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MÓDULO IV

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ÉTICA Y LA AXIOLOGÍA

INDICE

Contenido

I. Medio ambiente y problemas éticos contemporáneos ......................... 5

1.1. Dimensiones éticas de los problemas ambientales1 ........................... 5


1.1.1. Los problemas ambientales según el informe Geo-2000 .............. 5

II. Responsabilidad social y sostenibilidad ambiental: un compromiso


ético............................................................................................................... 14

2.1. Viejos y nuevos imperativos Hans Jonas2 ........................................... 14

2.2. La ética ambiental y la sostenibilidad global3 ................................... 17

III. Los fundamentos éticos de la responsabilidad social. ......................... 20


3.1. Une macro-éthique en trois dimensions pour l’ère cosmopolitique:

Vertu, Justice, Soutenabilité4 ......................................................................... 20


3.2. Traducción de “Una macro-ética en tres dimensiones para la

cosmopolítica: virtud, justicia, sostenibilidad”5 ........................................... 25

IV. La responsabilidad social empresarial: USMP empresa socialmente


responsable. ................................................................................................. 30
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4.1. Responsabilidad Social Empresarial .................................................. 30
4.2. USMP recibe por quinto año consecutivo el distintivo Empresa

Socialmente Responsable7 .......................................................................... 33

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ÉTICA Y LA AXIOLOGÍA

I. Medio ambiente y problemas éticos contemporáneos


1.1. Dimensiones éticas de los problemas ambientales1
1.1.1. Los problemas ambientales según el informe Geo-2000

Para hacernos una idea de cuáles son los problemas


ambientales más acuciantes podemos empezar por algunos de
los datos que ofrece el informe Geo-2000, del P.N.U.M.A.
(Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). En una
encuesta realizada por este organismo entre 200 expertos
ambientales de más de 50 países, se les pidió que identificasen los
principales problemas ambientales. Los problemas mencionados
con más frecuencia fueron, por este orden: el cambio climático;
la escasez de agua dulce; la defostación y desertificación;
contaminación del agua potable; deficiente gobernabilidad;
pérdida de biodiversidad; crecimiento y movimiento de la
población; valores sociales cambiantes; eliminación de desechos;
contaminación del aire; deterioro del suelo; mal funcionamiento
de ecosistemas; contaminación química; urbanización;
agotamiento de la capa de ozono; consumo de energía;
aparición de enfermedades; agotamiento de recursos naturales;
inseguridad alimentaria; perturbación del ciclo biogeoquímico;
emisiones industriales; pobreza; tecnologías de la información;
guerras y conflictos; disminución a la resistencia a las
enfermedades; desastres naturales; especies invasoras; ingeniería
genética; contaminación marina; agotamiento de las pesquerías;
circulación oceánica; degradación de la zona costera; desechos
en el espacio; sustancias tóxicas bioacumulativas; efectos de El
Niño; y subida del nivel del mar. Esta relación sugiere
inmediatamente algunos comentarios:

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a) En primer lugar, es evidente que aquí hay un poco de todo. Junto


a genuinos problemas ambientales aparecen otros items que se
piensa que son causas de problemas, pero que no son problemas
en sí mismos. Por ejemplo, el cambio climático, que es la
cuestión que más encuestados mencionan (51%), a gran distancia
de la segunda (escasez de agua, 29%), no es en sí mismo un
problema, es más, en algunas partes del planeta incluso pueden
venir bien unos grados más. Sin embargo, pensamos que el
cambio climático puede ser la causa de graves problemas, como
inundación de poblaciones, reducción de la producción en zonas
tropicales donde ya se registra falta de alimentos, desaparición de
ciertos tipos de bosques, extensión de enfermedades como la
malaria, etc. Esto nos debe llevar a preguntarnos qué es un
problema ambiental. Según lo establecido en el capítulo anterior,
creo que el único criterio claro es el siguiente: aparece un
problema ambiental cuando se da algún cambio ambiental que
perturba la vida de algún viviente. Se podrá hablar con mayor
propiedad de un problema en la medida en que sean más y más
valiosos los vivientes perturbados. Es evidente que lo que nos
preocupa del cambio climático no es que suba un par de grados
la temperatura del planeta, hecho que como tal no es bueno ni
malo, sino que a raíz de eso desaparezcan zonas costeras
habitadas, que se produzcan catástrofes y hambrunas, o se
propague la malaria.

1 Marcos, A. (2001). Ética ambiental. Valladolid: Universidad de Valladolid.

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b) Otro tanto cabe decir del crecimiento demográfico, de los
movimientos de población humana y de la urbanización. Los
movimientos de población humana no deben ser vistos como un
problema de por sí. Siempre se han dado y han tenido como
consecuencia positiva la mezcla de genes y culturas. Sin embargo,
las migraciones pueden ser causadas por genuinos problemas
ambientales, como las sequías, y pueden producir otros, como la
degradación de las tierras de cultivo. El que haya más humanos no
es en sí mismo un problema, ni debe ser visto como tal, aunque en
el pasado se haya hecho mucha demagogia malthusiana con
metáforas desafortunadas como "explosión demográfica" y otras
del mismo corte, aplicadas sobre todo a los más pobres. Quien ve
a todas las personas sólo como cargas para la bioesfera, como
bocas sin cerebro y sin manos, yerra por parcial. Si piensa que sus
conciudadanos son fuerza de trabajo y potencial creador,
mientras que los de más al Sur sólo son un sumidero de
subvenciones, entonces yerra por racista. Ahora bien, un
crecimiento intenso de la población, unido a otras circunstancias,
como por ejemplo, un consumo igualmente intenso o una
tecnología deficiente, sí puede provocar problemas ambientales.
Según el informe Geo-2000, en 1995 el ciudadano medio de
América del Norte consumía más de 1600 litros de combustible,
cuando el europeo medio consumía unos 330 litros. Estados Unidos
es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, y sus
emisiones per cápita son mayores que las de cualquier otro país del
mundo. Así, por ejemplo, el consumo energético de Estados Unidos,
con tan sólo 230 millones de habitantes, equivale al de una
población de 1300 millones de habitantes que consumiesen cada
uno de ellos como un habitante medio de la India. Es decir, la
población no es un problema, pero una población derrochadora,
mal educada en cuestiones ambientales, extremadamente
empobrecida o que cuente con una tecnología deficiente, sí que
puede constituir un problema para el medio. Si pensamos en los
demás sólo como bocas, las políticas neomathusianas serán las

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preferidas. De hecho eso es lo más fácil. Es lo que gobiernos y


organismos internacionales suelen hacer cuando quieren dar la
impresión de que hacen algo. Pero si atendemos a toda la
complejidad de la situación, en lugar de interferir en las decisiones
privadas sobre procreación, o de culpabilizar a los pobres por
tener muchos hijos, buscaremos un giro hacia valores distintos del
mero consumo, tenderemos a dotar a las poblaciones de mejor
información, más educación (particularmente a las mujeres, lo cual
incide inmediatamente sobre la cuestión demográfica), ayudas
para el desarrollo tecnológico, fomento de la estabilidad política,
de la justicia social y de la democracia... En pocas palabras, el
desarrollo humano estabiliza la demografía y mejora las relaciones
con el medio, como muestra la experiencia histórica. Pero nada
garantiza la inversa, es decir, que las políticas neomalthusianas que
inciden directamente sobre el crecimiento demográfico
favorezcan el desarrollo humano y la salud del entorno. Sin
embargo, una concepción errónea de lo que es un problema
ambiental puede conducir a tales políticas.

c) Otra observación importante se refiere al cambio histórico en los


datos. Aparecen nuevos problemas, otros antiguos caen puestos
en este peculiar ranking. Los primeros conservacionistas
americanos estaban preocupados sobre todo por la desaparición
de ciertos espacios naturales, paisajes y ecosistemas. Seguro que en
la década de los setenta se hubiesen citado como primeros
problemas el de la contaminación, el de la escasez de recursos,
vinculado entonces al crecimiento demográfico, y el de la carrera
armamentística. En la década de los setenta, la que se ha dado
en llamar "década catastrofista"51, las obsesiones ambientales
predominantes no incluían el cambio climático. Esta década
estuvo marcada por la Conferencia de Estocolmo (1972) y el
Informe del Club de Roma, realizado por Denis Meadows y
publicado por el MIT (Massachusetts Institute of Technology) en
1972. Este informe, titulado Los límites del crecimiento, apuesta

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por la fórmula del "crecimiento cero". Se generó entonces lo que se
ha dado en llamar una cultura de la limitología. Sin embargo, en
1992, ha aparecido un nuevo Informe Meadows más ponderado
bajo el significativo título de Más allá de los límites del crecimiento.
Las previsiones más pesimistas sobre el agotamiento de recursos,
veinte años más tarde no se han cumplido. Esa es una buena
noticia, pero hay que preguntarse en qué medida la misma
publicidad que recibieron esas previsiones contribuyó a que no se
cumpliesen. Como señala Hans Jonas, no hay que culpar al
profeta si las catástrofes que anuncia no llegan; tal vez su voz
ayudó a evitarlas.

En general, se puede decir que el clima catastrofista de los


setenta se ha ido superando, y que empiezan a aparecer datos
favorables que conviene destacar, entre ellos, el aumento de la
conciencia ecológica. Los informes más recientes, como el Geo-
2000, no pasan por alto estos indicios positivos. Aparte de una
mayor conciencia de lo que sucede, se han dado grandes
avances en cuanto a la legislación ambiental, al grado de
conocimiento de los problemas, se ha controlado con cierta
eficacia la emisión de gases que dañan la capa de ozono, ha
disminuido la contaminación urbana en los países desarrollados, se
aprecia una deceleración demográfica en casi todo el planeta,
se ha despertado un verdadero interés por formas de consumo y
productos más ecológicos, en muchos países la producción
industrial más limpia empieza a ser también más rentable, las áreas
protegidas como reservas naturales han crecido y algunos países
empiezan a ver en su fauna -mejor viva que muerta- un auténtico
recurso económico, muchas especies están esquivando la
extinción, se han dado grandes progresos tecnológicos que
permiten ahorro energético... Por supuesto, todo ello no debe
hacernos olvidar que muchos problemas siguen vigentes y algunos
incluso se han exacerbado. Pero el reparar en lo positivo es una
forma de decirnos a nosotros mismos que las cosas pueden

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mejorar, ya que han mejorado en algún sentido, por lo tanto tiene


sentido afirmar el deber moral de trabajar para que en efecto
mejoren.

d) Es digno de atención el hecho de que aparezcan problemas que


empiezan a ser vistos también como "ambientales", cuando antes
eran vistos sólo como sociales, económicos o morales
(gobernabilidad deficiente, valores sociales cambiantes, pobreza,
guerras y conflictos). La inclusión de los problemas sociales dentro
la agenda ambiental se produjo por primera vez con claridad en la
Conferencia de Estocolmo (1972). En los países no desarrollados se
empezaba a respirar una cierta atmósfera de neocolonialismo
ecológico. Los lamentos del mundo rico por la naturaleza
perdida, en gran medida sacrificada en aras del desarrollo por
esos mismos países, amenazaban con impedir el despegue
económico del resto del mundo. En la Conferencia de Estocolmo
un grupo de países no desarrollados consiguieron que la agenda
incluyese también como problemas ecológicos las cuitas más
urgentes de los humanos. De hecho parece que empezamos a
pensar todos los problemas de la humanidad desde el prisma
ambiental, del mismo modo que hace unas décadas se pensaba
casi todo desde el prisma social. En nuestros días da la impresión
de que lo social queda subsumido bajo lo ambiental. Reparemos,
en este sentido, en dos conceptos recientes, cada día más
utilizados, el de desarrollo sostenible y el de índice de desarrollo
humano. Ambos tratan de superar modelos de pensamiento social
(liberales o socialistas) de corte economicista. No es que lo
económico se niegue, es que se pretende integrar en una visión
ambiental más amplia. Los costes ecológicos deben ser tenidos en
cuenta, y las condiciones ambientales también forman parte de la
noción de desarrollo humano. Del mismo modo, la cuestión de la
justicia ha resultado afectada en los últimos tiempos por el
pensamiento ambiental. Ya no se trata sólo de que la riqueza se
reparta de un modo justo, sino también los riesgos, muchos de ellos

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de carácter ecológico. Así, la pobreza, muchas veces consiste,
más que en la privación de bienes, en la exposición a riesgos.
Podemos pensar en la maltrecha industria nuclear y
armamentística de los soviéticos, o en la contaminación extrema
de las grandes ciudades ubicadas en los países en desarrollo, o en
la inseguridad alimentaria de los países pobres o de las capas de
población más pobres de los países ricos (un buen ejemplo lo
tenemos en lo que sucedió en España con el llamado "síndrome
tóxico"). También cuestiones tradicionalmente éticas, como las
relacionadas con los valores empiezan a ser vistas en su cara
ecológica. Así, una hipervaloración del consumo de bienes se
convierte en un auténtico problema ecológico. Otro tanto se
puede decir de la incapacidad para apreciar los valores estéticos
de los parajes naturales, o la insensibilidad ante el sufrimiento de
otros seres.

e) Por supuesto, en nuestra percepción de los problemas hay también


variaciones locales y regionales. Es de suponer que los habitantes
de Chernobil estarán más preocupados con lo nuclear que otros,
y que las poblaciones de las islas del Pacífico estarán más atentas
al cambio climático que otras. En África, la prioridad en cuanto a
los problemas ambientales la tienen la degradación de la tierra, la
deforestación, la reducción de la diversidad biológica y de los
recursos marinos, la escasez de agua y el deterioro de su calidad y
de la del aire, y, por supuesto, la pobreza de muchos seres
humanos. En muchas regiones de Asia el problema de la pobreza
también es grave, junto con la presión sobre los recursos que ejerce
una población muy numerosa dotada de unas tecnologías no
siempre adecuadas; en las áreas más populosas o áridas de Asia,
la escasez de agua dulce también constituye un reto importante.
En Europa la superficie forestal ha aumentado, pero la salud de los
árboles no es buena en muchas zonas, se han reducido las
emisiones que generan lluvia ácida, así como las de gases de
efecto invernadero, pero las emisiones de CO2 en la zona

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occidental siguen siendo altas (aproximadamente un 15% de las


que se producen en el mundo); en ello tiene mucho que ver el
transporte por carretera. Muchas especies de vertebrados están
en peligro de extinción, las pesquerías están también cerca de la
escasez y muchas ciudades han sobreexplotado sus recursos de
agua, pero la contaminación urbana ha sido reducida de manera
importante en la mayoría de las ciudades occidentales. La
América Latina y El Caribe sufren un deterioro de las tierras de
cultivo debido a malas prácticas, especialmente con plaguicidas, y
técnicas obsoletas, la cubierta vegetal disminuye y el fenómeno El
Niño ha contribuido a que disminuya aún más, la contaminación
urbana es uno de los problemas más serios de la región, y, de
nuevo, la pobreza. En América del Norte gran parte de los
problemas ambientales derivados de la industrialización y
urbanización están siendo controlados; además, al igual que en
Europa Occidental, existe ya un cuerpo de legislación ambiental;
el problema ambiental más intenso en América del Norte está
relacionado con el consumo masivo de bienes y de energía, de ahí
una emisión también masiva de gases de efecto invernadero;
resulta una incógnita lo que sucederá en la región con los cultivos
transgénicos. El calentamiento podría dañar seriamente los
bosques, y el desplazamiento de las franjas climáticas podría hacer
inoperantes las medidas de protección de espacios naturales que
se han tomado. Las regiones polares siguen amenazadas por la
oscilación del ozono, aunque no se sabe bien por qué está más
afectada la Antártida que el Polo Norte, que está más cerca de
los lugares de mayor emisión CFCs; en este problema, la
concertación obtenida en el Protocolo de Montreal ha resultado
moderadamente eficaz, se puede afirmar que es una de las
cuestiones ambientales ante las que se ha reaccionado
correctamente; por otra parte, los ecosistemas de estas zonas son
muy frágiles y los daños difícilmente reversibles, de modo que
muchas especies se hallan amenazadas, sobre todo por el cambio
climático que daña sus hábitats, por ejemplo a través de la

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reducción de los hielos; tampoco son desdeñables los cambios
introducidos por la contaminación y el turismo, aunque ya existen
herramientas legales, como el Protocolo de Madrid, que
establecen moratorias para ciertas actividades en la Antártida; el
Ártico se ha beneficiado evidentemente del fin de la Guerra Fría
(en general es una buena noticia para el ambiente que desde el
final de este conflicto los gastos militares globales hayan ido en
descenso).

f) Hay una serie de items que se mencionan por la incertidumbre


que producen, no porque sean en sí mismos problemáticos o
causas ciertas de problemas. En ese caso están las tecnologías de
la información o de la ingeniería genética.

g) Ciertas cuestiones ambientales aparecen varias veces, aunque


vistas desde distintas perspectivas. Por ejemplo la subida del nivel
del mar y el cambio climático, la escasez de agua dulce y la
contaminación del agua potable, el deterioro del suelo y la
desertización, la contaminación química y la eliminación de
residuos... (Marcos, 2001, pp. 87-94).

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II. Responsabilidad social y sostenibilidad ambiental: un


compromiso ético.

2.1. Viejos y nuevos imperativos Hans Jonas2


a) El imperativo categórico de Kant decía: «Obra de tal modo
que puedas querer también que tu máxima se convierta en
ley universal». El «puedas» aquí invocado es el de la razón y su
concordancia consigo misma. Presupuesta la existencia de
una sociedad de actores humanos (seres racionales
actuantes), la acción tiene que ser tal que pueda ser pensada
sin autocontradicción como práctica universal de esa
comunidad. Obsérvese que aquí la reflexión fundamental de
la moral no es ella misma moral, sino lógica; el «poder querer»
o «no poder querer» expresa autocompatibilidad o
autoincompatibilidad lógica, no aprobación o
desaprobación moral. Pero no hay autocontradicción en la
idea de que la humanidad deje un día de existir y tampoco la
hay, por consiguiente, en la idea de que la felicidad de las
generaciones presentes y próximas se obtenga a costa de la
infelicidad o incluso de la inexistencia de generaciones
posteriores; finalmente, tampoco implica autocontradicción
lo contrario: que la existencia y la felicidad de las
generaciones posteriores se obtengan a costa de la
infelicidad y aun el exterminio parcial de las presentes. El
sacrificio del futuro en aras del presente no es lógicamente más
atacable que el sacrificio del presente en aras del futuro. La
diferencia consiste sólo en que en un caso la serie continúa y
en el otro no. Pero de la regla de autoconcordancia dentro
de la serie – por larga o corta que ésta sea– no cabe deducir
que deba continuar, prescindiendo del reparto de felicidad e
infelicidad o el predominio de la infelicidad sobre la felicidad o
incluso de la inmoralidad sobre la moral; se trata de un
mandamiento completamente diferente, que se encuentra

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fuera de la serie y la precede y que, a la postre, sólo puede ser
justificado metafísicamente.

b) Un imperativo que se adecuara al nuevo tipo de acciones


humanas y estuviera dirigido al nuevo tipo de sujetos de la
acción diría algo así como: «Obra de tal modo que los efectos
de tu acción sean compatibles con la permanencia de una
vida humana auténtica en la Tierra»; o, expresado
negativamente: «Obra de tal modo que los efectos de tu
acción no sean destructivos para la futura posibilidad de esa
vida»; o, simplemente: «No pongas en peligro las condiciones
de la continuidad indefinida de la humanidad en la Tierra»; o,
formulado, una vez más positivamente: «Incluye en tu elección
presente, como objeto también de tu querer, la futura
integridad del hombre».

c) Es evidente sin más que la violación de esta clase de


imperativos no implica contradicción racional alguna. Puedo
querer el bien actual sacrificando el bien futuro. De igual
manera que puedo querer mi propio final, así también puedo
querer el de la humanidad. Sin incurrir en contradicción
alguna conmigo mismo puedo preferir tanto para mí como
para la humanidad un fugaz relámpago de extrema plenitud
al tedio de una infinita permanencia en la mediocridad. Pero
el nuevo imperativo dice precisamente que nos es lícito, en
efecto, arriesgar nuestra vida, pero que no nos es lícito
arriesgar la vida de la humanidad; que Aquiles tenía sin duda
derecho a elegir para sí una efímera vida de hazañas gloriosas
antes que una larga vida segura y sin fama (con la suposición
tácita, claro está, de que habrá una posteridad que sabrá
contar sus hazañas), pero que nosotros no tenemos derecho a
elegir y ni siquiera a arriesgar el no ser de las generaciones
futuras por causa del ser de la actual. Por qué carecemos de
ese derecho, por qué, al contrario, tenemos una obligación

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para con aquello que todavía no es en absoluto y que


tampoco tiene «en sí» por qué ser –que, en cualquier caso, en
cuanto no existente, no tiene ningún derecho a exigir
existencia–, eso no es algo fácil de justificar teóricamente y es
quizás imposible de justificar sin la religión. Nuestro imperativo
lo toma por el momento, sin justificarlo, como un axioma.

d) Es evidente, por otra parte, que el nuevo imperativo se dirige


más a la política pública que al comportamiento privado,
pues éste no constituye la dimensión causal en la que tal
imperativo es aplicable. El imperativo categórico de Kant
estaba dirigido al individuo y su criterio era instantáneo. Nos
invitaba a cada uno de nosotros a considerar qué es lo que
sucedería si la máxima de nuestra acción actual se convirtiera
en principio de una legislación universal, o bien si lo fuera ya
en ese instante; la autoconcordancia o no concordancia de
tal universalización hipotética es convertida en prueba de mi
elección privada. Pero en esta reflexión racional no tenía
parte alguna el que hubiese alguna probabilidad de que mi
elección privada se convirtiese de hecho en ley universal o de
que solamente contribuyese a tal universalización. De hecho
las consecuencias reales no son contempladas en absoluto y
el principio no es el principio de la responsabilidad objetiva,
sino el de la condición subjetiva de mi autodeterminación. El
nuevo imperativo apela a otro tipo de concordancia; no a la
del acto consigo mismo, sino a la concordancia de sus efectos
últimos con la continuidad de la actividad humana en el
futuro. Y la universalización que contempla no es de ningún
modo hipotética, es decir, no es la mera transferencia lógica
del «yo» individual a un «todo» imaginario y sin ningún vínculo
causal con ello («si todos obraran así»).

2 Jonas, H. (1995). El principio de responsabilidad: Ensayo de una ética para la civilización

tecnológica. Barcelona: Editorial Herder.

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Antes al contrario, las acciones sometidas al nuevo
imperativo –acciones del Todo colectivo– tienen su
referencia universal en la medida real de su eficacia; se
«totalizan» a sí mismas en el progreso de su impulso y no
pueden sino desembocar en la configuración del estado
universal de las cosas. Esto añade al cálculo moral el
horizonte temporal que falta en la operación lógica
instantánea del imperativo kantiano: si este último remite a
un orden siempre presente de compatibilidad abstracta,
nuestro imperativo remite a un futuro real previsible como
dimensión abierta de nuestra responsabilidad. (Jonas,
1995, pp. 39-41).

2.2. La ética ambiental y la sostenibilidad global3

a) Definiciones y conceptos claves: la ética ambiental consiste en


el estudio de las cuestiones y principios normativos
relacionados con las interacciones de los seres humanos con
el ambiente natural, y con sus contextos y consecuencias. Es
un sector crucial de la ética aplicada, implícitamente
necesario para la orientación de los individuos, las sociedades
y los gobiernos de cara a determinar los principios que afectan

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a sus políticas, sus estilos de vida y sus acciones en toda la


gama de problemas ambientales y ecológicos, y a evaluar de
estas acciones, estilos de vida y políticas.

Los problemas ecológicos resultan del trato de los seres


humanos con los sistemas del mundo natural. Algunos ejemplos
familiares son la contaminación, el agotamiento de los recursos
naturales, la destrucción de las especies y la vida silvestre, así
como el aumento de la desertificación. Cuando empezó a
utilizarse la expresión “problemas ecológicos”, en los años
sesenta y setenta, a menudo estos problemas parecían
relativamente de poca dimensión y localizados, pero hoy en
día es difícil resistir a la impresión de que tanto su alcance
como su extensión son globales, y que lo que está en juego es
nada menos que el futuro del planeta. Desde luego, estos
problemas son en parte de carácter científico, pero la ciencia
y la tecnología por sí solas no pueden resolverlos, porque se
trata de lo que se debe hacer, y el intento de solucionarlos
implica recurrir a valores y principios éticos, y por consiguiente
a la ética ambiental.

b) Consecuencias para las políticas internacionales: Ya he


señalado varias consecuencias para las políticas
internacionales, a saber:
 Hay que considerar la posible adopción de la Carta de la
Tierra (UICN, 2000);
 El desarrollo sostenible debe interpretarse de modo
consecuente, es decir, como la sostenibilidad fuerte de
Daly y de conformidad con la cuarta columna del
diagrama de Dobson y con la interpretación de Alan
Carter (Daly, 1995; Dobson, 2001; Carter, 2000); además es
necesario limitar la deforestación y promover la
preservación de la biodiversidad por medios que atraigan
el apoyo de la comunidad forestal;

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 Simultáneamente, para hacer frente al cambio climático
antropogénico es necesario concertar un nuevo acuerdo
que prevea políticas de contracción y convergencia y en
el que participen los países en desarrollo sobre una base
equitativa; las cuestiones éticas conexas, como ha
señalado Donald A. Brown (2002), deben estudiarse bajo
los auspicios de la UNESCO;
 Las políticas internacionales deben tener en cuenta las
necesidades de las generaciones futuras, incluida la
estabilización de la población a un nivel sostenible, y
promover la planificación de la satisfacción de las
necesidades de alimentos y agua potable; todo esto se
indica implícitamente en mi estudio de las obligaciones
hacia el futuro;
 Debe reconocerse que el principio de precaución es
susceptible de aplicación objetiva, en particular en lo
relativo al calentamiento global. (Attfield, 2010, pp.75-95).

25 Attfield, R. (2010). La ética ambiental y la sostenibilidad global. En Henk A. M. J. ten Have. Ética

ambiental y políticas internacionales. París: UNESCO.

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III. Los fundamentos éticos de la responsabilidad social.

3.1. Une macro-éthique en trois dimensions pour l’ère


cosmopolitique: Vertu, Justice, Soutenabilité4

Le devoir de soutenabilité a ainsi été fondé sur le devoir


d’autonomie, qui est une condition de possibilité transcendantale
de toute idée du devoir (s’il existe quelque chose comme un
devoir, celui-ci concerne un être autonome). La justice intra et
intergénérationnelle exige le respect et la promotion d’un monde
soutenable comme monde où les humains puissent progresser
continument en autonomie personnelle et collective, en faisant
vivre leur espace public cosmopolitique de la «société civile
universelle» de la façon la plus hospitalière possible, sur une
planète la plus habitable possible, pour toutes les générations
possibles. La production économique de richesse y est
subordonnée à l’exigence de ne provoquer aucune misère
d’hétéronomie plus grande que le bénéfice escompté par la dite
richesse, en prenant en compte les effets collatéraux globaux de
l’activité économique mondiale. Y est aussi interdite toute
production de misère qui impliquerait une menace irrémédiable
pour le monde, un risque de disparition du monde.

Ce nouveau devoir d’une justice cosmopolitique pour la


sauvegarde de l’union et du progrès en autonomie de l’humanité
aurait sommeillé jusqu’à présent, car les possibilités techniques de
ne pas lui obéir n’auraient que tout récemment été découvertes,
c'est-à-dire les possibilités de mettre le monde entier en péril,
l’humanité entière en menace de disparition ou de rupture. Mais
cette situation nouvelle ne signifierait pas qu’il s’agisse d’un devoir
subordonné, de moindre importance, ou bien d’une déontologie
spécifique à certaines professions, bien que les sciences et les
entreprises soient effectivement mises en première ligne, à côté
des Etats, pour se responsabiliser face à ce devoir de soutenabilité,

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car ce sont les processus de grande puissance que déchaînent
leurs activités qui peuvent entrainer les conséquences proscrites
par ce devoir. Cependant, si devoir il y a, il s’adresse
intrinsèquement à tout être raisonnable capable d’autonomie. La
situation planétaire nouvelle qui est la nôtre réveille donc ce devoir
enfoui, cette responsabilité globale de l’humanité pour elle-
même, donc pour son monde, sa planète, son avenir. Moralement
parlant, est aujourd'hui franchi le chemin génésique qui va de la
demande que Dieu adresse à Caïn de prendre soin de son frère,
jusqu’à la demande qu’Il adresse à Noé de prendre soin du
monde. (…)

Mais si l’exigence d’extension universelle est bien au cœur de


la morale, tant chinoise qu’occidentale, la «macro-éthique»
planétaire d’aujourd'hui demande de dépasser la simple
dimension personnelle élargie de l’exemplarité morale pour tous
les autres vers l’institutionnalisation d’une gestion publique
cosmopolitique de l’éthique universelle, puisqu’il nous faut
gérer les effets globaux des actions collectives où, par
définition, l’individu se trouve dépassé par des processus sériels
dont il ne peut plus directement avoir une conscience perceptive
et un souci moral. Déjà, dans le passage de la morale vertueuse
face à mon prochain, à la justice entre tous les membres de la
communauté du peuple, l’imagination éthique personnelle se
trouve devant un problème d’une complexité difficilement
dominable. Se représenter la communauté est plus difficile que de
percevoir autrui. Mais dans le contexte des effets collatéraux
globaux d’une activité planétaire sans sujet, qui est le domaine
propre de la problématique de l’insoutenabilité, le problème de
l’imagination éthique devient crucial. (…)

26 Vallaeys, F. (2011). Les fondements étiques de la Responsabilité Sociale. (Tesis de doctorado,

Université Paris Est Créteil). Recuperada de https://tel.archives-ouvertes.fr/tel-00704533/document

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De là le fait qu’au travers des processus de gouvernance


consensuelle, qui s’imposent aujourd'hui comme une nécessité
pour tous (personne n’ayant plus assez de pouvoir et
d’indépendance pour «faire cavalier seul»), il faille réaliser le cadre
institutionnel approprié à la gestion publique planétaire de la
soutenabilité de l’humanité: (1) un “ordre cosmopolitique
juridique” entre tous les Etats ; (2) un ordre cosmopolitique de
“l’économie de marché à l’échelle globale” entre tous les acteurs
économiques; (3) un ordre cosmopolitique des sciences entre tous
les acteurs scientifiques; (4) un “ordre multiculturel de la société
humaine” comme cadre relationnel coresponsable et coopératif
pour mener à bien toutes les autres négociations et discussions.

Le devoir universel de soutenabilité vient donc se glisser dans


les deux béances d’une éthique personnelle vertueuse qui doit se
faire macro-éthique mondiale et d’un droit étatique qui doit se
dépasser en droit cosmopolitique pour l’hospitalité humaine. La
Soutenabilité devient ainsi la troisième dimension de l’éthique,
après la dimension de la Vertu personnelle et celle de la Justice
commune. Il semble donc que le souci moral rationnel et universel
pour la soutenabilité du monde constitue à part entière un
nouveau domaine de législation universelle qui permette de
déterminer, à côté et en relation avec ce qui est bon ou mauvais
(vertu personnelle), avec ce qui est juste et injuste (droit de la
communauté juridique), ce qui est soutenable et insoutenable en
référence à l’existence de l’humanité entière, dans le tout
cosmopolitique transhistorique. S’il en est bien ainsi, on assisterait,
à l’ère technoscientifique de la possibilité de mettre en danger la
continuité du monde de l’humanité, à l’émergence d’un nouveau
devoir universellement exigible et opposable à la volonté des
humains, en plus de la morale personnelle et de la justice
interpersonnelle et interétatique, qui viendrait donner la troisième
dimension qui manquait à l’éthique pour être véritablement
universelle.

22
FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDULO IV
On peut aborder cette «éthique en trois dimensions» de
manière génétique, en faisant jouer le pouvoir d’auto-
débordement de l’éthique par l’entremise du «tiers». En lointain
écho du devoir de déployer de Mencius, chez Lévinas comme
chez Ricœur, le «tiers» vient constamment inquiéter la relation
éthique qui voudrait trop facilement se contenter et s’enfermer
dans le face-à-face avec un «autrui» présent directement à ma
perception, saturant mon imagination éthique par l’urgence de
ma responsabilité vis-à-vis de lui, mais me rendant aveugle à «tout
le reste», c'est-à-dire au monde. (…)

C’est de cette manière que tout Etat révèle ses insuffisances,


ses exclusions, ses étrangers sans-droits, et que l’on passe, de tiers
en tiers, du groupe au peuple, du peuple au monde, de
l’hospitalité d’autrui à l’hospitalité universelle cosmopolitique
transgénérationnelle. Et c’est encore ce même scandale de
l’exclusion qui fait s’intéresser aujourd'hui aux laissés-pourcompte
non-humains qui, eux aussi, ne lassent pas de déranger la
tranquillité repue du citoyen nanti de ses droits. D’où l’on voit que
l’on peut, par l’entremise du «tiers» et le conflit permanent entre
Vertu qui donne et Justice qui calcule, engendrer la Soutenabilité
comme devoir d’inclure à tous les tiers, humains et non-humains,
dans un même monde d’hospitalité universelle. La morale est
exigence d’universel, elle ne se satisfait que dans la complétude
d’un souci pour tout le monde, pour le tout du monde, qui
parachève l’idéal de bonté de la Vertu et l’idéal de justice du Droit.
Dans cette idée d’une responsabilité globale pour la soutenabilité
planétaire, il s’agit finalement de ne plus oublier «personne», donc
qu’il n’y ait plus de fatalité, seulement de la responsabilité. Et
n’oublier personne, pour Edgar Morin, c’est faire des humains “les
bergers des nucléo-protéinés que sont les êtres vivants”.

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDUL
MÓDULO IV

On peut aussi aborder cette «éthique en trois dimensions» de


façon thématique et systémique, comme le fait Edgar Morin lui-
même, qui pense l’humain comme une trinité
individu/société/espèce, la difficulté étant de penser ces trois
termes à la fois, dans une pensée complexe, et de ne pas réduire
son imagination éthique à une ou deux dimensions, en oubliant
ensuite qu’on a produit cette mutilation, ce qui conduirait ensuite
à une action mutilante sur la réalité. Il serait fatal de réduire
l’humain à la seule individualité, à la seule socialité, ou à la seule
espèce: (…)

De cette discipline de pensée complexe, Edgar Morin tire


une série de conclusions, premièrement, sur l’entre-production de
chacun des termes. Les individus produisent la société et
l’espèce, qui produisent les individus, chaque dimension étant
moyen et fin des deux autres: les individus éphémères, les sociétés
plus durables, l’espèce permanente. Deuxièmement, il en tire une
éthique trinaire: auto-éthique, socio-éthique, anthropoéthique,
qu’il faut là encore penser ensemble en articulant les exigences de
chaque dimension avec les autres, sans chercher à réduire la
complexité et ainsi à mutiler l’éthique. L’autoéthique concerne
l’autonomie individuelle, ce que nous avons appelé la vertu, en
référence à Kant. La socio-éthique concerne la problématique
civique, ce que nous avons appelé la justice. Et l’anthropo-éthique
concerne l’éthique du genre humain, ce que nous avons appelé
la soutenabilité. La systématisation des trois éthiques produit une
«éthique planétaire», ou «éthique de l’humanité» (les termes sont
synonymes pour Morin), qui affronte les trois problèmes de
fragmentation de l’humanité: une interdépendance qui ne crée
pas de solidarité; une communication technique et mercantile
incessante qui ne crée pas de coopération; une accumulation de
connaissances scientifiques qui ne crée pas de compréhension. Le
but final de cette éthique planétaire est de: “surmonter

24
FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDULO IV
l’impuissance de l’humanité à se constituer en humanité.”
(Vallaeys, 2011, pp. 391-398).

3.2. Traducción de “Una macro-ética en tres dimensiones para


la cosmopolítica: virtud, justicia, sostenibilidad”5

El deber de sostenibilidad ha sido así fundado sobre el deber


de autonomía, que es una condición de posibilidad trascendental
de toda idea del deber (si existe alguna cosa como un deber, esta
concierne a un ser autónomo). La justicia intra e intergeneracional
exige el respeto y la promoción de un mundo sostenible como
mundo donde los humanos pueden progresar continuamente en
autonomía personal y colectiva, poniendo en vivo su espacio
público coasmopoliítico de la sociedad universal de la manera
más hospitalaria posible, sobre un planeta más habitable posible,
para todas las generaciones posibles. La producción económica
de riqueza y está subordinada a la exigencia de no provocar
ninguna miseria de heteronomia más grande que el beneficio
descontado por la llamada riqueza, tomando en cuenta los
efectos colaterales globales de la actividad económica mundial.
Y también está prohibido toda producción de miseria que
implicaría una amenaza irremediable para el mundo, un riesgo
para la desaparición del mundo.

Este nuevo deber de una justicia cosmopolítica para la


salvaguarda de unión y de progreso en autonomía de la
humanidad habría descansado hasta el presente porque las
posibilidades técnicas de no obedecerle no habrían sido
descubiertas más que recientemente, es decir, las posibilidades
de colocar al mundo entero en peligro, la humanidad entera en
amenaza de desaparición o de ruptura. Pero esta nueva situación
no significaría más que se actuase bajo un deber subordinado, de
menor importancia, o bien de una deontología específica para
ciertas profesiones, de manera que las ciencias y las empresas

25
FILOSOFÍA Y ÉTICA
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MÓDULO IV

sean puestas efectivamente en primera línea, al costado de los


Estados, para responsabilizarse frente a este deber de
sostenibilidad, porque estos son los procesos de gran potencia
que desencadenan sus actividades que puedan arrastrar las
consecuencias proscritas de este deber. Sin embargo, si tiene que
haber, se direcciona intrínsecamente a todo ser razonable capaz
de autonomía. La nueva situación planetaria que es la nuestra
despierta luego ese deber enterrado, esta responsabilidad global
de la humanidad para ella misma, luego para su mundo, su
planeta, su porvenir. Moralmente hablando, hoy se cruza el
camino genésico que va desde la petición que Dios dirigió a Caín
de ocuparse del cuidado de su hermano, hasta la petición que él
dirige a Noé de ocuparse del mundo…

Pero si la exigencia de extensión universal está bien en el


corazón de la moral, tanto china como occidental, la “macro-
ética” planetaria de hoy pregunta por dejar atrás la simple
dimensión personal extendida de ejemplaridad moral para todos
los demás hacia la institucionalización de una gestión pública
cosmopolítica de la ética universal, puesto que él nos hace
administrar los efectos globales de las acciones colectivas donde,
por definición, el individuo se encuentra atrás por unos procesos
seriales de los cuales no se puede tener más que directamente
una consciencia perceptiva y una preocupación moral. Ya,
dentro del pasaje de la moral virtuosa frente a mi prójimo, a la
justicia entre todos los miembros de la comunidad del pueblo, la
imaginación ética personal se encuentra delante de un problema
de una complejidad difícilmente dominable. Representarse la
comunidad es más difícil que percibir otra. Pero en el contexto de
los efectos colaterales globales de una actividad planetaria sin
sujeto que es el dominio propio dela problemática de la
insostenibilidad, el problema de la imaginación ética deviene en
crucial.
7 Traducción libre al castellano de “Une macro-éthique en trois dimensions pour l’ère

cosmopolitique: Vertu, Justice, Soutenabilité” hecha por Luis Bretoneche

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDULO IV
De ahí el hecho que a través de los procesos de gobernanza
consensual, que se imponen hoy como una necesidad para todos
(nadie tenga suficiente poder e independencia para “cabalgar
solo”), el falla en realizar el cuadro institucional apropiado a la
gestión pública planetaria de la sostenibilidad de la humanidad:
(1) un “orden cosmopolítico jurídico” entre todos los Estados; (2) un
orden cosmopolítico de “la economía de mercado para la escala
global” entre todos los actores económicos; (3) un orden
cosmopolítico de las ciencias entre todos los actores científicos; (4)
un “orden multicultural de la sociedad humana” como cuadro
relacional corresponsable y cooperativo para conducir bien todas
las otras negociaciones y discusiones.

El deber universal de sostenibilidad viene luego a deslizarse


dentro de los dos béances de una ética personal virtuosa que
debe hacerse macro-ética mundial y un derecho estatal que
debe dejarse atrás el derecho cosmopolítico para la hospitalidad
humana. La sostenibilidad se vuelve así la tercera dimensión de la
ética, después de la dimensión de la Virtud personal y aquella de
la Justicia común. Parece, pues, que la preocupación moral
racional y universal para la sostenibilidad del mundo constituye
todo un nuevo dominio de legislación universal que permita
determinar, al lado y en relación con aquello que es bueno o malo
(virtud personal), con aquello que es justo e injusto (derecho de la
comunidad jurídica), aquello que es sostenible e insostenible en
referencia a la existencia de la humanidad entera, dentro de toda
la cosmopolítica transhistórica. Si esto es así, nosotros asistiríamos
a la era tecnocientífica de la posibilidad de poner en peligro la
continuidad del mundo de la humanidad, a la emergencia de un
nuevo deber universal exigible y opuesto a la voluntad de los
humanos, además de la moral personal y de la justicia
interpersonal e interestatal que vendría dar la tercera dimensión
que faltaba a la ética para ser verdaderamente universal.

27
FILOSOFÍA Y ÉTICA
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MÓDULO IV

Se puede abordar esta “ética en tres dimensiones” de


manera genética, haciendo jugar el poder de auto-
desbordamiento de la ética por la intermediación del tercio. En el
lejano eco del deber se despliega en Mencius, en casa de Lévinas
como en casa de Ricœur, el “tercio” viene constantemente a
inquietar la relación ética que desearía muy fácilmente
contentarse y encerrarse dentro de frente a frente con “otro”
presente directamente en mi percepción, saturando mi
imaginación ética por la urgencia de mi responsabilidad enfrente
de él, pero volviéndome ciego a “todo el resto”, es decir, al
mundo.

Es de esta manera que todo el Estado reverla sus


insuficiencias, sus exclusiones, sus extranjeros sin derechos, y que
se le pase, de tercero en tercero, del grupo al pueblo, del pueblo
al mundo, de la hospitalidad de otro a la hospitalidad universal
cosmopolítica transgeneracional. Y es aún este mismo escándalo
de exclusión que hace interesarse hoy a los recuentos no humanos
de la izquierda que, ellos también, no dejan de desordenar la
tranquilidad ahíta del ciudadano garantizando sus derechos.
Dónde se le ve que se puede, por la mediación de “terceros” y el
conflicto permanente la Virtud que otorga y la Justicia que
calcula, engendrar la Sostenibilidad como deber de incluir todos
os terceros, humanos y no humanos, dentro de un mismo mundo
de hospitalidad universal. La moral es exigencia universal, ella no
se satisface más que dentro de la completud de una
preocupación por todo el mundo, por el total del mundo, que
completa el ideal de la bondad de la Virtud y el ideal de justicia
del Derecho. Dentro de esta idea de una responsabilidad global
para la sostenibilidad planetaria, se actúa finalmente para
tampoco olvidar a “nadie”, puesto que para que no haya más
fatalidad solamente la responsabilidad. Y no olvidar a nadie, para
Edgar Morin, es hacer de los humanos “los pastores de los núcleos-
proteicos que son los seres vivos”.

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDULO IV
Se puede también abordar esta “ética en tres dimensiones”
de manera temática y sistémica, como lo hace el mismo Edagar
Mori, quien piensa al humano como una trinidad
individuo/sociedad/especie, la dificultad es de pensar estos tres
términos a la vez, dentro de un pensamiento complejo, y de no
reducir su imaginación ética a una o dos dimensiones, olvidando
enseguida que se ha producido esta mutilación, esto que
conducirá enseguida a una acción mutilante sobre la realidad.
Sería fatal reducir al humano a la sola individualidad, a la sola
sociabilidad, o a la sola especie: …

De esta disciplina de pensamiento complejo, Edgar Morin


saca una serie de conclusiones, primeramente, sobre la entre-
producción de cada uno de los términos. Los individuos producen
la sociedad y la especie que producen los individuos, cada
dimensión es medio y fin de los otros dos: los individuos efímeros,
las sociedades más durables, la especie permanente. En segundo
lugar, Saca de ahí una ética trinitaria: autoética, socioética,
antropoética, que es necesario aún pensar juntos articulando las
exigencias de cada dimensión con los otros, sin buscar de reducir
la complejidad y así mutilar la ética.

La autoética concierne a la autonomía individual, eso que


nosotros hemos llamado la virtud, en referencia a Kant. La
socioética concierne a la problemática cívica, eso que hemos
llamado la justicia.

Y la antropoética concierne a la ética del género humano,


eso que nosotros hemos llamado la sostenibilidad. La
sistematización de las tres éticas produce una “ética planetaria”
o “ética de la humanidad” (los términos son sinónimos para Morin),
quien afronta los tres problemas de fragmentación de la
humanidad: una interdependencia que no crea solidaridad; una
comunicación técnica y mercantil incesante que no crea

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
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MÓDULO IV

cooperación, una acumulación de conocimientos científicos que


no crea comprensión. Pero el final de esta ética planetaria es de:

“Coronar la impotencia de la humanidad para constituirse en


humanidad”

IV. La responsabilidad social empresarial: USMP empresa


socialmente responsable.

4.1. Responsabilidad Social Empresarial6

En el entendimiento de la necesidad de preservar el equilibrio


hombre-naturaleza, y el saber que la industria y el empresario son
responsables no solamente de ser un agente generador sino
gestor de una sociedad más justa, se cimientan los principios

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDULO IV
fundamentales que hacen a la RSE. A partir de esta comprensión
más amplia del rol del empresario como tal, se entiende a la RSE
como una herramienta de gestión empresarial, como una nueva
visión de hacer negocios que añade a la preocupación habitual
del desempeño económico, la preocupación en el impacto sobre
los integrantes de toda la cadena productiva (stakeholders).

La RSE se convierte a partir de este momento en una actitud


estratégica, en la que las empresas deben aprender a escuchar,
comprender y satisfacer las expectativas de todos los
“stakeholders”. En la medida en que las empresas desarrollan
prácticas responsables refuerzan su imagen externa e institucional,
alcanzando mayores niveles de credibilidad, lealtad y
reconocimiento entre sus clientes, trabajadores, proveedores,
accionistas, autoridades y comunidad en general.

Evidentemente, esto repercute positivamente en su marca,


servicios y productos, creando un valor añadido para sus clientes
e incrementando la habilidad de la empresa para competir en el
mercado. Diversas empresas comprometidas con la
responsabilidad social empresarial han experimentado beneficios
tanto cuantitativos como cualitativos en su operación general. Es
así como a través de los años se ha comprobado que una política
de responsabilidad social empresarial alineada con las metas
estratégicas y la cultura interna de la empresa tiene como
resultado el mejoramiento de su desempeño financiero, la
reducción de costos operativos y /o el mejoramiento en la imagen
de su marca y reputación.

6 Instituto para la Calidad Empresarial. (s.d.). Responsabilidad social empresarial. Lima: USMP y Facultad

de Ciencias Administrativas y Recursos Humanos. Recuperado de


http://www.administracion.usmp.edu.pe/ice/actividades-nivel-interno/responsabilidad-social-
empresarial/

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDUL
MÓDULO IV

Enfoque de Responsabilidad Social de la USMP

La Universidad de San Martin de Porres, asume la


responsabilidad social como el compromiso de promover el desarrollo
sostenible de la sociedad, cuidando el ambiente y propiciando la
construcción de una sociedad moderna, justa y equitativa, desde los
ejes estratégicos de gestión, formación, investigación y extensión; el
cual se enfoca en cumplir con las necesidades y expectativas de
nuestros Stakeholders.

La responsabilidad social nos lleva a direccionar nuestra gestión


teniendo en cuenta nuestros impactos sociales y ambientales, esta
incorpora:
 Programas de adaptación y protección ambiental
 Campañas de Marketing responsable.
 Mejora de las condiciones y calidad de trabajo que se brinda al
personal.
 Manejo de residuos.

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDULO IV
En tanto, la proyección social /extensión universitaria, lo asumimos
como el enfoque de nuestras acciones (servicios o actividades) para
logar una mejor calidad de vida en los actores de nuestra comunidad
universitaria, esta incorpora:
 Programas de Universidad Interna dirigido a todo el personal de
manera gratuita que busca fortalecer capacidades en temas que
tengan un impacto sobre el desempeño y desarrollo personal y/o
profesional.
 Financiamiento a programas de desarrollo y crecimiento
profesional que abracan desde un diplomado de especialización
hasta programas de posgrado.
 Programas de becas.
 Campañas integrales de salud.
 Sensibilización y conciencia ambiental.

4.2. USMP recibe por quinto año consecutivo el distintivo Empresa


Socialmente Responsable7

El Distintivo Empresa Socialmente Responsable es un


reconocimiento otorgado por Perú 2021 a aquellas empresas que
han asumido la cultura de responsabilidad social y la desarrollan
a través de sus políticas y prácticas de actuación cotidiana, como
forma de gestión orientada a la competitividad sustentable y
responsable.

En esta última edición, fueron reconocidas 58 empresas


peruanas; siendo 100 organizaciones galardonadas a lo largo de
las seis ediciones del Distintivo ESR desde el año 2011, con el
objetivo de distinguir la gestión social de las empresas, impulsar el
compromiso social de los empresarios, promover la
responsabilidad social empresarial y la sostenibilidad a nivel
nacional.

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FILOSOFÍA Y ÉTICA
MÓDUL
MÓDULO IV

La ceremonia de premiación se llevó a cabo el día 16 de


junio del presente año, posicionando a la USMP como la primera
y única universidad del país en obtener este distintivo por quinta
vez consecutiva y acreditando públicamente ante sus
empleados, inversionistas, alumnos, autoridades y sociedad en
general, el compromiso de una gestión socialmente responsable
como parte de nuestra cultura y estrategia de negocio midiendo
indicadores basados en valores y cultura organizacional,
desarrollo del entorno y gestión de riesgos e impactos.

El Dr. Daniel Valera Loza, decano de la Facultad de Ciencias


Administrativas y Recursos Humanos, fue el encargado de recibir
este Distintivo, en representación de todas las Facultades e
Institutos que integran el Comité de Responsabilidad Social
Empresarial de la USMP.

7 Instituto para la Calidad Empresarial. (27 de julio de 2017.). USMP recibe por quintro año

consecutivo el distintivo de Empresa Asocialmente Responsable. Lima: USMP y Facultad de


Ciencias Administrativas y Recursos Humanos. Recuperado de
http://www.administracion.usmp.edu.pe/ice/2017/07/27/usmp-recibe-quinto-ano-consecutivo-
distintivo-empresa-socialmente-responsable/

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MÓDULO IV
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Responsable. Lima: USMP y Facultad de Ciencias Administrativas y
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