quienes se encargaban de mezclar el vino con el agua y
encontraban una buena razón para beber. De hecho, el exceso de bebida en los
symposia estaba justificado, a diferencia de la embriaguez con vino puro -sin
mezcla con agua- y durante el día13.
Plutarco es quien mejor advierte de los usos indebidos del vino y aconseja
moderar la bebida. El vino debilita el alma y la embriaguez puede llevarla a un
estado de locura, predisponerla para otros vicios y generar ira. La relajación moral
producida por la bebida lleva a un comportamiento poco respetable, y desde la
perspectiva ética-política el comportamiento más negativo sería el abandono de
los asuntos públicos por la embriaguez14.El descuido de los asuntos importantes,
a causa de la ebriedad, tienen consecuencias también en otros ámbitos, como por
ejemplo el militar. Así, las tropas eran víctimas fáciles de sus enemigos, ya que
en un momento de embriaguez se confiaban, descuidaban protegerse y eso les
acababa produciendo su muerto en manos enemigas que aprovechaban el mo-
mento.
Los simposios también son propicios para crímenes de sangre. Tenemos como
ejemplo a Arquias, cuyos enemigos procuraron que éste bebiera en exceso du-
rante el festín con intención de darle muerte. Arquias estaba ya ebrio cuando le
llegó una misiva en la que se le advertía del peligro, pero aplazó su lectura para
el día siguiente, por lo que no pudo evitar que lo mataran15.
En época Tardoantigua -y en época Medieval- el vino y su implicación social
se desarrollan en otros ámbitos y con otras connotaciones. La taberna se convirtió
en el lugar de reunión de los hombres para beber y conversar, a la vez que fun-
cionaba como punto de abastecimiento. Los moralistas tenían una visión negativa
de las tabernas y prohibían a los clérigos que las frecuentaran. La embriaguez era
considerada como un vicio mortal, ya que se contextualizaba dentro del pecado
de la gula, el primer y uno de los peores pecados16.
En este período, el vino tenía una notable importancia como bien de consumo
diario, tanto para los ricos como para los pobres. Su consumo, siempre que fuera
moderado, era incluso recomendado por la medicina medieval, que lo entendía
como una bebida natural, y lo presentaba como un alimento excelente y muy re-
confortante que ayudaba más al cuerpo a hacer la digestión que el agua17. No
obstante, un exceso de vino derivaba a la búsqueda del placer en la bebida, que
acababa en la embriaguez. Por tanto, no se condenaba el acto de beber grandes
cantidades de vino con agua, sino el amor por la bebida, su consumo abusivo y el
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12 F. CUARTERO, 1992, pp. 130-132.
13 Ibídem, pp. 133-134.
14 C. ALCALDE MARTÍN, 1999, pp. 84-86.
15
Ibídem, p. 87.
16 M. ASENJO GONZÁLEZ, 2008, pp. 186-189.
17 Esta afirmación es comprensible en el contexto higiénico de la Edad Media. Debemos tener en

cuenta la gran cantidad de enfermedades que conllevaba el agua encharcada y la mala sanidad de
la época, por tanto, el vino, aunque fuera mezclado con agua, llevaba menos bacterias y
enfermedades que el agua que podían recoger.
220 MARÍA LÓPEZ CARRERA

precio que se pagaba por ciertos tipos de vino. Así pues, se tenía en cuenta dos
variables importantes a la hora de analizar la embriaguez: la clase social y las
circunstancias en las que se consumía el vino. Los miembros de los estamentos
elevados podían permitirse beber los mejores vinos con mayor frecuencia y can-
tidad, mientras que las restricciones económicas y morales eran mayores para el
resto de la población18.

3. DIONISO Y EL VINO EN EL SOBRE ISIS Y OSIRIS DE PLUTARCO


El Sobre Isis y Osiris de Plutarco tiene como tema central la religión egipcia,
basada en la existencia de múltiples dioses y su identificación con la naturaleza.
Así, Osiris es el Nilo e Isis la tierra bañada por el Nilo. Cuando Plutarco escribió
su tratado, la figura de Isis adquirió un papel predominante y Osiris experimentó
el sincretismo con Serapis. Los griegos que se asentaron en Egipto se influencia-
ron de los cultos nativos e, incluso antes del establecimiento del culto de Serapis
por Ptolomeo Sóter, los cultos de Isis y Oserapís fueron patrocinados por algunos
de los inmigrantes. En general Serapis reemplaza a Osiris, pero a pesar de ello no
alcanzó la posición de un dios nacional. Entre los griegos fuera de Egipto el culto
de Isis y Serapis comenzó a extenderse en el siglo III a.C. En esta época y en la
época romana es Isis la figura dominante: Isis es una reina madre que es identifi-
cada con la mayor parte de las fuerzas de la naturaleza e igualada a otras deidades
en diversos lugares incluso en las partes más alejadas del Imperio Romano.
Fue probablemente en la época ptolemaica cuando los misterios fueron unidos
por primera vez al culto de Isis y Osiris en el completo sentido del término griego,
que implica iniciación secreta y prohibición de cualquier divulgación de las cere-
monias realizadas a los no iniciados. El tratado de Plutarco contiene el relato más
completo que poseemos del mito de Osiris, que se desarrollaba en ocho fases. La
leyenda era conocida por los sacerdotes, pero muy poco revelada; los textos egip-
cios están llenos de alusiones a Osiris y a su destino, pero ninguno contiene un
relato completo. No hay que olvidar que es una religión sin Sagradas Escrituras.
Es muy difícil decidir cuál es el estado de la leyenda osiria transmitida por Plu-
tarco: por un lado, la leyenda de Osiris debió de sufrir deformaciones por causa
de los griegos, y, por otro lado, Plutarco, aunque aceptáramos que viajó a Egipto,
debió de basarse ampliamente en fuentes escritas, algunas de las cuales se sitúan
en los comienzos de la época helenística. Plutarco nos trasmite la leyenda tal
como existía en el siglo I d.C., en el momento en que los griegos entran en con-
tacto con Egipto. Plutarco refleja el culto Osorio del periodo imperial, así, Osiris
es la figura dominante en su relato e Isis va en segundo lugar, lo cual está en
marcado contraste con el hecho de que el culto de Isis era el más difundido en
Grecia19.

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18
E. JUNCOSA BONET, 2008, pp. 270-271.
19PLUTARCO, Moralia VI, Isis y Osiris, F. PORDOMINGO; J.A. FERNÁNDEZ (Introduc. Trad.),
Madrid, BCG, 1995, pp. 18-19.
Dioniso y el vino en Sobre Isis y Osiris de Plutarco 221

Plutarco conocía las diversas expresiones del dionisismo en el período hele-


nístico e imperial de los territorios griegos y romanos. Sobre la ascendencia egip-
cia de Plutarco, sobre Dioniso/ Osiris, sobre el proceso de sincretismo y sobre la
opinión poco encomiástica del polígrafo de Queronea sobre el ser de los egipcios,
son interesantes para nuestro objetivo las afirmaciones de V. Ramón20:
“Plutarco (…) redactó un ensayo (Sobre Isis y Osiris) donde se interpreta a las
deidades egipcias en clave mística de sincretismo religioso: siguiendo los ritos de
Osiris (identificado con Dioniso) y merced a la guía espiritiual, sabia, de Isis (asi-
milada a Deméter), el iniciado podrá acceder a la verdad y el conocimiento del Ser
Supremo. Y aquí es donde hallamos el interés declarado de Plutarco para sancionar
una interpretación popular (en realidad, la sancionada en época imperial romana)
sobre el carácter proverbial de las gentes egipcias. Plutarco, un discípulo de Am-
monio (cuya ascendencia egipcia es cosa probada), un moralista que consagra a la
religión egipcia el más místico, probablemente, de sus tratados. En efecto, diríase
que Plutarco vendría a ser garante de una opinión encomiástica y ponderativa so-
bre el ser y sentir de los egipcios. Pues bien, nada más lejos de la realidad. Si nos
ajustamos al léxico plutarqueo de Wyttenbach, observamos con sorpresa que las
citas sobre egipcios (en el seno de una descomunal producción poligráfica) son
escasísimas”.
El aspecto más relevante de las manifestaciones dionisíacas de Plutarco para
el Isis y Osiris eran el vino y el banquete, donde el autor promovía la moderación
simposíaca y los efectos positivos del vino, por su efecto placentero y relajante.
El banquete era el espacio de la conversación fluida -de la elocuencia proporcio-
nada por el vino- donde los simposiacas debían dar prueba de su inteligencia y
equilibrar la embriaguez21.
En Isis y Osiris de Plutarco, la concepción de Dioniso y el vino son identifi-
cados con Osiris, el dios egipcio de la vegetación, símbolo de la semilla que
muere para renacer en forma de espiga. También es dios de la fecundidad, el que
abre las flores, el dios de las riberas, de los campos verdes, de la inundación, del
grano22. No obstante, Plutarco obvia la parte de locura de Dioniso. Este atributo
del dios no proviene de Osiris, sino de Hathor, diosa de los placeres de la vida, el
amor, la risa, el sexo, la música la danza y el alcohol. Por tanto, con estas dos
identificaciones se construye la tradición mitográfica del culto al dios Dioniso,
con origen en la cultura egipcia, explicada por Plutarco en su Isis y Osiris. Es
probable que los griegos -quienes expandieron el cultivo del vino junto con los
egipcios- necesitasen un dios que personificara tanto el cultivo de la vid -para su
buena producción y comercialización- y de la embriaguez y sus consecuentes
atributos -para el buen desarrollo de la moral griega-.
Dioniso y Osiris son ambos vinculados a la vida y la muerte. Recordemos
como Osiris fue asesinado por su hermano Set y resucitado por su esposa y her-
mana Isis como dios del mundo subterráneo. Dioniso creó la vida cuando Ampelo

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20 V. RAMÓN, 2013, p. 233.
21 E. SUÁREZ DE LA TORRE, 1999, pp. 29-55.
22 T. G. LAMBERT (ed), 2007, pp. 193-194.
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-el primer amor de Dioniso- muere en manos de un toro y el dios para inmortali-
zarlo lo convierte en vid, y de su cuerpo saldrían uvas que una vez maduras que-
darían rebosantes de un líquido rosado como el cuerpo del muchacho. Asimismo,
se da como razón para identificación de Osiris con Dioniso que ambos eran pio-
neros de la civilización, de la paz y de la ley, también de la vegetación23 y del
vino- aunque Plutarco no profundiza en este último aspecto, Osiris era también
conocido como señor del vino24.
Como venimos afirmando, en el antiguo Egipto el vino sirvió para invocar a
la ayuda divina y para salvar el abismo entre la vida y el paso a la siguiente en
muchos festivales. Una de las festividades religiosas más importantes era la cele-
bración anual de la inundación del rio Nilo, esencial para la fertilidad de la tierra
que lo rodeaba y del delta en general. La celebración se realizaba en Abydos,
centro religioso del dios Osiris, y donde Scorpion I, de la dinastía 0, había sido
enterrado, con más de cuatro mil litros de vino. Esta fiesta de tres días se centraba
entorno al banquete funerario de Osiris, quien era llamado señor del vino durante
la inundación del Nilo, un título que lo vemos aplicado al dios de la resurrección
y fertilidad en los Textos de las Pirámides25.De hecho, el rejuvenecimiento de los
viñedos en el delta y Egipto fue una motivación clave para llevar a cabo el ritual
de celebración. Igual que Osiris, asesinado por su hermano y resucitado por Isis,
los viñedos renacen con el agua del rio, y, por tanto, el festival recuerda los even-
tos mitológicos que podrían asegurar el renacer de Osiris, identificándolo con el
renacer de los viñedos egipcios, y de la vida en general. Al igual que Dioniso,
Osiris se simbolizó con la vid, cuya representación adornaba las tumbas de Tebas,
y también el vino era representado en ellas como ofrenda al dios26.
Otro de los símbolos que relacionan a Dioniso con Osiris es la hiedra. Plutarco
-siguiendo a Diodoro Sículo- sugiere que la hiedra es usada en invierno, al ser
planta de hoja perenne, como un conveniente sustituto de las hojas de vid, la cual
sería desgarrada y mascada en los festivales báquicos. De hecho, Eurípides, en
las Bacantes, describe a los adoradores de Dioniso como los coronados con hie-
dra, y explica que tuvo un lugar más temprano en el culto que la vid. La hiedra,
como Dioniso, podría ser llamada como “la que nace dos veces”, ya que tiene dos
fases de crecimiento diferentes. Por tanto, podría simbolizar la vida eterna y la
inmortalidad del dios. Son posibilidades que no podemos despreciar; sin em-
bargo, debemos también considerar los efectos psicotrópicos de la planta. Plu-
tarco señala que la hiedra, al ser mascada, inducía a sus devotos un estado alterado
de consciencia, algo que explicaría su vínculo con el dios del vino, de la libera-
ción y del éxtasis. Esto la acercaría a la vid, con la que además guarda cierta

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23
PLUTARCO, Moralia VI, Isis y Osiris, 364 B, p. 125.
24 Ibídem, 365 A.
25 Estos son los escritos religiosos más antiguos que constituyen la principal literatura funeraria

del antiguo Egipto. Comprenden los textos que se inscribieron en los sarcófagos y las paredes de
las pirámides en Saqqara en las Dinastías 5 y 6 (2613-2181 aC).
26 P. MCGOVERN, 2003, pp. 134-135.
Dioniso y el vino en Sobre Isis y Osiris de Plutarco 223

semejanza formal, al pertenecer ambas a la familia de las trepadoras. Sin em-


bargo, observamos dos claras diferencias en el tratamiento que el vino y la hiedra
reciben por parte de los poetas líricos. En primer lugar, el vino goza de cierta
importancia por sí mismo y es descrito como un líquido beneficioso, mientras que
la hiedra se menciona por lo general como el vegetal usado en la fabricación de
algún elemento importante en el culto dionisiaco, es decir, carece de importancia
por sí misma y el interés recae en el objeto fabricado con ella. Un buen ejemplo
lo encontramos en los versos de Timoteo, que exponen que la hiedra se usaba
para elaborar copas en las que habría de mezclarse o servirse el vino27. En relación
con Osiris, parece que hasta época romana la hiedra no fue usada en el culto del
dios egipcioy seguramente fue tomada en préstamo de los ritos de Dioniso28.
Por último, en el Isis y Osiris Dioniso no solo es identificado con Osiris, tam-
bién se le relaciona con otras deidades. Plutarco plantea la identificación de Dio-
niso con Deméter. Dioniso es llamado el dios de naturaleza húmeda29, porque es
el fertilizador de las cosechas de los árboles, el que da la vida, el vino, el agua.
Características más parecidas a la diosa de la agricultura que al dios de la locura.
También se equipara Dioniso a Heracles. Ambos eran semidioses, hijos de Zeus
y una mortal, que se deshacen de su parte humana a través del sufrimiento. Y
finalmente, Dioniso es relacionada con Adonis. En este caso la asimilación es
entendida a partir de mitos y ritos que celebran y evocan la muerte y resurrección
del dios30.
Para Plutarco, el vino -consumido con moderación- sirve para establecer nue-
vas relaciones en las reuniones, y aunque Plutarco fuera consciente de la dificul-
tad de mantener esa moderación, presupone que es posible cuando se valora más
la amistad que la pasión por el beber vino31. Por tanto, el vino para el autor se
inventó para el placer, pero bebido puro y en exceso produce embriaguez, y por
ello debía “dominarse ese placer en lugar de dejarse dominar por él”32.
En el Isis y Osiris se utiliza la tradición griega para explicar el simbolismo del
vino en la religión egipcia. El vino sufre una evolución desde tiempos remotos,
donde el vino se identificacon la sangre de aquellos que pelearon contra los dioses
y que de esta, una vez caía al suelo y se mezclaba con la tierra, resultaba el
nacimiento de las viñas y la embriaguez producía alucinaciones, porque era la
sangre de sus antepasados, hasta que circa el siglo III a.C. el vino pasaría a ser un
producto bueno para los dioses y los sacerdotes lo usarían en sus libaciones y, en
particular, los sacerdotes del dios Ra no lo beberían de día a la vista de su rey,
pero que los sacerdotes de otros cultos e incluso los reyes lo bebían en pequeñas
cantidades. No obstante, debemos tener presente que los enemigos de los dioses
se convirtieran en viñas no parece responder a una tradición egipcia, sino más
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27
S. PORRES CABALLERO, 2014, pp. 168-170.
28 PLUTARCO, Moralia VI, Isis y Osiris, 365 F.
29 Ibídem, 364 D.
30 E. SUÁREZ DE LA TORRE, 1999, pp. 38-39.
31 S. T. TEODORSSON, 1999, pp. 57-69.
32 C. ALCALDE MARTÍN, 1999, pp. 83-92.
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bien parece derivar de las leyendas griegas relativas a los Gigantes que pelearon
contra Dioniso33.
Finalmente, Plutarco explica cómo la religión egipcia identifica a los dioses
con elementos de la naturaleza, es decir, con una parte física -con la materia-, tal
y como lo hace la tradición griega. Sin embargo, el autor critica esta identifica-
ción de Dioniso con el vino, Ceres con el cereal o Hefesto con el fuego, ya que
esta relación borraría la parte divina de los dioses34.

4. A MODO DE CONCLUSIÓN
En época clásica, Dioniso es considerado un dios relevante para la sociedad.
La exaltación dionisíaca sería despertada con el vino, el cual tiene el poder de la
embriaguez. El vino, en suma, es una metáfora del propio dios, ya que en la vid
crece la locura de Dioniso y se contagia a todos los que la disfrutan. En el contexto
social, el vino se convierte en el elemento principal de Dioniso a través del Sim-
posio, donde la bebida relevaba los sentimientos verdaderos y facilitaba el habla.
El vino se bebía mezclado con agua y fue inventado para el disfrute y el placer,
pero bebido en exceso producía embriaguez, la cual generaba locura y predispo-
nía el alma a otros vicios. Sin embargo, la relajación moral producida por el vino
más negativa desde la perspectiva ética-política era el abandono de los asuntos
públicos, dando mala reputación a los personajes que sucumbían a la bebida en
exceso, ya que denotaba una falta de autodominio, y una vida que no llevaban los
ciudadanos.
En época Tardoantigua y Medieval no vemos una ruptura con la tradición clá-
sica para la interpretación social de Dioniso, sino que se acentúan más sus aspec-
tos negativos para la construcción de la mentalidad medieval occidental cristiana.
Los autores cristianos utilizaron la interpretación alegórica de los mitos clásicos
para argumentar la maldad de la religión pagana, al cual rendiría culto a las pa-
siones y a demonios. El vino sigue siendo un producto de primera necesidad y
también se utiliza en las reuniones, aunque el escenario pasa a ser las tabernas.
Estos espacios sirven para la comercialización y consumo del vino, aunque su
bebida en exceso seguía siendo penalizada por la moral cristiana.
Plutarco conocía las diversas expresiones del dionisismo en el período hele-
nístico e imperial de los territorios griegos y romanos y lo plasma en el Isis y
Osiris, a pesar de su poco entusiasmo y opinión poco encomiástica por el mundo
egipcio. Como hemos visto, el aspecto más relevante de las manifestaciones dio-
nisíacas de Plutarco para esta obra eran el vino y el banquete, donde el autor
promovía la moderación simposíaca y los efectos positivos del vino, por su efecto
placentero y relajante. El banquete era el espacio de la conversación fluida -de la
elocuencia proporcionada por el vino- donde los simposiacas debían dar prueba
de su inteligencia y equilibrar la embriaguez. En Isis y Osiris de Plutarco, la con-
cepción de Dioniso y el vino son identificados con Osiris -el dios egipcio de la
——————————
33 PLUTARCO, Moralia VI, Isis y Osiris, 6, 353 B.
34 Ibídem, 40, 367 A.
Dioniso y el vino en Sobre Isis y Osiris de Plutarco 225

vegetación, símbolo de la semilla que muere para renacer en forma de espiga-, y


otros dioses como Deméter o Adonis. También es dios de la fecundidad, el que
abre las flores, el dios de las riberas, de los campos verdes, de la inundación, del
grano. No obstante, esta identificación de los dioses con la materia -la naturaleza-
supone, para Plutarco, la disminución de la divinidad de los dioses. Aún así, el
autor es capaz de relacionar y, al mismo tiempo, argumentar la cohesión de dos
tradiciones mitográficas de sociedades distintas -la egipcia y la griega- a través
del culto de Dioniso y Osiris.

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