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No Soy Lo Que Esperabas - Sophie Saint Rose
No Soy Lo Que Esperabas - Sophie Saint Rose
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epílogo
Capítulo 1
melena negra para colgarse la mochila al hombro mientras hablaba con una
compañera. Era realmente preciosa. Los blancos pantaloncitos cortos
cuerpo se tensaba y más aún al ver las miradas de sus compañeros, que
indicaban que estaban encantados con ella.
Divertido vio como pasaba de ellos, aunque uno sacó la cabeza para decirle
hubiera oído, demostrando que era una inconsciente. Vio como el coche se
alejaba, pero él no se movió cogiendo la carpeta que tenía sobre el asiento
coche bomba. Pero era lo que tenía ser familia de uno de los capos de la
rostro y sonrió irónico. Era una pena que tuviera que matarla.
—¿Aire?
Rio divertida y se sentó en el banco que había ante su taquilla. —
dejar.
—¿Por qué?
me toma el pelo.
anterior se lo pasó genial. ¡No nos habíamos visto! Cuando se dio cuenta de
que era yo, me dijo que me había gastado una broma, ¿pero tú le creerías?
sola los viernes por la noche! ¡Si fuera por ti me quedaría para vestir santos
como tú! —Al darse cuenta de lo que había dicho la miró arrepentida. —Lo
Samantha la miró con pena. —Él no eres tú. No tiene nada que ver
contigo.
voy a exponer a alguien a que pase por lo que yo tengo que vivir cada día?
No sería justo.
amiga incrédula.
tomate, pero al ver que estaban solas suspiró del alivio. —Habla más bajo.
La miró fijamente con sus ojos verdes. —No estaré viva para
entonces.
asesinos que le protegen. Yo no quiero vivir así. Lo que me quede, haré con
Tevon tras una taquilla con la pistola en la mano entrecerró los ojos
víctima virgen. Joder, no había vivido nada. Gruñó por dentro pensando que
pensó que era una ilusa, una soñadora. ¿Es que no se daba cuenta de que
eso era todo. ¿Tres trabajos en tres meses? Se había pasado. Pero ya que
estaba allí tenía que acabar. La risa de Simoneta provocó que su sexo se
endureciera con fuerza. —La madre que me… —dijo por lo bajo—.
vestuario topándose con dos mujeres que entraban en ese momento y ambas
con nosotras.
humos.
Desde otro coche alquilado la observó a través del escaparate. Sin
ganas miraba la ropa de segunda mano. Era evidente que no estaba muy
entusiasmada. ¿Por qué una niña rica compraba la ropa en una tienda de
segunda mano? Alargó la mano para mirar el expediente que había leído mil
veces. Allí fallaba algo. O igual había entrado para entretenerse. No, su
Distraído levantó la vista y juró por lo bajo porque la había perdido. Estiró
el cuello para verla caminando calle abajo y vio como el coche que la
seguía casi detenía el tráfico. Salió del coche a toda prisa y caminó por la
acera para ver a donde iba. Simoneta se detuvo ante un escaparate y al pasar
tras ella vio que era una librería, así que entró porque por intuición supo que
misterio. Sonrió sin poder evitarlo. Dejó el libro que tenía en las manos y se
acercó cogiendo uno de la estantería. Qué bien olía. —Ese es muy bueno —
Ella le miró con unos increíbles ojos entre grises y verdes que le
directo al grano.
—Gracias.
—Qué suerte tienen algunas que pueden elegir entre hombres así.
—Te juro que no. Era guapísimo. Debía medir como uno noventa y
llevaba unos pantalones de vestir grises con una camisa blanca arremangada
hasta los codos. Estaba muy moreno, su cabello es castaño, pero tengo la
—¡Es que ni sabía qué decir! ¡Me dejó sin palabras y mi corazón
casi se me salía del pecho! Hasta el hambre me ha quitado. —Gimió
—¿Para qué? Para vivir un poco, leche. Para un tío que te gusta, le
dejas escapar.
verle.
—Jo…
—Lo sé, pero tengo que pagar mi parte del alquiler. —La besó en la
—Uno de la uni…
planchado y pensó que era de su amiga, pero al ver las fotos de sus padres
sobre la mesilla se dio cuenta de que estaba en su habitación. Le puso un
ganara allí diera para mucho. Era evidente que había cortado todo contacto
con su padre al que no había llamado ni una sola vez en dos semanas.
Menudos inútiles. En ese momento estaban fuera del coche ante el local
comiendo dos hamburguesas. No miraban hacia Simoneta, sino que se
—Eso es imposible.
—Lo he comprobado.
—Estás despedido.
—Pero…
guardia. Tevon salió del coche y caminó a toda prisa por la acera
deteniéndose ante él cuando iba a entrar en la hamburguesería. Este intentó
esquivarlo, pero Tevon dio un paso a un lado. Aquel capullo levantó la vista
hasta sus ojos y estos le miraron fríamente. —Te aconsejo que si quieres
llegar a mañana, te vayas a otro sitio.
—¿Qué?
Tevon le miró fijamente. —¿Está buena? —El muy idiota parecía que no le
entendía. —¿La hamburguesa no está buena?
—Recógela y termínatela.
—¿Qué?
del traje. El codazo que le propinó Tevon en toda la cara le dejó sin sentido
en el acto y antes de que pudiera evitarlo había cogido al otro del cuello. —
Agáchate…
perder el norte.
Varios miraban hacia afuera y Simoneta estiró el cuello para ver que
uno de los hombres de su padre estaba desmayado en la calle. Por ella como
si se moría, a ver si así desaparecían de una vez.
Capítulo 2
—¿Diga?
¿Quién es?
Él rio por lo bajo. —Me llamo Tevon. Nos hemos visto esta mañana
en la librería.
podía encontrarte.
un psicópata. Un asesino.
gracias.
—Me dio esa impresión. ¿Quieres salir conmigo mañana? Una cena.
Tendría que ir con esos dos idiotas detrás y si se daba cuenta tendría
que decirle que la seguían a ella.
—Sí, pero…
ver qué se ponía. Seguro que la llevaba a un sitio fino y quería estar a la
altura. Sacó uno de sus viejos vestidos, pero lo descartó porque era negro.
verla abrir su armario frunció el ceño. Cuando sacó un vestido rojo dijo —
Tengo que colgar. —Tiró el móvil y dijo pasmada —¡Tienes una cita!
número.
—Eso sí que es interés. —Cogió el vestido y se lo puso delante. —
—¿Tú crees?
—Claro que sí, te ha llamado justo cuando leías ese rollo de libro.
—Claro.
—¡Simoneta!
—No mucho más, luego me pidió una cita y cuando vio que me
resistía un poco a decir que sí, dijo que me recogía mañana a las siete.
—Un hombre decidido.
—¿Qué?
más?
lo diré.
—Sí.
—Te digo que no. ¿Cómo vamos a hacer algo así con la cantidad
que chiflados que andan por ahí? Esa información no se puede dar a nadie.
sabía.
—Seguro.
—Gracias.
visto, seguro que no había querido que perdiera la oportunidad de salir con
él. Al mirar al frente y ver a los hombres de su padre gruñó por dentro. A
para esto.
—Sí, claro.
hacia allí. —Vamos allá —susurró antes de respirar hondo y abrir la puerta
con una sonrisa de oreja a oreja para ver a su gruñona vecina de abajo—.
¿Sí?
correr hasta la puerta y dijo sin aliento —Allí todo está bien.
—¿No me digas? Pues será algo de las cañerías. Corta el agua.
—¿Dónde?
—¿No lo sabes?
—Depende.
—¿Depende?
sino…
—¿Simoneta?
Gimió estirando el cuello para ver que Tevon estaba tras la mujer,
que al verle dejó caer la mandíbula del asombro y no era para menos porque
llevaba un traje gris claro que resaltaba el color de sus ojos. Dios, era tan
guapo que quitaba el aliento. ¡Y era su cita! Y esa bruja se la iba a fastidiar.
Simoneta forzó una sonrisa. —Tenemos un problemilla.
lapa.
Él después de mirar cerró las puertas echando un vistazo a su
alrededor y sonrió al verla porque estiró el brazo y giró una llave que hasta
ese momento ella no sabía para lo que servía. Colgaba los paños en ella,
—Mucho gusto.
—¿Voy contigo?
tanto morderse el labio inferior casi no tenía carmín, así que sacó la barra
del bolso para retocarse. Juntó los labios moviéndolos de un lado a otro y
Veinte minutos después aún estaba esperando. ¿Pero qué pasaba ahí
Caminó por el pasillo y se dio cuenta de que ese piso era al menos
seis veces más grande que el suyo. Y que bien lo tenía la mujer. Al llegar al
final vio que había otro pasillo. —Increíble. —Les vio en el baño y Tevon
estaba subido a una escalera sin chaqueta ni corbata con las manos
elevadas. Se iba a poner perdido. —¿Pero qué haces?
—¿De veras?
bañera una hora con la música puesta. —La miró como si fuera un desastre.
—¿No sabes que hay que ahorrar?
—Si tuviera la pieza la cambiaba yo, pero como no es así habrá que
esperar hasta mañana y que venga el fontanero.
Se sonrojó de gusto. —Pues no, pero vale más tarde que nunca.
Él rio por lo bajo. —Eso es cierto. —Se miró la camisa e hizo una
mueca al ver una mancha sobre su pecho. —Vaya.
—Niña no es molestia.
Se sintió tan bien con la mano ahí que le miró fascinada. En cuanto
salieron él cerró la puerta y dijo —Me he manchado el traje. —Levantó una
—¿Chino?
doctorado.
—Me fascina.
—He estado allí cuatro… No, cinco veces. Estoy deseando ver el
sitios.
—¿Tienes cerveza?
vaso?
no quieres esto…
—¡Sí! —Asintió con los ojos como platos dejando la cerveza al lado
de la suya. —Sí que quiero.
Él bajó lentamente sus manos para acariciar sus glúteos y ella gimió
arqueando su cuello hacia atrás. Tevon se lo besó. —Nena, era para romper
el hielo.
—¿No?
—¿Sí quieres?
—¿Me lo prometes?
—Y viajas mucho.
pezón. Fue tan embriagador que gimió cerrando los ojos, entonces él se
detuvo y de la sorpresa los abrió de nuevo. —Mírame, quiero que me mires.
—Cogió los extremos de sus braguitas y las deslizó por sus piernas hasta
dejarlas caer. Sus manos acariciaron sus muslos hasta sus caderas y de ahí
hasta su cintura. Era tan increíble sentirle que suspiró de gusto mientras las
manos seguían ascendiendo hasta sus pechos para rodearlos y acariciarlos
con pasión. —Son perfectos, nena. —Elevó uno y se metió el pezón en la
boca. Simoneta al sentir que lo mordisqueaba gritó sintiendo que las piernas
no le sostenían y tuvo que apoyarse en sus hombros para evitar caer. Tevon
la agarró por las caderas sentándola sobre él y Simoneta se inclinó hacia
atrás para que no dejara de torturar sus pechos. Entonces sintió un roce
entre sus piernas y chilló mientras todo su cuerpo se tensaba. Tevon levantó
—Nena, aún te queda mucho por ver. —Se levantó llevándosela con
él y entró en su habitación.
Cuando la tumbó en la cama sonrió como una gatita y abrió los ojos
cuando dejó caer los pantalones con la ropa interior mostrando su duro sexo
se sintió la mujer más feliz del mundo. —Si sigues mordiéndote el labio
inferior… Joder nena, me pones a mil.
—¿De veras?
pliegues creyó que se moriría de gusto. —Estás tan caliente, tan húmeda...
—Besó sus labios. —Me muero por sentirte. —Entró lentamente en su
interior y Simoneta no daba crédito a lo que estaba pasando. Era un placer
tan exquisito que era imposible que quisiera que eso acabara alguna vez. —
Eres maravillosa.
—No es nada.
ella de nuevo y otra vez más. No podía ser, no podía superar ese
maravilloso placer, pero lo hacía con cada movimiento hasta que todo su
cuerpo se tensó con fuerza haciéndola gritar. Entró en ella una vez más y
Simoneta sintió que se quebraba, liberándose con tal fuerza que creyó que
había muerto y que estaba en el cielo. Un par de minutos después él
Tevon rio por lo bajo. —Es la primera vez que alguien me dice algo
así.
—¿Quién es?
—¿Qué?
—¿Qué?
le dieron tu número.
—Tengo curiosidad.
—¡Samantha!
si quiere secuestrarte?
—Nunca le he visto por casa. Aunque hace mucho que no voy por
allí, claro. —Hizo una mueca. —¿Y si quiere secuestrarme por qué no lo
hizo ayer en lugar de invitarme a cenar?
platos. —Es él. —Chilló corriendo hasta los zapatos. —Vete a abrir.
—Yo, ¿qué?
sobra. —Besó a Samantha en la mejilla que aún estaba en babia sin quitarle
Tevon rio por lo bajo. —Llegará tarde, así que no te preocupes que
está conmigo.
un tío así.
—Shusss.
Salió del apartamento y antes de cerrar la puerta escuchó que Sam
por lo bajo. Al volverse forzó una sonrisa. —Es una chica segura.
Rio como si eso le pareciera muy gracioso. —Hace unos años creí
que era del lado bueno, pero luego me di cuenta de que no hay lado bueno.
—Mirándola intensamente levantó la mano y en un acto reflejo Simoneta se
llevar hasta su coche y se subió sin dejar de mirarles. Uno gritaba que se
había quedado ciego y Simoneta reprimió la risa mientras varios del barrio
reían por lo que pensaban que era una broma. Tevon se sentó a su lado. —
¿Te ha gustado?
quedó mirando.
—¿Conduces? —preguntó él sorprendiéndola.
—Sí.
acelerando. —Tendré que darte unas clases. Algún día puedes necesitar huir
ganas de conocerle.
impresiona!
miró acelerando para hacer sonar el motor y Simoneta separó los labios al
gritaba como una loca que se iban a matar esquivó a los coches que venían
—¡Serás capullo!
salió del coche. —Vamos a pedir una copita de champán para que te relajes.
—¿Qué quieres?
todo lo que nos interesa, ¿de acuerdo? Después decidirás lo que quieres
hacer.
por eso, llevas un peso sobre tus hombros del que no te librarás nunca. —
Simoneta palideció porque sabía que tenía razón. —Me necesitas, nena.
Puede que no sea el príncipe azul que soñabas, pero valdré para el papel.
Ahora vamos a cenar.
—Tevon Carpenter.
alejada para dos. Es íntima y aislada. Hemos quitado las tres que la
rodeaban.
—Perfecto.
—Síganme.
sonreír. —Va a ser una cena de lo más interesante —dijo él con la voz
enronquecida.
pasando.
las mujeres.
Ella asintió.
—Enseguida.
abrió ante ellos para servirles un poquito en sus copas. —Pruébalo, nena.
Dile qué te parece.
de champán.
champán mucho mejor que este, así que si quieres impresionarme no vas
por el camino correcto.
—Creo que voy por el único camino. —Le hizo un gesto al
apoyaba los codos sobre la mesa como ella y se adelantaba. —Soy como
ese del libro, nena. Mato por dinero. Y tú eres mi encargo.
Pálida de miedo porque veía en sus ojos que era cierto susurró —
¿Por qué me lo cuentas? —Él chasqueó la lengua enderezándose. —¿Por
diversión?
los demás.
—¿Crees que necesito dinero? Tengo más del que gastaré en cien
años con este ritmo de vida.
—¿Entonces por qué me lo cuentas?
preciosa.
una raya por la nariz es asunto suyo. Si alguien hace negocio con ello no lo
veo mal, pero de ahí a querer llevarlo… Yo trabajo prácticamente solo, no
sé si me acostumbraría a ese tipo de vida. Bastante tendré con salvarte el
cuello a ti como para meterme en algo tan gordo.
cuello está en peligro, nena. Eres su punto débil y estás muy expuesta. Que
me hayan enviado a mí lo demuestra. Pero en cuanto diga que rechazo el
sobre todo porque eres el objetivo más fácil de cazar que he visto nunca —
dijo como si no se lo creyera—. Lo que no entiendo, es como no te han
matado antes con esos inútiles que te rodean. —Rio por lo bajo antes de
beber. —Pero tranquila, que ya estoy yo aquí.
que creía. ¿No te das cuenta de que solo tiene que enviar a sus hombres en
una avioneta y llevarte a casa?
—Suéltame —siseó.
—Que te den.
—Estás loco.
—Púdrete.
—Sí que lo has dicho, sí. Pero no te hago ni caso. Ahora estás
rebelde porque sabes que estás entre la espada y la pared, pero no tardarás
en darte cuenta de que es lo mejor para ti. Lo mejor para todos.
La miró fijamente a los ojos. —¿Lo dices por el tiempo que hemos
pasado juntos? He conocido matrimonios de cuarenta años que no se
conocían en absoluto.
—Ya veo que tienes curiosidad por mi modo de vida. Deja que te
orden y asustada de veras cogió el tenedor. —Como ese tenedor no vaya del
plato a tu boca hasta terminar el paté me voy a cabrear. Y no querrás verme
cabreado, Simoneta, porque quien lo pagará será tu padre.
Dios, tenía que salir de allí cuanto antes. Ese chiflado era un
auténtico peligro. Debía avisar a su padre. —Tengo que ir al baño.
—Bien, deja el bolso.
—¿Qué?
baño de mujeres hay una señora mayor que lleva dentro tres minutos —dijo
como si nada—. Si no sale en dos desde que tú entres, te seguiré porque eso
significará que le has pedido el teléfono.
que avisar a su padre, tenía que alertarle. La mujer mayor salió del baño y
casi se choca con una mujer con un vestido negro que entraba en ese
momento y esta le sonrió. —¿Va a entrar?
estaremos.
—¿La conocías?
de un pino.
—Dios, quiero llamar a mi padre. —Entonces se dio cuenta de algo.
—¿Quién quiere matarme?
—Te libraste por los pelos. Menos mal que te retrasaste en subir…
—Y aun así sigue siendo amiga tuya. —Hizo una mueca. —Es
valiente.
ella. Cuando mi padre me llevó de vuelta me enviaba los deberes por mail.
—Sonrió. —Siempre me preguntaba cuándo volvía.
—Y conseguiste volver.
Los camareros corrieron hacia allí y ella le miró con los ojos como
Tevon los sorteó yendo hacia la puerta. El maître salió del baño y gritó —
¡Qué no se mueva nadie!
chico no le dio tiempo ni a parpadear. Ella rio por lo bajo. —La cara que ha
puesto.
—¿Cómo te llamas?
Fascinada por esa sonrisa susurró —Ni con la vida que tienes sabes
dónde te estás metiendo.
—Por supuesto que lo sé. —Se acercó más y rozó sus labios. —Y sé
—Porque desde que te vi por primera vez sentí que eras mía. —
como los demás y huir de todo lo que le hacía daño. Era un asesino, como
su padre, como su abuelo. No podía enamorarse de él, no podía hacerlo. ¿Es
que estaba loca? ¿Qué estaba haciendo?
—¡Déjame en paz!
Echó a correr calle abajo y vio una estación de metro. Bajó las
escaleras tan rápido como podía y para sorpresa del guardia saltó el rotor.
—¡Eh!
huir como Tevon había planeado. Un par de años fuera hasta que se
olvidaran de ella. Si regresaba con otra identidad después de un tiempo
sitio. La verdad es que lo de las Maldivas tenía una pinta estupenda, pero
él… Él también tiene una pinta estupenda, Simoneta, pero es un asesino.
¿No querías librarte de ese estilo de vida? ¿Pero a ti qué te pasa? ¿Acabas
de huir de él y ya estás dudando? Céntrate, quieren matarte y un tío que está
el Lamborghini.
esto. —Se acercó. —Te asusta lo que sientes por mí y lo comprendo porque
no soy lo que esperabas. Tú querías un príncipe azul que llegara en un
hubiera sido más fácil para mí quitarte del medio y seguir con mi vida?
Pero no puedo hacerlo. Lo he intentado mil veces, joder. —Una lágrima
—Puedo ir sola.
salieron del vagón para ir hacia las escaleras, que subieron a toda prisa
como si les persiguiera alguien, lo que indicaba que Tevon no se sentía
coche.
dejado. En silencio le miró de reojo. Estaba tenso y cuando apretó los labios
supo que también estaba decepcionado. El taxi no tardó en aparcar ante su
coche y ella salió a toda prisa mientras Tevon pagaba. El sonido le indicó
que la puerta estaba abierta, así que entró en el Lamborghini. Él sacó el
¡Jefe, su hija!
—Pero…
Tevon la miró de reojo. —Es una buena amiga, siempre estará ahí
para ti.
—Bien.
porque era obvio que sabía lo que hacía. No, no le daba miedo, era evidente
que la protegería y que estaba empeñado en ponerla a salvo, aunque fuera
dineral que le daban por ello. Es más, quería llevársela con él y vivir con
ella dándole la libertad que ansiaba. Aquello no podía ser real. No, no podía
su padre.
que te atraigo como ningún hombre lo ha hecho? Por tu padre y por cómo
En el fondo sabes que a pesar de vivir como los demás, de fingir que no
eres quién eres, tu apellido puede llevarte a la muerte en cualquier
joder! —dijo alterándose—. ¡Nunca podrás ser como ellos! ¡Ni aunque
mataran a tu padre y otro se hiciera con el negocio serías libre, porque el
—Separó los labios de la impresión porque sabía que sus palabras eran
ciertas. —¿No te das cuenta de que allí no estarás segura? Nena, te estoy
ofreciendo un futuro.
—¡No te conozco!
—Es evidente que tendrás que darte cuenta por ti misma de hasta
qué punto tu vida está en riesgo. Espero que los hombres de tu padre sepan
protegerte porque yo no estaré allí para ayudarte. —Sintiendo un nudo en la
garganta miró al frente mientras él decía —Más les vale que no te toquen un
pelo.
Se le cortó el aliento mirando su perfil. —No puedo ser tan
importante para ti, es imposible. —Él se mantuvo en silencio. —¿Tevon?
me lo volvería a pedir. Así que robé la bici. —Rio por lo bajo. —La cara
que puso mi madre cuando me vio aparecer con ella. ¿Qué crees que hizo?
—Exacto. E hizo lo mismo con las seis más que robé hasta que lo
—Nena, eres muy lista. ¿Crees que dejó que me quedara con alguna
de ellas?
—No.
—¿Por qué? ¿Por qué no dejó que me quedara con la bici de mis
sueños?
—Muy bien.
—Sí que lo era —dijo sin tomárselo a mal—. Una hipócrita que iba
—¿Aparte de eso?
—Eres mucho más que ese deseo que tenía de niño, nena. Jamás he
allí. Te estás poniendo un poco rebelde, estás alterando todo lo que había
—¿Qué cosas?
—Mejor no preguntes.
Él rio por lo bajo. —¿Ha sido demasiado para una sola noche?
—¡Eres un creído!
—¡Eso es mentira!
protesta—. Ya te acostumbrarás.
Se sonrojó y todo sintiendo unos calores que no eran normales, así que
tuyo?
—Es muy útil para entrar en determinados países sin pasar por la
—Y…
divertido dijo —¿Me vas a hacer renunciar a todo sin darme nada a cambio?
Eso no es justo.
cerrarse. En cuanto se cerró del todo se encendieron las luces del interior
cara. Era evidente que liquidar gente era de lo más productivo. Él abrió la
puerta y ella iba a abrir la suya cuando la cogió del brazo y dijo —Espera
en el coche.
imagen.
—¿Seguro?
lío monumental!
también estuviera en peligro y salió del coche para verle coger una bolsa
negra de la parte de atrás. —Tienes un baño ahí. —Se volvió hacia la mujer.
—¿Hermano?
asombro.
es el trabajo de tus sueños o no. ¡Sobre todo si trabajas cuatro veces al año!
la gente?
La miró como si fuera tonta. —¿Tú no has matado a nadie nunca?
tenemos escrúpulos!
Hizo una mueca porque tenía razón. —¡Yo no le llamé! ¡Vino solo!
—¡Mira bonita, las tiene a puñados! ¡No entiendo que arriesgue toda
gana!
—¡Para guerra en la que nos has metido tú! —Se volvió hacia su
—Esta es tonta.
—Oye… —Dio un paso hacia ella, pero Tevon la cogió del brazo
deteniéndola.
acerques más.
fidelidad!
Mar, ella te adora y entiende tu trabajo. Que por cierto cuando se entere de
esto, va a tener tal cabreo que la desangrará con gusto.
había visto.
Asombrada por su furia miró a Tevon que hizo un gesto sin darle
importancia. —Está en un programa para controlar su ira.
—Pues no funciona.
—Claro que sí. Hace un año te hubiera matado. —Hizo una mueca.
—Entonces yo estaría en un problema porque no puedo matar a mi
hermana.
—¡Hermano!
le cerró la puerta en las narices. —¡Ja! ¡Eso te pasa por llevar esos
taconazos!
—Sí.
Abrió la puerta lentamente antes de gritar —¡Corre, hay una bomba!
Tevon que ya estaba a los mandos del avión las vio correr por el
hangar hacia él gritando, pero no oía lo que le decían con el ruido de los
motores pues estaba sacando el avión por la puerta trasera. Al ver sus
expresiones empujó la palanca a tope para sacarla más rápido y Simoneta
jadeó deteniéndose. Iris la cogió por el brazo. —¿Qué haces, idiota? ¡Corre!
Se levantó sin saber cómo e intentó apoyar las palmas de las manos
al lado de sus pies para impulsarse mientras Iris tras ella disparaba con su
pistola. Antes de que pudiera subir él la agarró con la mano libre por la
y agarró la de Iris que subió con agilidad. Tenía que hacer más ejercicio, eso
estaba claro.
Dios mío... Ahora no solo tenían uno que quería liquidarles, tenían a toda
una banda de asesinos tras ellos.
siguió disparando hasta que estuvo lo bastante lejos. Sacando casi medio
cuerpo fuera agarró la puerta y la cerró girando la manilla.
ojos y cuando le sintió ante ella los abrió para ver que agachado la miraba
preocupado. —¿Estás bien?
del interior del codo. Tiró de su brazo sin avisar y ella soltó un chillido de
dolor. —Ya está, nena. ¿Mejor?
La madre que la parió, que era la de las bicis y también debía ser
—No.
—Menos mal.
tenían al lado sacando toda la espuma para mostrar los muelles. Atónita vio
como los arrancaba hasta mostrar dos hierros en forma de tubos a los que
estaban enganchados. Se levantó y dio dos patadas doblándolos y en dos
tirones ya los tenía en las manos. Se arrodilló a su lado de nuevo. Dobló los
dos tubos varias veces para que se rompieran y así hacer cuatro. Rodeó su
brazo con ellos y con la correa los aseguró para que no se movieran. —
Listo.
—¿Quiénes sois vosotros? —preguntó impresionada—. ¿Los hijos
de Rambo?
Iba a irse cuando ella agarró su mano. —Mi padre tiene pista de
aterrizaje.
—¿Qué?
aterrizar.
realizara nunca. Al ver que no contestaba nada Tevon apretó los labios antes
de incorporarse. —Llamaré a tu padre. Necesitaremos escolta desde la pista.
—Esos que nos siguen no llegarán hasta allí. Más de cien hombres
deseaba haberse ido con él? ¿Ahora? Estaba claro que estaba más confusa
que en toda su vida. Y ese beso... Jamás la habían besado así. Se acarició
los labios aún sintiendo los suyos. Por más besos así haría lo que fuera. Y
eso sí que la asustó porque eso significaba que le necesitaba en su vida más
de lo que nunca hubiera imaginado.
Capítulo 5
—Ya se apartarán. —Iris miró hacia ella que seguía sumida en sus
que hacer para librarse del problema, que era evidente que era gordísimo.
Miró hacia abajo y se puso el cinturón lo más rápido que podía dado
el estado en que tenía el brazo. Pero lo consiguió justo antes de que tocaran
tierra. Simoneta miró por la ventanilla para ver los jeep cargados con
hombres de su padre. En ese momento saltaron de los coches con las armas
—¡Frena!
Sintió como un ala rozaba con algo y asustada vio como un coche
salía despedido. Puso los ojos en blanco. Sí, puede que los hombres de su
padre no tuvieran la preparación necesaria para acompañarles.
bien?
—Cuatro años.
armada!
no, pero lo que sí sabía era que en ese momento daría lo que fuera por no
—De acuerdo.
bajar.
Este se acercó de inmediato mientras los demás seguían en guardia.
manos se dejó caer. Después lo hizo Tevon que muy tenso miró a su
extrañaba si iba a casa después de cuatro años para que la protegiera cuando
hija?
—Sí, papá, gracias a ellos. Me han salvado la vida varias veces esta
—Bienvenida.
expuestos.
es cierto, papá?
extraño. ¡Manuel!
—Y el tiempo apremia.
pequeña.
Iris sentada ante ella levantó una ceja. —Menudo cañón de hombre.
—Hermana…
—¿Fuerzas especiales?
—¡Papá!
se casan.
—Claro, nena. Eres virgen. Querrás casarte por la iglesia y todo eso.
—Nena, mi profesión…
—Puede que el traje esté hecho polvo, pero no es un traje que pueda
comprarse alguien que trabaje para el gobierno.
—Pues eso. ¿Una copita? Iris ponle un whisky. Ahí tienes el bar.
para matarme, pero no ha podido hacerlo. —Soltó una risita. —¿A que es
un amor?
contando!
millones.
tengo que encontrarle y no será fácil. Ha puesto a todos los que conoce a
terminar el trabajo y a liquidarnos a nosotros. Envió a mi hermana a por mí,
pero era una trampa para cogernos a los tres juntos porque sabía que mi
hermana si se enteraba más adelante de que Sol me había liquidado,
buscaría venganza. Así que puso una bomba en el hangar donde tengo mi
avión.
hacia aquí.
—Si iba a por mi avión, es lógico que pensaran que quería ponerla a
él gana otros cinco. Diez millones por tu cabeza. Lo que le ofrezca Tevon
debe ser muy jugoso para que decida ignorar al cliente y te dejen en paz.
Pero no lo aceptará.
uno solo de sus hombres terminará el trabajo sabiendo que no van a cobrar.
Entonces solo nos quedará el cliente.
—Iris ya está bien —dijo muy serio—. Sé lo que tengo que hacer.
factura.
Se apartó con lágrimas en los ojos. —Deja que te mire. Estás tan
preciosa… Oh, tu brazo.
—No es nada.
Cancún.
duele!
Simoneta puso los ojos en blanco haciendo que Carmen soltara una
risita. Esta miró hacia atrás para ver a Tevon y a Iris. —¿Pero a quién
tenemos aquí…?
—Pasen, pasen, por favor. Seguro que el señor Garrido les está
esperando en la piscina. Hace mucho calor y a esta hora siempre toma el
aperitivo.
—Genial, porque estoy muerta de hambre —dijo Iris
acompañándola.
ponía esa frase sobre cientos de fotos familiares. —Ahí están todos los
Garrido desde entonces.
última en la que estaban Umberto con su esposa y Simoneta con unos diez
años. Tevon se quedó mirando a la mujer, una rubia preciosa que parecía
muy feliz. —¿Qué pasó con los otros? No hay más fotos de familiares.
los treinta. Es costumbre que los Garrido empiecen desde abajo para
conocer el negocio. Demasiado peligroso para alguien con ese apellido.
—Mucho, pero allí era libre. Tenía amigas. ¿Ves algún niño por
aquí?
Él asintió. —Comprendo.
—Como has dicho era una jaula de oro. —Pensativa miró las fotos.
—Pero hubiera vuelto por él, ¿sabes? Si lo hubiera dejado me hubiera
quedado, pero jamás renunciará al honor de ser un Garrido. ¿Sabes por qué
Sonrió con tristeza. —Sí, pero a qué precio. —Se volvió tirando de
su mano. —Vamos a la piscina. Mi padre no tiene paciencia. Ese médico va
a venir sudando y todo.
Cuando nos vayamos no podrás volver. Así que aprovecha el tiempo para
despedirte sin que se note.
—Pero si desaparecen…
Iris soltó una risita. —Se nota que nadie se le sube a las barbas.
—Creo que no se dio cuenta de que después tenía que tratarte a ti.
—Gracias papá.
Las Vegas.
—Pero…
¿Qué?
—Eres preciosa.
acostumbraré.
suave beso en los labios. Ella quiso más, pero él se apartó. —Iris me espera,
padre.
—Sí…
—Es para que sepas que seguiré con mi vida, que me casaré, tendré
—Más te vale.
cuando tenga que llegar, Phillip! Tú estás en tu casa de las Bermudas tan
tranquilamente y somos nosotros los que nos jugamos el cuello. ¡Ya hemos
dijo —Gracias.
—De nada, niña. Bebe, que gritar tanto al teléfono deja la boca seca.
Uno de los hombres se acercó y le hizo una señal a Manuel que fue
—Tendrás cara.
—Umberto, a solas.
Enderezó la espalda mirando a su padre. —¿Estoy en esto contigo o
no?
—Exacto, jefe. Ya me parecía que todo era muy raro, porque para
qué matar a Simoneta aparte de para darte una lección. Pero estábamos bien
diciendo que quieren matarla, que le contrataron para liquidarla, pero como
el caballero andante renunció a todo sin conocerla y solo quería protegerla.
Muy apropiado para montar toda una representación que pusiera los pelos
de punta a Simoneta.
—Dios mío.
fantasma. Ni rastro que le relacionara con Tevon, pero lo veía lógico si era
un asesino a sueldo. Así que fui a Nueva York, al restaurante al que fuisteis
aquella noche. La chica fue llevada en una ambulancia aún con vida y
desapareció en el hospital. También lógico, ¿no? Si era una asesina como él.
¿Pero cómo pudo irse si estaba tan grave? Se esfumó apenas llegó la
noche. Ni siquiera informe policial. Nada en sus bases de datos. Creí que
habían hecho limpieza, pero ahora sé que hay más detrás.
—Me traen las fotos en unos minutos. Nuestro hombre allí está
seguro de que es él porque le vio aquí hace dos años. Y ella, aunque ahora
es rubia, es la misma mujer.
llamó…
quería! ¡Íbamos a irnos juntos! ¡Iba a darme la vida que yo ansiaba y eso es
amor! ¡Iba a renunciar a todo por mí!
Nadie dijo palabra y ese silencio cayó como una losa sobre ella,
cabeza diciendo que eso no podía ser. Estaban equivocados, Tevon nunca le
haría eso. Pero algo en su interior le dijo que siempre había sospechado de
él, desde el principio. Y precisamente por eso había huido de él, pero había
logrado ganarse su confianza simulando que renunciaría a ella si era lo
corazón ni se dio cuenta de que las lágrimas caían por sus mejillas.
—Aquí están —dijo uno de sus hombres saliendo con unos folios a
la terraza.
Frenética corrió hacia él y se los arrebató. Se le cortó el aliento.
Tenía el cabello algo más largo y estaba más moreno, pero era él. Brindaba
con una copa de champán con Iris, que con el cabello más largo y rubio
sonreía encantada. Pasó la foto sintiendo que algo se le rompía por dentro y
vio como la besaba en la mejilla. Ella cerraba los ojos como si estuviera
encantada y en la siguiente foto salían del restaurante. Tevon la cogía por la
cintura en un gesto tan íntimo que le desgarró el corazón. Dejó caer las
fotos al suelo y sollozó antes de correr hacia el interior de la casa.
preparen el avión.
—Garrido.
información.
la chica abrió los ojos como platos. —Oh sí, es monsier Forrester.
—El señor Forrester —dijo ella con una sonrisa en su bello rostro
—. Sí, ese mismo. ¿Se hospeda aquí?
—¿Crees que hará algo con tanta gente a su alrededor? No, además
sé en el momento en que hacer acto de presencia.
metiéndose en el ascensor
como una segunda piel, entró en el restaurante donde según sus hombres
Tevon estaba reunido con tres hombres de traje, sus esposas y su hermosa
mujer. La risa de Iris llegó hasta ella y vio que estaban de espaldas a la
puerta, seguramente para que nadie les reconociera. Caminó segura sobre
sus tacones de quince centímetros siendo objeto de las miradas de varios
comensales, pero ella ni se dio cuenta. Hacía dos años que no salía de la
hacienda por culpa de ese cerdo e iba a pagar la burla a los Garrido, eso lo
—Sí, es muy amable. —Miró a los presentes y casi ríe al ver la cara
de pasmo de Tevon e Iris. Sí, se hubiera reído si su corazón no hubiera dado
un vuelco al ver de nuevo esos ojos. —¿Pero mira quién está aquí? Si es el
señor Carpenter y su hermana.
vacías. —Qué momento. Pero voy a tener unos cuantos así. —Bebió de su
vino y vio en el rostro de Iris el miedo. Miraba a su alrededor como si
fueran a saltar sobre ella en cualquier momento. Dejó la copa de vino sobre
la mesa y acariciando la base tuvo el valor de mirar a Tevon. —Te veo bien.
—Nena…
Le fulminó con la mirada. —Ni se te ocurra llamarme así. ¿Dónde
están mis diamantes?
—¿No los tenéis? Qué pena. Pues tendréis que darme algo, ¿no? Eso
entrasteis en mi vida, pero por entonces no gastaba mucho. —Se echó a reír.
—Por Dios, qué ridícula os debí parecer trabajando en una hamburguesería.
—Nena…
Sonrió de una manera que ponía los pelos de punta. —Teniendo todo el
dinero del mundo no podía salir de mi casa. El miedo que tenía mi padre a
que pasara algo… —Miró directamente a Tevon. —Además tenía que
esperarte, ¿no? —Se echó a reír de nuevo. —Ya podía esperar sentada.
—Oh, qué pena. Así podríais pagarme. —Apoyó los codos sobre la
mesa. —Porque voy a cobrar.
—Dios mío…
—De eso sabes mucho, cielo. Pero antes de morir pienso cobrar.
¿Cómo pensáis conseguir mis cincuenta millones?
Tenso vio como ella se levantaba y con una fría sonrisa en el rostro
—Lo conseguirás para mí, cielo —dijo melosa—. Porque sino haré
una visita a tu madre. —Él se tensó. —Al parecer tienes hermanos,
deudas, pero con jardín y en Nueva York. Además, tenía que ser cerca de
Manhattan porque aunque vas de un lado al otro del mundo timando
incautos, conocías esa ciudad como la palma de tu mano y solo se conoce
una ciudad así si se ha vivido allí. Así que tu barrio tenía que estar lo
suficientemente cerca para que fueras a la ciudad. Aparte de eso, eres
La rabia que reflejó su voz hizo que Iris se tensara. —No somos
ante la casa de tu familia. Si les avisas para que se vayan, lo sabré, tengo
todos sus teléfonos pinchados y como se intenten ir de sus casas les mataré.
—Sonrió de oreja a oreja. —Que tengas un buen día, cielito.
angustiada.
—Déjame pensar.
vino de golpe. —Te dije que era jugar con fuego, no son como los demás
que por vergüenza o temor no hacen nada si nos descubren. Ellos llevan la
marca de la muerte y arrasan con todo lo que encuentran cuando quieren
venganza.
—Todavía me ama.
—Solo tenemos que hacer algo que les convenga. —Sus ojos
brillaron. —Algo que no puedan rechazar.
abrió una rendija para ver quien era y cerró. —Jefe, es ese tipo. Ya deben
haberle cacheado.
Ella sin dejar de comer el delicioso filete ni miró hacia la puerta. Tevon
entró en la habitación y Manuel se levantó pegándole un puñetazo que le
todavía no.
tiró al suelo.
Entonces ella levantó la vista del plato. —Basta. —Tevon sonrió por
mercancía.
de dólares a ti?
mirándole muy seria. —Porque sabes que esto no es un farol, ¿no es cierto?
cargamento.
empezando a cabrearse.
ponerse ante su rostro y sonrió por lo tenso que estaba. —Jamás pensé que
llegaras a esto.
casa y puedo hacerlo de nuevo. Por allí no hay radares. Puedo cargar hasta
tres toneladas.
Ella entrecerró los ojos porque era cierto que ya lo había hecho y
miró a su padre que también entrecerró los ojos. —¿Qué punto es ese?
—Tres toneladas son casi doscientos millones, jefe. ¡Es una locura!
para saber que por ahí no le pillan —dijo Simoneta —. Pero no me fío de él.
Puede ser una trampa de la DEA o algo así. Ha tenido tiempo para
llamarles.
—Sí que lo ha tenido. —Volvió el rostro hacia su hija. —¿No estás
de acuerdo?
calle, padre.
muchos años. Los planes son lo mío, nena. Y creo que os lo he demostrado.
—En eso tiene razón. Es muy inteligente. Usó nuestro punto débil
injustos.
se interpuso. —¡Apártate!
viaje. Harás cinco. Diez millones por viaje es lo justo. —Sonrió maliciosa.
alguien le delata.
Yo me encargaré de este.
—Es que todo era tan bonito… —Los hombres empezaron a meter
sus maletas de Louis Vuitton. —Y había tanto que ver. Ha sido un sueño. —
La risa de una mujer la puso alerta y estiró el cuello para ver como
Iris bajaba las escaleras con uno de sus vestidos como si fuera la dueña. Y
se reía con Manuel que se la comía con los ojos. Aquello era el colmo o
estaba soñando. Atónita miró a su padre que hizo una mueca. —Entiéndelo
caramelito, los negocios son los negocios.
—Tu padre…
—Nena…
—¡Dame la pistola!
—. Lo veía venir.
copiloto!
—Arrodíllate —dijo con ganas de sangre.
gritó Tevon.
¿Ese es mi vestido?
—Arrodíllate, zorra.
no te la creas!
¿Cómo has dejado que alguien que me ha hecho tanto daño mancille mi
casa con su presencia!
—Nena, lo siento.
—Lo siento.
por la nariz. —Dos años, he perdido dos años de mi vida por tu culpa, pero
a partir de ahora no vas a ocupar ni uno solo de mis pensamientos.
—Gracias.
Sonrió maliciosa. —Esto no ha acabado. —Tiró la pistola a uno de
sus hombres y se alejó con la cabeza bien alta.
Umberto suspiró del alivio antes de hacer una mueca porque Iris
fallado uno.
Manuel juró por lo bajo acercándose a Iris. —¿Y sabes por qué?
contestó el jefe.
cliente.
Gracias Carmen.
—Hija, hay que sustituir los clientes que por un motivo u otro
terminan desapareciendo.
—Lo harás tú solo —dijo fríamente bajando la vista por sus piernas
—. Al parecer las balas salieron limpiamente para que estés tan bien.
—Ni te me acerques.
comprado un avión?
—¡Jefa!
Él puso los ojos en blanco. —Qué mala leche tienes. Antes eras más
dócil, cielo.
—Que te den.
—Para siempre.
—Es tu penitencia.
—¡Me ha pegado dos tiros!
—Nosotros te pillamos.
padre.
—Bueno, papá, sabías que este día llegaría. Quiero volver a Nueva
York.
—Lo prometo.
—¡No es seguro!
solución? ¿Que no tenía dinero para hacer frente a la deuda? Mueve mucha
andadas?
—No creo que sea eso. Creo que lo que quería era estar cerca de ti,
muy lógico, ¿no crees? Para alguien que quiere ocultarse no. Felipe estaba
allí por negocios. Yo le envié y de repente se encuentra con él. Creo que
todo fue un montaje. Que quería que le encontraras y que supieras que
seguía vivo. Creo que sabía que seguías aquí, que no habías regresado a
—Y no solo eso, creo que Iris siente algo por Manuel y por eso se
unió al plan.
—Podrían haber muerto, no digas tonterías.
—Sí, puede que sean tonterías mías. O será que no quiero que te
—Prométemelo.
tenía trabajando y llegó esa misma noche justo en el momento en que ella
subía a su habitación. A pesar de que intentó hablar con ella, Simoneta ni le
dirigió la palabra.
intenso que apartó la cara sintiendo que se mareaba antes de poner los ojos
en blanco cayendo desmayada.
Mareada abrió los ojos para ver a Iris sentada en un sillón de piel,
parecía dormida. Alguien le puso un paño sobre su rostro provocando que
se desmayara de nuevo. La siguiente vez que pudo elevar los párpados vio
lo que parecía la parte de atrás del sillón de un coche. —Para, se ha
y la boca.
tenía que comprar otro suavizante. Abrió los ojos y al mirar el techo frunció
el ceño porque era de madera. Se sentó de golpe gimiendo de dolor y se
llevó las manos a las sienes cerrando los ojos con fuerza. Mierda. —Es un
sueño, es un sueño. —Abrió los ojos y al ver las ásperas sábanas de flores
casi grita del horror. ¿Dónde estaba? Elevó la cabeza lentamente para ver
una habitación decorada de manera muy austera. Solo había una cama y una
silla ante una mesa. La ventana filtraba algo de luz a través de los tablones
que tenía clavados para tapiarla. Pero aquello era imposible. ¿Cómo habían
conseguido sacarla de su casa sin que nadie se diera cuenta? Entrecerró los
ojos. —Tevon… —Furiosa se levantó y se tambaleó a un lado casi cayendo
¡Sácame de aquí!
zorra!
estás haciendo?
—Iris me ha abierto los ojos. Me dejo la piel por vosotros por una
—¡Cierra la boca!
—¿Tevon?
del país!
—Cierra la boca.
—Es eso, ¿no es cierto? ¡Iris no es nada sin Tevon! Todos vuestros
timos los planea él. Y como no iba a volver a hacerlo, has querido vengarte.
—¡Lo he dado todo por él y me arrastra a esto! ¡Ha sido culpa suya!
—¡Manuel, todavía podemos arreglarlo! ¡Diré que fue cosa mía, que
Apretó los labios mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Le
mataría, su padre le mataría. Puede que ya estuviera muerto porque en
solo indicaría que le habían hecho algo porque su padre confiaba en Manuel
plenamente. Angustiada se apretó las manos y miró hacia la ventana
acercándose para mirar entre las tablas. Solo había desierto. Dios, ¿dónde
estaban?
que la tengo yo. ¿Dónde? Antes de decirte dónde, transfiere cien millones al
número de cuenta que te enviaré a tu teléfono en los próximos cinco
puntos distintos.
de una de las tablas. Uno de los clavos chirrió en la madera podrida del
marco y se detuvo en seco, pero les oía murmurar así que no debían haberse
enterado de nada. Tiró de nuevo y un extremo se desprendió. Al ver las
puntas en la tabla se dijo que al menos tenía un arma. Tiró con fuerza y casi
cayó al suelo con la tabla en las manos. De puntillas se acercó a la cama y
gritó —¡Me duele la cabeza!
—¡Es todo mentira! ¡Tu padre no quería que te fueras y nos pidió
que hiciéramos esto para que Tevon y tú os acercarais! ¡Es todo mentira!
—¡Habla!
—¿Y tú?
—Yo me voy.
—Lo he hablado con Umberto, quiero irme con Iris, tener otra vida.
Hacer esto era el precio por su libertad.
tosió sangre y Simoneta reculó hacia atrás en shock. Manuel tosió de nuevo
volviendo la cara hacia ella como rogándole ayuda. Sin poder soportar su
mirada se abrazó las piernas enterrando la cabeza en ellas. —No, no…—
Los gritos de Iris la hicieron gemir de dolor y no dejaba de susurrar —No,
por favor.
—¿Tú me das lecciones? ¡Lo que he hecho ha sido por amor! ¡Tú lo
hiciste por dinero! —La metió en el coche y lo rodeó lo más rápido que
podía para sentarse tras el volante. —¿A dónde vas?
—¡Al hospital!
Capítulo 9
Estarás agotada. —La enfermera que estaba haciendo la cama vio el vasito
con la medicación de la noche anterior y estaba sin tocar. —Pero no te has
descansar.
Se volvió para mirarla furiosa. —¡Dile al doctor que no pienso estar
aliento y a toda prisa salió de la habitación. Las enfermeras debían estar con
los pacientes, así que caminó hacia el mostrador sin hacer ruido por sus pies
—Residencia Schneider.
que sigo igual porque no me ha visitado ni una sola vez. Es evidente que le
hay pacientes que son peligrosos. Venga, tómate la medicación que ahora te
—Gracias, Elsa.
pasaran. Una mujer vestida con traje dijo —Doctor, tenemos un problema
—¿Qué ocurre?
—¿Qué?
prisa. —Tenemos que irnos cagando leches. Los míos intentarán retenerle,
pero no será por mucho tiempo. Tenemos cuatro minutos para salir de la
sacando un cable rojo. Sacó unos alicates del bolsillo del pantalón y lo cortó
cogió para acercarse. —Tengo que dejarte caer. Al menos es un primer piso.
Siéntate en el marco con las piernas hacia afuera. —Ella lo hizo y agarró
sus manos para que la bajara todo lo posible. Al mirar hacia abajo vio que
aún había una buena altura. —¿Lista? Dobla las rodillas al caer.
—Vale.
un lado para ver que Tevon ya estaba sujeto en el alfeizar con ambas manos.
Se dejó caer y Simoneta suspiró del alivio cuando se levantó sin heridas. Se
Alguien tiró una escala desde el otro lado y se agarró a ella subiendo lo más
rápido que podía. Al pasar la pierna al otro lado vio a Iris que sonriendo le
guiñó un ojo antes de gritar —¡Tírate! —Lo hizo sin dudar y gimió por el
punto de llamar a un tío suyo que es senador para que la embajada hiciera
algo.
¿Está bien?
de cicatrices que tiene. Dice que te dé un beso, pero eso mejor lo dejamos,
¿no?
—Eso es lo mejor, nena. Nos hemos escapado con una de las cargas.
—¿Estás loco?
—En la finca.
—Genial, eso de que quería alejase del negocio era mentira, ¿no?
—¿Con todo lo que ha trabajado? ¿Estás loca? —dijo Iris desde
atrás.
—Mierda.
repetir que eres lo único que tiene y que estos dos años han sido los mejores
que habéis compartido nunca. Teme que no le perdones, que te hagas daño
y no piensa razonablemente.
Pasmada miró hacia atrás. —¿No fue para tanto? ¡Creía que había
matado a mi amigo por un plan absurdo!
Iris chasqueó la lengua. —Claro que sí, jefe. Tus planes nunca
fallan.
—¡Esa ironía de que tus planes nunca fallan es por algo y quiero
saberlo!
—Bueno nena… Cuando os timamos hubo un par de problemas.
—Iris…
corriera a los brazos de su padre como una descosida. Pero no, en lugar de
pegarle un tiro a la taquilla del gimnasio como tenía previsto no hizo nada.
—¡Y te pide una cita! —dijo Iris sin salir de su asombro—. ¿Cómo
ibas a temerle cuando dijera que era un asesino a sueldo? Casi se te caían
cliente pedía esa cantidad por olvidarse del asunto. ¡En lugar de eso nos
metimos en la boca del lobo exponiéndonos demasiado! Tevon fue
cambiando el plan a medida que sucedían las cosas y no se puede hacer así.
¡Siempre hay que seguir el plan, porque si no hay heridos! —Le puso la
—¿Por qué crees que lo organicé todo para que nos encontraras? —
dijo Iris divertida dejándola pasmada—. Porque Tevon sabía que te había
hecho daño y jamás daría el paso de acercarse a ti de nuevo. Su traición te
dolió tanto que se notaba en tus ojos. Llevaba dos años hecho polvo, así que
le hice un favor. Y cuando dije que no tenía los cincuenta millones él se
poco.
Manuel estará intentando aplacarle por lo de la droga. No creo que sepa aún
que has escapado de esa clínica. Esos mamones no querrán reconocer su
error hasta que se den cuenta de que no te encontrarán. Y para eso aún
faltan horas. Pero en cuanto se entere sabrá que nosotros te hemos ayudado,
lo que no mejorará nuestra situación.
—Dame el teléfono.
—Nena…
—¿Simoneta?
—¿Manuel?
—Está pegando gritos sin ton ni son porque cree que se han largado
con la carga. Doscientos millones.
—Que se ponga.
—Enseguida —dijo divertido.
—¡Oye!
—¿Sí?
—Lo siento.
—Estoy fuera.
—¿Cómo?
—Sí, papá.
tuvieras todo a mi lado. El hombre que amabas te haría feliz. Por eso hice lo
que hice, ¿me entiendes?
no quería vivir así, ella tenía que respetar su decisión. Pero la apenaba, la
apenaba mucho.
mismo.
—¡Ya te lo dije una vez! ¡Nunca podrás librarte de tu vida! ¿En qué
crees que basamos los timos, Simoneta? ¡En la verdad! ¡Sino no son
creíbles! ¡Tu vida nunca será esa que ideé para ti! ¡Nunca tendrás un lugar
seguro donde refugiarte porque ahora el mundo es muy pequeño! ¡Cómo
quiera que te cabrees con él después de lo que ha pasado, pero eso es una
locura.
—No te lo había dicho antes porque quería que fuera una sorpresa
para cuando llegaras, pero…
—Le he dicho que eres una amiga desde hace muchos años, pero se
niega en redondo a que se me relacione contigo —dijo entre lágrimas—.
Dice que eso puede ponerme en peligro y que no piensa formar una familia
a mi lado, para que un día me peguen un tiro cuando esté tomando algo
contigo en una cafetería. Lo siento.
nena.
casar, eso quiere decir que le ama muchísimo. Ella sí que ha demostrado
que le ama por encima de todo.
—Al contrario que tu padre, al contrario que yo que me fui con los
diamantes.
—Iris déjalo.
—¡Perdona, pero que yo sepa lo único que hizo fue idear un plan
para salvaros el cuello cuando tú lo descubriste todo para recuperar a
Manuel!
—¿Y?
repetía. Ahora estaban sellados, pero antes de iniciar el plan abrimos dos de
ellos para largarnos si había problemas. Uno daba directamente al Sena
donde teníamos una barca preparada para huir.
recuperarme?
—¡Perfecto!
Se cruzó de brazos mirando al frente. —Y gracias por sacarme de
ese sitio horrible.
—Lo sé.
—¡Estaba drogada!
—Te bababas y todo —dijo Iris haciéndola jadear del horror y esta
—¡Dame el móvil!
cuello a ver si tenía algo en la otra nalga. Sonrió al ver al ángel. —Nena,
bonitos tatuajes.
—Iris bórrala.
—¡Eh!
Se quedó de piedra.
—¡Te imitó!
Iris hizo un gesto con la mano sin darle importancia. —En un campo
—Pues sí. Pero tranquila, que hay unos árboles muy majos que le
cubren.
amigos para que nos llenaran el depósito con una cuba y que hagan el
paripé en la clínica para poder largarnos!
—No la soporto.
—¿Qué?
—Lo había entendido, ¿pero para qué? —Abrió la puerta del coche
Vielen Dank, dass Sie sich um unser Flugzeug gekümmert haben. Wir
hatten ein mechanisches Problem, aber wir haben bereits das Ersatzteil.
se acercaba a Simoneta y la cogía por la cintura. —Oh, das ist mein Mann,
Paul Carpenter.
—Seine Frau spricht sehr gut Deutsch —dijo uno de los hombres.
—¿Qué ha dicho?
—Vielen Dank, dass Sie ein Auge auf unser Flugzeug geworfen
haben. Ach ja, und für das Auto. Sie waren sehr freundlich.
dicho?
—Nada del otro mundo, que nos faltaba una pieza y que tuvimos
que ir a buscarla. —Se encogió de hombros y miró tras ella suspirando del
alivio al ver la carga allí. —Y les he agradecido que nos vigilaran el avión.
¿Nos vamos?
vista hacia él para ver que la miraba como si quisiera comérsela entera, lo
¿Tevon?
ella.
venas.
Dio otro paso hacia ella y Simoneta chocó con la gran carga al
significa?
cayeron al suelo y Simoneta ansiosa se los quitó con los pies. Él impaciente
se abrió los pantalones dejándolos caer y la cogió por los glúteos para
elevarla. Aquello era increíble. Todo lo que ese hombre le hacía sentir la
volvía loca y desesperada por más metió la mano entre los dos cortándole el
aliento. Tevon se apartó para mirarla a los ojos y se dejó llevar por ella
de placer. —Sí…
lentamente y cuando regresó Simoneta creyó que no podía ser más feliz,
pero lo repitió y esa felicidad, ese placer aumentaba una y otra vez. Pensó
que se volvería loca porque a medida que el placer se intensificaba, crecía
felicidad inmensa.
sudadera. Esa mano bajó hasta su nalga y Simoneta sintió como su sexo
crecía de nuevo en su interior. —Nena, menos mal que tenemos que cruzar
poniéndosela a toda prisa. Tevon frunció el ceño. —¿No tienes nada que
decirme tú a mí?
zapatillas o algo. Menos mal que esos hombres no se dieron cuenta de que
no las llevaba.
es que habían pasado tantas cosas que no sabía qué decir. Vio una bolsa y
pensando que igual tenía algo de comer fue hasta allí y tiró de la cremallera
abriéndola del todo. En la bolsa había dinero, una pistola y algo de ropa.
Cogió las deportivas que era evidente que eran de Iris y algo se cayó al
suelo. Al mirar hacia abajo vio que era una pequeña agenda. Tevon que se
estaba vistiendo y rumiando algo por lo bajo no la había visto, así que la
cogió discretamente y volviéndose la abrió. Había una foto de ella con otro
tío mostrando un anillo de compromiso. Se le cortó el aliento y al volver la
foto vio la fecha y las palabras que había escritas. Amor de mi vida, siete de
marzo del dos mil veintidós. Justo un año antes. Se había comprometido
con otro. Al mirar la agenda vio que lo que había escrito en la foto lo había
escrito ella. En esa agenda había datos de personas, fechas, cantidades que
arrugada porque se habían tumbado encima. A toda prisa pasó a las últimas
hojas. Al parecer esos dos últimos años habían estado muy ocupados. Pasó
la hoja y vio que ponía último golpe, pero nada más. Ni planes ni nada que
indicaran cómo iban a hacerlo. Volvió a dar la vuelta a la hoja hacia atrás y
leyó que era un timo en Venecia. ¿Y después de ese iba el último? Pero el
último debería ser el de París, el que les interrumpieron y que Tevon no
pudo terminar.
me lo cuentas todo ya mismo o esto tiene pinta de que va a acabar muy mal.
—Sí. Murió por culpa de un trabajo que hicimos hace seis meses, se
—Nena, es la verdad.
—¿Y Manuel?
Dio un paso hacia ella. —Manuel le importaba una mierda hasta que
Chris murió. Y después también. Me encontré en París con la movida que
—Eso que tú sepas. —Le señaló la página. —Aquí dice último timo.
serio.
—Nena…
—Escúchame, por favor. Sabía que sentías algo por mí todavía, así
que en París puso el cebo para atraernos. Como dijo sabía que a ti se te
ocurriría algo. Algo para llevaros de nuevo a mi casa. Ya en el terreno
intención era pedir los quinientos millones de las Caimán. Pero yo hiero a
Manuel y cojo su pistola. Ella aún está herida por mis disparos y no le dio
—¿Por qué?
—Fue idea mía sacarte de Suiza. Ella no tuvo nada que ver.
—Hasta que tú dijeras que ibas a por mí, para no levantar tus
sospechas.
—Es tan rebuscado…
que tenía en mente era aterrorizarme para que regresara a casa. ¡El mismo
asesino que después pensaba pedir treinta millones para que me dejaran en
paz!
cargador y vieron que estaba vacío. —Tu padre jamás nos dio armas. Ni
siquiera para hacer las entregas. ¿Por qué tiene una pistola descargada? ¿Y
de dónde la ha sacado?
—Sé que no te fías de mí, pero te aseguro que nunca haría algo que
te pusiera en riesgo.
Soltó una risita. —Sí, de eso ya me he dado cuenta. ¿Ahora por qué
no me cuentas tus razones para llevarme a casa de mi padre la primera vez?
la mierda. Cada vez que te veía dejaba de lado todos mis planes. ¡Eras tan
inocente, habías sufrido tanto que no podía hacerte más daño! Si entré en
esa librería fue porque no pude evitarlo como no pude evitar llevarte a ese
restaurante. Iris perdió la paciencia, sí. Sabía que lo de Kimberly había sido
idea suya, ya estabas muy asustada y quisiste volver con tu padre a pesar de
que te di otra alternativa.
—No puedo negar que fue una decepción, nena. Pero te entendí.
Aparece un tío que dice que es un asesino y que quiere llevársete al otro
—¿El qué?
había hecho por mi bien. —Apretó los labios. —Pero cuando volví a
verte…
de llegar haremos una llamada. —La miró a los ojos. —Tu padre transferirá
el dinero. Quinientos millones a una cuenta mía, de Suiza precisamente. Y
lo hará porque sino Tevon te matará.
—¿Qué?
¿Los doscientos millones que hay aquí más su princesita o los quinientos
que tiene en el banco?
cosa mía.
Iris se acercó a su bolsa y abrió una cremallera lateral para sacar un
—¿Y si me niego?
—¿Qué has hecho? —gritó fuera de sí—. ¿Qué coño has hecho?
—¡Arrodíllate!
—Vamos a ver como haces para llamar a mi padre sin mí, hija de
puta. ¡Dispara!
—¿Que pasó, Iris? ¿Eres tan egoísta que no podías dejarle ir? Porque sabías
que se acababa, ¿no?
—¡Simoneta no!
—No lo hagas, como le has dicho a tu padre esta vida no es para ti.
Déjame a mí.
—¿A ti que la has creído siempre? ¿Que ha sido tu cómplice durante
años?
Entrecerró los ojos. —Pues tienes razón, mátala tú que la has metido
en mi vida.
—¡Confiaba en ella!
—¡Y tú también!
—¡Me cambiaste por esa! ¡Y lo hubieras hecho hace dos años! —De
repente sacó el arma de su espalda apuntándole.
—Eso es mentira.
—Lo sabías.
mandó a esa para fingir que iba a matarme! —Se acercó furiosa. —Dame la
pistola.
—Nena siéntate.
La fulminó con la mirada y dio dos pasos hacia ella para arrebatarle
la pistola.
—Mira tú por donde, puede que esto salga bien. —Iris se levantó y
cojeando se acercó a ellos, pero Simoneta la apuntó con el arma cargada. —
No me vas a matar, estúpida. —Le arrebató el arma y la apuntó a la cabeza.
Sin dejar de apuntarles Iris fue cojeando hasta la carga y cogió una
cuerda que había en el suelo y unas bridas. Se acercó de nuevo y se los tiró
a Simoneta. —Ata la cuerda a ese saliente y las bridas a sus muñecas.
¡Rápido! —Elevó el arma. —Y más te vale que el nudo esté bien apretado.
—¡Rápido!
—Ya está.
Tevon sonrió. —Es lo más bonito que me has dicho hasta ahora.
—¿De veras?
—Bien, eso significa que no soltará los mandos. —Le costó abrir el
nudo y deslizó las bridas por la cuerda antes de hacer lo mismo con Tevon.
balas?
Ella juró por lo bajo, pero casi chilla de la alegría al ver una caja de
herramientas casi escondida por la carga. La abrió procurando no hacer
ruido y cogió un cúter. Se cortó las bridas a toda prisa y se acercó a Tevon
haciendo lo mismo. —Bien, nena.
su gusto. —¿Tevon?
bien nuestro cuerpo. Esto no es nada. —La miró a los ojos lo que la
aterrorizó aún más porque estaba mintiendo. —Me preocupas más tú. ¿Te
mareas?
—Un poco.
bolsa sacando una camiseta. Para su sorpresa sacó unos sobres grises con
contenido, que eran unos polvos blancos, sobre la herida hasta cubrirla
rogando porque ese dolor cesara. —Lo siento, preciosa, pero solo hay esta
manera de detener la hemorragia.
No fue capaz de contestar, el dolor era tan intenso que ardía. Apenas
—Es más fácil decir eso que explicar cómo vi morir a todos mis
Tevon hizo una mueca. —No has sido la única que ha pasado por un
—Y seguiste robando.
—Para algo tenía que servir robar tantas bicis. —Apartó la mano y
—Sí.
—Sí.
—Lo sé. Eso demuestra que todo pasa por una razón. Tenías que ser
como eres para comprender mi vida.
—Aparte de eso.
—Suena bien.
Entrecerró los ojos. —No los podemos dejar con tu madre y que
luego les roben las bicis a los vecinos.
—Qué difícil...
mareas?
—No es nada. Tapona el orificio de salida.
Como se habían acabado los polvos de esa bolsa abrió la otra y muy
me gustaba.
—Había pensado…
—¿De veras?
—Bueno, cuando te fuiste para no volver hubo unos días que pensé
en ello.
—¿No me digas?
poco lejos.
—Y a mí.
licencia —dijo con ironía—. Tenía tiempo de sobra, pero es que pensé que
no volvería a verte.
padre —dijo mirando el sobre. Él sonrió divertido yendo hacia una caja y
sacando una botella de agua. Se sentó a su lado gruñendo de dolor y se la
tendió escondiendo el martillo tras él. —Sí, creo que le darán buen uso
Simoneta bebió sedienta. —Eso es, nena. Tienes que estar hidratada.
—Cuando bebió la mitad le dio la botella a él que bebió con ganas.
saltar.
Rio por lo bajo. —Tú te lo has buscado, Morton. Por cierto, ¿cómo
me apellidaré?
mucho.
—¿Qué le ocurrió?
él ni me importa.
—Lo siento.
—Serás cabezota.
fuselaje. —Seguro que te hace más ilusión el anillo de compromiso que voy
a comprarte.
—¿Ya sabes cómo es? —preguntó ilusionada.
Abrió los ojos. —Sí, pero eso no voy a decírtelo. Es una sorpresa.
una sonrisa.
—¿Seguro?
—Nena…
fascinaste, jamás había conocido alguien como tú. Tan seguro de sí mismo,
oreja. —Me hubiera gustado hacer las cosas de otra manera, haber sido otra
persona.
—Eso nunca.
—No, no.
—Nena, tienes que ser fuerte. Tienes que volver a casa. Escúchame
—dijo cuando ella negó con la cabeza—. Mi móvil está en la bolsa. Vete a
por él.
Corrió hasta la bolsa y lo sacó para regresar a su lado tan rápido
como podía. Puso su dedo ensangrentado sobre la pantalla, pero no
el aliento.
llamar su atención y esperar a que se abra esa puerta. Tienes que matar a
Iris.
mandos, allí las verás. Gira las ruedas hasta poner la posición a la que
—Sí.
en cuanto sueltes las correas que sujetan la carga esta irá directa hacia la
puerta trasera.
—¿Qué?
Sollozó. —Nada estará bien sin ti, tienes que luchar. ¿Y la vida que
nos hemos inventado? Tienes que hacer que sea real. Tú puedes hacerlo.
Siempre tienes planes y finges ser quien no eres, pero esta vez no vas a
Sonrió con tristeza. —Nada me gustaría más que hacer que ese
futuro se haga realidad para ti.
—Has hecho que te ame más que a nada, no puedes hacerme esto.
—Las lágrimas corrieron por sus mejillas. —No voy a dejar que lo hagas.
—Sí que lo está. —Se abrazó a él. —Te amo, te amo, no me dejes.
—Él acarició su cabello. —Haré lo que sea, te lo juro. Después de dos años
sin ti sé que no podré olvidarte. Por favor lucha…
Su mano dejó de moverse y cayó a un lado provocando que
Simoneta retuviera el aliento. Lentamente se apartó para ver que había
pestañas cayeran por sus mejillas. —Estás vivo. Aún estás vivo. —Cogió su
entrecortado.
—¿Qué?
—¿Por qué?
—¿Allí dónde?
correcta.
—No tengo tiempo, pero quiero que sepas que a pesar de todo lo
sujetaban la carga al fuselaje del avión por distintos puntos. Pero sus ojos
brillaron al ver un cierre que debía abrir todos los agarres. Muy lógico si se
quería tirar desde el avión. —Bien, Simoneta. —Se volvió hacia Tevon y
susurró —Esto va a ser lo más difícil. —Se agachó y le cogió por debajo de
las axilas para tirar de él. Gimió arrastrándole hasta el alijo y sollozó porque
no sabía si sería capaz de subirlo. El cargamento era casi tan alto como ella.
¡Casi no tenía tiempo! —Se agarró a una de las correas con una mano y
metió el pie en otra tirando de Tevon, pero era imposible, se le resbalaba y
motor con el cable de acero que tenía el enorme mosquetón. A toda prisa
agarró el mosquetón y se sujetó a las cintas de nailon para subir escalando
la carga. Al llegar arriba caminó a gatas para no dar con el techo. Dejó caer
el mosquetón por el otro lado bajando lo más rápido que podía. Tirando del
cable enganchó el mosquetón en el cinturón de Tevon y corrió hacia la
pared detrás de la carga para pulsar el botón. Cuando vio como el cable se
enrollaba en una bobina casi chilla de la alegría. Escuchó un golpe y gimió
estiró para ver que ya estaba sobre la carga, así que pulsó el botón con el pie
deteniendo el mecanismo. Volvió a subir y le desenganchó. Con las cuerdas
le ató lo mejor que pudo a la carga dejando espacio con lo que debía ser el
idea de donde estaba y tendría que utilizar esa argolla cuando se tiraran.
cogió el martillo, tomando aire antes de gritar para hacerse oír por encima
de los motores —¡No, no! ¡No me mates! ¡Tevon no! ¡Os daré el dinero, os
lo juro!
golpe e Iris apareció apuntando hacia el otro lado del avión. Ni vio venir el
martillazo que la hizo caer redonda al suelo. Se agachó para coger la pistola
y furiosa le pegó un tiro en la nuca. —Eso por traicionar a mi hombre,
zorra.
negra y la elevó. Iba a pulsar el botón cuando se dio cuenta de que el mando
que se suponía que era para pilotar giraba solo hacia su izquierda. Claro,
Iris lo había puesto ya en piloto automático para levantarse. Suspiró del
hace? —Se pasó las manos por la cara pensando en ello y se dijo que lo
primero era quitar el piloto automático. Reteniendo el aliento pulsó el botón
y para su sorpresa aparte de una ligera vibración no pasó nada. —Esto está
chupado —dijo loca de contenta. Agarró los mandos con ambas manos y
notó la diferencia, pero vio que uno de los marcadores pitaba. Sin aliento
miró hacia allí para ver que sí que descendía y cuando atravesó las nubes
rio. —Sí cielo, vamos a conseguirlo. —Se levantó y corrió hacia la zona de
estiraba la otra para coger una de las correas del cargamento. —Enseguida
estamos abajo, mi amor. —Cuando llegaron casi al punto del mapa soltó el
móvil, tiró de la palanca y el propio peso de la carga hizo que se deslizara
por los raíles mientras ella gritaba sujetándose con la otra mano a la correa.
—¡Mierda, mierda! —gritó cuando salieron por la puerta de carga y esta
giró haciendo que soltara una mano, pero volvió a girar y ella quedó
la carga. Gritó tirando de su propio cuerpo y llegó hasta él. —Ya estoy aquí,
cielo. —La carga giró de nuevo y consiguió agarrarse, pero al ver que se
acercaban a toda prisa al agua, frenética miró a su alrededor para ver que la
parte de arriba. Simoneta tumbada al lado de Tevon suspiró del alivio. —Ya
está, cielo. —Estiró el cuello para ver varios barcos por la zona y rio. —¡Ya
está! ¡Lo conseguimos! ¡Leche, yo también podría haber sido seal! Si me
ocurrió algo. —No, no. ¡El peso nos va a hundir! —Frenética empezó a
soltar sus cuerdas y después la que ella tenía en la cintura. Agarró a Tevon
con ella. Sin aliento miró el cielo totalmente azul y sollozó de la alegría
antes de mirar a un lado para ver un gran globo amarillo. Vio que una de las
barcas se acercaba y un hombre les apuntó con lo que parecía un rifle para
rostro totalmente pálido. Gritó del horror antes de arrodillarse para darle un
masaje cardiaco. Desesperada empujó con ambas manos sobre su pecho una
y otra vez. El sonido del helicóptero la hizo mirar hacia arriba. Un hombre
sacaba una camilla metálica. —No vas a dejarme, no lo permitiré. ¡No vas a
dejarme!
Capítulo 11
operado?
que hacer.
—¿En coma? —Sin saber que lloraba sorbió por la nariz. —¿Pero se
pondrá bien?
—La bala dañó algo del corazón. Apenas lo rozó, pero tocó algo de
una membrana que lo rodea. Eso hizo que se inflamara. Dicen que es un
desde el principio.
—Explícate.
—¿Qué?
—Con cien millones creo que será suficiente.
de subirle de la UCI.
por verle. No me han dejado bajar y he sido muy paciente esperando una
especial.
Hizo una mueca. —No, me da mil vueltas. Ya verás que labia tiene.
¿Cómo estoy?
—Preciosa.
—Será posible —dijo por lo bajo yendo hacia ella para abrirla de
par en par.
nuevo.
—¿Qué has dicho?
—Que no se resfriará.
—Ya, claro.
importa. Que pesados están con los interrogatorios —dijo molesta—. Mira
a ver si ya le suben.
—Eso pienso hacer. —Se volvió para seguirla con la mirada y esta
—A ti no te gustaría ninguna.
ninguna.
Parpadeó. —¿El nuevo avión para qué? ¡Mi hombre no hace más
viajes!
—Papá…
ya viene…
—Muy gracioso.
antes de tiempo. —Miró a su padre que estaba muy tenso. —Padre, tienes
que encontrarle, no está bien y necesita su medicación.
volar de noche y había dejado a muchos de sus hombres para que buscaran
a Tevon, pero no tenían noticias de su paradero. Y eso que Phillip, que era
el dueño de los bajos fondos de la isla también se había afanado en
buscarle.
—Sube.
—Enseguida voy.
que la alertó sobre sus sentimientos hacia Iris. Parecía una persona que
estuviera pasando un duelo.
La culpa fue mía que no me di cuenta de que me utilizaba. Mira, tengo que
hacer y…
La miró incrédulo. —¿Yo? ¿Qué haces con una pistola? ¿Tu padre
nos traicione.
—¿Estás loca?
—Me preguntaba cómo Tevon había pillado a Iris, cuál había sido la
clave para que la descubriera. Era lista y le conocía muy bien, sabía cómo
esquivarle. De hecho, durante dos años la creyó y se dejó influenciar para
alejarle de mí, pero hubo algo que tuvo que llamarle la atención para que le
pusiera en alerta. Al principio pensé que había sido la pistola que se suponía
que no debía tener en el avión, pero luego me di cuenta de que no había
—Claro que lo sabes. Entre los nervios de huir y todo lo que estaba
pasando no me di cuenta, creí que lo había escrito ella, pero no era así. Ese
revisas sus papeles, así que no te era difícil saber cuánto tenía en su cuenta
de las Caimán.
—Sí fui yo, yo se lo dije después de acostarme con ella, ¡pero fue un
comentario! ¿En serio crees que querría robar a tu padre?
registraste para comprobar que no tenían armas. Así que la agenda estaba
allí si después yo la encontré en el avión. Estaba en su equipaje y por lo
dijo Tevon—. Como ella aparentó ante los de la hacienda que no te había
olvidado. Iris creyó que te embaucaba a ti, pero eras tú quien tiraba de los
mata en un juego que os salió muy mal. Una vergüenza ante tus hombres,
¿no es cierto?
las familias.
principio!
tu padre! ¡Jamás pensamos en robar nada! ¡Éramos felices juntos y eso nos
bastaba! Pero me heriste y todo cambió. Algo cambió en mí. Me dije que
podíamos largarnos y vivir tranquilos como ella quería. Lo pasó muy mal
cuando me heriste, temió perderme y…
profesión era engañar, sonsacar y desplumar! Cuando murió Chris, pasó una
depresión severa. ¡Eso no ocurre porque sí! Me dijo mil veces que era la
persona que más había amado en la vida. ¡Y no tenía por qué mentirme!
Tevon puso los ojos en blanco. —A ver si ahora todo va a ser culpa
de Simoneta.
Asombrado la miró.
—¡Con razón!
—¿Hablas en serio?
—Jefe…
—Oh…
del avión.
estaremos juntos. —Se acercó para besar sus labios. —A todo lo que nos
enfrentemos, lo haremos juntos.
Hizo una mueca. —Es una pena que tengas que cambiar de apellido.
—¿Eso es un sí?
preciosa en la finca, con los que amaba. Hasta había ido Samantha, que
había convencido a su reticente marido para que la acompañara. Incluso
Víctor, que así se llamaba, se lo pasó bien a pesar de estar algo tenso al
principio con tanta seguridad, pero Manuel le dio dos copas de tequila y
antes de darse cuenta estaba bailando una ranchera con su mujer. Sonrió con
cariño, era una pena que después de eso solo pudiera llamarles si estaba
fuera de la isla.
—Nena…
estoy en el avión.
avión.
Rio por lo bajo. —Me lo imagino. ¿Llegarás para la cena?
de lana rosa.
Chasqueó la lengua. —Igual el año que viene si siguen las cosas así.
—Y yo a ti, mi amor.
—Enseguida estaré contigo.
—Tevon…
—¿Sí?
días que le rondaba por la cabeza porque cuando le había dicho que había
que ir a ver a su padre casi había corrido a subirse al avión. —¿Eres feliz en
la isla? ¿Conmigo?
toque.
¿Cuándo?
Una hora después allí seguía y miraba a su alrededor comiendo un
sándwich de huevo a dos carrillos. Alberto sentado entre sus piernas cogió
una patata frita metiéndosela en la boca. —Papá está al llegar —dijo con la
boquita llena.
lo acercó a la boca para que bebiera con ganas. Cuando no quiso más,
apartó la cara para coger otra patata. —Eh, ese no era el trato. Una patata y
un poco de sándwich.
Señaló el vaso con su grasiento dedo. —Agua, así que toca patata.
Rio porque era tan listo como Tevon y le besó en la frente antes de
acariciar sus rizos castaños. Era la viva imagen de su padre y se iba a poner
No hijo, no es papá.
cuando se acercó vieron como sacaba la mano por la ventanilla para saludar.
preciosa.
—Jo.
—Pero seguro que papá te traerá algo del abuelo. ¿Vamos a verlo?
Alberto abrió los ojos como platos pegando las manitas al cristal. —Hala.
—¡Sí!
encanta mi regalo.
—¡Sorpresa!
—Hostia, hostia… —Dejó al niño en el suelo y caminó hacia la
escalerilla, pero al darse cuenta de que no podía sacar el caballo por allí fue
—Genial, sin presiones. Se nota que eres una Garrido con todas las
letras.
que estando contigo y no querría vivir en otro sitio que no fuera aquí.
FIN
Sophie Saint Rose es una prolífica escritora que lleva varios años
publicando en Amazon. Todos sus libros han sido Best Sellers en su
1- Vilox (Fantasía)
34- Me faltabas tú
35- Negociemos (Serie oficina)
50- Mi matrioska
51- Nadie nos separará jamás
55- Mi refugio
56- Todo por la familia
57- Te avergüenzas de mí
58- Te necesito en mi vida (Serie época)
época)
150- Prometido deseado. Hermanas Laurens 2 (Serie época)
151- Me has enseñado lo que es el amor (Serie Montana)
152- Tú no eres para mí
169- Mi protector
170- No cambies nunca, preciosa (Serie Texas)
171- Algún día me amarás (Serie época)
172- Sé que será para siempre
5. No cambiaría nunca
6. Lo que me haces sentir
1. Elizabeth Bilford
2. Lady Johanna
3. Con solo una mirada
4. Dragón Dorado
5. No te merezco
6. Deja de huir, mi amor
7. La consentida de la Reina
8. Lady Emily
9. Condenada por tu amor
10. Juramento de amor