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Zacarías

Estudio del libro del profeta Zacarías...

 Introducción
 Zacarías 1:1-12
 Zacarías 1:13-17
 Zacarías 1:18-21
 Zacarías 2
 Zacarías 3
 Zacarías 4
 Zacarías 5:1-4
 Zacarías 5:5-11
 Zacarías 6:1-8
 Zacarías 6:9-15
 Zacarías 7
 Zacarías 8:1-8
 Zacarías 8:9-23
 Zacarías 9:1-8
 Zacarías 9:9-17
 Zacarías 10:1-3
 Zacarías 10:4-12
 Zacarías 11
 Zacarías 12
 Zacarías 13
 Zacarías 14:1-3
 Zacarías 14:4-8
 Zacarías 14:9-21

Zacarías: Introducción

INTRODUCCIÓN

El nombre Zacarías (heb. Zejriyá) significa: Dios recordará.


Viene del verbo Zajar, que significa recordar, pero literalmente significa: marcar para
ser reconocido.

La vida de Zacarías fue marcada por Dios. El fue elegido como señal para su
generación, pero también fue escogido como mensajero para los últimos tiempos.
Zacarías: “Dios recordará”. En tiempos de Zacarías, Dios se acordó de Su Pueblo
para sacarlo del cautiverio en Babilonia. Ellos habían caído allí por su desobediencia
e infidelidad a Dios. Su maldad los alcanzó, y por eso cayeron cautivos.
(Zac. 1:4-6) No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas
proclamaron, diciendo: Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros
malos caminos y de vuestras malas obras. Pero no me escucharon ni me hicieron
caso--declara el SEÑOR. (5) Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿viven
para siempre? (6) Pero mis palabras y mis estatutos que yo ordené a mis siervos los
profetas ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso se arrepintieron y dijeron: Como
el SEÑOR de los ejércitos se propuso hacer con nosotros conforme a nuestros
caminos y conforme a nuestras obras, así ha hecho con nosotros.

Dios les había dicho que iban a pasar 70 años en cautiverio, pero al cumplirse ese
tiempo, Él los libraría. Cuando el tiempo llegó, el Señor cambió imperios y naciones
para hacer Su voluntad. Cayó Babilonia, y los persas dejaron libres a los judíos. Se
cumplió al pie de la letra profecía dada a través de Jeremías.
(Jer. 29:10-14) Pues así dice el SEÑOR: Cuando se le hayan cumplido a Babilonia
setenta años, yo os visitaré y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a este
lugar. (11) Porque yo sé los planes que tengo para vosotros"--declara el SEÑOR--
planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. (12)
Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. (13) Me buscaréis y me
encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón. (14) Me dejaré hallar de
vosotros--declara el SEÑOR-- y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las
naciones y de todos los lugares adonde os expulsé--declara el SEÑOR-- y os traeré
de nuevo al lugar de donde os envié al destierro.

En tiempos de Jeremías, Dios mandó a Su pueblo cautivo a Babilonia debido a su


desobediencia…pero en tiempos de Zacarías, Dios se acordó de Su Pueblo, y le dio la
oportunidad de salir del exilio. Sin embargo, sólo un 5% de los judíos en Babilonia
quisieron regresar a la Tierra Prometida.

Tristemente, no todos los cautivos quisieron ser liberados. ¿No tendremos nosotros
cadenas a las cuales ya nos hemos acostumbrados, como si fueran parte de uno?
Pero las cadenas no son parte de uno, sino son cosas que nos limitan a ser todo lo
que podemos ser. Dios quiere que seamos libres de ellas. A veces el camino de la
libertad es difícil, pero peor es quedarse en cautiverio, pues allí, como los judíos,
corremos el riesgo de morir. Estar sin vida espiritual es ir muriendo poco a poco
espiritualmente, hasta que no tenemos más luz.

Tal vez en Babilonia uno hace lo que quiere, acomodado al mundo, o tal vez vivimos
en una apariencia de religiosidad pero sin vida interna…pero esa no es la vida que
Dios quiere para nosotros. El Señor dice a Su pueblo: ¡Sal de Babilonia!
(Zac. 2:7) ¡Ea, Sion, tú que moras con la hija de Babilonia, escápate!
(Isaías 48:17-20) Así dice el SEÑOR, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el
SEÑOR tu Dios, que te enseña para tu beneficio, que te conduce por el camino en que
debes andar. (18) ¡Si tan sólo hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces
habría sido tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar. (19) Sería como la
arena tu descendencia, y tus hijos como sus granos; nunca habría sido cortado ni
borrado su nombre de mi presencia. (20) Salid de Babilonia, huid de los caldeos; con
voz de júbilo anunciad, proclamad esto, publicadlo hasta los confines de la tierra;
decid: El SEÑOR ha redimido a su siervo Jacob.
Dios quiere que salgamos de Babilonia, que dejemos atrás el acomodamiento, la
religiosidad sin justicia y sin vida…y que subamos a Sion, a vivir como Dios manda y
tener una comunión cercana con Él.
(Isaías 52:8-12) ¡Una voz! Tus centinelas alzan la voz, a una gritan de júbilo porque
verán con sus propios ojos cuando el SEÑOR restaure a Sion. (9) Prorrumpid a una
en gritos de júbilo, lugares desolados de Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a
su pueblo, ha redimido a Jerusalén. (10) El SEÑOR ha desnudado su santo brazo a
la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de
nuestro Dios. (11) Apartaos, apartaos, salid de allí, nada inmundo toquéis; salid de
en medio de ella, purificaos, vosotros que lleváis las vasijas del SEÑOR. (12) Pues
no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el
SEÑOR, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel.

¿Por qué debemos huir? Porque vendrá juicio a Babilonia. Llegará el día en que cada
uno tendremos que dar cuenta a Dios por nuestras acciones. ¿Nos quedaremos con
las cadenas puestas en Babilonia, o saldremos a buscar la voluntad de Dios en el
lugar donde Él quiere que estemos?
(Jeremías 51:5-6) Porque no ha sido abandonado Israel ni Judá por su Dios, el
SEÑOR de los ejércitos, aunque su tierra está llena de culpa delante del Santo de
Israel. (6) Huid de en medio de Babilonia, y salve cada uno su vida. No perezcáis por
su culpa, pues este es el tiempo de la venganza del SEÑOR; El le dará su pago.

El llamado a salir de Babilonia no fue sólo a la generación de Zacarías, sino también


para generaciones futuras. Volverá a ser el llamado en los últimos tiempos.
(Apocalipsis 18:1-6) Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía
gran poder, y la tierra fue iluminada con su gloria. (2) Y clamó con potente voz,
diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios,
en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible.
(3) Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y
los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la
tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad. (4) Y oí otra voz del cielo
que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para
que no recibáis de sus plagas; (5) porque sus pecados se han amontonado hasta el
cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. (6) Pagadle tal como ella ha
pagado, y devolvedle doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado,
preparad el doble para ella.

PROFETA Y SACERDOTE
Cuando Zacarías recibió su llamado para profetizar, la Biblia lo llama “joven” (Zac.
2:4). Esto nos hace suponer que él nació en Babilonia, al final de los 70 años del
exilio. El era de linaje levita. Su padre y abuelo eran sacerdotes, y él fue educado
también como sacerdote, aunque vivía en Babilonia. Seguramente esa educación
sembró en su corazón el deseo de ir a Jerusalén.

Tan pronto como Dios abrió la puerta del cautiverio, Zacarías respondió. El salió de
Babilonia con el primer grupo que retornó a Jerusalén, junto a Zorobabel y Josué. El
estuvo presente y participó en la reedificación del Templo. Cuando el pueblo estuvo a
punto de darse por vencido en la reconstrucción debido a la oposición, Zacarías y
Hageo los animaron a continuar.
(Esdras 5:1-2) Cuando los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo, profetizaron a los
judíos que estaban en Judá y en Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel que
estaba sobre ellos, (2) Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, se
levantaron entonces y comenzaron a reedificar la casa de Dios en Jerusalén; y los
profetas de Dios estaban con ellos apoyándolos.

Unos años después, en tiempos de Nehemías, Zacarías llegó a ser jefe de una
división de los levitas (Neh. 12:16), y participó en la inauguración del Templo.

JERUSALÉN
A lo largo del libro de Zacarías, veremos que el énfasis está en Jerusalén. Esto no es
por “el anhelo personal” de Zacarías; más bien, es reflejo del corazón de Dios.
(Zac. 8:1-3) Y vino la palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo: (2) Así dice el
SEÑOR de los ejércitos: He celado a Sion con gran celo, sí, con gran furor la he
celado. (3) Así dice el SEÑOR: Volveré a Sion y en medio de Jerusalén moraré. Y
Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte del SEÑOR de los ejércitos,
Monte Santo.

De todas las ciudades del mundo, el Señor eligió a Jerusalén. El la escogió para
poner allí Su Nombre (1 Reyes 11:36; 2 Cro. 12:13). Allí va a regresar Jesús, y pondrá
en esa ciudad Su Trono.
(Jer. 3:17-19) En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del SEÑOR; y todas las
naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a causa del nombre del SEÑOR; y no andarán
más tras la terquedad de su malvado corazón. (18) En aquellos días andará la casa
de Judá con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que di
en heredad a vuestros padres. (19) Yo había dicho: ¡Cómo quisiera ponerte entre
mis hijos, y darte una tierra deseable, la más hermosa heredad de las naciones! Y
decía: Padre mío me llamaréis, y no os apartaréis de seguirme.

(Isa. 66:10-14) Alegraos con Jerusalén y regocijaos por ella, todos los que la amáis;
rebosad de júbilo con ella, todos los que por ella hacéis duelo, (11) para que maméis
y os saciéis del pecho de sus consolaciones, para que chupéis y os deleitéis de su
seno abundante. (12) Porque así dice el SEÑOR: He aquí, yo extiendo hacia ella paz
como un río, y la gloria de las naciones como torrente desbordado; y mamaréis, seréis
llevados sobre la cadera y acariciados sobre las rodillas. (13) Como uno a quien
consuela su madre, así os consolaré yo; en Jerusalén seréis consolados. (14)
Cuando lo veáis, se llenará de gozo vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán
como hierba tierna; la mano del SEÑOR se dará a conocer a sus siervos, y su
indignación a sus enemigos.

(Salmo 122:1-9) Cántico de ascenso gradual; de David. Yo me alegré cuando me


dijeron: Vamos a la casa del SEÑOR. (2) Plantados están nuestros pies dentro de
tus puertas, oh Jerusalén. (3) Jerusalén, que está edificada como ciudad compacta,
bien unida, (4) a la cual suben las tribus, las tribus del SEÑOR, (lo cual es ordenanza
para Israel) para alabar el nombre del SEÑOR. (5) Porque allí se establecieron
tronos para juicio, los tronos de la casa de David. (6) Orad por la paz de Jerusalén:
Sean prosperados los que te aman. (7) Haya paz dentro de tus muros, y prosperidad
en tus palacios. (8) Por amor de mis hermanos y de mis amigos diré ahora: Sea la
paz en ti. (9) Por amor de la casa del SEÑOR nuestro Dios procuraré tu bien.

Oramos que el estudio de Zacarías nos inspire a salir de Babilonia, de cautiverios


personales, y podamos subir a Sión, Su Santo Monte. Aunque nuestras vidas estén
en ruinas, Él quiere reedificar y restaurarnos. El Señor quiere que vivamos a todo
nuestro potencial, y sobre todo, El desea preparar a Su Novia para Su venida.

Zacarías 1:1-12
VOLVEOS A MI
El libro de Zacarías comienza con un llamado de arrepentimiento para la generación
del profeta. Ya pasaron los años determinados para el exilio en Babilonia (70 años—
Jer. 29:10), y el Señor está listo para liberar a Su pueblo. Pero antes, hace un llamado
a la nueva generación.
(Zacarías 1:1-6) El octavo mes del año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR
al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: (2) El SEÑOR se enojó
mucho contra vuestros padres. (3) Diles, pues: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos:
'Volveos a mí'--declara el SEÑOR de los ejércitos-- 'y yo me volveré a vosotros'--dice
el SEÑOR de los ejércitos. (4) 'No seáis como vuestros padres, a quienes los
antiguos profetas proclamaron, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Volveos
ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras.'" Pero no me
escucharon ni me hicieron caso'--declara el SEÑOR. (5) 'Vuestros padres, ¿dónde
están? Y los profetas, ¿viven para siempre? (6) 'Pero mis palabras y mis estatutos
que yo ordené a mis siervos los profetas ¿no alcanzaron a vuestros padres? Por eso
se arrepintieron y dijeron: "Como el SEÑOR de los ejércitos se propuso hacer con
nosotros conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así ha hecho con
nosotros."'"

La generación anterior también tuvo la oportunidad de arrepentirse, pero no lo hizo.


Ahora el Señor exhorta a la siguiente generación para que no hagan lo mismo. La
nueva generación debe estar consciente de los errores de sus antepasados, que
fueron la causa del exilio, para no repetirlos más.

La inclinación al pecado pasa de generación a generación. ¿No han notado que


ciertos pecados se repiten en las familias? (por ejemplo: alcoholismo, crítica, pereza,
infidelidad, etc.). La inclinación se hereda, pero no el pecado, pues cada persona
decide si seguirá en lo mismo o cortará ese pecado de su vida para siempre.
El Señor dio la oportunidad a la generación de Zacarías de cortar con las líneas de
iniquidad de sus antepasados, y comenzar de nuevo, en limpio. A cada generación, el
Señor le da la oportunidad de rectificar, y cada uno decide si lo hará.

El llamado es: “Volveos a mí, y Yo me volveré a vosotros”


Si uno se vuelve a Dios, haciendo las cosas como Dios manda, uno recibirá el favor de
Dios.
(Deu. 30:1-10) Y sucederá que cuando todas estas cosas hayan venido sobre ti, la
bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y tú las recuerdes en todas las
naciones adonde el SEÑOR tu Dios te haya desterrado, (2) y vuelvas al SEÑOR tu
Dios, tú y tus hijos, y le obedezcas con todo tu corazón y con toda tu alma conforme
a todo lo que yo te ordeno hoy, (3) entonces el SEÑOR tu Dios te hará volver de tu
cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los
pueblos adonde el SEÑOR tu Dios te haya dispersado. (4) Si tus desterrados están
en los confines de la tierra, de allí el SEÑOR tu Dios te recogerá y de allí te hará
volver. (5) Y el SEÑOR tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la
poseerás; y El te prosperará y te multiplicará más que a tus padres. (6) Además, el
SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que
ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
(7) El SEÑOR tu Dios pondrá todas estas maldiciones sobre los enemigos y sobre los
aborrecedores que te persiguieron. (8) Y tú volverás a escuchar la voz del SEÑOR, y
guardarás todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. (9) Entonces el SEÑOR tu
Dios te hará prosperar abundantemente en toda la obra de tu mano, en el fruto de tu
vientre, en el fruto de tu ganado y en el producto de tu tierra, pues el SEÑOR de
nuevo se deleitará en ti para bien, tal como se deleitó en tus padres, (10) si
obedeces a la voz del SEÑOR tu Dios, guardando sus mandamientos y sus estatutos
que están escritos en este libro de la ley, y si te vuelves al SEÑOR tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma.

VISIONES DE ZACARÍAS
En los primeros capítulos de Zacarías (1:7-6:8) vemos una serie de visiones que tuvo
el profeta en una noche. Aunque son diferentes visiones, todas revelan algo acerca
del futuro de Israel, en especial de Jerusalén y el Templo. El propósito es animar al
pueblo a seguir adelante, porque hay esperanza. Iremos examinando una a una estas
visiones…

VISIÓN 1. Entre los Mirtos


(Zacarías 1:7) El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, el año
segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías,
hijo de Iddo, diciendo: (8) He aquí, de noche vi un hombre que iba montado en un
caballo rojo; él estaba entre los mirtos que había en la quebrada, y detrás de él,
caballos rojos, castaños y blancos.
Zacarías recibió esta revelación profética, pero no la entendió. Pero él no se quedó
con la duda, sino que preguntó su significado…
(Zacarías 1:9-10) Entonces dije: ¿Quiénes son éstos, señor mío? Y el ángel que
hablaba conmigo me dijo: Te mostraré quienes son éstos. (10) Y el hombre que
estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que el SEÑOR ha enviado a
recorrer la tierra.

En la Biblia, los caballos son símbolos de guerra. El rojo representa sangre, y el


blanco victoria. Los caballos fueron enviados a recorrer la Tierra, para reportar sobre
el estado de las cosas. Pero en lugar de informar sobre cómo iba la guerra, su reporte
fue todo lo contrario…
(Zacarías 1:11-12) Y ellos respondieron al ángel del SEÑOR que estaba entre los
mirtos y dijeron: Hemos recorrido la tierra, y he aquí, toda la tierra está en paz y
tranquila.

Analicemos los otros elementos de la visión: el Ángel del Señor estaba “entre los
mirtos”, que son arbustos comunes en Israel, pero se caracterizan por ser muy
aromáticos. Los mirtos representan al pueblo de Dios. En la visión, los mirtos estaban
en una hondonada o barranco (en heb. lit. “a la sombra”). Eso es muy significativo, ya
que en ese tiempo el pueblo de Dios se encontraba en “el hoyo del exilio” en Babilonia.
Pero Dios les revela que no están solos, pues el Señor está en medio de ellos.

En la visión, los caballos reportaron que había paz en las naciones. Ya no había
guerra, pero el pueblo de Dios seguía cautivo. La pregunta es: ¿Iban a quedarse en
Babilonia o serían liberados?

El pueblo de Dios ya había pasado 70 años exiliados en Babilonia. Pero Jeremías


había profetizado que luego de ese tiempo serían liberados y restaurados.
(Jeremías 29:10-14) Pues así dice el SEÑOR: "Cuando se le hayan cumplido a
Babilonia setenta años, yo os visitaré y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a
este lugar. (11) "Porque yo sé los planes que tengo para vosotros"--declara el
SEÑOR-- "planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una
esperanza. (12) "Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. (13) "Me
buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón. (14) "Me dejaré
hallar de vosotros"--declara el SEÑOR-- "y restauraré vuestro bienestar y os reuniré
de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé"--declara el SEÑOR--
"y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro."
PREGUNTA DE DANIEL
También Daniel hizo la misma pregunta al final de los 70 años de exilio. Al acercarse
el tiempo, él buscó al Señor en ayuno y oración para recibir respuesta…
(Dan. 9:2-3) en el año primero de su reinado, yo, Daniel, pude entender en los libros
el número de los años en que, por palabra del SEÑOR que fue revelada al profeta
Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años. (3) Volví
mi rostro a Dios el Señor para buscarle en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y
ceniza.

En su oración, Daniel reconoció que estaban en el exilio por la desobediencia de los


padres, y pidió perdón a Dios por ello (Dan. 9:4-19).

Daniel hizo justamente lo que el Señor dijo a su pueblo a través de Zacarías: “Volveos
a mí, y yo me volveré a vosotros”.

Daniel buscó al Señor para preguntar qué pasaría con el Pueblo de Dios, dado que ya
se habían cumplido los 70 años de exilio. Para su sorpresa, la respuesta fue más allá
de lo que preguntó, pues el Señor le explicó cuál era el Plan Divino para la
restauración final, cuyo inicio se daría pronto pero cuyo final se llevará a cabo en los
últimos tiempos (la revelación de las “70 Semanas”, Dan. 9:20-27).

Al Señor le gusta que preguntemos, porque así demostramos que estamos


interesados en Él y en hacer Su voluntad. Cuando uno pregunta, Dios responde—tal
vez no siempre como uno piensa o espera, pero aún mejor.

PREGUNTA DEL ANGEL


En la visión de Zacarías, el Ángel del Señor formuló la misma pregunta crucial:
¿Ya se dará la restauración debido al cumplimiento de los 70 años?
(Zac. 1:12) Entonces respondió el ángel del SEÑOR y dijo: Oh SEÑOR de los
ejércitos, ¿hasta cuándo seguirás sin compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de
Judá, contra las cuales has estado indignado estos setenta años?

Había llegado el momento de buscar a Dios y preguntar qué Él va a hacer con su


pueblo.

En la siguiente publicación veremos cuál es la respuesta de Dios a esta pregunta…

Zacarías 1:13-17
En la entrada anterior vimos que, al cumplirse los 70 años de cautiverio en Babilonia,
el pueblo de Dios comenzó a hacerse una pregunta:
¿Acaso llegó el tiempo de liberación y el retorno a la Tierra Prometida?

El Ángel del Señor hizo la misma pregunta:


(Zac. 1:12) Entonces respondió el ángel del SEÑOR y dijo: Oh SEÑOR de los
ejércitos, ¿hasta cuándo seguirás sin compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de
Judá, contra las cuales has estado indignado estos setenta años?

Ahora veremos cuál fue la respuesta del Señor…


PALABRAS DE CONSUELO
La respuesta a la pregunta fue positiva…palabras buenas y consoladoras:
(Zac. 1:13-17) Y el SEÑOR respondió al ángel que hablaba conmigo palabras
buenas, palabras consoladoras. (14) Y el ángel que hablaba conmigo me dijo:
Proclama, diciendo: Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Estoy celoso en gran manera
por Jerusalén y por Sion, (15) y con gran enojo estoy yo enojado contra las naciones
que están confiadas; porque cuando yo estaba un poco enojado, ellas contribuyeron al
mal. (16) Por tanto, así dice el SEÑOR: Me volveré a Jerusalén con compasión; en
ella será reedificada mi casa--declara el SEÑOR de los ejércitos-- y el cordel será
tendido sobre Jerusalén. (17) Proclama de nuevo, diciendo: Así dice el SEÑOR de los
ejércitos: Otra vez rebosarán mis ciudades de bienes, otra vez el SEÑOR consolará a
Sion y de nuevo escogerá a Jerusalén.

Dios no se había olvidado de Su pueblo; si se alejó, fue porque el pueblo necesitaba


corrección. Pero luego de la corrección, viene la restauración.

Este es el mismo mensaje que dio Isaías:


(Isa. 57:15-21) Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre
es Santo: Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu,
para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos.
(16) Porque no contenderé para siempre, ni estaré siempre enojado, pues el espíritu
desfallecería ante mí, y el aliento de los que yo he creado. (17) A causa de la
iniquidad de su codicia, me enojé y lo herí; escondí mi rostro y me indigné, y él siguió
desviándose por el camino de su corazón. (18) He visto sus caminos, pero lo sanaré;
lo guiaré y le daré consuelo a él y a los que con él lloran, (19) poniendo alabanza en
los labios. Paz, paz al que está lejos y al que está cerca --dice el SEÑOR-- y yo lo
sanaré.

Dios castiga porque nos ama, para que aprendamos, para que corrijamos nuestro
rumbo si nos hemos desviado. Dios no tolera el mal, y por eso castiga el mal. Pero lo
hace para corregirnos, para que rectifiquemos nuestro camino. Él nos dice: Vuelve.

Dios es misericordioso, y perdona a Su pueblo. Él está dispuesto a darnos una


segunda oportunidad. Pero la gracia y la misericordia divina no deben tomarse como
una licencia para pecar. Eso es lo que hacen los impíos, y para ellos no hay paz (Isa.
57:20-21). Esa nueva oportunidad no es para seguir igual, sino para volver….para
volvernos de nuestros malos caminos, y comenzar a hacer las cosas como Dios
manda.
(Ezequiel 33:11) Diles: Vivo yo--declara el Señor DIOS-- que no me complazco en la
muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos
de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?

(Isaías 1:16-20) Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras obras de delante de


mis ojos; cesad de hacer el mal, (17) aprended a hacer el bien, buscad la justicia,
reprended al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda. (18) Venid ahora, y
razonemos --dice el SEÑOR-- aunque vuestros pecados sean como la grana, como la
nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana
quedarán. (19) Si queréis y obedecéis, comeréis lo mejor de la tierra; (20) pero si
rehusáis y os rebeláis, por la espada seréis devorados. Ciertamente, la boca del
SEÑOR ha hablado.

(Isa. 55:6-13) Buscad al SEÑOR mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que
está cerca. (7) Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos,
y vuélvase al SEÑOR, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio
en perdonar. (8) Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos mis caminos--declara el SEÑOR. (9) Porque como los cielos son
más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos. (10) Porque como descienden de los
cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola
producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, (11) así será mi
palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y
logrado el propósito para el cual la envié. (12) Porque con alegría saldréis, y con paz
seréis conducidos; los montes y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo delante de
vosotros, y todos los árboles del campo batirán palmas. (13) En lugar del espino
crecerá el ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá el mirto; y esto será para gloria del
SEÑOR, para señal eterna que nunca será borrada.

[Noten la mención del mirto en el ver. 13]

Por eso, Zacarías comienza con un llamado al arrepentimiento a la nueva generación,


después de los 70 años, para que se vuelvan a Dios y sean restaurados (Zac. 1:2-6).

CELO POR JERUSALÉN


Zacarías habla del Celo de Dios por Jerusalén. Pero debemos definir la diferencia
entre “celo” y “celos”.

Celo: es un interés ardiente y activo por una causa o persona. Es el cuidado y el


esmero en el cumplimiento de los deberes.

Celos: Es el sentimiento de inseguridad que proviene de un amor no correspondido, o


la sospecha de una traición.

La Biblia dice Jehová es Dios Celoso. Pero no es porque Él sea inseguro, sino porque
no está dispuesto a compartir el afecto de los Suyos con nadie más.
(Exo. 20:3-6) No tendrás otros dioses delante de mí. (4) No te harás ídolo, ni
semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las
aguas debajo de la tierra. (5) No los adorarás ni los servirás; porque yo, el SEÑOR tu
Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, (6) y muestro misericordia a
millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
La Biblia compara la relación del Señor con su pueblo como el de una pareja (Efe.
5:25-32). En esos términos, Él nos hace saber que Él es Celoso, y no nos compartirá
con ningún dios y ningún otro amor (Deut. 6:15).

Por otro lado, la Biblia también habla del Celo de Dios, como es el caso de Zacarías.
(Zac. 1:14) Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Proclama, diciendo: Así dice el
SEÑOR de los ejércitos: 'Estoy celoso en gran manera por Jerusalén y por Sion…

El pueblo de Dios probablemente llegó a creer que a Dios no le importaba Jerusalén,


ya que había permitido que los babilonios la destruyeran—pero no es así. Dios lo
permitió por su desobediencia y adulterio espiritual (idolatría). El quitó el cerco de
protección y permitió que Babilionia conquistara Israel. En ese sentido, el Señor usó a
las naciones para disciplinar a Su pueblo…pero llegará el día en que Dios hará justicia
con los enemigos de Israel.
(Zac. 1:15) y con gran enojo estoy yo enojado contra las naciones que están
confiadas; porque cuando yo estaba un poco enojado, ellas contribuyeron al mal.

El Celo del Señor lo lleva a defender lo que ama.

También Ezequiel profetizó que, por Su celo divino, Dios ajusticiará a los enemigos de
Israel, y traerá restauración a Su pueblo.
(Ezequiel 36:3-10) por tanto, profetiza y di: Así dice el Señor DIOS: 'Porque os han
asolado y aplastado por todos lados, para que fuerais posesión de las demás
naciones, os han hecho el blanco de la habladuría y de la calumnia del pueblo.' (4)
Por tanto, montes de Israel, oíd la palabra del Señor DIOS. Así dice el Señor DIOS a
los montes y a los collados, a las barrancas y a los valles, a las ruinas desoladas y a
las ciudades abandonadas, que han venido a ser presa y escarnio de las demás
naciones alrededor; (5) por eso, así dice el Señor DIOS: 'Ciertamente en el fuego
de mi celo he hablado contra las demás naciones y contra todo Edom, que se han
apropiado para sí de mi tierra como posesión, con alegría, de todo corazón y con
desprecio de alma, para dejarla como presa.' (6) Por tanto, profetiza acerca de la
tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, a las barrancas y a los valles: 'Así
dice el Señor DIOS: He aquí, yo he hablado en mi celo y en mi furor porque habéis
soportado los insultos de las naciones. (7) 'Por lo cual, así dice el Señor DIOS: Yo he
jurado que las naciones que os rodean, ellas mismas soportarán sus insultos. (8)
Pero vosotros, montes de Israel, echaréis vuestras ramas y produciréis vuestro fruto
para mi pueblo Israel; porque pronto vendrán. (9) Pues, he aquí, estoy por vosotros y
me volveré a vosotros, y seréis labrados y sembrados. (10) Multiplicaré hombres en
vosotros, toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades serán habitadas, y las ruinas
reedificadas.

El Señor tiene celo por Jerusalén. Él tiene un interés ardiente por esta Ciudad; de
todas las ciudades del mundo, el Señor la escogió para poner allí Su Nombre (I Reyes
11:36). Aunque Él permitió que fuera destruida, Él la reedificará, pero sobre un
fundamento limpio. A veces, para poder levantar, se necesita primero destruir (Jer.
31:28).
(Zac. 1:16-17) Por tanto, así dice el SEÑOR: 'Me volveré a Jerusalén con compasión;
en ella será reedificada mi casa'--declara el SEÑOR de los ejércitos-- 'y el cordel será
tendido sobre Jerusalén.' (17) Proclama de nuevo, diciendo: Así dice el SEÑOR de
los ejércitos: 'Otra vez rebosarán mis ciudades de bienes, otra vez el SEÑOR
consolará a Sion y de nuevo escogerá a Jerusalén.'

Lo mismo aplica en un sentido espiritual: Si queremos que el Señor restaure nuestras


vidas, debemos examinarnos primero, para arrancar y destruir lo malo, y así poder
sembrar lo bueno y edificar sobre una buena base, limpia y santa.
(Jer. 31:28) Y como velé sobre ellos para arrancar y para derribar, para derrocar, para
destruir y para traer calamidad, así velaré sobre ellos para edificar y para plantar--
declara el SEÑOR.

(Salmo 69:35-36) Porque Dios salvará a Sion y edificará las ciudades de Judá, para
que ellos moren allí y la posean. (36) Y la descendencia de sus siervos la heredará,
y los que aman su nombre morarán en ella.

En la siguiente entrada veremos lo segunda visión de Zacarías (Zac. 1:18-21)...

Zacarías 1:18-21
Luego de recibir la revelación del Celo de Dios por Jerusalén, Zacarías tuvo otra
visión:
VISION 2. Los cuatro cuernos
(Zac. 1:18-19) Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos. (19) Y dije al
ángel que hablaba conmigo: ¿Qué son éstos? Y me respondió: Estos son los cuernos
que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.

En su visión, Zacarías vio cuatro cuernos. En la Biblia, los cuernos representan


reinos (Dan. 7:24; Apoc. 17:12). En un vistazo a la historia, vemos que varios imperios
han conquistado la tierra de Israel y han dispersado al pueblo de Dios: Asiria,
Babilonia, Roma y los Otomanos. Pero estos cuatro cuernos también podrían estar
relacionados con las cuatro bestias que vio Daniel en una visión, que son: Babilonia,
Persia, Grecia y Roma (Dan. 7).

En la visión, Zacarías vio que cuatro reinos lastimaron al pueblo de Dios. Y a partir de
eso no habían podido levantar cabeza. Pero el Señor reveló que las cosas no
quedarían así…
(Zac. 1:20-21) Entonces el SEÑOR me mostró cuatro artesanos. (21) Y dije: ¿Qué
vienen a hacer éstos? Y él respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que
dispersaron a Judá, de modo que nadie ha podido levantar la cabeza; pero estos
artesanos han venido para aterrorizarlos, para derribar los cuernos de las naciones
que alzaron sus cuernos contra la tierra de Judá para dispersarla.

Tal vez los israelitas llegaron a creer que Dios se había olvidado de ellos, porque los
entregó en manos de sus enemigos—pero eso no es así. Dios quitó el muro de
protección de Israel y permitió que los enemigos los conquistaran, no porque Él quería
sino como consecuencia del pecado del pueblo.

Dios no se ha olvidado de Su pueblo. Más bien, los disciplinó para que ellos
corrigieran su camino. Luego Él los restaurará. En la visión, el Señor mostró que
enviará “artesanos” (heb. Jarash, fabricante de cualquier material, artífica). Éstos
harán la obra que el Señor quiere hacer con Su pueblo. Los librará y los restaurará.

Este es un mensaje clave en el libro de Zacarías, y lo volveremos a ver adelante:


(Zacarías 8:14-15) Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: Tal como me propuse
haceros mal cuando vuestros padres me hicieron enojar--dice el SEÑOR de los
ejércitos-- y no me he arrepentido, (15) así me he propuesto en estos días volver a
hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá. ¡No temáis!

Hay un refrán popular que dice: “No hay mal que por bien no venga”.
Hay mucha verdad en esto. Si algo malo nos sucede, debemos analizar por qué
pasó. Tal vez hicimos algo incorrecto; en ese caso, debemos corregirlo.
Pero también existe la posibilidad que no hayamos hecho nada malo, sino que Dios
quiere hacer algo especial en nosotros, tal como en el caso de Job. Pero antes de
considerar esta segunda opción, debemos explorar la primera, pues si no
reconocemos nuestras faltas correremos el riesgo de volver a caer en el mismo hoyo.

70 AÑOS EN BABILONIA
Dios permitió que Su Pueblo fuera llevado cautivo a Babilonia. No fue porque Dios lo
deseara, sino fue porque llegó al colmo la maldad de ellos. Sin embargo, Dios
determinó que el castigo tendría un plazo.
(Jeremías 29:10) Pues así dice el SEÑOR: Cuando se le hayan cumplido a Babilonia
setenta años, yo os visitaré y cumpliré mi buena palabra de haceros volver a este
lugar.

El Señor sabía que los 70 años de cautiverio les servirían a su pueblo como lección, y
luego de ese tiempo, el pueblo se volvería a Dios.
(Jeremías 29:11-14) Porque yo sé los planes que tengo para vosotros--declara el
SEÑOR-- planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una
esperanza. (12) Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. (13) Me
buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón. (14) Me dejaré
hallar de vosotros--declara el SEÑOR-- y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de
todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé--declara el SEÑOR-- y
os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro.
Lo más impresionante es que el tiempo determinado por Dios (70 años) se cumplió al
pie de la letra en dos sentidos:

a. En relación con el pueblo:


(606 a.C.) Los primeros cautivos fueron llevados a Babilonia
+70 años
(536 a.C.) El primer retorno a Jerusalén

b. En relación con el Templo:


(586 a.C.) Fue destruido el Templo
+70 años
(516 a.C.) El Templo fue reconstruido

Zacarías 2
Continuamos estudiando las visiones de Zacarías…

VISION 3. Hombre con el cordel de medir

(Zac. 2:1-2) Entonces alcé los ojos y miré, y he aquí, vi un hombre con un cordel de
medir en la mano. (2) Y le dije: ¿Adónde vas? Y me respondió: A medir a Jerusalén
para ver cuánta es su anchura y cuánta su longitud.
Esta era toda la información que el ángel le dio a Zacarías antes iniciar su labor de
medición. Pero otro ángel lo detuvo, y le pidió que le explicara más…
(Zac. 2:3-4) Y he aquí, cuando el ángel que hablaba conmigo salía, otro ángel le salió
al encuentro, (4) y le dijo: Corre, habla a ese joven, y dile: Sin muros será habitada
Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y de ganados dentro de ella.

Zacarías debía saber la razón por la que se iba a medir la Ciudad de Jerusalén. La
medición no es para limitar, sino para expandir. La Ciudad Santa va a crecer
sustancialmente. Será tan grande que ya no podrá rodearse con muros. Esto pondría
nervioso a cualquiera en tiempos antiguos, porque una ciudad grande, sin muros, se
consideraría como demasiado expuesta, ya que podría ser presa fácil de los
enemigos. Pero el Señor le envió un mensaje de consuelo…
(Zac. 2:5) Y yo seré para ella—declara el SEÑOR—una muralla de fuego en
derredor, y gloria seré en medio de ella.

Los retornados debían sentirse animados con estas palabras para seguir con la
reedificación de Jerusalén y del Templo. Pero no sólo para ellos era este mensaje…
también para los que se habían quedado atrás…
(Zac. 2:6-7) ¡Ea, ea! Huid de la tierra del norte—declara el SEÑOR—porque como a
los cuatro vientos del cielo os dispersé yo—declara el SEÑOR. (7) ¡Ea, Sion, tú que
moras con la hija de Babilonia, escápate!

El Señor hizo un llamado a los judíos que quedaron en Babilonia, para que salieran de
allí y regresaran a la tierra de Israel, donde pertenecen.

Tal vez en la disciplina, el pueblo llegó a sentir que Dios no los quería. Pero el Señor
les envío palabras de consuelo, expresándoles el amor que les tiene y cómo los
protegerá.
(Zac. 2:8-9) Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, cuya gloria me ha enviado
contra las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca la niña de su ojo:
(9) He aquí, alzaré mi mano contra ellas, y serán despojo para sus esclavos. Entonces
sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado.

Miqueas también habló de la reedificación de Jerusalén.


(Miqueas 7:9-11) La indignación del SEÑOR soportaré, porque he pecado contra El,
hasta que defienda mi causa y establezca mi derecho. El me sacará a la luz, y yo veré
su justicia. (10) Entonces mi enemiga lo verá, y se cubrirá de vergüenza la que me
decía: ¿Dónde está el SEÑOR tu Dios? Mis ojos la contemplarán; entonces será
pisoteada como el lodo de las calles. (11) Viene el día para la edificación de tus
muros; aquel día se extenderán tus límites.

SALID DE BABILONIA
El Señor los llama a salir de Babilonia por varias razones:
Nota: Estas profecías se cumplieron en parte en tiempos de Zacarías, pero tendrán su
cumplimiento final cuando el Señor Jesús venga a establecer Su Reino en la Tierra, en
su segunda venida. Debemos leer este estudio con esa doble visión.

1. Primero, los llama a que salgan de Babilonia, porque ya son libres; ya no tienen
que seguir cautivos.
(Isa. 48:17-20) Así dice el SEÑOR, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy el SEÑOR
tu Dios, que te enseña para tu beneficio, que te conduce por el camino en que debes
andar. (18) ¡Si tan sólo hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces habría
sido tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar. (19) Sería como la arena
tu descendencia, y tus hijos como sus granos; nunca habría sido cortado ni borrado su
nombre de mi presencia. (20) Salid de Babilonia, huid de los caldeos; con voz de
júbilo anunciad, proclamad esto, publicadlo hasta los confines de la tierra; decid: El
SEÑOR ha redimido a su siervo Jacob.

Cayeron cautivos por la desobediencia, pero ahora ya son libres para vivir tal como
Dios manda, como siervos de justicia (Rom 6:16-18).

2. Los llama a salir de Babilonia porque el Señor va a traer juicio sobre las
naciones que trataron mal a Su pueblo.
(Jer. 50:1-3) Palabra que el SEÑOR habló acerca de Babilonia, la tierra de los
caldeos, por medio del profeta Jeremías: (2) Anunciadlo entre las naciones y hacedlo
oír; levantad estandarte, hacedlo oír. No lo ocultéis, sino decid: Ha sido tomada
Babilonia, está avergonzado Bel, destrozado Merodac; han sido avergonzadas sus
imágenes, destrozados sus ídolos. (3) Porque ha subido contra ella una nación del
norte que hará de su tierra objeto de horror, y no habrá habitante en ella. Tanto
hombres como animales habrán huido, se habrán ido.
(Jer. 50:8-10) Huid de en medio de Babilonia, y salid de la tierra de los caldeos; sed
como machos cabríos al frente del rebaño. (9) Porque he aquí, yo hago despertar y
subir contra Babilonia una horda de grandes naciones de la tierra del norte, que se
alinearán para la batalla contra ella; desde allí será llevada cautiva. Sus flechas serán
como de diestro guerrero que no vuelve con las manos vacías. (10) Y Caldea se
convertirá en botín; todos los que la saqueen se saciarán--declara el SEÑOR.

La profecía contra Babilonia se cumplió al pie de la letra. A la fecha, de la antigua


Babilonia sólo quedan ruinas. Sadam Husein trató de revivirla, pero murió antes de
lograrlo.
(Jer. 50:13-15) A causa del enojo del SEÑOR, no será habitada, sino que estará
desolada toda ella; todo el que pase por Babilonia se quedará atónito y silbará a causa
de todas sus heridas. (14) Poneos en orden contra Babilonia en derredor, todos los
que entesáis el arco; tirad contra ella, no escatiméis las flechas, porque ha pecado
contra el SEÑOR. (15) Alzad grito de guerra contra ella en derredor. Se ha rendido,
caen sus columnas, son derribadas sus murallas. Porque esta es la venganza del
SEÑOR: tomad venganza de ella; como ella ha hecho, así haced con ella.

En los últimos tiempos, el espíritu de Babilonia resurgirá. En ese tiempo, el Señor


volverá a llamar a Su pueblo a que salga de en medio de ella, antes de que sea
destruida.
(Apoc. 18:1-8) Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía gran
poder, y la tierra fue iluminada con su gloria. (2) Y clamó con potente voz, diciendo:
¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en
guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. (3)
Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los
reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra
se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad. (4) Y oí otra voz del cielo que
decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que
no recibáis de sus plagas; (5) porque sus pecados se han amontonado hasta el
cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. (6) Pagadle tal como ella ha
pagado, y devolvedle doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado,
preparad el doble para ella. (7) Cuanto ella se glorificó a sí misma y vivió
sensualmente, así dadle tormento y duelo, porque dice en su corazón: YO estoy
SENTADA como REINA, Y NO SOY VIUDA y nunca veré duelo. (8) Por eso, en un
solo día, vendrán sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego;
porque el Señor Dios que la juzga es poderoso.

3. La principal razón por la que el Señor llama a salir de Babilonia es porque Él estará
en Jerusalén.
(Zac. 2:10-13) Canta de júbilo y alégrate, oh hija de Sion; porque he aquí, vengo, y
habitaré en medio de ti—declara el SEÑOR. (11) Y se unirán muchas naciones al
SEÑOR aquel día, y serán mi pueblo. Entonces habitaré en medio de ti, y sabrás que
el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a ti. (12) Y el SEÑOR poseerá a Judá, su
porción en la tierra santa, y escogerá de nuevo a Jerusalén. (13) Calle toda carne
delante del SEÑOR, porque El se ha levantado de su santa morada.

(Jer. 50:4-5) En aquellos días y en aquel tiempo--declara el SEÑOR-- vendrán los


hijos de Israel, ellos junto con los hijos de Judá; vendrán andando y llorando, y al
SEÑOR su Dios buscarán. (5) Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde
volverán sus rostros; vendrán para unirse al SEÑOR en un pacto eterno que no será
olvidado.

(Isa 52:7-12) ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas
nuevas, del que anuncia la paz, del que trae las buenas nuevas de gozo, del que
anuncia la salvación, y dice a Sion: Tu Dios reina! (8) ¡Una voz! Tus centinelas alzan
la voz, a una gritan de júbilo porque verán con sus propios ojos cuando el SEÑOR
restaure a Sion. (9) Prorrumpid a una en gritos de júbilo, lugares desolados de
Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén.
(10) El SEÑOR ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y
todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios. (11) Apartaos,
apartaos, salid de allí, nada inmundo toquéis; salid de en medio de ella, purificaos,
vosotros que lleváis las vasijas del SEÑOR. (12) Pues no saldréis precipitadamente,
ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el SEÑOR, y vuestra retaguardia
será el Dios de Israel.
La disciplina divina no anula el pacto de Dios con Su pueblo. La corrección es para
restauración.
(Jer. 31:35-40) Así dice el SEÑOR, el que da el sol para luz del día, y las leyes de la
luna y de las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar para que bramen sus
olas; el SEÑOR de los ejércitos es su nombre: (36) Si se apartan estas leyes de mi
presencia--declara el SEÑOR-- también la descendencia de Israel dejará de ser
nación en mi presencia para siempre. (37) Así dice el SEÑOR: Si los cielos arriba
pueden medirse, y explorarse abajo los cimientos de la tierra, también yo desecharé
toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron--declara el SEÑOR. (38) He
aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que la ciudad será reedificada para el
SEÑOR, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo. (39) Y el cordel de
medir saldrá más allá, directamente hasta la colina de Gareb, y girará hasta Goa.
(40) Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el
arroyo Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos hacia el oriente, serán
santos al SEÑOR. La ciudad no será arrancada ni derribada nunca jamás.

[Esta profecía se cumplirá cuando el Señor venga, y establezca su Reino en


Jerusalén.]

(Jer. 30:17-19) Porque yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas--declara el


SEÑOR-- porque te han llamado desechada, diciendo: 'Esta es Sion, nadie se
preocupa por ella.' (18) Así dice el SEÑOR: He aquí, restauraré el bienestar de las
tiendas de Jacob, y tendré misericordia de sus moradas; será reedificada la
ciudad sobre sus ruinas, y el palacio se asentará como estaba. (19) Saldrá de ellos
canto de acción de gracias y voz de los que se divierten; los multiplicaré y no
disminuirán, los honraré y no serán menospreciados.

(Isa. 44:26-28) Yo soy el que confirmo la palabra de su siervo, y cumplo el propósito


de sus mensajeros; el que dice de Jerusalén: Será habitada; y de las ciudades de
Judá: Serán reedificadas, y sus ruinas levantaré; (27) el que dice a la profundidad
del mar: Sécate; y yo secaré tus ríos. (28) El que dice de Ciro: El es mi pastor, y él
cumplirá todos mis deseos, y dice de Jerusalén: Será reedificada, y al templo: Serán
echados tus cimientos.

(Isa. 2:2-3) Y acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa del SEÑOR
será establecido como cabeza de los montes; se alzará sobre los collados, y
confluirán a él todas las naciones. (3) Vendrán muchos pueblos, y dirán:
Venid, subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob; para que nos
enseñe acerca de sus caminos, y andemos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.

Zacarías 3
VISION 4. Sumo Sacerdote Josué
La cuarta visión de Zacarías era concerniente al Sumo Sacerdote.
(Zac. 3:1) Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del
ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo.

Josué era el sumo sacerdote en tiempos de Zacarías. El profeta lo vio en la visión de


pie delante del Ángel del Señor (que ahora sabemos que es Jesús). Pero allí también
estaba Satanás. La Biblia dice que éste es el acusador de los hermanos (Apoc.
12:10). El diablo acusa y señala las razones por las que deberíamos ser condenados.

Efectivamente, Josué no estaba limpio (Zac. 3:3), pues tenía sus vestiduras sucias;
por tanto, la acusación no era sin sustento. Sin embargo, eso no es lo que está en el
corazón de Dios. Aunque merecemos ser condenados, eso no es lo que Dios quiere
para nosotros…El nos quiere redimir de la muerte y reconciliarnos con Él. Por eso, el
Ángel del Señor reprendió a Satanás.
(Zac. 3:2-3) Y el ángel del SEÑOR dijo a Satanás: El SEÑOR te reprenda, Satanás.
Repréndate el SEÑOR que ha escogido a Jerusalén. ¿No es éste un tizón arrebatado
del fuego? (3) Y Josué estaba vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel.

De todos los israelitas, el sumo sacerdote tenía la mayor responsabilidad de llevar una
vida de santidad y rectitud, ya que él era el líder espiritual del pueblo de Dios. Más
importante, él servía a Dios. Era el único que podía entrar en el Lugar Santísimo una
vez al año (para el Día de Expiación—heb. Yom Kipur). Pero, si el sumo sacerdote era
considerado injusto, ¿qué nos queda al resto de nosotros?
La realidad es que ningún ser humano es justo; todos tenemos mancha y arruga.
(Eclesiastés 7:20) Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga el bien y
nunca peque.
(Rom. 3:10-12) Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; (11) No hay quien
entienda, no hay quien busque a Dios; (12) Todos se han desviado, a una se
hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Jesucristo fue el único justo. Pero, en lugar de condenarnos, Él nos redimió. El Señor
murió en la cruz para pagar por nuestros pecados.
(2 Cor. 5:21) Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que
fuéramos hechos justicia de Dios en El.

Quien cree en Jesús es justificado, y sus pecados son perdonados. Por lo tanto, ya no
hay condenación porque hubo justificación.
(Rom. 3:21-26) Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada,
atestiguada por la ley y los profetas; (22) es decir, la justicia de Dios por medio de la
fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; (23) por cuanto
todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, (24) siendo justificados gratuitamente
por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, (25) a quien Dios
exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como
demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados
cometidos anteriormente, (26) para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que
El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.

Como Josué, nosotros somos “tizones arrebatados del fuego”…merecíamos el fuego


eterno debido a nuestro pecado y rebeldía, pero El decidió arrebatarnos de la muerte y
salvarnos para que tengamos vida eterna.
(Colosenses 1:13-14) Porque El nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al
reino de su Hijo amado, (14) en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.

El deseo de Dios no es condenarnos, aunque lo merezcamos. El quiere redimirnos y


reconciliarnos con Él. Por eso envío a su Hijo para pagar el precio de nuestro pecado
con su vida (viviendo en perfecta justicia) y con su muerte (muriendo aunque era
inocente).
(Col. 1:20-23) y por medio de El reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho
la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de El, repito, ya sean las que
están en la tierra o las que están en los cielos. (21) Y aunque vosotros antes
estabais alejados y erais de ánimo hostil, ocupados en malas obras, (22) sin
embargo, ahora El os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante su muerte, a
fin de presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de El, (23) si en
verdad permanecéis en la fe bien cimentados y constantes, sin moveros de la
esperanza del evangelio que habéis oído, que fue proclamado a toda la creación
debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.

ROPAS DE GALA
Delante de Dios, todos llevamos ropas sucias. La Biblia dice que aun nuestras buenas
obras son como trapos de inmundicia (Isa. 64:5-6). No podemos salvarnos por
nuestras propias fuerzas. Pero el Señor nos dice que Él nos limpiará, nos redimirá y
cambiará nuestras vestiduras.
(Isaías 61:10-11) En gran manera me gozaré en el SEÑOR, mi alma se regocijará en
mi Dios; porque El me ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de
justicia como el novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus
joyas. (11) Porque como la tierra produce sus renuevos, y como el huerto hace
brotar lo sembrado en él, así el Señor DIOS hará que la justicia y la alabanza broten
en presencia de todas las naciones.

Esto es lo que el Señor le mostró a Zacarías en su visión:


(Zac. 3:4) Y éste habló, y dijo a los que estaban delante de él: Quitadle las ropas
sucias. Y a él le dijo: Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré de ropas de gala.
(5) Después dijo: Que le pongan un turbante limpio en la cabeza. Y le pusieron un
turbante limpio en la cabeza y le vistieron con ropas de gala; y el ángel del SEÑOR
estaba allí.
El Señor le cambió las vestiduras a Josué. Le quitó las ropas viejas, y le puso un traje
de gala y manto de justicia. Ahora ya estaba presentable para estar delante de Dios.

GUARDAR LA SANTIDAD
Ya estando limpio, el Señor le encarga que mantenga limpios sus vestidos.
(Zac. 3:6-7) Entonces el ángel del SEÑOR amonestó a Josué, diciendo: (7) Así dice
el SEÑOR de los ejércitos: Si andas en mis caminos, y si guardas mis ordenanzas,
también tú gobernarás mi casa; además tendrás a tu cargo mis atrios y te daré libre
acceso entre éstos que están aquí .

Como ya mencionamos, la gracia de Dios no es licencia para pecar sino la oportunidad


para reconciliarnos con Dios y para vivir como Él manda.

¿Qué pasa si uno se vuelve a caer, y se ensucia de nuevo? Pues se levanta y se


limpia. Se arrepiente por el pecado cometido, recibe el perdón de Dios y toma la firme
decisión de hacer las cosas como Dios manda. Hasta que venga el Señor,
probablemente seguiremos fallando…pero la idea es que cada día cometamos menos
errores, y vayamos perfeccionándonos hasta alcanzar la medida de Cristo (Efe. 4:13).
(Filipenses 3:12-14) No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser
perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también
fui alcanzado por Cristo Jesús. (13) Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo
que está delante, (14) prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

QUITARÉ LA INIQUIDAD
La buena noticia es que, en su segunda venida, el Señor va a quitar la iniquidad, y ya
no tendremos más la inclinación a pecar. ¡Aleluya!
(Zac. 3:8-10) Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se
sientan ante ti, que son hombres de presagio, pues he aquí, yo voy a traer a mi siervo,
el Renuevo. (9) Porque he aquí la piedra que he puesto delante de Josué, sobre
esta única piedra hay siete ojos. He aquí, yo grabaré una inscripción en ella--declara
el SEÑOR de los ejércitos-- y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día. (10)
Aquel día--declara el SEÑOR de los ejércitos-- convidaréis cada uno a su prójimo bajo
su parra y bajo su higuera.
El mismo mensaje fue revelado a través de otros profetas:
(Jeremías 31:33-34) porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después
de aquellos días--declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus
corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (34) Y no tendrán
que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: Conoce
al SEÑOR, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande--declara el SEÑOR-- pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su
pecado.
(Jer. 50:20) En aquellos días y en aquel tiempo--declara el SEÑOR-- se buscará la
iniquidad de Israel, pero no habrá ninguna, y los pecados de Judá, pero no se
hallarán; porque perdonaré a los que yo haya dejado como remanente.

(Daniel 9:24) Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la
iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la profecía, y para ungir el
lugar santísimo.

(Miqueas 7:18-19) ¿Qué Dios hay como tú, que perdona la iniquidad y pasa por alto
la rebeldía del remanente de su heredad? No persistirá en su ira para siempre, porque
se complace en la misericordia. (19) Volverá a compadecerse de nosotros, hollará
nuestras iniquidades. Sí, arrojarás a las profundidades del mar todos nuestros
pecados.

NO HAY CONDENACIÓN
Es muy importante entender que el deseo de Dios no es condenarnos, sino salvarnos.
Todo lo que tenemos que hacer es recibir su perdón, y permitir que la gracia de Dios
nos transforme.
(Romanos 8:1) Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.

Lastimosamente, algunas personas caen en condenación cuando pecan. Esto es


peligroso, porque se quedan atrapados en un círculo vicioso; no pueden ser libres del
pecado y lo vuelven a cometer. En lugar de arrepentirse y recibir el perdón de Dios, se
condenan a sí mismos. Para ser libre, uno debe recibir el perdón de Dios, y
perdonarse a uno mismo.

Si hay una voz interna que te condena, debes saber que no viene de Dios, sino del
acusador. Dios confronta, pero no condena. La única condena viene de una falta de
arrepentimiento.
(1 Juan 1:8-9) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos y la verdad no está en nosotros. (9) Si confesamos nuestros pecados, El es
fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.

La forma de vencer al acusador es sabiendo que la sangre del Cordero fue suficiente
para cubrir nuestros pecados. El poder de la sangre que nos perdona y nos da otra
oportunidad para vivir como El quiere, en santidad.
(Apocalipsis 12:10-11) Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el
acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y
noche, ha sido arrojado. (11) Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y
por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la
muerte.
(Romanos 5:1-2) Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, (2) por medio de quien también hemos
obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en
la esperanza de la gloria de Dios.

NOVIA DE CRISTO
El mensaje del cambio de ropas está relacionado con la preparación de la Novia de
Cristo para el día de las Bodas del Cordero.
(Efesios 5:25-27) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia
y se dio a sí mismo por ella, (26) para santificarla, habiéndola purificado por el
lavamiento del agua con la palabra, (27) a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuera santa e inmaculada.

Zacarías 4
VISION 5. La Menorá y los Dos Olivos
Zacarías tuvo una quinta visión esa noche…
(Zacarías 4:1-3) Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió, y me despertó como
a un hombre que es despertado de su sueño. (2) Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí:
He aquí, veo un candelabro todo de oro con su depósito en la parte superior, y sus
siete lámparas encima de él con siete tubos para cada una de las lámparas que tiene
encima; (3) y junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y el otro a la
izquierda.

Zacarías era sacerdote, por lo tanto estaba familiarizado con el candelabro que vió en
su visión—era la Menora del Templo, la cual tiene siete brazos. Lo que él encontraba
inusual eran los dos olivos que alimentaban el candelabro. Si hubiera sido un olivo, él
hubiera entendido, porque la Biblia compara a Israel con el olivo (Jer. 11:16), y era
precisamente el pueblo el encargado de llevar el aceite al Templo, como la primicia de
la cosecha del olivo (Exo. 27:20). Pero, ¿qué representaban DOS olivos? Por eso
preguntó…
(Zacarías 4:4) Continué, y dije al ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto señor
mío? (5) Respondió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: ¿No sabes qué es
esto? Y respondí: No, señor mío.

Curiosamente, el ángel no le respondió directamente a la pregunta de Zacarías, sino


que le dio un mensaje que debía transmitir a Zorobabel, el principal líder de los judíos
que habían retornado a Jerusalén…

MENSAJE A ZOROBABEL
(Zacarías 4:6-7) Continuó él, y me dijo: Esta es la palabra del SEÑOR a Zorobabel:
No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu—dice el SEÑOR de los ejércitos.
(7) ¿Quién eres tú, oh gran monte? Ante Zorobabel, te convertirás en llanura; y él
sacará la piedra clave entre aclamaciones de '¡Gracia, gracia a ella!'
Éste era un mensaje que Zorobabel definitivamente necesitaba escuchar. Él estaba
dirigiendo a los retornados en la reconstrucción de Jerusalén. Pero en el camino,
encontraron obstáculos y mucha oposición de los pueblos vecinos, al punto que
detuvieron la construcción. Sólo levantaron los cimientos del Templo, pero se dejaron
intimidar por las amenazas de los enemigos. Ante ello, decidieron parar la
construcción del Templo y dedicarse a levantar sus propias casas.

Por eso el Señor le envió un mensaje a Zorobabel. Él necesitaba oír estas palabras
de ánimo para seguir adelante en la reconstrucción de Jerusalén, y específicamente
del Templo. Necesitaba saber que los obstáculos no eran oposición de Dios, sino
tretas del enemigo para detener la obra que Dios quería hacer. La promesa era que
los obstáculos se iban a quitar del camino (“el monte se convertirá en llanura”) por la
Gracia de Dios.

Nosotros también necesitamos oír hoy ese mensaje: ¡Debemos seguir adelante! Si
Dios nos ha pedido algo, debemos tener la seguridad que Él nos ayudará a cumplirlo.
¿O acaso estamos haciendo algo que el Señor no nos ha pedido?

Muchas veces Dios escoge a personas que parecen incapaces de lograr el cometido.
Pero el Señor lo hace así para que sepamos que Él es quien hace la obra, no
nosotros. “No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” (4:6). Todo lo que Él
pide es que uno esté dispuesto a hacer lo que Él diga. Si uno se dispone, Dios dará
las fuerzas, los recursos y ¡la gracia!

Luego que el ángel terminó de hablar, Zacarías continuó recibiendo palabra de Dios:
(Zacarías 4:8) Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: (9) Las manos de
Zorobabel han puesto los cimientos de esta casa, y sus manos la acabarán. Entonces
sabréis que el SEÑOR de los ejércitos me ha enviado a vosotros. (10) ¿Pues quién
ha menospreciado el día de las pequeñeces? Estos siete se alegrarán cuando vean la
plomada en la mano de Zorobabel; estos son los ojos del SEÑOR que recorren toda la
tierra.

Efectivamente, Zacarías transmitió esta palabra a Zorobabel y a los retornados, tal


como lo vemos en el libro de Esdras…
(Esdras 5:1-2) Cuando los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo, profetizaron a los
judíos que estaban en Judá y en Jerusalén, en el nombre del Dios de Israel que
estaba sobre ellos, (2) Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, se
levantaron entonces y comenzaron a reedificar la casa de Dios en Jerusalén; y los
profetas de Dios estaban con ellos apoyándolos.

[Nota: También el profeta Hageo exhortó a los retornados a continuar en la


reconstrucción del Templo. Les recomiendo leer Hageo cap. 1].

La oposición de los enemigos siguió, pero ellos no se dejaron amedrentar. Ellos iban
a seguir adelante con la obra que el Señor les había encomendado, y hallaron gracia
(Esdras 5-6). Finalmente lograron reedificar el Templo.
(Esdras 6:14) Y los ancianos de los judíos tuvieron éxito en la edificación según la
profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y terminaron de edificar
conforme al mandato del Dios de Israel y al decreto de Ciro, de Darío y de Artajerjes,
rey de Persia.

La palabra de Zacarías dice que no debemos menospreciar “el día de las


pequeñeces”. Suena emocionante la propuesta de “reconstruir el Templo”, pero el
esfuerzo del día a día no trae tanta emoción, tal como: quitar piedras, excavar, limpiar,
cargar, y desvelarse vigilando. La victoria no sólo está en alcanzar la meta, sino el
superar cada uno de los pasos necesarios para llegar al objetivo.

No menospreciemos el día de las pequeñeces…cuando tengamos que limpiar


nuestras vidas, excavar en lo profundo del corazón para quitar las piedras que
obstruyen nuestro crecimiento espiritual, desvelarse orando para buscar la dirección
del Señor, etc. Nuestra santificación es un proceso que debemos vivir día a día, y
progresar paso a paso. Enfrentaremos obstáculos, pero debemos seguir, sabiendo
que la Gracia de Dios estará con nosotros.

Levantémonos a reedificar nuestra vida. Los cimientos están puestos, y el Señor


acabará la obra que ha comenzado en ti…
(Filipenses 1:6) estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.

PREGUNTA SOBRE LOS OLIVOS


Luego de recibir el mensaje para Zorobabel, Zacarías todavía se quedó con una duda:
¿Qué representan los dos olivos? No se quedó tranquilo sino hasta que obtuvo una
respuesta…
(Zacarías 4:11) Entonces hablé, y le dije: ¿Qué son estos dos olivos a la derecha y a
la izquierda del candelabro? (12) Hablé por segunda vez, y le dije: ¿Qué son las dos
ramas de olivo que están junto a los dos tubos de oro, que vierten de sí el aceite
dorado? (13) Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No,
señor mío. (14) Entonces él dijo: Estos son los dos ungidos que están de pie junto al
Señor de toda la tierra.

La palabra “ungidos” en hebreo es “Bnei HaYitzhar”, que literalmente significa: Hijos


de aceite, que produce luz.
Los dos ungidos son dos personas que dan “luz” a los demás, con su ejemplo de vida,
con su mensaje de dirección y revelación. En tiempos de Zacarías, estas dos
lumbreras podían ser Zorobabel y Josué, o tal vez los profetas Zacarías y Hageo.

Por otro lado, el texto también señala que estos dos ungidos están “de pie junto al
Señor de toda la Tierra”. ¿Acaso son personas que han subido al Cielo? Los únicos
que no murieron, sino que fueron llevados al Cielo fueron Enoc y Elías, y algunos
creen que también Moisés (Judas 1:9). En Apocalipsis se vuelve a mencionar a estos
dos testigos. Por las señales que hacen, nos hace pensar que éstos son Elías y
Moisés (Apoc. 11:3-6). Otras referencias reveladoras que parecen indicar que los dos
testigos eran Elías y Moisés, las encontramos en los Evangelios (estos dos profetas se
le aparecieron a Jesús en el Monte, cuando fue transfigurado; Mat. 17:1-13), y en
Malaquías (en la revelación del Día del Señor; Mal. 4).

En esta ocasión no vamos a definir la identidad de estos dos testigos. Pero sí


señalaremos lo siguiente: Lo que tienen en común los Dos Ungidos de Zacarías y los
Dos Testigos de Apocalipsis es que ellos sirven de luz. Son dos personas que dan
testimonio de lo que Dios está haciendo en un momento crucial de la historia de
Jerusalén. Son lumbreras en un momento de oscuridad.

Zacarías 5:1-4
La sexta y séptima visión de Zacarías tratan sobre la maldad del hombre, y el
consecuente juicio de Dios…
VISION 6: El Rollo volador
(Zac. 5:1-2) Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. (2) Y me
dijo el ángel: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte
codos y su anchura de diez codos. (3) Entonces me dijo: Esta es la maldición que
sale sobre la faz de toda la tierra; ciertamente todo el que roba será destruido según lo
escrito en un lado, y todo el que jura será destruido según lo escrito en el otro lado.

El rollo (heb. Megilá) era un pergamino que, en tiempos antiguos, eran utilizados como
documentos o libros. Las copias de la Biblia se escribían en rollos.

Lo curioso de la visión es que Zacarías vio el rollo volando. Éste medía 20 x 10 codos
(aprox. 30 x 15 pies), que es justamente la medida del Lugar Santo en el Tabernáculo
(y también la medida del pórtico del Templo que Salomón edificó; 1 Rey. 6:3). En un
sentido espiritual, esa dimensión podría considerarse como la medida de santidad que
Dios espera de Su pueblo (Lev. 20:7; 1 Ped. 1:14-19). Sólo los sacerdotes podían
entrar al Lugar Santo, y de ellos se esperaba cierto nivel de santidad (2 Cro. 23:6).

El rollo de la visión representa la Ley de Dios escrita. Zacarías conocía los rollos de la
Torá, y los reconoció. El sabía que en ellos estaban escritos los mandamientos, y allí
dice que si uno obedece vendrá bendición, pero si uno desobedece, la maldición le
alcanzará (Deut. 28).
(Deut. 11:26-28) He aquí, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una
maldición: (27) la bendición, si escucháis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios
que os ordeno hoy; (28) y la maldición, si no escucháis los mandamientos del
SEÑOR vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir
a otros dioses que no habéis conocido.

La maldición alcanzó al pueblo de Dios, porque pecaron y no se arrepintieron. Daniel


lo reconoció cuando oró al finalizarse el tiempo del exilio en Babilonia.
(Daniel 9:11) Ciertamente todo Israel ha transgredido tu ley y se ha apartado, sin
querer obedecer tu voz; por eso ha sido derramada sobre nosotros la maldición y el
juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado
contra Él.
¿Vemos hoy en día que la maldición cae sobre los malos? A veces parece que no,
pues muchos practican el mal y siguen como si nada. Tal vez las consecuencias de
sus actos los alcanzan a largo plazo, pero no siempre se ve un pronto castigo. Hasta
ahora, hay algo que detiene la maldición, y esa es la misericordia de Dios. La detiene
por un tiempo para darnos la oportunidad a todos para arrepentirnos.
(2 Pedro 3:9) El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden
la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca,
sino que todos vengan al arrepentimiento.

El Señor está deteniendo la maldición que merecemos por el pecado para darnos la
oportunidad de arrepentirnos. Pero si no damos muestras de arrepentimiento, Él
soltará el juicio, tal como lo vemos al final de la sexta visión de Zacarías.
(Zac. 5:4) La haré salir--declara el SEÑOR de los ejércitos-- y entrará en casa del
ladrón y en casa del que jura por mi nombre en falso; y pasará la noche dentro de su
casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras.

Había pecado en Israel, pero creían que les iba a ser pasado por alto por ser “hijos de
Dios”. Aunque el Señor da tiempo para arrepentirse, no pasará por alto el pecado. Si
no hay arrepentimiento, vendrá juicio. Dios manda fuego que quema la paja y la
madera, y purifica el oro, plata y piedras preciosas.
(1 Corintios 3:10-17) Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio
arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado
cómo edifica encima. (11) Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya
está puesto, el cual es Jesucristo. (12) Ahora bien, si sobre este fundamento alguno
edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, (13) la obra de cada
uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada;
el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. (14) Si permanece la obra
de alguno que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. (15) Si la
obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo,
aunque así como por fuego. (16) ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el
Espíritu de Dios habita en vosotros? (17) Si alguno destruye el templo de Dios, Dios
lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.

DOS PECADOS
En la visión que el Señor le mostró a Zacarías señaló específicamente dos pecados: el
robo y el juramento falso. Esos dos pecados eran los que prevalecían en el tiempo de
Zacarías y Nehemías...

Hurta.
Hurtar representa las faltas contra los hombres; jurar falsamente contra los
hombres; jurar falsamente las ofensas contra Dios (ver com. Mat 5:33-37).. en el
Nuevo testamento el Señor Jesús al respecto, dijo lo siguiente:
"33 "Además, habéis oído que fue dicho a los antiguos: No jurarás falsamente;
sino que cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os digo: No juréis en
ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra,
porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del Gran
Rey. 36 No jurarás ni por tu cabeza, porque no puedes hacer que un cabello sea
ni blanco ni negro. 37 Pero sea vuestro hablar, ‘sí’, ‘sí’, y ‘no’, ‘no’. Porque lo
que va más allá de esto, procede del mal." (RVA, Mateo 5:33-37)
Estos dos males pueden haber sido muy comunes entre los judíos que volvieron
del exilio, y por eso se destacaron como ejemplos de una decadencia general de
la moral.
Será destruido.
Era necesario que el Israel de la restauración fuera puro para que realizara los
propósitos de Dios. La visión del cambio de las vestiduras de Josué (cap. 3)
indicaba la forma en que Dios trata el pecado. Se concedería perdón a toda alma
arrepentida. Los que aceptaran las disposiciones divinas, serían revestidos con la
perfecta justicia de Cristo. Sin embargo, a fin de poseer el manto de justicia de
Cristo, se exige a los hombres que abandonen su pecado acariciado (ver PVGM
299). Según la visión, los que no aceptan esto serán castigados con la maldición
pronunciada por el rollo que volaba.

a. Robo
Robaban a los hombres y a Dios…

De que manera roban a los hombres?


* Roban a los hombres: aprovechándose de los necesitados con usura (Nehemías
cap. 5).

De que manera robaban a Dios?


* Robaban a Dios: no llevando al Templo sus diezmos y primicias.
En ese tiempo, Nehemías se dio cuenta que el pueblo había dejado de llevar sus
diezmos y ofrendas, y muchos levitas dejaron de servir en el Templo porque tuvieron
que ir a los campos a trabajar para poder vivir.
(Neh. 13:10-12) También descubrí que las porciones de los levitas no se les habían
dado, por lo que los levitas y los cantores que hacían el servicio se habían ido, cada
uno a su campo. (11) Por tanto, reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa
de Dios abandonada? Entonces reuní a los levitas y los restablecí en sus puestos.
(12) Entonces todo Judá trajo el diezmo del cereal, del mosto y del aceite a los
almacenes.

El profeta Malaquías compara el retener el diezmo con el robo, y habla de las


consecuencias de hacerlo…
(Mal. 3:7-12) Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos
y no los habéis guardado. Volved a mí y yo volveré a vosotros--dice el SEÑOR de los
ejércitos. Pero decís: "¿Cómo hemos de volver?" (8) ¿Robará el hombre a Dios?
Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: "¿En qué te hemos robado?" En los
diezmos y en las ofrendas. (9) Con maldición estáis malditos, porque vosotros, la
nación entera, me estáis robando. (10) Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya
alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto--dice el SEÑOR de los
ejércitos-- si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición
hasta que sobreabunde. (11) Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os
destruya los frutos del suelo; ni vuestra vid en el campo será estéril--dice el SEÑOR
de los ejércitos. (12) Y todas las naciones os llamarán bienaventurados, porque
seréis una tierra de delicias--dice el SEÑOR de los ejércitos.

Hay bendición cuando uno da al Señor lo primero.


(Pro. 3:9-10) Honra al SEÑOR con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos;
(10) entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de
mosto.
* Juramento Falso
En tiempos de Nehemías, el pueblo se comprometió, bajo juramento a Dios, a llevar
provisión para el Templo y los que en el servían. También se comprometieron a no
unirse en matrimonio con vecinos paganos, ni hacer alianzas con ellos (Neh. 10:28-
39). Lamentablemente, no todos cumplieron su palabra, y por eso el Señor los
reprendió.

La visión de Zacarías era una voz de alerta. Habían ido al exilio por el pecado de sus
padres, pero ahora que ya habían retornado, debían de cuidarse de no regresar a lo
mismo.

Zacarías 5:5-11

VISION 7: Efa de Maldad

Lo que Zacarías vio a continuación estaba relacionado con la visión anterior (la sexta)

(Zac. 5:5-6) Salió el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Alza ahora tus ojos y mira
qué es esto que sale. (6) Y dije: ¿Qué es? Y él dijo: Esto es el efa que sale. Y
añadió: Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra.

El efa era una medida antigua equivalente a aprox. 35 litros. En esos tiempos,
fabricaban recipientes con esa precisa capacidad que servían como medida para los
comerciantes.

El ángel le explicó a Zacarías que “el efa” representaba la medida de la maldad de la


Tierra. Hasta ese momento, la maldad del mundo no había llegado a la medida (es
decir, “al colmo”), pues ha sido contenida.
(Zac. 5:7-8) Y he aquí, una tapa de plomo fue levantada, y había una mujer sentada
dentro del efa. (8) Entonces dijo: Esta es la Maldad. Y la arrojó al interior del efa y
arrojó la tapa de plomo sobre su abertura.
Pero va a llegar el momento en que Dios va a quitar el freno a la maldad (siempre con
los límites que Él disponga), y la iniquidad llegará al colmo, pasará la medida…sólo
hasta entonces, Dios traerá juicio.

LLEGA AL COLMO
En la Biblia vemos que Dios no manda juicio sino hasta que llega al colmo. Esto no
es porque el Señor pasa por alto la maldad, sino que extiende Su misericordia para
dar la oportunidad a que se arrepientan. Así es como Dios opera…
…No expulsó a los amorreos de la Tierra Prometida, sino hasta que llegó al colmo su
maldad (Gen. 15:16).
…No mandó al cautiverio a los israelitas, sino hasta que llegó al colmo su maldad,
sacrificando a sus propios hijos (Sal. 106:34-42).
…No permitió que Roma destruyera Jerusalén, sino hasta que su maldad llegara al
colmo (Mat. 23:29-35).
…Igualmente será en los últimos tiempos, pues el Señor destapará lo que contiene a
la maldad (Apoc. 7:1-3). Sin ese freno, se manifestará lo malo que hay en el corazón
del hombre (Gen. 6:5). Y cuando la maldad haya llegado al colmo, vendrá el juicio
final.

En la visión de Zacarías, vemos que el Señor puso un límite a la maldad, ejemplificado


por la tapa de plomo sobre el efa que escondió a la mujer llamada “Maldad”. Pero
luego que fue cubierta, fue llevada a otro lugar…
(Zac. 5:9-11) Luego alcé los ojos y miré, y he aquí dos mujeres salían con el viento
en sus alas; y tenían alas como alas de cigüeña, y alzaron el efa entre la tierra y el
cielo. (10) Dije entonces al ángel que hablaba conmigo: ¿Adónde llevan el efa?
(11) Y me respondió: A la tierra de Sinar para edificarle un templo; y cuando esté
preparado, será asentado allí sobre su base.

La Tierra de Sinar es donde estaba la ciudad de Babilonia. Ahora sólo quedan ruinas
de ella. Sin embargo, el sistema babilónico sigue vivo en el mundo. Es un sistema de
vida opuesto a Dios, y su origen es la Torre de Babel (Gen. 11:1-9). El espíritu
babilónico tuvo su máxima expresión en tiempo de Nabucodonosor, pero se permeó
en los otros imperios que han dominado el mundo: Persia, Grecia, Roma. En los
últimos tiempos se manifestará con fuerza, y se levantará no sólo contra Dios sino
contra Su pueblo. Pero la Biblia nos dice que ¡Babilonia caerá!…

(Apoc. 18:1-10) Después de esto vi a otro ángel descender del cielo, que tenía gran
poder, y la tierra fue iluminada con su gloria. (2) Y clamó con potente voz, diciendo:
¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en
guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. (3)
Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los
reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra
se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad. (4) Y oí otra voz del cielo que
decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados y para que no
recibáis de sus plagas; (5) porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y
Dios se ha acordado de sus iniquidades. (6) Pagadle tal como ella ha pagado, y
devolvedle doble según sus obras; en la copa que ella ha preparado, preparad el
doble para ella. (7) Cuanto ella se glorificó a sí misma y vivió sensualmente, así
dadle tormento y duelo, porque dice en su corazón: "YO estoy SENTADA como
REINA, Y NO SOY VIUDA y nunca veré duelo." (8) Por eso, en un solo día, vendrán
sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios
que la juzga es poderoso. (9) Y los reyes de la tierra que cometieron actos de
inmoralidad y vivieron sensualmente con ella, llorarán y se lamentarán por ella cuando
vean el humo de su incendio, (10) mirando de pie desde lejos por causa del temor de
su tormento, y diciendo: "¡Ay, ay, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad fuerte!, porque
en una hora ha llegado tu juicio."

Zacarías 6:1-8
VISION 8. Cuatro Carros
En la siguiente visión de Zacarías, él vio 4 carros halados por caballos.
(Zac. 6:1-3) "1 Alcé de nuevo la vista, ¡y vi ante mí cuatro carros de guerra que salían
de entre dos montañas, las cuales eran de bronce! 2 El primer carro era tirado por
caballos alazanes, el segundo por caballos negros, 3 el tercero por caballos blancos, y
el cuarto por caballos pintos. Todos ellos eran caballos briosos." (BAD'1989, Zacarías
6:1-3)

Los carros con caballos eran utilizados para la guerra en la antigüedad.


En la visión, cada carro tenía caballos de cierto color. Zacarías no nos dice qué
significan los diferentes colores, pero en Apocalipsis se nos transmite una idea de su
significado (Apoc. 6:2-8): blanco, victoria; rojo, sangre y muerte; negro, peste;
grisáceo, enfermedad.

Los carros que vio Zacarías salieron de dos montes de bronce. En la Biblia, el bronce
representa juicio. Los dos montes probablemente sean: el Monte Gerizim y Ebal.
(Deut. 11:26-32) He aquí, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una
maldición: (27) la bendición, si escucháis los mandamientos del SEÑOR vuestro
Dios que os ordeno hoy; (28) y la maldición, si no escucháis los mandamientos del
SEÑOR vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir
a otros dioses que no habéis conocido. (29) Y acontecerá, que cuando el SEÑOR tu
Dios te lleve a la tierra donde entras para poseerla, pondrás la bendición sobre
el monte Gerizim y la maldición sobre el monte Ebal. (30) ¿No están ellos al otro
lado del Jordán, detrás del camino del poniente, en la tierra de los cananeos que
habitan en el Arabá, frente a Gilgal, junto al encinar de More? (31) Porque vais a
pasar el Jordán para ir a poseer la tierra que el SEÑOR vuestro Dios os da, y la
tomaréis y habitaréis en ella; (32) y tendréis cuidado de cumplir todos los estatutos y
decretos que hoy pongo delante de vosotros.

Estos dos montes son testigos del pacto que Dios hizo con Israel. Allí se confirmó el
Pacto que los padres habían hecho en el Monte Sinaí. El Señor dijo que si obedecían,
tendrían bendición; pero si desobedecían, les alcanzaría la maldición.

Los carros de la visión son los encargados de ejecutar el juicio divino sobre la Tierra,
para darle a cada nación lo que merece, según sus obras.
(Zac. 6:4-7) "4 Le pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significan estos
carros, señor mío?» 5 El ángel me respondió: «Éstos son los cuatro espíritus del cielo,
que salen después de haberse presentado ante el Señor de toda la tierra. 6 El carro de
los caballos negros va hacia el país del norte; el de los caballos blancos, hacia el
occidente; y el de los caballos pintos, hacia el país del sur. » 7 Esos briosos caballos
estaban impacientes por recorrer toda la tierra. Y el ángel les dijo: «¡Id, recorred la
tierra de uno a otro extremo!» Y así lo hicieron." (BAD'1989, Zacarías 6:4-7)

El ángel explicó que los carros están relacionados con los 4 vientos del Cielo. En
Apocalipsis se hace mención de ellos:
(Apoc. 7:1-3) Después de esto, vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de
la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento
alguno, ni sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. (2) Y vi a otro ángel
que subía de donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo; y gritó a gran voz a
los cuatro ángeles a quienes se les había concedido hacer daño a la tierra y al mar,
(3) diciendo: No hagáis daño, ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que
hayamos puesto un sello en la frente a los siervos de nuestro Dios.

Como vimos en el capítulo anterior, el Señor retiene el juicio, en su misericordia, para


darnos oportunidad a arrepentirnos y ponernos a cuentas con Dios, antes que venga el
castigo. Pero aún los juicios divinos son parte de la misericordia de Dios porque nos
hacen reaccionar y nos llevan al arrepentimiento y a enmendar nuestros caminos.
(Salmo 107:15-21) Den gracias al SEÑOR por su misericordia y por sus maravillas
para con los hijos de los hombres. (16) Porque El rompió las puertas de bronce e
hizo pedazos las barras de hierro. (17) Por causa de sus caminos rebeldes, y por
causa de sus iniquidades, los insensatos fueron afligidos. (18) Su alma aborreció
todo alimento, y se acercaron hasta las puertas de la muerte. (19) Entonces en su
angustia clamaron al SEÑOR y El los salvó de sus aflicciones. (20) El envió su
palabra y los sanó y los libró de la muerte. (21) Den gracias al SEÑOR por su
misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.

Dios es grande en misericordia, pero también tiene celo de justicia.


(Zac. 6:8) Entonces me llamó y me habló, diciendo: Mira, los que salen hacia la tierra
del norte aplacan mi espíritu en la tierra del norte.

El juicio de Dios no sólo es a nivel personal, sino también nacional. El Señor tiene
celo de Su pueblo y de Jerusalén. El Señor no dejará impunes a quienes les hagan
daño. En el norte de Israel estaba Babilonia; ellos fueron castigados por haber tratado
mal al pueblo de Dios y haberse burlado del Dios de Israel.
(Eze. 5:13) "13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré
satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos
mi enojo." (RVR60, Ezequiel 5:13)

(Jer. 30:11) "11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a
todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te
castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo."

6.8 El carro con los caballos negros que salió hacia el norte ejecutó el castigo de
Dios en la región norteña del país. Dios estaba airado por el pecado y los impíos
(Psa 7:11) y su ira se manifiesta en juicio. Aunque mucho nos guste
concentrarnos en el amor y la misericordia de Dios, la ira y el juicio también son
parte de su carácter justo… por tanto, Si tiene pecados inconfesados o comunes
en su vida, confiéselos, arrepiéntase y abandónelos. La confesión motiva la
misericordia de Dios, pero la falta de arrepentimiento provoca su castigo.

Zacarías 6:9-15
Luego de recibir todas esas visiones en una noche, el Señor le encargó a Zacarías
hacer algo…
(Zac. 6:9-11) Y vino la palabra del SEÑOR a mí, diciendo: (10) Toma ofrendas de los
desterrados, de Heldai, de Tobías y de Jedaías; y el mismo día ve y entra en la casa
de Josías, hijo de Sofonías, adonde ellos han llegado de Babilonia. (11) Toma plata
y oro, haz una corona y ponla en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de
Josadac.

La misión de Zacarías era buscar a tres judíos que acaban de llegar a Jerusalén
provenientes de Babilonia. Ellos se estaban hospedando en casa del hijo del profeta
Sofonías, y traían ofrendas de parte de los exiliados en Babilonia para financiar la
reconstrucción del Templo en Jerusalén.

Lo curioso es que Dios le instruyó que tomara plata y oro de la ofrenda para hacer una
corona. Pero lo más sorprendente aún es que el Señor le pidió que la pusiera en la
cabeza del sumo sacerdote. Eso iba completamente en contra del orden, ya que un
sacerdote era de la tribu de Levi y no podía ser rey, y viceversa, los reyes venían de la
tribu de Judá, y no podían tomar el rol de sacerdotes.

Pero a veces Dios pide hacer cosas fuera de lo normal para hacernos reaccionar. Y
cuando tiene nuestra atención, nos transmite un mensaje importante.
(Otros ejemplos: pidió a Abraham matar a su hijo, para revelarnos sobre la Redención
del Cordero de Dios; le dijo a Oseas que se casara con una prostituta, para hacer ver
al pueblo que su infidelidad a Dios era adulterio espiritual; le mostró a Pedro por medio
de una visión con toda clase de animales inmundos para hacerle entender que los
Gentiles iban a ser aceptados en el pueblo de Dios)

Dios le pidió a Zacarías que hiciera algo que iba en contra de la norma (coronar a un
sacerdote como rey) para hacerlo reaccionar y tener su completa atención, pues
quería transmitir un mensaje muy importante. Era un acto profético que traía una gran
revelación sobre el Mesías que había de venir…

ACTO PROFÉTICO: Coronación del Mesías


Con el oro y la plata que traían los exiliados como ofrenda, Zacarías debía mandar a
hacer una corona (en hebreo está en plural “Atarot”, coronas; Apoc. 19:12). Esa
corona debía ser colocada sobre el sumo sacerdote Josué, y debía proclamar el
siguiente mensaje:
(Zac. 6:12-15) Y háblale, diciendo: Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'He aquí un
hombre cuyo nombre es Renuevo, porque El brotará del lugar donde está y reedificará
el templo del SEÑOR. (13) 'Sí, El reedificará el templo del SEÑOR, y El llevará gloria
y se sentará y gobernará en su trono. Será sacerdote sobre su trono y habrá consejo
de paz entre los dos oficios.' (14) La corona será para Helem, Tobías, Jedaías y
Hen, hijo de Sofonías, como recuerdo en el templo del SEÑOR. (15) Y los que están
lejos vendrán y reedificarán el templo del SEÑOR. Entonces sabréis que el SEÑOR de
los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si escucháis obedientes la voz
del SEÑOR vuestro Dios.

Con este acto profético, el Señor estaba revelando que el Mesías, llamado “el
Renuevo”, ejercerá ambos oficios: rey y sumo sacerdote. El será quien reedificará el
Templo en toda su gloria. Cuando lo haga, traerá a todos los dispersados de Su
Pueblo de todas partes del mundo para que participen también en la reedificación del
Templo.

EL RENUEVO
Cuando Zacarías oyó el nombre de “Renuevo”, seguramente se acordó de lo que los
profetas habían escrito sobre Él.

Isaías y Jeremías profetizaron sobre la restauración que el Renuevo traería para


Jerusalén… veamos al respecto en,
(Isaías 4:2-6) Aquel día el Renuevo del SEÑOR será hermoso y lleno de gloria, y el
fruto de la tierra será el orgullo y adorno de los sobrevivientes de Israel. (3) Y
acontecerá que el que sea dejado en Sion y el que quede en Jerusalén será llamado
santo: todos los que estén inscritos para vivir en Jerusalén. (4) Cuando el Señor
haya lavado la inmundicia de las hijas de Sion y haya limpiado la sangre derramada
de en medio de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu abrasador, (5)
entonces el SEÑOR creará sobre todo lugar del monte Sion y sobre sus asambleas,
una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de fuego por la
noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel; (6) será un cobertizo para dar
sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia.

(Jeremías 23:5-6) He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que levantaré a David


un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho
y la justicia en la tierra. (6) En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y
este es su nombre por el cual será llamado: "El SEÑOR, justicia nuestra."

La profecía de Jeremías señala que el Renuevo iba a ser descendiente de David, de la


tribu de Judá, pero entre líneas también venía un adelanto de su relación con los
sacerdotes…
(Jeremías 33:14-18) "He aquí, vienen días"--declara el SEÑOR-- "en que cumpliré la
buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá. (15) "En
aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y El hará
juicio y justicia en la tierra. (16) "En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén
morará segura, y este es el nombre con el cual será llamada: el SEÑOR, justicia
nuestra." (17) Porque así dice el SEÑOR: "Nunca le faltará a David quien se siente
sobre el trono de la casa de Israel; (18) y a los sacerdotes levitas nunca les faltará
quien en presencia mía ofrezca holocausto, queme ofrendas de cereal y prepare
sacrificios todos los días."

El profeta Isaías es quien más hace referencia al Renuevo. Todo el capítulo 11 habla
de Él, pero lo llama “Retoño”. Aun en el capítulo 53, que habla de la muerte de Jesús,
se menciona (Isa. 53:2).

El nombre de “Renuevo” ya había sido mencionado antes en Zacarías, en la visión de


las vestiduras de Josué.
(Zac. 3:8) Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se
sientan ante ti, que son hombres de presagio, pues he aquí, yo voy a traer a mi siervo,
el Renuevo.
EL NOMBRE DE JOSUE
El nombre del sumo sacerdote también era significativo. Se llamaba Josué, en
hebreo Yehoshua, que significa: Jehová es salvación. El nombre Yeshua (esp.
Jesús) es un derivado de este nombre, y también significa salvación.

Todo el acto profético que Zacarías iba a hacer de la coronación de Josué apunta a
Yeshua el Mesías (esp. Jesucristo), quien tiene derecho a ser Rey por ser
descendiente de David, pero también será sumo sacerdote, por el orden de
Melquisedec.
(Salmo 110:1-4) Dice el SEÑOR a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a
tus enemigos por estrado de tus pies. (2) El SEÑOR extenderá desde Sion tu
poderoso cetro, diciendo: Domina en medio de tus enemigos. (3) Tu pueblo se
ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder; en el esplendor de la santidad, desde
el seno de la aurora; tu juventud es para ti como el rocío. (4) El SEÑOR ha jurado y
no se retractará: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
(Hebreos 5:5-6) De la misma manera, Cristo no se glorificó a sí mismo para hacerse
sumo sacerdote, sino que lo glorificó el que le dijo: Hijo mío eres tú, Yo te he
engendrado hoy; (6) como también dice en otro pasaje: Tú eres sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec.
(Hebreos 5:8-10) y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; (9) y
habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que
le obedecen, (10) siendo constituido por Dios sumo sacerdote según el orden de
Melquisedec.

REEDIFICARÁ EL TEMPLO
En tiempos de Zacarías, los retornados estaban reconstruyendo el Templo en
Jerusalén. Pero la profecía se refería a la edificación del Tercer Templo, cuando el
Mesías venga.
(Zac. 6:13) Sí, El reedificará el templo del SEÑOR, y El llevará gloria y se sentará y
gobernará en su trono. Será sacerdote sobre su trono y habrá consejo de paz entre
los dos oficios.
Jesús habló de la reedificación del Templo en forma espiritual: a través de edificación
de la Iglesia, pues nosotros los creyentes somos el Templo de Dios (Juan 2:19-21;
Efe. 2:22; I Cor. 3:16-17; II Cor. 6:16). Pero esto no quita el hecho que el Templo
físico también será reedificado, pues allí estará el Trono del Señor, y desde allí reinará
sobre toda la Tierra.
(Ezequiel 43:6-11) Y oí a uno que me hablaba desde el templo, mientras el hombre
estaba de pie junto a mí, (7) y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono,
el lugar de las plantas de mis pies, donde habitaré entre los hijos de Israel para
siempre. Y la casa de Israel no volverá a profanar mi santo nombre, ni ellos ni sus
reyes, con sus prostituciones y con los cadáveres de sus reyes cuando mueran, (8)
poniendo su umbral junto a mi umbral, y sus postes junto a mis postes con sólo un
muro entre ellos y yo. Ellos han profanado mi santo nombre con las abominaciones
que han cometido; por eso los he consumido en mi ira. (9) Que alejen ahora de mí
sus prostituciones y los cadáveres de sus reyes, y yo habitaré entre ellos para
siempre. (10) Y tú, hijo de hombre, describe el templo a la casa de Israel, para que
se avergüencen de sus iniquidades, y tomen las medidas de su plano. (11) Y si se
avergüenzan de todo lo que han hecho, enséñales el diseño del templo, su estructura,
sus salidas, sus entradas, todos sus diseños, todos sus estatutos y todas sus leyes. Y
escribe esto ante sus ojos para que guarden todas sus leyes y todos sus estatutos, y
los cumplan.

Zacarías profetizó que los creyentes que estaban lejos (los dispersados de Israel)
ayudarán al Señor en la reedificación del Templo..
(Zac. 6:15) "15 Y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de
Jehová, y conoceréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto
sucederá si oyereis obedientes la voz de Jehová vuestro Dios."

Frecuentemente se usa en las Escrituras la figura de la construcción de un templo


para ilustrar la edificación de la iglesia. Zacarías señaló a Cristo como el Renuevo
que debía edificar el templo del Señor. Habla de los gentiles como colaboradores en la
obra: “Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de Jehová;” e Isaías
declara: “Los hijos de los extranjeros edificarán tus muros.” Zacarías 6:12, 15; Isaías
60:10. . HAp 475.2

Ese privilegio le será otorgado a los que se hayan dispuesto a llevar una vida de
obediencia a Dios.

La pregunta es:

Está tu vida caminando en obediencia, conforme a los principios de Jehova?


Están tus hijos caminando conforme a los designios del Señor?

La gente que te ve, puede persivir que has estado en la presencia de Jehova?

Seamos sinceros!, verdad que necesitamos acudir a los pies de Cristo y entregarle
algunas cosas que están estorbando nuestra relación con El?..

LA CORONA
Para que no se confundieran y creyeran que Josué sería rey, el Señor instruyó que
luego de hacer el acto profético, la corona debía ser entregada a los retornados que
trajeron la ofrenda, y debía ser guardada en el Templo como una señal.
(Zac. 6:14) La corona será para Helem, Tobías, Jedaías y Hen, hijo de Sofonías,
como recuerdo en el templo del SEÑOR.
Que Dios te bendiga

Zacarías 7

Dos años después de haber recibido todas esas visiones de los primeros capítulos, el
Señor le volvió a hablar a Zacarías.
(Zac. 7:1) Y sucedió que en el año cuarto del rey Darío vino la palabra del SEÑOR a
Zacarías el cuarto día del mes noveno, Quisleu.

La palabra del Señor vino como respuesta a una pregunta que unos judíos llegaron a
hacer a los sacerdotes:
(Zac. 7:2-3) La aldea de Betel había enviado a Sarezer, a Regem-melec y a sus
hombres a implorar el favor del SEÑOR, (3) y a hablar a los sacerdotes que eran de
la casa del SEÑOR de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Debemos llorar en el
mes quinto y abstenernos como lo hemos hecho durante tantos años?

La reconstrucción del Templo en Jerusalén estaba casi completada. Por eso, muchos
se preguntaban si tenían que seguir ayunando el 9 de Av (mes quinto). En esa fecha,
los babilonios habían destruido el Templo en Jerusalén, y por más de 70 años habían
estado ayunando en ese día. Pero ahora que ya estaba casi completa su
reedificación, muchos se preguntaban si estaban obligados a seguir ayunando.

La pregunta parecía natural…pero la respuesta del Señor reveló algo más profundo. Y
la respuesta no sólo fue para los hombres que preguntaban, sino para todo el
pueblo…
(Zac. 7:4-6) Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo: (5)
Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, y di: Cuando ayunabais y os
lamentabais en el quinto y el séptimo mes durante estos setenta años, ¿ayunabais en
verdad por mí? (6) Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros
mismos?

El Señor reveló la hipocresía detrás de la pregunta, y también detrás del ayuno que
todos habían hecho por tantos años. Tal vez habían ayunado de tristeza por lo que les
había pasado, pero no de arrepentimiento al reconocer que su cautiverio era
consecuencia de su pecado. Ayunaban pidiendo a Dios que los liberara, pero no
buscaban el propósito de Dios. Ayunaban buscando la mano de Dios, pero no Su
Rostro.
El Señor les recordó que ya les había enviado este mensaje a través de los profetas:
(Zac. 7:7) ¿No son estas las palabras que el SEÑOR proclamó por medio de los
antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y próspera con sus ciudades a
su alrededor, y el Neguev y la tierra baja estaban habitados?

Leamos lo que el profeta Isaías habían dicho al respecto…


(Isa. 58:1-5) Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta,
declara a mi pueblo su transgresión y a la casa de Jacob sus pecados. (2) Con todo
me buscan día tras día y se deleitan en conocer mis caminos, como nación que
hubiera hecho justicia, y no hubiera abandonado la ley de su Dios. Me piden juicios
justos, se deleitan en la cercanía de Dios. (3) Dicen: ¿Por qué hemos ayunado, y tú
no lo ves? ¿Por qué nos hemos humillado, y tú no haces caso? He aquí, en el día de
vuestro ayuno buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores.
(4) He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No
ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz. (5) ¿Es ése el ayuno que
yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso para que incline su
cabeza como un junco, y para que se acueste en cilicio y ceniza? ¿Llamaréis a esto
ayuno y día acepto al SEÑOR?

¿Cuál es el ayuno que espera Dios? Isaías sigue diciendo…(Isa. 58:6-7) ¿No es éste
el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad, soltar las coyundas del
yugo, dejar ir libres a los oprimidos, y romper todo yugo? (7) ¿No es para que partas
tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando
veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante?

El ayuno verdadero lo lleva a uno al arrepentimiento, para librarnos de opresión, yugos


y ataduras a ciertos pecados que no nos dejan ser libres para vivir como Dios manda.
El arrepentimiento no es para condenación, sino para que seamos transformados y
restaurados, y vivamos una vida de bien y de justicia.

El resultado de esta transformación la señala Isaías…


(Isa. 58:8-12) Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará
con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del SEÑOR será tu retaguardia. (9)
Entonces invocarás, y el SEÑOR responderá; clamarás, y El dirá: Heme aquí. Si
quitas de en medio de ti el yugo, el amenazar con el dedo y el hablar iniquidad, (10)
y si te ofreces al hambriento, y sacias el deseo del afligido, entonces surgirá tu luz en
las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía. (11) Y el SEÑOR te guiará
continuamente, saciará tu deseo en los lugares áridos y dará vigor a tus huesos; serás
como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan. (12) Y los tuyos
reedificarán las ruinas antiguas; levantarás los cimientos de generaciones pasadas, y
te llamarán reparador de brechas, restaurador de calles donde habitar.

El ayuno no debe ser tomado como una penitencia para obtener un favor de Dios.
Más bien, el ayuno debe es un ejercicio espiritual en el que rendimos nuestra propia
voluntad para buscar la Voluntad de Dios. El profeta Miqueas señaló que Dios no
buscaba nuestros sacrificios ni ayunos, sino que quiere que vivamos como Él manda.
(Miqueas 6:6-8) ¿Con qué me presentaré al SEÑOR y me postraré ante el Dios de lo
alto? ¿Me presentaré delante de El con holocaustos, con becerros de un año? (7)
¿Se agrada el SEÑOR de millares de carneros, de miríadas de ríos de aceite?
¿Ofreceré mi primogénito por mi rebeldía, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi
alma? (8) El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que
demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar
humildemente con tu Dios?

Este es el mismo mensaje que el Señor volvió a transmitir a través de Zacarías…


(Zac. 7:8-14) Entonces vino la palabra del SEÑOR a Zacarías, diciendo: (9) Así ha
dicho el SEÑOR de los ejércitos: Juicio verdadero juzgad, y misericordia y compasión
practicad cada uno con su hermano. (10) No oprimáis a la viuda, al huérfano, al
extranjero ni al pobre, ni traméis el mal en vuestros corazones unos contra otros.

Esta misma palabra la oyeron los padres de los retornados, aun antes de irse a
Babilonia. Pero no se arrepintieron de sus malos caminos, y por eso cayeron en
cautiverio. El Señor les recordó esto a través de Zacarías…(Zac. 7:11) Pero ellos
rehusaron escuchar y volvieron la espalda rebelde y se taparon los oídos para no oír.
(12) Y endurecieron sus corazones como el diamante para no oír la ley ni las
palabras que el SEÑOR de los ejércitos había enviado por su Espíritu, por medio de
los antiguos profetas; vino, pues, gran enojo de parte del SEÑOR de los ejércitos.
(13) Y sucedió que, como yo había clamado y ellos no habían querido escuchar, así
ellos clamaron y yo no quise escuchar--dice el SEÑOR de los ejércitos-- (14) sino
que los dispersé en torbellino entre todas las naciones que no conocían. Y la tierra fue
desolada tras ellos, sin que nadie fuera ni viniera; convirtieron la tierra deseable en
desolación.

El Señor tiene buenos deseos para nosotros: quiere que vivamos en tierra deseable,
no es desolación; quiere que haya paz entre nosotros, y no conflicto; desea que
seamos prósperos, en todas las cosas, “así como prospera nuestra alma” (3 Juan
1:2). Pero para poder recibir todo este bien, debemos hacer las cosas como Dios
manda, siguiendo sus instrucciones.
La nueva generación debía aprender de sus padres para no caer en el mismo error…y
eso era más importante que “ayunar o no ayunar cierto día”. ¿Por qué ayunaban?
Ayunaban por lamento, pero no por arrepentimiento. No debían ayunar sólo para
lamentar la destrucción, sino para preguntarse POR QUÉ había sido destruido.

Por eso el Señor intervino cuando hicieron la pregunta del ayuno, y los guio a hacer la
pregunta correcta: ¿Estamos haciendo las cosas como Dios manda? ¿Estamos
buscando la Voluntad de Dios, o sólo buscamos al Señor para pedirle que nos otorgue
lo que nosotros deseamos?
Zacarías 8:1-8

CELO POR SION


En el capítulo 8, el Señor revela lo que siente por la ciudad de Jerusalén. Este
mensaje profético es como una carta de amor donde revela lo que hay en Su Corazón
y los planes que tiene para la Ciudad Santa…
(Zac. 8:1-2) Y vino la palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo: (2) Así dice el
SEÑOR de los ejércitos: He celado a Sion con gran celo, sí, con gran furor la he
celado.

De nuevo, el Señor le revela a Zacarías el Celo divino que siente por Jerusalén. Es un
mensaje muy similar al que le habló al principio…
Zec 1:13-17 Y el SEÑOR respondió al ángel que hablaba conmigo palabras buenas,
palabras consoladoras. (14) Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Proclama,
diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Estoy celoso en gran manera por
Jerusalén y por Sion, (15) y con gran enojo estoy yo enojado contra las naciones que
están confiadas; porque cuando yo estaba un poco enojado, ellas contribuyeron al
mal.' (16) "Por tanto, así dice el SEÑOR: 'Me volveré a Jerusalén con compasión; en
ella será reedificada mi casa'--declara el SEÑOR de los ejércitos-- 'y el cordel será
tendido sobre Jerusalén.'" (17) Proclama de nuevo, diciendo: "Así dice el SEÑOR de
los ejércitos: 'Otra vez rebosarán mis ciudades de bienes, otra vez el SEÑOR
consolará a Sion y de nuevo escogerá a Jerusalén.'"

Si Dios permitió la destrucción de Jerusalén, no fue por indiferencia, sino precisamente


por amor. El quería limpiarla, y comenzar de nuevo (Joel 2:12-18)..,pero no la ha
olvidado, sino que la levantará y restaurará.
(Joel 2:18) Entonces el SEÑOR se llenará de celo por su tierra, y tendrá piedad de su
pueblo.

El Señor no se ha olvidado de Jerusalén, y nunca lo hará, porque ésta es la ciudad


que El escogió para poner allí Su Nombre (I Reyes 11:36). Allí va a regresar Su
Presencia. Al final de los tiempos, allí establecerá la capital de Su Reino.
(Zac. 8:3) Así dice el SEÑOR: Volveré a Sion y en medio de Jerusalén moraré. Y
Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte del SEÑOR de los ejércitos,
Monte Santo.
El Señor prometió que va a restaurar Jerusalén, y la transformará en una Ciudad
Santa. Cuando el Señor reine allí, finalmente le hará honor a su nombre y habrá paz
en ese lugar.
(Zac. 8:4-5) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Aún se sentarán ancianos y ancianas
en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano por causa de sus
muchos días. (5) Y las calles de la ciudad se llenarán de muchachos y muchachas
que jugarán en sus calles.

¿Paz en Jerusalén? Eso parece un sueño difícil de alcanzar…no sólo en tiempos de


Zacarías sino también en la actualidad. Pero para Dios ¡nada es imposible! (Jer.
32:17.27; Luc. 1:37).
(Zac. 8:6) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Si en aquellos días esto parece muy
difícil a los ojos del remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil a mis ojos?—
declara el SEÑOR de los ejércitos.

SERÁN MI PUEBLO, SERÉ SU DIOS


Aunque parezca imposible, Dios lo hará. El recogerá a Su pueblo de todas las
naciones a donde fueron dispersados, y los traerá de regreso a su Tierra…y ¡allí
vivirán felices para siempre! (y no será un cuento de hadas…)
(Zac. 8:7-8) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, salvaré a mi pueblo de la
tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol; (8) y los traeré y habitarán en
medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia.

Finalmente se cumplirá lo que Dios tanto ha deseado: “Seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo” (Gen. 17:7; Exo. 6:7; Exo. 19:5-6; Lev. 26:12; Jer. 7:23; Jer. 30:22; Eze. 11:20;
Eze. 36:28; Zac. 13:9).

Zacarías 8:9-23
SEAN FUERTES

Para el pueblo de Dios, era difícil creer que Jerusalén pudiera ser transformada y que
las profecías pudieran cumplirse, pues todo lo que veían era escasez, desempleo,
conflictos y obstáculos. ¿Acaso no nos pasa a nosotros lo mismo? Dudamos que las
cosas puedan mejorar en nuestras vidas. Pero el Señor repite un mensaje en su
Palabra: Sean fuertes…
(Zac. 8:9-10) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Sean fuertes vuestras manos,
vosotros que escucháis en estos días estas palabras de la boca de los profetas, los
cuales hablaron el día en que se pusieron los cimientos de la casa del SEÑOR de los
ejércitos para la reedificación del templo. (10) Porque antes de aquellos días no
había paga para hombre ni paga para el ganado; y no había paz para el que salía o
entraba a causa del enemigo, y yo puse a todos los hombres unos contra otros.

Dios permitió la crisis para Su pueblo porque ellos necesitaban corrección. Pero el
castigo no fue para condenarlos, sino para cambiarlos, transformarlos y restaurarlos.
El Señor tiene planes de bien….
(Jer. 29:11) Porque yo sé los planes que tengo para vosotros—declara el SEÑOR—
planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.

El Señor le reveló a Zacarías cuáles eran Sus planes para Su Pueblo…


(Zac. 8:11-15) Pero ahora yo no trataré al remanente de este pueblo como en los
días pasados—declara el SEÑOR de los ejércitos. (12) Porque habrá simiente de
paz: la vid dará su fruto, la tierra dará su producto y los cielos darán su rocío; y haré
que el remanente de este pueblo herede todas estas cosas. (13) Y sucederá que
como fuisteis maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os
salvaré para que seáis bendición. No temáis, mas sean fuertes vuestras manos.
(14) Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: Tal como me propuse haceros mal
cuando vuestros padres me hicieron enojar—dice el SEÑOR de los ejércitos—y no me
he arrepentido, (15) así me he propuesto en estos días volver a hacer bien a
Jerusalén y a la casa de Judá. ¡No temáis!

De nuevo, el Señor les repite que sean fuertes y no teman. Es el mismo mensaje que
el Señor le dio a Josué antes de entrar a conquistar la Tierra Prometida.
(Josué 1:6-9) Sé fuerte y valiente, porque tú darás a este pueblo posesión de la
tierra que juré a sus padres que les daría. (7) Solamente sé fuerte y muy valiente;
cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni
a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. (8) Este
libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para
que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino y tendrás éxito. (9) ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No
temas ni te acobardes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que
vayas.

¡Sé fuerte y valiente!


Ser fuerte implica ser firme, y no dejarse llevar por la adversidad.
Ser valiente es seguir adelante, aunque las circunstancias parezcan adversas. El
valiente no es el que no siente miedo, sino el que sigue adelante a pesar del miedo.
Zacarías repite la frase: “Sean fuertes vuestras manos”; las manos representan las
acciones. El Señor nos llama a ser firmes, haciendo las cosas como El manda.

Dios nos promete apoyarnos y darnos bendición…y lo único que nos pide es que le
obedezcamos y hagamos las cosas como El manda. Así nos irá bien…
(Zac. 8:16-17) Estas son las cosas que debéis hacer: decid la verdad unos a otros,
juzgad con verdad y con juicio de paz en vuestras puertas, (17) no traméis en
vuestro corazón el mal uno contra otro, ni améis el juramento falso; porque todas
estas cosas son las que odio—declara el SEÑOR.

RESPUESTA SOBRE EL AYUNO


Al final de esta profecía, el Señor responde a la pregunta sobre el ayuno…
Dios no había evadido la pregunta, sino que les había explicado algo más importante:
la obra no estaba terminada. Aunque el Templo físico estaba siendo reconstruido, sus
vidas estaban todavía en ruinas, porque no vivían como Dios manda. Debían
aprender la lección del exilio, y no cometer los errores de sus antepasados. El Señor
les mostró que Él quiere restaurarlos, desde adentro para afuera…Y cuando tengan
ese cambio de corazón, el lamento se convertirá en gozo…
(Zac. 8:18-19) Entonces la palabra del SEÑOR de los ejércitos vino a mí, diciendo:
(19) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes , el ayuno del
quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá
en gozo, alegría y fiestas alegres. Amad, pues, la verdad y la paz.

VENDRÁN A JERUSALÉN
La restauración de Jerusalén va a servir de “luz al mundo” (Mat. 5:14-16). Cuando
practiquen la verdad y vivan en paz, mucha gente volverá sus ojos hacia Sion. Se
darán cuenta que Dios está allí, y van a desear ir…
(Zac. 8:20-22) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Y será que aun vendrán pueblos y
habitantes de muchas ciudades; (21) y los habitantes de una irán a otra, diciendo:
'Vamos sin demora a implorar el favor del SEÑOR, y a buscar al SEÑOR de los
ejércitos. Yo también iré.' (22) Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a
buscar al SEÑOR de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor del SEÑOR.

También a nosotros nos pasará lo mismo. Si permitimos que el Señor transforme


nuestras vidas, seremos luz a los que nos rodean. Se acercarán buscando al Señor
porque lo han visto reflejado en nuestras vidas.

Zacarías profetizó que mucha gente va a ir a Jerusalén por una razón: para buscar al
Señor, porque Él estará allí. Pero no sólo eso, sino que también buscarán dirección
de los judíos (los únicos de todas las tribus de Israel que se mantuvieron fieles a la
Torá)…
(Zac. 8:23) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: En aquellos días diez hombres de
todas las lenguas de las naciones asirán el vestido de un judío, diciendo: 'Iremos con
vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.'

En la Biblia, el número 10 representa a la congregación de los creyentes, o la


Iglesia. Lo que se traduce como “vestido”, en hebreo es Kanaf, que significa borde o
ala. Así se le llama a los flecos del manto de oración que usan los judíos, y sus nudos
representan los 613 mandamientos de la Torá.

Históricamente, los judíos han sido rechazados a donde quiera que van. Pero al final,
todos los creyentes reconocerán que el Señor está con ellos.

También Isaías recibió revelación de esto mismo:


(Isa. 55:5) He aquí, llamarás a una nación que no conocías, y una nación que no te
conocía, correrá a ti a causa del SEÑOR tu Dios, el Santo de Israel; porque El te ha
glorificado.
(Isa. 60:1-5) Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del SEÑOR
ha amanecido sobre ti. (2) Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra y densa
oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el SEÑOR, y sobre ti aparecerá su
gloria. (3) Y acudirán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.
(4) Levanta tus ojos en derredor y mira: todos se reúnen, vienen a ti; tus hijos
vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. (5) Entonces lo verás y
resplandecerás, y se estremecerá y se regocijará tu corazón, porque vendrá sobre ti la
abundancia del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti.

(Isa. 60:14-16) Vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, se postrarán
a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán Ciudad del
SEÑOR, Sion del Santo de Israel. (15) Por cuanto tú estabas abandonada y
aborrecida, sin que nadie pasara por ti, haré de ti gloria eterna, gozo de generación en
generación. (16) Y mamarás la leche de las naciones, al pecho de los reyes
mamarás; entonces sabrás que yo, el SEÑOR, soy tu Salvador y tu Redentor, el
Poderoso de Jacob.

Zacarías 9:1-8

CARGA PROFÉTICA
El capítulo 9 comienza con una profecía de juicio contra las naciones que se han
levantado como enemigos de Israel.
(Zac. 9:1) Profecía de la palabra del SEÑOR contra la tierra de Hadrac y Damasco, su
lugar de reposo (porque hacia el SEÑOR están puestos los ojos de los hombres y de
todas las tribus de Israel)…
La palabra que se traduce como “profecía” en realidad debería traducirse como
“carga”. El Señor no está simplemente “profetizando” (heb. Navá), sino está
entregando una carga (heb. Masá). Es más fuerte que una profecía porque lleva el
peso de premura del tiempo. Es un “último llamado”.

El profeta recibe la carga (heb. Masá), porque el Señor quiere que se haga un
llamando al arrepentimiento. El profeta debe “sonar la trompeta”, y advertir al pueblo
sobre el peligro inminente. Esto incluye a los enemigos de Israel, y un ejemplo de ello
es Jonás. Él fue enviado a Nínive para advertirles sobre el juicio que vendría sobre
ellos. Ellos atendieron al mensaje y se arrepintieron, y el Señor los perdonó.

Dios no manda juicio sin primero hacer una advertencia.


(Amos 3:6-8) Si se toca la trompeta en la ciudad, ¿no temblará el pueblo? Si sucede
una calamidad en la ciudad, ¿no la ha causado el SEÑOR? (7) Ciertamente el Señor
DIOS no hace nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas. (8) Ha rugido
un león, ¿quién no temerá? Ha hablado el Señor DIOS, ¿quién no profetizará?

La carga (heb. Masá) es algo que pesa en el corazón de Dios, porque Él no se deleita
en el castigo, sino en extender misericordia (Miqueas 7:18; Salmo 36:5-7; Exo. 34:6-7;
Eze. 33:11).
(Eze. 18:23) ¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío--declara el Señor
DIOS-- y no en que se aparte de sus caminos y viva?

Si Dios retrasa el juicio es porque da a todos la oportunidad de arrepentirse, y esto


incluye a los enemigos de Israel (2 Ped. 3:9; 1 Tim. 2:4). Por eso, Dios manda “cargas”
a los profetas, para que suenen trompeta…aun a los enemigos…

CARGAS PARA LOS ENEMIGOS DE ISRAEL


Dios mandó mensajes a los enemigos de Israel en la forma de “cargas proféticas”. Tal
vez así se arrepientan y cambien su actitud con respecto a Israel. Esta profecía no
sólo aplica al pasado, sino también para los últimos tiempos. Las naciones que eran
enemigas de Israel en tiempos de Zacarías, también se han levantado como enemigos
del Estado de Israel el día de hoy.

Estas son las naciones a las que Dios envía una advertencia:
a. Hadrac, Damasco, Hamat, Tiro y Sidón (hoy Líbano y Siria)
(Zac. 9:1-4) Profecía de la palabra del SEÑOR contra la tierra de Hadrac y Damasco,
su lugar de reposo (porque hacia el SEÑOR están puestos los ojos de los hombres y
de todas las tribus de Israel), (2) y también Hamat, que linda con ella, y Tiro y Sidón,
aunque sean muy sabias. (3) Tiro se ha edificado una fortaleza, y ha amontonado
plata como polvo y oro como barro de las calles. (4) He aquí, el Señor la despojará,
arrojará al mar su riqueza y ella será consumida por el fuego.

Los ojos de Israel y del mundo estarán puestos en Dios en los últimos tiempos. Israel
se preguntará si Dios hará justicia. El mundo tiene puesta su confianza en su fuerza
militar y sus riquezas, y creerán que Dios no les podrá hacer nada…pero en el día del
juicio a las naciones (el día en que la ira de Dios repose), todo en lo que ellos
confiaban será consumido por fuego.

b. Ascalón, Gaza, Ecrón, Asdod (Franja de Gaza, antes Filistea)


(Zac. 9:5-6) Ascalón lo verá y temerá, también Gaza, y se retorcerá con gran dolor, lo
mismo Ecrón, pues su esperanza ha sido confundida. Además perecerá el rey de
Gaza, y Ascalón no será habitada. (6) Un pueblo bastardo habitará en Asdod, y yo
destruiré el orgullo de los filisteos. (7) Quitaré la sangre de su boca, y sus
abominaciones de entre sus dientes. Entonces él será también un remanente para
nuestro Dios, será como una tribu en Judá, y Ecrón será como el jebuseo.
Cuando los israelitas entraron a la Tierra Prometida, no conquistaron el territorio de los
filisteos, porque les temieron a sus carros y caballos. No fue sino hasta el reinado de
David que esas tierras fueron sometidas. Lo mismo sucedió con Jerusalén, que era de
los jebuseos, pero David la tomó y allí estableció la capital de su reino. Actualmente,
Asdod, Ascalón y Ecrón son ciudades israelitas, tal como fue profetizado (pero Gaza
aun no).

MENSAJE A ISRAEL
Israel también necesitaba oír este mensaje profético, ya que ellos habían perdido la
esperanza que Dios trataría con sus enemigos. Necesitaban saber que Dios haría
justicia…
(Zac. 9:8) Y yo acamparé junto a mi casa como un guardián para que nadie vaya ni
venga, y no pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora he visto con mis ojos.

Esta profecía aun está por cumplirse, ya que el Señor permitió todavía que Roma
tomara Jerusalén y la destruyera. Pero ya “no pasará más el opresor” cuando el
Señor acampe en medio de Su Pueblo…es Su Segunda Venida.
Zacarías 9:9-17
TU REY VIENE
La segunda parte del capítulo nueve trae buenas nuevas: El Rey viene. No será
cualquier rey, sino el Mesías.
(Zac. 9:9) Regocíjate sobremanera, hija de Sion. Da voces de júbilo, hija de
Jerusalén. He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación, humilde, montado en
un asno, en un pollino, hijo de asna.

En su primera venida, Jesús vino para traer salvación. Pero su presencia no era de
realeza, sino humilde. Quienes lo esperaban, lo reconocieron lo que las Escrituras
decían de Él cuando lo vieron entrar sobre un pollino en Jerusalén…
(Juan 12:12-16) El siguiente día, mucha gente que había venido a la fiesta, al oír que
Jesús venía a Jerusalén, (13) tomaron ramas de palmas, y salieron a recibirle, y
aclamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el Rey de Israel, que viene en el nombre del Señor!
(14) Y halló Jesús un asnillo, y se montó sobre él, como está escrito: (15) No temas
hija de Sión: He aquí tu Rey viene, sentado sobre un pollino de asna. (16) Estas
cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado,
entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él, y que le habían
hecho estas cosas.

Los judíos de ese tiempo esperaban que el Mesías tomara su rol de Rey en esa
ocasión. Pero no era el tiempo; Jesús vendrá como rey hasta su segunda venida.
Durante todo este tiempo, el Señor ha dado la oportunidad para que el Evangelio
llegue a todas las naciones…luego Él vendrá a tomar el lugar que le pertenece.
(Zac. 9:14) Entonces el SEÑOR aparecerá sobre ellos, y saldrá como un rayo su
flecha; el Señor DIOS tocará la trompeta, y caminará en los torbellinos del sur.
Sin lugar a duda, esto describe la segunda venida del Mesías, que se dará en forma
rápida, a la vista de todos (Apoc. 1:7), con el sonido de trompeta (1 Tes. 4:16; 1 Cor.
15:52).

Jesús describió su segunda venida de una forma similar:


(Mat. 24:27) Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.
(Mat. 24:30-31) Y entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo;
entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre
viniendo en las nubes del cielo, con poder y gran gloria. (31) Y enviará a sus ángeles
con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un
extremo del cielo hasta el otro.

Cuando el Señor venga, El establecerá un reino de paz y justicia sobre toda la Tierra.
Su pueblo ya no tendrá que luchar más…
(Zac. 9:10) Destruiré el carro de Efraín y el caballo de Jerusalén, y el arco de guerra
será destruido. El hablará paz a las naciones, y su dominio será de mar a mar, y
desde el río hasta los confines de la tierra.

HAY ESPERANZA
La esperanza de liberación y restauración no es sólo para el final, pues podemos
comenzar a disfrutar de las bendiciones del Reino de Dios aquí en la Tierra.

David sabía esto:


(Salmo 27:13-14) Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la
bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes. (14) Espera al SEÑOR; esfuérzate y
aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR.

La Biblia dice que la desobediencia lleva al cautiverio. La buena nueva es que hay
esperanza de ser liberados…
(Zac. 9:11) Y en cuanto a ti, por la sangre de mi pacto contigo, he librado a tus
cautivos de la cisterna en la que no hay agua.

En el cautiverio que describe Zacarías, no había agua, que es la Palabra de Dios (Isa.
55:10-13). El Señor quiere librarnos del pozo en que caemos por la desobediencia.
Nos libra con el perdón en Su Sangre y por el lavamiento de la Palabra.

La desobediencia nos hace esclavos del pecado (Rom. 6:16-18). Pero el Señor nos
libra de ese cautiverio, para hacernos siervos de justicia. No somos librados para
hacer luego lo que queremos, sino para hacer lo que debemos. El Señor quiere
librarnos del cautiverio de la desobediencia, y nos invita a hacernos “cautivos de la
esperanza”…
(Zac. 9:12) Volved a la fortaleza, oh cautivos de la esperanza; hoy mismo anuncio
que el doble te restituiré.

Al ser libres, el Señor nos llama a regresar a la “Fortaleza” (heb. Bitzaron). Ésta es un
lugar alto, inaccesible, fuera del alcance del enemigo. La obediencia es una muralla
que no deja abierta la puerta al enemigo. Cuando regresamos a la obediencia, nos
hacemos “siervos de justicia”. Y el siervo obediente también es “cautivo de
esperanza”, porque no puede evitar tener esperanza.

¡Hay esperanza para quien regresa a la Fortaleza!


Isaías también consoló al pueblo con esperanza, y con la promesa de una doble
restitución…
(Isaías 40:1-5) Consolad, consolad a mi pueblo--dice vuestro Dios. (2) Hablad al
corazón de Jerusalén y decidle a voces que su lucha ha terminado, que su iniquidad
ha sido quitada, que ha recibido de la mano del SEÑOR el doble por todos sus
pecados. (3) Una voz clama: Preparad en el desierto camino al SEÑOR; allanad en
la soledad calzada para nuestro Dios. (4) Todo valle sea elevado, y bajado todo
monte y collado; vuélvase llano el terreno escabroso, y lo abrupto, ancho valle. (5)
Entonces será revelada la gloria del SEÑOR, y toda carne a una la verá, pues la boca
del SEÑOR ha hablado.

[Nota: les recomiendo leer el cap. 61 de Isaías, pues afirma y amplía este mensaje.]

GUERRA ESPIRITUAL

Al final del capítulo 9, se habla de una guerra espiritual…


(Zac. 9:13) Porque entesaré a Judá como mi arco, y cargaré el arco con Efraín.
Incitaré a tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te haré como espada de
guerrero.

Los hijos de Sion representan al pueblo de Dios (Judá y Efraín, tanto judíos como
gentiles creyentes). Los hijos de Grecia representan el mundo.

Dios le promete a su pueblo, no sólo que los defenderá, sino que los capacitará para la
batalla. Si el pueblo se pone del lado del Señor, Él promete defenderlos y
bendecirlos…
(Zac. 9:15-17) El SEÑOR de los ejércitos los defenderá; ellos devorarán y pisotearán
las piedras de la honda, beberán y alborotarán como embriagados de vino, se llenarán
como tazón de sacrificio, empapados como las esquinas del altar. (16) Los salvará el
SEÑOR su Dios aquel día como rebaño de su pueblo; porque como piedras de una
corona brillan sobre su tierra. (17) Pues ¡cuánta es su gracia y cuánta su hermosura!
El trigo hará florecer a los jóvenes y el mosto a las doncellas.

Zacarías 10:1-3
En el capítulo 10 de Zacarías, el Señor manifiesta su deseo de cubrir las necesidades
de Su pueblo:

a. Lluvia a su tiempo
El Señor dice a Su pueblo que le pidan lluvia…
(Zac. 10:1) Pedid lluvia al SEÑOR en el tiempo de la lluvia tardía, al SEÑOR que hace
los nubarrones; Él les dará aguaceros, y hierba en el campo a cada uno.

El agua es esencial para sobrevivir; y en Israel, la única fuente de agua es la lluvia del
cielo.
(Deu. 11:11-15) La tierra a la cual pasáis para poseerla, es tierra de montes y de
vegas; que bebe el agua de la lluvia del cielo; (12) Tierra de la cual Jehová tu Dios
cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año
hasta el fin del año. (13) Y será que, si obedeciereis cuidadosamente mis
mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole
con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, (14) yo daré la lluvia de vuestra
tierra en su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, y tu vino, y tu aceite.
(15) Daré también hierba en tu campo para tus bestias; y comerás, y te saciarás.

La bendición de la lluvia depende de la obediencia a Dios. Sin duda, el deseo de Dios


es bendecirnos.

Hay dos épocas importantes de lluvia en Israel:

i. Lluvia temprana: (Octubre y Noviembre) lluvia que prepara la tierra para la siembra
ii. Lluvia tardía: (Marzo y Abril) lluvia que prepara el grano para la cosecha
Zacarías exhorta al pueblo a pedir “lluvia tardía”. Luego del arduo trabajo de sembrar
y trabajar la tierra, es necesario pedir que el Señor bendiga su trabajo, para que no
lleguen a creer lo lograron con su propia fuerza e inteligencia.

El texto en Deuteronomio lo confirma:


(Deu. 11:16-17) Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis, y
sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos; (17) y así se encienda el furor de
Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y
perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.

Dios quiere bendecir a Su pueblo…pero nosotros debemos reconocer que las


bendiciones vienen de Él.

b. Ovejas sin pastor


El Señor sabe que Su pueblo necesita de pastores que los guíen y se preocupen por
ellos; pero el Señor vio que en Israel había dos problemas:

i. El pueblo de Dios no tenía pastores que los guiaran;


ii. En lugar de buscar a Dios, el pueblo buscó consuelo en sus ídolos y en adivinos.

(Zac. 10:2) Porque las imágenes han hablado vanidad, y los adivinos han visto
mentira, y han hablado sueños vanos, en vano consuelan; por eso ellos vagan como
ovejas, fueron afligidos porque no tenían pastor.

OVEJAS SIN PASTOR


También Ezequiel recibió palabra sobre los pastores de Israel.
(Eze. 34:1-6) Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (2) Hijo de hombre, profetiza
contra los pastores de Israel; profetiza, y diles a los pastores: Así dice Jehová el
Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los
pastores apacentar los rebaños? (3) Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la
engordada degolláis, pero no apacentáis las ovejas. (4) No fortalecisteis las débiles,
ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no hicisteis volver la
descarriada, ni buscasteis la perdida; sino que os habéis enseñoreado de ellas con
dureza y con violencia; (5) Y ellas fueron dispersadas por falta de pastor; y fueron
para ser comidas de toda bestia del campo, y fueron dispersadas. (6) Y anduvieron
perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y por toda la faz de la
tierra fueron dispersadas mis ovejas, y no hubo quien las buscase ni preguntase por
ellas.

Dios no es indiferente a la necesidad del pueblo ni al abuso de autoridad de los


pastores. El Señor aseguró dos cosas:

i. No dejará impune el abuso.


(Eze. 34:7-10) Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová: (8) Vivo yo, dice Jehová
el Señor, que por cuanto mi rebaño ha venido a ser por presa, y por falta de pastor mis
ovejas han venido a ser por comida a todas las fieras del campo; y mis pastores no
buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no
apacentaron mis ovejas; (9) Por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová: (10) Así
dice Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y requeriré mis ovejas de
su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más
a sí mismos; pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.

ii. El Señor no dejará abandonado a Su pueblo.

(Eze. 34:11-16) Porque así dice Jehová el Señor: He aquí, yo mismo iré a buscar mis
ovejas, y las reconoceré. (12) Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en
medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los
lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad. (13) Y yo las
sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; y las traeré a su propia tierra, y las
apacentaré en los montes de Israel por las riberas, y en todos los lugares habitados
del país. (14) En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel
estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en delicados pastos serán
apacentadas sobre los montes de Israel. (15) Yo apacentaré mis ovejas, y yo les
haré descansar, dice Jehová el Señor. (16) Yo buscaré la perdida, y haré volver la
descarriada, y vendaré la perniquebrada, y fortaleceré a la enferma. Mas destruiré a la
engordada y a la fuerte. Yo las apacentaré con justicia.

Este mensaje también lo vemos en Zacarías, pero en forma más sucinta…


(Zac. 10:3) Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los machos
cabríos; mas Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los hará
como su caballo de honor en la batalla.

El Señor dice que mandará un pastor de la tribu de Judá. Jesús dijo que Él era ese
Buen Pastor…
(Juan 10:11-16) Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. (12)
Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir
al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. (13) Así
que el asalariado huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado de las ovejas. (14)
Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. (15) Como el
Padre me conoce, así también yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
(16) También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo
traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

Jesús también dijo que va a separar a las ovejas y los machos cabríos; hará distinción
entre los suyos y los que no lo son…
(Mat. 25:31-34) Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos
ángeles con Él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria; (32) y serán
reunidas delante de Él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como
aparta el pastor las ovejas de los cabritos; (33) y pondrá las ovejas a su derecha, y
los cabritos a la izquierda. (34) Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación
del mundo.

(Eze. 34:17) Mas vosotras, ovejas mías, así dice Jehová el Señor: He aquí yo juzgo
entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

[Nota: Les recomiendo leer todo el capítulo 34 de Ezequiel].

Zacarías 10:4-12
CASA DE JUDÁ Y CASA DE JOSÉ
La profecía de Zacarías está dirigida principalmente a la Casa de Judá (conformada
por las tribus de Judá, Levi y Benjamín), que hoy se conocen como los judíos. Estas
tribus son las que fueron llevadas cautivas a Babilonia, y cuyo remanente retornó a la
Tierra Prometida. Pero el profeta también hace referencia a las otras tribus, que se
conocen como Casa de Efraín o de José. Estas son las 10 Tribus Perdidas, que
fueron previamente conquistadas y dispersadas por los asirios, y luego asimiladas.
Estas tribus parecen perdidas a nuestro parecer, pero no para Dios. Casi todos los
profetas hablan de su restauración, incluyendo Zacarías…
(Zac. 10:6) Fortaleceré la casa de Judá y la casa de José salvaré, y los haré volver
porque me he compadecido de ellos; y serán como si no los hubiera rechazado,
porque yo soy el SEÑOR su Dios, y les responderé.

El Señor tiene planes de restauración, tanto para Judá (hoy, los judíos) como para la
Casa de Efraín o José (hoy, los gentiles creyentes; Rom. 9:24-26)… [Para más
información sobre este tema, les recomiendo leer el estudio Israel:Dos Casas]

I. CASA DE JUDÁ
Zacarías profetizó que, de la Casa de Judá, el Señor levantará un Pastor que cuidará
a Su Rebaño. Como ya vimos, este Buen Pastor es Jesús (heb. Yeshua). El profeta
señala que también de Judá saldrá la piedra angular, la clavija, el arco de guerra y
todo gobernante de Israel.
(Zac. 10:4) De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de
él todo gobernante…

a. Piedra Angular
La piedra angular es una roca o cimiento firme que se coloca en el ángulo de unión de
dos paredes. También Isaías profetizó sobre esta piedra angular…
(Isa. 28:16) Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo pongo en Sión por
fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, fundamento firme; el que
creyere, no se apresurará.

Pablo citó a Isaías, y explicó que la piedra angular es Jesucristo.


(Rom. 9:33) como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo, y roca de
caída: Y todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado.

Jesús es esa piedra angular que une a las dos paredes de Israel—las Dos Casas
(Judá y Efraín). Pablo lo explica en Efesios:
(Efesios 2:14-22) Porque El mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno,
derribando la pared intermedia de separación, (15) aboliendo en su carne la
enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí
mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, (16) y para reconciliar
con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a
la enemistad. (17) Y vino y anunció paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los
que estaban cerca; (18) porque por medio de El los unos y los otros tenemos nuestra
entrada al Padre en un mismo Espíritu. (19) Así pues, ya no sois extraños ni
extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios,
(20) edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús
mismo la piedra angular, (21) en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo
para ser un templo santo en el Señor, (22) en quien también vosotros sois
juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

b. Clavija

La clavija era una especie de clavo grande colgado en la pared, en


alto, y servía para colgar las llaves y las posesiones más valiosas. Quien lleva la llave
en un hogar es quien tiene la autoridad.

Isaías hace referencia a la clavija.


(Isa. 22:22-24) Entonces pondré la llave de la casa de David sobre su hombro;
cuando él abra, nadie cerrará, cuando él cierre, nadie abrirá. (23) Lo clavaré como
clavija en lugar seguro, y será un trono de gloria para la casa de su padre. (24) Y
colgarán de él toda la gloria de la casa de su padre, descendencia y prole, todas las
vasijas menores, desde los tazones hasta los cántaros.

En Apocalipsis 3:7 dice que Jesús tiene la llave de David. El tiene la llave y la
autoridad en el Reino de Dios.
c. Arco de Guerra y Todo Gobernante
En su Segunda Venida, Jesús vendrá como Rey guerrero. Vencerá a sus enemigos, y
establecerá Su Reino eterno. Junto con él, los santos van a pelear y luego a gobernar
sobre todo el mundo.
(Zac. 10:5) juntos serán como valientes, que en la batalla huellan al enemigo en el
barro de las calles; pelearán, porque el SEÑOR estará con ellos, y serán
avergonzados los que montan a caballo.

El Salmo 45 habla del Rey de Gloria que viene…


(Salmo 45:4-6) En tu majestad cabalga en triunfo, por la causa de la verdad, de la
humildad y de la justicia; que tu diestra te enseñe cosas tremendas. (5) Tus saetas
son agudas; los pueblos caen debajo de ti; en el corazón de los enemigos del rey
están tus flechas. (6) Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de equidad
es el cetro de tu reino.

II. CASA DE JOSÉ


Luego de hablar de la Casa de Judá, Zacarías profetiza acerca de la Casa de Efraín (o
José), diciendo que Dios no se ha olvidado de ellos. Él los llamará y los volverá a
reunir de todas las naciones a donde hayan ido…
(Zac. 10:6-10) Fortaleceré la casa de Judá y la casa de José salvaré, y los haré
volver porque me he compadecido de ellos; y serán como si no los hubiera rechazado,
porque yo soy el SEÑOR su Dios, y les responderé. (7) Efraín será como un valiente,
y se alegrará su corazón como por el vino; sus hijos lo verán y se alegrarán, y se
regocijará su corazón en el SEÑOR. (8) Y les silbaré para reunirlos, porque los he
redimido; y serán tan numerosos como eran. (9) Cuando yo los esparza entre los
pueblos, aun en lejanas tierras se acordarán de mí, y vivirán con sus hijos, y volverán.
(10) Los haré volver de la tierra de Egipto, y de Asiria los recogeré; los traeré a la
tierra de Galaad y del Líbano, hasta que no haya sitio para ellos.

Dios no sólo va a reunir a la tribu de Judá (los judíos), sino también a la Casa de Israel
(José o Efraín, es decir, los gentiles creyentes). Serán tantos, que el territorio quedará
corto y tendrán que extender sus límites y ensancharse (Isa. 54:2-3).
(Isaías 49:18-20) Levanta en derredor tus ojos y mira: todos ellos se reúnen, vienen a
ti. Vivo yo—declara el SEÑOR—que a todos ellos como joyas te los pondrás, y te
ceñirás con ellos como una novia. (19) En cuanto a tus lugares desiertos y
desolados y tu tierra arruinada, ahora serás ciertamente demasiado estrecha para los
moradores, y tus devoradores estarán muy lejos. (20) Todavía te dirán al oído los
hijos de los que fuiste privada: El lugar es muy estrecho para mí; hazme sitio para que
yo more aquí.

El Señor va a reunir a todo su pueblo, conformado por las Dos Casas—la Casa de
Judá y la Casa de Israel (Efraín).
(Isa. 11:11-13) Entonces acontecerá en aquel día que el Señor ha de recobrar de
nuevo con su mano, por segunda vez, al remanente de su pueblo que haya quedado
de Asiria, de Egipto, de Patros, de Cus, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del
mar. (12) Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de
Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra. (13)
Entonces se disipará la envidia de Efraín, y los que hostigan a Judá serán
exterminados; Efraín no envidiará a Judá, y Judá no hostigará a Efraín.

El Señor va a reunir a los hermanos, Judá y Efraín (José), y los reconciliará y los hará
un solo pueblo.
(Ezequiel 37:15-28) Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: (16) Y tú, hijo de
hombre, toma una vara y escribe en ella: Para Judá y para los hijos de Israel, sus
compañeros. Toma luego otra vara y escribe en ella: Para José, vara de Efraín, y para
toda la casa de Israel, sus compañeros. (17) Júntalas la una con la otra en una sola
vara para que sean una sola en tu mano. (18) Y cuando los hijos de tu pueblo te
hablen, diciendo: ¿No nos explicarás qué quieres decir con esto?, (19) diles: Así dice
el Señor DIOS: 'He aquí, tomaré la vara de José, que está en la mano de Efraín, y las
tribus de Israel, sus compañeros; las pondré con aquélla, con la vara de Judá, y las
haré una sola vara, y serán una en mi mano.' (20) Y las varas en que escribas
estarán en tu mano a la vista de ellos, (21) y diles: Así dice el Señor DIOS: 'He aquí,
tomaré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los recogeré de
todas partes y los traeré a su propia tierra. (22) 'Y haré de ellos una nación en la
tierra, en los montes de Israel; un solo rey será rey de todos ellos; nunca más serán
dos naciones, y nunca más serán divididos en dos reinos. (23) 'No se contaminarán
más con sus ídolos, ni con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones;
sino que los libraré de todos los lugares en que pecaron y los limpiaré. Y ellos serán
mi pueblo y yo seré su Dios. (24) 'Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos
tendrán un solo pastor; andarán en mis ordenanzas y guardarán mis estatutos y los
cumplirán. (25) 'Y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron
vuestros padres; en ella habitarán ellos y sus hijos, y los hijos de sus hijos para
siempre; y mi siervo David será su príncipe para siempre. (26) 'Y haré con ellos un
pacto de paz; será un pacto eterno con ellos. Y los estableceré, los multiplicaré y
pondré mi santuario en medio de ellos para siempre. (27) 'Mi morada estará también
junto a ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (28) 'Y las naciones sabrán
que yo, el SEÑOR, santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para
siempre.'

No importa dónde estén, el Señor los recogerá. Quitará todo obstáculo; aun hará que
el mar y los ríos se sequen para que Su Pueblo pueda regresar a la Tierra.
(Zac. 10:11-12) Pasarán por el mar de la angustia, y El herirá las olas en el mar y se
secarán todas las profundidades del Nilo; y será abatido el orgullo de Asiria y apartado
el cetro de Egipto. (12) Yo los fortaleceré en el SEÑOR, y en su nombre andarán—
declara el SEÑOR.

Isaías confirma esta profecía:


(Isaías 11:15-16) Y el SEÑOR destruirá la lengua del mar de Egipto; agitará su mano
sobre el río con su viento abrasador, lo partirá en siete arroyos y hará que se pueda
pasar en sandalias. (16) Y habrá una calzada desde Asiria para el remanente que
quede de su pueblo, así como la hubo para Israel el día que subieron de la tierra de
Egipto.

Todo Israel (Judá + Efraín) será reunido—al sonar la trompeta… y todos serán
llevados a Jerusalén…
(Isa. 27:12-13) Y sucederá en aquel día que el SEÑOR trillará desde la corriente del
Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros seréis recogidos uno a uno, oh hijos de
Israel. (13) Sucederá también en aquel día que se tocará una gran trompeta, y los
que perecían en la tierra de Asiria y los desterrados en la tierra de Egipto, vendrán y
adorarán al SEÑOR en el monte santo en Jerusalén.
Esto mismo fue lo que Jesús le explicó a sus discípulos cuando les habló sobre los
últimos tiempos…
(Mat. 24:29-31) Pero inmediatamente después de la tribulación de esos días, el sol se
oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo y las potencias de los
cielos serán sacudidas. (30) Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del
Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del
Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. (31) Y El
enviará a sus ángeles con una gran trompeta y reunirán a sus escogidos de los cuatro
vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.

Zacarías 11
JUICIO CONTRA LÍBANO
El capítulo once comienza hablando del juicio contra Líbano, por haberse levantado
como enemigo de Israel.
(Zac. 11:1-3) Abre tus puertas, Líbano, y consuma el fuego tus cedros. (2) Gime,
ciprés, porque ha caído el cedro, porque los árboles majestuosos han sido derribados;
gemid, encinas de Basán, porque ha caído el bosque impenetrable. (3) Voz de
gemido de pastores, porque su esplendor está arruinado; voz del rugido de leoncillos,
porque derribada está la gloria del Jordán.

La gloria del Líbano eran sus bosques de cedros…pero cayeron.


OVEJAS PARA LA MATANZA
En el resto del capítulo 11, Zacarías vuelve a hablar de las ovejas y los pastores...

Al principio, hace referencia a “las ovejas destinadas para la matanza” (11:4). Estas
son las ovejas que eran criadas por los levitas en Belén, las cuales eran apartadas
para ser sacrificadas en el Templo.
(Zac. 11:4) Así dice el SEÑOR mi Dios: Apacienta las ovejas destinadas para la
matanza.

El Señor manda que éstas sean apacentadas. “Apacentar” es llevar a lugares de


pasto para que puedan alimentarse. Los levitas eran los encargados de cuidarlas y
pastorearlas. Pero las ovejas alcanzaban la edad y tamaño adecuado, éstas eran
vendidas en Jerusalén a la gente que quería ofrecer sacrificios en el Templo.

Lamentablemente, el comercio de ovejas (y otras ofrendas) en el Templo se desvirtuó.


La gente compraba ovejas para sacrificar, pero no se arrepentían. Los levitas lo
sabían, pero no les importaba con tal de obtener ganancia de la venta.
(Zac. 11:5) Los que las compran las matan y salen impunes, y el que las vende dice:
"¡Bendito sea el SEÑOR, porque me he enriquecido!"; y ni sus propios pastores se
compadecen de ellas.

El Templo en Jerusalén llegó a convertirse en mercado. En contra de eso se levantó


Jesús, queriendo limpiar la Casa del Señor.
(Mateo 21:12-13) Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban
y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que
vendían las palomas. (13) Y les dijo: Escrito está: "Mi casa será llamada casa de
oración", pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones.
Jesús citó la profecía de Jeremías, quien habló un mensaje similar al de Zacarías.
(Jer. 7:1-11) Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo: (2) Párate a
la puerta de la casa del SEÑOR y proclama allí esta palabra, y di: "Oíd la palabra del
SEÑOR, todos los de Judá, los que entráis por estas puertas para adorar al SEÑOR."
(3) Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestros caminos
y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. (4) No confiéis en palabras
engañosas, diciendo: "Este es el templo del SEÑOR, el templo del SEÑOR, el templo
del SEÑOR." (5) Porque si en verdad enmendáis vuestros caminos y vuestras obras,
si en verdad hacéis justicia entre el hombre y su prójimo, (6) y no oprimís al
extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derramáis sangre inocente en este lugar, ni
andáis en pos de otros dioses para vuestra propia ruina, (7) entonces os haré morar
en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre. (8) He aquí,
vosotros confiáis en palabras engañosas que no aprovechan, (9) para robar, matar,
cometer adulterio, jurar falsamente, ofrecer sacrificios a Baal y andar en pos de otros
dioses que no habíais conocido. (10) ¿Vendréis luego y os pondréis delante de mí en
esta casa, que es llamada por mi nombre, y diréis: "Ya estamos salvos"; para luego
seguir haciendo todas estas abominaciones? (11) ¿Se ha convertido esta casa, que
es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos? He aquí,
yo mismo lo he visto--declara el SEÑOR.

El pueblo creía que, por el simple hecho de ir al Templo, nada malo les pasaría. Ellos
ofrecían sacrificios, pero no por arrepentimiento sino como un “pago” para seguir
haciendo lo que querían. Eso era detestable a los ojos de Dios.

Esta profecía de Jeremías la habló antes que Judá cayera cautiva en Babilonia. Pero
en tiempos de Zacarías, ya habiendo regresado del exilio, el pueblo estaba yendo
hacia esa misma dirección y cayendo en el mismo error. Por eso, el Señor les advirtió
que si no se arrepentían, los entregaría a las consecuencias de sus pecados.
(Zac. 11:6) Pues yo no me compadeceré más de los habitantes de esta tierra—
declara el SEÑOR— sino que he aquí, haré que los hombres caigan cada uno en
manos de otro y en manos de su rey; y ellos herirán la tierra y yo no los libraré de sus
manos.
(Zac. 11:8-9) Y destruí a los tres pastores en un mes, pues mi alma se impacientó con
ellos y su alma también se cansó de mí. (9) Entonces dije: No os apacentaré más. La
que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que
queden, cómanse la carne unas a otras.

Son palabras duras…pero esas son las consecuencias del pecado impenitente. Dios
es paciente y misericordioso, pero no nos podemos burlar de Él, y Él no pasará por
alto la iniquidad (Exo. 34:6-7).

DOS CAYADOS
A través de la profecía de Zacarías, el Señor recuerda a Su pueblo como Él ha sido un
Buen Pastor, y los ha cuidado y apacentado. Así como todo pastor usa un cayado
para dar dirección a las ovejas, también el Señor, pero usó dos:
(Zac. 11:7) Apacenté, pues, las ovejas destinadas para la matanza, esto es, los
afligidos del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: a uno lo llamé Gracia y al otro lo
llamé Unión; y apacenté las ovejas.
a. Cayado de Unión
Comencemos por el segundo, que es el que ya mencionamos en el capítulo anterior…
(Zac. 11:14) Y quebré mi segundo cayado, Unión, para romper la hermandad entre
Judá e Israel.

El Señor quebró la vara “Unión”, que representa la unión entre la Casa de Judá y la
Casa de Israel (las 10 tribus perdidas). Israel se dividió en dos. Las tribus del norte
cayeron en adulterio espiritual, pero no se arrepintieron; por eso fueron llevadas
cautivas y se asimilaron entre los pueblos a los que llegaron. Pero, como ya vimos, el
Plan del Señor es volver a unir a las Dos Casas en los últimos tiempos.

b. Cayado de Gracia
El nombre de la otra vara fue traducida como “Gracia”; en hebreo es “Noam”, que
significa: agradable, placentero, favorable, deleite. Pero el Señor también rompió esta
vara.
(Zac. 11:10-11) Y tomé mi cayado Gracia y lo quebré para romper el pacto que yo
había hecho con todos los pueblos. (11) Y fue roto aquel día; así los afligidos del
rebaño que me observaban, conocieron que era la palabra del SEÑOR.

El Señor le reveló a Zacarías que la Vara “Noam” representa el Pacto que hizo con Su
pueblo. Lamentablemente, el pueblo falló al Pacto, y por eso el Señor rompió la vara.
Pero sabemos que Dios no se dio por vencido con su pueblo, pues Su deseo es
restaurarlos. Ese es el mensaje que encontramos en Jeremías…
(Jer. 31:31-34) He aquí, vienen días—declara el SEÑOR—en que haré con la casa
de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, (32) no como el pacto que hice
con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi
pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos—declara el SEÑOR; (33)
porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días—
declara el SEÑOR—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré;
y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (34) Y no tendrán que enseñar más cada
uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: "Conoce al SEÑOR", porque
todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande—declara el
SEÑOR— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.

Lo novedoso del pacto no es que se cambia la ley, sino el lugar donde está escrita…ya
no en la roca sino en nuestros corazones, para ser transformados de adentro hacia
afuera.

Jesús explicó que su sangre hace posible ese Nuevo Pacto.


(Mateo 26:28) porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por
muchos para el perdón de los pecados.

La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado (I Juan 1:5-9), dándonos así una
segunda oportunidad de vivir como Dios manda.

TREINTA PIEZAS DE PLATA


En la profecía de Zacarías encontramos una alusión a la sangre de Cristo como paga
del pecado.
(Zac. 11:12-13) Y les dije: Si os parece bien, dadme mi paga; y si no, dejadla. Y
pesaron como mi salario treinta piezas de plata. (13) Entonces el SEÑOR me dijo:
Arrójalo al alfarero (ese magnífico precio con que me valoraron). Tomé pues, las
treinta piezas de plata y las arrojé al alfarero en la casa del SEÑOR.

Treinta piezas de plata fue la cantidad exacta que le pagaron a Judas por entregar a
Jesús a los líderes que querían matarlo.
(Mateo 26:14-15) Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los
principales sacerdotes, (15) y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo
entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata.

Judas no pudo con el cargo de conciencia,


y quiso revertir su falta, pero no lo dejaron. …
(Mateo 27:3-8) Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que Jesús había
sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los
principales sacerdotes y a los ancianos, (4) diciendo: He pecado entregando sangre
inocente. Pero ellos dijeron: A nosotros, ¿qué? ¡Allá tú! (5) Y él, arrojando las piezas
de plata en el santuario, se marchó; y fue y se ahorcó. (6) Y los principales
sacerdotes tomaron las piezas de plata, y dijeron: No es lícito ponerlas en el tesoro del
templo, puesto que es precio de sangre. (7) Y después de celebrar consejo,
compraron con ellas el Campo del Alfarero para sepultura de los forasteros. (8) Por
eso ese campo se ha llamado Campo de Sangre hasta hoy.

Se cumplió al pie de la letra la palabra de Zacarías (11:12-13), porque Judas arrojó la


plata en Templo, y los sacerdotes la usaron para comprar el “campo del alfarero”.

Las 30 piezas de plata fue el precio de la traición, pero ultimadamente fue el precio de
nuestra redención (I Pedro 1:18-19).

EL PASTOR INSENSATO
A pesar que el Señor es el “Buen Pastor”, muchos se rebelan y no le siguen.
Irónicamente, a quien van a seguir es al “pastor insensato”.

Muchos del pueblo hacen lo que quieren, y no lo que Dios manda; por esto, el Señor
permite que se levanten líderes malos, los cuales se aprovechan de las ovejas en
lugar de cuidarlas. De esto habla Zacarías al final de este capítulo…
(Zac. 11:15-16) Y el SEÑOR me dijo: Toma otra vez los aperos de un pastor
insensato. (16) Porque he aquí, yo voy a levantar en la tierra un pastor que no se
preocupará de la que perece, ni buscará a la descarriada, ni curará a la herida, ni
sustentará a la fuerte, sino que comerá la carne de la cebada y arrancará sus
pezuñas.

Aunque el Señor permite que se levanten esos malos líderes a causa de la


desobediencia del pueblo, al final Él traerá juicio sobre esos “pastores insensatos”,
(Zac. 11:17) ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! ¡Caiga la espada sobre su
brazo y sobre su ojo derecho! Su brazo se secará por completo, y su ojo derecho
totalmente se oscurecerá.

El Señor juzga a cada uno conforme a sus obras (Rom 2:5-6; Jer 17:10)…
Hos 4:9 Como el pueblo, así será el sacerdote; los castigaré por su proceder, y les
pagaré según sus obras.
(2 Corintios 11:14-15) Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel
de luz. (15) Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen
como servidores de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Zacarías 12
CARGA ACERCA DE JERUSALÉN
En el capítulo 12, vemos que Dios puso de nuevo una “carga profética” (heb. Masá)
sobre Zacarías (similar a la del capítulo nueve). La carga es a favor de Jerusalén y en
contra de las naciones que se levanten contra ella.

(Zac. 12:1) Profecía (heb. Masá) de la palabra del SEÑOR acerca de Israel. El SEÑOR
que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre
dentro de él, declara…

Como introducción al mensaje, el Señor se presenta como el Dios Creador y


Sustentador de todas las cosas. El pueblo debe recordar que todo está bajo el control
de Dios, porque Él lo creó todo y lo sostiene…y no sólo lo material sino también lo
espiritual. Si el Señor lo dice, Él lo hará, porque para Él no hay nada imposible.

El Señor se presentó de forma similar en otra profecía dada a Isaías:


(Isaías 42:5-8) Así dice Dios el SEÑOR, que crea los cielos y los extiende, que afirma
la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los
que por ella andan: (6) Yo soy el SEÑOR, en justicia te he llamado; te sostendré por
la mano y por ti velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las
naciones, (7) para que abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los
presos, y de la prisión a los que moran en tinieblas. (8) Yo soy el SEÑOR, ése es mi
nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas.

Esa profecía habla del Siervo de Dios, que hoy sabemos que es Jesucristo.
(Isaías 42:1) He aquí mi Siervo, a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma
se complace. He puesto mi Espíritu sobre El; El traerá justicia a las naciones.

El Señor Jesús va a traer justicia y defenderá a Su Pueblo y a Jerusalén…pero antes,


las naciones tratarán de tomar Jerusalén…

COPA DE VÉRTIGO

Zacarías profetizó que las naciones se van a


levantar en contra de Jerusalén…al principio, sólo los vecinos, pero luego se les unirán
muchas naciones del mundo.
(Zac. 12:2) He aquí, yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos
de alrededor, y cuando haya asedio contra Jerusalén, también lo habrá contra Judá.
El ataque no sólo va a ser contra la ciudad de Jerusalén, sino contra todos los judíos.

En la profecía, dice que Jerusalén será como “copa de vértigo”. Ese es un término
que describe a alguien que está borracho. Los que traten de “tomar” Jerusalén se
emborracharán, pero no de vino. No podrán ver bien las cosas, porque su ambición
los cegará, y caerán con facilidad, como lo haría un borracho.

Los judíos de ese tiempo entendían muy bien lo que esas palabras significaban, ya
que lo habían sufrido. Isaías profetizó que si el pueblo de Dios no se arrepentía, ellos
serían como “copa de vértigo”…y así sucedió.
(Isaías 51:17) ¡Despierta, despierta! Levántate, Jerusalén, tú, que has bebido de la
mano del SEÑOR la copa de su furor, que has bebido el cáliz del vértigo hasta
vaciarlo.

Antes del exilio a Babilonia, Judá tomó de la copa del vértigo…como “borrachos”, se
creyeron invencibles. Los profetas los llamaron a la cordura, pero no prestaron
atención; creyeron que no les pasaría nada malo y siguieron pecando. Por su falta de
arrepentimiento, el Señor les dio a beber de la copa de su furor.

Sin embargo, esa copa para Judá no fue de destrucción, sino de corrección. Cuando
se arrepintieron, fueron restaurados. Ahora el Señor les promete que los enemigos
que se levanten contra ellos beberán de la copa de vértigo y de la ira de Dios…
(Isa. 51:22-23) Así dice tu Señor, el SEÑOR tu Dios, que contiende por su pueblo: He
aquí, he quitado de tu mano la copa del vértigo, el cáliz de mi furor, nunca más lo
beberás. (23) Lo pondré en las manos de los que te atormentan, que te han dicho:
"Póstrate para que pasemos." Y tú pusiste tu espalda como suelo, como calle para los
que pasaban.

Los enemigos de Israel “se pasearon en ellos”, pero Dios promete que hará justicia.
Zacarías profetizó que los enemigos de Israel van a atacar Jerusalén, pero ellos
caerán y no quedarán en pie…Tomarán la “copa de vértigo”; como borrachos, se
creerán invencibles, pero tropezarán y se caerán…

PIEDRA DE TROPIEZO
El Señor dijo que Jerusalén se convertirá en “piedra de tropiezo”; todo el que vaya en
contra de ella saldrá mal…
(Zac. 12:3) Y sucederá aquel día que haré de Jerusalén una piedra pesada para todos
los pueblos; todos los que la levanten serán severamente desgarrados. Y contra ella
se congregarán todas las naciones de la tierra.

En el fondo, contra quien se levantarán las naciones es contra Dios, porque se


rehusarán someterse a Su Voluntad.

La piedra pesada que leemos acá es la misma piedra angular, que se volverá “piedra
de tropiezo”. Pedro explica que esta piedra es el Mesías. El Señor es la piedra
angular, para quien cree; pero para el incrédulo, esa misma piedra se vuelve de
tropiezo…
(1 Pedro 2:4-8) Y viniendo a El como a una piedra viva, desechada por los hombres,
pero escogida y preciosa delante de Dios, (5) también vosotros, como piedras vivas,
sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (6) Pues esto se encuentra
en la Escritura: He aquí, pongo en Sion una piedra escogida, una preciosa piedra
angular, y el que crea en él no será avergonzado. (7) Este precioso valor es, pues,
para vosotros los que creéis; pero para los que no creen, la piedra que desecharon los
constructores, esa, en piedra angular se ha convertido, (8) y, piedra de tropiezo y
roca de escándalo; pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para
ello estaban también destinados.

CABALLOS INCAPACITADOS
Zacarías profetizó que los caballos del enemigo van a ser incapacitados. Como ya
vimos, los caballos son símbolo de guerra y fuerza militar.
(Zac. 12:4) Aquel día--declara el SEÑOR-- heriré a todo caballo de espanto, y a su
jinete, de locura. Pero sobre la casa de Judá abriré mis ojos, mientras hiero de
ceguera a todo caballo de los pueblos.

El mundo pone su confianza en los ejércitos y armamentos, pero Dios va a inutilizar la


capacidad militar de los enemigos de Israel.

SALVARÁ A TODO JUDÁ


El Señor asegura, a través de Zacarías, que Él va a salvar a todo “Judá”, no sólo a
aquellos que viven en Jerusalén. [Para recordar: la Casa de Judá está conformada por
los descendientes de Judá, Benjamín y Levi, y hoy se les conoce como “judíos”].
(Zac. 12:5-7) Entonces los jefes de familias de Judá dirán en su corazón: "Gran apoyo
para nosotros son los habitantes de Jerusalén por el SEÑOR de los ejércitos, su
Dios." (6) Aquel día haré de los jefes de familias de Judá como brasero de fuego
entre leños, y como antorcha ardiendo entre gavillas, y consumirán a diestra y a
siniestra a todos los pueblos de alrededor, y Jerusalén será habitada de nuevo en su
lugar, en Jerusalén. (7) El SEÑOR salvará primero las tiendas de Judá, para que la
gloria de la casa de David y la gloria de los habitantes de Jerusalén no se
engrandezca sobre Judá.

La profecía de Zacarías está principalmente enfocada a la Ciudad de Jerusalén, pero


el Señor les asegura que también está de parte de todo Su Pueblo, no sólo los que
viven en la ciudad…Pero, no hay duda que Jerusalén tiene un lugar especial en el
corazón de Dios.
(Zac. 12:8) Aquel día el SEÑOR defenderá a los habitantes de Jerusalén, y el débil
entre ellos aquel día será como David, y la casa de David será como Dios, como el
ángel del SEÑOR delante de ellos.

Jesús es descendiente del rey David, y como tal tiene derecho legal para ser rey de
Israel. El Señor va a gobernar sobre su pueblo y sobre todas las naciones, pero quien
no se someta será destruido.
(Zac. 12:9) Y sucederá aquel día que me dispondré a destruir a todas las naciones
que vengan contra Jerusalén.

El Señor va a defender a capa y espada la Ciudad Santa, el lugar donde Él escogió


para poner allí Su Nombre.

RECONOCERÁN AL MESÍAS
El día en que Jesús venga a defender Jerusalén será un día grande, pues Él se les
revelará a la Casa de Judá. En realidad, la mayoría de los judíos aun no han
reconocido a Jesús como el Mesías.

¿Por qué no le reconocieron? Pablo lo explica en la carta a los Romanos: Esto se


debió en gran parte a la ceguera que Dios propició, como explica Pablo, para que el
Evangelio pudiera llegar a los gentiles.
(Romanos 11:1-2) Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De
ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu
de Benjamín. (2) Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con
anterioridad…
(Rom. 11:7-8) Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los
que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos; (8) tal como
está escrito: Dios les dio un espíritu de estupor, ojos con que no ven y oídos con que
no oyen, hasta el día de hoy.
(Rom. 11:11) Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero
por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos. (12) Y
si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles,
¡cuánto más será su plenitud!
(Rom. 11:25-27) Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no
seáis sabios en vuestra propia opinión: que a Israel le ha acontecido un
endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; (26) y así,
todo Israel será salvo; tal como está escrito: El libertador vendrá de Sion; apartará la
impiedad de Jacob. (27) Y éste es mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

El Señor endureció parcialmente a Judá para que el Evangelio alcanzara a los gentiles
hasta los confines de la Tierra. Y cuando todos los que tengan que se salvos, lo sean,
entonces el Señor vendrá y se revelará a la Casa de Judá…

En ese día que menciona Zacarías, Él les revelará Su identidad, y toda la Casa de
Judá se conmoverá.
(Zac. 12:10) Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén,
el Espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se
lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se
llora por un primogénito.

En ese día glorioso, el Señor quitará esas vendas, y la Casa de Judá podrá ver y
reconocer a Su Mesías.
Zacarías compara ese día con un momento en la historia de Israel, cuando el pueblo
lloró mucho por la muerte de Josías, quien fue un buen rey y se dedicó a limpiar el
Templo y Jerusalén de toda idolatría (2 Reyes 23).
(Zac. 12:11) Aquel día habrá gran lamentación en Jerusalén, como la lamentación de
Hadad-rimón en la llanura de Meguido.

En toda la Casa de Judá llorarán cuando reconozcan que Jesús es el Mesías.


(Zac. 12:12-14) Y se lamentará la tierra, cada familia por su lado: la familia de la casa
de David por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de la casa de Natán por su
lado, y sus mujeres por su lado; (13) la familia de la casa de Leví por su lado, y sus
mujeres por su lado; la familia de los simeítas por su lado, y sus mujeres por su lado;
(14) todas las demás familias, cada familia por su lado, y sus mujeres por su lado.

Zacarías 13
FUENTE ABIERTA

El capítulo 13 continúa con el tema del capítulo anterior… Luego que la Casa de Judá
reconozca al Mesías, el Señor les dará la oportunidad de lavar su pecado…
(Zac.13:1) Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los
habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza.

Como Pablo explica en Romanos cap. 11, a los judíos les fue puesta una venda para
que no pudieran reconocer al Mesías; y esto lo hizo para que las Buenas Nuevas de
salvación no se quedaran sólo en Israel, sino que llegarán hasta los confines de la
Tierra. Pero al final, cuando llegue la plenitud de los gentiles (Rom. 11:25), el Mesías
se revelará a los judíos. Entonces ellos también podrán creer en el Cordero de Dios
que quita el pecado del mundo (Juan 1:29; 1 Pedro 1:18-21), pues sólo por la sangre
de Cristo podemos ser salvos. Judá será salvo (Efe.2:8-9; Tito 3:5-6). Jeremías
también habla de ese día…
(Jeremías 23:5-6) He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que levantaré a David
un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y
la justicia en la tierra. (6) En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este
es su nombre por el cual será llamado: El SEÑOR, justicia nuestra.
(Jeremías 33:15-16) En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un
Renuevo justo, y El hará juicio y justicia en la tierra. (16) En aquellos días estará a
salvo Judá, y Jerusalén morará segura, y este es el nombre con el cual será llamada:
el SEÑOR, justicia nuestra.

Sin duda, esta limpieza es espiritual, para lavar el pecado y la impureza (Zac. 13:1),
pero también habrá una señal física. Ezequiel profetizó que luego que se edifique el
Tercer Templo, en la segunda venida del Señor, se abrirá una fuente de aguas vivas
en ese lugar. Del Santuario saldrá un río que traerá vida a toda la región (Ezequiel
47:1-12).

NO MÁS ÍDOLOS NI FALSOS PROFETAS


Como parte de la limpieza de Su pueblo, el Señor va a asegurarse de quitar todo ídolo
que quede en la Tierra, y también expulsará a los falsos profetas que han hablado
mentiras a Su Pueblo.
(Zacarías 13:2) Y sucederá aquel día—declara el SEÑOR de los ejércitos— que
eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más serán recordados;
también yo quitaré de la tierra a los profetas y al espíritu inmundo.

Esto sucederá en los últimos tiempos, cuando el Señor Jesús venga por segunda vez.
Él limpiará la Ciudad, ya que el Anticristo y sus seguidores la habrán contaminado. El
Señor quitará todo ídolo y espíritu inmundo, y eliminará a todo profeta falso.

El pueblo mismo va a colaborar con el Señor, denunciando a los profetas falsos que
queden en medio de ellos, aún los parientes…
(Zacarías 13:3) Y sucederá que si alguno profetiza todavía, su padre y su madre que
lo engendraron le dirán: No vivirás porque has hablado falsamente en el nombre del
SEÑOR; y su padre y su madre que lo engendraron lo traspasarán mientras profetiza.

Suena drástico, pero eso es lo que la Ley requiere que se haga con los falsos profetas.
(Deut. 18:20) Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que
yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta
morirá.

(Deut. 13:1-11) Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te


anuncia una señal o un prodigio, (2) y la señal o el prodigio se cumple, acerca del
cual él te había hablado, diciendo: Vamos en pos de otros dioses (a los cuales no has
conocido) y sirvámosles, (3) no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese
soñador de sueños; porque el SEÑOR tu Dios te está probando para ver si amas al
SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. (4) En pos del SEÑOR
vuestro Dios andaréis y a El temeréis; guardaréis sus mandamientos, escucharéis su
voz, le serviréis y a El os uniréis. (5) Pero a ese profeta o a ese soñador de sueños
se le dará muerte, por cuanto ha aconsejado rebelión contra el SEÑOR tu Dios que te
sacó de la tierra de Egipto y te redimió de casa de servidumbre, para apartarte del
camino en el cual el SEÑOR tu Dios te mandó andar. Así quitarás el mal de en medio
de ti. (6) Si tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la mujer que amas, o
tu amigo entrañable, te incita en secreto, diciendo: Vamos y sirvamos a otros dioses (a
quienes ni tú ni tus padres habéis conocido, (7) de los dioses de los pueblos que te
rodean, cerca o lejos de ti, de un término de la tierra al otro), (8) no cederás ni le
escucharás; y tu ojo no tendrá piedad de él, tampoco lo perdonarás ni lo encubrirás,
(9) sino que ciertamente lo matarás; tu mano será la primera contra él para matarlo, y
después la mano de todo el pueblo. (10) Lo apedrearás hasta la muerte porque él
trató de apartarte del SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de
servidumbre. (11) Entonces todo Israel oirá y temerá, y nunca volverá a hacer tal
maldad en medio de ti.

El castigo es tan drástico porque el pueblo tiende a no dudar de la palabra de los


profetas…y un falso profeta puede desviar fácilmente al pueblo.

Curiosamente, en lugar de arrepentirse, los falsos profetas tratarán de esconderse


para huir del juicio. Tratarán de hacerse pasar como ciudadanos comunes y
corrientes.

(Zacarías 13:4-6) También sucederá aquel día que los profetas se avergonzarán cada
uno de su visión cuando profetice, y no se vestirán el manto de pelo para engañar,
(5) sino que cada uno dirá: No soy profeta, soy labrador de la tierra, porque un
hombre me vendió como esclavo en mi juventud. (6) Y alguien le dirá: ¿Qué son esas
heridas en tu cuerpo? Y él responderá: Son aquéllas con que fui herido en casa de mis
amigos.

Los profetas solían hacer un show cuando recibían revelación. Hacían movimientos
tan violentos que terminaban lastimados. Esas heridas las llevaban con orgullo. Pero
cuando los profetas falsos sean perseguidos, esas heridas los delatarán.

HIERE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS SE DISPERSAN


Algunos comentaristas dicen que el versículo siguiente es una profecía mesiánica de
la muerte de Jesús; pero ese argumento no parece cuadrar con el contexto, el cual
habla de los falsos profetas.
(Zac.13:7-8) Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre compañero mío
--declara el SEÑOR de los ejércitos. Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas, y
volveré mi mano contra los pequeños. (8) Y sucederá en toda la tierra --declara el
SEÑOR-- que dos partes serán cortadas en ella, y perecerán; pero la tercera quedará
en ella.

Si seguimos el contexto, podemos aplicar esta palabra a los falsos profetas a quienes
el pueblo los consideraba como sus pastores. El pueblo los siguió, en lugar de
obedecer el orden de Dios, y por eso fueron dispersados. Las ovejas se desviaron
porque no siguieron la voz del Señor (el Buen Pastor), sino que prefirieron seguir la
voz de los falsos profetas que les decían lo que ellos querían oír…
Por con Dios no se juega; cada uno recibirá las consecuencias de sus acciones y
decisiones.

Un mensaje similar profetizó también Jeremías…


(Jeremías 2:26-32) Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se ha
avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus
profetas; (27) los que dicen al leño: Mi padre eres tú, y a la piedra: Tú me
engendraste. Porque ellos me han vuelto las espaldas, y no el rostro; pero en el
tiempo de su calamidad dirán: Levántate y sálvanos. (28) Mas ¿dónde están tus
dioses, los que hiciste para ti? Que se levanten, a ver si pueden salvarte en el tiempo
de tu calamidad; porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá.
(29) ¿Por qué contendéis conmigo? Todos vosotros os habéis rebelado contra mí--
declara el SEÑOR. (30) En vano he herido a vuestros hijos, no han aceptado
corrección. Vuestra espada ha devorado a vuestros profetas como león destructor.
(31) ¡Oh generación, atended a la palabra del SEÑOR! ¿He sido yo un desierto para
Israel, o una tierra de densa oscuridad? ¿Por qué dice mi pueblo: Vaguemos
libremente; no vendremos más a ti? (32) ¿Se olvida una virgen de sus adornos, o una
novia de su atavío? Pues mi pueblo me ha olvidado por innumerables días.
FUEGO DE REFINADOR
A nadie le gusta oír sobre el juicio de Dios…pero aun eso es misericordia, pues el
Señor nos sacude para hacernos reaccionar y que así podamos abrir los ojos a la
verdad y regresar a sus caminos. En momentos cruciales, el Señor hace pasar a Su
pueblo por “fuego purificador”, que pone a prueba lo que creemos.
(Salmo 66:10-12) Porque tú nos has probado, oh Dios; nos has refinado como se
refina la plata. (11) Nos metiste en la red; carga pesada pusiste sobre nuestros
lomos. (12) Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; pasamos por el fuego
y por el agua, pero tú nos sacaste a un lugar de abundancia.

Zacarías habla de este fuego purificador:


(Zac. 13:9) Y meteré la tercera parte en el fuego, los refinaré como se refina la plata, y
los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre, y yo le responderé; diré: El
es mi pueblo, y él dirá: El SEÑOR es mi Dios.

También el profeta Malaquías habla de este fuego purificador, y lo relaciona con la


venida del Señor…
(Malaquías 3:2-7) ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá
mantenerse en pie cuando El aparezca? Porque El es como fuego de fundidor y como
jabón de lavanderos. (3) Y El se sentará como fundidor y purificador de plata, y
purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los
que presenten ofrendas en justicia al SEÑOR. (4) Entonces será grata al SEÑOR la
ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño y como en los años
pasados. (5) Y me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo veloz contra
los hechiceros, contra los adúlteros, contra los que juran en falso y contra los que
oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, contra los que niegan el
derecho del extranjero y los que no me temen--dice el SEÑOR de los ejércitos. (6)
Porque yo, el SEÑOR, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido
consumidos. (7) Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis
estatutos y no los habéis guardado. Volved a mí y yo volveré a vosotros--dice el
SEÑOR de los ejércitos. Pero decís: "¿Cómo hemos de volver?"
(Malaquías 4:1-2) Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los
soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les
prenderá fuego--dice el SEÑOR de los ejércitos-- que no les dejará ni raíz ni rama.
(2) Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la
salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.

El fuego no sólo está relacionado con destrucción, sino también purificación—quema


lo malo, pero purifica lo bueno, haciéndolo de más valor. El fuego prueba lo que
verdaderamente está en nuestros corazones. Si todo lo que somos es “paja”, se
quemará. Pero si hemos invertido en los valores del Reino de Dios, el fuego no
destruirá lo que tenemos, sino que lo purificará aún más.

También Pablo habló de este fuego purificador…


(1 Corintios 3:10-15 Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio
arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado
cómo edifica encima. (11) Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya
está puesto, el cual es Jesucristo. (12) Ahora bien, si sobre este fundamento alguno
edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, (13) la obra de cada
uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada;
el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. (14) Si permanece la obra
de alguno que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. (15) Si la obra
de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo,
aunque así como por fuego.

Zacarías 14:1-3
En el capítulo 14, Zacarías profetiza acerca del “Día del Señor”, específicamente en
relación con Jerusalén.

DÍA DEL SEÑOR


El “Día del Señor” (heb. Yom L’Yahweh) es ese día profético en que Jesús
descenderá del Cielo para establecer Su Reino en la Tierra. Será el día más
maravilloso, pero también el más temible (Joel 2; Ezequiel 30; Malaquías 4; Sofonías
1:14-18).
Será el día más temible…porque el Señor castigará a todo aquel que no se haya
arrepentido, y derrotará a todo enemigo que no se someta a Sus pies.
Pero también será el día más maravilloso…porque, en ese día, el Señor borrará toda
iniquidad. Ese es el día del perdón para todo aquel que en humildad se arrepienta.

El profeta Malaquías habla de los dos lados de ese día…


(Malaquías 4:1-5) Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los
soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les
prenderá fuego—dice el SEÑOR de los ejércitos—que no les dejará ni raíz ni rama.
(2) Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la
salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo. (3) Y hollaréis a
los impíos, pues ellos serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo
actúe—dice el SEÑOR de los ejércitos. (4) Acordaos de la ley de mi siervo Moisés,
de los estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo Israel. (5) He
aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR, día grande y
terrible.

DIA DE EXPIACIÓN
Según el calendario bíblico, el Día del Señor tendrá su cumplimiento mesiánico en una
fiesta: el Día de Expiación (heb. Yom Kipur). Esa es la fiesta más solemne en la que
el Señor nos invita a humillarnos delante de Él para pedir perdón por nuestros
pecados. Se celebra el día 10 de Tishri (mes 7°; Lev. 23:26-32; Lev. 16).
(Lev. 16:29-31) Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez
días del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el
forastero que reside entre vosotros; (30) porque en este día se hará expiación por
vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante del
SEÑOR. (31) Os será día de reposo, de descanso solemne, para que humilléis
vuestras almas; es estatuto perpetuo.

El Señor nos pide que dediquemos ese día (Día de Expiación) a pedir perdón por
nuestros pecados. Esto lo haremos no sólo para ponernos a cuentas con Dios y
santificarnos, sino también como repaso de la obra que el Señor hará en esa fecha, ya
que es una fiesta profética.

En su primera venida, el Mesías vino a morir por nuestros pecados, como el Cordero
de la Pascua. Pero en su segunda venida, vendrá a poner fin a la iniquidad (Día de
Expiación), y a establecer Su Reino en la Tierra (Tabernáculos).
(Hebreos 9:28) Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los
pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para
salvación de los que ansiosamente le esperan.

El “Día del Señor” será la “meta final” de las 70 Semanas de Daniel.


(Daniel 9:24) Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la
iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la profecía, y para ungir el
lugar santísimo.

BATALLA CONTRA JERUSALÉN


Pero antes del perdón y la liberación, Zacarías anuncia que el Señor permitirá que
Jerusalén sea tomada por los enemigos…
(Zac. 14:1-2) He aquí, viene el día del SEÑOR cuando serán repartidos tus despojos
en medio de ti. (2) Y yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén; y
será tomada la ciudad y serán saqueadas las casas y violadas las mujeres; la mitad de
la ciudad será desterrada, pero el resto del pueblo no será cortado de la ciudad.

Los años previos a la venida del Señor serán tiempos de tribulación. El pueblo de
Dios será perseguido, y el Señor mandará juicios (las trompetas y las copas de juicio;
Apoc. 6-19). Dios permitirá eso para darles a TODOS la oportunidad de arrepentirse
antes que Él venga…porque cuando Él ponga los pies en Jerusalén, ya no habrá
vuelta atrás…ya no habrá más tiempo para arrepentirse.

La Biblia nos habla con franqueza sobre lo que pasará para que no tomemos “ofensa”
cuando estas cosas sucedan. Pero junto con la advertencia, viene la esperanza…

La profecía nos es dada para que nos sirva como lámpara en el día oscuro.
(2 Pedro 1:19) Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en
prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día
despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.

La Palabra nos da esperanza…que aunque pasemos por un momento difícil y oscuro,


podemos estar seguros que pronto vendrá la redención.
(Romanos 8:18-25) Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no
son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. (19) Porque
el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos
de Dios. (20) Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad,
sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza (21) de que la creación
misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria
de los hijos de Dios. (22) Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre
dolores de parto hasta ahora. (23) Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos,
que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro
interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro
cuerpo. (24) Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve
no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? (25) Pero si esperamos lo
que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

El Pueblo de Dios tiene la esperanza de la redención y restauración…


(1 Juan 3:2-3) Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que
habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a
El porque le veremos como El es. (3) Y todo el que tiene esta esperanza puesta en
El, se purifica, así como El es puro.

(Salmo 130:3-8) SEÑOR, si tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor,


podría permanecer? (4) Pero en ti hay perdón, para que seas temido. (5) Espero en
el SEÑOR; en El espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza. (6) Mi alma
espera al Señor más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la
mañana. (7) Oh Israel, espera en el SEÑOR, porque en el SEÑOR hay misericordia,
y en El hay abundante redención; (8) El redimirá a Israel de todas sus iniquidades.

Aunque el enemigo parezca estar ganando, no debemos apartar los ojos de la


promesa y de la esperanza de salvación. Aunque suframos por un tiempo, El Señor
vendrá en el tiempo perfecto, y Él saldrá en defensa de Su pueblo y vencerá a todos
los enemigos…
(Zac. 14:3) Entonces saldrá el SEÑOR y peleará contra aquellas naciones, como
cuando El peleó el día de la batalla.

También Joel profetizó acerca de “Aquel Día”…


(Joel 3:1-2) Porque he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo, cuando yo
restaure el bienestar de Judá y Jerusalén, (2) reuniré a todas las naciones, y las haré
bajar al valle de Josafat. Y allí entraré en juicio con ellas a favor de mi pueblo y mi
heredad, Israel, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.

(Joel 3:12-17) Despiértense y suban las naciones al valle de Josafat, porque allí me
sentaré a juzgar a todas las naciones de alrededor. (13) Meted la hoz, que la mies
está madura; venid, pisad, que el lagar está lleno; las tinajas rebosan, porque grande
es su maldad. (14) Multitudes, multitudes en el valle de la decisión. Porque cerca está
el día del SEÑOR en el valle de la decisión. (15) El sol y la luna se oscurecen, y las
estrellas pierden su resplandor. (16) El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén
da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y
fortaleza para los hijos de Israel. (17) Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro
Dios, que habito en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no
pasarán más por ella.

“Aquel Día” es el Día del Señor; será el día más temible, pero también el más
maravilloso…

Zacarías 14:4-8
VENDRÁ COMO SE FUE
En el libro de Hechos leemos acerca del momento en que Jesús dejó esta Tierra y se
fue al Cielo…
(Hechos 1:9-11) Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos
miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos. (10) Y estando mirando
fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos
varones en vestiduras blancas, (11) que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis
mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá
de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo.

Así como se fue, Él vendrá de nuevo…vendrá en una nube, y pondrá sus pies en el
Monte de los Olivos, antes de entrar a Jerusalén. Zacarías recibió esa revelación de la
venida del Mesías…
(Zacarías 14:4) Sus pies se posarán aquel día en el monte de los Olivos, que está
frente a Jerusalén, al oriente; y el monte de los Olivos se hendirá por el medio, de
oriente a occidente, formando un enorme valle, y una mitad del monte se apartará
hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.

El Monte de los Olivos se va a partir en dos, cuando el Mesías ponga sus pies sobre
él. Posiblemente esa división sea producida por un terremoto, por lo que dice el
profeta Nahum…
(Nahum 1:5-10) Los montes tiemblan ante El, y los collados se derriten; sí, en su
presencia se levanta la tierra, el mundo y todos los que en él habitan. (6) En
presencia de su indignación, ¿quién resistirá? ¿Quién se mantendrá en pie ante el
ardor de su ira? Su furor se derrama como fuego, y las rocas se despedazan ante El.
(7) Bueno es el SEÑOR, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en
El se refugian. (8) Pero con inundación desbordante pondrá fin a Nínive, y perseguirá
a sus enemigos aun en las tinieblas. (9) Lo que traméis contra el SEÑOR, El lo hará
completa destrucción; no surgirá dos veces la angustia. (10) Porque ellos como
espinos enmarañados, y ebrios con su bebida, serán consumidos como paja
totalmente seca.

Habacuc también profetizó algo similar…


(Habacuc 3:6) Se detuvo, e hizo temblar la tierra, miró e hizo estremecerse a las
naciones. Sí, se desmoronaron los montes perpetuos, se hundieron las colinas
antiguas. Sus caminos son eternos.

Zacarías dice que todos se estremecerán al presenciar la Venida del Señor…


(Zac. 14:5) Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará
hasta Azal; huiréis tal como huisteis a causa del terremoto en los días de Uzías, rey de
Judá. Y vendrá el SEÑOR mi Dios, y todos los santos con El.
SEÑALES DEL DÍA
A lo largo de la Biblia, vemos que el Señor envía señales de los Cielos para hablarnos
de los tiempos y revelarnos Su Plan. Según lo que profetizó Zacarías, parece que en
el Día del Señor habrá un eclipse…
(Zac. 14:6-7) Y sucederá que en aquel día no habrá luz; las luminarias se
oscurecerán. (7) Será un día único, conocido sólo del SEÑOR, ni día ni noche; y
sucederá que a la hora de la tarde habrá luz.

Lo curioso es que en el día habrá oscuridad, pero en la tarde habrá luz, que
seguramente emanará del Señor (Apoc. 21:23; Isa. 60:19-20).

Como ya vimos anteriormente, Joel profetizó lo mismo sobre ese día…


(Joel 3:14-17) Multitudes, multitudes en el valle de la decisión. Porque cerca está el
día del SEÑOR en el valle de la decisión. (15) El sol y la luna se oscurecen, y las
estrellas pierden su resplandor. (16) El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén
da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y
fortaleza para los hijos de Israel. (17) Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro
Dios, que habito en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no
pasarán más por ella.

El Señor no sólo se va a manifestar con luz, sino también con agua…

AGUAS VIVAS
(Zac. 14:8) En aquel día sucederá que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una mitad
hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en verano
que en invierno.

También Joel y Ezequiel profetizaron sobre este río que saldrá del Templo…
(Joel 3:18) Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas
manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un
manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim.
(Ezequiel 47:1-12) Después me hizo volver a la entrada del templo; y he aquí,
brotaban aguas de debajo del umbral del templo hacia el oriente, porque la fachada
del templo daba hacia el oriente. Y las aguas descendían de debajo, del lado derecho
del templo, al sur del altar. (2) Me sacó por la puerta del norte y me hizo dar la vuelta
por fuera hasta la puerta exterior, por la puerta que da al oriente. Y he aquí, las aguas
fluían del lado sur. (3) Cuando el hombre salió hacia el oriente con un cordel en la
mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta los tobillos.
(4) Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta las rodillas. De
nuevo midió otros mil y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta la cintura. (5)
Y midió otros mil; y ya era un río que yo no pude vadear, porque las aguas habían
crecido, aguas que tenían que pasarse a nado, un río que no se podía vadear. (6)
Entonces me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Me llevó y me hizo volver a la orilla del
río. (7) Y cuando volví, he aquí, en la orilla del río había muchísimos árboles a uno y
otro lado. (8) Y me dijo: Estas aguas salen hacia la región oriental y descienden al
Arabá; luego siguen hacia el mar y desembocan en el mar; entonces las aguas del mar
quedan purificadas. (9) Y sucederá que dondequiera que pase el río, todo ser viviente
que en él se mueve, vivirá. Y habrá muchísimos peces, porque estas aguas van allá, y
las otras son purificadas; así vivirá todo por donde pase el río. (10) Y junto a él se
pararán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim habrá un lugar para tender
las redes. Sus peces serán según sus especies, como los peces del mar Grande,
numerosísimos. (11) Pero sus pantanos y marismas no serán purificados; serán
dejados para salinas. (12) Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda
clase de árboles que den fruto para comer. Sus hojas no se marchitarán, ni faltará su
fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario; su fruto será para
comer y sus hojas para sanar.

Este río no sólo estará durante el Milenio, sino también en la Nueva Jerusalén, cuando
el Señor haga nuevos cielos y nueva tierra…y lo mismo aplica a la luz que emana del
Señor…
(Apoc. 22:1-5) Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que
salía del trono de Dios y del Cordero, (2) en medio de la calle de la ciudad. Y a cada
lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su
fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. (3) Y ya no
habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le
servirán. (4) Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. (5) Y ya no
habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque
el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.

El agua surge del trono de Dios, y la luz emana de la Presencia del Señor.

Zacarías 14:9-21

REY DE TODA LA TIERRA


Jesús será el rey de toda la Tierra.
(Zac. 14:9) Y el SEÑOR será rey sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR será uno, y
uno su nombre.

La geografía del entorno de Jerusalén va a cambiar…


(10) Toda la tierra se volverá como una llanura desde Geba hasta Rimón, al sur de
Jerusalén; pero ésta se levantará y será habitada en su lugar desde la puerta de
Benjamín hasta el lugar de la puerta Primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la
torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

Los montes que están alrededor de Jerusalén van a bajar de altura, para que
Jerusalén sobresalga. Esto mismo vio el profeta Miqueas…
(Miqueas 4:1-4) Y sucederá en los últimos días que el monte de la casa del SEÑOR
será establecido como cabeza de los montes; se elevará sobre las colinas, y afluirán a
él los pueblos. (2) Vendrán muchas naciones y dirán: Venid y subamos al monte del
SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob, para que El nos instruya en sus caminos, y
nosotros andemos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la
palabra del SEÑOR. (3) El juzgará entre muchos pueblos, y enjuiciará a naciones
poderosas y lejanas; entonces forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en
podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la
guerra. (4) Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá quien los
atemorice, porque la boca del SEÑOR de los ejércitos ha hablado.

Jerusalén será más alta, no sólo en altitud física sino en estatura espiritual. Ella se
establecerá como el faro de luz para todo el mundo. La principal razón es porque el
Señor Jesús vivirá allí, y en ese lugar estará su trono y el Templo.
(Zac. 14:11) Y habitarán en ella y no habrá más maldición; y Jerusalén habitará en
seguridad.

DESTINO DE LOS REBELDES


En contraste con la paz y seguridad que se vivirá en Jerusalén, vemos que los pueblos
que se rebelen contra el Señor sufrirán destrucción…
(Zac. 14:12-15) Esta será la plaga con que el SEÑOR herirá a todos los pueblos que
han hecho guerra contra Jerusalén: se pudrirá su carne estando ellos aún de pie, y se
pudrirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca. (13) Y sucederá
aquel día que habrá entre ellos un gran pánico del SEÑOR; y cada uno agarrará la
mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano de su prójimo. (14) También
Judá peleará en Jerusalén; y se amontonarán las riquezas de todas las naciones
circunvecinas: oro, plata y vestidos en gran abundancia. (15) Como aquella plaga así
será la plaga del caballo, del mulo, del camello, del asno y de todos los animales que
haya en aquellos campamentos.

Es posible que esta guerra de las naciones contra Jerusalén y contra el Señor sea la
batalla final que se menciona en Apocalipsis, la cual sucederá al final del Milenio…
(Apocalipsis 20:7-10) Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su
prisión, (8) y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la
tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla; el número de ellas es como
la arena del mar. (9) Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el
campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los
devoró. (10) Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre,
donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por
los siglos de los siglos.

Ezequiel también habla de esta guerra en detalle (Ezequiel cap. 38).

Joel profetizó que el Señor defenderá y reivindicará a Jerusalén.


(Joel 3:16-21) El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén da su voz, y tiemblan los
cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de
Israel. (17) Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito en Sion,
mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por ella.
(18) Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas
manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un
manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim. (19) Egipto será una
desolación, y Edom será un desierto desolado, por la violencia hecha a los hijos de
Judá, en cuya tierra han derramado sangre inocente. (20) Pero Judá será habitada
para siempre, y Jerusalén por todas las generaciones. (21) Y yo vengaré su sangre,
que aún no he vengado, pues el SEÑOR habita en Sion.

El Señor hará guerra hasta que todos los pueblos de la Tierra se sometan a El…y toda
rodilla se doble y toda lengua confiese que Él es el Rey (Rom. 14:11; Fil. 2:10)…
(Isaías 45:22-25) Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo
soy Dios, y no hay ningún otro. (23) Por mí mismo he jurado, ha salido de mi boca en
justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda
lengua jurará lealtad. (24) De mí dirán: "Sólo en el SEÑOR hay justicia y fuerza." A El
vendrán y serán avergonzados todos los que contra El se enojaron. (25) En el
SEÑOR será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

SUCOT EN EL MILENIO
Mucha gente va a vivir en Jerusalén, y por eso sus murallas se extenderán. Pero
también el resto del mundo seguirá poblado. Los líderes de todas las naciones
estarán sujetos al Señor, quien reinará desde Jerusalén. Todos estarán obligados a
presentarse cada año ante el Señor.
(Zac. 14:16) Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron
contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, y
para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

La fecha en que las naciones deben ir a Jerusalén es del 15 al 21 de Tishri (7° mes del
calendario bíblico), fechas en las que se celebra la Fiesta de Tabernáculos (heb.
Sucot). Evidentemente seguiremos celebrando las fiestas durante el Milenio.

Y quienes no quieran ir a Jerusalén a rendir homenaje al Rey de reyes, entonces


recibirán castigo…
(Zac. 14:17-19) Y sucederá que los de las familias de la tierra que no suban a
Jerusalén para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, no recibirán lluvia sobre ellos.
(18) Y si la familia de Egipto no sube ni viene, entonces sobre ellos no habrá lluvia;
será la plaga con la cual el SEÑOR herirá a las naciones que no suban a celebrar la
fiesta de los Tabernáculos. (19) Este será el castigo de Egipto y el castigo de todas
las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

SANTIDAD AL SEÑOR
Cuando el Señor establezca Su Reino en Jerusalén, toda la Ciudad será santa, hasta
las cosas más comunes...
(Zac. 14:20-21) En aquel día estará grabado en los cascabeles de los caballos:
SANTIDAD AL SEÑOR. Y serán las ollas en la casa del SEÑOR como los tazones
delante del altar. (21) Y toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada al SEÑOR
de los ejércitos; todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y en
ellas cocerán; y no habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en
aquel día.

Antes, la frase “Santidad al Señor” se encontraba grabada en la diadema del sumo


sacerdote (Exo. 28:36; 39:30); pero durante el reinado de Jesús, absolutamente todo
será santo, hasta los utensilios de uso cotidiano.

Esta santidad incluye a las personas que se les permitirá vivir en Jerusalén. Deben ser
santos, porque el Señor es santo (Heb. 12:14).
(Isaías 4:3-6) Y acontecerá que el que sea dejado en Sion y el que quede en
Jerusalén será llamado santo: todos los que estén inscritos para vivir en Jerusalén.
(4) Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sion y haya limpiado la
sangre derramada de en medio de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu
abrasador, (5) entonces el SEÑOR creará sobre todo lugar del monte Sion y sobre
sus asambleas, una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de
fuego por la noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel; (6) será un cobertizo
para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la
lluvia.

Zacarías termina diciendo: “No habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los
ejércitos en aquel día”.
Este es el día que añoraba ver Jesús cuando limpió el Templo (Mat. 21:12-13). El
Señor sabía que no había llegado el tiempo, pero lo hizo como una sombra de lo que
vendría. Finalmente Jerusalén será una Ciudad Santa, y el Templo ya no será
mercado ni cueva de ladrones, porque todo será santo y consagrado al Señor.

Terminemos leyendo la profecía de Isaías referente a la restauración de Jerusalén:


(Isaías 52:1) Despierta, despierta, vístete de tu poder, oh Sion; vístete de tus ropajes
hermosos, oh Jerusalén, ciudad santa. Porque el incircunciso y el inmundo no volverán
a entrar en ti.
(Isaías 52:8-15) ¡Una voz! Tus centinelas alzan la voz, a una gritan de júbilo porque
verán con sus propios ojos cuando el SEÑOR restaure a Sion. (9) Prorrumpid a una
en gritos de júbilo, lugares desolados de Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a
su pueblo, ha redimido a Jerusalén. (10) El SEÑOR ha desnudado su santo brazo a
la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de
nuestro Dios. (11) Apartaos, apartaos, salid de allí, nada inmundo toquéis; salid de en
medio de ella, purificaos, vosotros que lleváis las vasijas del SEÑOR. (12) Pues no
saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el
SEÑOR, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel. (13) He aquí, mi siervo
prosperará, será enaltecido, levantado y en gran manera exaltado. (14) De la manera
que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue desfigurada su apariencia más
que la de cualquier hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres.
(15) Ciertamente El asombrará a muchas naciones, los reyes cerrarán la boca ante El;
porque lo que no les habían contado verán, y lo que no habían oído entenderán.

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