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¿Qué es la canícula?

Es un evento climático que sucede durante la estación de verano y se caracteriza por ser
una sequía. Su duración es de aproximadamente 40 días. Inicia a mediados del mes de
julio después del solsticio de verano, el cual ocurre el día 21 de junio y termina a finales
de agosto.

La canícula se caracteriza por: temperaturas superiores a 37 grados Celsius, disminución


de lluvias porque los vientos alisios, al soplar con fuerza desde el Este, impiden la
formación de nubes sobre el océano, con lo cual se reducen las lluvias en el parte del
territorio continental.

En México, los estados que sufren mayor afectación por la canícula son: Campeche,
Colima, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla,
Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán.

La palabra canícula deriva de la palabra “canes”, que significa “perros”, y su alusión al


fenómeno de calor abrasivo tiene una base astronómica, ya que se refiere a la
constelación del Can Mayor (Canícula) y su estrella Sirio “La Abrasadora”, cuya primera
aparición en el horizonte coincidía con el fenómeno de calor excesivo.
La canícula (sequía intraestival o veranillo) es un caso particular de sequía que ocurre en
una amplia región de Mesoamérica y el Caribe. Se trata de un fenómeno climático que
constituye una amenaza regional, pues sus impactos —amplificados por el inadecuado
uso de la tierra y el cambio climático— pueden ser tan grandes que históricamente han
registrado evacuaciones de miles de personas, muerte de ganado y pérdidas de cultivos a
gran escala.

Llamada así porque hace muchos años el fenómeno coincidía con la aparición de la
constelación Canis Maior en el firmamento, la canícula se origina regularmente en medio
del verano porque es cuando las condiciones climáticas en la región propician la aparición
de algunos anticiclones. Si los ciclones ocasionan lluvias torrenciales, los anticiclones
hacen lo contrario, y es por eso que en los llamados 40 días más calurosos del año (de
acuerdo con los registros históricos, pueden ser entre 30 y 60) se observan cielos muy
despejados.

Este fenómeno, en el que se conjugan altas temperaturas (que pueden llegar hasta los 50
grados Celsius) y lluvias mínimas, se presenta entre julio y agosto. No obstante, su
duración, intensidad y severidad varían dependiendo de la región y la aparición de otros
fenómenos climáticos, por lo que incluso puede extenderse hasta septiembre.

Su estudio científico es muy reciente, pero hoy se sabe que la canícula es más intensa en
la parte oriental del Pacífico (el Corredor Seco) y que está asociada a otros fenómenos
meteorológicos, como el monzón de América del Norte, la corriente en chorro de bajo
nivel del Caribe e incluso la llegada del polvo del Sahara (que suprime las lluvias).

La agricultura de temporal es la más vulnerable ante este fenómeno, pues ocasiona un


bajo nivel productivo —comparado con las zonas de riego— y un aumento de plagas.
Desde el punto de vista agronómico, la severidad de la canícula no solo depende de la
temperatura y la precipitación, sino del tipo de suelo, el cultivo establecido (y la etapa de
desarrollo en que se encuentre), la variedad y —sobre todo— las medidas y prácticas
agronómicas que se realicen.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) señala que este fenómeno podría presentarse
en algunas regiones de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas,
Veracruz y Yucatán, así como en zonas de Coahuila y Nuevo León.

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