Los 3 hermanos. En un lejano lugar, vivían Marta y Felipe, que se acababan de casar. Tenían una bonita granja donde criaban animales y deliciosos vegetales.
Tuvieron 3 hijos y para celebrar su nacimiento
decidieron plantar 3 manzanos, 3 naranjos y 3 melocotoneros. Compraron 3 vacas para que los pequeños tuviesen toda la leche que necesitaran.
Los 3 pequeños vivían felices allí, en el campo, y un
día sus padres les explicaron que tenían que ir al colegio. Un niño que vivía cerca de la granja les había contado que en el colegio tenían que estar 3 horas sentados y 3 horas escribiendo, ¡y eso no les había gustado! No podremos estar tanto tiempo sentados, eso es un aburrimiento – pensaron los 3 niños – La mamá, al ver la preocupación de sus 3 hijos, les explicó que el colegio es un sitio mágico, donde se pueden aprender un montón de cosas nuevas. – ¿Y podremos leer cuentos? – preguntaron los niños. – Seguro que cada día leéis uno nuevo – contestó mamá. Por fin llego el día de inicio del curso y en la puerta estaban preparadas las 3 mochilas, los 3 almuerzos y 3 delantales para cada pequeño. Cuando llegaron al colegio los 3 niños se sintieron un poco asustados, pero su mamá les llevó a su clase y allí conocieron a la profesora. Su maestra les mostró sus 3 perchas, sus 3 pupitres y les dio 3 lápices, 3 borradores y muchos colores.
Pasaron el día coloreando. Leyeron cuentos de
caballeros y princesas. Aprendieron cosas increíbles sobre la luna y las estrellas. Conocieron a nuevos amigos. Jugaron en el parque, donde había 3 toboganes, 3 columpios y una casita de juguete donde entraban los 3 hermanos y algunos de sus nuevos compañeros. Fue un día fantástico y los hermanos decidieron que aquello de aprender e ir al colegio era muy divertido y, además, podían jugar con muchos más niños.
Y así fue como los 3 hermanos comenzaron el cole.
Poco a poco fueron creciendo. Los 3 se hicieron maestros para poder mostrar a otros niños todo lo que ellos en la escuela disfrutaron y aprendieron.