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CONO del SILENCIO

M. Robinson
HATED YOU THEN
Love Hurts Duet 01

Sinopsis:
No podía recordar un tiempo antes de ella... Harley Jameson.
Antes de que ella me poseyera.
Me odiaba. Me necesitaba.
Antes la odiaba...
Las cosas eran simples. Teníamos un entendimiento. Hacernos
bullying. Luchar. Odiar. Es lo que hacíamos.
Mente. Cuerpo. Alma. Así amábamos.
Pensé que nada cambiaría eso, hasta que cambió.
Ella era mía. Siempre lo había sido. Siempre lo sería.
Nada alteró eso.
No cuánto la odiaba.
No cuánto me odiaba.
Especialmente, no cuánto odiaba...

AMARLA.
Prólogo
<>Harley<>
Presente

Dos signos más.


Una cara sonriente.
Un signo más.
Dos líneas rosas.
Una línea rosa.
Y luego la palabra...
Embarazada.
Claro como el día para mí. Me hice seis pruebas de embarazo
diferentes y todas me dieron exactamente el mismo resultado.
Nunca imaginé que aquí sería donde estaría a los veinte años.
Preñada.
Con un niño.
Un bollo en el horno.
Bastardo.
¿Cómo iba a decirle a mi familia?
¿A papá?
O peor...
Al padre.
Estaba teniendo un bebé con el hombre que menos esperaba.
Porque verás, lo odiaba.
Él me odiaba.
Nos odiábamos mutuamente.
Excepto que después de todo lo que habíamos pasado, de todo lo
que nos habíamos hecho el uno al otro, lo que habíamos pasado
juntos, en lo profundo de mi corazón, de mi alma, de todo mi ser...
Lo amaba.
Capítulo 1
<>Harley<>
Pasado: seis años

Mi primera palabra fue joder.


Pero solo porque papá la decía todo el tiempo.
—Harley, ¿me estás escuchando?—preguntó mamá, cerrando la
puerta del refrigerador con un ruido sordo.
Asentí, pero no estaba escuchando en absoluto. Seguí dibujando
una imagen de papá en el cuaderno de unicornio frente a mí.
Pensando en él y no en ese imbécil de Jackson Pierce.
Mi padre era mi todo.
La mayoría de los niños pequeños dirían que sus papás eran sus
héroes, pero mi papá realmente era un héroe. Ni siquiera estoy
jugando. Realmente salvó la vida de mamá. Papá era la razón por la
que su corazón aún latía.
Por la que su sangre corría por sus venas cuando le salvó la vida
con una transfusión.
Y esa no fue la única vez que papá salvó a mamá.
La rescató mucho, mucho. Como cinco veces de todos los malos
tratando de robársela.
Incluido mi tío Noah.
Lo sé... loco, ¿verdad?
Pero papá dice que mamá lo salvó de sí mismo, signifique lo que
signifique eso.
—Jovencita, este comportamiento tiene que parar. ¿Cuántas veces
te he dicho...?
—Mmmja—tarareé, ignorándola por completo.
Papá también era un héroe de guerra, era mucho mejor que el
papá médico de Jackson. Fue un soldado de nuestro país y trajo la
bandera a casa. Estaba en su oficina en la casa club, junto con todas
sus otras medallas. Tenía muchas de ellas porque era un verdadero
héroe, no uno ficticio.
Mi hermanito Owen incluso recibió el nombre del hermano
militar de papá que murió en la batalla. Papá dijo que quería que su
memoria viviera por los siglos de los siglos, por lo que Owen lleva
un nombre muy especial.
Como yo.
Harley.
Papi me puso el nombre por su cosa favorita en el universo
además de mamá, su moto.
Cualquiera que dijera que las Harley no eran la mejor maquinaria
conocida por el hombre podría besarle el culo a papá. Sus palabras,
no las mías. No se me permitía maldecir. Siempre me metía en un
montón de problemas.
Al igual que Jackson.
Luke era nuestro hermano del medio. Recibió su nombre del
hermano menor de papá que murió cuando él era pequeño. Yo era la
mayor, así que eso significaba que había escuchado todas las
historias de la vida de mamá y papá tantas veces que me las sabía de
memoria. Papá era el mejor narrador de cuentos antes de dormir. Les
conté a todos mis amigos sus historias, aunque mamá dijo que no
podía hablar de esas cosas.
Yo no la escuché...
La conté de todos modos, porque mi padre era el mejor papá del
mundo, y todos tenían que saberlo.
Especialmente Jackson Pierce.
—Harley, ¿has escuchado una palabra de lo que dije?—me
preguntó de nuevo.
—Sip—respondí, haciendo estallar mi p.
p p p
No estaba escuchando. Sabía lo que iba a decir. Siempre era lo
mismo.
—Harley, no puedes golpear a Jackson.
—Harley, ¿por qué golpeaste a Jackson?
—Harley, tienes que dejar de golpear a Jackson.
Y lo que más decía...
—Harley, estás castigada.
Esta no era la primera, ni la última vez que estaría en problemas
por culpa del aliento a pedo de Jackson Pierce.
—Entonces, ¿qué fue lo que dije?—preguntó mamá, deteniéndose
frente a mí, sacudiendo la cabeza.
—Ese Jackson Pierce es un moco estúpido y feo.
—¡Harley Jameson!
¡Lo es!
Jackson siempre decía que su papá era mejor que el mío, porque
salvaba vidas.
Bueno, bah, eso es lo que hacen los médicos.
No es que no pensara que el papá de Jackson fuera genial. Lo era,
pero no era más genial que el mío.
¿Por qué no podían tener el mismo nivel de genialidad?
Lo que sea.
Todos decían que Jackson era el niño dorado, porque era bueno
en todo...
Vómito.
No era tan bueno como yo, porque yo era mucho mejor que él.
En cualquier cosa.
Siempre.
Y me aseguraba de que él lo supiera en cada oportunidad que
tenía, incluso si me castigaban, para siempre. Necesitaba saber que
g p p q
podía besarme el culo, y me aseguraba de que nunca lo olvidara.
A él lo ignoraba la mayoría de las veces. Al menos lo intentaba,
pero él siempre me estaba metiendo en problemas con su estúpida
boca. Mamá me decía que fingiera que él no estaba allí, pero cuando
lo hacía, él se volvía un matón más grande con sus enormes orejas y
nariz de reno.
Rudolph, el reno de nariz roja.
Jackson tampoco nunca se detenía. A veces fingía ser amable
cuando había adultos cerca, pero siempre era un idiota.
Uno grande y gordo.
Diciendo que era mejor que yo, tratando de darme órdenes. Me
pateaba, empujaba, me apretaba o me sujetaba en el suelo hasta que
dijera o hiciera lo que él quería.
Tan molesto...
Nunca me rendí, nunca.
Y nunca lo haría.
Además, todo lo que tenía que hacer cuando me molestaba era lo
que mi papá me decía que hiciera.
Así que lo hice.
—Mi papá dice que si los niños me molestan, los patee donde no brilla el
sol—le dije a Jackson por primera vez.
—¿Qué es eso?
No esperé a explicarlo antes de patearlo en los huevos.
Cayó al suelo, lastimado.
—¡¿Qué diablos, Harley?!
—¿Qué?— Me encogí de hombros. —Solo te estaba mostrando lo que
pediste.
—¡Solo espera! ¡Te voy a noquear la semana que viene!
—¡Bueno! ¡Entonces no tendré que ver tu fea cara que me da ganas de
vomitar!
Y al día siguiente, hizo exactamente eso... Nunca imaginé que lo llevaría
tan lejos como lo hizo.
Nunca.
Jamás.
De ninguna manera.
Jadeé.
—¡No mi Barbie navideña de edición limitada!—grité. Sabiendo quién
estaba detrás de esto.
Corrí por mi habitación, saltando sobre mi cama para llegar a ella.
Tomando con cuidado su cuerpo sin cabeza de la cuerda que estaba atada
alrededor de su cuello. Alisando su vestido rojo brillante, sintiendo como si
me hubieran dado un puñetazo en la barriga.
Cuando levanté la vista, allí estaba el asesino, apoyado en la puerta con
los brazos cruzados sobre el pecho. Una mirada maligna se apoderó de su
rostro.
Uno que verías en películas clasificadas 'R'.
—¡Jackson Pierce, estás podrido hasta la médula! ¡¿Qué te hizo Barbie
para merecer esto?!
—¡Me dolieron las pelotas todo el día, Harley!
—¡Te odio a ti y a tus pelotas! —No esperé, lo derribé al suelo en el
pasillo.
—¡Suéltame, Gremlin!
—¡Nunca, imbécil!
—¡Harley Jameson!—gritó mamá con esa voz realmente enojada. La que
solo usaba cuando yo estaba en muchos, muchos problemas.
No me bajé de él hasta que ella me apartó, y luego me castigaron de por
vida, otra vez.
Nada nuevo.
—Harley, esto tiene que parar—subrayó mamá, alejándome de
mi recuerdo.
—!Puaj! —Di un pisotón—. ¡No quiero hacer eso, mamá! ¡Lo
odio! ¡No quiero fingir que no lo odio!
—Oh, está perfectamente claro que lo odias, jovencita. Creo que
lo has odiado desde el día en que naciste.
—Lo hice. Él chupa grande y enormes bolas de burro.
—¡Harley! No puedes hablar así.
—Mamá, si hubieras escuchado la mitad de las cosas que me ha
dicho, pensarías que él también apesta.
—He oído las cosas que te dice, Harley. No es como si tratarais de
ocultar vuestro odio mutuo. Es bien sabido por todos en la ciudad lo
mucho que no se soportan uno al otro. ¿Por qué crees que ya no te
permiten estar en equipos opuestos en la escuela, jovencita?
¿Recuerdas que golpeaste a Jackson con un bate de béisbol el año
pasado?
—Ni siquiera fue tan duro.
—Harley, lo noqueaste durante diez segundos.
—Llevaba un casco y se despertó. —Negué con la cabeza—. Él
estaba bien. Y solo lo golpeé porque él me golpeó primero.
—Te golpearon con una bola mala.
—¡Que él estaba lanzando!
—¡Basta, Harley! Le diste una patada en los huevos, otra vez. Por
quinta vez este mes.
—¡Bloqueó algunas!
—Solo después de la primera vez que lo pateaste.
—Eso es solo porque dijo que no podía saltar tan alto como él de
los columpios, cuando sabe que puedo. Soy la saltadora más alta de
primer grado.
¿Por qué Jackson tenía que tratar de vencerme en todo?
¿Por qué era tan feo que me dolían los ojos al mirarlo? ¿Y me daban
ganas de vomitar cuando estaba cerca?
No lo sabía.
—¿Y qué dije sobre usar tus palabras?
Me rasqué la cabeza.
—Pero papá dice…
—Harley, no te pregunté qué dice tu padre, te pregunté qué dije
yo.
Mirando al suelo, susurré:
—Usar mis palabras en lugar de mis puños.
—Eso es co…
No pude aguantar más.
—Pero papá dice que a veces los puños hablan más que las
palabras.
—Malditamente cierto, nena—dice papá, entrando en la cocina.
—¡Creed! —Mi madre se volvió, gritándole como siempre.
Haciéndome reír.
Mamá siempre le gritaba por las cosas que salían de su boca,
porque papá era increíble y siempre hacía y decía lo que quería.
Él maldecía.
Mucho, mucho.
Papá tenía una boca sucia, y yo tenía una boca sucia gracias a él.
Los adultos siempre me gritaban que cuidara mi lenguaje. Se
suponía que las niñas pequeñas eran educadas y delicadas y se
convertían en hermosas señoritas.
Vómito más grande.
Bueno, yo no quería ser así.
Solo quería ser yo misma.
Harley Jameson.
La princesa motera del más malo, aterrador y cruel de todos los
moteros. El Prez del End of The Road MC. Creed Jameson.
Mi papi.
Capítulo 2
<>Harley<>
Papá venía de una muy larga estirpe de moteros. Como una lista
de cientos y cientos de años. La sangre motera corría por mis venas
como corría en la de mamá porque mi padre me hizo con su semilla.
Me plantó en la barriga de mamá con su manguera.
Así se hacían los bebés.
Por jardinería.
Papá dijo que no se me permitía trabajar en el jardín hasta que
tuviera cincuenta años. Estaba bien, porque de todos modos no
quería hacer un jardín. Los chicos eran estúpidos.
Excepto por mi mejor amigo en todo el mundo, Cash McGraw.
Pero todavía no quería hacer el jardín con él.
Mamá decía que Cash había sido mi mejor amigo desde el día
que nací. También odiaba a Jackson. No tanto como yo. Nadie lo
odiaba tanto como yo, pero Jackson también odiaba a Cash. No se
caían bien porque Cash sabía que yo era mejor que Jackson y
siempre me defendía. Aunque no necesitaba que lo hiciera, podía
patearle el culo a Jackson, y se lo mostraba a Cash...
Todo. El. Tiempo.
Todavía recuerdo hace unos años atrás cuando Jackson dijo que
su pito era más grande que el de Cash. Todo comenzó cuando Cash
salió corriendo desnudo del baño en una de las fiestas de sus padres
porque las luces de su casa se apagaron debido a la tormenta.
—Cash—exhalé, mirándolo—. ¿Qué es eso?
—¿Qué?—respondió él.
Asentí con la cabeza hacia el animal de peluche que cubría sus partes
íntimas y él miró hacia abajo a lo que yo estaba mirando.
—Oh, es Nemo. Ya sabes, de Buscando a Nemo.
—No, tonto, detrás de Nemo.
—Oh... —Se encogió de hombros—. Ese es solo mi pito. Un día será tan
grande como el de mi papá.
Toda la sala se echó a reír, excepto papá. Me levantó y me echó sobre su
hombro como un saco de patatas, refunfuñando algo acerca de poner
pequeñas mierdas bajo tierra.
Pero al salir de la habitación, escuché a Jackson gritar:
—¡Oh, el mío ya es tan grande como el de mi papá!
Y la habitación estalló en más risas.
Hasta el día de hoy, no sabía si lo que decían era cierto o no.
Probablemente no lo era para Jackson, porque le di muchas patadas
en los huevos y nunca sentí su pito. No es que quisiera.
Qué asco.
Una de mis cosas favoritas para hacer con Cash era cerrar los ojos
y bailar con su música. Sentía las canciones en mi corazón y muy
dentro de mis huesos. Como súper profundo, casi tocando mis
entrañas.
Cash siempre tenía su guitarra encima, cantando y tocando
música para mí. Él iba a ser súper famoso un día y me compraría un
poni al que llamaría Buttercup. Cash incluso me hizo una canción
con un ritmo de blues que cantaba y tocaba para mí todo el tiempo.
Él podía tocar blues mejor que nadie en todo el planeta y eso era
mucha gente.
Su papá, Dylan McGraw, era detective en Carolina del Norte y
uno de los buenos muchachos como mi padre, Lucas Ryder. Cash
nunca decía que su padre era mejor que el mío como Jackson.
Nuestros padres estaban empatados en genialidad.
Mi otra mejor amiga era una chica, como yo, y su nombre era
Shiloh Foster. Shiloh era mi prima porque su madre era mi tía Lily,
que era la hermana de mi papá. Su papá, el tío Jacob, era abogado de
personas súper importantes, y también era uno de los buenos
muchachos.
Todos siempre nos llamaron los buenos niños porque nuestros
papis eran los mejores. Todos estaban empatados en genialidad.
Había otros buenos niños de nuestra edad, como Bentley Taylor. Su
padre era Austin Taylor, dueño de la tienda de tatuajes más grande
de Carolina del Norte.
Bentley también era mi amigo, pero no mi mejor amigo. Todos
los demás niños eran mucho mayores que nosotros, especialmente
mi tío Mason y Giselle, que era la hermana mayor de Cash. Ellos
eran los mayores.
Una vez escuché a mi papá decir que los buenos muchachos solo
eran buenos para atornillar (NdelT: la palabra es screw que también
significa follar). Lo cual tenía sentido, porque era contratista y
atornillaba muchas cosas.
Shiloh era en realidad la secretaria de nuestro Hate (NdelT: Odio)
Jackson Pierce Club, y Cash era el vicepresidente. Yo, por supuesto, la
presidente.
Tuvimos una iglesia como la tenía papá con su club, donde
hablamos sobre lo mucho que apestaba.
—Hola, cariño—dice papá, besándome en la punta de la nariz
como lo hacía todos los días cuando llegaba a casa del trabajo.
—Hola, papi
—¿Cómo está mi chica?
—Eh. —Me encogí de hombros—. No está tan feliz como un
cerdo en caca.
Papá sonrió.
—Ahora no podemos permitir eso, ¿verdad?
—Creed, ella está en problemas en la escuela, otra vez. Esta es la
quinta vez este mes.
—Mejor que el mes pasado.
Sonreí.
Mira, papi me entiende.
—Creed... soy yo quien tiene que responder ante su maestro y
director.
—Eso depende de ti, Pippin. Con mucho gusto iría a decirle a ese
hijo de p...
Sonreí de nuevo, una sonrisa más amplia esta vez. Mi papi estuvo
a punto de decir la palabra realmente mala que también lo metía en
problemas. Debe ser una tremenda ya que todo el mundo siempre se
mete en problemas por decirla.
Cada vez que maldecía, me castigaban, para siempre, otra vez.
Pero no era mi culpa. Estuve rodeada de moteros toda mi vida, y eso
era mucho tiempo. Esas eran las palabras que ellos usaban, las
malas.
El hermano menor de papá, el tío Noah, no era mejor con su boca
sucia. Así fue como fuimos hechos los Jameson.
Cabrones hijos de puta.
Si mi madre me escuchaba decir eso, me castigaría para siempre
otra vez, pero era la verdad. Eso era lo que decían todo el tiempo.
Tampoco sabía lo que significaban esas palabras, pero aun así
sonaban genial como “imbécil”.
—Mi nena solo se está defendiendo de la pequeña mierda, Mia.
Asentí muy, muy rápido para que mamá pudiera ver cuán cierto
era eso.
—¿En serio? Entonces explícame ¿cómo es ella la que sigue
tratando de patearlo en las pelotas, Creed?
Papá me miró.
—¿Por qué trataste de derribarlo de nuevo, bebé?
—Porque él me obligó, papi.
—Ves, Pippin, él la obligó.
Había llamado a mamá “Pippin” desde que era pequeña como
yo. Fue después de Pippi Longstocking1, la chica más genial de todas.
Mamá puso los ojos en blanco antes de mirarme.
—¿Cómo te obligó, Harley?
—Porque le estaba diciendo a Becky que yo no podía saltar del
columpio tan alto como él.
Papá sonrió.
—Entonces, ¿él te estaba molestando?
—Sí.
—Buena chica.
—¡CREED!
—¿Qué, nena?
—No me digas 'qué nena'. Necesita aprender que la violencia no
es la respuesta para lidiar con Jackson. Tú fomentas su
comportamiento.
—Son niños. Ella solo le está mostrando quién es el jefe.
Asentí de nuevo, más rápido.
—Creed, éste no es tu mundo del MC. Es la escuela primaria y
ella necesita aprender lo que está bien y lo que está mal.
—Sé lo que está bien y lo que está mal, mamá. Solo que a veces lo
que está mal se siente bien. —Sonreí, mostrándole mis dientes
blancos nacarados mientras papá trataba de ocultar su sonrisa.
—Creed...
—No dije una palabra.
Papá siempre hablaba con los ojos y la cara, y en este momento
estaba en problemas por eso.
Lo siento, papi.
—Harley, tu padre y yo necesitamos intercambiar una palabras.
La gente siempre tenía que intercambiar unas palabras en mi
vida, y se usaban montones y montones de palabras malas.
Especialmente en la casa club. Supongo que intercambiar unas
palabras significa maldecir. No se me permitía intercambiar unas
palabras, porque todavía era pequeña. Pero cuando creciera, usaría
todas las palabras que ya conocía.
Que eran muchas.
Hasta entonces, las usaría con Jackson 'Imbécil' Pierce.
—Cuando regrese, será mejor que esas cartas para Jackson, su
madre y tu maestra estén terminadas. ¿Entendido, jovencita?
—Mmmjá.
—Harley...— ella dijo mi nombre con la misma voz que habló a
papá.
—Si, entendido.
—Bien.
—Pero, mami. —Crucé los brazos—. ¿Qué palabras puedo usar,
dado que ya tachaste todas las que usé?
Ella suspiró, devolviéndome la carta que le había escrito a
Jackson.
—Adelante, léela en voz alta a tu padre.
—Pero, mamá, tachaste todas mis palabras.
—Aún puedes leerlas, Harley.
—Bien. —Respiré hondo y comencé a leer.
—Estimado Jackson Imbécil Pierce,
Realmente te odio a ti y a tu estúpida cara más que ayer. Espero
que te caigas de la cama y aterrices sobre tu nariz de Rudolph que
me hace querer vomitar cada vez que te miro. Y luego espero que
te atropelle un autobús de camino a la escuela para no tener que
volver a verte y que nunca más puedas meterme en problemas.
Te odio.
Apestas.
Sin amor, Harley.
Los miré a través de mis pestañas.
—Continúa—me ordenó mi madre con el mismo tono de voz de
antes.
Tomé otra respiración larga .
—PD: Escuché que eres adoptado y que tu mamá te encontró en
la basura afuera del restaurante Memaw.
—Sigue...
Puse los ojos en blanco.
—No me arrepiento de haberte pateado los huevos otra vez
porque te lo merecías por ser un estúpido matón imbécil que
asusta a mis peces con tu cara de culo.
Me encogí de hombros, mirándolos de nuevo.
—Tú dijiste que le dijera cómo me sentía. Hice lo que me pediste,
y ahora estoy en problemas.
—Harley, estabas en problemas antes de escribir la carta que
volverás a escribir.
—Solo estoy en problemas por Jackson, mami. ¿Por qué no está él
también en problemas? Siempre te pones de su lado.
—Oh, él está en problemas, Harley. Él también te está escribiendo
una carta.
—Sí, probablemente la carta será bombardeada con sus pedos.
Asqueroso.
—Bebé, haz lo que dice tu mami, y te llevaré a dar un paseo más
tarde.
Ir de paseo con mi padre en su moto era una de mis cosas
favoritas para hacer.
—Está bien, papi.
—Creed, ¿cómo va a enseñarle eso algo…
¿ g
Atrajo a mamá a un beso, haciéndome reír. Ese era el movimiento
de mi padre cuando estaba en problemas, porque mamá amaba sus
besos como amaba los míos.
—Tranquilízate, nena. ¿Me sientes? —dijo, sonriendo.
Mamá le susurró algo al oído que lo hizo reír, antes de golpearlo
en el pecho, pero papá no se movió en absoluto.
Él nunca lo hacía.
Porque era el jefe.
Un día me iba a casar con un hombre como mi padre, porque era
el mejor hombre de todos.
Poco sabía...
Qué cierto era eso.
Capítulo 3
<>Jackson<>
Pasado: siete años

—Jackson Pierce, ¿tienes tu carta para Harley?—me preguntó mi


madre en el mismo tono que había estado usando todo el fin de
semana.
El que significaba que todavía estaba en un montón de problemas
debido nada menos que a la cara de Gremlin, Harley Jameson.
Parecía un Gremlin, y no el lindo, Gizmo. El feo y estropeado, Stripe.
Sus labios eran demasiado grandes para su cara y también lo eran
sus enormes ojos azules. Ella también actuaba como él. Siempre muy
violenta, haciendo gruñidos cuando estaba enojada, pensando que
era mi jefe. Ella no era la líder.
Nunca.
Yo era.
Siempre.
Traté de ignorar la mirada de decepción en el rostro de mi mamá
mientras me miraba a través del espejo retrovisor de nuestra
camioneta. Odiaba esa mirada, me dolía por dentro, pero ni siquiera
su expresión de disgusto me impedía pelear con la tonta de Harley.
No podría decirte cómo o cuándo comenzó nuestro odio mutuo.
Al parecer siempre estuvo ahí por lo que todos nos habían dicho.
Había algo en su estúpida cara y su boca gritona que me atrapaba.
Todo. El. Tiempo.
No había manera de controlar el efecto que siempre tenía sobre
mí.
La. Odiaba.
Más de lo que odiaba las verduras que mi madre siempre
intentaba hacerme comer. Nunca lo hice. Solo fingía y cuando ella no
estaba mirando, las escupía en la servilleta y las guardaba para
usarlas más tarde en la pateadora de pelotas.
No había nada mejor en todo el mundo que sujetarla y meterlas
en su boca.
—¡Jackson! ¡Quítate de encima! —gritó la última vez que eso sucedió.
—Ni en sueños, niña.
Odiaba que alguien más que no fuera su padre la llamara así.
—¡No soy una niña!
Agarré su mano y la usé para abofetear su propia cara.
—Harley, deja de golpearte.
—¡Ay dios mío! Solo espera…
Justo cuando su boca estaba lo suficientemente abierta, le puse mi brócoli
seco que olía a huevos podridos y se volvió loca. Moviendo su cuerpo de
todas las formas que podía, lo cual no era mucho, porque era una niña
pequeña y yo todavía estaba sentado encima de ella.
Estuvo a punto de escupirlo, pero le tapé la boca para que no pudiera.
—Traga, mastica culo.
Ella gritó a través de mi mano.
—Puse esos arbolitos verdes en mis pelotas, Harley, ya que te encanta
patearlas. ¿Cómo se sienten en tu boca?
Sus ojos se abrieron de par en par. Realmente no hice eso, pero ella no
tenía que saber que estaba mintiendo.
—Jackson, ¿me estás escuchando?
—Mmmjá—murmuré, mirando por la ventanilla con los
auriculares puestos.
—Jackson...
—Sí, lo tengo.
—¿La buena carta?
—Quizás.
—Jackson Pierce—dijo en un tono más severo. El que significaba
que estaba caminando sobre una delgada línea de paciencia con ella.
No importaba. Ya estaba castigado de nuevo. Por culpa de ella.
—Bueno, me hiciste reescribirla diez veces. Ya no estoy seguro de
cuál es la buena carta.
—Jackson, cuida tu tono con tu madre—me advirtió papá,
mirándome a través del mismo espejo.
Los adultos siempre podían tener un tono, pero cuando yo tenía
uno...
Me metía en problemas, siempre.
No respondí.
Era más inteligente que eso.
Mi papá era genial, pero sabía qué líneas no podía cruzar con él.
Y faltarle el respeto a mi madre era la número uno en esa lista. No
me malinterpretéis, mis padres eran maravillosos, especialmente mi
papá. Era mucho mejor que el padre de Harley, y se lo recordaba
todo el tiempo.
Era el doctor Aiden Pierce, jefe de cirugía del Hospital Dosher
Memorial en Southport. Él salvaba vidas todos los días, mientras que
el de Harley solía ponerlas en tierra. Esa era la jerga motera para
dispararles a las perras en la cara. Su papá era rudo, le concedía eso,
pero no era mejor que el mío.
El de nadie lo era.
—Me gustaría ver la carta de disculpa antes de que se la
entregues a Harley—dijo mamá, haciendo que volviera a mirarla.
—Todavía no entiendo por qué tuve que escribirle una carta. Ella
me pateó las pelotas, ¿recuerdas?
—Ella solo te pateó porque la provocaste—agregó Jagger.
Haciéndome poner los ojos en blanco a mi hermano menor, que
p j q
estaba sentado en el asiento trasero a mi lado.
—¿De qué lado estás? —Le di un puñetazo.
Me devolvió el golpe.
—¡Muchachos! ¡No comiencen! —nos gritó mamá—. Haré girar
este coche muy rápido y os llevaré a ambos a casa. ¿Entendido?
—Sí, señora—refunfuñamos los dos.
Mi hermano y yo nos llevamos bien la mayor parte del tiempo,
excepto cuando se trataba de Harley. A él le gustaba por alguna
razón, y ella ni siquiera tenía tetas.
—Bueno. ¿Dónde está la carta, Jackson?
Ignoré la pregunta de mamá y respondí:
—Ella no puede saltar tan alto como yo de los columpios. ¿Cómo
eso la está provocando?
—No te hagas el inocente, jovencito. Te metes con ella cada vez
que tienes la oportunidad.
—Eso es porque ella lo pide cada vez que abre la boca en su
estúpida cara.
—¡Jackson!
—¡¿Qué?! —Me arranqué los auriculares—. Actúas como si
siempre fuera yo. No es así. Ella comienza la mitad del tiempo. Mis
pelotas probablemente estén rotas por la cantidad de veces que las
ha pateado, pero ¿a alguien le importan mis bolas? ¡Nop!—
—¡Jackson Pierce, no puedes hablar así! ¡Estás castigado!
—¡Ya estoy castigado!
—¡Entonces estás castigado un poco más!
No se me permitía maldecir, pero cuando escuchabas algo todo el
tiempo, era un poco difícil no repetirlo. Sin embargo, la boca de
Harley era peor que la mía. Crecimos alrededor de una familia llena
de moteros malhablados, y así era como ellos hablaban.
Además, mi padre no era mejor. Mis padres crecieron en el
sistema prácticamente toda su vida, lo que significa que habían visto
algo de mierda. No creía en la mierda de chicas blandas que mi
madre me hacía ver con ella, pero mis padres eran almas gemelas en
la vida real. Se conocían desde que eran niños, solo se tenían el uno
al otro. Mi padre se había partido el culo para darle la vida que ella
se merecía.
Que ellos merecían.
Era mi modelo a seguir, mi héroe, un hombre digno de respeto.
Nunca tuve que pedir nada, nadie tuvo que hacerlo. Él se aseguró de
ello.
Esa era una de las razones por las que mi madre se tomaba tan en
serio su papel de ama de casa, haciéndome actuar, pensar y hablar
mayor de lo que realmente era. Jagger y yo éramos inteligentes, y
podía hacer cualquier cosa y todo antes de que Harley Jameson
pudiera. Por supuesto, nunca la dejaba superar la vergüenza.
Nuestras familias estaban unidas por el tío de Harley, Noah. El
hermano menor de su viejo era como el primogénito del mío. No era
mi hermano biológico, pero nunca pensarías eso. Noah siempre
estaba ahí para mí y sabía que podía contar con él.
Sin importar qué.
Mi papá asumió el papel de ser una figura paterna para Noah
desde que tenía quince años. Reemplazando a su padre de mierda,
que no era un buen hombre.
O un buen padre.
Conoció a Noah en la sala de emergencias, cuando era el médico
de guardia durante su residencia en Dosher Memorial. La madre de
Noah era una borracha, y su padre era un Prez cabrón de un 1% MC,
lo que significaba que los hermanos Jameson, su padre y su tío,
solían ser problemas con P mayúscula.
Mi padre tomó a Noah bajo su ala, siempre viendo cosas en las
personas de las que la mayoría huiría. Pero no mi papá, él era
alguien a quien admirar.
g q
En todo.
Habíamos escuchado la historia cientos de veces, y aun así, cada
vez que la escuchaba, no podía imaginar a la abuela de Harley,
Diane, siendo otra cosa que la mujer amorosa y cariñosa que era
ahora. Supongo que en el pasado ese no era el caso.
Ahora bien, todo esto fue hace mucho tiempo, antes de que
ninguno de nosotros naciera.
Nunca entendí cómo la tonta Harley podía tener una familia tan
ruda y ella era...
Blanda.
Le recordaba eso cuando trataba de hacerla llorar. La molestaba
mucho, y me encantaba cada segundo. Compensaba todas las veces
que no pude hacer que derramara una lágrima. Y créeme, lo intenté.
Mucho.
El Gremlin estaba hecho de maldita piedra. No podía hacer que
se desmoronara. Incluso la vez que se rompió la pierna por mi culpa.
Hace un año la desafié a saltar desde el techo de la casa club a la
piscina. No pensé que realmente lo haría.
Pero lo hizo.
Y mierda estuve en problemas.
Aun así, el Gremlin no lloró. En lugar de eso, me golpeó con las
muletas cuando mi mamá me obligó a darle flores y disculparme.
No importaba lo que dijera o hiciera, las lágrimas nunca se
derramaron. Solo empujándome más para que se derramaran.
Un día haría que sucediera, y sería la mejor maldita sensación del
mundo.
Hasta entonces...
Seguiría intentándolo.
Capítulo 4
<>Jackson<>
De la nada, el coche se detuvo y me tomó un segundo darme
cuenta de dónde estábamos.
—Jackson—dijo papá, dándose la vuelta con una mirada severa
en el rostro, alejándome de mis pensamientos—. Suficiente.
Íbamos de camino a la casa club de los End of the Road para la
barbacoa semanal de los Jameson.
El MC organizaba el evento familiar todos los domingos, lloviera
o tronara. Donde los padres hablaban de lo bueno que eran sus hijos,
y los niños veían en cuántos problemas podían meterse sin que los
atraparan.
Por lo general, me encantaban los domingos, estar rodeado de un
grupo de moteros que me trataban como si fuera uno de ellos.
Siempre fue lo más destacado de mi semana, excepto por el football.
He estado jugando football desde que tengo memoria. Todo el
mundo siempre decía que tenía un brazo increíble, así que hicieron
una excepción y me dejaron jugar en la liga de nuestra ciudad. Yo
era el jugador más joven a los siete años, pero seguía siendo el
jugador más valioso.
Quarterback.
La mejor parte de ser MVP (NdelT: El jugador más importante)
eran las animadoras. Ellas no sabían que aún no tenía doce años, y
no les dije lo contrario. Una de las ventajas de ser una estrella del
football era que era popular en todos los distritos escolares cercanos.
Todos sabían quién era yo...
Y me refería a todos.
El football era la vida en nuestro pequeño pueblo costero y los
cazatalentos ya me estaban buscando para la universidad y solo
estaba en segundo grado.
Yo era una especie de cosa importante por estos lados.
Ni a los moteros, ni a los entrenadores les importaba una mierda
si maldecía, hablaba de todas las chicas que me gustaban, o incluso
si me arreglaba mi paquete en público cuando los necesitaba.
A veces eran las tres cosas a la vez y nadie decía una palabra al
respecto.
Eran cosas de tipos.
En la sede del club, nos divertiríamos mucho haciendo estallar la
mierda, disparando rifles, buscando problemas en el bosque. De la
que la tonta, molesta y bocazas Harley Jameson siempre pensó que
podría ser parte.
—¿Por qué estamos en la casa de Gremlin en lugar de la casa
club?
—Jagger, ¿puedes viajar con los padres de Harley? Luke te está
esperando—le dijo mamá mientras se giraba y me miraba—. La
madre de Harley y yo pensamos que sería una buena idea que los
dos pasaran un tiempo de calidad juntos.
Antes de que pudiera decir algo sobre la idea más estúpida del
mundo, Jagger abrió la puerta y salió.
—¡Traidor!—le grité mientras cerraba la puerta detrás de él.
Jagger y el hermano menor de Harley, Luke, eran completamente
opuestos. Luke era el hijo primogénito del Prez de un MC, y Jagger
era hijo de un cirujano, pero eso nunca impidió que fueran amigos.
Lo vi entrar en su camioneta mientras Harley salía, todo mientras
mi madre hablaba de algo.
—Jackson, ¿me estás escuchando? —me preguntó.
—Eh, ajá. —No estaba escuchando en absoluto. Estaba
demasiado ocupado observando a la idiota caminar hacia nuestra
SUV.
¿Por qué siempre se viste como si se pusiera la ropa en la oscuridad?
Ella se llamaba a sí misma “fashionista”, lo que sea que eso
signifique. Para mí, parecía una bailarina que cagó un unicornio.
Llevaba una camisa rosa brillante, un tutú de arcoíris, calzas de
corazones rojos y Chucks púrpuras brillantes.
Siempre usaba zapatillas Converse. Era una niña que actuaba
como un niño. Cada vez que le recordaba eso, me golpeaba. Todavía
no tenía ningún maldito sentido.
Tenía brillantes orejas de gato en la cabeza y un millón de
brazaletes de diferentes colores en los brazos que iban desde las
muñecas hasta casi los codos. Una mochila de sirena estaba colgada
sobre su hombro derecho con un bolso rosa peludo, que parecía un
animal muerto, colgando del otro.
Me quedé sentado allí mirando el desastre ambulante que venía
hacia mí, sacudiendo la cabeza.
¿Pero qué demonios?
Una vez que abrió la puerta, rápidamente miré hacia otro lado y
me alejé de ella lo más que pude.
—Hola, cariño—la saludó mi madre, sonriéndole.
—Hola, tía Bailey y tío Aiden—respondió ella con la voz más
dulce y una gran sonrisa.
Puse los ojos en blanco, queriendo vomitar.
Ella no era ni dulce, ni agradable. Era todo lo contrario, y tenía
sus cicatrices de batalla en mi cuerpo para probarlo.
Harley se sentó lo más cerca posible de mí, sabiendo que me
molestaría, y no podía decir nada al respecto frente a mis padres.
Ella también lo sabía.
Lo estaba haciendo a propósito.
La odio.
Golpeé su brazo con mi codo, y ella golpeó el mío con más
fuerza.
—Perdedor—articuló.
Agarrando mi cuaderno del bolsillo del asiento delante de mí con
su carta, comencé una nueva antes de arrojar todo el bloc de papel
en su regazo.
No son tu tía o tu tío. No somos tu verdadera familia. Somos
mucho mejores que tú. Hueles como el spray para caca que echa mi
mamá en el baño. Hueles a pedo afrutado.
Con todo mi odio por ti, Jackson
Ella sonrió, sacando del bolso su estúpido bolígrafo femenino con
la pelusa rosa en el extremo. Le había roto algunos, pero ella siempre
tenía más.
Tampoco son tus padres porque fuiste adoptado. ¿No te
duchaste? Puedo oler tus pelotas desde aquí.
Sin amor, Harley
Al menos mis padres me querían. Fuiste un accidente
convertido en un gran, gran error. Te debes estar oliendo a ti
misma, cara de culo.
Con todo mi odio por ti, Jackson
Estoy tan harta de ti.
Sin amor, Harley
He terminado contigo. Chúpamela.
Con todo mi odio por ti, Jackson
Te haré volar por los aires.
Sin amor, Harley
—¿Qué está pasando ahí atrás?—preguntó mamá.
—Nada—respondimos al mismo tiempo.
Deja de respirar mi aire.
Sin amor, Harley
Ok, te estrangularé para que no puedas respirar.
Con todo mi odio por ti, Jackson
¿No te vas a kagar?
Sin amor, Harley
¿No aprendes a escribir cagar?
Con todo mi odio por ti, Jackson
Me dio un puñetazo en la pierna donde mis padres no podían ver
y le arranqué el cuaderno del regazo.
Golpeas como una niña. No me vuelvas a pegar.
Con todo mi odio por ti, Jackson
Si golpeo como una niña, ¿estás siendo un bebé grande? Ya
deja de quejarte y supéralo. Además, tú lo empezaste.
Sin amor, Harley
No te golpeé, Gremlin.
Con todo mi odio por ti, Jackson
Sí, bueno, lo pensaste, Rudolph.
Sin amor, Harley
La miré e hice un gesto de cortar con mi dedo sobre mi garganta.
Refiriéndome a ella.
Ella sonrió, entrecerrándome los ojos antes de arrebatarme el
cuaderno del regazo. Pasando directamente a mis cartas de disculpa,
como si supiera que estarían allí o algo así.
—¡Dios mío, Jackson! ¡Esto es tan malo e hiriente! ¿Por qué me
darías esto? —dijo exagerando en voz alta, fingiendo el tono
ofendido en su voz—. Querida Harley Gremlin Jameson—comenzó
a leer la primera carta, la peor que mi mamá tachó, para que la
escucharan.
—Mi mamá me está obligando a escribirte esta carta de
disculpa. Como si alguna vez le dijera lo siento a la niña más
estúpida que haya nacido. No me rindo ante los Gremlin, me los
como en el desayuno. Eres tan fea que la ambulancia debería
llevarte, para que no te metas nunca más en problemas. No hice
nada más que decirte la verdad. PUEDO saltar más alto que tú de
los columpios. No es mi culpa que solo seas una chica estúpida sin
bolas, pero incluso si tuvieras bolas, serían del tamaño de unas
pasas, todas arrugadas en tu fea cara. Deja de meterme en
problemas o les diré a todos mis amigos del football que tienes
una enfermedad que hará que se les caigan las pelotas y nadie te
hablará cuando llegues a la secundaria.
Te odio.
Apestas de por vida.
Con todo mi odio por ti, Jackson
El demonio incluso hizo que sus ojos se humedecieran mientras
se limpiaba las lágrimas falsas. No había ninguna.
Debería haberlo visto venir, pero culpé a su horrible atuendo por
cegarme. Basado en la gran decepción que se extendió por los rostros
de mis padres mientras me miraban negando con la cabeza…
Estaba castigado.
Otra vez.
Lo que me hizo odiarla aún más.
Pero este no era el final. No, era sólo el principio.
Ahora era mi turno...
Para hacerla pagar.
Capítulo 5
<>Harley<>
—¿Tienes que estar bromeando?—jadeé, mirando la estúpida
camiseta blanca que mamá sostenía y que decía en letras rojas
brillantes, Nuestra Camiseta Para Llevarnos Bien.
—No voy a usar eso—estuvo de acuerdo Jackson, mirándola
horrorizado de la misma manera que yo.
Pensé que mi actuación en la camioneta me habría salvado de
tener que estar cerca de él por el resto del día en la barbacoa de la
casa club. Algo como que su madre lo hubiera llevado a casa, sin
castigarme haciéndonos usar esta enorme camiseta a los dos.
—Ni siquiera combina con mi atuendo—dije, sacudiendo la
cabeza lo más rápido que pude.
Jackson puso los ojos en blanco y dijo bruscamente:
—El disfraz de Halloween que llevas ni siquiera es un atuendo.
Le pisé el pie porque estaba copiando mi acento.
—¡Soy fashionista!
—¡Ay!
—¡Eso es lo que obtienes por burlarte de mi acento sureño, matón
Pierce!
—¿Acabas de pisarme el pie y yo soy el matón?
—¡Sí! ¡Y lo volveré a hacer!
—¡Suficiente!—gritó mi madre, haciéndonos mirarla.
Interrumpiendo nuestras miradas de odio del uno para el otro—.
Niños, como no podéis escribiros una simple carta agradable, Bailey
y yo pensamos que esta sería la siguiente mejor táctica.
—¿Castigarnos un poco más? Ya me quitaste todos mis
videojuegos para el próximo mes. ¿No estoy sufriendo lo suficiente?
¿Ahora vas a hacer que me quede pegado a ella por el resto del día?
¡Solo es mediodía, mamá! Moriré antes de que termine el día.
—Si tan solo pudiera tener tanta suerte—dije, mirándolo.
—¿Ves con lo que tengo que lidiar? —Él me señaló—. ¿Qué crees
que va a pasar si estamos pegados todo el día? Terminaré
matándola.
—¡No cuando te mate primero, idiota!
—¡Dije basta!—volvió a gritar mi madre—. Ambos podéis
resolverlo juntos. Toda la familia está harta sobre esto que habéis
llevado demasiado lejos. Necesitáis aprender a llevaros bien, incluso
si os mata.
—Pero, mamá…
Me lanzó una mirada de advertencia antes de tirarnos la camiseta
por la cabeza. Haciendo que los lados de nuestros cuerpos se toquen.
—Puaj…—Traté de alejarme, pero la camiseta me ahogó. No tuve
más remedio que quedarme pegado a él—. Él ya me está dando
calor.
—Puaj…—repitió él con la misma voz que acababa de usar—. Ya
me estoy contagiando su estupidez. —Me dio un cabezazo—.
¡Muévete!
—¡No puedo porque tu gran cuerpo está ocupando toda la
habitación! —Lo empujo.
—¡Harley Jameson!
—¡Acá! ¡No tengo espacio! ¡Tú muévete! —Lo empujo de nuevo.
—Déjalos que lo resuelvan solos—dijo la tía Bailey, agarrando el
brazo de mi mamá.
Ella asintió.
—¿Solos?—gritó Jackson.
—Sí, solos—respondió su madre, mirándolo—. Hoy no se os
permite estar cerca de nadie, excepto el uno del otro. Todos los otros
niños han recibido instrucciones de quedarse adentro. Vosotros dos
os quedáis afuera.
—Entonces, ¿vas a hacerme sudar las bolas también?
—No hace tanto calor, Jackson.
—Pero, mamá... ¡Cash y Shiloh ya me están esperando! Tenemos
iglesia hoy para hablar sobre el imbécil que está a mi lado.
—Estás tan obsesionada conmigo.
—!Puaj! Supéralo. No soy una estúpida animadora.
—¿Celosa, Harley?
—¿De las idiotas que no tienen cerebro porque les gustas?
Ppppuuuffff...
—¡Mamá! Ya puedo sentir que me estoy volviendo más estúpido
solo porque ella me está tocando.
—¡Eso es lo que ella dijo, cara de culo ! Y tú me estás tocando. ¡Yo
no te estoy tocando!
Ambas solo negaron con la cabeza decepcionadas como siempre.
Ésta fue la primera vez que me di cuenta de que todo el mundo
estaba adentro y no corriendo por el complejo.
Ni siquiera pude encontrar a mi papá, lo que significaba que
mamá debió sacar sus super poderes. Donde papá no podía
salvarme, o también se metería en un gran problema.
Mis ojos se dirigieron a la ventana al costado de la casa club, y ahí
estaban Shiloh y Cash observándonos. Viéndose como yo me sentía.
Shiloh me hizo un corazón con los dedos y yo le hice uno a ella.
Excepto que era solo la mitad de un corazón porque mi otra mano
estaba dentro de la camiseta, tocando al chico que más odiaba.
¡Uf! ¡Están arruinando mi vida!
—Divertíos y por favor tratad de resolver vuestros problemas—
ordenó la tía Bailey antes de que ambas se dieran la vuelta y nos
dejaran allí.
Una vez que mamá estuvo en la puerta principal de la casa club,
gritó:
—¡Y ni siquiera pienses en quitarte esa camiseta! ¡Te estamos
viendo en las cámaras!.
Tan pronto como se perdieron de vista, Jackson eructó muy fuerte
y me lo sopló en la cara. El olor a pepinillos y cebollas subió por mi
nariz, haciéndome querer vomitar.
Se lo volví a soplar en su cara de Rudolph, pero no tuvo el mismo
efecto que en mí.
—¡Eres absolutamente repugnante! ¿Qué comiste de desayuno?
¿Tu propio culo?
Sonrió con una sonrisa grande y ancha. El tipo de sonrisa que me
hacía querer sacarle los dientes.
—No, huele como si me comí el tuyo.
—Nunca te dejaría acercarte a mi culo.
—Si quisiera acercarme a tu culo, entonces adivina qué,
Gremlin... estaría allí.
—En tus sueños.
—No, en realidad está en los tuyos.
—Oh, créeme, Rudolph... cuando veo tu rostro en mis sueños,
siempre es una pesadilla—
—Oh, ¿entonces estás soñando conmigo?—preguntó con una
sonrisa arrogante en el rostro.
—No, estúpido. Son pesadillas como tu aliento. ¡Ahora muévete!
—Me giré para enfrentarlo y lo empujé tan fuerte como pude.
Tropezó un poco, llevándome con él.
—¡Cretino! ¡Casi me haces caer sobre ti!
—¡Me empujaste!
—¡Sí! ¡Bueno, por lo general nunca te mueves! ¡Así que debo ser
lo suficientemente fuerte como para patearte el culo!
—¡Eso quisieras! Podría derribarte con un dedo.
—¡Inténtalo y mira lo rápido que te lo rompo!
—¡Ay Dios mío! ¡Me vas a dejar sordo con tu ruidosa bocaza que
nunca se calla!
—¡Tú nunca te callas! ¡Es por eso que siempre estoy en
problemas, por ti y tu bocaza!
De la nada se dio la vuelta y comenzó a caminar rápido...
Arrastrándome con él.

<>Jackson<>
—¡Estás caminando demasiado rápido, come culos! ¡Me voy a
caer!
—¡Entonces cáete! ¡Como si me importara!—le respondí, molesto
y frustrado porque estaba pegado a su quejumbroso culo.
—¡Si me caigo, entonces vendrás conmigo!
Antes de que pudiera responder, ella lanzó sus brazos alrededor
de mi estómago. Todo el frente de su cuerpo pegado a mi espalda.
—¡Suéltame, mono araña!
—¡No! ¡Disminuya la velocidad o nos caeremos!
No me detuve, estaba demasiado enojado. En su lugar, comencé a
trotar.
—¡Jackson, más despacio!
—¡Nunca!
Corrí más rápido y, en su mayor parte, ella me siguió.
Aferrándose a mí más y más fuerte con cada paso.
—¡No puedo respirar!
—¡Bueno!
—¡Harley! ¡Suéltate!
—¡Nunca!
Y entonces la pequeña mierda saltó sobre mí, envolviendo sus
piernas alrededor de mi cintura con su brazo libre alrededor de mi
cuello, asfixiándome. No era que no pudiera sostener su peso, estaba
acostumbrado a arrastrar a los muchachos sobre mí en el football y
ella no pesaba nada en comparación con ellos. Era el hecho de que
acababa de llover esa mañana y la hierba y la tierra todavía estaban
resbaladizas.
Mis pies se deslizaron debajo de mí y lo siguiente que supe fue
que caí de bruces en el barro. Llevándola conmigo.
Segundos después, la escuché reír a carcajadas.
—¡Oh hombre! —Ella se rio más fuerte—. ¡Esto es mucho mejor
de lo que pensé que iba a ser!
Cuando levanté la cabeza del asqueroso lodo, ella la agarró y me
empujó hacia abajo.
—¡Esto es por mi muñeco Ken, asesino de su esposa! ¡Él nunca ha
sido el mismo!
Tiré mi cabeza hacia atrás, sosteniéndola con todas mis fuerzas,
sabiendo que lo haría de nuevo si tuviera la oportunidad.
—¡Será mejor que corras y te escondas, Harley!—le advertí.
—¡No te tengo miedo!
Y con eso, agarró un puñado de barro y me lo tiró en la cara.
Riéndose de nuevo.
—¡Oh, suficiente!
—¡Hazlo, tarado!
Antes de que la última palabra saliera de su boca, me senté y nos
di la vuelta, así que ahora estaba encima de ella. La camiseta se
estiraba tanto como podía, dándome más espacio para mostrarle
quién mandaba.
Ella jadeó.
—¡Jackson Pierce! No te atrevas...
Le golpeé la cara con dos puñados de barro.
g p p
—¿Qué fue eso, Harley Jameson? ¿No puedo oírte?
—Jack…
—¡Soy tu dueño! ¡Nunca olvides eso! —Aplasté dos puñados más
en su cara—. ¿Qué estabas diciendo sobre patearme el culo? ¿Con
qué bolas, niña?
En un movimiento rápido, ella se apartó, lo suficientemente lejos
como para darme un rodillazo en las mías.
—¡Con tus bolas, cara de pedo!
Rodé sobre mi espalda, gimiendo de dolor.
¿Creéis que eso la detuvo? No.
—¡Soy tu dueña!—repitió ella, golpeándome con puñados de
barro en la cara, uno tras otro—. ¡Y tú nunca lo olvides!
—¡Harley Josie Jameson!—gritó su mamá, haciéndonos saltar y
chocar cabezas—. ¡Ni siquiera diez minutos! ¡Ni siquiera pudiste
hacerlo por diez minutos!
—Uh, oh—susurró, y aproveché la conmoción de que la
atraparan para derribarla con un enorme puñado de barro a un lado
de la cara.
—¡Jackson Ashlyn Pierce!—añadió mi madre, las dos corriendo
hacia nosotros.
—Yo gano. Siempre. Levántate. Ahora. Están usando nuestros
nombres completos, así que estamos en problemas.
Harley me miraba como si quisiera matarme, y yo tenía la misma
expresión en mi rostro.
—Te. Odio.
—No. Tanto. Como. Yo. Te. Odio. A. Ti—le recordé, queriendo
decir hasta la última palabra.
Nos pusimos de pie al mismo tiempo, chocando entre nosotros.
Queriendo ser el primero en estar de pie.
—Para—dije con los dientes apretados, dándole un codazo.
—Tú para. —Ella me devolvió el codazo.
—¡Ambos parad ahora mismo!—ordenó mi madre, y lo hicimos.
Estábamos de pie uno al lado del otro con la cabeza gacha. Cubiertos
con barro de pies a cabeza.
—¿Qué tienes que decir a tu favor, jovencita?—le preguntó su
madre, ahora de pie frente a nosotros.
Harley se encogió de hombros, sin mirar hacia arriba.
—Al menos no nos quitamos la camiseta.
Asentí. Ella tenía razón. No sé cómo todavía la teníamos puesta,
pero lo hacía. Colgando de un hilo.
—Jackson, ve a limpiarte—exigió mi madre en el tono que
significaba que estaba jodido—. Tienes cinco minutos para entrar en
el coche y nos vamos a casa. Has arruinado suficientemente el día de
todos.
—Lo siento—dije.
—No, no lo sientes. Esa es la peor parte.
—Lo siento por arruinar tu día, no por ella.
—Suficiente. Di una palabra más y tu padre se involucrará. ¿Me
entiendes?
—Sí, señora.
Me quité la camiseta e hice lo que me dijo. No esperé otro
segundo, o quién sabía en cuántos problemas más me metería, y no
estaba dispuesto a averiguarlo.
Antes de que Harley pudiera decir algo más con su ruidosa y
estúpida boca, me fui. Caminando hacia el costado de la casa club,
fuera de la vista.
Agarré la manguera y comencé a lavarme cuando escuché:
—Una chica te pateó el culo. ¿Cómo se siente, estrella de football?
Mis ojos se dirigieron a Cash. Mi ira creció tan pronto como
escuché su voz. A Harley, podía manejarla. Cash era otra historia.
Nos odiábamos, pero de una manera muy diferente a ella y a mí.
Algo en él me cabreaba. No sabía qué era, pero estaba ahí cada
vez que lo veía a él y a Harley juntos. Que era muchas veces. Estaban
unidos en la cadera.
La forma en que estaban juntos...
La forma en que él la defendía...
La forma en que tocaba su guitarra y le cantaba sus estúpidas
canciones mientras ella bailaba...
La forma...
La forma...
La forma...
Todo sobre la amistad de esos dos era molesto. Él pensaba que
era mejor que yo porque su mejor amiga era una chica. Harley ni
siquiera era una chica bonita. Parecía una piñata explotada la mitad
del tiempo. Tenía chicas mayores que me querían… animadoras.
Todo lo que él tenía era a Harley.
Sonreí.
—No es diferente a que ella te tenga envuelto alrededor de su
dedo meñique, chico juguete. ¿Por qué no vuelves corriendo con
Harley, Cash? Puedes limpiarle todo el barro ya que ella es dueña de
tus pelotas.
—Dice el tipo cuyas bolas ella acaba de patear.
—¡Cash!—gritó Shiloh, atrayendo nuestra atención hacia ella—.
¡Su mamá viene hacia aquí! ¡Te vas a meter en problemas!
—Mejor escucha, Cash, o te quitarán la guitarra otra vez, y
entonces ¿cómo vas a aburrir a todos con tu falta de talento?
—Supongo que de la misma manera que lo haces en tus partidos
de football.
—Soy el MVP, imbécil. Sin mí, ni siquiera pueden jugar.
—Sigue diciéndote eso, Jackson. Dado que el football es lo único
que tienes a tu favor.
—¡Cash! ¡Vamos! ¡Puedes pelear con Jackson más tarde! Si a ti
también te castigan, ¿con quién voy a pasar el rato?
Me reí.
—Ve a estar con tu otra amiga perdedora.
—Al menos tengo una chica. Dos, en realidad.
—¡Cash! ¡Lo digo en serio! ¡Trae tu pellejo!
Retrocedió, dejándome allí.
Dios, lo odio.
Todo el viaje a casa fue tranquilo, aparte de que mi madre dijo
que tenía que ir directamente a la ducha y luego reunirme con ella
en la cocina.
Hice exactamente eso, con la esperanza de que mi padre no
estuviera esperando con ella cuando volviera a bajar.
Él estaba.
Mierda.
—Siéntate, hijo—me ordenó mi padre.
Asentí, tomando asiento frente a ellos en la isla.
—Tu mamá está muy molesta contigo, Jackson. Yo tampoco
puedo decir que estoy feliz contigo. Especialmente porque sabes que
tu madre ha estado estresada y abrumada este último año.
Tenía razón. Lo sabía.
Mi madre siempre fue la mejor mamá que pudo ser, pero durante
el último año, había comenzado a olvidar cosas. Como recogernos de
la escuela o recogerme de la práctica de football. Se olvidaba de los
juegos, las citas médicas, incluso cosas pequeñas como su bolso o las
llaves del coche.
No era propio de ella en absoluto, y creo que era porque se
encargaba de demasiadas cosas. Nunca nos decía que no a ninguno
de nosotros, ni siquiera a mi padre. Éramos todo su mundo, y ella
nunca decía esto en voz alta, pero yo sabía que era su favorito.
Pasaba la mayor parte del tiempo con ella, viendo sus estúpidas
películas para chicas, cocinando con ella. Cualquier cosa que ella
quisiera hacer, yo estaba dispuesto.
Era mi mamá y me encantaba pasar tiempo con ella. Teníamos un
vínculo especial.
Pero nada podría haberme preparado para lo que sucedió
después...
Nada.
Mamá me miró y abrió la boca para decir mi nombre completo, al
menos eso es lo que supuse, porque cada conversación cuando
estaba a punto de ser castigado comenzaba de esa manera. Pero no
salió nada.
—Mamá... ¿estás bien?
Ella solo me miró fijamente, casi como si no pudiera hacer que su
boca dijera lo que quería. No tenía ningún sentido. Ella sabía mi
nombre. Era mi mamá.
Ella me había puesto el nombre.
—Mamá...
Mis ojos volaron de regreso a mi padre, y por primera vez en mi
vida, vi una mirada en sus ojos que nunca olvidaría...
Miedo.
Y lo supe...
Nuestras vidas nunca volverían a ser las mismas.
Capítulo 6
<>Harley<>
Pasado: nueve años

—Entonces, ¿qué quieres hacer este fin de semana?—me


preguntó Shiloh, caminando hacia nuestra última clase del día—.
¿Tal vez podamos ir a ver ensayar a la banda de Cash?
Cash había comenzado una banda unos seis meses antes con
algunos chicos de nuestra escuela. Practicaban en los garajes de los
demás y se estaban volviendo muy buenos. Cash era el cantante
principal y el guitarrista, lo que enloquecía a las chicas de nuestra
escuela primaria. Era agradable ver la cara de Jackson cada vez que
una tonta animadora le prestaba atención a Cash en lugar de a él.
Me aseguraba de restregárselo en su estúpido y presumido ego
cada vez que lo veía pasar por los pasillos y créanme, sucedía a
menudo. Jackson podía ser el chico más popular en nuestra escuela
porque era el mariscal de campo titular de las ligas menores de
nuestra ciudad, pero eso no cambiaba el hecho de que a las chicas les
gustaba Cash.
—Oh, eso sería dive… —De la nada, alguien chocó conmigo por
detrás, enviando todos mis cuadernos volando de mis manos.
No tenía que preguntarme quién era. Lo sabía.
—¿Caminaste mucho, perdedora?—dijo Jackson con tono de
sorna, parado frente a nosotras usando su estúpida camiseta de
football. Su amigo deportista Trigger Reed con su camiseta también
estaba junto a él, ambos con enormes sonrisas en sus estúpidos
rostros.
Trigger era la estrella ala defensiva y el segundo jugador más
importante del equipo de ligas menores. Juntos, eran el dúo
dinámico, y gracias a ellos, estábamos invictos.
Vómito.
Eran los mejores amigos y pensaban que eran dioses. Todo el
equipo de football lo pensaba. De hecho, era realmente irritante,
especialmente durante los juegos. Caminaban por el campo,
cantando y vitoreando mientras la multitud se volvía loca. Todas las
animadoras tratando de llamar su atención mientras ellos pasaban
pavoneándose.
Vómito, de nuevo.
Todavía me asombraba cómo las chicas se acercaban a ellos como
las abejas a la miel.
En mi opinión, todos ellos eran idiotas grandes y gordos con el
cerebro en los bíceps.
No dudé, me acerqué a él, pero Shiloh me agarró del brazo para
detenerme.
—Hola, director Salisbury—dijo ella, sorprendiéndome y
salvándome el culo por lo menos por centésima vez.
Esto no había terminado.
Todavía estaba enojada con Jackson por la broma de anoche. No
sé cómo ni cuándo entró en mi habitación, pero puso harina en la
funda de mi almohada en algún momento del día.
Después de acostarme, recién salida de la ducha, acosté mi
cabeza mojada y un polvo blanco explotó por todas partes. Pasé la
siguiente hora tratando de sacarlo de mi cabello y sábanas sin que
mis padres se dieran cuenta.
Una de las cosas que había cambiado entre nosotros en los
últimos tres años, dejamos de acusarnos uno al otro, porque siempre
salía mal. No importa quién lo hubiera iniciado, ambos nos
meteríamos en problemas y seríamos castigados.
Sin embargo, esas no fueron las únicas cosas que cambiaron
repentinamente. La familia de Jackson comenzó a acercarse cada vez
menos. No podía recordar la última vez que había visto a sus padres
en una barbacoa dominical. Nadie tenía respuestas cuando pregunté
dónde estaban. A veces, mi tío Noah y mi tía Skyler traían a los
niños con ellos, pero la mayoría de las veces, ellos también dejaban
de venir.
Desde nuestra pelea de lodo, algo cambió en el comportamiento
de Jackson hacia mí.
Él era más malo...
Más cruel...
Un matón total en su máxima expresión.
Si eso fuera posible.
Fue como si de la noche a la mañana su odio hacia mí se
cuadruplicara, pasando de molestarme a provocarme sin cesar de la
manera más cruel.
Y yo no iba a dar un paso atrás y aceptarlo.
Jamás.
Siempre empataba el marcador. No importaba qué, siempre me
vengaba.
Siempre.
—Chicos, ha sonado la segunda campana. Llegarán tarde a clases
—anunció el director Salisbury, atrayendo nuestras miradas hacia él.
—Estábamos en camino, señor. Pero, verá, Trigger y yo nos
detuvimos para ayudar a Harley con sus libros—mintió Jackson,
sonriéndome—. ¿Verdad, Harley?
—Algo así—respondí, devolviéndole la sonrisa. Queriendo
arrancarle los dientes a puñetazos.
—Eso es muy amable de tu parte. Qué manera de dar un ejemplo
a los demás estudiantes—continuó el director Salisbury.
—Por supuesto, señor. Siempre estamos poniendo el listón muy
alto para el resto de la escuela. Liderar con el ejemplo es lo que
representa nuestro equipo—agregó Jackson, y creo que vomité un
poco.
¿Cómo las personas no veían a través de su basura? Especialmente, las
chicas.
Él rápidamente se inclinó y agarró todos mis libros,
devolviéndomelos con una expresión que gritaba Soy mejor que tú.
—Tal vez trates de trabajar en no ser tan torpe, Jameson. Estos
libros de texto le cuestan mucho dinero a nuestra escuela, y odiaría
que te metieras en problemas por destruir la propiedad de la escuela
—dijo con sorna arqueando una ceja.
Dios, lo voy a matar.
Shiloh intervino, leyendo mi mente. Ella agarró mis cuadernos de
sus manos.
—Gracias por ser tan atento, Jackson.
—Siempre aquí para ayudar, Shiloh.
El compañero del trasero de Jackson no perdió el tiempo,
sonriendo y asintiendo hacia Shiloh al estilo de Trigger Reed. El que
hacía que las chicas se sonrojaran, se desmayaran y se derritieran al
mismo tiempo.
Vómito más grande.
—Tal vez te veamos este fin de semana—coqueteó, guiñándole un
ojo.
Mmmm... no, te odiamos.
—Probablemente no—dijo ella con los dientes apretados,
haciéndome sonreírle. Me contuve en darle la cara de apestas porque
solo me metería en problemas.
Trigger chocó contra el brazo de Jackson en una especie de
código de hermano, y agarré el codo de Shiloh y me apresuré a
entrar en nuestro salón de clases antes de decir algo de lo que me
arrepintiera.
Estaba a punto de tomar asiento junto al banco de ella, pero
Jackson me hizo tropezar. Otra vez. Casi haciéndome tirar los libros.
Otra vez.
Detrás de mí, me susurró al oído:
—¿Qué te dije acerca de mirar por dónde vas, niña? —Estaba
parado demasiado cerca de mi espalda, y podía sentir su odio hacia
mí saliendo de él. Estaba haciendo un agujero en mi cuerpo.
Por reflejo, le di un codazo en las costillas, pero lo bloqueó y me
golpeó el trasero.
—Chica mala.
—Tú, cerdo…
—Cállate, Harley. —Él me acercó más a su pecho agarrándome
de la cadera. Sus labios ahora rozaban mi oreja.
—El profesor está mirando. No nos metas en problemas porque
no puedes controlar ese mal genio de los Jameson.
Mi boca se abrió.
—¿Vas a llorar?
—Nunca.
—Quizás la próxima vez.
—Sigue soñando, mastica mierda.
Me giré para mirarlo, pero se alejó y fue a su escritorio en la parte
de atrás del salón de clases.
Nada era peor que terminar mi viernes con su cara de Rudolph.
Dado que esta clase era optativa, era una mezcla de todos los
grados. Mis opciones eran Artes del Lenguaje o Educación Física y
no quería sudar.
Sin embargo, me encantaba leer. Era una de mis cosas favoritas
para hacer. Shiloh, Cash y yo siempre escogíamos nuestras clases
juntos, pero él se saltó ésta. Sin embargo, no me sorprendió ver a
Jackson aquí. Probablemente lo estaba haciendo para ligar con
chicas.
Ignorando su cara de idiota que podía sentir que me seguía
mirando, me senté en mi escritorio y lo ignoré. Pensando en Trigger
en su lugar.
Arrancando una hoja de papel de mi cuaderno, comencé a
escribir.
¿Qué se arrastró hasta el culo de Trigger y murió?
Tan pronto como el señor Lenyard nos dio la espalda para
comenzar la clase y escribir algo en la pizarra, arrojé mi nota sobre el
escritorio de Shiloh.
Probablemente la animadora más cercana.
¿Crees que le gustas?
Puaj... asqueroso. Espero que no. Como si alguna vez me
enamorara de un chico como él. Es un jugador de football. Odio el
football. Y usa a las chicas. Escuché que ya llegó a la segunda base.
¿A quién le tocó las tetas?
Más bien a quién no se las ha tocado...
Me pregunto si Jackson ha ido a la segunda base.
¿Estás pensando en Jackson y tetas?
¿Por qué estaba pensando en él y en las tetas?
—¿Sí, Jackson?—dijo el señor Lenyard, haciéndome mirar hacia
arriba.
—Estoy tratando de prestar atención, pero Harley está pasando
notas y realmente distrae.
Demasiado para no delatarnos.
—Harley, si lo que estás hablando es tan importante, ¿por qué no
lo compartes con la clase? —me provocó Jackson, sabiendo que me
avergonzaría.
—No, gracias—respondí, esperando que el señor Lenyard no me
obligara—. Estoy bien.
—En realidad, creo que es una gran sugerencia, Jackson. ¿Qué tal
si comparte lo que es tan importante que no podía esperar hasta
después de clase, señorita Jameson?
—No creo que eso sea…
—No puedo escucharte aquí atrás, Harley. Creo que deberías
ponerte de pie y hablar más alto, por los que estamos en la parte de
atrás—continuó Jackson, y nunca quise abofetearlo más que en ese
segundo.
Lo miré.
—No creo…
—Otra gran sugerencia, Jackson. Por favor, póngase de pie,
señorita Jameson.
Gruñí por lo bajo.
—¿Qué fue eso, Harley? —volvió a provocarme.
—Dije, claro... eso suena como una gran idea.
—Bueno, no nos hagas esperar.
—Ya es suficiente, señor Pierce.
Tragué saliva, mordiéndome el labio inferior antes de levantarme
lentamente.
¿Qué me invento? Tal vez diré…
La clase inmediatamente comenzó a reírse y a señalarme, a
excepción de Shiloh. Cuyos ojos estaban abiertos como platos.
Miré alrededor del cuarto.
—¿Qué está pasando…
Shiloh entró en acción, se quitó el suéter y corrió hacia mí.
Envolviéndolo alrededor de mi cintura.
—¿Qué?—dije, mirándola. Sin entender lo que estaba pasando.
Cuando Greg anunció:
—Parece que la tía Flo vino de visita, Harley. —La clase se reía
cada vez más fuerte.
Mis ojos se dispararon a Jackson. Estaba recostado en su silla con
los brazos cruzados sobre el pecho. Una gran sonrisa se extendía por
su rostro con un brillo en sus ojos.
Se encogió de hombros.
—Supongo que es por eso que has sido tan perra.
La clase se echó a reír y el señor Lenyard gritó:
—¡Señor Pierce! —Luego advirtió—. ¡Clase, es suficiente!
Shiloh podía verlo en mis ojos, se estaban poniendo llorosos.
—Aguanta, nena. No aquí. No ahora.
Asentí, mordiéndome el labio inferior de nuevo.
Fue entonces cuando sacó los paquetes de ketchup aplastados de
mis bolsillos traseros y grité:
—¡Jackson! ¡Me tendiste una trampa!
Puso la mano en su pecho, fingiendo estar herido.
—Ojalá pudiera entender de lo que estás hablando, pero no
puedo meter mi cabeza tan adentro de tu trasero.
Mis ojos se abrieron ampliamente.
—¡Mirad!—grité, mostrándoles a todos los paquetes en mis
manos—. ¡Pusiste esto en mis bolsillos traseros, para que pareciera
que vino mi amiga! Cuando no fue así, ¡mentiroso pedazo de caca!
—¿Se supone que yo debo estar ofendido? Porque lo único que
me ofende es tu cara.
—¡Es suficiente, ambos!—espetó el señor Lenyard.
—Déjalo, Harley. Vas a recibir una sanción. No dejes que arruine
tu fin de semana también—murmuró Shiloh, tratando de calmarme.
Ella tenía razón.
Lo último que quería hacer era dejar que Jackson pensara que
había ganado, pero era la única opción que tenía. Fui y me limpié en
el baño lo mejor que pude. Volviendo a sentarme en mi silla, donde
lo ignoré por el resto de la clase.
Planeando mi venganza.
Capítulo 7
<>Harley<>
Tan pronto como Shiloh y yo vimos a mi abuela llegar a la fila de
coches en la escuela, corrimos hacia su camioneta. Rezando para que
nadie me viera.
Al menos no nadie más.
—Cariño, ¿qué pasa?—preguntó mi abuela Alex preguntó
mientras yo saltaba al asiento delantero y Shiloh se sentaba en la
parte de atrás.
—¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!—le grité, antes de cerrar la puerta
detrás de mí.
Necesitaba salir de allí, y tenía que suceder rápido.
Ella no esperó, pisó el acelerador y haciendo exactamente eso. De
todos los adultos en mi vida, ella era la que más me entendía. Ella
decía que le recordaba mucho a su mejor amiga Lily, que era la
mamá de Shiloh y la hermana menor de mi abuelo, con una mezcla
de mamá.
Era una broma continua entre ellas. Shiloh actuaba más como mi
abuela Alex. Ella era “La mamá” de los buenos niños como la abuela
lo había sido de los buenos muchachos.
Shiloh era la responsable.
Súper madura, siempre lo había sido.
Nunca se enamoraría de un tipo como Trigger. Definitivamente,
él le estaba ladrando al árbol equivocado con ella.
—Déjame adivinar—dijo la abuela, trayendo mis pensamientos
de vuelta al chico que más odiaba—. Jackson Pierce.
—¡GRR! ¡No vas a creer lo que me hizo! Voy a matarlo.
¡Realmente voy a asesinarlo! ¡Voy a ir a la cárcel! —La miré—. ¿Me
pagarás la fianza?
Ella trató de ocultar una risa.
Verás, la abuela Alex no era una abuela normal... era genial.
Todavía recuerdo el día hace unos años cuando me compró un
par de gafas de sol con forma de corazón en el desfile del 4 de Julio
en Southport. Ella nunca lo confirmó, pero sospeché que me las
compró por una y solo una razón.
Para bloquear a Jackson.
—Te ves más estúpida de lo que normalmente te ves usando esas gafas
de sol—me acosó Jackson cuando me vio usándolas por primera vez.
Alcé más alto la cabeza, sin prestarle atención. Fingiendo que él no
estaba allí.
—¡Hola!—gritó cerca de mi cara—. ¿Me has oído? ¿O finalmente
obtuve mi deseo y tu boca de culo gritona ya no puede hablar?
Aun así, nada. No podía verlo.
—Ella no puede oírte, tonto. Ella está usando sus Jackson Blockers—
respondió Shiloh por mí.
—¿Ella, qué?—respondió, confundido.
—Sus Jackson Blockers. ¡Eres invisible cuando las tiene puesta, tonto!
Él no esperó ni un segundo, parándose frente a mi cara y
arrancándomelas. Inmediatamente las tiró al suelo, las pisó. Aplastándolas
en millones de pedazos.
Me quedé allí sin preocuparme.
—No importa. Tengo repuesto.
—¿Sí? —Ladeó la cabeza hacia un lado con una mirada desagradable en
sus ojos. Mirándome solo a mí—. También las romperé.
—¡Abuela! ¡Esto no es cosa de risa! ¡Lo llevó demasiado lejos esta
vez! ¡DIOS MÍO! —Apoyé la cabeza en el reposacabezas—. ¡Lo odio
tanto!
—Cálmate. ¿Qué sucedió?
Me senté, apartando el suéter de Shiloh para mostrarle la parte de
atrás de mis vaqueros—. ¡Esto ocurrió!
—Tienes tu peri…
—¡NO! Jackson puso paquetes de ketchup en mis bolsillos
traseros, ¡y ni siquiera me di cuenta! ¡Y ahora toda la clase piensa
que hoy tuve mi periodo!.
—Harley, ellos no piensan eso. Les mostraste la prueba. Todo el
mundo sabe que Jackson y tú tenéis esta guerra de bromas en curso
—intervino Shiloh.
—¡Eso no importa! ¡No puedo volver a la escuela! ¡Tendré que
mudarme a otro estado! ¿Crees que podría ir bajo la protección de
testigos?
—Harley, respira hondo—me ordenó la abuela en un tono suave,
e hice lo que me dijo.
—Toma otra... eso es... inhala y exhala…
Me sentí un poco mejor, pero no mucho.
—Todo el mundo va a estar hablando de eso en la escuela el
lunes. Nunca podré volver a mostrar mi rostro en público.
—Sé que se siente así ahora, cariño, pero no se sentirá así
mañana. Lo prometo.
—¿Lo juras?
—¿Alguna vez te mentiría?
Negué con la cabeza.
—Creo que es hora de que les deje saber un pequeño secreto. Eres
lo suficientemente mayor para escucharlo ahora.
—¿Qué?—respondimos al mismo tiempo.
—Ahora, sé que esto va a sonar como la cosa más loca que he
dicho, pero te prometo que lo que voy a decirte no es más que la
verdad.
—Ok...
Esperé en vilo por lo que estaba a punto de compartir, sin esperar
que dijera:
—Jackson es malo contigo porque le gustas.
La miré como si estuviera loca.
—¿Espera, qué?
—Lo sé. Suena loco, ¿verdad? Lo entiendo. Pero así son los
chicos. Intimidan, se burlan, se mofan, simplemente porque no saben
qué más pueden hacer para llamar tu atención. Y nada llama más tu
atención, que herir tus sentimientos.
—Abuela, eso no tiene ningún sentido.
—Lo sé, dulce niña, pero los chicos no tienen ningún sentido. Es
mejor que te des cuenta de eso ahora. Porque no mejoran a medida
que envejecen.
—¿El tío Lucas se metió contigo?—preguntó Shiloh, leyendo mi
mente.
—Cariño, Lucas todavía se mete conmigo. Simplemente lo hace
de otras maneras.
—¿Como cuando no te deja ganar en el Monopoly y compra las
mejores propiedades inmobiliarias?—le pregunté a continuación,
mirando a Shiloh, que parecía tan confundida como yo.
—Os contaré otro pequeño secreto, niñas.
—¿Hay más?
—Hay mucho más.
—¿Hay algún club al que podamos unirnos? ¿O un libro sobre
esto?
—No, cariño… ni club, ni libro. Solo conocimiento mundano que
viene con la edad.
—Bueno, ¿cuántos años tenemos que tener?
—Muchos más.
Suspiré.
—Todas las cosas buenas suceden cuando somos mucho
mayores, como conducir motos. Y sabemos cómo conducirlas desde
que teníamos seis años gracias al MC.
Shiloh sonrió. Era cierto, podíamos conducir motos tan bien como
cualquier chico. Incluso mejor.
—Entonces, ¿cuál es el gran secreto?—preguntó Shiloh.
—Bueno... dejo que Lucas me gane en Monopoly.
—¡Abuela! ¿Por qué dejarías que te ganara? ¡Perder es la peor
sensación que existe!
—Porque, Harley Jameson, lo hace sentir bien y, a veces, debes
dejar que se sientan como un alfa.
—Pero ellos no son perros.
—Discutible.
—Así que déjame ver si lo entiendo bien. ¿Estás dispuesta a
decirnos que durante los últimos millones de años han estado juntos,
tú, Alex Ryder, madre de mi madre, que nunca deja que papá gane
en nada si puede evitarlo… pierdes a propósito?
—Sí, eso es lo que te estoy diciendo.
—Abuela, esa es la cosa más tonta que he escuchado. Yo no
pierdo. Soy una Jameson. No perdemos. Jamás. Especialmente
contra ese imbécil de Jackson Pierce.
—Un día, cariño, créeme... no te sentirás así.
—¿Por qué? ¿Porque las chicas se vuelven más tontas a medida
que envejecen?
—Sí. Especialmente cuando se trata del amor.
—Pero odio a Jackson Pierce. Incluso uso mis deseos de
cumpleaños contra él. ¿Entiendes lo serio que es eso? Tengo un
cumpleaños al año, un deseo al año, y lo uso en él. ¿Y sabes lo que
deseo?
—¿Qué, cariño? ¿Qué deseas?
—Que él pierda y yo gane, en todo. Eso no es mucho pedir,
¿verdad? Pensarías que no lo sería, pero el hada de los deseos no me
escucha porque a veces pierdo. ¡Como hoy! ¡Una pérdida épica,
épica!
—Harley, tal vez ella tenga razón.
—Shiloh, muérdete la lengua. Nunca lo dejaría ganar…
—No, no sobre eso. Sobre que le gustas a Jackson. Tiene sentido.
Te sigue a todas partes esperando que reacciones ante él.
—Lo hace para torturarme.
—Sí, porque le prestas atención. Quiero decir, ¿cuántos Jackson
Blockers ha roto desde que empezaste a usarlas? Las rompe en el
momento en que las ve sobre ti. ¿Por qué? Porque no quiere que lo
ignores.
—Claro, para que pueda seguir torturándome.
—No. Para que puedas seguir prestándole atención. Creo que la
tía Alex tiene razón. A Jackson le gustas.
No sabía que las siguientes palabras que salieron de la boca de
Shiloh me perseguirían por el resto de mi vida.
Cuando agregó:
—Y tal vez... él incluso te ama.
Capítulo 8
<>Jackson<>
Pasado: diez años

Diecinueve...
Veinte...
Veinte uno...
Veintidós...
Veintitrés...
—Hola, mamá—la saludé, entrando en su habitación.
Siempre daba veintitrés pasos.
Veintitrés segundos.
Veintitrés latidos del corazón para volver a verla.
Levantó la vista de lo que fuera en lo que estaba perdida y me
sonrió.
—Hola—exhaló con ojos brillantes y vacíos.
Siempre se veía tan cansada, como si estuviera constantemente
luchando contra algo dentro de sí misma.
Una guerra total por su cordura y paz mental.
Alejándome de ella, dejé mi mochila y los girasoles que recogí
por el camino en la silla. Sosteniendo mi cabeza hacia abajo por unos
momentos para tomar un poco de aire.
Inhala y exhala, Jackson.
Adentro y afuera
Sólo. Sigue. Respirando.
Necesitaba un segundo para ordenar mi mierda. Siempre lo
necesitaba. No importaba cuántas veces me dijera que esto iba a ser
más fácil. Nunca lo era. En todo caso, siempre se hacía más difícil.
Nada en la mujer frente a mí me recordaba a mi madre.
Sus ojos.
Su sonrisa.
Su risa
Ni siquiera...
Su amor.
—¿No tienes escuela?—preguntó de la nada, haciendo que mis
ojos regresaran a los suyos.
Sonreí. No pude evitarlo. No podía ocultar el alivio que sentía.
—La tuve. Vine aquí directamente de la escuela. Es viernes. Tu
día favorito.
Ella reflejó mi expresión y dijo:
—Porque todos mis hijos estarán en casa durante dos días
completos.
Se me humedecieron los ojos, tampoco había forma de ocultarlo.
Sintiendo una cantidad abrumadora de emoción porque estaba
teniendo un buen día.
Nunca sabía que era peor... cuando recordaba o cuando no.
A mí. Ella. A nosotros.
Ella todavía tenía más días buenos, que malos. Sin embargo,
cuando eran malos, eran los peores.
—Sí, mamá. Dos días enteros con todos tus chicos en casa.
—Preparé tu cena favorita. Carne asada sin zanahorias.
Me reí.
—Odio las zanahorias. Son una verdura sin sentido. Saben a
nada.
—Pero son muy buenas para tu mente. Tienes que ser como tu
padre, no como yo. Nunca como yo.
—¿Quieres que te cepille el cabello, mamá?—le pregunté,
cambiando de tema.
—¡Oh sí! Me encantaría—respondió ella con los ojos brillantes.
Odiaba cuando me miraba así. Como si quisiera hacer un
recuerdo de mi rostro, de este momento, de este día.
De mí.
Ella no debería tener que hacerlo. Ella debería saberlo.
Pero no lo hacía.
Nada de esto era justo. Ni cuando empezó todo, ni cuando nos
enteramos de lo que estaba pasando, ni nada de lo que siguió.
Mis pies se movían por su propia voluntad. Centímetro a
centímetro, paso a paso, me acerqué a ella con los girasoles y el
cepillo en la mano.
Sus ojos se abrieron, radiantes.
—Mis favoritas.
Asentí.
—Sí, mamá. Los girasoles son tus favoritos. —Mi pecho se
apretaba con cada segundo que pasaba entre nosotros.
Poco a poco, se sentía como si estuviera perdiendo más y más
aire a medida que me acercaba a ella. Mi corazón estaba en mi
garganta, latiendo a un kilómetro por minuto.
Respira, Jackson. No dejes de respirar.
Cerrando los ojos, tragué saliva antes de estar de pie frente a ella.
—¿Estás bien?
—Sí—mentí—. Estoy bien.
—¿Por qué te ves tan triste?
Abrí los ojos, mirando directamente a los suyos.
—Porque te amo—solté sin pensar.
—Cariño, yo también te amo.
Cerré los ojos de nuevo, luchando contra las lágrimas.
Mantente fuerte. Necesitas mantenerte fuerte.
Los niños nunca deberían tener que experimentar esto. Nadie
debería tener que experimentar algo así. Dicen que cuando pasas por
un trauma, un cambio drástico que te cambia la vida, de repente te
ves obligado a crecer. Volviéndote más sabio más allá de tus años.
Madurar de maneras que no tenían sentido, excepto para las
personas que pueden haber experimentado eventos similares.
Todo eso era cierto, pero cada vez que estaba con ella, me sentía
como el muchacho, el chico, el niño que se suponía que era.
Su hijo.
Su primogénito.
Su favorito.
Quería a mi mamá de vuelta. Lo deseaba más que a nada.
Yo tenía una vida hace tres años. Tenía todo lo que podía pedir.
Vivía en un hogar lleno de amor y risas. Éramos una familia
perfecta. Mis padres tenían un matrimonio perfecto.
Todo eso ahora es un recuerdo lejano.
Pensar en cómo solían ser las cosas hacía que me doliera el
corazón. A veces me dolía tanto que no podía respirar. Tenía que
recordarme inhalar y exhalar.
Adentro y afuera. Adentro y afuera
Me despertaba todas las noches con pesadillas y no tenía a nadie
que me consolara. Nadie que me abrazara y me dijera que todo iba a
estar bien.
Nadie que me dijera que me amaba.
Que siempre me amarían.
La madre que había conocido se había ido y me había quedado
sin nada. Sin nadie. Lo último que quería era causarle estrés
adicional, sabiendo que no me llevaría a ninguna parte. Era uno de
sus mayores desencadenantes, solo causando que me dejara más
rápido.
Eso es lo que más dolía.
Estar solo con mis pensamientos, mis miedos, la realidad de que
podría ser yo un día en sus zapatos. Acostado en esa cama, rezando,
esperando recordar mi vida al final.
Negué con la cabeza, tratando de empujar lo que me devoraba
todos los días.
Mi mente se había convertido en mi peor enemigo.
Mucho más grande de lo que Harley Jameson jamás podría ser.
—Jackson, ven aquí, bebé.
No fue necesario que me lo dijeran dos veces, y fui con ella.
Abrazándola fuerte.
Por favor... por favor no me dejes.
—Shhh... está bien... estoy aquí...—susurró, abrazándome con la
misma fuerza. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba
llorando.
—¿Pero por cuánto tiempo?
—No lo sé, cariño. Simplemente no lo sé. Lo siento, Jackson.
Lamento mucho que esto esté sucediendo.
Me incliné hacia su abrazo, absorbiéndolo lo más posible, hasta
que no pude soportarlo más, así que lo dejé salir.
Lloré, más y más fuerte por no sé cuánto tiempo. Ella no me soltó,
ni me apartó. En todo caso, me abrazó con más fuerza, dejándome
sollozar todo el tiempo que necesitaba. Susurrando palabras
tranquilizadoras para ayudar a aliviar mi pena y el dolor que sentía
por todas partes.
—Por favor, no me dejes, mamá. No lo lograré sin ti. Me duele
mucho el corazón. A veces duele tanto que siento que me estoy
muriendo, y nunca termina. Está aquí. En mi mente. Pensando en ti...
en nuestra familia... en lo que nos va a pasar cuando ya no estés
aquí... Pienso en todo. No quiero que te vayas. No quiero perderte.
No quiero perderme—sollocé, incapaz de controlar mis emociones y
necesitando decirle cómo me sentía—. ¿Cuál es el punto de vivir la
vida si no puedo recordarla?
Tomé aire, tratando de encontrar algún tipo de consuelo.
Esperando.
Sintiendo como si siempre estuviera esperando.
Su agarre sobre mí se aflojó, y de repente me llenó de
desesperación. Sabiendo lo que venía. Cerré los ojos con más fuerza,
abrazándola. Rezando para que fuese suficiente para mantenerla allí
conmigo. Esa era la peor parte de esto, perderla una y otra vez.
—Mamá… por favor… pelea… por mí… por favor pelea por
mí…
Esa palabra.
Esas cuatro letras.
La primera palabra que dije.
La que ella me enseñó, una palabra que se suponía significaba el
mundo para ella. Resultó ser su mayor desencadenante para dejarme
a pesar de todo.
Pero no fue hasta que vomitó:
—No soy tu madre—que me mató de una vez por todas.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡No hagas esto! ¡No me hagas esto! ¡Estás ahí!
¡Sé que todavía estás allí!
—Apártate. De. Mí.
—Mamá, por fa…
—¡Dije, apártate de mí!
Me estremecí ante el sonido de su voz, su tono mezclado con
nada más que ira y odio. Era tan fácil para ella perder el control. En
segundos, pasaría de ser mi madre, a una mujer que no conocía. Qué
no me conocía.
—¡Pelea por mí!—le grité, tratando de comunicarme con ella—.
¡Soy tu hijo! ¡Tu Jackson! ¡Soy todo lo que siempre quisiste!
¡Acuérdate de mí! ¡Por favor solo recuérdame!
—¡Fuera! —Hervía de rabia desde lo más profundo de ella,
haciendo vibrar todo mi cuerpo. Agarrándose del costado de mis
brazos, trató de tirarme, pero no la solté.
No podía.
No lo haría
No cuando acababa de tenerla.
—¡No te conozco! ¡No te conozco!
—¡Si, me conoces! ¡Tú me hiciste!
—¡Apártate!
—Mamá…
—¡Mi nombre es Bailey! ¡No soy tu mamá! ¡Mi nombre es Bailey!
¡Apártate! Dije, ¡fuera!
—¡NO!—grité con todo dentro de mí, mi pecho subiendo y
bajando, mi corazón rompiéndose—. ¡Eres mi mamá! ¡Se supone que
debes amarme! ¡Estar allí para mí! ¡Ese es tu trabajo!—sollocé
incontrolablemente, pendiendo de un hilo.
—¡Doctor Pierce!—llamó a un hombre que ni siquiera estaba allí
—. ¡Sáquelo de aquí! ¡Sáquenlo de aquí ahora mismo!
—¡Él no es tu médico! ¡Él es tu esposo! ¡Somos tu familia!—jadeé,
luchando por inhalar y exhalar. Por aferrarme a lo que me quedaba
de ella.
—Jackson, no puedes hacer esto. No es bueno para ella—ordenó
una de las enfermeras, agarrándome. Apartándome de ella—. Te
tienes que ir.
—¡Vete a la mierda! ¡Es mi madre!
—No ahora mismo no lo es. ¡Estás empeorando las cosas!
Las lágrimas inundaron mis ojos, derramándose y rodando por
los lados de mi rostro.
—¡¿Cómo puede ser peor, que ella sin saber quién soy?!
—Lo siento, hijo, pero tienes que irte.
Mis dedos se aferraron a todo lo que pude, arrebatando el collar
de corazón del cuello de mi madre. Era lo único que le quedaba de
su infancia, pertenecía a su madre antes de que ella también la
olvidara.
—¡No me alejes de ella! ¡Por favor, no me alejes de ella!
No tenía control sobre mis emociones.
—¡Mantenlo alejado de mí! ¡Mantenlo alejado de mí!— repitió en
un tono que siempre me perseguiría—. ¡Te odio! ¡¿Me entiendes?
¡Yo. Te. Odio!
—¡Hijo, cálmate!—escuché a la enfermera decir por encima del
zumbido en mis oídos.
Ella me odia.
Mi madre me odia.
Dejé de luchar, me quedé sin aliento. Cada gramo de fuerza, de
voluntad, de amor que tenía por ella...
Ido.
La vi perder la cabeza.
Perderse.
No me quedaba nada por hacer.
Ella se había ido.
Otra vez...
¿Pero por cuánto tiempo?
—¡Lo odio! ¡No quiero volver a verlo nunca más! ¡No dejes que
vuelva! ¡Por favor! ¡Solo mantenlo alejado de mí!
La mirada en su rostro.
El sonido de su voz.
La forma en que me estaba rechazando.
Era demasiado para aceptar, demasiado para manejar, demasiado
para vivir. Porque en el fondo de mi mente, todo lo que podía
pensar, todo lo que podía ver, todo lo que podía sentir, era que ella
no me recordaba.
De todos en su vida...
Ella me olvidó primero.
Y todo lo que podía pensar era...
¿Cuánto tiempo, cuántos años, cuánto más me quedaba...
Hasta que yo también perdiera la cabeza.
Capítulo 9
<>Harley<>
—Jackson no parece estar del mejor humor en este momento,
Harley. Tal vez no sea un buen momento para mencionar esto—dijo
Shiloh mientras estábamos en la barbacoa dominical de mi padre.
Cash, Shiloh y yo estábamos en el cobertizo lejos de todos los
demás. Necesitaba estar a solas con mis mejores amigos en un
momento como éste. Necesitábamos hablar sobre la bomba atómica
que me lanzó la abuela hacía dos días cuando nos recogió en la
escuela.
Estaría mintiendo si dijera que no me sorprendió que Jackson y
Jagger estuvieran allí en primer lugar. Especialmente después del
truco que Jackson hizo en clase. Habían venido con el tío Noah y la
tía Skyler, y era la primera vez en lo que parecían meses desde que
pusieron un pie en el complejo.
Aunque Shiloh tenía razón, parecía que Jackson había visto días
mejores. Pasé todo el fin de semana pensando en lo que dijo la
abuela. No pude evitarlo. Quería restregárselo en la fea cara de
Pierce. Finalmente sabía la verdad detrás de sus malos modos.
Yo le gustaba.
Tal vez incluso me amaba.
—Es ridículo que incluso estés alimentando esa ridiculez—
intervino Cash, atrayendo mi atención hacia sus ojos—. ¿Es por eso
que estás tan arreglada? ¿Para él?
—¿Qué?—respondí, retrocediendo—. No estoy arreglada.
—Estás tan bonita como un melocotón hoy, Harley—.
Sonreí.
—¿En serio?
—¡Lo sabía!
Puse los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza.
—Cash, siempre me veo bien. Así es como me desenvuelvo.
—Nunca usas maquillaje.
—No estoy usando maquillaje.
Dio un paso hacia mí y deslizó el pulgar sobre mis labios,
mostrándome el residuo rosado que quedó en su piel.
—Eso no es lápiz labial. Antes comí una paleta de cereza.
—Harley, no estás engañando a nadie más que a ti misma.
—Solo quiero avergonzarlo como él me avergonzó a mí.
—Creo que hay más que eso.
—¿Cómo qué?
—No lo sé, Harley. Tú dímelo.
—Te lo dije. ¿Qué más quieres que diga?
—La verdad.
—¿Cuál es?
—No lo sé, Harley. Tú dímelo—repitió en un tono muy diferente.
—¿Qué pasa con tu actitud?
—No me gusta verte alborotada por un imbécil. Él no vale la
pena.
—No estoy alborotada por él.
—Él es de lo único que has hablado durante todo el fin de
semana.
—Eso es porque me cabreó.
—Él siempre te cabrea, pero nunca hablas tanto de él.
—Cash, toda mi clase de literatura cree que tuve mi período el
viernes. Es un poco traumático, ¿no crees?
—¿Desde cuándo te importa lo que la gente piense de ti?
—¡Desde que creen que me estaba desangrando por mi tutti frutti!
Shiloh comenzó a reírse.
—No es gracioso, chica.
—Tienes razón. No fue gracioso entonces, pero ahora es un poco
gracioso.
—¿Ah, en serio? ¿Fue gracioso cuando Trigger estaba olfateando
tu tutti frutti?
—Uf, asqueroso. No lo soporto.
Miré a Cash, que ahora estaba tocando su guitarra.
—Oh, lo siento—dijo él, captando mi mirada estupefacta—. Dejé
de escuchar cuando empezaste a hablar de sangrar.
Shiloh y yo nos reímos.
Chicos.
Pueden matar arañas, pero en el momento en que hablas de cosas
de chicas, se escapan como una trucha.
—Si te preocupa que ahora ame también a Jackson o algo así, te
equivocas. Ni siquiera me gusta, Cash. Deberías saber eso más que
nadie.
—Las chicas son raras. —Se encogió de hombros—. Recuerda,
tengo tres hermanas mayores. Giselle es la más rara de todas.
¿Cuántos años llevan ella y tu tío Mason jugando entre ellos?
—Por siempre.
—Ves—dijo y se encogió de hombros de nuevo—. Las chicas son
raras.
—Los chicos son mucho más raros que las chicas, Cash.
—Correcto—estuvo de acuerdo Shiloh, asintiendo conmigo.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque mira a Jackson. ¿Ves esta cicatriz? —Señalé mi codo—.
La conseguí cuando me dijo que no podía trepar al árbol más alto,
justo afuera de este cobertizo. Resultó que podía. Simplemente no
j q p p
podía bajar. Ahora éstas—señalé mis rodillas—, las conseguí porque
dijo que no podía andar en patineta tan rápido como él. Resultó que
sí podía. Simplemente no supe cómo parar. —Señalé la cicatriz en el
nacimiento de mi cabello—. Ahora ésta. ¿Te acuerdas de ésta,
verdad?
—Sí, a todos nos castigaron por eso—respondió Cash,
sacudiendo la cabeza—. Pasé veinte minutos tratando de
convencerte de que no lo hicieras, y aun así me metí en problemas.
Puse mis manos en las caderas.
—Yo aterricé, ¿no?
—Harley, no se suponía que debías aterrizar. Cuando haces BMX
desde una rampa hacia un lago, la bicicleta se queda frente a ti.
—Lo sé. Simplemente olvidé esa parte.
—Te costó cuatro puntos y un mes que todos estuviéramos
castigados porque ese imbécil te desafió.
—¡Exactamente!
Él me miró con los ojos entrecerrados, confundido.
—Estás demostrando mi punto.
—¿Cómo?
—Tengo toneladas de cicatrices de Jackson desafiándome a hacer
algo. Están por todo mi cuerpo, y cada vez que miro alguna de ellas,
recuerdo cómo la obtuve. ¿No lo ves? ¿Lo entiendes ahora? Las
cicatrices son permanentes, Cash. Simplemente, no se van.
—Estás llegando, Harley.
—Nah, eh.
—Vamos, Cash, tienes que admitirlo. Tiene algo de sentido—
intervino Shiloh—. Ha estado obsesionado con Harley desde que
éramos bebés. ¿Cuántas veces tu mamá nos ha contado la historia de
que Jackson hizo tropezar a Harley cuando dio su primer paso?
Incluso tienen una foto de él riéndose de eso.
—Más evidencia. —Asentí.
—Tienes razón en una cosa.
—¿En cuál?
—Jackson te ama—coincidió Cash—. Solo que ama odiarte.
—Tal vez él piensa que ella es su langosta—agregó Shiloh,
repitiendo lo que su madre siempre decía sobre las langostas. Una
langosta era tu alma gemela, porque se aparean de por vida. La idea
de que Jackson pensara que yo era su langosta.
Bueno...
No estaba preparada para eso.
—Oh, guau—exhalé con los ojos muy abiertos—. Jackson quiere
que piense en él siempre porque quiere que yo sea su langosta.
¡Chicos! ¡Jackson está totalmente enamorado de mí!
Todo estuvo bien durante un segundo hasta que esa frase salió
volando de mi boca. Nunca quise comerme las palabras tanto como
en ese momento.
La persona que menos esperaba decidió entrar y humillarme aún
más.
—¿Crees que te amo, Gremlin?—gritó él.

<>Jackson<>
—¡¿Crees que te amo, Gremlin?!—grité, entrando furioso en el
cobertizo.
Harley se giró instantáneamente cuando escuchó mi voz, sin
retroceder.
—¿Cuánto tiempo has estado escuchándonos?—respondió ella,
mirándome a los ojos.
—El tiempo suficiente para escuchar tu cuento de hadas. ¿Y qué,
niña? ¿Soy tu príncipe azul, ahora?
—No me llames así.
Nunca esperé este giro en los acontecimientos cuando vine aquí
para estar solo. Ni siquiera quería venir hoy, pero Noah me obligó.
Éste era el último lugar en el que quería estar.
Rodeado de tanta felicidad, de tanta risa, de tanto amor...
Cuando mi vida no era ninguna de esas cosas.
Quería hacer oídos sordos, huir, dejar de pensar en el mañana.
Era como una bomba de relojería en mi mente.
Tic...
Tic...
Tic…
¡Boom!
¿Cuánto tiempo tenía?
¿Con mi mamá?
¿Mi papá?
¿Mi familia?
¿Mi mente?
¿Mis recuerdos?
¿Mi futuro?
Segundos, minutos, horas, días, meses, años...
Mi vida se había reducido a nada más que tiempo. Duelo por la
pérdida de una persona que todavía estaba viva. Sabiendo que eso
no terminaba con ella.
Acababa de empezar.
Pensando únicamente en eso, me concentré en Harley. Mirándola
de arriba abajo mientras me dirigía hacia ella.
—¿Qué pasa si te amo, Harley? ¿Entonces, que?—dije con voz
ronca.
Ella se echó hacia atrás, sorprendida por mi pregunta.
Inesperadamente, esperando mi próximo movimiento. La vencería
en su propio juego, siempre lo había hecho. Pero como todo con
Harley, ella nunca se rendiría. Era lo que hacía que pelear con ella
fuera tan divertido y adictivo. Ella siempre se defendía, sin importar
qué.
Incluso si la avergonzaba.
Aunque intentara hacerla llorar.
Incluso si la lastimaba.
Incluso si...
Incluso si...
Incluso si...
Ella se mantenía fuerte.
Ella era una pequeña mierda así.
Pero no me inmuté. Seguiría intentando hacerla desmoronarse,
con la esperanza de que eso me mantuviera cuerdo.
—Estabas hablando mucho antes de que yo entrara. Charlando a
mil por hora, ¿y ahora qué? ¿No tienes nada que decir? ¿Es más fácil
hablar a mis espaldas que en mi cara? —Arqueé una ceja hacia ella,
burlándome de su comentario sobre su tutti frutti—. ¿Verdad, Frutti?
—Lo que diga cuando no estés cerca, te lo diré en la cara—dijo
con descaro, dando un paso hacia mí. Exactamente como sabía que
haría—. Ahora sé la verdad.
—¿En serio?
—Sí, en serio. Sé que te gusto. El secreto está fuera de la bolsa. La
abuela nos lo explicó a Shiloh y a mí. Ya no tienes que esconderlo o
fingir.
—¿No?
—No, pero me encantaría decirte, Jackson Pierce, que yo, Harley
Jameson, no te amo. En absoluto. Nunca. Jamás. Jamás. Jamás, te
amaré.
Puse la mano sobre mi pecho.
—Qué manera de aplastar el corazón de un chico, niña.
—Te dije que no me llames así.
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—¿Qué se supone que debo hacer ahora que sabes la verdad,
Harley? Sabes que me gustas. Siempre me has gustado. —Me incliné
cerca de su rostro—. Pero, ¿y que si incluso te amo?
—Jackson, deja de jugar—interrumpió Cash, haciendo que mis
ojos se clavaran en los suyos.
—Ocúpate de tus asuntos, niño juguete.
—No le hables de esa manera.
—¡Harley! No necesito que me defiendas de este títere. Solo está
jugando contigo.
—¿Estás celoso, Cash? ¿Tengo lo que quieres?
—¿Qué? —soltó Harley—. Cash, no me quiere. Solo somos
mejores amigos.
—Sigue diciéndote eso. Él es tu pequeña perra por una razón.
—La única perra que veo frente a mí eres tú, Pierce—me desafió
él, con las manos en puños a los costados.
—¿Qué, Cash? ¿Me vas a pegar?
Él negó con la cabeza.
—No tengo que hacerlo. —Asintiendo hacia Harley, él agregó—.
Porque ella lo hará.
Y ella hizo justo eso. Ella me empujó, pero no me moví.
—¡Apártate! Cash tiene razón, te estás haciendo enojar.
—Entonces, tendré que demostrártelo.
—Jackson, eso es suficiente. Estás poniendo los pelos de punta a
todos por nada—trató de convencerlo Shiloh.
—¿Pensaba que Harley era mi langosta? ¿No es eso lo que dijiste?
—No se suponía que escucharas eso.
—¿No es esto lo que todas las chicas quieren? ¿Qué las vea? ¿Qué
las escuche? ¿Qué las note? Bueno, estoy parado justo frente a ti,
Frutti, diciéndote que te veo. Ahora tienes mi atención, Harley. ¿Qué
vas a hacer con eso?
—No te amo. Ni siquiera me gustas. Especialmente ahora mismo.
Estás actuando raro.
—Los chicos son raros, ¿verdad?—repetí su comentario anterior.
—¡Santo cielo! ¿Cuánto tiempo estuviste escuchando? ¿A qué
juego estás jugando, Jackson?
—El juego que siempre hemos jugado. Hacer que Harley me
preste atención. Te reto a hacerte una cicatriz. Eso es todo lo que
quiero. A ti para siempre. Me meto contigo, te intimido, me burlo de ti
porque te quiero. Bueno, ¿adivina qué, niña? Tú, también me
quieres.
—¡Estás llevando esto demasiado lejos, imbécil con caca en el
cerebro! ¡Detente!
No dudé, lanzando mi mirada a Cash.
—¡Oblígame, marica!
Dio un paso adelante, pero fue detenido por el agarre de Shiloh
en su brazo.
—Antes, lo dijiste, Cash. Él no vale la pena.
—He querido darle una patada en el culo desde el preescolar.
—Estoy parado aquí, niño juguete. Veamos qué tienes.
—¡Detente!—ordenó Harley, poniendo sus manos en mi pecho—.
Esto es entre tú y yo, así que déjalo fuera de esto.
—Bien. —Me acerqué a su cara, nuestras narices casi se tocaban
—. Entonces, te mostraré cuánto te amo.
—Déjame besarte, Harley. Eso es lo que quieres, ¿verdad? Ya que
te amo tanto—espeté.
Capítulo 10
<>Jackson<>
—Puedes besar mi culo Jackson.
—Niña, solo quiero mostrarte cuánto te he amado siempre. No
me importa si tus amigos ven...
Ella retrocedió mientras yo avanzaba cuatro pasos. Apoyándola
contra la pared, la enjaulé con mis brazos.
Mantuvo la cabeza más alta, sin acobardarse. Siempre demasiado
terca para su maldito bien. Podía verlo en sus ojos, nadie conocía a
Harley como yo.
En pocas palabras, estaba llegando a ella.
Por eso pronuncié las palabras mágicas:
—Te desafío a que me dejes besarte.
Ella se echó hacia atrás, sorprendida de nuevo con la guardia
baja. De repente se dio cuenta de que no tenía adónde ir.
Toda mía.
—La Harley que conozco y amo nunca retrocede ante un desafío.
—Mis ojos se movieron a sus labios, atrapándola—. Te prometo que
te gustará.
Su mirada se posó en sus amigos, quienes estaban a punto de
reventar de furia en una esquina. Viéndonos.
Especialmente Cash McGraw.
Dos pájaros con una misma piedra.
Mi día de suerte.
—Vamos, Harley. Te. Desafío.
Ella tomó aire antes de morderse el labio inferior.
—¿Estás lista?—dije con tono burlón.
—No.
—Bueno. Me gusta tomar cosas de ti de todos modos.
—Tú eres la razón por la que no puedo tener cosas bonitas.
Solté una risita.
—Cállate y cierra los ojos.
—¡Harley! No puedes hablar en serio... —intervino Cash.
—¡Vete al diablo, McGraw!
—Bien. Dejaré que me beses.
—¡¿Qué?!—gritaron al unísono Shiloh y Cash.
—Pero si me metes la lengua en la boca, te la muerdo.
—¡Harley! ¡No dejes que te robe tu primer beso!—soltó Shiloh.
Ladeé la cabeza hacia un lado.
—¿Nunca te han besado?
Ella se sonrojó, encogiéndose de hombros.
—No.
Ya lo sabía, pero aun así fue impactante escuchar las palabras
salir de sus labios.
—No soy como esas animadoras sin cerebro que se dejan besar
por cualquiera. Incluyéndote a ti.
—Dice la chica que acaba de decir que podía besarla.
—Solo porque me desafiaste. Sabes que no puedo rechazar
ninguno de tus desafíos. Incluso si me meten en problemas. No
retrocedo por nadie. Soy una Jameson. Soy una cabrona hija de puta.
No estoy hecha de esa manera.
Sonreí. Su personalidad luchadora siempre me atrapaba. Era la
enemiga perfecta, dispuesta a cualquier cosa. El reto de nuestros
desafíos, bromas, la guerra en curso entre nosotros era tan adictiva
para ella, como lo era para mí.
—Entonces, dejaré que me robes mi primer beso.
—¡Harley! ¡Es tu primer beso! ¡No hagas esto! —dijo Shiloh,
molestándome aún más—. Es demasiado importante para ti. Él solo
quiere lastimar tu corazón. No dejes que te quite algo que significa
tanto. ¡Él no vale la pena!
Saber que esto significaba algo para ella.
Que era significativo.
Querido.
Guardado.
Sólo me hizo querer robarlo aún más.
Necesitaba mostrarle quién era el jefe.
Yo.
Siempre.
La poseía. Ella me pertenecía, y lo demostraba cada vez que decía
que sí, porque Harley nunca decía que no.
—Shiloh, ¿por qué no aprendes a cerrar la boca?
Harley me empujó.
—No le hables así. ¡Ella solo me está cuidando, ladrón de besos!
Las manos de Cash todavía estaban en puños a sus costados,
apretándose más y más cuanto más tiempo pasaba. Solo
alimentando mi odio por él. Esto iba a lastimarlo, y ese solo hecho
hizo que besar a Harley fuera mucho más satisfactorio.
—¡Déjala en paz!—rugió él.
—¡Oye, tipo duro! ¿A cuál? ¿A Harley o a Shiloh?
—¡Dije que la dejaras en paz!
—Oh, ¿así que es Harley otra vez? ¿Por qué? ¿Vas a tomar su
lugar? ¿Quieres que te intimide? Nunca aprendes, ¿verdad, Cash?
—¿Qué fue eso?
—Me escuchaste. Cría algunas bolas, hermano. A menos que no
tengas porque eres una chica. Siempre siendo el protector de Harley,
pero noticias de última hora... siempre estaré en su vida también.
—Es gracioso viniendo de ti, Jackson. Lo único que quieres es
atención. Eres un deportista que camina por la escuela pensando que
eres intocable. Que todas las chicas te desean y todos los chicos
quieren ser tú. Tratas a todos como una mierda y solo esperas que
caigan a tus pies. No puedes soportar el hecho de que Harley no te
quiera. Así que tienes estas bromas, estos desafíos, toda esta mierda
solo para llamar su atención. Noticia de última hora, Jackson...
siempre estaré en la vida de Harley cuando no tengas nada, ni a
nadie más que a tus tontos amigos deportistas, a quienes solo les
gustas porque eres popular. Tengo algo que nunca tendrás y no
puedes soportarlo. ¿Quién tiene las pelotas más grandes ahora,
hermano?
—Os mostraré a todos quién tiene las pelotas más grandes...
Volviendo a mirar a Harley, le pregunté—. ¿Estás lista?
—Cash. —Ella lo miró—. Tengo esto. Trayendo su mirada de
regreso a la mía, agregó—. Aunque tiene razón. Cash, siempre estará
en mi vida porque quiero que él esté. Tú, solo porque nuestras
familias son cercanas. Si no tuviera que verte o hablar contigo,
estaría viviendo mi mejor momento. No lo malinterpretes, no te
amo. Ni siquiera me gustas. Especialmente ahora, ladrón de besos.
Terminemos con esto. Hazlo para que sea otro reto en el que te gane.
Sonreí.
—Cierra los ojos para mí, niña.
Todo lo que decía le entraba por un oído y le salía por el otro. Sus
palabras no significaban nada para mí. Ella no significaba nada para
mí. La gente no puede lastimarte a menos que tú se lo permitas, y yo
nunca dejaría que ella me afectara. Era solo la chica...
Que odiaba.
Harley respiró hondo y cerró los ojos con tanta fuerza que pude
ver las arrugas en los rabillos de sus párpados.
Inclinándome cerca de su oído, donde solo ella podía oírme,
susurré:
—Relájate, Frutti. No te voy a lastimar. Al menos no en este
momento. Te gustará. Lo prometo.
—Como si alguna vez confiara en ti, Jackson Pierce.
La agarré por la nuca y la atraje hacia mí.
—No digas que no te lo advertí. —Dando una última mirada a su
rostro, me incliné para alcanzar su boca con la mía.
Ella tomó aire y me golpeó el olor a cereza de sus labios. Mi pulso
se aceleró.
¿Qué fue eso?
Ignoré los latidos acelerados de mi corazón, de repente
tamborileando tan fuerte que juraría que todos en el cobertizo
podían escucharlo. En vez de eso, fui directo a matar, sin querer que
nada, ni nadie me hiciera cambiar de opinión.
Una fracción de segundo, antes de que mi boca tocara la suya, fui
derribado. Inesperadamente embestido de lado. No tuve más
remedio que arrastrarla conmigo.
No tenía que preguntarme quién era.
Lo sabía.
Cash iba a pagar por esto, con mis puños en su cara.
Rápidamente levantó a Harley del suelo tomándola de la mano.
—¡Mierda! No pensé que te llevaría con él. —Una vez que estuvo
completamente de pie, él le preguntó—. ¿Estás bien?
Ella sacudió la neblina y se lo quitó de encima.
—Estoy bien.
—¡Si ella está lastimada, es por ti!—gruñí.
—¡La lastimas todos los días!
No importaba que hubiera gente por todas partes fuera de este
cobertizo, ninguno de nosotros retrocedió.
Me rompí.
Dejando ir toda mi ira reprimida.
Mi odio.
Mis frustraciones.
Sobre él...
—¿Sí? ¡Bueno, ahora te lastimaré a ti, McGraw!
Sin pensarlo dos veces, me puse de pie y cargué contra él.
Derribándolo contra el cemento.
—¡No!—gritó Harley, lanzándose rápidamente hacia nosotros—.
¡Suéltalo!
—¡Dejad de ser unos imbéciles! ¡Esto no está solucionando nada!
—gritó Shiloh, corriendo al lado de su primo.
No les prestamos ninguna atención, forcejeamos durante unos
minutos, cada uno tratando de ganar ventaja. Rodando con codos,
puños y piernas volando por todas partes mientras peleábamos en el
suelo.
Escuchamos a las chicas gritar y gritarnos que nos detuviéramos,
como si realmente ellas esperaran que lo hiciéramos.
—¡Nos vamos a meter en problemas porque estáis pensando con
vuestros estúpidos pitos!—chilló Harley—. ¡No tenéis nada que
probar! ¡No me importa quién tiene las pelotas más grandes! ¡Las
pelotas son feas! ¡Nadie quiere vuestras bolas!
Cash pudo darnos la vuelta y ponerse encima de mí. Finalmente
iba a recibir un golpe en su rostro cuando de repente fue tirado hacia
atrás, lejos de mí.
—¡Cash! ¡¿Qué carajos?!—lo reprendió Dylan, su padre.
El viejo de Harley me levantó del suelo.
—Calmaos, ¿sí?—ordenó, haciéndome retroceder a mí también.
—¿Qué pasa? ¿Os peleáis por Harley? —preguntó Dylan.
—A la mierda lo hacen—gruñó Creed.
—¡No, papi! ¡No se están peleando por mí! —le explicó ella,
sabiendo lo sobreprotector que él era con ella.
—Entonces, ¿por qué están tirados en el suelo, nena?
—Porque Jackson lo empezó.
—¡Mentira!—solté—. Tú. Empezaste.
—¿Yo? —Se señaló a sí misma—. ¿Cómo lo empecé?
—Diciéndoles que te amo.
—¿Qué carajos?—soltó su padre con desdén, apretando fuerte
sobre mi hombro lanzador.
—¿Qué tiene que ver eso con Cash?—soltó Dylan.
La abuela, el abuelo y la mamá de Harley entraron corriendo al
cobertizo.
—¿Que está pasando?—preguntó Mia, sus ojos escudriñándonos
a todos.
Me importaba un culo si estaba en problemas, o que su viejo me
estuviera sujetando con un apretón de muerte.
La expresión en el rostro de Harley valdría la pena.
Incapaz de contenerlo por más tiempo, escupí fuego.
—¿Crees que te amo, niña? Bromeo contigo... te odio. No te
soporto. Te lastimo porque puedo, porque quiero, porque lo
disfruto. No significas nada para mí. Nada—estallé.
—¡Ídem, imbécil!
—¡Harley Jameson!—la regañó su madre, mientras su viejo me
hacía girar, hirviendo de rabia justo ante mis ojos.
—¡Papá! ¡No lastimes a Jackson! ¡Lo tengo bajo control! ¡Soy una
Jameson! ¡Somos unos cabrones hijos de puta!
—¡Harley!—la reprendió Mia de nuevo, acercándose con paso
furioso.
—¡Eso es lo que ellos dicen! ¡Solo estoy repitiendo lo que dicen
papá y el tío Noah! ¿Por qué me meto en problemas? ¡Si papá
p p y ¿ q p ¡ p p
lastima a Jackson, entonces él se va a meter en problemas! ¡Solo estoy
cuidando a papá!
—Pequeña mierda, retrocede antes de que te enseñe modales.
¿Me entiendes?
—¡Ay Dios mío! ¡Creed!
—¡Mamá! ¡Está bien, le enseñaré modales! ¡Tengo mucho que
enseñarle y él tiene mucho que aprender!
Por el rabillo del ojo, parpadeé y de repente vi a mi padre
tropezar en el patio. Con una botella de alcohol en la mano, fue
como si apareciera de la nada. Haciéndome presenciar otra de mis
peores pesadillas. Ocurriendo justo frente a mí. Agradable y
lentamente. Para que todos lo vieran.
No quedada nada del hombre.
Del doctor.
Del padre que solía ser.
Del que me crio.
Del que me amó.
Del que cuidaba de todos.
Estaba tan perdido como mi madre.
Todos lo estábamos.
Nadie sabía lo que estaba pasando. Ni siquiera hablamos de eso.
Dolía jodidamente demasiado. Su cabeza se balanceaba de lado a
lado, pesando sobre su cuerpo. Era obvio que tenía cara de mierda,
tratando de mantenerse erguido y consciente. Tomó otro trago de la
botella, sin importarle que me estaba avergonzando.
Que se estaba avergonzando.
Que estaba avergonzando a nuestra familia.
Ni siquiera parecía que supiera dónde estaba.
—¿Qué es lo que está mal con él? —murmuró Harley, sin apartar
los ojos de mi padre.
Noah rápidamente se dirigió hacia él, agarrándolo del brazo.
—Aiden, ¿qué está pasando? ¿Condujiste hasta aquí así?
—Bailey...—balbuceó, tambaleándose por todos lados. Apenas
capaz de mantenerse de pie
—¡Dios, hombre!—le gritó Noah—. ¿Qué carajo pasa?
Intentó apartarlo de un empujón, tomando otro trago de su
preciada botella de licor.
—Bailey... Bailey... Bailey...
Noah negó con la cabeza, agarrándolo de nuevo del brazo.
—Por el amor de Dios, Aiden.
Nadie, incluyéndome a mí, lo había visto así. No se suponía que
averiguaran sobre mi madre. No así.
Nunca. Así.
Por segunda vez en los últimos dos años, supe que mi vida nunca
volvería a ser la misma. Cuando dijo la verdad, anunciándola a
todos.
—Ella se ha ido… mi Bailey… me dejó. Para siempre.
Acentuando las dos últimas palabras.
Excepto que no era el rostro de mi padre lo que me perseguiría
esta vez.
Era el de ella...
El de Harley.
La chica que más odiaba.
Capítulo 11
<>Harley<>
Me dolió la barriga el resto del día, y no como si hubiese comido
algo malo. Nunca olvidaría la expresión en el rostro de Jackson
cuando vio a su padre dando tumbos. Luego otra vez cuando dijo
que la tía Bailey se había ido para siempre.
Fue como si una bala le atravesara el corazón y su padre fue el
que apretó el gatillo. Fue la peor sensación de mi vida. Odiaba a
Jackson con cada parte de mí, pero en ese momento, sentí algo por él
que nunca antes había sentido.
Tristeza.
No entendía lo que estaba pasando. Los adultos hicieron que
todos los niños se quedaran afuera mientras llevaban al tío Aiden
adentro a puertas cerradas. Jackson no dijo una palabra más a
ninguno de nosotros, ni siquiera a su hermano que se veía como él se
sentía.
Como todos nos sentimos.
Horrible y asustado.
Tenía tantas preguntas sin respuestas.
Mis padres no dijeron una palabra en el camino a casa. Aunque,
en un momento, papá se acercó y agarró la mano de mamá. La besó
antes de dejarla en su regazo por el resto del camino a casa. Como si
necesitara abrazarla de cualquier forma que pudiera.
De una cosa estaba segura, lo que sea que estaba pasando en la
familia de Jackson era realmente malo. No de una manera en que
todo a la larga estaría bien.
—¿Qué está pasando con la tía Bailey, mamá?—le pregunté
mientras ella limpiaba mi habitación y yo me preparaba para ir a la
cama.
El hecho de que ella estuviera limpiando mi habitación tan tarde
solo probaba mi punto de que esto era realmente malo. Mamá solo
limpiaba mucho cuando necesitaba una distracción.
Ella suspiró, asintiendo para que me metiera en la cama. Hice lo
que me dijo lo más rápido que pude, queriendo escuchar lo que tenía
que decir. Ella se sentó rápidamente a mi lado, quitándome el
cabello mojado de la cara para mirarme a los ojos.
—Bebé, no creo que lo entiendas. Apenas lo entiendo yo.
—Pero eres una adulta y los adultos lo saben todo.
—Cariño, hay momentos en la vida en los que incluso los adultos
no entienden las cosas.
—Me estás asustando.
—No tengas miedo. Lo que puedo decirte es que los Pierce son
parte de nuestra familia y estaremos ahí para ellos a cada paso del
camino.
La miré confundida, entrecerrando los ojos.
—¿Está enferma la tía Bailey?
Ella asintió.
—Sí, Harley. Está muy enferma.
—Pero el tío Aiden es médico, puede encontrar una manera de
curarla, ¿verdad?
Sus ojos se humedecieron.
—Tienes que meterte en la cama, bebé. Tienes escuela por la
mañana.
—¿Va a morir?—le pregunté, ignorándola.
—Oh, bebé…
—No quiero que muera, mamá. Ella no puede morir, la amo.
Jackson necesita a su mami, al igual que Jagger. Ella lo es todo para
ellos. Es la langosta del tío Aiden.
—Lo sé, cariño, lo sé—expresó en un tono derrotado,
inclinándose para besarme en la frente—. Te quiero mucho, Harley.
Me gustaría poder explicarte esto, pero aún no tengo toda la
información. Te prometo que una vez que lo sepa, te lo diré. ¿De
acuerdo?
Asentí, sintiendo un dolor en mi corazón que no desaparecería
por nada. Ni siquiera sus palabras tranquilizadoras ayudaron a
aliviar el dolor en mi pecho.
Por la tía Bailey.
El tío Aiden.
Jagger.
Jackson.
—Trata de dormir un poco, nena, ¿sí?—dijo papá desde la puerta,
apoyado contra el marco con los brazos cruzados sobre el pecho.
—Voy a tratar.
—Te amo, Harley. Eres todo lo que siempre he querido. Una niña
como tú. ¿Me sientes?
Siempre me decía eso, pero esta noche había un brillo diferente
en sus ojos.
—Te siento, papi. Soy bastante impresionante.
Simplemente sonrió, aunque se estaba riendo a través de su
mirada.
Los ojos de mamá estaban llorosos de escuchar y ver nuestra
conversación. Siempre se emocionaba cuando nos veía a papá y a mí
juntos. Sabía que era porque él también era su héroe.
Inclinándose, me besó la cabeza por última vez antes de apagar la
lámpara de mi mesita de noche. Una vez que cerraron la puerta, no
sé cuánto tiempo me quedé allí completamente despierta. Mi mente
daba vueltas sobre todo lo que había sucedido.
Por primera vez en mi vida, mis padres no me hicieron sentir
mejor, ni siquiera lo intentaron. No querían mentirme, y esa era una
verdad difícil de digerir.
Lo que solo significaba que la tía Bailey, la familia de Jackson...
podría no salir viva de esto.
Tomé una respiración profunda ante el pensamiento y cerré los
ojos, tratando de mantener mis lágrimas encerradas dentro de mí.
Me quedé allí, con la esperanza de que esta sensación repugnante
desapareciera. Pero por alguna razón que no podía explicar, lo sentí.
Profundo en mis huesos.
Él estaba justo allí.
Mis ojos se abrieron de golpe y mis pies comenzaron a moverse
solos, caminando hacia el balcón de mi habitación.
La habitación de mis padres estaba al otro lado de la casa, pero
aun así, abrí las puertas en silencio. Con cuidado de no hacer ni pío.
Por segunda vez en cuestión de segundos...
Lo. Sentí.
Mi corazón y mi pulso se aceleraron y mis pies continuaron
avanzando.
Podía verlo a la luz de la luna, caminando hacia su muelle.
Excepto que no se quedó allí. Saltó de él y fue a la costa en su lugar.
¡Santo cielo! Lo sentí.
Nuestras casas no estaban cerca una de la otra si conducías por
las carreteras, pero en la parte trasera de nuestras propiedades,
compartíamos un gran lago.
Sólo hazlo, Harley. Baja allí. Ve a hablar con él.
No dormiría nada hasta que descubriera lo que estaba pasando.
Nunca me había escapado de mi casa antes, pero en este momento,
no tenía otra opción. Necesitaba respuestas, y la única persona que
podía dármelas era el chico al que no soportaba.
Era él o nadie.
Mis padres nunca me comprobaban después de que cerraban mi
puerta por la noche, pero por si acaso, volví a mi cama e hice una
Harley falsa con almohadas. Haciendo que pareciera que todavía
estaba durmiendo, a salvo bajo las mantas.
Sin preocuparme por las consecuencias si me atrapaban, me
escapé de mi casa. En menos de un minuto, estaba corriendo hacia
mi muelle y agarrando mi paddle board2, colocándolo con cuidado en
el agua.
El lago estaba en calma. Ni siquiera podías oír un pez aleteando.
Facilitando mi camino hacia él.
Un golpe.
Diez golpes.
Treinta golpes de mi remo.
Sentí como si parpadeara y estuviera de pie junto a la costa con
él. Sus ojos se conectaron instantáneamente con los míos. Ni siquiera
había una pizca de sorpresa escrita en su rostro de que yo estuviera
justo en frente de él.
Casi como si él supiera que yo vendría.
¿Él también me sintió?
Abrí la boca para preguntarle qué estaba pasando, pero
abruptamente sacudió la cabeza hacia mí. Silenciándome, como si
pensara que iba a empezar con él.
¿De verdad pensaba que me iba a meter con él? ¿Sabiendo que algo le
pasaba a su mamá?
—Aquí no, Harley. En cualquier lugar menos aquí—murmuró, lo
suficientemente alto para que lo escuchara.
Tuve la abrumadora necesidad de gritar que nunca sería tan
insensible con él. Que nunca usaría su dolor por lo que fuera que
estaba pasando con su madre en su contra.
Que yo...
Que yo...
Que yo...
Nunca dejaría de importarme por lo que le estaba pasando en
esta situación.
Puede que lo haya odiado, pero había una línea que no cruzaría.
Y su mamá lo era.
Había tanto que quería decirle, tanto que necesitaba saber y
escuchar. Comenzando con cómo mi familia estaría ahí para ellos.
Para él. Decirle que pase lo que pase, nuestro odio mutuo no
impedía que fueran mi familia.
Odiaba a Jackson, pero era mi chico a quien odiar.
Todo mío.
—Lo siento, Jackson. Lo siento mucho por tu mamá—fue lo único
que logré decir
—¿Entonces sabes? ¿Sabes que tiene demencia?
Jadeé, sacudiéndome hacia atrás. Me imaginé que sería malo,
pero nunca pensé que sería tan malo. Acabamos de aprender sobre
la demencia en la escuela.
—¡Oh. Mi. Dios!
—¡Maldita mocosa! —Estuvo sobre mí en tres zancadas,
poniéndose justo en mi cara.
El movimiento repentino me tiró de la tabla y mi trasero cayó con
fuerza al agua.
—¡Lo sabía! —Se cernía sobre mí como una bestia, mirándome
con tanto odio que casi me aterrorizaba—. ¡Sabía que vendrías aquí y
me lo frotarías en la cara! ¿Qué, Harley? ¿Tratando de ser
entrometida? ¿Quieres decirme cómo no merezco una mamá?
¿Cómo estás feliz de que esto me esté pasando? ¿Cómo no puedes
esperar hasta que se haya muerto para poder verme llorar? ¿Para
verme triste, miserable, muriendo sin ella? ¿Cuánto esperas que yo
también enloquezca? ¡Que no te recuerde! ¡O a mi familia! ¡O a mi
vida! Eso es lo que quieres decirme, ¿verdad? ¡Dime, niña! ¡Dime
todas las cosas que has estado guardando para decirme! ¡Dímelas
ahora mismo!
—¡Oh, Dios Mío!—repetí con los ojos muy abiertos, estirando mis
manos frente a mí—. ¡Esa no es la razón por la que vine aquí!
—¡Mentira! ¡Estás tan llena de mierda! ¿Quieres oír lo que está
pasando, Nancy Drew? ¿Quieres saber cuánto tiempo ha estado
enloqueciendo? ¿Cómo olvidaba sus llaves, su móvil, su bolso…
cómo empezó con cosas pequeñas que se convirtieron en cosas más
grandes? Poco a poco se fue olvidando de los partidos de football, de
las reuniones de padres y maestros... ¡de cenas, reuniones, citas con
papá! ¿Cómo pensamos que era solo porque estaba abrumada?
¿Cómo tal vez si la hubiéramos controlado antes, podrían haber
hecho algo? ¿Cómo lo dejamos así durante todo un año cuando mi
padre es un puto médico? ¡Dime, Harley! ¡¿Te estoy diciendo todo lo
que querías saber?!
—¡No soy el enemigo, Jackson! ¡Estoy aquí para ti!
—¡Un carajo no lo eres! ¡Siempre eres el enemigo!
Intenté levantarme.
—¿Puedes…
Se cernió sobre mí, derribándome.
—¿Sabías que mis padres estaban tratando de tener la niña que
siempre quisieron? ¿Sabías que tal vez eso podría haber provocado
que algo en su mente la perdiera? ¿Eh? ¡Dímelo, sabelotodo! ¡Ya que
eres tan inteligente!
Negué rápidamente con la cabeza.
—¡No sabía eso!
Sus ojos llenos de odio se intensificaron mientras jadeaba
profusamente, su cuerpo temblaba.
—¡Lo siento, Jackson! ¡Lo siento mucho!—exclamé, mis propios
ojos llenos de lágrimas.
Él nunca me había visto llorar. Nunca, pero no había forma de
controlarlo. Nunca había querido llorar más en mi vida que en ese
momento con él.
Mostrándole mi dolor.
Mi pena
Mi apoyo a él.
Las lágrimas se deslizaron por los lados de mi cara cuando las
suyas también comenzaron a caer. Nunca lo había visto llorar
tampoco y solo hacía que esto fuera más intenso entre nosotros.
Lentamente, se arrodilló frente a mí. Acercándose tanto a mi cara
que pude sentir su aliento contra mis labios cuando dijo con voz
áspera:
—¿Sabes que ella me olvidó a mí primero? De todos en su vida...
de toda tu familia, todos sus amigos... sus hijos... mi mamá me olvidó
a mí primero.
Con un torrente de lágrimas frescas, dije llorando:
—Tu madre te ama más que a nada en este mundo, Jackson.
—A veces... mi madre ni siquiera sabe quién soy. Y solo va a
empeorar hasta que ella me olvide por completo—no dudó en
responder.
Hice una mueca, escucharlo decir eso fue como un cuchillada en
mi corazón.
—La vida que mi padre se esforzó tanto por darle... por la que
luchó... para bloquear todos los malos recuerdos de lo que sucedió
cuando eran niños en el sistema. La vida por la que rezaron, con sus
dos hijos y una niña, en la casa con la cerca blanca y la puerta roja,
rodeada de girasoles que plantó para ella... para hacerla feliz, para
hacerla sonreír, para hazle saber que era amada... ya no importa.
Nada de eso importa. No su lucha, no su batalla para superar toda la
mierda en su camino. Porque al final de su corta vida, no recordará
nada de eso, Harley. Ni a ella, ni a nosotros, ni a nadie. ¿Quieres que
te diga qué sucede después?
No sabía cómo responder, así que no dije nada.
—Su cuerpo va a olvidar cómo funcionar. No podrá caminar,
hablar, moverse... hasta que su corazón se olvide de latir, sus
pulmones se olviden de respirar y su cuerpo simplemente se
apague...
—Jackson...
—Entonces, ella morirá. Sin nada. Sin saberlo, ella se irá y nos
dejará a todos atrás. Vivió toda su vida para nada, Harley. ¿Lo ves?
¿Entiendes, ahora? Mi mamá se va a morir, y luego tendré que pasar
el resto de mi vida preguntándome… esperando el momento, el año,
el día… en que también me olvidaré de todo.
Me mordí los labios, tratando de mantener la compostura para él.
Pero no pude evitarlo, arrojé mis brazos alrededor de su cuello.
Necesitando que sienta mi calor.
Mi consuelo.
¿Mi amor?
Todo era tan confuso. Lo odiaba, pero en ese momento, no se
sentía de esa manera.
Todo lo que pude decir fue:
—Lo siento mucho, Jackson. Lo siento mucho.
Se tensó en mis brazos, pero no me importó. Lo abracé más y más
fuerte, mostrándole que estaba allí.
Para él.
Que siempre estaría ahí para él.

<>Jackson<>
Dejé que me abrazara.
Que estuviera ahí para mí...
Hasta que no pude respirar. Su presencia cercana me sofocaba.
—Suéltame—dije finalmente con la mandíbula apretada.
—Jackson, por favor...
—¡Dije, que me sueltes!
Ella saltó con sus brazos todavía alrededor de mi cuello.
Por supuesto, ella no escuchó.
Ella nunca escuchaba.
Agarré sus muñecas, arrancándola de mi cuerpo.
Mirándola a los ojos, dije con los dientes apretados.
—Tienes lo que viniste a buscar. Ahora márchate antes de que te
obligue.
—Jackson…
La. Besé.
Mis labios se estrellaron contra los suyos. Lo hice para callarla.
Para silenciarla.
¿En serio? ¿La besé para que se callara?
Apartando esos estúpidos pensamientos de mi mente, cerré los
ojos. Nuestras bocas permanecieron unidas por no sé cuánto tiempo,
el tiempo se detuvo. Yo nunca le diría esto, ella nunca lo sabría...
Pero también era mi primer beso.
Harley Jameson era mi primer beso.
Solo era para callarla. No la amaba. Ella ni siquiera me gustaba. La besé
para cerrar su ruidosa boca de culo. No había otra razón.
Yo la odiaba.
Con esos estúpidos pensamientos de nuevo, me alejé, apoyando
mi frente contra la de ella. Estrechando rápidamente la mirada, miré
profundamente a los brillantes ojos azules que estaban muy abiertos
y brillantes.
Me lamí los labios y saboreé sus lágrimas. Eran dulces y salados,
como ella.
Todavía estaba llorando cuando exhaló:
—Me robaste mi primer beso.
—No. —Negué con la cabeza—. Cash lo hizo. Esta fue la segunda
vez que intenté robarlo. —Me levanté abruptamente, dejándola allí.
Aturdida.
Sollozando.
Por mí.
Siempre pensé que la primera vez que la hiciera llorar sería la
mejor sensación del mundo, pero estaba equivocado. Muy
equivocado.
No me daría cuenta de esto hasta que fuera mucho mayor, pero
Harley eventualmente se convertiría en mi escape de la vida solitaria
que había creado. Esta no sería la primera vez que me salvara.
Excepto que, para cuando descubriera...
Cuanto significaba ella para mí...
Sería demasiado tarde.
Capítulo 12
<>Harley<>
25-4
Estimado Jackson “Rudolf” Pierce,
Te odio más que ayer. No solo me hiciste llorar, me robaste mi
primer beso. ¡Como el IMBECIL que eres! Remé anoche para
averiguar qué estaba pasando con tu mamá, y nunca usaría eso en
tu contra porque no soy malvada como tú.
Espero no contraer una enfermedad por el contacto de tus
labios cortados con los míos. Me alegro de que no me dejara una
cicatriz como todas las otras cosas terribles que me has hecho. Para
alguien que probablemente ha besado a todas las chicas de toda la
escuela, eres el peor besador de la historia. No lo disfruté, y no le
diré a nadie que me robaste mi primer beso.
Necesitas más práctica, porque tus labios eran duros, no suaves,
y dolía cuando los golpeabas contra los míos. No fue romántico ni
un recuerdo que recordaré alguna vez.
En mi mente, no sucedió.
Yo no lloro, NUNCA. Solo quiero que sepas que estaba
llorando por tu mamá, no por ti. Yo no lloro por los bravucones, los
pongo en tierra como mi papi.
Lamento que esto le esté pasando a tu mamá. Yo la amo. Lo odio
tanto como te odio a ti, y quiero que lo sepas también.
Chupa las pelotas más grandes de todas, Jackson Pierce.
Sin amor,
Harley
PD: Me quedé despierta la mayor parte de la noche
investigando la demencia en mi portátil. ¿Sabías que puedes
hacerte una prueba para saber si eres portador del gen? Porque
puedes portarlo. No es que me importe si te la haces o no. Solo
digo, si querías, existe. Imprimí toda la información para ti.
PD 2: Será mejor que no le digas a nadie que me robaste mi
primer beso, o patearé tus grandes bolas muy fuertes y no podrás
caminar bien durante toda la semana.
TE ODIO.

<>Jackson<>
25 de Abril
Estimada Harley “Gremlin” Jameson,
Nunca debiste haber venido anoche. No te quería, ni te
necesitaba allí. Solo te besé para cerrar tu ruidosa boca. No estaba
tratando de ser romántico, y si quieres fingir que no sucedió,
entonces tendré que besarte una y otra vez hasta que lo recuerdes.
Porque ahora es solo otra cosa tuya que me pertenece.
La mejor parte de anoche fue finalmente verte llorar. No puedo
esperar para hacerlo de nuevo. Intenta patearme en las bolas y
mira lo rápido que te meto la lengua en la garganta. Me aseguraré
de comer muchas cebollas y pepinillos antes, para que puedas
saborear mi odio por ti.
Acostúmbrate, Harley. Yo. Gano. Siempre.
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: Ocúpate de tus asuntos. No necesito que investigues nada
por mí. Realmente eres estúpida si crees que voy a leer toda esa
información. Todo lo que hiciste fue matar un montón de árboles.
Tengo mejores cosas que hacer que escuchar a una niña que es tan
tonta como parece.
PD 2: Ya le dije al equipo de football que te robé tu primer
beso, y toda la escuela lo sabrá al final del día. Eres mía para
lastimarte y jugar contigo. De nadie más. Mía. Ni siquiera tu
estúpido Cash McGraw puede alejarte de mí. Para cuando leas
esto, tus tontos amigos, también lo sabrán. Espero que Cash se dé
cuenta de que yo gano y él pierde, siempre.
Soy el jefe.
Soy. Tu. Dueño.
Y TE ODIO MAS.

<>Harley<>
11-10
Estimado Jackson “Imbécil” Pierce,
Hoy te odio más que ayer.
Han pasado seis meses desde que me enteré lo de tu mamá.
Sólo quiero saber cómo está ella. ¿Puedes al menos darme eso? La
tía Skyler dice que tiene más días buenos, que malos. Eso me hace
feliz por ella y tu familia.
No me siento mal por haberte pateado las bolas ayer, porque te
lo merecías por ser un imbécil. Te dije que no quería ir a nadar al
lago porque un profesional me secó el pelo para mi fiesta de
cumpleaños y no me escuchaste, ni te importó. Tus bolas pagaron
el precio. Espero que las hayas sentido en tu estómago. Noté que
no podías caminar bien en todo el día.
De nada. ☺
No puedo esperar para hacerlo de nuevo.
Sin amor,
Harley
PD: Si vuelves a intentar meterme la lengua en la garganta, le
diré a toda la escuela que me contagiaste mono y nadie te volverá a
besar.
PD 2: Encontré más investigaciones sobre las pruebas genéticas
y las imprimí para ti. Creo que deberías hacerlo. No porque me
importe, pero creo que le daría tranquilidad a tu papá. Hazlo por
él.
Todavía te odio.

<>Jackson<>
12 de octubre
Estimada Harley “Culo Entrometido” Jameson,
¿Cuántas veces tengo que decirte que te ocupes de tus propios
asuntos? Mi mamá no es asunto tuyo. No quiero hablar de eso,
especialmente contigo.
Han pasado seis meses desde que robé tu primer beso, y te he
besado siete veces desde entonces. Solo porque me sigues
pateando las bolas. Lo haces para que te bese. No soy un tonto
como tú.
¿Y adivina qué, Frutti? Un día te meteré la lengua en la
garganta, no podrás mantenerla cerrada para siempre. Entraré y
después estarás más obsesionada conmigo de lo que ya estás.
Además, deberías estar agradeciéndome. Te empujé al lago para
hacerte un favor. Te veías más rara de lo que normalmente te ves.
No necesitas que te arreglen el cabello profesionalmente y no
necesitas maquillaje, porque no puedes arreglar lo feo.
De nada. ☺
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: Tus amenazas no significan nada para mí. Dile a la escuela
lo que quieres. Soy el quarterback. Este pueblo me ama.
Incluyendo a todas las chicas. Probablemente harán fila solo para
poder decir que Jackson Pierce también les contagió mono.
PD 2: Ninguna cantidad de investigación me hará leer esa
información. Deja de matar árboles, Harley. No sabes nada,
especialmente lo que siente mi papá.
Todavía te odio más.

<>Harley<>
4-7
Estimado Jackson “El chico más testarudo” Pierce:
Hay un perro en el refugio de animales en el que soy voluntaria
este verano y me recuerda a ti. Es tonto como una piedra y se come
su propia caca. Lo llamé Rudolph porque se ve exactamente como
tú. Grandes orejas de elfo y nariz de botón. También actúa como
tú. Babea, huele mal, se tira pedos y emite gruñidos cuando no se
sale con la suya.
Mira, es como si estuviera hablando de ti.
Cree que es el alfa de la manada, y no importa cuántas veces le
diga que no sea un idiota, no escucha.
Es como si fueran gemelos.
Me mordió ayer porque le dije que no. Suena familiar, ¿verdad?
Sabía que estarías de acuerdo.
Espero que te haya gustado el esmalte rosa que pinté en tus
uñas mientras dormías en la casa club este fin de semana. Creo que
el rosa es realmente tu color. Nunca debiste tirar mi bolso al suelo
y pisar todo mi maquillaje y mis nuevos Jackson Blockers.
Ni siquiera me siento mal por haber dejado la caca de Rudolph
debajo de tu colchón. Jagger dijo que no podías averiguar de
dónde venía el olor a mierda...
Vino de mí.
De nada.
Sin amor,
Harley
PD: Ha pasado más de un año desde que me robaste mi primer
beso, y he decidido que voy a besar a Brody en el Festival del 4 de
julio esta noche. ÉL será oficialmente mi PRIMER BESO.
No tú.
PD2: No puedo esperar para besarlo. Le gusto, tal vez incluso
me ama. Él podría ser mi langosta. Y le dejaré meter su lengua en
mi garganta.
PD 3: Escuché a tu papá hablando con el tío Noah sobre cómo la
cagó. Sus palabras, no las mías. Dijo que tu mamá estaba allí y que
no había estado con ella en meses... No entiendo, pero ahora tu
mamá quiere quedárselo porque completará tu familia como
siempre quisieron.
¿Vas a tener un perro? Si es así, que adopte, que no compre.

<>Jackson<>
5 de julio
Estimada Harley “Intrusa de mierda” Jameson,
Parece que finalmente estás con tu verdadera familia. Un
montón de chuchos apestosos que no saben cómo controlarse.
Espero que Rudolph te haya mordido fuerte y bien. Tal vez ahora
contraigas la rabia y eso arregle lo que te pasa.
De nuevo, te hice un favor. ¿Cuándo me vas a agradecer? Solo
estoy cuidando a las personas que tienen que mirarte con
maquillaje, Gremlin. ¿Recuerdas a Greta, el Gremlin? Bueno, se ve
mucho mejor con maquillaje que tú.
En cuanto a los Jackson Blockers, eso fue solo una ventaja
adicional.
Por cierto, te perdiste un gran momento anoche en el festival. Es
una mierda que tu papá no te dejara salir. Shiloh dijo que no
entendías cómo tu viejo descubrió que le “gustas” a Brody.
Vino de mí.
De nada.
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: No importa cuantas veces me digas que no fui tu primer
beso. Lo fui y no hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
PD 2: La lengua de Brody estaba definitivamente en el fondo de
la garganta de Dixie. Estaba poniendo todo allí. Escuché que
fueron a la segunda base. Ya que ni siquiera tienes tetas, puedo ver
por qué eligió a alguien que realmente parece una chica.
PD 2: METETE EN TU PROPIO MALDITO ASUNTO.
Si alguna vez consigo un perro, será de raza pura y se lo
compraré a un criador privado. ¿Por qué? Porque son mejores. Al
igual que yo lo soy comparado contigo.

<>Harley<>
24-2
Querido Jackson “Todavía te odio” Pierce,
Felicidades por tu nueva hermanita.
Sé que fue muy difícil para tu mamá y tu familia tenerla, pero
los bebés siempre son una bendición. Era lo que tu mamá también
quería. Aunque los médicos, los especialistas y tu papá dijeron que
no era una buena idea, ella quería completar tu familia.
Es lo que hacen las mamás. Sus hijos siempre son lo primero,
pase lo que pase, y tu madre no es diferente. La tía Skyler me dijo
que tu mamá dijo que quería dejar a tu papá con los niños que
siempre quisieron. La niña con la que siempre soñaron. Ella cree
que Dios también lo quiso así.
Te digo esto porque sé que estás molesto porque el nacimiento
de Journey está haciendo que tu mamá se vaya más rápido, pero no
es su culpa. Ni siquiera es de tu padre. Fue su elección, Jackson. Vi
cuánto luchó contra todo. No había forma de decirle que no iba a
tener a tu hermanita.
Tus padres son langostas. Se aman como la Bella y la Bestia.
Siempre serán almas gemelas. En caso de que no lo supieras, es
verdad. No importa si está viva o se ha ido, siempre vivirá en los
corazones de todos.
Por favor, no lo olvides.
Me encanta el nombre Journey. Ayer pude abrazarla. Es el
tercer bebé que he cargado, además de mis hermanos. Es tan
pequeña y huele tan bien. No sé cómo está relacionada contigo,
porque ella es genial y tú apestas mucho.
Quiero que sepas que todavía te odio con todo mi corazón y mi
alma. Eres malvado hasta la médula, Jackson Pierce. Pero si alguna
vez necesitas a alguien con quien hablar o a quien gritar... aquí
estoy.
Solo no me hagas llorar o le enseñaré a Journey cómo patearte
los huevos, y luego tendrás dos chicas que serán dueñas de tus
pelotas.
Sin amor,
Harley
PD: Tu mamá está en mis pensamientos y oraciones.
Por primera vez en más de dos años, Jackson no me respondió.
No me di cuenta de esto hasta que fui mayor, pero lo que sucedió
después en su vida lo cambió de una manera que nunca vi venir.
Pasó del chico que siempre odié, al chico del que a la larga...
Me enamoraría perdidamente.
Capítulo 13
<>Jackson<>
Pasado: doce años

Con mi hermano, nuestro padre y mi hermanita de un mes en


mis brazos, caminamos hacia la habitación que se había convertido
en el hogar de la mujer que conozco desde hace más tiempo. No
quedaba nada de mi madre, nuestra madre, su esposa.
Journey se lo había llevado todo.
La abracé con más fuerza, necesitándola ahora más que nunca.
Durante todo el tiempo que mi madre estuvo embarazada, odié a
Journey tanto como a Harley.
Sin embargo, en el momento en que la vi durmiendo en la sala de
recién nacidos del hospital, me abofeteó la cantidad de amor que
inmediatamente sentí por ella. Excepto que no fue hasta que la
colocaron contra mi pecho que sentí, que vi, que supe...
Que mi madre viviría a través de ella.
Journey Pierce era su legado, e instantáneamente entendí por qué
estaba tan convencida de tenerla. Ella completó nuestra familia,
cuando mi madre la estaba destrozando.
Sin calidez.
Sin felicidad
Sin nuestra madre.
El pasillo era largo y angosto, haciéndonos sentir como si
estuviéramos caminando en el corredor de la muerte. Supongo que
en cierto modo lo hacíamos. Nada sería igual después de esto.
Ni nuestro futuro.
Ni nuestras vidas.
Ni nuestros corazones.
Ésta era nuestra muerte.
Nuestro último adiós.
A una mujer que ya había muerto mentalmente a los pocos días
de dar a luz.
Las palabras, las lágrimas, los sentimientos no cambiarían el
resultado y me negué a admitir que la mujer que yacía allí era mi
madre. Ella no querría que la recordara de esa manera. Irreconocible,
una persona frágil que se consumía hasta quedar en nada mientras
su cuerpo comenzaba a apagarse. Tenía que recordar que estaba
haciendo esto por Journey, ella merecía verla por última vez.
Aunque, me estaba matando por dentro.
Cada paso, cada zancada, cada minuto que pasaba, perdía más y
más aire, más y más voluntad, más y más vida.
Hasta la última parte de mí dolía, palpitaba.
Yo estaba allí, pero no estaba.
Posiblemente estaba perdiendo la cabeza también.
Mi padre no mostró ninguna emoción como una muestra de
fuerza, pero no me engañaba. Sabía que ésta era su peor pesadilla
desarrollándose frente a él. Mi madre era su todo.
Habría cambiado de lugar con ella en un segundo si hubiese
podido. Yo sabía su verdad como aún sabía mi nombre.
¿Cuánto tiempo tenía? ¿Cuándo iba a perder la memoria y terminar
aquí también?
Preguntas interminables pasaron por mi cabeza, sintiendo una
intensa cantidad de miedo.
Por mí.
Por ella.
Por mi familia.
Cuanto más nos acercábamos a su habitación, más claro se volvía
el final para todos nosotros de la misma manera.
La bilis subió al fondo de mi garganta, pero la tragué.
Seguí moviéndome, dando pasos, avanzando. No quedaba nada
detrás de mí. Solo los recuerdos que se desvanecían gradualmente a
medida que nos acercábamos a ella.
Ver su rostro.
Oír su voz.
Sentir su amor.
Era lo que me ayudaba a superar esto.
—Jackson, mi chico dorado. Eres lo mejor que me ha pasado. ¿Lo sabes?
¿Sabes cuánto te amo? Eres mi bebé. Siempre serás mi bebé.
Recuerdo tras recuerdo atacaban mi mente.
—Estoy tan orgullosa de ti. Eres como tu padre. De mis dos hijos, tú
eres el que más se parece a tu padre.
Su amor por mí brilló ante mis ojos.
—Puedes hacer lo que te propongas, Jackson. Quieres ser una estrella de
football, un cirujano, caminar sobre la luna... puedes hacerlo. Porque eres el
chico más inteligente con el futuro más brillante. Nunca olvides eso.
Lo bueno...
—Siempre estaré aquí para ti.
Lo malo...
—No sé por qué está pasando esto, cariño. Desearía poder decirte.
Desearía tener respuestas, pero no las tengo. Todo lo que te puedo decir, es
vive tu vida, Jackson. Vive tu vida como si nada me hubiera pasado. ¿Me
escuchas? ¿Me estás escuchando? Necesito que te liberes de mí. Vive. Ama.
Ríe. Se feliz. No importa el resultado.
Lo feo...
—¡No sé quién eres! ¡Te odio! ¡No quiero volver a verte! ¡No soy tu
mamá! ¡No soy tu nada!
Cada recuerdo era peor que el anterior.
—¡Sáquenlo de mi habitación! ¡Vete y nunca vuelvas! ¿Quién eres?
¿Qué quieres conmigo? no tengo hijos ¡No tengo familia!
Hasta el último recuerdo que tenía de ella antes de perderla por
completo.
—Te ves bien sosteniendo a tu hermanita, Jackson. Ya puedo decir que te
va a tener envuelto alrededor de su dedo meñique.
—Mmmjá...
—Bebé, por favor, mírame. Por favor...
Negué con la cabeza.
—No puedo.
—¿Por qué?
—Porque eso siempre te aleja de mí.
—Oh, Jackson...
Ella me tomó en sus brazos, abrazándonos con tanta fuerza, que no
quería alejarme de su lado. Esta sería la última vez que me abrazaría. El
último abrazo que recibiría de alguien. Nunca dejaría que otra persona se
acercara tanto a mí.
—Te amo, cariño. Te quiero mucho. Por favor, dime que lo sabes.
—Mmmjá...
—Prométeme que sabes que siempre viviré en tu corazón.
No dije una palabra.
—Prométemelo.
—¿Cuál de vosotras? ¿La mujer que me crio o la mujer que no me
recuerda?
Ella se echó a llorar.
—Lo siento—dijo llorando—. Lo siento mucho por todo lo que te he
dicho o hecho. No soy yo. Te lo juro, no soy yo.
Me aparté, mirándola profundamente a los ojos.
—Ya no sé quién eres. Ni siquiera puedo llamarte mamá porque es tu
mayor desencadenante. Lo pierdes conmigo cada vez.
Pude ver a través de su mirada que ella sabía que yo tenía razón.
—Te amo. Siempre serás mi bebé con brillantes ojos azules. Vas a ser
como tu padre, nunca como yo—dijo ella simplemente.
—Tú no sabes eso.
—Hazte la prueba, Jackson. Hazla para tu tranquilidad.
—No puedo.
—¿Por qué?
—Porque todavía no estoy listo para renunciar a mi vida.
—Doctor Pierce—le dijo el médico a mi papá, llevándome de
vuelta al lugar y tiempo presentes—. No le queda mucho tiempo.
Sus órganos se están apagando por completo.
Lo vi, claro como el día.
Nuestro padre quería morir junto con ella.
—Su demencia se ha hecho cargo por completo. Lo siento mucho,
doctor Pierce—le informó la enfermera, rompiéndole el corazón de
nuevo.
No importaba cuántas veces alguien hablara de su enfermedad,
era como una bala en el alma todas y cada una de las veces.
¿Cómo podría seguir sin ella?
Cuando todo lo que hizo fue vivir por ella.
—Podéis entrar primero, chicos—dijo en un tono neutral.
Ambos asentimos, manteniéndonos fuertes por nuestro padre.
Cuando todo lo que queríamos hacer era desmoronarnos con él.
Tan pronto como nos vio cruzar la puerta, sonrió débilmente,
mirándonos. Era evidente en sus ojos cansados que no tenía idea de
quiénes éramos.
—Hola, Bailey—saludó Jagger, apenas manteniendo la
compostura.
p
No era tan fuerte como yo y papá, sabía que él iba a perder la
cabeza. Era solo cuestión de tiempo antes de que no pudiera
contenerlo por más tiempo.
No dije una palabra. Ni siquiera creo que estuviera respirando
mientras la miraba con tanto amor y odio a la vez.
—Te ves muy bonita hoy. ¿Quieres que te cepille el pelo?—
preguntó mi hermano.
Ella no dijo nada, ni siquiera se movió. Había muy pocas palabras
que aún podía decir. La demencia le había quitado casi por completo
el habla. Estaba perdida dentro de sí misma, mirando hacia el
espacio donde ya no éramos su escape.
—¿Podemos tomarnos una foto contigo?—preguntó Jagger, con
lágrimas en los ojos.
De la nada, solté:
—Ella no puede hablar contigo. Ni siquiera sabe quién carajo
somos. Ni siquiera sabe que estamos aquí.
—Jackson—gruñó papá.
—¿Qué? —Dirigí mis ojos hacia él—. Es la verdad. ¿Por qué
estamos aquí? Esto es jodidamente inútil.
—Jackson, solo dale un respiro a papá. No es su culpa que esto
sucediera. Ni siquiera es de ella—enfatizó Jagger, señalándola.
—Supongo que deberíamos tratar de recordar eso. Oh, espera...—
dije con tono de sorna—. Es posible que tampoco tengamos nuestra
memoria en unos años.
No había nada que nadie pudiera decir a eso. Era nuestra
realidad y verdad.
—¿Podemos simplemente tomar una foto? Journey merece tener
una foto con mamá.
—Sí lo que sea. —Puse los ojos en blanco, apretando la
mandíbula. Tratando de mantener mi mierda junta—. Podemos
fingir que le importamos un carajo.
—¡Dios, Jackson! ¿Puedes parar? ¿Por el bien de nuestra
hermana?
Estaba tan enojado...
Con ella.
Con mi padre.
Con el maldito mundo.
No podían ayudarme. Ni siquiera podían ayudarse a sí mismos.
Jagger se inclinó con su teléfono frente a él, y yo seguí su ejemplo
con Journey todavía en mis brazos mientras rápidamente tomaba
una foto. Pero a diferencia de mí, Jagger se quedó a su lado.
Yo no quería tocarla.
Verla.
O sentirla.
Dolía demasiado.
Papá y yo vimos cómo Jagger se inclinaba para besar su cabeza,
dejando que sus labios se demoraran unos segundos.
Con lágrimas corriendo por su rostro, le susurró algo al oído que
la hizo parpadear y cerrar los ojos mientras continuaba teniendo un
momento privado con ella.
Negué con la cabeza, espetando con enojo:
—A la mierda con esto. —En dos zancadas, estaba saliendo de la
habitación con Journey en mi cadera, pero papá me agarró del brazo
libre y me detuvo.
—Sé que estás enojado—expresó, mirándome a los ojos—. Lo
entiendo, ¿está bien? Pero no quieres hacer esto. Confía en mí,
Jackson, si sales de aquí y no le dices adiós a tu madre, te perseguirá
para siempre. Y no quiero eso para ti. Por favor, hijo, despídete de tu
madre.
—¿No lo entiendes? Ella no está aquí para despedirse. No queda
nada de la mujer que me amó, me crio, que me dijo que siempre
estaría aquí para mí. ¡Ya se fue!—rugí, arrancando mi brazo de su
agarre, asintiendo hacia su cama.
Mi mirada de furia.
Mi rabia.
Permaneció sobre ella, queriendo mirarla por última vez.
Este era el momento que recordaría más tarde y me arrepentiría
profundamente. Si hubiera sabido entonces lo que sabía ahora, la
habría abrazado, le habría demostrado cuánto la amaba, le habría
dicho cuánto significaba para mí, cuánto significaría siempre.
Bastó una decisión para cambiar el curso de mi vida. Una
decisión para joderlo todo y fue una cadena perpetua para mí.
Ese día puse el clavo en mi ataúd.
No me despedí de mi madre, sin darme cuenta de que nunca
tendría una segunda oportunidad para hacerlo bien.
Permitiendo que mis emociones obtuvieran lo mejor de mí, dije
con convicción:
—Esa no es mi madre. No sé quién es. —Antes de que pudiera
cambiar de opinión, me giré abruptamente y los dejé allí. Apenas
doblé la esquina antes de apoyar la espalda y la cabeza contra la fría
pared de azulejos. Necesitaba el apoyo para sostenernos a mí y a mi
hermanita cuando escuché a Jagger llorando desconsoladamente.
—Shhh...—murmuró papá—. Shhh... Te tengo, hijo. Te tengo.
¿Quién me iba a sostener? ¿Quién me tenía?
—¿Por qué está pasando esto? ¿Por qué, papá, por qué?
—Ojalá lo supiera, Jagger. Ojalá lo supiera.
—¿Adónde va a ir? Sabes que odia estar sola, papá—sollozó—.
Ella lo odia tanto—.
Ella lo odiaba. ¿Quién iba a protegerla ahora? Cuando estuviera
realmente sola.
—Shhh... está bien... está bien... mira, Journey necesita que seas
fuerte. Sé el chico fuerte que criamos.
Él respiró hondo y yo miré a Journey, que estaba completamente
despierta, mirándome. Ella no tenía idea de lo que estaba pasando.
Sus ojos me recuerdan mucho a los de mi madre.
—Irá a un lugar mejor, donde no tendrá ningún dolor. Donde
todavía sabe quién es y puede cuidarte—mintió papá. Él no sabía
eso.
Nadie lo sabía.
—¿Lo prometes?—preguntó Jagger, pero no escuché su
respuesta.
¿Por qué? Porque él también sabía que era una mentira.
—Te amo, papi.
—Yo también te amo, Jagger. Tú, Jackson y Journey sois todo lo
que siempre quisimos. Te lo juro.
Jagger respiró hondo, y se compuso antes de que yo lo viera
caminar por el pasillo. Dejando a papá solo con lo que quedaba de
su esposa.
Su belleza.
Todo su mundo estaba en esa habitación.
Parpadeé y una vez más estaba de pie junto a la puerta de su
habitación. Viéndolo sentado en el borde de su cama, agarrando su
mano.
Y por primera vez en mi vida...
Vi a mi héroe, perder su batalla. La guerra para dejarla ir.
Se encorvó, apoyó la cabeza sobre su pecho y se soltó. Llorando
como un bebé recién nacido. Mi pecho latía con fuerza y mi garganta
ardía, sintiendo todo su amor y devoción por ella.
Aspiró aire que no estaba disponible para tomar.
Las lágrimas se deslizaron de mis ojos, asustado por él.
Por ella.
Por nosotros.
Cuando su mano comenzó a frotar perezosamente su espalda,
ambos nos congelamos de repente.
—¿Belleza?—dijo con voz áspera, alejándose para mirarla a los
ojos.
No había expresión en su rostro, ningún recuerdo en su mirada,
pero aun así se sentía como si ella pudiera estar allí con él.
—Estoy caaaannnssssaaaaddddaaaaaaa.
Él acarició su mejilla pálida.
—Lo sé, bebé, lo sé.
—Duuueeerrrmmmeeeee ahhhoooorrraaaaaa.
Cerré los ojos, tenía que hacerlo. Se me estaba hundiendo el
pecho. Mi mundo se derrumbaba sobre mí.
En dos segundos, estaba recostado contra la pared de nuevo,
excepto que esta vez me deslizaba hacia abajo, sosteniendo a
Journey, firmemente contra mi roto corazón.
Incapaz de sostenerme por más tiempo.
—Quuueeeedddaaattteee aaaqqqquuuiiii—fueron las últimas
palabras que la escuché decir.
—Siempre estaré aquí para ti, Bailey. Sin importar qué. Siempre
seremos tú y yo contra el mundo, Bay. Siempre.
Me quedé allí mismo.
No me moví, ni un centímetro.
Hasta que tomó su último aliento.
Hasta que todas las máquinas a su alrededor se volvieron locas.
Hasta que falleció...
Pero no fue hasta que escuché a mi padre murmurar:
—Llévame contigo, Bay... por favor, llévame contigo.
Que me di cuenta de que me sentía de la misma manera.
Capítulo 14
<>Harley<>
Pasado: once años

—¿Alguien más quiere decir algo?—preguntó el ministro en el


funeral de la tía Bailey.
Me puse de pie en el banco y los ojos de todos se volvieron hacia
mí. Palmeando los costados de mi vestido negro, asentí.
Mis ojos se conectaron rápidamente con la mirada de Jackson,
que estaba sentado en el primer banco, cuatro filas por delante de
donde estaba sentada mi familia. Rápidamente, subí al podio por el
pasillo lateral de la silenciosa iglesia. El único sonido era el
chasquido de mis tacones, haciendo eco con el ritmo de mi acelerado
corazón.
Solo tenía una oportunidad en esto, no quería estropearlo. Una
vez que estuve de pie frente a todos, respiré hondo, mirando por
encima de la multitud de rostros empapados de lágrimas. Tratando
de ordenar mis pensamientos sobre lo que quería decir. Realmente
no pensé en esto, todo lo que sabía era que tenía que decir algo.
Por él.
El chico que todavía odiaba más.
Los ojos secos de Jackson me miraron entrecerrados, esperando,
anticipando lo que posiblemente tenía que decir en un momento
como éste. Todavía no lo había visto llorar, lamentarme por la
pérdida de la persona más importante de su vida mientras se
sentaba allí con su hermanita junto a Jagger, que era un desastre.
Incluso después de todas las amables palabras que todos estaban
expresando sobre su mamá y la iglesia llena hasta el borde de la
gente, no había derramado ni una lágrima.
Con mi mirada dirigida únicamente a él, hablé desde el corazón.
—Conozco a la tía Bailey desde el día que nací. No tiene
parentesco consanguíneo, pero eso no importa. Era mi tía. Los Pierce
son nuestra familia.
Jackson levantó la cabeza más alto, todavía solo se concentraba en
mí con una expresión en blanco en su rostro. En ese momento, no
pude evitar notar que su traje negro lo hacía parecer mayor. No se
parecía al chico que había conocido toda mi vida. Más como el
hombre que acababa de perder a su madre.
Por el rabillo del ojo, vi a mi mamá y a mi papá asintiendo para
que continuara.
—La tía Bailey era única. Era hermosa, elegante, inteligente. Su
sonrisa iluminaba una habitación, su risa era contagiosa y siempre
olía a girasoles frescos. Era una de las mujeres más fuertes que he
conocido. Su amor y devoción por su familia, sus amigos, su esposo
y sus hijos fueron inspiradores. Ella fue una segunda madre para
todos nosotros, así es como era. —Me encogí de hombros—. Uno de
los mejores recuerdos que tengo con ella fue cuando pasé la noche en
su casa porque mamá tenía a mi hermanito Owen en el hospital. La
luz de noche que traje conmigo de mi habitación se rompió—dije a
medias la verdad.
Jackson la había roto, pero no pensé que fuera el momento
adecuado para recordarles a todos lo mucho que apestaba.
—La habitación de invitados en la que estaba durmiendo estaba
súper oscura, y juro que podía escuchar voces. Después de encontrar
el coraje para salir corriendo de la habitación, corrí directamente a la
habitación de la tía Bailey. Llamé tan fuerte a la puerta que me
sorprendió que no se cayera de las bisagras. Verán, odio la
oscuridad. Incluso hasta el día de hoy, me aterran las habitaciones
oscuras. No entro en ellas, no duermo en ellas, para mí no existen.
Jackson lo sabía. ¿Por qué? Porque Jackson sabía todo sobre mí.
Lo hizo para poder torturarme.
—Cuando la tía Bailey abrió la puerta, salté a sus brazos.
Envolviéndolos con tanta fuerza a su alrededor que no creo que ella
pudiera respirar. —Me reí entre dientes, recordando cómo
instantáneamente me devolvió el abrazo.
Los ojos de Jackson todavía no habían dejado mi cara, como si
estuviera reviviendo ese tiempo conmigo.
—Tuve un colapso, balbuceando todo tipo de cosas sobre
monstruos y Freddy Krueger, y el tipo que vive debajo de la cama
que siempre está tratando de atraparme.
Todos se rieron y yo sonreí recordando la noche como si hubiera
sido ayer y no hace años.
—La tía Bailey no me hizo sentir como si fuera una cobarde o un
gato asustado. Me dijo que también le tenía miedo a la oscuridad.
Regresamos juntas a mi habitación y ella se quedó conmigo toda la
noche, frotándome la espalda y el pelo. Cuando me desperté a la
mañana siguiente, no solo ella seguía conmigo, Jackson y Jagger
también estaban en la cama.
Creo que vi que los ojos de Jackson se llenaron de lágrimas, pero
tan pronto como aparecieron las lágrimas, parpadeó para apartarlas.
Haciéndome pensar que me lo imaginé.
—Ese era el poder del amor de la tía Bailey—continué—. Reunía
a las personas, que naturalmente gravitaban hacia ella. Incluso
aunque se odiaran.
Todos lloraban, mientras yo luchaba por contener las lágrimas,
inclinando la cabeza para evitar que salieran.
—Ese es el tipo de mujer que era. Y la voy a extrañar mucho. Ella
vivirá para siempre en mi corazón, y sé que estaría feliz de que hoy
celebremos su vida y no lloremos su muerte. —Recuperé la
compostura antes de mirar hacia atrás.
Mirándonos a los ojos con Jackson otra vez.
Su mirada nunca abandonó mi rostro mientras me dirigía hacia
su padre. Envolví mis brazos alrededor de él, queriendo que sintiera
mi tristeza por ellos.
El tío Aiden besó la parte superior de mi cabeza, susurrando:
—Bailey siempre dijo que quería una niña como tú. Journey tiene
grandes zapatos que llenar, Harley.
Lo abracé más fuerte y Jagger se unió. Jackson no se movió del
lugar donde estaba sentado.
Articuló:
—Todavía te odio.
No le presté atención y volví a mi asiento. Papá me atrajo a su
fuerte abrazo, besando también la parte superior de mi cabeza.
—Estoy orgulloso de ti, bebé—dijo arrastrando las palabras.
Le sonreí y luego continuamos escuchando mientras varias
personas compartían un recuerdo amoroso de la tía Bailey. Tío
Aiden, Tío Noah, Tía Skyler, Jagger...
Mientras Jackson seguía sin decir una palabra.
Durante el resto del funeral, simplemente se sentó allí, sin
expresión en su rostro, sin sentimiento en sus ojos, sin emoción
alguna. Casi como si él ni siquiera estuviera allí.
—¿Jackson va a estar bien?—pregunté, entrando en la cocina de
los Pierce más tarde esa noche.
Pasamos el resto del día en su casa, rodeados de familia.
Tratando de estar allí para ellos de todos los modos que pudiéramos.
Aunque, desde el instante en que Jackson pisó su casa, fue directo
a su dormitorio y no salió. Incluso cuando el tío Noah entró allí para
ver cómo estaba. También estaba pasando por un momento difícil
con la muerte de Bailey, ya que ella era como una segunda madre
para él.
Esto no fue fácil para nadie.
Ella era una persona fundamental para muchas personas.
La expresión en el rostro de mi madre no me tranquilizó en lo
más mínimo.
—Lo estará, cariño, con el tiempo.
—El funeral fue hermoso. Creo que a la tía Bailey le hubiera
encantado. Especialmente todos los girasoles con los que la dejamos
descansar en el cementerio.
—Yo también lo creo, Harley—coincidió la tía Skyler. Ella me
miró—. Hiciste un gran trabajo en tu discurso, cariño. El tío Noah
estaba muy orgulloso de ti.
—Traté de decir lo que estaba sintiendo.
—Esos siempre son los mejores discursos.
De la nada, vi caer algo del techo.
¿Era eso una taza?
Retrocedí, pasando desapercibida. Antes de saber lo que estaba
haciendo o dónde estaba parada, estaba en la puerta del dormitorio
de Jackson.
—¿Jackson?—llamé, golpeando suavemente.
Sin respuesta.
—Jackson, ¿estás ahí?
Aún sin respuesta.
Mi mano giró el pomo y asomé un ojo en su espacio, en caso de
que estuviera...
No sé, desnudo.
Nadie quiere ver eso.
—¿Dónde estás?—me dije a mí misma, encontrando su
habitación vacía.
Olía como un trasero gigante.
¿Cómo viven así los chicos?
Había un desastre por todas partes: zapatos, ropa, equipo de
football, incluso la chaqueta del traje que llevaba puesto hoy, sobre
su cama sin hacer.
Caminé como si una bomba estuviera a punto de estallar,
manteniendo los ojos bien abiertos en busca de trampas explosivas
j p p
en el camino. Confía en mí, si me encontraba en su habitación, él
estallaría en mi cara.
Después de mirar por la ventana, lo busqué en la oscuridad.
—¿Jackson?
—Mierda, realmente eres Nancy Drew.
Salté asustada, golpeándome la cabeza contra el riel de la
ventana.
—¡Ay!
—Te lo mereces por husmear.
Siguiendo el sonido de su voz, lo encontré sentado en el techo. Su
camisa de vestir estaba medio desabrochada y su corbata colgaba
suelta alrededor de su cuello. Su cabello estaba revuelto como si se lo
hubiera estado tirando, sin embargo, fueron sus ojos los que más me
sorprendieron.
Él había estado llorando.
¿Era por eso que estaba allí solo?
—Has estado llorando—solté lo que estaba pensando.
—No me jodas, Capitán Obvio.
—Umm... debería... quiero decir... tú…
—No, entrometida, ya estás parada ahí. Sólo sube aquí.
—¿Cómo?
—Pensaba que Harley podía hacer cualquier cosa que yo pudiera
hacer.
Lo fulminé con la mirada y asintió hacia la rama del árbol sobre
mi cabeza.
—Estoy usando un vestido.
—No es nada que no haya visto antes. ¿Recuerdas? ¿Hora del
baño?
—Teníamos como dos.
—Y hay evidencia fotográfica.
—Eres un bicho raro.
—Teniendo en cuenta que tu cuerpo aún no ha cambiado desde
entonces, no hay mucho que ver.
Lo miré de nuevo, y él puso los ojos en blanco, alcanzando mi
mano.
Me mordí el labio, debatiendo.
—¿Qué pasa, niña? ¿No confías en mí?
Suspiré, rindiéndome.
—Si me sueltas la mano, Jackson Pierce, te odiaré para siempre.
Él sonrió.
—No me tientes, Harley. —Inclinándose aún más hacia mí,
instruyó—. Párate en el alféizar de la ventana y agarra mi mano. Yo
me ocuparé del resto.
—No puedes cargarme hasta allí.
—Cargo chicos que pesan cuatro veces más que tú en el football.
¿Ahora vas a escuchar, o simplemente seguirás siendo un dolor en
mi trasero?
—Bien, pero te juro…
—Sí, sí, sí... ya lo sé. Vamos.
Hice lo que me dijo y él cumplió con su parte del trato. En menos
de unos segundos, me estaba arrastrando hasta el techo como si no
pesara nada.
—Oh, eres fuerte. ¿Quién lo hubiera pensado? —Miré alrededor
—. Guau. Es hermoso aquí arriba.
—He estado viniendo aquí desde que podía caminar.
—Siempre supe que fuiste adoptado del zoológico.
—Solía subir mucho aquí, mamá tuvo que instalar un candado de
seguridad para que ya no pudiera salir aquí.
—¿Tal vez tu verdadera familia es una manada de gorilas? —
Asentí—. Eso tiene sentido.
—Siéntate antes de que te tire, Gremlin—ordenó en un tono
burlón.
Asentí de nuevo, sentándome justo a su lado.
—Entonces... ¿qué haces aquí arriba?
—Pensar.
—¿Sobre?
No lo pensó dos veces, vomitando
—Cuánto te odio.
Capítulo 15
<>Harley<>
—Nada nuevo. ¿Qué otra cosa?—repliqué, imperturbable por sus
palabras.
—Vida.
—¿Qué pasa con eso?
—¿Viniste aquí para ser Chatty Kathy3?
Me encogí de hombros.
—Tal vez necesites alguien con quien hablar.
—¿Alguien? ¿O tú?
—¿Eso importa?
—Ahora no.
—Jackson, sé que nos odiamos, pero eso no cambia el hecho de
que soy buena escuchando. No necesito hablar.
—¿Qué quieres que te diga, Harley?
—No sé. Estás aquí llorando solo, así que obviamente tienes
mucho que decir.
Me miró con los ojos entrecerrados, arqueando una ceja.
—La noche que corriste a la habitación de mi mamá, las voces
que creías escuchar, era yo. Puse un walkie talkie debajo del colchón.
Mi boca se abrió y le di un puñetazo en el brazo.
—Golpeas como una niña.
Le di un puñetazo de nuevo.
—¡Eres un idiota! No he podido dormir en esa habitación desde
entonces.
—No quería que durmieras aquí en primer lugar.
—Lo que sea. Estabas durmiendo a mi lado cuando me desperté.
—Eso es porque eres una acaparadora de cama. No había otro
lugar adónde ir.
—Entonces, ¿por qué estabas allí, si no me querías aquí?
Sin responder a mi pregunta, su mirada se movió hacia arriba
mientras se reclinaba. Acostado completamente en el techo. No
esperé mucho para unirme a él.
Miramos el cielo salpicado de estrellas, la luna brillando sobre
nosotros, por no sé cuánto tiempo. Me sorprendió que no fuera
incómodo entre nosotros como pensé que sería. No es que estuviera
pensando en estar a solas con él o algo así. El silencio era
reconfortante, probablemente porque Jackson no estaba abriendo su
bocaza y siendo el matón que siempre era conmigo.
Se sentía... natural.
Jadeé levemente cuando sentí sus ásperos dedos presionar contra
los míos, muy levemente.
—La escuela era una de las cosas más importantes para ella, y ni
siquiera me verá graduarme. No me llevará a la universidad como
todos los otros molestos padres que dejan a sus hijos, llorando
porque sus bebés ya crecieron. Puedo imaginarlo en mi cabeza, ella
parada allí, despidiéndose con lágrimas en los ojos, pero nunca me
sucederá a mí. Se ha ido y no va a volver. —Hizo una pausa,
ordenando sus pensamientos—. Journey no la recordará en absoluto.
Ni su olor, ni su tacto, ni el sonido de su risa o su voz. Ni siquiera
conocerá su sonrisa.
—Siempre iluminaba la habitación—intervine, tratando de
ignorar sus dedos encallecidos que comenzaban a acariciar el dorso
de mi mano.
¿Qué estaba pasando?
—Creo que debería sentirme afortunado de haber tenido el
tiempo que tuve con ella, pero no lo estoy. Estoy jodidamente
enojado. Siento que me han engañado. Como si Dios me estuviera
jugando una broma cruel por ser tan malo. ¿Qué es eso que se dice?
¿El karma es una perra? No es justo. Nada de esto es jodidamente
justo.
—Tienes razón. No es jodidamente justo. Nadie se merece esto.
Ni siquiera tú, Jackson.
Sus dedos se entrelazaron con los míos, y antes de darme cuenta,
estaba sosteniendo mi mano. Tragué saliva, fingiendo que su toque
no me estaba afectando.
¿Por qué estaba sosteniendo mi mano?
—No tenías que subir allí hoy y compartir ese recuerdo, pero
estaría mintiendo si dijera que no me alegra que lo hayas hecho. Me
había olvidado de esa noche. En los últimos cinco años, siento que
me he olvidado de muchas cosas y me hace pensar que también
estoy perdiendo la cabeza.
Mis ojos se abrieron ampliamente. Sus palabras me sorprendieron
de una manera que nunca esperé. Esto era lo máximo que me había
hablado sobre algo personal. Una gran parte de mí quería que
siguiera dejándome entrar. Me quedé allí asombrada, esperando a
que dijera más.
¿Por qué quería que me dejara entrar? Lo odiaba.
—No quiero enloquecer, Harley. No quiero ser como ella—
susurró, tan bajo que apenas pude escucharlo—. Ella es mi madre, la
mujer que me dio la vida, y no quiero ser como ella. ¿Tienes idea de
lo difícil que es eso?
—Puedes hacerte la prueba…
Me apretó la mano.
—No.
Girando la cabeza, miré un lado de su cara.
—¿Por qué me tomas de la mano, Jackson?—le pregunté
cambiando de tema.
Nuestros ojos se encontraron cuando giró la cabeza, sonriendo.
—Tú estás sosteniendo mi mano.
—Tú sostuviste la mía primero.
—Me gusta tener tus primeras veces, Harley.
—¿Por qué?
—¿Por qué no?
Mis cejas bajaron, mirándolo intensamente.
—¿Te gusto?
—¿Quieres que yo te guste?
—No.
—¿No?
—¿Estás jugando conmigo en este momento?
—¿Se siente como si lo hiciera?
—No vas a responder a ninguna de mis preguntas.
—No estás respondiendo a ninguna de las mías.
¿Por qué los chicos son tan raros?
—¿Qué es eso?
—¿Qué es qué?
—Eso. —Señaló con la cabeza el broche en mi vestido.
—Oh. Mmm… tu mamá me lo dio.
Rápidamente se sentó, soltando mi mano en el proceso, e
instantáneamente sentí la pérdida de su calor.
Me eché hacia atrás cuando sus manos fueron a mi pecho.
—¿Qué estás haciendo?
—Relájate, Gremlin. No estoy tratando de tocar tus pechos. No
tienes ninguno.
—Te odi…
Iba a por el alfiler, buscando a tientas. Lo abrió y me lo quitó.
—¡Oye! ¡Eso es mío!
—No, en realidad es mío.
—No, tu mamá me lo dio.
—No era de ella para dártelo.
—Jackson, es una Harley con un girasol. Yo soy Harley y ella es el
girasol.
—No, la Harley significa aventura y el girasol es mi mamá. Lo
que significa es que mi mamá estaría conmigo en el viaje. Ella me dio
esto hace años.
—Bueno, ella me lo dio el año pasado.
—¿Qué más te ha dado?
Fruncí el ceño ante su pregunta, pero inmediatamente traté de
ocultarlo.
—¿Qué fue eso?
—¿Qué? —Alcancé el broche, ignorando su pregunta ante el
repentino cambio en mi expresión. Levantó su brazo más alto y lejos
de mí—. Devuélvemelo.
—De ninguna manera.
—¡Es mío!
—Ya no.
—Jack…
—¿Qué más te ha dado mi madre? —
—¡Uf! ¡Bien! ¡Simplemente lo tomaré! —Con eso, lo derribé, pero
solo duró un segundo. Me dio la vuelta sin esfuerzo, y mi espalda
golpeó las tejas con un ruido sordo.
Ay.
Ahora, estaba acostado encima de mí.
Manteniéndome completamente cautiva.
<>Jackson<>
¿Por qué no respondió a mi pregunta? ¿Qué estaba escondiendo?
Siempre he sido impulsivo.
Nunca pensando en las consecuencias de mis acciones.
Hacía lo que sentía, siempre.
Fui directamente a lo que la volvería loca, le hice cosquillas en las
costillas. Ella se revolvió, gritando y riendo, todo al mismo tiempo.
—Shhh…—ordené—. Cállate, o la gente te va a escuchar.
—¡Entonces deja de torturarme!
—Dije, shhh...
Me senté en sus muslos y agarré sus muñecas, colocándolas sobre
su cabeza. Se movió unas cuantas veces más en vano antes de
finalmente darse por vencida, riendo demasiado fuerte para luchar.
Yo también me reí.
El sonido era contagioso.
No podía recordar la última vez que me había reído, y ese solo
pensamiento me hizo volver a pensar que estaba perdiendo la
cabeza.
Ambos nos calmamos, y fue entonces cuando me di cuenta de
nuestra posición actual. Por la mirada en sus ojos, ella también.
La miré mientras ella me miraba con una mirada que no podía
descifrar. Sabía todo sobre Harley, desde lo que la enojaba hasta lo
que la hacía feliz. No reconocí la emoción detrás de sus ojos, y fue la
primera vez que vi cómo su guardia hacia mí se desmoronaba por
completo.
Como una avalancha, rápida y furiosa.
Mi mano se deslizó hacia su mejilla, apartando su cabello para
poder ver su rostro.
No sabía qué diablos me estaba pasando. Que me estaba
sucediendo, pero en ese momento, en ese segundo, quise robarle su
felicidad. Quería que fuera mía.
Era sólo otra cosa que me pertenecía.
Todo de ella. Mío.
Permitiendo que mis impulsos repentinos tomaran el control,
dominando toda racionalidad, mis dedos comenzaron a acariciar un
lado de su rostro. No tenía idea de qué mensaje estaba enviando
esto, aparte de que ella era mía para jugar.
No pude evitarlo.
La agarré por la nuca y la acerqué a mí. Sus brillantes ojos azules
estaban abiertos como platos cuando mis labios tocaron los suyos.
Eran tal como los recordaba, y solo por esa razón, me hizo sentir más
que agradecido de haber memorizado la sensación de su boca contra
la mía.
No estaba perdiendo la cabeza, al menos no cuando se trataba de
ella.
Este beso fue muy diferente al último.
Quería sentir sus labios de una manera muy diferente a cuando
éramos más jóvenes. Lentamente, abrí la boca mientras ella tomaba
aire, sorprendida tanto como yo por haber llegado tan lejos.
Sus labios eran tan suaves, y fue la sensación más loca que jamás
había sentido. No había besado a nadie más desde ella. Los rumores
en la escuela eran solo eso… rumores. Con todo lo que estaba
pasando en mi vida, las chicas eran lo último en lo que pensaba.
Estaba tan tensa debajo de mí que me encontré murmurando:
—Relájate, niña, y abre la boca para mí.
Ella vaciló con una expresión confundida en el rostro.
—Por favor, Harley...
Reconociendo la desesperación en mi voz, sus labios se separaron
al mismo ritmo que los míos. Fue la sensación más abrumadora que
jamás había experimentado. Cuando mi lengua se deslizó dentro de
su boca, probé pastel de chocolate y coca cola de vainilla.
Si pensé que la había odiado antes, bueno, esto solo agregó un
elemento completamente nuevo y lo giró.
En estos minutos, no me importaba porque...
Me estaba haciendo sentir algo más que la tristeza que había
consumido toda mi vida estos últimos años.
Entonces no lo sabía, pero fue allí cuando comencé a confiar en
ella para algo más que bromas y peleas. Fue entonces cuando las
cosas dieron un giro inesperado para el futuro.
Esto fue cuando...
Pasó de ser la chica que más odiaba, a ser la que más necesitaba
en este mundo.
Busqué su lengua de nuevo, enredándola con la mía.
Este beso fue lento y descuidado.
Caliente y frío.
Familiar pero desconocido.
Mis manos encontraron los lados de su rostro y la besé más
fuerte, más profundo. Disfrutando cada segundo, antes de besar sus
labios hinchados por última vez.
Apoyando mi frente contra la de ella, a centímetros de su boca,
abrí los ojos para encontrar los suyos ya abiertos. Como si nunca los
hubiera cerrado para empezar. Estaban oscuros y dilatados,
atrayéndome hacia su mirada acalorada.
Ninguno de los dos dijo nada, ni una palabra, pero yo fui el
primero en romper el silencio.
Lanzándole sus palabras a la cara, dije con voz áspera:
—¿Todavía quieres morderme la lengua, Harley?
Ella no respondió, lo cual era muy poco propio de ella.
—No te robé nada esta vez, tú me lo diste. Sin embargo, este
broche. —Se lo mostré—. Esto, lo estoy recuperando.
Aun así, ella no dijo nada.
Debería haber sabido mejor.
Debería haberlo visto venir.
No.
Su pierna voló hacia arriba y me dio un rodillazo en las bolas con
tanta fuerza que me caí mientras me empujaba lejos de ella.
—¡Eso es hacer trampa, Harley!
—¡Yo no te di nada! ¡Eres un verdadero ladrón de besos!
—¿A quién ibas a besar de todos modos? Acabo de hacerte un
favor.
—Te dije que no te metieras conmigo. Mira lo que sucede cuando
no escuchas.
—Gremlin, ni siquiera puedo ver bien en este momento—gemí,
rodando sobre mi espalda.
—Bien, entonces tal vez me dejes en paz. Te lo mereces no solo
por robarme mi primer beso, sino también mi primer beso de
verdad. Eres un ladrón ¡No te pertenecía!
—No actúes como si no lo quisieras.
—No te halagues, Rudolph.
—Solo estoy diciendo la verdad.
Me arrebató el broche de la mano.
—Esto es mío. No es tuyo. ¡Mío!
—Será mejor que corras y te escondas, Harley Jameson. Porque
en cuanto pueda soportarlo, iré por ti.
—Bien, estaré esperando. Ah, ¿sabes qué? —Intentó patearme de
nuevo, pero la bloqueé. Llevándola hasta las tejas conmigo.
—No lo viste venir, ¿verdad?
Se sacudió la neblina y soltó:
—Te odio, Jackson Pierce.
—No tanto como yo te odio—no dudé en responder.
Diciendo en serio hasta la última palabra...
O eso pensé.
Capítulo 16
<>Jackson<>
Pasado: casi trece años

Veintiséis semanas.
Ciento ochenta y dos días.
Cuatro mil trescientas ochenta horas.
Seis meses desde que mi madre nos dejó para ir al Cielo.
A raíz de su muerte, nuestras vidas habían cambiado de manera
muy drástica. Ya nada me era familiar, ni una maldita cosa. Nuestro
padre nunca estaba cerca, se ahogaba en el trabajo y dejaba poco
tiempo para nada más. Especialmente sus hijos. No podía recordar la
última vez que lo vi entrar por la puerta principal, porque nunca
venía a casa.
Lo que sea que quedara de Aiden Pierce, nuestro padre una vez
dedicado a la familia, vivía y respiraba en ese jodido hospital.
Ya no le importamos una mierda.
Ni siquiera la niña que siempre había querido.
No ayudó que Noah y Skyler lo reemplazaran, ocupándose de
sus responsabilidades. Explicándonos que le habían prometido a
nuestra madre que estarían aquí para nuestra familia, o lo que
quedaba de ella de todos modos. Era como si nuestra madre ya
supiera lo que iba a pasar después de que ya no estuviera con
nosotros. Plenamente consciente de que nuestro padre se iría junto
con ella el día que ella tomara su último aliento.
Él lo hizo.
No sabía qué era peor, asumir que éramos tan fácilmente
olvidables o pensar que simplemente no podía estar cerca de
nosotros. Siempre supe que mi madre era su todo, pero creía que
también éramos parte de eso.
Journey no conocía ni su toque, ni su amor, ni su devoción por
darnos todo, sin nunca esperar nada a cambio. No tenía idea de
quién era él, lo cual era triste. Todavía tenía que tener su propia
sangre, su única hija, en sus brazos. Mi pequeña hermana perdió a
sus padres el mismo día, y odiaba eso para ella.
Para mi hermano.
Para mí.
Jagger se estaba volviendo más solitario de lo que normalmente
era. Siempre había sido el callado, aunque ahora no sabías que
estaba cerca.
Pasé más y más tiempo con Journey, queriendo sentirme cerca de
mamá. Ella era la viva imagen de ella con sus brillantes ojos azules,
nariz de botón y cabello castaño ondulado de bebé. Me sentaba con
ella en la mecedora de la habitación de los niños y le agradecía a
Dios todos los días porque ella estuviera en nuestras vidas. Tener un
pedazo de nuestra madre dejado atrás ayudaba a quitar el dolor, la
pérdida, la soledad, que no solo vivía en nuestros corazones, sino en
nuestro hogar, que antes estaba lleno de tanto amor y felicidad.
Ahora, estaba lleno de nada más que vacío y pérdida.
Skylar prácticamente vivía en nuestra casa día tras día,
cumpliendo el papel de nuestro padre lo mejor que podía teniendo
su propia vida e hijos que cuidar.
Además de eso, ella estaba embarazada otra vez. No sorprendió a
nadie cuando lo anunciaron hacía unos meses. Noah no podía
quitarle las manos de encima.
Era solo cuestión de tiempo hasta que ya no pudiera satisfacer
nuestras demandas, debido a que tendría un recién nacido propio.
Estaba aterrorizado de lo que sucedería cuando llegara ese
momento...
¿Se involucrarían los servicios sociales? ¿Nos llevarían? ¿Nos
separarían? ¿Estaríamos siguiendo los mismos pasos de nuestros padres y
también seremos criados en el sistema?
Las preguntas eran implacables.
Si los servicios sociales nos jodieran, no me lo pensaría dos veces
antes de huir con ellos. Al final del día, lucharía por mis hermanos.
Nadie me los quitaría.
Eran todo lo que me quedaba.
—¿Estás escuchando, hermano?—me preguntó Trigger
arrancándome de otro de mis mayores miedos.
—Mmmjá— murmuré, caminando a su lado hacia el autobús
después de la escuela.
—Solo estaba diciendo que el juego del viernes…
—¿Que mierda?—lo interrumpí, observando la escena que se
desarrollaba frente a nosotros—. ¿Este imbécil otra vez?
—¿Qué?—murmuró, confundido.
Asentí al espectáculo de mierda que había capturado la mitad de
la atención de nuestra escuela. Con Harley Jameson al frente y en el
centro de todo.
Cash estaba apoyado contra la mesa de picnic, rasgueando su
guitarra en ese ritmo de blues que ella decía amar. Su cabeza se
movía de lado a lado con su pie rebotando al ritmo de la melodía
que estaba tocando.
El chico lindo estaba cantando una canción.
No cualquier canción...
Su canción.
Él había estado cantando y tocando para el Gremlin desde que
tomó una guitarra, y allí estaba ella bailando en sincronía con su
música. Organizando un espectáculo para que todos lo vean,
perdidos en su pequeño y estúpido mundo. A la chica le encantaba
la atención, devorando cada segundo de eso. Balanceando la cabeza
como la de él, cerrando los ojos mientras balanceaba las caderas
hacia adelante y hacia atrás.
Siendo uno con el ritmo.
Mi temperamento se avecinaba cuando el ritmo de blues se hizo
más lento, y él cantó:
—Había una muchacha.
Da na na na na na.
—Y su nombre era Harley.
Da na na na na na.
—Ella era la chica más genial.
Da na na na na na.
—En todo el pueblo.
Da na na na na na.
—Con sus brillantes ojos azules.
Da na na na na na.
—Y sarcástica maldita boca.
Da na na na na na.
—Ella era mi chica.
Da na na na na na.
—No importa qué.
Da na na na na na.
—Ella siempre sería...
Da na na na na na.
—Mi mejor amiga.
Da na na na na na.
—Ahora y para siempre.
Da na na na na na.
Era como si todos fuéramos extraños mirando su estrecho
vínculo.
—¿Quién se cree que es, montando un espectáculo? Pensando
que va a ser famoso, cuando todos sabemos que terminará actuando
en la cafetería más cercana por el resto de su patética vida. —Mi
mirada cambió para encontrarse con los ojos de Trigger—. ¿Quieres
divertirte?
—Pierce. —Me sonrió astutamente—. Sabes que siempre estoy
dispuesto a pasar un buen rato.
—Bueno... —Ladeé la cabeza hacia un lado—. Si él quiere ser el
Gran Maldito Showman, entonces volvámoslo una realidad para él
hoy.
Trigger arqueó una ceja, entendiendo mi idea.
—¿Diez dólares para quién pueda avergonzarlos más?
Él asintió, sonriendo.
—Nunca rechazo una apuesta.
Trigger no estaba mintiendo. Ese hijo de puta nunca decía que no
a nada que el equipo de football o yo le apostáramos a que hiciera.
Siempre estaba listo para un desafío.
Cuanto más difícil era la apuesta, más quería mostrarnos.
Lo provocaba. De ahí es de donde obtuvo su apodo.
Él no vaciló, golpeándome como sabía que lo haría.
Aplaudiendo, anunció en voz alta:
—¡Acercaos, damas y caballeros! ¡No hay nada que temer! ¡Venid
a ver al estúpido marica y su entrenado mono bailarín!
Cash se detuvo al instante, haciendo que Harley se volviera para
mirar a Trigger. La multitud se echó a reír y señaló al dúo dinámico.
Trigger no perdió el ritmo, mirándolos solo a ellos mientras
giraba en un círculo lento con los brazos en el aire.
—¡Solo una entrada de dos dólares para el espectáculo más
patético del mundo!
—El único animal entrenado que veo eres tú, Trigger—soltó
Harley. Mirándome, agregó—. Jackson, llama a tu perrito faldero
antes de que le dé a probar lo que te he estado alimentando todos
estos años.
—¿Qué pasa, Gremlin? ¿No puedes pelear tus propias batallas?
¿Necesitas un tipo de verdad que te ayude? No veo a tu mejor amigo
Cash moviendo un músculo para defender tu honor—respondí.
—¡Vete a la mierda, Pierce! Eres tú quien necesita protección de
Harley. Será mejor que guardes esas pelotas, mariscal de campo,
todos sabemos a quién pertenecen.
Gruñí, dando un paso hacia él, pero Harley me enfrentó.
—Tú sabes mejor que nadie, Jackson Pierce, que puedo y pelearé
mis propias batallas. Especialmente cuando se trata de ti.
¡Simplemente no puedo creer que TÚ todavía estés tratando de
elegir una conmigo! Cash y yo nos ocupamos de nuestros asuntos, y
vosotros dos, neandertales, deciden provocar la mierda. ¿Qué
sucede contigo?
Todos se quedaron en silencio, demasiado ocupados prestando
atención a cada palabra que salía de nuestras bocas.
—No me sucede nada, nena. Solo sé que a tu papi no le gustaría la
forma en que bailas.
—¡Uf Jackson! ¿Por qué tienes que ser tan frustrante? ¡Después de
todo lo que hemos pasado!
—Cierra la boca, Harley—gruñí apretando la mandíbula.
Nadie sabía lo que había pasado entre nosotros en el techo. Ni
siquiera hablamos de eso.
En mi mente, nunca sucedió.
Me importaba una mierda lo que ella supusiera en su pequeño
cerebro lleno de cuentos de hadas. Nos odiábamos.
Fin. De. La. Historia.
Se encontró con mi mirada acalorada, vomitando:
—¿O qué?
Solté una risita, no pude evitarlo.
—¿Quieres jugar conmigo? —Levanté el teléfono y la amenacé—.
No me hagas enviar este video tuyo bailando como si estuvieras
trabajando en un poste a tu papi.
Sus ojos se abrieron ampliamente.
—¿Qué? ¿Me filmaste?
—¿Tartamudeé, Gremlin?
Fue por mi teléfono.
—¡Dame eso!
Lo sostuve más alto.
—Oh, te lo daré... se lo daré a todos. ¿Cómo te sientes acerca de
convertirte en una sensación de Internet? Me pregunto cuánto
tiempo puedo hacer que te castiguen esta vez. —Con el dedo sobre
el botón de enviar, dije con tono burlón—. ¿Deberíamos averiguarlo?
—¡Rudolph, no te atrevas!
Sonreí, colocando mi teléfono en el bolsillo delantero. Ella no
entraría allí, no cuando estaba tan cerca de mi polla.
—Me aferraré a la evidencia... nunca se sabe cuándo podría
necesitar usarla... supongo que tendrás que esperar y ver. —
Inclinándome cerca de su oído donde solo ella podía oírme, susurré
—. Y sé que te encanta esperar, Harley. Porque ambos sabemos que
solo estás esperando que te chupe la lengua de nuevo.
Me empujó tan fuerte como pudo, pero apenas me moví un
centímetro. Riendo en su cara en su lugar.
—Te odio tanto.
—Desearías odiarme—me animé, sintiéndolo en serio.
—¿Por qué eres tan matón?
¿ q
—No lo soy.
—Sí, tú…
Golpeé su culo con fuerza.
—Ahora eso es ser un matón.
—Tú, imbécil fre…
—¡Muy bien, estudiantes! ¡Terminad! Los autobuses están aquí y
es hora de que todos os vayáis a casa—ordenó un profesor, mientras
yo le lanzaba un beso y le guiñaba un ojo a Harley. Recordándole
quién era el jefe.
Yo la poseía.
Ahora.
Siempre.
Mía.
Capítulo 17
<>Jackson<>
Ella retrocedió, mirándome como un perro rabioso.
—¿Qué es lo que acaba de suceder?—preguntó Shiloh,
caminando detrás de ella, agarrando su brazo—. Estaba sacando mis
libros del casillero.
—Nada. Vámonos—respondió Harley a su prima, girándose
rápidamente para caminar hacia el autobús.
—Me debes diez dólares—celebró Trigger, golpeando su codo
contra el mío—. Te pateé el culo.
Se lo entregué, murmurando:
—No vayas a gastarlo todo en un solo lugar, ¿oíste?
—Esa es tu prima, ¿verdad? —preguntó por Shiloh.
—Mmmjá.
—Desearías que ella fuera tu chica—intervino Cash, tomándome
con la guardia baja.
El chico lindo quería ir ahora cara a cara conmigo.
Crucé los brazos sobre el pecho.
—Si quisiera a Harley, podría tenerla fácilmente. Confía en mí,
ella olvidaría tu nombre para cuando terminara con ella.
—Quieres decir como tu madre olvidó el tuyo.
Me eché hacia atrás como si me hubiera dado un puñetazo en la
cara.
—Mierda, hombre. —Él negó con la cabeza—. No quise decir eso.
—Sí, lo hiciste. Sé un hombre, maldito marica. —Con eso, estrellé
mi hombro contra el suyo antes de caminar con confianza hacia el
autobús.
Tratando como el infierno de mantener mi mierda en orden.
Eso había dolido.
Me dolía tanto que me resultaba difícil respirar.
Recordando todas las veces que mi madre se enfureció, gritando
que yo no era su hijo.
—¡No te conozco!
—¡No soy tu madre!
—¡Sal de aquí!
—¡Aléjate de mí!
—¡Te odio!
—¡Jackson, es tu parada!—gritó el conductor del autobús,
haciéndome dar cuenta de que estuve perdido en mi propia mente
todo el viaje a casa.
Asentí, bajándome del autobús con Jagger a mi lado.
—¿Estás bien?—preguntó, luciendo preocupado.
—Sí. Estoy bien.
—No te ves bien.
—Dije que estaba bien—espeté.
—Guau. —Levantó las manos—. Solo preguntaba.
Me lo quité de encima, demasiado enojado para disculparme. Tan
pronto como llegamos a casa, Jagger fue el primero en entrar,
seguido de mí cerrando la puerta de golpe. Las paredes vibraban con
la ira que sentía en lo más profundo de mis huesos.
Lívido por el giro de los acontecimientos. Estas emociones
estaban jugando con mi cabeza y estaban empezando a darme un
latigazo cervical.
Corrí a la cocina, tirando bruscamente la mochila sobre la isla.
Escuché los berridos de Journey retumbando con toda su fuerza.
Cada vez más fuerte desde su cuarto. Si no se detenía pronto, se
enfermaría.
Recogí una botella de agua de la nevera y la tomé de un largo
trago. Deshidratado por la locura que corría por mis venas.
—Quieres decir como tu madre olvidó el tuyo.
—¿Qué pasa contigo? Entras a la casa y das un portazo así—me
reprendió Skyler, alimentando el fuego que corría por mi sangre—.
Journey podría haber estado durmiendo.
—Nunca lastimaría a mi hermanita.
—Por supuesto que no lo harías. —Ella hizo una mueca—. ¿De
dónde salió eso?
Jagger intervino.
—Jackson solo está siendo un imbécil.
—¡Púdrete!
—¡Jackson! ¡Jagger! ¿Qué os pasa?
—No me pasa nada. Simplemente digo lo obvio. Mi hermano está
siendo un imbécil.
—¡Oye!—lo regañó ella—. ¡Suficiente de eso!
—Guau, Jagger, en realidad dijiste palabras hoy. Me sorprende
que aún recuerdes cómo.
—Solo lo digo como lo veo, imbécil.
—Te mostraré quién es un imbécil. —Me moví hacia él, pero
Skyler se interpuso entre nosotros. Exactamente como lo hizo su
sobrina con Cash y conmigo en la escuela.
—¡Controla tu temperamento, Jackson! Te juro que eres como tu
padre.
Mi madre solía decirme lo mismo todo el tiempo, y el mero
pensamiento me enojó aún más.
—Lo que sea—mascullé por lo bajo, deslizándome junto a ella
para ir a mi habitación. Donde podría estar a solas con la verdad que
Cash me arrojó en la cara.
—¡Jackson! ¡¿Qué es lo que pasa contigo?!—dijo Skyler
caminando detrás de mí por el pasillo.
No respondí, ignorando su culo entrometido.
—¡Oye! ¡Estoy hablando contigo!
Un pie delante del otro, no te detengas. Solo avanza.
—¡Dije, que estoy hablando contigo!
—¡Dios mío, Sky! ¡Solo retrocede! ¡No te queremos, ni te
necesitamos aquí! ¡Vete a casa y cría a tus propios malditos hijos!
—¡Jackson! ¡No te alejes de mí! ¡Vuelve aquí ahora mismo!
Si ella quería un pedazo de mí, entonces estaba a punto de
conseguirlo.
—¡Púdrete, Sky! —Me di la vuelta—. ¡Estoy tan harto de tu
mierda! ¡Eres un dolor en el culo tan grande como tu sobrina! ¡Pero
al menos puedo hacer que Harley se vaya! ¡Ojalá pudiera decir lo
mismo contigo!
—¡Jackson, lo entiendo! ¡Estás enojado! ¡Todos estamos enojados!
¿Crees que esto es fácil para cualquiera de nosotros?
—¡Tú no sabes nada! ¡Especialmente no como me siento!
Eso era la verdad
Nadie sabía por lo que estaba pasando.
Ni una maldita persona.
—¡Jackson, solo estoy tratando de ayudar!
—¡Nadie quiere tu ayuda!—grité, rechinando los dientes—.
¿Cuándo vas a entender eso?
—Necesitas mi ayuda, tu padre necesita…
—¿Mi padre? —dije con un tono de disgusto que podías sentir a
través de las paredes—. ¿En serio vas a jugar esa carta? ¡Vamos, Sky!
¡Es una broma y lo sabes!
—No es justo. ¡Tu padre te necesita ahora más que nunca, y que
seas un pequeño idiota no ayuda en nada!
p q y
—¡¿Dónde está mi padre, Sky?! ¿Eh? ¡Dime! ¿Dónde está el
hombre que me necesita? ¡Porque no lo he visto en meses! ¿Por qué
vendría a casa cuando tú siempre estás aquí ocupándote de sus
responsabilidades? ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no eres mi
madre?! ¡Así que da la vuelta a tu culo y vete a tu casa de una vez!
¡Nadie te quiere aquí!
De la nada, escuché una voz que no reconocí, rugiendo:
—¡Jackson Pierce, no le hables así!
Instantáneamente, las miradas acaloradas de todos se dirigieron a
la mujer de pie con una pacifica Journey en sus brazos. Sus ojos se
abrieron cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer.
Mirándola con los ojos entrecerrados, la escaneé de arriba abajo
con una mirada degradante.
—¿Quién carajo eres tú?
—Jackson—gruñó Skyler, atrayendo mi atención de nuevo hacia
ella—. La estoy entrevistando para que posiblemente sea tu nueva
niñera.
Mi boca se abrió.
—¿Me estás jod…?
—Muchacho, terminas esa frase y te juro que te lavaré la boca con
jabón. ¿Me entiendes?—me advirtió la mujer, interrumpiéndome.
—Oh... esto es una mier…
La expresión en el rostro de la mujer fue suficiente para hacerme
callar.
Fruncí el ceño, sacudiendo la cabeza mientras retrocedía.
—Lo que sea. —Mirando solo a la mujer, la evalué de nuevo.
Excepto que esta vez, realmente me tomé mi tiempo.
Ella era joven.
Latina.
Bonita.
Más cercano a mi edad que a la de mi viejo, eso seguro.
A mis amigos les gustaría ella. Mucho.
Levanté una ceja con una mirada depredadora.
—Al menos Mary Poppins es caliente. Tal vez su culo haga que
mi papá deje el hospital y regrese a casa por una vez.
Ella se echó hacia atrás y Skyler gruñó:
—¡Jackson Pierce! ¡Te disculpas! ¡En este momento!
Puse los ojos en blanco, sonriendo sarcásticamente.
—Tú eres quien la contrató, ¿verdad? —Me encogí de hombros—.
Debería haberlo pensado antes de que decidieras que necesitábamos
una niñera. Soy un muchacho en edad de crecimiento, después de
todo. ¿Y ahora qué? ¿Deberíamos llamarte mamá? —le pregunté a
ella.
—Oh, Dios mío, Jackson—gritó Skyler, su rostro estaba rojo
brillante por la vergüenza.
Imitando a Mary 'maldita' Poppins.
Antes de que alguien dijera otra palabra, me di la vuelta con
enojo y entré en mi habitación. Cerrando la puerta tan fuerte detrás
de mí que hizo temblar las paredes.
Esperé, escuchándolas atentamente a través de la puerta.
Skyler suspiró profundamente con una humillación que podía
sentir a través de los paneles de yeso.
—Guau no es así como pensé que esto sucedería—expresó—. Lo
siento mucho, Camila.
¿Camila?
—Entiendo completamente si ya no quieres el puesto. Realmente
me disculpo por hacerte perder el tiempo. —Rápidamente escuché
los pasos de Skyler—. Te acompañaré afuera. —Segundos después,
se detuvo—. Tengo que preguntar. Esa canción... la canción que le
estabas cantando a Journey. ¿Por qué esa canción?
No tuve que preguntarme mucho a qué se refería Skyler porque
Mary Poppins respondió:
—¿La canción de Annie?
¿La canción de Annie? ¿El film que protagonizó Skyler?
—Sí—estuvo de acuerdo Skyler—. De todas las canciones que
podrías cantarle, ¿por qué esa?
¿Ella le estaba cantando a Journey? ¿Es por eso que estaba tan callada?
Durante el último mes, Journey había caído en un ataque de furia
que solo yo podía detener. La entendía, sentía lo mismo que ella.
Yo también quería a mi madre y a mi padre.
—Oh... —dijo Mary Poppins—. Um… Solía cantársela a mis
hermanos todo el tiempo. Ellos la amaban. Quiero decir, mis
hermanas deben haber visto la película original mil veces.
—¿Nunca viste el remake?
—No. ¿Por qué?
—Realmente no sabes quién soy, ¿verdad, Camila?
Fruncí el ceño
¿Ella no sabía quién era Skyler?
Todos sabían quién era Skyler Bell. No podíamos entrar a una
gasolinera sin que alguien nos pidiera una foto o un autógrafo. Ella
solía ser la celebridad más grande del mundo. Hasta que se casó con
Noah y se convirtió en Skyler Jameson.
—Lo siento, no sé…
—Por favor, no te disculpes—la interrumpió Skyler—. Cuando le
prometí a Bailey que la primera que estaría aquí para su familia sería
yo, estaba aterrorizada de no encontrar a la mujer adecuada para
ayudarme a asumir esto. Tenía este miedo persistente de que las
mujeres que entrevisté estuvieran aquí por las razones equivocadas.
Por lo que soy y no por los niños. No quería estropearlo, ¿sabes?
¿En serio? Yo no sabía eso.
—Bailey es mi mejor amiga.
Ella era tu mejor amiga, ella murió.
Ésta era una de las partes más difíciles de la muerte de mi madre.
Nadie hablaba de eso. Era como si estuviéramos esperando que ella
regresara a casa, que cruzara la puerta principal en cualquier
momento, sabiendo en nuestros corazones que eso nunca sucedería.
Ella se había ido, y nada ni nadie podía traerla de vuelta.
Aun así, no podíamos hablar de ello.
Todos conscientes de que no terminó con ella. Acababa de
empezar. Jagger, Journey y yo llevamos su sangre, su ADN. Todos
teníamos la misma posibilidad de enloquecer.. Era más fácil fingir,
pero por dentro...
Yo estaba haciendo tic tac.
Tic...
Tic...
Tic...
¿Cuándo haría bum?
Interrumpiendo mi tren de pensamientos, Skyler continuó:
—Ella era la hermana mayor que siempre quise. Cuando nos
conocimos, ella tampoco sabía quién era yo, y por eso la amé al
instante. Pasar de mi mundo, a uno donde nadie sabe quién soy, era
algo por lo que rezaba todas las noches. Solía ser una celebridad,
actriz y cantante. Era una vida dura, y si buscaras mi nombre en
Google sabrías por qué. Entonces, finalmente encontrar eso en ella...
bueno, significaba... todo. Supongo que solo intento decir eso—
exhaló—. No sé lo que estoy tratando de decir.
Skyler definitivamente pasó por algo de mierda, cayendo por la
madriguera del conejo de Hollywood.
Mary Poppins no dudó en decir:
—Como yo, estar aquí está destinado a ser.
—Sí, pero eso es una locura, ¿verdad?
—No. No creo que sea una locura en absoluto.
Resistí las ganas de gritar, ¡Es una jodida locura! ¡Nadie te quiere
aquí!
Sin pensarlo dos veces, Mary Poppins siguió con:
—¿Cuándo puedo empezar?
Si ella piensa que aquí es donde se suponía que debía estar,
entonces tendría que probar...
Lo equivocada que estaba.
Capítulo 18
<>Jackson<>
A la mañana siguiente, salí de mi casa muy temprano, caminando
a la escuela en lugar de esperar en el autobús. Querer evitar a Skyler
y mi nuevo dolor en el culo.
Nuestra niñera.
La escuela era la misma mierda, en un día diferente. Ignoré a
Harley y su pandilla de Scooby Doo todo el día, sin siquiera mirarla,
sin prestarle atención, lo que a su vez la enojó.
Bien.
Ya tenía suficiente mierda en mi vida en este momento. No
necesitaba la basura del Gremlin también.
—La prima de Harley—se instigó Trigger—. ¿Cuál es su historia?
—¿A quién le importa?
—A mí.
—¿Desde cuándo?—lo interrogué, completamente desconcertado
mientras realizábamos nuestros ejercicios durante la práctica de
football.
—Es linda.
—Está bien.
—Ella también es jodidamente inteligente. Todas sus clases son
avanzadas.
—Dios, hombre, ¿investigaste sus clases? ¿Mucho acecho?
—Vete a la mierda—dijo y se rio—. Me gusta el reto.
—Buena suerte ladrando a ese árbol. Es una mojigata.
—Aún mejor.
—Trigger, no...
—Oh, vamos, no me vengas con esa mierda. Después de todo lo
que hiciste pasar a bragas remilgada Harley.
—Es diferente.
—¿Cómo?
—Simplemente lo es.
—De nuevo, ¿cómo?
—Ella me pertenece.
—¿Y yo soy el acosador?
—No lo entenderías.
—Explícamelo.
—¿Qué carajo, hombre? ¿Quieres también que nos tomemos de la
mano? ¿Cuándo te creció un tutti frutti?
—¿Qué diablos es un tutti frutti?
Me reí entre dientes, recordando la expresión en el rostro de
Harley la primera vez que la escuché decírselo a Cash en el cobertizo
de la casa club hacía años.
—¿Cuándo te creció un coño? ¿Mejor?
—Mucho. Y por lo que escuché, mi polla es mucho más grande
que la tuya.
—Lo deseas, perra.
—Hablando de pollas, ¿cuándo vas a dejar que Kate te chupe la
tuya?
—Cuando sepa que no necesitaré una vacuna para una ETS
después.
—No puedes contraer herpes por una mamada. Espera. ¿Puedes
contraer herpes por una mamada?
Mis ojos se abrieron.
—Trigger, mantén tu polla en tus pantalones por una vez.
—Pero mi polla es increíble, debería ser compartida con el equipo
de animadoras. Oh, espera... lo ha sido.
Me reí, sacudiendo la cabeza.

—No seas odioso. Ellas te desean igual.


—Estoy bien.
Él me devolvió mis palabras:
—¿Qué diablos, hombre? ¿Ahora quieres que nos tomemos de la
mano? ¿Cuándo te creció un tutti frutti?
—No tengo tiempo para esa mierda—
—Entonces hazte tiempo.
—Trigger…
—Lo digo en serio, hermano. Se te van a caer las pelotas. Estoy
preparando algo para este fin de semana. Yo, tú, Kate y Valerie, es
por tu propio bien.
Antes de que pudiera decirle que no, Harley llamó mi atención.
Ella estaba caminando con Cash.
¿Qué estaban haciendo aquí?
Trigger siguió mi mirada.
—Quiero decir, a menos que sea Harley lo que quieras.
—Que le den.
—Eso podría arreglarse, pero deberías gatear antes de correr. La
práctica hace al maestro, estrella de football.
—No creo que esa sea la expresión.
—Muy bien, ¿qué tal esto? Haz que te chupen la polla antes de
follarle la cara a Harley. ¿Mejor?
—No hables de ella de esa manera.
Se echó hacia atrás, sonriendo como el tonto que era.
—Jackson ama a Harley—cantó, sonriendo de oreja a oreja.
—Vete a la mierda.
—Oh, esto es perfecto. Podríamos tener una cita doble. Solo
necesitas hablar bien de mí con Shiloh. ¡Ya sé! Cuéntale sobre mi
enorme polla.
—Me pondré directamente con eso.
—Gracias, hermano. —Me palmeó la espalda—. ¡Kate! —gritó a
través del campo al equipo de animadoras corriendo alrededor de la
pista.
—Trigger…
—Me encargo de esto. Me lo agradecerás más tarde.
—Tú idiota…
Y él se había ido, su culo corriendo hacia ella.
Suspiré, sacudiendo la cabeza de nuevo. Observando como los
ojos de Harley seguían a Trigger.
¿Sabía ella lo que estaba haciendo? ¿Por mí?
—¡Pierce!—gritó el entrenador, haciendo que sus ojos se
conectaran con los míos—. ¡Estás despierto!
Asentí, retrocediendo lentamente.
—¡Mueve tus pies, Pierce!
Había algo en su expresión que me hizo demorarme un segundo.
¿Estaba celosa?
—¡AHORA, Pierce!
—¡Ya voy!—grité.
Pasé el resto de la práctica sin pensar en ella. Centrándome en
cosas más grandes y mejores.
Nunca imaginé lo qué me encontraría cuando Jagger y yo
llegamos a casa.
—Está bien, Little Miss Thang4—me puso en alerta Mary Poppins
tan pronto como abrí la puerta del garaje.
Llevándome el dedo a los labios, silencié a Jagger. Asintiendo
hacia la sala de estar, de donde venía su voz.
—¿Qué tal si levantamos el ánimo por aquí?
—¡Gah!—balbuceó Journey.
—Mis pensamientos exactamente—respondió ella.
Nos escondimos detrás de la pared donde no podíamos ser
vistos, observando mientras colocaba a Journey en su columpio. Sacó
el teléfono del bolsillo trasero de sus vaqueros y lo conectó a la radio.
Después de averiguar cómo funcionaba la cosa, pulsó reproducir
en lo que supuse que era su lista de reproducción. Un ritmo
pegadizo resonaba en los altavoces de la sala abierta.
Journey instantáneamente comenzó a reír y parlotear, sacudiendo
su cuerpo y pateando con sus piernas. A mi madre le encantaba la
música y, durante la mayor parte de su embarazo, mi padre la
tocaba para ella. Siempre la hacía volver a nosotros.
—¡Oh, te veo, chica! Te gusta bailar, ¿eh? —Ella agarró los
bracitos regordetes de mi pequeña hermana y aplaudió al ritmo de la
melodía—. Así. —Mary Poppins comenzó a balancear sus caderas,
de izquierda a derecha, pero no fue hasta que ella giró que saqué el
teléfono.
Encendiendo la cámara.
Journey sonrió cuando comencé a grabar.
Supongo que podría hacer de mi niñera una sensación en
Internet. Ya sabía el título de mi video de YouTube.
Niñera Salvaje.
—Este es el movimiento de la lavadora. Hazlo conmigo, Little
Miss, y tu batido de caderas atraerá a todos los chicos al patio.
Journey soltó una risita y echó la cabeza hacia atrás.
—Este es otro, lo llamo el booty pop. ¿Lista?
—¡Gah!
Era toda la aprobación que necesitaba para seguir bailando para
ella. La canción siguió sonando al igual que su actuación.
En un momento, incluso agarró el Windex y lo roció en las
ventanas mientras sacudía sus tetas.
Si Skyler pudiera verla ahora...
Journey riéndose tontamente y pasando el mejor momento de su
vida fue razón suficiente para mantener a la niñera bailando para
ella.
—Muy bien, ahora esto, niña. Esto es lo que atrae a todos los
chicos a mi jardín. ¿Estás lista?
—¡Gah!—
El ritmo cayó tan rápido como su culo. Bajando más y más al
suelo. Pude ver todas las vistas que obtendría y, con suerte, también
la despedirían.
—Este es mi movimiento final, Journey. Esto sella el trato, ¿me
entiendes?
—¡Bah!
—¡No estás lista! ¿Estás lista?
—¡Bah! ¡Gah! ¡Bah!
Justo en ese momento, estaba a punto de hacer algo, pero cuando
levantó la vista, se encontró cara a cara con nosotros.
—Oh, mierda. —Llevando el culo a la radio, instantáneamente la
apagó.
Skyler eligió el momento perfecto para cruzar la puerta principal,
el momento no podría haber sido mejor si lo hubiera planeado yo
mismo. Sus ojos tratando de averiguar qué estaba pasando.
Mary Poppins abrió la boca para explicar, pero me adelanté y
atrajo su atención hacia mí.
Con mi teléfono todavía apuntado directamente hacia ella,
comenté:
—Gracias, Skyler, por contratarnos a nuestra propia stripper
privada.
La boca de Mary Poppins se abrió, notando el teléfono en mi
mano.
—Jackson, eso no es lo que estaba haciendo. Estaba bailando para
Journey y haciéndola reír—se defendió ella.
Sonreí sarcásticamente y sin decir una palabra más, me di la
vuelta y me fui. Hice clic en Guardar el video, sumándolo a las
innumerables imágenes que tenía en mi teléfono.
Jagger me siguió de cerca con la cabeza gacha, pero fue la risa
suave y la sonrisa en su rostro lo que me hizo sonreír y reír también.
Mi hermano no había sonreído o reído en no sé cuánto tiempo. Yo
odiaba a Mary Poppins, pero eso no cambiaba el hecho de que al
menos logró que mi hermano sonriera y se riera.
Aunque fuera a costa de ella.
Capítulo 19
<>Jackson<>
—Este es el movimiento de la lavadora. Hazlo conmigo, Little Miss, y tu
batido de caderas atraerá a todos los chicos al patio.
No tardé mucho en editar y subir el video incriminatorio a
YouTube, asegurándome de conservar las mejores partes. Era una
agradable distracción de sentirme tan solo en mi propia oscuridad.
Las noches eran definitivamente las más duras, acostado en la
cama, mirando el techo con nada más que silencio rodeándome. Mis
pensamientos eran implacables e interminables, haciendo casi
imposible dormir la mayor parte del tiempo. No había nada en lo
que concentrarse aparte de que mis padres no estaban aquí para
nosotros.
Di vueltas y vueltas hasta que finalmente me desmayé por el
agotamiento. Solo para soñar con una de las cosas que más me
obsesionaba. Cada noche era la misma pesadilla, excepto que no era
una pesadilla en absoluto.
Sacudí la cabeza, soltando con enojo:
—A la mierda con esto. —En dos zancadas, estaba saliendo de la
habitación, pero papá me agarró del brazo y me detuvo.
—Sé que estás enojado—expresó, mirándome a los ojos—. Lo entiendo,
¿de acuerdo? Pero no quieres hacer esto. Confía en mí, Jackson, si sales de
aquí y no le dices adiós a tu madre, te perseguirá para siempre. Y no quiero
eso para ti. Por favor, hijo, despídete de tu madre.
—¿No lo entiendes? Ella no está aquí para despedirme. No queda nada
de la mujer que me amó, me crio, me dijo que siempre estaría aquí para mí.
¡Ya se fue!—rugí, arrancando mi brazo de su agarre, asintiendo hacia su
cama.
Mi mirada de furia.
Mi rabia.
Permanecieron consumidas en ella, queriendo mirarla por última vez.
—Esa no es mi mamá. No sé quién es.
Jadeé, incorporándome violentamente en mi cama. Mi mano
sosteniendo mi corazón, jadeando ruidosamente. Tratando
desesperadamente de encontrar mi aliento.
Ni siquiera podía decirme que solo era un sueño...
No lo era.
Era mi realidad.
—Jackson—dijo Harley, llamando a mi puerta—. ¿Estás bien?
A veces venía con Skyler por la mañana y odiaba cuando lo hacía.
—¡Piérdete!
—Voy a entrar.
—¡Te dije, piérdete!
Ella no escuchó. Nunca escuchaba.
—Oye. —Ella cerró la puerta, sonrojándose inmediatamente y
mirando al suelo. Me di cuenta de que estaba sin camiseta, usando
solo unos bóxer y todavía en la cama. Había pateado las sábanas
durante el sueño.
—¿Qué, Gremlin? ¿Viniste aquí para ver mi erección matutina?
—Puajjj... asqueroso. No.
—¿Entonces qué quieres?
—Mmmm…—Ella jugó con la costura de sus estúpidos shorts de
lentejuelas que no combinaban con su camiseta.
—¿Te vestiste en la oscuridad otra vez?
—En realidad, este atuendo es de esa tienda en línea súper
elegante. No lo sabrías porque te vistes como todos los demás.
—¿Quieres decir como una persona normal?
Ella puso los ojos en blanco.
p j
—No vine aquí para hablar sobre mi increíble sentido de la moda.
—Harley, si vas a irrumpir en mi habitación sin invitación, tienes
que mirarme.
—Bien. Cubre tu pito primero.
—Déjame encontrar una manta lo suficientemente grande.
—Uf-
—En realidad—sonreí inocentemente, agarrando un chicle de mi
mesita de noche—pásame la sábana del suelo.
Ella se agachó para agarrar la tela de algodón y me la entregó con
los ojos todavía fijos en sus pies. Tan pronto como mis dedos tocaron
los suyos, agarré su mano y la arrastré hacia mí.
—¡Jackson! ¡No te atrevas!
Me reí.
—Como si eso fuera a detenerme. —En dos segundos, la senté en
mi regazo. Con su espalda frente a mí, la abracé por detrás y la
mantuve en su lugar.
—¡Jackson! ¡Puedo sentir tu pito!
—Tal vez la próxima vez lo pienses dos veces antes de irrumpir
en mi habitación.
—¡Eres repugnante!
—¿Qué pasa, Gremlin? ¿Nunca antes habías sentido algo tan
grande? Si te cansas de mi lengua en tu boca, nos vendría bien esto.
—Empujé mi cadera en su culo.
Ella jadeó ruidosamente.
—¿Por qué entraste aquí?
—No puedo hablar contigo cuando puedo sentir tus bolas en mi
trasero, Jackson.
—Las golpeas todo el tiempo con los pies y las rodillas. ¿Cómo es
esto diferente? Dime lo que quieres, o las empujaré contra tu culo de
nuevo.
—¡UF!
—Shhh... o Skyler entrará.
—Sí, las chicas no están permitidas en tu habitación.
—Eres un Gremlin, no una chica. Ahora habla. ¿Qué es lo que
quieres?
Ella suspiró, rindiéndose.
—¿De verdad grabaste un video de mí bailando?—
—Puedes apostar tu trasero a que lo hice.
—¿Vas a enviárselo a mi papá?
—¿Vas a ser una chica buena?
—Jackson... sabes que mi papá me encerraría en mi habitación
por el resto de mi vida si le envías ese video.
—Entonces, más razón para enviárselo.
—Haré lo que quieras por ese video.
Me eché hacia atrás.
—¿Qué?
—Me escuchaste.
—Ahora, esa es una declaración fuerte si alguna vez escuché una,
Harley Jameson.
—Bueno, Jackson Pierce, no me vas a dar muchas opciones,
¿verdad?
Le di la vuelta, haciendo que me mirara. Ahora estaba sentada a
horcajadas sobre mi regazo.
—¡Santo cielo! ¿Cómo hiciste eso tan rápido?
—Shhh... nos vas a meter en problemas.
—Si Skyler entra aquí, tendrá una idea equivocada y ambos
estaremos castigados de por vida.
—Entonces, cállate.
Ella me miró.
—Así que, cualquier cosa, ¿eh?
—Sí, pero primero tienes que mostrarme el video, y tengo que ver
que lo borres.
—¿No confías en mí?
—Nunca.
—¿Qué video? Tengo un montón.
—¿Qué?
—Me escuchaste.
—¿Tienes videos míos?
—Quizás.
—¿Por qué?
—¿Por qué, no?
—No esta mierda otra vez. Responde a mi pregunta. ¿Por qué
tienes videos míos?
Realmente no sabía cómo responderle, así que simplemente me
encogí de hombros.
—Eso no es justo.
—La vida no es justa.
—¿Te gusto?
—Me gusta el arte.
—¿Que se supone que significa eso?
—Lo averiguarás.
—¿Averiguar qué?
—Pensándolo bien—ignoré más de sus preguntas—, no quiero
apresurarme a tomar una decisión ahora. Quiero tomarme mi
tiempo, sopesar mis opciones. Ya sabes, asegurarme de que voy a
sacar algo realmente bueno de ti.
—Solo quieres torturarme más tiempo.
Sonreí.
—¿Puedes dejarme ir ahora?
—Apenas estoy aferrándome a ti. Ya podrías haberte levantado
de mi regazo si quisieras.
—Estás sosteniendo este video sobre mi cabeza. No quiero que te
enojes y lo envíes.
—¿No estar en mi regazo me cabrearía?
—¿De verdad me estás preguntando eso?
Solté una risita.
—Cualquier cosa que haga cuando tú no quieras te molesta.
—Soy tú dueño, es por eso.
—Eso deseas, imbécil. Ah, y eh... Ella sonrió con suficiencia de
'Soy Harley Jameson y estoy a punto de desafiarte'. Inclinándose
hacia adelante, cerca de mi oído, probó mi teoría. Diciendo—.
Realmente no siento nada tan grande.
—Pequeña mie…
Saltó de mí antes de que la última palabra saliera de mi boca,
lanzándose hacia la puerta y abriéndola.
—Cuidado, Rudolph, o Skyler nos escuchará.
Le tiré una almohada.
—Vete.
—Finalmente. —Ella la esquivó—. Algo que he querido hacer. —
Girando sobre sus zapatillas Converse, dio media vuelta y se fue,
cerrando la puerta detrás de ella.
Caí de nuevo en mi cama.
—Maldita Gremlin. —Me quedé tendido allí por unos minutos
para pensar en el resto del día. Murmurando para mis adentros—.
Salón de clases, educación física, álgebra, ciencias, computación,
práctica de football..
p
Había empezado a hacer esto hacía unos años. Todas las
mañanas, repasaba cuál era mi horario para el día, queriendo
estimular mi mente y mi memoria.
Cuando a mi madre la diagnosticaron por primera vez, me
obsesioné con buscar en la web para tratar de encontrar la mayor
cantidad de información sobre su enfermedad. Leyendo varios
artículos que decían que era importante hacer rodar las ruedas en tu
cerebro constantemente. Así hacía con casi todo, desde mi horario,
hasta los nombres de mis amigos, hasta la cantidad de pasos
necesarios para llegar a cada clase en la escuela.
¿Era normal?
Probablemente no, pero se ha convertido en mi rutina.
Después de ponerme la camiseta de football y vestirme, fui a la
cocina para agarrar una tarta de fresas antes de salir por la puerta
del garaje.
Cuando llegué a la parada del autobús, Gremlin y su pandilla de
Scooby Doo ya estaban allí. Caminé hacia Trigger y algunos otros
amigos del equipo de football, disparándoles mierda mientras
esperábamos el autobús que nos llevaría a la escuela.
—Ve a hablar con Shiloh por mí—exclamó Trigger, asintiendo
hacia ella.
—¿Estabas hablando en serio sobre ella?
—¿Alguna vez no quiero decir lo que digo? ¿Especialmente
cuando se trata de chicas?
Lucky estuvo de acuerdo conmigo.
—Hermano, ella no es tu tipo.
—Me gusta probar todos los sabores del arcoíris.
—Ok, no eres su tipo—agregué yo.
—Ella nunca ha tenido un chico. ¿Cómo sabes cuál es su tipo?
—Maldita sea. ¿Cuánto preguntaste por ahí acerca de ella?
—Me gusta conocer todos los hechos. Hace que sea más fácil
atrapar a mi presa.
—Trigger, no creo que...
—¡Jackson!—gritó una voz familiar y molesta, arrastrando mi
atención de mis amigos.
—¡Ooooohhhh yeeeee!—corearon y vitorearon ellos.
Ves... sabía que a mis amigos les gustaría.
Mary Poppins estaba parada a varios metros de distancia,
poniendo una distancia muy necesaria entre nosotros.
Ella debe haber visto mi video de YouTube, y sonreí ante la idea.
Mis ojos rápidamente se movieron hacia Harley, quien miraba de un
lado a otro entre la nueva niñera y yo.
Le guiñé un ojo al Gremlin antes de dirigirme hacia Mary
Poppins con la arrogancia de un hombre. Si ella quería ir cara a cara
conmigo, entonces me iba a meter hasta las pelotas en esto..
—Hola, bebé—saludé para que todos escucharan—. ¿Estás aquí
para bailar para mí y mis amigos?
Ella no dudó, ni una sola vez iba a dar marcha atrás.
—¿Por qué no les muestras los movimientos que has estado
perfeccionando con Dance Revolution en tu Xbox?
Mis ojos se abrieron de inmediato y pude sentir que mi rostro se
volvía de un tono rojo brillante.
Alguien había estado husmeando...
—Oh lo siento. ¿Era eso un secreto? Si necesitabas lecciones de
baile, podrías habérmelo pedido, Jackson. No hay necesidad de
filmarme para aprender algunos movimientos.
—Cállate le advertí en voz baja, parándome frente a ella.
—¿Pero, Jackson? ¿Qué voy a hacer con este nuevo video de baile
que tengo para ti? —Ella levantó su teléfono en el aire—. Solo estoy
tratando de ayudarte a encontrar el ritmo que obviamente te falta en
función del nivel en el que se encuentra tu juego. Principiantes 101…
q j g p
Di un paso hacia ella.
—Lo digo en serio. Cierra la boca, Camila.
—Oh, ¿entonces sabes mi nombre?—respondió ella en un tono
mucho más suave—. No sabría decirlo por las veces que me llamaste
Mary Poppins en la sección de comentarios.
—¿Qué es lo que quieres?
—Quita el video, o le contaré a tus amigos cuántos juegos de
baile realmente tienes.
—No es lo que piensas.
No lo era.
Ella no tenía por qué revisar mis cosas.
—Hola, chicos…
—Eran de mi madre—la interrumpí, dejándola sin palabras—. Lo
quitaré, ¿de acuerdo? Ahora vete.
—Jackson, ¿acabas de decir que eran de tu madre?
—Dije, vete. No sabes una mierda. —No iba a ser yo quien le
diera la noticia de que la pequeña familia feliz que ella veía a través
de las fotos en las paredes ya no existía.
—Solo estoy tratando de ayudar.
—Entonces, ¿por qué no te vas a mover el culo en un poste donde
perteneces, en lugar de ir a mi casa donde nadie te quiere?—dije la
verdad.
Ella frunció el ceño, incapaz de formar palabras. Mirándome
alejarme con una expresión muy diferente en su rostro a la que tenía
cuando llegó. Sintiendo la sensación de pérdida porque había
ganado este round.
Yo: 1
Mary Poppins: 0
Exactamente cómo se iba a seguir quedando.
Capítulo 20
<>Harley<>
11-10
Estimado Jackson “Rastrero” Pierce,
Mi madre tardó cinco horas en sacar el chicle que me pegaste en
el pelo cuando estuve en tu casa el otro día. ¡Tienes suerte de que
no tuve que cortarlo! ¡Porque hubiera ido por tus bolas!
Eres el gilipolla más grande DE TODOS.
¡Ni siquiera podía decirle a mi madre que fuiste tú, porque
estaría castigada PARA SIEMPRE porque todavía tienes ese
estúpido video! ¡Ha pasado un mes, imbécil! Sólo dime qué
quieres que haga, porque ya superé esto. Ya no me importa ¡Haré
lo que quieras para detener este control frustrante y
extremadamente molesto que tienes sobre mí!
¡Y SÍ, TE ESTOY GRITANDO!
Estoy tan feliz de que tu niñera haya intervenido y se haya
hecho cargo de hacerte una broma. ¿Cuántos videos de baile
femenino tienes, rastrero? Compré cortinas nuevas esta semana, en
caso de que te escabullas en mi habitación cuando no lo sepa. Lo
último que quiero es que grabes un video de mí desnuda o algo
así.
Te. Odio.
Solo quiero que sepas que me partí de risa como el resto del
vestuario, cuando me enteré de los tampones rojos de Kool-Aid
que ella metió en tu mochila. Te mereces eso y más. No puedo
esperar a ver lo que ella te hace a continuación.
Sin amor,
Harley
PD: ¿Ahora estás saliendo con Kate? Escuché que ella tiene un
regalo que sigue desparramando, y espero que lo atrapes y tu pito
se caiga. Porque ambos sabemos quién es la dueña de tus pelotas.
Yo.

<>Jackson<>
Estimada Harley “Peeping Tom” Jameson,
Solo estaba tratando de hacerte otro favor. El pelo rizado de tu
culo te hace ver como un caniche. La mayor parte del tiempo,
siento que debería estar ladrándote. Ojalá tuvieras que cortarte el
pelo porque tal vez te verías mejor.
Probablemente no.
Y sí, tengo la polla más grande DE TODAS. Sabía que te habías
dado cuenta.
Todavía no he descubierto lo que quiero que hagas. Hay
demasiadas opciones que te joderán. Quiero asegurarme de que
sea divertido y duro.
Ni siquiera podía decir que me estabas gritando. Tu ruidosa
bocaza nunca se calla. Es difícil de interpretar cuando hablas o
gritas, así que gracias por avisarme.
No te preocupes, nunca me escabulliría en tu habitación.
Quiero conservar mi vista, y si alguna vez te viera desnuda, tendría
que arrancarme los ojos.
No es que haya nada que ver, pero ya sabes... Es por eso que
tengo un montón de otras bailarinas en mi teléfono...
Te odio mucho más, Gremlin.
Y de nuevo, no te preocupes, se la devolví a mi niñera. Esta
broma es la mejor hasta ahora. Estoy seguro de que 'No responder'
en su teléfono lo apreciará tanto como yo.
Con todo mi odio por ti,
Jackson
PD: ¿Celosa, Harley? ¿Quién es el que tiene tu libertad en sus
manos?
Yo.
Metí la carta en su casillero al final del día y me fui directamente
a casa. Manteniendo mi distancia de la mujer que se había
convertido en mi oponente más fuerte.
Camila.
Harley era buena, pero ella era mejor.
En el último mes, nuestras batallas habían empeorado. Durante
su segunda semana en la casa, la engañé. En el momento en que se
alejó de la comida que estaba cocinando para atender a mi
hermanita, decidí hacer de chef.
Vertiendo de tres botellas diferentes de salsa picante que
teníamos en los gabinetes. Pasó una hora en el baño vomitando por
la nariz y la boca.
Al día siguiente, me lo dio de comer sin darme cuenta hasta que
fue demasiado tarde. Pasé una hora en el baño haciendo lo mismo
que ella el día anterior.
Para la tercera semana, garabateé todas las notas de su clase de
anatomía. Mary Poppins iba a la escuela para ser enfermera.
Reprobó su prueba al día siguiente, lo que provocó su ataque más
reciente hacia mí. Plantar tampones empapados de Kool-Aid en mi
mochila para que todos los vean en el vestuario. Fui el hazmerreír de
la escuela por el resto del día.
Actué como si no fuera gran cosa. Yo era Jackson Pierce, podía
hacer que cualquier cosa se viera bien.
Por dentro, sin embargo, estaba echando humo.
La odiaba.
Ella solo aceptó este puesto por Skyler. Éramos un trabajo para
Camila, sin importar lo que dijera. Diciéndome que ella estaba allí
para nosotros.
Mentira.
Éramos un cheque de pago.
Nada más y nada menos.
Pasé toda la semana pensando en cómo me vengaría. Lo que le
haría a continuación. Una vez que vi “No contestar” llamando a su
teléfono, lo supe...
Le envié un mensaje de texto fingiendo ser ella, haciéndole saber
que quería la D.
Cero arrepentimientos.
Hasta este mismo momento.
Apenas había estado despierto por más de un minuto cuando se
encargó de entrar en mi habitación.
—¿Qué demonios?—gruñí, saltando de mi cama en mis
pantalones cortos de gimnasia—. No puedes irrumpir en mi
habitación sin llamar.
—¡No puedes invadir mi privacidad de esa manera, Jackson!
—¿Por qué no?—respondí con una expresión sarcástica—. Tú lo
haces con la nuestra.
—¡No he hecho nada para merecer este nivel de falta de respeto
de tu parte!
—Suenas muy perra, Camila. Supongo que “No responder” en tu
teléfono no te consiguió la D5, ¿verdad?
Su boca se abrió.
—¡No puedes hablarme así!
—Correcto—respondí, sin importarme en lo más mínimo—.
Entonces vete.
—Te encantaría eso, ¿verdad? Que yo renunciara.
—Sí, me encantaría—respondí sin dudarlo, caminando hacia mi
tocador para tomar una camiseta.
—¿Y luego qué, Jackson? ¿Vas a tratar a la próxima niñera de la
misma manera? ¿Hasta qué? ¿Hasta que tu madre vuelva? ¿Es por
eso que no me soportas? ¿Es por eso que quieres que renuncie?
¿Porque crees que hará que tu madre vuelva a casa?
Me acerqué a ella, poniéndome justo en su cara.
—Cállate la boca, Mary Poppins. No tienes idea de lo que estás
hablando.
Todavía no sabía la verdad sobre nuestra madre, y no me
importaba lo suficiente esta intrusa como para decirle lo que estaba
pasando. Además, la estaba volviendo loca no saber dónde estaban
el señor y la señora Pierce, ocupada con todas estas teorías en su
mente.
Disfruté demasiado viéndolo.
Si ella iba a ser un dolor en mi culo, entonces iba a devolverle el
puto favor.
Era tan simple como eso.
—Tienes razón, no lo sé. Todo lo que sé es que, si tuviera un hijo
como tú, también me iría.
No esperaba que ella dijera eso, y me tomó por sorpresa. Nunca
nadie me había hablado así antes. Por alguna razón que no podría
describir o justificar, dolía.
A juzgar por el arrepentimiento grabado en su rostro, debe
haberlo mostrado en mis ojos.
Ahora, ella era la que había cruzado la línea.
—No quise decir es…
—¡Vete!
—Jackson, vamos... sabes que no quise decir eso.
—No sé una mierda.
—¡Exactamente! Porque no te has tomado el tiempo para llegar a
conocerme. Gastas todo tu tiempo y energía odiando a alguien a
quien ni siquiera le das una oportunidad. Solo estoy tratando de
ayudarte.
—¡No necesito tu ayuda!
—¿Entonces qué, Jackson? ¿Vas a pasar el resto de tu vida sin
necesitar a nadie? ¿Es esa la forma en que quieres vivir?
—¡Dije que te fueras!—gruñí con la mandíbula apretada. Los
puños apretados a mis costados.
—¿O qué? ¿Eh? ¿Qué vas a hacer? No me asustas. En todo caso,
me siento mal por ti. Alejas a todos. Cada persona. Incluida tu
propia familia. Un día los vas a necesitar, y espero que no sea
demasiado tarde. Porque a pesar de las tonterías que sigues
haciéndome pasar, no voy a irme a ninguna parte. Amo a tu
hermanita, y si me dieras la mitad de la oportunidad, podría estar
aquí para ti también.
Sacudí la cabeza con disgusto.
¿Quién carajo se creía que era?
Ella no me conocía...
Lo que había pasado...
Lo que seguía pasando todos los malditos días.
Perder a mi madre.
Mi padre.
Posiblemente mi memoria.
A la mierda con ella.
Escupí fuego.
—No necesito tu piedad. Entonces, ¿por qué no vas a vender tu
discurso a alguien a quien le importes una mierda? Porque ambos
sabemos que a mí no.
Ella se echó hacia atrás, sin ocultar cuánto le dolía eso.
Bien. Ahora estábamos a mano.
—Siento que tus padres no estén por aquí, ¿ok? Pero no es mi
culpa. Yo no hice que se fueran, Jackson. Me contrataron porque no
están aquí. Tienes que darte cuenta de eso y dejar de culparme por
cosas que están fuera de mi control— me aconsejó, respirando
hondo y retrocediendo hacia la puerta—. No vuelvas a tocar mi
teléfono nunca más. ¿Me entiendes?
La miré de arriba abajo, ladeando la cabeza hacia un lado.
Asimilando lo que acababa de decir con tanta curiosidad como la
que ella tenía sobre mis padres.
—Hay una razón por la que su nombre está en 'No responder' en
mi teléfono. Podrías haber...—Ella suspiró, estando al borde de su
juicio.
—¿Quién es él?—solté, sorprendiéndome a mí mismo que
realmente me importaba.
—Alguien con quien no quiero tener nada que ver.
—Ah—respondí rápidamente—. Bueno, entonces, tal vez ahora lo
entiendas. Ya que no quiero tener nada que ver contigo. Ahora, vete .
—Bien. —Ella asintió—. Saldré de tu habitación, pero no de tu
vida. Estoy aquí para quedarme.
—Sí, para Journey.
—Y para ti. —Con eso, se dio la vuelta y se fue. Cerrando mi
puerta detrás de ella.
Alcancé la cerradura, tambaleándome cuando escuché a mi
hermano al otro lado declarar:
—Él no siempre fue así, Camila. —Me detuve en seco.
Juro que esas fueron las primeras palabras que él le había dicho a
ella.
—Está enojado con mi padre. No eres tú—explicó, haciendo que
mi corazón se acelerara—. Journey realmente te ama. La haces feliz.
Mi mamá no tuvo la oportunidad de hacer eso, y Journey es una de
las razones por las que mi padre no está.
Hice una mueca, odiando que fuera la verdad.
Mi hermana pequeña no se merecía nada de lo que le dieron. Ella
no pidió nacer.
—No importa lo que digas o hagas, mi madre no va a volver a
casa. Eso es todo lo que puedo decirte.
—¿Está ella…?
—Lamento que Jackson te esté tratando así, pero Journey no es la
única que te quiere aquí.
Ella le preguntó qué estaba pensando.
—¿No es solo ella?
—No. Yo también te quiero aquí.
¿Él la quería?
—¿Tú me quieres?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque creo que podrías arreglar las cosas.
¿Por qué?
¿Cómo?
—¿Con Jackson?
—Sí. Y tal vez con mi padre.
—Jagger, ¿qué estás...?
Escuché sus pasos a continuación y luego su puerta cerrarse,
interrumpiéndola.
No importa lo que digas o hagas, mi madre no va a volver a casa. Eso es
todo lo que puedo decirte.
Esas palabras fueron como un cuchillo en mi corazón y sin
embargo...
Eran las palabras más verdaderas que él jamás había dicho.
Capítulo 21
<>Harley<>
Mi padre estaba fuera de la ciudad por negocios, lo que
significaba que mamá estaba a cargo. Lo que significaba que podría
ir a la fiesta en la playa de Oak Island después del partido de
football, el viernes por la noche.
Estaba emocionada, mi padre no me dejaba hacer mucho.
Diciendo que me estaba protegiendo de todos los pequeños mierdas
que querían un pedazo de su niña. Como si quisieran un pedazo de
su dama...
Él no jugaba cuando se trataba de su familia. Criaba a Luke y
Owen para que fueran como él. También se estaban convirtiendo en
rabiosos perros guardianes cuando se trataba de mí.
En realidad, era súper molesto, pero amaba demasiado a mi
padre como para ir en contra de sus deseos. Entonces, simplemente
no le decía todo. No estaba mintiendo, solo reteniendo información
que él no necesitaba saber.
Mamá siempre me entendió. Ella estuvo desde siempre en mi
equipo. Diciéndome que papá no había cambiado. Él era así con ella
cuando tenía mi edad, y también lo encontró muy molesto.
—Trigger no deja de mirarte le dije a Shiloh, sorprendiéndolo
mirándola por décima vez esa noche.
Estábamos bailando alrededor de la hoguera en la playa, con la
música en vivo de la banda de Cash.
—Bueno, entonces déjame darle algo para mirar—soltó, dándose
la vuelta.
Instantáneamente, le mostró el dedo.
Haciéndome reír a carcajadas.
Shiloh era una buena chica y, al igual que los chicos, era una
peleadora.
No la cabrees.
Sin embargo, no maldecía, obtenía calificaciones sobresalientes y
no causaba problemas a sus padres.
Era un modelo a seguir para todos, incluyéndome a mí.
Todo lo que le importaba era la escuela y su familia. Quería
seguir los pasos de su padre y convertirse en abogada, asistiendo
también a Stanford Law como él.
Pero era más que eso, Shiloh era inteligente en todo.
Especialmente con los chicos. La chica tenía la cabeza bien puesta y
no permitía que la mierda entrara en su vida.
Quería casarse virgen y todo eso. Solo permitir que una langosta
la ame para toda la vida.
Decir que era exigente sería quedarse corto. Incluso tenía una
lista de “qué hacer y qué no hacer” para su futuro novio para
mantenerla encaminada y en la dirección que quería seguir. Nadie
tenía la oportunidad de alcanzar sus altos estándares.
Específicamente, los chicos de nuestra escuela.
—Pienso que le gustas.
—Le gusta la idea de mí.
—¿Qué quieres decir?
—Estoy fuera de su alcance, Harley, y él lo sabe. Los chicos como
Trigger solo quieren una cosa.
Ladeé la cabeza hacia un lado.
—¿Mamadas?
—Eso y las muescas en sus cinturones. Soy un desafío para él, y
la peor parte es que piensa que soy lo suficientemente estúpida como
para caer en la trampa. Es ofensivo.
—Verdad. Aunque es lindo.
—Él está bien. No me gustan los pueblerinos.
—¡Oye! Soy una pueblerina.
—Eres mi prima—se rio—. Y mi mejor amiga.
Asentí.
—Más verdades.
Ella hizo un corazón con los dedos.
—Por siempre y para siempre, somos tú y yo, chica.
Hice un corazón también.
—Ahora solo escupes verdades, Shiloh.
Nos reímos.
—¿Qué están haciendo allí debajo del muelle?—preguntó ella,
cambiando mi mirada al grupo de jugadores de football, incluyendo
a Jackson.
Me encogí de hombros.
—¿Ser unos idiotas?
—¿Tú hueles eso?
Tomé una bocanada del aire.
—Ahora sí.
—¿Están fumando un porro?
Mis ojos se abrieron ampliamente, pensando en Jackson fumando
marihuana.
—Sí, creo que sí—agregó ella.
Ella tenía razón, ellos lo hacían. Estaba justo en su mano.
Antes de que supiera lo que estaba haciendo, mis pies avanzaron
dando pisotones hacia él. Arrebatándole el porro de los dedos.
—Qué mierda, Grem…
Violentamente, me di la vuelta y caminé directamente hacia el
basurero. Tirándolo donde pertenecía.
En el momento en que me di la vuelta, Jackson estaba en mi cara.
Rugiendo:
—¿Qué carajo?
—¡Sí! ¡Tienes razón qué carajo! ¿Qué estás haciendo?
—Ocúpate de tus asuntos, Harley.
—¡No! ¡No lo haré! ¿Por qué estás fumando?
—¿Por qué te importa?
—¡Por tu madre! ¡Es por eso!
Inmediatamente me agarró del brazo y me arrastró un poco más
por la playa donde no podíamos ser oídos. Una vez que estuvimos
lejos de las miradas indiscretas, me arranqué el brazo y le dije lo que
pensaba.
—¿Por qué quieres ser un fumeta?
—¿Un fumeta? Fumar marihuana un par de veces no me
convierte en un fumeta. Además, tengo más en mi bolsillo.
—¿Unas pocas veces? ¿Has fumado antes? ¿Por qué tienes más?
—¿Cuántas veces tengo que decirte que te ocupes de tus asuntos,
Harley?
—¡Tantas veces como sea necesario para que no fumes hierba!
Dio un paso hacia mí, acercándose.
—Deja de gritarme.
—¡Alguien tiene que hacerlo! —Lo empujé—. ¡Eres mejor que
eso, Jackson Pierce! ¡No caigas en la presión del grupo como lo hacen
tus estúpidos amigos deportistas!
—¡Vete a la mierda!
Lo empujé de nuevo.
—Harley...
—¡No me vengas con Harley!
—No sabes de lo que estás hablando.
—¡Jackson! ¿Por qué desencadenarías algo en tu mente que
podría provocar demen...?
—Cállate la puta boca, Harley—dijo mordiendo las palabras y
pateando la arena.
—¡No, no lo haré! ¡Esto es estúpido! ¡Estás siendo un estúpido!
¿Qué tienes que demostrarle a alguien? Eres el mariscal de campo
estrella, todas las chicas te quieren. Ya eres una leyenda en esta
ciudad gracias a tu brazo—le recordé, empujándolo tan fuerte como
pude esta vez.
—Deja de jodidamente empujarme—gruñó con la mandíbula
apretada.
—¡No! ¡Te lo mereces! —Fui a empujarlo de nuevo, pero me
agarró de los brazos y me dio la vuelta para que mi espalda quedara
frente a él.
—¡Deja de ser una maldita mocosa, antes de que realmente te dé
algo de qué quejarte!
No dudé, levanté mi pie para patearlo en las bolas, pero él lo
bloqueó. Sosteniéndome más fuerte.
—Realmente necesitas aprender a controlar ese fusible corto de
los Jameson, niña. —Me acercó más a su pecho—. No estaba
fumando.
—Pero tenías un porro en la mano.
—¿Me viste llevármelo a la boca?
—No lo entiendo.
—Sí, no lo entenderías. Tienes a tus padres en casa. Vete a casa,
Harley. No perteneces aquí. No me hagas enviarle un mensaje de
texto a tu padre.
Jadeé.
—No lo harías.
—Vuelve a ponerme a prueba y mira lo rápido que le envío hasta
el último video que tengo de ti.
—¿Por qué serías tan malvado? ¿Qué otros videos tienes?
—Tendrás que esperar y ver.
—Jackson, esto es una mierda. Solo estoy tratando de protegerte
de hacer algo estúpido.
—¿Qué crees que estoy tratando de hacer?
Me eché hacia atrás. No esperaba que él admitiera eso.
—Entonces, ¿yo te gusto?
—Vete. A. Casa. Ahora. —Con eso me soltó, dio media vuelta y
caminó hacia sus amigos.
—¡Te odio!—vomité a su espalda, observándolo alejarse.
No podía sacar las palabras de mi boca para lo que realmente
estaba sintiendo.
—Me tienes, Jackson. No estás solo. Porque me tienes.
Lo decía sinceramente...
Con cada parte de mi corazón confundido y desgarrado.

<>Jackson<>
Me fui a casa poco después de que Harley se fuera, queriendo
poner en práctica mi plan.
Harley no tenía ni puta idea, y no iba a permitir que su rabieta
me disuadiera de lo que honestamente pensaba que funcionaría.
Dejando mis vaqueros donde Mary Poppins pudiera
encontrarlos, seguí el resto de mi fin de semana.
Llegó el lunes por la tarde, entré a mi habitación después de la
escuela, sabiendo que era exactamente donde encontraría a nuestra
niñera esperándome.
Con una mirada atónita, me hice el tonto. Mis ojos vagaron de su
expresión preocupada a la bolsa de marihuana que sujetaba con
seguridad.
Anzuelo, línea y plomo...
Sonreí.
—No sabía que Mary Poppins se drogaba. ¿Es por eso que
siempre estás tan feliz?
—Muy divertido, Jackson. Ambos sabemos que esto no es mío.
—¿Estás tratando de decir que es mío?
—¿De quién más podría ser? Estaba en tus vaqueros.
—No es mío, y no tengo idea de cómo llegó allí—mentí,
incitándola.
—Oh, ¿así que mágicamente le crecieron piernas y saltó a tu
bolsillo sin tu conocimiento? ¿Apareció por casualidad mientras los
ponía en la secadora para desarrugar tu ropa? Inténtalo otra vez.
Mirándola con escepticismo, tiré la mochila en mi cama. Viéndola
tener un colapso exactamente como había hecho Harley.
—¿Qué es exactamente lo que estás tratando de hacer? ¿Qué me
despidan? ¿Eh? Esto es una bajeza, incluso para ti. ¡Skyler podría
hacer que me arrestaran! ¡No más escuela de enfermería, no más
futuro, no más niñera para ti! No más nada gracias a ti. ¡Ya me estoy
perdiendo demasiadas clases porque estoy aquí cuidando de ti, en
lugar de ir a la escuela!.
Ofendido, levanté las manos.
—¡Oye! No sabía que ibas a secar mis vaqueros. Eso es cosa tuya.
Mentira.
Pensé que la encontraría antes de tirarlos a la lavandería.
—Entonces, ¿sabías que la bolsa estaba en tus vaqueros?
—No. No lo sabía—dije con tono de mofa poniendo los ojos en
blanco.
—¿Entonces, qué? ¿Eh? Explícame qué está pasando aquí, antes
de que le explique a Skyler lo que creo que está pasando.
Arqueé una ceja, imperturbable.
Finalmente. Estábamos llegando a alguna parte.
Encogiéndome de hombros, simplemente respondí:
—Entonces ésta es tu oportunidad de vengarte de mí, Camila. Ir a
chismorrear, me importa una mierda. Skyler no es mi madre y tú
tampoco.
—Entonces, ¿estás fumando hierba?
—¿Por qué te importa si lo hago?
—Tienes toda la vida por delante. No deberías estar fumando
hierba, por eso.
—¿Y por qué es por eso, Mary Poppins? ¿Me estás diciendo que
nunca la has probado?
—Buen intento. Esto no se trata de mí. Esto se trata de ti.
—En realidad, se trata de los dos. Tú provocaste esto. Mantente
fuera de mis asuntos y no tendremos ningún problema. ¿Vale?
—¿Sabes qué? Tienes razón en una cosa, no soy tu madre, ni
quiero serlo. ¿Por qué te cuesta tanto ver eso? ¡El truco que hiciste
hoy se pasó de la raya, Jackson! ¡Esto no está bien! ¡Sabes que
Journey está conmigo todo el tiempo, y la casa apestaba a hierba
debido a tu treta para despedirme! ¡Gracias a Dios que encontré una
máscara quirúrgica para ponerle, o de lo contrario habría estado más
que jodida! ¡Pones en peligro la salud de tu hermana pequeña!.
—Oh, mierda, solo estás siendo dramática. Apenas había hierba.
Ella estaba bien.
Nunca haría nada para lastimar a Journey. Pensé que la
encontraría antes de que la idiota los pusiera en la lavandería.
Vaya ama de casa que era.
—¿Cómo sabrías? ¿Estás en la escuela de medicina? ¿Tienes un
título en…?
—¡Camila!—grité sobre su divagación de mierda.
Esto no se trataba de ella.
No tenía nada que ver con ella.
Ella era mi medio para un fin.
—¿Qué quieres de mí? Si estás buscando una disculpa, no
tendrás suerte, porque no la obtendrás.
Ella se acercó a mi cara.
—¿Tienes idea de lo duro que he trabajado para llegar a este
punto de mi vida? No crecí como tú, con tu casa de un millón de
dólares, tu ropa de marca y la educación cara que das por sentada.
—Se señaló a sí misma, manteniéndose firme.
Una cosa que sabía con certeza, ella no saldría de mi habitación
hasta que me diera su opinión.
Ella me iba a poner en mi lugar, sin importar las consecuencias.
—Crecí en la pobreza con padres que luchaban por poner comida
en la mesa para todos sus hijos, pero aun así ellos nos brindaban lo
mejor que podían dadas las circunstancias. Crecí con ropa de
segunda mano, comprada en tiendas de segunda mano, todo de
segunda mano, solo para poder tener zapatos para ponerme, un
libro para leer, una calculadora para hacer mi tarea de matemáticas.
¡No crecí con una cuchara de plata en la boca como tú! Pero te diré
una cosa, Jackson, si lo hubiera hecho, puedes apostar tu culo a que
lo habría apreciado y no habría sido una pequeña mierda mimada
como tú que no conoce el significado de la palabra agradecido.
Mis ojos se nublaron. Fue rápido, pero ella lo vio.
No caigas en eso, Jackson... Mantente fuerte.
—No es mi culpa que tus padres no supieran cuándo dejar de
tener hijos.
Su boca se abrió.
—Guau. No hay forma de comunicarse contigo, ¿verdad?
—Y, sin embargo, aquí estás, todavía intentándolo.
Ella negó con la cabeza decepcionada, alejándose de mí.
—No tengo nada más que decirte.
—Genial, porque no quiero escuchar más. Dile a Skyler lo que
quieras, tal vez haga que mi padre regrese a casa por una vez.
Mierda.
Mary Poppins era inteligente. No le llevaría mucho tiempo sumar
dos más dos.
Ladeó la cabeza hacia un lado al darse cuenta de cuál era mi plan,
abofeteándola rápido y duro.
—Esto no se trataba de mí en absoluto, ¿verdad?
—Sal de mi habitación, Camila.
—Quieres que te delate, ¿verdad?
—No voy a decírtelo de nuevo—le advertí, mi temperamento
amenazante, alto y destructivo.
—Jackson, actuar mal no lo traerá de vuelta a casa…
Le di justo en la cara.
—¡Vete!
Sus pies tropezaron cuando la saqué de mi habitación,
obligándola a salir al pasillo antes de cerrarle la puerta en la cara.
—¡Jackson! —Ella golpeó la puerta—. ¡No puedes hacer esto! ¡No
puedes dejarme fuera de esta manera!
—¡Lo acabo de hacer!
—¡Vamos! ¡Dame una oportunidad! ¡Todo lo que te pido es una
oportunidad!
Para nuestra incredulidad, en realidad la abrí. Quedando frente a
frente otra vez.
—¿Qué más tengo que hacer para...
—¿Que está pasando aquí?—dijo Skyler, rompiendo nuestra
discusión. Atrapándonos a los dos por sorpresa.
Mary Poppins se giró para mirarla, todavía sintiendo mi mirada
acalorada mientras metía la bolsa de hierba en su bolsillo trasero.
Todavía no estando segura de qué hacer.
Observé cada uno de sus movimientos, esperando a que pasara
algo malo.
Vamos... solo díselo ya.
—Sí, Camila, ¿qué está pasando aquí?—la incité, queriendo hacer
avanzar esto.
—Yo-yo-yo-quiero decir... nosotros solo estábamos...
Solo había una manera en la que imaginé que esto sucedería. Ni
en un millón de años pensé que sería tan perspicaz.
Ni en un millón de años pensé... que a ella le importaría.
Cuanto más pensaba en ello, más se daba cuenta de quién era yo
y de lo que representaba. El football era mi vida, y no me arriesgaría
por nada. Era lo único que realmente me apasionaba en la vida,
además de hacer que la existencia de ella y Harley fuera un infierno.
Quería a mi padre en casa, incluso si eso significaba que tenía que
pagar el precio para que esto sucediera.
Su corazón dolía más por mí en ese momento que durante los
últimos dos meses que había estado trabajando para nosotros. No
importaba cuántas veces la aparté, ella se levantaba para otro round
conmigo.
Mary Poppins abrió la boca para decir algo, pero la cerró
rápidamente y me miró. No estábamos a más de treinta centímetros
de distancia, pero se sentía como si hubiera kilómetros entre
nosotros.
Física y mentalmente.
La confusión en mi rostro era evidente. No había manera de
ocultarlo, porque la verdad era que Camila me confundió.
A medida que pasaban las semanas, empezó a entrar un poco.
Centímetro a centímetro, mi guardia comenzó a bajar.
No me malinterpretes, todavía la odiaba. Aunque esa poderosa
emoción fuera generada por el hecho de que mi padre nunca estaba
en casa. Ella intervino, tomando su lugar como lo había hecho
Skyler.
Nunca volvería a casa si hubiera alguien aquí.
¿Por qué?
No tenía que hacerlo.
¿Ya no nos amaba? ¿Éramos siquiera un pensamiento?
El tiempo se detuvo en ese momento, la verdad nos consumía a
ambos.
Ella fue la primera en alcanzar nuestra neutralidad. Mirando
fijamente a Skyler, murmuró:
—Jackson y yo estábamos discutiendo sobre sus hábitos de
lavado.
Me puse rígido a su lado.
—¿Jackson sabe cómo lavar la ropa?
—O la falta de eso—agregó, sonriéndome.
La miré con los ojos entrecerrados, más confundido que nunca.
Tuvo la oportunidad de delatarme. Vengarse de mí por toda la
mierda por la que la había hecho pasar, incluso en el campo de
juego.
No lo hizo.
Ella se puso de mi lado, estando ahí para mí.
Haciéndome dar cuenta en ese momento y lugar...
Que estaba tan perdido.
Como mi padre.
Capítulo 22
<>Jackson<>
Pasado: trece años

Dicen que todo tiene que llegar a un punto crítico.


A medida que pasaban los días sin señales de nuestro padre, más
crecía mi resentimiento hasta un punto sin retorno.
Otro mes había pasado volando y todavía nada.
A pesar de eso, mi dinámica con Camila había cambiado de
formas que nunca esperé. Nuestras bromas se convirtieron en un
territorio menos hostil. No estábamos tratando de eliminarnos como
antes. Ahora eran simplemente nuestra fuente de entretenimiento.
Pero yo seguía siendo Jackson Pierce y siempre ganaba. En todo.
Incluso en nuestras mejores bromas.
Jagger y yo entramos en la casa después de la escuela una tarde, y
de repente escuchamos a Mary Poppins perdiendo la cabeza con el
animal de peluche de Journey en la sala de estar.
—¿Puedes oírme? ¡Voy a encontrarte! ¡Y entonces realmente
vamos a tener un intercambio de palabras!—gritó.
—Sabes que es un animal de peluche, ¿verdad?—le pregunté,
mirándola como si hubiera perdido la cabeza.
Saltó tan pronto cuando escuchó mi voz, dándose la vuelta para
mirarme.
—¡No! ¡Es tu padre! —gritó ella.
La ausencia de mi padre estaba afectando a todos en la casa.
—¿Desde cuándo mi padre se convirtió en el culo de un conejito?
—¡Él está aquí! ¡Lo sé!
Incliné la cabeza hacia un lado, mirándola con los ojos
entrecerrados.
—Mary Poppins, Journey te está viendo perder la cabeza con uno
de sus animales de peluche favoritos. Entonces, antes de
traumatizarla más de lo que ya lo has hecho, déjalo y aléjate del
conejito.
Ella frunció el ceño, dando un paso hacia mí, empujando lo que
quedaba del animal de peluche en mi pecho.
—Bien. Voy a encontrar al hombre que está dentro del conejito.
—Esto no es Toy Story, Camila. No hay nadie dentro de él.
—Ya verás—comentó crípticamente, girando en su camino hacia
la puerta del garaje.
—¡¿A dónde vas?!
—¡Acabo de decírtelo!
Ella esquivó a Jagger, que estaba de pie en la cocina con una gran
sonrisa en el rostro, como si supiera exactamente de qué estaba
hablando.
¿Qué demonios está pasando?
—¿Qué pasa con Journey?—le grité.
—¡Puedes cuidarla!
—¿Qué? ¡Nunca antes la he cuidado! ¡No puedes dejarla
conmigo! ¡No es mi trabajo cuidarla, es el tuyo!
—¡Puedes manejarlo por una hora! ¡Solo abrázala, aliméntala,
cámbiale el pañal! ¡Me has visto hacerlo cientos de veces!
—Mary Poppins, ¿qué car…?
—¡Termina esa oración y te lavaré la boca con jabón cuando
regrese! —Cerró la puerta detrás de ella y allí nos quedamos solos
con mi hermana pequeña por primera vez.
—¿Qué hacemos con ella?—preguntó Jagger, parándose a mi
lado. Sacudiendo la cabeza.
—Uh... ella parece estar bien ahí abajo.
—Por ahora.
Journey estaba sentada en el suelo sobre su vieja manta de las
Tortugas Ninja, mirándonos con una expresión del tipo no jodáis
esto u os cagaré encima.
Golpeé el pecho de Jagger.
—Marca, eres tú.
—¿Qué? Camila te dijo que eras responsable de ella. No a mí.
Además, creo que está lanzando una bomba en este momento.
—Eh... no lo creo.
—Ella tiene su cara de caca en marcha.
—Journey, ¿escuchas lo que dice sobre ti? Dile que estás
sonrojada porque Mary Poppins mató a tu conejito.
—¡Gah!
—Ves. —Lo golpeé en el pecho de nuevo—. Ella solo se está
relajando.
—No. Creo que está expulsando caca. —Él la levantó,
sosteniéndola entre nosotros—. Compruébala.
¿Qué otra opción tenía? Su culo con pañales estaba en mi cara.
—Bien. —Saqué los pantalones cortos y el pañal de su trasero—.
¡Dios mío, Journey! ¿Qué te está dando de comer?
Ella cayó en un ataque de risitas, pateando sus piernas. Causando
que la explosión masiva en su pañal llegara más allá.
—¿Qué hacemos?
—Vamos a tener que cambiarla.
—¿Cómo?
—No conozco las reglas. —Me encogí de hombros—. Supongo
que la lavaremos con una manguera.
—¿En el fregadero o en la bañera?
—Fregadero. Es demasiado pequeña para la bañera.
—Buena elección.
Journey eligió ese momento para soltar el pedo más fuerte, lo que
hizo que Jagger y yo nos partiéramos de la risa.
—Se supone que eres una dama—le dije, besando la parte
superior de su cabeza.
—Ella debe parecerse a ti.
Me encogí de hombros de nuevo, asintiendo hacia la cocina.
—Vámonos antes de que empiece a correr por sus piernas.
Tuvimos arcadas todo el tiempo que le quitamos la ropa,
resistiendo el impulso de vomitar.
—¡Apunta su trasero hacia el fregadero, Jagger! ¡El fregadero! ¡Mi
cara, no! ¿No ves que me estoy muriendo aquí, hombre?
—¡Perdóname! ¡Soy yo quien la sostiene!
—¡Tiene un gancho, hermano! ¡Hay un gancho y no puedo
sacarlo!
—¡Bah! ¡Gah! ¡Mah! —Ella echaba humo con furia.
—No eres tú, Journey, es tu trasero—le aseguré—. Esto no es
normal.
Abrí el fregadero, probando el agua hasta que estuvo lo
suficientemente caliente para usar el rociador.
Estaba a punto de enjuagar su trasero pantanoso, cuando
intervino Harley.
—¡Mierda!—soltó, caminando hacia la cocina desde la puerta
principal—. ¿Qué le estáis haciendo?
—¡Oh! ¡Justo a tiempo!— Con una gran sonrisa en mi rostro, no
lo pensé dos veces. Tomé a Journey de las manos de Jagger y, en tres
largas zancadas, estaba limpiando su trasero sucio sobre la camiseta
rosa brillante de Harley.
—¡Jackson!
Moviendo Journey de un lado a otro y de arriba abajo contra la
tela, me aseguré de que los trozos de caca estuvieran ahora en el
pecho de Harley.
—Aquí vamos. —La traje de vuelta a mí—. Ahora podemos
lavarte con la manguera.
La boca de Harley se abrió y sonreí.
—Gracias por la ayuda.
—¡Tía Skyler!—gritó a pleno pulmón, arrastrando el culo al baño
para tratar de salvar lo que quedaba de su horrible camiseta.
—¿Qué?—soltó yo—. ¡Dije gracias!
Skyler corrió a la cocina, sus ojos iban de nosotros a Journey.
—Jackson, ¿qué está pasando? ¿Dónde está Camila?
—Ella se fue.
—¡¿Ella se fue?!
—Sí... eh... —Pensé rápidamente, dando con una razón de por
qué ella no estaba aquí para no meterla en problemas.
Ella nos estaba haciendo un gran favor e iba a gritarle a nuestro
padre por nosotros, lo menos que podía hacer era devolverle el
favor.
—Ella umm... tuvo que llevar a su madre a la sala de emergencias
—mentí, cubriéndola—. Se cayó por las escaleras.
Por la mirada en el rostro de Skyler, ella estaba tan sorprendida
como yo, pero por una razón completamente diferente.
—Ella no me llamó.
—Oh, es porque le dije que no lo hiciera. Le dije que yo te lo diría.
—¡Dah!—exclamó Journey, atrayendo la atención de todos hacia
ella y su culo rancio.
—Ven aquí, bebé—la tranquilizó Skyler, tomándola de mis manos
para caminar de regreso a su habitación. —¿Qué te estaban haciendo
tus hermanos?
—¡Dah, dah, mah!
Juro que mi hermanita era un genio. Ella tenía que serlo... estaba
emparentada conmigo.
Me giré para seguirla, pero justo cuando me di la vuelta, fui
golpeado en la cara con lo que menos esperaba.
La camiseta de Harley.
Eso todavía tenía caca.
—Oh, Gremlin... será mejor que corras.
—Yo gano, siempre, imbécil. —Ella se rio y salió corriendo.
Durante la siguiente hora, estuve en la ducha con el agua
quemándome la piel.
Maldita Gremlin.
Skyler pasó la noche en la habitación de invitados, pero fui yo
quien se levantó con Journey a la mañana siguiente. Deseando unos
minutos a solas con ella antes de ir a la escuela.
Estaba sintiendo la pérdida de mi madre muy fuerte ese día.
Era el aniversario de Noah y Skyler, y él había planeado una
fiesta sorpresa para ella esta noche. A mi madre le hubiera
encantado planear junto a Noah. Era su tipo de celebración favorita.
Solía hacer lo mismo con la de mi padre y ella.
Cuando Mary Poppins entró en la guardería de Journey, sonrió.
Mirando mientras sostenía a mi hermana pequeña en mis brazos
mientras la mecía en su silla. Esta era la primera vez que me había
visto abrazarla, y mucho menos mirarla con tanto amor y cuidado.
Journey estaba tirando de mi camiseta, sujetándola con mucha
fuerza. Ella no quería soltarla y yo tampoco.
—Eres natural, Jackson. Algún día serás un gran padre.
Mis ojos volaron hasta los de ella.
—No quiero hijos—
—Dices eso ahora, pero eres muy joven. Tienes una vida plena
por delante.
Negué con la cabeza, chasqueando en un tono duro:
—No hablaría de cosas que no sabes, Camila.
Se rindió, dirigiéndose al elefante en la habitación,
—Gracias por cubrirme ayer. Realmente lo aprecio. No tenías que
hacer eso por mí.
Skyler debe haberle dicho lo que dije.
—No lo hice por ti, Mary Poppins, lo hice por Journey.
Ella asintió.
—Bueno, ¿tal vez también lo hiciste porque estás empezando a
aceptarme? —Meciéndose sobre sus pies agregó—. Sabes, ¿tal vez
incluso te gusto? Un poco, no mucho. Definitivamente más de lo que
te gusta Harley—bromeó, esperando que derribara algunas de mis
paredes. Aunque fuera solo por un segundo.
—Tienes razón—estuve de acuerdo—. Odio a Harley.
Ella arqueó una ceja.
—¿Tú crees?
—¿Qué estás tratando de decir, Camila?
—Nada, solo una observación.
—Ah, entonces las mismas mierdas femeninas que me dicen todo
el tiempo.
—¿Cuáles son?
—Soy malo con ella porque me gusta.
Ella se encogió de hombros, sonriendo.
—¿Te gusta?
—Jod…
Ella me miró.
—J-o-d-e-r no.
Ella se rio, incapaz de evitarlo. Mi boca sabelotodo siempre tenía
ese efecto en la gente.
—Chicas, ven demasiadas películas de Disney.
—Dice el tipo que tiene unas cuantas en su habitación.
Era mi turno de mirarla.
Una vez más, levantó las manos en el aire en un gesto de
rendición.
—¿Qué? Yo no las puse allí.
—Yo tampoco.
Ella no tuvo que preguntar para saber lo que yo estaba
insinuando.
—Puedo sacarlas si quieres.
La miré fijamente, buscando algo en su expresión antes de soltar:
—Sí, lo que sea. ¿Encontraste a mi padre? —la interrogué,
cambiando el tema a otra discusión que sí quería tener.
—Mas o menos.
—¿Estaba trabajando?
—Podrías decirlo.
—Su precioso hospital es todo lo que le importa.
—No creo que eso sea cierto en absoluto.
—¿Cómo lo sabes? ¿Hablaste con él?—le pregunté con esperanza
en mi voz.
—Podrías decirlo.
—¿Cómo?
—Lo pude ver en sus ojos. Te extraña tanto como tú lo extrañas a
él.
Me eché hacia atrás.
—No lo extraño.
—Jackson...
—No lo extraño. No lo necesito. Al diablo con él. —Había tanto
dolor en mis palabras, en mi tono, en mi comportamiento cuando se
trataba del hombre que me había dado la vida.
Ya no había forma de ocultarlo.
No quería nada más que la oportunidad de deshacerme de él.
—No quieres decir eso. Solo estás enojado. Confía en mí, sé lo
que se siente.
—Crees que lo sabes todo, ¿verdad, Mary Poppins?
—Sé que me he convertido en tu saco de boxeo, y no me importa
lo que te digas, sé que no me odias. Pero si te hace sentir mejor
apuñalarme, que así sea. Golpéame de nuevo, Jackson, porque tal
vez llegue un día en que puedas verme como tu amiga y no como tu
enemiga. De hecho, soy una persona genial. Si me dieras media
oportunidad, verías que no soy una amenaza para ti. Para ninguno
para el caso. No estoy aquí para reemplazar a nadie. Solo quiero
ayudarte.
—¿Y entonces qué? Cuando termines de ayudar, ¿qué?
¿Simplemente nos dejarás atrás?
—¿Es eso lo que quieres?
—No.
Ella sonrió, pensando que me había llegado.
No era así.
Ni siquiera por un segundo.
Ya había perdido a mis padres. No iba a permitir que pudiera
volver a perder a nadie en mi vida.
Dolía demasiado.
Apresuradamente, me puse de pie. Entregándole a mi pequeña
hermana.
—A Journey no le gustaría eso—declaré la verdad—. Porque
seamos realistas, Camila, ambos sabemos que ella es la única que te
quiere aquí.
Hizo una mueca y, por primera vez, sentí remordimiento.
—¿Eso te hizo sentir mejor? Porque la expresión de tu cara dice lo
contrario.
—Todos se van, así es la vida.
Sus ojos se humedecieron, solo alimentando mi ira.
Lo último que quería era que alguien se sintiera mal por mí. Que
sintiera piedad de mí.
A la mierda eso.
—Lo siento, Jackson, odio que te sientas así. Ojalá hubiera algo
que pudiera…
—¿Que dijo él? Quiero saber qué te dijo mi padre.
—Que te quiere mucho.
No podía decir si estaba mintiendo o no, pero mi hermana y yo
nos aferramos a cada una de sus palabras. Como si Journey pudiera
entenderlo y necesitara escucharlo tanto como yo.
Su mirada se movió por todo el cuarto de los niños hasta que
aterrizó en la estantería de Journey en la esquina de la habitación.
—Tu padre está sufriendo y no quiere que veas lo mal que está.
—¿En serio?
—Sí. Se derrumbó.
—¿Frente a ti?
—Mmmjá.
—¿Después de que dijo que estaba sufriendo?
—Algo como eso.
—Entonces, mi padre, que acababa de conocerte por primera vez,
¿de buena gana te dijo todo esto?
—Mmmjá.
—¿Por qué siento que estás mintiendo?
Nuestros ojos se conectaron.
—¿Por qué mentiría?
—Dímelo tú.
—Te lo estoy diciendo. ¿Por qué te cuesta tanto creer que tu
padre te quiere?
—No lo sé, Mary Poppins, tal vez porque no lo he visto desde
que mi madre…
—Ahí estás—interrumpió Skyler—. Vas a llegar tarde a la
escuela, Jackson. Te tienes que ir.
Retrocedí, asintiendo. Agarrando mi mochila del suelo, salí de la
habitación, llevándome la verdad de dónde estaba mi madre...
Conmigo.
Capítulo 23
<>Harley<>
Pasado: doce años

—Nena, te ves hermosa—me felicitó papá cuando entré en la sala


de estar. Todos estábamos arreglados para la fiesta sorpresa de
aniversario a la que íbamos a asistir. Él estaba parado en la entrada
con las manos en los bolsillos, vistiendo un traje negro, luciendo
muy guapo.
Giré en círculos para él, amando la sensación de que mi vestido
se hinchaba en la parte inferior.
—Gracias papi. Es nuevo.
Estaba más que emocionada por la noche que se avecinaba.
Mamá y la tía Lily nos llevaron a Shiloh y a mí de compras para la
ocasión, mimándonos como las princesas que éramos. Pasamos todo
el día juntas, haciendo cosas de chicas como arreglarnos las uñas y el
cabello, hablando sobre los últimos dramas, incluyendo cuánto
Trigger estaba molestando a Shiloh en las últimas semanas.
Con sus miradas encendidas, sus sonrisas coquetas y actitud
arrogante.
También chismorreamos sobre Jackson Pierce y sus malas
costumbres.
Me llevó cinco tiendas diferentes encontrar “el vestido”, el que se
ajustaba no solo a mi estilo, sino también a mi figura. Elegí un
vestido azul claro sin tirantes hasta la rodilla con sandalias de tiras a
juego que no quería quitarme nunca.
Por supuesto, agregué mi toque al material fluido, cosiendo
algunos lazos y brillo para que resaltara y se destacara. Odiaba
mezclarme con los demás. Tenía mi propio sentido del estilo y no
seguía las tendencias.
Era una fashionista de pies a cabeza, y solo empeoraba a medida
que crecía. Un día, tendría mi propia tienda en línea llamada
Harley's Closet. Atrévete a ser diferente.
Ya conocía mi combinación de colores y tenía el logotipo para mis
redes sociales y el sitio web. Sería una foto mía y de mi peludo
futuro mejor amigo. Quería un Wheaten Terrier, pero me negaba a
comprar uno. Tendría que esperar hasta que apareciera una raza
similar en el refugio en el que todavía era voluntaria.
Primero rescatar, siempre.
—Guau, Harley. Te estás poniendo tan grande. ¿Adónde se fue
mi nena?
Mi sonrisa iluminó todo mi rostro.
—Siempre seré tu nena, papi.
—Voy a obligarte a eso, cariño.
Era la primera vez que veía mi vestido y, para ser sincera, me
preocupaba un poco que pensara que era demasiado revelador.
No lo era.
Este era el hombre que pensaba que mis shorts hasta la rodilla y
mis faldas siempre eran demasiado reveladores. Supuse que mamá
estaba detrás de su cambio de opinión. Sabía lo emocionada que
estaba por usar algo más adolescente y no tan infantil. Yo estaba
creciendo y él necesitaba aceptarlo.
—Te ves igual que tu madre a tu edad.
Asentí, de acuerdo con él. Nada amaba más que cuando me decía
esas palabras. Mi madre era la mujer más hermosa que jamás había
visto. Era asombrosamente deslumbrante, y siempre deseé encontrar
un hombre que me mirara de la forma en que papá la miraba a ella.
Como si ella fuera lo único que importaba en todo su mundo.
—¿Cómo es que te estás haciendo tan grande?
—Eso es lo que sucede cuando me alimentas, tonto.
Se rio, tirando de mí en un abrazo.
Lo miré fijamente, colocando mi barbilla en su pecho.
—Papá, ¿crees que alguna vez encontraré un chico que me ame
como tú amas a mamá?
—No antes de que lo ponga bajo tierra, bebé.
—¡Creed!—gritó mamá, entrando en la sala de estar—. Eres
horrible. Deja de hacerle bromas.
—¿Quién está bromeando?
Me reí, negando con la cabeza. Papá decía lo que quería decir.
Siempre.
Esto no era un shock para mí de ninguna manera, todo el tiempo
supe que tendría que encontrar a un tipo que también tendría que
hacer que mi padre se enamorara de él. Sería la única forma en que
tendría mi propia langosta.
Con la aprobación de mi padre.
O de lo contrario, realmente lo pondría bajo tierra.
No hay duda de eso.
Lo abracé por última vez y lo solté, plenamente consciente de que
no podía esperar para abrazar a su esposa. Rápidamente, se dirigió
hacia ella, atrayéndola hacia él.
—Te ves lo suficientemente bien como para comerte, Pippin. —Se
inclinó hacia delante, susurrándole al oído.
Sonreí, sabiendo que estaba diciendo algo muy sucio. El afecto
descarado de mi padre por mi madre nunca me molestó, pero, para
mis hermanos eran una historia diferente.
—Maldita sea, papá. Consíguete una habitación—se quejó Luke,
demostrando mi punto cuando entró con Owen detrás de él.
—Lo hice. Mi casa, ¿me entiendes?
—Alto y claro, todavía jodidamente asqueroso.
—¡Luke!—lo reprendió mamá.
—Joder no es una mala palabra. Está en el diccionario.
p
Ella no estuvo de acuerdo.
—Eso no tiene sentido.
—Lo tiene en mi cabeza.
Solté una risita, atrayendo su atención hacia mí.
—¿Vas a dejarla viajar así?
—No hay nada malo con mi vestido, hermanito. Papá dice que
me veo hermosa, bloqueador de pollas.
—¡Harley Jameson!—me reprendió mi madre.
—¿Qué? Eso es lo que les dice papá a ellos. Dice que se supone
que son mis bloqueadores de pollas. ¿Por qué siempre me meto en
problemas por repetir las cosas que dice él? ¿Pero Luke y Owen
pueden decir lo que quieran?
—Porque tenemos una gran po…
La furia en los ojos de mamá fue suficiente para dejar a Owen sin
palabras.
Ésta era la norma en mi casa, y no la cambiaría por nada.
Cuando llegamos al restaurante de Memaw que el tío Noah había
alquilado para pasar la noche, ya estaban allí todos, excepto la
invitada de honor, la tía Skyler. Quien no tenía idea de que la estaba
sorprendiendo con esta fiesta para su aniversario. Yo, por mi parte,
no podía esperar a ver su reacción.
Memaw cerró el restaurante para la fiesta privada y lo transformó
en un espacio elegante. Mesas de lino amarillo rodeaban la pista de
baile y el escenario, mientras que luces parpadeantes colgaban del
techo, agregando el toque perfecto a su evento romántico.
Un enorme pastel estaba sobre la mesa en la esquina, esperando a
ser comido. Puede que yo haya sido todo una Jameson, pero todavía
tenía el gusto por lo dulce de los Ryder heredado de mi mamá.
Todo iba a ser súper romántico.
Había algo sobre los aniversarios y las bodas que llegaba a mi
corazón, y esto no era diferente. La tía Skyler estaba atónita y
y y y
asombrada cuando llegó por el amor que llenaba la habitación con
su familia y amigos. El tío Noah incluso llevó a algunas personas de
sus días en Skyler Bell.
Resistí la tentación de pedirles autógrafos, tratando de actuar con
calma. Sin embargo, tomé algunas fotos de incógnito desde el otro
lado de la habitación.
Ya sabes, para The Gram.
—¡Harley, ese vestido lo es todo!—exclamó la tía Skyler cuando
me vio.
—Lo sé. Lo dejé increíble.
—Solo déjame saber cuándo hacer la llamada. Mi dedo ya está en
el botón de enviar.
Ella constantemente nos decía esto a Cash y a mí, queriendo
ayudarnos con sus contactos en la industria. Pero ambos estábamos
decididos a lograr nuestros sueños y metas por nuestra cuenta.
Significaría más que simplemente nos fuera entregado.
—Cariño, tienes un gran ojo para la moda.
—Ella lo obtuvo de mí—intervino el tío Noah, sonriéndole.
—¿Quieres decir que tienes más de cinco camisetas blancas, tres
pares de vaqueros, un par de botas de combate y un chaleco?—
respondió ella, desafiándolo.
—Tengo este traje para ti, ¿vale?
—Tengo la sensación de que es alquilado.
Me reí, estando de acuerdo con ella. Le hizo cosquillas en un lado
del estómago y la sacó a la pista de baile. Observé mientras se
ubicaban en el centro. Abrazándose fuerte mientras bailaban su
canción de bodas.
Se veían perfectos juntos.
La forma en que mi tía y mi tío se miraban era algo que siempre
recordaría. Conocería a mi príncipe y también tendría mi noche
perfecta. Esperando que me mirara como la miraba el tío Noah.
A veces, sentía que nunca encontraría un amor como el que
compartían las parejas de mi familia. Todos tenían historias, batallas
y obstáculos que habían superado.
Donde prevaleció el amor, pasara lo que pasara.
De una forma u otra, cada una de sus historias de amor eran mis
favoritas.
En especial, la de mis padres.
Donde mi papá no se rindió...
Hasta que consiguió a su chica.
Siempre estaría esperando un amor como ese. Cuanto mayor me
hice, más me di cuenta de con quién quería compartir mi felices para
siempre.
Excepto que no sería fácil. Nunca lo sería con él. Lo odiaba. Lo
amaba. Quería que fuera mío.
Pero tal vez, solo tal vez...
Él siempre lo había sido.
Nuestros ojos se encontraron desde el otro lado de la pista de
baile justo cuando ese pensamiento cruzó por mi mente. Como una
señal del universo. En una habitación llena hasta los topes de
personas, nos encontramos sin siquiera intentarlo o mirarnos.
Como si nuestras almas se conectaran.
La expresión en el rostro de Jackson era una que no había visto
antes. Nunca quise saber lo que estaba pensando más que en este
instante.
¿Le gustaba mi vestido?
¿Mi pelo?
¿Mi maquillaje?
Lo más importante, ¿por qué me importaba?
De repente, la canción de Jason Mraz I Won't Give Up sonó a
través de los altavoces y él comenzó a caminar hacia mí.
—Puedo ver tus ruedas girando, Harley. ¿Qué tiene tu ratón
corriendo?
Mis ojos se dirigieron a Cash, pero era demasiado tarde. Él ya
estaba siguiendo mi mirada hacia lo que me tenía cautiva.
Haciéndolo retroceder.
—¿Jackson?
—¿Qué?
Jackson se había detenido en seco, dándome tiempo para
recuperarme.
—No. Estaba mirando el pastel detrás de él.
Cash me miró con escepticismo, aunque no me llamó la atención.
En cambio, extendió la mano y simplemente dijo:
—Baila conmigo, Harley.
Me mordí el labio, queriendo mirar a Jackson, pero consciente de
que Cash sabría que algo estaba pasando.
¿Qué estaba pasando entre nosotros?
Alejando el pensamiento de mi mente, dije la verdad.
—Nunca antes he bailado lento con un chico. Mi padre podría
matarte.
—Puedo manejar a tu viejo.
Sonreí, cediendo a su pedido. Agarré su mano.
—En ese caso, me encantaría.
Nos llevó a la pista de baile y me acercó a su cuerpo,
apretándome más contra su fuerte pecho.
—Mírate, Cash. ¿Es así como llevas a todas las chicas de nuestra
escuela?
Me guiñó un ojo, guiando mis brazos alrededor de su cuello.
Yo chillé como una niña, impresionada con sus movimientos.
—¿Tú lideras?
Ignorando mi pregunta, eligió ese segundo para hacerme girar, y
fue entonces cuando me di cuenta de que habíamos captado la
atención de toda la sala. Mamá retenía a papá y la tía Skyler hacía lo
mismo con el tío Noah. Permitiéndome tener este momento con mi
mejor amigo.
Satisfecha, apoyé mi cara en su pecho y bailé lentamente con él.
Fue alrededor del coro de la canción cuando algo se sintió diferente.
Él se sentía diferente.
Y no me refería al chico con el que estaba bailando.
Juro que lo sentí mirándonos, quemando un agujero en mi
corazón. Todas las emociones conflictivas se derrumbaron sobre mí
cuanto más se intensificaba la letra de la melodía. Sintiendo que
Jackson me la estaba cantando.
Tuvimos que aprender a adaptarnos sin que el mundo se derrumbara
sobre nosotros.
Cash me hizo girar de nuevo.
Tuve que aprender lo que tengo, lo que no soy y quién soy sin ti en mi
vida.
Nos balanceábamos al ritmo, sincronizados uno con el otro. La
habitación se cerraba sobre nosotros. No fue hasta el último coro
cuando la letra realmente me tocó una fibra sensible.
—Dándote todo mi amor, todavía aguanto. Porque Dios, tú lo vales.
No solo estaba imaginando cosas, estaba claro como el agua.
Alimentando todas estas emociones que no podía describir, o incluso
comenzar a entender.
El cruel bullying de Jackson.
Sus ojos perdidos.
Su alma triste.
Su, su, su...
¿Qué diablos estaba pasando?
—Gracias por el baile, Harley.
Cuando abrí los ojos, miré directamente en la dirección donde
sentía la presencia de Jackson.
Creyendo.
Deseando.
Esperando.
Que él estuviera allí mismo.
Excepto que estaba equivocada, porque...
No estaba.
Capítulo 24
<>Jackson<>
Tomé un Uber de regreso a casa yéndome temprano de la fiesta.
Mintiéndole como un cobarde a Noah y a Skyler de que no me sentía
bien, pero era una completa mentira. No podía quedarme allí, ni un
maldito segundo más. Estaba furioso, enojado más allá de lo creíble,
y ni siquiera podía decirte por qué.
Solo lo estaba.
Harley se veía tan diferente, nada como la chica que había
conocido toda mi vida. Entre el pelo, el maquillaje, los tacones y el
estúpido vestido sin tirantes, estaba casi irreconocible. Era la primera
vez que su apariencia me llamaba la atención por una razón
completamente diferente.
El Gremlin hizo que mi polla se contrajera.
Antes de saber lo que estaba haciendo, estaba tomando fotos de
ella con mi teléfono. Incapaz de detenerme.
Dando a la palabra voyeur una definición completamente nueva.
Sin embargo, allí estaba yo, mirando las fotos que había tomado
de ella en el camino a casa. No pude evitarlo.
¿Qué diablos me está pasando?
Por un momento esta noche, ella me tuvo. Como si realmente me
tuviera. Me dirigía hacia ella cuando Cash bloqueó mi polla como la
pequeña perra que era.
Cada vez que me imaginaba sus brazos rodeándola.
Tocando su piel.
Sintiendo su calor.
Su cabeza en su pecho.
La forma en que se movían juntos como si estuvieran hechos el
uno para el otro...
Jodió conmigo hasta que no vi nada más que rojo.
Quería apagarle las luces a puñetazos, enterrarlo vivo. Los
pensamientos irracionales me estaban tomando como rehén, y yo
estaba allí para aceptarlo. Pendiendo de un hilo extremadamente
delgado. Listo para romperse en cualquier segundo.
Mi sangre estaba hirviendo, sentía furia en cada centímetro de mi
piel de una manera que nunca antes había experimentado. Quería
lastimar a alguien.
A él.
A Cash 'jodido' McGraw.
Lo odiaba más de lo que odiaba a Harley.
Una vez que el conductor anunció:
—Estamos aquí. —Me di cuenta de que había pasado los últimos
treinta minutos pensando solo en ellos.
Habían consumido mi mente, y se sentía como si acabara de
empezar.
Saliendo del coche, entré a mi casa.
Instantáneamente escuché a Journey, gritar desde su habitación:
—¡Ma! ¡Ma! ¡Ma!
Apenas tuve tiempo de registrar lo que dijo porque la siguiente
voz que escuché vino de la persona que menos esperaba...
Mi padre.
—¡Esto es lo que querías todo el tiempo, ¿verdad?! ¡Quitarme a
mi familia!—vomitó brutalmente él en un tono que nunca había
escuchado antes.
¿A quién le estaba gritando?
No tuve que preguntarme quién era por mucho tiempo, porque
Mary Poppins rápidamente se defendió:
—¡Eso es absurdo! ¡Solo estoy tratando de ayudar, y tú estás
haciendo exactamente lo contrario en este momento!
La cuerda de la que pendía me tiró en la dirección de sus voces,
un pie delante del otro.
Cuatro pasos.
Seis pasos.
Siete.
Ocho.
Nueve.
—¡Journey, ven con papá!
—¡Ma! ¡Ma! ¡Ma!
Él está aquí... realmente está jodidamente aquí.
Diecinueve pasos.
Veinticinco.
Treinta y uno.
Mi corazón latía más fuerte y más duro. Más y más rápido sin
final a la vista.
Su voz retumbó en las paredes y en la puerta en la que me
encontraba ahora.
—¡Ella no es tu madre!—rugió con la misma rabia que yo sentía
por él desde que mi madre nos dejó.
Sin pensarlo, sin vacilar, sin problema alguno, dije con tono de
mofa:
—¡Ella es la única madre que Journey ha conocido!
Las miradas de ambos se dirigieron hacia mí y lo vi enfrentarse
cara a cara con su realidad.
Reflejé su comportamiento, su compostura, su franca arrogancia.
Hombre contra hombre.
Hijo contra padre.
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Amor con odio.
No se podía negar lo mucho que lo odiaba.
—¿Qué es lo que acabas de decir?—preguntó en un tono
espeluznante y amenazante. Uno ante el que Camila sostuvo a
Journey con más firmeza en sus brazos protectores.
—Me escuchaste—dije mordiendo las palabras, los puños
apretados a mis costados—. Pero no tengo ningún problema en
repetirlo. —Acercándome a su rostro, lo miré de arriba abajo.
Finalmente.
Podría decir lo que había estado conteniendo.
Por mi hermano.
Mi hermana.
Mi madre.
La familia que solíamos ser. El amor que solíamos compartir.
Toda la admiración y el respeto que una vez tuve por él se
desvanecieron en un instante.
No me contuve, y gruñí:
—Ella es la única madre que Journey ha conocido. El único padre
que ha conocido también.
Hizo una mueca, sin ocultarme su reacción.
Bien.
Porque solo estaba empezando.
—Tú no la conoces, y no estoy hablando de Camila. Journey la
ama, a diferencia de ti, que no conoces el significado de la palabra.
No dijo nada, ni una puta palabra. Agregando combustible al
fuego que sentía profundamente en mis huesos.
—No te pareces en nada al hombre que pensé que eras. Mi héroe,
mi padre, mi mejor puto amigo...
Su mandíbula se endureció mientras sostenía su cabeza más alta.
Su fuerte compostura, desintegrándose justo delante de mis ojos.
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Sonreí, sintiendo una intensa satisfacción de que lo estuviera
lastimando, saboreando la emoción que me provocaba. Sabiendo que
estaba llegando a él.
—Después de todo lo que le prometiste a mamá, a Jagger, a mí, a
tu familia... eres como ellos. Eres exactamente como las personas a
las que no les importabas una mierda.
Sus manos en puños a sus costados, su temperamento
amenazante cerca de la superficie.
Éramos uno y lo mismo, pero esta sería una batalla que yo
ganaría. Incluso si nos matara a los dos.
—¿Cómo se siente convertirte en un pedazo de mierda como
ellos? ¿Eh? ¿Cómo se siente perder todo por lo que trabajaste tan
duro? —dije con desdén, completamente consciente de que esto lo
estaba matando al compararlo con los bastardos sin valor que se
cagaron en él las diferentes casas de acogida a las que fue llevado.
—Jackson, es suficiente—dijo Camila en voz baja, no queriendo
que esta guerra llegara a un punto sin retorno.
Mirando solo a mi padre, respondí sarcásticamente:
—Tú no eres mi madre. Ella se ha ido y no va a volver.
Él se estaba tambaleando en el borde. Pude verlo físicamente
pendiendo de un hilo.
—Jackson, por favor, detente.
—¡Oh, vamos, Mary Poppins! ¿No quieres saber dónde está?
¡Pensé que eso era lo que querías!
Ambos retrocedimos cuando él finalmente habló:
—Jackson Pierce, no le hables así. Te crie mejor que esto. Si
quieres venir por mí, entonces vienes a mí como un hombre. ¡Déjala
fuera de esto!
—Oh... —Ladeé la cabeza hacia un lado—. Defiendes a Camila,
¿eh? A mamá le encantaría eso.
—Jack…
—¡Y no me has criado en casi un año!—le recordé—. ¡Todo lo que
te importa es tu puto hospital!
—Cuida tu boca—me advirtió, acercándose a mí.
—Oh, ¿entonces ahora quieres intentar ser mi padre? ¿Dónde
carajos has estado mientras todos los demás se han hecho cargo de
tus responsabilidades? ¡¿Eh?! —Lo empujé, sin importarme una
mierda las consecuencias de poner mis manos sobre él.
Él no vaciló, no es que esperara que lo hiciera.
—¿Crees que te necesito? ¿Crees que te quiero en mi vida? ¡Me
importas una mierda! ¿Me escuchas? —Lo empujé de nuevo, mucho
más fuerte—. ¿Me entiendes? ¡Me importas un jodido carajo! ¡Al
diablo contigo!
Mirándolo por última vez, dije la verdad:
—¡No eres más que una lamentable excusa de hombre que
abandonó a sus hijos cuando más lo necesitaban!
Camila jadeó al mismo tiempo que su mano volaba hacia atrás.
—¡No!—gritó ella justo cuando él me dio un revés en la cara.
Mi cabeza salió disparada hacia atrás, llevándose la mitad de mi
cuerpo conmigo. Journey estalló en un ataque de lágrimas, gritando
a todo pulmón de nuevo.
Él instantáneamente me alcanzó, pero aparté sus brazos con
fuerza. Incluso la expresión de tristeza que cayó sobre su rostro
significaba una mierda para mí.
—¡Jackson, no fue mi intención hacer eso! ¡Sabes que nunca te
haría daño! Moriría antes de lastimarte—se disculpó a su manera,
sus ojos se llenaron de arrepentimiento y devastación al mismo
tiempo.
—Shhh… está bien, Journey, está bien—tranquilizó Camila a mi
hermana pequeña, que estaba gritando en sus brazos.
Miré a los ojos del hombre que solía conocer. El padre al que
admiraba, amaba y por el que habría muerto.
Mi estómago dio un vuelco, debilitándome las rodillas. Las
emociones estaban tan altas que podía ahogarme con ellas,
haciéndome jodidamente difícil respirar.
En un abrir y cerrar de ojos, su rostro cambió como si estuviera
examinando mi apariencia, buscando al chico que alguna vez lo amó
más que a nada en este mundo.
Él se había ido.
Y tú hiciste eso.
Me tragué la bilis que me subía a la garganta. Cegado brevemente
por la angustia abrumadora que podías sentir en el aire. Con
lágrimas empañando mis ojos, lo miré de nuevo. También buscando
al padre que todavía quería más que a nada.
—Por favor, detente—repitió Camila, mirándome a los ojos—.
Tienes que parar. Tu madre no hubiera querido esto. Ninguna madre
lo querría.
Mis ojos se nublaron, desencadenando algo muy dentro de mí.
Ella tenía razón.
Ella no hubiera querido esto, y solo por esa razón, me detuve.
Viendo a mi madre de pie frente a mí en lugar de la mujer que había
estado ahí para nosotros en su ausencia todos estos meses.
Parpadeé, volviendo a enfocar mi atención en él, quien también
estaba asimilando lo que ella acababa de decir. Ninguno de los dos
habló. Incluso Journey dejó de llorar.
Fin.
Juego terminado.
Dije lo que tenía que decir.
Lentamente, retrocedí antes de girar y marcharme. Dejando
heridas abiertas que quizás nunca sean curadas por las manos del
buen doctor.
Pensé que esto era lo que quería, lo que necesitaba, lo que
anhelaba.
Estaba equivocado.
Yo no lo odiaba.
Lo amaba.
Pero eso dolía...
Igual.
Capítulo 25
<>Harley<>
—Tenemos que irnos. —La tía Skyler vino corriendo hacia el tío
Noah, que estaba sentado a mi lado.
—¿Qué es lo que pasa?—preguntó, sacando las palabras de mi
boca.
—Es Aiden. Me acaba de llamar, la cagó. Tenemos que irnos.
Noah se puso de pie, y me encontré de pie con él. Diciendo:
—Yo también voy.
La tía Skyler no me cuestionó, solo asintió como si ya supiera mi
razonamiento. Lo que me había estado preguntando desde que
Jackson se fue de la fiesta.
Con un pie pesado en el acelerador, no nos tomó mucho tiempo
llegar a la casa de los Pierce. El tío Noah aceleró todo el camino,
infringiendo varias leyes en el proceso. Todos estábamos estresados
por la ansiedad de lo que se avecinaba. Una cosa sabía con certeza, el
tío Aiden no había puesto un pie en esa casa desde que su esposa
había muerto.
Con mis pensamientos enfocados únicamente en Jackson, me
moví en un estado mental de piloto automático, cerrando la puerta
del coche detrás de mí. Corriendo directamente a su casa, subí
corriendo las escaleras hacia su dormitorio. Mi corazón se sentía más
lleno con cada paso que doy. Un hilo delgado tirando de mí,
acercándose más y más al chico que más podría haberme necesitado.
La verdad era que no tenía ni idea.
Cuanto más mayores nos hicimos, más nuestra relación
evolucionó hacia algo más intenso, algo inesperado. Ambos jugamos
juegos, bromas y peleamos.
Era nuestra dinámica.
Nuestro entendimiento.
Nuestro odio.
Era sencillo.
Hasta que... no lo fue.
—¿Jackson?—llamé a su puerta.
Silencio.
—Voy a entrar.
Nada.
Al abrir la puerta, tuve cuidado de no asustarlo en caso de que
estuviera en su pequeño mundo. Un lugar en el que lo había
encontrado perdido más veces de las que podía recordar. La tierra
desconocida que yo sabía que lo atormentaba.
La lista era interminable.
Su madre.
Su padre.
Su mente.
Esta vez, no tuve que preguntarme dónde estaba. La ventana
estaba abierta, lo que permitía que la brisa nocturna apartara
suavemente las cortinas transparentes.
En tres pasos, estaba parada frente al alféizar de la ventana, lista
para la batalla que era Jackson Pierce. No le gustaría que estuviera
aquí por él, probablemente pensando que más tarde se lo echaría en
cara.
Usándolo como un arma, en lugar de que él se diese cuenta de
que solo estaba tratando de ser su amiga.
Nunca había experimentado personalmente lo que él estaba
pasando. Había cosas que no sería capaz de comprender, emociones
con las que no podía relacionarme, miedos con los que nadie debería
tener que vivir.
Pero al final, no importaba.
Sin embargo, yo estaba aquí por él.
Quitándome los tacones, entré en el umbral como él me mostró
anteriormente. Alcanzando la rama para agarrarme y levantarme.
Asegurándome de aferrarme muy fuerte. Lo último que quería era
caer en picada hacia mi muerte, o peor aún, rasgar mi vestido nuevo.
Como si leyera mi mente, Jackson siseó:
—¿Qué carajos, Gremlin?
—Bueno, ¿por qué no me ayudas para que no me caiga?
—¿Qué otra opción me dejas, mocosa? —Alcanzó mi brazo y yo
agarré su mano. En menos de un segundo, estaba parada frente a él,
sin saber qué decir o hacer.
Realmente no había pensado en esta parte. Hice lo que se sentía
correcto, con la esperanza de que él pensara eso también.
—¿Qué estás haciendo aquí?—espetó con la misma actitud cruel.
Nada nuevo.
—Estoy aquí para ti.
Me miró con los ojos entrecerrados, tan confundido como yo con
lo que dije.
—Yo no te pedí que vinieras.
—No tenías que hacerlo.
Ignorando mi respuesta, siguió:
—No te quiero aquí, Harley.
No dudé en responder:
—Sí, me quieres, Jackson.
—Lo único que tengo que decirte, Gremlin, es que necesitas
aprender a ocuparte de tus asuntos. ¿Cuántas veces tengo que
decírtelo? Estoy harto de esta mierda.
—¿Por qué haces eso—murmuré por lo bajo—. ¿Por qué siempre
me alejas cuando estás sufriendo?
—Vete a la mierda, Harley.
y
—No me iré. Puedes usarme como tu saco de boxeo, ser malo
conmigo, gritarme. Lo aceptaré todo, pero después de que termines
de descargar tu enojo conmigo, todavía estaré aquí, porque me
preocupo por ti.
Sus ojos se nublaron. Fue rápido, pero lo vi.
—¿Estás bien, Jackson? ¿Tu padre te golpeó? Tu mejilla está toda
roja.
—¿Cómo sabes que está aquí?
—Él llamó a Skyler, diciendo que la cagó. ¿Es eso lo que hizo? ¿Es
por eso que estás aquí escondiéndote?
—No me estoy escondiendo.
—Aquí solo entonces.
—Ya no estoy solo. Estás aquí, siendo un dolor en mi culo. —Se
volvió bruscamente y volvió a sentarse en medio del techo.
Siguiendo su ejemplo, rápidamente me senté a su lado.
—Lamento que tu padre te haya golpeado, pero sabes que no lo
hizo en serio. Él te ama. Solo está lastimado por culpa de tu madre.
—No quiero hablar de eso, Harley.
—Está bien—asentí—. Podemos sentarnos aquí y mirar el cielo.
Decir que me sorprendió cuando dijo:
—Me gustaría eso— y se inclinó para abrazarme sería quedarse
corta.
Nos quedamos allí no sé cuánto tiempo.
Esperando no sé qué.

<>Jackson<>
Maldita Gremlin.
Este día, esta noche... pasó de una cosa a otra. Ya no podía seguir
con eso. Nunca esperé que él estuviera aquí, y mucho menos ella.
¿Por qué estaba ella aquí?
¿Por qué se sentía bien?
¿Por qué estaba bailando con Cash?
Mi cabeza latía con fuerza, un desgarrador dolor de cabeza estaba
causando tantos estragos en mi mente que apenas podía ver con
claridad. El escozor en mi mejilla no ayudaba al latido en mi cerebro.
Podía oler el cabello de fresa de Harley, su piel con aroma a
vainilla y su mierda de labial de cereza.
Ella era un faro de olores, solo jodiendo con mi otra cabeza.
—¿Te gustó bailar con Cash, nena?
Fue su turno de retroceder, estupefacta de que hubiera dicho eso.
—¿Qué tiene que ver él con algo?
—Todo. Claramente quiere follarte.
Ella jadeó, mirándome.
—¡Retira eso!
—Joder, no.
—¿Por qué haces esto?
—¿Hacer qué exactamente? Decirte la verdad. Como lo feo que es
tu vestido. No sé qué me sorprende más: el hecho de que creas que
tu cuerpo realmente puede llenarlo, o que tu padre te dejara salir de
la casa usándolo.
—Estás siendo un imbécil para que me vaya.
—¿Está funcionando?
—Te vi mirándome fijamente. Vi adónde fueron tus ojos. ¡Te
gusta mi vestido, cretino!
—¿Mirando qué? No hay nada que mirar. Inténtalo de nuevo una
vez que te crezcan algunas tetas.
Su boca se abrió.
—¿Qué, nena? ¿Quieres que vuelva a meter la lengua allí?
—Jackson... no hagas esto. —Ella trató de abrazarme, pero no
podía soportar más la agitación emocional. Perdí mi mierda con ella
—. Te dije que no te quería aquí.
—¡Es demasiado tarde para eso! Estoy aquí, y quiero estar.
—Entonces, ¿qué tengo que decir para que te vayas?
—Dejé a Cash para venir aquí, ¿verdad? Por ti.
—Eso no es lo suficientemente bueno.
—¿Alguna vez algo será lo suficientemente bueno para ti?
—No cuando se trata de ti.
—¿Qué diablos significa eso?
—Harley, si quieres que te bese, que te toque, todo lo que tienes
que hacer es pedírmelo. Ponerte un vestido de zorra no hará que te
desee.
—¡No es un vestido de zorra! Confía en mí, lo sabría. Debes
haberme confundido con una de tus descerebradas groupies
animadoras.
—No hay confusión, Gremlin. Todas tienen tetas y culo. —La
miré de arriba abajo. —Ambos sabemos que tú no los tienes.
—¿Sabes qué? Quédate solo. Pero debes saber esto, Rudolph... tú
hiciste esto. Tú me alejaste. Me trataste como una mierda cuando
solo intentaba estar aquí para ti. ¿Quieres vivir solo? ¿Nunca dejar
entrar a nadie? ¿Por qué? ¿Eh? ¿Alguna vez te preguntaste eso, chico
duro?
—No lo hagas, Harley.
—¿No hacer, qué? ¿Eh? ¿Decirte la verdad? Crees que soy tan
estúpida e ingenua, pequeño perfecto juguetito... crees que no sé que
tienes miedo, que vives la vida con miedo a lo desconocido.
—Te lo advierto, Harley. No me jodas.
Ella se puso de pie, cerniéndose sobre mí.
—¡¿Crees que no sé que tienes pesadillas?! Que no sé que estás
constantemente pensando en tu madre... pero es mucho más que eso.
¡Alejas a todos porque estás aterrorizado de perder a alguien más
que se preocupa por ti! ¡Alguien que te importe... que piensas... que
podrías amar!
Salté, enfrentándola, y antes de que pudiera decir una palabra,
me dio un rodillazo en las bolas.
—¡Maldita sea, Harley!
—Prefiero que no hables. ¡Me toca a mí y escucharás, y
escucharás bien, idiota! Tú, Jackson Pierce, eres la razón por la que te
odio. ¿Me entiendes? Tú jodiste esto, no yo. —Con eso, se dio la
vuelta y se fue.
Respirando a través del dolor, salí tras ella. Alcanzándola una vez
que estaba en la cocina, la agarré del brazo y la giré para que me
mirara.
—Aclaremos una cosa, Harley Jameson. No necesito que me
vigiles. No necesito que me digas lo que necesito. Tuve una madre
para eso, y ella se fue como todos los que amo. No necesito a nadie.
No te invité aquí, tú entraste a la fuerza. —La acerqué a mi pecho y
le susurré al oído—. Y si necesitara un juguete sexual, no serías tú.
—¡Jackson Pierce!—gritó, empujándome con fuerza—. ¡No puedo
creer que perdí mi tiempo viniendo aquí por ti! ¡Te odio!
—¡Bien! ¡Porque yo no puedo soportarte!
—¿Qué mierda está pasando aquí?— exclamó Noah, entrando
por la puerta del garaje—. No puedo dejaros solos por unos minutos
sin que os estéis destrozando el uno al otro. ¿Por qué querías venir
con nosotros, Harley?
Su pecho subía y bajaba, sus fosas nasales estaban dilatadas.
Skyler entró detrás de él, cambiando sus ojos de Harley a mí, de
nuevo a ella. Una expresión de complicidad se apoderó de todo su
rostro.
—Noah, ha sido una noche abrumadora para todos nosotros.
Harley no perdió el ritmo y respondió a su pregunta:
—Me equivoqué al venir aquí. No sé lo que estaba pensando.
¿Puede alguien llevarme de vuelta a la fiesta, por favor? Cash me
está esperando.
Tragué saliva, sintiendo esa frase en la boca del estómago.
Desearía poder decir que aprendí la lección esa noche, pero no fue
así. De ninguna manera.
¿Lo qué pasó después...
Probó esa teoría.
Capítulo 26
<>Jackson<>
No dormí una mierda esa noche, dando vueltas y vueltas sin un
final a la vista. Mi mente se consumió con pensamientos de mi
padre.
¿Estaría regresando?
¿Cambiarían las cosas?
¿Sería el hombre que alguna vez fue para nosotros?
Journey y Jagger lo necesitaban. Y tal vez, solo tal vez...
Todavía, yo también lo hacía.
—¡Jackson!—gritó a través de la puerta Mary Poppins,
golpeándola.
—¡Vete!
—¡Necesitamos hablar!
—¡No, no necesitamos!
—¡Jackson, por favor! Sólo abr…
Abruptamente, abrí la puerta. Sobre todo, para sacarla de mi
vista.
—¡¿Qué?!
Ella saltó hacia atrás, sin esperar que yo fuera tan intenso.
—Solo quería ver cómo estabas. No tienes que morderme la
cabeza.
—Estoy bien—comenté con calma.
No lo estaba, pero ella no necesitaba saber eso.
—No te ves bien.
—¿Qué quieres que te diga? Diré lo que sea para que te vayas—
repetí lo mismo que le había dicho a Harley la noche anterior.
Ella espetó:
—¡¿Qué diablos, hombre?! ¡Eres peor que una adolescente
malhumorada! No puedes ser amable conmigo y luego…
—¿Amable contigo?—la interrumpí—. ¿Cuándo fui amable
contigo?
—Anoche, me defendiste ante tu padre…
—Hice eso por Journey, no por ti.
—Oh, vamos, Jackson. Incluso tú no crees eso. ¿Por qué no
puedes admitir que te gusto? Que tal vez podríamos ser amigos,
especialmente ahora que vi…—Se detuvo.
—¿Qué?
—Nada.
—No me vengas con esa mierda. ¿Qué estabas a punto de decir?
—Bueno... lo que sucedió fue... anoche, yo mmm... bebí un poco
demasiado... y eh... no tomé decisiones sabias—se tropezaba con sus
palabras.
¿Qué demonios está pasando?
—¿Qué tiene eso que ver con lo que estabas a punto de decir?
Había terminado con los juegos. Ya tenía suficiente de eso con
Harley.
—¡Habla, mujer!
Ella se encogió de hombros.
—Vivo aquí ahora.
¿Qué carajo?
—¡No para siempre! No es así. Sólo hasta que pueda resolverlo
todo. Honestamente, todo sucedió muy rápido y tu padre es…
—Un idiota.
—Iba a decir protector y testarudo. —Ella asintió—. Pero tu
adjetivo también funciona.
—¿Mi padre te mudó acá?
—No.
—¿No?
—Quizás. Me estás confundiendo con tus trucos, como lo hizo tu
padre esta mañana.
—¿Esta mañana? ¿Pasó la noche contigo?
—¿Qué? ¡No!
—¿No?
—Bueno, algo así, pero no así. Lo estás tergiversando de nuevo.
—No estoy tergiversando una mierda. Me baso en lo que estás
diciendo.
Entre ayer y hoy, juro que ya estaba perdiendo la cabeza. Ella
continuó con lo que pasó, y traté de prestar atención lo mejor que
pude. Aunque ella era tan confusa como lo era Harley.
—Entonces, lo que estás diciendo es que te emborrachaste como
una cuba, ligaste…
Ella me interrumpió, hablando y hablando de una cosa u otra.
Hasta que finalmente pregunté:
—¿Estás bien?
Ella estaba sorprendida de que siguiera con eso, y estaría
mintiendo si dijera que no lo estaba también.
—Sí, en su mayor parte. No quería que sucediera nada de esto, y
me siento horrible porque sucedió. Tu padre cree que estoy en
peligro si me quedo en mi apartamento, y puede que tenga razón.
En este punto, honestamente no lo sé.
—Entonces, 'No responder' ¿es tan malo?
Ella podía ver el remordimiento en mis ojos.
¿Por qué sentía tanto por ella?
q p
—Quiero decir, no lo pensé hasta que me di cuenta de cómo
siempre me ha tratado. Jackson, es difícil de explicar. Yo no crecí
como tú.
Pensé en lo que ella había dicho durante unos segundos, y antes
de que supiera lo que estaba diciendo, comenté con sarcasmo:
—Estoy seguro de que a mi madre le encantaría que vivieras
aquí.
Ella suspiró, alejándose, pero la agarré del brazo y la detuve.
—No quise decir eso. Quiero decir... quise decir eso, solo que no
de la manera idiota en que lo dije. Mi madre tampoco querría que
estuvieras en peligro. Además, ya te quedas la mayor parte del
tiempo. Ella estaría feliz de que estés aquí. Para Journey.
Ella asintió, sin saber qué decir.
—Y para Jagger.
—¿Y para ti?
Sonreí.
—No lo presiones.
Era la verdad Después de todo lo que había hecho por nosotros,
si estaba en peligro, también pertenecía aquí.
—No dejes que se te suba a la cabeza, Mary Poppins. Sobre todo,
me gusta tu cocina.
—¿Pensaba que me acusaste de intentar envenenarte?
—Eso es probablemente cierto.
—Probablemente, ¿eh? ¿Probablemente me ayudaste anoche
porque también te gusto?
—Ya te lo dije, lo hice por Journey.
—Bueno, sea cual sea la razón, gracias.
—No te vas a poner todo sentimentaloide y querrás abrazarme,
¿verdad?
Ella rio.
—No lo sé, Jackson. Tal vez deberíamos abrazarnos. Tal vez eres
un abrazador que no salió del armario y aún no lo sabes.
—Pregúntale a Harley. Ella te dirá lo que pasó después de que
trató de abrazarme anoche.
—Oooh. Los vi en el techo. Fue tan lindo, creo que la am…
—Termina esa oración y mira qué rápido te cierro la puerta en la
cara. Me encontró en un momento de debilidad, no va a volver a
pasar.
No la amaba. No podía. No lo permitiría.
—Tal vez sí.
—Estoy seguro de que no.
—¿Por qué eres tan malo con ella?
—Porque no la soporto.
—Si eso fuera cierto, en primer lugar, nunca habrías dejado que
te consolara.
—Estaba pensando con la cabeza equivocada.
—¡Puaj! —Ella dio un paso atrás—. Voy a fingir que no acabas de
decir eso.
—Entonces no deberías haber preguntado.
—Me voy a ir ahora. ¿Estamos bien?
—No estoy feliz de que seas tú quien me dijo que estás viviendo
aquí ahora. Pero no tiene nada que ver contigo y todo que ver con él.
—Jackson, dale un respiro. Estoy segura de que te lo iba a decir.
Me adelanté. Tuvo que ir al hospital.
—Después de la forma en que te trató anoche, ¿sigues
defendiéndolo?
¿Por qué era tan fácil para las personas perdonarlo?
¿Qué tenía mi padre que tenía un efecto en la gente?
—Journey sigue llamándome 'Ma', y cada vez que sale de su boca
me duele el corazón. No puedo imaginar lo que siente tu padre al
escucharla decirlo.
—¿Qué es lo que espera? —Asentí, sintiendo esa declaración en
mi conciencia—. Él nunca está cerca. Journey está contigo todo el
tiempo. Podría pensar en cosas peores que podría decir.
—Especialmente con lo que sale de tu boca.
Me reí. Más verdades.
—Tu padre te ama, Jackson. Sé que suena muy difícil de creer en
este momento, pero es verdad. Él no me habría pedido que me
mudara si no te amara tanto como lo hace.
—¿Qué tiene eso que ver con esto?
—Porque es lo primero que salió de su boca esta mañana. Lo que
le diríais si me pasara algo. Mira, incluso él sabe que te gusto.
—Estás llegando, Camila.
—Me llamaste Camila, no Mary Poppins. Hashtag #progreso.
Negué con la cabeza.
—Realmente necesitas dejar de ver Mean Girls.
—No soy una niñera normal. —Ella sonrió, guiñando un ojo—.
Soy una niñera genial.
Poniendo los ojos en blanco, escondí una sonrisa. Disfrutando
que estábamos estableciendo una especie de término medio.
—Mejor cuídate, niñera genial, quién sabe lo que te voy a hacer
ahora que vives aquí.
Ella dejó de sonreír.
—¿Espera qué?
Sonreí tortuosamente antes de cerrar y bloquear la puerta.
—¡Jackson! —La golpeó—. ¡Esto es una tontería! ¡No puedes
seguir haciéndome bromas!
No respondí, fingí como si no pudiera escucharla. Ya estaba
planeando en mi cabeza lo que le esperaba. Fue una buena
distracción de la mierda que me rodeaba.
—¡Sé que puedes oírme! ¡Esto funciona en ambos sentidos,
engendro del demonio! ¡Te la devolveré y envenenaré tu comida,
para que estés cagando durante semanas!
—Es bueno ver que volvieron a la normalidad—interrumpió
Jagger, mientras lo escuchaba a través de la barrera de madera.
—¡Dios mío, Jagger! ¿Cómo sigues apareciendo de la nada?
¿Cuánto tiempo has estado parado allí?
—El tiempo suficiente para saber que te estás mudando.
—No es como…
—Sé cómo es. Eres tú la que no lo sabe.
¿Que quiso decir con eso?
—Eres como una galleta de la fortuna, ¿quieres dar más detalles?
—Nah, es más entretenido ver cómo lo descubres por ti misma.
—¿Verme descubrir qué?
—Ya verás.
—Jagger, sé que eres un tipo de muy pocas palabras, pero con las
palabras que usas, ¿pueden darle sentido?
—Lo tendrán, con el tiempo.
—Otra vez, con los mensajes crípticos.
Skyler los interrumpió y me alejé de la puerta. Saliendo por mi
ventana.
Me senté en el techo por el resto del día, contemplando lo que iba
a pasar a continuación.
Entre mi padre y Harley, tenía muchas cosas en que pensar,
recordando las palabras que les había dicho a ambos la noche
anterior.
No sé qué odiaba más...
q
Que les había hecho daño.
O que me dolió hacerlo.
Capítulo 27
<>Jackson<>
Pasado: dieciséis años

Cuanto más cambiaban las cosas, más permanecían igual.


Durante los últimos dos años y medio, mi vida dio un giro
drástico, en su mayoría para mejor, pero algunas cosas para peor.
—¡Jackson! ¿Estás disto? ¡Mídame! ¡Me deo tan bonita! —exclamó
Journey, girando torpemente para mí con su vestido blanco de niña
de las flores.
—Te ves como una princesa.
Ella sonrió con su preciosa sonrisa.
—¡Es lo que quedía!
—Lo lograste, bebita.
—Ya no soy un bebé. Tendo tes y medio. —Ella levantó tres dedos
—. Adí de mucho.
Asentí.
—Una niña muy grande.
—Ves... soy lina y lo sé todo.
—Como yo.
Ella se rio, estando de acuerdo conmigo.
—¿Bailarías comido?
—Por supuesto.
—¿Te gusta eto? —Puso sus manos sobre sus rodillas y se agachó,
tal como Camila le había enseñado.
Era lo suyo, menear el culo bailando juntas por toda la casa.
Volviendo loco a mi padre porque le estaba enseñando a Journey su
latina forma de ser.
Me reí. No pude evitarlo. Ella era linda como la mierda.
—Yo tamién baio con Cash. Él es mi nodio.
—¿En serio?
Ella se rio de nuevo y salió corriendo hacia la suite nupcial de
Camila.
—¡Ma! ¡Ma! ¡Ma!—gritó ella, tan fuerte como podía corriendo por
el pasillo.
Suspiré, sacudiendo la cabeza.
Desde que vimos juntos la película Coco, estaba obsesionada con
el héroe que tocaba la guitarra. Unos días después, fuimos a la
barbacoa del MC el domingo y Cash estaba tocando. Fue flechazo
instantáneo.
El hijo de puta también lo sabía.
Sus ojos literalmente se iluminaron, y él pasó la siguiente hora
mostrándole cómo tocar un par de acordes. Todos pensaron que era
adorable, excepto yo. Menos mal que tenían doce años de diferencia,
o realmente tendría que matar al hijo de puta.
Ahora nos odiábamos más que nunca.
Maldita Gremlin y su pandilla de Scooby Doo que estaban más
unidos que nunca. Incluso el marica tenía sus fans. Su banda sin
talento comenzó a hacerse un nombre en Oak Island, tocando en
todos nuestros eventos escolares y funciones de la ciudad. Era más
que patético ver a las chicas arrojarse sobre ellos.
La chica que más odiaba, Harley Jameson, seguía siendo su fan
número uno.
Nuestra relación, o debería decir nuestro odio mutuo, no había
cambiado. De hecho, solo había empeorado a medida que crecíamos.
La fiesta de aniversario de Noah y Skyler pudo haber traído a mi
padre a casa, pero hizo que Harley se alejara más de mí.
Ella tenía razón.
Lo jodí.
Simplemente era más fácil de esa manera.
Escondí mi ira de la única manera que sabía, aterrorizándolas a
ella y a Mary Poppins. Ahora... traía a una chica diferente a casa
cada semana. Siendo el chico más popular en nuestra escuela
secundaria, tenía una reputación que mantener. Me lo tomaba muy
jodidamente en serio.
Yo era el mariscal de campo estrella, un maldito Dios entre los
mortales.
Sería estúpido si no aprovechara el sinfín de coños que me
arrojaban a diario. No le estaba mintiendo a Harley esa noche en el
techo. Nunca la usaría como mi juguete.
Ella era todo menos eso.
Trigger no ayudaba en nada a la situación. No dejaba de
olisquear a Shiloh, a quien todavía le importaba un carajo. Ella lo
rechazó en cada oportunidad que tuvo.
El equipo de football y yo lo encontramos divertido de
presenciar, ciertamente un espectáculo digno de ver. Aunque eso no
lo detuvo. En todo caso, hizo que la deseara más. De una vez por
todas, demostrando que podía conseguir a cualquier chica que
persiguiera como el alfa que era.
Cuál era la mayor diferencia entre Trigger y yo, él perseguía
chicas y yo no. Simplemente acudían a mí. Yo era un adolescente con
necesidades, y ellas estaban más que ansiosas por ponerse de
rodillas. Queriendo conseguir mi chaqueta de líder y el título de
novia.
A la mierda con eso.
Les permitía tragarse mi semen en cambio.
Y ellas hacían exactamente eso.
Lo que había cambiado por completo en mi vida era mi viejo.
Después de mudar a Mary Poppins, todo pasó de cero a cien en un
abrir y cerrar de ojos.
y j
Incluyendo mi amor, aprecio y gratitud por ella.
Por primera vez en más de un año, mi padre finalmente volvió a
casa. Él dio la cara y aceptó que él lo había jodido a lo grande al
abandonarnos cuando más lo necesitábamos.
Su razonamiento.
Su lucha.
Su historia...
Era suya para contarla.
Todo lo que sabía era que tenía a mi padre en mi vida otra vez, y
nada era mejor que eso. La figura paterna con la que crecí, el hombre
en el que aspiraba convertirme algún día, volvió con ganas de
venganza. Verificando que seguía siendo mi héroe.
La noche en que todas mis emociones reprimidas explotaron
sobre él como un volcán fue realmente una bendición disfrazada. Él
necesitaba escuchar hasta la última palabra, y yo necesitaba decirlas.
Quemándolo vivo, purgando todo el odio que le tenía al hombre en
cuestión de minutos. Fue lo que cambió nuestra dinámica a partir de
ese día. Poco a poco, se redimió con sus hijos. Confirmando que nos
amaba más que a nada después de todo.
Cada familia tenía altibajos, y nosotros no éramos diferentes. En
pocas palabras... donde había amor, había esperanza.
Lo que nos llevó al gran día, todo gracias a la mujer que cambió
nuestras vidas. Se iba a casar con su segunda alma gemela en una
ceremonia vertiginosa, y no podría haber estado más feliz por ellos.
Una vez que le dijo a Camila la verdad sobre mi madre y su
paradero, su relación se convirtió en amor. Mary Poppins fue hecha
para él y, en muchos sentidos, nos salvó a todos. Después de mucha
consideración, era evidente que no podíamos seguir viviendo en una
casa que contaba con la presencia de mi madre en todas las
habitaciones. Había demasiados recuerdos dentro de las paredes de
nuestra casa. No solo para nuestro padre, sino también para mi
hermano y para mí.
Todos necesitábamos un nuevo comienzo, especialmente después
de que limpiamos sus pertenencias.
Dolió. Mucho.
—Tal vez deberíamos guardar esto para Journey—sugirió Jagger,
mostrando algunas piezas de su joyería, fotos y su vestido de novia esa
tarde.
—Creo que es una gran idea—respondió Camila.
—¿El resto podemos donarlo a una organización benéfica para la
demencia?—agregó Jagger, dejando esas cosas a un lado.
—A tu mamá le encantaría eso. ¿Qué opinas, Jackson?
—No me importa. Haced lo que queráis con eso.
—Vosotros también deberíais quedaros con lo que quieran—sugirió
Camila, mirándome fijamente.
No le presté atención, agarré una de las cajas que estaba llena.
—No necesito nada—le dije, sintiéndolo de todo corazón—. No hace
ninguna diferencia para mí.
Ya poseía lo que más le importaba. El collar que le rompí de su cuello
hacía años. El que pertenecía a su madre antes de morir.
Nadie sabía que yo estaba en posesión de él.
Salí de la habitación para llevar algunas cajas al garaje cuando escuché a
Jagger susurrar:
—Yo le haré una caja.
No nos tomó mucho tiempo encontrar un nuevo hogar. Era
enorme, nueve habitaciones, once baños, una casa de huéspedes
privada en la parte de atrás, donde ambas áreas daban al lago.
Había mucho espacio para las mierditas que sabía que tendrían
pronto. Mi padre iba a embarazar a Camila una vez que el anillo de
matrimonio estuviera en su dedo.
Ambos querían una familia más grande.
Más grande de lo que ya éramos, y ella aún era joven. Tampoco se
fijó en el costo de esta boda, lo que no me sorprendió. Siempre era
así como mostraba su amor y devoción. Gastando el dinero que
tanto le costaba ganar en aquellos que más le importaban,
brindándoles la vida que nunca había tenido, pero que siempre
quiso.
—¿Estás listo, papá?—le pregunté, caminando hacia él y Noah.
—Lo estoy.
Era descaradamente obvio que lo estaba.
—Me alegro por ti, papá. Mereces amar de nuevo.
—Gracias, hijo. No tienes idea de cuánto significa eso para mí,
viniendo de ti. Sé que he dicho esto mil veces, pero nunca me
perdonaré por lo que te hice pasar.
Me encogí de hombros.
—La mierda sucede.
—Tu madre estaría muy orgullosa de ti, Jackson. Espero que lo
sepas.
—Mmmjá.
—Eres todo lo que ella siempre quiso.
Solté una risita.
—Sin embargo, ella me olvidó primero.
—Jackson…
—Vamos a que te cases con una mujer que está más cercana a mi
edad que a la tuya.
Mary Poppins solo tenía quince años más que yo. Mis amigos se
masturbaban constantemente con sus videos y fotos en las redes
sociales. Ella era la “mami” más atractiva de nuestra escuela. Mi
padre se cabreó muchísimo, pero era jodidamente divertido verlo
perder la cabeza por eso.
Camila y yo continuamos haciéndonos bromas en cada
oportunidad que teníamos. La semana pasada, traje la tarántula
mascota de mi amiga y la puse en el baño mientras ella se duchaba.
Por supuesto, grabé su reacción justo afuera de su dormitorio. El
tono alto de sus gritos cuando saltó de la bañera, llevándose la
cortina de la ducha con ella. Saliendo corriendo de su habitación
empapada, gritando:
—¡Te voy a matar, Jackson Pierce!
Lo subí a mi canal de YouTube de inmediato y lo titulé Wet And
Wild Nanny Exposed (NdelT: Niñera Mojada y Salvaje Expuesta).
Obteniendo más de cien mil visitas en una hora.
Yo diría que fue un gran éxito.
No me llamaría un Youtuber, ya que solo publicaba cuando
estaba de buen ánimo, pero definitivamente ganaba un montón de
dinero cuando los subía. Mi contenido era jodidamente hilarante.
El arte era, con mucho, uno de mis pasatiempos favoritos. Ya
fuera fotografía o videografía, me apasionaba dar vida a las cosas.
Constantemente encontrando inspiración en los lugares que menos
esperaba encontrar.
Aunque, había otra razón por la que tomaba fotos y grababa
cosas. Tenía un motivo mucho más importante.
Que yo no compartía con nadie.
Tan pronto como Harley vio a mi viejo caminar hacia el altar,
comenzó a llorar. De pie allí con su vestido de dama de honor,
esperamos nuestro turno para caminar por el pasillo.
—Contrólate, Gremlin.
—Cállate, Rudolph.
—Es una boda, no un funeral. Deja de llorar.
—Jódete, haré lo que quiera.
—No me hagas hacerte tropezar.
—Te lo juro por Dios, Jackson, si me haces caer frente a todos,
tendré tus pelotas.
Asentí hacia su vestido.
—Tal vez ayude a tu último desastre. —Llevaba el vestido más
feo que jamás había visto con las tetas al aire para que todos las
vieran.
Sí, al Gremlin le crecieron un par de pomos. Eran lindos también,
y resistí el impulso de decirle que se las cubriera.
—¿En serio? Porque ya tengo cinco pedidos en mi Etsy Store.
—Esas personas obviamente no tienen gusto.
—Eres un maldito imbécil.
—Shhh... Dios está escuchando. —Extendí mi brazo para que ella
lo tomara—. Nos toca, niña.
—Deja de llamarme así.
—Pero te encanta.
Ella me miró antes de pasar su brazo por el mío.
—Mejor agárrate fuerte. Podrías caer en esos tacones fóllame.
Empujándome con su hombro, caminamos lado a lado por el
pasillo. No dudé en sonreír a los invitados presentes, mientras la
empujaba levemente hacia atrás.
—Jackson, detente—dijo con fuerza.
—Solo ayudándote a mantener el equilibrio, para que no me
derribes contigo frente a toda esta gente.
—Puedo caminar con tacones, gilipollas.
—Deja de pensar en mi polla, Harley.
Tomando una respiración profunda, se estabilizó, sonriendo a
pesar de que no quería nada más que empujarme de nuevo, o mejor
aún, darme un rodillazo en las bolas.
Todavía era su actividad favorita.
En mi último paso antes de que nos fuéramos por caminos
separados, me incliné hacia adelante y la besé en la mejilla.
Instantáneamente jadeó, sorprendida por mi gesto no tan sutil.
Desde la noche en el techo, había algo en la combinación de sus
aromas de vainilla, fresa y cereza que hacía que mi polla se
contrajera. Solo quería un segundo para asimilarlo. Nunca admitiría
esto ante nadie, especialmente ante ella, pero cada vez que olía
alguno de esos aromas, no pude evitar ponerme duro.
Maldita Harley.
La ceremonia continuó sin problemas, sus votos encajaban
perfectamente el uno con el otro, y no fue hasta que el ministro dijo:
—Por el poder que me ha conferido el estado de Carolina del
Norte, los declaro marido y mujer. Aiden, puedes besar a tu novia.
Que entendí que ahora éramos oficialmente una familia. Con un
padre y una nueva madre.
Capítulo 28
<>Jackson<>
En algún momento durante la noche, Jagger, Journey y yo
llevamos a Camila y a nuestro padre a un lado para darles nuestro
regalo de bodas. Si fuera un extraño mirándonos, nunca pensarías
que no somos biológicamente suyos, no con la forma en que
demostraba abiertamente cuánto nos amaba.
Esto no fue idea de nuestro padre. Fue nuestra.
—¿Qué es esto?—preguntó cuando le entregué una carpeta con
un gran lazo rojo.
—Ábrelo y descúbrelo, Mary Poppins.
—Jackson, si algo sale de esta carpeta y me estropea el vestido, le
mostraré a la próxima chica que traigas a casa tus fotos de bebé con
tu culo al aire.
—Relájate—dije—. Mi próxima broma no es hasta mañana. Sin
embargo, es épica, así que prepárate.
Ella me miró de la misma manera que siempre lo hacía Gremlin.
—Por cierto, todo esto fue idea nuestra. No solo de Journey y
mía. Jackson también quería esto—enfatizó Jagger, guiñándole un
ojo.
Abrió la carpeta y se quedó boquiabierta.
—Si esto es una broma, te voy a matar—dijo con lágrimas en los
ojos al instante.
—No, no lo es. Journey, Jagger y yo nos encantaría que nos
adoptaras oficialmente. Queremos que seas nuestra mamá. Quiero
decir… eso es si quieres…
Ella me interrumpió, lanzando sus brazos alrededor de mi cuello.
—¡Ay, mierda! ¡Esto es completamente innecesario, Mary
Poppins!
—Cállate, Jackson. —Me abrazó con más fuerza, atrayendo a
Jagger y Journey a su abrazo también.
La dejé tener este momento, a pesar de que todavía odiaba que
me abrazaran. Otra razón que nunca había compartido con nadie.
—Me sentiría honrada de ser vuestra madre. Los quiero mucho a
todos y sé que nunca podré tomar el lugar de Bailey, pero si me
dejáis, trataré de ser la mejor sustituta en su ausencia.
—¡Ma!—intervino Journey, abrazándola muy fuerte, con los ojos
cerrados.
Camila pasó mucho tiempo mostrando fotos a Journey de nuestra
madre. Nunca quiso que no supiera quién era su verdadera madre.
Journey escuchó, amando la historia de su nacimiento, pero a los
ojos de mi hermana pequeña...
Mary Poppins era su madre.
La noche avanzó y, en un momento, me senté en la mesa de la
esquina junto a la pista de baile y observé a los invitados pasar el
mejor momento de sus vidas.
Incluyendo a Harley, que no dejaba de bailar.
Su cuerpo se balanceaba.
Su culo temblaba.
Sus tetas rebotaban.
Ella era una puta musa.
No sé en qué momento fue cuando comencé a gravitar hacia ella.
Fue como si parpadeara y estuviera parado frente a ella.
Extendiendo las manos para que ella las tomara.
Me miró de arriba abajo, entrecerrando su mirada azul brillante y
seductora hacia mí. Sus ojos estaban bordeados con delineador de
ojos negro, atrayéndome profusamente.
—Estás bromeando, ¿verdad? ¿Esto es una broma?
¿ ¿
—Cállate y solo baila conmigo, Gremlin.
—¿Tú puedes bailar?
—Estoy parado aquí, ¿no?
—No confío en ti—.
—Eso me ofende profundamente.
—Jackson, no quiero jugar…
—Sin juegos, solo baila conmigo. Incluso diré por favor.
—¿Te sientes bien?
—Me sentiría mejor si bailaras conmigo.
—Bien—suspiró ella, rindiéndose—. Pero si tú...
Agarré sus muñecas y la apreté contra mi pecho. Se sentía bien en
mis brazos.
Jodidamente bien.
—¿Cómo es que siempre hueles así?—le susurré al oído,
comenzando a bailar lentamente.
—¿Oler a qué?
—Comestible.
—¿Estás diciendo que quieres comerme, Jackson Pierce?
—Esa es una pregunta capciosa si alguna vez escuché una,
Harley Jameson.
Su corazón comenzó a latir contra el mío.
—¿Estoy haciendo que tu corazón lata rápido?
—No.
—¿No?
—Si está latiendo rápido, es solo porque estoy esperando a que
me hagas algo horrible.
—Oh, vamos, no soy tan malo.
—Estás podrido hasta la médula. ¿Qué te pasa de todos modos?
—No sé. Bodas y todo eso, supongo. Sol y felicidad, como
siempre dice Skyler.
—Oh... así que te sientes nostálgico, ¿de qué exactamente? Porque
creo que vi a Willow por aquí en alguna parte. Estoy seguro de que
hará todo lo que tú...
—Que le den.
—Pensé que lo hacías.
Willow era la niñera de Journey. Mi viejo la contrató hacía más de
dos años para ayudar cuando Mary Poppins iba a la escuela de
enfermería.
Me había chupado la polla unas cuantas veces, nada más y nada
menos.
—No me la estoy follando, Harley.
—Oh.
La hice girar, acercándola nuevamente.
—¿Te molestaría si lo hiciera?
—No.
—¿No?
—¿Por qué me molestaría?
—¿Por qué no?
—Y, por supuesto, respondes a una pregunta con otra pregunta.
Cómo amo este juego—comentó sarcásticamente, haciéndome reír.
—Todos en la escuela piensan que te la estás follando.
—Todos en la escuela piensan que también te estoy follando.
Eso era cierto.
Pasamos mucho tiempo juntos debido a nuestras familias. Era
natural que asumieran que algo estaba pasando entre nosotros
detrás de las puertas cerradas.
Fue el único rumor que nunca negué. No sé por qué,
simplemente no lo hice.
Ella puso los ojos en blanco.
—Puaj. No me lo recuerdes. Sabes que probablemente ayudaría si
dijeras que no lo hacemos, así no tendría que seguir diciéndole a la
gente que te odio y que no lo hacemos.
—¿Dónde estaría la diversión en eso?
—¿Y por diversión te refieres a torturarme?
—Siempre.
—¿Alguna vez me vas a dar los videos que todavía tienes de mí?
—De nuevo, ¿dónde estaría la diversión en eso, Gremlin?
—Rudolph, tienes tanta suerte de que la gente esté cerca de
nosotros, o ya te habría dado un rodillazo en las pelotas.
—¿Desde cuándo eso te ha detenido?
Con el fin de conocerla mejor de lo que ella se conocía a sí misma,
bloqueé su rodilla hacia mis chicas y la atraje hacia mí. Sin dejar
espacio entre nosotros.
—Te odio tanto.
—Ídem, maldita mocosa.
—¿Qué quieres?
—¿No puede un chico simplemente bailar con su chica?
—Yo no soy tu chica.
—Harley. —Sonreí—. Si eso fuera cierto, entonces la gente no
asumiría que he estado profundamente dentro de ti.
—Asqueroso. Solo pensar en eso me hace querer vomitar sobre ti.
—Confía en mí, Frutti, puedo hacerte vomitar. —Empujé mi polla
contra su coño.
—Puaj. Eres repugnante. Espero que mi padre haya visto eso.
—Tu padre llevó a tu madre a una de las habitaciones. Están
ocupados fol…
—¡Jackson, eres tan vulgar!
Sonreí, burlándome sarcásticamente:
—Tu padre llevó a tu madre a una de las habitaciones para arar
su tutti frutti. ¿Mejor?
—Difícilmente. No puedo creer que siquiera recuerdes eso.
—Recuerdo todo cuando se trata de ti.
—¿Y por qué es eso?
—Porque te odio.
—Muy bien entonces, ésta fue una gran charla. Hagamos esto
nunca más.
Ella fue a irse cuando la música cambió a I Won't Give Up de
Jason Mraz.
Yo odiaba jodidamente esta canción, recordando la noche de la
fiesta de aniversario de Noah y Skyler.
—Rudolph, suéltame.
—No he terminado de bailar contigo.
—No te pertenezco. Suéltame.
—Siempre podría mostrarle a tu papi mi último video. Ya sabes,
en el que te escapas de tu habitación para venir a la mía.
—¡Tú, idiota arrogante! No iba a entrar en tu habitación para otra
cosa que no fuera recoger la tarea que me robaste para entregarla
como tuya.
—Teniendo en cuenta que escribiste un artículo sobre mí,
necesitaba asegurarme de que no me estabas haciendo quedar mal.
—Ya haces suficiente de eso por tu cuenta. Y no era un artículo
sobre ti.
—Se titulaba 'Jackson Pierce'.
—El tema era escribir sobre alguien a quien salvarías durante un
apocalipsis zombi. Solo le puse mi propio toque, alimentándote con
monstruos carnívoros primero.
—Dice la chica que se puso a cubierto detrás de mí cuando
jugamos paintball la semana pasada.
—Sí. Así, te golpearían a ti. No a mí.
Me reí, maldita mocosa.
—Solo querías que te protegiera.
—Si necesitara protección, serías la última persona a la que
acudiría.
—Sigue diciéndote eso y tal vez finalmente empieces a creerlo.
Además, no tengo que mostrarle ese video. Puedo mostrarle uno de
ti usando ese diminuto trozo de cordel que usas para ir a la playa…
Ella jadeó.
—¿Me grabaste en mi bikini rosa?
—Entre otras cosas.
—¡Eso lleva esta cosa espeluznante a otro nivel, Jackson! Será
mejor que no lo uses para tu banco de azotes.
—Demasiado tarde.
Su boca se abrió. No lo habría hecho, pero ella no tenía por qué
saberlo. Me encantaba hacerla enojar, era gracioso.
—Si vas a usar casi nada, entonces lo usaré a mi favor.
—¡Eres repugnante!—repitió ella y su rostro se puso rojo
brillante.
—Harley, veo los libros que lees, niña sucia.
—¡Ay Dios mío! Sabía que te vi husmeando en mi dormitorio.
—Tú dejas las cortinas abiertas, así que lo hago.
—En tus sueños, mirón.
—Tengo que follarme el puño ya que no voy a follar a nadie más.
Ella se sacudió hacia atrás por mi declaración.
—¿Qué?
—Me escuchaste.
—¿Ahora no estás follando a nadie?
—Nunca me he follado a nadie, nunca.
—Estás mintiendo.
—No, pero lo haré si alguna vez repites eso.
—¿Quieres que crea que eres virgen?
—Prefiero pensar en ello como una mierda selectiva. Mi polla es
demasiado preciosa. Se merece lo mejor.
—Estás tan lleno de mierda.
—¿Por qué mentiría?
—No sé. Para hacerme pensar que eres un tipo decente. Las
chicas de la escuela hablan, Jackson. No soy estúpida.
—Follo sus caras, no sus coños. Si quieren decir lo contrario, es
cosa de ellas.
Su mirada se concentró en mí, y la giré de nuevo antes de que ella
enfatizara:
—Todavía no te creo.
La acerqué a mi pecho y le susurré al oído:
—Lo juro por la tumba de mi madre.
Ella hizo una mueca, finalmente creyéndome.
—¿Por qué?
—¿Porque no?
—No. Responde a mi pregunta. ¿Por qué sigues siendo virgen?
Podrías tener cualquier chica.
—No quiero ninguna chica.
—Eso no tiene sentido. Eres Jackson Pierce, eres un Dios en esta
ciudad.
—Prefiero leyenda.
—Lo que sea. ¿Por qué no estás follando como todos dicen que lo
haces?
—Tengo mejores cosas que hacer.
—¿Cómo qué?
Le guiñé un ojo.
—Bailar contigo.
Ella no dijo una palabra, asimilando todo lo que acabo de
compartir.
—No es tan impactante. Mi madre me crio para ser un caballero,
Gremlin. Quiero que sea con alguien que merezca mi polla.
Sus ojos se abrieron ampliamente.
—Suenas como una chica.
—¿Me estás llamando marica? Porque me encantaría mostrarte lo
hombre que soy en realidad.
Ella tragó saliva.
—¿Quieres dormir conmigo?
—Yo no lo llamaría dormir.
—¿Follarme, entonces?
—¿Estás preguntando o rogando?
—Tú sabes a que me refiero. Responde a mi pregunta.
—Pensé que lo acababa de hacer.
—¿Por qué querrías perder tu virginidad conmigo?
—Alguien tiene que tomar la tuya.
—¿Cómo sabes que alguien aún no lo he hecho?—me desafió ella.
—No me jodas, Harley—dije en un tono arrogante—. Ambos
sabemos que no ganarás.
—Nunca te daría mi tarjeta-V, Jackson Pierce. —Podía verlo en
sus ojos, iba a decir algo rencoroso, pero nunca esperé que fuera—.
Me acostaría con Cash, que es como un hermano para mí, antes de
acostarme contigo.
—Era mi turno de retroceder, herido.
El coro de la canción comenzó y la persona que menos esperaba
se acercó a nosotros.
—¿Puedo interrumpir?—dijo Willow en un tono sensual.
No lo pensé dos veces antes de dejar ir a Harley.
—Me encantaría bailar contigo, bebé. —Cambiando mi mirada de
nuevo al Gremlin, la miré de arriba abajo y dije la verdad—. Sí, he
terminado con ella.
Ella me miró, y yo sonreí antes de darle la espalda, dejándola
sola...
En la pista de baile.
Capítulo 29
<>Harley<>
Pasado: quince años

Estuve parada allí observándolos por lo que pareció una


eternidad. Perdida en mis propios pensamientos.
¿Qué tiene ella que yo no?
¿Por qué me importa?
¿Por qué estoy pensando en él? ¿En ellos?
¿Por qué me molesta que no hayan dejado de salir juntos?
Lo. Odio.
Pero ¿por qué ahora la odio a ella? Ni siquiera la conozco.
¿Por qué todo sobre ella me molesta? Desde su cabello, sus uñas, su
vestido... hasta el sonido de su voz me molesta.
No me hagas empezar con la forma en que ella lo mira.
Vómito.
¿Por qué me siento de esta manera?
Sus palabras, Sí, he terminado con ella, reproduciéndose una y otra
vez en mi cabeza. Disparando el dolor en mi corazón con cada
palabra.
—¿Estás bien?—preguntó Camila, atrapándome con la guardia
baja en la esquina de la habitación.
—Sí, por supuesto. —Me encogí de hombros, mirándola—. ¿Por
qué no lo estaría?
—Has estado mirándolos durante la última hora.
—¿A quién? —Me hice la tonta.
—A Jackson y a Willow.
—Creo que estás viendo cosas.
—Está bien, Harley, no tienes que fingir conmigo.
—¿Qué estás diciendo?
—Estoy diciendo que sé que no lo odias.
—Pshhh… eso es divertido, Camila. No lo soporto.
Ella arqueó una ceja, ladeando la cabeza hacia un lado como si
me estuviera evaluando.
—¿Qué? Lo hago.
—Odio es una palabra fuerte, cariño.
—Sí. Una que describe perfectamente mis sentimientos hacia él.
Ella me miró con los ojos entrecerrados.
—Está bien, Harley. No se lo diré a nadie, especialmente a
Jackson. Puedes confiar en mí. Lo que digas no saldrá de ti, ni de mí,
lo prometo.
Me mordí el labio, pensándolo
—Vamos. —Hizo un gesto hacia el patio—. Vamos a donde
podamos tener un poco de privacidad.
Asentí, siguiéndola detrás. Genuinamente curiosa por ver adónde
iba con esto. Tan pronto como salimos, la brisa del mar me golpeó,
apartando los mechones sueltos de cabello de mis mejillas calientes.
Agitando escalofríos recorriendo mi columna vertebral.
—Te ves hermosa, Harley—me felicitó ella, apoyándose contra la
barandilla, mirando el agua en la playa.
—Gracias, tú también.
Ella sonrió, golpeando su hombro contra el mío.
—Los vi bailando antes. ¿Qué sucedió?
—Nada.
—Esto no va a funcionar a menos que seas honesta conmigo.
Suspiré, tomando una respiración profunda.
—No sé. Es tan confuso.
—De la mejor manera, ¿verdad?
—¿Estás bromeando?
—Sí. —Se rio entre dientes—. Jackson es cualquier cosa menos
fácil de entender. Es el chico más complicado que he conocido.
—Intento conocerlo toda mi vida.
—Lo apuesto.
—Es como si nunca supiera cuál es mi lugar con él. ¿Sabes?
—Puedo entender eso más que nadie. Él también me aterroriza,
Harley.
—Sí, pero al menos sabes que le gustas.
—¿Cómo, exactamente?
—Porque lo hace por amor a ti.
—¿Y cómo lo hace por ti?
—Para torturarme.
—Ya veo.
—¿Lo ves?
—Sí. Veo que estás totalmente en negación sobre lo que significas
para él. Harley, además de su padre y Noah, eres su mejor amiga.
Me reí. No pude evitarlo.
—Ahora sé que tienes que estar bromeando.
Ella negó con la cabeza.
—Pero no lo estoy.
—¿Cómo lo deduces?
—¿Cómo tú no? Has estado allí para él en todo. Le has escrito
cartas que guarda en su mesita de noche.
—¿Como sabes eso?
—Las encontré un día cuando estaba limpiando su habitación.
Tiene una carpeta con tu nombre.
—¿En serio?
Ella asintió.
—¿Por qué?
—Porque te ama.
—Ay Dios mío. ¿Ahora estás usando la palabra amor?
—Él no lo sabe. En realidad—pensó por un segundo—, lo sabe.
Simplemente no quiere admitirlo en voz alta. Ese chico te ha sido
devoto desde que lo conocí.
—Creo que podrías haberte caído y golpeado la cabeza, Camila.
—Jackson muestra su amor a través de sus travesuras. Así es
como llama tu atención.
—Suenas como mi abuela.
—Lo sé. Hemos hablado de ello.
—¿En serio?
—Sí. Todas las mujeres de tu familia saben lo que pasa. Son los
hombres los que están ciegos a eso. Si tu padre supiera cuánto
significas para él, probablemente terminaría en la cárcel de por vida.
—¿Espera? ¿Qué? ¿Las mujeres de mi familia lo saben?
—Sí. Hablamos de eso a menudo.
—¿Lo hacéis?
—Mmmjá.
—Guau.
Miré hacia el agua, viendo las olas chocar contra la orilla.
Tratando de enrollarme en todo lo que me estaba diciendo.
—Todas tuvimos tu edad alguna vez.
—Déjame entenderlo. ¿Creéis que Jackson está enamorado de mí?
—Sí... creemos que ambos están enamorados el uno del otro.
q
Me eché hacia atrás.
—¿Crees que lo amo?
—Es un poco obvio.
—¿Para quién?
—Para cualquiera que esté mirando. Quiero decir que pasaste la
última hora mirándolo bailando con otra chica al otro lado de la
habitación.
—¡Eso es solo porque el vestido de Willow es horrible!
—Harley...
—¿Qué? ¿Has visto lo que lleva puesto? La chica es tan cliché. No
tiene sentido del estilo personal. He visto ese vestido en todas las
tiendas. Vamos, ten un poco de autoexpresión.
—¿Su vestido te molesta tanto como el hecho de que tenga la
atención de Jackson?
—Un pájaro puede tener la atención de Jackson, no se necesita
mucho.
Nos reímos.
—Además... sus pechos están al descubierto, así que... él ha
estado mirándolos la mayor parte del tiempo.
—Bueno, estuvo mirando el tuyo antes y la mayor parte de la
noche.
Por alguna razón, su comentario hizo que mi corazón se
acelerara.
—¿Lo hizo?
—¿Sabes que tiene videos y fotos tuyas en su teléfono?
Mis ojos se abrieron ampliamente.
—¿Las has visto?
—Lo he visto mirándolas. Mucho.
—¿Estamos hablando del mismo Jackson?
—¿El dolor en el culo que ahora es oficialmente mi hijo? Sí, ese.
—He oído sobre eso. Felicitaciones y lo siento.
Ella se rio.
—Amo a Jackson. Es muy parecido a su padre. Obstinado,
siempre tiene que tener la razón, pero ama con todo su corazón y
alma. Tienes mucha suerte de tenerlo.
—Su madre solía decirme eso todo el tiempo.
Bailey me recordaba constantemente lo mucho que Jackson se
preocupaba por mí de una forma u otra. Todavía recordaba la última
vez que hablé con ella antes de que se perdiera por completo.
Fue el mejor y el peor día de mi vida. Sin embargo, aquí estaba yo
cuatro años después.
Todavía esperando el momento adecuado para…
—Era una mujer muy inteligente—interrumpió Camila mi tren de
pensamientos.
—La tía Bailey era la mejor.
—Willow no significa nada para Jackson.
—Lo dudo mucho.
—Ella no lo hace, Harley. Los chicos serán chicos, y él no es
diferente.
—Están mucho juntos.
—Solo porque ella está por Journey, pero él no se preocupa por
ella como lo hace contigo.
—Es exactamente eso, Camila. Nunca sé dónde estoy parada con
él. Un día siento que me odia, y al siguiente, siento que tal vez llegue
a algún lado con él. Y luego volvemos al punto de partida.
—¿Lo amas?
Me encogí de hombros.
—No lo sé.
—Sí, lo sabes.
—¿Me preocupo por él? Por supuesto que sí. Es mi familia
Aparte de eso, todo es muy confuso. A veces veo esos momentos en
él, en los que es tan auténtico… como si el muro que construyó se
derrumbara un poco y me dejara entrar, y luego, cuando se da
cuenta de que lo hizo... me aparta de nuevo. Quería ser su amiga.
Especialmente esa noche cuando su padre lo golpeó, pero fue tan
cruel. Después de esa noche, ya no pude lidiar con su mierda. Es
agotador. Él es agotador.
—La mayoría de los hombres lo son, cariño.
La música de la recepción empezó a resonar a través de las
ventanas que se alineaban en la parte trasera del edificio. Quería
darme la vuelta y buscar a Jackson, pero me obligué a quedarme
donde estaba.
—Quiero un hombre que quiera estar conmigo. Que hará
cualquier cosa para hacerme feliz. Un hombre que me ponga
primera antes que cualquier cosa. Quiero el cuento de hadas, mi
propio príncipe azul. Sé lo que valgo y no me detendré hasta
encontrarlo. Me niego a conformarme. Simplemente no está en mí.
—Eso es hermoso, cariño. La mayoría de las chicas de tu edad no
se dan cuenta de eso hasta que son mucho mayores.
—No creo que Jackson anteponga mis necesidades y deseos a los
suyos. Es demasiado egoísta.
—Creo que ya lo ha hecho en formas que aún no puedes ver.
—¿Como qué?
—No puedo señalártelas, Harley. Es algo que debes darte cuenta,
sola. Lo que puedo decirte es que tienes su corazón. Lo he sabido
desde la primera vez que te conocí. La forma en que te mira, la
forma en que lo haces reír y sonreír, la forma en que te mira cuando
sabe que no lo estás mirando. Tienes a ese chico envuelto alrededor
de tu dedo, nena.
—¿Lo crees?
—Lo sé.
Sonreí. Tampoco pude evitar eso.
Tal vez ella tenía razón.
—Ahí estás, mi pequeña bailarina—intervino el tío Aiden,
viniendo detrás de ella. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello,
acercándola a él—. Harley, ese es un buen vestido.
—Gracias, lo hice yo misma.
—¿Qué estáis haciendo aquí?
—Hablando de tu hijo—respondí por ella. Confiando en él.
—Ya veo.
—¿Crees que Jackson me ama?
—Por supuesto que lo hace. ¿Qué no se podría amar de ti?
—Se supone que debes decir eso.
Él sonrió, recordándome a su hijo.
—Cuando naciste, Bailey ya estaba planeando vuestra boda.
—Lo sé. Ella me lo contaba todo.
Besó la parte superior de la cabeza de Camila.
—Mi chico es una mierda, Harley. Tú lo sabes más que nadie.
—Sí.
—¿Lo has visto por casualidad?
—No.
Quería que disfrutaran el resto de la noche. Esto no se trataba de
mí. Era su boda, y no quería que recordaran a la chica llorona que les
quitó el tiempo.
—Está bien, os dejaré solos. Felicidades de nuevo.
Sonrieron, abrazándose antes de que me diera la vuelta y me
fuera. Yendo a buscar al chico que más me confundía
Agarrando mi bolso del respaldo de la silla, fui a buscarlo.
—¿Has visto a Jackson?—le pregunté a Jagger, que estaba junto a
Cash.
Él negó con la cabeza.
—La última vez que lo vi estaba yendo a la playa—respondió
Cash, asintiendo detrás de mí hacia la dirección de la que venía—.
¿Por qué lo buscas?
—Sin razón.
—¡Cash, bailas conigo!—intervino Journey, agarrando sus manos.
—Bailé contigo cinco veces ya.
—Otra vez. —Se rio, mirándolo como si él fuera todo para ella.
Haciéndonos reír a todos.
—De acuerdo. Vamos a bailar.
Ella sonrió mientras él la conducía hacia la pista de baile. Una vez
que estuvieron allí, la hizo girar y luego la colocó encima de sus
zapatos.
Los vi bailar, mientras hablaba un rato con Jagger. Solo pensando
en Jackson Pierce. Nos partimos de risa cuando Shiloh le arrojó una
bebida a Trigger en la cara.
—¿De qué fue eso?
—Quién sabe con ellos. Voy a buscar a tu hermano.
—Buena suerte.
Diez minutos después y aún no había señales de él. Decidí ir
hacia el muelle, sabiendo que era uno de sus lugares favoritos.
Quitándome los tacones, me dirigí en esa dirección.
¿Qué le diría cuando lo encontrara?
¿Debería decirle lo qué hablamos Camila y yo?
¿Estaría receptivo?
¿Me empujaría lejos?
¿Sería malo conmigo?
¿Debo darle lo que siempre llevo conmigo en mi bolso?
La lista de preguntas nunca terminaba.
Doblé la esquina y lo vi adelante.
¡Ahí estaba!
Corriendo hacia él, estaba a punto de gritar su nombre, cuando
abruptamente me detuve en seco. Toda la sangre se drenó de mi cara
y mi estómago se hundió en la arena.
Mi corazón.
Mi mente.
Mi amor...
Se rompió.
Como una cadena de hierro forjado, sacando cada sentimiento de
mi cuerpo, hasta la última emoción que ni siquiera sabía que tenía
por él.
Me esforcé, controlándome, manteniéndome firmemente anclada
en el lugar en el que me encontraba sin aliento. Sintiéndome como si
me acabara de dar un puñetazo en el estómago.
Al instante, con ganas de vomitar.
Jadeé por mi próximo aliento y en ese segundo exacto, él miró
hacia arriba, a medio empuje. Conectando los ojos conmigo mientras
se follaba a Willow debajo del muelle en la playa.
—Joder...—dijo con voz áspera, dándose cuenta de que lo había
descubierto con ella.
Nuestros ojos nunca vacilaron el uno del otro, cuando me di
cuenta de lo que realmente había interrumpido.
Hice una mueca ante el sonido de su voz, y por un momento, mi
dolor rompió las emociones incontrolables.
—Jackson, ¿qué diablos? —soltó Willow mientras se ponía de pie,
metiéndose de nuevo en sus pantalones.
—¡Maldito mentiroso!—dije hirviendo, sintiendo furia y agonía
como nunca había sentido en mi vida. Antes de que pudiera
humillarme más, salí corriendo.
—¡Harley!—gritó él, persiguiéndome.
Solo agregando gasolina a mi furioso y descontrolado, fuego
ardiente.
Mis pies golpeaban contra la arena, levantándola. Nunca había
corrido tan rápido en toda mi vida. No quería hablar con él, verlo,
responderle.
No se merecía nada de eso.
—¡Harley, deja de correr!
Su pedido solo me hizo correr más rápido. Debería haberlo
sabido mejor, no había forma de que pudiera dejarlo atrás. Hacía
esto todos los días de su vida por el football.
En dos segundos, sentí que su mano agarraba firmemente mi
brazo. Tirándome de nuevo para enfrentarlo.
—¡Maldito mentiroso! le grité, tratando de darle un rodillazo en
las bolas para alejarme de él, pero sin suerte.
Él me bloqueó.
—¡Por el amor de Dios, relájate!—ordenó, asaltándome con su
aliento a whisky.
¿Estaban bebiendo?
—¡Me das asco! ¡No puedo creerte! ¡Hace solo dos horas, me
decías que eras virgen y que querías guardarlo para alguien especial!
—Yo no dije eso.
—¡Sí, lo hiciste!
—Harley, no pongas palabras en mi boca. No quise decir eso.
—¡Bien! ¡Entonces suéltame!
—No fue mi intención lastimarte.
—¡No me lastimaste!—mentí, no quería que pensara que me
importaba una mierda él o el dolor que me causaba—. ¡Yo
malditamente te odio!
—No es lo que piensas.
—¿En serio? ¡Porque seguro como la mierda parecía que te la
estabas follando!
—Lo hacía.
—¡Puaj! ¡Suéltame!
—¡Fue solo una follada! ¿Cuál es tu problema?
—¡Que te den!
—¿Qué? ¿Vas a buscar a Cash ahora, niña?
—¡Déjalo fuera de esto! ¡Esto no tiene nada que ver con él!
—Ahí es donde te equivocas.
Saqué mis brazos de su fuerte agarre, hablando con convicción.
—Jodidamente te odio. Te creí. Quería creerte. Pensé... —Negué
con la cabeza, conteniendo las lágrimas—. Quiero decir... solo
pensé... que estabas hablando de mí allí...
Frunció el ceño, sintiendo el aguijón de mi declaración.
Tropezando hacia atrás.
—No quiero volver a hablar contigo nunca más. Si te acercas a
mí, te juro que le diré a mi padre cualquier cosa para que te vayas
para siempre. Espero que haya valido la pena, porque me has
perdido. ¡Tu maldito juguete! —Saqué el sobre de mi bolso—.
¿Recuerdas tu pregunta en el techo después del funeral de tu madre?
¿Qué más me había dado tu madre? Bueno, aquí está tu respuesta.
Ella me dio esto antes de morir. Dijo que yo era la única en quien
confiaba para dártelo cuando fuera el momento adecuado. ¡Pero
como nunca más planeo volver a hablar contigo! ¡Aquí lo tienes,
imbécil!
—¿Qué carajos?—exhaló, confundido.
Ahora o nunca, Harley. Dáselo.
y
Lo golpeé contra su pecho.
—Aquí están los resultados de tu prueba de demencia por ADN.
Que tengas una buena vida.

Continuará
EL CONO del SILENCIO
Traducción

Colmillo
Corrección

La 99
Edición

El Jefe
Diseño

Max
Notas

[←1]

Película de una niña de 9 años que vive todo tipo de


aventuras en su pueblo, mientras su padre está perdido en el
mar. En España se lo conoce como Pipi Calzaslargas.
[←2]
[←3]
Chatty Kathy es una muñeca "parlante" de cuerda de tracción
creada originalmente por Ruth y Elliot Handler y fabricada por
la compañía de juguetes Mattel de 1959 a 1965
[←4]
Una niña o mujer con su propio sentido del estilo, una actitud
atrevida y valiente y confianza de sobra. Ella es vivaz, audaz y
llena de espíritu. Tiene "presencia". Es decidida y no tiene miedo
a decir lo que piensa o defender a los demás cuando están
siendo abusados o intimidados. Miss Thang es un apodo que se
usa para mostrar que admiras profundamente a alguien por su
actitud, ya sea que estés de acuerdo con ella o no. En este caso
agrega Little porque es una niña pequeña.
[←5]
Básicamente, cuando una chica quiere la D de un tipo, se refieres a Polla (Dick), el
dedo (Digit), profundo (Depth), en otras palabras está buscando que la follen.

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