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LA LLAVE DE LA VALENTÍA

Un día tras otro, sin poder escapar de esta rutina, sin poder
escapar de ese temor que me persigue en todo momento. Yo
intento contarle todo a mis padres, pero esas amenazas e insultos
me lo impiden. Y la única manera de no encontrarme a él, era no
yendo a ese infierno en el que él tenía la libertad de hacer lo que
quería.
Todos los días ocurría lo mismo, ya no aguantaba más, y cuando
me rendí, apareció ella, era una persona envidiable, todo el mundo
quería ser como ella. Cuando la conocí creía que solo venía a
burlarse de mí, pero cada día que pasaba mostraba más interés en
saber que me pasaba. Hasta el momento en el que tuvimos una
conversación de mujer a mujer en la que le conté todo entre
lágrimas, yo no quería llorar porque me daba vergüenza mostrar
mis sentimientos. Pero ella me enseñó a abrir los ojos y plantarle
cara a ese monstruo.
Él se había alimentado de mi miedo y se había hecho más fuerte,
pero lo que él no sabía era que yo también me había hecho más
fuerte y me acompañaban todos mis amigos y familiares.

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