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Posibles títulos: Una historia de fe, El extraordinario poder de Dios, Cuando Dios obra,

Una obra de Dios, Viviendo la fe, Experiencia de fe, Una experiencia singular
Breves palabras iniciales
Viviendo la fe es una idea pensada hace algún tiempo. Supe que la escribiría cuando me di
cuenta de la forma especial en que el Señor obraba desde los momentos iniciales de esta
congregación. En el transcurso de los años la he visto en el crecimiento de esta iglesia, en
cómo guardó el testimonio ante la comunidad, en el desarrollo de lazos muy respetuosos y
fructíferos con hermanos de otras congregaciones, tanto en Cuba como en el extranjero,
gracias a los cuales incluso nuestros pastores y líderes han podido superarse y alcanzar la
capacitación idónea para su desempeño. He disfrutado la poderosa mano de Dios al
evidenciar que nuestra iglesia ha crecido en la difusión de la Palabra, en sus diversas
actividades y ministerios.
Pero, en honor a la verdad, no tenía idea, en el principio, de lo que llegaríamos a ser hoy:
una obra hecha por Dios en un lugar de prestigiosas congregaciones establecidas. También
en la singularidad de la nuestra veo Su grandiosa manera soberana. No pensé entonces
escribir esa experiencia vivida por muchos.
Deseo que la generación que hoy integra nuestra membresía sepa cómo empezó todo, cómo
se levantó la obra que disfrutan. Anhelo que el libro resulte un aliciente para que busquen el
rostro del Señor con la misma fuerza con que lo hicieron sus fundadores.
Al principio no tenía idea de cuál sería nuestro futuro. Me había preparado como misionera,
me apasionaba servir a Dios y hacer su voluntad. Soy mujer y enfrenté situaciones difíciles;
pero yo no me puse al frente y los pastores se estaban formando. Los años de trabajo me
convencieron de que la obra misionera es pasión, llamamiento genuino, amor por quienes
no conocen el evangelio, disposición a una entrega total para seguir a Dios. Es un camino
para toda la vida; una senda de lágrimas, alegrías, renuncias, disciplina, fe. Mi esposo y yo
lo sabíamos y pusimos nuestra casa al servicio de la iglesia. Así durante años, incluso hoy.
Viviendo la fe recoge, en síntesis, nuestra experiencia colectiva. Por eso sus protagonistas,
individuales o no, mencionados o no en los diversos capítulos, cubanos o extranjeros,
universitarios o técnicos, trabajadores de distintas áreas, somos todos: un cuerpo que
reconoce a Jesús como cabeza. He querido mostrar cómo el Señor respondió a nuestras
muchas horas de oración, de ayunos, de estudio de la Palabra, de alabanza a Él aun en días
complejos.

La autora
Nota del editor: [este es un libro de testimonios. Se ha respetado, en alguna medida, el
lenguaje oral]

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