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Holaaaa...

desde que volví me propuse relatar un poco acerca de mis experiencias en mi más reciente
viaje a dos países del sudeste asiático: Malasia y Singapur. Fue un viaje tan breve como intenso del
que regresé llena de vivencias, colores, olores e impresiones.

Antes de planear mi viaje tenía conocimientos bastante limitados acerca de ambos países, más o
menos como todo el mundo, había visto fotografías de lugares fantásticos y sabía que Singapur era
un país muy limpio y poco más. Ya puesta manos a la obra, supe que Singapur era mucho más
pequeño de lo que imaginaba, una ciudad-estado de solo 710 kilómetros cuadrados de superficie,
algo así como un poco más grande que Gotemburgo o que Santiago de los Caballeros. Este país para
poder seguir creciendo le está ganando terreno al mar al puro estilo de los Emiratos árabes. Siendo
tan pequeño decidí incluir una visita de tres días y dos noches a Kuala Lumpur en Malasia , siendo el
contraste más marcado la diferencia de precios, es decir, Singapur carísimo y Malasia super barato.

Lo que más me impresionó de ambos países fue su multiculturalidad. Ésta se refleja en la diversidad
de lenguas y religiones que conviven en total normalidad, pero esta parte la guardaré para más
adelante.

Comencemos por el aeropuerto de Singapur: Changi. Un aeropuerto enorme que ha ganado


multitud de premios. ¡No más llegar quedas impresionad@! Un aeropuerto bonito, cómodo y a pesar
de los millones de personas que por allí pasan, es limpio, tranquilo, cómodo y moderno. Ya de por sí
impone con una piscina, áreas verdes, áreas de descanso, obras de arte y hasta una cascada. Si
alguna vez te tocca hacer una escala en Singapur, que sea larga porque el aeropuerto ofrece un tour

gratuito a la ciudad. 😉

1er día en Singapur: Visita al barrio hindú Little India

Esta visita, tal como indica su nombre fue "casi" un viaje a la India. Sin lugar a dudas un lugar lleno de
encanto y mucho, mucho color. Justo esta semana los hindúes se preparan para una fiesta
importante: el festival de la luz o Deepavali. Consiste más o menos en la preparación para recibir el
año nuevo hindú. Había multitud de hindúes comprando flores y visitando sus templos. La divinidad
que preside esta festividad es Lakshmí, consorte del dios Vishnú. Ella es quien otorga la prosperidad y
la riqueza, por eso es especialmente importante para la casta de los comerciantes (vaisyas). También
el dios Ganesha es especialmente venerado ese día.
Fuimos al mercado "mojado" por aquello de que las cosas se conservan en hielo que va derritiéndose
poco a poco con el calor y termina el concurrido local convertido en un solo charco. Hasta allí se
dirigen las familias para conseguir un precio más asequible que el de un supermercado común. Cabe
señalar que Singapur solo produce siete por ciento de los alimentos que consume en su territorio.
Este país importa la mayoría de las frutas y verduras frescas de vecinos, como Malasia, Tailandia y
Filipinas, así como de lugares más alejados, como Australia, Nueva Zelanda, Israel y Chile. Por esta
razón Singapur estuvo en una situación muy vulnerable durante la pandemia. En el mercado, no solo
había productos comestibles, sino que también ofrecían textiles, servicio de sastrería, etc.
Continuamos nuestro paseo por Little India entre incienso, especias, colores, comida y flores...
... hasta llegar al templo Templo Sri Veeramakaliamman, el primer y más importante templo
construido por los hindúes en Singapur. Era mi primera visita a un templo hinduista y casi había que
cerrarme la boca por la cara de asombro, maravillada por los detalles de su torre, sus dioses, sus
humildes visitantes mezclados en el silencio con los turistas como si no existieran, todos sin zapatos.
Sencillamente espectacular. El templo está dedicado a la diosa Kali, diosa del poder y consorte de
Shiva.
Continuará....

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