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TEMA 5

MORFOLOGÍA

1.Morfología
Las palabras son elementos modificables, es decir, capaces de variar su forma y
significado. Sin embargo, algunos tipos de palabras son invariables (ej: conjunciones).
La modificación de las palabras tiene la propiedad de dar lugar a nuevas palabras del
léxico respecto de la palabra base, con la posibilidad de que estas correspondan a
partes del discurso distintas de aquella a la que pertenece la palabra base.
Los procesos de modificación morfológica se dividen en: la morfología de la flexión y la
morfología de la derivación. Cada una de estas áreas morfológicas presenta una
variedad de aspectos que habrá que examinar detalladamente.
Desde el punto de vista de la teoría general de los códigos, la morfología de las lenguas
tiene una evidente función económica. Si las lenguas no tuvieran morfología no sería
posible la reutilización de palabras ya conocidas, con la consecuencia de una fuerte
pérdida de economía, así, los procesos morfológicos permiten a las lenguas expandirse
ilimitadamente. No se conoce ninguna lengua que no tenga algún tipo de fenómeno
morfológico. Al igual que otros caracteres de las lenguas verbales, también los
procesos morfológicos tienen lugar gracias al carácter articulado de estos códigos.
La morfología es también un medio con el que las lenguas se aseguran la cohesión, ya
que ofrece un inmenso repertorio de indicadores de las relaciones existentes entre los
distintos componentes de los enunciados.

1.2 Noción de “palabra”


La palabra es la mínima combinación de morfemas, esto es, está compuesta al menos
por uno; frecuentemente esta combinación se establece sobre la base de un morfema
léxico (sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio). Entre los criterios que permiten
reconocer de modo más preciso una determinada unidad como palabra, destacamos
los que responden a los hechos siguientes:

Cohesión interna: el orden que muestran, en el interior de una palabra, los


morfemas que la constituyen está rígidamente fijado (gat o/*o gat).
Aislabilidad: los límites de la palabra son lugares en que pueden establecerse
pausas en el discurso. Estos límites están estrechamente relacionados con que
las palabras a) estén dotadas de un ritmo acentual determinado, por lo que
nunca se verán interrumpidas en la pronunciación normal, y b) se escriban
frecuentemente separadas las unas de las otras.
Movilidad posicional: las palabras pueden ocupar posiciones distintas en la
cadena hablada, sin estar obligadas por su propia naturaleza a aparecer en
posiciones fijas.
El resultado que ofrece la aplicación de estos criterios no cataloga como palabras a los
artículos y a los pronombres átonos, ni a las preposiciones que forman parte de los
verbos preposicionales (phrasal verbs).

1.3 Objetivos de la morfología


La morfología es el estudio de las palabras, su estructura interna y los principios que
rigen dicha estructura. Los objetivos de la morfología son:

Identificar y caracterizar las unidades mínimas que son pertinentes para


comprender la estructura de las palabras.
Establecer y explicar los principios que rigen la combinación de las unidades
mínimas. En las palabras integradas por más de un morfema hay relaciones
jerárquicas entre los constituyentes que responden a principios más generales
de organización del significado y de la información gramatical.

2. Segmentación, morfemas, morfos y alomorfos


2.1 Segmentación
El morfema se define como la unidad lingüística mínima dotada de significado,
también existen unidades mínimas carentes de significado (fonemas) y unidades
dotadas de significado que no son mínimas (sintagmas).
Si tomamos como ejemplo la palabra cortés tenemos:
cortés Estas unidades son morfemas. La
operación con la que se les
des cortés cortés, des , mente
identifica es conocida como
cortés mente segmentación, ya que consiste en
descomponer en segmentos
des cortés mente sucesivos la cadena sintagmática.

De este ejemplo podemos sacar algunos aspectos importantes de la organización


morfemática de la lengua:

Los morfemas de una lengua son recurrentes a partir de un determinado punto


de análisis. Esta es una de las manifestaciones de la economía de la
organización de las lenguas: se reutilizan materiales para crear elementos
nuevos.
Los morfemas de una lengua tienden a ser fonológicamente estables, en el
sentido de que exhiben un significado constante mediante una relativa
identidad formal.

COMPARACIÓN POR PAREJAS

Si imaginamos que el corpus de la lengua que estamos estudiando está compuesto


solo de dos palabras, y si las compramos en busca del material fonológico que tienen
en común, tendremos buenas razones para suponer los morfemas que las componen.

Primera comparación

Corpus Lista de supuestos morfemas

venc er Venc , in , er, ible

in venc ible

Si añadimos una sola palabra a este corpus, la lista de los supuestos morfemas
puede modificarse, y podemos incluso descubrir que algunos elementos que
habían sido considerados como morfemas ya delimitados, tienen que ser
descompuestos una vez más. Así, de incluir en el corpus la palabra invencible,
obtendremos la siguiente situación:

Segunda comparación

Corpus Lista de supuestos morfemas

Venc er
In venc ible Venc , in , ible, er, s
In venc ible s

Si continuamos añadiendo palabras al corpus, la lista de morfemas crecerá aún


más, dando lugar, incluso, a posteriores análisis.

Tercera comparación

Corpus Lista de supuestos morfemas

Venc er
In venc ible Venc , in , imprevis , ible, er, s
In venc ible s
Imprevis ible
Solamente mediante la introducción de previsible, tendremos la posibilidad de
un segundo análisis (imprevis en im y previs ) y así sucesivamente. Llegados a
este punto es evidente que obtener un análisis morfémico completo de una
lengua es una empresa ideal, pues para conseguirlo sería necesario comparar
por parejas todas las palabras que componen la lengua. Pero las dificultades
que se interponen a la descomposición completa de una lengua no se deben
tanto a la imposibilidad material del análisis, como a una serie de
complicaciones concernientes a aspectos más profundos de los elementos
analizados.

DIFICULADES DE LA SEGMENTACIÓN

Los elementos que por definición integran todo morfema (significante y significado) no
son identificables del mismo modo: en tanto que el significante generalmente puede
ser identificado con suficiente claridad, el significado opone bastantes obstáculos a su
identificación.
No en todos los casos se consigue determinar fácilmente el significado de las unidades
y, por desgracia, son muchas las ocasiones en que el morfema se puede identificar con
total seguridad en el plano del significante, pero no en el del significado. Dicho de otro
modo, las palabras no siempre están rigurosamente determinadas por lo que a la
segmentación se refiere.
El análisis no nos permite establecer una correspondencia biunívoca entre significados
y formas, sino que se detiene frente a una condensación de significados bajo la misma
unidad formal.

SUPERPOSICIÓN Y NO SUPERPOSICIÓN DE LOS MORFEMAS GRAMATICALES Y LÉXICOS

En algunas lenguas los morfemas no van necesariamente seguidos en la misma cadena


sintagmática. Podemos distinguir dos clases de morfemas: los lexemas, que expresan
un significado léxico, y los morfemas gramaticales, que expresan un significado
gramatical. La primera clase es abierta, es decir, se puede ampliar ilimitadamente, y la
segunda cerrada. En las lenguas europeas modernas los morfemas gramaticales y los
léxicos generalmente no se superponen en el eje sintagmático.
En las lenguas semíticas, como el árabe o el hebreo, los morfemas de estas dos clases
se combinan no sucesivamente, sino mezclándose unos con otros.

2.2 Morfemas, morfos y alomorfos


Existen palabras que aun teniendo un significado no pueden ser segmentadas.
Palabras como es, que significa “3ª persona sing. del pres. de indicativo de ser”, y no se
puede descomponer en partes con significado. Esto hace que nos replanteemos la
noción de morfema, como algo mucho más abstracto.
Para explicarlo, usamos la relación entre ser y es, estableciendo una igualdad con
levantar y levanta:
Levantar (levantar, infinitivo) : levanta (levantar, 3ª pers., sing., pres., ind.) =
Ser (ser, infinitivo) : es (ser, 3ªpers., sing., pres., ind.)
Levanta y es, a pesar de las dificultades, “contienen” los mismos morfemas. Por ello,
los morfemas no pueden observarse desde la linealidad, se identifican mediante una
descomposición en factores. Por tanto, una palabra no se descompone en morfemas
exactamente, porque no son siempre elementos con posición, sino factoriales. La
palabra es, por tanto, está compuesta por solo un morfo, fonológico, /es/, que
representa varios morfemas: {ser}, {Presente}, {Tercera persona}, {Singular},
{Indicativo}, todos dentro del morfo /es/. Por otro lado, un mismo morfema puede no
estar representado siempre por el mismo morfo, dependiendo del entorno
sintagmático. Estos distintos morfos que representan un mismo morfema son los
llamados alomorfos. Se dice pues que los morfemas {Plural} y {Masculino} en italiano
tienen dos alomorfos distintos: /i/ e /ini/.
No solo hay casos en los que un mismo morfema aparece en más de un morfo, como –
s y –es en el morfema de plural, sino que también hay casos en los que muchos
morfemas están en el mismo morfo, como en los morfemas gramaticales españoles de
presente, 3ª persona, singular e indicativo.
Las palabras pues, pueden tener un conjunto morfémico, o sea, un conjunto de
morfemas a los que corresponden uno o más morfos. Esta distinción entre morfemas y
morfos resuelve las dificultades en el análisis, que son:
a) El hecho de que una palabra no pueda descomponerse en segmentos aunque
resulte constituida por varios factores.
b) Dos palabras con una relación en cuanto a significado (ser y es) pueden no
tener semejanzas fonológicas, como pasa con bueno, mejor y óptimo.
2.3 Representación de los fonemas
TRANSCRIPCIÓN MORFOLÓGICA

Para representar los morfemas de una palabra se recurre convencionalmente a


distintos medios, dependiendo del grado de exactitud que en cada caso impongan las
circunstancias. En este caso, los morfos se representan con su trascripción fonológica,
esto es, entre barras (/…/), mientras que los significados se representan entre
corchetes ({…}). Si son de carácter léxico, tales significados aparecerán en minúsculas;
si son de carácter gramatical, en mayúscula.
Estas “transcripciones morfológicas” nos permiten, al tratar de un morfema,
representar solo su expresión o su contenido, o ambas cosas a la vez, según convenga.
DIAGRAMAS ARBÓREOS

Mediante ellos podemos representar la estructura de las palabras, su estructura


interna. Ejemplo: rosal
Conviene distinguir entre raíz y base: una base está constituida por un morfo + un
morfo afijal, por ejemplo libros, en este caso un mismo morfo es raíz y base al mismo
tiempo, pero en antimilitarista tenemos primero una raíz, /militar/, al que se le añade
un morfo afijal, / ista / para producir el adjetivo / militarista /, que se convierte en
base, a la que le añadimos /anti /, creando antimilitarista. Este proceso se simplificaría
con un diagrama arbóreo.
Estas representaciones permiten destacar cómo en las palabras complejas los
morfemas no se combinan unos con otros por simple suma, sino que se establecen
entre ellos unas relaciones jerárquicas.

3. Tipos de morfemas
Los morfemas y su combinación para forjar palabras dan lugar a numerosos
fenómenos. Esto exige que establezcamos alguna clasificación. En primer lugar
tenemos la clasificación funcional, sobre el valor que asumen en su contribución al
significado completo de una palabra; y en segundo, la clasificación posicional, de
acuerdo con la posición que asuman en una palabra y el modo en que contribuyan a
conformar la estructura de esta.
3.1 Clasificación funcional de los morfemas
En la palabra grasosas tenemos los elementos siguientes:
1. el morfo /gras /, que corresponde al morfema {grasa};
2. el morfo / os /, que corresponde al morfema {PROPIEDAD DE TENER O
PRODUCIR X};
3. el morfo / a /, que corresponde al morfema {FEMENINO}; y, por último,
4. el morfo / s/, que corresponde al morfema {PLURAL}.
El primero muestra una realidad externa, se trata del morfema léxico o lexema. Los
restantes muestran un significado interno concerniente al sistema de la lengua. Estos
pueden ser derivativos, cambiando el significado de las palabras, o flexivos, que no lo
modifican, simplemente muestran elementos de la lengua como el femenino o el
plural. Por ello en la clasificación funcional se diferencian morfemas léxicos y
gramaticales (estos pueden ser derivativos o flexivos). Los primeros conforman el
léxico de una lengua y son una clase abierta, es decir, se puede ampliar o reducir. Los
segundos nacen de la estructuración impuesta por la gramática y es una clase cerrada,
es decir, que no acogerá nuevos elementos ni perderá otros salvo un cambio drástico.
La diferencia entre ambas se percibe en la experiencia. Es muy posible que no
conozcamos el significado de algún morfema léxico, en cambio conocemos el de los
morfos.
La derivación, que da lugar a palabras nuevas mediante procesos regulados, y la
flexión, que da lugar a las diferentes formas de una palabra, constituyen los dos
grandes ámbitos de la morfología. Los procesos de derivación van siempre antes de los
de flexión. Pero la derivación no es obligatoria, no todos los morfemas léxicos son
susceptibles de combinarse, por ejemplo de levantar se obtiene levantamiento pero de
saltar no se puede obtener saltamiento. En cambio la flexión si es obligatoria.
Por otro lado, en otras palabras como antimilitarizacionistas observamos que la
posibilidad de obtener palabras a partir de otras, mediante morfemas derivativos, es
potencialmente recursiva. La derivación se aplica a sus propios productos. militar >
militar iz (ar) > militar iz ación > anti militar iz ación > anti militar iz acion ista.
Debemos decir también que hay una diferencia en el comportamiento de unos
morfemas derivativos y otros. Hay algunos como –imiento, iz o –ación que imponen
una determinada categoría y otros como re y anti que no ejercen esa imposición,
mantienen la categoría. Por último, los morfemas flexivos solo se integraran al final de
la estructura, después de aplicar todos los morfemas derivativos.

3.2 Clasificación posicional de los morfemas


Desde la posición los morfemas se dividen en raíces o afijos. La raíz siempre está
ocupada por morfemas léxicos, así, aportan un contenido léxico de carácter específico
y pertenecen a una categoría léxica (sust., adj., verbo, adv.). Constituyen la base
conceptual a la que remiten los otros elementos de la palabra. Las posiciones afijales
son de los morfemas gramaticales (derivativos y flexivos). Tienen carácter
dependiente, se interpretan en relación con el elemento radical.
Hay varios tipos de afijos. Los que ocupan el primer lugar en la estructura son los
prefijos, los

que aparecen después los sufijos: antibelicistas anti (prefijo), ista y –as (sufijos). Los
sufijos
flexivos que en muchas lenguas van en ultimo o últimos lugares, siempre después de
sufijos
derivativos, suelen llamarse desinencias. Hay otros tipos más particulares: los infijos,
que se insertan dentro de la raíz, los circunfijos son morfemas discontinuos, una parte
aparece como prefijo y otra como sufijo, envolviendo a la raíz. En vej ec er por
ejemplo. Los transfijos son otro tipo de morfema discontinuo, típico de lenguas como
el árabe, en este tipo el afijo se engarza a la raíz, que también es discontinua. Hay
morfemas cuyos morfos se alteran fonéticamente, es el caso de foot, que en plural es
feet, el morfo /f__t/ inserta el morfo /oo/ para crear el singular y /ee/ para crear el
plural. Algunos morfólogos defienden la noción de morfema cero / /, cuando el
morfema se ve representado por un morfo que carece de realidad fónica. En el plural
español hay casos como las crisis . Pero esta noción está lejos de ser unánime.
3.3 Morfemas libres y ligados
Los morfemas pueden aparecer libres o ligados. Un morfema libre puede aparecer en
forma absoluta, esto es, carente de cualquier otra atadura, y por tanto constituir por sí
solo una palabra. Un morfema ligado, en cambio, puede aparecer solamente en
combinación con al menos otro morfema.

4. Formación de palabras: derivación, composición y flexión


En las lenguas más próximas y conocidas las palabras complejas o polimorfemáticas
son las constituidas por más de un morfema. Aspectos que determinan esta
complejidad estructural:
4.1 Derivación
Los morfemas derivativos son muy importantes: permiten mediante los procesos
afijales, la formación de un número infinito de palabras a partir de raíces y bases
léxicas. Toda lengua posee un conjunto finito de patrones de derivación, dando lugar
así a las familias de palabras.
Hay morfemas como –iz y –a en la palabra socializar que son curiosos. Es –iz la que da
el significado de verbo, y –a—es lo que suele denominarse vocal temática. Representa
la vocal inicial de la desinencia del infinitivo. Por lo cual es un morfema: / a
/={1ºCONJUGACIÓN}, tiene significado al fin y al cabo. Pero en otros análisis esto se
niega. En algunos casos, el mismo morfema puede ser léxico y derivativo: sociología y
sociolingüística.
Entre los morfemas existen jerarquías y órdenes que respetar, es el caso de
desglobalización:
El prefijo des puede combinarse con verbos (des concentrar, des estimar), con
sustantivos
(desorden, des ánimo, des naturalización, des estabilización), o con adjetivos (des leal,
descontento).
Los sufijos, en cambio, tienden a presentar una combinatoria más estricta: el sufijo
ción (que permite formar sustantivos) se une exclusivamente a verbos: mediar >
media ción, atomizar > atomiza ción, pero no con sustantivos (y por ello no existe
*globoción); el sufijo – iza se combina con adjetivos para formar verbos (y por ello es
posible la palabra global iza r, pero no *glob iza r); y el sufijo al se une a sustantivos
para formar adjetivos (y se puede formar glob al, pero no *globizar al). Así pues, la
derivación que da lugar a desglobalización parte de una raíz léxica nominal (el
sustantivo globo) y produce como resultado final otro sustantivo, pero el proceso
requiere el “paso” intermedio por otras categorías: [globo]S > [global]Adj >
[globalizar]V > [globalización]S > [desglobalización]S.
Esto indica que hay restricciones sistemáticas. En cierto modo puede decirse que la
morfología es la sintaxis de las palabras. Los sufijos, menos los apreciativos (libr ito),
dan categoría gramatical a la palabra, los prefijos solo cambian el significado.
Pero a pesar de todo, no todos los procesos derivativos son afijales, algunos se llevan a
cabo sin morfemas. Esto se denomina conversión.
4.2 Composición
La composición consiste en crear una palabra a partir de la combinación de morfemas
léxicos (con independencia de si estos puedan estar modificados por otros morfemas
afijos), las cuales mantienen en el resultado de este proceso el mismo significado que
muestran cunado aparecen no combinados.
4.3 Flexión
Los morfemas flexivos cierran la palabra. No cambian la categoría de la raíz o base,
pero si las muestran en distintas formas. Casi todos tienen que ver con la
determinación o con la concordancia. Expresan en su significado los valores de las
distintas categorías gramaticales, articulan nuestra visión lingüística del mundo.
Se distinguen dos categorías flexivas: las que actúan con elementos nominales y las
que actúan con verbos.
CATEGORÍAS FLEXIVAS NOMINALES

En el español por ejemplo presenta las categorías fundamentales de género y numero.


Hay lenguas en las que la categoría de género no existe. Y hay lenguas en las que hay
más de tres morfemas de género (masc., fem. y neutro) y más de dos de número. Otra
categoría relevante es la del caso. Expresa la función sintáctica de los elementos en la
oración.
En español se encuentra en los pronombres personales. En muchas lenguas también
en los adjetivos pueden aparecer morfemas de grado: comparativo y superlativo.
Higher highest.
CATEGORÍAS FLEXIVAS VERBALES

Son las de modo, tiempo, aspecto, diátesis y persona. Los de modo expresan las
distintas perspectivas del hablante, indicativo y subjuntivo por ejemplo. Los de tiempo
permiten que lo expresado mediante un verbo pueda ser colocado en algún punto del
devenir temporal, presente, pretérito y futuro. Los de aspecto representan las distintas
maneras en que se puede presentar o percibir algún acontecimiento: imperfectivo,
perfectivo. Los de Diátesis expresan los papeles que asumen los participantes en
relación con el acontecimiento expresado por el verbo: a ello responden las voces
activa, pasiva y media. Los de persona que participante es el sujeto de la acción que
acontece: 1ª persona, etc.

5. Procesos morfológicos
Con el término procesos morfológicos indicamos los tipos de modificaciones que los
morfos pueden sufrir, desde el punto de vista de su lineabilidad, cuando son usados en
la derivación y la flexión. Las lenguas presentan una amplia gama de estos procesos
pero pueden reducirse a algunos tipos fundamentales:
5.1 Adición y reduplicación
Los procesos de adición consisten en añadir material morfológico afijal al de la raíz.
Ángeles es el resultado de añadirle el morfo –es a ángel. Un proceso típico de adición
es la reduplicación o geminación, la repetición completa o parcial de la unidad a
modificar. En algunas lenguas, este proceso se manifiesta en una copia de la palabra
para intensificar la expresividad. Esta reduplicación actúa tanto en la derivación como
en la flexión.
Una manifestación muy productiva de la reduplicación la encontramos en los
“dobletes en m”, en los que una palabra va seguida de una copia suya en la que la –m
sustituye a la primera letra. Otro uso común es el de expresar atenuación o
disminución. También es común de las lenguas indoeuropeas la reduplicación de la
primera silaba.
5.2 Alternancia
Estos procesos no añaden ni quitan nada a los morfos, sino que modifican el material
vocálico o consonántico de tal morfo. Sing, sang, sung en inglés por ejemplo, o en
español: vuelovolamos. O consonántica en el inglés live life.
Un caso extremo de alternancia se llama supleción, que aparece cuando, por causa de
la historia de la lengua en cuestión, el morfo pasa a no tener nada que ver con el
primero fonológicamente, como pasa con el voy, vas, etc. del verbo ir.
5.3 Modulación
Se trata de la modificación de elementos suprasegmentales, como el acento y el tono:
ACENTO

Hay lenguas de acento fijo, en las que el acento es predecible, es el caso del francés,
siempre en la silaba final y lenguas de acento libre, cuyo acento ha de ser aprendido en
cada palabra, y resulta ser un instrumento para distinguir unas palabas de otras. El
español, el ruso, el inglés… son lenguas de acento libre.
TONO

Las lenguas que utilizan el tono para distinguir el significado de las palabras son
lenguas tonales. En europa hay pocas, un dialecto del italiano por ejemplo. Hay dos
tipos de tonos: de nivel y de contorno. Los primeros se asocian a niveles tonales: alto,
medio y bajo normalmente, y los segundos a un contorno tonal: contorno simple
ascendente o descendente, contorno complejo ascendente descendente y
descendente ascendente. El mandarín es un buen ejemplo de una lengua así.
5.4 Sandhi
Muchos de estos procesos se pueden complicar con la intervención de otro proceso
llamado Sandhi, el cual produce una erosión de los límites de los morfos. Si se produce
en una misma palabra se llama sandhi interno, si es en el límite de una palabra y otra,
será sandhi externo.

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