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Seguí estudiando.
El Tarot es un lenguaje vasto e inagotable. Los conocimientos no se acaban en este
curso. Leé, investigá, jugá con los arcanos, ponelos en un altar y miralos mucho. Probá
usando los cinco sentidos para incorporarlos: ¿Qué música te resuena con cada arcano?
¿Qué cuadros o fragmentos de pinturas te recuerdan a algún arcano del Tarot? ¿Cómo
sería tocar alguna de las energías de las cartas? ¿Qué aroma tienen las flores de La
Templanza? ¿Qué comidas te resuenan a cada una de las energías del Tarot?
Ejercitá la comunicación.
Podés pensar el Tarot como un nuevo idioma que estás aprendiendo: para leer el Tarot
hay que ejercitar la palabra. Las lecturas requieren traducir de manera sensible un
lenguaje sagrado y aprender a hablarles a los otros a través de la empatía. Para leer y
leerse, es preciso hacer muchas tiradas y comprender cómo funciona este nuevo lenguaje
que tiene su propia lógica y sus particularidades.
El aprendizaje es de a dos.
La sincronicidad que rige el universo va a lograr que, mediante la unión de consultante
y tarotista, ambos puedan aprender de una misma lectura. Es muy usual que quien se
acerca a consultar tenga una inquietud o consulta similar a quien está leyendo las cartas.
Los consultantes son espejos de procesos que estamos atravesando.
La información instantánea.
A diferencia de otras terapias esotéricas, el Tarot solo requiere que haya alguien a
quien leerle: puede ser otro o podés ser vos mismo. El Tarot habla siempre, no necesita
datos biográficos, fechas, ni números como se necesitan para calcular, por ejemplo, la
carta natal. No se trata de adivinar qué es lo que le está pasando a la otra persona. La
tenemos enfrente, podemos preguntarle: mientras más información tengamos, más
profundo y mejor podremos interpretar. Sentite libre de interactuar con el consultante,
preguntale cosas, leé sus expresiones, sus movimientos. Todo lo que dice y hace está lleno
de información que será rica para tu consulta.
Recurrí a la numerología.
Esta es la puerta de entrada más fácil a la lectura. A veces, las cartas te dejan mudo y
parecen difíciles de interpretar. En ese caso, simplificá. ¿La numerología avanza o
retrocede? ¿Se repiten grados de la primera y segunda decena? ¿Están todos los números
mezclados? Todas esas posibilidades tienen su propio significado. Empezar por ahí
siempre es una buena opción, aunque no la única, ni la que siempre tengas que tomar
como puntapié. Recordá: todas estas son herramientas de las que vas a elegir cuál vas a
usar según el caso que se te presente.
Las cartas de cada fila se deben leer de manera individual y, posteriormente, emitir un
mensaje en base a las tres cartas del conjunto. Por último, se da un mensaje general luego
de haber analizado pasado, presente y futuro, y se leerá el consejo de la décima carta.
La Cruz Celta
Luego de barajar y cortar 3 veces se unen las cartas y se efectúa la tirada como indica
el diagrama.
El significado según su posición es el siguiente:
1. El consultante, lo que está latente.
2. Lo que influye en la verdadera razón por la que hace la consulta.
3. Fundamento, algo que formó parte de su experiencia, pero que está en su
inconsciente.
4. Pasado del consultante, lo que está dejando atrás.
5. Esto es el momento actual, el presente.
6. Futuro más próximo.
7. La reacción del consultante, está muy ligada a la carta primera.
8. El entorno, las personas cercanas, las fuerzas exteriores.
9. Esperanzas e ideales, anhelos y miedos.
10. Resultado final.
Los Tres Sietes
Esta tirada es similar a la del tablero, predice el futuro y da una visión general del
presente. Se baraja y se corta, se unen y se sacan 21 cartas ubicándolas en el orden que
salen, formando 3 filas de 7 cartas cada una, colocándolas de izquierda a derecha. La
primera fila se refiere al pasado, la segunda al presente y la tercera al futuro debiéndose
leer en el sentido en que se colocaron las cartas.