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La Guajira, y su déficit de acceso al derecho al agua.

El departamento de la Guajira está situado en la punta extrema norte del territorio


nacional, colinda al norte con el mar caribe, al oriente con el golfo de Venezuela, por el
sur con los montes de Oca y las ultimas estribaciones de la Sierra Nevada de Santa
Marta1, en primer lugar, esta información permite identificar la estrecha relación de la
geografía con las actividades y posterior organización de las comunidades que habitaban
esta zona de Colombia. El reconocimiento de la distribución espacial permite también
afirmar que desde inicios de los tiempos en este lugar la población que allí se habitaba
iba a tener una relación entre el comercio y sus salidas próximas del territorio, lo cual
permitía hacer una afirmación que diría que la zona seria prospera y abundante.

De acuerdo con lo anterior también, se reconoce que generalmente el actuar de las


comunidades que se agrupan crean modelos a seguir propios de instituciones de
familias, gobierno, costumbres, idiomas, actividades económicas que son transmitidas
de generación en generación, las cuales también resultan persistentes a lo largo del
tiempo, y por supuesto la Guajira no era ajena a este esquema de desarrollo territorial.
Ya que atenderían a trabajar por las necesidades básicas de su población como lo son:
Alimentación, vestuario, vivienda, formas de gobierno, religión, educación y
comunicación.

A partir de esto, el desarrollo de vida de las comunidades que participan dentro del
territorio de la Guajira está estrechamente relacionada con la condición geográfica, la
disposición de sus recursos naturales (recursos minerales, forestales y del suelo), su
hidrografía y su cultura.

Pero de cierto modo y a través del tiempo la región ha experimentado cambios en los
modelos en los cuales se desenvuelven dentro del país debilitando su esquema de
desarrollo territorial y la forma en que se enfrentan a sus necesidades como región frente

1Gómez Orduz alfonso.1970. Ensayo sobre la Micro-area geo-cultural Guajira, artículo del boletín de la
Sociedad Geográfica de Colombia Vol. XXVII, No 101.
a escenarios que influyen en la economía, política, y el desarrollo como sociedad.
Ejemplo de estos se tienen como referencia el conflicto armado, el aumento del
contrabando, la falta de oportunidades de educación y emprendimiento, la falta de
garantías de los sistemas básicos de agua potable, alcantarillado y energía eléctrica,
falta de construcción de centros de salud y la desnutrición en niños menores de cinco
años, lo cual ha transformado a la sociedad guajira mediante un impacto social mundial
en donde se les ha categorizado como en estado de crisis humanitaria con alto nivel de
gravedad por parte de los entes territoriales.

En principio la presencia de grupos armados ha hecho que se debilite de forma sustancial


las practicas económicas, sociales y culturales de las comunidades indígenas y no
indígenas presentes allí, mediante la imposición de formas de vida distintas a las
ancestrales, se incorporan el secuestro, la mafia del contrabando, el paso de armas,
drogas, etc., se incrementa también, el desplazamiento de la población dando paso a
situaciones como el hacinamiento, el cual les deteriora y vulnera constantemente los
derechos fundamentales, generando así más pobreza y fractura a su esquema social y
tradicional.

Un factor importante para mencionar sobre las dinámicas de los grupos armados en La
Guajira es el hecho de que el departamento sea fronterizo, y esto dificulta la vigilancia
del amplio límite con Venezuela, facilitando las actividades ilegales (Fundación ideas
para la paz, 2013).

Los casos de secuestro también están concentrados en los municipios del departamento
de La Guajira con presencia de bandas criminales, repertorio que estaría relacionado a
actividades extorsivas. En 2012, el número de secuestros se habría duplicado frente al
promedio de los últimos seis años (Fundación ideas para la paz, 2013).

Otro indicador que muestra la delincuencia en La Guajira es que los casos de extorsión
aumentaron de 20 en 2011 a 98 en 2012, siendo Riohacha y Maicao los municipios con
más casos, pero esto puede ser consecuencia posiblemente de un incremento en el
número de denuncias presentadas.
La presencia de multinacionales carboneras también ha sido un gran foco de
establecimiento de problemáticas sociales dentro del territorio guajiro, compañías como
Cerrejón encargada de la extracción de carbón, han generado la sequía de fuentes
hídricas, problemas de salud y deterioro en sus formas de vida. Es así como el
extractivismo también hace parte de las problemáticas que llega a padecer las
comunidades de La Guajira frente a la gestión de los recursos naturales, la forma
inequitativa en que se distribuyen las ganancias de estas actividades y la poca inversión
que se percibe en los pueblos directamente implicados de actividades mineras.

Esta intervención antropogénica como es la minería resulta un elemento significativo en


la evolución de los sistemas hídricos y propician cambios profundos en cortos períodos
de tiempo. La alteración de los cursos fluviales, así como las variaciones en los aportes
fluviales de agua, sedimentos y nutrientes, son algunos de los cambios introducidos por
las actividades humanas que tienen repercusiones sobre las fuentes hídricas
(Vörösmarty y Sahagian, 2000; Wolanski y Spagnol, 2000). El deterioro de la dinámica
natural en los sistemas de agua lóticos además de graves impactos naturales causa
conflictos socioeconómicos ligados al detrimento de los sistemas naturales, de sus
funciones ecológicas y la disminución de los bienes naturales de los que hacen uso las
poblaciones. Así, el aumento en la producción de sedimentos al interior de las cuencas
debido a la deforestación, la adecuación de terrenos para actividades agropecuarias, la
extracción minera e industrialización, se reflejan en procesos acelerados de degradación,
disminución y desaparición de los sistemas hídrico (CENSAT AGUA VIVA, 2015).

Después de más de 30 años de minería en su territorio, La Guajira hoy es determinada


como una región minera de base exportadora, donde el extractivismo minero proyecta
su actividad a otras tres décadas más. Esta situación lleva al departamento a albergar
fuertes conflictos sociales y ambientales. Su economía ahora depende principalmente de
la minería, seguido del comercio, el turismo, y en menor medida de la ganadería, el
pastoreo y la agricultura. Además, La Guajira es ahora también una de las regiones del
mundo con mayores condiciones de desigualdad, esto sucede también en otros países
altamente desiguales, donde su base económica se viene consolidando desde la
actividad extractiva de sus fuentes naturales no renovables (Gobernación de La Guajira,
2012). Así que es notorio el desajuste económico y social que vive actualmente La
Guajira, donde el sector minero intensivo en capital convive con un entorno social y
económico empobrecido. “Los contrastes sociales y económicos determinados por la
existencia de un sector moderno industrial y un entorno empobrecido se encuentran
cimentados en la existencia de un “enclave minero” que demuestra que la inversión y el
crecimiento por sí solos no siempre resultan significativos como generadores de
bienestar colectivo” (Weildler y Arismendi, 2011).

Por otro lado, también es posible identificar la falta de compromiso por parte del Estado
a la garantía de los derechos del pueblo guajiro, teniendo en cuenta que la ejecución de
presupuestos para suplir las necesidades de la comunidad no se lleva a cabo o se
quedan en manos de unos pocos, previstos como hechos de corrupción a lo largo y
ancho del departamento. La Guajira a través del tiempo ha sido señalado y cuestionado
por la inadecuada distribución de los recursos para la proyección del desarrollo regional,
lo cual ha generado inestabilidad socioeconómica en la calidad de vida de los habitantes
(Alvarez, Cala, Guzman, & Monsalve, 2018).

Esta inestabilidad ha sido provocada por los diversos delitos contables generados en la
administración jerárquica que ha sido creada por los gobernantes del departamento,
estos mismos son quienes han estado dirigiendo durante los últimos años. Siendo ésta,
el principal motivo del desvío de riqueza de la población; además de promoverlos delitos
de cohecho por dar u ofrecer, corrupción al elector, fraude procesal y falsedad en
documento privado (Alvarez, Cala, Guzman, & Monsalve, 2018).

Aunque el diagnostico de las diferentes problemáticas del departamento de La Guajira


es bastante amplio, para efectos del presente documento se quiso ampliar sobre la
conflictividad ambiental que genera la no disposición de agua potable para los habitantes,
ya que de esta se derivan otros factores que afectan a la salud, la seguridad alimentaria
y el saneamiento básico.
La Guajira en los últimos años ha tenido que afrontar crisis de sequía como los
renombrados en los años 2014 y 20152, Según un estudio de la Universidad Nacional
(IVON LIZETH RODRÍGUEZ TORRES, 2017), existen dos falencias principales para las
cuales el derecho al agua ha sido violentado constantemente en La Guajira, el primero
corresponde a la falta de seguimiento y continuidad de los proyectos que se han
planteado en la región y el segundo a la ausencia de participación de los sectores
sociales y populares en la construcción de dichas políticas, lo cual ha generado
consecuencias sociales negativas.

Si bien es cierto que la región del país donde se encuentra ubicado el departamento de
La Guajira, corresponde a una zona seca y desértica, y constituye la región con menos
cantidad de láminas de escorrentía (Corporación Autónoma Regional de La Guajira,
Corpoguajira, 2011) materializado en oferta hídrica que se pierden en épocas donde las
condiciones climáticas no son favorables, las comunidades han hecho uso del agua
subterránea como fuente de abastecimiento del líquido para sus necesidades básicas,
sufriendo también las condiciones que hacen que estas reservas de agua se agoten a
medida que se utilizan y generan el déficit de acceso a este derecho.

Es importante señalar que el tema climático e hidrológico es preocupante, pero también


existe otra segunda condición y es la correspondiente a la infraestructura que se encarga
de la recolección, almacenamiento y distribución del recurso hídrico a la población, según
informes de la Contraloría General de la Nación en el 2014: “es evidente también una
deficiente gestión del recurso hídrico, con obras hidráulicas que no palian las
necesidades de las comunidades en sus áreas de influencia directa, en los momentos
de necesidad del recurso. En este punto cabe preguntar cual es el costo-beneficio de
grandes obras como represas y embalses ubicados en esta región, como lo son la
represa Ranchería o el embalse de Besotes, pero ante la actual grave crisis no
representan una solución, ni siquiera un alivio, para las comunidades afectadas por el
déficit hídrico”.

2El Heraldo . (28 de Febrero de 2016). Cinco causas de la crisis humanitaria de la Guajira. El Heraldo,
pág. 1.
Respecto lo nombrado anteriormente, se adhiere otra causa a la generación de la crisis
ambiental e hídrica y es la presencia de la actividad minera en La Guajira, debido a las
constantes denuncias sobre despojo, acaparamiento y control de fuentes hídricas de la
región y por supuesto que de esto deriva la posterior contaminación del recurso hídrico,
haciéndola imposible para el consumo humano. La actividad minera en la región Caribe
colombiana, principalmente en departamentos como Cesar y La Guajira, ha estado
amparada bajo el discurso de crecimiento económico -justificación del modelo
extractivista- y ha transformado el territorio profundamente, esto ha complejizado las
condiciones de acceso al agua, especialmente para las poblaciones menos favorecidas
(Urrea y Calvo, 2014, p. 65). De esto se desprende el fenómeno de la privatización de
las fuentes hídricas para el desarrollo de procesos mineros, donde estas multinacionales
se apropian de gran cantidad de agua, a través de permisos de concesión otorgados por
licencias ambientales. En La Guajira, específicamente en las aguas del rio Ranchería, se
ha evidenciado propuestas de El Cerrejón (multinacional minera) como la modificación
del cauce del rio, con el fin de facilitar la ampliación de la mina y la explotación
carbonífera (IVON LIZETH RODRÍGUEZ TORRES, 2017).

En el modelo de desarrollo prevalente de forma extractivista, surgen conflictos ecológicos


distributivos, que en la perspectiva del crecimiento económico significan el aumento de
la demanda de bienes naturales y en consecuencia impactos sobre el ambiente. En un
contexto extractivo se pueden observar diversos conflictos ambientales por el agua,
donde la contaminación y/o desviación de las fuentes hídricas en un territorio pueden ser
vistas como un proceso de acumulación por despojo: privatización de la tierra y el agua,
desplazamiento de población, cambios en las formas de los comunes a propiedad
privada, supresión de bienes comunales, eliminación de formas alternativas de
producción y consumo, apropiación colonial de los bienes naturales (Harvey, 2004).

Según informes de la Defensoría del pueblo (2014) sobre la crisis humanitaria en la


Guajira, se evidencia que los recursos destinados en los últimos años al abastecimiento
de agua y al saneamiento básico son muy bajos, al igual que los recursos que obtiene el
departamento producto de las regalías por explotación minera. Es decir que el
departamento sufre todas las consecuencias de la falta de atención y seguimiento a la
aplicación de cada una de las políticas públicas que allí se instaura con el fin de mejorar
la situación problemática de falta de agua para consumo humano.

La Defensoría Delegada para los Derechos Colectivos y el Ambiente señala que “la
situación de abastecimiento de agua es crítica, ya que no se está garantizando a la
población el derecho humano al agua, en condiciones de accesibilidad, disponibilidad y
calidad”. Esa situación demuestra la ausencia de políticas claras y proyectos efectivos
encaminados a dar una solución estructural al tema del agua en La Guajira; amplía, aún
más, los índices de pobreza, las necesidades básicas insatisfechas y disminuye las
posibilidades de desarrollo de las comunidades (Defensoría del pueblo, 2014).

De igual forma la Defensoría del pueblo reconoce que este aspecto influye en la
vulneración de otros derechos como la seguridad y salubridad pública, la seguridad
alimentaria, la salud, la vivienda, la educación, el desarrollo y la vida de los sujetos de
especial protección que son los niños y los adultos mayores de las comunidades étnicas
y de la comunidad en totalidad. Así mismo, indica que las comunidades en La Guajira no
cuentan con acceso al agua para consumo humano, ni tampoco para realizar las
actividades que constituyen su sustento básico, tales como la cría y pastoreo de ganado
caprino y los cultivos de pan coger, por lo que urge implementar medidas de contingencia
para la provisión de agua como pozos profundos y rehabilitación de jagüeyes y
reservorios existentes y así mismo para garantizar la seguridad alimentaria (Defensoría
del pueblo, 2014).

Pero entonces, bajo estas condiciones de conflictividad ambiental que afectan


directamente a la protección de los derechos fundamentales de la población de La
guajira, existe la obligación también de generar y aportar soluciones verdaderas y
aplicables a esta región para disminuir las brechas que existen frente a la disposición de
agua potable y su índice de calidad.

En primer lugar, el llamado se debe hacer al Gobierno Nacional, para que se concentre
sus esfuerzos económicos y políticos en la implementación y posterior seguimiento de
los planes de abastecimiento de agua potable dentro de las regiones más afectadas de
la región, están en la obligación de priorizar a quienes se identifican como comunidades
de alta vulneración, caso concreto la primera infancia y los adultos mayores.
Es necesario que el Gobierno también invierta en ciencia y tecnología, con el fin de
encontrar formas útiles para solucionar el problema de escasez de agua, sistemas
eficientes de abastecimiento y de saneamiento básico de manera más asequible,
atribuyendo al principio de equidad que aportaría al mejoramiento de la calidad de vida
de estas comunidades.

También los entes territoriales de La Guajira, Alcaldías y Gobernación deberán incluir


dentro de sus planes de desarrollo la inclusión de programas que promuevan el ahorro y
uso eficiente del agua, la disposición de presupuesto para la terminación de obras de
infraestructura para prestar el adecuado servicio de distribución de agua potable y la
generación de políticas de subsidio a población con menores recursos.

La Corporación Autónoma Regional de La Guajira Corpoguajira, deberá fortalecer sus


planes y programas de manejo y ordenamiento de las cuencas hidrográficas presentes
en todo el territorio del departamento, es decir, deberán empezar a basar su gestión
ambiental del recurso en el abastecimiento de agua potable. Para esto es necesario que
la corporación invierta en realizar el diagnostico real de las cuencas hidrográficas, ya que
esto generara que los planteamientos den soluciones que sean más efectivas.

A los entes de control como lo son la Procuraduría, Contraloría y Fiscalía, deberán


fortalecer sus programas de seguimiento y control a las diferentes actividades que
garantizarán a futuro la disponibilidad de agua potable en La Guajira, entre estos se debe
tener especial atención en la revisión de contratos, presupuesto y gestión de los entes
territoriales en función de brindar a la población el derecho al agua. Los procesos de
corrupción siguen siendo en gran medida una de las causas por las cuales el decaimiento
de los programas para la distribución de agua potable sea cada vez más evidente, esto
a causa de que La Guajira es el primer departamento más corrupto en Colombia,
demostrando a gran escala los delitos contables y casos de corrupción que se evidencian
por medio de sus escándalos y denuncias ante la violación de los derechos a las
comunidades indígenas que habitan en el mismo y la sociedad (Mouthón, 2017).

Finalmente se puede concluir que la conflictividad ambiental en La Guajira,


específicamente relacionada con la gobernanza del agua y el derecho a esta, no ha sido
algo de hace poco tiempo, sino que por el contrario supera alrededor de más de veinte
años y que a medida que avanza el tiempo también se incrementa directamente la
generación de los problemas asociados a este conflicto, lo cual si es de gran relevancia
para la región y claramente para su población.

Aunque en los últimos años el Gobierno Nacional ha aumentado esfuerzos para mejorar
está situación y solucionar la crisis, es evidente que no han sido suficiente estas medidas
y que, en perspectiva, no solo se debe “culpar” al gobierno nacional, ya que viene siendo
un suceso de la falta de compromiso de todos los sectores. En este sentido, la
institucionalidad también debe reforzarse con el fin de propender por una articulación
entre todos los actores del conflicto ambiental para llevar a cabo los procesos de
formulación de soluciones, toma de decisiones, implementación y evaluación de políticas
públicas que respondan a las necesidades que generan el déficit del recurso hídrico.

La participación de las comunidades en los procesos de concertación frente a los


diferentes procesos de solución a este conflicto es de vital importancia ya que son ellos
quienes conocen de primera mano, el territorio, sus necesidades y por supuesto la forma
de cómo solucionarlos.

Los planes de adaptación al cambio climático son estrictamente necesarios en esta zona
del país, a razón de que orientar la priorización y asignación de recursos por parte de
las administraciones municipales para combatir el cambio climático, evaluar,
redireccionar el desarrollo, la productividad y competitividad del territorio (como los
sistemas de ocupación y uso del suelo, riesgos y amenazas naturales y lo establecido
en las herramientas de planificación y de ordenamiento territorial) (Corpoguajira, 2018).

Si se adoptan estas medidas anteriormente mencionadas se esperaría que La Guajira


como territorio, pase de ser una tierra abandonada y desolada a una prospera y resiliente,
ya que para nadie es un secreto que cada día estas comunidades del norte de Colombia
manifiestan ser poblaciones que quieren salir adelante con aras de aportar al desarrollo
social del país, garantizar el derecho al agua es permitir que su calidad de vida mejora y
si mejora la calidad de vida, las sociedades son más activas en la generación de progreso
de cada una de las regiones.
Sumado todas las acciones también se puede definir mas adelante a una sociedad que
frente a las adversidades se convierte en una resurrección y ejemplo para otras alrededor
de todo el país, que también enfrentan los mismos conflictos ambientales, sociales,
económicos y políticos. Da una luz de esperanza transformadora.
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