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Entendiendo la Ciencia

Hace casi 2,300 años, en la antigua Grecia, existían dos ideas diferentes acerca de la
composición de la materia: La teoría de Demócrito y la de Aristóteles.

Demócrito pensaba que el Universo estaba formado por diminutos objetos suspendidos en el
vacío y los describió como esferas sólidas e indivisibles, a las que llamó “átomos de materia”,
y decía que eran eternos, indivisibles, incompresibles e invisibles. Se diferenciaban solo en
forma y tamaño, pero no por sus cualidades internas, ya que opinaba que las propiedades de
la materia variaban según se agrupaban los átomos.

Aristóteles en cambio, creía que toda la materia estaba compuesta de cuatro “elementos
fundamentales”: tierra, aire, fuego y agua y que todo estaba formado por la combinación de
dichos elementos. Por ejemplo, decía que la madera era la combinación de fuego y tierra y
por eso cuando la madera ardía, el fuego escapaba y permanecía en la tierra en forma de
ceniza. Hoy sabemos que el fuego y la tierra son mezclas de varias sustancias; que la
madera es materia orgánica y que el fuego es la combinación de energía y otras sustancias
producto de la combustión.

Sin embargo, la teoría de Demócrito no tuvo muchos seguidores debido a que estaba
sustentada solamente por razonamientos lógicos. Las experimentaciones vinieron mucho
tiempo después, cuando se comprobó la existencia del átomo.

Así que, como Aristóteles era un filósofo y un maestro muy respetado en su época, sus ideas
prevalecieron sobre las de Demócrito durante más de 2 000 años. Ilustrar (fig. 1.12 pág. 19 y
pie de foto).
La teoría atómica de Demócrito encontró una enorme oposición en
Aristóteles, para quien dicha teoría no podía explicar la naturaleza de
la materia.

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