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Portada
Sinopsis
Portadilla
Introducción
Primera Parte. Me acaban de diagnosticar
Recibir el diagnóstico de endometriosis no es fácil...
1. ¿Qué es la endometriosis?
2. Cuáles son las causas de la endometriosis
3. El diagnóstico
4. Cuáles son los síntomas más comunes
5. ¿A qué profesionales debes acudir?
6. ¿Cuál es el tratamiento de la endometriosis?
Segunda Parte. Nutrición para combatir la endometriosis
7. Nutrientes
8. Vegetales y verduras
9. La dieta antiinflamatoria
10. Como elaborar tu menú
Tercera Parte. Otras cosas que puedes hacer para mejorar la endometriosis
11. Estrés y salud mental
12. Actividad física
13. Descanso y ritmo circadiano
14. Químicos y disruptores endocrinos
15. Suplementación nutricional
16. Remedios naturales para aliviar el dolor
17. «Hacer» tribu
Tu propio camino
Guía de asociaciones de afectadas por la endometriosis en España
Notas
Créditos
Gracias por adquirir este eBook
Elena Serrano
Introducción
Tu vida transcurre tan normal hasta que un día tienes endometriosis. No sabes
ni por qué ni cómo, pero el caso es que ahí está y al fin tienes la explicación a
todo lo que has venido sufriendo este tiempo. Cómo te diagnostican esta
enfermedad es muy variado; a veces es por casualidad, a veces ya sabías lo
que pasaba años atrás, antes del diagnóstico.
Mi historia es muy similar a la de muchas. Una menarquia temprana,
muchos desajustes hormonales en la adolescencia, mucho dolor con la regla y
mucha incomprensión por todos lados. Sea como sea, aquí estamos y esto es
lo que nos ha tocado, así que vamos a hacer lo mejor posible para tener una
vida en condiciones.
Cuando iba al médico por el dolor tan intenso que sufría durante la regla,
la respuesta que recibí durante toda mi vida fue que ese dolor es normal, que
no pasa nada, que me tomara un antiinflamatorio y que continuase con mi
vida. Pero aquello no podía ser normal. El dolor era demasiado intenso y no
le pasaba al resto de mis compañeras, solo a mí.
Así que desde muy joven me pusieron un tratamiento hormonal tanto para
el dolor como para los desajustes que tenía. Y aunque eso pudo aliviar un
poco los síntomas que tenía en aquel momento, haber estado hormonada
desde tan joven ha traído consecuencias a mi vida muy difíciles de eliminar,
como, por ejemplo, que mi cuerpo ya no sabe funcionar sin hormonas
externas.
Mi vida marchaba más o menos bien hasta que, con veinte años, en una
revisión rutinaria de ginecología, me dijeron que tenía un endometrioma en
un ovario. No había escuchado esa palabra nunca, sonaba extraña. La
ginecóloga me dijo que no me preocupara, que no presentaba ningún tipo de
gravedad, era simplemente un quiste y que la única consecuencia que tenía
era que, en el caso de que quisiera tener hijos, me iba a resultar más difícil.
Así que con esta explicación me fui para casa tan contenta, sin saber las
consecuencias que esta enfermedad iba a tener sobre mí, que iban mucho más
allá de un simple quiste en un ovario.
Continué con el tratamiento hormonal unos cuantos años más, pero con el
paso del tiempo los síntomas iban empeorando a pesar del tratamiento. Ya no
era un simple dolor intenso durante la menstruación; el dolor empezaba a ser
incapacitante y me dejaba varios días postrada en la cama. Me impedía hacer
cualquier cosa, como trabajar o llevar una vida más o menos normal durante
esos días. Aun así, como el dolor de la regla era «normal», lo asumía y no le
daba demasiada importancia.
Además, no se pasaba con nada; daba igual qué combinación de
antiinflamatorios tomara: siempre estaba ahí, como si fuera provocado por
una entidad superior. Y aquí empezó a complicarse mi vida. Ya no se trataba
solo del dolor, pues los síntomas se desplazaron hacia el aparato digestivo.
Comencé a tener una tripa descomunalmente grande, como si estuviera
embarazada; de hecho, mucha gente me lo preguntaba, ya que desde fuera lo
parecía. Empecé a cambiar la ropa, nada me quedaba bien. Un pantalón que
el día anterior me sentaba bien, al siguiente no podía ni ponérmelo porque me
hacía un daño horrible en la tripa. Me acostumbré a llevar los vaqueros sin
subir la cremallera y a utilizar camisetas anchas para tapar mi enorme tripa.
Las molestias eran muy desagradables: digestiones pesadas que duraban
horas, gases muy dolorosos que no salían, pinchazos por toda la tripa,
alternancia de diarrea y estreñimiento...; a veces, la comida me sentaba bien y
otras veces me sentaba mal, pero no sabía por qué.
El problema es que estos síntomas digestivos aparecen tan poco a poco
que te da la sensación de que tú eres así, de que no te está pasando nada malo,
no te das cuenta de que tienes un problema. Te haces a la idea de que lo que
te está pasando es una nueva realidad y vas a tener que estar así siempre. Pero
no, los síntomas digestivos de la endometriosis son muy habituales y se
puede acabar con ellos.
El cansancio también estaba presente; de hecho, llevaba mucho tiempo
ahí, pero yo no me había dado cuenta. Inocentemente, pensaba que yo era así,
una persona con poca energía. Pensaba que era mi carácter, que yo era un
poco vaga, qué se le iba a hacer. Pero no, por desgracia era otro síntoma de la
endometriosis, que llevaba ahí mucho tiempo. Esto trajo consecuencias
negativas para mi autoestima, ya que me machacaba continuamente diciendo
«mira que eres vaga», «no haces nada», «siempre quieres estar sentada», «no
te esfuerzas». Los pensamientos negativos hacia mí misma eran muy
recurrentes y me martirizaban continuamente. Ahora ya puedo decir alto y
claro: «¡No soy yo, es la endometriosis!».
El cansancio en la endometriosis desespera. Te levantas por la mañana y
ya estás cansada, y piensas: «Pero ¿por qué? Si no he hecho nada, si me
acabo de levantar y ya quiero volver a acostarme otra vez». Y es que las
mujeres con endometriosis tenemos nuestra pila de energía a medio cargar.
Cuando la gente normal se levanta por la mañana, lo hace con las baterías
cargadas al cien por cien; nosotras nos levantamos con el 40 %.
¿Has planificado alguna vez las pocas cosas que vas a hacer en el día
porque sabes que no vas a poder con más? «Hoy voy a limpiar la casa, ir a la
compra, y por la tarde voy a estudiar un poco». Y ya, eso es todo lo que vas a
poder hacer, e incluso a media tarde ya estás con ganas de meterte en la
cama. Todo esto si tienes un día bueno; si es malo, seguramente no podrás
hacer absolutamente nada y tendrás que volver a acostarte a media mañana.
Otro síntoma del que yo no era consciente en aquel momento es la
depresión. Al principio no lo vi, pero con el tiempo me he dado cuenta de que
estaba relacionado con la endometriosis. Todo lo que conlleva esta
enfermedad se convierte en un círculo vicioso que cuesta mucho asumir. Vas
cayendo poco a poco en él sin darte cuenta y de repente tu vida se ha
convertido en algo muy diferente a lo que pensabas. Te das cuenta de que hay
muchas cosas que antes podías hacer y ahora ya no, te das cuenta de que te
resulta muy difícil hacer planes con amigos, practicar deporte, salir de fiesta,
planear las vacaciones, estudiar o trabajar. Y todo esto ha ido pasando poco a
poco... Tu vida se va apagando y todo ello te lleva a sentirte tremendamente
mal. Salir de este estado depresivo cuando tienes endometriosis es muy
difícil, ya que va a estar siempre ahí y tú tienes que seguir con tu vida. Más
adelante verás que este es un punto clave en el tratamiento de la
endometriosis: si no consigues salir de ahí, el resto va a ser mucho más
difícil.
Cuando coges todos estos elementos y los mezclas, el resultado es una
vida desastrosa. Te acostumbras a estar siempre mal, a no estar muy segura
de si vas a poder hacer tus planes o no, cancelar citas en el último momento
empieza a ser habitual para ti, y te sientes fatal porque quedas mal con tus
amigos. Hacer viajes largos puede ser una pesadilla, ya que simplemente
estar varias horas metida en un coche es tan agotador que debes estar un día
entero en la cama para recuperarte. Hacer deporte es algo que borras de tu
agenda: si ya te levantas cansada por la mañana, ¿cómo vas a meterte en el
gimnasio para cansarte aún más? Lo único que harías es fundir la poca
energía que te queda.
Además, es difícil hacer entender todo lo que te pasa a la gente que
convive contigo, porque tú por fuera estás bien, tienes buena cara y buen
aspecto, ¿Cómo le explicas a alguien que no puedes con tu vida? Cuando ve
que te levantas y no puedes hacer nada, muchas veces no se lo puede
explicar. El dolor también es muy difícil de entender, y aunque es verdad que
a veces puede verte retorciéndote de dolor, a la gente le cuesta entender que
no haya nada que lo solucione. Para los demás, lo normal es tomarse un
ibuprofeno y que el dolor se les pase, pero para ti no.
La incomprensión puede venir de muchas partes: puede ser de tu familia o
tu pareja, pero es más habitual que sean ciertos amigos los que no entiendan
qué te ocurre, y en el trabajo ni van a entenderlo ni van a querer saber por qué
no has acudido a trabajar. Pero la incomprensión que más duele es la de los
médicos. El médico, para ti, es la única esperanza, es la única persona que te
puede ayudar. Si vas al médico a contarle tu dolor y este no confía en lo que
le estás diciendo, la desesperación en la que caes es inenarrable.
La manera de describir el dolor cuando tienes endometriosis es de lo más
variopinta; cada una tiene una forma explicarlo. En mi mente, lo sentía como
si alguien estuviera agarrando todos mis órganos por dentro, apretándolos con
una fuerza terrible y retorciéndolos, como si se estuvieran deshaciendo en
pedazos. A la vez, sentía que trescientas agujas se estaban clavando en mi
vientre. Muchas veces este dolor se representa con un alambre de espino que
aprieta todos los órganos por dentro y los destroza. Esta es mi descripción del
dolor causado por la endometriosis, pero cada una tiene la suya propia y
resulta muy difícil de entender para alguien que no lo siente en sus propias
carnes.
Mi vida había llegado a un punto complicado; se acumularon muchos
factores negativos: una ruptura sentimental, la pérdida de mi trabajo, un
cambio de casa y la endometriosis que estaba por ahí rondando. Fue un
momento de búsqueda personal, y por casualidad me hablaron de una persona
que había conseguido solucionar un problema de miomas con una dieta
concreta. Pensé que yo también podría solucionar mis síntomas a través de
una dieta que eliminara los productos ultraprocesados y potenciara el
consumo de vegetales, y sin pensármelo dos veces, me lancé a ello
Estuve varios meses llevando una alimentación muy estricta, y
sorprendentemente todos mis síntomas se redujeron muchísimo. No solo eso,
sino que en la siguiente revisión ginecológica me dijeron que mi
endometrioma se había reducido varios centímetros. No me lo podía creer,
estaba tan contenta que se me abrieron las puertas a seguir investigando por
ese camino. Antes de continuar, quiero dejarte claro que la alimentación no
siempre reduce los quistes, a veces sí, pero no cuentes con ello. Mi caso es
personal y no es extrapolable al resto de personas.
Animada por los cambios que había visto en mi cuerpo, me lancé a leer y a
estudiar por mi cuenta sobre alimentación y endometriosis. Aprendí muchas
cosas que iba poniendo en práctica conmigo misma; cada vez, este campo iba
siendo más interesante para mí. ¡Cómo simplemente seleccionando ciertos
alimentos y evitando otros podía haber tantos cambios en una persona!
Me estaba apasionando tanto el mundo de la nutrición que tomé la
decisión de emprender estudios oficiales para dedicarme a ello
profesionalmente. Me saqué el título y me apunté a muchos cursos para
especializarme en aquello que más me interesaba: nutrición y sistema
digestivo, salud hormonal de la mujer, dieta antiinflamatoria y todos aquellos
ámbitos que me interesaban para tratar mi enfermedad. Años después de
todas las investigaciones y prácticas que he hecho conmigo misma, he
conseguido tener una vida de calidad, prácticamente sin dolor y con mucha
energía. Después de lograrlo, he querido compartir en mi consulta mi
experiencia y mis conocimientos con otras mujeres en la misma situación.
Ayudarlas y ver que ellas también obtienen los mismos resultados que yo es,
hoy en día, lo que más me llena en este mundo.
A pesar de que tengo controlados la mayoría de mis síntomas, no dejo de
cuidarme y de seguir investigando. La endometriosis va a estar siempre ahí,
obligándome a ir cada vez más allá, a mejorar como persona y a seguir
estudiando y aprendiendo cada vez más sobre ella.
Las conclusiones que he sacado después de años de padecer esta
enfermedad te sorprenderán. Aunque en un principio la endometriosis solo
trae sufrimiento y una vida muy desagradable, en el fondo no ha sido algo
malo. Con la endometriosis he aprendido a cuidarme, a respetar mi cuerpo y a
quererlo. De no ser por ella, nunca me habría cuidado tanto como ahora y
nunca habría estudiado ni me habría dedicado a algo tan bonito como ayudar
a los demás.
Si no hubiera sido por la endometriosis, no me habría ido a vivir a un sitio
más tranquilo, no habría cambiado de profesión y tampoco habría conocido a
todas las personas tan maravillosas que he conocido hasta ahora. Echando la
vista atrás, no siento más que agradecimiento por que haya llegado a mi vida.
Y aunque sigo lidiando día a día con ella, sé que el balance es positivo y me
siento contenta de ser tal como soy, con endometriosis incluida.
Aunque se atraviesan etapas muy duras cuando tienes esta enfermedad,
solo te puedo decir una cosa: no vas a vivir toda tu vida así, llegará un
momento en que aprenderás a convivir con la enfermedad. ¡Hay vida con
endometriosis!
En este libro he intentado ofrecerte los pasos clave que tienes que dar para
aprender a vivir con ella. En la primera parte verás que el tratamiento médico
es importante: tienes que acudir a las revisiones y estar en permanente
contacto con tus médicos, pero no te puedes quedar ahí, el resto de lo que
hagas es lo que va a marcar la diferencia, empezando por la nutrición, que es
la pieza clave de todo este puzle. Por eso, en la segunda parte verás con
detalle cómo alimentarte correctamente. En la tercera, analizaré otros
aspectos que igualmente influyen en tu vida y hacen que la enfermedad
empeore: préstales mucha atención, porque si lo haces, tienes muchas
posibilidades para empezar a estar mejor.
Y lo más importante de todo, es difícil que vayas a poder hacer todo esto
sola, es recomendable buscar profesionales que estén especializados en
endometriosis y que te puedan ayudar. Ya sé que al principio es tedioso ir
peregrinando de un profesional a otro, pero es necesario. Cuando domines
todos los aspectos de esta enfermedad y mires atrás, te darás cuenta del
camino tan enriquecedor que has hecho por ti misma.
¡Ánimo y a por ello!
Primera Parte
Me acaban de diagnosticar
Recibir el diagnóstico de endometriosis no es fácil. Es posible que la hayan
descubierto por casualidad, en una revisión ginecológica rutinaria, o quizá
estabas intentando quedarte embarazada y no podías, y al explorar de manera
más profunda han descubierto que tenías endometriosis, o puede que tras un
episodio de intenso dolor que te obligara a ir a urgencias hayan detectado la
endometriosis como su causa, o es posible que tras años y años de búsqueda
del diagnóstico por fin hayan dado con él. Una situación en la que es posible
que estés es que sospeches que tienes endometriosis porque padeces la
mayoría de los síntomas, pero los médicos no te la han diagnosticado aún.
El diagnóstico se recibe en un primer momento como un alivio, porque
por fin puedes poner nombre a lo que está pasando, pero también resulta una
condena, ya que estamos ante una enfermedad crónica muy complicada que
te va a obligar a estar años luchando con ella.
Sea como sea, esta es una enfermedad de largo recorrido; vas a atravesar
un sinfín de fases, muchas de ellas malas, pero te vas a llevar un gran
aprendizaje, vas a aprender mucho de ti, de tu vida, de tu cuerpo, y estoy
segura de que aprenderás a convivir completamente con esta enfermedad.
¿Qué es la endometriosis?
La adenomiosis
Existen muchas teorías de cómo han llegado las células del endometrio a
una zona que no les corresponde. Una de las más aceptadas es la de la
menstruación retrógrada, que se produce cuando la sangre menstrual, en lugar
de salir del útero y ser eliminada por la vagina, sigue hacia las trompas de
Falopio y la cavidad pélvica (es decir, no se elimina por completo el tejido
endometrial a través del sangrado vaginal). Esta sangre contiene células del
endometrio, lo cual podría explicar cómo han llegado esas células ahí. El
problema es que la menstruación retrógrada se da en el 90 % de las mujeres,
pero solo el 10 % desarrolla endometriosis, así que parece que no explica
todo lo que ocurre. Existen otras teorías que indican que las células
endometriósicas pueden distribuirse a través del sistema linfático y vascular.
También se cree que puede haber células madre endometriósicas repartidas
por la cavidad pélvica que pueden convertirse en células del endometrio en
algún momento. Otra teoría la vincula a la metaplasia celómica. Según esta
teoría, una célula del peritoneo, el tejido que recubre la pared abdominal,
podría convertirse en una célula endometriósica a través de un estímulo
hormonal, ambiental o por procesos inflamatorios. Por ejemplo, los
disruptores endocrinos podrían disparar este mecanismo.
Sea como fuere, esto solo explicaría la presencia de células
endometriósicas fuera de su lugar; tenemos que averiguar por qué crecen
descontroladamente y por qué el sistema inmune no hace nada para
detenerlas.
DESEQUILIBRIOS HORMONALES
El estrógeno es una hormona que induce al crecimiento de los tejidos. Es, por
tanto, responsable de que las células endometriósicas se pongan a crecer de
manera descontrolada.
Dicho de otro modo: un exceso de estrógenos puede hacer que estas
células con receptores estrogénicos repartidas por el abdomen sean
impulsadas a crecer, a implantarse en el peritoneo y a eludir la acción del
sistema inmune. Este exceso de estrógenos puede ser ocasionado por
diferentes causas:
DESAJUSTE METABÓLICO
Otto Warburg fue el científico que descubrió en la década de 1930 que las
células cancerígenas tienen alterado su metabolismo debido a una mala
función de sus mitocondrias. Estas células no pueden obtener energía de la
oxidación de las grasas y la obtienen gracias a la fermentación anaerobia de
la glucosa, lo cual es tremendamente ineficiente para la célula y gasta grandes
cantidades de glucosa para obtener la misma energía que una célula normal.
No solo eso, sino que la mitocondria en condiciones normales regula la
apoptosis o muerte celular, es decir, si algo va mal, la célula muere por sí
misma. Esto no puede ocurrir en una célula que no tiene mitocondria. Así que
nos encontramos ante células inmortales que consumen grandes cantidades de
glucosa para sobrevivir. 2
Recientemente, varios estudios han descubierto que las células de la
endometriosis presentan la misma disfunción: 3 son células con la
mitocondria dañada que para sobrevivir necesitan un consumo exagerado de
glucosa. El metabolismo del cáncer y el de la endometriosis es el mismo.
Por otro lado, cuando tenemos un sistema inmune activado, como en el
caso de la endometriosis, también encontramos células inmunitarias que
consumen grandes cantidades de glucosa.
Dentro del sistema inmune tenemos un tipo de células que están más
especializadas en el ataque y la acción rápida, que son proinflamatorias y
sirven para luchar contra virus y bacterias y reparar tejidos. Este tipo de
células consumen glucosa para poder proliferar rápidamente. Existe otro tipo
de células inmunitarias, como los macrófagos M2, que son de carácter
antiinflamatorio y que utilizan grasa como sustrato energético.
Con la endometriosis, tenemos sobre todo macrófagos M2, pero al tratarse
de una enfermedad crónica inflamatoria, en vez de consumidores de grasa,
encontramos un tipo de macrófagos diferentes que sí son inflamatorios y que
consumen glucosa, como otras células del sistema inmune. Es un tipo de
macrófago implicado en el crecimiento de tumores.
Por lo tanto, tanto las propias células de la endometriosis como las del
sistema inmune implicado en la enfermedad son consumidoras de glucosa en
grandes cantidades. Una de las dianas terapéuticas que vamos a utilizar va a
ser modular la enfermedad a través del sustrato energético que predomina en
nuestro cuerpo. Veremos en la segunda parte, que trata sobre la nutrición,
cómo el consumo de glucosa y otros hidratos de carbono determinan, en gran
medida, el tratamiento de la endometriosis.
Hemos visto los mecanismos de acción más importantes que podrían explicar
la aparición de la endometriosis, pero existen otras muchas causas que
también van a influir en este proceso y que tienen mucho que ver con el
desarrollo de la enfermedad. Estas causas no explican la aparición de la
endometriosis en sí, pero sí el empeoramiento de esta.
Algunos son factores en los que podemos influir y que tendremos en
cuenta para modificar nuestro estilo de vida y mejorar los síntomas de la
endometriosis.
El diagnóstico
¿Sabías que...?
LA INFLAMACIÓN
Así que si estás cansada, si duermes mal, si no tienes ánimo para nada, si
te faltan fuerzas, si caes enferma con frecuencia..., recuerda que todo esto
puede ser por la inflamación. La endometriosis provoca inflamación, pero sus
síntomas se van a sentir en todo el cuerpo, así que podemos decir que esta no
es una enfermedad exclusivamente ginecológica, sino que tiene repercusión
global.
¿Cómo reducir la inflamación? Aunque lo trataremos con más detalle en
los próximos capítulos, te adelanto que la alimentación va a tener mucho que
ver, ya que si reducimos cualquier fuente de inflamación que llegue a través
de la comida, ayudaremos a no aumentar la propia. Además, hay muchos
alimentos que ayudan a bajar la inflamación que ya tenemos.
Aparte de la alimentación, otros hábitos —como el ejercicio físico, el
descanso, respetar los ritmos circadianos del cuerpo o conservar una buena
salud mental— van a lograr que podamos reducir esa inflamación que la
endometriosis genera.
EL DOLOR
El dolor es una sensación del sistema nervioso para protegernos de daños que
se producen en nuestro cuerpo. Por ejemplo, sentimos dolor cuando nos
lesionamos: si nos hemos torcido un tobillo, nuestro cerebro manda la señal
de dolor para que no movamos la zona, se pueda reparar y no se sigan
produciendo más lesiones. En este sentido, el dolor se vincula a la protección.
El problema surge cuando esta sensación es exagerada y se cronifica. El
cerebro calibra la gravedad de la lesión y, basándose en ella, «modula» el
dolor: si la lesión es grave, dolerá más; si la lesión no tiene mucha gravedad,
la sensación de dolor será mucho menor.
Además, el dolor no siempre responde a un daño. Es posible que ocurriera
un daño en el pasado, pero que el sistema nervioso siga identificándolo y
actúe para proteger esa zona y continúe mandando la señal de dolor, a pesar
de que el daño esté reparado ya hace tiempo. En este caso se considera un
error del sistema nervioso. Es lo que se denomina dolor neuropático.
Sentir este dolor «sin daño» no significa que te estés inventando o
imaginando el dolor; el dolor es real, está ahí y se está sintiendo, simplemente
responde a un error de nuestro cerebro. Hay que tratarlo igualmente, pero
desde esta otra perspectiva, reeducando al sistema nervioso para que se dé
cuenta de que la lesión ya está reparada.
En la endometriosis, distinguimos tres tipos de dolor.
El primero es el que corresponde a una lesión concreta, como el dolor
ocasionado por un quiste endometriósico. El cerebro interpreta que hay un
daño y manda la señal dolorosa.
El segundo es el ocasionado por la inflamación provocada por ese quiste.
Las sustancias que se producen durante la inflamación, como las
prostaglandinas y las citoquinas inflamatorias, también van a generar una
señal dolorosa.
Y el tercer tipo de dolor es el dolor neuropático. Como ya comentábamos,
se debe a un daño o disfunción en los nervios, la médula espinal o el cerebro
(es decir, no hace falta que exista una lesión para que esa zona duela). Suele
producirse cuando hemos tenido dolor durante mucho tiempo y el cerebro
interpreta que la causa que lo originaba no se ha curado. Este tipo de dolor se
debe tratar a través de rehabilitación y fisioterapia, haciéndole ver al cerebro
que la zona ya no está dañada y que podemos utilizarla de manera normal, sin
que vayamos a aumentar ese daño. Es el dolor más difícil de tratar.
Estos tres tipos de dolor conviven cuando tienes endometriosis. Por ello, el
tratamiento del dolor es tan difícil en esta enfermedad, ya no solo porque los
quistes a veces no se puedan retirar o la inflamación sea difícil de combatir,
sino porque muchas veces, al retirar los quistes de manera quirúrgica, el dolor
fruto de la cronicidad de las lesiones va a seguir, ya que el cerebro interpreta
que el daño todavía continúa.
Cuando tienes endometriosis pueden doler muchas partes del cuerpo, pero
la más habitual es la zona pélvica, ya sea en mayor o menor medida, o
durante más o menos tiempo dependiendo de cada caso. Este dolor no se
corresponde con la cantidad de lesiones endometriósicas o a la profundidad
de estas. Puedes tener un dolor muy intenso con una pequeña lesión, o apenas
dolor con una endometriosis extendida por toda la cavidad pélvica. El dolor
puede ser continuo, durante todos los días, o bien centrarse solo en los días de
la menstruación o en los días de la ovulación.
También va a variar el lugar donde duele. Es muy habitual que exista
dolor pélvico, al orinar o al defecar, al mantener relaciones sexuales, dolor
lumbar o en las piernas. El dolor también puede ser irradiado a otras partes
del cuerpo. Digamos que el dolor es el síntoma principal de la endometriosis,
así que, si sientes dolor en zonas alejadas de la pelvis, podría estar
relacionado con esta enfermedad.
El tratamiento del dolor es muy complicado en caso de endometriosis, ya
que los focos van a seguir ahí y el dolor neuropático es muy difícil de tratar.
Existen muchos tratamientos químicos que el médico te puede proporcionar.
Es importante que haya una buena comunicación con el profesional
facultativo y puedas dar con el tratamiento que mejor te va a ti. Ten en cuenta
que, si hay dolor, no debes aguantar por no tomar un producto químico: no se
puede aguantar el sufrimiento eternamente. Tenemos la suerte de disponer de
muchos medicamentos enfocados a tratar el dolor; si los necesitas, úsalos. Por
desgracia, nos ha tocado una enfermedad muy dolorosa y vamos a tener que
utilizar todos los métodos a nuestro alcance para poder llevar una vida
normal. Si sufres un dolor incapacitante, aceptar que tienes que emplear
medicamentos, aunque no quieras, va a ser algo que puede ayudarte.
Otras manera de combatir el dolor es reducir por todos los medios la
inflamación que los quistes generan o cualquier otra inflamación que
acontezca en el cuerpo, como iremos viendo poco a poco en este libro.
También va a ser importante todo el trabajo de rehabilitación que se haga a
través de fisioterapia, muy necesario para tratar el dolor neuropático.
Además, el tratamiento psicológico nos ayudará muchísimo con esta tarea. Es
decir, el tratamiento del dolor en la endometriosis debe ser multidisciplinar.
HIPERESTROGENISMO
La detoxificación de estrógenos
Los estrógenos que deben ser desechados llegan al hígado para su eliminación. El
estrógeno es una molécula liposoluble, esto es, una molécula grasa. Para poder ser
desechado del cuerpo, necesita ser hidrosoluble, es decir, poder unirse al agua. Esta
es la función que va a realizar el hígado principalmente.
Es un proceso que hace en dos fases. En la primera, añade un grupo hidroxilo al
estrógeno, es decir, lo hace hidrosoluble. Esto convierte los estrógenos en
hidroxiestrógenos. Este tipo de estrógenos son mucho más fuertes que los normales,
por lo que el mensaje que transmiten no va a ser «crece», sino «cree mucho». El
problema es que esta primera fase de detoxificación se hace muy rápido y de manera
muy fácil, pero la segunda fase va a ser más lenta y, en muchos casos, puede estar
«atascada». Estos hidroxiestrógenos van a circular por el cuerpo a la espera de ser
«limpiados», generando muchos problemas. En su periplo, pueden adherirse a
receptores de estrógeno y mandar un mensaje mucho más fuerte, haciendo que esas
células crezcan de manera desmesurada, que los síntomas de un exceso de
estrógenos sean mayores y que los endometriomas puedan proliferar.
La segunda fase de detoxificación del hígado será la que coja esos metabolitos de
estrógeno y los prepare para ser expulsados a través del tubo digestivo. Existen varias
vías de detoxificación: sulfatación, metilación, glucuronidación y la vía del glutatión.
Para todas ellas necesitamos que existan los cofactores necesarios para que puedan
desarrollarse adecuadamente. Si tenemos déficit de ciertas vitaminas y minerales,
podremos tener algunas de estas vías comprometidas. De ahí que sea tan importante
llevar una alimentación rica en micronutrientes.
Por último, la eliminación de los estrógenos se hace a través del intestino y, si
nuestra microbiota está bien, serán expulsados a través de las heces.
¡Importante!
No solo puede haber un exceso de estrógenos por razones endógenas. Una de las
causas más comunes de hiperestrogenismo es la presencia de xenoestrógenos o
disruptores endocrinos. Son sustancias químicas que actúan igual que los estrógenos
dentro del cuerpo. Los encontramos principalmente en productos cosméticos, de
limpieza, en la contaminación del aire, en plásticos y en algunos químicos de los
alimentos.
El estroboloma
PROBLEMAS DIGESTIVOS
La dieta FODMAP
Los problemas de fertilidad son una de las vías por las que más se reconoce la
endometriosis. De hecho, somos muchas mujeres a las que lo primero que
nos dicen tras el diagnóstico es: «Vas a tener problemas para quedarte
embarazada». Y no hay más, esta es toda la explicación que nos suelen dar
recién diagnosticadas. La realidad es bastante diferente, aunque puede haber
algún problema de fertilidad, no es lo que abandera esta enfermedad; la
endometriosis es mucho más, y la infertilidad es una de sus consecuencias.
Durante los últimos años, los problemas de fertilidad en la población son
cada vez más frecuentes; cada vez nos cuesta más quedarnos embarazadas,
tengamos o no endometriosis. La mala alimentación, el ritmo de vida que
llevamos, marcado por el estrés, el retraso de la maternidad a edades cercanas
a los cuarenta años, los productos químicos que intervienen en nuestras
hormonas y la precariedad económica son algunos de los problemas que
dificultan y retrasan la maternidad.
Es decir, este es un problema global, no solo de las mujeres con
endometriosis. En realidad, las tasas de infertilidad de las mujeres con
endometriosis son ligeramente superiores a las que no la tienen. Con esto,
quiero decir que no está realmente justificado afirmar que, por tener
endometriosis, vayas a ser infértil: estás más o menos en la misma situación
que cualquier otra mujer.
Realmente, no está demostrado que haya una asociación entre
endometriosis e infertilidad, aunque sí se sabe que las tasas de embarazo son
más bajas en mujeres con endometriosis. Sabemos que entre el 30 y el 50 %
de las mujeres con endometriosis tienen problemas para quedarse
embarazadas, esto no significa que sean estériles, sino que pueden presentar
dificultades, pero a través de diferentes tratamientos pueden lograr el
embarazo, como cualquier otra mujer.
Datos sobre fertilidad femenina
Como hemos comentado, la fertilidad debería ser similar en mujeres con y sin
endometriosis, pero hay ciertos aspectos que pueden dificultar un embarazo
en el primer caso; vamos a repasarlos. Ten en cuenta que la disminución de la
fertilidad es multifactorial y va a afectar a diferentes fases del proceso
reproductivo. 1
La endometritis
¿Conoces la naprotecnología?
Es una técnica de reproducción que respeta totalmente el ciclo natural de la mujer.
Se buscan las causas de la infertilidad en cualquier proceso patológico que esté
afectando a los dos miembros de la pareja. Una vez identificadas las causas, se busca
una solución y se ayuda a la fertilidad con todos los métodos naturales que están a
nuestro alcance. Antes de lanzarte a una FIV, infórmate sobre si tu caso es compatible
con la naprotecnología. Las tasas de éxito son bastante altas y te evitarán todos los
efectos secundarios de la hormonación que implica la FIV.
INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
FECUNDACIÓN IN VITRO
¿Sabías que...?
OVODONACIÓN
Fertilidad masculina
Que tengas endometriosis no quiere decir que recaiga sobre ti todo el peso de la
infertilidad. El embarazo es cosa de dos, y aunque tú tengas esta enfermedad, no
quiere decir que sea responsabilidad tuya que no lo logréis. La calidad del semen es
sumamente importante. Es decir: si tú te estás preocupando por cuidarte lo mejor
posible y por evitar todas las causas que te impiden quedarte embarazada, tu pareja
también debe intentar cuidarse al máximo para aumentar las posibilidades de
embarazo.
Aunque tengas endometriosis, hay que descartar que existan otras causas que
estén impidiendo este embarazo, ya que el factor masculino es la causa de la
infertilidad en el 35-40 % de los casos.
En los últimos cincuenta años, la calidad seminal ha disminuido un 50 %. Esto
quiere decir que parámetros como la concentración de espermatozoides, la motilidad,
la vitalidad o los espermatozoides con una morfología normal han disminuido y
presentan irregularidades. Los factores responsables son un estilo de vida poco
saludable y elementos ambientales, como los disruptores endocrinos y los tóxicos
ambientales.
Por otro lado, la calidad del semen disminuye también con la edad. Aunque el
hombre es fértil en todas las etapas de su vida, la producción de esperma es menor
según se van cumpliendo años. La motilidad espermática se empieza a reducir desde
los treinta y cinco años, y a partir de los cuarenta y cinco está bastante reducida.
También encontramos que la proporción de espermatozoides morfológicamente
anormales aumenta a partir de los cincuenta años. Además, la fertilidad masculina
también se ve afectada por un estilo de vida no saludable, como seguir la dieta
occidental, consumir alcohol o tabaco, hacer ejercicio físico en exceso o caer en el
sedentarismo.
Si a todo esto, que es común a todas las personas, añadimos la endometriosis,
estaremos sumando un plus de dificultad. Por eso, si estás buscando un embarazo, es
muy importante que tu pareja empiece a llevar una dieta antiinflamatoria, evite el
tabaco y el alcohol, y lleve una vida activa. Todos estos factores van a hacer que
aumente la calidad espermática y, por lo tanto, las posibilidades de embarazo.
NUTRICIÓN Y FERTILIDAD
En todas las parejas pueden existir roces ocasionados por la propia rutina de
la relación y por la vida en sí. El problema es que muchas veces esta rutina
conlleva un aburrimiento en la vida sexual.
Si unimos esta monotonía a los problemas hormonales, el déficit de
nutrientes y cierto desencanto con la vida por culpa de la enfermedad, es normal
que nuestra libido cada vez esté más baja.
Por otro lado, años y años de tomar la píldora anticonceptiva reducen el
deseo en todas las mujeres. La píldora paraliza la producción de estrógeno y
progesterona, de forma que se usa en el tratamiento de la endometriosis para
evitar que crezcan los quistes, pero, con ello, también se deja de producir
testosterona, por lo que empezaremos a notar una falta de apetito sexual.
Pueden pasar meses e incluso años hasta que la libido vuelva a la normalidad
después de dejar la píldora.
Teniendo en cuenta que puedes haber estado años con tratamiento
hormonal, incluso desde muy joven, es posible que no hayas sentido nunca
dicho apetito. Sentimientos de culpa y de baja autoestima pueden surgir en estos
momentos. Además, uno de los síntomas habituales de la endometriosis es la
dispareunia, es decir, el dolor durante la penetración.
Si unimos ambos problemas, se comprende que buscar un embarazo
requiera una gran energía por tu parte, ya que si no te apetece y si el acto en sí
es doloroso, las ganas de seguir probando van a ser muy pocas. Y precisamente
lo que nos falta a las enfermas de endometriosis es energía.
Si este es tu caso, lo primero que tienes que hacer es ponerte en contacto
con un sexólogo o sexóloga que te pueda aconsejar para recuperar la libido y,
por otro lado, buscar un o una fisioterapeuta que esté especializado en fertilidad
y suelo pélvico. De esta manera, podrás recuperar o aliviar en parte la
dispareunia.
5
ÁMBITO DE LA PSICOLOGÍA
Endometriosis y sexualidad
ÁMBITO DE LA NUTRICIÓN
Cuidar la alimentación será uno de los primeros pasos que has de dar para ver
cambios en tus síntomas. A través de la dieta podrás reducir buena parte de la
inflamación y eso repercutirá de manera positiva en la endometriosis.
La alimentación influye de manera directa en el cuerpo. Además de evitar
alimentos inflamatorios, debes dar a tu organismo los nutrientes necesarios
para un correcto funcionamiento. Teniendo en cuenta el desgaste que supone
para ti la endometriosis, las necesidades nutricionales son superiores.
A veces es complicado saber qué dieta debes seguir, ya que las
recomendaciones que encuentras por las redes son muy dispares. Esto se debe
a que hay poco consenso, además de que los estudios sobre alimentación y
endometriosis son escasos. No existe una dieta como tal para la
endometriosis, y tampoco hace falta que todas sigamos la misma. Lo único
que debes hacer es encontrar aquellos alimentos que te van mejor y peor. Este
es el papel del dietista o del nutricionista.
Cuando decides cambiar la dieta para reducir los síntomas, lo más
recomendable es comenzar estando bien asesorada por un profesional que
entienda la enfermedad y que tenga suficiente experiencia clínica como para
saber aconsejarte de manera adecuada. Si el profesional al que acudes no
conoce bien esta enfermedad, no va a poder ayudarte.
Huye de profesionales que te recomienden dietas estrictas que te cueste
seguir. Tu alimentación debe ser equilibrada, nutritiva y rica. Si no estás a
gusto con esa dieta, no podrás mantenerla en el tiempo, y la endometriosis va
a estar ahí siempre, por lo tanto, debe ser lo más variada posible.
ÁMBITO DE LA FISIOTERAPIA
¡Importante!
ANALGÉSICOS
TRATAMIENTOS HORMONALES
CIRUGÍA
La cirugía se debe usar en los casos en los que no haya ninguna otra opción,
por ejemplo, cuando los quistes taponan u obstruyen algún órgano. El
tratamiento clásico de la endometriosis pasaba por las operaciones
quirúrgicas la mayoría de las veces, pero cada vez más se está evitando este
tipo de tratamiento, ya que las consecuencias son aún peores que la lesión en
sí.
Cuantas menos intervenciones quirúrgicas se le practiquen a una mujer
con endometriosis, mucho mejor. Además, este tipo de operaciones deben
hacerse en centros que sean muy competentes en esta especialidad, con
médicos muy acostumbrados a tratar nuestra enfermedad. La mayoría de las
veces se requieren cirujanos de todo tipo, ya que, al estar extendida la
endometriosis por toda la pelvis, harán falta tanto urólogos como médicos
digestivos dentro del quirófano. Recuerda que la endometriosis no es solo
una enfermedad ginecológica, sino que comprende otras áreas del cuerpo.
Cuando se realiza una intervención quirúrgica, los médicos intentan retirar
la mayor cantidad de focos de endometriosis localizados; además, reducen las
adherencias y dejan la zona en el mejor estado posible. El problema es que
pueden quedar focos que no se hayan visto y esto dará lugar a que la
enfermedad vuelva a reproducirse. Además, la misma operación va a generar
adherencias en el futuro.
Cuando se decide optar por una operación, se procura hacer de la manera
más conservadora posible. Se intenta siempre salvar los ovarios o las
trompas. En los casos más radicales, se extirpan completamente el útero y los
ovarios. Esto provoca una menopausia quirúrgica. Antes de someterte a una
operación tan radical, consulta con todos los médicos que puedas, ve a todos
los especialistas y confirma que todos están de acuerdo en que esa es la
solución.
La operación quirúrgica no tiene por qué acabar con la endometriosis y el
dolor, solo va a quitar los focos, pero es posible que el resto de los síntomas
continúen ahí. Además, la enfermedad puede reproducirse de nuevo en
cualquier momento. Por lo tanto, no consideres la intervención quirúrgica
como la solución a tu enfermedad, porque no lo es. La operación solo debe
realizarse en caso de que sea completamente necesario y el médico vea que
no hay otra opción posible.
Como vimos en las causas de la endometriosis, una de las más importantes
es la propia inflamación, así que al abrir y realizar la operación se va a
producir más inflamación aún, lo que va a estimular que sigan generándose
quistes de endometriosis en el abdomen.
Esto no quiere decir que tengas que negarte rotundamente a una
intervención quirúrgica; habla con el médico y que te explique todas las
opciones. En muchos casos, la operación consigue reducir muchos síntomas y
volver a recuperar algunas funciones del cuerpo, como la función
reproductiva. Es decir: la operación no siempre conlleva consecuencias
negativas y en muchos casos puede ayudar. Toma siempre la decisión junto
con tu médico y pide todas las segundas opiniones que necesites para estar
segura de tu decisión.
En el caso de la adenomiosis difusa no hay posibilidad de operar, ya que
los quistes están dentro de la capa muscular del útero y es una zona a la que
no se puede acceder. En este caso, tanto los tratamientos hormonales como el
estilo de vida van a desempeñar un papel muy importante para frenar la
enfermedad y tener una buena calidad de vida.
ESTILO DE VIDA
Nutrientes
Es la proteína más abundante del cuerpo humano: una cuarta parte de la proteína
corporal es colágeno. Lo encontramos principalmente en huesos, tendones, piel y
cartílago, y se encarga de aportar flexibilidad a los tejidos. Existen muchos tipos de
colágeno diferentes.
Aunque nutricionalmente es una proteína de muy baja calidad, ya que carece de los
aminoácidos más importantes, es muy rico en glicina, un aminoácido que no es
esencial, pero del que nuestro cuerpo suele tener carencias. La glicina participa en los
procesos de inflamación, reduciendo el número de citoquinas y acelerando la
desinflamación. También repara la pared intestinal, ayudando al sistema inmune y
mejorando la salud del sistema digestivo.
Se ha comprobado que la glicina tiene un efecto antioxidante en el cuerpo, lo que
nos ayudará con las lesiones endometriales y los radicales libres que estas producen.
Además, nuestro hígado necesita mucha glicina para sus funciones de detoxificación,
ya que su producción endógena es insuficiente para realizar esa función
correctamente, por lo que aumentar su consumo nos ayudará a detoxificar todos esos
estrógenos y tóxicos que nuestro cuerpo almacena.
Una manera estupenda de consumir colágeno es tomar caldo de huesos. El caldo
de huesos, además de ser un alimento muy agradecido, tiene gran cantidad de
minerales, como calcio y magnesio. Permite reparar la permeabilidad intestinal y
contiene un tipo de fibra, los carbohidratos accesibles a la microbiota (MAC, por sus
siglas en inglés), que es digerible por la microbiota intestinal y que aporta numerosos
beneficios, como aumentar la calidad y la diversidad de nuestra microbiota. 1
Puedes ver cómo preparar un caldo de huesos en el apartado «Recetas clave».
Ahora que ya sabes que hay que consumir proteínas para que tu cuerpo tenga
las herramientas necesarias para combatir la endometriosis, vamos a ver
cómo hacerlo en la práctica. Puedes incluir una cantidad de proteínas de
calidad equivalente a entre el 50 y el 25 % de tu plato de comida. De esta
manera te estás asegurando que una parte importante de tu dieta está
compuesta por proteínas. Otra manera práctica de medir la cantidad de
proteínas que ingieres en cada comida es poner una cantidad equivalente a la
palma de la mano o algo más.
Es importante que las proteínas se distribuyan bien a lo largo del día. Es
decir, que no consumas proteínas en una sola comida, sino en todas. Intenta
que cada comida que hagas contenga una parte proteica: la cantidad de
proteínas que debes consumir al día es bastante elevada, por eso distribuirla
en tres o más comidas al día va a ser más eficiente.
Las proteínas son un alimento muy saciante, hacen que no nos entre
hambre enseguida. Por lo tanto, incluirlas en cada comida es muy adecuado
para no estar picando continuamente. También serán tus aliadas si estás
intentando perder peso, ya que te ayudarán a llevar una dieta más equilibrada
sin sentir hambre constantemente. Recuerda que el exceso de peso también
hace que el cuerpo genere más estrógenos y empeore la endometriosis.
No tengas miedo a comer «demasiadas» proteínas, es bastante difícil
pasarse cuando te basas en alimentos de origen natural. Como ya hemos
comentado, las proteínas son muy saciantes, por lo que tu cuerpo no va a
aceptar un exceso y te vas a sentir saciada antes. El cuerpo va a utilizar los
aminoácidos que necesite para sus reacciones metabólicas, aprovechará otra
parte como fuente de energía y expulsará con la orina el exceso de
aminoácidos. Solo debes preocuparte si tienes un problema de riñón y te han
pautado expresamente un consumo proteico bajo. El resto de las personas
podemos consumir proteínas sin ningún miedo.
Vamos a repasar una a una las fuentes proteicas que están más indicadas si
tienes endometriosis; así podrás elegir las que más te convengan. Como vas a
descubrir, lo más importante a la hora de decantarse por unas proteínas u
otras va a ser el origen de estas, la alimentación y vida que hayan llevado los
animales de las que proceden.
Carne
El consumo de carne suele ser un tema controvertido cuando hablamos de
endometriosis. Está muy extendida la creencia de que la carne roja empeora
esta enfermedad. Antes de hablar sobre los tipos de carne más convenientes
en caso de endometriosis, vamos a hacer una breve apreciación.
La única carne recomendable cuando tienes endometriosis es aquella de
animales que han sido criados en libertad y alimentados con pastos
ecológicos. Partiendo de esta base, queda descartado cualquier animal criado
en granjas de ganadería intensiva. Estos animales no han podido moverse, no
han visto la luz del sol y su alimentación está basada en cereales y piensos
compuestos que se aleja mucho de la dieta que deberían llevar de manera
natural.
Los animales criados en la ganadería intensiva tienen carnes de menor
valor nutricional, bajas en antioxidantes y que resultan proinflamatorias
cuando las consumimos, ya que son ricas en omega 6 y no en omega 3. En
cambio, las carnes de animales criados en libertad y con pasto son de mejor
calidad, contienen mayor cantidad de vitaminas, y minerales como hierro y
zinc; también son más ricas en antioxidantes y sustancias anticancerígenas, y
tienen menos cantidad de omega 6 y más de omega 3.
Actualmente hay muchos proyectos en marcha de ganaderos que crían a
sus animales de una manera diferente, respetándolos y llevando a cabo una
ganadería regenerativa. Los animales que viven en libertad abonan la tierra,
limpian de maleza y esparcen las semillas por todo el territorio,
contribuyendo a la biodiversidad. Este tipo de ganadería es respetuosa con el
entorno y con los animales. Puedes encontrar buena parte de estos proyectos
en internet, y muchos de ellos sirven carne a domicilio. También puedes
preguntar por este tipo de proyectos en tu zona y apoyarlos para que puedan
seguir realizando su labor.
Respecto al tipo de carne que debes consumir, puede ser tanto blanca
como roja. Las carnes blancas son las de pollo, pavo y conejo. El cerdo se
puede considerar roja o blanca, depende de su cría o de la zona del corte; no
te preocupes por su clasificación, puedes incluirla en tu alimentación
igualmente.
La mayoría de las publicaciones sobre alimentación y endometriosis
consideran la carne roja dañina para la enfermedad. La razón es que algunos
estudios la vinculan directamente con el riesgo de sufrir endometriosis,
señalando que un consumo muy elevado de carne roja puede promover la
enfermedad, si bien también aseguran que un consumo bajo, una o dos veces
a la semana, no entraña ningún tipo de riesgo.
El consumo de carne roja tiene múltiples beneficios, ya que es una fuente
excelente de proteínas de alto valor biológico y contiene todos los
aminoácidos esenciales; además, es muy rica en hierro hemo, un tipo de
hierro que se absorbe mucho mejor y que es muy interesante cuando tienes
grandes pérdidas de sangre por menstruaciones abundantes. La carne roja es
rica en vitaminas del grupo B, especialmente la B12, difícil de encontrar en
alimentos de origen no animal.
Una de las preocupaciones cuando consumimos carne es el tema de las
hormonas. Desde hace años está prohibido hormonar a los animales de
consumo en la Unión Europea. Las hormonas solo se utilizan bajo estricto
control veterinario y con fines terapéuticos; además, el animal es controlado
antes de ser sacrificado. Las carnes y otros productos alimenticios están
sujetos a fuertes controles de calidad. En un estudio que se hizo en la Unión
Europea solo se encontraron hormonas en menos del 0,5 % de las muestras:
podemos estar tranquilas, ya que los animales que consumimos no están
hormonados de ninguna manera. De todas formas, si consumes animales
ecológicos, evitarás este tipo de problemas.
La carne sí puede contener hormonas del propio animal, en concreto 17-
beta-estradiol y sus metabolitos. Estos estrógenos se concentran en la grasa
del animal y es mucho mayor en animales adultos. Por lo tanto, te
recomiendo eliminar la grasa de las carnes que consumes y que elijas
animales más jóvenes, en vez de adultos, para asegurarte de que su contenido
en estrógenos es muy bajo.
La carne es rica en un compuesto llamado carnosina, que encontramos en
grandes cantidades en la proteína animal. La carnosina es un potente
antioxidante que, junto con las vitaminas E, C, el zinc y el selenio, protege
las membranas celulares; previene el estrés oxidativo que generan los
radicales libres que pueden generar, por ejemplo, los quistes de
endometriosis, y alargan la vida de las células del tejido conectivo. Además,
es un neuroprotector, ya que tiene un efecto que neutraliza la glicación —la
reacción entre la glucosa y los tejidos—, lo que hace que estas pierdan
funcionalidad y aumente el riesgo de muchas enfermedades degenerativas.
Pescados y mariscos
El pescado y los mariscos son una fuente de proteínas de muy alto valor
biológico y buena asimilación, muy similares a la carne en valores
nutricionales. Tienen gran cantidad de minerales, como el zinc, el yodo y el
selenio, difíciles de encontrar en los productos provenientes de animales. Los
pescados más grasos, como la sardina o la caballa, también son una fuente de
vitaminas A y D.
La característica más importante de los pescados, especialmente de los
azules, es que son la mayor fuente de EPA y DHA que encontramos en la
naturaleza. Son los ácidos grasos omega 3 que, entre otras cosas, intervienen
en los procesos de inflamación del cuerpo, por lo tanto, cobran especial
relevancia cuando hablamos de endometriosis.
En la siguiente tabla tienes una clasificación de los diferentes tipos de
pescados y mariscos:
Huevo
Es uno de los alimentos más completos que existen. El huevo tiene una
calidad proteica óptima, con las proteínas de mejor asimilación. Su perfil de
aminoácidos es muy completo y con muy alto valor biológico; es decir, que
vamos a poder aprovechar al máximo las proteínas que consumimos del
huevo. Además, tiene una cantidad de vitaminas y minerales que difícilmente
hallamos en otros alimentos. Por eso, el huevo —como el hígado— es uno de
los alimentos multivitamínicos por excelencia que nos ofrece la naturaleza.
Consumiéndolo, te aseguras buena parte de las proteínas y los
micronutrientes que tu cuerpo necesita para hacer frente a la endometriosis.
Durante mucho tiempo se ha tenido miedo al huevo por su alto contenido
en grasa saturada y colesterol. Esta creencia ha sido totalmente desmontada
gracias a los numerosos estudios que demuestran que el consumo de huevo
no influye en la enfermedad cardiovascular, más bien al contrario: es un gran
protector frente a este tipo de dolencias. 1
El colesterol es una grasa totalmente necesaria para nuestro organismo,
forma parte de las paredes celulares y es la materia prima de muchas
hormonas, como los estrógenos, la testosterona y la progesterona —recuerda
que esta última es una hormona que las mujeres con endometriosis
necesitamos en especial, ya que nos va a permitir equilibrar el exceso de
estrógeno y evitar que los quistes endometriósicos sigan creciendo—.
También es necesario para la formación de vitamina D, para la digestión de
las grasas y forma parte de casi la mitad del sistema nervioso y de nuestro
cerebro. Podríamos afirmar que si no tuviéramos colesterol, no habría vida.
De hecho, es tan importante que si no lo consumimos, nuestro cuerpo lo
fabrica.
La mayor parte del colesterol que circula por nuestra sangre lo fabricamos
nosotros; solo una pequeña parte lo adquirimos a través de la dieta. Es más,
en la mayoría de los casos el colesterol dietético no altera el colesterol
sanguíneo.
Además de en una variedad enorme de vitaminas —como la A, la B2, la
B5, la B12, la K y la E—, el huevo es rico en minerales como el yodo, el
zinc, el hierro, el potasio, el selenio y el fósforo. Por otro lado, el huevo
contiene colina —en concreto, fosfatidilcolina y acetilcolina—, que es
imprescindible para mantener nuestro cerebro y las funciones cognitivas en
buen estado. También es importante para nuestra salud hepática, mejora la
función muscular, aporta energía y ayuda a la depuración de tóxicos y
productos químicos. Comiendo dos huevos al día, cubriríamos a los
requerimientos de colina que necesitamos.
El huevo contiene en su yema carotenoides, en concreto unas xantofilas
que se llaman luteína y zeaxantina. Son precursores de la vitamina A, ya que,
al ser liposolubles, se absorben mucho mejor cuando se consumen a través
del huevo y no de un alimento vegetal. Protegen el corazón, el cerebro, los
pulmones, los riñones..., mejoran la fertilidad y son unos antioxidantes de
carácter cardioprotector.
Consume huevos de gallinas que se hayan criado en libertad y que hayan
recibido luz natural, mejor si son ecológicos y camperos. Si vas a comprarlos
en un supermercado, busca que tengan el número 0 (producción ecológica) o
1 (gallinas camperas) en su etiqueta.
Legumbres
En este grupo se incluyen alimentos tan populares como las lentejas, los
garbanzos, las alubias o habas secas, los guisantes, los altramuces, la soja, el
cacahuete, o la algarroba. Las legumbres son las semillas de las leguminosas
y, aunque nutricionalmente son muy interesantes, hay aspectos que te
perjudican cuando tienes una enfermedad inflamatoria como la
endometriosis. Para protegerse, las semillas de las plantas utilizan diferentes
sustancias químicas: son los llamados antinutrientes, unas sustancias tóxicas
que las defienden de insectos y hongos.
Los antinutrientes pueden afectar al ser humano, especialmente cuando
padece una enfermedad autoinmune o inflamatoria. La sustancia más
preocupante es la lectina, una proteína presente en muchos alimentos,
especialmente en las legumbres, que son capaces de resistir el proceso
digestivo y las altas temperaturas. Las lectinas reducen la absorción de
minerales como el hierro, el calcio, el zinc o el fósforo. Además, se adhieren
a las células del epitelio intestinal y reducen la absorción de muchos
nutrientes. De hecho, permanecen adheridas durante bastante tiempo, lo que
va a resultar muy problemático en enfermedades inflamatorias y
autoinmunes. Las lectinas inhiben la reparación de la membrana plasmática,
por lo que son tóxicas para células que se encuentran dañadas.
Las lectinas son especialmente dañinas cuando no se ha hecho una buena
cocción. Por ejemplo, las harinas de legumbres, que ahora están muy de
moda, son la peor forma de consumir este alimento. Se han dado casos de
intoxicaciones severas por consumo de harinas de legumbres sin cocinar.
La mala tolerancia intestinal a las legumbres puede ser signo de
sensibilidad a las lectinas. Produce más inflamación y problemas
gastrointestinales importantes.
Por otro lado, las legumbres contienen fitatos, otro químico que impide la
absorción de los minerales. Los fitatos también interfieren con la pepsina, una
enzima implicada en la descomposición de las proteínas, empeorando
nuestras digestiones. A pesar de que las legumbres tienen una gran cantidad
de minerales, la presencia de fitatos va a hacer que apenas podamos
absorberlos.
Además de en estos antinutrientes, las legumbres son ricas en fibras
altamente fermentables. Como sabes, la endometriosis provoca muchos
problemas intestinales, como inflamación y poca tolerancia a muchos
nutrientes. Las fibras fermentables de las legumbres pueden empeorar todos
estos síntomas. Si tienes muchos gases, hinchazón intestinal y otros
problemas digestivos, es conveniente que no consumas legumbres en exceso,
e incluso que las elimines de tu alimentación.
Otra cosa que hay que tener en cuenta es que las legumbres son proteínas
de bajo valor biológico; es decir, su asimilación no es tan óptima como con
los productos de origen animal. Además, no contienen todos los aminoácidos
esenciales que necesitamos en nuestra dieta.
Si el consumo de legumbres no te genera ningún problema intestinal ni
ningún otro síntoma, te aconsejo que dejes en remojo las legumbres durante
bastante tiempo, un mínimo de veinticuatro horas, cambiando el agua varias
veces. Si el agua está templada y añades un poco de sal, mucho mejor, ya que
eliminarás antes estos antinutrientes. También es conveniente que cuezas las
legumbres a altas temperaturas durante bastante tiempo. El calor va a hacer
que se degraden algunos de los fitatos y lectinas. Aun siguiendo estas
recomendaciones, no te aconsejo que las legumbres formen parte de tu dieta
habitual, sino que hagas un consumo ocasional.
LAS GRASAS
El colesterol
Es una de las grasas más importantes en nuestro cuerpo, pero, por desgracia,
actualmente está demonizado, ya que durante años se ha relacionado de forma directa
con las enfermedades coronarias. La realidad es mucho más compleja, ya que la
enfermedad coronaria no depende de un solo factor, sino de la suma de muchos.
El colesterol es necesario para numerosas funciones en nuestro cuerpo. Una que
nos interesa especialmente es que es el precursor de las hormonas sexuales. Los
estrógenos y la progesterona se forman a partir del colesterol, así que si queremos
tener una buena salud hormonal, tendremos que cuidar el consumo de esta grasa.
También es responsable de la producción de hormonas tan importantes como el
cortisol o la aldosterona.
Asimismo, es imprescindible para sintetizar los rayos del sol en la piel y
transformarlos en vitamina D. Esta vitamina nos ayudará a mantener nuestro sistema
inmune fuerte para evitar el avance de la endometriosis, además de cuidar de nuestra
salud ósea.
El colesterol participa en la formación de los ácidos biliares, sin los cuales no
podríamos digerir las grasas ni sintetizar las vitaminas liposolubles necesarias para
mantener la salud intestinal.
El colesterol se encuentra solo en alimentos de origen animal, como los huevos, la
carne, las vísceras o el pescado. No tengas miedo a consumirlo, ya que es un gran
aliado para tu salud hormonal y la endometriosis.
Consejo
Añade una rama de romero o romero en polvo a la aceitera, esto hará que mejore
su estabilidad oxidativa y, por lo tanto, que no se enrancie.
Las grasas calentadas se asocian con diferentes daños en nuestra salud, por
ejemplo: formación de compuestos cancerígenos, aumento del riesgo
cardiovascular, daño intestinal y hepático, resistencia a la insulina e
inflamación. Cuanto menos aceite utilices para cocinar, mejor: evita por
completo los fritos y utiliza aceites que sean estables a altas temperaturas,
como el aceite de oliva virgen extra o el de coco virgen.
Aguacate
Es la fruta de moda. Se puede utilizar en infinidad de recetas y queda bien
con todo. Su característica principal es que es rico en ácido oleico omega 9,
que, aunque no es un ácido graso esencial, es importante incluirlo en nuestra
alimentación, y no tiene carbohidratos, lo que lo convierte en la fruta ideal.
También es rico en vitaminas del grupo B y vitaminas liposolubles, como
la E y la K, y tiene magnesio y potasio.
Huevo
La grasa del huevo se encuentra en la yema. Además, como el aceite de oliva,
el huevo tiene más grasas monoinsaturadas que saturadas. Tiene una de las
mejores composiciones de grasa del mundo animal. Por esta razón, te animo
a que consumas el huevo entero, no deseches la yema.
Sobre su aporte en vitaminas y propiedades, revisa el apartado «Huevo»
del capítulo 7.
Pescado azul
Es otro alimento rico en proteínas y grasas saludables. Como ves, no
hablamos de nutrientes, hablamos de alimentos, ya que el pescado no es todo
grasa.
Consejo
Un truco para distinguir el pescado azul del blanco: el azul suele tener la cola en
forma de «V», mientras que el blanco la tienen en forma de abanico.
EFECTO WARBURG
La dieta cetogénica
¿Alguna vez has oído que la dieta cetogénica está recomendada para la
endometriosis?
Esta afirmación se basa en lo que te acabo de contar: si eliminamos todos los
hidratos de carbono de nuestra dieta, tanto las células dependientes de la glucosa
como las de la endometriosis no tendrán un sustrato para alimentarse.
La dieta cetogénica es aquella en la que eliminamos todos los hidratos de carbono
de nuestra alimentación. Es decir, no se puede consumir ningún tipo de legumbre,
cereal o tubérculo, y se eliminan las frutas y verduras con más carbohidratos.
El objetivo de esta dieta es que nuestro cuerpo entre en un estado de cetosis. Esto
es, cuando no queda ninguna reserva de glucosa, nuestro hígado produce cuerpos
cetónicos a partir de las reservas de grasa. Estos cuerpos cetónicos pueden alimentar
a los órganos dependientes de glucosa, como el cerebro o el corazón.
Esto se consigue consumiendo un máximo de alrededor treinta gramos diarios de
hidratos de carbono, una cantidad moderada de proteínas y obteniendo la mayor
cantidad de calorías a través de alimentos grasos de calidad.
Las dietas cetogénicas bien planteadas son saludables, pero en la mayoría de los
casos son complicadas de seguir a largo plazo, ya que las restricciones que suponen
son bastante severas.
Antes de decidirte a hacer un tipo de dieta como esta, déjate asesorar por un
profesional de la nutrición.
Cereales
Constituyen un grupo muy amplio de alimentos. Para elegir cuáles consumir,
debes tener en cuenta dos cosas:
Por otro lado, los cereales tienen muy baja densidad nutricional, e incluir
grandes cantidades de este alimento en tu dieta no te va a aportar
prácticamente nada. Recuerda que cada vez que comes es una ventana de
oportunidad para llenar tu cuerpo de vitaminas, minerales, proteínas y ácidos
grasos esenciales.
Como veremos más adelante, los cereales que contienen gluten, como el
trigo, el centeno y la cebada, no son recomendables en mujeres con
endometriosis, especialmente el trigo, por la presencia de inhibidores
enzimáticos, que son unas sustancias que impiden que puedas digerirlos
correctamente.
Otros cereales, como la avena o el maíz, contienen ciertas proteínas que
provocan reacciones de inflamación similares al gluten en personas con
sensibilidad.
Sin embargo, el arroz, el mijo o el sorgo pueden ser buenas opciones para
incluir en tu dieta, siempre de manera ocasional y en pequeñas cantidades.
Pseudocereales
Son pseudocereales el trigo sarraceno o alforfón, la quinua, el teff o el
amaranto, entre otros. Botánicamente son diferentes a los cereales, pero son
muy similares nutricionalmente. Los pseudocereales no contienen gluten,
además, son más ricos en nutrientes que los cereales y, por lo tanto, más
interesantes.
Aun así, no dejan de ser alimentos ricos en hidratos de carbono, por lo que
no debes consumirlos en grandes cantidades.
Puedes utilizarlos tanto cocinados como en harina para hacer diferentes
preparaciones, como panes o pastas.
También presentan algunos antinutrientes, por lo que es conveniente que
los laves bien para eliminar las saponinas y que los cocines a altas
temperaturas y durante bastante tiempo para descartar las lectinas y otros
antinutrientes.
Legumbres
Como ya comentamos, las legumbres contienen gran cantidad de
antinutrientes, al igual que los cereales. Además, sus fibras altamente
fermentables pueden causar mucha inflamación en un intestino sensible.
Cómelas solo si realmente te sientan bien y, en todo caso, en pequeñas
cantidades. Las legumbres son ricas en proteínas, pero también en hidratos de
carbono, así que no es un alimento que interese consumir en caso de
endometriosis.
Tubérculos
No contienen tantos antinutrientes como los cereales, por lo que podemos
consumirlos con más frecuencia, pero sin abusar, ya que, como hemos visto,
aumentarán los niveles de glucosa en el cuerpo. Como punto en contra, los
tubérculos no contienen apenas fibra, pero sí permiten la creación de almidón
resistente, un alimento excelente para nuestras bacterias intestinales
beneficiosas.
Consejo
Consejo
Las verduras con más densidad nutricional son aquellas de hoja verde, como el
kale, la col china, el brócoli y las espinacas. Procura que nunca falten en tus platos.
Aquí tienes una lista de los alimentos con más densidad nutricional.
Procura que sean prioritarios en tu alimentación. 4
Algas
Las algas son plantas talofíticas que contienen una cantidad muy alta de
minerales y que pueden aportar muchos nutrientes muy interesantes. Las
algas son ricas en yodo, magnesio, potasio, zinc, calcio, hierro..., minerales
que necesitas para que tu cuerpo funcione perfectamente. Debido a esta
concentración de minerales, no debes comerlas en grandes cantidades, sino
utilizarlas como complemento en algunas comidas y en pequeñas dosis.
Si tienes la enfermedad de Hashimoto, evita el consumo de algas, ya que
un exceso de yodo en tu dieta puede afectar de manera negativa a la tiroides.
Si nunca has comido algas, te animo a que empieces a incorporarlas a tu
dieta. Es posible que su sabor al principio te resulte un poco diferente, pero
enseguida puedes adaptarte a él.
Setas
Poseen una composición nutricional muy interesante. Son un alimento rico en
polifenoles con propiedades antitumorales y antibacterianas. También se sabe
que las setas tienen la propiedad de modular nuestro sistema hormonal. Son
una buena fuente de potasio, fósforo y selenio, y destacan por su contenido en
vitaminas del grupo B.
Las fibras que encontramos en las setas son muy beneficiosas para nuestra
microbiota, como los beta-glucanos, que tienen un efecto positivo en el
control de la glucemia y del colesterol, y en la modulación positiva de la
microbiota intestinal. Los beta-glucanos modulan el sistema inmunitario a
través del intestino.
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Vegetales y verduras
LA FIBRA
Las verduras son los alimentos que mayor cantidad de fibra aportan. La fibra
es un grupo de polímeros de carbohidratos que no se digieren ni se absorben
en el intestino humano. Entre otras funciones, constituye el sustrato del cual
se alimentan las bacterias de nuestra microbiota. Tener una microbiota sana
es una parte importante del tratamiento de la endometriosis. Así que
necesitarás consumir la suficiente fibra para que tu flora intestinal esté en
equilibrio.
Los microorganismos que albergamos necesitan alimentos «de verdad»
para su normal nutrición y funcionamiento. Dicho de otro modo: no les vale
cualquier tipo de fibra. La fibra será saludable siempre que proceda de
alimentos como verduras y frutas de calidad. La fibra añadida a alimentos
procesados no aporta ningún beneficio.
Piensa que todo aquello que ingerimos afecta a nuestras bacterias, y por lo
tanto a nosotras mismas, así que procuremos consumir siempre alimentos de
alta calidad.
Hay varios tipos de fibra, y todos ellos son necesarios para mantener una
buena salud. Repasemos aquí los más beneficiosos para la diversidad
microbiana.
La hidratación, un básico
- Intenta no beber agua durante las comidas, o por lo menos, no mucha, ya que el
estómago necesita su ácido para digerir la comida, y una gran cantidad de agua lo
diluye empeorando las digestiones.
- Si comes demasiado o tienes hambre durante todo el día, beber agua calmará un
poco esa ansiedad.
- Si no vives cerca de un manantial de agua pura, la mejor opción es que dispongas
de filtros de agua en casa para limpiar los tóxicos el agua del grifo. El agua
embotellada tampoco es recomendable: contamina el planeta, es muy cara, contiene
disruptores endocrinos y tiene un bajo contenido en minerales.
- Las bebidas también hidratan, pero evita totalmente las azucaradas y las
gaseosas. Si quieres darle un sabor a tu agua, toma infusiones o añade frutas a la
botella para darle sabor y no uses azúcar ni edulcorantes.
- Usa botellas de cristal, las de plástico no son recomendables, incluso las que no
contienen bisfenol A (BPA).
POLIFENOLES
Los polifenoles son unas sustancias químicas que contienen las plantas y que
generan diferentes efectos en el organismo. Los encontramos en multitud de
alimentos, tanto verduras y frutas como en otros productos de origen vegetal,
como el aceite de oliva, el cacao, las especias, los frutos secos, etcétera.
Hay gran variedad de polifenoles diferentes y cada uno tiene una
propiedad que nos van a ayudar a cuidar nuestra salud. Muchos de estos
polifenoles tienen propiedades antiinflamatorias, así que los vas a tener muy
en cuenta para incluirlos en tu alimentación y para que te ayuden con la
endometriosis. 1
Existen muchos polifenoles y todos son beneficiosos para la salud. A
continuación se incluyen algunos especialmente interesantes para la
endometriosis.
Una forma muy visual de saber qué tipo de polifenol tienen las verduras es
fijarte en su color. Por ejemplo, muchas verduras de color rojo contienen
licopeno, un polifenol con propiedades anticancerígenas. Los arándanos de
color azul contienen resveratrol y antocianina, que son polifenoles con
cualidades antioxidantes. Cada vez que vayas a hacer la compra, observa si
los vegetales que has comprado tienen una gran variedad de colores. Incluye
colores rojos, naranjas, amarillos, verdes, blancos y azules en tu
alimentación.
Las crucíferas poseen unas cualidades muy importantes que te van a ayudar a
luchar contra la endometriosis. Por un lado, y al igual que el resto de las
verduras, contienen un tipo de fibra interesante para alimentar la microbiota.
Por otro, y esto es lo que realmente nos interesa de las crucíferas, contienen
glucosinolatos, un compuesto natural del que se obtienen dos sustancias
especialmente beneficiosas para la endometriosis. Los glucosinolatos
presentes en las crucíferas son:
Verduras crucíferas
Berro de agua Colinabo
Berros Grelos
Bok choy Hojas de mostaza
Brócoli Kale
Col lombarda Nabo
Col rizada Rábano
Coles de Bruselas Repollo
Coliflor Rúcula
Para conseguir que el sulforafano y el indol-3-carbinol se conviertan en
compuestos activos, necesitamos triturar las verduras o masticarlas muy bien
en la boca. También puedes añadir semillas de mostaza a tus crucíferas para
aumentar la biodisponibilidad de estos compuestos. La biodisponibilidad de
un nutriente es la cantidad de este que puede ser aprovechada por el cuerpo: a
mayor biodisponibilidad, más absorción y aprovechamiento de esa sustancia.
La cocción de las crucíferas también es muy importante, ya que se sabe
que cocciones muy prolongadas van a destruir los compuestos activos. Evita
cocinar estas verduras durante más de cinco minutos, nunca las frías en aceite
ni las calientes en el microondas. Las altas temperaturas destruyen todos sus
beneficios.
La mejor manera de cocinar las crucíferas es al vapor, salteadas o con una
cocción muy corta. Otra opción interesante para consumirlas es fermentadas,
como sucede con el chucrut o el kimchi. De esta manera obtenemos sus
compuestos activos; además, los fermentados son muy interesantes para
mantener la microbiota intestinal.
Consejo
Puedes comer crucíferas las veces que quieras. Recuerda que un consumo de
entre tres y cinco veces por semana te va a ayudar a obtener la cantidad de
sulforafano que necesitas para que tenga el efecto deseado.
A pesar de que las crucíferas son muy beneficiosas, hay ciertos casos en
los que no podrás consumirlas:
Las solanáceas son una familia de plantas entre las que encontramos
hortalizas como el tomate, el pimiento, la berenjena y la patata. Estos
vegetales llevan mucho tiempo en el punto de mira porque contienen un
alcaloide que se llama solanina y que se cree responsable de algunos
problemas para la salud. Seguro que no es la primera vez que has oído que no
debes tomar tomates si tienes endometriosis.
La solanina ha sido relacionada con algunos trastornos digestivos,
nerviosos e intestinales. Pero las concentraciones que presentan las hortalizas
destinadas al consumo son muy bajas. Por otro lado, a las solanáceas se le
atribuyen propiedades antioxidantes que podrían ser beneficiosas. También
presentan un alto contenido en histamina, por lo que serían desaconsejables si
tienes problemas con la degradación de la histamina; por ejemplo, si tienes
déficit de la enzima diamino oxidasa (DAO).
¿Son malas las solanáceas en caso de endometriosis? En principio no, pero
como cada mujer es diferente, dependerá de su situación personal:
La dieta antiinflamatoria
Hoy en día sigo encontrándome a mujeres que no saben que la dieta tiene una
gran influencia en la endometriosis. Por suerte, aquí estamos para remediarlo.
Pero lo más grave es que sigue habiendo profesionales de la salud que
niegan la influencia de la dieta en esta enfermedad. No todos los sanitarios
tienen que saber de todo, pero negar que la alimentación tiene un impacto en
nuestra salud es bastante grave. Cuidar tu alimentación debe ser una prioridad
en tu vida, tengas endometriosis severa o no.
No existe una dieta específica para la endometriosis, pero sí unas premisas
que debe cumplir tu alimentación:
Sabemos que para llevar una dieta antiinflamatoria no solo tenemos que
incorporar alimentos que nos desinflamen, sino que también debemos
eliminar todos aquellos que causen algún tipo de inflamación en el cuerpo.
En este libro hablaremos de los más comunes, pero es muy importante que
antes de iniciar tu dieta consultes con un profesional de la nutrición.
No siempre es necesario eliminar todos los alimentos de golpe, pero puede
ser recomendable hacerlo si tienes muchos síntomas. Cuanto más consigas
reducir los alimentos que vamos a mencionar a continuación, más notarás una
mejoría.
Consejo
AZÚCAR
Las implicaciones del azúcar van mucho más allá, pero es mejor ver la
parte positiva de las cosas. Ahora que ya sabemos cómo nos perjudica el
consumo de azúcar, vamos a ver qué beneficios tiene dejar de tomarlo.
1. Haz una limpieza en tu despensa, identifica qué alimentos tienen azúcar y piensa
si realmente los necesitas en tu vida.
2. Planifica tus comidas: elabora menús para tener tu dieta semanal bajo control y
prepara por la noche el almuerzo o la merienda si tienes que salir de casa. No dejes las
cosas a la improvisación o acabarás comiendo cualquier cosa poco saludable.
3. Compra en el mercado y empieza a cocinar en casa: los productos envasados y
ultraprocesados casi siempre llevan azúcar, tanto los dulces como los salados. Llena tu
despensa de comida de verdad: verduras, frutas, frutos secos, carne, pescado, huevos
ecológicos, legumbres, cereales integrales, etcétera.
4. Implica a tu familia: es difícil conseguirlo sola, explícale que necesitas hacer este
cambio por tu salud y pide que no dejen productos azucarados en casa.
5. Intenta no comer postre o cámbialo por fruta o una infusión; así evitarás tomar un
montón de azúcar.
6. Elimina las bebidas azucaradas: bebe agua, calmará tus ganas de comer dulce y
es mucho más saludable. Si tienes muchas ganas de dulce, prueba con una infusión
de regaliz o canela con hojas de estevia.
Sustitutos
Los edulcorantes artificiales pueden usarse al principio, como transición a
una dieta sin azúcar, aunque realmente su uso está siendo muy cuestionado.
Están pensados para ayudar a bajar de peso, aunque la evidencia no es del
todo clara y se piensa que realmente no es así. Algunos estudios indican que
afectan al metabolismo de los carbohidratos en el cuerpo y que generan picos
de insulina (es decir, reducen la sensibilidad a la insulina). También sabemos
que afectan de manera negativa a la microbiota intestinal.
Además, utilizar edulcorantes artificiales va a hacer que tu cerebro siga
necesitando dulce para funcionar y que te lo siga pidiendo. Por lo tanto,
consumir edulcorantes puede perpetuar la adicción al azúcar.
Si no puedes dejar el azúcar de golpe, usa edulcorantes de manera
temporal u ocasional.
LÁCTEOS
2. SENSIBILIDAD A LA CASEÍNA
4. INFLAMACIÓN
5. DEFICIENCIA DE INMUNOGLOBULINA A
7. TÓXICOS
Consejo
Es habitual que muchas mujeres con endometriosis se pasen a la leche sin lactosa
pensando que así resolverán su problema, pero, como has visto, la lactosa supone uno
de los muchos inconvenientes que presenta este alimento. Así que tomar leche sin
lactosa no te va a ayudar en absoluto.
Alternativas a la leche
La leche es una gran fuente de calcio y vitamina D. En algunos estudios se ha
comprobado una mejoría de las pacientes con endometriosis que consumían
lácteos, pero se sospecha que esta mejoría sería causada por el consumo de
vitamina D y calcio.
Si buscas una alternativa, las leches vegetales pueden suplir la necesidad
psicológica de consumir leche y «mantener» la costumbre. Nutricionalmente,
no tienen ningún valor. Si quieres sustituir la leche por bebidas vegetales, te
recomiendo que las hagas en casa: son mucho más baratas y así sabrás
exactamente de qué están hechas.
Existen otros alimentos que son excelentes fuentes de calcio y que,
además, se absorben mejor que el de la leche. Algunos ejemplos son el
brócoli, las semillas de sésamo, la col, las almendras, etcétera. Por otro lado,
puedes obtener la vitamina D tomando el sol o a través de suplementos. Unos
huesos fuertes no solo se consiguen a base de consumir calcio, se necesita
también llevar una dieta sana, realizar ejercicio, sobre todo de fuerza, y estar
al aire libre.
Conclusión
El consumo de leche y sus derivados no es imprescindible para disfrutar de
una alimentación completa y sana. Tienes muchos alimentos a tu disposición
que te aportarán los mismos nutrientes. La experiencia clínica apunta a que la
inmensa mayoría de las pacientes de endometriosis mejoran al dejar los
lácteos, pero lo mejor que puedes hacer es comprobarlo por ti misma.
La lactasa se deja de producir cuando no hay lactosa que digerir, así que, si estás
mucho tiempo sin tomar lácteos y no tienes la mutación genética que te permite
producir lactasa de por vida, acabarás dejando de producirla y, por lo tanto,
desarrollarás intolerancia a la lactosa en algún grado. Como ya hemos visto, no es
ninguna enfermedad, sino una adaptación natural del cuerpo que acaba produciéndose
con el paso de los años. No te preocupes por dejar los lácteos durante unos meses,
pues no tendrás ningún cambio significativo en la producción de lactasa. Y si al final
compruebas que la leche no te sienta bien, te interesa seguir evitándola.
GLUTEN
El gluten es una mezcla de proteínas que se encuentra en algunos cereales.
Aporta elasticidad y esponjosidad a alimentos como el pan o la bollería.
Por ello, desde hace años se han seleccionado genéticamente las semillas
de trigo para buscar aquellas que tengan una mayor cantidad de gluten y así
obtener panes mejores. Es decir, no se han seleccionado por su calidad
nutricional, sino por su capacidad de panificación. Esta selección genética ha
hecho que actualmente el gluten represente el 80 o el 90 % de las proteínas
del trigo, y quizá sea la causa del aumento de problemas relacionados con su
consumo.
El trigo contiene varias proteínas: albúminas, globulinas, prolaminas y
gluteninas. El gluten en sí lo componen estas últimas, las prolaminas y las
gluteninas. El consumo de gluteninas no presenta problemas, pero el de
prolaminas sí. Aunque las prolaminas se encuentran en todos los cereales,
solo son problemáticas en el trigo, la cebada, el centeno y a veces la avena.
Aunque el gluten resulta tóxico solo para los celíacos, provoca
permeabilidad intestinal y otros problemas en todas las personas por igual.
¡Importante!
Consejo
Es muy importante que descartes la enfermedad celíaca antes de llevar una dieta
cien por cien libre de gluten. Si eres celíaca y no lo sabes, pero consumes alguna traza
o haces alguna excepción en la dieta con el gluten, las consecuencias pueden ser
fatales. Además, si dejas el gluten y más adelante tienen que hacerte pruebas de
celiaquía, será difícil poder diagnosticarte. Habla con tu nutricionista y tu médico
digestivo antes de retirar por completo el gluten de tu alimentación.
ULTRAPROCESADOS
Aditivos
Y ya que hablamos de aditivos, este va a ser otro punto que tener en cuenta
en tu alimentación. Están muy relacionados con los alimentos
ultraprocesados, ya que solo encontrarás aditivos en este tipo de productos.
El problema es que muchos de ellos son nocivos para la salud. Por
ejemplo, los nitritos y los nitratos que se utilizan en las carnes procesadas son
sospechosos de causar cáncer colorrectal y de estómago.
Los sulfitos, que también se añaden a muchas carnes para aumentar su
tiempo de vida, resultan muy perjudiciales para ciertas personas con
sensibilidad. Encontrarás sulfitos también en bebidas como el vino y en frutas
desecadas.
Otro aditivo muy dañino presente en muchos productos ultraprocesados es
el glutamato monosódico, que hace que los alimentos sean más «sabrosos».
Esta sustancia, aunque puede tener un origen natural, causa daño neuronal;
además, hace que comas más cantidad de la cuenta, provoca dolor de cabeza
y congestión.
Aunque existen aditivos que no presentan ningún tipo de riesgo —como el
ácido ascórbico, que es vitamina C; el tocoferol, qué es vitamina E, o el ácido
cítrico, presente en las frutas cítricas—, no debes abusar de los alimentos que
lleven aditivos en su composición.
Si bien el consumo de aditivos está probado y estudiado, y conocemos sus
cantidades máximas o seguras, esto no hace que sean inocuos. Aunque
conocemos su relación con nuestra salud, no se conoce bien la interacción
que supone consumir en conjunto tanta cantidad de aditivos. Tampoco
sabemos si este cóctel puede tener alguna interacción con los fármacos que
tomamos o con los estados de salud de ciertas personas, como, por ejemplo,
de mujeres con endometriosis.
No se trata de tener miedo a los productos químicos, se trata de intentar
que la mayor parte de nuestra alimentación esté exenta de este tipo de
sustancias. No tienes que aprenderte cuáles son buenos y cuáles son malos:
intenta no comer nada que tenga aditivos, así no tendrás que preocuparte por
ellos. Y hacerlo es muy sencillo. Como ya hemos visto, los aditivos están en
los alimentos ultraprocesados, así que evitando este grupo de alimentos
eliminarás los aditivos de tu dieta.
Por eso, te recomiendo leer siempre los ingredientes de las etiquetas y
evitar este tipo de sustancias.
GRASAS INFLAMATORIAS
Durante mucho tiempo nos han dicho que las grasas vegetales eran mucho
más saludables que las animales. Y esta es una verdad a medias. Existe un
tipo de grasas vegetales que deberíamos evitar siempre en nuestra
alimentación.
Es el caso de los aceites vegetales refinados y las grasas trans, como la que
se encuentra en la margarina. Actualmente, sabemos que los aceites de
semillas y las grasas trans están detrás de muchos de los problemas más
importantes de salud actuales. Se asocian a enfermedades cardiovasculares,
inflamación, cáncer, envejecimiento prematuro y otros problemas
metabólicos.
Los aceites refinados de semillas son alimentos ultraprocesados, ya sean
de girasol, maíz, soja, canola, cacahuete... Son aceites muy alejados del
alimento original que da la naturaleza: no tiene nada que ver comer unas
pipas de girasol con consumir aceite de girasol que ha pasado por un sinfín de
etapas de refinamiento.
Las grasas trans son aceites vegetales poliinsaturados a los que se les
añade un grupo de hidrógenos para que permanezcan solidas a temperatura
ambiente. Se utilizan para dar consistencia y alargar la vida útil de algunos
productos como la bollería, pizzas, palomitas o la margarina. Las grasas trans
aumentan de manera muy significativa el riesgo de enfermedad
cardiovascular. También aumentan la resistencia a la insulina y la
inflamación sistémica del organismo, haciendo que la endometriosis pueda
aumentar y empeore nuestro estado de salud.
Cómo se refinan los aceites
Las semillas como el girasol, el maíz, la soja o la colza se pueden prensar para
extraer su aceite, pero la cantidad lograda es muy poca. Para aumentar su rentabilidad,
estas semillas se calientan a grandes temperaturas y se les añaden disolventes como
el hexano, un hidrocarburo derivado del petróleo, para extraer su aceite.
Posteriormente, se calienta a unos ciento cincuenta grados para evaporar este
disolvente, aunque suelen quedar residuos. También se puede añadir sosa cáustica o
ácido sulfúrico para corregir la acidez.
Después viene la verdadera refinación: se añade sosa cáustica para generar un
jabón donde se quedan las impurezas, aunque también se lleva los minerales y
fosfolípidos que tenía ese aceite de manera natural. A continuación, el aceite se
desodoriza y se blanquea añadiendo más productos químicos y calentándolo a unos
doscientos setenta grados. Con este último paso se eliminan los disolventes y las
sustancias químicas utilizados en el proceso, pero también cualquier otra propiedad
que pudiera tener ese aceite.
Aunque el resultado sea un producto apto para el consumo, durante el proceso se
han creado una serie de compuestos tóxicos, como grasas trans, aldehídos y 3-
monocloropropanodiol.
¡Importante!
Evita los fritos elaborados con este tipo de aceites de semillas. Al calentarse se
oxidan y crean compuestos cancerígenos.
Consejo
ALCOHOL
Los bares son el sitio más complicado para una mujer con endometriosis: ¡no hay
nada para nosotras! Todo lleva alcohol, azúcar o cafeína, así que nuestras opciones se
reducen mucho.
Evita los refrescos carbonatados como los de cola o los que son del tipo té helado o
isotónicos. Incluso si son cero azúcar, pues ya vimos que los edulcorantes tampoco
eran recomendables para nosotras.
Los zumos naturales recién exprimidos parecen una opción saludable, pero
realmente su contenido de azúcar es alto, dejando de ser una opción adecuada. Podría
valer si es un batido de verduras con muy poca cantidad de fruta.
Aquí tienes algunas ideas saludables que puedes pedir en un bar: agua, con o sin
gas, con una rodajita de limón o con hierbabuena; infusiones frías o calientes,
kombucha, agua de coco natural.
OTROS ALIMENTOS QUE NO TE INTERESAN
Aparte de los alimentos que ya hemos visto, hay otros cuyo consumo debes
moderar o suprimir. Depende mucho de cada una en qué medida, pero es
bueno que los conozcas para que sepas elegir mejor.
CAFÉ
La mayoría de nosotras adoramos el café y es una de las cosas que más nos
cuesta dejar cuando nos empezamos a cuidar. Pero ¿por qué hay que dejarlo?
Seguro que tener una buena razón para hacerlo te hará más fácil suprimirlo de
tu dieta.
Recordemos la detoxificación de estrógenos. El cuerpo lo hace en dos
fases. En la primera, los estrógenos se hacen solubles en agua, esto es, se les
añade un grupo hidroxilo. El resultado de esta reacción son unos estrógenos
muy potentes conocidos como hidroxiestrógenos. Estos son mucho peores
que los estrógenos «normales», ya que multiplican la dominancia estrogénica
que padecemos con la endometriosis.
En la fase 2, los hidroxiestrógenos se preparan para ser expulsados del
cuerpo. El problema es que esta segunda fase es lenta. Y lo será aún más si
padeces procesos inflamatorios y déficit de minerales y vitaminas,
acumulándose así muchos metabolitos estrogénicos, que se quedan
estancados entre la fase 1 y 2, empeorando toda la situación.
Pues bien, por un lado, la cafeína acelera la fase 1 de detoxificación, por lo
que acumulas más hidroxiestrógenos de la cuenta. Por otro lado, la cafeína
inhibe la catecol O-metiltransferasa (COMT), la principal enzima de fase 2 de
desintoxicación. ¡Vamos, que estás impidiendo por todos los medios la
limpieza de estrógenos!
Mi recomendación es que no tomes café de manera habitual. Busca otro
tipo de bebidas que te gusten. El café no va a hacer que te mantengas
despierta toda la mañana, tu cuerpo puede hacerlo de manera natural gracias a
la ayuda del cortisol (cuida tus ritmos circadianos). Esto no quita que un día
te tomes una taza con una amiga, pero es mejor que busques otras
alternativas. Vamos a cuidarnos sin ser radicales.
SOJA
CARNE PROCESADA
Consejo
Elige las proteínas que vas a incluir durante la semana. No existe una
frecuencia establecida en las proteínas que tienes que comer, es decir,
que no es necesario que tomes pollo tantas veces a la semana o pescado
otras tantas. Lo importante es que vayas variando tus fuentes proteicas
para que no sean siempre las mismas. Elige cuántos días vas a comer
pollo, pavo, pescado blanco y azul, marisco y huevos, y distribuye las
proteínas a lo largo de la semana. Piensa también qué platos vas a dejar
ya preparados. Los pondrás seguidos dentro del menú para que no se
estropee la comida.
Elige las verduras de tu menú semanal. Acuérdate de incluir bastante
variedad. Por lo menos, tiene que haber cinco o seis diferentes, y puedes
combinar varias de ellas para confeccionar cada plato. Escoge qué
verduras comerás crudas y cuáles cocinadas. Puedes dejar preparadas las
verduras cocinadas el día que tengas libre. Por ejemplo, elaborar el
domingo crema de espinacas, brócoli al vapor, judías verdes o cualquier
otro plato de verdura que no requiera mucha preparación. No pasa nada
por repetir platos.
Elige qué hidratos de carbono comerás. Te adelanto que no van a ser
muchos, quizá puedes dejar preparados un poco de quinua y arroz
integral. Cocina unos boniatos y déjalos en el frigorífico, así podrás ir
sacándolos a lo largo de la semana. Además, al haber sido enfriados,
tendrán almidón resistente, una fibra buena para tu microbiota. Intenta
que los hidratos de carbono no sean mayoritarios en tu menú: no hace
falta que los comas todos los días, y si lo haces, que sea en porciones
pequeñas, como acompañamiento o guarnición.
Distribuye todos los ingredientes que has elegido a lo largo de la
semana. No pasa nada por repetir plato algunos días, lo que sí es
importante es que no repitas entre una semana y otra. Intenta que haya
bastante variedad tanto de vegetales como de fuentes proteicas a lo largo
del mes. Si incluyes en tu menú una gran cantidad de verduras de todos
los colores, obtendrás todos los nutrientes que necesitas.
A partir del menú que has preparado puedes confeccionar la lista de la
compra y ahorrar tiempo y trabajo cuando vayas al súper.
Miércoles Leche vegetal con cacao cien Crema de brócoli Pisto con huevos a la
por cien Espaguetis de calabacín con plancha
Cuenco de frutas variadas calamares y salsa de tomate
con anacardos y semillas casera
Jueves Infusión de pasiflora Fajitas sin gluten con pollo, Crema de brócoli
Tostada de trigo sarraceno cebolla, pimiento, Merluza al horno con
con huevos revueltos champiñones, rúcula y verduritas asadas
cúrcuma
Desayunos
Para organizar los desayunos, te aconsejo que elijas dos o tres que te gusten y que
sean saludables, no tiene por qué ser siempre el mismo. El desayuno es una comida
más y, por lo tanto, puede contener cualquier tipo de alimento, no hace falta que tomes
siempre tostadas y fruta. Prueba a incluir huevos, verduras, caldo de huesos o
cualquier otro alimento nutritivo y saludable.
Estamos acostumbrados a desayunos muy altos en hidratos de carbono, poco
nutritivos, de modo que al cabo de unas horas tenemos otra vez hambre. Intenta que tu
desayuno tenga una buena cantidad de proteínas, fibra vegetal —ya sea de fruta o de
verduras— y una buena cantidad de grasas saludables, como las del aceite de oliva o
los aguacates.
RECETAS CLAVE
En este epígrafe, te propongo unas sencillas recetas que te servirán para llevar
una alimentación antiinflamatoria, que como ya hemos visto es sumamente
beneficiosa para combatir la endometriosis, y que puedes hacer a lo largo de
todo el año.
CALDO DE HUESOS
Es una receta rica en colágeno, con muchos minerales y muy nutritiva, fácil
de hacer y de conservar.
Ingredientes
Preparación
Dorar los huesos en el horno a ciento ochenta grados durante treinta minutos.
Puedes omitir este paso, pero el caldo tendrá menos sabor.
Añade los huesos a la olla con agua, con las verduras lavadas y peladas.
Deja que se cocine a fuego bajo durante un mínimo de doce horas.
Pasado este tiempo, filtra el caldo y guárdalo; lo puedes congelar en
botecitos e ir utilizándolo. Es habitual que al enfriarse quede sólido por el
colágeno.
Puedes tomarlo así o utilizarlo para preparar otros platos.
CREMA DE BRÓCOLI
Ingredientes
Preparación
Pica la cebolla y el ajo, y rehógalos con un poco de aceite de oliva virgen
extra. Cuando estén doraditos, añade el brócoli limpio cortado en arbolitos.
Cubre de agua y añade la sal. Deja que hierva durante diez minutos y retira
del fuego. Añade las especias y tritura con la batidora. Si hay demasiado
caldo, quita un poco antes de batirlo; si no, la crema quedará muy líquida.
Puedes sustituir el calabacín de esta receta por diferentes verduras. Estas son
mis recomendaciones: berenjena, calabaza, brócoli o coliflor.
Ingredientes
2 calabacines rallados
1 huevo
1 ajo picado fino (opcional)
1 cucharada de almidón (harina de maíz, arrurruz, almidón de patata...)
Sal
Preparación
Secar bien el calabacín rallado para quitar el exceso de agua, mezclar todos
los ingredientes, colocarlo en una bandeja del horno sobre papel de hornear y
darle forma de pizza. Meter al horno a doscientos veinte grados hasta que esté
dorada. Sacar, colocar los ingredientes que quieras poner a la pizza y volver a
meter hasta que estén hechos. Puedes hacer la pizza sin queso perfectamente:
estará igual de rica, ¡palabra!
Ingredientes
Preparación
Tritura el ajo, las pipas y las alcaparras. Añade después las olivas, el aceite y
el zumo de limón. Tritúralo todo hasta obtener una pasta.
ARROZ DE COLIFLOR
Es una excelente opción para reducir la cantidad de hidratos de carbono de tu
dieta sin echarlos de menos.
Ingredientes
1 coliflor
Aceite de oliva virgen
Sal y pimienta
Preparación
Si tienes un procesador de alimentos, corta la coliflor en arbolitos y tritúrala
con las cuchillas. Vigila el tiempo, porque queremos que queden trocitos
pequeños tipo arroz o cuscús; si te pasas, quedará hecha puré.
Si no tienes procesador, puedes utilizar un rallador gordo o bien picarla
con un cuchillo hasta que queden taquitos pequeños.
Luego, en una sartén, añade un poco de aceite de oliva virgen extra y
cocina la coliflor con sal y pimienta durante diez minutos, hasta que esté
dorada.
Puedes preparar bastante cantidad y congelarla. Añade el arroz de coliflor
a tus platos como acompañamiento.
Tercera Parte
Otras cosas que puedes hacer para mejorar la
endometriosis
Ya hemos visto en qué consiste esta enfermedad, qué tratamientos hay, la
gran importancia de contar con un equipo de profesionales especializados
multidisciplinar y hemos repasado con detalle cómo debe ser tu alimentación
cuando tienes endometriosis. Podrás ir aplicando todo lo aprendido hasta
ahora poco a poco y verás cómo notas cambios en tu vida.
Pero, además, existen otros factores que deberás tener en cuenta para ir
aliviando paulatinamente los síntomas de la endometriosis.
Aunque los tratemos con menos detalle que la alimentación, son hábitos y
elementos que vas a tener que ir cambiando en tu vida si quieres que esta
enfermedad mejore. La alimentación es solo el primer paso.
Cuando realices todos estos cambios empezarás a notar la diferencia.
Recuerda que hay cosas que tú sola no vas a poder hacer y necesitarás la
ayuda de un profesional, pero espero que, en todo caso, lo que vas a leer a
continuación te pueda servir de inspiración para dar los primeros pasos hacia
la mejoría de tus síntomas.
Ahora, veamos qué otras cosas van a ayudarte a lidiar con la
endometriosis, además de la nutrición.
11
Aparte del estrés que podemos sentir por la vida diaria o por una situación en
concreto, las enfermedades crónicas inflamatorias afectan a nuestro eje
hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA). Este eje, entre otras muchas cosas, es
el encargado del control del cortisol, la hormona del estrés. Cuando estamos
estresadas, esta hormona se libera en grandes cantidades, haciendo que suba
el nivel de azúcar en sangre y bloqueando el sistema inmunológico. Cuando
la situación de estrés se mantiene a lo largo del tiempo, como sucede, por
ejemplo, con una enfermedad inflamatoria crónica como la endometriosis, el
eje HPA se ve modificado y es muy complicado que vuelva a su estado
normal. 1
El estrés puede afectar al sistema inmune haciendo que se produzcan más
células inflamatorias que contribuyen a aumentar el dolor crónico y la
inflamación. Por esta razón, el control del estrés va a ser una pieza clave en el
manejo de la endometriosis.
Cuando estamos inmersas en una sintomatología muy intensa, son
habituales los sentimientos de incertidumbre ante lo que va a ser de nuestra
vida. Esto genera un gran nivel de ansiedad y, en muchos casos, depresión. El
nivel de dolor que sentimos afecta directamente a nuestra salud mental y
emocional.
El sufrimiento psicológico se debe sobre todo a las sensaciones de dolor
que hacen que sintamos miedo y que anticipemos el sufrimiento que vamos a
padecer, lo que aumenta en gran medida nuestra preocupación. También
tenemos miedo a qué va a ser de nosotras en el futuro, si vamos a poder hacer
frente a los síntomas, si nuestra carrera laboral o nuestra vida en pareja se van
a ver afectadas, si podremos cumplir nuestros sueños y proyectos. Aumentan
los pensamientos pesimistas, la desesperanza y nos hacemos hipervigilantes
al dolor, esto es, estamos continuamente mirando hacia dentro, expectantes
de cuándo vendrá la próxima racha dolorosa.
El manejo del estrés no es nada fácil; como he comentado, la propia
enfermedad lo genera, así que, mientras sigamos manteniendo los síntomas
dolorosos de la endometriosis, el estrés va a seguir de fondo. Por esta razón
es tan importante que el tratamiento de la enfermedad contemple cómo
combatir el estrés, porque tanto una como el otro se retroalimentan.
Cobra vital importancia la figura del psicólogo o psicóloga para manejar
no solo los síntomas del estrés y de la ansiedad, sino cualquier otra barrera
emocional que afecte a nuestra vida. Así que mi recomendación es que el
primer paso lo des en esta dirección. El psicólogo es el gran aliado en el
tratamiento de la endometriosis.
También existen otras técnicas para reducir el estrés que puedes ir
aprendiendo y practicando tú misma. No existe una fórmula mágica para
librarse del estrés, tienes que buscar la que encaje más contigo. En ocasiones,
tendrás que emprender un cambio de vida. Imagina que vives en un lugar
ruidoso y contaminado; quizá mudarte pueda ayudarte a estar más tranquila.
O puede que el puesto de trabajo en el que estás actualmente te genere una
gran sensación de estrés a diario, ya sea porque no te gusta o porque implica
una gran responsabilidad. En este caso, buscar otro trabajo puede permitirte
manejar el estrés. Estas pueden parecer soluciones muy radicales, pero ten en
cuenta que estamos hablando de una enfermedad muy compleja que
seguramente te va a impulsar a realizar enormes cambios en tu vida para
adaptarte a ella, así que te sugiero que tengas la mente abierta y, sobre todo,
que te escuches mucho a ti misma.
Tú eres la que mejor sabe lo que necesitas.
TÉCNICAS DE RESPIRACIÓN
MEDITACIÓN
Puedes empezar por una meditación guiada que te guste; tienes muchas en
internet. Pero si quieres hacer algo por tu cuenta, aquí te dejo algunas ideas.
Lo primero es que te hagas con un temporizador. Hay muchas aplicaciones
que te pueden ayudar, como Meditation Timer. Programa el tiempo de
preparación y el tiempo de meditación, para no distraerte durante la práctica.
Empieza con pocos minutos y ve ampliándolos a lo largo de los días.
Para empezar a meditar busca un sitio cómodo donde te sientas segura;
debe ser un lugar donde no haga ni frío ni calor y no tengas interrupciones.
Elige una hora concreta del día en la que puedas reservarte esos minutos para
ti. La primera hora de la mañana suele ser la más propicia.
Haz la práctica sentada, con la espalda y la cabeza rectas. No se
recomienda meditar tumbada. Respira tres veces profundamente y comienza
con el ejercicio. Aquí tienes varias ideas para empezar:
Actividad física
Tumbada boca abajo, con las piernas estiradas y los pies juntos, eleva los
brazos levantando el tronco. Las manos quedan a la altura de los hombros.
Sube el torso hasta donde puedas, pero no fuerces si notas daño en la espalda.
Aguanta la postura entre treinta segundos y un minuto respirando normal, con
la concentración puesta en la columna dorsal.
Esta postura ayuda a combatir el cansancio, mejora la función intestinal,
fortalece el tren superior del cuerpo, alivia los calambres de la regla y mejora
el funcionamiento de los riñones.
Extendida en el suelo, boca abajo, con las piernas juntas, entrelaza las manos
en la espalda y estira los brazos hacia atrás, arquea el tronco hasta donde
puedas y eleva las piernas formando un arco con el cuerpo. Si te es posible,
agarra los tobillos con las manos por detrás de la espalda. Mantén una
respiración consciente y tu atención puesta en la espalda. Puedes mantener
esta postura entre veinte y cuarenta segundos, y repetirla dos o tres veces.
La postura ayuda a tonificar los músculos del pecho y la espalda, da
elasticidad a los hombros, mejora el tránsito intestinal, y estira el abdomen y
los órganos reproductivos.
Empieza de rodillas, echa una pierna hacia atrás y la otra pásala por delante
de la que está estirada, con la planta del pie apoyada en el lateral exterior.
Ayúdate de las manos hasta llevar la ingle al suelo o por lo menos hasta
donde puedas, recuerda que la posición debe ser cómoda. Puedes dejar las
manos apoyadas en el suelo y mantener la espalda recta y la mirada al frente,
o poner las manos juntas a la altura del pecho.
Mantén la postura entre uno y tres minutos, y luego cambia de pierna.
Respira de manera atenta y pon tu atención en el coxis. Esta postura ayuda a
relajar la tensión de la pelvis y la parte baja de la espalda.
POSTURA DEL PUENTE (SETU BANDHA SARVANGASANA)
Partiendo de la posición tumbada boca arriba, dobla las rodillas y agarra los
tobillos con las manos si puedes. Si no llegas, mantén los brazos paralelos al
cuerpo con las palmas mirando hacia abajo. Las plantas de los pies están
apoyadas en el suelo. Eleva la cadera tanto como puedas, apoyando el peso
del cuerpo sobre los pies y los hombros. Si tienes alguna lesión en el cuello,
evita practicar esta postura. Céntrate en tu respiración mientras mantienes la
posición entre uno y tres minutos. Te ayudará a reducir los dolores de la regla
y a relajar la tensión en la zona pélvica.
13
Nuestro cuerpo necesita «relojes» para funcionar, no como los que usamos
normalmente, sino biológicos. Estos relojes deben trabajar en sincronía para
que todo el organismo se mantenga sano. Cuando se desregulan, empiezan a
surgir desarreglos hormonales, cansancio, dificultad para concentrarse, ganas
de comer a todas horas y finalmente, enfermedades.
Los relojes se sincronizan cada veinticuatro horas con elementos externos
a nosotras, como el sol, la oscuridad, la temperatura o la comida. En ausencia
de estos elementos, nuestros relojes se desajustan un poco cada día y se
«desincronizan» nuestros ritmos biológicos. Se ha comprobado que todas las
enfermedades crónicas se agravan cuando esto sucede.
Algo que ha marcado la existencia de la vida en este planeta es la
alternancia entre luz y oscuridad. La noche y el día han estado siempre
presentes en nuestras vidas y nuestra biología se ha organizado en torno a
ellas. Este ritmo se rompió el día que se inventó la luz artificial. Hemos
conseguido eliminar la oscuridad de nuestra vida, pero esto también ha traído
consecuencias sobre nuestro cuerpo, que ya no es capaz de organizar sus
ciclos basándose en los elementos externos que había usado de siempre.
El cerebro capta las señales lumínicas a través de los ojos. Cuando capta la
luz del día, entiende que hay que ponerse en marcha segregando cortisol, y
cuando capta la oscuridad, entiende que hay que descansar y segrega
melatonina. Un mundo de hormonas y procesos se mueven alrededor de estos
dos conceptos. Además, la luz del día tiene un espectro azul y es más
luminosa que cualquier luz artificial, esto hace que se inhiba la melatonina y
podamos realizar nuestras tareas diurnas.
Actualmente, pasamos la mayor parte del día en espacios cerrados con una
intensidad lumínica muy baja y, en casa, cuando llega la noche, tenemos
luces igual de brillantes que las diurnas, incluso luces de espectro azul, como
las de los dispositivos electrónicos y los las luces led.
Si sumas la endometriosis y el cansancio que provoca a todo esto,
entenderás por qué te cuesta tanto recuperar el ritmo de vida y de trabajo. Un
buen descanso que respete los ritmos circadianos del cuerpo hará que el
sistema inmune esté más fuerte para combatir la enfermedad; también
mejorará síntomas como el cansancio crónico, ya que te costará menos
dormir y vas a notar más energía durante el día.
Aquí tienes unas pautas para recuperarlo y descansar de manera más
adecuada:
Exponte a la luz del sol por la mañana. Puedes aprovechar para dar un
paseo y moverte un poco. Al recibir los rayos del sol, aunque esté
nublado, le estás diciendo a tu cuerpo que se ponga a funcionar,
reduciendo así el cansancio durante la mañana. Es mucho más efectivo
hacer esto que tomar un café. Intenta no utilizar gafas de sol para que tus
ojos puedan captar esta luz.
Evita la luz por la noche, especialmente la luz de espectro azul. Las
luces de led actuales tienen un espectro demasiado azul que impide que
produzcas melatonina por la noche: busca bombillas de tonos cálidos
para usar en casa. También debes reducir o evitar el uso de dispositivos
electrónicos por la noche, como la televisión, el ordenador, la tableta o
el móvil. Si no tienes más remedio que hacerlo, instala filtros de luz azul
en estos aparatos, o bien utiliza gafas especiales que bloqueen este
espectro. El uso de estos aparatos por la noche reduce hasta un 50 % la
producción de melatonina, por lo tanto, empeora la calidad del sueño.
Haz que tu habitación esté poco iluminada y fresca. Tu dormitorio tiene
que ser un lugar oscuro, como una cueva donde puedas refugiarte; así
pues, no dejes que entre la luz artificial de la calle y no la ilumines
demasiado. También es importante que no haga mucho calor, mantén la
habitación fresquita para poder descansar mejor. Recuerda que la
temperatura es otra de esas señales que utiliza el cuerpo para saber qué
hora del día es. Lo mejor es no tener televisión o el móvil en el
dormitorio.
Come durante el día. La comida es otra de las señales que indican al
cuerpo que es de día. El sistema digestivo es mucho más eficiente
durante las horas diurnas. Evita comer a última hora de la tarde o de la
noche, es mucho mejor si te alimentas solo en las horas centrales del día.
También resulta beneficioso hacer una ventana de alimentación más
pequeña, esto es, dejar más horas entre la cena y el desayuno de la
mañana siguiente.
14
DIOXINAS
Consejo
Cocinar los alimentos reduce casi a la mitad la cantidad de dioxinas que contienen.
Compra siempre alimentos ecológicos y consume gran cantidad de antioxidantes y
polifenoles —presentes, por ejemplo, en frutas como los arándanos o el té verde—
para contrarrestar los efectos tóxicos de este compuesto (para más información,
consulta los capítulos sobre nutrición).
FTALATOS
Los ftalatos se utilizan para dar resistencia a los plásticos y para que las
fragancias sean más duraderas. Se encuentran en prácticamente todo, desde
materiales de construcción hasta textiles para el hogar, juguetes, materiales
médicos desechables, productos de higiene, pegamentos, embalajes de
alimentos, cosméticos y perfumes. Incluso si en la etiqueta de un producto
cosmético pone «natural», es muy probable que tenga ftalatos si uno de sus
ingredientes es una fragancia o perfume.
Las células endometriales normales que se exponen a los ftalatos muestran
signos de inflamación y de estrés oxidativo. Además, se vuelven más
invasivas y proliferativas. Se ha demostrado que los ftalatos causan daño
celular, disfunción inmunológica y problemas de fertilidad. 1
Cada vez que utilizas un producto químico con ftalatos, estos se van
acumulando en tu cuerpo. Las exposiciones múltiples a esta sustancia se van
acumulando rápidamente; de hecho, cada producto con ftalatos que uses
puede aumentar un 30 % el nivel del tóxico.
Otra de las fuentes de exposición más frecuentes es el plástico que está en
contacto con la comida. Los envases son una fuente de transmisión de
ftalatos. Así que tu objetivo será exponerte lo menos posible a estos
materiales.
Consejo
BISFENOL A
Consejo
Suplementación nutricional
OMEGA 3
MAGNESIO
MELATONINA
PROBIÓTICOS
Los remedios naturales para aliviar el dolor son efectivos hasta cierto punto.
No podemos compararlos con los efectos de un antiinflamatorio, pero es un
complemento para aquellos días en que tenemos bastante dolor. En caso de
que la endometriosis te produzca un dolor leve o moderado, te recomiendo
que pongas en práctica estos remedios para reducir, en la medida de lo
posible, la cantidad de antiinflamatorios que tomes.
CALOR
Siempre que apliques calor a la zona afectada vas a conseguir reducir un poco
la sensación de dolor. El calor puede provenir de cualquier fuente. Puedes
llevarte un saco de semillas para aliviar las molestias incluso cuando estés
fuera de casa.
Puedes aplicar calor local por diferentes medios:
VIBRACIÓN
FITOTERAPIA
ACEITES ESENCIALES
«Hacer» tribu
De ámbito nacional:
En Andalucía:
En Aragón:
En Castilla y León:
En Castilla La Mancha:
En Cataluña:
En Extremadura:
En Galicia:
En Madrid:
En Murcia:
En el País Vasco:
En Valencia:
AAEV Valencia, Asociación de Afectadas de Endometriosis de
Valencia: <www.instagram.com/aendovalencia>.
El grito del silencio, Asociación por/para familiares y pacientes de
Endometriosis (y patologías relacionadas) de la provincia de Alicante:
<https://www.instagram.com/elgrito_delsilencio>.
Endometriosis.org: <https://endometriosis.org/>.
Endoinformación–Endometriosis en español:
<http://endoinformacion.com/>.
Endoinfo.org: <https://www.endoinfo.org/>.
Hospital Clínico San Carlos, «Conoce la Endometriosis»:
<https://www.comunidad.madrid/hospital/clinicosancarlos/ciudadanos/conoce-
endometriosis>.
EndoVikinga: <https://www.endovikinga.com/>.
Clínicas Miriam Gine: <https://miriamginecologia.com/blog/>.
Notas
1. O. Burney, Richard, y Linda C. Giudice (2012). «Pathogenesis and pathophysiology of
endometriosis». Fertility and Sterility, vol. 98, n.º 3, págs. 511-519.
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Cáncer Integral. Disponible en: <https://cancerintegral.com/las-causas-del-cancer-el-efecto-warburg-
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3. L. Hsu, Albert; Paige M. Twonsend, Sergio Oehninger, Frank J. Castora (2015). «Endometriosis
may be associated with mitochondrial dysfunction in cumulus cells from subjects undergoing in vitro
fertilization-intracytoplasmic sperm injection, as reflected by decreased adenosine triphosphate
production». Fertility and Sterility, vol. 103, n.º 2, págs. 347-352. Disponible en:
<https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0015028214023486>; J. Young, Vicky;
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(2014). «Transforming growth factor-β induced Warburg-like metabolic reprogramming may underpin
the development of peritoneal endometriosis». The Journal of Clinical Endocrinology &
Metabolism, vol. 99, n.º 9, págs. 3450-3459. Disponible en:
<https://academic.oup.com/jcem/article/99/9/3450/2538853>.
1. Los quistes de chocolate se denominan así por contener un fluido de sangre muy oscura (como el
chocolate) en su interior. En ocasiones, son el síntoma que apunta a una endometriosis pélvica
diseminada.
1. Kavoussi, Shahryar K.; Brady T. West, George W. Taylor y Dan I. Lebovic (2009). «Periodontal
disease and endometriosis: Analysis of the National Health and Nutrition Examination Survey».
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1. Takebayashi, Akie; Fuminori Kimura, Yohei Kishi, et al. (2014). «The association between
endometriosis and chronic endometritis». Plos One, vol. 9, n.º 2. Disponible en:
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1. F. Rechkemmer, Adolfo (2012). «Manejo de la endometriosis e infertilidad». Revista Peruana
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script=sci_arttext&pid=s2304-51322012000200006>; Gupta Sajal; Jeffrey M. Goldberg, Nabil Aziz,
Eric Goldberg, Natalie Krajcir, y Ashok Agarwal (2008). «Pathogenic mechanisms in endometriosis-
associated infertility». Modern Trends, vol. 90, n.º 2, págs. 247-257. Disponible en:
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1. M. DiMarco, Diana; Amanda Missimer, Ana Gabriela Murillo, et al. (2017). «Intake of up to 3
eggs/day increases hdl cholesterol and plasma choline while plasma trimethylamine-n-oxide is
unchanged in a healthy population». Lipids, vol. 52, n.º 3, págs. 255-263.
2. Cuando hablamos de frutos secos nos estamos refiriendo a nueces, avellanas, almendras,
anacardos, pistachos, nueces de Brasil o de macadamia y a cacahuetes. Semillas serían las pipas de
girasol y de calabaza, y las semillas de sésamo, de chía o de cáñamo.
3. J. Young, Vicky; Jeremy K. Brown, Jacqueline Maybin, Philippa T. K. Saunders, W. Colin
Duncan y Andrew W. Horne (2014). «Transforming growth factor-β induced Warburg-like metabolic
reprogramming may underpin the development of peritoneal endometriosis». JCEM, vol. 99, n.º 9,
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Journal of Obstetrics, Gynecology, and Reproductive Biology, vol. 194, págs. 1-6. Disponible en:
<https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26319650/>.
¿Por qué me duele tanto la regla?
Elena Serrano
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