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Análisis Criminológico.
Materia: Criminología
Semestre: 7mo
LICENCIATURA EN DERECHO
INDICE
Antecedentes ----------------------------------------------------------------------------------- 2
Muerte --------------------------------------------------------------------------------------------- 3
Conclusiones -------------------------------------------------------------------------------- 7 y 8
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ANTECEDENTES.
Ascenso al Poder: Durante los años 80, Escobar y el Cartel de Medellín dominaron la
producción y el tráfico de cocaína hacia los Estados Unidos y otros destinos. Amasó
una inmensa fortuna y acumuló un gran poder tanto en el mundo del crimen como en la
política colombiana.
Fuga y Manhunt: Escobar fue arrestado en 1991, pero se escapó de prisión en 1992.
Comenzó una intensa persecución para capturarlo, liderada por el gobierno colombiano
con la asistencia de los Estados Unidos. La caza de Escobar duró varios meses.
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Muerte de Pablo Escobar: Finalmente, el 2 de diciembre de 1993, Pablo Escobar fue
abatido por la policía colombiana en un tiroteo en Medellín. Su muerte marcó el fin de
una era en el tráfico de drogas y la violencia asociada a su imperio criminal.
Exactamente 623 atentados que dejaron alrededor de 402 muertos y 1.710 heridos
son adjudicados al Cartel de Medellín que lideró Pablo Escobar, en la época de
mayor violencia narco en la historia de Colombia. La sangre y el dolor se apoderaron
del país entre 1984 y 1993 -cuando el capo fue abatido a tiros- con asesinatos
selectivos, bombas en espacios públicos, en instituciones y en medios de
comunicación, y hasta hubo una explosión en un avión comercial.
Según Jhon Jairo Velásquez, alias 'Popeye', uno de los principales sicarios de
Escobar, unas 6.000 personas murieron como resultado de los atentados
perpetrados en nombre del Cartel de Medellín. Cifras de la revista Semana hablan
de 100 bombas solo entre septiembre y diciembre de 1989, en supermercados,
entidades bancarias, colegios; 85 más entre enero y mayo de 1990, y 10 en diciembre
de 1992.
Asesinatos selectivos
Cuando Escobar tuvo la osadía de incursionar en política y, tras una dudosa campaña,
consiguió un escaño en el Congreso de la República, el primero en delatar sus nexos
con el narcotráfico fue el entonces ministro de Defensa, Rodrigo Lara Bonilla. La noche
del 30 de abril de 1984, cuando viajaba en su Mercedes Benz por el norte de
Bogotá, dos hombres en una motocicleta se le atravesaron en el camino y lo
acribillaron a tiros.
Sus escoltas iniciaron una persecución para atrapar a los sicarios, cuyo conductor
terminó perdiendo el equilibrio de su Yamaha y se estrelló contra el pavimento,
muriendo al instante. Más tarde fue identificado como Iván Darío Guisado, integrante
de 'Los Priscos', una red de sicarios al servicio del Cartel de Medellín. Su
acompañante, y quien perpetró el asesinato, fue Byron de Jesús Velázquez, alias
'Quesito', quien resultó mal herido pero vivió para pagar 11 años de cárcel.
Lara Bonilla tenía apenas ocho meses en la cartera. En represalia por su muerte, el
presidente de la época, Belisario Betancur, aprobó de inmediato la Ley de
Extradición, abriendo la puerta a la guerra contra el narcotráfico. Las denuncias
continuaron entonces desde la prensa, y las editoriales del diario El
Espectador empezaron a incomodar más de la cuenta los mafiosos que se
autollamaron 'Los extraditables'.
Dos años después, el 18 de agosto de 1989, otro asesinato selectivo enlutaría al país
entero. Luego de recibir muchas amenazas y salvarse de un atentado, el entonces
candidato presidencial del Nuevo Liberalismo, Luis Carlos Galán -el mejor posicionado
en las encuestas-, daba un discurso en un evento electoral en Soacha, cuando lo
alcanzaron unas balas que provenían de la multitud.
Fue trasladado con vida al hospital de Kennedy en Bogotá, ubicado a media hora del
municipio donde estaba, pero murió a las horas pese a los esfuerzos médicos. Su
muerte impactó al país entero, así que el presidente Virgilio Barco promulgó el decreto
1830 del 19 de agosto de 1989 que autorizaba la extradición por vía administrativa, o
sea que ya no era necesario solicitar permiso de la Corte Suprema de Justicia.
Otros de sus asesinatos fueron el presidente del partido de izquierda Unión Patriótica,
Jaime Pardo; el procurador general, Carlos Mauro Hoyos; el gobernador del
departamento de Antioquia, Antonio Roldán; el ex ministro de justicia, Enrique Low
Murtra; los periodistas Diana Turbay y Jorge Enrique Pulido; entre otros.
Bombas
Hubo otros atentados a la prensa. En 1988, un coche bomba explotó a las afueras del
diario El Colombiano, de la ciudad de Medellín. Y en 1989, otro fue detonado en el
diario El Espectador, en Bogotá, solo tres años después de haber asesinado a su
director. No hubo muertos en ninguno de los dos casos, varios heridos y sí mucho daño
material. El medio capitalino, al día siguiente del accionar terrorista, publicó con una
portada que tenía por titular: "¡Seguimos adelante!".
Pero hubo dos bombas que causaron especial impacto. En 1989 -catalogado como el
peor año de acoso terrorista del Cartel de Medellín-, siete toneladas de dinamita
cargadas en un bus explotaron frente a la entrada principal del extinto
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), eran las siete de la mañana del
seis de diciembre. Cayeron 72 muertos y más de 600 heridos tras el estallido que se
escuchó en parte de la ciudad. Al parecer, Escobar tenía como objetivo el general
Miguel Maza Márquez, entonces director del DAS.
Luego, en 1991, otro carro bomba con 150 kilos de dinamita y metralla explotó
bajo el puente de la Avenida San Juan de Medellín, a las afueras de la plaza de
toros La Macarena, a unos 50 metros de distancia. Esto ocurrió minutos después de
que terminara la octava corrida dela Feria Taurina de la ciudad, muchos no habían
alcanzado a evacuar, y otros departían en las casetas ubicadas a los alrededores.
Los testigos de la época cuentan el estruendo que se sintió y la onda explosiva que los
sacó volando, y la sangre y partes de cuerpos regados. Esa vez hubo 26 muertos y
134 heridos, aunque estaba dirigido a un carro oficial de agentes del F-2 de la Policía
Metropolitana y algunos de los uniformados fallecieron.
Avión de Avianca
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Quizás el atentado más brutal -por su especial daño- se realizó el 27 de noviembre de
1989, sin que Pablo Escobar asumiera nunca la responsabilidad sobre este. Un avión
comercial de la aerolínea nacional Avianca despegó del aeropuerto El Dorado, de
Bogotá, con destino al Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón de Palmira, que
presta servicio a Cali. Cinco minutos después, a 10.000 pies de altura, explotó.
La bomba, detonada por un hombre reclutado por el Cartel que no tenía idea del
paquete que llevaba, desató un incendio en la parte central, por las alas, llegando hasta
la parte trasera de la aeronave a uno de los tanques del avión, lo que provocó otra
explosión que desintegró por completo el avión. No solo no hubo sobrevivientes (107
entre pasajeros y tripulación), sino que murieron tres personas en tierra.
CONCLUSIONES
Ambición y Poder: Escobar mostró una ambición desmedida desde temprana edad. Su
deseo de poder y riqueza lo llevó a involucrarse en actividades delictivas, especialmente
en el tráfico de drogas.
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Violencia Extrema: Escobar era conocido por su brutalidad y disposición para recurrir a
la violencia extrema para lograr sus objetivos. Esta característica se manifestó a través
de asesinatos, secuestros y atentados, contribuyendo a una era de violencia en Colombia
conocida como el "narco-terrorismo".
Populismo Ambiguo: Aunque era un criminal despiadado, Escobar también cultivó una
imagen de benefactor en algunas comunidades. Financió proyectos de construcción y
programas sociales para ganarse el apoyo de la población, lo que creó una ambigüedad
en la percepción pública sobre su figura.
Elusión de la Justicia: Escobar logró evadir la captura durante muchos años debido a su
astucia, corrupción y su habilidad para eludir a las autoridades. Su capacidad para
sobornar a funcionarios gubernamentales y su destreza para escapar de operativos
policiales contribuyeron a su longevidad criminal.
Muerte y Legado: La vida de Escobar llegó a un abrupto final en 1993 cuando fue abatido
por las fuerzas de seguridad colombianas. Aunque su muerte marcó el fin de una era, su
legado perdura, dejando un impacto duradero en la historia de Colombia y el narcotráfico
mundial.
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