La acción

directamente en la distribución de los

servicios urbanos básicos de la población de
colectiva frente a la alcaldía.

las desigualdades
en el acceso al
agua: el caso de Por lo anterior, en el presente trabajo se
pretende analizar las diferentes dimensiones
Iztapalapa. del conflicto por la desigualdad en el acceso
al agua en la alcaldía, las acciones
colectivas que han surgido en la comunidad

Resumen (de grupos clientelares o independientes)

para enfrentar estos retos y cómo tales
grupos inciden en la gestión del agua en
El agua es un recurso indispensable para el
términos de política pública y por lo tanto
metabolismo de las ciudades, sin embargo,
de distribución del servicio. Lo cual resulta
la acelerada expansión acentúa,
indispensable para caracterizar los
especialmente en las periferias, problemas
conflictos hídricos y las estrategias de
de acceso, distribución y calidad.
acción que surgen en contextos de
La alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de informalidad, que son los más vulnerables a
México ha presentado problemas históricos la problemática de desabasto del recurso.
y multidimensionales respecto al servicio de Esto a través de una revisión de la literatura
agua potable, los cuales tienen mayor que ha abordado esta problemática desde
relevancia en asentamientos irregulares y en distintas perspectivas.
los estratos socioeconómicos más
Se concluye con que hay una fuerte
vulnerables. Esta problemática se le
dependencia de las organizaciones sociales
atribuye principalmente a factores como la
que han surgido en asentamientos
alta densidad de población, la geografía, la
irregulares, hacia partidos políticos y
topografía, el déficit del caudal requerido,
esquemas clientelares que inevitablemente
las condiciones de informalidad de algunos
vulneran la participación democrática.
asentamientos, etc. Sin embargo, también
existen otros factores determinantes
relacionados con la gestión y la gobernanza
del recurso, donde participan diversos
actores de grupos políticos y de la sociedad 1. Introducción
civil, que, por lo general, se interrelacionan
bajo esquemas clientelares que inciden
En los países en vías desarrollo, el ínfimo
crecimiento económico de las áreas rurales
y la esperanza de acceder a mejores
condiciones de vida han propiciado el
acelerado crecimiento de las megalópolis
modernas. Los grandes ritmos
crecimiento demográfico y expansión
territorial que conllevan estos procesos de
urbanización han rebasado las capacidades
y facultades de las instituciones;
infraestructura urbana y los recursos
naturales disponibles para satisfacer las
demandas de la población.
Una de las principales problemáticas a las
que se enfrentan millones de habitantes en
las urbes con altas densidades de población
(en especial aquellas en países en vías de
desarrollo) es el desabasto en el suministro
de agua, principalmente aquellos en zonas
marginadas.
Históricamente, la Ciudad de México ha
estado inmersa en una difícil situación
respecto a problemáticas de escasez de
agua, inundaciones, contaminación
acuíferos, subsidencia y altos
asociados a la infraestructura necesaria
para lidiar con estas problemáticas, además,
la insostenibilidad económica
problemas de financiamiento han limitado
la capacidad del gobierno para satisfacer la
demanda de agua de las zonas que carecen
del servicio, eliminar las pérdidas por fugas
y para el tratamiento de las aguas
residuales. La gobernanza centralizada del
recurso también contribuye a estos
problemas debido a las instituciones que se
han creado para su gestión, cuyos intereses
y competencia administrativa se superponen
y compiten entre sí, creando un modelo de
gestión desequilibrado y desigual. Estos
enfoques no han resuelto los problemas de
escasez e inundaciones que afectan
de desproporcionadamente a los asentamientos
marginados en las zonas orientales de la
ciudad (Beane, 2015; Bernardino, 2017).
Como la mayoría de los países del mundo
la
en vías de desarrollo, en México los
asentamientos irregulares constituyen más
de la mitad de la urbanización (Connolly,
2012). La Zona Metropolitana del Valle de
México (ZMVM) es el perfecto ejemplo de
esto; debido al acelerado crecimiento de la
ciudad y su zona conurbada, la mayoría de
la producción del espacio en la última mitad
del siglo se ha llevado a cabo de forma
irregular (Beane, 2015). Desde tiempos
precolombinos las poblaciones locales de la
Ciudad de México se han segregado por
límites étnicos y económicos, así como
también por límites físicos demarcados por
el acceso a los recursos hídricos y la
de
propensión a inundaciones (Legoretta,
costos
2008). En consecuencia, los bordes
occidentales de la ciudad, que son menos
propensos a inundaciones y más cercanos a
y los
las fuentes de abastecimiento de agua, son
típicamente zonas donde habita la población
con más recursos que el resto de la ciudad.
Mientras tanto, al oriente, los colonos
“ilegales” se han asentado históricamente
en zonas propensas a inundaciones y donde
las deficiencias en los sistemas de
infraestructura hídrica son de especial
relevancia. Como muchos otros recursos, el
agua tiende a fluir en dirección al poder,
acumulándose en manos de unos cuantos
usuarios de sectores favorecidos. La
distribución desigual del agua se manifiesta
no solo en términos de pobreza, sino que
también constituye una grave amenaza para
la salud pública y la sostenibilidad
ambiental (Cremers et al., 2011).
Aunque el agua es un elemento importante
en las agendas políticas nacionales e
internacionales, los conflictos sobre el agua
que reciben más atención son aquellos entre
los pueblos indígenas y las grandes
industrias o las luchas contra la minería. Sin
embargo, existen otras luchas que las
comunidades urbanas libran para defender
su derecho al agua que apenas se conocen
(Cremers et al., 2011). A pesar de que el
derecho al agua ha sido reconocido por la
Constitución Política de las Estados Unidos
Mexicanos (CPEUM) como un derecho
humano, tal declaración deja mucho que
desear respecto a la realidad del acceso al
agua potable de todos los habitantes. De
acuerdo con el Censo de Población y
Vivienda 2020 del Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática
(INEGI), de las viviendas habitadas en la
Ciudad de México, alrededor de 30,000
viviendas carecen del servicio de agua
potable.
Una de las zonas más afectadas por esta
problemática es la alcaldía Iztapalapa, la
cual históricamente ha presentado
problemas de desabasto de agua. En un
estudio comparativo de la percepción del
servicio de agua potable entre alcaldías de
la Ciudad de México se encontró que
Iztapalapa es la alcaldía con peor
percepción del servicio, tanto en términos
de calidad del agua como del suministro,
además, las personas de sectores
socioeconómicos más desfavorecidos son
también los que sufren mayores grados de
vulneración en relación con el servicio
(González et al., 2016). En otro estudio, un
alto porcentaje de residentes de la alcaldía
reportó baja presión (59%), mala calidad
del agua (36%), cortes frecuentes del
servicio (52%) y consumo de agua
embotellada (91%). El que estas
deficiencias en el servicio ocurren a lo largo
de límites socioeconómicos definidos indica
que las poblaciones más afectadas también
son aquellas menos capaces de pagar costos
adicionales para obtener el recurso (por
medio de agua embotellada o pipas)
(Montes de Oca y Bateman, 2006).
En Iztapalapa, la dotación de servicios
básicos como el agua, el drenaje, la
electricidad y la vivienda ha estado
condicionada por una serie de esquemas
clientelares, en los cuales una serie de
organizaciones políticas han “encausado”
las necesidades de los sectores populares y
distribuyen servicios o recursos a cambio
de apoyo político principalmente -aunque
no exclusivamente- a través del voto. Sin
embargo, a finales de los años 60, una
serie de organizaciones civiles comenzó a
buscar autonomía en sus relaciones con el
estado, pero sin romper completamente
estos esquemas, dando así lugar a
movimientos más independientes que
lograron obtener beneficios para sus
comunidades de manera más democrática.
El objetivo del texto fue realizar una
revisión de la literatura sobre la
problemática multidimensional de la gestión
del suministro de agua potable en la alcaldía
Iztapalapa para posteriormente identificar
las principales acciones colectivas que se
han llevado a cabo para hacer frente al
desabasto de agua potable en la alcaldía y el
papel que desempeñan en la política pública
y en distribución del recurso,
principalmente en las zonas marginadas de
la alcaldía y que han surgido desde la
informalidad.
2.
Metodología
Para los fines del presente trabajo se analizó
la literatura existente sobre el tema de la
gestión hídrica en México y en Iztapalapa,
esto considerando elementos teóricos e
institucionales para delimitar el objeto de
estudio, así como sobre los conflictos por el
recurso y cómo estos han dado lugar a una
serie de organizaciones y acciones
colectivas de actores políticos y sociales
que han incidido en la distribución del
recurso entre la población de zonas
marginadas e irregulares.
La base teórica de esta investigación es que
los conflictos hídricos en el contexto urbano
generan acciones colectivas de diversos
actores sociales, algunas son tomadas en
cuenta y eventualmente se integran a la
agenda pública
(generalmente aquellas acciones regidas por
esquemas clientelares) y otras no (aquellas
que provienen de grupos independientes).
La revisión buscaba que la literatura tratara
sobre el tema de la gestión y los conflictos
por el agua potable desde diferentes
enfoques tanto en México como en
Iztapalapa de manera particular; esto
permitió comprender los factores que
originan el problema y las soluciones
llevadas a cabo por los diferentes grupos
políticos y sociales de la alcaldía para
mejorar la situación de desabasto.
3.
Las dimensiones
sociales del agua
3.1 El agua como derecho humano
A pesar de que, en teoría, el abastecimiento
de agua debe ser un servicio público que el
Estado debe suministrar obligatoriamente a
la población, en la realidad este abasto no se
cumple de manera satisfactoria por los
gobiernos de varios países. Debido a lo
anterior, en el año 2002 la ONU reconoció
como
derecho humano (aspiracional y progresivo)
el acceso al agua potable y saneamiento, en
la Observación No. 15 del Comité de
Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. Esta establece que el derecho
humano al agua involucra el derecho a
disponer de agua salubre, suficiente,
accesible y asequible para uso personal y
doméstico; dejando en claro que el
abastecimiento adecuado de agua salubre es
necesario para una vida digna y un alto
nivel de salud, además de ser un derecho
previo para la realización de otros derechos
humanos.
Las categorías fundamentales de este
derecho según la ONU (2002) son:
• Suministro: instalaciones hidráulicas
dentro de los hogares.
• Disponibilidad: abastecimiento
suficiente y continuo de mínimo
100 litros diarios.
• Sanidad: agua potable y de buena
calidad (sin microorganismos o
sustancias perjudiciales para la salud
humana).
• Asequibilidad: la posibilidad de
obtener agua sin comprometer la
capacidad para adquirir otros bienes
o servicios.
Esta Observación General delega una serie
de obligaciones a los Estados para que
garanticen que el derecho al agua sea
ejercido los más efectiva y racionalmente
posible. Estas obligaciones incluyen los
deberes de respetar, proteger y cumplir con
el derecho. Sin embargo, en el ámbito
jurídico el “derecho al agua” posee un
reconocimiento casi nulo, ya que, aunque
este derecho supuestamente pertenece a los
derechos económicos sociales y culturales,
este no está establecido de manera explícita
dentro del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, que es
el documento internacional más importante
para esa clase de derechos. Esto implica un
obstáculo para el cumplimiento del derecho
ya que no existen las condiciones jurídicas
necesarias para que este se incorpore dentro
de las constituciones y legislaciones
nacionales.
En este sentido, no existen en México los
indicadores o mediciones necesarios para
garantizar que los servicios públicos
cumplan con las características de la
Observación General No. 15. Además, no
sólo es importante el reconocimiento
explícito del derecho en términos de
legislación, sino también el que se creen
políticas públicas sólidas que posibiliten la
realización de este, solo así se exigiría a los
gobiernos el cumplimiento del derecho y su
incumplimiento implicaría acciones por
parte del Estado para realmente garantizar
el acceso al agua (Tello., L. 2006).
3.2 El agua como bien común
y el agua como mercancía
En México, la gestión del agua ha
experimentado transformaciones
significativas en las últimas décadas, con
debates y tensiones entre enfoques de
privatización y mercantilización, en
contraposición a modelos de gestión
comunitaria. En un contexto marcado por la
escasez de agua, se han implementado
iniciativas que buscan la participación del
sector privado en la gestión del agua. La
privatización implica la transferencia de la
responsabilidad de los servicios hídricos a
empresas privadas, con la idea de “mejorar
la eficiencia y la inversión en
infraestructura”. No obstante, este enfoque
ha sido objeto de críticas debido a
preocupaciones sobre el acceso equitativo,
la transparencia y el control democrático
sobre un recurso tan vital como es el agua.
En teoría, es obligación del estado el prestar
servicios públicos urbanos a la población.
El desempeño de estos servicios
(producción, distribución y consumo)
depende de actores internos y externos a los
gobiernos (sector privado, sociedad civil,
etc.). Tradicionalmente estas funciones eran
de competencia exclusivamente
gubernamental, pero en las últimas décadas
(90s) se han involucrado a otros actores en
un proceso de mercantilización. Bajo esta
modalidad, el servicio pasa de ser un
derecho garantizado y vigilado por el
estado, y exigible por parte del ciudadano, a
ser una mercancía o bien privado que se
adquiere a través de una operación de
compraventa. En la medida en que la
provisión de bienes (originalmente)
públicos se gestiona siguiendo la lógica del
rendimiento económico a producir –con o
sin la intervención de empresas privadas-
estos se distribuirán de manera cada vez
más desigual, porque tienden a concentrarse
(en calidad, cantidad y localización) en los
grupos y lugares donde se opera con
mayores márgenes de rendimiento (Flores y
Caracheo, 2021).
Por otro lado, la gestión comunitaria del
agua se basa en la idea de que las
comunidades locales tienen un
conocimiento arraigado de sus necesidades
y recursos. Este modelo favorece la
participación directa de la comunidad en la
toma de decisiones y la administración de
los recursos hídricos. Se argumenta que esta
perspectiva promueve la sostenibilidad a
largo plazo, la equidad y la preservación de
los intereses locales.
Los bienes comunes se definen como
aquellos que son propiedad de todos y cada
uno al mismo tiempo, compartidos dentro
de una comunidad que se identifica por su
relación con estos bienes. A diferencia de
los bienes públicos y privados, que están
bajo el control del Estado o de individuos,
respectivamente (Belotti, 2014).
El dilema asociado a los bienes comunes, y
que justifica la propuesta de cambiar su
régimen a propiedad privada o control del
gobierno central, se relaciona con la
metáfora de "la tragedia de los comunes" de
Hardin. Este argumenta que los bienes
comunes son más susceptibles a la
sobreexplotación debido a su acceso abierto
a todos. Sin embargo, esta perspectiva
confunde los recursos de propiedad común,
que pueden ser gestionados, regulados y
protegidos colectiva o comunitariamente,
con aquellos de acceso abierto, donde no
hay derechos de propiedad (Berkes y Folke,
1989)
En el caso de países como México, la
escasez de agua puede atribuirse en parte a
la falta de regímenes efectivos de gestión
grupal necesarios para garantizar el uso
sustentable del recurso a lo largo del
tiempo. Esta carencia de regímenes de
gestión grupal se atribuye a las fuerzas de la
economía de libre mercado que han
erosionado la propiedad comunal (Rieser,
1997).
Se ha señalado que los grupos comunitarios
tienen mayores incentivos para relacionarse
con los recursos ambientales cuando la
gestión se realiza desde la base y no es
impuesta externamente (Berkes y Folke,
1989). Elinor Ostrom, una destacada figura
en la teoría moderna de los bienes comunes,
destaca que las políticas de centralización,
control y regulación de los recursos
naturales, ya sea por parte del Estado o de
sistemas de empresas privadas, obstaculizan
la evolución de instituciones para una
acción verdaderamente colectiva.
diferentes escalas, complicando así el
servicio de abastecimiento de agua a nivel
local. Los acuerdos institucionales relativos
a la gestión del agua están caracterizados
por límites difusos entre autoridades
federales, estatales y locales, y estos se
relacionan en parte a los intentos de
descentralización política que experimentó
México desde finales de los años 80.

Este debate refleja las tensiones entre Existen en México dos leyes federales
enfoques centrados en el mercado y los que relacionadas con el agua: La Ley de Aguas
abogan por la gestión comunitaria. La Nacionales (LAN) de 1992 y la Ley Federal
privatización y mercantilización buscan del Mar de 1985, además de dos
eficiencia económica, pero generan ordenamientos federales: el Código Civil
preocupaciones sobre la equidad y la Federal (1928) y la Ley Federal del
participación ciudadana. Por otro lado, la Equilibrio Ecológico y Protección al
gestión comunitaria destaca la importancia Ambiente (LGEEPA)(1988). La LAN de
de la autonomía local y la preservación de 1992 busca “fortalecer la concesión de los
los recursos naturales, aunque puede derechos de uso y favorecer la
enfrentar desafíos en términos de recursos y administración privada del agua”. El
capacidad administrativa. En última instrumento rector de política hídrica en la
instancia, encontrar un equilibrio que Ciudad de México es el Programa de
garantice la sostenibilidad, el acceso Gestión Integral de los Recursos Hídricos
equitativo y la participación ciudadana (PGIRH), este tiene como prioridades la
sigue siendo el desafío clave para la gestión ampliación y modernización de la
del agua en México. infraestructura con la finalidad de
incrementar la calidad del agua y ampliar su
cobertura actual (Juárez, 2016).

4. El conflicto hídrico en el En 1989 se detonaron una serie de procesos

que propiciaron la mercantilización del
escenario normativo
agua cuando Carlos Salinas de Gortari creó
nacional y local. la Comisión Nacional del Agua (CNA)
4.1 La normativa a nivel federal como organismo descentralizado
responsable de las obras hidráulicas y la
En el gobierno mexicano, las instancias
administración de las aguas nacionales. A
encargadas de la gestión hídrica
partir de la creación de este organismo, en
generalmente operan traslapando
la ciudad se tomaron una serie de acciones
responsabilidades entre administraciones a
para la incorporación de empresas privadas
en la gestión del recurso, se actualizó la
lista de usuarios, se instalaron medidores y
se trazó la de red de tuberías; para después
aplicar nuevas formas de cobro, además del
mantenimiento y rehabilitación de la red de
abastecimiento (Pablos, 2002).
En el año 2003 el Sistema de Aguas de la
Ciudad de México (SACMEX) inicia
operaciones en la ciudad, este organismo es
el encargado de llevar a cabo la gestión del
agua y tiene como objetivos el prestar
servicios públicos de agua potable, drenaje,
alcantarillado y el tratamiento de aguas
residuales, además de la explotación y
aprovechamiento sustentable del agua.
Debe garantizar esos servicios a toda la
población y se ocupa de las redes primarias.
Conforme a la Ley Orgánica del Distrito
Federal de 1970, debe trabajar
colaboración con las 16 alcaldías, a través
de las oficinas de agua potable
saneamiento, las cuales deben operar las
redes secundarias de agua y alcantarillado,
las tomas de agua y de descarga residual.
No obstante, Sacmex tiene muchas fallas en
el abastecimiento del recurso que se pueden
atribuir en gran parte a la gobernanza, la
cual no se ha complementado con los
cambios institucionales necesarios, a la falta
de información para tomar decisiones y a la
falta de coordinación con las alcaldías, que
comparten la responsabilidad de distribuir
el agua a las viviendas (Gómez et al., 2013;
Montero, 2020).
La noción del derecho humano al agua fue
incorporada ambiguamente en la legislación
mexicana en el año 2012 en el artículo
cuarto constitucional, el cual establece que
el Estado debe garantizar una ley que defina
las bases para el acceso y uso sustentable
del agua (DOF, 2012). En 2013 fue
elaborada una iniciativa ciudadana de Ley
General de Aguas con la participación de
investigadores, organizaciones y pueblos
originarios que la presentaron a revisión.
Sin embargo, en 2015 la Comisión Nacional
del Agua (hoy CONAGUA) presentó una
iniciativa en la que solo participaron cuatro
diputados los cuales la sometieron a una
dictaminación inmediata (Burns, 2015;
Juárez, 2016)
En 2014 el gobierno de la Ciudad de
México presentó la iniciativa de Ley de
Aguas y Sustentabilidad Hídrica, sin que
esta se sometiera a una revisión pública.
Esta serie de instrumentos y acciones
en
implementadas por el gobierno han
propiciado una reducción del derecho
y
humano al agua al entregar mayores
volúmenes a entidades con mayor
capacidad de pago, además de que no
existen los mecanismos para garantizar la
sanidad del agua y se permite la descarga de
contaminantes industriales a los drenajes
locales (Burns, 2015; Juárez, 2016).
Grupos de académicos y de la sociedad civil
consideran que la Ley General de Aguas
tiene un carácter privatizador y exigen que
se debe establecer el derecho de abasto de
agua a las comunidades, antes que permitir
su explotación y comercialización por parte
de empresas del sector privado. Además,
con esta ley el SACMEX tiene la facultad
de otorgar concesiones a empresas externas
y trasnacionales. En la ciudad existen cuatro
empresas privadas que se hacen cargo de la
facturación del servicio y de la
comercialización (Juárez, 2016). La alianza
de burócratas en los mercados del agua ha
promovido la idea de que el precio del
recurso incentiva el uso eficiente en
cualquier escenario geográfico (Trawick,
2003). Opositores al ambientalismo de
mercado exigen que el suministro de agua
sea reconocido en el ámbito del derecho
humano, con una responsabilidad de los
Estados a proporcionar agua para todos, en
oposición al dominio del sector privado.
(Juárez, 2016).
4.2 El suministro de agua en
Iztapalapa
El suministro de agua se entiende como el
servicio público que provee agua potable a
los habitantes de un territorio. Este servicio
es imprescindible para la salud pública y, en
consecuencia, para el desarrollo humano.
La Ciudad de México es en sí misma un
complejo mosaico de construcciones
sociales, donde se cruzan la política y el
poder con la calidad de vida de la
población. El modelo de gestión hídrica de
la ciudad es insostenible ya que está basado
en la dependencia de fuentes externas
(Cutzamala y Lerma) y el aprovechamiento
intensivo de sus acuíferos
(pozos de extracción) (Cayuela, 2023).
Son varios los factores que afectan el
suministro de agua; el traerla de otros
lugares implica altas inversiones en
infraestructura, conflictos sociales
y ecológicos. Otra arista del problema es
aquella que se deriva del hecho de que en la
Ciudad de México se tiene registro de
pérdidas del recurso de al menos el 40% en
la red de distribución, ello como resultado
del mal estado y poco
mantenimiento a la infraestructura (García,
2021).
La distribución de agua no es homogénea en
la ciudad, cada año la zona oriente atraviesa
por problemas de escasez de agua, sobre
todo en periodos de estiaje, la causa es la
distancia y ubicación de las fuentes de
abastecimiento (Lerma- Cutzamala
que le suministran alrededor de un 20%),
pues al atravesar la ciudad e ir repartiendo el
agua, esta llega a la zona con poca presión,
sobre todo en las zonas altas como los cerros
(Aguirre, 2009).
Situamos la discusión del desabasto del
recurso en un contexto donde predomina la
urbanización precaria en términos no sólo
de incumplir con los procedimientos de ley
para establecerse y habitar un lugar
determinado, sino porque estando vinculado
a la “funcionalidad cotidiana” de lo urbano,
no ofrece las condiciones mínimas
aceptables definidas en esas mismas leyes.
Son procesos que inician con la ocupación
del suelo (sin servicios) y continúan, por
largos períodos, en procesos simultáneos de
consolidación de la vivienda y gestión
(conflictiva) de los servicios urbanos
(Flores y Caracheo, 2021).
La alcaldía Iztapalapa es una de las tantas
zonas de la ciudad que presenta este tipo de
asentamientos, ya que gran parte de la
producción del espacio se ha llevado a cabo
de manera irregular. Además, es la más
poblada (aprox. 2,000,000 hab) y densa de
la ciudad (16,152 hab/km2), además, es el
lugar donde se asienta parte de la población
más pobre de la ciudad. (El salario
promedio mensual en el segundo trimestre
de 2023 fue de
$4.6k).1
1 uso no es seguro para la salud pública
https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/pr
ofile/geo/iztapalapa#:~:text=El%20salario%20pro
Ilustración 1. Ubicación de la alcaldía Iztapalapa.
Fuente:
Prontuario de información geográfica delegacional
Iztapalapa. (INEGI, 2009)
Como se mencionó anteriormente, entre las
causas de escasez de agua en esta
delegación está la distancia a las fuentes de
abastecimiento de la ciudad; a este déficit
en el suministro hay que restarle las
pérdidas de 4 mil fugas al año en esta zona
(Molina, 2005). Las fugas se atribuyen a las
malas conexiones de tomas domiciliarias, a
que las redes son viejas y a los
hundimientos del suelo que causan fracturas
en estas. Además, hay un déficit de tanques
de almacenamiento y plantas de bombeo
que alimenten a la red primaria. Una de las
fuentes de suministro de la delegación son
los pozos, que se ubican en las zonas centro
y poniente. El
medio%20mensual%20en,anterior%20(%244.76k
%20MX).
problema con estos es la mala calidad del
agua que contienen, ya que esta revuelta
con minerales que provocan turbidez y cuyo
(Aguirre, 2009).
Por la escasez y la mala calidad del agua las
familias en Iztapalapa gastan hasta 100
pesos en promedio a la semana, esto es 800
por bimestre para tener agua para beber,
cocinar, bañarse y aseo de la casa y
propinas para los “piperos” públicos y
privados. En las zonas residenciales de la
Ciudad una familia de cuatro integrantes
pagaba por bimestre menos de 200 pesos
con un suministro cotidiano y abundante las
24 horas del día. Las colonias enclavadas en
la sierra de Santa Catarina, Lomas de la
Estancia, Miguel de la Madrid Hurtado, El
Belveder, San Miguel Teotongo,
Tanque Jaltepec, Consejo Agrarista, Puente
Blanco, Lomas de San Lorenzo, El Molino,
Valle San Lorenzo y José López Portillo,
son las más afectadas en este sentido, en
promedio, estas registran un déficit
cotidiano de 2000 l/s, que afecta a más de
medio millón de personas, es decir casi un
tercio de la población de Iztapalapa. En
estas llamadas zonas de “tandeo” reciben
agua uno o dos días a la semana en horas
determinadas y hay registros de la falta del
líquido hasta por tres meses consecutivos.2
Es importante resaltar que
las características demográficas, urbanas y
físicas de Iztapalapa determinan diferencias
territoriales en la Delegación, las cuales
inciden directamente en las desigualdades
que se presentan con respecto a la calidad de
vida de la gente (Landaverde, 2004). Las
vivencias cotidianas de acceso al agua son el
resultado de una gestión del servicio que no
es consciente de la realidad de las zonas con
alto rezago social. Las soluciones temporales
como el tandeo que datan de hace más de 30
años sitúan a estos grupos sociales en una
crisis que no ha mejorado desde entonces,
mientras que en la ciudad central las
condiciones son otras; entre mayores son los
ingresos se vislumbra una mejor calidad del
servicio asociado con mejores condiciones
de infraestructura que posibilitan
la generación de actividades productivas más
rentables (Flores y Caracheo, 2021).
2
Cuando se abordan temas relacionados con
la operación de los servicios públicos, es
necesario analizar las relaciones que se
establecen entre los diferentes actores
involucrados en la prestación de estos, así
como de los mecanismos de gestión que se
utilizan para suministrarlos a la población,
ya que a través de su estudio puede ser
posible explicar las razones por las que la
población enfrenta la distribución desigual
de muchos recursos (Landaverde, 2004).
A principios de los años 1980 hubo una
explosión de organizaciones sociales
urbanas en Iztapalapa, que respondió a los
recortes presupuestarios que limitaban la
financiación de los servicios básicos en las
colonias populares. Sucesivamente,
movimientos como la Coordinadora
Nacional de Movimientos Urbanos
Populares (CONAMUP) coordinó
movimientos locales que hicieron demandas
al Partido Revolucionario
Institucional (PRI)sobre las necesidades de
la comunidad. A partir de la década de 1980
varios acontecimientos aceleraron la
creación de paradigmas políticos cada vez
más pluralistas y alejados del clientelismo
tradicional. Cuando se crea el Partido de la
Revolución Democrática (PRD) en 1989,
este se convierte en una fuerza política

https://catedraunescodh.unam.mx/catedra/cated
central en muchas zonas marginadas del
ra/images/stories/VIIIencuentro/SilviaGonzalez.p oriente, incluida Iztapalapa. Diferentes
df
organizaciones sociales emergentes
5.
El clientelismo político y la empezaron a aliarse con este partido
político de alineación de “izquierda” para
acción colectiva en la
obtener beneficios mutuos (Beane, 2015).
prestación del servicio de
5.1 Frente Popular Francisco Villa
agua.
Desde la década del 80, una de las
organizaciones sociales más importante en
Iztapalapa es el Frente Popular Francisco
Villa (FPFV), que adopta una ideología
Marxista-Leninista y mantienen lazos
cercanos con el PRD. El FPFV se fundo en
1983 y desde sus inicios promovía una
estrategia de reclamar terrenos abandonados
en las afueras de la ciudad, además de
proveer de vivienda a sus miembros. La
ideología política del FPFV siempre ha sido
intrínseca a la organización, pero el grupo
se volvió explícitamente político en 1997,
cuando explícitamente se aliaron al PRD, lo
que exacerbó las divisiones dentro de la
organización y rápidamente llevó a la
fractura. Una facción, de particular
relevancia aquí debido a su influencia
política local en partes de la Sierra de Santa
Catarina, es el Frente Popular Francisco
Villa Independientes (FPFVI), una rama que
interactúa con las comunidades locales para
asegurar servicios para sus miembros, pero
no mantiene ninguna afiliación con ningún
partido local. La función básica, sin
embargo, sigue siendo consistente en todos
los grupos; a cambio de participar en
protestas y marchas, los miembros del
partido reciben beneficios, sobre todo
acceso a la propiedad y a la vivienda.
Cuando las organizaciones son
explícitamente políticas, como lo es la
FPFV (con excepción de la facción
"independiente"), los miembros deben votar
por el partido político afiliado (Guerra,
2013).
5.2 Yugelito
El caso de Yuguelito, en el sureste de
Iztapalapa, es otro de los ejemplos de
modelos clientelistas de provisión de
servicios y del papel que juega el agua en
las movilizaciones de ciertas comunidades
marginadas. Yuguelito es una de las
organizaciones sociales más recientes
fundadas en Iztapalapa. Alberga a alrededor
de 5,000 personas en una extensión de
20,000 metros cuadrados. Antes de su
establecimiento, el lugar se utilizaba como
tiradero de basura, lo que permitió su
expansión sin restricciones (aunque ilegal).
Actualmente, la facción Rubén Jaramillo
del FPFVI supervisa la administración de la
comunidad. Inicialmente, el asentamiento
abarcaba un área más grande, establecida
por un grupo unido de la FPFVI. Sin
embargo, se produjo una división política
entre Yuguelito y una facción vecina del
FPFVI, que ahora ocupa un espacio un poco
más grande en un terreno adyacente. Estas
dos facciones ocasionalmente tienen
conflictos, pero sus líderes mantienen una
relación cordial. Esta asociación amistosa
es, en parte, resultado de la necesidad y la
conveniencia política. La demanda de una
infraestructura hídrica común ha sido lo
suficientemente importante como para
impulsar a las dos facciones a establecer un
acuerdo de colaboración para la
construcción y gestión de tuberías de agua
compartidas (Beane, 2015).
A diferencia de otros asentamientos
politizados, los residentes de Yuguelito no
están obligados a votar por algún candidato
político en específico. Sin embargo, se retroactivamente títulos de propiedad con la
espera que participen en protestas como delegación.
marchas o huelgas, que contribuyan
Estos fenómenos implican que la entrega de
financieramente a la infraestructura esencial
servicios básicos, como el suministro de
y participen en la gobernanza comunitaria.
agua, esté vinculada a relaciones políticas y
La comunidad es gestionada por tres
lealtades partidarias, en las cuales los
comités ciudadanos, cada uno compuesto
representantes de las organizaciones
por veinte residentes locales elegidos cada
sociales movilizan votos para poder obtener
seis meses, encargados de la seguridad
servicios de parte de líderes políticos, en
local, la salud comunitaria y asuntos de
lugar de basarse en obtener estos derechos
prensa. Los coordinadores de bloque
como ciudadanos o a partir de las
recaudan pagos regulares de los ciudadanos,
necesidades de la comunidad. En este
cubriendo los costos de los guardias de
contexto, el clientelismo puede llevar a una
seguridad que patrullan el asentamiento y
distribución desigual del recurso,
supervisan las entradas principales, así
beneficiando a ciertos grupos o individuos
como las tarifas de agua. Las familias de la
afines al partido en el poder, mientras que
zona suelen dar una “propina” de alrededor
otros pueden enfrentar dificultades en el
de 80 pesos directamente a los piperos que
acceso al agua potable. Este tipo de
les abastecen agua. Además, hacen un pago
prácticas tiene impactos negativos en la
inicial de $500 pesos y se espera que
equidad y eficiencia de la prestación de
contribuyan a proyectos infraestructurales
servicios esenciales.
como drenaje, muros, electricidad y
honorarios legales a medida que surgen. A
cambio de su participación, los residentes
reciben títulos de propiedad de sus terrenos 6.
una vez que la parcela se regulariza Conclusiones
mediante negociaciones legales entre La gestión hidráulica del gobierno de la
abogados de la comunidad y funcionarios delegación Iztapalapa amortigua la
gubernamentales (Beane, 2015). distribución desigual del agua, pero no la
resuelve; las estrategias implementadas
consisten en el suministro por medio de
Cuando el gobierno local no es receptivo a
tandeos y abastecimiento mediante pipas
las demandas de la comunidad, las
para que algunos sectores tengan agua,
organizaciones se unen a grupos para
aunque sea una vez por semana. Sin
protestar por los servicios básicos, la
embargo, la problemática no se resuelve, ya
organización inicia invasiones de tierras,
que hay sectores de la población que tienen
asegura servicios públicos y subsidios de
agua las veinticuatro horas del día y
vivienda, además de negociar
sectores que la tienen sólo una vez por
semana. En parte, esta situación se debe a plazo para la escasez mientras sacrifica la
que la desarticulación de una política salud a largo plazo del sistema, la política
hidráulica y la escasez del recurso propician clientelista local plantea tantos problemas
esquemas clientelares en las acciones que el nuevos a largo plazo como los que resuelve.
gobierno local define para enfrentar el
En teoría, al menos, la crisis del agua en la
abastecimiento de agua (Landaverde, 2004).
Ciudad de México representa una
Además, los procesos en la política hídrica
oportunidad para una acción colectiva que
gravitan hacia una privatización de agua
puede mejorar las condiciones urbanas de
para ampliar la cobertura del suministro,
los sectores urbanos más vulnerables. En la
como consecuencia aumentarían las tarifas
práctica, el liderazgo político ha sido tibio,
de agua dejando aún en desventaja a estas
y renuente a invertir el capital humano y
zonas, que, por lo regular, son los sectores
financiero necesario para una reforma
más pobres.
integral del sistema. La pregunta es cómo,
En Iztapalapa, una larga tradición de sin un liderazgo político comprometido, los
política clientelista crea un conjunto de actores locales pueden aprovechar los
intereses que solo se pueden describir recursos existentes para mejorar la agenda
parcialmente mediante el sistema político hídrica de la alcaldía.
formal de la delegación. Las interacciones
Se requiere una mejor coordinación entre
entre el gobierno y los grupos sociales, así
alcaldía y el SACMEX, pues la alcaldía no
como entre las prácticas informales, son
cuenta con atribuciones que le permitan
conflictivas. En un sentido, las
tener una mayor participación en la creación
organizaciones sociales carecen de
de política pública, así como en la
transparencia y adoptan tácticas políticas
operación y supervisión de las redes que le
coercitivas y autoritarias. Sin embargo,
permitan elevar el abastecimiento. Esta
frente a la indiferencia del estado hacia las
relación directa con la instancia encargada
necesidades de los sectores urbanos más
de proveer el servicio de agua podría
vulnerables, estas organizaciones han
mejorar la situación de la dotación de
demostrado su capacidad para obtener
servicios básicos para que esta no
derechos básicos como agua, saneamiento,
necesariamente tuviera que depender de
vivienda, transporte, etc. La existencia de
esquemas clientelares que transgreden la
tales grupos puede entenderse entonces
expresión democrática de las comunidades.
como un arma de doble filo, necesaria para
satisfacer necesidades a corto plazo, pero
perjudicial para las perspectivas a largo
plazo de la democracia ciudadana, lo que se BIBLIOGRAFÍA
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