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Hated You Then
Hated You Then
M. Robinson
HATED YOU THEN
Love Hurts Duet 01
Sinopsis:
No podía recordar un tiempo antes de ella... Harley Jameson.
Antes de que ella me poseyera.
Me odiaba. Me necesitaba.
Antes la odiaba...
Las cosas eran simples. Teníamos un entendimiento. Hacernos
bullying. Luchar. Odiar. Es lo que hacíamos.
Mente. Cuerpo. Alma. Así amábamos.
Pensé que nada cambiaría eso, hasta que cambió.
Ella era mía. Siempre lo había sido. Siempre lo sería.
Nada alteró eso.
No cuánto la odiaba.
No cuánto me odiaba.
Especialmente, no cuánto odiaba...
AMARLA.
Prólogo
<>Harley<>
Presente
<>Jackson<>
—¡Estás caminando demasiado rápido, come culos! ¡Me voy a
caer!
—¡Entonces cáete! ¡Como si me importara!—le respondí, molesto
y frustrado porque estaba pegado a su quejumbroso culo.
—¡Si me caigo, entonces vendrás conmigo!
Antes de que pudiera responder, ella lanzó sus brazos alrededor
de mi estómago. Todo el frente de su cuerpo pegado a mi espalda.
—¡Suéltame, mono araña!
—¡No! ¡Disminuya la velocidad o nos caeremos!
No me detuve, estaba demasiado enojado. En su lugar, comencé a
trotar.
—¡Jackson, más despacio!
—¡Nunca!
Corrí más rápido y, en su mayor parte, ella me siguió.
Aferrándose a mí más y más fuerte con cada paso.
—¡No puedo respirar!
—¡Bueno!
—¡Harley! ¡Suéltate!
—¡Nunca!
Y entonces la pequeña mierda saltó sobre mí, envolviendo sus
piernas alrededor de mi cintura con su brazo libre alrededor de mi
cuello, asfixiándome. No era que no pudiera sostener su peso, estaba
acostumbrado a arrastrar a los muchachos sobre mí en el football y
ella no pesaba nada en comparación con ellos. Era el hecho de que
acababa de llover esa mañana y la hierba y la tierra todavía estaban
resbaladizas.
Mis pies se deslizaron debajo de mí y lo siguiente que supe fue
que caí de bruces en el barro. Llevándola conmigo.
Segundos después, la escuché reír a carcajadas.
—¡Oh hombre! —Ella se rio más fuerte—. ¡Esto es mucho mejor
de lo que pensé que iba a ser!
Cuando levanté la cabeza del asqueroso lodo, ella la agarró y me
empujó hacia abajo.
—¡Esto es por mi muñeco Ken, asesino de su esposa! ¡Él nunca ha
sido el mismo!
Tiré mi cabeza hacia atrás, sosteniéndola con todas mis fuerzas,
sabiendo que lo haría de nuevo si tuviera la oportunidad.
—¡Será mejor que corras y te escondas, Harley!—le advertí.
—¡No te tengo miedo!
Y con eso, agarró un puñado de barro y me lo tiró en la cara.
Riéndose de nuevo.
—¡Oh, suficiente!
—¡Hazlo, tarado!
Antes de que la última palabra saliera de su boca, me senté y nos
di la vuelta, así que ahora estaba encima de ella. La camiseta se
estiraba tanto como podía, dándome más espacio para mostrarle
quién mandaba.
Ella jadeó.
—¡Jackson Pierce! No te atrevas...
Le golpeé la cara con dos puñados de barro.
g p p
—¿Qué fue eso, Harley Jameson? ¿No puedo oírte?
—Jack…
—¡Soy tu dueño! ¡Nunca olvides eso! —Aplasté dos puñados más
en su cara—. ¿Qué estabas diciendo sobre patearme el culo? ¿Con
qué bolas, niña?
En un movimiento rápido, ella se apartó, lo suficientemente lejos
como para darme un rodillazo en las mías.
—¡Con tus bolas, cara de pedo!
Rodé sobre mi espalda, gimiendo de dolor.
¿Creéis que eso la detuvo? No.
—¡Soy tu dueña!—repitió ella, golpeándome con puñados de
barro en la cara, uno tras otro—. ¡Y tú nunca lo olvides!
—¡Harley Josie Jameson!—gritó su mamá, haciéndonos saltar y
chocar cabezas—. ¡Ni siquiera diez minutos! ¡Ni siquiera pudiste
hacerlo por diez minutos!
—Uh, oh—susurró, y aproveché la conmoción de que la
atraparan para derribarla con un enorme puñado de barro a un lado
de la cara.
—¡Jackson Ashlyn Pierce!—añadió mi madre, las dos corriendo
hacia nosotros.
—Yo gano. Siempre. Levántate. Ahora. Están usando nuestros
nombres completos, así que estamos en problemas.
Harley me miraba como si quisiera matarme, y yo tenía la misma
expresión en mi rostro.
—Te. Odio.
—No. Tanto. Como. Yo. Te. Odio. A. Ti—le recordé, queriendo
decir hasta la última palabra.
Nos pusimos de pie al mismo tiempo, chocando entre nosotros.
Queriendo ser el primero en estar de pie.
—Para—dije con los dientes apretados, dándole un codazo.
—Tú para. —Ella me devolvió el codazo.
—¡Ambos parad ahora mismo!—ordenó mi madre, y lo hicimos.
Estábamos de pie uno al lado del otro con la cabeza gacha. Cubiertos
con barro de pies a cabeza.
—¿Qué tienes que decir a tu favor, jovencita?—le preguntó su
madre, ahora de pie frente a nosotros.
Harley se encogió de hombros, sin mirar hacia arriba.
—Al menos no nos quitamos la camiseta.
Asentí. Ella tenía razón. No sé cómo todavía la teníamos puesta,
pero lo hacía. Colgando de un hilo.
—Jackson, ve a limpiarte—exigió mi madre en el tono que
significaba que estaba jodido—. Tienes cinco minutos para entrar en
el coche y nos vamos a casa. Has arruinado suficientemente el día de
todos.
—Lo siento—dije.
—No, no lo sientes. Esa es la peor parte.
—Lo siento por arruinar tu día, no por ella.
—Suficiente. Di una palabra más y tu padre se involucrará. ¿Me
entiendes?
—Sí, señora.
Me quité la camiseta e hice lo que me dijo. No esperé otro
segundo, o quién sabía en cuántos problemas más me metería, y no
estaba dispuesto a averiguarlo.
Antes de que Harley pudiera decir algo más con su ruidosa y
estúpida boca, me fui. Caminando hacia el costado de la casa club,
fuera de la vista.
Agarré la manguera y comencé a lavarme cuando escuché:
—Una chica te pateó el culo. ¿Cómo se siente, estrella de football?
Mis ojos se dirigieron a Cash. Mi ira creció tan pronto como
escuché su voz. A Harley, podía manejarla. Cash era otra historia.
Nos odiábamos, pero de una manera muy diferente a ella y a mí.
Algo en él me cabreaba. No sabía qué era, pero estaba ahí cada
vez que lo veía a él y a Harley juntos. Que era muchas veces. Estaban
unidos en la cadera.
La forma en que estaban juntos...
La forma en que él la defendía...
La forma en que tocaba su guitarra y le cantaba sus estúpidas
canciones mientras ella bailaba...
La forma...
La forma...
La forma...
Todo sobre la amistad de esos dos era molesto. Él pensaba que
era mejor que yo porque su mejor amiga era una chica. Harley ni
siquiera era una chica bonita. Parecía una piñata explotada la mitad
del tiempo. Tenía chicas mayores que me querían… animadoras.
Todo lo que él tenía era a Harley.
Sonreí.
—No es diferente a que ella te tenga envuelto alrededor de su
dedo meñique, chico juguete. ¿Por qué no vuelves corriendo con
Harley, Cash? Puedes limpiarle todo el barro ya que ella es dueña de
tus pelotas.
—Dice el tipo cuyas bolas ella acaba de patear.
—¡Cash!—gritó Shiloh, atrayendo nuestra atención hacia ella—.
¡Su mamá viene hacia aquí! ¡Te vas a meter en problemas!
—Mejor escucha, Cash, o te quitarán la guitarra otra vez, y
entonces ¿cómo vas a aburrir a todos con tu falta de talento?
—Supongo que de la misma manera que lo haces en tus partidos
de football.
—Soy el MVP, imbécil. Sin mí, ni siquiera pueden jugar.
—Sigue diciéndote eso, Jackson. Dado que el football es lo único
que tienes a tu favor.
—¡Cash! ¡Vamos! ¡Puedes pelear con Jackson más tarde! Si a ti
también te castigan, ¿con quién voy a pasar el rato?
Me reí.
—Ve a estar con tu otra amiga perdedora.
—Al menos tengo una chica. Dos, en realidad.
—¡Cash! ¡Lo digo en serio! ¡Trae tu pellejo!
Retrocedió, dejándome allí.
Dios, lo odio.
Todo el viaje a casa fue tranquilo, aparte de que mi madre dijo
que tenía que ir directamente a la ducha y luego reunirme con ella
en la cocina.
Hice exactamente eso, con la esperanza de que mi padre no
estuviera esperando con ella cuando volviera a bajar.
Él estaba.
Mierda.
—Siéntate, hijo—me ordenó mi padre.
Asentí, tomando asiento frente a ellos en la isla.
—Tu mamá está muy molesta contigo, Jackson. Yo tampoco
puedo decir que estoy feliz contigo. Especialmente porque sabes que
tu madre ha estado estresada y abrumada este último año.
Tenía razón. Lo sabía.
Mi madre siempre fue la mejor mamá que pudo ser, pero durante
el último año, había comenzado a olvidar cosas. Como recogernos de
la escuela o recogerme de la práctica de football. Se olvidaba de los
juegos, las citas médicas, incluso cosas pequeñas como su bolso o las
llaves del coche.
No era propio de ella en absoluto, y creo que era porque se
encargaba de demasiadas cosas. Nunca nos decía que no a ninguno
de nosotros, ni siquiera a mi padre. Éramos todo su mundo, y ella
nunca decía esto en voz alta, pero yo sabía que era su favorito.
Pasaba la mayor parte del tiempo con ella, viendo sus estúpidas
películas para chicas, cocinando con ella. Cualquier cosa que ella
quisiera hacer, yo estaba dispuesto.
Era mi mamá y me encantaba pasar tiempo con ella. Teníamos un
vínculo especial.
Pero nada podría haberme preparado para lo que sucedió
después...
Nada.
Mamá me miró y abrió la boca para decir mi nombre completo, al
menos eso es lo que supuse, porque cada conversación cuando
estaba a punto de ser castigado comenzaba de esa manera. Pero no
salió nada.
—Mamá... ¿estás bien?
Ella solo me miró fijamente, casi como si no pudiera hacer que su
boca dijera lo que quería. No tenía ningún sentido. Ella sabía mi
nombre. Era mi mamá.
Ella me había puesto el nombre.
—Mamá...
Mis ojos volaron de regreso a mi padre, y por primera vez en mi
vida, vi una mirada en sus ojos que nunca olvidaría...
Miedo.
Y lo supe...
Nuestras vidas nunca volverían a ser las mismas.
Capítulo 6
<>Harley<>
Pasado: nueve años
Diecinueve...
Veinte...
Veinte uno...
Veintidós...
Veintitrés...
—Hola, mamá—la saludé, entrando en su habitación.
Siempre daba veintitrés pasos.
Veintitrés segundos.
Veintitrés latidos del corazón para volver a verla.
Levantó la vista de lo que fuera en lo que estaba perdida y me
sonrió.
—Hola—exhaló con ojos brillantes y vacíos.
Siempre se veía tan cansada, como si estuviera constantemente
luchando contra algo dentro de sí misma.
Una guerra total por su cordura y paz mental.
Alejándome de ella, dejé mi mochila y los girasoles que recogí
por el camino en la silla. Sosteniendo mi cabeza hacia abajo por unos
momentos para tomar un poco de aire.
Inhala y exhala, Jackson.
Adentro y afuera
Sólo. Sigue. Respirando.
Necesitaba un segundo para ordenar mi mierda. Siempre lo
necesitaba. No importaba cuántas veces me dijera que esto iba a ser
más fácil. Nunca lo era. En todo caso, siempre se hacía más difícil.
Nada en la mujer frente a mí me recordaba a mi madre.
Sus ojos.
Su sonrisa.
Su risa
Ni siquiera...
Su amor.
—¿No tienes escuela?—preguntó de la nada, haciendo que mis
ojos regresaran a los suyos.
Sonreí. No pude evitarlo. No podía ocultar el alivio que sentía.
—La tuve. Vine aquí directamente de la escuela. Es viernes. Tu
día favorito.
Ella reflejó mi expresión y dijo:
—Porque todos mis hijos estarán en casa durante dos días
completos.
Se me humedecieron los ojos, tampoco había forma de ocultarlo.
Sintiendo una cantidad abrumadora de emoción porque estaba
teniendo un buen día.
Nunca sabía que era peor... cuando recordaba o cuando no.
A mí. Ella. A nosotros.
Ella todavía tenía más días buenos, que malos. Sin embargo,
cuando eran malos, eran los peores.
—Sí, mamá. Dos días enteros con todos tus chicos en casa.
—Preparé tu cena favorita. Carne asada sin zanahorias.
Me reí.
—Odio las zanahorias. Son una verdura sin sentido. Saben a
nada.
—Pero son muy buenas para tu mente. Tienes que ser como tu
padre, no como yo. Nunca como yo.
—¿Quieres que te cepille el cabello, mamá?—le pregunté,
cambiando de tema.
—¡Oh sí! Me encantaría—respondió ella con los ojos brillantes.
Odiaba cuando me miraba así. Como si quisiera hacer un
recuerdo de mi rostro, de este momento, de este día.
De mí.
Ella no debería tener que hacerlo. Ella debería saberlo.
Pero no lo hacía.
Nada de esto era justo. Ni cuando empezó todo, ni cuando nos
enteramos de lo que estaba pasando, ni nada de lo que siguió.
Mis pies se movían por su propia voluntad. Centímetro a
centímetro, paso a paso, me acerqué a ella con los girasoles y el
cepillo en la mano.
Sus ojos se abrieron, radiantes.
—Mis favoritas.
Asentí.
—Sí, mamá. Los girasoles son tus favoritos. —Mi pecho se
apretaba con cada segundo que pasaba entre nosotros.
Poco a poco, se sentía como si estuviera perdiendo más y más
aire a medida que me acercaba a ella. Mi corazón estaba en mi
garganta, latiendo a un kilómetro por minuto.
Respira, Jackson. No dejes de respirar.
Cerrando los ojos, tragué saliva antes de estar de pie frente a ella.
—¿Estás bien?
—Sí—mentí—. Estoy bien.
—¿Por qué te ves tan triste?
Abrí los ojos, mirando directamente a los suyos.
—Porque te amo—solté sin pensar.
—Cariño, yo también te amo.
Cerré los ojos de nuevo, luchando contra las lágrimas.
Mantente fuerte. Necesitas mantenerte fuerte.
Los niños nunca deberían tener que experimentar esto. Nadie
debería tener que experimentar algo así. Dicen que cuando pasas por
un trauma, un cambio drástico que te cambia la vida, de repente te
ves obligado a crecer. Volviéndote más sabio más allá de tus años.
Madurar de maneras que no tenían sentido, excepto para las
personas que pueden haber experimentado eventos similares.
Todo eso era cierto, pero cada vez que estaba con ella, me sentía
como el muchacho, el chico, el niño que se suponía que era.
Su hijo.
Su primogénito.
Su favorito.
Quería a mi mamá de vuelta. Lo deseaba más que a nada.
Yo tenía una vida hace tres años. Tenía todo lo que podía pedir.
Vivía en un hogar lleno de amor y risas. Éramos una familia
perfecta. Mis padres tenían un matrimonio perfecto.
Todo eso ahora es un recuerdo lejano.
Pensar en cómo solían ser las cosas hacía que me doliera el
corazón. A veces me dolía tanto que no podía respirar. Tenía que
recordarme inhalar y exhalar.
Adentro y afuera. Adentro y afuera
Me despertaba todas las noches con pesadillas y no tenía a nadie
que me consolara. Nadie que me abrazara y me dijera que todo iba a
estar bien.
Nadie que me dijera que me amaba.
Que siempre me amarían.
La madre que había conocido se había ido y me había quedado
sin nada. Sin nadie. Lo último que quería era causarle estrés
adicional, sabiendo que no me llevaría a ninguna parte. Era uno de
sus mayores desencadenantes, solo causando que me dejara más
rápido.
Eso es lo que más dolía.
Estar solo con mis pensamientos, mis miedos, la realidad de que
podría ser yo un día en sus zapatos. Acostado en esa cama, rezando,
esperando recordar mi vida al final.
Negué con la cabeza, tratando de empujar lo que me devoraba
todos los días.
Mi mente se había convertido en mi peor enemigo.
Mucho más grande de lo que Harley Jameson jamás podría ser.
—Jackson, ven aquí, bebé.
No fue necesario que me lo dijeran dos veces, y fui con ella.
Abrazándola fuerte.
Por favor... por favor no me dejes.
—Shhh... está bien... estoy aquí...—susurró, abrazándome con la
misma fuerza. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba
llorando.
—¿Pero por cuánto tiempo?
—No lo sé, cariño. Simplemente no lo sé. Lo siento, Jackson.
Lamento mucho que esto esté sucediendo.
Me incliné hacia su abrazo, absorbiéndolo lo más posible, hasta
que no pude soportarlo más, así que lo dejé salir.
Lloré, más y más fuerte por no sé cuánto tiempo. Ella no me soltó,
ni me apartó. En todo caso, me abrazó con más fuerza, dejándome
sollozar todo el tiempo que necesitaba. Susurrando palabras
tranquilizadoras para ayudar a aliviar mi pena y el dolor que sentía
por todas partes.
—Por favor, no me dejes, mamá. No lo lograré sin ti. Me duele
mucho el corazón. A veces duele tanto que siento que me estoy
muriendo, y nunca termina. Está aquí. En mi mente. Pensando en ti...
en nuestra familia... en lo que nos va a pasar cuando ya no estés
aquí... Pienso en todo. No quiero que te vayas. No quiero perderte.
No quiero perderme—sollocé, incapaz de controlar mis emociones y
necesitando decirle cómo me sentía—. ¿Cuál es el punto de vivir la
vida si no puedo recordarla?
Tomé aire, tratando de encontrar algún tipo de consuelo.
Esperando.
Sintiendo como si siempre estuviera esperando.
Su agarre sobre mí se aflojó, y de repente me llenó de
desesperación. Sabiendo lo que venía. Cerré los ojos con más fuerza,
abrazándola. Rezando para que fuese suficiente para mantenerla allí
conmigo. Esa era la peor parte de esto, perderla una y otra vez.
—Mamá… por favor… pelea… por mí… por favor pelea por
mí…
Esa palabra.
Esas cuatro letras.
La primera palabra que dije.
La que ella me enseñó, una palabra que se suponía significaba el
mundo para ella. Resultó ser su mayor desencadenante para dejarme
a pesar de todo.
Pero no fue hasta que vomitó:
—No soy tu madre—que me mató de una vez por todas.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡No hagas esto! ¡No me hagas esto! ¡Estás ahí!
¡Sé que todavía estás allí!
—Apártate. De. Mí.
—Mamá, por fa…
—¡Dije, apártate de mí!
Me estremecí ante el sonido de su voz, su tono mezclado con
nada más que ira y odio. Era tan fácil para ella perder el control. En
segundos, pasaría de ser mi madre, a una mujer que no conocía. Qué
no me conocía.
—¡Pelea por mí!—le grité, tratando de comunicarme con ella—.
¡Soy tu hijo! ¡Tu Jackson! ¡Soy todo lo que siempre quisiste!
¡Acuérdate de mí! ¡Por favor solo recuérdame!
—¡Fuera! —Hervía de rabia desde lo más profundo de ella,
haciendo vibrar todo mi cuerpo. Agarrándose del costado de mis
brazos, trató de tirarme, pero no la solté.
No podía.
No lo haría
No cuando acababa de tenerla.
—¡No te conozco! ¡No te conozco!
—¡Si, me conoces! ¡Tú me hiciste!
—¡Apártate!
—Mamá…
—¡Mi nombre es Bailey! ¡No soy tu mamá! ¡Mi nombre es Bailey!
¡Apártate! Dije, ¡fuera!
—¡NO!—grité con todo dentro de mí, mi pecho subiendo y
bajando, mi corazón rompiéndose—. ¡Eres mi mamá! ¡Se supone que
debes amarme! ¡Estar allí para mí! ¡Ese es tu trabajo!—sollocé
incontrolablemente, pendiendo de un hilo.
—¡Doctor Pierce!—llamó a un hombre que ni siquiera estaba allí
—. ¡Sáquelo de aquí! ¡Sáquenlo de aquí ahora mismo!
—¡Él no es tu médico! ¡Él es tu esposo! ¡Somos tu familia!—jadeé,
luchando por inhalar y exhalar. Por aferrarme a lo que me quedaba
de ella.
—Jackson, no puedes hacer esto. No es bueno para ella—ordenó
una de las enfermeras, agarrándome. Apartándome de ella—. Te
tienes que ir.
—¡Vete a la mierda! ¡Es mi madre!
—No ahora mismo no lo es. ¡Estás empeorando las cosas!
Las lágrimas inundaron mis ojos, derramándose y rodando por
los lados de mi rostro.
—¡¿Cómo puede ser peor, que ella sin saber quién soy?!
—Lo siento, hijo, pero tienes que irte.
Mis dedos se aferraron a todo lo que pude, arrebatando el collar
de corazón del cuello de mi madre. Era lo único que le quedaba de
su infancia, pertenecía a su madre antes de que ella también la
olvidara.
—¡No me alejes de ella! ¡Por favor, no me alejes de ella!
No tenía control sobre mis emociones.
—¡Mantenlo alejado de mí! ¡Mantenlo alejado de mí!— repitió en
un tono que siempre me perseguiría—. ¡Te odio! ¡¿Me entiendes?
¡Yo. Te. Odio!
—¡Hijo, cálmate!—escuché a la enfermera decir por encima del
zumbido en mis oídos.
Ella me odia.
Mi madre me odia.
Dejé de luchar, me quedé sin aliento. Cada gramo de fuerza, de
voluntad, de amor que tenía por ella...
Ido.
La vi perder la cabeza.
Perderse.
No me quedaba nada por hacer.
Ella se había ido.
Otra vez...
¿Pero por cuánto tiempo?
—¡Lo odio! ¡No quiero volver a verlo nunca más! ¡No dejes que
vuelva! ¡Por favor! ¡Solo mantenlo alejado de mí!
La mirada en su rostro.
El sonido de su voz.
La forma en que me estaba rechazando.
Era demasiado para aceptar, demasiado para manejar, demasiado
para vivir. Porque en el fondo de mi mente, todo lo que podía
pensar, todo lo que podía ver, todo lo que podía sentir, era que ella
no me recordaba.
De todos en su vida...
Ella me olvidó primero.
Y todo lo que podía pensar era...
¿Cuánto tiempo, cuántos años, cuánto más me quedaba...
Hasta que yo también perdiera la cabeza.
Capítulo 9
<>Harley<>
—Jackson no parece estar del mejor humor en este momento,
Harley. Tal vez no sea un buen momento para mencionar esto—dijo
Shiloh mientras estábamos en la barbacoa dominical de mi padre.
Cash, Shiloh y yo estábamos en el cobertizo lejos de todos los
demás. Necesitaba estar a solas con mis mejores amigos en un
momento como éste. Necesitábamos hablar sobre la bomba atómica
que me lanzó la abuela hacía dos días cuando nos recogió en la
escuela.
Estaría mintiendo si dijera que no me sorprendió que Jackson y
Jagger estuvieran allí en primer lugar. Especialmente después del
truco que Jackson hizo en clase. Habían venido con el tío Noah y la
tía Skyler, y era la primera vez en lo que parecían meses desde que
pusieron un pie en el complejo.
Aunque Shiloh tenía razón, parecía que Jackson había visto días
mejores. Pasé todo el fin de semana pensando en lo que dijo la
abuela. No pude evitarlo. Quería restregárselo en la fea cara de
Pierce. Finalmente sabía la verdad detrás de sus malos modos.
Yo le gustaba.
Tal vez incluso me amaba.
—Es ridículo que incluso estés alimentando esa ridiculez—
intervino Cash, atrayendo mi atención hacia sus ojos—. ¿Es por eso
que estás tan arreglada? ¿Para él?
—¿Qué?—respondí, retrocediendo—. No estoy arreglada.
—Estás tan bonita como un melocotón hoy, Harley—.
Sonreí.
—¿En serio?
—¡Lo sabía!
Puse los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza.
—Cash, siempre me veo bien. Así es como me desenvuelvo.
—Nunca usas maquillaje.
—No estoy usando maquillaje.
Dio un paso hacia mí y deslizó el pulgar sobre mis labios,
mostrándome el residuo rosado que quedó en su piel.
—Eso no es lápiz labial. Antes comí una paleta de cereza.
—Harley, no estás engañando a nadie más que a ti misma.
—Solo quiero avergonzarlo como él me avergonzó a mí.
—Creo que hay más que eso.
—¿Cómo qué?
—No lo sé, Harley. Tú dímelo.
—Te lo dije. ¿Qué más quieres que diga?
—La verdad.
—¿Cuál es?
—No lo sé, Harley. Tú dímelo—repitió en un tono muy diferente.
—¿Qué pasa con tu actitud?
—No me gusta verte alborotada por un imbécil. Él no vale la
pena.
—No estoy alborotada por él.
—Él es de lo único que has hablado durante todo el fin de
semana.
—Eso es porque me cabreó.
—Él siempre te cabrea, pero nunca hablas tanto de él.
—Cash, toda mi clase de literatura cree que tuve mi período el
viernes. Es un poco traumático, ¿no crees?
—¿Desde cuándo te importa lo que la gente piense de ti?
—¡Desde que creen que me estaba desangrando por mi tutti frutti!
Shiloh comenzó a reírse.
—No es gracioso, chica.
—Tienes razón. No fue gracioso entonces, pero ahora es un poco
gracioso.
—¿Ah, en serio? ¿Fue gracioso cuando Trigger estaba olfateando
tu tutti frutti?
—Uf, asqueroso. No lo soporto.
Miré a Cash, que ahora estaba tocando su guitarra.
—Oh, lo siento—dijo él, captando mi mirada estupefacta—. Dejé
de escuchar cuando empezaste a hablar de sangrar.
Shiloh y yo nos reímos.
Chicos.
Pueden matar arañas, pero en el momento en que hablas de cosas
de chicas, se escapan como una trucha.
—Si te preocupa que ahora ame también a Jackson o algo así, te
equivocas. Ni siquiera me gusta, Cash. Deberías saber eso más que
nadie.
—Las chicas son raras. —Se encogió de hombros—. Recuerda,
tengo tres hermanas mayores. Giselle es la más rara de todas.
¿Cuántos años llevan ella y tu tío Mason jugando entre ellos?
—Por siempre.
—Ves—dijo y se encogió de hombros de nuevo—. Las chicas son
raras.
—Los chicos son mucho más raros que las chicas, Cash.
—Correcto—estuvo de acuerdo Shiloh, asintiendo conmigo.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque mira a Jackson. ¿Ves esta cicatriz? —Señalé mi codo—.
La conseguí cuando me dijo que no podía trepar al árbol más alto,
justo afuera de este cobertizo. Resultó que podía. Simplemente no
j q p p
podía bajar. Ahora éstas—señalé mis rodillas—, las conseguí porque
dijo que no podía andar en patineta tan rápido como él. Resultó que
sí podía. Simplemente no supe cómo parar. —Señalé la cicatriz en el
nacimiento de mi cabello—. Ahora ésta. ¿Te acuerdas de ésta,
verdad?
—Sí, a todos nos castigaron por eso—respondió Cash,
sacudiendo la cabeza—. Pasé veinte minutos tratando de
convencerte de que no lo hicieras, y aun así me metí en problemas.
Puse mis manos en las caderas.
—Yo aterricé, ¿no?
—Harley, no se suponía que debías aterrizar. Cuando haces BMX
desde una rampa hacia un lago, la bicicleta se queda frente a ti.
—Lo sé. Simplemente olvidé esa parte.
—Te costó cuatro puntos y un mes que todos estuviéramos
castigados porque ese imbécil te desafió.
—¡Exactamente!
Él me miró con los ojos entrecerrados, confundido.
—Estás demostrando mi punto.
—¿Cómo?
—Tengo toneladas de cicatrices de Jackson desafiándome a hacer
algo. Están por todo mi cuerpo, y cada vez que miro alguna de ellas,
recuerdo cómo la obtuve. ¿No lo ves? ¿Lo entiendes ahora? Las
cicatrices son permanentes, Cash. Simplemente, no se van.
—Estás llegando, Harley.
—Nah, eh.
—Vamos, Cash, tienes que admitirlo. Tiene algo de sentido—
intervino Shiloh—. Ha estado obsesionado con Harley desde que
éramos bebés. ¿Cuántas veces tu mamá nos ha contado la historia de
que Jackson hizo tropezar a Harley cuando dio su primer paso?
Incluso tienen una foto de él riéndose de eso.
—Más evidencia. —Asentí.
—Tienes razón en una cosa.
—¿En cuál?
—Jackson te ama—coincidió Cash—. Solo que ama odiarte.
—Tal vez él piensa que ella es su langosta—agregó Shiloh,
repitiendo lo que su madre siempre decía sobre las langostas. Una
langosta era tu alma gemela, porque se aparean de por vida. La idea
de que Jackson pensara que yo era su langosta.
Bueno...
No estaba preparada para eso.
—Oh, guau—exhalé con los ojos muy abiertos—. Jackson quiere
que piense en él siempre porque quiere que yo sea su langosta.
¡Chicos! ¡Jackson está totalmente enamorado de mí!
Todo estuvo bien durante un segundo hasta que esa frase salió
volando de mi boca. Nunca quise comerme las palabras tanto como
en ese momento.
La persona que menos esperaba decidió entrar y humillarme aún
más.
—¿Crees que te amo, Gremlin?—gritó él.
<>Jackson<>
—¡¿Crees que te amo, Gremlin?!—grité, entrando furioso en el
cobertizo.
Harley se giró instantáneamente cuando escuchó mi voz, sin
retroceder.
—¿Cuánto tiempo has estado escuchándonos?—respondió ella,
mirándome a los ojos.
—El tiempo suficiente para escuchar tu cuento de hadas. ¿Y qué,
niña? ¿Soy tu príncipe azul, ahora?
—No me llames así.
Nunca esperé este giro en los acontecimientos cuando vine aquí
para estar solo. Ni siquiera quería venir hoy, pero Noah me obligó.
Éste era el último lugar en el que quería estar.
Rodeado de tanta felicidad, de tanta risa, de tanto amor...
Cuando mi vida no era ninguna de esas cosas.
Quería hacer oídos sordos, huir, dejar de pensar en el mañana.
Era como una bomba de relojería en mi mente.
Tic...
Tic...
Tic…
¡Boom!
¿Cuánto tiempo tenía?
¿Con mi mamá?
¿Mi papá?
¿Mi familia?
¿Mi mente?
¿Mis recuerdos?
¿Mi futuro?
Segundos, minutos, horas, días, meses, años...
Mi vida se había reducido a nada más que tiempo. Duelo por la
pérdida de una persona que todavía estaba viva. Sabiendo que eso
no terminaba con ella.
Acababa de empezar.
Pensando únicamente en eso, me concentré en Harley. Mirándola
de arriba abajo mientras me dirigía hacia ella.
—¿Qué pasa si te amo, Harley? ¿Entonces, que?—dije con voz
ronca.
Ella se echó hacia atrás, sorprendida por mi pregunta.
Inesperadamente, esperando mi próximo movimiento. La vencería
en su propio juego, siempre lo había hecho. Pero como todo con
Harley, ella nunca se rendiría. Era lo que hacía que pelear con ella
fuera tan divertido y adictivo. Ella siempre se defendía, sin importar
qué.
Incluso si la avergonzaba.
Aunque intentara hacerla llorar.
Incluso si la lastimaba.
Incluso si...
Incluso si...
Incluso si...
Ella se mantenía fuerte.
Ella era una pequeña mierda así.
Pero no me inmuté. Seguiría intentando hacerla desmoronarse,
con la esperanza de que eso me mantuviera cuerdo.
—Estabas hablando mucho antes de que yo entrara. Charlando a
mil por hora, ¿y ahora qué? ¿No tienes nada que decir? ¿Es más fácil
hablar a mis espaldas que en mi cara? —Arqueé una ceja hacia ella,
burlándome de su comentario sobre su tutti frutti—. ¿Verdad, Frutti?
—Lo que diga cuando no estés cerca, te lo diré en la cara—dijo
con descaro, dando un paso hacia mí. Exactamente como sabía que
haría—. Ahora sé la verdad.
—¿En serio?
—Sí, en serio. Sé que te gusto. El secreto está fuera de la bolsa. La
abuela nos lo explicó a Shiloh y a mí. Ya no tienes que esconderlo o
fingir.
—¿No?
—No, pero me encantaría decirte, Jackson Pierce, que yo, Harley
Jameson, no te amo. En absoluto. Nunca. Jamás. Jamás. Jamás, te
amaré.
Puse la mano sobre mi pecho.
—Qué manera de aplastar el corazón de un chico, niña.
—Te dije que no me llames así.
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—¿Qué se supone que debo hacer ahora que sabes la verdad,
Harley? Sabes que me gustas. Siempre me has gustado. —Me incliné
cerca de su rostro—. Pero, ¿y que si incluso te amo?
—Jackson, deja de jugar—interrumpió Cash, haciendo que mis
ojos se clavaran en los suyos.
—Ocúpate de tus asuntos, niño juguete.
—No le hables de esa manera.
—¡Harley! No necesito que me defiendas de este títere. Solo está
jugando contigo.
—¿Estás celoso, Cash? ¿Tengo lo que quieres?
—¿Qué? —soltó Harley—. Cash, no me quiere. Solo somos
mejores amigos.
—Sigue diciéndote eso. Él es tu pequeña perra por una razón.
—La única perra que veo frente a mí eres tú, Pierce—me desafió
él, con las manos en puños a los costados.
—¿Qué, Cash? ¿Me vas a pegar?
Él negó con la cabeza.
—No tengo que hacerlo. —Asintiendo hacia Harley, él agregó—.
Porque ella lo hará.
Y ella hizo justo eso. Ella me empujó, pero no me moví.
—¡Apártate! Cash tiene razón, te estás haciendo enojar.
—Entonces, tendré que demostrártelo.
—Jackson, eso es suficiente. Estás poniendo los pelos de punta a
todos por nada—trató de convencerlo Shiloh.
—¿Pensaba que Harley era mi langosta? ¿No es eso lo que dijiste?
—No se suponía que escucharas eso.
—¿No es esto lo que todas las chicas quieren? ¿Qué las vea? ¿Qué
las escuche? ¿Qué las note? Bueno, estoy parado justo frente a ti,
Frutti, diciéndote que te veo. Ahora tienes mi atención, Harley. ¿Qué
vas a hacer con eso?
—No te amo. Ni siquiera me gustas. Especialmente ahora mismo.
Estás actuando raro.
—Los chicos son raros, ¿verdad?—repetí su comentario anterior.
—¡Santo cielo! ¿Cuánto tiempo estuviste escuchando? ¿A qué
juego estás jugando, Jackson?
—El juego que siempre hemos jugado. Hacer que Harley me
preste atención. Te reto a hacerte una cicatriz. Eso es todo lo que
quiero. A ti para siempre. Me meto contigo, te intimido, me burlo de ti
porque te quiero. Bueno, ¿adivina qué, niña? Tú, también me
quieres.
—¡Estás llevando esto demasiado lejos, imbécil con caca en el
cerebro! ¡Detente!
No dudé, lanzando mi mirada a Cash.
—¡Oblígame, marica!
Dio un paso adelante, pero fue detenido por el agarre de Shiloh
en su brazo.
—Antes, lo dijiste, Cash. Él no vale la pena.
—He querido darle una patada en el culo desde el preescolar.
—Estoy parado aquí, niño juguete. Veamos qué tienes.
—¡Detente!—ordenó Harley, poniendo sus manos en mi pecho—.
Esto es entre tú y yo, así que déjalo fuera de esto.
—Bien. —Me acerqué a su cara, nuestras narices casi se tocaban
—. Entonces, te mostraré cuánto te amo.
—Déjame besarte, Harley. Eso es lo que quieres, ¿verdad? Ya que
te amo tanto—espeté.
Capítulo 10
<>Jackson<>
—Puedes besar mi culo Jackson.
—Niña, solo quiero mostrarte cuánto te he amado siempre. No
me importa si tus amigos ven...
Ella retrocedió mientras yo avanzaba cuatro pasos. Apoyándola
contra la pared, la enjaulé con mis brazos.
Mantuvo la cabeza más alta, sin acobardarse. Siempre demasiado
terca para su maldito bien. Podía verlo en sus ojos, nadie conocía a
Harley como yo.
En pocas palabras, estaba llegando a ella.
Por eso pronuncié las palabras mágicas:
—Te desafío a que me dejes besarte.
Ella se echó hacia atrás, sorprendida de nuevo con la guardia
baja. De repente se dio cuenta de que no tenía adónde ir.
Toda mía.
—La Harley que conozco y amo nunca retrocede ante un desafío.
—Mis ojos se movieron a sus labios, atrapándola—. Te prometo que
te gustará.
Su mirada se posó en sus amigos, quienes estaban a punto de
reventar de furia en una esquina. Viéndonos.
Especialmente Cash McGraw.
Dos pájaros con una misma piedra.
Mi día de suerte.
—Vamos, Harley. Te. Desafío.
Ella tomó aire antes de morderse el labio inferior.
—¿Estás lista?—dije con tono burlón.
—No.
—Bueno. Me gusta tomar cosas de ti de todos modos.
—Tú eres la razón por la que no puedo tener cosas bonitas.
Solté una risita.
—Cállate y cierra los ojos.
—¡Harley! No puedes hablar en serio... —intervino Cash.
—¡Vete al diablo, McGraw!
—Bien. Dejaré que me beses.
—¡¿Qué?!—gritaron al unísono Shiloh y Cash.
—Pero si me metes la lengua en la boca, te la muerdo.
—¡Harley! ¡No dejes que te robe tu primer beso!—soltó Shiloh.
Ladeé la cabeza hacia un lado.
—¿Nunca te han besado?
Ella se sonrojó, encogiéndose de hombros.
—No.
Ya lo sabía, pero aun así fue impactante escuchar las palabras
salir de sus labios.
—No soy como esas animadoras sin cerebro que se dejan besar
por cualquiera. Incluyéndote a ti.
—Dice la chica que acaba de decir que podía besarla.
—Solo porque me desafiaste. Sabes que no puedo rechazar
ninguno de tus desafíos. Incluso si me meten en problemas. No
retrocedo por nadie. Soy una Jameson. Soy una cabrona hija de puta.
No estoy hecha de esa manera.
Sonreí. Su personalidad luchadora siempre me atrapaba. Era la
enemiga perfecta, dispuesta a cualquier cosa. El reto de nuestros
desafíos, bromas, la guerra en curso entre nosotros era tan adictiva
para ella, como lo era para mí.
—Entonces, dejaré que me robes mi primer beso.
—¡Harley! ¡Es tu primer beso! ¡No hagas esto! —dijo Shiloh,
molestándome aún más—. Es demasiado importante para ti. Él solo
quiere lastimar tu corazón. No dejes que te quite algo que significa
tanto. ¡Él no vale la pena!
Saber que esto significaba algo para ella.
Que era significativo.
Querido.
Guardado.
Sólo me hizo querer robarlo aún más.
Necesitaba mostrarle quién era el jefe.
Yo.
Siempre.
La poseía. Ella me pertenecía, y lo demostraba cada vez que decía
que sí, porque Harley nunca decía que no.
—Shiloh, ¿por qué no aprendes a cerrar la boca?
Harley me empujó.
—No le hables así. ¡Ella solo me está cuidando, ladrón de besos!
Las manos de Cash todavía estaban en puños a sus costados,
apretándose más y más cuanto más tiempo pasaba. Solo
alimentando mi odio por él. Esto iba a lastimarlo, y ese solo hecho
hizo que besar a Harley fuera mucho más satisfactorio.
—¡Déjala en paz!—rugió él.
—¡Oye, tipo duro! ¿A cuál? ¿A Harley o a Shiloh?
—¡Dije que la dejaras en paz!
—Oh, ¿así que es Harley otra vez? ¿Por qué? ¿Vas a tomar su
lugar? ¿Quieres que te intimide? Nunca aprendes, ¿verdad, Cash?
—¿Qué fue eso?
—Me escuchaste. Cría algunas bolas, hermano. A menos que no
tengas porque eres una chica. Siempre siendo el protector de Harley,
pero noticias de última hora... siempre estaré en su vida también.
—Es gracioso viniendo de ti, Jackson. Lo único que quieres es
atención. Eres un deportista que camina por la escuela pensando que
eres intocable. Que todas las chicas te desean y todos los chicos
quieren ser tú. Tratas a todos como una mierda y solo esperas que
caigan a tus pies. No puedes soportar el hecho de que Harley no te
quiera. Así que tienes estas bromas, estos desafíos, toda esta mierda
solo para llamar su atención. Noticia de última hora, Jackson...
siempre estaré en la vida de Harley cuando no tengas nada, ni a
nadie más que a tus tontos amigos deportistas, a quienes solo les
gustas porque eres popular. Tengo algo que nunca tendrás y no
puedes soportarlo. ¿Quién tiene las pelotas más grandes ahora,
hermano?
—Os mostraré a todos quién tiene las pelotas más grandes...
Volviendo a mirar a Harley, le pregunté—. ¿Estás lista?
—Cash. —Ella lo miró—. Tengo esto. Trayendo su mirada de
regreso a la mía, agregó—. Aunque tiene razón. Cash, siempre estará
en mi vida porque quiero que él esté. Tú, solo porque nuestras
familias son cercanas. Si no tuviera que verte o hablar contigo,
estaría viviendo mi mejor momento. No lo malinterpretes, no te
amo. Ni siquiera me gustas. Especialmente ahora, ladrón de besos.
Terminemos con esto. Hazlo para que sea otro reto en el que te gane.
Sonreí.
—Cierra los ojos para mí, niña.
Todo lo que decía le entraba por un oído y le salía por el otro. Sus
palabras no significaban nada para mí. Ella no significaba nada para
mí. La gente no puede lastimarte a menos que tú se lo permitas, y yo
nunca dejaría que ella me afectara. Era solo la chica...
Que odiaba.
Harley respiró hondo y cerró los ojos con tanta fuerza que pude
ver las arrugas en los rabillos de sus párpados.
Inclinándome cerca de su oído, donde solo ella podía oírme,
susurré:
—Relájate, Frutti. No te voy a lastimar. Al menos no en este
momento. Te gustará. Lo prometo.
—Como si alguna vez confiara en ti, Jackson Pierce.
La agarré por la nuca y la atraje hacia mí.
—No digas que no te lo advertí. —Dando una última mirada a su
rostro, me incliné para alcanzar su boca con la mía.
Ella tomó aire y me golpeó el olor a cereza de sus labios. Mi pulso
se aceleró.
¿Qué fue eso?
Ignoré los latidos acelerados de mi corazón, de repente
tamborileando tan fuerte que juraría que todos en el cobertizo
podían escucharlo. En vez de eso, fui directo a matar, sin querer que
nada, ni nadie me hiciera cambiar de opinión.
Una fracción de segundo, antes de que mi boca tocara la suya, fui
derribado. Inesperadamente embestido de lado. No tuve más
remedio que arrastrarla conmigo.
No tenía que preguntarme quién era.
Lo sabía.
Cash iba a pagar por esto, con mis puños en su cara.
Rápidamente levantó a Harley del suelo tomándola de la mano.
—¡Mierda! No pensé que te llevaría con él. —Una vez que estuvo
completamente de pie, él le preguntó—. ¿Estás bien?
Ella sacudió la neblina y se lo quitó de encima.
—Estoy bien.
—¡Si ella está lastimada, es por ti!—gruñí.
—¡La lastimas todos los días!
No importaba que hubiera gente por todas partes fuera de este
cobertizo, ninguno de nosotros retrocedió.
Me rompí.
Dejando ir toda mi ira reprimida.
Mi odio.
Mis frustraciones.
Sobre él...
—¿Sí? ¡Bueno, ahora te lastimaré a ti, McGraw!
Sin pensarlo dos veces, me puse de pie y cargué contra él.
Derribándolo contra el cemento.
—¡No!—gritó Harley, lanzándose rápidamente hacia nosotros—.
¡Suéltalo!
—¡Dejad de ser unos imbéciles! ¡Esto no está solucionando nada!
—gritó Shiloh, corriendo al lado de su primo.
No les prestamos ninguna atención, forcejeamos durante unos
minutos, cada uno tratando de ganar ventaja. Rodando con codos,
puños y piernas volando por todas partes mientras peleábamos en el
suelo.
Escuchamos a las chicas gritar y gritarnos que nos detuviéramos,
como si realmente ellas esperaran que lo hiciéramos.
—¡Nos vamos a meter en problemas porque estáis pensando con
vuestros estúpidos pitos!—chilló Harley—. ¡No tenéis nada que
probar! ¡No me importa quién tiene las pelotas más grandes! ¡Las
pelotas son feas! ¡Nadie quiere vuestras bolas!
Cash pudo darnos la vuelta y ponerse encima de mí. Finalmente
iba a recibir un golpe en su rostro cuando de repente fue tirado hacia
atrás, lejos de mí.
—¡Cash! ¡¿Qué carajos?!—lo reprendió Dylan, su padre.
El viejo de Harley me levantó del suelo.
—Calmaos, ¿sí?—ordenó, haciéndome retroceder a mí también.
—¿Qué pasa? ¿Os peleáis por Harley? —preguntó Dylan.
—A la mierda lo hacen—gruñó Creed.
—¡No, papi! ¡No se están peleando por mí! —le explicó ella,
sabiendo lo sobreprotector que él era con ella.
—Entonces, ¿por qué están tirados en el suelo, nena?
—Porque Jackson lo empezó.
—¡Mentira!—solté—. Tú. Empezaste.
—¿Yo? —Se señaló a sí misma—. ¿Cómo lo empecé?
—Diciéndoles que te amo.
—¿Qué carajos?—soltó su padre con desdén, apretando fuerte
sobre mi hombro lanzador.
—¿Qué tiene que ver eso con Cash?—soltó Dylan.
La abuela, el abuelo y la mamá de Harley entraron corriendo al
cobertizo.
—¿Que está pasando?—preguntó Mia, sus ojos escudriñándonos
a todos.
Me importaba un culo si estaba en problemas, o que su viejo me
estuviera sujetando con un apretón de muerte.
La expresión en el rostro de Harley valdría la pena.
Incapaz de contenerlo por más tiempo, escupí fuego.
—¿Crees que te amo, niña? Bromeo contigo... te odio. No te
soporto. Te lastimo porque puedo, porque quiero, porque lo
disfruto. No significas nada para mí. Nada—estallé.
—¡Ídem, imbécil!
—¡Harley Jameson!—la regañó su madre, mientras su viejo me
hacía girar, hirviendo de rabia justo ante mis ojos.
—¡Papá! ¡No lastimes a Jackson! ¡Lo tengo bajo control! ¡Soy una
Jameson! ¡Somos unos cabrones hijos de puta!
—¡Harley!—la reprendió Mia de nuevo, acercándose con paso
furioso.
—¡Eso es lo que ellos dicen! ¡Solo estoy repitiendo lo que dicen
papá y el tío Noah! ¿Por qué me meto en problemas? ¡Si papá
p p y ¿ q p ¡ p p
lastima a Jackson, entonces él se va a meter en problemas! ¡Solo estoy
cuidando a papá!
—Pequeña mierda, retrocede antes de que te enseñe modales.
¿Me entiendes?
—¡Ay Dios mío! ¡Creed!
—¡Mamá! ¡Está bien, le enseñaré modales! ¡Tengo mucho que
enseñarle y él tiene mucho que aprender!
Por el rabillo del ojo, parpadeé y de repente vi a mi padre
tropezar en el patio. Con una botella de alcohol en la mano, fue
como si apareciera de la nada. Haciéndome presenciar otra de mis
peores pesadillas. Ocurriendo justo frente a mí. Agradable y
lentamente. Para que todos lo vieran.
No quedada nada del hombre.
Del doctor.
Del padre que solía ser.
Del que me crio.
Del que me amó.
Del que cuidaba de todos.
Estaba tan perdido como mi madre.
Todos lo estábamos.
Nadie sabía lo que estaba pasando. Ni siquiera hablamos de eso.
Dolía jodidamente demasiado. Su cabeza se balanceaba de lado a
lado, pesando sobre su cuerpo. Era obvio que tenía cara de mierda,
tratando de mantenerse erguido y consciente. Tomó otro trago de la
botella, sin importarle que me estaba avergonzando.
Que se estaba avergonzando.
Que estaba avergonzando a nuestra familia.
Ni siquiera parecía que supiera dónde estaba.
—¿Qué es lo que está mal con él? —murmuró Harley, sin apartar
los ojos de mi padre.
Noah rápidamente se dirigió hacia él, agarrándolo del brazo.
—Aiden, ¿qué está pasando? ¿Condujiste hasta aquí así?
—Bailey...—balbuceó, tambaleándose por todos lados. Apenas
capaz de mantenerse de pie
—¡Dios, hombre!—le gritó Noah—. ¿Qué carajo pasa?
Intentó apartarlo de un empujón, tomando otro trago de su
preciada botella de licor.
—Bailey... Bailey... Bailey...
Noah negó con la cabeza, agarrándolo de nuevo del brazo.
—Por el amor de Dios, Aiden.
Nadie, incluyéndome a mí, lo había visto así. No se suponía que
averiguaran sobre mi madre. No así.
Nunca. Así.
Por segunda vez en los últimos dos años, supe que mi vida nunca
volvería a ser la misma. Cuando dijo la verdad, anunciándola a
todos.
—Ella se ha ido… mi Bailey… me dejó. Para siempre.
Acentuando las dos últimas palabras.
Excepto que no era el rostro de mi padre lo que me perseguiría
esta vez.
Era el de ella...
El de Harley.
La chica que más odiaba.
Capítulo 11
<>Harley<>
Me dolió la barriga el resto del día, y no como si hubiese comido
algo malo. Nunca olvidaría la expresión en el rostro de Jackson
cuando vio a su padre dando tumbos. Luego otra vez cuando dijo
que la tía Bailey se había ido para siempre.
Fue como si una bala le atravesara el corazón y su padre fue el
que apretó el gatillo. Fue la peor sensación de mi vida. Odiaba a
Jackson con cada parte de mí, pero en ese momento, sentí algo por él
que nunca antes había sentido.
Tristeza.
No entendía lo que estaba pasando. Los adultos hicieron que
todos los niños se quedaran afuera mientras llevaban al tío Aiden
adentro a puertas cerradas. Jackson no dijo una palabra más a
ninguno de nosotros, ni siquiera a su hermano que se veía como él se
sentía.
Como todos nos sentimos.
Horrible y asustado.
Tenía tantas preguntas sin respuestas.
Mis padres no dijeron una palabra en el camino a casa. Aunque,
en un momento, papá se acercó y agarró la mano de mamá. La besó
antes de dejarla en su regazo por el resto del camino a casa. Como si
necesitara abrazarla de cualquier forma que pudiera.
De una cosa estaba segura, lo que sea que estaba pasando en la
familia de Jackson era realmente malo. No de una manera en que
todo a la larga estaría bien.
—¿Qué está pasando con la tía Bailey, mamá?—le pregunté
mientras ella limpiaba mi habitación y yo me preparaba para ir a la
cama.
El hecho de que ella estuviera limpiando mi habitación tan tarde
solo probaba mi punto de que esto era realmente malo. Mamá solo
limpiaba mucho cuando necesitaba una distracción.
Ella suspiró, asintiendo para que me metiera en la cama. Hice lo
que me dijo lo más rápido que pude, queriendo escuchar lo que tenía
que decir. Ella se sentó rápidamente a mi lado, quitándome el
cabello mojado de la cara para mirarme a los ojos.
—Bebé, no creo que lo entiendas. Apenas lo entiendo yo.
—Pero eres una adulta y los adultos lo saben todo.
—Cariño, hay momentos en la vida en los que incluso los adultos
no entienden las cosas.
—Me estás asustando.
—No tengas miedo. Lo que puedo decirte es que los Pierce son
parte de nuestra familia y estaremos ahí para ellos a cada paso del
camino.
La miré confundida, entrecerrando los ojos.
—¿Está enferma la tía Bailey?
Ella asintió.
—Sí, Harley. Está muy enferma.
—Pero el tío Aiden es médico, puede encontrar una manera de
curarla, ¿verdad?
Sus ojos se humedecieron.
—Tienes que meterte en la cama, bebé. Tienes escuela por la
mañana.
—¿Va a morir?—le pregunté, ignorándola.
—Oh, bebé…
—No quiero que muera, mamá. Ella no puede morir, la amo.
Jackson necesita a su mami, al igual que Jagger. Ella lo es todo para
ellos. Es la langosta del tío Aiden.
—Lo sé, cariño, lo sé—expresó en un tono derrotado,
inclinándose para besarme en la frente—. Te quiero mucho, Harley.
Me gustaría poder explicarte esto, pero aún no tengo toda la
información. Te prometo que una vez que lo sepa, te lo diré. ¿De
acuerdo?
Asentí, sintiendo un dolor en mi corazón que no desaparecería
por nada. Ni siquiera sus palabras tranquilizadoras ayudaron a
aliviar el dolor en mi pecho.
Por la tía Bailey.
El tío Aiden.
Jagger.
Jackson.
—Trata de dormir un poco, nena, ¿sí?—dijo papá desde la puerta,
apoyado contra el marco con los brazos cruzados sobre el pecho.
—Voy a tratar.
—Te amo, Harley. Eres todo lo que siempre he querido. Una niña
como tú. ¿Me sientes?
Siempre me decía eso, pero esta noche había un brillo diferente
en sus ojos.
—Te siento, papi. Soy bastante impresionante.
Simplemente sonrió, aunque se estaba riendo a través de su
mirada.
Los ojos de mamá estaban llorosos de escuchar y ver nuestra
conversación. Siempre se emocionaba cuando nos veía a papá y a mí
juntos. Sabía que era porque él también era su héroe.
Inclinándose, me besó la cabeza por última vez antes de apagar la
lámpara de mi mesita de noche. Una vez que cerraron la puerta, no
sé cuánto tiempo me quedé allí completamente despierta. Mi mente
daba vueltas sobre todo lo que había sucedido.
Por primera vez en mi vida, mis padres no me hicieron sentir
mejor, ni siquiera lo intentaron. No querían mentirme, y esa era una
verdad difícil de digerir.
Lo que solo significaba que la tía Bailey, la familia de Jackson...
podría no salir viva de esto.
Tomé una respiración profunda ante el pensamiento y cerré los
ojos, tratando de mantener mis lágrimas encerradas dentro de mí.
Me quedé allí, con la esperanza de que esta sensación repugnante
desapareciera. Pero por alguna razón que no podía explicar, lo sentí.
Profundo en mis huesos.
Él estaba justo allí.
Mis ojos se abrieron de golpe y mis pies comenzaron a moverse
solos, caminando hacia el balcón de mi habitación.
La habitación de mis padres estaba al otro lado de la casa, pero
aun así, abrí las puertas en silencio. Con cuidado de no hacer ni pío.
Por segunda vez en cuestión de segundos...
Lo. Sentí.
Mi corazón y mi pulso se aceleraron y mis pies continuaron
avanzando.
Podía verlo a la luz de la luna, caminando hacia su muelle.
Excepto que no se quedó allí. Saltó de él y fue a la costa en su lugar.
¡Santo cielo! Lo sentí.
Nuestras casas no estaban cerca una de la otra si conducías por
las carreteras, pero en la parte trasera de nuestras propiedades,
compartíamos un gran lago.
Sólo hazlo, Harley. Baja allí. Ve a hablar con él.
No dormiría nada hasta que descubriera lo que estaba pasando.
Nunca me había escapado de mi casa antes, pero en este momento,
no tenía otra opción. Necesitaba respuestas, y la única persona que
podía dármelas era el chico al que no soportaba.
Era él o nadie.
Mis padres nunca me comprobaban después de que cerraban mi
puerta por la noche, pero por si acaso, volví a mi cama e hice una
Harley falsa con almohadas. Haciendo que pareciera que todavía
estaba durmiendo, a salvo bajo las mantas.
Sin preocuparme por las consecuencias si me atrapaban, me
escapé de mi casa. En menos de un minuto, estaba corriendo hacia
mi muelle y agarrando mi paddle board2, colocándolo con cuidado en
el agua.
El lago estaba en calma. Ni siquiera podías oír un pez aleteando.
Facilitando mi camino hacia él.
Un golpe.
Diez golpes.
Treinta golpes de mi remo.
Sentí como si parpadeara y estuviera de pie junto a la costa con
él. Sus ojos se conectaron instantáneamente con los míos. Ni siquiera
había una pizca de sorpresa escrita en su rostro de que yo estuviera
justo en frente de él.
Casi como si él supiera que yo vendría.
¿Él también me sintió?
Abrí la boca para preguntarle qué estaba pasando, pero
abruptamente sacudió la cabeza hacia mí. Silenciándome, como si
pensara que iba a empezar con él.
¿De verdad pensaba que me iba a meter con él? ¿Sabiendo que algo le
pasaba a su mamá?
—Aquí no, Harley. En cualquier lugar menos aquí—murmuró, lo
suficientemente alto para que lo escuchara.
Tuve la abrumadora necesidad de gritar que nunca sería tan
insensible con él. Que nunca usaría su dolor por lo que fuera que
estaba pasando con su madre en su contra.
Que yo...
Que yo...
Que yo...
Nunca dejaría de importarme por lo que le estaba pasando en
esta situación.
Puede que lo haya odiado, pero había una línea que no cruzaría.
Y su mamá lo era.
Había tanto que quería decirle, tanto que necesitaba saber y
escuchar. Comenzando con cómo mi familia estaría ahí para ellos.
Para él. Decirle que pase lo que pase, nuestro odio mutuo no
impedía que fueran mi familia.
Odiaba a Jackson, pero era mi chico a quien odiar.
Todo mío.
—Lo siento, Jackson. Lo siento mucho por tu mamá—fue lo único
que logré decir
—¿Entonces sabes? ¿Sabes que tiene demencia?
Jadeé, sacudiéndome hacia atrás. Me imaginé que sería malo,
pero nunca pensé que sería tan malo. Acabamos de aprender sobre
la demencia en la escuela.
—¡Oh. Mi. Dios!
—¡Maldita mocosa! —Estuvo sobre mí en tres zancadas,
poniéndose justo en mi cara.
El movimiento repentino me tiró de la tabla y mi trasero cayó con
fuerza al agua.
—¡Lo sabía! —Se cernía sobre mí como una bestia, mirándome
con tanto odio que casi me aterrorizaba—. ¡Sabía que vendrías aquí y
me lo frotarías en la cara! ¿Qué, Harley? ¿Tratando de ser
entrometida? ¿Quieres decirme cómo no merezco una mamá?
¿Cómo estás feliz de que esto me esté pasando? ¿Cómo no puedes
esperar hasta que se haya muerto para poder verme llorar? ¿Para
verme triste, miserable, muriendo sin ella? ¿Cuánto esperas que yo
también enloquezca? ¡Que no te recuerde! ¡O a mi familia! ¡O a mi
vida! Eso es lo que quieres decirme, ¿verdad? ¡Dime, niña! ¡Dime
todas las cosas que has estado guardando para decirme! ¡Dímelas
ahora mismo!
—¡Oh, Dios Mío!—repetí con los ojos muy abiertos, estirando mis
manos frente a mí—. ¡Esa no es la razón por la que vine aquí!
—¡Mentira! ¡Estás tan llena de mierda! ¿Quieres oír lo que está
pasando, Nancy Drew? ¿Quieres saber cuánto tiempo ha estado
enloqueciendo? ¿Cómo olvidaba sus llaves, su móvil, su bolso…
cómo empezó con cosas pequeñas que se convirtieron en cosas más
grandes? Poco a poco se fue olvidando de los partidos de football, de
las reuniones de padres y maestros... ¡de cenas, reuniones, citas con
papá! ¿Cómo pensamos que era solo porque estaba abrumada?
¿Cómo tal vez si la hubiéramos controlado antes, podrían haber
hecho algo? ¿Cómo lo dejamos así durante todo un año cuando mi
padre es un puto médico? ¡Dime, Harley! ¡¿Te estoy diciendo todo lo
que querías saber?!
—¡No soy el enemigo, Jackson! ¡Estoy aquí para ti!
—¡Un carajo no lo eres! ¡Siempre eres el enemigo!
Intenté levantarme.
—¿Puedes…
Se cernió sobre mí, derribándome.
—¿Sabías que mis padres estaban tratando de tener la niña que
siempre quisieron? ¿Sabías que tal vez eso podría haber provocado
que algo en su mente la perdiera? ¿Eh? ¡Dímelo, sabelotodo! ¡Ya que
eres tan inteligente!
Negué rápidamente con la cabeza.
—¡No sabía eso!
Sus ojos llenos de odio se intensificaron mientras jadeaba
profusamente, su cuerpo temblaba.
—¡Lo siento, Jackson! ¡Lo siento mucho!—exclamé, mis propios
ojos llenos de lágrimas.
Él nunca me había visto llorar. Nunca, pero no había forma de
controlarlo. Nunca había querido llorar más en mi vida que en ese
momento con él.
Mostrándole mi dolor.
Mi pena
Mi apoyo a él.
Las lágrimas se deslizaron por los lados de mi cara cuando las
suyas también comenzaron a caer. Nunca lo había visto llorar
tampoco y solo hacía que esto fuera más intenso entre nosotros.
Lentamente, se arrodilló frente a mí. Acercándose tanto a mi cara
que pude sentir su aliento contra mis labios cuando dijo con voz
áspera:
—¿Sabes que ella me olvidó a mí primero? De todos en su vida...
de toda tu familia, todos sus amigos... sus hijos... mi mamá me olvidó
a mí primero.
Con un torrente de lágrimas frescas, dije llorando:
—Tu madre te ama más que a nada en este mundo, Jackson.
—A veces... mi madre ni siquiera sabe quién soy. Y solo va a
empeorar hasta que ella me olvide por completo—no dudó en
responder.
Hice una mueca, escucharlo decir eso fue como un cuchillada en
mi corazón.
—La vida que mi padre se esforzó tanto por darle... por la que
luchó... para bloquear todos los malos recuerdos de lo que sucedió
cuando eran niños en el sistema. La vida por la que rezaron, con sus
dos hijos y una niña, en la casa con la cerca blanca y la puerta roja,
rodeada de girasoles que plantó para ella... para hacerla feliz, para
hacerla sonreír, para hazle saber que era amada... ya no importa.
Nada de eso importa. No su lucha, no su batalla para superar toda la
mierda en su camino. Porque al final de su corta vida, no recordará
nada de eso, Harley. Ni a ella, ni a nosotros, ni a nadie. ¿Quieres que
te diga qué sucede después?
No sabía cómo responder, así que no dije nada.
—Su cuerpo va a olvidar cómo funcionar. No podrá caminar,
hablar, moverse... hasta que su corazón se olvide de latir, sus
pulmones se olviden de respirar y su cuerpo simplemente se
apague...
—Jackson...
—Entonces, ella morirá. Sin nada. Sin saberlo, ella se irá y nos
dejará a todos atrás. Vivió toda su vida para nada, Harley. ¿Lo ves?
¿Entiendes, ahora? Mi mamá se va a morir, y luego tendré que pasar
el resto de mi vida preguntándome… esperando el momento, el año,
el día… en que también me olvidaré de todo.
Me mordí los labios, tratando de mantener la compostura para él.
Pero no pude evitarlo, arrojé mis brazos alrededor de su cuello.
Necesitando que sienta mi calor.
Mi consuelo.
¿Mi amor?
Todo era tan confuso. Lo odiaba, pero en ese momento, no se
sentía de esa manera.
Todo lo que pude decir fue:
—Lo siento mucho, Jackson. Lo siento mucho.
Se tensó en mis brazos, pero no me importó. Lo abracé más y más
fuerte, mostrándole que estaba allí.
Para él.
Que siempre estaría ahí para él.
<>Jackson<>
Dejé que me abrazara.
Que estuviera ahí para mí...
Hasta que no pude respirar. Su presencia cercana me sofocaba.
—Suéltame—dije finalmente con la mandíbula apretada.
—Jackson, por favor...
—¡Dije, que me sueltes!
Ella saltó con sus brazos todavía alrededor de mi cuello.
Por supuesto, ella no escuchó.
Ella nunca escuchaba.
Agarré sus muñecas, arrancándola de mi cuerpo.
Mirándola a los ojos, dije con los dientes apretados.
—Tienes lo que viniste a buscar. Ahora márchate antes de que te
obligue.
—Jackson…
La. Besé.
Mis labios se estrellaron contra los suyos. Lo hice para callarla.
Para silenciarla.
¿En serio? ¿La besé para que se callara?
Apartando esos estúpidos pensamientos de mi mente, cerré los
ojos. Nuestras bocas permanecieron unidas por no sé cuánto tiempo,
el tiempo se detuvo. Yo nunca le diría esto, ella nunca lo sabría...
Pero también era mi primer beso.
Harley Jameson era mi primer beso.
Solo era para callarla. No la amaba. Ella ni siquiera me gustaba. La besé
para cerrar su ruidosa boca de culo. No había otra razón.
Yo la odiaba.
Con esos estúpidos pensamientos de nuevo, me alejé, apoyando
mi frente contra la de ella. Estrechando rápidamente la mirada, miré
profundamente a los brillantes ojos azules que estaban muy abiertos
y brillantes.
Me lamí los labios y saboreé sus lágrimas. Eran dulces y salados,
como ella.
Todavía estaba llorando cuando exhaló:
—Me robaste mi primer beso.
—No. —Negué con la cabeza—. Cash lo hizo. Esta fue la segunda
vez que intenté robarlo. —Me levanté abruptamente, dejándola allí.
Aturdida.
Sollozando.
Por mí.
Siempre pensé que la primera vez que la hiciera llorar sería la
mejor sensación del mundo, pero estaba equivocado. Muy
equivocado.
No me daría cuenta de esto hasta que fuera mucho mayor, pero
Harley eventualmente se convertiría en mi escape de la vida solitaria
que había creado. Esta no sería la primera vez que me salvara.
Excepto que, para cuando descubriera...
Cuanto significaba ella para mí...
Sería demasiado tarde.
Capítulo 12
<>Harley<>
25-4
Estimado Jackson “Rudolf” Pierce,
Te odio más que ayer. No solo me hiciste llorar, me robaste mi
primer beso. ¡Como el IMBECIL que eres! Remé anoche para
averiguar qué estaba pasando con tu mamá, y nunca usaría eso en
tu contra porque no soy malvada como tú.
Espero no contraer una enfermedad por el contacto de tus
labios cortados con los míos. Me alegro de que no me dejara una
cicatriz como todas las otras cosas terribles que me has hecho. Para
alguien que probablemente ha besado a todas las chicas de toda la
escuela, eres el peor besador de la historia. No lo disfruté, y no le
diré a nadie que me robaste mi primer beso.
Necesitas más práctica, porque tus labios eran duros, no suaves,
y dolía cuando los golpeabas contra los míos. No fue romántico ni
un recuerdo que recordaré alguna vez.
En mi mente, no sucedió.
Yo no lloro, NUNCA. Solo quiero que sepas que estaba
llorando por tu mamá, no por ti. Yo no lloro por los bravucones, los
pongo en tierra como mi papi.
Lamento que esto le esté pasando a tu mamá. Yo la amo. Lo odio
tanto como te odio a ti, y quiero que lo sepas también.
Chupa las pelotas más grandes de todas, Jackson Pierce.
Sin amor,
Harley
PD: Me quedé despierta la mayor parte de la noche
investigando la demencia en mi portátil. ¿Sabías que puedes
hacerte una prueba para saber si eres portador del gen? Porque
puedes portarlo. No es que me importe si te la haces o no. Solo
digo, si querías, existe. Imprimí toda la información para ti.
PD 2: Será mejor que no le digas a nadie que me robaste mi
primer beso, o patearé tus grandes bolas muy fuertes y no podrás
caminar bien durante toda la semana.
TE ODIO.
<>Jackson<>
25 de Abril
Estimada Harley “Gremlin” Jameson,
Nunca debiste haber venido anoche. No te quería, ni te
necesitaba allí. Solo te besé para cerrar tu ruidosa boca. No estaba
tratando de ser romántico, y si quieres fingir que no sucedió,
entonces tendré que besarte una y otra vez hasta que lo recuerdes.
Porque ahora es solo otra cosa tuya que me pertenece.
La mejor parte de anoche fue finalmente verte llorar. No puedo
esperar para hacerlo de nuevo. Intenta patearme en las bolas y
mira lo rápido que te meto la lengua en la garganta. Me aseguraré
de comer muchas cebollas y pepinillos antes, para que puedas
saborear mi odio por ti.
Acostúmbrate, Harley. Yo. Gano. Siempre.
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: Ocúpate de tus asuntos. No necesito que investigues nada
por mí. Realmente eres estúpida si crees que voy a leer toda esa
información. Todo lo que hiciste fue matar un montón de árboles.
Tengo mejores cosas que hacer que escuchar a una niña que es tan
tonta como parece.
PD 2: Ya le dije al equipo de football que te robé tu primer
beso, y toda la escuela lo sabrá al final del día. Eres mía para
lastimarte y jugar contigo. De nadie más. Mía. Ni siquiera tu
estúpido Cash McGraw puede alejarte de mí. Para cuando leas
esto, tus tontos amigos, también lo sabrán. Espero que Cash se dé
cuenta de que yo gano y él pierde, siempre.
Soy el jefe.
Soy. Tu. Dueño.
Y TE ODIO MAS.
<>Harley<>
11-10
Estimado Jackson “Imbécil” Pierce,
Hoy te odio más que ayer.
Han pasado seis meses desde que me enteré lo de tu mamá.
Sólo quiero saber cómo está ella. ¿Puedes al menos darme eso? La
tía Skyler dice que tiene más días buenos, que malos. Eso me hace
feliz por ella y tu familia.
No me siento mal por haberte pateado las bolas ayer, porque te
lo merecías por ser un imbécil. Te dije que no quería ir a nadar al
lago porque un profesional me secó el pelo para mi fiesta de
cumpleaños y no me escuchaste, ni te importó. Tus bolas pagaron
el precio. Espero que las hayas sentido en tu estómago. Noté que
no podías caminar bien en todo el día.
De nada. ☺
No puedo esperar para hacerlo de nuevo.
Sin amor,
Harley
PD: Si vuelves a intentar meterme la lengua en la garganta, le
diré a toda la escuela que me contagiaste mono y nadie te volverá a
besar.
PD 2: Encontré más investigaciones sobre las pruebas genéticas
y las imprimí para ti. Creo que deberías hacerlo. No porque me
importe, pero creo que le daría tranquilidad a tu papá. Hazlo por
él.
Todavía te odio.
<>Jackson<>
12 de octubre
Estimada Harley “Culo Entrometido” Jameson,
¿Cuántas veces tengo que decirte que te ocupes de tus propios
asuntos? Mi mamá no es asunto tuyo. No quiero hablar de eso,
especialmente contigo.
Han pasado seis meses desde que robé tu primer beso, y te he
besado siete veces desde entonces. Solo porque me sigues
pateando las bolas. Lo haces para que te bese. No soy un tonto
como tú.
¿Y adivina qué, Frutti? Un día te meteré la lengua en la
garganta, no podrás mantenerla cerrada para siempre. Entraré y
después estarás más obsesionada conmigo de lo que ya estás.
Además, deberías estar agradeciéndome. Te empujé al lago para
hacerte un favor. Te veías más rara de lo que normalmente te ves.
No necesitas que te arreglen el cabello profesionalmente y no
necesitas maquillaje, porque no puedes arreglar lo feo.
De nada. ☺
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: Tus amenazas no significan nada para mí. Dile a la escuela
lo que quieres. Soy el quarterback. Este pueblo me ama.
Incluyendo a todas las chicas. Probablemente harán fila solo para
poder decir que Jackson Pierce también les contagió mono.
PD 2: Ninguna cantidad de investigación me hará leer esa
información. Deja de matar árboles, Harley. No sabes nada,
especialmente lo que siente mi papá.
Todavía te odio más.
<>Harley<>
4-7
Estimado Jackson “El chico más testarudo” Pierce:
Hay un perro en el refugio de animales en el que soy voluntaria
este verano y me recuerda a ti. Es tonto como una piedra y se come
su propia caca. Lo llamé Rudolph porque se ve exactamente como
tú. Grandes orejas de elfo y nariz de botón. También actúa como
tú. Babea, huele mal, se tira pedos y emite gruñidos cuando no se
sale con la suya.
Mira, es como si estuviera hablando de ti.
Cree que es el alfa de la manada, y no importa cuántas veces le
diga que no sea un idiota, no escucha.
Es como si fueran gemelos.
Me mordió ayer porque le dije que no. Suena familiar, ¿verdad?
Sabía que estarías de acuerdo.
Espero que te haya gustado el esmalte rosa que pinté en tus
uñas mientras dormías en la casa club este fin de semana. Creo que
el rosa es realmente tu color. Nunca debiste tirar mi bolso al suelo
y pisar todo mi maquillaje y mis nuevos Jackson Blockers.
Ni siquiera me siento mal por haber dejado la caca de Rudolph
debajo de tu colchón. Jagger dijo que no podías averiguar de
dónde venía el olor a mierda...
Vino de mí.
De nada.
Sin amor,
Harley
PD: Ha pasado más de un año desde que me robaste mi primer
beso, y he decidido que voy a besar a Brody en el Festival del 4 de
julio esta noche. ÉL será oficialmente mi PRIMER BESO.
No tú.
PD2: No puedo esperar para besarlo. Le gusto, tal vez incluso
me ama. Él podría ser mi langosta. Y le dejaré meter su lengua en
mi garganta.
PD 3: Escuché a tu papá hablando con el tío Noah sobre cómo la
cagó. Sus palabras, no las mías. Dijo que tu mamá estaba allí y que
no había estado con ella en meses... No entiendo, pero ahora tu
mamá quiere quedárselo porque completará tu familia como
siempre quisieron.
¿Vas a tener un perro? Si es así, que adopte, que no compre.
<>Jackson<>
5 de julio
Estimada Harley “Intrusa de mierda” Jameson,
Parece que finalmente estás con tu verdadera familia. Un
montón de chuchos apestosos que no saben cómo controlarse.
Espero que Rudolph te haya mordido fuerte y bien. Tal vez ahora
contraigas la rabia y eso arregle lo que te pasa.
De nuevo, te hice un favor. ¿Cuándo me vas a agradecer? Solo
estoy cuidando a las personas que tienen que mirarte con
maquillaje, Gremlin. ¿Recuerdas a Greta, el Gremlin? Bueno, se ve
mucho mejor con maquillaje que tú.
En cuanto a los Jackson Blockers, eso fue solo una ventaja
adicional.
Por cierto, te perdiste un gran momento anoche en el festival. Es
una mierda que tu papá no te dejara salir. Shiloh dijo que no
entendías cómo tu viejo descubrió que le “gustas” a Brody.
Vino de mí.
De nada.
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: No importa cuantas veces me digas que no fui tu primer
beso. Lo fui y no hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
PD 2: La lengua de Brody estaba definitivamente en el fondo de
la garganta de Dixie. Estaba poniendo todo allí. Escuché que
fueron a la segunda base. Ya que ni siquiera tienes tetas, puedo ver
por qué eligió a alguien que realmente parece una chica.
PD 2: METETE EN TU PROPIO MALDITO ASUNTO.
Si alguna vez consigo un perro, será de raza pura y se lo
compraré a un criador privado. ¿Por qué? Porque son mejores. Al
igual que yo lo soy comparado contigo.
<>Harley<>
24-2
Querido Jackson “Todavía te odio” Pierce,
Felicidades por tu nueva hermanita.
Sé que fue muy difícil para tu mamá y tu familia tenerla, pero
los bebés siempre son una bendición. Era lo que tu mamá también
quería. Aunque los médicos, los especialistas y tu papá dijeron que
no era una buena idea, ella quería completar tu familia.
Es lo que hacen las mamás. Sus hijos siempre son lo primero,
pase lo que pase, y tu madre no es diferente. La tía Skyler me dijo
que tu mamá dijo que quería dejar a tu papá con los niños que
siempre quisieron. La niña con la que siempre soñaron. Ella cree
que Dios también lo quiso así.
Te digo esto porque sé que estás molesto porque el nacimiento
de Journey está haciendo que tu mamá se vaya más rápido, pero no
es su culpa. Ni siquiera es de tu padre. Fue su elección, Jackson. Vi
cuánto luchó contra todo. No había forma de decirle que no iba a
tener a tu hermanita.
Tus padres son langostas. Se aman como la Bella y la Bestia.
Siempre serán almas gemelas. En caso de que no lo supieras, es
verdad. No importa si está viva o se ha ido, siempre vivirá en los
corazones de todos.
Por favor, no lo olvides.
Me encanta el nombre Journey. Ayer pude abrazarla. Es el
tercer bebé que he cargado, además de mis hermanos. Es tan
pequeña y huele tan bien. No sé cómo está relacionada contigo,
porque ella es genial y tú apestas mucho.
Quiero que sepas que todavía te odio con todo mi corazón y mi
alma. Eres malvado hasta la médula, Jackson Pierce. Pero si alguna
vez necesitas a alguien con quien hablar o a quien gritar... aquí
estoy.
Solo no me hagas llorar o le enseñaré a Journey cómo patearte
los huevos, y luego tendrás dos chicas que serán dueñas de tus
pelotas.
Sin amor,
Harley
PD: Tu mamá está en mis pensamientos y oraciones.
Por primera vez en más de dos años, Jackson no me respondió.
No me di cuenta de esto hasta que fui mayor, pero lo que sucedió
después en su vida lo cambió de una manera que nunca vi venir.
Pasó del chico que siempre odié, al chico del que a la larga...
Me enamoraría perdidamente.
Capítulo 13
<>Jackson<>
Pasado: doce años
Veintiséis semanas.
Ciento ochenta y dos días.
Cuatro mil trescientas ochenta horas.
Seis meses desde que mi madre nos dejó para ir al Cielo.
A raíz de su muerte, nuestras vidas habían cambiado de manera
muy drástica. Ya nada me era familiar, ni una maldita cosa. Nuestro
padre nunca estaba cerca, se ahogaba en el trabajo y dejaba poco
tiempo para nada más. Especialmente sus hijos. No podía recordar la
última vez que lo vi entrar por la puerta principal, porque nunca
venía a casa.
Lo que sea que quedara de Aiden Pierce, nuestro padre una vez
dedicado a la familia, vivía y respiraba en ese jodido hospital.
Ya no le importamos una mierda.
Ni siquiera la niña que siempre había querido.
No ayudó que Noah y Skyler lo reemplazaran, ocupándose de
sus responsabilidades. Explicándonos que le habían prometido a
nuestra madre que estarían aquí para nuestra familia, o lo que
quedaba de ella de todos modos. Era como si nuestra madre ya
supiera lo que iba a pasar después de que ya no estuviera con
nosotros. Plenamente consciente de que nuestro padre se iría junto
con ella el día que ella tomara su último aliento.
Él lo hizo.
No sabía qué era peor, asumir que éramos tan fácilmente
olvidables o pensar que simplemente no podía estar cerca de
nosotros. Siempre supe que mi madre era su todo, pero creía que
también éramos parte de eso.
Journey no conocía ni su toque, ni su amor, ni su devoción por
darnos todo, sin nunca esperar nada a cambio. No tenía idea de
quién era él, lo cual era triste. Todavía tenía que tener su propia
sangre, su única hija, en sus brazos. Mi pequeña hermana perdió a
sus padres el mismo día, y odiaba eso para ella.
Para mi hermano.
Para mí.
Jagger se estaba volviendo más solitario de lo que normalmente
era. Siempre había sido el callado, aunque ahora no sabías que
estaba cerca.
Pasé más y más tiempo con Journey, queriendo sentirme cerca de
mamá. Ella era la viva imagen de ella con sus brillantes ojos azules,
nariz de botón y cabello castaño ondulado de bebé. Me sentaba con
ella en la mecedora de la habitación de los niños y le agradecía a
Dios todos los días porque ella estuviera en nuestras vidas. Tener un
pedazo de nuestra madre dejado atrás ayudaba a quitar el dolor, la
pérdida, la soledad, que no solo vivía en nuestros corazones, sino en
nuestro hogar, que antes estaba lleno de tanto amor y felicidad.
Ahora, estaba lleno de nada más que vacío y pérdida.
Skylar prácticamente vivía en nuestra casa día tras día,
cumpliendo el papel de nuestro padre lo mejor que podía teniendo
su propia vida e hijos que cuidar.
Además de eso, ella estaba embarazada otra vez. No sorprendió a
nadie cuando lo anunciaron hacía unos meses. Noah no podía
quitarle las manos de encima.
Era solo cuestión de tiempo hasta que ya no pudiera satisfacer
nuestras demandas, debido a que tendría un recién nacido propio.
Estaba aterrorizado de lo que sucedería cuando llegara ese
momento...
¿Se involucrarían los servicios sociales? ¿Nos llevarían? ¿Nos
separarían? ¿Estaríamos siguiendo los mismos pasos de nuestros padres y
también seremos criados en el sistema?
Las preguntas eran implacables.
Si los servicios sociales nos jodieran, no me lo pensaría dos veces
antes de huir con ellos. Al final del día, lucharía por mis hermanos.
Nadie me los quitaría.
Eran todo lo que me quedaba.
—¿Estás escuchando, hermano?—me preguntó Trigger
arrancándome de otro de mis mayores miedos.
—Mmmjá— murmuré, caminando a su lado hacia el autobús
después de la escuela.
—Solo estaba diciendo que el juego del viernes…
—¿Que mierda?—lo interrumpí, observando la escena que se
desarrollaba frente a nosotros—. ¿Este imbécil otra vez?
—¿Qué?—murmuró, confundido.
Asentí al espectáculo de mierda que había capturado la mitad de
la atención de nuestra escuela. Con Harley Jameson al frente y en el
centro de todo.
Cash estaba apoyado contra la mesa de picnic, rasgueando su
guitarra en ese ritmo de blues que ella decía amar. Su cabeza se
movía de lado a lado con su pie rebotando al ritmo de la melodía
que estaba tocando.
El chico lindo estaba cantando una canción.
No cualquier canción...
Su canción.
Él había estado cantando y tocando para el Gremlin desde que
tomó una guitarra, y allí estaba ella bailando en sincronía con su
música. Organizando un espectáculo para que todos lo vean,
perdidos en su pequeño y estúpido mundo. A la chica le encantaba
la atención, devorando cada segundo de eso. Balanceando la cabeza
como la de él, cerrando los ojos mientras balanceaba las caderas
hacia adelante y hacia atrás.
Siendo uno con el ritmo.
Mi temperamento se avecinaba cuando el ritmo de blues se hizo
más lento, y él cantó:
—Había una muchacha.
Da na na na na na.
—Y su nombre era Harley.
Da na na na na na.
—Ella era la chica más genial.
Da na na na na na.
—En todo el pueblo.
Da na na na na na.
—Con sus brillantes ojos azules.
Da na na na na na.
—Y sarcástica maldita boca.
Da na na na na na.
—Ella era mi chica.
Da na na na na na.
—No importa qué.
Da na na na na na.
—Ella siempre sería...
Da na na na na na.
—Mi mejor amiga.
Da na na na na na.
—Ahora y para siempre.
Da na na na na na.
Era como si todos fuéramos extraños mirando su estrecho
vínculo.
—¿Quién se cree que es, montando un espectáculo? Pensando
que va a ser famoso, cuando todos sabemos que terminará actuando
en la cafetería más cercana por el resto de su patética vida. —Mi
mirada cambió para encontrarse con los ojos de Trigger—. ¿Quieres
divertirte?
—Pierce. —Me sonrió astutamente—. Sabes que siempre estoy
dispuesto a pasar un buen rato.
—Bueno... —Ladeé la cabeza hacia un lado—. Si él quiere ser el
Gran Maldito Showman, entonces volvámoslo una realidad para él
hoy.
Trigger arqueó una ceja, entendiendo mi idea.
—¿Diez dólares para quién pueda avergonzarlos más?
Él asintió, sonriendo.
—Nunca rechazo una apuesta.
Trigger no estaba mintiendo. Ese hijo de puta nunca decía que no
a nada que el equipo de football o yo le apostáramos a que hiciera.
Siempre estaba listo para un desafío.
Cuanto más difícil era la apuesta, más quería mostrarnos.
Lo provocaba. De ahí es de donde obtuvo su apodo.
Él no vaciló, golpeándome como sabía que lo haría.
Aplaudiendo, anunció en voz alta:
—¡Acercaos, damas y caballeros! ¡No hay nada que temer! ¡Venid
a ver al estúpido marica y su entrenado mono bailarín!
Cash se detuvo al instante, haciendo que Harley se volviera para
mirar a Trigger. La multitud se echó a reír y señaló al dúo dinámico.
Trigger no perdió el ritmo, mirándolos solo a ellos mientras
giraba en un círculo lento con los brazos en el aire.
—¡Solo una entrada de dos dólares para el espectáculo más
patético del mundo!
—El único animal entrenado que veo eres tú, Trigger—soltó
Harley. Mirándome, agregó—. Jackson, llama a tu perrito faldero
antes de que le dé a probar lo que te he estado alimentando todos
estos años.
—¿Qué pasa, Gremlin? ¿No puedes pelear tus propias batallas?
¿Necesitas un tipo de verdad que te ayude? No veo a tu mejor amigo
Cash moviendo un músculo para defender tu honor—respondí.
—¡Vete a la mierda, Pierce! Eres tú quien necesita protección de
Harley. Será mejor que guardes esas pelotas, mariscal de campo,
todos sabemos a quién pertenecen.
Gruñí, dando un paso hacia él, pero Harley me enfrentó.
—Tú sabes mejor que nadie, Jackson Pierce, que puedo y pelearé
mis propias batallas. Especialmente cuando se trata de ti.
¡Simplemente no puedo creer que TÚ todavía estés tratando de
elegir una conmigo! Cash y yo nos ocupamos de nuestros asuntos, y
vosotros dos, neandertales, deciden provocar la mierda. ¿Qué
sucede contigo?
Todos se quedaron en silencio, demasiado ocupados prestando
atención a cada palabra que salía de nuestras bocas.
—No me sucede nada, nena. Solo sé que a tu papi no le gustaría la
forma en que bailas.
—¡Uf Jackson! ¿Por qué tienes que ser tan frustrante? ¡Después de
todo lo que hemos pasado!
—Cierra la boca, Harley—gruñí apretando la mandíbula.
Nadie sabía lo que había pasado entre nosotros en el techo. Ni
siquiera hablamos de eso.
En mi mente, nunca sucedió.
Me importaba una mierda lo que ella supusiera en su pequeño
cerebro lleno de cuentos de hadas. Nos odiábamos.
Fin. De. La. Historia.
Se encontró con mi mirada acalorada, vomitando:
—¿O qué?
Solté una risita, no pude evitarlo.
—¿Quieres jugar conmigo? —Levanté el teléfono y la amenacé—.
No me hagas enviar este video tuyo bailando como si estuvieras
trabajando en un poste a tu papi.
Sus ojos se abrieron ampliamente.
—¿Qué? ¿Me filmaste?
—¿Tartamudeé, Gremlin?
Fue por mi teléfono.
—¡Dame eso!
Lo sostuve más alto.
—Oh, te lo daré... se lo daré a todos. ¿Cómo te sientes acerca de
convertirte en una sensación de Internet? Me pregunto cuánto
tiempo puedo hacer que te castiguen esta vez. —Con el dedo sobre
el botón de enviar, dije con tono burlón—. ¿Deberíamos averiguarlo?
—¡Rudolph, no te atrevas!
Sonreí, colocando mi teléfono en el bolsillo delantero. Ella no
entraría allí, no cuando estaba tan cerca de mi polla.
—Me aferraré a la evidencia... nunca se sabe cuándo podría
necesitar usarla... supongo que tendrás que esperar y ver. —
Inclinándome cerca de su oído donde solo ella podía oírme, susurré
—. Y sé que te encanta esperar, Harley. Porque ambos sabemos que
solo estás esperando que te chupe la lengua de nuevo.
Me empujó tan fuerte como pudo, pero apenas me moví un
centímetro. Riendo en su cara en su lugar.
—Te odio tanto.
—Desearías odiarme—me animé, sintiéndolo en serio.
—¿Por qué eres tan matón?
¿ q
—No lo soy.
—Sí, tú…
Golpeé su culo con fuerza.
—Ahora eso es ser un matón.
—Tú, imbécil fre…
—¡Muy bien, estudiantes! ¡Terminad! Los autobuses están aquí y
es hora de que todos os vayáis a casa—ordenó un profesor, mientras
yo le lanzaba un beso y le guiñaba un ojo a Harley. Recordándole
quién era el jefe.
Yo la poseía.
Ahora.
Siempre.
Mía.
Capítulo 17
<>Jackson<>
Ella retrocedió, mirándome como un perro rabioso.
—¿Qué es lo que acaba de suceder?—preguntó Shiloh,
caminando detrás de ella, agarrando su brazo—. Estaba sacando mis
libros del casillero.
—Nada. Vámonos—respondió Harley a su prima, girándose
rápidamente para caminar hacia el autobús.
—Me debes diez dólares—celebró Trigger, golpeando su codo
contra el mío—. Te pateé el culo.
Se lo entregué, murmurando:
—No vayas a gastarlo todo en un solo lugar, ¿oíste?
—Esa es tu prima, ¿verdad? —preguntó por Shiloh.
—Mmmjá.
—Desearías que ella fuera tu chica—intervino Cash, tomándome
con la guardia baja.
El chico lindo quería ir ahora cara a cara conmigo.
Crucé los brazos sobre el pecho.
—Si quisiera a Harley, podría tenerla fácilmente. Confía en mí,
ella olvidaría tu nombre para cuando terminara con ella.
—Quieres decir como tu madre olvidó el tuyo.
Me eché hacia atrás como si me hubiera dado un puñetazo en la
cara.
—Mierda, hombre. —Él negó con la cabeza—. No quise decir eso.
—Sí, lo hiciste. Sé un hombre, maldito marica. —Con eso, estrellé
mi hombro contra el suyo antes de caminar con confianza hacia el
autobús.
Tratando como el infierno de mantener mi mierda en orden.
Eso había dolido.
Me dolía tanto que me resultaba difícil respirar.
Recordando todas las veces que mi madre se enfureció, gritando
que yo no era su hijo.
—¡No te conozco!
—¡No soy tu madre!
—¡Sal de aquí!
—¡Aléjate de mí!
—¡Te odio!
—¡Jackson, es tu parada!—gritó el conductor del autobús,
haciéndome dar cuenta de que estuve perdido en mi propia mente
todo el viaje a casa.
Asentí, bajándome del autobús con Jagger a mi lado.
—¿Estás bien?—preguntó, luciendo preocupado.
—Sí. Estoy bien.
—No te ves bien.
—Dije que estaba bien—espeté.
—Guau. —Levantó las manos—. Solo preguntaba.
Me lo quité de encima, demasiado enojado para disculparme. Tan
pronto como llegamos a casa, Jagger fue el primero en entrar,
seguido de mí cerrando la puerta de golpe. Las paredes vibraban con
la ira que sentía en lo más profundo de mis huesos.
Lívido por el giro de los acontecimientos. Estas emociones
estaban jugando con mi cabeza y estaban empezando a darme un
latigazo cervical.
Corrí a la cocina, tirando bruscamente la mochila sobre la isla.
Escuché los berridos de Journey retumbando con toda su fuerza.
Cada vez más fuerte desde su cuarto. Si no se detenía pronto, se
enfermaría.
Recogí una botella de agua de la nevera y la tomé de un largo
trago. Deshidratado por la locura que corría por mis venas.
—Quieres decir como tu madre olvidó el tuyo.
—¿Qué pasa contigo? Entras a la casa y das un portazo así—me
reprendió Skyler, alimentando el fuego que corría por mi sangre—.
Journey podría haber estado durmiendo.
—Nunca lastimaría a mi hermanita.
—Por supuesto que no lo harías. —Ella hizo una mueca—. ¿De
dónde salió eso?
Jagger intervino.
—Jackson solo está siendo un imbécil.
—¡Púdrete!
—¡Jackson! ¡Jagger! ¿Qué os pasa?
—No me pasa nada. Simplemente digo lo obvio. Mi hermano está
siendo un imbécil.
—¡Oye!—lo regañó ella—. ¡Suficiente de eso!
—Guau, Jagger, en realidad dijiste palabras hoy. Me sorprende
que aún recuerdes cómo.
—Solo lo digo como lo veo, imbécil.
—Te mostraré quién es un imbécil. —Me moví hacia él, pero
Skyler se interpuso entre nosotros. Exactamente como lo hizo su
sobrina con Cash y conmigo en la escuela.
—¡Controla tu temperamento, Jackson! Te juro que eres como tu
padre.
Mi madre solía decirme lo mismo todo el tiempo, y el mero
pensamiento me enojó aún más.
—Lo que sea—mascullé por lo bajo, deslizándome junto a ella
para ir a mi habitación. Donde podría estar a solas con la verdad que
Cash me arrojó en la cara.
—¡Jackson! ¡¿Qué es lo que pasa contigo?!—dijo Skyler
caminando detrás de mí por el pasillo.
No respondí, ignorando su culo entrometido.
—¡Oye! ¡Estoy hablando contigo!
Un pie delante del otro, no te detengas. Solo avanza.
—¡Dije, que estoy hablando contigo!
—¡Dios mío, Sky! ¡Solo retrocede! ¡No te queremos, ni te
necesitamos aquí! ¡Vete a casa y cría a tus propios malditos hijos!
—¡Jackson! ¡No te alejes de mí! ¡Vuelve aquí ahora mismo!
Si ella quería un pedazo de mí, entonces estaba a punto de
conseguirlo.
—¡Púdrete, Sky! —Me di la vuelta—. ¡Estoy tan harto de tu
mierda! ¡Eres un dolor en el culo tan grande como tu sobrina! ¡Pero
al menos puedo hacer que Harley se vaya! ¡Ojalá pudiera decir lo
mismo contigo!
—¡Jackson, lo entiendo! ¡Estás enojado! ¡Todos estamos enojados!
¿Crees que esto es fácil para cualquiera de nosotros?
—¡Tú no sabes nada! ¡Especialmente no como me siento!
Eso era la verdad
Nadie sabía por lo que estaba pasando.
Ni una maldita persona.
—¡Jackson, solo estoy tratando de ayudar!
—¡Nadie quiere tu ayuda!—grité, rechinando los dientes—.
¿Cuándo vas a entender eso?
—Necesitas mi ayuda, tu padre necesita…
—¿Mi padre? —dije con un tono de disgusto que podías sentir a
través de las paredes—. ¿En serio vas a jugar esa carta? ¡Vamos, Sky!
¡Es una broma y lo sabes!
—No es justo. ¡Tu padre te necesita ahora más que nunca, y que
seas un pequeño idiota no ayuda en nada!
p q y
—¡¿Dónde está mi padre, Sky?! ¿Eh? ¡Dime! ¿Dónde está el
hombre que me necesita? ¡Porque no lo he visto en meses! ¿Por qué
vendría a casa cuando tú siempre estás aquí ocupándote de sus
responsabilidades? ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no eres mi
madre?! ¡Así que da la vuelta a tu culo y vete a tu casa de una vez!
¡Nadie te quiere aquí!
De la nada, escuché una voz que no reconocí, rugiendo:
—¡Jackson Pierce, no le hables así!
Instantáneamente, las miradas acaloradas de todos se dirigieron a
la mujer de pie con una pacifica Journey en sus brazos. Sus ojos se
abrieron cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer.
Mirándola con los ojos entrecerrados, la escaneé de arriba abajo
con una mirada degradante.
—¿Quién carajo eres tú?
—Jackson—gruñó Skyler, atrayendo mi atención de nuevo hacia
ella—. La estoy entrevistando para que posiblemente sea tu nueva
niñera.
Mi boca se abrió.
—¿Me estás jod…?
—Muchacho, terminas esa frase y te juro que te lavaré la boca con
jabón. ¿Me entiendes?—me advirtió la mujer, interrumpiéndome.
—Oh... esto es una mier…
La expresión en el rostro de la mujer fue suficiente para hacerme
callar.
Fruncí el ceño, sacudiendo la cabeza mientras retrocedía.
—Lo que sea. —Mirando solo a la mujer, la evalué de nuevo.
Excepto que esta vez, realmente me tomé mi tiempo.
Ella era joven.
Latina.
Bonita.
Más cercano a mi edad que a la de mi viejo, eso seguro.
A mis amigos les gustaría ella. Mucho.
Levanté una ceja con una mirada depredadora.
—Al menos Mary Poppins es caliente. Tal vez su culo haga que
mi papá deje el hospital y regrese a casa por una vez.
Ella se echó hacia atrás y Skyler gruñó:
—¡Jackson Pierce! ¡Te disculpas! ¡En este momento!
Puse los ojos en blanco, sonriendo sarcásticamente.
—Tú eres quien la contrató, ¿verdad? —Me encogí de hombros—.
Debería haberlo pensado antes de que decidieras que necesitábamos
una niñera. Soy un muchacho en edad de crecimiento, después de
todo. ¿Y ahora qué? ¿Deberíamos llamarte mamá? —le pregunté a
ella.
—Oh, Dios mío, Jackson—gritó Skyler, su rostro estaba rojo
brillante por la vergüenza.
Imitando a Mary 'maldita' Poppins.
Antes de que alguien dijera otra palabra, me di la vuelta con
enojo y entré en mi habitación. Cerrando la puerta tan fuerte detrás
de mí que hizo temblar las paredes.
Esperé, escuchándolas atentamente a través de la puerta.
Skyler suspiró profundamente con una humillación que podía
sentir a través de los paneles de yeso.
—Guau no es así como pensé que esto sucedería—expresó—. Lo
siento mucho, Camila.
¿Camila?
—Entiendo completamente si ya no quieres el puesto. Realmente
me disculpo por hacerte perder el tiempo. —Rápidamente escuché
los pasos de Skyler—. Te acompañaré afuera. —Segundos después,
se detuvo—. Tengo que preguntar. Esa canción... la canción que le
estabas cantando a Journey. ¿Por qué esa canción?
No tuve que preguntarme mucho a qué se refería Skyler porque
Mary Poppins respondió:
—¿La canción de Annie?
¿La canción de Annie? ¿El film que protagonizó Skyler?
—Sí—estuvo de acuerdo Skyler—. De todas las canciones que
podrías cantarle, ¿por qué esa?
¿Ella le estaba cantando a Journey? ¿Es por eso que estaba tan callada?
Durante el último mes, Journey había caído en un ataque de furia
que solo yo podía detener. La entendía, sentía lo mismo que ella.
Yo también quería a mi madre y a mi padre.
—Oh... —dijo Mary Poppins—. Um… Solía cantársela a mis
hermanos todo el tiempo. Ellos la amaban. Quiero decir, mis
hermanas deben haber visto la película original mil veces.
—¿Nunca viste el remake?
—No. ¿Por qué?
—Realmente no sabes quién soy, ¿verdad, Camila?
Fruncí el ceño
¿Ella no sabía quién era Skyler?
Todos sabían quién era Skyler Bell. No podíamos entrar a una
gasolinera sin que alguien nos pidiera una foto o un autógrafo. Ella
solía ser la celebridad más grande del mundo. Hasta que se casó con
Noah y se convirtió en Skyler Jameson.
—Lo siento, no sé…
—Por favor, no te disculpes—la interrumpió Skyler—. Cuando le
prometí a Bailey que la primera que estaría aquí para su familia sería
yo, estaba aterrorizada de no encontrar a la mujer adecuada para
ayudarme a asumir esto. Tenía este miedo persistente de que las
mujeres que entrevisté estuvieran aquí por las razones equivocadas.
Por lo que soy y no por los niños. No quería estropearlo, ¿sabes?
¿En serio? Yo no sabía eso.
—Bailey es mi mejor amiga.
Ella era tu mejor amiga, ella murió.
Ésta era una de las partes más difíciles de la muerte de mi madre.
Nadie hablaba de eso. Era como si estuviéramos esperando que ella
regresara a casa, que cruzara la puerta principal en cualquier
momento, sabiendo en nuestros corazones que eso nunca sucedería.
Ella se había ido, y nada ni nadie podía traerla de vuelta.
Aun así, no podíamos hablar de ello.
Todos conscientes de que no terminó con ella. Acababa de
empezar. Jagger, Journey y yo llevamos su sangre, su ADN. Todos
teníamos la misma posibilidad de enloquecer.. Era más fácil fingir,
pero por dentro...
Yo estaba haciendo tic tac.
Tic...
Tic...
Tic...
¿Cuándo haría bum?
Interrumpiendo mi tren de pensamientos, Skyler continuó:
—Ella era la hermana mayor que siempre quise. Cuando nos
conocimos, ella tampoco sabía quién era yo, y por eso la amé al
instante. Pasar de mi mundo, a uno donde nadie sabe quién soy, era
algo por lo que rezaba todas las noches. Solía ser una celebridad,
actriz y cantante. Era una vida dura, y si buscaras mi nombre en
Google sabrías por qué. Entonces, finalmente encontrar eso en ella...
bueno, significaba... todo. Supongo que solo intento decir eso—
exhaló—. No sé lo que estoy tratando de decir.
Skyler definitivamente pasó por algo de mierda, cayendo por la
madriguera del conejo de Hollywood.
Mary Poppins no dudó en decir:
—Como yo, estar aquí está destinado a ser.
—Sí, pero eso es una locura, ¿verdad?
—No. No creo que sea una locura en absoluto.
Resistí las ganas de gritar, ¡Es una jodida locura! ¡Nadie te quiere
aquí!
Sin pensarlo dos veces, Mary Poppins siguió con:
—¿Cuándo puedo empezar?
Si ella piensa que aquí es donde se suponía que debía estar,
entonces tendría que probar...
Lo equivocada que estaba.
Capítulo 18
<>Jackson<>
A la mañana siguiente, salí de mi casa muy temprano, caminando
a la escuela en lugar de esperar en el autobús. Querer evitar a Skyler
y mi nuevo dolor en el culo.
Nuestra niñera.
La escuela era la misma mierda, en un día diferente. Ignoré a
Harley y su pandilla de Scooby Doo todo el día, sin siquiera mirarla,
sin prestarle atención, lo que a su vez la enojó.
Bien.
Ya tenía suficiente mierda en mi vida en este momento. No
necesitaba la basura del Gremlin también.
—La prima de Harley—se instigó Trigger—. ¿Cuál es su historia?
—¿A quién le importa?
—A mí.
—¿Desde cuándo?—lo interrogué, completamente desconcertado
mientras realizábamos nuestros ejercicios durante la práctica de
football.
—Es linda.
—Está bien.
—Ella también es jodidamente inteligente. Todas sus clases son
avanzadas.
—Dios, hombre, ¿investigaste sus clases? ¿Mucho acecho?
—Vete a la mierda—dijo y se rio—. Me gusta el reto.
—Buena suerte ladrando a ese árbol. Es una mojigata.
—Aún mejor.
—Trigger, no...
—Oh, vamos, no me vengas con esa mierda. Después de todo lo
que hiciste pasar a bragas remilgada Harley.
—Es diferente.
—¿Cómo?
—Simplemente lo es.
—De nuevo, ¿cómo?
—Ella me pertenece.
—¿Y yo soy el acosador?
—No lo entenderías.
—Explícamelo.
—¿Qué carajo, hombre? ¿Quieres también que nos tomemos de la
mano? ¿Cuándo te creció un tutti frutti?
—¿Qué diablos es un tutti frutti?
Me reí entre dientes, recordando la expresión en el rostro de
Harley la primera vez que la escuché decírselo a Cash en el cobertizo
de la casa club hacía años.
—¿Cuándo te creció un coño? ¿Mejor?
—Mucho. Y por lo que escuché, mi polla es mucho más grande
que la tuya.
—Lo deseas, perra.
—Hablando de pollas, ¿cuándo vas a dejar que Kate te chupe la
tuya?
—Cuando sepa que no necesitaré una vacuna para una ETS
después.
—No puedes contraer herpes por una mamada. Espera. ¿Puedes
contraer herpes por una mamada?
Mis ojos se abrieron.
—Trigger, mantén tu polla en tus pantalones por una vez.
—Pero mi polla es increíble, debería ser compartida con el equipo
de animadoras. Oh, espera... lo ha sido.
Me reí, sacudiendo la cabeza.
<>Jackson<>
Estimada Harley “Peeping Tom” Jameson,
Solo estaba tratando de hacerte otro favor. El pelo rizado de tu
culo te hace ver como un caniche. La mayor parte del tiempo,
siento que debería estar ladrándote. Ojalá tuvieras que cortarte el
pelo porque tal vez te verías mejor.
Probablemente no.
Y sí, tengo la polla más grande DE TODAS. Sabía que te habías
dado cuenta.
Todavía no he descubierto lo que quiero que hagas. Hay
demasiadas opciones que te joderán. Quiero asegurarme de que
sea divertido y duro.
Ni siquiera podía decir que me estabas gritando. Tu ruidosa
bocaza nunca se calla. Es difícil de interpretar cuando hablas o
gritas, así que gracias por avisarme.
No te preocupes, nunca me escabulliría en tu habitación.
Quiero conservar mi vista, y si alguna vez te viera desnuda, tendría
que arrancarme los ojos.
No es que haya nada que ver, pero ya sabes... Es por eso que
tengo un montón de otras bailarinas en mi teléfono...
Te odio mucho más, Gremlin.
Y de nuevo, no te preocupes, se la devolví a mi niñera. Esta
broma es la mejor hasta ahora. Estoy seguro de que 'No responder'
en su teléfono lo apreciará tanto como yo.
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: ¿Celosa, Harley? ¿Quién es el que tiene tu libertad en sus
manos?
Yo.
Metí la carta en su casillero al final del día y me fui directamente
a casa. Manteniendo mi distancia de la mujer que se había
convertido en mi oponente más fuerte.
Camila.
Harley era buena, pero ella era mejor.
En el último mes, nuestras batallas habían empeorado. Durante
su segunda semana en la casa, la engañé. En el momento en que se
alejó de la comida que estaba cocinando para atender a mi
hermanita, decidí hacer de chef.
Vertiendo de tres botellas diferentes de salsa picante que
teníamos en los gabinetes. Pasó una hora en el baño vomitando por
la nariz y la boca.
Al día siguiente, me lo dio de comer sin darme cuenta hasta que
fue demasiado tarde. Pasé una hora en el baño haciendo lo mismo
que ella el día anterior.
Para la tercera semana, garabateé todas las notas de su clase de
anatomía. Mary Poppins iba a la escuela para ser enfermera.
Reprobó su prueba al día siguiente, lo que provocó su ataque más
reciente hacia mí. Plantar tampones empapados de Kool-Aid en mi
mochila para que todos los vean en el vestuario. Fui el hazmerreír de
la escuela por el resto del día.
Actué como si no fuera gran cosa. Yo era Jackson Pierce, podía
hacer que cualquier cosa se viera bien.
Por dentro, sin embargo, estaba echando humo.
La odiaba.
Ella solo aceptó este puesto por Skyler. Éramos un trabajo para
Camila, sin importar lo que dijera. Diciéndome que ella estaba allí
para nosotros.
Mentira.
Éramos un cheque de pago.
Nada más y nada menos.
Pasé toda la semana pensando en cómo me vengaría. Lo que le
haría a continuación. Una vez que vi “No contestar” llamando a su
teléfono, lo supe...
Le envié un mensaje de texto fingiendo ser ella, haciéndole saber
que quería la D.
Cero arrepentimientos.
Hasta este mismo momento.
Apenas había estado despierto por más de un minuto cuando se
encargó de entrar en mi habitación.
—¿Qué demonios?—gruñí, saltando de mi cama en mis
pantalones cortos de gimnasia—. No puedes irrumpir en mi
habitación sin llamar.
—¡No puedes invadir mi privacidad de esa manera, Jackson!
—¿Por qué no?—respondí con una expresión sarcástica—. Tú lo
haces con la nuestra.
—¡No he hecho nada para merecer este nivel de falta de respeto
de tu parte!
—Suenas muy perra, Camila. Supongo que “No responder” en tu
teléfono no te consiguió la D5, ¿verdad?
Su boca se abrió.
—¡No puedes hablarme así!
—Correcto—respondí, sin importarme en lo más mínimo—.
Entonces vete.
—Te encantaría eso, ¿verdad? Que yo renunciara.
—Sí, me encantaría—respondí sin dudarlo, caminando hacia mi
tocador para tomar una camiseta.
—¿Y luego qué, Jackson? ¿Vas a tratar a la próxima niñera de la
misma manera? ¿Hasta qué? ¿Hasta que tu madre vuelva? ¿Es por
eso que no me soportas? ¿Es por eso que quieres que renuncie?
¿Porque crees que hará que tu madre vuelva a casa?
Me acerqué a ella, poniéndome justo en su cara.
—Cállate la boca, Mary Poppins. No tienes idea de lo que estás
hablando.
Todavía no sabía la verdad sobre nuestra madre, y no me
importaba lo suficiente esta intrusa como para decirle lo que estaba
pasando. Además, la estaba volviendo loca no saber dónde estaban
el señor y la señora Pierce, ocupada con todas estas teorías en su
mente.
Disfruté demasiado viéndolo.
Si ella iba a ser un dolor en mi culo, entonces iba a devolverle el
puto favor.
Era tan simple como eso.
—Tienes razón, no lo sé. Todo lo que sé es que, si tuviera un hijo
como tú, también me iría.
No esperaba que ella dijera eso, y me tomó por sorpresa. Nunca
nadie me había hablado así antes. Por alguna razón que no podría
describir o justificar, dolía.
A juzgar por el arrepentimiento grabado en su rostro, debe
haberlo mostrado en mis ojos.
Ahora, ella era la que había cruzado la línea.
—No quise decir es…
—¡Vete!
—Jackson, vamos... sabes que no quise decir eso.
—No sé una mierda.
—¡Exactamente! Porque no te has tomado el tiempo para llegar a
conocerme. Gastas todo tu tiempo y energía odiando a alguien a
quien ni siquiera le das una oportunidad. Solo estoy tratando de
ayudarte.
—¡No necesito tu ayuda!
—¿Entonces qué, Jackson? ¿Vas a pasar el resto de tu vida sin
necesitar a nadie? ¿Es esa la forma en que quieres vivir?
—¡Dije que te fueras!—gruñí con la mandíbula apretada. Los
puños apretados a mis costados.
—¿O qué? ¿Eh? ¿Qué vas a hacer? No me asustas. En todo caso,
me siento mal por ti. Alejas a todos. Cada persona. Incluida tu
propia familia. Un día los vas a necesitar, y espero que no sea
demasiado tarde. Porque a pesar de las tonterías que sigues
haciéndome pasar, no voy a irme a ninguna parte. Amo a tu
hermanita, y si me dieras la mitad de la oportunidad, podría estar
aquí para ti también.
Sacudí la cabeza con disgusto.
¿Quién carajo se creía que era?
Ella no me conocía...
Lo que había pasado...
Lo que seguía pasando todos los malditos días.
Perder a mi madre.
Mi padre.
Posiblemente mi memoria.
A la mierda con ella.
Escupí fuego.
—No necesito tu piedad. Entonces, ¿por qué no vas a vender tu
discurso a alguien a quien le importes una mierda? Porque ambos
sabemos que a mí no.
Ella se echó hacia atrás, sin ocultar cuánto le dolía eso.
Bien. Ahora estábamos a mano.
—Siento que tus padres no estén por aquí, ¿ok? Pero no es mi
culpa. Yo no hice que se fueran, Jackson. Me contrataron porque no
están aquí. Tienes que darte cuenta de eso y dejar de culparme por
cosas que están fuera de mi control— me aconsejó, respirando
hondo y retrocediendo hacia la puerta—. No vuelvas a tocar mi
teléfono nunca más. ¿Me entiendes?
La miré de arriba abajo, ladeando la cabeza hacia un lado.
Asimilando lo que acababa de decir con tanta curiosidad como la
que ella tenía sobre mis padres.
—Hay una razón por la que su nombre está en 'No responder' en
mi teléfono. Podrías haber...—Ella suspiró, estando al borde de su
juicio.
—¿Quién es él?—solté, sorprendiéndome a mí mismo que
realmente me importaba.
—Alguien con quien no quiero tener nada que ver.
—Ah—respondí rápidamente—. Bueno, entonces, tal vez ahora lo
entiendas. Ya que no quiero tener nada que ver contigo. Ahora, vete .
—Bien. —Ella asintió—. Saldré de tu habitación, pero no de tu
vida. Estoy aquí para quedarme.
—Sí, para Journey.
—Y para ti. —Con eso, se dio la vuelta y se fue. Cerrando mi
puerta detrás de ella.
Alcancé la cerradura, tambaleándome cuando escuché a mi
hermano al otro lado declarar:
—Él no siempre fue así, Camila. —Me detuve en seco.
Juro que esas fueron las primeras palabras que él le había dicho a
ella.
—Está enojado con mi padre. No eres tú—explicó, haciendo que
mi corazón se acelerara—. Journey realmente te ama. La haces feliz.
Mi mamá no tuvo la oportunidad de hacer eso, y Journey es una de
las razones por las que mi padre no está.
Hice una mueca, odiando que fuera la verdad.
Mi hermana pequeña no se merecía nada de lo que le dieron. Ella
no pidió nacer.
—No importa lo que digas o hagas, mi madre no va a volver a
casa. Eso es todo lo que puedo decirte.
—¿Está ella…?
—Lamento que Jackson te esté tratando así, pero Journey no es la
única que te quiere aquí.
Ella le preguntó qué estaba pensando.
—¿No es solo ella?
—No. Yo también te quiero aquí.
¿Él la quería?
—¿Tú me quieres?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque creo que podrías arreglar las cosas.
¿Por qué?
¿Cómo?
—¿Con Jackson?
—Sí. Y tal vez con mi padre.
—Jagger, ¿qué estás...?
Escuché sus pasos a continuación y luego su puerta cerrarse,
interrumpiéndola.
No importa lo que digas o hagas, mi madre no va a volver a casa. Eso es
todo lo que puedo decirte.
Esas palabras fueron como un cuchillo en mi corazón y sin
embargo...
Eran las palabras más verdaderas que él jamás había dicho.
Capítulo 21
<>Harley<>
Mi padre estaba fuera de la ciudad por negocios, lo que
significaba que mamá estaba a cargo. Lo que significaba que podría
ir a la fiesta en la playa de Oak Island después del partido de
football, el viernes por la noche.
Estaba emocionada, mi padre no me dejaba hacer mucho.
Diciendo que me estaba protegiendo de todos los pequeños mierdas
que querían un pedazo de su niña. Como si quisieran un pedazo de
su dama...
Él no jugaba cuando se trataba de su familia. Criaba a Luke y
Owen para que fueran como él. También se estaban convirtiendo en
rabiosos perros guardianes cuando se trataba de mí.
En realidad, era súper molesto, pero amaba demasiado a mi
padre como para ir en contra de sus deseos. Entonces, simplemente
no le decía todo. No estaba mintiendo, solo reteniendo información
que él no necesitaba saber.
Mamá siempre me entendió. Ella estuvo desde siempre en mi
equipo. Diciéndome que papá no había cambiado. Él era así con ella
cuando tenía mi edad, y también lo encontró muy molesto.
—Trigger no deja de mirarte le dije a Shiloh, sorprendiéndolo
mirándola por décima vez esa noche.
Estábamos bailando alrededor de la hoguera en la playa, con la
música en vivo de la banda de Cash.
—Bueno, entonces déjame darle algo para mirar—soltó, dándose
la vuelta.
Instantáneamente, le mostró el dedo.
Haciéndome reír a carcajadas.
Shiloh era una buena chica y, al igual que los chicos, era una
peleadora.
No la cabrees.
Sin embargo, no maldecía, obtenía calificaciones sobresalientes y
no causaba problemas a sus padres.
Era un modelo a seguir para todos, incluyéndome a mí.
Todo lo que le importaba era la escuela y su familia. Quería
seguir los pasos de su padre y convertirse en abogada, asistiendo
también a Stanford Law como él.
Pero era más que eso, Shiloh era inteligente en todo.
Especialmente con los chicos. La chica tenía la cabeza bien puesta y
no permitía que la mierda entrara en su vida.
Quería casarse virgen y todo eso. Solo permitir que una langosta
la ame para toda la vida.
Decir que era exigente sería quedarse corto. Incluso tenía una
lista de “qué hacer y qué no hacer” para su futuro novio para
mantenerla encaminada y en la dirección que quería seguir. Nadie
tenía la oportunidad de alcanzar sus altos estándares.
Específicamente, los chicos de nuestra escuela.
—Pienso que le gustas.
—Le gusta la idea de mí.
—¿Qué quieres decir?
—Estoy fuera de su alcance, Harley, y él lo sabe. Los chicos como
Trigger solo quieren una cosa.
Ladeé la cabeza hacia un lado.
—¿Mamadas?
—Eso y las muescas en sus cinturones. Soy un desafío para él, y
la peor parte es que piensa que soy lo suficientemente estúpida como
para caer en la trampa. Es ofensivo.
—Verdad. Aunque es lindo.
—Él está bien. No me gustan los pueblerinos.
—¡Oye! Soy una pueblerina.
—Eres mi prima—se rio—. Y mi mejor amiga.
Asentí.
—Más verdades.
Ella hizo un corazón con los dedos.
—Por siempre y para siempre, somos tú y yo, chica.
Hice un corazón también.
—Ahora solo escupes verdades, Shiloh.
Nos reímos.
—¿Qué están haciendo allí debajo del muelle?—preguntó ella,
cambiando mi mirada al grupo de jugadores de football, incluyendo
a Jackson.
Me encogí de hombros.
—¿Ser unos idiotas?
—¿Tú hueles eso?
Tomé una bocanada del aire.
—Ahora sí.
—¿Están fumando un porro?
Mis ojos se abrieron ampliamente, pensando en Jackson fumando
marihuana.
—Sí, creo que sí—agregó ella.
Ella tenía razón, ellos lo hacían. Estaba justo en su mano.
Antes de que supiera lo que estaba haciendo, mis pies avanzaron
dando pisotones hacia él. Arrebatándole el porro de los dedos.
—Qué mierda, Grem…
Violentamente, me di la vuelta y caminé directamente hacia el
basurero. Tirándolo donde pertenecía.
En el momento en que me di la vuelta, Jackson estaba en mi cara.
Rugiendo:
—¿Qué carajo?
—¡Sí! ¡Tienes razón qué carajo! ¿Qué estás haciendo?
—Ocúpate de tus asuntos, Harley.
—¡No! ¡No lo haré! ¿Por qué estás fumando?
—¿Por qué te importa?
—¡Por tu madre! ¡Es por eso!
Inmediatamente me agarró del brazo y me arrastró un poco más
por la playa donde no podíamos ser oídos. Una vez que estuvimos
lejos de las miradas indiscretas, me arranqué el brazo y le dije lo que
pensaba.
—¿Por qué quieres ser un fumeta?
—¿Un fumeta? Fumar marihuana un par de veces no me
convierte en un fumeta. Además, tengo más en mi bolsillo.
—¿Unas pocas veces? ¿Has fumado antes? ¿Por qué tienes más?
—¿Cuántas veces tengo que decirte que te ocupes de tus asuntos,
Harley?
—¡Tantas veces como sea necesario para que no fumes hierba!
Dio un paso hacia mí, acercándose.
—Deja de gritarme.
—¡Alguien tiene que hacerlo! —Lo empujé—. ¡Eres mejor que
eso, Jackson Pierce! ¡No caigas en la presión del grupo como lo hacen
tus estúpidos amigos deportistas!
—¡Vete a la mierda!
Lo empujé de nuevo.
—Harley...
—¡No me vengas con Harley!
—No sabes de lo que estás hablando.
—¡Jackson! ¿Por qué desencadenarías algo en tu mente que
podría provocar demen...?
—Cállate la puta boca, Harley—dijo mordiendo las palabras y
pateando la arena.
—¡No, no lo haré! ¡Esto es estúpido! ¡Estás siendo un estúpido!
¿Qué tienes que demostrarle a alguien? Eres el mariscal de campo
estrella, todas las chicas te quieren. Ya eres una leyenda en esta
ciudad gracias a tu brazo—le recordé, empujándolo tan fuerte como
pude esta vez.
—Deja de jodidamente empujarme—gruñó con la mandíbula
apretada.
—¡No! ¡Te lo mereces! —Fui a empujarlo de nuevo, pero me
agarró de los brazos y me dio la vuelta para que mi espalda quedara
frente a él.
—¡Deja de ser una maldita mocosa, antes de que realmente te dé
algo de qué quejarte!
No dudé, levanté mi pie para patearlo en las bolas, pero él lo
bloqueó. Sosteniéndome más fuerte.
—Realmente necesitas aprender a controlar ese fusible corto de
los Jameson, niña. —Me acercó más a su pecho—. No estaba
fumando.
—Pero tenías un porro en la mano.
—¿Me viste llevármelo a la boca?
—No lo entiendo.
—Sí, no lo entenderías. Tienes a tus padres en casa. Vete a casa,
Harley. No perteneces aquí. No me hagas enviarle un mensaje de
texto a tu padre.
Jadeé.
—No lo harías.
—Vuelve a ponerme a prueba y mira lo rápido que le envío hasta
el último video que tengo de ti.
—¿Por qué serías tan malvado? ¿Qué otros videos tienes?
—Tendrás que esperar y ver.
—Jackson, esto es una mierda. Solo estoy tratando de protegerte
de hacer algo estúpido.
—¿Qué crees que estoy tratando de hacer?
Me eché hacia atrás. No esperaba que él admitiera eso.
—Entonces, ¿yo te gusto?
—Vete. A. Casa. Ahora. —Con eso me soltó, dio media vuelta y
caminó hacia sus amigos.
—¡Te odio!—vomité a su espalda, observándolo alejarse.
No podía sacar las palabras de mi boca para lo que realmente
estaba sintiendo.
—Me tienes, Jackson. No estás solo. Porque me tienes.
Lo decía sinceramente...
Con cada parte de mi corazón confundido y desgarrado.
<>Jackson<>
Me fui a casa poco después de que Harley se fuera, queriendo
poner en práctica mi plan.
Harley no tenía ni puta idea, y no iba a permitir que su rabieta
me disuadiera de lo que honestamente pensaba que funcionaría.
Dejando mis vaqueros donde Mary Poppins pudiera
encontrarlos, seguí el resto de mi fin de semana.
Llegó el lunes por la tarde, entré a mi habitación después de la
escuela, sabiendo que era exactamente donde encontraría a nuestra
niñera esperándome.
Con una mirada atónita, me hice el tonto. Mis ojos vagaron de su
expresión preocupada a la bolsa de marihuana que sujetaba con
seguridad.
Anzuelo, línea y plomo...
Sonreí.
—No sabía que Mary Poppins se drogaba. ¿Es por eso que
siempre estás tan feliz?
—Muy divertido, Jackson. Ambos sabemos que esto no es mío.
—¿Estás tratando de decir que es mío?
—¿De quién más podría ser? Estaba en tus vaqueros.
—No es mío, y no tengo idea de cómo llegó allí—mentí,
incitándola.
—Oh, ¿así que mágicamente le crecieron piernas y saltó a tu
bolsillo sin tu conocimiento? ¿Apareció por casualidad mientras los
ponía en la secadora para desarrugar tu ropa? Inténtalo otra vez.
Mirándola con escepticismo, tiré la mochila en mi cama. Viéndola
tener un colapso exactamente como había hecho Harley.
—¿Qué es exactamente lo que estás tratando de hacer? ¿Qué me
despidan? ¿Eh? Esto es una bajeza, incluso para ti. ¡Skyler podría
hacer que me arrestaran! ¡No más escuela de enfermería, no más
futuro, no más niñera para ti! No más nada gracias a ti. ¡Ya me estoy
perdiendo demasiadas clases porque estoy aquí cuidando de ti, en
lugar de ir a la escuela!.
Ofendido, levanté las manos.
—¡Oye! No sabía que ibas a secar mis vaqueros. Eso es cosa tuya.
Mentira.
Pensé que la encontraría antes de tirarlos a la lavandería.
—Entonces, ¿sabías que la bolsa estaba en tus vaqueros?
—No. No lo sabía—dije con tono de mofa poniendo los ojos en
blanco.
—¿Entonces, qué? ¿Eh? Explícame qué está pasando aquí, antes
de que le explique a Skyler lo que creo que está pasando.
Arqueé una ceja, imperturbable.
Finalmente. Estábamos llegando a alguna parte.
Encogiéndome de hombros, simplemente respondí:
—Entonces ésta es tu oportunidad de vengarte de mí, Camila. Ir a
chismorrear, me importa una mierda. Skyler no es mi madre y tú
tampoco.
—Entonces, ¿estás fumando hierba?
—¿Por qué te importa si lo hago?
—Tienes toda la vida por delante. No deberías estar fumando
hierba, por eso.
—¿Y por qué es por eso, Mary Poppins? ¿Me estás diciendo que
nunca la has probado?
—Buen intento. Esto no se trata de mí. Esto se trata de ti.
—En realidad, se trata de los dos. Tú provocaste esto. Mantente
fuera de mis asuntos y no tendremos ningún problema. ¿Vale?
—¿Sabes qué? Tienes razón en una cosa, no soy tu madre, ni
quiero serlo. ¿Por qué te cuesta tanto ver eso? ¡El truco que hiciste
hoy se pasó de la raya, Jackson! ¡Esto no está bien! ¡Sabes que
Journey está conmigo todo el tiempo, y la casa apestaba a hierba
debido a tu treta para despedirme! ¡Gracias a Dios que encontré una
máscara quirúrgica para ponerle, o de lo contrario habría estado más
que jodida! ¡Pones en peligro la salud de tu hermana pequeña!.
—Oh, mierda, solo estás siendo dramática. Apenas había hierba.
Ella estaba bien.
Nunca haría nada para lastimar a Journey. Pensé que la
encontraría antes de que la idiota los pusiera en la lavandería.
Vaya ama de casa que era.
—¿Cómo sabrías? ¿Estás en la escuela de medicina? ¿Tienes un
título en…?
—¡Camila!—grité sobre su divagación de mierda.
Esto no se trataba de ella.
No tenía nada que ver con ella.
Ella era mi medio para un fin.
—¿Qué quieres de mí? Si estás buscando una disculpa, no
tendrás suerte, porque no la obtendrás.
Ella se acercó a mi cara.
—¿Tienes idea de lo duro que he trabajado para llegar a este
punto de mi vida? No crecí como tú, con tu casa de un millón de
dólares, tu ropa de marca y la educación cara que das por sentada.
—Se señaló a sí misma, manteniéndose firme.
Una cosa que sabía con certeza, ella no saldría de mi habitación
hasta que me diera su opinión.
Ella me iba a poner en mi lugar, sin importar las consecuencias.
—Crecí en la pobreza con padres que luchaban por poner comida
en la mesa para todos sus hijos, pero aun así ellos nos brindaban lo
mejor que podían dadas las circunstancias. Crecí con ropa de
segunda mano, comprada en tiendas de segunda mano, todo de
segunda mano, solo para poder tener zapatos para ponerme, un
libro para leer, una calculadora para hacer mi tarea de matemáticas.
¡No crecí con una cuchara de plata en la boca como tú! Pero te diré
una cosa, Jackson, si lo hubiera hecho, puedes apostar tu culo a que
lo habría apreciado y no habría sido una pequeña mierda mimada
como tú que no conoce el significado de la palabra agradecido.
Mis ojos se nublaron. Fue rápido, pero ella lo vio.
No caigas en eso, Jackson... Mantente fuerte.
—No es mi culpa que tus padres no supieran cuándo dejar de
tener hijos.
Su boca se abrió.
—Guau. No hay forma de comunicarse contigo, ¿verdad?
—Y, sin embargo, aquí estás, todavía intentándolo.
Ella negó con la cabeza decepcionada, alejándose de mí.
—No tengo nada más que decirte.
—Genial, porque no quiero escuchar más. Dile a Skyler lo que
quieras, tal vez haga que mi padre regrese a casa por una vez.
Mierda.
Mary Poppins era inteligente. No le llevaría mucho tiempo sumar
dos más dos.
Ladeó la cabeza hacia un lado al darse cuenta de cuál era mi plan,
abofeteándola rápido y duro.
—Esto no se trataba de mí en absoluto, ¿verdad?
—Sal de mi habitación, Camila.
—Quieres que te delate, ¿verdad?
—No voy a decírtelo de nuevo—le advertí, mi temperamento
amenazante, alto y destructivo.
—Jackson, actuar mal no lo traerá de vuelta a casa…
Le di justo en la cara.
—¡Vete!
Sus pies tropezaron cuando la saqué de mi habitación,
obligándola a salir al pasillo antes de cerrarle la puerta en la cara.
—¡Jackson! —Ella golpeó la puerta—. ¡No puedes hacer esto! ¡No
puedes dejarme fuera de esta manera!
—¡Lo acabo de hacer!
—¡Vamos! ¡Dame una oportunidad! ¡Todo lo que te pido es una
oportunidad!
Para nuestra incredulidad, en realidad la abrí. Quedando frente a
frente otra vez.
—¿Qué más tengo que hacer para...
—¿Que está pasando aquí?—dijo Skyler, rompiendo nuestra
discusión. Atrapándonos a los dos por sorpresa.
Mary Poppins se giró para mirarla, todavía sintiendo mi mirada
acalorada mientras metía la bolsa de hierba en su bolsillo trasero.
Todavía no estando segura de qué hacer.
Observé cada uno de sus movimientos, esperando a que pasara
algo malo.
Vamos... solo díselo ya.
—Sí, Camila, ¿qué está pasando aquí?—la incité, queriendo hacer
avanzar esto.
—Yo-yo-yo-quiero decir... nosotros solo estábamos...
Solo había una manera en la que imaginé que esto sucedería. Ni
en un millón de años pensé que sería tan perspicaz.
Ni en un millón de años pensé... que a ella le importaría.
Cuanto más pensaba en ello, más se daba cuenta de quién era yo
y de lo que representaba. El football era mi vida, y no me arriesgaría
por nada. Era lo único que realmente me apasionaba en la vida,
además de hacer que la existencia de ella y Harley fuera un infierno.
Quería a mi padre en casa, incluso si eso significaba que tenía que
pagar el precio para que esto sucediera.
Su corazón dolía más por mí en ese momento que durante los
últimos dos meses que había estado trabajando para nosotros. No
importaba cuántas veces la aparté, ella se levantaba para otro round
conmigo.
Mary Poppins abrió la boca para decir algo, pero la cerró
rápidamente y me miró. No estábamos a más de treinta centímetros
de distancia, pero se sentía como si hubiera kilómetros entre
nosotros.
Física y mentalmente.
La confusión en mi rostro era evidente. No había manera de
ocultarlo, porque la verdad era que Camila me confundió.
A medida que pasaban las semanas, empezó a entrar un poco.
Centímetro a centímetro, mi guardia comenzó a bajar.
No me malinterpretes, todavía la odiaba. Aunque esa poderosa
emoción fuera generada por el hecho de que mi padre nunca estaba
en casa. Ella intervino, tomando su lugar como lo había hecho
Skyler.
Nunca volvería a casa si hubiera alguien aquí.
¿Por qué?
No tenía que hacerlo.
¿Ya no nos amaba? ¿Éramos siquiera un pensamiento?
El tiempo se detuvo en ese momento, la verdad nos consumía a
ambos.
Ella fue la primera en alcanzar nuestra neutralidad. Mirando
fijamente a Skyler, murmuró:
—Jackson y yo estábamos discutiendo sobre sus hábitos de
lavado.
Me puse rígido a su lado.
—¿Jackson sabe cómo lavar la ropa?
—O la falta de eso—agregó, sonriéndome.
La miré con los ojos entrecerrados, más confundido que nunca.
Tuvo la oportunidad de delatarme. Vengarse de mí por toda la
mierda por la que la había hecho pasar, incluso en el campo de
juego.
No lo hizo.
Ella se puso de mi lado, estando ahí para mí.
Haciéndome dar cuenta en ese momento y lugar...
Que estaba tan perdido.
Como mi padre.
Capítulo 22
<>Jackson<>
Pasado: trece años
<>Jackson<>
Maldita Gremlin.
Este día, esta noche... pasó de una cosa a otra. Ya no podía seguir
con eso. Nunca esperé que él estuviera aquí, y mucho menos ella.
¿Por qué estaba ella aquí?
¿Por qué se sentía bien?
¿Por qué estaba bailando con Cash?
Mi cabeza latía con fuerza, un desgarrador dolor de cabeza estaba
causando tantos estragos en mi mente que apenas podía ver con
claridad. El escozor en mi mejilla no ayudaba al latido en mi cerebro.
Podía oler el cabello de fresa de Harley, su piel con aroma a
vainilla y su mierda de labial de cereza.
Ella era un faro de olores, solo jodiendo con mi otra cabeza.
—¿Te gustó bailar con Cash, nena?
Fue su turno de retroceder, estupefacta de que hubiera dicho eso.
—¿Qué tiene que ver él con algo?
—Todo. Claramente quiere follarte.
Ella jadeó, mirándome.
—¡Retira eso!
—Joder, no.
—¿Por qué haces esto?
—¿Hacer qué exactamente? Decirte la verdad. Como lo feo que es
tu vestido. No sé qué me sorprende más: el hecho de que creas que
tu cuerpo realmente puede llenarlo, o que tu padre te dejara salir de
la casa usándolo.
—Estás siendo un imbécil para que me vaya.
—¿Está funcionando?
—Te vi mirándome fijamente. Vi adónde fueron tus ojos. ¡Te
gusta mi vestido, cretino!
—¿Mirando qué? No hay nada que mirar. Inténtalo de nuevo una
vez que te crezcan algunas tetas.
Su boca se abrió.
—¿Qué, nena? ¿Quieres que vuelva a meter la lengua allí?
—Jackson... no hagas esto. —Ella trató de abrazarme, pero no
podía soportar más la agitación emocional. Perdí mi mierda con ella
—. Te dije que no te quería aquí.
—¡Es demasiado tarde para eso! Estoy aquí, y quiero estar.
—Entonces, ¿qué tengo que decir para que te vayas?
—Dejé a Cash para venir aquí, ¿verdad? Por ti.
—Eso no es lo suficientemente bueno.
—¿Alguna vez algo será lo suficientemente bueno para ti?
—No cuando se trata de ti.
—¿Qué diablos significa eso?
—Harley, si quieres que te bese, que te toque, todo lo que tienes
que hacer es pedírmelo. Ponerte un vestido de zorra no hará que te
desee.
—¡No es un vestido de zorra! Confía en mí, lo sabría. Debes
haberme confundido con una de tus descerebradas groupies
animadoras.
—No hay confusión, Gremlin. Todas tienen tetas y culo. —La
miré de arriba abajo. —Ambos sabemos que tú no los tienes.
—¿Sabes qué? Quédate solo. Pero debes saber esto, Rudolph... tú
hiciste esto. Tú me alejaste. Me trataste como una mierda cuando
solo intentaba estar aquí para ti. ¿Quieres vivir solo? ¿Nunca dejar
entrar a nadie? ¿Por qué? ¿Eh? ¿Alguna vez te preguntaste eso, chico
duro?
—No lo hagas, Harley.
—¿No hacer, qué? ¿Eh? ¿Decirte la verdad? Crees que soy tan
estúpida e ingenua, pequeño perfecto juguetito... crees que no sé que
tienes miedo, que vives la vida con miedo a lo desconocido.
—Te lo advierto, Harley. No me jodas.
Ella se puso de pie, cerniéndose sobre mí.
—¡¿Crees que no sé que tienes pesadillas?! Que no sé que estás
constantemente pensando en tu madre... pero es mucho más que eso.
¡Alejas a todos porque estás aterrorizado de perder a alguien más
que se preocupa por ti! ¡Alguien que te importe... que piensas... que
podrías amar!
Salté, enfrentándola, y antes de que pudiera decir una palabra,
me dio un rodillazo en las bolas.
—¡Maldita sea, Harley!
—Prefiero que no hables. ¡Me toca a mí y escucharás, y
escucharás bien, idiota! Tú, Jackson Pierce, eres la razón por la que te
odio. ¿Me entiendes? Tú jodiste esto, no yo. —Con eso, se dio la
vuelta y se fue.
Respirando a través del dolor, salí tras ella. Alcanzándola una vez
que estaba en la cocina, la agarré del brazo y la giré para que me
mirara.
—Aclaremos una cosa, Harley Jameson. No necesito que me
vigiles. No necesito que me digas lo que necesito. Tuve una madre
para eso, y ella se fue como todos los que amo. No necesito a nadie.
No te invité aquí, tú entraste a la fuerza. —La acerqué a mi pecho y
le susurré al oído—. Y si necesitara un juguete sexual, no serías tú.
—¡Jackson Pierce!—gritó, empujándome con fuerza—. ¡No puedo
creer que perdí mi tiempo viniendo aquí por ti! ¡Te odio!
—¡Bien! ¡Porque yo no puedo soportarte!
—¿Qué mierda está pasando aquí?— exclamó Noah, entrando
por la puerta del garaje—. No puedo dejaros solos por unos minutos
sin que os estéis destrozando el uno al otro. ¿Por qué querías venir
con nosotros, Harley?
Su pecho subía y bajaba, sus fosas nasales estaban dilatadas.
Skyler entró detrás de él, cambiando sus ojos de Harley a mí, de
nuevo a ella. Una expresión de complicidad se apoderó de todo su
rostro.
—Noah, ha sido una noche abrumadora para todos nosotros.
Harley no perdió el ritmo y respondió a su pregunta:
—Me equivoqué al venir aquí. No sé lo que estaba pensando.
¿Puede alguien llevarme de vuelta a la fiesta, por favor? Cash me
está esperando.
Tragué saliva, sintiendo esa frase en la boca del estómago.
Desearía poder decir que aprendí la lección esa noche, pero no fue
así. De ninguna manera.
¿Lo qué pasó después...
Probó esa teoría.
Capítulo 26
<>Jackson<>
No dormí una mierda esa noche, dando vueltas y vueltas sin un
final a la vista. Mi mente se consumió con pensamientos de mi
padre.
¿Estaría regresando?
¿Cambiarían las cosas?
¿Sería el hombre que alguna vez fue para nosotros?
Journey y Jagger lo necesitaban. Y tal vez, solo tal vez...
Todavía, yo también lo hacía.
—¡Jackson!—gritó a través de la puerta Mary Poppins,
golpeándola.
—¡Vete!
—¡Necesitamos hablar!
—¡No, no necesitamos!
—¡Jackson, por favor! Sólo abr…
Abruptamente, abrí la puerta. Sobre todo, para sacarla de mi
vista.
—¡¿Qué?!
Ella saltó hacia atrás, sin esperar que yo fuera tan intenso.
—Solo quería ver cómo estabas. No tienes que morderme la
cabeza.
—Estoy bien—comenté con calma.
No lo estaba, pero ella no necesitaba saber eso.
—No te ves bien.
—¿Qué quieres que te diga? Diré lo que sea para que te vayas—
repetí lo mismo que le había dicho a Harley la noche anterior.
Ella espetó:
—¡¿Qué diablos, hombre?! ¡Eres peor que una adolescente
malhumorada! No puedes ser amable conmigo y luego…
—¿Amable contigo?—la interrumpí—. ¿Cuándo fui amable
contigo?
—Anoche, me defendiste ante tu padre…
—Hice eso por Journey, no por ti.
—Oh, vamos, Jackson. Incluso tú no crees eso. ¿Por qué no
puedes admitir que te gusto? Que tal vez podríamos ser amigos,
especialmente ahora que vi…—Se detuvo.
—¿Qué?
—Nada.
—No me vengas con esa mierda. ¿Qué estabas a punto de decir?
—Bueno... lo que sucedió fue... anoche, yo mmm... bebí un poco
demasiado... y eh... no tomé decisiones sabias—se tropezaba con sus
palabras.
¿Qué demonios está pasando?
—¿Qué tiene eso que ver con lo que estabas a punto de decir?
Había terminado con los juegos. Ya tenía suficiente de eso con
Harley.
—¡Habla, mujer!
Ella se encogió de hombros.
—Vivo aquí ahora.
¿Qué carajo?
—¡No para siempre! No es así. Sólo hasta que pueda resolverlo
todo. Honestamente, todo sucedió muy rápido y tu padre es…
—Un idiota.
—Iba a decir protector y testarudo. —Ella asintió—. Pero tu
adjetivo también funciona.
—¿Mi padre te mudó acá?
—No.
—¿No?
—Quizás. Me estás confundiendo con tus trucos, como lo hizo tu
padre esta mañana.
—¿Esta mañana? ¿Pasó la noche contigo?
—¿Qué? ¡No!
—¿No?
—Bueno, algo así, pero no así. Lo estás tergiversando de nuevo.
—No estoy tergiversando una mierda. Me baso en lo que estás
diciendo.
Entre ayer y hoy, juro que ya estaba perdiendo la cabeza. Ella
continuó con lo que pasó, y traté de prestar atención lo mejor que
pude. Aunque ella era tan confusa como lo era Harley.
—Entonces, lo que estás diciendo es que te emborrachaste como
una cuba, ligaste…
Ella me interrumpió, hablando y hablando de una cosa u otra.
Hasta que finalmente pregunté:
—¿Estás bien?
Ella estaba sorprendida de que siguiera con eso, y estaría
mintiendo si dijera que no lo estaba también.
—Sí, en su mayor parte. No quería que sucediera nada de esto, y
me siento horrible porque sucedió. Tu padre cree que estoy en
peligro si me quedo en mi apartamento, y puede que tenga razón.
En este punto, honestamente no lo sé.
—Entonces, 'No responder' ¿es tan malo?
Ella podía ver el remordimiento en mis ojos.
¿Por qué sentía tanto por ella?
q p
—Quiero decir, no lo pensé hasta que me di cuenta de cómo
siempre me ha tratado. Jackson, es difícil de explicar. Yo no crecí
como tú.
Pensé en lo que ella había dicho durante unos segundos, y antes
de que supiera lo que estaba diciendo, comenté con sarcasmo:
—Estoy seguro de que a mi madre le encantaría que vivieras
aquí.
Ella suspiró, alejándose, pero la agarré del brazo y la detuve.
—No quise decir eso. Quiero decir... quise decir eso, solo que no
de la manera idiota en que lo dije. Mi madre tampoco querría que
estuvieras en peligro. Además, ya te quedas la mayor parte del
tiempo. Ella estaría feliz de que estés aquí. Para Journey.
Ella asintió, sin saber qué decir.
—Y para Jagger.
—¿Y para ti?
Sonreí.
—No lo presiones.
Era la verdad Después de todo lo que había hecho por nosotros,
si estaba en peligro, también pertenecía aquí.
—No dejes que se te suba a la cabeza, Mary Poppins. Sobre todo,
me gusta tu cocina.
—¿Pensaba que me acusaste de intentar envenenarte?
—Eso es probablemente cierto.
—Probablemente, ¿eh? ¿Probablemente me ayudaste anoche
porque también te gusto?
—Ya te lo dije, lo hice por Journey.
—Bueno, sea cual sea la razón, gracias.
—No te vas a poner todo sentimentaloide y querrás abrazarme,
¿verdad?
Ella rio.
—No lo sé, Jackson. Tal vez deberíamos abrazarnos. Tal vez eres
un abrazador que no salió del armario y aún no lo sabes.
—Pregúntale a Harley. Ella te dirá lo que pasó después de que
trató de abrazarme anoche.
—Oooh. Los vi en el techo. Fue tan lindo, creo que la am…
—Termina esa oración y mira qué rápido te cierro la puerta en la
cara. Me encontró en un momento de debilidad, no va a volver a
pasar.
No la amaba. No podía. No lo permitiría.
—Tal vez sí.
—Estoy seguro de que no.
—¿Por qué eres tan malo con ella?
—Porque no la soporto.
—Si eso fuera cierto, en primer lugar, nunca habrías dejado que
te consolara.
—Estaba pensando con la cabeza equivocada.
—¡Puaj! —Ella dio un paso atrás—. Voy a fingir que no acabas de
decir eso.
—Entonces no deberías haber preguntado.
—Me voy a ir ahora. ¿Estamos bien?
—No estoy feliz de que seas tú quien me dijo que estás viviendo
aquí ahora. Pero no tiene nada que ver contigo y todo que ver con él.
—Jackson, dale un respiro. Estoy segura de que te lo iba a decir.
Me adelanté. Tuvo que ir al hospital.
—Después de la forma en que te trató anoche, ¿sigues
defendiéndolo?
¿Por qué era tan fácil para las personas perdonarlo?
¿Qué tenía mi padre que tenía un efecto en la gente?
—Journey sigue llamándome 'Ma', y cada vez que sale de su boca
me duele el corazón. No puedo imaginar lo que siente tu padre al
escucharla decirlo.
—¿Qué es lo que espera? —Asentí, sintiendo esa declaración en
mi conciencia—. Él nunca está cerca. Journey está contigo todo el
tiempo. Podría pensar en cosas peores que podría decir.
—Especialmente con lo que sale de tu boca.
Me reí. Más verdades.
—Tu padre te ama, Jackson. Sé que suena muy difícil de creer en
este momento, pero es verdad. Él no me habría pedido que me
mudara si no te amara tanto como lo hace.
—¿Qué tiene eso que ver con esto?
—Porque es lo primero que salió de su boca esta mañana. Lo que
le diríais si me pasara algo. Mira, incluso él sabe que te gusto.
—Estás llegando, Camila.
—Me llamaste Camila, no Mary Poppins. Hashtag #progreso.
Negué con la cabeza.
—Realmente necesitas dejar de ver Mean Girls.
—No soy una niñera normal. —Ella sonrió, guiñando un ojo—.
Soy una niñera genial.
Poniendo los ojos en blanco, escondí una sonrisa. Disfrutando
que estábamos estableciendo una especie de término medio.
—Mejor cuídate, niñera genial, quién sabe lo que te voy a hacer
ahora que vives aquí.
Ella dejó de sonreír.
—¿Espera qué?
Sonreí tortuosamente antes de cerrar y bloquear la puerta.
—¡Jackson! —La golpeó—. ¡Esto es una tontería! ¡No puedes
seguir haciéndome bromas!
No respondí, fingí como si no pudiera escucharla. Ya estaba
planeando en mi cabeza lo que le esperaba. Fue una buena
distracción de la mierda que me rodeaba.
—¡Sé que puedes oírme! ¡Esto funciona en ambos sentidos,
engendro del demonio! ¡Te la devolveré y envenenaré tu comida,
para que estés cagando durante semanas!
—Es bueno ver que volvieron a la normalidad—interrumpió
Jagger, mientras lo escuchaba a través de la barrera de madera.
—¡Dios mío, Jagger! ¿Cómo sigues apareciendo de la nada?
¿Cuánto tiempo has estado parado allí?
—El tiempo suficiente para saber que te estás mudando.
—No es como…
—Sé cómo es. Eres tú la que no lo sabe.
¿Que quiso decir con eso?
—Eres como una galleta de la fortuna, ¿quieres dar más detalles?
—Nah, es más entretenido ver cómo lo descubres por ti misma.
—¿Verme descubrir qué?
—Ya verás.
—Jagger, sé que eres un tipo de muy pocas palabras, pero con las
palabras que usas, ¿pueden darle sentido?
—Lo tendrán, con el tiempo.
—Otra vez, con los mensajes crípticos.
Skyler los interrumpió y me alejé de la puerta. Saliendo por mi
ventana.
Me senté en el techo por el resto del día, contemplando lo que iba
a pasar a continuación.
Entre mi padre y Harley, tenía muchas cosas en que pensar,
recordando las palabras que les había dicho a ambos la noche
anterior.
No sé qué odiaba más...
q
Que les había hecho daño.
O que me dolió hacerlo.
Capítulo 27
<>Jackson<>
Pasado: dieciséis años
Continuará
EL CONO del SILENCIO
Traducción
Colmillo
Corrección
La 99
Edición
El Jefe
Diseño
Max
Notas
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