0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
25 vistas4 páginas
Este documento habla sobre el amor incondicional e infinito de Dios. Resalta que Dios nos ama tal como somos, sin condiciones, y que su amor es eterno, personal, fiel y providente. Citas de la Biblia y de la Madre Teresa enfatizan que el amor de Dios es más poderoso que cualquier mal y que Dios saca el bien de todo lo que permite en nuestras vidas. El objetivo es hacer reflexionar sobre el amor de Dios y que nunca estamos solos porque Él desea caminar con nosotros.
Este documento habla sobre el amor incondicional e infinito de Dios. Resalta que Dios nos ama tal como somos, sin condiciones, y que su amor es eterno, personal, fiel y providente. Citas de la Biblia y de la Madre Teresa enfatizan que el amor de Dios es más poderoso que cualquier mal y que Dios saca el bien de todo lo que permite en nuestras vidas. El objetivo es hacer reflexionar sobre el amor de Dios y que nunca estamos solos porque Él desea caminar con nosotros.
Este documento habla sobre el amor incondicional e infinito de Dios. Resalta que Dios nos ama tal como somos, sin condiciones, y que su amor es eterno, personal, fiel y providente. Citas de la Biblia y de la Madre Teresa enfatizan que el amor de Dios es más poderoso que cualquier mal y que Dios saca el bien de todo lo que permite en nuestras vidas. El objetivo es hacer reflexionar sobre el amor de Dios y que nunca estamos solos porque Él desea caminar con nosotros.
Gracia del tema: Que se sepan amados por Dios tal como están en este momento. Objetivo: Hacernos reflexionar sobre el Amor de Dios en nuestras vidas, que nunca estamos realmente solos porque Dios anhela - TIENE SED – de caminar junto a nosotros con su Amor Providente y verdadero, porque Él anhela ser parte de nuestras vidas. (Es recomendable ir entrelazando lo que se va diciendo con ejemplos y experiencias personales) Quiero compartirles estas palabras de la Madre Teresa: “Quiero que pases tiempo a solas con Jesús. ¿Qué significa estar a solas con Jesús?... No significa sentarte a solas con tus propios pensamientos. No. Significa saber que Él está cerca de ti, que te ama, que eres precioso para Él, que Él está enamorado de ti. Si tu estás convencido de eso, estarás bien donde quieras que estés; podrás enfrentar cualquier desilusión, humillación, sufrimiento… sólo si te das cuenta del amor personal que Él tiene por ti y del tuyo por Él.” Yo sé que quizás más de una vez hayas llegado a mirar al cielo y a preguntarte: ¿Dónde está Dios?... esta noche, te invito a que la pregunta sea diferente. Que en vez de mirar al Cielo, mires a tu corazón y te hagas esta pregunta: ¿Dónde estoy yo? Si… ¿Dónde estás? ¿Dónde está tu tesoro, tu corazón? Quizás el que se ande escondiendo no sea Dios… sino tu. Si en algún momento dejaste de creer con pasión en Dios, déjame decirte que Dios todavía cree en ti con pasión. Hay una historia de un niño que había salido a caminar junto a su padre. Mientras caminaban, se encontraron con una piedra muy grande que les impedía seguir andando. El niño entristecido hizo gesto de darse la vuelta, pero el padre le dijo: “Tu puedes mover la piedra”. El niño lleno de entusiasmo empezó a tratar de buscar formas de hacerlo… primero tomando carrera y empujando la piedra… luego tomó un palo y lo puso por debajo como punto de soporte… luego trató de echar agua con jabón para que resbalara… pero nada resultó. El niño entre triste y enojado le dijo al papá: “Tu me mentiste, me dijiste que podía mover la piedra, pero no es verdad”. El papá le dijo: “No, no te mentí… si me hubieras pedido ayuda a mi, entre los dos hubiéramos podido mover la piedra… Yo soy parte de tus fuerzas…”. ¿Y tu? ¿Realmente cuentas con Dios en tu vida? La Madre Teresa dijo una vez a una persona que le compartía las dificultades que estaba teniendo: “El problema que tienes en este momento es finito. El Amor que Dios te tiene es infinito. Supera lo finito con lo infinito” Para la Madre Teresa, el acontecimiento más grande de su vida fue su encuentro con Cristo, con su Amor infinito… no era ni su fama ni su éxito. ¿Y tú… has tenido experiencia de ese Amor que lo cambia todo? ¿De ese Amor de Dios que es INCONDICIONAL?. ¿Qué quiere decir esto? Que no está condicionado a nada. ¿Te suena esa historia de cuando te sacaste mala nota en el colegio o cuando decepcionaste en algo a tu papá o a tu mamá y sentías que te iban a dejar de querer? Pues Dios no es así, porque su amor no depende de nada de lo que tú hagas. Dice Dios en “Pueden moverse las montañas y los cerros venirse abajo, más Mi amor por ti no cambiará” Isaías 54, 10 “Dios nos ama lo creamos o no lo creamos. Su amor no depende de nuestra respuesta ya que Él, infinitamente bueno y misericordioso, no cesa nunca de favorecernos y amarnos porque somos obra suya” (Itinerarios para la Iniciación Cristian de Adultos, Muéstranos al Padre, CEC, 2016). El encuentro con Jesucristo nos ha revelado que Dios nos ama, que EL es el amor y un amor incondicional e infinito. Un amor que es capaz de entregar a su propio Hijo por nuestra salvación. Un amor que perdona, sana, salva, redime, todo lo que ha hecho tiene la fuerza de Su Amor. El Amor de Dios es ETERNO: Él te amó igual desde el primer minuto de vida, y lo hará hasta el último. Su amor no cambia, no se muda. No hay nada que hagas o que dejes de hacer que llegue a cambiar el amor que Él te tiene. Por eso leemos en los en Su Palabra “Su amor perdura para siempre” Salmo 136, y “Con amor eterno te He amado”, Jeremías 31,3 Además, el Amor de Dios es PERSONAL: es verdad que Dios nos ama a todos, pero eso no quiere decir que nos meta a todos en un mismo saco. Dios te ama a ti, con nombre y apellido, te conoce y vales muchísimo para Él. Así, tal y como eres. Con tus defectos y virtudes, Él te ama. Ha estado pendiente de ti a lo largo de toda tu historia y por eso te conoce mejor que nadie. El libro de Jeremías lo afirma diciendo: “. Tú me formaste en el vientre de mi madre” Jr. 1,5… y el Salmista asegura: “Tú conoces de lejos lo que pienso (…) Aún no está en mi lengua la palabra cuando ya tú, Señor, la conoces entera (…) Tus ojos veían todos mis días” Salmo 139 Dios te ama a ti, personalmente, como un Padre amoroso ama a su hijo. Te ama, importas para Él, te acepta incondicionalmente. Por lo que eres, no por lo que tienes, por lo que sabes hacer, o por la posición o nivel social que tienes. No importa quién eres o lo que hayas hecho. Él te ama y acepta. Eres su hijo amado. Sé consciente de esa dignidad. Y su amor es FIEL y FIRME, siempre seguro; no falla nunca, en ninguna circunstancia y por ningún motivo. “Es eterno su amor, su fidelidad es firme”, “Podrá una madre abandonar el hijo de sus entrañas, pero Yo no te olvido” Isaías 49,15. Dios mismo te lo está diciendo a ti, ahora en su Palabra. Dios como Creador tienen un Plan de amor para ti: y es que logres la plenitud y felicidad desde este mundo, y definitivamente en la eternidad. Escucha lo que Dios mismo te dice en su Palabra: “Te lo está diciendo tu Creador: te he llamado por tu nombre, eres mío; eres valioso a mis ojos, eres estimado, y Yo te amo. Por eso, no temas, Yo estoy contigo” Is. 43, 1-5. Él nos ha hecho y hacia Él caminamos. De Él venimos y a Él vamos. Él es Principio y Fin. Alfa y Omega. Su amor nos hace sentir seguros. El Amor de Dios es PROVIDENTE, siempre está pendiente de ti y te cuida en todo y en cada aspecto de tu ser y de tu vida: “hasta de cada cabello...más que los lirios del campo o las aves del cielo...” o sea hasta en el más pequeño detalle. ¿Has pensado alguna vez en lo que significa que Tu Dios es un Padre PROVIDENTE? El Catecismo de la Iglesia Católica (302-324) dice que llamamos Divina Providencia a “las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacia su perfección última”. En otras palabras… nuestro fin último es el Amor y todo lo que Dios permite en nuestras vidas es para conducirnos a amar de una forma más real y más plena. Creer en la Providencia de Dios, entonces, no es creer que porque estoy con Él nada malo puede pasarme… eso sería esperar muy poco de Dios… la grandeza de nuestro Dios se descubre cuando hacemos la experiencia de que Él puede sacar un bien mayor de cualquier mal… incluso del mal moral causado por sus criaturas. Los caminos de Su Providencia nos son con frecuencia desconocidos y nuestra forma de pensar es muy limitada a comparación con la del Señor. Pero si nosotros en un momento de gracia, pudiéramos ver todo el bien que el Señor ha sacado de lo que llamamos “malo” en nuestra vida… sin duda nos arrojaríamos a la Voluntad de Dios como un niño se arroja a los brazos de su madre. Santo Tomás Moro, poco antes de que lo maten por ser católico consuela a su hija diciéndole: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor”. Nuestra querida Madre Teresa, antes de empezar la obra y entre muchas dificultades e incertidumbres, consoló al Arzobispo diciéndole con toda seguridad: “Nada malo me sucederá, sino solamente lo que Él ha dispuesto en su gran misericordia” La Palabra de Dios afirma con fuerza la soberanía absoluta de Dios en la historia: “Nuestro Dios en los cielos y en la tierra, todo cuanto le place lo realiza” Sal. 115,3 y de Cristo se dice: “Si Él abre, nadie puede cerrar, si Él cierra, nadie puede abrir” Ap. 3, 7; “hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo el plan de Dios se realiza” Pr. 19, 21 ¿Te habías dado cuenta de esto? En esta verdad podemos superar cada adversidad y prueba, es un amor que nos libera de toda opresión y odio. Dios guía mi historia… y no hay mal que pueda tener la última palabra… nada puede ser tan malo ni tan poderoso como para obligarme a odiar. Al final, yo puedo elegir amar porque Dios me da esa gracia. Sólo Él sabe cómo y para qué estamos hechos, y cómo funcionamos adecuadamente, como individuos y como sociedad. Por eso es tan importante volvernos a Él. Ya lo decía el Concilio Vaticano II: “Sin el Creador, la criatura se diluye”. Su ley y Sus Mandamientos son como el instructivo de un aparato, el manual de instrucciones. Y para eso nos equipó y capacitó a cada uno con dones y talentos concretos, sentimientos y emociones. Hemos sido bendecidos con carismas extraordinarios para ponerlos al servicio nuestro y de los demás. Él nos ha amado desde nuestra propia concepción y nos destinado a ser instrumentos de su paz y de su amor. Y puso todo en nuestras manos, como administradores de toda su creación, para cuidarla sin destruirla y transformarla para nuestro beneficio, servicio y utilidad para todos. Él es nuestro fin y centro de gravedad: nos hiciste para Ti, y nuestro corazón anda siempre inquieto, corriendo y buscando desasosegado por todas partes, hasta que encuentra su lugar y descanso en Ti; llenando y saciando la sed, nuestros anhelos legítimos y nuestras auténticas y profundas necesidades. ¿Puedes aceptar esta verdad y esta realidad en tu corazón y en tu vida en este mismo momento? ¿Hay quizá algo que te lo impide? Aunque teóricamente aceptemos con la mente esta verdad, hay diversas situaciones que nos impiden en la práctica sentir y dejar penetrar esta realidad del amor personal de Dios. Son fundamentalmente tres: 1. La IMAGEN DEFORMADA DE DIOS, que puedes tener por haber recibido una educación religiosa equivocada en la casa o en la escuela, en la manera de presentarte a un Dios como juez rígido y castigador. 2. La IMAGEN PATERNA DISTORCIONADA, por lo que tus padres no pudieron o no supieron darte amor y cuidado expresado directamente, o en todo aquello que te ha lastimado o dañado, con la consecuencia de un niño pequeño interior herido. No haber podido sentir y expresar tus sentimientos, siendo reprimido o avergonzado por ello. No haber alcanzado o llenado tus necesidades fundamentales en el momento oportuno. 3. También puede ser un ALEJAMIENTO DE DIOS y de su amor, sin conocerlo ni haber experimentado su acción en ti, como sucedería si, haciendo frío, nos perdemos del rayo del sol, que nos daría el calor. Dios tiene Sed de Ti: La Madre Teresa decía que escuchar a Dios decirte “Tengo Sed”, era mucho más que simplemente oírle decir “Yo te Amo”. Y por eso, ella siempre nos invitaba a tratar de profundizar en el verdadero sentido de esas palabras. El Catecismo de la Iglesia Católica (2560) define la oración como “el encuentro de la Sed de Dios y la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él”. Espero que aquí hayamos muchos sedientos. La Palabra revela que Dios tiene Sed… no porque a Dios le falte algo… sino porque sobreabunda en amor… y en ese amor que elige tenernos, no le humilla aceptar que quiere necesitarnos y que nuestro pequeño amor le hace infinitamente feliz. ¿Y tú? ¿Tienes sed? La medida de tu Sed por Dios va a ser la medida de gracia que recibas en este Retiro, porque el deseo ensancha nuestro corazón para recibir el Don de Dios. Escuchemos estas últimas palabras de la Madre Teresa, dejemos que calen en nuestro corazón… que hasta el día de hoy pudo haber sido una cisterna agrietada incapaz de contener esta Agua Viva… pero eso puede ser diferente a partir de ahora… “Jesús quiere que les diga una vez más cuánto amor les tiene a cada uno – mucho más de lo que te imaginas (…) Puedes pasar tiempo en la Capilla – pero ¿has visto con los ojos de tu alma cómo Él te mira? ¿Conoces realmente a Jesús Vivo – no de libros, sino de estar con Él en tu corazón? ¿Has oído las palabras de amor que te dirige? Pide la gracia, Él está anhelando dártela. (…) El demonio va a tratar de usar las heridas de tu vida o tus errores para hacerte creer que es imposible que Jesús realmente te ame, que Él esté aferrado a ti. Ese es un riesgo para todos nosotros y tan triste porque es completamente opuesto a(Isaías 54, 10) lo que Él realmente quiere decirte. (…) El te extraña cuando no te acercas. El tiene sed de ti. El te ama siempre, incluso cuando no te crees digno. Cuando otros no te aceptan, incluso tú mismo a veces – Él es el que siempre te acepta. (…) Solamente abre tu corazón para ser amado por Él como eres. Y Él hará lo demás”